Artrosis y Artristis

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¿Qué es la artrosis?

La artrosis es una enfermedad articular más frecuente. Es una patología que se produce por
desgaste del cartílago articular.

Las articulaciones son las uniones entre los huesos, en ellas podemos diferenciar los huesos que
se unen, el cartílago (que cubre los extremos óseos que se unen) y la membrana sinovial. En su
interior encontramos, generalmente líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial,
que sirve como lubricante, amortiguador y nutrición del cartílago.

Su principal función es permitir el movimiento, y por tanto, nuestra autonomía funcional.

Los sitios más frecuentes donde encontramos artrosis son la columna (cervical y lumbar), cadera,
rodilla, algunas articulaciones del comienzo del dedo gordo del pie.

¿Cuáles son los síntomas de la artrosis?

Los síntomas de la artrosis son dolor, rigidez e incapacidad funcional cuando el cartílago de las
articulaciones se lesiona.

Es importante diferenciarla de la artritis, ya que en esta es la inflamación la causante de la


enfermedad y en la artrosis es el «desgaste». Son dos enfermedades que cursan con dolor, en
ocasiones hinchazón y rigidez, pero en la artrosis el dolor es de tipo mecánico (empeora con los
movimientos y mejora con el reposo).

¿Cuál es el origen de la artrosis?

Esta enfermedad reumática no es hereditaria, pero sí tiene un componente de riesgo genético.

Existen factores de riesgo como la obesidad, la inestabilidad articular por falta de musculatura o
las alteraciones en la postura que influyen en el desarrollo de la enfermedad. Afortunadamente
modificarlos está al alcance de todos. Es importante reconocer esto porque nos ayuda a prevenir
o retrasar los síntomas, y una vez establecida puede disminuir la necesidad de consumo de
analgésicos.

Prevalencia de la artrosis
En España, la artrosis afecta al 10% de la población general, representando casi la cuarta parte
del total de pacientes atendidos en las consultas de los reumatólogos. Según el estudio EPISER
2016 de la Sociedad Española de Reumatología, la artrosis sintomática de rodilla tiene una
prevalencia puntual del 13,83% y la artrosis de mano del 7,73%. Asimismo, otros estudios han
revelado que alrededor de la mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos
radiológicos de artrosis de rodilla, aunque es más frecuente en mujeres sobre todo a partir de 55
años.

Tipos de artrosis según la zona afectada

 Artrosis de cadera

 Artrosis cervical

 Artrosis lumbar

 Artrosis de mano

 Artrosis de rodilla

Diagnóstico de la artrosis

El diagnóstico de la artrosis se realiza a través de la historia clínica y la exploración física.

En algunos casos, se necesitan pruebas complementarias.

Entre las pruebas complementarias que ayudan a confirmar el diagnóstico de artrosis destacan las
radiografías simples y el análisis del líquido de las articulaciones si presentan derrame articular.

Los análisis de sangre y orina no presentan alteraciones en la artrosis.

En general, no es necesaria la realización de otras pruebas de imagen como TAC, resonancia


magnética ni gammagrafía para el diagnóstico de artrosis salvo que existan complicaciones
asociadas.

Tratamiento de la artrosis
En la actualizada no existe una cura para la artrosis, por lo que el objetivo del tratamiento de la
artrosis es mejorar el dolor, retrasar la evolución de la enfermedad y mejorar la calidad de vida.
Para ello, se dispone de varias alternativas: medidas físicas, fármacos y cirugía.
ARTRITIS Y ARTROSIS

Es muy habitual oír hablar de la artrosis y la artritis como si fueran lo mismo, pero lo cierto es
que son dos enfermedades distintas. En este post te explicamos las principales características de
cada una de ellas para que nunca más vuelvas a dudar entre una u otra ;-)

¿QUÉ SON?

Ambas son enfermedades reumáticas que provocan dolor, que afectan a una o a varias
articulaciones y que son más frecuentes en mujeres que en hombres. Si bien eso es lo que tienen
en común, tanto su origen como su tratamiento son muy diferentes.

La artritis es una inflamación que afecta a la membrana sinovial. En esta enfermedad, el


líquido sinovial, que sirve para lubricar, se esparce por la articulación en lugar de ser reabsorbido
como sucede normalmente, ocasionando una constante erosión del hueso y del cartílago. Esta
patología, que puede o no ser crónica, suele ser la consecuencia de otras enfermedades y, por
eso, engloba en sí misma muchas alteraciones paralelas, como la artritis reumatoide, la
psoriásica, la infecciosa o la gota.
Por su parte, la artrosis es un proceso degenerativo crónico que afecta al cartílago, es decir, a
la almohadilla que está entre los huesos de la articulación y que sirve para que no se rocen. Con
el paso del tiempo, el cartílago tiende a desaparecer haciendo que el roce se produzca
directamente entre huesos, provocando mucho dolor y la pérdida de flexibilidad de las
articulaciones.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS?

La artritis puede deberse a causas muy diferentes. Puede ser por infecciones ocasionadas por
gérmenes que llegan a la articulación, por traumatismos producidos por un golpe fuerte, por
enfermedades autoinmunes, como por ejemplo, la artritis reumatoide, o por depósitos de
cristales que se acumulan en la membrana sinovial (esto es lo que se conoce popularmente como
gota).

La artrosis suele estar asociada al envejecimiento y es más común a partir de los 40 años. No
obstante, hay otros factores, como la obesidad o el sobreesfuerzo de la articulación, tan típico de
los deportistas de élite, o de algunos trabajos con movimientos repetitivos.

¿QUÉ SÍNTOMAS PRODUCEN?

Aunque ambas pueden afectar a cualquier articulación del cuerpo, la localización de la artritis
dependerá del tipo. Por ejemplo, la artritis reumatoide ataca más a las muñecas y dedos de las
manos, y la gota, generalmente, a pies, tobillos y rodillas. La artrosis, por su parte, se localiza
sobre todo en manos, rodillas, caderas, columna y pies.

El dolor también se expresa de forma diferente. Mientras que con la artritis es constante, con la
artrosis se produce más dolor al mover la articulación y suele mejorar al dejarla en reposo.

En la artritis las articulaciones están calientes, rojas e hinchadas, y con el tiempo también pueden
deformarse. En la artrosis las articulaciones «crujen» al moverlas, y en fases avanzadas se
deforman y pierden movilidad.

Otra diferencia entre ambas enfermedades es que muchos tipos de artritis se acompañan de
pérdida de peso, cansancio, fiebre, entre otros, mientras que la artrosis solo afecta a las
articulaciones.

¿CÓMO SE DIAGNOSTICAN?
No hay ninguna prueba específica para diagnosticar la artritis, sino que dependerá del tipo de
inflamación que el médico crea que puede estar sufriendo el paciente. A veces se necesitan una
gran variedad de pruebas para llegar a un diagnóstico seguro, como análisis de sangre o análisis
del líquido de la articulación inflamada.

La artrosis se diagnostica por los síntomas y por la exploración física que realiza el médico.
Una radiografía ayuda, pero puede ser que exista artrosis y salgan radiografías normales y, al
revés, que en la radiografía se encuentre mucha artrosis, pero esa articulación no duela. Por eso,
lo fundamental es el cuadro clínico.

¿CÓMO SE TRATAN?

La base de los tratamientos de la artritis son los antiinflamatorios y el reposo de la


articulación. Otros tratamientos dependerán de la causa. En la infecciosa se usan antibióticos, y
en la reumatoide y la psoriásica corticoides o fármacos antirreumáticos modificadores de la
enfermedad, como los que contienen metotrexato y los fármacos biosimilares.

La artrosis no tiene cura, así que los tratamientos buscan reducir el dolor y mejorar la movilidad
y la función de la articulación. Para ello, es clave evitar la obesidad y realizar ejercicio
físico adecuado a la edad de la persona y a la articulación afectada. Si es la rodilla, por ejemplo,
son beneficiosos los ejercicios de bajo impacto, como nada o caminar. En cuanto a los fármacos,
ninguno frena la artrosis, pero para tratar el dolor, se recomiendan analgésicos, como el
paracetamol, y antiinflamatorios, como el ibuprofeno.

Esperamos haberte ayudado a conocer las diferencias entre estas dos enfermedades para que
puedas diferenciarlas de ahora en adelante

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