3 - Falacias

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FALACIAS:

Forma de argumentación falsa, es decir, razonamiento en el que la


conclusión no se sigue lógicamente, necesariamente, de las
premisas de las que se parte, pero que tiene la apariencia de
verdadera, o pasa por verdadera. Puede tomarse como sinónimo
de sofisma, aunque en este caso se entiende que además se da la
intención deliberada de engañar al oyente.
La palabra falacia proviene del latín fallacia, una falacia es una mentira o engaño con el que se pretende dañar a
una persona sin que ésta se dé cuenta. Una persona que descubre que ha sido víctima de una falacia puede
expresar, por ejemplo: “La falacia de su empleo me hizo vivir engañada durante muchos años”, “Pablo está siempre
con sus falacias, tratando de estafar a la gente”. Una persona utiliza una falacia para obtener algo que sabe no
podría conseguir de otro modo que no sea a través de la apelación a la falsedad, generalmente su intención no es
precisamente dañar, sino obtener un beneficio, pero no le preocupa herir a otros para conseguir lo que desea.
En la lógica también se utiliza el concepto para referirse a un argumento que intenta defender algo que es falso. Lo
explicaremos mejor a continuación.
Según la definición del diccionario, la lógica es la ciencia del pensamiento, la que permite analizar un razonamiento
y determinar si es o no correcto. De todas formas, dentro de esta ciencia existen diversas ramas: la lógica difusa y la
constructiva y dentro de cada una diferentes corrientes.
La lógica Booleana es la más conocida y parece que es la única considerada por el común de la gente, aunque es
importante tener presente que no es la única existente. Dentro de ésta se define como una proposición aquellas
afirmaciones que pueden tener carácter verdadero o falso; es la esencia de un razonamiento. Es importante señalar
que la proposición no hace referencia a la forma en la que es conjugada la oración sino a su significado, el cual no
varía aunque la preposición sea reformulada.
Por ejemplo: “Existe un número primo par mayor que dos” es la misma preposición que “Un número par y primo que
sea mayor que dos existe”, aunque las palabras estén ordenadas de forma diferente. De todas formas, es importante
que al reformular una proposición no se varíe su significado por eso es tan importante hacer un correcto uso del
idioma. Para dicha reformulación suele utilizarse la lingüística formal que permite analizar los enunciados y
reescribirlos sin cambiar su sentido esencial.
En lo que respecta a las falacias, pese a que puede parecer una tarea sencilla la construcción de un razonamiento
deductivo, sin embargo muchas veces nos encontramos con errores muy comunes, que llevan a que concluyamos
que un razonamiento no es para nada preciso. Este defecto técnico en la forma de plantear un razonamiento se
conoce como falacia.
Aquellos razonamientos que contienen falacias se conocen como falaces y tienen la particularidad de que
generalmente a simple vista parecen válidos y hasta convincentes y sólo a través de un exhaustivo análisis podemos
caer en la cuenta de su “engaño”.
En definitiva, una falacia es un sofismo, una refutación aparente que se utiliza para defender algo falso,
exponiendo premisas falsas como verdaderas. Se trata de un razonamiento que aparenta ser lógico, pero cuyo
resultado es independiente de la veracidad de las premisas.
La falacia lógica, por lo tanto, supone una aplicación incorrecta de un principio lógico válido. También puede estar
formada por la aplicación de un principio inexistente.
Un ejemplo de falacia es el siguiente:
1. Las esmeraldas son verdes
2. Este anillo es verde.
3. Por lo tanto, el anillo es de esmeraldas.
Las dos premisas mencionadas pueden ser verdaderas, sin embargo, la conclusión no es necesariamente verdadera.
El anillo puede ser de esmeraldas o de otro material de color verde. En el primer caso, la conclusión resultaría
verdadera, pero, en el segundo, estaríamos frente a una conclusión falsa.
Otro ejemplo de falacia, conocida como ad hominem, sucede cuando se descalifica a la persona que realiza una
afirmación para, de esta forma, descalificar también sus dichos:
1. Martín afirma que vio cómo Pedro robaba dinero.
2. Martín suele mentir.
3. Por lo tanto, Pedro no robó el dinero.
Las Falacias se dividen en dos grupos: las formales; que presentan similitudes sutiles con el esquema de
razonamientos válidos; las no formales; que presentan errores en los que podemos caer por inadvertencia o por
falta de atención al tema, la ambigüedad del lenguaje que estemos utilizando. Son estas las que desarrollaremos a
continuación:

 Apelación a la ignorancia: consiste en tratar de que el otro acepte una conclusión porque no hay pruebas
en contra de la misma. Se sostiene que una proposición es verdadera simplemente sobre la base de no se ha
demostrado su falsedad, o que es falsa porque no se ha demostrado su verdad. Por ejemplo: Tenemos que
aceptar que hay fenómenos telepáticos porque hasta ahora nadie ha podido demostrar que no existen
 Causa Falsa: consiste en unir dos circunstancias que a veces se dan de forma inmediatamente sucesiva una
de la otra, mediante vínculos causales no comprobados. Se infiere que un acontecimiento es la causa de otro
simplemente sobre la base de que el primer es anterior al segundo. Por ejemplo: Ana tuvo un día terrible:
discutió con su novio, se golpeó la cabeza, la reprendió su jefe. Todo esto se debe a que es de Acuario y el
horóscopo pronosticó conflictos para ese signo.
 Composición: consiste en atribuir las características propias de un elemento a un todo al que el mismo se
integra. Por. Ej. EL Ruso Pérez es excelente jugador de fútbol, por eso seguramente el equipo que él integre
tendrá una actuación espectacular
 División: por el contrario de la falacia de composición, consiste en que al argumentar se atribuyen las
características propias de un todo a cualquiera de sus elementos. Por. Ejemplo: Aquel coro se escuchó
maravilloso, con seguridad Ana que lo integra debe tener una voz sobresaliente.
 Apelación a la fuerza: consiste en recurrir a amenazas más o menos sutiles para llevar al otro a aceptar una
determinada conclusión. Por ejemplo: Señor director mi hijo no hizo nada acaso mi empresa no invierte
miles de pesos en donaciones a esta institución.
 Ataque al hombre: lo encontramos en dos variantes:
 Ofensivo; se señalan los aspectos negativos de una persona que propone un argumento en lugar a atacar a la
afirmación o argumento mismo. Por Ejemplo: No tenemos por qué aceptar la ética de Kant puesto que fue un
solterón amargado y aburrido enfermizamente metódico.
 Circunstancial: consiste en señalar a quien propone una afirmación o argumento, que la conclusión de éste
es falsa por la circunstancia especial en la que se halla dicha persona. Por ejemplo: Todo lo que la señora
Pérez pueda decir sobre la nueva ley impositiva debe ser ignorado ya que al ser rica se opondrá a la fijación
de impuestos adicionales. Otro ejemplo: El sacerdote no puede ir en contra de las sagradas escrituras el
republicano no puede afirmar tal cosa porque seta implícito en su partido.
 Apelación a la piedad: se busca la compasión de alguien para que acepte como verdadera una conclusión
determinada. Por ejemplo: un abogado defensor para probar la inocencia de su cliente, en lugar de dar
pruebas fehacientes, alude a que es padre de familia, trabajador y que sus hijos quedaran desprotegidos si se
los condena.
 Apelación a la autoridad: consiste en buscar a alguien de prestigioso (que puede ser una autoridad en el
campo de que se trata u otro) para llevar a otro a aceptar la verdad de la conclusión. Debemos aclarar que
no siempre es falaz, en algunos casos es pertinente citar una autoridad, si vamos a hablar de física y citamos
a Einstein, en ese caso no hablamos de falacia, el problema está en confundir que una autoridad puede ser
brillante en una especialidad o tener éxito en la misma y usarlo para defender otra idea diferente. Por
ejemplo: Raúl Pérez es un excelente y reconocido neurocirujano y es comunista hace años; por lo que se
sigue que el comunismo es a mejor opción en el momento actual.
 Apelación al pueblo: Se hace referencia a lo que hace todo el mundo o la mayoría del pueblo para llevar a
otro a aceptar como verdadera su conclusión. Es el recurso más usado por los demagogos y publicitarios. Se
apela a la afectividad de la mayoría de la gente, a cuestiones socialmente aceptadas y queridas para lograr
que se acepte la verdad de una conclusión. Por ejemplo: Hay que usar Adidas porque lo usan todos los
jóvenes.

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Prof. Ariel Rodríguez Arbelo
5º Filosofía, Shangrilá (Noct)

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