L D F I J: ABSTRACT: para Bobbio y Ferrajoli Juristas Constitucionales, Con Los Cuales

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DERECHO CONSTITUCIONAL

LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y LA IMPARTICIÓN DE JUSTICIA

Dr. Raymundo Gil Rendón

ABSTRACT: Para Bobbio y Ferrajoli juristas constitucionales, con los cuales


coincido plenamente, lo trascendente en la actualidad radica en hacer efecti-
vos los Derechos Humanos, en virtud de que son la Piedra Angular de la De-
mocracia Sustancial que caracteriza al nuevo Estado Constitucional del De-
recho del Siglo XXI.

SUMARIO: Introducción. Conceptualización de los Derechos Humanos. Los Derechos


Humanos en el Devenir Histórico. Escuelas Idealistas y Materialistas. Clasificación de
los Derechos Humanos por Generaciones. Definición de Derechos Humanos. Derecho
Internacional de los Derechos Humanos. Concepciones Filosóficas de los Derechos
Humanos. El Ombudsman Mexicano y los Derechos Humanos. Los Derechos Humanos
en México. Conclusiones. Bibliografía.

INTRODUCCIÓN

Se pretendió abordar el tema de los Derechos Humanos, partiendo de una dimen-


sión filosófica, para después ubicarlos históricamente, mediante una clasificación de
los derechos fundamentales agrupados por generaciones de derechos, tal y como han
ido apareciendo a nivel internacional. Una vez que se haya esbozado el contenido de
los derechos fundamentales, haré una presentación sobre “El Sistema Interamericano
de Protección de los Derechos Humanos y los Instrumentos Internacionales” que sean
aplicables. Así mismo, abordaré el procedimiento para la presentación de las peticio-
nes ante la Comisión Interamericana y concluiré mi exposición, con un breve recorrido
de la Queja ante la Comisión de Derechos Humanos, hasta la emisión de la recomen-
dación correspondiente.

Los Derechos Fundamentales y la Impartición de Justicia 1


Como dijera el gran politólogo y jurista Norberto Bobbio: “Es tiempo de los Dere-
chos Humanos”, pero es más importante su protección y defensa que la misma espe-
culación o discusión filosófica sobre la justificación o el contenido de los Derechos
Fundamentales, incluso sobre cuantos y cuales son, que finalmente se encuentran
plenamente identificados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de
1948. O bien como recientemente escribiera Luigi Ferrajoli en su obra “Derechos
Fundamentales y Garantías, la ley del más débil”, lo importante de los Derechos Huma-
nos es garantizar en forma eficaz, no sólo los Derechos Humanos de la Primera Gene-
ración, sino también los Derechos de la Segunda Generación, consistente en los De-
rechos Económicos, Sociales y Culturales, los cuales consisten en una obligación o
prestación de hacer, por parte del Estado.

Conceptualización de los Derechos Humanos

Es muy difícil definir a los Derechos Humanos en un concepto acabado, ya que


existe un catálogo amplísimo de ellos en diferentes ordenamientos nacionales y en
Tratados Internacionales, a lo largo de la historia y de la doctrina jurídica y política.

De acuerdo con la concepción Iusnaturalista Racional, los Derechos del Hombre


existen aún antes del reconocimiento que de ellos lleve a cabo el Derecho Positivo, por
tanto, los considera inherentes a la persona humana.

Los Derechos Humanos en el devenir histórico

Los Derechos Humanos, históricamente se encuentran plasmados, por primera vez,


en la Declaración Francesa de 1789 de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Un antecedente importante de los Derechos Subjetivos fundamentales de la persona


física jurídica, deriva de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de
1789, donde se reglamentan los derechos a la vida, a la libertad, a la propiedad, a la
seguridad, a la enseñanza y a la libertad de expresión y de información, entre otros.

En la historia contemporánea del siglo XX, los localizamos en la Declaración Uni-


versal de las Naciones Unidas de 1948, ya que contiene el catálogo o enunciación de
los derechos que todo hombre tiene por el solo hecho de existir.

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Los derechos subjetivos humanos fundamentales de la persona física jurídica no
pueden ser separados de su titular. Constituyen un elemento indispensable e inheren-
te a la persona misma y de ahí su carácter fundamental, ya que como lo afirma
Ferrajoli, son Derechos Universales porque su respeto implica que a todos por igual se
le deben de atribuir y son fundamentales porque son necesarios para el adecuado
funcionamiento del Estado de Derecho, ya que son la piedra angular del mismo.

Escuelas idealistas y materialistas

Las Escuelas Idealistas consideran algunos derechos como esenciales para la


dignidad humana, es decir, son indispensables para que el hombre cumpla con su
misión o fin dentro de la sociedad.

Esos derechos, llamados “Derechos del Hombre”, quedan fuera de la jurisdicción


del legislador, quien no podría privar de los mismos a persona alguna.

El filósofo alemán Emanuel Kant, explica que la base de los Derechos Humanos
consiste en el segundo de los imperativos categóricos: “Tratar al ser humano como un
fin en sí mismo y no como un medio”.

Por otra parte, las Escuelas Materialistas niegan la existencia de tales prerrogativas,
en especial, la Escuela Histórica sostiene que el concepto de “Derechos del Hombre”
está sometido a la evolución y, en consecuencia, no es susceptible de ser definido.

Sin embargo, podemos concluir que los Derechos del Hombre son fundamentales
a la persona humana y se adquieren por el solo hecho del nacimiento del ser humano.

Los Derechos Humanos son uno de los temas recurrentes de la historia universal,
pero también resultan ser una de las grandes preocupaciones de las últimas décadas
como reacción a las barbaries y a la falta de respeto a la dignidad humana antes,
durante y después la Segunda Guerra Mundial, y por las atrocidades ocasionadas por
las guerras subsecuentes y los gobiernos totalitarios y dictatoriales.

De todos los antecedentes históricos y jurídicos, el que a nuestro juicio es el más


importante, por ser el más reciente resulta ser la Declaración Universal de los Dere-
chos Humanos de 1948, promulgada en París, Francia.

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En su artículo 1° establece: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos, y dotados como están de razón y conciencia, deben comportar-
se fraternalmente los unos con los otros”.

Clasificación de los Derechos Humanos por generaciones:

De la definición anterior se puede desprender que existen varios tipos de Dere-


chos Fundamentales; los cuales se clasifican en su orden de aparición histórica por
Generaciones de Derechos, conforme al siguiente agrupamiento:

Los 3 primeros tipos de Derechos que a continuación se enuncian, se clasifican


en Derechos de la Primera Generación y los Derechos Sociales se ubican en la
Segunda Generación.

a) LOS DERECHOS INDIVIDUALES.- Tales como la vida, la libertad, derecho a la


seguridad, derecho de igualdad ante la ley, derecho a un debido proceso legal y
derecho al recurso efectivo.

b) LOS DERECHOS DE LOS CIUDADANOS.- A la vida privada, a la participación


en el Gobierno, el derecho de asilo y el derecho de propiedad.

c) LOS DERECHOS DE CONCIENCIA.- Libertad de pensamiento, de conciencia


y de religión, de opinión, de expresión, de reunión y de asociación.

d) LOS DERECHOS SOCIALES.- De seguridad social, al trabajo, al descanso, a


un nivel de vida adecuado y a la educación.

En nuestros días se están abriendo paso nuevos Derechos Humanos a los cuales
se suele denominar “De la Tercera Generación” o “de Solidaridad”.

Entre los Derechos de Solidaridad se pueden mencionar el derecho a la paz,


el derecho al desarrollo, el derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente
equilibrado, el derecho a beneficiarse del patrimonio común de la humanidad, el
derecho a ser diferente.

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A continuación, expondré la clasificación de los Derechos Fundamentales para
las generaciones de derechos humanos.

a) Primera Generación: derechos civiles y políticos (Civil Rights). Los Derechos


de la Primera Generación serán los derechos individuales; derechos del ciudadano, y
los civiles y políticos que de acuerdo a nuestra clasificación, estarían comprendidos
en los numerales 1, 2 y 3 antes referidos, y que se resumen en los derechos de
libertad, donde estarían enmarcadas las garantías individuales, y que implican un de-
ber de abstención de parte del Estado.

b) Segunda Generación: derechos sociales, económicos y culturales. Los Dere-


chos de la Segunda Generación, conocidos como derechos de igualdad, son aquellos
derechos económicos, sociales y culturales que implican que el Estado debe de con-
ceder al gobernado una serie de prestaciones de tipo económico, cultural y social, que
por lo general se encuentran enmarcados en el Pacto de los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
1966, el cual entró en vigor en 1976.

Dentro de los Derechos de la Segunda Generación, se encuentran: el derecho al


trabajo, el derecho al goce de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias, el dere-
cho de fundar sindicatos y afiliarse a ellos, incluyendo el derecho de huelga, a la seguridad
social, a un nivel de vida adecuado, al disfrute del más alto nivel posible de salud física y
mental, el derecho a la educación y el derecho a participar en la vida cultural.

Con fundamento en lo anterior, los Derechos de la Segunda Generación se en-


cuentran comprendidos en el numeral 4 de nuestra clasificación denominada “Los
Derechos Sociales”.

c) Derechos de la Tercera generación: derechos de solidaridad. Nos faltaría úni-


camente incluir en una quinta clasificación, los Derechos de Solidaridad como dere-
chos de la “Tercera Generación”, que implica una fuerte lucha para que se incluyan en
el catálogo de los Derechos humanos dentro del Derecho Positivo Mexicano y dentro
del marco del Derecho Internacional.

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Por todo lo anterior, nos percatamos de la dificultad para definir y conceptualizar
a los Derechos Humanos, debido a la diversidad de aspectos que ésta noción contem-
pla, así como los distintos puntos de vista que en su mayoría rebasan el marco de
referencia del Derecho Positivo.

Definición de derechos humanos:

Sin embargo, no obstante la dificultad para definir el contenido de los Derechos


Humanos, ya que tienen un carácter multidimensional (ámbito filosófico, axiológico,
político, jurídico y sociológico) se intenta una aproximación al concepto de los Dere-
chos Humanos, en base a la siguiente definición:

“Los derechos humanos son aquellos principios inherentes a la dignidad humana


que necesita el hombre para alcanzar sus fines como persona, y para dar lo mejor
de si a la sociedad en que se desarrolla, o bien, son aquellos reconocimientos
mínimos sin los cuales la existencia del individuo o la colectividad carecerían del
significado y de fines en si misma.”

Es decir, que desde un punto de vista filosófico, consisten en la satisfacción de las


necesidades y exigencias morales y materiales de la persona humana.

Bajo el ámbito jurídico, se entiende por Derechos Fundamentales, al conjunto de


prerrogativas, facultades, recursos y pretensiones de contenido social, económico y
cultural que tiene el ser humano por el simple hecho de ser persona y que el Estado y
el Derecho están obligados a garantizar de una manera efectiva.

Son por ello la piedra angular del Estado Constitucional del Derecho y el conteni-
do básico de una democracia sustancial, de ahí que son Fundamentales por la impor-
tancia que tienen para que funcione adecuadamente el Sistema de Garantías que
debe contener una Constitución de un Estado Democrático (Ferrajoli).

En nuestro Derecho Positivo Mexicano, la Constitución se refiere a las Garantías


Individuales en el Título Primero, Capítulo Primero, donde se reconocen los Derechos
Humanos mediante la protección de las Garantías Individuales otorgadas por la Cons-
titución, y que no son más que los mismos derechos del hombre que son inherentes a
la persona humana.

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Dentro del marco de protección y defensa de los Derechos Humanos, el articulo 102,
inciso “b” de la Constitución Mexicana, establece el ámbito de Competencia Federal para
que el Congreso de la Unión constituya o cree un organismo protector de los Derechos
Humanos denominado Comisión Nacional de Derechos Humanos, contemplados en el
orden jurídico mexicano, el cual conocerá de las quejas en contra de actos u omisiones de
naturaleza administrativa provenientes de cualquier servidor público o autoridad.

De tal suerte que el dispositivo constitucional estructura la forma de tutelar los


Derechos Humanos en el país, mismos que se encuentran enmarcados en las Garan-
tías Individuales consagradas en los artículos 1o. al 28 constitucional, además de los
incluidos en los Tratados Internacionales suscritos por el Presidente de la República y
ratificados por el Senado, ya que son Ley Suprema en el País, de conformidad con el
articulo 133 de la Constitución Federal, entre los que se encuentran la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948, y los dos Pactos que entraron en vigor
en 1976, el primero sobre los Derechos Civiles y Políticos, y el segundo, sobre los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Por último, el Reglamento de la Ley de la Comisión Nacional de Derechos Huma-


nos publicado en el Diario Oficial de la Federación el 12 de noviembre de 1992, define
a los Derechos Humanos de la siguiente manera:

“Articulo 6o.- Para los efectos del desarrollo de las funciones de la comisión
nacional de derechos humanos, se entiende que los derechos humanos son los
inherentes a la naturaleza humana, sin los cuales no se puede vivir como ser
humano. En su aspecto positivo, son los que reconocen la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos y los que se recogen en los pactos, los convenios y
los tratados internacionales suscritos y ratificados en México”.

Conviene agregar que nuestro sistema legal también vela y protege los Derechos
Humanos a través de los órganos encargados de la impartición de justicia en el ámbito
judicial y administrativo, cuando por ejemplo, la violación de los Derechos Humanos
acaece por virtud de personas particulares, morales y físicas, ante lo cual son estos
los órganos que conocen de tal violación.

Existen actualmente algunos Ombudsmen que conocen violaciones de Derechos


Humanos atribuidos a particulares, empresas, o grupos sociales poderosos, como los
sindicatos, corporaciones, etc., tal es el caso del Ombudsman Canadiense.

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No debe de escapar a este estudio introductorio de los Derechos Humanos, las
características modernas de internacionalización y progresividad de los mismos, a
partir de la Segunda Guerra Mundial.

Derecho Internacional de los derechos humanos

En el Siglo XX ya se hablaba del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

De esta manera, Héctor Gros Espiell (Derechos Humanos y Vida Internacional,


UNAM y CND, p.p.219-221), reconoce la existencia del término “Derecho Internacio-
nal de los Derechos Humanos”, cuando considera que “en América Latina se com-
prende unánimemente hoy que la materia relativa a los Derechos Humanos no está
reservada a la jurisdicción interna de los Estados. Es un asunto en que coexisten la
jurisdicción interna y la jurisdicción internacional en los países latinoamericanos se
acepta unánimemente la aplicación directa en el Derecho Interno, del Derecho Inter-
nacional en los Derechos Humanos de base convencional.

De esta manera el autor concluye que existe el término “Derecho Internacional de


los Derechos Humanos” cuando señala: “En la actuación de Jueces internacionales
independientes, que sepan, comprendan y apliquen el Derecho, está la mejor garantía
de la protección de los Derechos Humanos. La más eficaz protección de los Derechos
Humanos es la que resulta del funcionamiento de Tribunales o Cortes Internacionales,
Órganos Jurisdiccionales que apliquen “el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos”.

Sin embargo, la internacionalización de los Derechos Humanos no es un nuevo


imperialismo, en el cual un Estado fuerte y poderoso se inmiscuya en los asuntos
internos de otro, y lo quiera juzgar por presuntas violaciones de Derechos Humanos, o
que con ese pretexto pretenda dictar y determinar las políticas nacionales.

Desde luego que no. La internacionalización de los Derechos Humanos es y


debe ser, primordialmente, la aceptación de órganos jurisdiccionales, internacionales
y regionales, integrados por Jueces Independientes y probos, que apliquen el Dere-
cho Internacional sin presión de ningún Estado.

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México aceptó la jurisdicción obligatoria de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en diciembre de 1998, por tal motivo ya se insertó en el ámbito de aplicación
del llamado “Derecho Internacional de los Derechos Humanos”.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 mediante la


cual la Asamblea Francesa proclamaba la libertad y la igualdad de los derechos de
todos los hombres, se reivindicaban sus derechos naturales e imprescriptibles, tales
como la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. La Declara-
ción de los Derechos ha planteado diversos problemas que han sido, al mismo tiempo,
políticos y conceptuales:

Sobre este tema chocaron a fines de 1700, por un lado, el Racionalismo


Iusnaturalista y, por el otro, el Utilitarismo y el Historicismo. Era posible así el conflicto
entre los Abstractos Derechos del Hombre y los concretos Derechos del Ciudadano.

Ferrajoli señala atinadamente, que una de las cuestiones a resolver en el Siglo XXI
es precisamente universalizar los Derechos Humanos como Derechos Fundamentales,
para dejar atrás la vieja concepción de su aplicación únicamente a los ciudadanos de
cada país o nación con la idea de que todos los habitantes de la aldea común que es el
mundo, cuenten con el respeto y protección de estos Derechos Fundamentales (“De-
rechos y Garantías, la ley del más débil”).

Concepciones filosóficas de los derechos humanos

Podemos resumir tres concepciones sobre los Derechos del Hombre.

La primera consiste en la Corriente Iusnaturalista que considera a los Dere-


chos del Hombre como Derechos Naturales que pertenecen al hombre en cuanto
hombre, opina también que el Estado puede y debe solamente reconocerlos, admi-
tiendo así, un límite preexistente a su soberanía; para quien no siga al Iusnaturalismo,
estos son Derechos Subjetivos concedidos a los individuos por el Estado en su autó-
noma soberanía, que de tal manera se autolimita; una posición intermedia es tomada
por aquellos que siguen al contractualismo, los cuales, ayer como hoy, fundan estos
derechos sobre el contrato, expresado por la Constitución entre las diversas fuerzas
políticas y sociales.

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Varían las teorías, pero varía también la eficacia de estos derechos, que es máxi-
ma solamente en un fundamento Iusnaturalista, porque los hace imprescriptibles.

Es esta la última razón fundamental por la cual la mayoría de los defensores de los
Derechos Humanos, sostienen la Tesis Iusnaturalista de que los Derechos del Hombre
son inherentes a la persona humana y que pertenecen al hombre en cuanto a hombre
y que por tal motivo, el Estado solamente debe reconocerlos, respetarlos y tutelarlos.

Sin embargo, en el Derecho Positivo Mexicano, se encuentran perfectamente


tutelados y garantizados en las Garantías Individuales de la Constitución Mexicana, en
los primeros 28 artículos de la misma, en forma dogmática y; en el artículo 102, inciso
“b”, en forma orgánica, al estructurar y organizar la Institución del Ombudsman Mexi-
cano, como un medio de defensa y protección de los Derechos Humanos, establecien-
do así un sistema de control no jurisdiccional o cuasijurisdiccional de protección de los
derechos fundamentales, que resuelve la denuncia de violaciones de Derechos Huma-
nos mediante Recomendaciones no vinculatorias, en contra de las autoridades o servi-
dores públicos que violan o atentan contra los Derechos Humanos.

Señala el Dr. Burgoa, sobre la diferencia entre Garantías Individuales y los Dere-
chos Humanos, lo siguiente:

“De estos elementos fácilmente se infiere el nexo lógico jurídico que media entre
las garantías individuales o del gobernado y los “derechos del hombre” como una
de las especies que abarcan los derechos públicos subjetivos.

“Los derechos del hombre se traducen substancialmente en potestades insepara-


bles e inherentes a su personalidad: son elementos propios y consubstanciales de
su naturaleza como ser racional, independientemente de la posición jurídico-positi-
va en que pudiera estar colocado ante el estado y sus autoridades; en cambio, las
garantías individuales equivalen a la consagración jurídico-positiva de estos ele-
mentos, en el sentido de investirlos de obligatoriedad e imperatividad para atribuirles
respetabilidad por parte de las autoridades estatales y del estado mismo.

“Por ende, los derechos del hombre constituyen, en términos generales, el conteni-
do parcial de las garantías individuales, considerando a estas como meras relacio-
nes jurídicas entre los gobernados, por un lado, y estado y autoridades, por el otro”.

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Los Derechos Humanos son aquellos principios inherentes a la dignidad humana
que necesita el hombre para alcanzar sus fines como persona, y para dar lo mejor de
si a la sociedad en que se desarrolla, o bien, son aquellos reconocimientos mínimos
sin los cuales la existencia del individuo o la colectividad carecerían del significado y
de fines en si misma. Es decir, lo anterior consiste en la satisfacción de las necesida-
des morales y materiales de la persona humana.

Para el autor German J. Bidart Campos, los adjetivos “Derechos Naturales del
Hombre” y “Derechos Fundamentales del Hombre” acusan un sentido trascendente,
mas allá de las posturas y las divergencias filosóficas “Naturales”, quiere decir, como
mínimo, que tales derechos le son inherentes al hombre en cuanto hombre que tiene
naturaleza (esencia) de tal, o cuanto cada hombre y todo hombre participa de una
naturaleza que es común a toda la especie humana como distinta e independiente de
las demás especies.

Esta noción de que el ser humano tiene por su naturaleza ciertos derechos vale-
deros viene destacada por Del Vecchio, y sirve de base en Maritain a su filosofía de los
derechos del hombre, cuando afirma enfáticamente que hay naturaleza humana.

Por lógica ilación, se comprende que si estos derechos son naturales o propios
de la naturaleza de la persona humana, revisten carácter de fundamentales, en el
sentido de primarios o indispensables.

La fundamentalidad coincide con la inherencia a la naturaleza humana; sobre el


particular Luigi Ferrajoli, habla de un Sistema de Garantías para la protección de los
Derechos Fundamentales, pero sobre todo como el lo señala en su obra, como un
sistema efectivo de protección del más débil.

El autor Bidart Campos destaca al respecto lo siguiente:

“Hay derechos ‘humanos’ porque el hombre -cada hombre y todo hombre- tiene
una naturaleza en virtud de la cual ‘hay’ exigencias que provienen del orbe del
valor, a las que debe darse recepción en ese otro ámbito cultural de la vida huma-
na, que es el mundo jurídico-político.”

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El Ombudsman Mexicano y los Derechos Humanos

Es importante destacar que el artículo 2o. de la Ley de la Comisión Nacional De


Derechos Humanos dispone textualmente:

“La comisión nacional de derechos humanos es un organismo descentralizado,


con personalidad jurídica y patrimonio propios que tiene por objeto esencial la
protección, observancia, promoción, estudio y divulgación de los derechos huma-
nos previstos por el orden jurídico mexicano.”

Del precepto legal antes citado, se desprende que los Derechos Humanos son los
derechos que tiene todo gobernado ante el Estado y sus autoridades, que se encuen-
tren previsto en el orden jurídico mexicano, es decir, en la Carta Magna que rige a
nuestro país, así como los previstos en los Tratados Internacionales suscritos por el
Presidente de la República y ratificados por el Senado, considerados como la ley
suprema del país, de conformidad con el artículo 133 de la Constitución Federal.

Por lo anterior se debe entender que los Derechos Humanos se encuentran con-
tenidos en las Garantías Individuales y sociales previstos por la Ley Fundamental, aun
cuando las garantías se contemplan desde un punto de vista mas restringido que los
derechos humanos que tienen un concepto más amplio y universal.

Los Derechos Humanos en México

En el Derecho Positivo Mexicano se encuentran tutelados y garantizados en las


garantías individuales que consagra nuestra Carta Magna, en sus primeros 28 artícu-
los, y en el artículo 102, inciso “b”, se protege a los derechos del hombre, al estructu-
rar y organizar al Ombudsman Mexicano, con un sistema de control no jurisdiccional,
que dicta recomendaciones no vinculatorias y sin fuerza coercitiva, en contra de las
autoridades o servidores públicos que violan o atentan contra los derechos humanos.

De igual manera, el Derecho Positivo Mexicano demuestra su eficacia en la de-


fensa de los derechos del hombre o derechos humanos, mediante la figura jurídica del
Juicio de Amparo, el cual constituye la defensa jurídica por excelencia de los derechos
del gobernado.

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Es conducente señalar que el Juicio de Amparo y el Ombudsman Mexicano, tienen
la difícil misión de tutelar los derechos del hombre o del gobernado frente a la actividad
estatal, es decir, ambas instancias protegen a todo ciudadano de sus derechos y garan-
tías consagradas en el Derecho Positivo Mexicano frente a los actos del poder público, y
es aquí en donde encontramos una gran similitud entre ambas instituciones.

Sin embargo, los medios de defensa son diferentes, ya que el Juicio de Amparo
constituye un sistema de defensa jurisdiccional, ya que se substancia ante los Tribuna-
les Federales integrantes del Poder Judicial, en cambio la defensa de los derechos
humanos a través del Ombudsman Mexicano se lleva a cabo bajo un sistema de control
no jurisdiccional, ya que la queja (en lugar de la demanda), se substancia en las
Comisiones Nacional o Locales, que no forman parte del Poder Judicial.

Por último, la noción de los Derechos Humanos ha planteado una problemática de


difícil solución teórica y práctica, ya que por un lado, el constitucionalismo moderno
pretende la inclusión de los Derechos Humanos en la propia Constitución, para consa-
grar las victorias del ciudadano sobre el Poder.

Por otro lado, su eficacia tutelar deviene en una dificultad para que un órgano del
Estado asegure y garantice la protección de los Derechos Humanos.

Coincido con Norberto Bobbio en que la declaración de los derechos ha plantea-


do diversos problemas que han sido, al mismo tiempo, políticos y conceptuales.

Antes que nada, la relación entre la declaración y la constitución, entre la enun-


ciación de grandes principios de derecho natural, evidentes a la razón, y la concreta
organización del poder por medio del derecho positivo, que impone a los órganos del
estado órdenes y prohibiciones precisas: en efecto, o dichos derechos quedan como
meros principios abstractos (pero los derechos pueden ser protegidos sólo en el
ámbito del ordenamiento estatal, por ser derechos jurídicamente exigibles) o son prin-
cipios ideológicos, que sirven para subvertir el ordenamiento constitucional.

Sobre este tema chocaron a fines del siglo XVIII, por un lado, el racionalismo
iusnaturalista y, por el otro, el utilitarismo y el historicismo, ambos hostiles a la temática
de los derechos del hombre.

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Era posible así el conflicto entre los abstractos derechos del hombre y los concre-
tos derechos del ciudadano, es decir una contienda sobre el valor de las dos cartas.

De otra manera, si inicialmente, tanto en Norteamérica como en Francia, la decla-


ración estaba contenida en un documento separado, la Constitución Federal de Esta-
dos Unidos acabó con esta tendencia, hoy los Derechos Fundamentales son identifi-
cados en el texto constitucional (mediante las enmiendas constitucionales).

En México, los Derechos Humanos se encuentran consagrados en los primeros


28 artículos constitucionales.

Un segundo problema deriva de la naturaleza de estos derechos: quien opina que


son naturales, pertenecientes al hombre en cuanto hombre, opina también que el esta-
do puede y debe solamente reconocerlos, admitiendo así, un límite preexistente a su
soberanía; para quien siga al iusnaturalismo, éstos son derechos subjetivos concedi-
dos a los individuos por el estado en su autónoma soberanía, que de tal manera se
auto-limita; toman una posición intermedia aquellos que siguen al contractualismo, los
cuales, ayer como hoy, fundan estos derechos en el contrato expresado por la consti-
tución, entre las diversas fuerzas políticas y sociales.

Varían las teorías, pero varía también la eficacia de la defensa de estos derechos,
que es máxima solamente en un fundamento iusnaturalista, porque los hace
imprescriptibles.

Por ejemplo, la actual Constitución de la República Federal Alemana, prevé la posi-


bilidad de revisión constitucional para los derechos del ciudadano, trastornando así toda
la tradición iuspublicista alemana, fundada en la teoría de la autolimitación del Estado.

El tercer problema se refiere al modo de proteger estos derechos: mientras que la


tradición francesa se confiaba solamente en la separación de poderes (y sobre todo
en la autonomía del judicial) y en la participación de los ciudadanos, a través de sus
propios representantes, en la formación de la ley, la tradición norteamericana, descon-
fiada frente a la clase gobernante, quiso una constitución rígida, no modificable más
que por un poder constituyente, un control de constitucionalidad de las leyes aproba-
das por el legislativo: esto garantiza los derechos del ciudadano contra el despotismo
legal de la mayoría.

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Los países que han vivido la experiencia del totalitarismo, como Italia y Alemania,
se han inspirado para sus constituciones más en la tradición norteamericana que en la
francesa.

Hemos pasado de un estado individualista en cuanto a la protección de los Dere-


chos Humanos, a un estado asistencial que protege las nuevas libertades de los grupos
sociales, como es el caso de las minorías étnicas (comunidades indígenas y religio-
sas), los incapacitados o discapacitados, los ancianos, las mujeres, etc., ya que la
protección de sus Derechos Humanos derivan del principio de igualdad que ha sido el
motor principal de las transformaciones sociales.

En la actualidad, la vigencia y protección de los Derechos Humanos están de-


mostradas por el hecho de que hoy, en todo el mundo, se lucha de diversas maneras
por los derechos civiles, por los derechos políticos, por los derechos sociales; éstos
eventualmente pueden no coexistir, aun cuando, por principio, son tres clases de dere-
chos que, para estar verdaderamente garantizados, deben ser solidarios.

Se lucha todavía por estos derechos porque, luego de las grandes transformacio-
nes sociales, no se llegó a la situación garantizada de una vez por todas en la que
creía el optimismo ilustrado.

Las amenazas pueden provenir, como ayer, del Estado, pero también de la socie-
dad de masas, con sus conformismos, o de la sociedad industrial, con su
deshumanización.

Es significativo que, mientras que la tendencia de nuestro siglo y del pasado


parecía dominada por la lucha por los derechos sociales, se asista ahora a una inver-
sión de tendencias y se retome la batalla por los derechos civiles, sin olvidar desde
luego la protección de los Derechos de la Segunda y Tercera Generación.

Principios Generales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos


(Concepción Axiológica).

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 De Diciembre de


1948, se acotan los principios rectores siguientes:

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A) Todo ser humano por el solo hecho de existir es persona y, por tanto, titular de
Derechos Humanos;

B) Los Derechos Humanos tienen su origen en la propia naturaleza del ser huma-
no y son expresión natural de su existencia;

C) Los Derechos Humanos pertenecen a la persona por igual, es decir, sin distin-
ción de raza, sexo, nacionalidad o condición social;

D) Los Derechos Humanos son preexistentes a la Ley; ésta los reconoce, protege
y garantiza, pero no los crea, y

E) Los Derechos Humanos constituyen el conjunto de facultades y prerrogativas


de las personas, sin las cuales no se puede existir realmente como ser humano.

Ciertamente, los valores y principios que dan contenido a los Derechos Humanos,
como son: la vida, la libertad, la seguridad, la dignidad, la capacidad de incidir en la
historia y en la cultura y contar con un mínimo de bienestar económico, son prerrequisitos
de una existencia real y verdaderamente humana; de una vida digna de ser vivida.

Los Derechos Humanos, en tanto que principios generales, son reconocidos y


recogidos por el Estado mediante la acción de los parlamentos y congresos, y se
reflejan en los textos de las Leyes.

Así, el Estado no crea los Derechos Humanos, sino los reconoce, los precisa, fija
su extensión y sus modalidades, y establece los mecanismos y procedimientos para su
adecuada tutela y conservación.

Pero, como acertadamente apunta Norberto Bobbio:

“No se trata de saber cuales y cuantos son estos derechos, cual es su naturaleza
y fundamento, si son derechos naturales o históricos, absolutos o relativos, sino
cual es el modo más seguro para garantizarlos, para impedir que, a pesar de las
declaraciones solemnes, sean continuamente violados”, (Anuario de Derechos
Humanos, 1981 p. 9, citado por Jesús González Pérez, “La Dignidad de la Perso-
na”, Madrid, Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, 1986, p. 25).

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Efectivamente, de nada serviría que las constituciones y las leyes crearan las
normas que expresan los derechos fundamentales de las personas, si a la par no
promueven las formas para reivindicar un Derecho Humano violentado por los órganos
y servidores públicos del Estado.

De aquí mismo se colige que mientras los Derechos Humanos expresan principios
generales y abstractos, las garantías individuales son normas que delimitan y precisan
tales principios; representan la dimensión, límites y modalidades, bajo los cuales el
Estado reconoce y protege un Derecho Humano determinado.

Huelga decir que los Derechos Humanos, que son innatos a la persona humana,
han estado presentes a lo largo de toda la evolución social y con independencia de las
específicas formas de organización del Estado, desde el más primario o elemental,
hasta las más complejas formas de la entidad estatal contemporánea.

CONCLUSIONES

Para concluir, los Derechos Humanos coinciden con los derechos fundamenta-
les de la persona humana, y que es necesaria la protección de los mismos por parte
del Estado para garantizar un mínimo de libertad de acción de la persona y de su
adecuado desarrollo, para el logro de sus propios fines, así como para que alcance
su realización plena.

Los Derechos Fundamentales y la Impartición de Justicia 17


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