Informe Introduccion Historica A La Neurociencia

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ESCUELA SUPERIOR DE FORMACIÓN DE MAESTROS “ENRIQUE FINOT”

Introduccion Historica a la Neurociencia

Integrantes:

Yelix Ramos Paredes

Melody Inca Negrete

Fabiana Pereyra Cespedes

Nardy Chavez Añez

Vivian Fernanda Soliz Calvimonte

Gaity Patricia Figueroa Quispe

Andrea Tajira Añez Muñoz

Unidad de Formacion: Neurociencias y Aprendizajes

Especialidad: Educación Inicial en Familia Comunitaria

Año de Formacion: 2do Año

Docente: Lic. Mary Adela Olivares

11 de marzo de 2024
INTRODUCCION HISTORICA DE LA NEUROCIENCIA

La neurociencia es un campo multidisciplinario que ha evolucionado a lo largo


de la historia, combinando la biología, la psicología, la medicina y otras disciplinas. Su
introducción histórica puede remontarse a la antigüedad, con los primeros estudios
sobre el cerebro y el sistema nervioso.

 Antigüedad: Los antiguos egipcios y griegos realizaron algunas


observaciones sobre el cerebro y el sistema nervioso, aunque su comprensión
era limitada. Por ello los primeros registros de observaciones sobre el cerebro
se remontan a la antigua Grecia. Figuras como Hipócrates (460-370 a.C.) y
Aristóteles (384-322 a.C.) realizaron algunas de las primeras descripciones y
teorías sobre la función cerebral. Sin embargo, estas ideas estaban más
basadas en la filosofía que en la ciencia empírica.
 Edad Media y Renacimiento: Durante este período, el
conocimiento sobre el cerebro y el sistema nervioso se estancó en gran medida
debido a las restricciones impuestas por la Iglesia. Sin embargo, hubo algunos
avances en anatomía, como los realizados por Leonardo da Vinci, que realizó
dibujos detallados del cerebro humano. Durante el Renacimiento, hubo un
resurgimiento del interés por la anatomía y la fisiología del cuerpo humano.
Figuras como Andreas Vesalius (1514-1564) realizaron disecaciones
anatómicas que proporcionaron una comprensión más precisa de la estructura
del cerebro. También se produjeron avances en el entendimiento de la
circulación sanguínea gracias a figuras como William Harvey (1578-1657).
 Siglo XVII: La invención del microscopio permitió avances
significativos en la comprensión de la anatomía cerebral. Thomas Willis, un
médico inglés, realizó estudios pioneros sobre la neuroanatomía y acuñó
términos como "círculo de Willis" para describir la circulación sanguínea cerebral.
 Siglo XIX: Este período marcó el surgimiento de la neurociencia
moderna como disciplina científica. Se produjeron avances significativos en la
comprensión del sistema nervioso. Investigadores como Santiago Ramón y Cajal
utilizaron técnicas de tinción para estudiar la estructura de las neuronas,
sentando las bases de la neurociencia moderna. También surgieron teorías
sobre la función cerebral, como la teoría de la localización de las funciones
cerebrales propuesta por Franz Joseph Gall.
 Siglo XX: El avance de la tecnología permitió un progreso
significativo en la neurociencia. El desarrollo de la microscopía electrónica en la

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década de 1950 permitió una visualización más detallada de las estructuras
neuronales. Además, el descubrimiento de la función de los neurotransmisores,
como la acetilcolina y la dopamina, sentó las bases para comprender los
procesos de comunicación neuronal. En la década de 1960, se desarrollaron
técnicas como la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética
(RM), que revolucionaron la capacidad de estudiar el cerebro vivo en humanos.
Se realizaron estudios sobre el comportamiento y la fisiología del cerebro, así
como sobre trastornos neurológicos y psiquiátricos. Avances en la comprensión
del sistema nervioso central y periférico llevaron a la aparición de nuevas
disciplinas como la neurología y la psicología cognitiva.
 Intersección entre neurociencia y educación: A partir de la
década de 1990, hubo un creciente interés en aplicar los hallazgos de la
neurociencia al ámbito educativo. Investigadores comenzaron a explorar cómo
el conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro podría informar prácticas
educativas más efectivas. Este período también vio el surgimiento de la
neuroeducación como un campo interdisciplinario que busca integrar la
neurociencia y la educación.

¿QUE ES LA NEUROCIENCIA?

La neurociencia es un campo de la ciencia que estudia el sistema nervioso y


todos sus aspectos: como la estructura, su función y los diferentes elementos
interactúan, dando lugar a las bases biológicas de la cognición y la conducta.

La palabra neurociencia proviene del friego neuro=nervio y el latín scientia=


conocimiento. De esta manera es que ofrece un apoyo a la psicología con la finalidad
de entender mejor la complejidad del funcionamiento mental.

Objetivo

Comprender cómo funciona el sistema nervioso para producir y regular


emociones, pensamientos, conductas y funciones corporales básicas, tratando de
explicar cómo la actividad del cerebro se relaciona con la psiquis y el comportamiento,
revolucionando la manera de entender las conductas y lo que es más importante aún:
cómo aprende nuestro cerebro, cómo guarda información y cuáles son los procesos
biológicos que facilitan el aprendizaje

DESCRIBIR. Describe la organización y funcionamiento del sistema nervioso


enfatizando en el cerebro

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DETERMINAR la construcción del cerebro durante el desarrollo del individuo

ENCONTRAR formas de prevención y cura de enfermedades neurológicas y


psquiatras

PRIMERAS PREGUNTAS Y RESPUESTAS HASTA EL SIGLO XIX

Alcmeón de Crotona en el siglo V aC describió los nervios ópticos encontrados


en el curso de sus disecciones y propuso que el cerebro era el asiento del pensamiento
y las sensaciones. Es sorprendente la intuición genial del pensamiento griego, como se
desprende de este fragmento del Corpus Hipocraticum sobre la epilepsia, en la
“Enfermedad Sagrada”:

“Los hombres deben saber que las alegrías, gozos, risas y diversiones, las
penas, abatimientos, aflicciones y lamentaciones proceden del cerebro y de ningún otro
sitio. Y así, de una forma especial, adquirimos sabiduría y conocimiento, y vemos y
oímos y sabemos lo que es absurdo y lo que está bien, lo que es malo y lo que es bueno,
lo que es dulce y lo que es repugnante... Y por el mismo órgano nos volvemos locos y
delirantes, y miedos y terrores nos asaltan... Sufrimos todas estas cosas por el cerebro
cuando no está sano... Soy de la opinión que de estas maneras el cerebro ejerce el
mayor poder sobre el hombre.”

Sin embargo, Aristóteles se adhirió a la idea de que el centro del intelecto residía
en el corazón. La naturaleza racional del hombre se debería a la gran capacidad del
cerebro para enfriar la sangre sobrecalentada por el corazón.

Galeno siguió la tesis hipocrática, y en base a la diferente dureza del cerebelo y


del cerebro propuso que el primero actuaba sobre los músculos y el segundo era el
receptor de las sensaciones y memorias. Relacionó los ventrículos cerebrales con las
cavidades del corazón y pensó que las sensaciones y movimientos dependían del
movimiento de los humores hacia o desde los ventrículos cerebrales, a través de los
nervios. Por eso, hasta el siglo XVIII se pensó que el tejido nervioso tenía una función
glandular, siguiendo la teoría galénica de que los nervios son conductos que transportan
los fluídos secretados por el cerebro y la médula espinal hacia la periferia del cuerpo.

Aunque Vesalio aportó muchos detalles sobre la anatomía del cerebro, el


concepto de localización ventricular de las funciones cerebrales no experimentó
cambios durante el Renacimiento. La invención de las máquinas hidráulicas durante la
época, posiblemente contribuyó a reforzar la teoría ventricular: los líquidos expulsados

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desde los ventrículos “bombean” al sujeto, por eso los músculos aumentan de tamaño
durante el movimiento.

René Descartes (1596-1650) defendió la teoría mecanicista de la función


cerebral para explicar la conducta de los animales. Pero para él esta teoría no explicaría
la complejidad de la conducta humana, pues el hombre, al contrario que los animales,
posee un intelecto y un alma dada por Dios. Por eso Descartes creía que el cerebro
controla la conducta humana en lo que ésta tiene de animal y que las capacidades
especiales del hombre residen fuera, en la mente (“l’esprit”).

Descartes inicia así dos líneas de pensamiento extraordinariamente influyentes


hasta hoy . Por un lado la filosofía mecanicista, desarrollada fundamentalmente por sus
sucesores, que defiende que llegando a conocer bien la máquina, lo físico, incluídos el
cuerpo humano y el cerebro, se llegarán a conocer todos los entresijos del mundo. Por
otro lado, Descartes es el padre de la problemática mente-cerebro, que actualmente es
objeto de debate apasionado entre muchos neurocientíficos.

EMERGENCIA DE LA NEUROCIENCIA SIGLO XIX, XX.

Con el desarrollo del microscopio y de las técnicas de fijación y tinción de los


tejidos, la Anatomía del sistema nervioso experimentó un notable avance que culminó
con la obra genial de Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Utilizando una técnica de
impregnación argéntica desarrollada por el italiano Camillo Golgi (1843-1926), Cajal
formuló la doctrina neuronal -el sistema nervioso está formado por células
independientes, las neuronas, que contactan entre sí en lugares específicosy construyó
un gran cuerpo de doctrina neuroanatómica. Cajal fue un científico moderno, que no se
limitó a describir estructuras estáticas, sino que se preguntó por los mecanismos que
las gobiernan. Sus aportaciones a los problemas del desarrollo, la degeneración y la
regeneración del sistema nervioso siguen siendo actuales.

La doctrina neuronal fue confirmada desde otros campos experimentales. El


embriólogo Ross Harrison desarrolló los métodos de cultivo tisular y demostró en 1935
que las prolongaciones de las neuronas, las dendritas y el axón, están en continuidad
con el cuerpo neuronal y se desarrollan a partir de él. Harrison confirmó que los conos
de crecimiento de los axones guían el crecimiento de éstos hacia sus lugares de destino.

La Neurofisiología es la tercera disciplina científica fundamental para el estudio


de la función neural. Nació a finales del siglo XVIII cuando Luigi Galvani descubrió que
las células musculares producen electricidad. En el siglo XIX, Emil Dubois-Reymond,
Johannes Müller y Hermann von Helmholtz desarrollaron los fundamentos de la

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electrofisiología. Von Helmholtz (1821-1894) descubrió que la actividad eléctrica de las
células nerviosas es la forma de transmitir información desde un extremo a otro de una
célula, y también desde una célula a otra. El médico escocés Charles Bell (1774-1842)
y el fisiólogo francés François Magendie (1783-1855) aclararon el problema de los
caminos que sigue la transmisión de las señales entre el sistema nervioso y la periferia.
La pregunta era si la conducción desde y hacia el sistema nervioso tenía lugar a lo largo
de un mismo axón, con conducción por tanto bidireccional, o a lo largo de axones
diferentes. A principios del siglo XIX, Bell cortó separadamente las raíces dorsales y las
ventrales de la médula espinal en animales y observó que sólo cortando las ventrales
aparecía parálisis. Magendie demostró que las raíces dorsales transmiten información
sensorial. De los estudios de Bell y Magendie se concluyó que en cada nervio raquídeo
hay una mezcla de axones, cada uno de los cuales transmite información sólo en un
sentido. Por último, es importante señalar la importancia del trabajo neurofisiológico del
británico Sir Charles Scott Sherrington (1857-1952), quien, entre otras aportaciones
fundamentales, dió el nombre de “sinapsis” al contacto interneuronal, una aportación
original de Cajal. Las contribuciones de Sherrington fueron importantes para confirmar
la teoría neuronal propuesta por el científico español desde el campo de la
Neuroanatomía.

El impacto de la cuarta disciplina, la Farmacología, comenzó al final del siglo XIX


cuando Claude Bernard, Paul Ehrlich y John Langley demostraron que los fármacos
interaccionan con receptores específicos en las células. Este descubrimiento constituye
la base del estudio moderno de la transmisión química sináptica y de la
Neurofarmacología actual.

La Bioquímica ofreció una aportación fundamental a la Neurología en los años


sesenta del siglo XX, cuando Hornykiewicz observó una disminución de una amina
biógena, la dopamina, en el cerebro de pacientes con enfermedad de Parkinson.
Constituye la primera documentación de una correlación fisiopatológica entre el déficit
en un neurotransmisor y la presencia de un trastorno neurológico. Este descubrimiento
llevó a Birkmayer y a Hornikiewicz a intentar un remedio terapéutico farmacológico. La
administración de L-Dopa, un precursor de la dopamina que atraviesa la barrera hemato-
encefálica, es aún un remedio eficaz, aunque no sea definitivo, para los enfermos de
Parkinson.

La Psicología, otra de las disciplinas importantes en el desarrollo de la


Neurociencia, es la que tiene la más larga tradición. Aunque toda la tradición filosófica
occidental, desde los griegos hasta la actualidad, se ha preguntado por la naturaleza de

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la mente y el comportamiento humanos, el estudio científico de la conducta mediante la
observación no se inició hasta la segunda mitad del siglo XIX. Charles Darwin (1809-
1882), con sus investigaciones sobre la evolución de las especies, abrió el camino para
la Psicología Experimental, que se ocupa de estudiar la conducta en el laboratorio, y la
Etología, que estudia la conducta en el medio natural. Darwin incluyó la conducta entre
los rasgos heredados susceptibles de evolución. Por ejemplo, observó que muchas
especies presentan reacciones semejantes cuando se les somete a estrés, como
dilatación de las pupilas, aumento de la frecuencia cardíaca y piloerección. El concluyó
que estas semejanzas indican que esas especies evolucionaron a partir de un
antepasado común que poseía el mismo repertorio funcional. Además, las
observaciones de Darwin implican que es posible relacionar los resultados de estudiar
la conducta o el sistema nervioso de los animales con la conducta y el sistema nervioso
humanos.

En el siglo XIX se planteó un problema fundamental en la historia de la


Neurociencia: la localización de funciones en el cerebro. La convergencia de la
Neuroanatomía y la Neurofisiología es evidente a lo largo del debate localizacionista
que presento a continuación.

El médico y neuroanatomista austríaco Franz Joseph Gall (1757-1828) propuso


que las funciones de la mente tienen una base biológica, cerebral, en concreto. Postuló
que el cerebro no es un solo órgano, sino que consiste al menos en 35 centros, cada
uno de los cuales se relaciona con una función mental. Además, Gall pensó que cada
centro se desarrollaría y aumentaría de tamaño cuanto más funcionase, de la misma
forma que el tamaño de los músculos aumenta con el ejercicio. El crecimiento de los
centros originaría una protrusión en el cráneo, y por tanto la localización de los relieves
craneales y la estimación de su tamaño revelarían la personalidad del individuo. Las
ideas de Gall fueron muy controvertidas, no sólo por la dificultad de confirmar los datos,
sino también porque implicaban una concepción materialista de la mente, al afirmar que
determinadas partes del cerebro rigen funciones tan específicamente humanas como la
esperanza, la generosidad o la autoestima.

Las contribuciones del neurólogo británico Hughlings Jackson (1835-1911),


apoyaron el concepto de que en el cerebro hay centros especializados en determinadas
funciones. Partiendo de la observación de pacientes epilépticos, Jackson dedujo la
existencia de una región motora, organizada somatotópicamente, en la corteza cerebral.
En torno a la misma época, en 1870, Gustav Fritsch y Eduard Hitzig demostraron

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experimentalmente que la estimulación eléctrica de una región cerebral del perro
producía movimientos de las extremidades.

A principios del siglo XX surgió en Alemania una nueva escuela en torno a la


idea de la localización cortical, liderada por los anatómicos Vladimir Betz, Theodore
Meynert, Oskar Vogt y Korbinian Brodmann. Esta escuela intentó distinguir diferentes
áreas funcionales en la corteza cerebral en base a su citoarquitectura. Empleando este
método, Brodmann (1868-1918) describió cincuenta y dos áreas en la corteza cerebral
humana y sugirió que cada una de ellas tiene una función específica. A pesar de los
datos anatómicos, fisiológicos y clínicos a favor de la localización funcional, en la
primera mitad del siglo XX dominaron concepciones unitarias de la función cerebral. El
más influyente de los investigadores de este grupo fue Karl Lashley (1890-1958), quien
en sus estudios de conducta en ratas apreció que los trastornos del aprendizaje
producidos por lesiones cerebrales dependían más de la extensión del daño producido
que de la localización de la lesión.

Lashley concluyó que el aprendizaje y otras funciones mentales no tienen una


localización específica en el cerebro y en consecuencia no pueden ser asociadas a
determinados grupos neuronales o regiones corticales. Hoy se interpreta que la tarea
utilizada por Lashley es inadecuada para estudiar la localización de funciones porque
incluye varios procesos sensoriales y motores. La destrucción de una región implicada
en un procesamiento sensorial produce un déficit que puede ser compensado por otras
funciones sensoriales indemnes.

Los datos en favor de la localización de funciones se han multiplicado en las


últimas décadas. A partir de los años treinta, Edgar Adrian en Inglaterra y Wade
Marshall, Clinton Woolsey y Philip Bard en los EEUU descubrieron que estímulos tactiles
producen respuestas que pueden ser registradas en regiones específicas de la corteza
cerebral. Poco después, Jerzy Rose, Clinton Woolsey y otros, reexaminaron el concepto
de área arquitectónica. Sus estudios llevaron a la conclusión de que se pueden definir
áreas corticales en base a varios criterios independientes, incluyendo el
citoarquitectónico, el conectivo, y el fisiológico.

Otro caso particularmente adecuado para ilustrar la convergencia de disciplinas


que lleva a la Neurociencia moderna es la evolución de los estudios sobre el lenguaje,
una función cognitiva específicamente humana.

El cirujano francés Pierre Paul Broca (1824-1880) describió en 1861 el caso de


un paciente que podía comprender el lenguaje pero no hablar. Su cerebro presentaba

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una lesión en la parte posterior del lóbulo frontal izquierdo, que hoy se conoce como
área de Broca. En los años siguientes, Broca estudió varios pacientes más, casi todos
con lesiones en el hemisferio cerebral izquierdo, lo que le llevó a afirmar uno de los
principios más conocidos sobre la función cerebral: “¡Nous parlons avec l’hémisphère
gauche!” (“¡hablamos con el hemisferio izquierdo!”) En 1874, Karl Wernicke (1848-1904)
publicó un trabajo titulado: “Der aphasische Symptomenkomplex.” Los pacientes de
Wernicke podían hablar, pero no entender, y su lesión cerebral estaba en la parte
posterior del lóbulo temporal izquierdo, en la encrucijada con los lóbulos occipital y
parietal. Además de presentar sus descubrimientos, Wernicke propuso una nueva teoría
de la función cerebral, llamada conectivismo. Según ella, sólo las funciones mentales
más elementales, como las actividades motoras o perceptivas sencillas, tienen una
localización en una única región cerebral. Las conexiones entre las diversas áreas
hacen posible las funciones intelectuales complejas. Al colocar el principio de la función
localizada en un marco connectivista,

Wernicke indicaba implícitamente que diferentes aspectos de una misma función


son procesados en diferentes lugares del cerebro. Esta noción se conoce hoy como
procesamiento distribuido y posiblemente es uno de los conceptos más fecundos en la
moderna Neurociencia.

Actualmente, el estudio del lenguaje se enfoca simultáneamente desde el campo


de la Neurología, la Neuropsicología, la Neuroanatomía y la Neurofisiología. La
introducción de las modernas técnicas de exploración funcional del cerebro ha supuesto
en este terreno, como en otros muchos, una nueva vía de acceso a la comprensión de
las funciones cerebrales más complejas, muy en particular de las específicamente
humanas.

La clave del vigor de la Neurociencia actual reside en el enfoque


multidisciplinario de todas las preguntas relacionadas con el órgano más complejo,
espléndido y admirable de la naturaleza, el sistema nervioso.

INFLUENCIA DE LA NEUROCIENCIA EN EL NIVEL INICIAL

La Neurociencia educativa puede ayudar a los docentes a entender cómo


aprenden sus alumnos y alumnas, así como "las relaciones que existen entre sus
emociones y pensamientos, para poder así ejecutar la enseñanza de forma eficaz",
añade Forés.

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La neurociencia es un aliado porque nos permite aprender y diseñar diferentes
métodos de aprendizaje como la memoria, la atención, y el lenguaje. Según la
Neurociencia, los seres humanos nacemos con un cerebro programado para hablar.

como en el desarrollo del lenguaje y de las más diversas formas de expresión


como cantar, bailar, moverse, llorar, pintar y explorar, que son muy significativas en esta
etapa de la vida del ser humano.

¿Cuál es la importancia de la neurociencia en el aprendizaje?

La neurociencia en el aprendizaje o neurodidáctica, es la rama que se dedica a


mejorar los procesos pedagógicos basándose en la comprensión del funcionamiento
neuronal y el manejo de las emociones y sentimientos para lograr mejores resultados
en la actividad educativa.

¿Qué aporta la neurociencia en la educación?

La neuroeducación consiste básicamente en saber cómo funciona el cerebro y


transmitir esos conocimientos a la educación. Analizar el desarrollo del cerebro humano
y su reacción a los estímulos es fundamental para sacarle el máximo rendimiento en su
época de crecimiento.

La neuroeducación es una disciplina que acopla psicología, neurociencia y


educación, está trasladando a las metodologías de enseñanza para desarrollar
estrategias que mejoren las prácticas pedagógicas y el aprendizaje de todos los
estudiantes. El objetivo es entender los procesos cognitivos para poder generar
estrategias las cuales ayuden a mejorar la práctica pedagógica.

Factores que intervienen en la neuroeducación

 Neuroplasticidad y neurogénesis: es la habilidad del cerebro


para modificar su propia estructura como consecuencia de la experiencia y el
pensamiento, para adaptarse a los cambios, lograr un cambio de hábitos o
formar otros, nuevas formas de percibir y pensar. Además es capaz de crear
constantemente nuevas neuronas y conexiones entre ellas si se le provee de la
estimulación adecuada, así se puede mejorar el rendimiento cerebral si lo
entrenamos mediante repetición, novedad, concentración, sorpresa,
confrontación, imaginación, etc.Una característica destacada es el informe de
proyección, revelando ingresos esperados y pautas de pago. Estos datos

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inteligentes ayudan a administrar tus recursos, desde inversiones hasta eventos
y mejoras en infraestructura.
 Neuroaprendizaje: busca explicar cómo funciona el cerebro en
los procesos de aprendizaje, además de considerar diferentes tipos de
inteligencia y distintos canales de representación sensorial. Es importante que el
docente conozca los diferentes tipos de aprendizaje y aplicarlo dentro del aula.
Por ejemplo el aprendizaje experiencial que se basa en generar conexiones más
fuertes y duraderas.
 Desarrollo cerebral: sabemos que el cerebro se va desarrollando
y madurando con la edad, por lo que se debe tener en cuenta al momento de
educar, ya que el cerebro no funciona de la misma manera de una persona de
5, 10, 20 o 40. También hay que considerar la importancia de propiciar un
ambiente enriquecido frente a uno privado de estimulación ya que este último
tiene efectos negativos en el desarrollo tanto infantil como ya en la edad adulta.
 Emociones: interactúan con los procesos cognitivos, por ello una
parte de la neuroeducación se refiere a manejar las emociones para que no
interfieran y más bien beneficien el proceso de aprendizaje, es importante que el
alumno aprenda a ser consciente de sus sentimientos y ayudarlos a manejar su
estado de ánimo.

¿CÓMO APLICAR NEUROEDUCACIÓN EN EL AULA?

Respecto a cómo comenzar a utilizar la neuroeducación dentro del aula a


continuación te mostramos algunos procesos cognitivos que intervienen en la
educación.

 Conoce a tus alumnos. Investiga las diferencias individuales en el


aprendizaje de tus estudiantes, como estilos de aprendizaje, intereses y
necesidades.
 Brinda retroalimentación constante. Ofrece comentarios
frecuentes y constructivos a los estudiantes para que puedan corregir errores y
mejorar su comprensión.
 Fomenta la curiosidad. Diseña actividades y preguntas que
despierten la curiosidad de los estudiantes, ya que la curiosidad impulsa la
atención y el aprendizaje.
 Relaciona el contenido con experiencias previas. Conecta los
nuevos conceptos con las experiencias y conocimientos previos de los
estudiantes para facilitar la retención y comprensión.

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 Utiliza la emoción como un motor. Aprovecha las emociones
positivas para mejorar el aprendizaje. Crea un ambiente de aula seguro y positivo
que fomente la motivación y el interés.
 Diseña un ambiente de aprendizaje favorable. Asegúrate de que
el aula esté organizada de manera que reduzca las distracciones y fomente la
concentración.
 Fomenta el descanso y la actividad física. Reconoce la
importancia del sueño y la actividad física en el rendimiento cognitivo. Anima a
los estudiantes a mantener hábitos saludables.
 Evalúa de manera formativa. Utiliza evaluaciones formativas
regulares para monitorear el progreso de los estudiantes y adaptar tu enseñanza
según sus necesidades.

En conclusión, la aplicación de principios de neuroeducación en el aula puede


tener un impacto significativo en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Al conocer y
aprovechar el funcionamiento del cerebro, los educadores pueden diseñar experiencias
de aprendizaje más efectivas y gratificantes para sus estudiantes. La neuroeducación
nos recuerda que cada estudiante es único, con su propio conjunto de habilidades,
necesidades y preferencias de aprendizaje. Al adoptar estos principios y adaptarlos a
las particularidades de nuestros alumnos, podemos crear ambientes de aprendizaje que
estimulan la atención, el interés y la comprensión.

CONCLUSIÓN

En conclusión la neurociencia ha demostrado que el aprendizaje está


profundamente arraigado en la plasticidad del cerebro lo que significa que el cerebro
tiene capacidad de cambiar o adaptarse a nuevas experiencias además la comprensión
de los procesos neurobiológicos involucrados en el aprendizaje para informar
estrategias educativas más efectiva y personalizada en resumen la neurociencia ofrece
una base sólida para entender cómo aprendemos y Cómo podemos optimizar este
proceso.

BIBLIOGRAFIA

12
https://www.senc.es/wp-
content/uploads/2017/11/Historia_de_La_Neurociencia_CC.pdf

https://www.senc.es/introduccion-historica-a-la-neurociencia/

http://www.facmed.unam.mx/Libro-NeuroFisio/Historia/Historia.html

https://es.linkedin.com/pulse/qu%C3%A9-es-neuroeducaci%C3%B3n-y-
c%C3%B3mo-aplicarla-en-el-aula-saekoescolar

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