ES MEJOR LA OLANZAPINA QUE LA COCAÍNA - Arda
ES MEJOR LA OLANZAPINA QUE LA COCAÍNA - Arda
ES MEJOR LA OLANZAPINA QUE LA COCAÍNA - Arda
COCAÍNA?
RISAM - 2024
RESUMEN
PALABRAS CLAVES
Para enmarcar este trabajo, el cual tiene como objetivo realizar un escrito desde la
cátedra de epistemología, primero tendremos que mencionar en que se piensa cuando se
habla de epistemología. Reig (2015) menciona “en términos generales, el concepto
significa teoría del conocimiento o de la ciencia en sentido amplio. Hace referencia a
cómo se produce un determinado conocimiento o bien, cuáles han sido los pasos o
procedimientos en procura de un saber más rico y acabado”
En ese sentido el presente trabajo surge del recorrido hasta ahora realizado y se
propone responder a una serie de interrogantes - de esto se trata la propuesta de esta
investigación - como lo son los siguientes: ¿A que lleva a un profesional a intervenir desde
cierto lugar? ¿Qué ocurre en los profesionales que muestran cierto grado de agresividad
al momento de desempeñarse como tales? ¿Cómo esto puede repercutir en los
pacientes?
MARCO TEÓRICO
Si bien la ley de salud mental n° 26.657 plantea que queda “prohibido” la apertura
de nuevos espacios de manicomios y a su vez la sustitución de estos por dispositivos
alternativos, en la actualidad no hay una propuesta superadora - esto es central-.
Pacientes que no son alojados en hospitales generales por múltiples circunstancias como
por ejemplo, el presunto riesgo que se les adjudica, la no "adaptación a las condiciones
edilicias", etc., no tienen donde transitar lo relativo a la urgencia, servirse de una
internación, si no es en los nosocomios tan criticados. Levis (2018) en cuanto a esto hace
un comentario mencionando:
En esas condiciones pareciera ser que por el momento sólo restaría adaptarse y
preguntarse de qué manera nos desempeñamos para acompañar a los usuarios en su
pasaje por los efectores de salud mental, y de qué forma nos desenvolvemos para no
incurrir en daño, o provocar el menor perjuicio posible. Zenetti (2006) en relación a esto
menciona:
Cada vez que nos encontramos frente a una persona que llega a alguno de los
dispositivos tenemos de entrada un pedido, y allí es posible leer algo en términos de
Demanda. Ahora bien, para quienes optamos por tomar una orientación psicoanalítica
acordamos que toda demanda, en principio, es demanda de amor, de cura, de
reconocimiento y por qué no de saber.
En algunos casos se presenta algo del orden de la agresividad por no seguir las
indicaciones profesionales. Se pone sobre la mesa como si el paciente pudiera revertir su
accionar. Revertir su accionar, como si de lo que se tratase fuera algo que estrictamente
pasa por el campo de la conciencia, como si fuese que apelando a la voluntad aquel
hubiere de lograr hacer algo distinto por el sólo hecho de que se lo marque. Después de
todo, si resultase así ¿no sería menos convocante las problemáticas de consumo - por
tomar un ejemplo - por cuanto el quid de la cuestión estaría resuelta? “Deje de consumir.
Bueno”, y ahí está la clínica para mostrar que eso no sucede. En cuanto a esto, resuena
en mi nuevamente Fridman (2009) cuando introduce la “medicalización”. Expresa “La
medicalización de la vida hace de la cura del cuerpo, una obligación, y transforma a los
que se ocupan de atender la salud en “aliviadores” del dolor físico, desconociendo de la
enorme complejidad de la existencia humana”.
Por otro lado, tenemos a Zenoni (2006) que realiza una distinción entre los
objetivos de la institución psiquiátrica y los de un analista. El autor entre otras, distingue
que la institución apunta a la desaparición del síntoma, mientras que el analista encuentra
la manera de hacer emerger los significantes del inconsciente y su relación con lo
pulsional. Continúa mencionando que la institución quiere el bien y la salud del individuo,
lo protege y lo ayuda, como en aquellos casos en donde se ha escuchado “si sigues
consumiendo te vas a morir”, “es mejor tomar Olanzapina que cocaína”. En cambio, el
analista no apunta a ningún bien, sino a que su deseo emerja, lo que no excluye el
malestar ni la angustia. “La institución en fin, trata de reconstruir la unidad del sujeto,
mientras que el analista apunta a su división” (p. 20)
Que se entienda. No se quiere decir que el o los abordajes cuyo objeto de estudio
se aparte del campo psicoanalítico sean inválidos o aún algo peor. No se propugna aquí
el empleo del discurso psicoanalítico como la opción entre otras. Sino que la reflexión
apunta a que sea el abordaje con la orientación que sea - dentro del marco del código de
ética - no devenga en imputación moralista y mucho menos que se habilite la violencia
para con la persona que tenemos enfrente.
CONCLUSIÓN
Para cerrar hacemos propias - más no nos expropiamos - unas palabras de Zenoni
(2006) “de apuntar a tratar al sujeto, la institución existe para recibirlos, ponerlos al abrigo
o distancia, ayudarlo o asistirlo: antes de tener un objeto terapéutico es una necesidad
social (...) Es un deber de la humanidad” (s/d).