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Fallo: HONORARIOS

22 AGOSTO, 2010JURISPRUDENCIA

HONORARIOS.- Solicitud de regulación en base al monto


rechazado de la demanda.- Inconstitucionalidad de los arts. 29 inc. 2, segunda parte
de la ley N° 8.226.- Prescripción de honorarios (art. 4032 inc. 1 C.C.).-
AUTO NUMERO: 134
CAMARA DEL TRABAJO.- En la ciudad de Bell Ville, a los 28 del mes de octubre del año
dos mil nueve.–Y VISTOS: Estos autos caratulados: “SACK BAUDILIO ELIO C/ INTER CAR
Y/O JOSE ROBLEDO Y NORBERTO MASSIETTI Y/U OTRO – DEMANDA LABORAL – REG.
HONORARIOS”, de los que resulta que a fs. 502/503 comparece la Dra. Norma N. B. De
García Allocco, por derecho propio, expresando que ha actuado a lo largo del proceso
como apoderada de los demandados, habiéndose diferido la regulación de sus
honorarios para cuando se liquide la respectiva base económica. Que ello no ha ocurrido
aún, pero considera que es factible su determinación por simples operaciones aritméticas
a partir de la liquidación de lo adeudado al actor a fs. 489. Que la demanda prosperó en
un 7,81%: rubros rechazados al actor $ 60.779,96 (92,30% de la dda.); rubros que se
hicieron lugar $ 5.064,31 (7,70% de la dda.); total rubros reclamados $ 65.844,27 (100% de
la dda.). Sigue manifestando que, los rubros rechazados, con sus intereses, importan al
13/12/07 la suma de $ 60.779,96 o sea el 92,30% del monto de la demanda lo que
equivale a que prácticamente ha sido rechazada en su totalidad. Sobre esta última
cantidad solicita se le regulen sus honorarios aplicando los porcentajes del art. 94 y las
pautas del art. 36 de la ley 8.226. Continúa peticionando la Inconstitucionalidad del art. 29
inc.2, segunda parte de la ley 8.226. Expresa que de acuerdo con el art. 29 inc.2, 2ª parte
de la ley 8.226, la base regulatoria sólo podría llegar a un máximo de $ 32.922,14, esto es,
el 50% de la demanda con sus intereses. Entiende que esa disposición resulta a
contrapelo de lo dispuesto en el inc. 1, 1ª parte del mismo artículo, e incluso de la 1ª parte
del propio inciso. Que el propósito del legislador ha sido que los honorarios fueran
proporcionales al éxito obtenido. De ahí, entonces, las previsiones del inc. 1, 1ª parte y del
inc.2, 1ª parte: acogimiento en alguna medida de la demanda y rechazo total de ella, de
suerte que la base regulatoria para el abogado del actor está dada, en el primer supuesto,
por el monto de la condena, y para el letrado del demandado, en el segundo, por el de la
demanda. Que cuando ello no ha sido posible: abogado del actor con demanda rechazada
totalmente y, abogado del demandado con demanda acogida totalmente, se la establece
entre el 10% y el 30% del monto de la pretensión (inc. 1,2ª parte, e inc.2, 3ª parte). Expresa
que, en pro de lograr la indicada proporcionalidad y siguiendo el criterio del inc. 1,
primera parte, para el supuesto de demanda acogida parcialmente, se hubiera debido
disponer que para el letrado del accionado la base fuera el porcentaje rechazado de la
demanda, porque allí finca su éxito. Que al no hacerlo así la norma, deviene
inconstitucional por no respetar el principio de igualdad ante la ley del art. 16 de la
Constitución Nacional. Esgrime que dicho trato igualitario no se verifica en el art. 29 de la
ley 8226, entre el abogado del actor y el abogado del demandado, en orden a la base
regulatoria cuando la demanda prospera parcialmente. Que mientras para el abogado del
actor la base siempre resultará del monto por el que la pretensión sea acogida (su éxito),
ello sólo es así respecto del demandado cuando esa proporción no pasa del 50% de la
demanda. A partir de ese porcentaje hacia arriba, aparece la irritante desigualdad que se
denuncia. Que en el caso concreto el perjuicio resultante de esa desigualdad
inconstitucional aparece patente, puesto que tomando como base la suma de $ 60.799,96,
monto rechazado de la demanda, aplicando un porcentaje hipotético del término medio
del art. 34, ley 8226, del 24%, arroja $ 14.591,99 de honorarios, mientras que si se
considera la suma de $ 32.922,14 la mitad de la demanda, con el mismo porcentaje se
tiene $ 7.901,31, entiende que la diferencia es notoria e injusta; a lo demás argumentos
de la peticionante me remito brevitatis causae. Impreso el trámite de ley y corrido
traslado a la contraria, lo contesta a fs. 506/508 el señor José Luis Robledo, negando todos
y cada uno de los hechos invocados en la demanda incidental, salvo los que sean motivo
de expreso reconocimiento en la presentación. Niega que le asista derecho alguno a
reclamar el cobro de emolumentos derivados de la actividad profesional desplegada en la
forma peticionada; negando e impugnando los montos calculados efectuados por la
solicitante en la demanda como en la planilla de capital e intereses que adjunta. Niega
adeudarle a la reclamante alguna de las sumas que peticiona en su demanda. Que con
relación al planteo de inconstitucionalidad efectuado por la profesional reclamante, no
merece acogimiento dado la falta de agravio constitucional alguno, y en virtud a que no
puede ser condenado, vía inconstitucionalidad, al pago de honorarios contrariando el
derecho que fija las pautas regulatorias, como es el propio Código Arancelario. Entiende
que la ley arancelaria lo que intenta es una protección legal a quién resulta demandado
ante temerarias demandas con montos que suelen resultar excesivos o desmedidos, y
cuando se las rechaza el demandado quedaba expuesto a elevados montos regulatorios.
Que lo que pretende la ley es evitar arbitrariedades tanto por los accionantes como parte
de los acreedores de la retribución profesional. Que la prueba esta, en que la nueva ley
arancelaria N°9459 no ha modificado lo relacionado a este tipo de regulaciones. Expresa
que no se configura ningún tipo de violencia constitucional para que a la parte reclamante
le asista este remedio. Que con esto se configuraría un enriquecimiento sin causa por
parte de la actora, dado que lo que no pudo concretar el actor en su reclamo laboral
ahora se podría configurar mediante una excesiva regulación. Continúa su argumento
defensivo interponiendo excepción de prescripción en contra del pedido de regulación de
honorarios que le demandan, expresando que su vencimiento ha operado con dos años o
más desde la fecha de la sentencia dictada o más precisamente desde que se encuentra
firme dicho resolutorio. Que toda obligación en la que deba solicitarse la regulación de
emolumentos por servicios profesionales prescriben a los dos años. Que según se
desprende de las constancias obrantes en autos, la sentencia fue dictada con fecha 08 de
mayo de 2001 encontrándose firme y consentida, que estamos en presencia de una
obligación con vencimiento bianual y teniendo en cuenta que la peticionante nada aporta
sobre hechos interruptivos o suspensivos, habiendo transcurrido más de dos años desde
que debió peticionarse la regulación, la deuda reclamada se encuentra cancelada por
prescripción liberatoria; a las demás consideraciones me remito por razones de economía
procesal. Corrido traslado a la contraria de la excepción de prescripción opuesta, lo
evacua a fs.514/516, solicitando su rechazo, con costas, en base a lo siguiente: que su
ministerio no terminó con el dictado de la sentencia de Cámara, sino que continuó
después que el TSJ resolvió el directo. Que el convenio celebrado a fs. 489 de fecha 19 de
agosto del 2006 y su gestión para cancelar el embargo trabado sobre bienes de su cliente,
da cuenta de que ha seguido manteniendo el vínculo con ellos. Que puede apreciarse del
oficio de cancelación que acompaña, que la Dra. Vilma Sigaudo autorizó a su secretaria
Liliana Machado para el diligenciamiento del oficio cuyo trámite finalizó el 01 de agosto de
2007. Entiende que desde el retiro del oficio de cancelación de embargo (última actuación
profesional) hasta su presentación solicitando regulación de honorarios, de fecha 14 de
marzo de 2008, no han pasado dos años y que tampoco pasaron dos años desde la firma
del convenio de pago de los rubros que la sentencia condenó a sus clientes, cita
jurisprudencia en apoyo de su postura. Abierta a prueba la causa, la parte actora ofrece:
documental, testimonial y la demandada: documental – instrumental, confesional y
presuncional. Dictado el decreto de autos a fs. 529, firme y consentido el mismo, queda la
causa en estado de ser resuelta.————————————————–Y CONSIDERANDO:
I)- Que, a fs. 502/503 y vta. la Dra. Norma N. B. De García Allocco, por derecho propio,
solicita regulación de sus honorarios profesionales y la declaración de
inconstitucionalidad del art. 29 inc. 2, segunda parte, de la ley 8.226 (actual art. 31 de la
ley 9459), en función a los argumentos de hecho y de derecho que esgrime en su
presentación y que fueran debidamente relacionados en la precedente relación de causa.
Impreso el trámite de ley y corrido traslado a la contraria, lo contesta a fs.506/508,
negando todos y cada uno de los hechos invocados en la demanda, salvo los de expreso
reconocimiento en el responde y, oponiendo excepción de prescripción en base a los
fundamentos dados en dicho escrito, a los que me remito por razones de economía
procesal y brevedad.——————-II)- Que siendo ello así y por una cuestión de orden
metodológico, cabe considerar en primer lugar la excepción de prescripción opuesta al
progreso del pedido de regulación de honorarios que nos ocupa. En tal sentido sabido es
que, la prescripción extintiva está fundada en razones de “seguridad jurídica”, y que se
trata de una institución de orden público, que surge para dar estabilidad y firmeza a las
relaciones jurídicas, disipar las incertidumbres del pasado y poner fin a la indecisión de los
derechos, con el propósito de resguardar la necesidad social de no mantenerlas
pendientes y por tiempo indeterminado, como así también, consolidar las situaciones
creadas por el transcurso del tiempo, superando de ese modo las dudas que pesan sobre
ellas. El argumento defensivo se sustenta en que, en toda obligación en la que deba
solicitarse la regulación de emolumentos profesionales, la prescripción se opera a los dos
años. Argumenta que, de las constancias de la causa se desprende que la sentencia fue
dictada con fecha 08 de mayo de 2001 encontrándose firme y consentida y, que la actora
nada ha aportado sobre la producción de hechos interruptivos o suspensivos, por lo que
habiendo transcurrido más de dos años sin haber requerido la regulación consecuente, la
deuda reclamada se encuentra cancelada por prescripción liberatoria. En primer lugar
corresponde poner de manifiesto que, el máximo Tribunal de la Provincia ha establecido
in re: “DOMINGUEZ DE SOTO, HUGO E. C/ SUPERIOR GOBIERNO DE LA PROVINCIA –
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO – PLENA JURISDICCIÓN – RECURSOS DE APELACIÓN”,
Sentencia N° 02 del 27/02/2007 que: “…la única distinción que la normativa aplicable
permite efectuar sobre el plazo de prescripción en materia de honorarios de abogados
puede enunciarse de la siguiente manera: mientras los honorarios no se encuentren
regulados, la acción prescribe a los dos años (art. 4032 inc. 1 Cód. Civil), en tanto que si los
mismos han sido fijados, el profesional cuenta con diez años (art. 4023 ib.) para exigir su
pago, se trate del cliente o del adversario condenado en costas (en igual sentido BUERES,
Alberto y HIGHTON DE NOLASCO, Elena I., ob. Cit., pág. 852)…”. En el sub judice, como
vemos, los honorarios no han sido regulados y el plazo de prescripción que le rige, es el
de dos años dispuesto por el art. 4.032 inc.1, primer supuesto del Código Civil que
textualmente expresa: “Se prescribe por dos años la obligación de pagar: 1. A los jueces
árbitros o conjueces, abogados, procuradores, y toda clase de empleados en la
administración de justicia, sus honorarios o derechos. El tiempo para la prescripción corre
desde que feneció el pleito, por sentencia o transacción, o desde la cesación de los
poderes del procurador, o desde que el abogado cesó en su ministerio”. Ahora bien, lo
que resta determinar es desde qué fecha dicho plazo debe computarse y, en ese sentido,
es coincidente la doctrina y jurisprudencia en sostener que el cómputo de los dos años
debe practicarse desde la última actuación del profesional en el pleito en razón a que es la
fecha en que ceso su ministerio. Siendo ello así, de la merituación de las constancias de
autos y de lo actuado específicamente por la Dra. Norma N. Bermejo de García Allocco, se
colige que: a fs.392/417 y vta. se dicta la Sentencia N° 12 de fecha 08 de mayo de 2001, la
que es casada a través del recurso pertinente a fs. 420/428 y vta.. Por A.I. N° 148 de fecha
16 de agosto de 2001, se resuelve no conceder el recurso de casación interpuesto por el
actor, señor Baudilio Elio Sack. El expediente es remitido al T.S.J. con fecha 26 de octubre
de 2001 y baja definitivamente a esta Cámara con fecha ocho de julio de 2005, como da
cuenta el cargo de recepción de fs.476 vta. de autos. Luego de ello se procede a regular
honorarios profesionales al perito contador Oficial, Carlos Alberto Guardiola (ver fs. 485),
notificado a las partes a sus efectos a fs. 486/487 con fecha primero de noviembre de
2005. Siguiendo con el repaso de lo acontecido procesalmente en los presentes obrados,
nos encontramos a fs. 489 y vta. con el convenio de pago de los rubros de condena,
celebrado por las partes con fecha 19 de agosto del 2006. A fs.492 las apoderadas de la
parte actora solicitan la cancelación del embargo trabado en autos, a lo que el Tribunal
requiere previamente que se efectúen los aportes y tasa de justicia correspondientes,
procediendo a su debido cumplimiento la apoderada de la parte demandada, Dra. Norma
N. B. De García Allocco (fs.493/495), ordenándose en consecuencia la cancelación
definitiva del embargo el día 03 de mayo de 2007 (fs. 495 vta.). La mencionada profesional
retira el oficio del Tribunal con fecha 23 de mayo de 2007, siendo presentado al Registro
de la Propiedad Automotor de la ciudad de Marcos Juárez con fecha 13 de julio de ese
año, constando en su reverso la delegación de facultades efectuado por la Dra. Vilma N.
Sigaudo a la señora Liliana Dominga Machado. Esto es corroborado por la Dra. Sigaudo en
su declaración testimonial de fs.524/525, quien manifiesta que reconoce su firma en el
acuerdo de fs. 489 que se le exhibe y que en el acuerdo de pago participó la Dra. Norma
N. Bermejo de García Allocco, asistiendo a los demandados, señores Norberto Massietti y
José Luis Robledo. Además, reconoce su firma en el reverso del oficio de cancelación de
embargo de fs. 512 vta., aclarando que facultó a la señora Liliana Machado porque es la
secretaria de la Dra. Norma N. Bermejo de García Allocco y que la misma se ocupó de
cancelar el embargo de sus clientes. De manera coincidente y concordante en sus dichos
se expresa Liliana Dominga Machado en su declaración testimonial de fs. 526/527, a lo
que me remito por razones de brevedad. Compendiando todo lo expuesto se colige que,
si bien el juicio concluye con el dictado de la sentencia mencionada, no se puede
desconocer que después de ello la Dra. Norma N. Bermejo de García Allocco, ha
proseguido con su actuación profesional en pos de concluir definitivamente el proceso a
los efectos de desvincular a sus comitentes en forma total del mismo, los que por otra
parte, se vieron beneficiados precisamente por el actuar diligente de su letrada
apoderada. Siendo ello así se concluye que, la mencionada profesional ha cesado en su
ministerio con el último acto que realizó en el juicio, constituido por el retiro del oficio de
cancelación de embargo del Registro de la Propiedad Automotor de Marcos Juárez, con
fecha 01 de agosto de 2007; de lo que se colige que es esa la fecha a partir de la cual
comienza el cómputo del plazo a los fines de la prescripción, evento que si tenemos en
cuenta la fecha de presentación de la demanda de honorarios que nos ocupa
(14/03/2008, fs.503 vta.) no ha ocurrido, por la sencilla razón de que no ha transcurrido el
plazo de dos años prescripto por la ley en tal sentido. En base a todo lo expuesto concluyo
que, la defensa de prescripción opuesta al progreso de la acción por la parte demandada,
debe rechazarse.——————————–III).- Siguiendo con el desarrollo de la cuestión que
nos ocupa, abordaré el planteo de inconstitucionalidad del art. 29 inc. 2, segunda parte de
la ley N° 8.226, incoado por la accionante. Desde ese óptica conviene poner de resalto
que, en la sentencia N°12 obrante a fs. 392/417 las costas han sido impuestas a la
demandada en la medida de su vencimiento conforme a lo dispuesto por el art. 28 del
C.P.T., resolutorio que se encuentra firme y consentido, es decir, no se ha formulado
agravio alguno por la parte demandada ni por su letrada apoderada. Ello en función a
que, la propia normativa procesal citada prevé que “en los casos de plus petición
inexcusable las costas deberán ser soportadas por el profesional actuante y la parte en
forma solidaria, mancomunadamente o indistinta a criterio del juzgador.”. El supuesto
contemplado por la norma citada no ha sido de aplicación por parte del Tribunal, como
tampoco ha sido solicitado por la parte demandada. De tal proceder se desprende que,
ha operado el consentimiento expreso a lo resuelto en la Sentencia respectiva y por ello
goza de los efectos de la cosa juzgada. En efecto, es dable señalar que la demanda
prospera parcialmente en contra de la firma “Inter Car” y de sus socios integrantes José
Robledo y Norberto Massietti, con la particularidad de que, como bien lo refleja la Dra.
Norma N.B. de García Allocco en su demanda de fs.498/503, el total de rubros reclamados
conforma la suma de $ 65.844,27, procediendo la demanda por la suma de $ 5.064,31 y
ascendiendo a $ 60.779,96 los rubros rechazados. Lo que importa matemáticamente que,
la demanda prosperó por un 7,70% y ha sido rechazada en un 92,30%, llevando a sostener
a la demandante que ello equivale a que prácticamente ha sido rechazada la demanda en
su totalidad. Pero como hemos visto, ello no ha ocurrido, porque nos encontramos en el
supuesto de procedencia parcial de la acción intentada, que es la hipótesis prevista por el
art. 29 inc. 2, segunda parte de la ley 8226. En este sentido cabe acotar que si
comparamos nuestra ley arancelaria con otras leyes arancelarias del país, vemos que
todas disponen una diferenciación entre el abogado de la parte vencedora y el de la
vencida (Confr. Mario Martínez Crespo, “Código Arancelario para Abogados y
Procuradores de la Provincia de Córdoba – Ley 9459”, editorial Advocatus, pág.97). En ese
orden de cosas nos ilustra Julio Chiappini en su obra “Costas y Honorarios”, editorial
Jurídica Panamericana, páginas 117/118 expresando que: “En orden a la regulación de los
honorarios profesionales, la regla consiste en tomar como base “la cantidad reclamada en
la demanda o en la reconvención o la que resultare de la sentencia si fuera mayor” (art. 8,
ley 6767). Este principio, y claro, parece razonable: lo que estaba en juego en el pleito era
lo demandado por el actor, de modo que será ese quantum el apropiado a la hora de
estimar los emolumentos de los letrados. El criterio, sin embargo, no rige excluyente. La
ley nacional 21839, por ejemplo, toma como base el monto del proceso (art. 7), incluso
definido en el art. 19 como “la suma que resultare de la sentencia o transacción”…En
resumidas cuentas, el sistema impuesto por la ley arancelaria santafecina no conspira,
prima facie, contra las garantías constitucionales de la igualdad y de la propiedad.”. Desde
esa óptica y evaluando que en el subexámine nos encontramos ante el supuesto de
procedencia parcial de la demanda, la ley arancelaria provincial prevé para el supuesto
distintas hipótesis y porcentajes para los letrados de la parte actora y demandada, lo que
prima facie considero, no se lesiona “el principio de igualdad de todas las personas ante la
ley (art. 16 de la Constitución Nacional) que, según la ciencia y el espíritu de nuestra
Constitución no es otra cosa que el derecho a que no se establezcan excepciones o
privilegios que excluyan a unos de los que se concede a otros en iguales circunstancias, de
donde se sigue forzosamente que la verdadera igualdad consiste en aplicar en los casos
ocurrentes la ley según las diferencias constitutivas de ellas y que cualquiera otra
inteligencia o acepción de este derecho es contraria a su propia naturaleza a interés social
(C.S., 1875, “Guillermo Olivar”, Fallos 16:118, el más antiguo precedente en la materia)
(Foro de Córdoba, Año XV – N°91 – 2004, pág. 272). La jurisprudencia sostiene que: “La
garantía del art. 16 C.N., no impone una rígida igualdad, pues entrega a la discreción y
sabiduría del Poder Legislativo una amplia latitud para ordenar y agrupar, distinguiendo y
clasificando los objetos de la legislación siempre que las distinciones o clasificaciones se
basen en diferencias razonables y no en propósitos de hostilidad contra determinadas
clases o personas (C.S., 10/6/92, “Fernández, Eduardo, J.A., 1993-III-35; C.S., 17/11/92,
“Gabrielli”, J.A., 1993-I-540). “La garantía de la igualdad no obsta a que el legislador
contemple en forma distinta situaciones que considera diferentes, con tal que la
discriminación no sea arbitraria ni importe ilegítima persecución o indebido privilegio de
personas o de grupos de personas, aunque su fundamento sea opinable. La garantía de
igualdad ante la ley radica en consagrar un trato legal igualitario a quienes se hallan en
una razonable igualdad de circunstancias (C.S., 13/2/01, “Argentini”, L.L., 2001-C-86 con
nota de H. Vidal Albarracín; C.S., 5/10/99, “Lufthansa”, J.A., 2001-I-687, Foro de Córdoba
citado supra, pág. 273). Como vemos a la luz de lo expuesto surge que, en el caso
concreto que nos ocupa no ha sido quebrantado el mentado principio de igualdad, ya que
el legislador tiene plena facultades para contemplar en forma distintas situaciones que
estima diferentes, con tal que no caiga en arbitrariedad o indebido privilegio de personas,
y es lo que ha ocurrido en la norma arancelaria en cuestión. Nos encontramos ante el
supuesto de procedencia parcial de la demanda y la base regulatoria establecida por el
Código Arancelario es la siguiente: para el abogado de la actora la base será el “monto de
la sentencia” y para el de la parte demandada, será fijada entre el 10% y el 50% de la
demanda, lo que será merituado por el Tribunal conforme a las pautas prescriptas en el
artículo 34 (art. 29 inc. 2, segunda parte, de la ley 8226). Si bien es cierto que la intención
del legislador fue que los honorarios profesionales fueran “proporcionales al éxito
obtenido”, tal como lo refleja Adán L. Ferrer, “Código Arancelario para Abogados y
Procuradores de la Provincia de Córdoba” – Ley 8226″, editorial Advocatus, pág.63,
apartado 92, considero, conforme a las particularidades del caso, que ello se resguarda
con las reglas de evaluación cualitativa prescriptas por el art. 36 de la ley 8226 (actual 39,
ley 9459) que nos permite efectuar la regulación de honorarios merituando cada uno de
los supuestos contemplados por la norma, en estricta relación a la labor profesional
desplegada en autos. En tal sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en
numerosos precedentes, ha descalificado por “arbitrariedad” resoluciones dictadas en
trasgresión de las leyes arancelarias nacionales o provinciales correspondientes al caso,
destacando así el principio general: las facultades de los jueces en la materia encuentran
un límite en los topes mínimos y máximo establecidos en esas leyes. Ha dicho al respecto:
“Constituye sentencia arbitraria en referencia al derecho aplicable: en materia de
honorarios, cuando se hace caso omiso de los límites arancelarios” (Confr. Mario Martínez
Crespo, “Límites Constitucionales de la Leyes Arancelarias”, en Foro de Córdoba, Año XVIII
– 121 – abril 2008, pág. 97). En este orden de cosas, si procedemos a comparar los
resultados de la regulación pretendida por la Dra. Norma N.B. de García Allocco, con lo
que la ley dispone en la normativa cuestionada, tenemos a modo ejemplificativo que, se
toma como base regulatoria el monto rechazado de la demanda (actualizado) y se le
aplica un porcentaje hipotético del término medio de la escala prevista por el art. 34 de la
ley 8.226, del 24%, lo que arroja un resultado de $ 14.591,99. Sobre ello es conveniente
destacar que, en realidad la base regulatoria de $ 60.799,96 esta comprendida en la
escala del art. 34 de la citada ley, que va del 11% al 30%, con un punto medio del 20,5%,
que aplicado nos da la suma de $ 12.463,99 y no la suma estimada por la demandante.
Por otro lado si tomamos la base regulatoria que la ley prevé en el art. 29 inc. 2, segunda
parte, ley 8.226, (para el abogado de la parte demandada), es decir, entre el 10% y el 50%
de la demanda, lo que será merituado por el Tribunal conforme a las escalas del art. 34,
tenemos que: el monto de la demanda actualizado (a la fecha de la presentación) nos da
la suma de $ 65.844,27, si a ello le aplicamos el 50% obtenemos la suma de $ 32.922,13
que como base regulatoria encuadra en la escala del art. 34 que va del 13% al 30%. Ahora
bien, si efectuamos la regulación de honorarios profesionales solicitada contemplando las
reglas de evaluación cualitativas, previstas por el art. 36 del ordenamiento arancelario
citado y, principalmente el éxito obtenido por la profesional actuante, posicionándonos en
el máximo del porcentaje previsto por la escala, es decir, un 30%; obtenemos la suma de $
9.876,64, que como puede apreciarse, no es una retribución inversamente proporcional al
éxito obtenido, que aparezca desproporcionada con el trabajo profesional desarrollado
en la causa su éxito y demás pautas cualitativas de evaluación, que amerite por su
arbitrariedad y desequilibrio acoger la tacha de inconstitucionalidad formulada. Por
último no debemos olvidar que, la declaración de inconstitucionalidad de una norma
jurídica es considerada la “última ratio del orden jurídico” y que, la interpretación que
debe efectuarse en el caso es restrictiva, es decir, que debe velarse por el mantenimiento
de la norma. Sobre el tópico, la jurisprudencia ha establecido que: “La declaración de
inconstitucionalidad de una norma es la ultima ratio del ordenamiento jurídico, es un
recurso in extremis, el último al que debe acudir el juez para la dilucidación del caso que
tiene en sus manos, cuando ninguna otra solución es posible. El Tribunal Superior de
Justicia, siguiendo la doctrina de la Corte Suprema, indica que la declaración de
inconstitucionalidad de una norma, importa un “acto de suma gravedad institucional”, al
que sólo cabe ocurrir cuando no quedan otras posibilidades hermenéuticas (Confr. T.S.J.,
Sala Civil y Comercial, A.I. N° 41, 8/3/99, in re: “Bedud”) (del voto de la minoría, Dr.
Remigio. Cámara 7ª. C. Y C., autos: “Fisco de la Provincia de Córdoba c/ Dominio ,
Humberto – Ejecutivo fiscal” (Expte. N° 430906/36), Sent. N° 62, 20/6/06. Vocales: Flores,
Daroqui, Remigio); Foro de Córdoba N°124, Año XVIII, agosto 2008, páginas 203/204). En
función a todo lo expuesto concluyo que, el pedido de inconstitucionalidad del art. 29, inc.
2, segunda parte de la ley 8.226, efectuado por la accionante, debe ser rechazado.
————————————————-IV).- Entrando ahora derechamente a la justipreciación
de los emolumentos de la Dra. Norma N. B. De García Allocco, estimo justo y equitativo,
en función de las reglas de evaluación cualitativas del art. 36 (ley 8.266) en especial lo
previsto en los incs. 1, 4, 5, 6, 7, 8 y 10, establecer un porcentual regulatorio en el máximo
de ambas escalas, o sea, un 15% (30% del 50%) el que aplicado al monto de la demanda
actualizado a la fecha de la presentación de la petición (14/3/08), se obtiene la suma de
pesos Nueve mil ochocientos setenta y seis, con sesenta y cuatro centavos ($ 9.876,64).
Dicha suma deberá llevar intereses desde dicha fecha hasta la de su efectivo pago,
equivalente a la tasa pasiva promedio mensual del B.C.R.A., con más el 2% mensual
(Confr. Art. 33 de la ley 8.226). En base a todo lo expuesto, derecho citado, citas
doctrinarias y jurisprudenciales, el Tribunal RESUELVE—————-—-I)– Rechazar la
excepción de prescripción opuesta al progreso del pedido de regulación de honorarios,
por el accionado, señor José Luis Robledo.————————II)- Rechazar el planteo de
inconstitucionalidad del art. 29, inc.2, segunda parte de la ley N° 8.226, introducido por la
accionante.—————————————–III)- Regular los honorarios profesionales de
la Dra. Norma N. B. De García Allocco, por los trabajos cumplidos en la presente causa,
en la suma de pesos Nueve mil ochocientos setenta y seis, con sesenta y cuatro
centavos ($ 9.876,64), los que estarán a cargo del accionado, señor José Luis Robledo.
—————————————–II)-Protocolícese y hágase saber.————————–
UNIPERSONAL DEL DR. OSCAR ROQUE BERTSCHI.

http://www.cabogadosbv.org.ar/wp/?p=347

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