Materiales Clase 25.2

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CAPITULO XLIII

INEFICACIA DE LOS ACTOS JURIDICOS

A. GENERALIDADES

1431. a) INEFICACIA EN SENTIDO AMPLIO


Un acto jurídico es ineficaz en sentido amplio cuando no genera sus efectos
propios o deja de producirlos por cualquier causa, sea ésta intrínseca o inhe-
rente a la estructura del acto mismo, sea que dicha causa consista en un hecho
extrínseco o ajeno a él.
Cuando la causa que priva de efectos al acto consiste en un defecto intrínseco
hay invalidez del acto; la ineficacia resulta, pues, consecuencia de la invalidez. Es
inválido y, por ende, ineficaz, el contrato celebrado por un incapaz, o aquel en
que el consentimiento ha sido prestado por error. Nadie duda de que debe califi-
carse de inválido el acto en que uno de sus elementos constitutivos está viciado.
Pero, ¿puede comprenderse dentro de la invalidez la inexistencia jurídica?, o sea,
la omisión de un requisito esencial para la existencia de un acto jurídico, como
sería, por ejemplo, la falta de consentimiento. No, responden algunos. La inexis-
tencia jurídica no puede comprenderse en la noción de invalidez, pues sólo un
acto existente puede ser válido o inválido. Otra cosa es que ciertas legislaciones
positivas no reconozcan como distinta la inexistencia jurídica de una de las formas
de invalidez, como es la nulidad absoluta. Según otros, si bien la anterior discrimi-
nación es lógica, por comodidad de lenguaje y mirando el asunto desde un punto
de vista práctico en las legislaciones que sancionan también con una nulidad, la
absoluta, la inexistencia jurídica, justifícase que la invalidez abrace también a ésta.
Consecuentemente, la invalidez podría definirse como la no idoneidad de
un acto jurídico para producir sus efectos propios, a causa de un defecto in-
trínseco del acto mismo, defecto que puede ser la falta de alguno de sus ele-
mentos constitutivos o el estar viciado uno de ellos.
En resumen, la ineficacia en sentido amplio engloba a la inexistencia jurí-
dica, a la nulidad del acto y, además, a la ineficacia en sentido estricto.

1432. b) INEFICACIA EN SENTIDO ESTRICTO


Al revés de la invalidez, que es el acto afectado en su íntima constitución, en
su estructura, y que por eso no produce efectos, la ineficacia en sentido estric-

319
320 TRATADO DE DERECHO CIVIL. PARTES PRELIMINAR Y GENERAL

to supone un acto jurídico existente y válidamente formado y, por consiguien-


te, susceptible de ejecución, pero que no produce efectos o queda privado de
ellos por causa de un hecho posterior y ajeno al acto mismo. Hay ineficacia en
sentido estricto, pues, cuando un acto, aunque por sí sería idóneo para produ-
cir los efectos que le son propios, no los genera o cesa de hacerlo a causa de
un hecho posterior y extrínseco, ajeno a la estructura del acto.
La ineficacia en sentido estricto tiene relieve autónomo; no depende de la
invalidez del acto y ella es muy genérica: abarca una multitud tal de casos que
no es posible ni tampoco interesante estudiarlos todos. Sólo conviene expresar
que las causas de esa ineficacia son diferentes y protegen intereses diversos;
las hipótesis que generalmente se analizan son las de suspensión, resolución,
revocación, caducidad e inoponibilidad.

1433. ORDEN EN EL ESTUDIO


Dentro de las causas de ineficacia en sentido lato, primero ha de analizarse la
inexistencia jurídica y la nulidad; después corresponde concentrar la atención en
la ineficacia en sentido estricto y en sus principales figuras, recién enumeradas.

B. INEXISTENCIA JURIDICA Y NULIDAD

1. Preliminares

1434. ACTOS PERFECTOS Y ACTOS IMPERFECTOS


Según que se hayan cumplido o no los requisitos de existencia y validez, los
actos son perfectos o imperfectos.
Estos últimos pueden ser inexistentes, nulos absolutamente o nulos relati-
vamente.

1435. NOCIÓN GENERAL SOBRE LAS DIVERSAS SANCIONES


Cuando se omite una condición de existencia, el acto es, ante el Derecho, inexis-
tente. En este caso, ha dicho la jurisprudencia francesa, se está ante una apa-
riencia, un malentendido, ante una “tentativa” de acto más que ante un acto, y
de una tentativa abortada; podría decirse que el acto ha nacido muerto y des-
provisto, por lo tanto, de existencia legal.1
Si un acto se otorga o celebra con prescindencia de una de las condicio-
nes de validez, es nulo. Y esta nulidad puede ser de dos clases, absoluta, si la
omisión es de un requisito que se exige en consideración al acto en sí mismo,
y no a la calidad o estado de las personas que lo ejecutan o acuerdan y relati-
va, si la omisión es de un requisito exigido en atención a la calidad o estado
de esas personas.

1 JOSSERAND , obra citada, tomo I, p. 104.


HECHOS Y ACTOS JURIDICOS 349

Pero además de los casos de las nulidades expresamente indicadas en la


ley y las implícitas, tenemos una norma general según la cual hay lugar a la
nulidad procesal en todos aquellos casos en que existe un vicio que irrogue a
alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad.
La declaración de nulidad de un acto no tiene efecto extensivo, es decir, no
importa la nulidad de todo lo obrado (art. 83, incisos primero y último).
Al determinarse en esta norma general que no hay nulidad procesal si no
se irroga un perjuicio a alguna de las partes, se está aplicando el llamado prin-
cipio de la trascendencia. Una de nuestras Cortes de Apelaciones lo pone de
relieve al afirmar que “existe acuerdo en la doctrina y la jurisprudencia en cuanto
a que el presupuesto esencial de la invalidación de un acto procesal debe ser
la existencia de un perjuicio cierto y grave, no reparable por otro medio que
no sea el acogimiento de la sanción de nulidad. Este postulado lo recoge el
denominado “principio de trascendencia”.
”La Corte Suprema ha declarado que “las nulidades procesales tienen por
objeto evitar graves defectos de procedimiento que pueden producir la inde-
fensión de una de las partes” (C. Suprema, 30 junio 1970, R., t. 67, sec. 1a, p. 229).
”Esta Corte (la que dicta el presente fallo) ha sostenido que “la nulidad
procesal debe ser admitida con extrema precaución para superar situaciones
realmente graves, pero no puede justificarse por el solo afán de la mera per-
fección de los actos procesales, si las imperfecciones o violaciones de las nor-
mas no han provocado la indefensión o causado perjuicios ciertos y efectivos,
vale decir, si no hay interés, que es el fundamento de toda protección jurídica”
(Gaceta Jurídica, Nº 55, p. 71).
”El art. 83 inciso 1º del C. del Proced. Civil recoge estas ideas al declarar
procedente la nulidad procesal en todos aquellos casos en que existe un vicio
que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con la declara-
ción de nulidad”.31
Los pormenores de la nulidad procesal se analizan en el ramo correspon-
diente.

C. INEFICACIA EN SENTIDO ESTRICTO

1482. GENERALIDADES
En su oportunidad se dijo que hay ineficacia en sentido estricto cuando el acto
que por sí sería idóneo para producir los efectos que le son propios no los
genera o deja de producirlos por un hecho extrínseco. Tal ineficacia no deriva
de la invalidez del acto jurídico y, antes bien, supone que éste existe y vale y
que llega a ser improductivo de efectos por una circunstancia sobreviniente y
extraña a su estructura. Estas circunstancias o hechos extraños a la constitu-
ción íntima del acto jurídico y que determinan la producción de efectos, sue-

31
Corte de Apelaciones Presidente Aguirre Cerda, 21 septiembre 1988, R., t. 85, sec. 2a,
p. 87 (considerando 6º, p. 88).
350 TRATADO DE DERECHO CIVIL. PARTES PRELIMINAR Y GENERAL

len llamarse simplemente “requisitos de eficacia”. Si alguno de éstos no concu-


rre, surgen determinadas formas de ineficacia, como la “suspensión”, la “reso-
lubilidad”, la “rescindibilidad”, la “revocabilidad”, el desistimiento unilateral, la
caducidad y la “inoponibilidad”.
La simple ineficacia puede darse en relación con las partes o con los terce-
ros, y puede ser originaria o sucesiva.

1483. LA SUSPENSIÓN
Hay suspensión del acto jurídico cuando los efectos de éste, para tener lugar,
están subordinados a la ocurrencia de un hecho, y éste todavía no se ha veri-
ficado. Tal hecho puede ser una condición suspensiva fijada por las partes o
una condición legal (condicio iuris), que es un hecho determinado estableci-
do como necesario por la ley, en calidad de supuesto, para que los efectos
del acto puedan producirse. Así, por ejemplo, la muerte del testador es una
condición legal, y mientras ella no ocurra el testamento permanecerá inmóvil;
sólo desplegará sus efectos, se pondrá en movimiento, cuando el testador deje
de existir, hecho fatal, aunque ni a la Biblia le hace gracia, como quiera que
en el “Eclesiastés” se afirma (cap. IX, v. 4), que “más vale perro vivo que león
muerto”: “Melior est canis vivus leone mortuo”. También el matrimonio es una
condición legal en las capitulaciones matrimoniales, o sea, las convenciones
de carácter patrimonial que celebran los esposos antes de contraer matrimo-
nio o en el acto de su celebración. Si el matrimonio no se celebra, las con-
venciones son ineficaces tanto respecto a las partes como en relación a los
terceros. Nuestro Código Civil dice que “las capitulaciones matrimoniales se
otorgarán por escritura pública, y sólo valdrán entre las partes y respecto de
terceros desde el día de la celebración del matrimonio y siempre que se su-
binscriban al margen de la respectiva inscripción matrimonial al tiempo de efec-
tuarse aquél o dentro de treinta días siguientes” (art. 1716, inc. 1º, primera parte).
La suspensión de los efectos del acto es transitoria; dura hasta que se cum-
pla la condición propia o voluntaria o la condición impropia o legal. Sin em-
bargo, puede que la suspensión sea definitiva si cualquiera de esas condiciones
no se ha verificado y ya es seguro que no se verificará. Por ejemplo, los espo-
sos hacen capitulaciones matrimoniales antes de casarse y uno de ellos muere
con anterioridad al matrimonio.

1484. LA “RESOLUBILIDAD ”
La “resolubilidad” es la situación de un acto jurídico cuyos efectos pueden ce-
sar y eliminarse la eficacia de los ya producidos si sobreviene un hecho deter-
minado o el acto de un sujeto cuya declaración de voluntad es capaz de provocar
esas consecuencias.
Ejemplo del primer extremo es la condición resolutoria ordinaria, que con-
siste en un hecho futuro e incierto a cuyo cumplimiento las partes subordinan
la extinción de un derecho. Hay una condición de esta especie si un padre da
en préstamo a su hijo una casa hasta que lo trasladen en su empleo a otra
ciudad. Ejemplos de la resolución de un acto por virtud de una circunstancia
HECHOS Y ACTOS JURIDICOS 351

legal son el incumplimiento por una de las partes de un contrato bilateral. En


este caso, la ley faculta a la parte diligente para pedir a su arbitrio o la resolu-
ción del contrato o el cumplimiento del mismo, con indemnización de perjui-
cios en cualquiera de los dos casos (C. Civil, art. 1489). También es una causa
de resolución del contrato la imposibilidad sobreviniente de cumplir la presta-
ción por un hecho no imputable al deudor, como la pérdida por caso fortuito
de la cosa que se debe. Todas estas instituciones se estudian con pormenores
en el lugar que corresponde.

1485. LA “RESCINDIBILIDAD”
Nuestro Código toma la palabra rescisión como sinónimo de nulidad relati-
va, salvo en algún caso en que la considera como sanción de la lesión. Pre-
cisamente nosotros aquí consideramos la “rescindibilidad” como una figura
de la ineficacia en sentido estricto. Desde este punto de vista un acto es
rescindible cuando a consecuencia de su otorgamiento o celebración el au-
tor o una de las partes del acto sufre un perjuicio tan lesivo a sus intereses
que la ley la faculta para solicitar se prive de eficacia a dicho acto, a me-
nos que en otra forma la anomalía se corrija. La lesión, pues, constituye la
causa de la rescisión. Ya nos hemos referido a esta materia en otro lugar
(número 1326).

1486. LA “REVOCABILIDAD”
La revocabilidad es, conforme a las palabras de Messineo, una declaración de
voluntad unilateral, que consiste en la retractación de un precedente acto jurí-
dico, incluso bilateral, consentida por la ley al autor de dicha retractación. Hay
actos que por su propia naturaleza son esencialmente revocables, como el tes-
tamento. Y no sólo los actos unilaterales pueden revocarse; también pueden
serlo algunos bilaterales, contratos, como el mandato, al que puede poner tér-
mino la revocación del mandante (C. Civil, art. 2163).
Hay otros contratos que, por sus propias características, son irrevocables, o
sea, no pueden ser privados de efectos por la declaración de una sola de las
partes, y esto porque vinculan de inmediato a ambas, de manera que si se
quiere restarles eficacia es preciso que lo hagan las dos partes por mutuo con-
sentimiento o, como también se dice, por mutuo disenso. La compraventa, por
ejemplo, no puede dejarse sin efecto por una sola de las partes, sino por el
consentimiento de ambas.
También se habla de revocabilidad para referirse a los actos de disposición
del deudor en fraude de los acreedores: esos actos pueden dejarse sin efecto
frente a los acreedores que hayan ejercitado la acción revocatoria o pauliana y
en la medida en que perjudiquen sus créditos.

1487. EL DESISTIMIENTO UNILATERAL


Llámase desistimiento unilateral al término de la relación contractual decidido
por una de las partes y comunicado a la otra. El contrato o, mejor, su eficacia
352 TRATADO DE DERECHO CIVIL. PARTES PRELIMINAR Y GENERAL

queda truncada por la voluntad de una de las partes. Este derecho sólo puede
ejercitarse por excepción, cuando la ley lo establece o los contratantes lo pac-
tan. Generalmente se da en los contratos de tiempo indeterminado o de ejecu-
ción continuada o periódica. Una de las formas de desistimiento es el desahucio
en el contrato de trabajo y en el de arrendamiento.
El desistimiento unilateral puede ser una facultad reconocida a una de las
partes antes de que el contrato haya comenzado a ejecutarse o después. De
ordinario el aviso que debe darse a la otra parte se exige que se haga con
oportuna anticipación, para que ella pueda proveer con debido tiempo lo rela-
tivo a la disolución de la relación.
A menudo se pacta una multa o arra penitencial como contraprestación
del desistimiento.
¿Cuál sería la distinción entre la revocación y el desistimiento unilateral? La
revocación sería un acto sucesivo que tiende primero a borrar o retirar el acto
jurídico originario, desapareciendo mediatamente o por vía de consecuencia
los efectos de éste. Así, por ejemplo, en el juicio para revocar la donación en-
tre vivos por ingratitud del donatario, o sea, por un hecho ofensivo de éste
que le hiciera indigno de heredar al donante, se tiende a derribar la donación
y, como consecuencia de su caída, es decir, mediatamente, se eliminan los efec-
tos que había originado ese contrato. El desistimiento, aunque también es un
acto jurídico sucesivo, se encamina, en cambio, a disolver inmediatamente la
relación determinada por el contrato: no ataca a éste para derribarlo ni lo cues-
tiona; sólo pretende poner fin a la relación y, naturalmente, sólo para el futuro
(ex nunc) y no con retroactividad (ex tunc).

1488. LA CADUCIDAD
En el vocabulario jurídico castellano la caducidad presenta los significados que
a continuación se indican.
a) Pérdida de un derecho por no haberse hecho valer por su titular en el
plazo que de antemano ha fijado para su ejercicio la ley o la voluntad de las
partes. Esta acepción, ya tratada al estudiar la influencia del transcurso del tiempo
en las relaciones jurídicas, los franceses la conocen específicamente con el nom-
bre de forclusión y los italianos, con el de decadenza.
b) Extinción de una relación jurídica, a veces con efecto retroactivo, a ve-
ces con efecto sólo para el porvenir, según los casos, a causa de hechos sobre-
vinientes. Este significado cabe en un concepto muy amplio, que en Francia
denominan déchéance y en Italia, caducitá.
c) Por último, dentro de ese mismo concepto amplio se comprende la
ineficacia de un acto jurídico que se produce por el solo ministerio de la ley
a causa de hechos sobrevinientes. Ejemplo típico son los testamentos privile-
giados que caducan sin necesidad de revocación, en los casos previstos por
la ley (C. Civil, art. 1212, inc. 2º). Y así, el testamento verbal otorgado a bor-
do de un buque de guerra, y que la ley autoriza en caso de peligro inminen-
te, caduca si el testador sobrevive al peligro (art. 1053). Las donaciones
revocables caducan por el mero hecho de morir el donatario antes que el
donante (art. 1143).
HECHOS Y ACTOS JURIDICOS 353

1488-a. LA INOPONIBILIDAD; REFERENCIA


La especie de ineficacia llamada inoponibilidad la tratamos a continuación en
título aparte.

LA INOPONIBILIDAD

Generalidades

1489. CONCEPTO

La inoponibilidad es la sanción legal que consiste en el impedimento de hacer


valer, frente a ciertos terceros, un derecho nacido de un acto jurídico válido o
de uno nulo, revocado o resuelto. Dichos terceros están facultados, pues, para
oponerse a que los alcancen los efectos de un acto jurídico válido o los de la
nulidad, revocación o resolución del acto, efectos que los perjudican.
Los terceros que pueden alegar la inoponibilidad son, por lo general, los
llamados terceros relativos, es decir, aquellos que no pueden estimarse como
representantes de las partes y que están o estarán en relaciones con éstas (cau-
sahabientes a título particular, acreedores). En oposición a los relativos se en-
cuentran los absolutos, que son aquellos que no están ni estarán en relaciones
jurídicas con los autores o partes de un acto jurídico. Se trata de terceros total-
mente extraños. Sin embargo, alguno por excepción puede hacer valer la ino-
ponibilidad, como es el caso de la venta de cosa ajena, que más adelante
citaremos.

1489-a. TEORÍA DE LA INOPONIBILIDAD


En nuestro ordenamiento jurídico, al igual que en los extranjeros, los princi-
pios generales de la inoponibilidad no están regulados. Ni siquiera se emplea
en el Código Civil la palabra inoponibilidad; la referencia a la idea que ella
implica se hace con frases como las de “no valdrán respecto de”, “no produci-
rán efectos contra terceros” y otras por el estilo.
La teoría de la inoponibilidad ha sido plasmada por los autores, abstrayen-
do sus principios de numerosos preceptos dispersos a través de la legislación.
Comenzó a desarrollarse a partir de la publicación en el año 1927 de la tesis
de doctorado del francés Daniel Bastian, titulada Essai d’une théorie générale
de l’inopponibilité. En Chile empezó a divulgarla Alberto Baltra Cortés median-
te su excelente Memoria de Licenciado llamada Ensayo de una teoría general
de los actos inoponibles (Santiago, 1933), pero su propagación más intensa se
logró después, gracias a las versiones de las clases de algunos profesores como
Manuel Somarriva y otros.
En las leyes chilenas se empezó a usar el vocablo inoponibilidad sólo a
partir de la segunda mitad del presente siglo. En este sentido puede citarse,
por ejemplo, la ley Nº 18.175, de 28 de octubre de 1982, sobre Quiebras (arts. 72,
74, 76 y 80).
354 TRATADO DE DERECHO CIVIL. PARTES PRELIMINAR Y GENERAL

Inoponibilidades de un derecho nacido


de un acto jurídico válido

1490. CLASIFICACIÓN
Las múltiples casos de estas inoponibilidades diseminados en la legislación pue-
den agruparse en varias categorías; las dos más amplias son las inoponibilida-
des de forma y las de fondo.
Hay formalidades que no se exigen para la constitución de un acto o con-
trato, sino para que los efectos de éstos puedan hacerse valer, oponerse contra
terceros. La omisión de dichas formalidades es causal de las inoponibilidades
de forma, que se reducen a dos: inoponibilidades por omisión de formalidades
de publicidad e inoponibilidad por falta de fecha cierta.
La otra categoría está formada por las inoponibilidades de fondo. Son aque-
llas que se basan en los efectos de un acto que hieren injustamente los dere-
chos de terceros. Tales inoponibilidades son las siguientes: por falta de
concurrencia, por clandestinidad, por fraude, por lesión de los derechos ad-
quiridos y por lesión de las asignaciones forzosas.

1490-a. INOPONIBILIDADES DE FORMA


En primer lugar nos referiremos a las inoponibilidades por omisión de formali-
dades de publicidad. Estas formalidades son aquellas destinadas a que los ter-
ceros tomen conocimiento de un acto o contrato celebrado por las partes, o
de la ocurrencia de un hecho de relevancia jurídica. A continuación citamos
algunos casos de inoponibilidades por falta de publicidad.
1. Las contraescrituras públicas no producen efectos con respecto a terce-
ros cuando no se ha tomado razón de su contenido al margen de la escritura
matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado (co-
pia) en cuya virtud ha obrado el tercero (C. Civil, art. 1707, inciso 2º). Sólo
mediante estas dos anotaciones la ley presume que los terceros han tomado o
podido tomar conocimiento de la contraescritura. Si estas dos anotaciones no
se hacen o se omiten cualesquiera de ellas, la contraescritura es inoponible,
no afecta a los terceros. Entre las partes la escritura es perfectamente válida,
pues la disposición transcrita sólo tiene por objeto proteger a los terceros.
2. La cesión de un crédito personal no produce efecto contra el deudor ni
contra terceros, mientras no ha sido notificada por el cesionario al deudor o
aceptada por éste (C. Civil, art. 1902).
3. La sentencia judicial que declara una prescripción hace las veces de es-
critura pública para la propiedad de bienes raíces o de derechos reales consti-
tuidos en ellos; pero no vale contra terceros sin la competente inscripción (C.
Civil, art. 2513).
4. Declarada en interdicción de administrar lo suyo una persona por disi-
pación, la sentencia que hace la declaración debe inscribirse en el libro de In-
terdicciones y prohibiciones de enajenar que lleva el Conservador de Bienes
Raíces (C. Civil, art. 447). Si la inscripción no se realiza la sentencia no produ-
ce efectos respecto de terceros, no es oponible a éstos. En consecuencia, y
HECHOS Y ACTOS JURIDICOS 355

por ejemplo si después de la sentencia y antes de la inscripción el pródigo o


disipador celebra un contrato con otra persona, a ésta no podrá oponerse la
interdicción; para ella el contrato será válido.
En segundo lugar, debemos referirnos a la otra inoponibilidad de forma a
la constituida por falta de fecha cierta. Los instrumentos privados, cuya fecha
es susceptible de ser alterada por las partes, no hacen fe contra terceros en
cuanto a la exactitud de ella, mientras no se produzca un hecho que a los ojos
de la ley dé certeza a la data.
En efecto, el Código Civil declara que “la fecha de un instrumento privado
no se cuenta respecto de terceros sino desde el fallecimiento de algunos de
los que le han firmado, o desde el día en que ha sido copiado en un registro
público, o en que conste haberse presentado en juicio, o en que haya tomado
razón de él o le haya inventariado un funcionario competente, en el carácter
de tal” (art. 1703).
Sin perjuicio de lo establecido en la disposición transcrita, la fecha de instru-
mento privado se cuenta respecto de terceros desde su protocolización con arre-
glo a las normas del Código Orgánico de Tribunales (art. 419 de ese Código).
Tratándose de asuntos mercantiles, las escrituras privadas que guardan uni-
formidad con los libros de los comerciantes hacen fe de su fecha respecto de
terceros, aun fuera de los casos que enumera el copiado artículo 1703 del Có-
digo Civil (C. de Comercio, art. 127).
En resumen, la fecha de un instrumento privado no es oponible a terceros
mientras no se produzca un hecho que conforme a la ley dé certeza a aquélla.

1491. INOPONIBILIDADES DE FONDO


Estas inoponibilidades se han agrupado en diversas categorías, que en seguida
exponemos.
1. Inoponibilidad por falta de concurrencia. Con este título se engloban
los casos en que el acto o contrato no puede hacerse valer, oponerse, en con-
tra de las personas que no han concurrido como partes a su celebración. El
caso más típico es el de la venta de cosa ajena, la cual es válida, sin perjuicio
de los derechos del dueño de la cosa vendida, mientras no se extingan por el
lapso de tiempo (C. Civil, art. 1815). Tal contrato es inoponible al verdadero
dueño que no concurrió a prestar el consentimiento.
También el arrendamiento de cosa ajena es inoponible al dueño de la cosa
arrendada (art. 1916); la prenda de cosa ajena, al dueño (art. 2390); las obliga-
ciones contraídas por el socio administrador que obra fuera de sus límites le-
gales o del poder especial de sus consocios son inoponibles a la sociedad
(art. 2079), etc.
2. Inoponibilidad por clandestinidad. No pueden oponerse a los terceros los
actos o contratos celebrados ocultamente, por la imposibilidad de aquéllos de
tomar conocimiento de éstos. Ejemplo clásico es el de las escrituras privadas he-
chas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública; aquéllas
no producen efectos contra terceros, les son inoponibles (art. 1007 inc. 1º).
3. Inoponibilidad por fraude. Son inoponibles por fraude los actos ejecuta-
dos en fraude de los derechos de terceros; la ley da a éstos ciertos medios
356 TRATADO DE DERECHO CIVIL. PARTES PRELIMINAR Y GENERAL

para que aquellos actos no los afecten. Está fundada en la causal de fraude,
por ejemplo, la llamada acción Pauliana, acción que permite a los acreedores
perjudicados por actos realizados por el deudor solicitar la rescisión de éstos,
cumpliéndose además otros requisitos señalados por la ley (C. Civil, art. 2468).
También la ley declara nulo el pago hecho al acreedor si se paga al deudor
insolvente en fraude de los acreedores a cuyo favor se ha abierto concurso (C.
Civil, art. 1578 Nº 3). Por último, la causal de fraude da fundamento a ciertas
inoponibilidades establecidas por la Ley de Quiebras (art. 75). Pero adviértase
que hay inoponibilidades que pueden hacer valer los acreedores de la quiebra
contra actos celebrados por el fallido sin que sea necesario probar mala fe o
fraude (arts. 72 y 74).
Recuérdese que el fraude difiere del dolo. Porque el último tiene lugar en-
tre las partes cuando una de ellas se vale de engaño para perjudicar a la otra;
en cambio, el fraude es una maniobra de mala fe ejecutada por una o ambas
partes dirigida a perjudicar a terceros.
4. Inoponibilidad por lesión de los derechos adquiridos. Esta inoponibilidad
comprende los casos en que los efectos de un acto no pueden hacerse valer
contra terceros que tienen derechos adquiridos sobre cosas a que el acto se
refiere. Así, por ejemplo, el decreto de posesión definitiva de los bienes del
desaparecido otorgado en favor de otros sujetos puede rescindirse en benefi-
cio del desaparecido si reapareciere, recobrando sus bienes en el estado en
que se hallaren, subsistiendo las enajenaciones, las hipotecas y demás dere-
chos reales constituidos legalmente en ellos (art. 94 Nº 4). Los terceros que ad-
quirieron legalmente estos derechos sobre los bienes del desaparecido que
reaparece podrían oponerle esta adquisición si él pretendiera recobrarlos en
virtud de la rescisión del decreto de posesión definitiva.
5. Inoponibilidad por lesión de las asignaciones forzosas. Estas asignacio-
nes son aquellas que el testador está obligado a hacer a ciertas personas deter-
minadas por la ley, como, por ejemplo, los hijos legítimos. Si en un caso dado
el testador nada asigna a estos hijos, el testamento no adolece de nulidad, es
válido, pero inoponible a dichos hijos en cuanto los perjudica y ellos pueden
solicitar la reforma del testamento para salvar ese perjuicio (C. Civil, art. 1216).

Inoponibilidades de un derecho nacido de la nulidad,


revocación o resolución de un acto jurídico

1491-a. ENUNCIACIÓN DE DIVERSOS CASOS


Hay casos excepcionales en que la nulidad de un acto o contrato no puede
hacerse valer en contra de terceros, los cuales tienen el derecho de que res-
pecto de ellos el acto o contrato se mire como perfectamente válido.
Un ejemplo en este sentido es la inoponibilidad de la nulidad del contrato
de sociedad por parte de los miembros de la sociedad de hecho en contra de
los terceros de buena fe (C. Civil, art. 2058). Del mismo modo, la nulidad de la
sociedad colectiva mercantil por falta de solemnidades en su constitución no puede
alegarse contra terceros interesados en su existencia (C. de Comercio, art. 361).
HECHOS Y ACTOS JURIDICOS 357

Otro caso en que la nulidad es inoponible se encuentra en el matrimonio


putativo. Al respecto perceptúa el Código Civil que el matrimonio nulo, si ha
sido celebrado ante oficial del Registro Civil, produce los mismos efectos civi-
les que el válido respecto del cónyuge que, de buena fe, y con justa causa de
error, lo contrajo y, en cuanto a los hijos, el mismo Código dispone que la
nulidad declarada por incompetencia del funcionario, por no haberse celebra-
do el matrimonio ante el número de testigos requeridos por la ley o por inha-
bilidad de éstos, no afectará la legitimidad de los hijos concebidos durante el
matrimonio, aunque no haya habido buena fe ni justa causa de error (art. 122).
Esto quiere decir que la nulidad del matrimonio no priva a los hijos de su esta-
do civil de hijos legítimos; a este respecto a ellos la nulidad del matrimonio no
les afecta, les resulta inoponible.
Aunque por regla general la resolución de los actos jurídicos opera con
efecto retroactivo, la resolución judicialmente declarada es inoponible a los ter-
ceros de buena fe (C. Civil, arts. 1490 y 1491).
Tratándose del contrato de donación, el Código Civil establece que, salvo
que concurran ciertos supuestos expresamente señalados, la resolución, la res-
cisión y la revocación son inoponibles en contra de terceros poseedores de los
bienes donados (art. 1432).

Maneras de hacer valer la inoponibilidad

1492. ENUNCIACIÓN DE ELLAS


El juez no puede declarar de oficio la inoponibilidad; ésta debe ser alegada
por el sujeto en cuyo favor se encuentra establecida.
Generalmente, la inoponibilidad se deduce como excepción por el tercero
en contra del cual se pretende hacer valer el acto inoponible. En contados ca-
sos puede deducirse como acción; así ocurre con la acción Pauliana.

Diferencias entre las instituciones de nulidad e inoponibilidad

1492-a. ENUNCIACIÓN
Entre la nulidad de los actos jurídicos y la inoponibilidad de los mismos hay
diferencias notorias.
En primer lugar, la nulidad ataca la validez del acto mismo, privándolo de efi-
cacia tanto respecto de las partes como de los terceros; en cambio, la inoponibili-
dad sólo se dirige a privar de efectos al acto respecto de terceros de buena fe.
En segundo lugar, la nulidad tiende a proteger a las partes del acto, y la
inoponibilidad, a los mencionados terceros.
En tercer lugar, la nulidad, sea absoluta o relativa, es una sanción de orden
público y, por ende, no puede renunciarse anticipadamente; pero sí puede serlo
la inoponibilidad, que es una sanción de orden privado establecida en favor
de los terceros en referencia.

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