Sistema Hematopoyetico. Parte 1
Sistema Hematopoyetico. Parte 1
Sistema Hematopoyetico. Parte 1
Anatomía
Y
Fisiología i
Unidad IV
TECNICATURA EN ENFERMERIA
PROF. CASTRO PAOLA
1° AÑO “C”
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SANGRE
La sangre es un tejido conectivo líquido, que circula por capilares, venas y arterias de
todos los vertebrados. Su color rojo característico es debido a la presencia
del pigmento hemoglobínico contenido en los glóbulos rojos.
Es un tipo de tejido conjuntivo especializado, con una matriz coloidal líquida y una
constitución compleja. Las células sanguíneas son producidas en la médula ósea de
los huesos largos y planos en la edad adulta; este proceso es llamado hematopoyesis.
Las funciones de la sangre las podemos agrupar en tres actividades:
Función de transporte: esta función se basa en que el plasma es un líquido que puede
disolver y suspender numerosos materiales y llevarlos de célula en célula o retirarlos
de ellas para su eliminación. Así se transportan las sustancias alimenticias, las
hormona etc.
Función de regulación:
a. La primera función es que la sangre regula el volumen del subcompartimento
intersticial porque los líquidos del subcompartimento intersticial proceden de la
filtración que ocurre a nivel a nivel capilar. Pero, además, el contenido de proteínas
plasmáticas de la sangre produce a su vez el retorno osmótico del líquido intersticial a
los capilares. Por consiguiente, el intercambio de agua y de solutos a nivel capilar
depende de la composición de la sangre. Todos los intercambios de la sangre con el
medio se realizan a nivel de los capilares.
b. La segunda función de regulación es la regulación de la temperatura. El agua del
plasma absorbe mucho calor de la actividad metabólica normal, con cambios
pequeños en su temperatura interna. Este calor va a ser luego transportado y
eliminado en los lugares de eliminación (por ejemplo, la piel). Se debe al calor
específico del agua.
c. La tercera función es la de la regulación del pH. La sangre tiene gran cantidad
de amortiguadores del pH como son la hemoglobina, los fosfatos, los bicarbonatos y
proteínas. Todas estas substancias se resisten a los cambios de pH. Por lo tanto la
sangre puede transportar ácidos y bases producidos por el metabolismo hasta los
lugares de eliminación sin que varíe el pH.
Función de protección:
a. La primera función es la protección frente a infecciones. En la sangre existen
anticuerpos (sustancias químicas que son capaces de unirse a una substancia
patógena substancia extraña o antígeno), y además existen fagocitos que engloban y
digieren partículas extrañas.
b. La segunda función es la función contra pérdida de la propia sangre. En la
sangre existen una serie de substancias químicas que cuando se produce la rotura de
un vaso vuelven en esa zona la sangre sólida, coagula la sangre. Así se evita la
pérdida excesiva de sangre.
En síntesis, podemos decir que la sangre provee nutrientes (oxígeno, glucosa),
elementos constituyentes del tejido y conducir productos de la actividad metabólica
(como dióxido de carbono).
La sangre también permite que células y distintas sustancias
(aminoácidos, lípidos, hormonas) sean transportados entre tejidos y órganos.
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La fisiología de la sangre está relacionada con los elementos que la componen y por
los vasos que la transportan, de tal manera que:
-Ayuda a regular la temperatura corporal.
-Coagulación de la sangre y hemostasia: Gracias a las plaquetas y a los factores de
coagulación.
-Defiende el cuerpo de las infecciones, gracias a las células de defensa o glóbulo
blanco.
-Homeostasis en el transporte del líquido extracelular, es decir en el líquido
intravascular.
-Rechaza el trasplante de órganos ajenos y alergias, como respuesta del sistema
inmunitario.
-Responde a las lesiones que producen inflamación, por medio de tipos especiales
de leucocitos y otras células.
-Transporta el anhídrido carbónico desde todas las células del cuerpo hasta los
pulmones donde se disocia en CO2 y H2O
-Transporta mensajeros químicos, como las hormonas.
-Transporta los nutrientes contenidos en el plasma sanguíneo, como glucosa,
aminoácidos, lípidos y sales minerales desde el hígado, procedentes del aparato
digestivo a todas las células del cuerpo.
-Transporta el oxígeno desde los pulmones al resto del organismo, transportado
porla hemoglobina contenida en
los glóbulos rojos.
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Glóbulos rojos
Los glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos constituyen aproximadamente el 96 % de los
elementos figurados. Su valor normal (conteo) promedio es de alrededor de 4 800 000
en la mujer, y de aproximadamente 5 400 000 en el varón, hematíes por mm³ (o
microlitro).
Estos corpúsculos carecen de núcleo y orgánulos (solamente en mamíferos).
Su citoplasma está constituido casi en su totalidad por la hemoglobina,
una proteína encargada de transportar oxígeno y contienen también algunas enzimas.
El dióxido de carbono es transportado en la sangre (libre disuelto 8 %, como
compuestos carbodinámicos 27 %, y como bicarbonato, este último regula el pH en la
sangre). En la membrana plasmática de los eritrocitos están las glucoproteínas (CD)
que definen a los distintos grupos sanguíneos y otros identificadores celulares.
Los eritrocitos tienen forma de disco bicóncavo deprimido en el centro. Esta forma
particular aumenta la superficie efectiva de la membrana. Los glóbulos rojos maduros
carecen de núcleo, porque lo expulsan en la médula ósea antes de entrar en el
torrente sanguíneo (esto no ocurre en aves, anfibios y ciertos otros animales). Los
eritrocitos en humanos adultos se forman en la médula ósea.
Hemoglobina
La hemoglobina —contenida exclusivamente en los glóbulos rojos— es un pigmento,
una proteína conjugada que contiene el grupo “hemo”. También transporta el dióxido
de carbono, la mayor parte del cual se encuentra disuelto en el eritrocito y, en menor
proporción, en el plasma.
Los niveles normales de hemoglobina están entre los 12 y 18 g/dl de sangre, y esta
cantidad es proporcional a la cantidad y calidad de hematíes (masa eritrocitaria). La
hemoglobina constituye el 90 % de los eritrocitos y, como pigmento, otorga su color
característico, rojo, aunque esto solo ocurre cuando el glóbulo rojo está cargado
de oxígeno.
Tras una vida media de 120 días, los eritrocitos son destruidos y extraídos de la
sangre por el bazo, el hígado y la médula ósea, donde la hemoglobina se degrada
en bilirrubina y el hierro es reciclado para formar nueva hemoglobina
Glóbulos blancos
Los glóbulos blancos o leucocitos forman parte de los actores celulares del sistema
inmunitario, y son células con capacidad migratoria que utilizan la sangre como
vehículo para tener acceso a diferentes partes del cuerpo. Los leucocitos son los
encargados de destruir los agentes infecciosos y las células infectadas, y también
segregan sustancias protectoras como los anticuerpos, que combaten a las
infecciones.
El conteo normal de leucocitos está dentro de un rango de 4.500 y 11.500 células
por mm³ (o microlitro) de sangre, variable según las condiciones fisiológicas
(embarazo, estrés, deporte, edad, etc.) y patológicas (infección, cáncer,
inmunosupresión, aplasia, etc.). El recuento porcentual de los diferentes tipos de
leucocitos se conoce como "fórmula leucocitaria" .
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Basófilos: presentes en sangre entre 0,1 y 1,5 células por mm³, (0,2-1,2 % de
los leucocitos). Presentan una tinción basófila, lo que los define. Segregan
sustancias como la heparina, de propiedades anticoagulantes, y
la histamina que contribuyen con el proceso de la inflamación. Poseen un
núcleo a menudo cubierto por gránulos de secreción.
Eosinófilos: presentes en la sangre entre 50 y 500 células por mm³ (1-4 % de
los leucocitos). Aumentan en enfermedades producidas por parásitos, en las
alergias y en el asma. Su núcleo, característico, posee dos lóbulos unidos por
una fina hebra de cromatina, y por ello también se las llama "células en forma
de antifaz".
Neutrófilos, presentes en sangre entre 2.500 y 7.500 células por mm³. Son los
más numerosos, ocupando entre un 55 % y un 70 % de los leucocitos. Se tiñen
pálidamente, de ahí su nombre. Se encargan de fagocitar sustancias extrañas
(bacterias, agentes externos, etc.) que entran en el organismo. En situaciones
de infección o inflamación su número aumenta en la sangre. Su núcleo
característico posee de 3 a 5 lóbulos separados por finas hebras de cromatina,
por lo cual antes se los denominaba "polimorfonucleares" o simplemente
"polinucleares", denominación errónea.
Agranulocitos o células monomorfonucleareS
Linfocitos: valor normal entre 1.300 y 4000 por mm³ (24 % a 32 % del total de
glóbulos blancos). Su número aumenta sobre todo en infecciones virales,
aunque también en enfermedades neoplásicas (cáncer) y pueden disminuir en
inmunodeficiencias. Los linfocitos son los efectores específicos del sistema
inmunitario, ejerciendo la inmunidad adquirida celular y humoral. Hay dos tipos
de linfocitos, los linfocitos B y los linfocitos T.
-Los linfocitos B están encargados de la inmunidad humoral, esto es, la secreción de
anticuerpos (sustancias que reconocen las bacterias y se unen a ellas y permiten su
fagocitocis y destrucción). Los granulocitos y los monocitos pueden reconocer mejor y
destruir a las bacterias cuando los anticuerpos están unidos a éstas (opsonización).
Son también las células responsables de la producción de unos componentes del
suero de la sangre, denominados inmunoglobulinas.
-Los linfocitos T reconocen a las células infectadas por los virus y las destruyen con
ayuda de los macrófagos. Estos linfocitos amplifican o suprimen la respuesta
inmunológica global, regulando a los otros componentes del sistema inmunitario, y
segregan gran variedad de citoquinas. Constituyen el 70 % de todos los linfocitos.
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Tanto los linfocitos T como los B tienen la capacidad de "recordar" una exposición
previa a un antígeno específico, así cuando haya una nueva exposición a él, la acción
del sistema inmunitario será más eficaz.
Monocitos: Conteo normal entre 150 y 900 células por mm³ (2 % a 8 % del total
de glóbulos blancos). Esta cifra se eleva casi siempre por infecciones
originadas por virus o parásitos. También en algunos tumores o leucemias. Son
células con núcleo definido y con forma de riñón. En los tejidos se diferencian
hacia macrófagos o histiocitos.
Plaquetas
Las plaquetas (trombocitos) son fragmentos celulares pequeños (2-3 μm de diámetro),
ovales y sin núcleo. Se producen en la médula ósea a partir de la fragmentación del
citoplasma de los megacariocitos quedando libres en la circulación sanguínea. Su
valor cuantitativo normal se encuentra entre 250.000 y 450.000 plaquetas por mm³.
Su función es coagular la sangre, cuando se rompe un vaso circulatorio las plaquetas
rodean la herida para disminuir el tamaño y así evitar el sangrado.
Plasma sanguíneo
El plasma sanguíneo es la porción líquida de la sangre en la que están inmersos los
elementos formes. Es el mayor componente de la sangre, representando un 55 % del
volumen total de la sangre, con unos 40-50 mL/kg peso. Es salado y de color
amarillento traslúcido. Además de transportar las células de la sangre, lleva los
nutrientes y las sustancias de desecho recogidas de las células.
El plasma sanguíneo es esencialmente una solución acuosa, ligeramente más densa
que el agua, con un 91 % agua, un 8 % de proteínas y algunas trazas de otros
materiales. El plasma es una mezcla de muchas proteínas
vitales, aminoácidos, glúcidos, lípidos, sales, hormonas, enzimas, anticuerpos, urea,
gases en disolución y sustancias inorgánicas como sodio, potasio, cloruro de
calcio, carbonato
Composición del plasma:
Agua que representa el 90%, además hay substancias alimenticias disueltas o en
suspenso (aminoácidos, lípidos y glucosas), gases (O2, N2, CO2) y substancias de
desecho, en la sangre fundamentalmente dos: ácido úrico y amoníaco
Proteínas plasmáticas: constituyen entre el 7 y el 9% del plasma. Son substancias
grandes que atraviesan con dificultad las membranas capilares y por lo tanto
permanecen dentro de las membranas capilares. Son responsables del retorno
osmótico del agua filtrada. Además contribuyen a la viscosidad sanguínea, crean una
superficie estable en la sangre lo que va a ayudar a mantener dispersos los
componentes de la sangre. Además también actúan como amortiguadores del pH y
como reserva de aminoácidos.
La albúmina es la más abundante pero la de peso molecular más pequeño. Su función
primordial es la de producir una presión osmótica en la membrana capilar. Esta
presión osmótica se llama presión oncótica o presión coloidosmótica. Las albúminas
fijan substancias para su transporte.
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Las globulinas: dentro de ellas las α tienen las funciones generales y además la misión
de fijar substancias para el transporte. Las β tienen la misma función que las α pero
las substancias a fijar son diferentes. Además, algunas sustancias dentro de estas son
factores de coagulación, contienen las llamadas inmunoglobulinas, también conocidas
como anticuerpos. Hay cinco tipos de inmunoglobulinas, la A, la M, la G, la D y la E.
Cada una de ellas se produce por un estímulo particular antigénico y algunas de estas
inmunoglobulinas se pueden encontrar en otras secreciones orgánicas como la saliva
o las lágrimas.
El fibrinógeno: es una proteína soluble que cuando la sangre se coagula se transforma
en proteína insoluble fibrina. La concentración de proteínas plasmáticas varía muy
poco en las personas sanas pero la concentración disminuye cuando hay daños
hepáticos, enfermedad renal y estados de inanición. Cuando disminuyen el primer
signo que aparece es el edema porque el agua que sale no retorna.
Todas ellas se producen a nivel hepático excepto la globulina γ, en concreto la
inmunoglobulina, que son producidas por la desintegración de células blancas o
células plasmáticas.
Hemostasis
La hemostasis es un mecanismo de defensa del organismo que se activa tras haber
sufrido un traumatismo o lesión que previene la pérdida de sangre del interior de los
vasos sanguíneos.
Se divide en dos fases:
-Hemostasia primaria: las plaquetas se adhieren a la superficie lesionada y se agregan
para constituir el “tapón hemostático plaquetar”.
-Hemostasia secundaria o coagulación de la sangre: en esta fase, la activación de
múltiples proteínas de plasma produce la formación de un coágulo de fibrina que
impide la salida de sangre al exterior.
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Coagulación
Se denomina coagulación al proceso por el cual la sangre pierde su liquidez
convirtiéndose en un gel, para formar un coágulo. Este proceso potencialmente
desemboca en la hemostasis, es decir, en el cese de la pérdida de sangre desde un
vaso dañado, seguida por su reparación. El mecanismo de coagulación involucra la
activación, adhesión y agregación plaquetaria, junto con el depósito y maduración de
la fibrina. Los desórdenes de la coagulación son estados de enfermedad que pueden
provocar hemorragias.
Fibrinólisis
Después de que el coágulo se ha establecido, comienza la reparación de los tejidos
afectados con el proceso de cicatrización. Para hacer posible esto el coágulo es
colonizado por células que formarán nuevos tejidos y en el proceso va siendo
degradado. La degradación de la fibrina (fibrinólisis), componente mayoritaria del
coágulo, es catalizada por la enzima plasmina.
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Anticoagulante
Es una sustancia química que retrasa o impide la coagulación de la sangre, existen
diferentes tipos de anticoagulantes que actúan dificultando o impidiendo alguno de los
pasos de la cascada de coagulación. En su sentido más estricto este grupo de
sustancias se definen como "medicamentos que impiden la coagulación o la
agregación plaquetaria". Los anticoagulantes y los agentes antiplaquetarios se
encuentran entre las medicaciones más comúnmente recetados. Entre los agentes
antiplaquetarios se incluyen por ejemplo la aspirina, dipiridamol. La heparina alarga el
tiempo de coagulación, se administra generalmente mediante inyección subcutánea o
endovenosa.