Una Lengua Muy Muy Larga
Una Lengua Muy Muy Larga
Una Lengua Muy Muy Larga
Hasta el siglo XVI se enseñaba que la f y la ph tenían el mismo sonido, esta última se
utilizaba para palabras provenientes del latín/griego.
Yo soy ese
S: niños escriben como un 2, plural, andaluces, seseo
Me disfrazo de erre
Ortografía de 2010, la r se llama erre y la rr doble erre. Erre alveolar sonora. R con la n
Un punto yeyé
Manuscritos medievales una y, se solía escribir encima de ella un punto para que no se
confundiera con una v.
Alfabeto romano introdujo la letra ipsilon (Y) del griego, por eso i griega. Y la otra se llama
i latina. 1815 la RAE fijó que solo se usaría y como vocal a final de palabra en secuencias
de diptongo.
La Real Academia Española estableció en 2010 una propuesta, dictó que la y sería ye, b:be
y v:uve. No es un error decir y griega, pero lo cierto es que la RAE no lo recomienda, prefiere
ye.
Yo acuso a la w
En el latín no existía, proviene de las lenguas anglo-germánicas. De no haber existido se
usaría la v.
Se introdujo en en nuestro alfabeto en 1969.
En cuanto a sonido: suplanta a la b cuando le sigue la vocal u(kuwaití). Cambia su sonido
a /u/ o /gu/ cuando tiene detrás a otra vocal distinta(waterpolo, kiwi).
No ha sido la única intrusa en nuestro alfabeto (la ñ, la j y la u tampoco estaban en el
alfabeto latino)
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Palabras con finales consonánticos de j: reloj, boj y carcaj.
Reloj viene del latín y del catalán.
Si eres seseante, pensarás que es delisiosa; si eres ceceante, te sabrá delicioza; si eres
heheante, delihioha, y si eres distinguidor se quedará en deliciosa
Entre paréntesis
Paréntesis: para dar nombre a un inciso dentro de la frase. Pero se acabó designando
también a un signo ortográfico doble que se extendió a partir de los Siglos de Oro.
En representación teatral, las acotaciones.
Uso creciente a partir del Renacimiento gracias a la aparición de la imprenta (que regula el
inventario de signos y empieza a popularizar ciertas tendencias de uso), la explosión del
fenómeno de la escritura privada silenciosa (que necesita ayudar al lector a organizar
internamente la información del texto) y la propia reglamentación de los libros de lengua
(RAE).
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en signos dobles, es algo exclusivo del español. Abrir con un signo específico la pregunta
o la exclamación lo empezamos a hacer en el siglo XVIII pero no se extendió hasta entrado
el XIX, y de nuevo la interrogación fue por delante de la admiración y se extendió antes.
Textos españoles del XVII y el XVIII donde se emplean interrogaciones en lugar de
admiraciones.
§: signo de párrafo, para indicar el número de un capítulo o de un párrafo (§. XX). Ahora lo
usamos poco, solo para remitir dentro de un escrito a un subapartado (por ejemplo, véase
§ 2).
¶: calderón y se empleaba en los manuscritos medievales para indicar pausa larga. Hoy
dice la RAE, «se ha recuperado su figura en las aplicaciones informáticas de procesamiento
de texto».
À: El acento grave, que hoy no existe en español, pero sí en francés, fue en los siglos XVI
y XVII muy empleado, más que el agudo, porque por su orientación de izquierda a derecha
no corría el riesgo de confundirse con las abundantes marcas de abreviaturas. La RAE en
1741 lo eliminó.
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Letras de cambio
Reformas que proponía la Real Academia:
⁃ Regulación de la escritura de b y v se en el Diccionario de Autoridades (1726-1739).
escribir b y v según el reparto del latín, aunque se pronunciaran de la misma forma.
⁃ Desde 1763 se eliminó la grafía de doble s (ss). Esta grafía en la Edad Media
indicaba un sonido distinto al de s simple, pero desde el siglo XVI la s y la ss sonaban igual.
⁃ En 1815 apareció la octava edición de la Ortografía de la RAE; en ella se fijó el
empleo de la qu- exclusivamente ante e y ante i. De esta forma quanto> cuanto.
⁃ 1815 la x se usara solo como equivalente a /ks/, como en examen, exótico, así que
la x que equivalía al sonido de j o g pasó a escribirse con esas letras. De esta forma dixo>
dijo.
⁃ Hasta 1959 fué llevaba tilde, igual que vió, dió. Ese año, unas Nuevas normas de
prosodia y ortografía dadas por la RAE eliminaron tal acento. Se consideran desde
entonces estas palabras monosílabos, y los monosílabos (salvo algunas excepciones) no
llevan tilde en español.
¡Ritmo!
La música de las palabras es su acento. Menéndez Pidal lo llamaba el alma de la palabra
y sostenía que era un sello de identidad.
Los cambios fonéticos han hecho perderse vocales interiores o finales. Cada lengua
romance ha terminado creando su propio ritmo:
nombre: la forma griega ‘don de Isis’ o Iσίδωρoς (isídoros). La palabra se adaptó en latín
de dos formas:
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⁃ Una, la propia del latín clásico, es ĬSIDŌRUS. Se practica un desplazamiento
acentual que convierte al helenismo en palabra llana: Isidoro.
⁃ Otra, la propia del latín más tardío, conserva la acentuación griega original: Isídoros
y pierde la vocal interna: Isidro.
El Diccionario panhispánico de dudas que ofrece en línea la RAE recoge esta palabra como
de doble acentuación.
Seseo y yeísmo existen en español claramente desde el siglo XVI, pero se reflejan poco en
la escritura. Obviamente, solo los escribas menos avezados, o los que llamamos
semicultos, nos dejan muestras de estos fenómenos; lo hacían involuntariamente. Gracias
a esos errores desde el siglo XVI en Sevilla era común decir caye o aparese.
El seseo sabemos que nace en Sevilla y que desde ese foco se difunde a partir del siglo
XVI, para el yeísmo no hay un único origen. Se pudo dar de forma simultánea en dominios
diversos del español, aunque parece que el área andaluza estaba a la cabeza de su
propagación.
Hoy la mayoría de la población hispanohablante es yeísta y se ha hecho poco frecuente la
palatal lateral (la que escribimos con ll, que suena igual que la gl de los italianos
Mi tipo
¿Qué es una serifa? La serifa se llama también remate. Hay tipos de letra, como la letra
Times New Roman que usan ese remate al final de los trazos verticales, lector, por ejemplo,
cómo se posa la letra T en el suelo del renglón, con cierto apoyo.
Las letras sin serifa se llaman moldes o letras a palo seco.
Las diferencias de los escritos medievales con los romanos eran muchas. La escritura latina
clásica no usaba minúsculas (solo mayúsculas o capitales) ni dejaba espacios entre
palabras; el soporte era distinto también, pues los romanos leían en rollos. Desde el siglo
III existe ya el soporte que se llamó CODEX (códice) y un doble catálogo de letras:
mayúsculas y minúsculas.
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En la Península Ibérica, la letra más extendida en la Alta Edad Media fue la llamada letra
visigótica, por los visigodos. En Francia, desde el siglo VIII letra carolingia, por el emperador
Carlomagno. Esta letra fue una verdadera revolución para Occidente, ya que fue
reemplazando a otras formas previas de letras. Era una letra clara, con pocas ligaduras,
con espacio entre palabras, poco cursiva y muy legible. Se fue extendiendo por Occidente,
aunque territorios como el sur de Italia, Irlanda o la propia Península Ibérica fueron reacios
a su implantación. A la Península llegó en fecha más tardía: primero, en el siglo IX, a la
zona cristiana de los Pirineos; luego, a León, Castilla y a los territorios que se iban
reconquistando. Terminó sustituyendo a la letra visigótica en torno al siglo XII.
Tras la carolina, vinieron la letra gótica (más angulosa, en el siglo XII) y la humanista. Y
luego vino la imprenta.
Yod
Yod: letra hebrea y ocupa la posición décima en el alfabeto. Es un trazo muy simple,
pequeño, tiene su origen en otra letra del alfabeto fenicio.
Todas las letras nacieron en algún dibujito con que se representaba un sonido. Ese dibujo,
llamado pictograma, es para el caso de la yod una mano, y con la mano se simboliza a esta
letra en el misterioso mundo de la cabalística y la numerología.
En el siglo XIX, se recurrió a Yod para llamar a un sonido que (sin ninguna relación con el
hebreo) surgió en el latín tardío y cambió para siempre la cara de nuestra lengua madre.
Yod: esa /i/ que había en Antonio y que ha desaparecido en Antoño dejando a la n hecha
una ñ.
Llamamos yod a un sonido semivocálico o semiconsonántico, una /i/ que está en diptongo
junto a otro sonido vocálico: la i de Antonio es una yod, al igual que la i de seis, viene, copia
o baila. Cuando los latinos dejaron de decir ARANEA para decir ARANIA crearon una yod
¿Bailamos?
Metátesis: del griego μετάθεσις, ‘transposición’. Una letra se puede colar al lado de otra, y
cambia de posición. lagartija convertida en largatija.
Ejemplos:
⁃ PERICULUM da pericolo de donde periglo, con metátesis: peligro
⁃ PARABOLA da parabla, con metátesis: palabra
A dentelladas
En el primer diccionario de la Academia, el diente se definía por su utilidad más inmediata
y carnal (‘sirve para cortar y moler el manjar’, Diccionario de Autoridades, 1732) pero otra
misión de los dientes es servir de muralla contra la que choca la lengua en la producción
de los llamados sonidos dentales. Consonantes dentales en español son /t/ y /d/.
Nuestra d del español actual viene de dos padres muy distintos:
⁃ Un posible origen es la propia D latina. Observe el lector que la –D– latina
intervocálica se perdió en gran medida en su paso al español: CADERE > caer AUDIRE >
oír. Pero se conservó en algunas palabras, como en NODU > nudo
⁃ Otro padre de la d es la T latina. A diferencia de la d que hemos visto arriba, la
desaparición de esta –d que viene de T no es de la época en que el latín se estaba haciendo
castellano. CANTATIS> cantades > cantáis
Yernos e infiernos
Se ha defendido que el étimo de Villayerno es VILLA INFIERNO. Otra etimología hace
provenir el nombre Villayerno de VILLA LIBIERNO, de Libierno, nombre propio masculino
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que podría ser el de uno de los repobladores que fundaron el pueblo en torno al siglo X o
tal vez de VILLA HIBERNU.
En castellano esa f- inicial se aspiró y por eso se empezó a pronunciar FUMUS como humo.
A mí no me lo digas
Reduplicación: poner las cosas dos veces. Si digo le estoy hablando a usted, el pronombre
le, de tercera persona y
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la estructura a usted (con preposición a y otro pronombre) están señalando a la misma
persona (a usted, el lector).
Este fenómeno se da, pues, desde español antiguo y tiene en su origen un carácter enfático
Variación existente en español en las dos formas de denominar a una calle. Podemos
identificarla adjuntando a calle directamente el nombre propio: calle Perla, calle Gravina
(esto es lo que se llama en gramática una aposición) o podemos intermediar un de entre
ambos: calle de la Perla.
Esta situación se explica por el propio pasado latino. En latín se usaba más en ese contexto
denominativo la aposición (por ejemplo, el río Garona como GARUMNA FLUMEN) que el
caso genitivo (GARUMNAE FLUMEN). En español la construcción con aposición se
mantiene, y, perdidos los casos, el genitivo es reemplazado por una forma con de.
Si tú me dices ven
Ven: herencia del latín VENI, imperativo. La I final de VENI (que era una vocal cerrada) ha
impedido la diptongación de la E, y por eso no decimos vien.
Ven, estás haciendo una consonante /b/ oclusiva porque la labial está abriendo el discurso.
Ahora ven ya dejas a la labial entre vocales y haces sonar una /b/ más suave, que llamamos
fricativa.
Ven, otros derivados de VENIRE, como aventura, desventura, inventar o convenir.
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En el siglo XVI ya empezamos a encontrar muchos ejemplos de vos usados para el trato
entre iguales, y, paulatinamente, el pronombre perdió carácter reverencial hasta convertirse
en una marca de trato familiar o desprecio.
El vos de respeto en el castellano peninsular terminó siendo reemplazado por vuestra
merced.
En latín vulgar esos futuros latinos se vieron desplazados por diversas perífrasis como
FACERE DEBEO, FACERE VOLO, FACTURUS SUM y FACERE HABEO. De una de esas
perífrasis, AMARE (o cualquier otro infinitivo) + HABEO, o sea, haber con infinitivo, viene
nuestro futuro simple.
Los futuros latinos pasaron de tiempos simples (AMABO, AMABIS...) a ser sustituidos por
una perífrasis (AMARE HABEO), que a su vez pasó a amaré. Pero ese futuro hoy compite
con otra nueva perífrasis (ir a + infinitivo) que se fue imponiendo en español desde el siglo
XVIII
las lenguas procedentes del latín vemos que hay un consenso general en la forma de decir
que no. Non en francés o en el propio aranés; nu en rumano; no en italiano, español y
catalán; não en portugués... Todas estas palabras vienen de la forma latina NON. Pero así
como hay una clara hermandad en el no, los idiomas romances no parece que estén en
absoluto junts pel sí, si se me permite el guiño a la candidatura coaligada catalana. Para la
afirmación positiva, las lenguas romances han seguido caminos divergentes. Formas como
el sim portugués, el si gallego, el sì italiano o el sí del español y catalán han salido de SIC
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(‘así’ en latín). En cambio, de HOC (‘esto’ en latín) salió el òc del occitano y de HOC ILLE
surgió el oui del francés. El rumano, para esta expresión, se apartó del tronco latino para
abrazar la expresión eslava da.
El latín tenía una partícula absoluta para la negación (NON), pero para la afirmación no
contaba con una palabra específica. Español, italiano, portugués y gallego optaron por la
herencia de SIC, mientras que el occitano (y por tanto, el aranés) junto con el francés
optaron por la herencia de hoc
Si me queréis, idos
Una parte muy amplia de la comunidad hispanohablante no se usan ni el pronombre
vosotros ni su asociado os; en suma, hay más hablantes que no dicen iros que hablantes
que sí lo dicen. En julio de 2017 la Real Academia Española confirmó que aceptaría iros
(aunque seguiría recomendando idos) como imperativo del verbo ir. Dos posibilidades:
⁃ Muchos verbos pueden construirse con o sin pronombre: decimos que queremos ir
a casa o irnos a casa. Cuando esos verbos se ponen en imperativo y con pronombre, se
elimina la d: tomad la sopa pasa a tomaos la sopa. El verbo ir, el imperativo id a la calle se
convertía en idos, con la d conservada, o pasaba a íos.
⁃ Vosotros se usa poco o ni siquiera se emplea, y es ustedes la única forma que se
utiliza, tanto para el sentido cortés como para el informal.
La plaza Sintagma
Para los lingüistas, un sintagma es un grupo formado por palabras que, pudiendo funcionar
solas o no, se agrupan con una especie de fin común.
El étimo griego explica ese significado que damos a la palabra sintagma: un sintagma era
una coordinación, un conjunto agrupado.
En suma, que hay sintagmas que de tanto juntarse se hacen una sola palabra.
¡Y un pepino!
No hay una palabra común para el pepino en el fondo léxico de las lenguas europeas: en
inglés es cucumber, en alemán es Gurke, en italiano lo llaman cetriolo, es en francés
concombre, en rumano castravete, en catalán lo conocen como cogombre, y en portugués
y español es pepino. El étimo o palabra origen es el latín PEPO-ONIS.
Esto de los sufijos y las bases léxicas es parte de lo que llamamos «procesos de formación
de palabras». Pero cuando pensamos en cómo formamos palabras tenemos en la cabeza
casi siempre «añadidos» como prefijos, sufijos o interfijos que se suman a una base;
entendemos que lo típico es tener una palabra tipo pan (base léxica) a la que colocamos
cosas:
⁃ un sufijo (pan-adero).
⁃ o un sufijo (como –ito) con un interfijo delante (pan-ec-ito).
Formación regresiva: creamos una nueva palabra eliminando de otra lo que falsamente
entendemos que es un «añadido» (sufijo o prefijo).
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Un corazón agrandado
Desde el latín COR, los romances han derivado palabras como:
⁃ coeur en francés,
⁃ cuore en italiano,
⁃ cor en catalán,
⁃ cord en rumano.
Pero el caso del corazón español nos ofrece una forma más larga. Es el resultado de sumar
a COR dos aumentativos latinos: ACEU y ONE. De esa unión de COR+ACEU+ONE ha
salido nuestro corazón.
Otras palabras derivadas de COR, por ejemplo coraje, con la raíz latina y una terminación
en –aje que es típicamente francesa; coraje es, pues, un galicismo o palabra del francés.
Primitivamente significaba ‘ira’ pero también ‘valentía, ímpetu’.
Apellidos
Si el lector es inglés, francés, alemán o italiano: apellido de su padre, primero y único
apellido.
Si el lector es portugués o brasileño: apellido de su madre, primero; apellido del padre,
segundo (pero más relevante porque se conoce por el apellido del padre).
Si el lector es español o hispanoamericano: apellido de su padre, primero; apellido de la
madre, segundo. Desde el año 1991, en España es posible inscribir a los nacidos poniendo
primero el apellido de la madre.
El patronímico es el nombre del padre, que se adjunta al propio para especificar que
procede de su familia.
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⁃ SOSTÉN: lo mismo que el sujetador. En Latinoamérica, brasier, ajustador, soutién.
⁃ Los zapatos son llamados en el mundo hispánico de formas tan diversas como
botines, championes, deportes, deportivas, playeras, tenis o bambas.
En blanco y negro
Blanco y negro son los dos nombres de color que más aparecen en los textos medievales.
Aunque el castellano heredó muchos nombres de color del latín, también adquirió su propia
nomenclatura y perdió bastantes términos de la lengua madre. Por ejemplo, los adjetivos
latinos de color poseían la distinción color mate / color brillante, que se perdió en castellano
Columpiarse
Juego de la rayuela también llamado como chucla, descanso, michi, peletre, pique, pisé,
rayoleta, sambori, teje, truquemé... Amplia variedad de palabras que hay para denominar a
este juego. Fenómenos de diversidad léxica.
Mientras hablemos una lengua viva, esa lengua tendrá variación.
¿Crees en la reencarnación?
Karma es un concepto religioso indio que el diccionario de la RAE define como: ‘energía
derivada de los actos que condiciona cada una de las sucesivas reencarnaciones, hasta
que se alcanza la perfección’. Es una palabra del sánscrito (lengua ya muerta de la India)
que ha llegado al español a través del inglés, y que se incorporó después de 1992.
Poligénesis temporal: resurrección de una palabra ya perdida, que reaparece con otro valor.
Ej. Azafata, deporte.
¡Qué guay!
Las palabras con que los jóvenes ensalzan lo que les gusta y lo que dan por bueno forman
uno de los conjuntos léxicos más propicios al cambio. Antes se decía, puro o purísimo, que
era del quince o muy guay o flipante.
El guay actual se documenta por escrito desde los años 80 y pudo provenir del árabe. (Jerga
juvenil).
Uso de guay; dos muestras del siglo XV:
⁃ Guay del que duerme solo (Arcipreste de Talavera)
⁃ Guay del triste que se moja (Cancionero de Baena)
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Los sobres de antes no eran como los de ahora
Los sobres de las cartas antes no existían. Sobre: preposición/ formar palabras
compuestas (sobrepelliz).
Hábitos de escritura que se han ido perdiendo o modificando según cambiaba el propio
sistema de correos:
⁃ Arroba es un arabismo del español; significaba ‘cuarta parte’ y era una unidad de
medida.
⁃ empezar tanto los escritos de cualquier clase como las cartas con una pequeña cruz
en el centro del primer renglón.
⁃ A finales de los 90, cuando comenzaron a extenderse los correos electrónicos, había
quien humorísticamente decía mandar un emilio.
⁃ Lo que en España es el sello es la estampilla en Colombia y otros puntos de
América; en México son timbres o timbres postales.
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Palabras en Sevilla: la escisión lingüística
Puedes escribir cereza o sesión pero lo vas a pronunciar con un solo sonido porque eres
seseante (seresa) o ceceante (ceción).
Azul, celeste. Uso del ustedes. Llamar resbaladera al tobogán y damasco al albaricoque.
Por cierto, el Diccionario panhispánico de dudas de la RAE nos recomienda esto sobre
algunos japonesismos:
⁃ Escribir samurái y bonsái con tilde y con i latina; escribir haraquiri con qu-.
⁃ Evitar la escritura de judo, que es influencia inglesa, y poner yudo, que se adapta a
la fonética del español mejor; igualmente, usar yudoca.
⁃ Aceptar el uso de soja y de soya, esta grafía refleja la pronunciación más extendida
en América para el nombre de la salsa.
⁃ Palabra japonesa tsunami se ha introducido en la última edición (23.a, año 2014)
del DRAE, en español antes se usaba solo maremoto. También se ha introducido sudoku.
Los textos
La diosa de las primeras palabras
¿Qué se hablaba antes del latín? Lenguas fenicias, llamamos lenguas paleohispánicas; son
el ibérico, el tartésico-turdetano, el celta y el vasco.
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No te empeñes
En su libro Lenguaje y soledad (1998), Ernest Gellner acuñó el sintagma el dilema de los
Habsburgo, con el que se refería al hecho de que una cultura o un sistema social se
defiende con más ruido y esfuerzo cuando justamente ya está llamado a morir.
Appendix Probi: En español lo podríamos traducir como «el apéndice de Probo»; es una
lista de faltas que ese alguien anónimo incorporó como suplemento a la obra de gramática
de Probo. Ej. ir de compras en lugar de shopping. Anduve no andé.
El valor de lo pequeño
Dejar de ser latín y comenzar a ser romance es un proceso que se plasma desde el siglo
IX en Occidente a través de unos textos muy especiales, textos cortos, a menudo con
propósito privado, que dejan filtrar el habla vulgar tan distinta ya de la latinidad
Tertulia académica
El marqués de Villena el fundador de la Real Academia Española. Murió en 1725 y se
empezó a publicar en 1726; el último tomo salió en 1739. Lo llamaron Diccionario de
Autoridades.
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