Dia 9
Dia 9
Dia 9
SALMO 27
«El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?...»
(Sal. 27:1).
Esperar es una virtud que muchas veces no es cultivada en el tiempo que vivimos. Vivimos en el
tiempo de la comida rápida, de acceder a información en segundos, y de poder ir a otros
continentes en pocas horas. En este momento que estamos enfrentado, la humanidad ha sido
llamada a esperar. Providencialmente el mundo se ha detenido y todos nuestros planes, metas y
sueños se han detenido instantáneamente. En estos momentos somos llamados a poner en práctica
nuestras creencias, a verdaderamente tener una absoluta confianza en Dios y aprender a esperar en
Él, porque sabemos que Él es bueno.
Hay diferentes opiniones de cuándo escribió este salmo David. Lo que es claro en el mismo es que
David muestra la respuesta piadosa de una persona que confía en Dios en momentos de dificultad.
Este salmo nos debe ayudar tanto a prepararnos para el tiempo difícil, como para sostenernos en el
tiempo difícil, ya que comparte verdades sobre quién es Dios y que su cercanía es nuestro sostén en
tiempos devastadores. David comienza alabando a Dios por su obra redentora:
El SEÑOR es mi luz y mi salvación: El SEÑOR es el baluarte de mi vida:
¿a quién temeré? ¿quién podrá amedrentarme? (v. 1).
En estos momentos es importante que recordemos que Dios nos ha salvado. Nos ha salvado del
pecado, de sus consecuencias y hemos sido librados de la mayor demostración de Su ira.
Básicamente sí, Dios nos ha salvado, y no tememos porque al que debemos de temer está de
nuestra parte. Esta verdad debe ser suficiente para nosotros, calmar nuestras almas para dar paz y
traer consuelo; Aquel que debemos temer es Aquel que nos salva.
Y eso lleva al creyente a desear la cercanía de Dios. Ya no tenemos que temer al que debemos
temer, pero algo más increíble es que podemos acercarnos a Él. No es que solamente me libre de Él,
sino que con un corazón lleno de fe podemos pedirle Su cercanía:
Una sola cosa le pido al Señor, y recrearme en su templo.
y es lo único que persigo: Porque en el día de la aflicción
habitar en la casa del Señor él me resguardará en su morada;
todos los días de mi vida, al amparo de su tabernáculo me protegerá,
para contemplar la hermosura del Señor y me pondrá en alto, sobre una roca (vv. 4-5).
El comienzo del versículo 4 siempre me sorprende, David pudo pedir muchas cosas y pidió una sola:
estar en la casa del Señor. Él sabe que el lugar de protección es estando en la cercanía de Dios.
En medio de este tiempo de espera, los animo a cultivar intimidad con Dios, sin olvidar que el
templo del Señor se manifiesta en su expresión máxima en la tierra cuando todos juntos nos
reunimos presencialmente como Iglesia.
En este tiempo de angustia clamamos y pedimos a Dios que nos permita prontamente estar como
Iglesia juntos, porque donde está Su pueblo ahí Dios habita. Al final, el salmista termina
reconociendo que sin la cercanía de Dios no hubiera podido continuar:
Pero de una cosa estoy seguro: Pon tu esperanza en el SEÑOR;
he de ver la bondad del SEÑOR ten valor, cobra ánimo;
en esta tierra de los vivientes. ¡pon tu esperanza en el SEÑOR! (vv. 13-14).
Por eso esperamos, en este tiempo donde estamos aislados, donde parece que el enemigo se está
adelantando, esperamos en el momento que estemos junto al pueblo de Dios con Aquel que nos
salvó. Solo esperamos por medio de Jesús, porque sin Cristo en lugar de salvación y esperanza,
tendríamos juicio y desanimo.
David dijo: “Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del SEÑOR en esta tierra de los vivientes”
Yo por lo menos veo tres cosas que muestran la bondad Dios en mi vida.
EN MI SALVACION
vv.1 El SEÑOR es mi luz y mi salvación: ¿a quién temeré? El SEÑOR es el baluarte de mi vida:
¿quién podrá amedrentarme?
¿Estoy segura que Dios me ha salvado, y ya no temo porque al que debo de temer está de mi
parte?
¿puedo decir en mis circunstancias “no temerá mi corazón”, “yo mantendré mi confianza” porque
estoy protegida en Dios?
EN MI DESCANSO Y SEGURIDAD
vv.4 Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días
de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo.
El cansancio es normal en ente mundo. ¿Dónde encuentro mi descanso, mi recreo? Muchos
estamos cansados de este encierro, esperando se acabe para: ir a la playa, para visitar familias,
amigos, lugares y cosas como si eso fuese a dar descanso a nuestra alma. ¿Qué es mi “una sola
cosa le pido al Señor”?
Si recuerdo que yo mismo soy el templo de Dios ¿Qué me impide “contemplar la hermosura del
Señor”; leer su Palabra, admirar su creación, hablar con Él, cantar alabanzas?
Vv.5-7 Tengo esperanza segura si primero “contemplo la hermosura del señor”; estoy
resguardada en la aflicción, me pondrá en lugar firme, mantendrá mi cabeza en alto frente a mis
enemigos. David sabe que el lugar de protección es estando en la cercanía de Dios.
EN DARME UNA FAMILIA
VV.10 Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos.
La mayoría de nosotros le da un alto honor a la familia, aunque la mayoría son imperfectas. David
se consuela afirmando que el fracaso de las personas en que más pudiera apoyarse no quitará el
apoyo del Señor.
¿De dónde viene mi apoyo, seguridad?
Nuestra familia puede fallar, incluso abandonar, pero David dijo: “yo Señor busco tu rostro”, no
le importó quien le diera la espalda, le importaba tener a Dios en donde encontraba todo.
¿Encuentro descanso y seguridad en los brazos de Dios o en la de mi familia que un día puede no
estar?
Aunque la familia es un regalo de Dios, David dijo: Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la
bondad del Señor en esta tierra de los vivientes. Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra
ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!