Tipos de Falacias Informales
Tipos de Falacias Informales
Tipos de Falacias Informales
Una falacia es un razonamiento que vulnera alguna regla lógica. Se está ante un
razonamiento no válido o incorrecto pero con apariencia de buen razonamiento, o en
otras palabras, se trataría de un razonamiento engañoso o erróneo (falaz) que no
deberíamos encontrar convincente o persuasivo, pero que con demasiada frecuencia lo
es.
Las falacias lógicas se suelen clasificar en formales y no formales (materiales). En el
apartado anterior, el dedicado a la lógica formal, descubrimos algunas falacias
formales: inferencias inválidas porque incumplen alguna ley de deducción en el
razonamiento, y observamos cómo la lógica nos permitía desvelar estos errores. En este
apartado nos centraremos en las denominadas falacias informales (materiales), que se
caracterizan porque su error no está en la forma lógica del argumento, sino en su
materia, es decir, en el significado de los términos (asunto del que trata el argumento); y
si no tenemos precaución, las falacias informales pueden pasar inadvertidas.
Cometer una falacia no es igual que decir una falsedad. Si digo que los perros cantan
o que cinco y cinco son doce, sabemos que miento o me confundo. Se trata de algo
falso, y no falaz, porque la falacia tiene que ver con la manera de argumentar. Si
argumento mal, si concluyo un razonamiento de forma incorrecta, entonces soy falaz.
Las falacias intencionadas se llaman sofismas.
Esta falacia ocurre cuando hacemos mal uso de la citación a una autoridad. Se
defiende una conclusión apelando a alguien que se considera una autoridad en la
materia, pero sin dar razones que la justifiquen. En esta falacia se citan autoridades, sin
aportar razones o pruebas comprobables y concretas, como si la opinión de un experto
fuera siempre correcta. Y es difícil de detectar porque normalmente se ve como algo
adecuado citar a las autoridades relevantes en un asunto concreto, y en algunos casos
puede ser legítimo recurrir a una autoridad reconocida en el tema, si bien se ha de tener
en cuenta que no siempre es garantía.
Ejemplo: “Hasta bien entrada la Revolución Científica, algunos filósofos sostenían que
la tierra estaba en el centro del universo porque así lo afirmaban Aristóteles y
Ptolomeo”.
Su esquema implícito sería el siguiente:
A afirma P, A es una autoridad en la materia; luego P.
Falsa causa
Son aquellos argumentos en los que no se pesentan razones para replicar una
acusación, en su lugar se devuelve la ofensa a quien acusa. Usar la falacia tu quoque
normalmente desvía las críticas lejos de uno mismo al acusar a otra persona del mismo
problema o algo comparable. Algunos políticos utilizan a menudo esta falacia
acusándose unos a otros de corrupción.
Ejemplo: si Ana dice: “Tal vez tengo que beber menos, ¡pero tú fumas, Juan!”. Ana está
tratando de disminuir su responsabilidad o defender sus acciones distribuyendo la culpa
a otras personas. Pero la culpa de los otros no excusa la suya propia.
Consiste en apelar a la piedad como base justificativa suficiente para mostrar que una
proposición es verdadera y no a los argumentos.
Ejemplo: “David suspendió el examen final de Filosofía, y solicita aprobar porque es la
única asignatura que le queda”.
La falacia del falso dilema consiste en reducir el espectro de las opciones a dos
cuando existen más opciones para elegir. Esta falacia también se conoce como “falacia
en blanco y negro”, “falsa dicotomía”, o “falacia de la bifurcación”. La falacia del falso
dilema es a menudo una herramienta de manipulación diseñada para polarizar a la
audiencia, heroizando a un lado y demonizando al otro.
Sin embargo, no es una falacia si realmente sólo hay dos opciones. Por ejemplo,
“Led Zeppelin es la mejor banda de rock de todos los tiempos o no lo es”. Este es un
verdadero dilema, ya que en realidad sólo hay dos opciones: A o no A. Sin embargo,
sería una falacia decir: “Sólo hay dos tipos de personas en el mundo: las que aman a
Led Zeppelin o las que odian su música”