Hemorragia Via Disgestiva
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Hemorragia Via Disgestiva
HEMORRAGIA DIGESTIVA
OBJETIVOS
METODOLOGÍA
Se realizó una búsqueda sistemática, altamente sensible, con el objetivo de identificar las Guías
de Práctica Clínica (GPC) que abordaran aspectos sobre diagnóstico y tratamiento de la hemorragia
de vías digestivas; incluyendo GPC institucionales, nacionales e internacionales, dirigidas a
profesionales de la salud y a pacientes.
DEFINICIÓN Y EPIDEMIOLOGÍA
Hemorragia digestiva: se define como la extravasación de sangre a cualquier nivel del aparato
digestivo, que alcanza la luz esófago-gástrica, intestinal o colónica. Cuando el sangrado ocurre en
cantidad suficiente para ser detectada macroscópicamente se configura el cuadro de hemorragia
digestiva aguda, la cual, por su magnitud o persistencia, puede poner en peligro la vida del
paciente.
El tubo digestivo alto incluye el esófago, el estómago y la primera parte del intestino delgado.
La hemorragia de vías digestivas altas (HVDA o HDA) produce más de 500.000 hospitalizaciones
anuales, con una incidencia de 170 casos/100.000 personas año. La hemorragia digestiva alta no
varicosa es considerada una emergencia sanitaria, constituye uno de los problemas más
frecuentes que se dan en el mundo relacionado con la salud. La principal hemorragia que suele
darse son las altas con un 80%, en lo que respecta a las bajas corresponde con el 17%.
Se considera que se dan más casos de hemorragia digestiva alta a partir de los 60 años entre el
14-35% de los casos, respecto a la morbimortalidad en menores de 60 años es menor
correspondiendo a un 4-9%.
En cuanto a géneros, el 63% de los casos se dan en varones, mientras que las mujeres engloban
el 37%.
La hemorragia de vías digestivas altas (HVDA) es toda pérdida hemática cuyo origen se
encuentra proximal a la segunda porción del duodeno (proximal al ángulo de Treitz. Se manifiesta
con síntomas como hematemesis, melenas, melanemesis y con menos frecuencia hematoquecia.
Se clasifica a su vez como varicosa y No varicosa, si la causa es o no por ruptura de varices.
Tabla 1. Principales causas de HDA
Úlcera Péptica (55%), Lesiones agudas de la mucosa/gastritis, Las úlceras de estrés,
Várices Esofágicas, Hernia Hiatal, Neoplasias, Desgarro de la Mucosa Esofágica
(Síndrome de Mallory-Weiss), Lesiones Vasculares, esofagitis, angiodisplasia.
La hemorragia digestiva inferior (HDI o HDB): corresponde al 20-30 % de todos los casos de
sangrado gastrointestinal. Recientemente ha sido redefinida como la originada entre la válvula
ileocecal y el ano. Sus causas dependen de la edad de presentación, siendo más frecuente la
hemorragia diverticular en mayores de 60 años. Los menores de esta edad presentan como causas
principales las colitis y la patología anorrectal benigna. La clínica se orienta principalmente por
hematoquecia o melenas y la repercusión hemodinámica de estas, por lo que es esencial la
reposición inicial de líquidos endovenosos y otras medidas según la respuesta clínica. La etiología
de la HDB es variable según el grupo de edad.
Excluida la patología anorrectal benigna, en niños y jóvenes las causas más habituales son el
divertículo de Meckel, los pólipos juveniles y la enfermedad inflamatoria intestinal, mientras que
en adultos y ancianos los divertículos y las angiodisplasias de colon son las causas más comunes.
Cada vez se da mayor importancia al posible papel etiológico del AAS y los AINE en la HDB.
Tabla 2. Principal causa de Hemorragia Digestiva baja y media.
Las varices esofágicas están presentes en un 50% de los pacientes con cirrosis en el momento del
diagnóstico. En pacientes sin varices, la incidencia anual de desarrollo es del 6%. El sangrado
portal hipertensivo constituye la complicación más temida de la enfermedad hepática crónica.
Indica una descompensación de la hepatopatía y conlleva un alto riesgo de mortalidad. El
tratamiento de la hipertensión portal ha evolucionado hasta lograr una reducción significativa de
la mortalidad en esta entidad.
-Hemorragia grave (Inestable): tensión arterial inferior a 100 mmHg, pulso mayor a 100 lpm, el
ortostatismo produce cambios en el paciente acompañado de piel sudorosa, pálida y fría.
-Hemorragia leve (Estable): tensión arterial mayor a 100 mmHg, pulso inferior a 100 lpm, no hay
cambios en constantes si se levanta o se sienta el enfermo, piel de aspecto normal.
Los factores de riesgo que con mayor frecuencia se asocian a las hemorragias digestivas son:
Edad avanzada
Tabaco
Alcohol
Café
AINEs
Aspirina
Prednisona
Anticoagulantes
Hepatopatía conocida
Diverticulosis
Hemorroides
Falla renal
H Pilory +
Sepsis
Episodios previos
DIAGNÓSTICO CLÍNICO
• Melenas: Deposiciones con sangre de color negro, brillantes, fétidas y pegajosas. Ciertas
substancias alteran el color de las heces y pueden simular melenas. Así ocurre con la ingesta de
determinados alimentos (morcilla, calamares en su tinta, etc.) o fármacos (sales de hierro,
bismuto, regaliz, etc.). Otro factor de confusión puede ser la presentación de epistaxis o
hemoptisis. La sangre procedente de las fosas nasales o del territorio broncopulmonar puede ser
deglutida y posteriormente vomitada en forma de hematemesis fresca o en “concho de café”.
Cuando hay hematemesis, no cabe duda de que el sangrado está por encima del ángulo de Treitz.
En casos de melenas, la probabilidad de que sea alto es del 90%.
a. Confirmar la hemorragia:
1. Tacto rectal
b. Evaluar el estado hemodinámico: tensión arterial sistólica y frecuencia cardiaca, así como signos
de hipoperfusión periférica. La gravedad de la hemorragia se establece de acuerdo a estos datos.
La saturación de oxígeno y nivel de conciencia son también de utilidad en la evaluación inicial del
paciente con HDA.
Después de esta evaluación inicial y una vez se ha iniciado la estabilización hemodinámica del
paciente se recomienda completar la anamnesis y la exploración física.
VARIABLE PUNTAJE
Nitrógeno Ureico (mmol/L)
≥6.5 <8.0 2
≥8.0 <10.0 3
≥10.0 <25 4
≥25 6
Hemoglobina - Hombres (g/dL)
≥12 a <13 1
≥10 a <12 3
<10 6
Hemoglobina-Mujeres (g/dL)
≥10 a <12 1
<10 6
Presión arterial sistólica (mmHg)
100-109 1
90-99 2
<90 3
Otros marcadores
Pulso ≥100 (por minuto) 1
Melenas 1
Sincope 2
Enfermedad Hepática 2
Falla Cardiaca 2
La presencia de dolor abdominal sugiere una etiología isquémica o inflamatoria, mientras que los
divertículos y la angiodisplasia suelen ser causa de hemorragia indolora. El dolor anal acompaña
a la hemorragia producida por fisura anal o hemorroides. La diarrea sanguinolenta sugiere
enfermedad inflamatoria intestinal o infección, mientras que el estreñimiento puede asociarse a
un proceso neoformativo o a hemorroides. El cambio de ritmo deposicional debe hacer sospechar
un proceso neoplásico, sobre todo en mayores de 50 años.
MANEJO INICIAL
La corrección precoz de la hipotensión es la medida inicial más eficaz para reducir de manera
significativa la mortalidad de la HDA.
2. Se obtendrá paraclínicos (hemograma, PT, PTT, INR, función hepática y función renal con
ionograma). Si existe una enfermedad de base, se pedirán los exámenes adicionales pertinentes.
El aumento de la urea con cifras de creatinina normales es un dato sugestivo de HDA, aunque su
fiabilidad es solamente moderada.
4. Reponer la volemia con cristaloides. Todo paciente inestable debe ser sometido a maniobras de
reanimación antes de investigar la etiología del sangrado. Si el paciente llega en estado de shock,
debe ser manejado en UCI. Se administrarán cristaloides:
En general, 1-2 litros de solución salina normal corrigen la volemia. El objetivo es llevar la TA
sistólica por encima de 100 mm/Hg, corregir el ortostatismo y mantener el gasto urinario por
encima de 30 cc por hora.
5. suspender la vía oral en los casos que sea necesaria la realización de endoscopia. La colocación
de una sonda nasogástrica o el uso de lavados gástricos con agua fría en la actualidad no tiene
indicación. Es importante colocar una vía venosa central si la hemorragia es grave y
adicionalmente sondaje vesical. Se controlará al paciente su tensión arterial, frecuencia cardiaca,
frecuencia respiratoria, control de diuresis y saturación de oxígeno.
SANGRADO SANGRADO
PARÁMETRO
PROXIMAL DISTAL
Hematemesis
Hematoquecia
PRESENTACIÓN Melenas
melenas
hematoquezia
RUIDOS INTESTINALES Hiperactivos normales
Positivo o
SANGRE EN ESTOMAGO negativo
negativo
NITRÓGENO UREICO Elevado normal
Criterios de transfusión
En pacientes estables sin patología cardiovascular ni hemorragia activa, con hemoglobina menor
o igual a 7 g/dl se recomienda una transfusión restrictiva para mantener la hemoglobina entre 7
y 9 g/dl. Sin embargo, en pacientes jóvenes, sin patología de base, hemodinámicamente estables
y sin evidencia de sangrado activo, puede mantener conducta expectante con cifras de
hemoglobina inferiores a 7 g/dl, si la anemia se tolera bien.
En pacientes con patología cardiovascular y/o hemorragia activa se recomienda transfusión para
mantener la hemoglobina al menos entre 9 y 10 g/dl.
MANEJO FARMACOLÓGICO
1.En sospecha de Hemorragia digestiva alta o media, la terapia intravenosa con inhibidor de
protones (IBP), pre–endoscopia se considera que puede disminuir la proporción de pacientes con
más alto riesgo de sangrado que van a endoscopia y que requieren terapia de control de sangrado.
La terapia inicial consiste en la utilización de altas dosis de IBP para elevar el pH por encima de 6.
La inhibición de la secreción ácida gástrica favorece la cicatrización de las lesiones mucosas y
además favorece la agregación plaquetaria y la formación y estabilización del coágulo.
2.La recomendación es usar los inhibidores de bomba de protones en infusión continua: Omeprazol
con una dosis de bolo de 80 mg y luego infusión continua de 8 mg hora por 72 horas. También se
puede utilizar 40 mg iv cada 12 horas, posterior al bolo. Su administración intravenosa antes de
la endoscopia disminuye el sangrado activo y los estigmas de alto riesgo, la necesidad de
tratamiento endoscópico y la estancia media del paciente, la recidiva, la necesidad de cirugía y la
mortalidad. Su administración no debe retrasar la endoscopia. Es especialmente importante
administrar el IBP intravenoso si se prevé que la endoscopia no se realizará de manera inmediata.
Tras un episodio de HDA, los pacientes deben ser dados de alta hospitalaria con tratamiento de
IBP por vía oral por un tiempo apropiado a su patología de base. Aunque la administración de IBP
a dosis estándar es suficiente para la curación de la mucosa de las úlceras pépticas, es frecuente
en nuestro medio utilizar dosis dobles durante el periodo de cicatrización tras una HDA por úlcera
péptica. No hay evidencia que soporte esta medida, si bien tanto los costes como los riesgos
asociados son mínimos. La duración y, en ocasiones, la dosis del tratamiento debe adaptarse a la
patología del paciente, recomendándose cuatro semanas para la úlcera duodenal y ocho para la
úlcera gástrica. Además, los pacientes que estén en tratamiento con AAS o AINE pueden necesitar
un tratamiento profiláctico con un IBP por un tiempo más prolongado.
La terlipresina es un potente vasoconstrictor que reduce el flujo sanguíneo y la presión portal, así
como el flujo sanguíneo de las colaterales esofagogástricas y, en consecuencia, la presión de las
varices. se administra en bolos i.v. de 2 mg cada 4 h hasta
Hasta el momento no existen estudios que demuestren beneficios con el uso de ácido tranexamico
en hemorragia digestiva aguda.
ESTUDIOS ENDOSCÓPICOS
• En casos de bajo riesgo, la endoscopia urgente puede facilitar estancias más cortas y costes más
bajos.
• En los pacientes con hemorragia grave es recomendable practicar la endoscopia de forma precoz,
en las primeras 4 a 6 h, para realizar tratamiento endoscópico en pacientes de alto riesgo. La
endoscopia precoz estará particularmente indicada en pacientes que ingresan con inestabilidad
hemodinámica, en aquellos con hematemesis reciente y en aquellos con marcada anemia aguda,
a quienes previamente se han iniciado medidas para estabilizar sus signos vitales.
• En casos excepcionales, con shock refractario a pesar de una adecuada reposición volémica,
puede estar justificado realizar la endoscopia en condiciones de inestabilidad hemodinámica en el
quirófano y bajo intubación orotraqueal con intención de practicar terapéutica endoscópica o, si
ésta fracasa, intervenir quirúrgicamente al paciente de forma inmediata.
En todo caso, la endoscopia debe ser practicada dentro de las primeras 24 horas a partir del
ingreso del paciente al servicio de urgencias.
La endoscopia, además de identificar la etiología en el 95% de las HDA, tiene valor pronóstico y
permite aplicar técnicas de hemostasia endoscópica. La endoscopia permite identificar la
hemorragia gastrointestinal, presencia de sangrado activo o de estigmas de hemorragia reciente,
signos que constituyen un indicador preciso del riesgo de recidiva hemorrágica, lo que a su vez
permite seleccionar a los pacientes candidatos a la terapéutica endoscópica. Una lesión con
sangrado activo tiene un riesgo de persistencia hemorrágica o de recidiva superior al 80%. Cuando
se visualiza un vaso visible no sangrante el riesgo es del 50%. Se define como vaso visible la
presencia de una elevación, con aspecto de pezón, de distintos colores (roja, granate, oscura o
incluso blanca) en el fondo de la lesión. La probabilidad de recidiva disminuye al 20-30% si se
observa un coágulo adherido, a un 5-10% cuando sólo hay manchas planas de hematina (signos
indirectos,) y a un 1-2% cuando el fondo de la lesión es limpio.
% de
Grado
Recidivas (Previo al
de Descripción
uso de IBP en dosis
Forrest
altas)
Ia Sangrado activo arterial en jet o chorro 90%
Ib Sangrado rezumante o “en sabana” 60-80%
IIa Vaso visible en el lecho de la lesión 50%
IIb Coagulo fresco adherido 25-30%
IIc Manchas hematinicas (oscuras) 7-10%
III Lesión con base limpia, cubierta por fibrina 3-5%
Existe indicación de tratamiento endoscópico en pacientes con sangrado activo o vaso visible no
sangrante ya que su eficacia en estos casos ha sido constatada desde hace más de dos décadas.
Existe una sólida evidencia que indica que el tratamiento endoscópico en estos pacientes de alto
riesgo reduce la probabilidad de resangrado, la necesidad de cirugía y la mortalidad. Por otra
parte, el tratamiento endoscópico hemostático no está indicado en pacientes con lesiones
endoscópicas de bajo riesgo (úlcera limpia o signos indirectos) dada su favorable historia natural.
En aquellos casos en los que el tipo de lesión causal de la HDA lo requiera (úlcera gástrica,
neoplasias, etc.), se deberán tomar biopsias para un estudio anatomopatológico. Si las
características de la lesión desaconsejan el muestreo durante la endoscopia urgente por el riesgo
elevado de hemorragia, es preferible repetir la endoscopia y la toma consiguiente de biopsias en
un momento ulterior, cuando este riesgo haya cesado.
El tratamiento endoscópico está indicado en úlceras con hemorragia activa o con presencia de un
vaso visible no sangrante. La monoterapia con inyección de adrenalina consigue resultados
subóptimos y debe asociarse a un segundo método hemostático endoscópico, como la inyección
de un agente esclerosante, un método térmico o la implantación de clips. La terapia endoscópica
debe asociarse con IBP en infusión endovenosa continua con objeto de reducir el riesgo de recidiva
hemorrágica y la mortalidad.
En nuestro medio, alrededor del 85% de las hemorragias proximales es causado por enfermedad
ácido péptica y el resto se debe en especial a ruptura de várices esofágicas y al síndrome de
Mallory-Weiss. Entre el 70 y 80% de las hemorragias proximales se controlan espontáneamente
y la mortalidad promedio es aproximadamente del 10%.
A pesar de la alta tasa con que el tratamiento endoscópico consigue la hemostasia inicial, sobre
un 10-15% de los pacientes presentarán recidiva habitualmente en el curso de las primeras 72 h.
Existen unos factores de riesgo endoscópico que hay que tener en cuenta por la alta probabilidad
de complicaciones.
Tabla 6. Factores de riesgo Endoscópicos
-Ulcera mayor de 2 cm
-Vaso visible no sangrante de gran tamaño
-Sangre en lumen gástrico
-Ulcera en pared duodenal posterior o en curvatura menor proximal
Con este propósito se han descrito criterios de riesgo clínicos y criterios de riesgo endoscópicos.
Tabla 6. Criterios clínicos de riesgo en hemorragia digestiva
En cuanto a los estudios diagnósticos para confirmar un sangrado del intestino medio se
encuentran la videocápsula de endoscopia, la enteroscopia asistida por balón, la angiografía por
tomografía axial computarizada (TAC), la angiografía mesentérica, la gammagrafía con glóbulos
rojos marcados y la enteroscopia intraoperatoria.
Para el diagnóstico de la HDB se dispone de distintas exploraciones que pueden ser de utilidad:
colonoscopia, tomografía computarizada (TC), isótopos radiactivos, arteriografía, cápsula
endoscópica (CE) y enteroscopia. La rentabilidad de estas exploraciones depende de su apropiada
utilización según la gravedad y la evolución de la hemorragia.
está indicada en hemorragia digestiva baja en los casos de hemorragia digestiva masiva, tras la
estabilización hemodinámica del paciente, para descartar un origen alto del sangrado ya que un
10-20% de las rectorragias con inestabilidad hemodinámica son realmente una hemorragia
digestiva alta. También deberá realizarse en aquellos casos de hemorragia grave en los que el
estudio inicial con colonoscopia no logra identificar una posible lesión responsable del episodio de
sangrado.
puede realizarse una arteriografía selectiva del tronco celíaco y arteria mesentérica superior. Esta
exploración permite diagnosticar hemorragias arteriales o capilares si existe un extravasado
sanguíneo mínimo de 0,5 ml/min, aunque no suele detectar sangrados venosos. La embolización
arterial percutánea puede ser una alternativa a la cirugía cuando fracasa la terapia endoscópica,
especialmente en pacientes de alto riesgo quirúrgico y/o en los centros que cuentan con un servicio
de radiología vascular intervencionista experimentado. Para la embolización de lesiones
sangrantes, se han utilizado esponjas de gelatina, alcohol polivinílico, pegamentos cianoacrílicos
o ”coils”. La angiografía también puede ser útil para diagnosticar lesiones que pueden pasar
desapercibidas a la endoscopia, como tumores submucosos o lesiones vasculares.
En hemorragia digestiva baja, la angiografía puede ser utilizada cuando la colonoscopia no logra
encontrar el foco de la hemorragia o cuando el sangrado es tan profuso, que limita la visualización
endoscópica. Requiere un mínimo de sangrado (0,5 mL/min) y tiene una sensibilidad del 50 %-86
% y una especificidad del 92 %-95 %. Además, tiene el potencial de ser tanto diagnóstica como
terapéutica, pues permite realizar intervenciones tales como infusión selectiva de vasopresina y
angioembolización superselectiva. Primero se evalúa la arteria mesentérica superior y después la
mesentérica inferior; de ser necesario, también el tronco celíaco. Cuando no hay identificación de
sangrado activo, se debe repetir el estudio de los mismos vasos para evitar los hallazgos falsos
negativos. En los pacientes con sangrado activo abundante, la angiografía y la infusión de
vasopresina de emergencia ha mostrado mejorar la morbilidad operatoria, la mortalidad y el
desenlace. En los pacientes con HDI profusa, si la colonoscopia falla para controlar el sitio de la
hemorragia, se recomienda la embolización transarterial.
CRITERIOS DE CIRUGÍA
En hemorragia digestiva alta se debe plantear la cirugía urgente en caso de recidiva tras un
segundo tratamiento endoscópico, o en caso de recidiva masiva tras un primer tratamiento
endoscópico, o como tratamiento inicial en hemorragias masivas en las que no se consigue la
estabilidad hemodinámica inicial con reposición intensiva de la volemia. En el contexto de la
emergencia, la cirugía de elección suele ser la sutura de la lesión sangrante asociada a una
vagotomía y piloroplastia. Como ya se ha comentado, la angiografía terapéutica constituye una
alternativa a la cirugía, particularmente cuando la condición clínica del enfermo es muy precaria y
el riesgo quirúrgico es prohibitivo. En pacientes con sospecha de sangrado variceal masivo en el
que no se pueda realizar una endoscopía rápida, se puede colocar sonda de Sengstaken-Blakemore
(BPC). El taponamiento con balón es una medida transitoria para estabilizar al paciente antes de
una terapia más definitiva. Tradicionalmente se ha utilizado la sonda de Sengstaken Blakemore.
Infortunadamente, las tasas de recurrencia del sangrado al retirar la sonda son altas y las tasas
de complicaciones son del 20 % al 30 %. Si a esto le agregamos que la consecución de la sonda
en nuestro medio es difícil, esto hace que no sea un método de uso frecuente.
En hemorragia digestiva baja el tratamiento quirúrgico está indicado, en general, en pacientes con
hemorragia persistente en la que no se ha podido conseguir la hemostasia con técnicas
endoscópicas o angiográficas. Es el tratamiento de elección cuando el origen es un divertículo de
Meckel. Aunque no existen criterios absolutos, la gravedad de la hemorragia determinada por la
persistencia de ésta, la repercusión hemodinámica y/o elevados requerimientos de transfusión
sanguínea son los principales factores para establecer la necesidad de tratamiento quirúrgico de
urgencia. En un estudio, el tratamiento quirúrgico no fue, en general, necesario en los pacientes
que requirieron menos de 4 unidades de concentrado de hematíes en 24 horas, mientras que se
operaron el 60% de los que recibieron más de 4 unidades. Otros factores como el riesgo quirúrgico
individual por edad avanzada y la presencia de enfermedades asociadas graves también
contribuyen a esta decisión.
CRITERIOS DE REMISIÓN
Todo paciente con sospecha de Hemorragia digestiva aguda deberá ingresarse a observación y
solicitar la valoración por Gastroenterología. En aquellas situaciones en que no se disponga de la
Subespecialidad, estos pacientes deben ser valorados por Medicina Interna. Los pacientes con
sangrado severo e inestabilidad hemodinámica deberán ser valorados por el especialista de la
Unidad de Cuidados Intensivos, quien determinara el ingreso. Adicionalmente si se considera que,
por su inestabilidad, pudieran ameritar manejo quirúrgico se solicitará la interconsulta al servicio
de Cirugía General.
Respecto al tiempo de ingreso hospitalario, se puede valorar el alta cuando ya no existe riesgo
apreciable de recidiva. En lesiones de bajo riesgo endoscópico y con contexto clínico favorable, se
podrá plantear el alta hospitalaria en un intervalo < 24 h.
Un tratamiento ambulatorio seguro en estos casos precisa una evaluación minuciosa del riesgo en
función de la comorbilidad, edad y adecuado soporte. Un reciente estudio epidemiológico sugiere
que el alta precoz no adecuada de los pacientes con HDA puede relacionarse con un incremento
de la mortalidad.
Los estudios que han evaluado la historia natural de la úlcera péptica sangrante han demostrado
que se precisan hasta 72 h para que una lesión de alto riesgo evolucione a una de bajo riesgo y
que la mayoría de las recidivas ocurren en este periodo, por lo que en úlceras con criterios de alto
riesgo es aconsejable prolongar la hospitalización al menos 72 horas.
Debe investigarse y en su caso tratar la infección por H. pylori en pacientes con úlcera péptica
sangrante, debiendo confirmar la erradicación. Las pruebas para H. pylori presentan una tasa muy
elevada de resultados falsamente negativos cuando se realizan durante el episodio de hemorragia.
Por tanto, dichas pruebas deben repetirse siempre que los resultados iniciales sean negativos. La
erradicación de H. pylori es más eficaz que el tratamiento con IBP en la prevención de recidiva
hemorrágica por úlcera péptica.
Todo paciente que egrese del servicio debe ser advertido de los signos de alerta que indican
agravamiento de su condición y que deban motivar una nueva consulta al Servicio de Urgencias.
Estos deben ser consignados claramente en el formato Recomendaciones de egreso. Estos
pacientes se pueden manejar ambulatoriamente, con instrucciones sobre la presencia de signos
de alarma y revisión por la consulta prioritaria; siempre y cuando no tengan comorbilidades serias,
ni otras razones para estar hospitalizados, tengan un fácil acceso al centro hospitalario y se vean
bien. Estos pacientes deben tener instrucciones claras y precisas, por escrito, acerca de la
medicación, la alimentación e hidratación y la presencia de síntomas y signos de alarma, que
ameritan consultar de inmediato al servicio de urgencias
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