El Socorro de Jehova, Cuando Todo Parece Perdido

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TEMA: CUANDO TODO PARECE PERDIDO: EL SOCORRO DE JEHOVA.

Lunes, 9 de agosto 2021.


1.ORACION INICIAL:
Amado Dios, te doy las gracias por este día y te agradezco a cada instante porque
eres un Dios lleno de amor, gracia, e infinita bondad. Por favor mantenme siempre
segura, aléjame de todo peligro, líbrame de todo mal, protégeme de los enemigos y
de las tentaciones, pues yo estoy dispuesto a dar todo de mí para poder ser útil a Ti
y a tu obra. Señor, Tú siempre estarás en mi vida y mi corazón, amén

2. LEER LA PALABRA: Texto Bíblico Salmo:3.

3. REFLEXIONA:
Cuantas veces todos nos encontramos en situaciones desesperantes, cuando nos
sentimos perseguidos por toda clase de mal, por enemigos, por deudas, y algunas
veces, por enfermedad. Sentimos que no tenemos escapatoria, nos sentimos
topados, que no hay salida. Pero en este salmo encontramos las palabras de aliento
del rey David, amigo de Dios, en el momento de la crisis.

¿Qué hacemos cuando nos encontramos desesperados, cuando somos


perseguidos y parece que no tenemos salida?
La única solución de David es exponerle a su Señor cuál es su situación, cuando
sus adversarios se han multiplicado. Le expone a Dios que sus adversarios no creen
que Jehová es grande y poderoso, que no creen que en Él haya salvación. Esta es
una bella forma de decirle a Dios, mira todos creen que en Ti no hay salvación. Se
lo dice porque él si confía que en su Señor si hay salvación.
Cuando nuestra situación es difícil No nos queda más que clamar, implorar a Dios
por su ayuda. David, en medio de grande tribulación, con mucha confianza en Dios
como su amigo, implora el socorro divino.
El creyente activo, mientras más es abatido por el maligno, ya sea por las
reprensiones de la providencia o el ataque de sus enemigos, tomará una postura
más firme y se unirá más estrechamente con a Dios su Señor.

Tenemos que reconocer que Él es nuestro Escudo, y nuestra Gloria. Esta es la


parte más interesante de esta porción de la Palabra, David está confesando y
afirmando que Dios es su escudo, su gloria y el que levanta su cabeza. Si lo
trajéramos a nuestro contexto, esta es la mera verdad, Dios es nuestro escudo y
nuestra gloria y el que levanta nuestra cabeza. No hay nadie más que pueda hacer
esto por nosotros sus hijos.
Si el pueblo de Dios levanta su cabeza con gozo en el peor de los momentos,
sabiendo que todo les ayudará a bien, reconocerán a Dios como Quien les da motivo
y corazón para regocijarse. Nos enseña que tenemos que clamar por Su ayuda.
Si, que bella seguridad la que nos da David, que si clamamos a Dios él nos
responderá desde su monte alto, desde las alturas, desde su morada eterna.
David siempre halló que Dios estaba dispuesto a responder sus oraciones. Nada
puede poner una separación entre las comunicaciones entre Dios y nosotros, y la
obra de su gracia actuando en nuestras vidas; entre su favor y nuestra fe. David
siempre había estado a salvo bajo la protección divina.

Solo en Él podemos confiar y descansar


Cuando tenemos a Dios de nuestro lado no debemos de temer de nadie, ni de nada.
Nos la confianza de poder dormir y descansar sabiendo que es Jehová quien nos
sustenta.
Muchos se acuestan y no pueden dormir por dolor del cuerpo, por angustia mental
o por la alarma continua del terror nocturno. Pero aquí más bien parece que se
refiere a la calma del espíritu de David en medio del peligro. El Señor lo puso en
paz por su gracia y por las consolaciones de su Espíritu. Gran misericordia es que
nuestra mente persevere en Dios cuando estamos con problemas.
David estaba seguro de que Dios peleaba sus batallas, lo mismo tenemos que hacer
nosotros, pero para eso hay un requisito muy especial que debemos de cumplir
primero, y hacerlo a Él el Señor de nuestras vidas.
Dios es un Dios de salvación, en su Palabra, lo único que nos pide es que lo
hagamos nuestro Padre y amigo como lo hizo David en su tiempo. Hoy tenemos la
facilidad de hacerlo nuestro Señor y Salvador personal, por su gracia.
Cuando hemos creído que Jesús es la Luz verdadera, solamente tenemos que creer
en que Él vino para dar testimonio del Padre, y que vino para reconciliar por si mismo
al mundo con Dios, que vino a morir por los pecadores, y que todos nosotros somos
pecadores y que por su inmenso amor dio su vida por nosotros para librarnos del
pecado, Si nosotros hemos creído esto y lo confesamos con nuestra boca, somos
salvos. Y pasamos a ser sus hijos. Esto se llama el “Nuevo Nacimiento” cuando dice
que no son engendrados de sangre, ni voluntad de carne, ni de voluntad de varón,
sino de Dios. Es espiritual.

DIOS ES NUESTRO AMPARO Y FORTALEZA, NUESTRO PRONTO


AUXILIO EN LAS TRIBULACIONES.
SALMO 50:15

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