Liaudat El Al 2022
Liaudat El Al 2022
Liaudat El Al 2022
ISSN: 1315-0006
eabierto.revista@gmail.com
Universidad del Zulia
República Bolivariana de Venezuela
Liaudat, María Dolores; Sosa Varrotti, Andrea P.; Córdoba, María Soledad
Hegemonía para (des) armar. Territorios y subjetividades en las redes del agronegocio en Argentina
Espacio Abierto, vol. 31, núm. 3, 2022, Julio-Septiembre, pp. 42-69
Universidad del Zulia
Maracaibo, República Bolivariana de Venezuela
Auspiciada por
Auspiciada
La
y
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y laasociaciòn
International
Asociación Latinoamericana
la Asociaciòn
Revista
Latinoamericana
oficial de de
Sociological
Internacional
dede
Association
Sociological
Sociología
SociologìaVenezolana
la Asociación (AVS)
(ALAS).
Sociologìa (ALAS)
(ISA) (ISA)
Association
de Sociología (AVS)
Volumen 31
Nº 3
Julio - Septiembre, 2022
3
Esta publicaciòn cientifica en formato digital es continuidad de la revista impresa
Volumen 31 Nº 3 (julio-septiembre) 2022, pp. 42-69
ISSN 1315-0006. Depósito legal pp 199202zu44
Resumen
El propósito de este artículo es analizar las estrategias de construcción
de hegemonía del agronegocio en Argentina, impulsadas por
las megaempresas agropecuarias. Específicamente, cómo estas
estrategias se traducen en los territorios concretos y se incorporan
en las subjetividades de sus principales destinatarios. Para cumplir
con este objetivo, se analiza el material recolectado en tres extensas
investigaciones, que combinan técnicas cualitativas y cuantitativas,
realizadas entre los años 2010 y 2021 en tres provincias argentinas:
Buenos Aires, Santa Fe y Chaco. El mismo incluye entrevistas y
encuestas con diferentes actores agrarios, y una etnografía prolongada
de las redes solidarias que ensamblan a los actores dominantes del
agro con actores ajenos al sector. A partir de esta investigación se
muestran los diferentes grados de consenso y apropiación que consigue
el modelo del agronegocio entre actores sectoriales y extra-sectoriales,
así como también la emergencia de ciertas tensiones, en especial
con los beneficios asociados a su lógica de funcionamiento “en red”.
Finalmente, los resultados dan cuenta que la posición hegemónica del
agronegocio en Argentina se basa en una relación dinámica que no
se lleva a cabo sin conflicto, pero que se materializa en la medida en
que las críticas y la disputa se desarrollan en el marco de los términos
establecidos dentro de la hegemonía como “lo posible”
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Abstract
The purpose of this article is to analyze agribusiness hegemony
construction strategies in Argentina, promoted by agricultural mega-
companies. Specifically how such strategies are translated into specific
territories and incorporated into its primary recipients’ subjectivities.
To that end, the material collected in three extensive qualitative and
quantitative investigations, carried out between 2010 and 2021 in three
Argentine provinces (Buenos Aires, Santa Fe and Chaco), is analyzed.
It includes interviews and surveys with different agrarian actors and
a prolonged ethnography of the solidarity networks that assemble the
dominant agricultural actors with extra-sectoral actors. Based on this
research, we show different levels of consensus on the agribusiness
model as well as the emergence of certain tensions, especially
regarding the benefits associated with its “network” operating logic.
Finally, the results show that the agribusiness hegemonic position in
Argentina is based on a dynamic relationship that does not take place
without conflict, but does materialize to the extent that criticism and
dispute develop within the framework of the terms established within
the hegemony as “the possible”
Introducción
En un contexto de globalización neoliberal, desde la década de 1990 se expande en
Argentina un modelo de producción agrícola basado en el paradigma del agronegocio (Davis
y Goldberg, 1957). Entre los rasgos característicos de este modelo se pueden mencionar la
incorporación masiva de tecnologías de punta (entre las que se destacan las biotecnologías
y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación), la concentración de la
producción agrícola en pocos commodities en función de la demanda internacional, el
rol central del capital financiero y de las multinacionales proveedoras de insumos, y la
constitución de una lógica de organización de la empresa agropecuaria en “red” que permite
integrar cadenas de valor transectoriales y distribuir el riesgo productivo en diferentes
regiones y actividades (Gras y Hernández, 2013, 2016; Sosa Varrotti, 2019b).
Las principales impulsoras del agronegocio en el país son las megaempresas
translatinas, que se caracterizan por controlar cientos de miles de hectáreas en distintas
regiones de Argentina e incluso en países limítrofes, posibilitada por el ingreso de capitales
1 Los estudios sobre esta fracción de clase señalan que se tratan de diez empresas dirigidas originalmente
por argentinos, entre las que se encuentran Adecoagro, AGD, Los Grobo, El Tejar, Olmedo Agropecuaria,
MSU y Cresud, que en conjunto llegaron a controlar al menos 1, 5 millones de hectáreas en Argentina y
facturar más de 1000 millones de dólares en la década de 2010 (Murmis y Murmis, 2011). Algunas de
estas empresas tienen su origen en familias vinculadas al sector agropecuario, aunque no en los linajes
tradicionales de grandes terratenientes, mientras que en otros casos se trata del ingreso de grandes
magnates de las finanzas en el sector agropecuario (Gras y Sosa Varrotti, 2013; López Castro et al., 2019).
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María Dolores Liaudat, Andrea P. Sosa Varrotti y María Soledad Córdoba
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Enfoque teórico-metodológico
En el marco de la tradición de estudios que abordan la producción de consenso
basada en mecanismos ideológicos, políticos y culturales capaces de explicar el apoyo a una
determinada fuerza social o relación de dominación (Buci-Glucksmann, 1979), retomamos
aquí el aporte decisivo de la perspectiva de la hegemonía de Gramsci. Este autor sostuvo
que la primacía de un grupo social se explica no solo por el uso de la fuerza, sino por la
dirección ideológica y moral que forja la base para la conquista del poder político. Gramsci
argumentó que para construir hegemonía no basta con lograr un conformismo pasivo, sino
que es necesario lograr un apoyo activo por parte de los sectores subordinados. Asimismo,
la ocupación de una posición hegemónica nunca es definitiva, sino que se encuentra en
2 El trabajo de campo se realizó fundamentalmente en el marco tres investigaciones doctorales que abordan,
entre otros, los siguientes aspectos de la dinámica del agronegocio argentino: las lógicas de funcionamiento
de las megaempresas agropecuarias y sus construcciones discursivas (Sosa Varrotti, 2017), las redes
solidarias que las empresas agroalimentarias despliegan en los territorios (Córdoba, 2015) y los discursos
de los voceros del agronegocio en la esfera pública nacional y su capacidad interpelativa entre los actores
del agro pampeano (Liaudat, 2018). Si bien estas investigaciones fueron realizadas desde metodologías y
abordajes teóricos diferentes, su articulación y puesta en diálogo permite ofrecer un panorama coherente
y abarcativo de las lógicas de construcción hegemónica del modelo del agronegocio en Argentina, y en
este sentido, resultan complementarias.
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permanente disputa. Las interpretaciones resistentes nunca pueden ser del todo aplacadas
y siempre existe la posibilidad de la emergencia de un “buen sentido” que nazca de la
práctica misma por encima de toda construcción hegemónica (Gramsci, 1986: 249).
El análisis de la capacidad hegemónica de un discurso ideológico -es decir de la
capacidad de lograr aceptación- incorpora, según Balsa (2006), dos dimensiones de
estudio. Una está centrada en los aparatos ideológicos y el discurso de la esfera pública
nacional, y la otra en el análisis de la subjetividad de los/as dominados/as. La mayoría de los
análisis teóricos, que han seguido la perspectiva gramsciana, se han centrado en la primera
dimensión, pero muy pocos han abordado cómo las disputas hegemónicas se traducen
en territorios concretos, y el impacto de los discursos dominantes en sus destinatarios.
En esta investigación nos centraremos en esta segunda dimensión, buscando dar cuenta
de los sentidos puestos en juego por los actores que son destinatarios de los dispositivos
ideológicos de las megaempresas.
La relevancia de este abordaje reside en que las diversas estrategias desplegadas por
los sectores dominantes no garantizan per se la apropiación de las ideas y valores por parte
de sus destinatarios. Como plantea Gramsci “es pueril pensar que un ‘concepto claro’,
oportunamente difundido, se inserte en las diversas conciencias con los mismos efectos
‘organizadores’ de claridad difusa: este es un error ‘iluminista’” (Gramsci, 1999:166).
Pero a su vez radica en que los diferentes modelos de desarrollo tienen la necesidad de
anclarse en un territorio finito, donde existen actores de clase agrarios y no agrarios que
establecen relaciones de conflicto/tensión por la posesión de los medios de producción y
los recursos naturales.
En este trabajo asume relevancia la categoría de “territorio” porque a pesar de que el
agronegocio promueve la movilidad y la flexibilidad en el uso del espacio, se ha visibilizado
en nuestros estudios previos que la escala local sigue teniendo un lugar importante en la
organización económica de la producción agropecuaria argentina y en la configuración
subjetiva de gran parte de los actores que intervienen en ella. Se recupera una perspectiva
sobre el territorio como ámbito de construcción social, resultado de relaciones de poder,
donde los diferentes actores tienen una capacidad diferencial para ejercer su control sobre
el mismo (Mançano Fernandes, 2010), y como la arena y el momento, tanto discursivo
como material, donde estas relaciones de poder socio-espaciales (que regulan el modelo de
desarrollo agropecuario) “son contestadas y los compromisos son negociados y regulados”
(Swyngedouw, 1997:40)
Específicamente nos preguntamos por los sentidos que los actores locales (agrarios
y no agrarios) construyen en torno al “modelo en red”, el nivel de consenso que tienen
los tópicos discursivos del agronegocio y las tensiones y negociaciones con los mismos.
Gramsci no avanzó en una propuesta sobre cómo abordar la hegemonía en el plano de las
subjetividades, ya que en su época encontraba dificultades metodológicas para investigar
las formas de recepción de los discursos ideológicos3. Sin embargo, como señalan Balsa y
3 Particularmente en el Cuaderno 24, Gramsci realizó una crítica metodológica a la posibilidad de estudiar
en forma directa las subjetividades individuales: “Evidentemente, es imposible una ‘estadística’ de los
modos de pensar y de las opiniones individuales singulares, con todas las combinaciones que de ahí
resultan por grupos y grupitos, que dé un cuadro orgánico y sistemático de la situación cultural efectiva
y de los modos como se presenta realmente el ‘sentido común’; no queda más que la revisión sistemática
de la literatura más difundida y más aceptada por el pueblo, combinada con el estudio y la crítica de las
corrientes ideológicas del pasado, cada una de las cuales ‘puede’ haber dejado un sedimento, combinándose
diversamente con las precedentes y subsiguientes” (Gramsci, 1999:167).
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Hegemonía para (des) armar. Territorios y subjetividades en las redes del agronegocio en Argentina
María Dolores Liaudat, Andrea P. Sosa Varrotti y María Soledad Córdoba
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Liaudat (2020), los límites que planteó Gramsci no son justificables en pleno siglo XXI con
el gran desarrollo y la diversificación de técnicas de investigación en las ciencias sociales.
Aquí, particularmente, se retoma la propuesta de estos autores de abordar las luchas
hegemónicas en el plano de las subjetividades a través de técnicas como las entrevistas,
encuestas y etnografías prolongadas que nos permiten indagar desde cuestiones más
puntuales acerca de las respuestas frente a frases típicas de determinados discursos o
las representaciones que los sujetos poseen sobre algunos tópicos, hasta cuestiones más
profundas vinculadas a las autopercepciones y las narraciones sobre sus identidades
personales y colectivas (Balsa y Liaudat, 2020:4)
La estrategia metodológica de este trabajo se basa en una reflexión a partir de lo
relevado en estudios empíricos llevados a cabo en el marco de nuestras investigaciones
doctorales y posdoctorales entre los años 2010 y 2021. Por una parte, entre los años
2012 y 2021 se realizó una investigación cualitativa sobre Los Grobo y El Tejar, dos
megaempresas paradigmáticas de origen argentino, en localidades de la provincia de
Buenos Aires donde las mismas tienen o tuvieron incidencia: Saladillo, Carlos Casares y
Trenque Lauquen. Esta consistió en la realización de 42 entrevistas semi-estructuradas a
empleados o ex empleados de dirección, contratistas que trabajan o trabajaban para ellas,
representantes de pymes agrícolas locales y autoridades municipales, y en el análisis de
documentos producidos por las propias empresas. Por otra parte, entre los años 2013 y
2018, se hicieron 42 entrevistas semiestructuradas con diferentes actores agropecuarios
(productores familiares, empresarios agropecuarios de diferentes escalas, rentistas,
contratistas de servicios, asesores)4 de dos localidades de la provincia de Buenos Aires
con características agroecológicas disímiles: Ayacucho (predominantemente ganadera) y
Baradero (predominantemente agrícola); y una encuesta sobre la ideología de productores
bonaerenses, en la que participaron 329 productores (de diferentes tamaños y orientaciones
productivas), pertenecientes a localidades bonaerenses representantes de la casi totalidad
de zonas agroeconómicas homogéneas presentes en dicha provincia5. Por último, entre los
años 2010 y 2013, se llevó a cabo una etnografía prolongada en dos localidades donde las
4 Es relevante clarificar dos elementos con respecto a la determinación de los perfiles de los/as
entrevistados/as. Por un lado, la diferencia entre productores familiares y empresarios agropecuarios
se realizó en función de quién aporta la principal fuerza de trabajo en la explotación. Mientras en el
caso de los productores familiares la propiedad de los medios de producción y el trabajo de dirección y
manual coincide en el mismo grupo familiar, el empresariado agropecuario delega el trabajo manual y,
a veces también el de dirección, en asalariados. Por otro lado, la distinción del tamaño de productores y
empresarios se guió en base al promedio de hectáreas trabajadas y el ingreso neto de las explotaciones. De
esta manera, entre los empresarios entrevistados tenemos 1) empresarios medianos-grandes a aquellos
que trabajan entre 1000 y 5000 hectáreas y obtienen más de 100 mil dólares como ingreso neto anual;
2) empresarios medianos a aquellos que trabajan entre 500 y 1000 hectáreas y consiguen entre 25 mil y
100 mil dólares como ingreso neto anual; y 3) empresarios pequeños a aquellos que trabajan entre 200
Y 500 hectáreas y alcanzan entre 5 mil y 25 mil dólares como ingreso neto anual. Estos empresarios se
distinguen de las mega y grandes empresas por el tamaño de sus explotaciones, la escala de valorización
del capital y su lugar en la vida económica y social de los territorios locales.
5 La encuesta realizada en el año 2013 fue realizada por el centro IESAC-UNQ y dirigida por el Dr. Javier
Balsa. La misma contenía 28 preguntas abiertas y 66 preguntas cerradas sobre temas como el uso y
distribución de la tierra, las transformaciones sociales en el agro, las tecnologías y formas de producción.
Las zonas relevadas fueron 27 de un total de 30 zonas agroecológicas homogéneas presentes en la
provincia de Buenos Aires según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA, 2009). Estas
zonas son: 25 de Mayo, Coronel Dorrego, General Conesa, Púan, Bahía Blanca, Tres Arroyos, Guaminí,
General Villegas, Rojas, Arrecifes, Saladillo, Tapalqué, Hilario Ascasubi, Médanos, Patagones, Olavarría,
Orense, Lobería, Necochea, Ayacucho, Cañuelas, Daireaux, General Viamonte, Pehuajó, 9 de Julio y
Coronel Príngles. El procesamiento y análisis se realizó con el Software SPSS.
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megaempresas realizan acciones solidarias: San Lorenzo (Santa Fe) y Charata (Chaco), y
en la sede central desde donde se diagraman dichas acciones, ubicada en el microcentro
de la ciudad de Buenos Aires. Se realizaron 140 entrevistas semiestructuradas, además de
recuperar documentación institucional, documentos fotográficos y registros de observación.
Si bien estas investigaciones fueron realizadas desde metodologías y abordajes teóricos
diferentes, su articulación y puesta en diálogo permite ofrecer un panorama coherente
y abarcativo de las lógicas de construcción hegemónica del modelo del agronegocio en
Argentina, y en este sentido, resultan complementarias.
49/
6 Es relevante señalar que en este trabajo nos centramos en las estrategias de construcción de hegemonía
del sector privado, especialmente de las empresas productivas más grandes del sector, sin tomar en
consideración la dimensión estatal. El rol del Estado en la promoción del agronegocio en Argentina, es un
aspecto que consideramos ya ha sido suficientemente abordado por la literatura académica local (ver, por
ejemplo, Giarraca y Teubal, 2010; Gras y Hernández, 2013; Lattuada, 2021; Liaudat, 2017b; Poth, 2019).
Estos estudios han señalado, por un lado, el papel central de las medidas neoliberales implementadas
desde la última dictadura militar (1976-1983) y profundizadas durante la década de 1990. Particularmente
se ha dado cuenta de las consecuencias de la apertura externa, la flexibilización y la desregulación estatal
en las formas de organizar la producción y en la estructura social agraria. Por otro lado, se ha visibilizado
la alianza entre el poder ejecutivo y las grandes empresas del sector en la expansión de la frontera agrícola
(mediada por la expulsión forzosa de campesinos), y en la promoción de los transgénicos y su legitimación
a nivel social.
7 Sobre el “valor del conocimiento” para el modelo, véase el panel “Cómo darle valor al conocimiento” del
XVII Congreso Nacional CREA 2004 - Somos parte de una Argentina posible. 1, 2 y 3 de septiembre,
Hotel Sheraton, Mar del Plata, donde exponen tres referentes del modelo, en https://www.youtube.com/
watch?v=PnOfs8o7eYw
Véase también la entrevista a Oscar Alvarado en 2010, presidente de El Tejar en ese momento donde
articula la producción de commodities con los consensos sobre el modelo de país, el problema del hambre
en el mundo y la “sustentabilidad” del modelo de agronegocios: https://www.youtube.com/watch?v=-
A0IRO-E8tk.
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de radio y televisión. El supuesto que subyace a las estrategias comunicacionales es, por
un lado, la desinformación e ignorancia sobre las nuevas tecnologías agropecuarias y los
beneficios y resultados concretos del modelo, por otro. En los espacios de exposición que
generan y habilitan las estrategias comunicacionales, asume un papel importante la figura
del “experto”, encarnada por investigadores, ingenieros, técnicos o académicos reconocidos
que promueven el modelo desde una perspectiva “científica” y, por ello, ligado a un saber
“neutral” y “validado”8.
Las estrategias educativas incluyen un conjunto de actividades destinadas a la
formación de los actores del sector en los principales pilares productivos del modelo como
charlas y talleres de capacitación empresarial, jornadas de actualización técnica y los
congresos nacionales de las entidades técnicas. Asimismo, se destacan las acciones llevadas
a cabo en las instituciones educativas formales. En el ámbito de la educación superior, nos
encontramos con la creación de decenas de carreras de grado y posgrado en agronegocios
y la firma de convenios de “cooperación académica” entre las empresas y las universidades
públicas (que incluyen pasantías laborales, desarrollo de eventos científicos, dirección
de tesis, etc) (Liaudat, 2019a). Mientras que en las escuelas primarias y secundarias se
organizan programas como campamentos, competencias, padrinazgos, y capacitaciones
docentes, donde se difunden los beneficios sociales que generarían el agronegocio.9
Las estrategias solidarias comprenden una variedad de iniciativas (como becas,
aportes a instituciones públicas, a comedores populares, el financiamiento de proyectos
de emprendedurismo y el desarrollo comunitario en ámbito rural, entre otras) impulsadas
directamente por las megaempresas en los territorios (a través de los propios programas o
fundaciones empresariales) o de manera indirecta por la mediación de otros actores como
asociaciones civiles, religiosas u ONGs. Estas iniciativas se orientan hacia poblaciones
vulnerables en general, y en muchas ocasiones hacia los sectores sociales que han sido
afectados por la expansión de la frontera agrícola bajo el modelo de agronegocios: pequeños
productores familiares, comunidades indígenas o campesinas. En este sentido, al mismo
tiempo que el modelo les restituye parte de sus excedentes de riqueza, los forma en los
valores funcionales a su reproducción y los integra en la distribución de sus beneficios,
en la posición de receptores de la solidaridad del agro argentino. Asimismo, desde una
posición de superioridad moral, los empresarios difunden los programas solidarios en
los congresos sectoriales y medios de comunicación, presentándose frente a la sociedad
como referentes morales, en tanto sus actividades no se restringen al ámbito económico-
productivo (Córdoba, 2019).
Por último, las estrategias de gestión del personal refieren a la actualización del
manejo de los empleados, apuntando no solo a optimizar su productividad, sino también
8 Véase por ejemplo el Consejo argentino para la información y el desarrollo de la biotecnología - Argenbio
https://www.argenbio.org/, creado por las principales multinacionales semilleras y de agroinsumos del
mundo (Dow, Dupont y Pioneer - hoy Corteva -, Monsanto y Bayer - hoy fusionadas -, Basf y Syngenta)
en el año 2004. Su directora ejecutiva es doctora en biología, ex profesora universitaria e investigadora
del Conicet. Esta asociación sostiene un proyecto de producción de contenidos “Por qué biotecnología”,
accesibles mediante su sitio web el cual proporciona material didáctico principalmente destinado a
docentes de escuelas y periodistas. Asimismo, en el sitio pueden encontrarse notas breves sobre novedades
en el sector, informes técnicos o papers con información cuantitativa sobre la adopción, los beneficios y
la seguridad de los productos agrobiotecnológicos.
9 Véanse los programas EduCrea (https://www.crea.org.ar/educrea/) y Aula Aapresid (https://www.
aapresid.org.ar/regionales/aula-aapresid) como ejemplos de la injerencia del sector en las instituciones
educativas públicas. Véase también: https://www.todoagro.com.ar/aacrea-hace-escuela/. A su vez, se
realiza un estudio detallado de los mismos en el trabajo de Liaudat (2017).
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María Dolores Liaudat, Andrea P. Sosa Varrotti y María Soledad Córdoba
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10 En efecto, más allá de la relevancia de las megaempresas (expresada en su expansión en toda la cadena y
el nivel de facturación), el grueso de la superficie sembrada en Argentina se sigue explicando por capitales
que tienen menos de 10 mil hectáreas bajo su control (Murmis y Murmis, 2011).
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con el cuerpo y ahora se labura más con la cabeza (asesor profesional, Ayacucho,
2017).
La mirada positiva de los actores agrarios se expresa específicamente en relación
a los componentes del paquete tecnológico paradigmático del avance del agronegocio
en Argentina: semillas transgénicas, siembra directa y glifosato. Estas innovaciones
tecnológicas son puestas en relación por los mismos entrevistados con el aumento del
rendimiento, la simplificación de la producción, la posibilidad de expandir la frontera
productiva y con la idea de que son la única forma posible de producir en la actualidad.
En este sentido se expresaban diferentes actores agrarios consultados: “(…) al poder usar
el glifosato para matar malezas que te competían con los cultivos pasamos a producir
cuatro o cinco mil kilos más” (contratista, Ayacucho, 2016); “Mejoró el rinde y los lotes
que eran malos de seis puntos, cinco puntos, la siembra directa los llevó a acomodarse”
(empresario mediano-grande, Baradero, 2017); “la agricultura que se desarrolla hoy sería
imposible sin semillas transgénicas” (empresario mediano, Baradero, 2018).
Asimismo, algunos actores resaltaron los beneficios que el paquete tecnológico y
las nuevas formas de producción tienen para el conjunto de la sociedad, argumentando
-en sintonía con el discurso ideológico de las megaempresas- que son la única forma
de responder a la demanda mundial de alimentos, que ayudan a conservar los recursos
naturales y que toda crítica es producto de fundamentalismos políticos o de ignorancia:
“la soja una de las cosas que ha solucionado es palear el hambre de muchos pueblos
(productor familiar, Ayacucho, 2017),“se usa menos combustible, menos perjuicio a la
capa de ozono, mejoramiento de la capa orgánica, todo positivo” (empresario mediano-
grande, Baradero, 2017),“hay tendencia a que la siembra directa y el uso de agroquímicos
se esté, no sé cómo explicártelo, yo percibo que hay un movimiento político y social que
está en contra de esto” (empresario pequeño, Baradero, 2017), “no escuche a nadie serio
de la soja transgénica hablando de porqué es mala, y sí escuche gente de ciencia hablando
de que no es mala, por lo menos te dan un respaldo científico” (asesor y contratista,
Ayacucho, 2017).
Sin embargo, también se evidenciaron críticas a las consecuencias sociales de las
transformaciones tecnológicas como producto del “buen sentido” que nace de la práctica
de estos actores. De esta manera, si bien la mayoría defendió los beneficios de las
transformaciones tecnológicas, una parte de los/as entrevistados/as también matizaron
o problematizaron estas afirmaciones señalando la dependencia que las mismas generan,
el aumento de los costos y la necesidad de aumentar las escalas para afrontarlos, y la
expulsión de trabajadores del campo:
La tecnología que redujo la mano de obra totalmente, me da mucha pena (…)
a veces no te podés mantener al día (...) una cosechadora, un fumigador valen
fortunas, entonces obliga que el que tiene una máquina de esas a que trabaje un
montón más” (empresario pequeño, Baradero, 2017)
Hoy o tenés eso [las nuevas tecnologías], o no podés trabajar porque de otra
manera estas muy atrás, te lleva mucho más tiempo (…) A su vez, la ganancia es
mucho más chica, tenés que trabajar cierta cantidad para poder vivir, si te quedas
mucho es imposible (…) desapareces” (productor familiar, Baradero, 2017).
Estos cuestionamientos a la desigualdad en el acceso a las tecnologías y a los impactos
sociales de las mismas, se escindieron de la defensa de las bondades intrínsecas de cada una
de las nuevas tecnologías en términos de facilidades y rendimientos, al mismo tiempo que
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11 Por ejemplo, frente a la frase “Los productores agropecuarios ya no son chacareros sino que son
empresarios”, solo un 27, 5 % estuvo totalmente de acuerdo, y frente a la frase “Dentro de la Cadena
Agroindustrial, los productores agropecuarios, los industriales y comerciantes tienen los mismos
intereses”, solo el 18, 7 % lo estuvo.
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Hegemonía para (des) armar. Territorios y subjetividades en las redes del agronegocio en Argentina
María Dolores Liaudat, Andrea P. Sosa Varrotti y María Soledad Córdoba
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(Liaudat, 2020). En primer lugar, señalaron que estas empresas desplazan a los productores
locales porque aumentan el valor de la tierra:
Olmedo [titular de la megaempresa Olmedo Agropecuaria], esos, fueron
los grandes contrincantes nuestros. A nosotros esa clase de empresarios nos
han perjudicado. Vienen acá y alquilan. Tienen otro bolsillo, tienen otro tipo de
calidad de negocios, que es competencia desleal ¿te das cuenta? […] El campo que
trabajamos nosotros fue alquilado por esta gente, entonces se los trabajabamos
pero nos perjudicaba el negocio ya no éramos productores sino changarines”
(empresario pequeño, Baradero, 2017)
(…) 470 dólares llegaron a pagar la hectárea para sembrar. Al más chico me
retiraron, yo no sembré más, pero me pasaron por arriba (...) Si Grobocopatel,
cantidades de esos tipo hicieron mucha plata y hoy están en Brasil en otros países,
Argentina ya ni les interesa, me hicieron pedazos a mí (ex-productor, contratista,
Ayacucho, 2017)
En segundo lugar, señalaron que endeudan a los contratistas -obligándolos a comprar
maquinarias de punta- y/o imponiéndoles los precios de sus servicios:
Yo tengo unos colegas conocidos que trabajaban para el famoso pool El Tejar, un
pool de los más grandes de la Argentina, y cuando los números no le cerraron y
se fueron a trabajar a Bolivia, le dijeron ¿querés venir a Bolivia con nosotros?
cuando a los chicos estos les hicieron comprar herramientas (...) le hicieron
comprar todo y cuando querés acordar el número no les cierra “bueno mira
nos vamos”, y eso es muy feo que te pase, porque vos te quedas con un crédito
enganchado (...) estos son chicos son muy trabajadores y su empresa desapareció
(empresario mediano, Baradero, 2017)
[…] uno o dos años que era bastante rentable se metió el pool de siembra y vos
tuviste que trabajarles a ellos prácticamente regalado porque te quedabas sin
campo, y entonces ellos proponían equis plata por hectárea, pero te daban mucho
para trabajar. Como te quedabas sin tierra para trabajar, vos cedías. Después,
cuando llegaba el momento y no era uno el chacarero que les trabajaba, sino dos
o tres, le estabas trabajando barato y no la cantidad que te habían prometido, y
cuando no sirvió más se fueron (contratista, Baradero, 2018).
En tercer lugar, señalaron que estas empresas afectan las relaciones personales
históricas entre los productores arrendatarios y los dueños de la tierra: “La modalidad que
había previa al advenimiento de estos grandes pools de siembra, era una relación humana
muy buena entre el tenedor de la tierra y el chacarero nuestro. O sea, había como cierta
amistad, una buena relación humana” (asesor, Ayacucho, 2017). Y, por último. destacaron
que los pools de siembra afectan a las economías del interior porque no aportan a la
circulación de capital en los territorios locales: “los pools de siembra no dejaron nada en
el pueblo, compran directo y la verdad uno eso no lo apoya porque no te dejan nada en lo
que es Baradero” (asesor, Baradero, 2018).
Más allá de la enunciación de estas tensiones con las megaempresas predominó en
general en las respuestas de los actores agropecuarios un nivel importante de resignación
asociado a una actitud pasiva. Esto se expresó en frases como “el productor se tuvo que
abrojar a las megaempresas, no les quedaba otra” o “se metió el pool de siembra y vos
tuviste que trabajarles prácticamente regalado porque te quedabas sin campo”, entre
muchas otras. La mayor parte de los actores que realizaron algunas críticas a las empresas
que son las grandes ganadoras del modelo, visualizaron relaciones de subordinación y
dominación que se distancian del discurso de armonía social de la “red”, pero no expresaron
confianza en su capacidad para transformar esta realidad y/o en la posibilidad de un
modelo de desarrollo alternativo que tenga viabilidad.
En este sentido, ni la identificación colectiva como “productores” que se diferencian
de los empresarios globalizados por su arraigo local y su forma de trabajo (sacrificada,
basada en el cuidado de la tierra) logra constituirse en una categoría política, ni mucho
menos las críticas a las megaempresas transformarse en propuestas de acción. Aunque
estas formas de identificarse a sí mismos y a los otros, nacen de espacios de socialización que
comparten los actores en las pequeñas y medianas ciudades donde viven, no las inscriben
en discursos colectivos propios (aparecen más bien como lecturas individuales), ni en
referencias institucionales públicas, ya que -como lo han demostrado diversos estudios-
las principales entidades agropecuarias nacionales han abrazado un discurso celebratorio
de los agronegocios (Liaudat, 2018). Esta ausencia dificulta la posibilidad de transitar el
pasaje de las tensiones en el plano social al antagonismo en términos políticos, y por ende,
de disputar la hegemonía del modelo.
2. La hegemonía en la sociedad
Como se señaló al comienzo, una de las modalidades que asume la estrategia de
construcción de hegemonía hacia afuera del sector, es el establecimiento de “redes
solidarias” que se anudan en territorios de interés para el agronegocio. El punto de partida
de las redes solidarias es una donación (de un bien tangible o intangible) entregado por
fuera del circuito de reproducción del capital. Estas acciones se presentan como libres,
voluntarias y gratuitas y son nombradas por los propios actores como “solidarias”. A través
de las redes solidarias circulan recursos, personas, capital, conocimientos, valores, etc. que
transforman las dinámicas, las estructuras locales preexistentes y la construcción moral de
los/as destinatarios/as de las donaciones (Córdoba, 2019).
Para desarrollar este apartado nos basaremos en una investigación etnográfica
realizada en la Red Agro-Solidaria (RAS)12. La RAS surge en la crisis económica y social
del 2001, a partir de “la alianza entre megaempresas y entidades de la agroindustria y
organizaciones sociales (...) en el contexto del hambre más urgente” (directora ejecutiva de
la RAS, Buenos Aires, 2010). Con el correr de los años, esa primera misión “asistencialista
desde el punto de vista nutricional” se había transformado en una vocación por generar “el
desarrollo de las personas por sus propios medios”.
La asociación estaba conformada por un lado, por los donantes que tenían
representación en la comisión directiva con sede en la ciudad de Buenos Aires, entre los
que se encontraban gremios, cámaras industriales, asociaciones técnicas del sector rural
y entidades bancarias ligadas al sector, y por otro lado, por organizaciones que aportaban
el trabajo de sus voluntarios en el terreno, como entidades religiosas de distintos credos,
clubes sociales y asociaciones civiles con sede en distintas ciudades del interior del país.
Para afrontar la tarea “solidaria”, se promovía la generación de redes a los fines de encontrar
soluciones a los “crecientes niveles de pobreza e indigencia en el país”. Concretamente, se
buscaba establecer alianzas con asociaciones locales que ya se encontrasen trabajando en
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alianza no implicaba ninguna identificación con la RAS, sino un trabajo en conjunto donde
cada uno tenía su rol, responsabilidad y autonomía. En palabras de la presidenta de la
asociación local:
La idea de la participación con distintas organizaciones nos llevó a formar redes
(…) porque uno solo no puede, uno tiene que ir ampliando su red. Primero lo
hicimos en forma local, y ahora lo estamos haciendo a nivel provincial y ya a
nivel nacional también. (…) es un trabajo en red que se hace: la RAS y nosotros
(…) y es la manera de salir adelante. No vemos otra manera, solo no te salvás,
solo no podés (presidenta de la asociación, San Lorenzo, 2010).
Desde la perspectiva de los actores, el trabajo en red era pensado como el marco de
lo posible, de otra manera “no se puede”. El concepto de trabajo en red, como expresión
nominal de un mundo hiperconectado, era así incorporado como el modo en que los actores
“deben entender” las relaciones sociales y como los términos de la disputa. En este sentido,
la relación hegemónica se materializaba no en la ausencia de conflicto, ni de los reclamos,
sino en la medida en que la disputa se desarrollaba según los términos establecidos por la
hegemonía (Grimson, 2011: 46). La disputa por el significado de “trabajo en red” disuelve
el efecto de la subordinación en la consciencia de los/as subordinados/as. Así, cuando
actores concretos afirman que “si no es en red, no se puede”, muestran que no hay otro
modo de pensar los acontecimientos por fuera del marco de sentidos que propone el
agronegocio. Aunque los actores subordinados mantengan la ambición de transformar la
realidad social, las categorías desde las que se lo proponen son las que circulan en la misma
red que los atrapa. Por ello, una vez que se incorporan a la red, no hay un afuera del poder,
el dispositivo solidario define incluso los términos de las disputas.
De manera más general, al incorporar la asociación local en su red, la RAS se fortalece,
porque asimila a un Otro que le aporta estabilidad y conocimiento de su territorio, nuevas
competencias específicas que remiten a lo que “sabe hacer” y a lo que “hace con lo que
sabe”, nuevas conectividades. A la inversa, la asociación local no incorpora a la Red, sino
que sólo queda “conectada” y puede drenar recursos si y sólo si será capaz de asimilar las
normas y estándares que reestructuran sus prácticas a los fines de uniformar significados,
procesos de trabajo y métodos.
Desde la perspectiva de los actores del agronegocio, quienes se conectan a la red
colaboran entre sí bajo el supuesto del win-win, es decir, son actores no-antagónicos que
se benefician mutuamente. Pero la dinámica que resulta del estudio del mecanismo de
construcción de redes es otra: el win-win se verifica sólo cuando existe simetría entre las
posiciones de poder de los aliados. Si se establece una alianza donde existe un diferencial
de poder entre los actores (en términos de la posesión de recursos, conocimiento o
capacidades que los locales no tienen o tienen en menor medida), lo que interviene es una
operación de reducción del grupo aliado en desventaja. Ésta es, precisamente, la operación
por la cual se estabilizan las conexiones dentro de la red (Boltanski y Chiapello, 2002). De
este modo, las asociaciones que se conectan a la Red solidaria y permanecen aliadas en el
tiempo, han logrado atravesar exitosamente el proceso de normalización y estandarización
de su organización, lo que garantiza un flujo continuo de ideas y valores funcionales al
modelo del agronegocio.
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Consideraciones finales
En esta investigación se abordó el modo en que las estrategias de construcción de
hegemonía del fagronegocio en Argentina son traducidas en territorios concretos y son
apropiadas por sus principales destinatarios. A partir de un extenso trabajo de campo
con actores sectoriales y extra-sectoriales se pudo dar cuenta de los diferentes niveles de
apropiación de este paradigma social y productivo, así como también de la emergencia
de ciertas tensiones respecto a la lógica de funcionamiento “en red” y sus principales
beneficiarios.
Por un lado, se visualizó que la capacidad hegemónica del modelo entre los actores
agrarios se explica porque las tecnologías y las formas de producción asociadas al mismo
no son puestas en cuestión, y por la apropiación de los beneficios de la red por quienes se
encuentran asociados a la misma, aunque de manera diferencial. Sin embargo, también
se observaron críticas y distanciamientos del discurso ideológico que sostiene que este
modelo prefigura un escenario win-win. Estos cuestionamientos emergieron claramente
en ex empleados directos y contratistas de megaempresas, y en los diversos actores agrarios
de la región pampeana (principalmente en los de menor tamaño). En sus relatos, estos
actores, señalaron relaciones de explotación y subordinación respecto a las megaempresas
y una serie de impactos negativos en los territorios locales. Estos señalamientos fueron
acompañados en general de un sentido de resignación, según el cual el lugar privilegiado
de estas empresas y su poder de determinación de las lógicas productivas dominantes es
consecuencia de la ley de mercado, sobre la cual los actores no vislumbran posibilidades
de transformación.
En el análisis de las redes solidarias, por otro lado, se identificó que la participación
de actores extrasectoriales en la construcción de una posición hegemónica del modelo es
posible a partir del poder de normalización de la red sobre los destinatarios de las acciones
solidarias, en tanto se los (re)socializa en la trama de significados tributarias del modelo.
Esto no excluye, de acuerdo a los resultados obtenidos, la anulación de las disputas o las
tensiones entre grupos de actores. Al mismo tiempo, el estudio de la manera en que las
redes se anudan en territorios concretos permite poner en evidencia las asimetrías de
poder y las relaciones de dominación/subordinación que contrastan con la lógica del win-
win promovida por el discurso de la “red”.
Por otra parte, se observó que la traducción de las estrategias de construcción de
consenso de los actores dominantes en los territorios concretos es llevada a cabo a
través de diferentes mecanismos de mediación. Mientras al interior de las redes de las
megaempresas, las figuras de los coachs juegan un rol clave en difundir los objetivos
y valores del modelo a sus empleados directos e indirectos, en las localidades agrarias
pampeanas, son los profesionales (asesores o trabajadores de dirección) quienes se
encargan de traducir un discurso foráneo (el agronegocio) al lenguaje y los sentidos que
circulan en los espacios de socialización de los actores agrarios. En lo que respecta a las
redes que las megaempresas tejen con actores extrasectoriales, las mediaciones operadas
por distintos actores sociales (gerentes de responsabilidad social empresaria, directores de
asociaciones civiles, miembros de ONGs, responsables territoriales, talleristas) devienen
fundamentales en el pasaje del agronegocio como modelo de producción agropecuaria a
modelo de sociedad.
De esta manera, a través de este estudio, se puede determinar que la posición
hegemónica de los agronegocios, se basa en una relación dinámica que no se lleva a cabo sin
conflicto, pero sí se materializa en la medida en que las críticas y la disputa se desarrollan
en el marco de los términos establecidos por la hegemonía, como “lo posible”. No obstante,
el registro de algunos distanciamientos críticos nos permite visibilizar que el resultado de
las disputas hegemónicas nunca está completamente asegurado. La particularidad de un
tipo de dominación que se basa principalmente en la dirección ideológica y moral de la
sociedad, es que las interpretaciones resistentes no pueden ser aplacadas completamente
y es difícil mantener la naturalización de cierto orden. Especialmente, como se lo mostró
en este trabajo, la emergencia de un “buen sentido” que nace de la práctica misma de
las clases subalternas, permite la emergencia de un “sentido de separación” respecto de
los actores dominantes más allá de toda construcción ideológica, y en ese sentido tiene
el potencial -acción política mediante- de convertirse en el articulador de un discurso
contrahegemónico que proponga un modelo agropecuario alternativo.
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