L D F I J: ABSTRACT: para Bobbio y Ferrajoli Juristas Constitucionales, Con Los Cuales
L D F I J: ABSTRACT: para Bobbio y Ferrajoli Juristas Constitucionales, Con Los Cuales
L D F I J: ABSTRACT: para Bobbio y Ferrajoli Juristas Constitucionales, Con Los Cuales
INTRODUCCIÓN
El filósofo alemán Emanuel Kant, explica que la base de los Derechos Humanos
consiste en el segundo de los imperativos categóricos: “Tratar al ser humano como un
fin en sí mismo y no como un medio”.
Por otra parte, las Escuelas Materialistas niegan la existencia de tales prerrogativas,
en especial, la Escuela Histórica sostiene que el concepto de “Derechos del Hombre”
está sometido a la evolución y, en consecuencia, no es susceptible de ser definido.
Sin embargo, podemos concluir que los Derechos del Hombre son fundamentales
a la persona humana y se adquieren por el solo hecho del nacimiento del ser humano.
Los Derechos Humanos son uno de los temas recurrentes de la historia universal,
pero también resultan ser una de las grandes preocupaciones de las últimas décadas
como reacción a las barbaries y a la falta de respeto a la dignidad humana antes,
durante y después la Segunda Guerra Mundial, y por las atrocidades ocasionadas por
las guerras subsecuentes y los gobiernos totalitarios y dictatoriales.
En nuestros días se están abriendo paso nuevos Derechos Humanos a los cuales
se suele denominar “De la Tercera Generación” o “de Solidaridad”.
Son por ello la piedra angular del Estado Constitucional del Derecho y el conteni-
do básico de una democracia sustancial, de ahí que son Fundamentales por la impor-
tancia que tienen para que funcione adecuadamente el Sistema de Garantías que
debe contener una Constitución de un Estado Democrático (Ferrajoli).
“Articulo 6o.- Para los efectos del desarrollo de las funciones de la comisión
nacional de derechos humanos, se entiende que los derechos humanos son los
inherentes a la naturaleza humana, sin los cuales no se puede vivir como ser
humano. En su aspecto positivo, son los que reconocen la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos y los que se recogen en los pactos, los convenios y
los tratados internacionales suscritos y ratificados en México”.
Conviene agregar que nuestro sistema legal también vela y protege los Derechos
Humanos a través de los órganos encargados de la impartición de justicia en el ámbito
judicial y administrativo, cuando por ejemplo, la violación de los Derechos Humanos
acaece por virtud de personas particulares, morales y físicas, ante lo cual son estos
los órganos que conocen de tal violación.
Ferrajoli señala atinadamente, que una de las cuestiones a resolver en el Siglo XXI
es precisamente universalizar los Derechos Humanos como Derechos Fundamentales,
para dejar atrás la vieja concepción de su aplicación únicamente a los ciudadanos de
cada país o nación con la idea de que todos los habitantes de la aldea común que es el
mundo, cuenten con el respeto y protección de estos Derechos Fundamentales (“De-
rechos y Garantías, la ley del más débil”).
Es esta la última razón fundamental por la cual la mayoría de los defensores de los
Derechos Humanos, sostienen la Tesis Iusnaturalista de que los Derechos del Hombre
son inherentes a la persona humana y que pertenecen al hombre en cuanto a hombre
y que por tal motivo, el Estado solamente debe reconocerlos, respetarlos y tutelarlos.
Señala el Dr. Burgoa, sobre la diferencia entre Garantías Individuales y los Dere-
chos Humanos, lo siguiente:
“De estos elementos fácilmente se infiere el nexo lógico jurídico que media entre
las garantías individuales o del gobernado y los “derechos del hombre” como una
de las especies que abarcan los derechos públicos subjetivos.
“Por ende, los derechos del hombre constituyen, en términos generales, el conteni-
do parcial de las garantías individuales, considerando a estas como meras relacio-
nes jurídicas entre los gobernados, por un lado, y estado y autoridades, por el otro”.
Para el autor German J. Bidart Campos, los adjetivos “Derechos Naturales del
Hombre” y “Derechos Fundamentales del Hombre” acusan un sentido trascendente,
mas allá de las posturas y las divergencias filosóficas “Naturales”, quiere decir, como
mínimo, que tales derechos le son inherentes al hombre en cuanto hombre que tiene
naturaleza (esencia) de tal, o cuanto cada hombre y todo hombre participa de una
naturaleza que es común a toda la especie humana como distinta e independiente de
las demás especies.
Esta noción de que el ser humano tiene por su naturaleza ciertos derechos vale-
deros viene destacada por Del Vecchio, y sirve de base en Maritain a su filosofía de los
derechos del hombre, cuando afirma enfáticamente que hay naturaleza humana.
Por lógica ilación, se comprende que si estos derechos son naturales o propios
de la naturaleza de la persona humana, revisten carácter de fundamentales, en el
sentido de primarios o indispensables.
“Hay derechos ‘humanos’ porque el hombre -cada hombre y todo hombre- tiene
una naturaleza en virtud de la cual ‘hay’ exigencias que provienen del orbe del
valor, a las que debe darse recepción en ese otro ámbito cultural de la vida huma-
na, que es el mundo jurídico-político.”
Del precepto legal antes citado, se desprende que los Derechos Humanos son los
derechos que tiene todo gobernado ante el Estado y sus autoridades, que se encuen-
tren previsto en el orden jurídico mexicano, es decir, en la Carta Magna que rige a
nuestro país, así como los previstos en los Tratados Internacionales suscritos por el
Presidente de la República y ratificados por el Senado, considerados como la ley
suprema del país, de conformidad con el artículo 133 de la Constitución Federal.
Por lo anterior se debe entender que los Derechos Humanos se encuentran con-
tenidos en las Garantías Individuales y sociales previstos por la Ley Fundamental, aun
cuando las garantías se contemplan desde un punto de vista mas restringido que los
derechos humanos que tienen un concepto más amplio y universal.
Sin embargo, los medios de defensa son diferentes, ya que el Juicio de Amparo
constituye un sistema de defensa jurisdiccional, ya que se substancia ante los Tribuna-
les Federales integrantes del Poder Judicial, en cambio la defensa de los derechos
humanos a través del Ombudsman Mexicano se lleva a cabo bajo un sistema de control
no jurisdiccional, ya que la queja (en lugar de la demanda), se substancia en las
Comisiones Nacional o Locales, que no forman parte del Poder Judicial.
Por otro lado, su eficacia tutelar deviene en una dificultad para que un órgano del
Estado asegure y garantice la protección de los Derechos Humanos.
Sobre este tema chocaron a fines del siglo XVIII, por un lado, el racionalismo
iusnaturalista y, por el otro, el utilitarismo y el historicismo, ambos hostiles a la temática
de los derechos del hombre.
Varían las teorías, pero varía también la eficacia de la defensa de estos derechos,
que es máxima solamente en un fundamento iusnaturalista, porque los hace
imprescriptibles.
Se lucha todavía por estos derechos porque, luego de las grandes transformacio-
nes sociales, no se llegó a la situación garantizada de una vez por todas en la que
creía el optimismo ilustrado.
Las amenazas pueden provenir, como ayer, del Estado, pero también de la socie-
dad de masas, con sus conformismos, o de la sociedad industrial, con su
deshumanización.
B) Los Derechos Humanos tienen su origen en la propia naturaleza del ser huma-
no y son expresión natural de su existencia;
C) Los Derechos Humanos pertenecen a la persona por igual, es decir, sin distin-
ción de raza, sexo, nacionalidad o condición social;
D) Los Derechos Humanos son preexistentes a la Ley; ésta los reconoce, protege
y garantiza, pero no los crea, y
Ciertamente, los valores y principios que dan contenido a los Derechos Humanos,
como son: la vida, la libertad, la seguridad, la dignidad, la capacidad de incidir en la
historia y en la cultura y contar con un mínimo de bienestar económico, son prerrequisitos
de una existencia real y verdaderamente humana; de una vida digna de ser vivida.
Así, el Estado no crea los Derechos Humanos, sino los reconoce, los precisa, fija
su extensión y sus modalidades, y establece los mecanismos y procedimientos para su
adecuada tutela y conservación.
“No se trata de saber cuales y cuantos son estos derechos, cual es su naturaleza
y fundamento, si son derechos naturales o históricos, absolutos o relativos, sino
cual es el modo más seguro para garantizarlos, para impedir que, a pesar de las
declaraciones solemnes, sean continuamente violados”, (Anuario de Derechos
Humanos, 1981 p. 9, citado por Jesús González Pérez, “La Dignidad de la Perso-
na”, Madrid, Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, 1986, p. 25).
De aquí mismo se colige que mientras los Derechos Humanos expresan principios
generales y abstractos, las garantías individuales son normas que delimitan y precisan
tales principios; representan la dimensión, límites y modalidades, bajo los cuales el
Estado reconoce y protege un Derecho Humano determinado.
Huelga decir que los Derechos Humanos, que son innatos a la persona humana,
han estado presentes a lo largo de toda la evolución social y con independencia de las
específicas formas de organización del Estado, desde el más primario o elemental,
hasta las más complejas formas de la entidad estatal contemporánea.
CONCLUSIONES
Para concluir, los Derechos Humanos coinciden con los derechos fundamenta-
les de la persona humana, y que es necesaria la protección de los mismos por parte
del Estado para garantizar un mínimo de libertad de acción de la persona y de su
adecuado desarrollo, para el logro de sus propios fines, así como para que alcance
su realización plena.
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COLÍN T. Reid “The Polish Ombudsman”, en Revieww of Socialist
Law Vol. 14 núm. 3, Martín Nijhoff Publishiers, Países Bajos,
1988.
19
GROSS SPIEL, Héctor, Derechos Humanos y Vida Internacio-
nal, Instituto de Investigaciones Jurídicas, CNDH, México, 1995.
Kelsen, Hans, ¿Qué es la justicia?, Ariel, México, 1992.
20
PECES-BARBA, Gregorio, “Sobre el puesto de la historia en el
concepto de derechos fundamentales” en Anuario de Dere-
chos Humanos, número 4, Madrid, 1986/1987.
RUIZ, Alicia, “El uso alternativo del derecho y los derechos hu-
manos”, en Ansaldi, Waldo, La ética de la democracia, citado.
21