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EN EUROPA
Christian LARROUMET*
Si, en el caso de numerosas víctimas, no hay certeza de que el daño que pade-
ció una víctima determinada ha sido generado por una actividad, aunque sea
probable que ésta no ha generado el daño de todas las víctimas, esta actividad
se considerará como una causa del daño que padecieron todas la víctimas en
relación con su contribución probable a la realización del daño que padeció
una víctima determinada. Se debe tomar en cuenta el riesgo contextual y las
circunstancias particulares de cada víctima.
lizar tal unificación que no se prevé por las disposiciones de los tratados,
desde el de Roma hasta el último de Niza.
1. No se puede realizar la unificación por medio del derecho derivado,
es decir, los reglamentos, sin la competencia del Consejo Europeo. Ade-
más, la directiva de armonización no es la fuente de derecho adecuada,
puesto que se trata de una verdadera unificación y no de armonización.
Desde este punto de vista, hay un buen ejemplo en la Convención de
Roma de 1980 relativa al derecho aplicable a las obligaciones contrac-
tuales. Un tratado interestatal fue necesario porque los órganos comuni-
tarios no tenían ninguna competencia para unificar la regla de conflicto
de leyes.
2. Además, desde la modificación del Tratado de Roma por el Tratado
de Amsterdam y la división entre el Tratado de la UE y el Tratado de la
CE, se enunció en el artículo 5 de este último el principio de subsidiari-
dad en virtud del cual, cuando existe una competencia compartida entre
la Comunidad Europea y los Estados miembros, las autoridades europeas
pueden adoptar medidas normativas únicamente si los Estados no pueden
cumplir el objetivo de una manera correcta. Mientras no se pruebe lo
contrario, los Estados miembros pueden alcanzar sus objetivos legislati-
vos respecto al derecho de las obligaciones. De todas maneras, no se
puede aplicar el principio de subsidiaridad para realizar la unificación, si
las autoridades comunitarias no tienen competencia en este ámbito.
La unificación del derecho de las obligaciones supone una modifica-
ción de los tratados constitutivos de la CE para ampliar la competencia
de las autoridades comunitarias: el consejo y el parlamento. Es decir, se
requiere de un tratado del mismo tipo que el Convenio de Roma de 1980.
En ambos casos, se necesita la unanimidad de los Estados que son miem-
bros al 25 de mayo del 2004.
3. La realización de la unificación plantea otro problema: no se puede
realizar una verdadera unificación sin interpretación uniforme del dere-
cho elaborado por el tratado. Las cortes supremas de los Estados miem-
bros no podrían imponer tal interpretación uniforme. Por consiguiente,
sería tarea de la Corte de Justicia de la Comunidad Europea, el interpre-
tar el derecho unificado. Difícil de imaginar fácilmente la magnitud de su
tarea con 25 Estados miembros para que tengan todos ellos el mismo de-
recho. Hay que ser realistas.
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bargo, pareció más simple adoptar un código civil de la nación para ma-
nifestar la pertenencia de los argentinos a una nación común. Una vez
más, se puede verificar que es la adhesión a una nación lo que explica la
existencia de una sola legislación común.
En oposición con Alemania, Suiza, Brasil y Argentina, hay Estados de
tipo federal que no tienen un derecho civil unificado.
El ejemplo de México es distinto al de Brasil. En los primeros años de
la independencia de 1821, México se constituyó en una república federal
tomando como modelo EUA. Por eso, el derecho privado fue desde el
inicio parte de la competencia de los Estados y no de la Federación. Eso
explica que cada Estado tiene su propio Código Civil. En realidad, son
razones políticas y constitucionales las que explican la falta de unifica-
ción del derecho civil. El fenómeno es exactamente lo contrario al de
Brasil. Sin embargo, si bien es cierto que hay diferencias, los códigos ci-
viles de los Estados mexicanos son casi idénticos.
El segundo ejemplo es el de EUA que no tiene un derecho privado
unificado siendo que presenta un ámbito económico totalmente integra-
do, con un mercado interior entre los más importantes del mundo. En
EUA, así como en México, es una razón política la que explica la falta de
unificación del derecho privado. Se trata de la diferencia entre la compe-
tencia federal y la de los estados. También, es cierto que los derechos de
los estados son próximos por motivo de una cultura jurídica común que
ha existido durante mucho tiempo, salvo en Luisiana que conservó un
sistema de derecho escrito a partir de la época de la colonización france-
sa y española. El ejemplo de EUA demuestra que no hay necesidad de
elaborar un derecho unificado para lograr una buena integración econó-
mica.
El último ejemplo, que es el más convincente respecto a la falta de
unificación del derecho de las obligaciones en una economía muy inte-
grada y en un Estado federal, es el de Canadá. Es el ejemplo más similar
a la situación de la Unión Europea. En Canadá hay dos culturas distintas,
cada una con su propio idioma, la cultura y la lengua inglesa, por un
lado, y la cultura y lengua francesa, por otro, en el Québec. Cada una de
estas culturas tiene su propio sistema de derecho privado. Si bien, es ver-
dad que existen materias de competencia federal, por ejemplo el matri-
monio o las quiebras, el derecho de las obligaciones y una gran parte del
derecho comercial son de la competencia de las provincias. Nadie imagi-
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