Andreseba, Journal Manager, 320 pp44-56
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Resumen
Este artículo discurre sobre la educación de posgrado a distancia en función de la autogestión para
el aprendizaje y el valor del trabajo independiente desde una perspectiva integral que contempla las
dimensiones psicológica, didáctica y sociológica en el contexto particularizado de las universidades
ecuatorianas. Se aportan criterios caracterizadores de cada una de estas dimensiones y se analiza cómo
impactan y están presentes en el postgrado a distancia. En correspondencia, se esbozan las limitaciones
de los profesionales para el acceso, permanencia y culminación de su formación de posgrado; lo cual
expresa las insuficiencias en el proceso de pertinencia social, al no ofrecer respuestas a exigencias
masivas y heterogéneas de la superación profesional.
Palabras claves: posgrado; educación a distancia; aprendizaje; autogestión de aprendizaje.
Abstract
This article refers to a study about the characteristics of distance postgraduate education, in which
aspects of self-management for learning and the value of independent work are retaken. All this, from
the integrating perspective among the psychological, didactic and sociological dimensions that are
outlined in an approach to the formation in this modality in the context of Ecuadorian universities.
Criteria are provided for each of these dimensions and how they impact and are present in the
distance postgraduate process. Correspondingly, limitations of professionals for access, permanence
and completion of their postgraduate training are outlined. Such limitations show the inadequacies
in the process of social relevance by not offering answers to massive and heterogeneous demands of
professional improvement.
Keywords: postgraduate; distance education; learning; self-management of learning.
DE LA PEÑA CONSUEGRA, G.; VINCES CENTENO, M. Y OBANDO MENDOZA, L. (2019). Perspectiva integradora
de las dimensiones psicológica, didáctica y sociológica en la formación de posgrado a distancia en universidades ecuatorianas
Virtualidad, Educación y Ciencia, 19 (10), pp. 44-56.
G. De la Peña Consuegra, M. R. Vinces Centeno y L. M. Obando Mendoza Fundamentos e Investigación
Introducción
La educación de posgrado constituye tanto una necesidad como un reto para los profesionales
que quieran elevar su calificación o categoría, actualizar y profundizar sus conocimientos a partir del
desarrollo de la ciencia y la técnica en los diversos campos. Las instituciones de educación superior
(IES) cumplen con una función social de relevancia al concebir entre sus objetivos la formación
continua de los profesionales titulados garantizándoles la actualización y el desempeño de y en
nuevas competencias y campos de las ciencias que emergen o se redefinen (García et al, 2018). Desde
esta visión se reconoce una constante preocupación por implementar programas de capacitación
y cooperación en la formación de recursos humanos y en la educación científica para transformar
y desarrollar las potencialidades, capacidades y habilidades de los profesionales universitarios de
acuerdo a los avances económicos, científicos y culturales, y a las demandas sociales existentes en el
contexto nacional, zonal e internacional.
Sin embargo, a pesar de la importancia y los pasos dados en relación con la gestión de la formación
de posgrado, es posible percibir insatisfacción por parte de los profesionales en cuanto al acceso. En
este sentido, se buscan soluciones flexibles y oportunas para superar las barreras geográficas, de
organización temporal y de carácter personal que faciliten la accesibilidad.
Por otro lado, respecto de las relaciones y el desempeño laboral, las dinámicas actuales hacen
que el personal calificado ocupe cada vez más su tiempo en obligaciones laborales y administrativas
de carácter mecánico restando así atención a los requerimientos de actualización y superación
profesional. Además, si son añadidas otras dificultades como la lejanía geográfica, las insuficiencias
en la conectividad y en las ofertas didácticas, el acceso a la formación superior se limita a personas que
posean las condiciones ideales y específicas para el desarrollo de un posgrado tradicional.
Por ejemplo, el proceso de evaluación Ser maestro. Recategorización 2014 arrojó entre otros
resultados que:
(…) existen prioridades en casi todas las áreas, especialmente: Gestión, Física, Matemática, Química,
Informática, Lengua y Literatura. Consta la necesidad de fortalecer competencias, habilidades y
saberes en las áreas de desempeño, abarcando didácticas específicas, investigación, actualización
científica y tecnológica, así como escenarios que propicien aprendizajes significativos que se traduce
Ello está determinado en muchos casos por las potencialidades, los recursos humanos y
tecnológicos para el desarrollo de los diferentes programas que se conciben y que requieren
condiciones especiales que las IES no poseen aún.
Entre las características de la modalidad a distancia, es necesario hacer énfasis en que los procesos
se desarrollan de forma flexible ya que permiten al estudiante continuar con su formación de manera
individualizada sin apartarse de su contexto geográfico y sociocultural; y también, se adapta a las
circunstancias de su organización temporal, sus características perisológicas y de aprendizaje, en
correspondencia significativa con su cotidianeidad (Yong et al, 2017).
Sin embargo, en consonancia con lo planteado por Borges (2007) y Mazzotti (2018), es
necesario reconocer que aún existen insuficiencias en los profesores universitarios con respecto
a la conceptualización e instrumentación didáctica de los posgrados a distancia para asumir esta
alternativa como respuesta a las necesidades de superación en la actualidad.
Las instituciones universitarias en Ecuador varían entre sí en cuanto al desarrollo de los diseños
y las ofertas de cursos de posgrados a distancia, y todas —de una forma y otra— se encuentran en
la búsqueda de multiplicación y perfeccionamiento de cursos en esta modalidad, en correspondencia
con las características propias y contextuales de cada institución y de los colectivos docentes, para
no seguir en la extrapolación de concepciones metodológicas, técnicas y de medios de los posgrados
presenciales tradicionales como se ha realizado comúnmente.
• sociales, porque permiten una superación cultural a muchos profesionales que no pueden asistir
regularmente a una IES por motivos laborales, enfermedades, estancia en el extranjero, entre
otros.
• técnicas, ya que los grandes avances tecnológicos al servicio de la educación permiten una
comunicación eficaz, rápida y masiva.
• económicas, puesto que permiten una disminución de los costos a los que se ve sometida en
la actualidad la educación.
La educación de posgrado a distancia ha tenido una rápida expansión en los sistemas universitarios
a nivel internacional por las ventajas que presenta y, de modo particular, a través del uso de las
tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) que se perfeccionan y sobrepasan sus
propios límites de forma sistemática y en cortos períodos de tiempo. En este sentido, por medio
del empleo de plataformas y entornos virtuales, se accede a un curso desde cualquier lugar, solo con
poseer un dispositivo conectado a las redes informáticas para lograr la interacción a través de paquetes
multimedia, redes sociales, páginas web u otros recursos. Por su parte, existe un gran número de
instituciones1 centradas en esta actividad que constituyen la vanguardia, como centros de referencia
mundial, por ser pioneras en la oferta académica bajo esta modalidad.
(…) un proceso de formación y desarrollo del profesional basado en la autogestión del aprendizaje
y en su autonomía en el estudio, que capacita para la educación a lo largo de la vida, desde una
centralidad de la educación, la investigación y el aprendizaje como expresión de una sistematización
de la cultura. (Ministro de Educación Superior, 2004).
En dicho proceso, se utilizan tanto las formas tradicionales de educación a distancia como aquellas
que emplean, en diferentes grados, las TIC bajo la asesoría de un tutor, mediador o facilitador.
A pesar del auge de esta modalidad de educación a nivel internacional en la última década, hay una
insuficiencia en los estudios teóricos al respecto. En la revisión bibliográfica realizada se comprueba
que, sobre el posgrado a distancia en particular, las investigaciones significativas son escasas, ya que
no se ha singularizado este proceso en relación con otros afines y la tendencia de uso se da en el
pregrado o en la vinculación (extensión universitaria). Es decir, en la construcción teórica se concibe
a los sistemas de educación a distancia en general, sin deslindar las características específicas entre
los procesos de pregrado y los de posgrado, por lo cual se necesita distinguir y establecer criterios y
presupuestos que individualicen las modalidades a distancia teniendo en cuenta los requerimientos de
tipo didáctico, psicológico y sociológico. En síntesis, este trabajo se plantea como objetivos:
• Ofrecer una visión integradora de las dimensiones psicológica, didáctica y sociológica en función
de la formación en la educación de posgrado a distancia.
Análisis
1 Entre ellas se encuentran: Universidad Abierta de Cataluña: www.uoc.es Universidad Nacional de Educación a Distancia
España.www.uned.es-Cátedra UNESCO de Educación a Distancia.www.cueed.es LondonOpenUniversity .www.open.
ac.uk-Atlantic International Universityhttp://www.aiu.edu/
En estos casos, por las limitaciones de tipo laboral, temporal o de otra clase, el profesional
requiere de un proceso individualizado y personalizado de enseñanza, independiente y diferente al
de otro profesional. Esto no excluye la posibilidad de que en algún momento y de manera incidental
necesite compartir determinadas tareas con colegas.
Ahora bien, la educación de posgrado a distancia presenta una serie de características distintivas
que se sistematizan a continuación, a partir de los aportes de diferentes autores (Litwin, 2000; Mena,
2007; García Aretio, 2014):
En cuanto a la dimensión didáctica, uno de los rasgos significativos es el vínculo existente entre los
componentes y los contenidos que garantizan la dinámica del desarrollo formativo. En este proceso,
las relaciones de los componentes no personales y personales del proceso de enseñanza-aprendizaje
y los contenidos específicos que se trabajan en cada disciplina, materia o tema, adquieren diferentes
connotaciones, sobre todo en relación con los fundamentos pedagógicos, sociológicos, filosóficos
y psicológicos de diversos modelos y concepciones didácticas, que visualizan y expresan el proceso
desde diversas posiciones o determinados criterios. Dentro de estos criterios, se resaltan elementos
comunes como la sistematización y la generalización del contenido (ya que las consultas y los trabajos
independientes se realizan fundamentalmente en la web) y otros materiales digitales y multimediales
garantizan la búsqueda, el estudio y la profundización de los contenidos que se traten.
Esta modalidad se expresa en relación con las teorías constructivistas del aprendizaje,
específicamente con la teoría sociocultural y el aprendizaje distribuido (Barberá, 2009), desde donde
se orienta el proceso educativo en el que se ubica a la figura del estudiante en el centro del modelo
didáctico. También, se sitúa al docente-tutor como un elemento clave en el proceso de aprendizaje
debido a las acciones y responsabilidades tutoriales vinculadas a la orientación, el seguimiento y la
moderación que llevará a cabo durante el proceso de formación.
Otros aspectos esenciales son los relacionados con la trascendencia del material didáctico, su
calidad y su funcionalidad. En la modalidad presencial, los medios didácticos se configuran como
complementos que facilitan y ajustan el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje. Por su parte,
en el posgrado los medios y herramientas multimediales, tecnológicos y virtuales, tienen una especial
relevancia ya que el material didáctico debe ser elaborado teniendo en cuenta las particularidades de
la dicha modalidad, en tanto que suplanta la ausencia de la relación física y directa entre el docente y
el estudiante que enmarca la presencialidad. Por tanto, el material didáctico debe ser pertinente para
que potencie la comprensión, la sistematización y la generalización del contenido desde la orientación
curricular.
Es necesario señalar, dentro de las funciones de los docentes, la tutoría académica en el posgrado a
distancia, actividad de vital importancia ya que decide los resultados a lograr. Son diversas y complejas
las funciones atribuidas al tutor, entre las que se destacan las de orientación, las académicas y de gestión
(García Aretio, 2007), como así también, los roles de consultores de información, colaboradores
en grupo, facilitadores del aprendizaje, desarrolladores de cursos y de materiales, supervisores
académicos (Gisbert, 1999). Estas funciones específicas implican la facilitación, la motivación, la
consultoría constante y sistemática del aprendizaje.
En este proceso la autogestión implica que el conocimiento no sea transferido, sino provocado
por el proceso de búsqueda y construcción, realizado de forma independiente por el estudiante para
lograr transformaciones a nivel praxiológico y experiencial. Estas transformaciones suceden tanto a
niveles cognitivo como emocional y psicomotor. Por eso, el proceso se vuelve más centralizado y
tiende a minimizar la dependencia del estudiante con respecto al docente, quien de forma progresiva
disminuye su actuación tutorial. Es decir, a mediano plazo suele transitar desde el centro (como
director de la enseñanza) hacia un rol subsidiario (como facilitador y orientador de la formación).
Del mismo modo, el estudiante —generalmente pasivo— deja de ser el receptor de lo transmitido
para convertirse en el gestor de su propia formación. El tradicional rol docente pasa de transmisor
a orientador y dinamizador de experiencias formativas para la consecución de objetivos enmarcados
en un contexto de colaboración, relevancia, auto-dirección, mejora continua, uso de tecnologías
actualizadas y formación integral.
la cual ha sido tratada por diferentes autores, entre quienes se destacan Mercaderes (2003) y Galarza
(1996). Ambos coinciden en que se trata del desarrollo de las habilidades cognitivas, psicomotrices
y valorables, donde el estudiante asume el propio proceso de aprendizaje en toda su extensión con
un alto grado de responsabilidad y compromiso. De esa manera, es capaz de autodiagnosticar sus
necesidades educativas, elegir y poner en práctica estrategias de estudio y evaluar los resultados de sus
procesos y productos. Indistintamente, se lo ha denominado aprendizaje autodirigido, autogestivo,
autagógico o autocontrolado, pero lo importante no es el término con que se lo acuña, sino la
connotación que posee, ya que implica independencia, iniciativa, control personal, autosuficiencia,
conciencia de proceso y resultados, capacidad de reconocer avances, tropiezos, dificultades y formas
de superarlos.
Esto da cuenta de la forma adecuada en la cual el estudiante puede lograr la realización eficiente
del estudio independiente, que requiere del desenvolvimiento de sus capacidades personales en los
campos de las actitudes, las habilidades, los conocimientos y los procedimientos, además, de un
carácter motivacional y volitivo significativo para avanzar en las tareas y actividades propuestas.
Querer aprender, tener iniciativa para aprender, definir qué aprender, buscar cómo y de dónde
aprender, tener idea de qué se aprende y cuánto, saber evaluar o comprobar lo que se aprende y
tener la iniciativa para transferirlo y aplicarlo a situaciones nuevas son algunos de los indicadores del
proceso de aprendizaje independiente.
• Mayor posibilidad del estudiante para combinar los contenidos de su formación de acuerdo
con sus intereses y su orientación académica o profesional.
• Posibilidad de organizar el tiempo de acuerdo con los intereses y las condiciones del estudiante.
El nivel de flexibilidad debe permitir al estudiante acceder al curso en el momento que lo requiera,
aprenda lo que necesite y lo haga en el tiempo y en el modo que estime necesario de acuerdo a su
realidad, frecuencia y planificación de los recursos disponibles.
Por su parte, la dimensión psicológica se caracteriza por ser el aspecto más significativo debido
a que, como ya se mencionó, el sujeto es el gestor de su formación. El adulto en el cuarto nivel
de enseñanza posee características cognitivas que lo diferencian de otros sujetos implicados en la
formación en niveles educativos inferiores. Por lo general, en este nivel se posee una motivación
para el estudio más intensa, espontánea y persistente y existe una consciencia superior en torno a las
razones de la actividad de aprendizaje que se realiza. Todo ello condicionado por las exigencias del
medio social y laboral, y por la necesidad de satisfacer un gran número de expectativas.
Sin embargo, es necesario tener presente que, en estas circunstancias de adultez, el ritmo de
aprendizaje disminuye, se hace más lento y se está más preocupado u ocupado en situaciones de
diversas índoles. Por otra parte, si bien se tiene un razonamiento pausado y con una menor capacidad
de memorización, se posee una tendencia clara a relacionar contenidos y encontrar su aplicación
concreta en la cotidianidad. A diferencia de un estudiante de pregrado, el profesional que cursa el
posgrado valora el contenido de aprendizaje por su aplicación práctica en relación con las demandas
concretas de su área de trabajo.
Es necesario rever la creencia de que una persona adulta vinculada al ejercicio activo de la
profesión experimenta gradualmente un declive en su potencial intelectual. Es posible demostrar que
más que una reducción de determinadas cualidades ligadas al aprendizaje, al desarrollo intelectual y
a las capacidades para seguir en proceso de educación, lo que existe es un cambio estructural de la
potencialidad en la formación, ya que figuran entre sus rasgos más comunes lo siguiente:
• Mayor vinculación de la motivación con la utilidad esperada de los nuevos aprendizajes más
que con el mismo hecho de aprender.
Este último rasgo es atribuido al aprendizaje del adulto debido a que normalmente amplía sus
conocimientos con el fin de conseguir un mejor status en su campo de trabajo, eso se convierte en la
principal meta por la que realiza el esfuerzo de formación.
La motivación para continuar con los estudios profesionales se encuentra relacionada con la
práctica laboral y el mantenimiento del hábito de trabajo intelectual, lo cual supone una sustancial
ventaja para el sistema de posgrado a distancia. Para el profesional existe la tendencia de encontrarse
motivado dentro del contexto de su vida personal y laboral. En detrimento de esto, en el umbral de la
vejez, no se logra una mejor disposición para el aprendizaje que en el caso de un joven, por ejemplo.
Al tener en cuenta este aspecto motivacional, se garantiza y emerge la intención profesional remarcada
y definida de la autogestión del aprendizaje. Desde esta perspectiva se evidencia la disminución de
obstáculos relacionados con la permanencia y la sistematicidad, así como los riesgos de deserción, y
se garantizan niveles de impactos positivos de autoformación.
Desde el punto de vista psicológico, los elementos que definen la autogestión son la metacognición,
la motivación y la voluntad; que se configuran incluso como condiciones necesarias.
La primera es depositaria del monitoreo activo y la regulación de los procesos cognitivos, además,
de ser central en la planeación, la solución de problemas, la evaluación, entre otros aspectos de
la formación. Es relevante en la medida en que los individuos hacen consciente sus procesos de
formación e implica aspectos como el ensayo, la elaboración, la organización, el pensamiento crítico,
el ambiente de estudio y el tiempo, la regulación del esfuerzo, la búsqueda de ayuda, el aprender de
los compañeros y en colaboración, así como la definición de proyectos y relaciones de objetivos con
periodos manejables y adaptables según intereses diversos.
La motivación, por su parte, es un aspecto medular para la autogestión del aprendizaje, sin ella
muchas de las selecciones o procesos no serían posibles, o se percibirían como vacíos e inocuos
para el estudiante, sin significado alguno y carentes de impulso por su desarrollo. A diferencia de los
estudiantes que permanecen pasivos recibiendo la instrucción de una autoridad externa, el estudiante
del posgrado a distancia que autogestiona su motivación tiene un objetivo intrínseco y extrínseco que
lo guía en el perfeccionamiento de su desempeño y recurre fácilmente a las herramientas disponibles
para lograr sus metas. En general, la motivación implica cuestiones como la orientación de objetivos
y metas, el valor de la tarea, el control de las creencias que poseen acerca del aprendizaje, autoeficacia
de la formación, el desempeño y la autorregulación.
Ahora bien, en relación con la dimensión sociológica, esta contempla la educación del posgrado a
distancia como un proceso social que parte de la realidad objetiva e involucra a sujetos que poseen una
función social y recurren a estudios superiores como vía de perfeccionamiento y profundización de
sus conocimientos, competencias, habilidades y capacidades. El hecho de que la modalidad a distancia
ubique al estudiante y su individualidad en el centro del proceso de aprendizaje no significa que no
tenga una conexión con lo social como extensión. En tal sentido, por ejemplo, su existencia refuerza
la importancia de la relación entre la universidad y la sociedad; de una interacción permanente donde
la primera, al mantener un desempeño proactivo, innovador y flexible, proporciona una respuesta a
las necesidades de la segunda en armonía con el respeto por sus valores y principios. Esto determina
el grado de pertinencia que alcanza la universidad y que debe ser incrementado en un proceso que
tenga en cuenta a ambas. Sin embargo, en las condiciones de gestión del posgrado a distancia se
considera que a esta relación se le debe incorporar la perspectiva personal del sujeto, que la dinamiza
en un contexto determinado por su desempeño profesional y que no solo sea sumativa de resultados,
sino una perspectiva integradora de constructos y experticias significativas.
Es necesario agregar que esta modalidad responde a las demandas sociales de formación para que
se garanticen mayores niveles de profesionalización, de especialización y de soluciones a problemáticas
existentes en diversos campos laborales y de las ciencias.
Además, brindará especial atención a sus necesidades e intenciones, lo que tiene como correlato
una transformación del desempeño individual y social. En este sentido, se retoma la idea de Simmel
(1939) al plantear que el desarrollo social se enriquece a partir de las contradicciones de la pretensión
del individuo de conservar la autonomía y la peculiaridad de su existencia frente a la prepotencia de la
sociedad, de lo históricamente heredado, de la cultura externa y de la técnica de la vida.
La expresión de la sociedad está dada a partir de la síntesis del individuo y de su pertenencia social.
Esta unidad conforma una relación tanto de interioridad como de exterioridad entre el individuo y
la sociedad, dada por las situaciones de exigencias, necesidades e intercambio entre ambos. Se es
parte del todo social, pero también se es un todo en sí mismo. Lo social se presenta como la forma
necesaria, pero siempre incompleta, para dar cuenta de la individualidad y lo particular. Esta tensión
entre lo social y la vida individual hace que la sociedad se encuentre en un permanente estado de
acontecimiento y en un constante fluir entre superación de lo establecido y la institución de nuevas
formas, basado en contradicciones y antagonismos de diversas naturalezas.
La calidad de los recursos humanos, de la base material y de la gestión del proceso de formación
(Horrutinier, 2006) en el posgrado a distancia estarán condicionados por la satisfacción de las
necesidades del profesional, porque este se centra en el sujeto como núcleo de los procesos cognitivos.
Es decir, la calidad estará determinada por la atención al estudiante, la coherencia de las acciones
formativas, el nivel logrado y la eficacia en la autogestión, la formación y la capacidad de dar respuesta
a sus necesidades siempre cambiantes.
La relación entre estas tres dimensiones permite caracterizar la educación de posgrado a distancia
en cuanto a la autonomía en el aprendizaje y la colaboración, entre otros aspectos vitales para la
formación de los estudiantes desde la modalidad a distancia.
Conclusiones
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