Ensayo de Optativo Ciudadanía e Interculturalidad

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ESCUELA NORMAL DE LA HUASTECA POTOSINA

C.C.T. 24DNL0003L

GENERACIÓN 2019-2023
Optativo ciudadanía e interculturalidad
1QUINTO SEMESTRE

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PRIMARIA INDÍGENA CON


ENFOQUE INTERCULTURAL BILINGÜE. PLAN 2018

ENSAYO

DOCENTE:
Mtro. Shegar Sagahon

PRESENTA

ESPINOZA CASTILLO MARÍA DE LOS ANGELES

CÁRDENAS, SAN LUIS POTOSÍ 21 DE ENERO DEL 2022.


LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA COMO CAMBIO PARA LA SOCIEDAD.

Por Maria de los Angeles Espinoza Castillo, quinto semestre.

A lo largo del tiempo se van perdiendo muchos valores, se da muy poca importancia
a la cultura, no hay interés de la población por proyectos ciudadanos; los cuales
serán de gran ayuda para poder generar un cambio. La cultura se pierde si no hay
pertinencia en los ciudadanos para sentirse parte de estas sociedades, afectando
muchos aspectos y factores sociodemográficos.

Es importante que se acabe con la desconfianza que tiene el ciudadano hacia sus
representantes populares, mediante el civismo y así potenciar la participación
ciudadana, pues permitirá que los vecinos de las colonias o los pueblos conozcan
que tienen herramientas para para impedir acciones en la que no estén de acuerdo
e iniciativa a generar cambios para el bienestar de sus familias y la población a su
alrededor.

La participación ciudadana proporciona información sobre el ambiente social en el


que se llevan a cabo las actividades de desarrollo, nos muestra de manera más
eficiente las preferencias de los usuarios que viven en ella, genera aprendizajes
sociales e innovación, fortalece a las instituciones locales y contribuye a la
formación o fortalecimiento de identidad local o regional. Por otro lado también
genera persistencia en la exclusión de los menos organizados para gestionar sus
demandas de expresión para rescatar aquellas culturas que se han sido
desvalorizando

La ciudadanía a travesado muchas etapas, en las que la mayoría de los agentes


encargados de la organización y movilización de los individuos, no parecen asumir
responsabilidades en materia de formación. Las expectativas e ideas de muchas
generaciones de mexicanos valiosos se han perdido porque las propias
organizaciones se han encargado de destruir el espíritu ciudadano, mediatizando,
desviando, corrompiendo, eliminando, poniendo por delante el interés particular. Por
otro lado, la responsabilidad pública del Estado de formar ciudadanía a través de
los procesos educativos formales, tampoco ha dado los mejores resultados.

Por esta razón se lleva a reflexionar a todos para ser parte de esta población
tomando su rol como ciudadanos para formar una buena sociedad donde todos y
todas sean respetadas y tomados en cuenta.
La participación es la característica propia del ser humano, relacionada con la
capacidad de actuar en un entorno determinado y todo lo que esto implica como el
expresar emociones, sentimientos, dudas, inquietudes y tomar decisiones. Cuando
participamos adquirimos herramientas para el ejercicio y práctica de valores que
nos permiten construir y fomentar relaciones democráticas y respetuosas en el
hogar, la escuela, el trabajo y la comunidad en general. Lamentarse o ser apáticos
ante los asuntos públicos no soluciona los conflictos sociales. Actualmente han sido
aprobadas leyes en relación a la Participación Ciudadana, la cual nos da
oportunidad de fortalecer la noción de ciudadanía al hacer conciencia de que somos
sujetos de derecho.

El presente trabajo pretende identificar, desde una perspectiva histórica, las


diferentes etapas por las que ha pasado la construcción de la ciudadanía en México.
Se propone demostrar que ha sido un proceso largo, azaroso y dramático; que los
ciudadanos ideales existen sólo en papel y como definición, y que aún estamos lejos
de los preceptos mínimos de ciudadanía. La transición a la democracia que generó
optimismo y que ahora debería gozar de plenitud en los ciudadanos de México
parece más un espejismo que una meta alcanzada. El diagnóstico de los últimos
años continúa mostrando que, en términos de participación e interés en los asuntos
públicos, prevalece la desconfianza, el desinterés, la manipulación y la
incertidumbre, lo que alienta a crear prácticas para construir la consolidación de la
ciudadanía.

Para obtener buenos ciudadanos necesitamos factores sociodemográficos


satisfactorios, pero ¿que son los factores sociodemográficos?; son todas las
características asignadas a la edad, sexo, educación, ingresos, estado civil, trabajo,
religión, tasa de natalidad, tasa de mortalidad, tamaño de la familia. El estudio del
estado emocional y los recursos personales para afrontar la vida ha manifestado un
interés creciente en el campo de la Calidad de Vida, dando lugar a afirmaciones que
evidencian su contribución en la satisfacción con la vida, y su interrelación con
dimensiones como la salud, de gran relevancia en la vejez. El objetivo de este
trabajo es relacionar el bienestar emocional (en términos de sentimientos y recursos
de afrontamiento) con factores sociodemográficos y de salud para tener buenos
ciudadanos.

Las personas sin problemas de ansiedad o depresión, muestran probabilidades de


valorar positivamente su bienestar emocional prestando más atención a ser buenas
personas y mejores ciudadanos que quienes tienen problemas.

De acuerdo con los autores García y Lukes podemos entender a la ciudadanía como
una conjunción de tres elementos constitutivos: la posesión de ciertos derechos, así
como la obligación de cumplir ciertos deberes en una sociedad específica;
pertenencia a una comunidad política determinada (normalmente el Estado), que se
ha vinculado generalmente a la nacionalidad; y la oportunidad de contribuir a la vida
pública de esa comunidad a través de la participación. (García y Lukes, 1999).

De la anterior definición se derivan al menos tres acepciones de ciudadanía: la


primera tiene un énfasis jurídico que por una parte puede garantizar derechos y
deberes, pero por otra puede resultar excluyente; es decir, negar o limitar el acceso
de ciertos individuos a esos mismos derechos, sobre todo en entornos donde las
desigualdades sociales son muy profundas (pobreza, marginación y exclusión),
como es el caso de la mayoría de las sociedades latinoamericanas y otras regiones
del mundo como Asia y África. En estos contextos también se pueden configurar
desigualdades jurídicas derivadas de una debilidad del individuo frente al Estado.
Así, ante la falta de recursos económicos mínimos para la subsistencia entre los
sectores sociales más pobres, es casi imposible que estos sectores puedan
gestionarse principios elementales de justicia ahí donde el Estado no la garantiza

En síntesis, podemos decir que dado el sistema de valores (paternalismo, relaciones


de codependencia, autoritarismo, entre otros) prevaleciente en la organización y
operación de la educación básica en México, esta no constituye, necesariamente,
un agente eficaz para la formación valoral orientada a la construcción de un sujeto-
ciudadano analítico, crítico, participativo, capaz de involucrase en los asuntos de
interés público, como el espacio por excelencia donde se expresa y reproduce la
ciudadanía que reconoce a la democracia como un proyecto social en el que todos
participan, deliberan y proponen.

En este contexto, el tema de la ciudadanía ganó centralidad. En el siguiente


apartado identificamos algunos procesos ciudadanos que han hecho posible una
parte muy importante de los cambios sociales y políticos operados en las últimas
décadas y vemos cómo a partir de la construcción de nueva ciudadanía es posible
idear nuevos derroteros de futuro para el país. La ciudadanía no se forma sola; su
construcción y reproducción es una responsabilidad pública que compete a muchos
agentes y actores: individuales, organizativos e institucionales; es responsabilidad
de todos, pero también de la sociedad y los individuos consientes y con buenos
valores para formar una ciudad mejor para todos y por todos.

La participación Ciudadana, además de crear y fortalecer una cultura en virtud de


los derechos de los ciudadanos, tiene como propósito el fomentar la cultura, la
democracia directa a través de los mecanismos con la población, invitándolos a
crear un ambiente participativo, de iniciativa popular, consulta vecinal, consulta
popular mediante agencias de desarrollo local y comités de participación ciudadana.

Por otro lado la diversidad sociocultural se refiere a la variedad de culturas que


coexisten tanto a nivel mundial como en ciertas áreas del globo. Esta refleja la
interacción social entre diferentes culturas, el intercambio de ideas, creencias
costumbres, alimentación y algunos otros aspectos.

El éxito para una ciudadanía fructífera y variables sociodemográficos favorables


necesita de la cultura, siempre en relación de esa hegemonía se confirma en que
las manifestaciones socioculturales que en determinados momentos se diferencian
de los patrones reconocidos como válidos pueden ser socialmente consideradas
como inferiores, anacrónicas, atrasadas o inestables. Para aproximarnos al campo
de lo que se puede llamar “diversidades socioculturales”, la dimensión temporal e
histórica resulta crucial. Solo así se pueden comprender las relaciones sociales y
las condiciones en que las diferencias socioculturales se imbrican con
desigualdades sociales, las generan o las fortalecen. Muchas manifestaciones
actuales de la heterogeneidad de nuestra sociedad han sido desvalorizadas,
perseguidas o ignoradas en momentos anteriores. Para que ese panorama esté
cambiando ha tenido lugar un conjunto de procesos, entre los cuales cabe
mencionar la agencia activa de algunos colectivos sociales, la nueva presencia
pública de estos temas y una legislación que ha ido avanzando para lograr hacer
consientes a los ciudadanos y formar parte de esos proyectos que nos ayudarán a
formar una sociedad más estable. Los buenos cimientos para una ciudad
intercultural se forjan con valores, respeto e identidad.

A manera de conclusión considero que el cambio y la iniciativa está en nosotros de


manera personal una vez que tengamos claro nuestro rol como ciudadanos
podemos invitar a otros a ser conscientes de la importancia de ser parte de la
construcción de una sociedad de valores de respeto donde todas y todos tenemos
derechos que garanticen nuestro bienestar como ciudadanos, porque solo si hay
participación ciudadana habrá un cambio para esta sociedad en desarrollo.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/4735/1/S05707

_es.pd

García, S., y S. Lukes (comps.) 1999 Ciudadanía: justicia social, identidad y


participación, Madrid, Siglo XXI. Recuperado de:
https://www.sigloxxieditores.com/libro/ciudadania_17467/

https://www.redalyc.org/pdf/726/72630717005.pdf

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