Ac2422 2017 2017 00144 00

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AC2422-2017

Radicación n.° 11001-02-03-000-2017-00144-00

Bogotá D. C., diecinueve (19) de abril de dos mil


diecisiete (2017).

Decídese el recurso de queja interpuesto por la parte


demandada frente al auto de 24 de noviembre de 2016,
proferido por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, Sala Civil, mediante el cual se denegó el recurso
extraordinario de casación formulado contra la sentencia
proferida en audiencia de 17 de noviembre del mismo año, en
el proceso ordinario de José Efrén Chavarro Mejía contra
Emgesa S.A. ESP.

ANTECEDENTES

1. El demandante pidió, de manera principal, la


nulidad absoluta del contrato de compraventa, recogido en la
respectiva escritura pública, de un predio situado en el
municipio de Gigante (Huila), en trámites administrativos de
expropiación para la Hidroeléctrica El Quimbo, por falta de
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pago de la indemnización previa, según la Constitución, y las


consecuentes cancelaciones. En subsidio, solicitó la nulidad
por vicios de consentimiento, o la lesión enorme, del mismo
contrato y las cancelaciones pertinentes.

El resumen de los hechos es que dentro de los referidos


trámites expropiatorios, se cometieron varias irregularidades
por la firma demandada, ya que no hubo indemnización
previa, se impuso la voluntad del comprador sobre el
vendedor, y en todo caso el inmueble fue vendido por menos
de la mitad del justo precio.

2. Cumplida la primera instancia, el Juzgado Primero


Civil del Circuito de Bogotá denegó las pretensiones de la
demanda, en fallo que, por recurso de apelación del actor,
fue confirmado por el Tribunal Superior de Bogotá.

3. Formulado el recurso de casación por el demandante,


fue denegado por el tribunal en el auto aquí controvertido,
por falta de interés para recurrir, al no estar acreditado «que
el valor del perjuicio irrogado al demandante, con el fallo de
segunda instancia, sea superior al interés exigido por la ley...»,
pues la manifestación bajo juramento de perjuicios por mil
millones de pesos, no puede tenerse como prueba por cuanto
fue objetada por la parte demandada.

Y de considerar la experticia presentada por el


demandante, el valor comercial del inmueble objeto de
pretensiones llega a los $453'384.000,oo que es insuficiente.

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4. Replicó el demandante con reposición y en subsidio


queja (folios 6 y ss. de copias del cuaderno del Tribunal),
donde expuso, en resumen, que si bien fue objetado el
juramento, nunca se dio trámite a ese planteamiento; a más
de que se invocó una violación supralegal del contrato, por
falta de la indemnización previa en la expropiación.

Explicó que se ha pasado por alto la falta de ese


requisito, que «tenía como mínimo un pago de un valor de
lucro cesante y daño emergente, de seis meses...», según
normas aplicables, y así el daño patrimonial, sumado al valor
del bien en 2011 ($453'.384.000), supera el mínimo para
recurrir en casación, de haber indexación sobre esas sumas.
La presunta objeción a la estimación de perjuicios no puede
servir para denegar el recurso, ya que dejó de hacerse
conforme a derecho.

Agregó que, además pasarse por alto el poder coercitivo


y dominante de la multinacional encargada de la
negociación, que no permitió su participación, mal puede
tomarse el dictamen «si dicho valor del bien al momento de la
negociación, y las sumas de dinero por rentabilidad del dinero
al momento de la sentencia, estaba enmarcado por una
rentabilidad mínima o margen de utilidad a la tasa del uno
por ciento mensual», con lo cual se da un incremento de
$303'767.280, más los $453'384.000, para un total de
$757'151.280. Eso sin tener en cuenta el daño emergente y
el lucro cesante, «como consecuencia mínima de un interés por
debajo del interés bancario».

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5. El Tribunal mantuvo la negativa de casación, pero


ordenó las copias para la queja, por estimar que con los
elementos del expediente no hay convicción sobre las
hipótesis de inconformidad. Esto porque en ninguno de los
dictámenes se alude al daño emergente y el lucro cesante
que aquí se pretende adicionar al valor del predio, como
tampoco hay prueba de la «rentabilidad mínima que pudo
haberse obtenido del usufructo del inmueble»; además,
respecto a la estimación de perjuicios en la demanda, el art.
206 del CGP le resta eficacia con el simple hecho de haber
sido objetada en oportunidad, como aquí ocurrió con la
contestación de la demanda, que se aceptó.

6. En el traslado respectivo, la parte demandada adujo


que debe ratificare la denegación de casación, por cuanto el
juramento estimatorio fue objetado y la pretensión de la
demanda correspondió a $453'384.000,oo y según la
actualización del Tribunal al resolver sobre la solicitud de
recurso, corresponde a $689'454.000,oo. Agregó que el
demandante no puede agregar nuevas pretensiones para
recurrir en casación, pues en ninguna parte de la demanda
se pidió tener en cuenta la rentabilidad, según tasas de
interés o margen de utilidad.

CONSIDERACIONES

1. Fuera de controversia que en este asunto el recurso


de casación fue instado en vigencia del Código General del
Proceso, visto que se formuló el 22 de noviembre de 2016, su
procedibilidad por vía del recurso de queja, debe resolverse

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con base en ese nuevo estatuto procesal, según la regla de


efecto general inmediato de la entrada en vigor de la leyes,
acogidas en las pautas de transición traídas en los artículos
624 y 625, numeral 5º, ibidem.

El nuevo ordenamiento entró en vigor el 1º de enero de


2016 (artículo 1º del acuerdo PSAA15-10392 de 2015), y los
recursos se gobiernan por las reglas en uso cuando se
presentan, acorde con las antedichas normas recogidas en
los artículos 624, que modificó el 40 de la ley 153 de 1887, y
625, numeral 5.

2. Bajo esa regulación, emana la falta de soporte del


recurso de queja, verificado que el tribunal denegó el recurso
de casación por ausencia del requisito relativo al monto del
interés económico para aspiración semejante, conforme al
mandato 339 del Código General del Proceso, fundado en los
elementos de convicción presentes en la actuación en ese
momento, desde luego que no pueden aceptarse las
alegaciones del quejoso en sentido contrario, como pasa a
explicarse.

3. Recuérdase que el nuevo estatuto procesal previó en


el artículo 338 que si las pretensiones debatidas son
«esencialmente económicas», el recurso de casación es viable
«cuando el valor actual de la resolución desfavorable al
recurrente sea superior a un mil salarios mínimos legales
mensuales vigentes...».

A su turno, el precepto 339 cambió el método para


determinar el justiprecio del interés para acudir a ese medio
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de impugnación1, comoquiera que desechó las reglas sobre


decreto de un dictamen cuando no estuviese determinado,
que consagraba el artículo 370 del anterior Código de
Procedimiento Civil, y en su lugar fijó unas pautas más
expeditas y simples tendientes a una determinación pronta,
al establecer que cuando para la procedencia del recurso
«sea necesario fijar el interés económico afectado con la
sentencia, su cuantía deberá establecerse con los elementos
de juicio que obren en el expediente. Con todo, el recurrente
podrá aportar un dictamen pericial si lo considera necesario, y
el magistrado decidirá de plano sobre la concesión».

Así, sin tramitaciones adicionales, debe establecerse el


quantum del interés para recurrir solamente «con los
elementos de juicio que obren en el expediente», esto es, con
los medios que estén presentes en esa ocasión, sin perjuicio
de que el recurrente, si lo estima necesario, pueda aportar
un dictamen al interponer el recurso de casación, porque la
norma prevé que el magistrado del tribunal tiene que decidir
«de plano» si concede o no el recurso.

4. Así procedió el funcionario de segundo grado en este


caso, acorde con los elementos de persuasión que militan en
el legajo, frente a cuya decisión carecen de razón los
argumentos del quejoso.

4.1. Para comenzar, anotó el referido juzgador que el


juramento estimatorio en que pretende fundarse el
recurrente para la determinación del interés para recurrir,

1
AC623-2017, de 7 de feb. Rad. n.° 11001-02-03-000-2016-02788-00.
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fue objetado con la contestación de la demanda, aserto que


no desvirtúa ese interesado, pues de conformidad con el
procedimiento civil, tal fase es el trámite apropiado de dicha
objeción.

Pero con independencia de la objeción, revisado el


acápite intitulado en la demanda «estimación de la cuantía
razonadamente juramento estimatorio» (folios 99, 131 y 132
de las copias de primera instancia remitidas), no exhibe los
estándares mínimos del medio probatorio a términos del
artículo 206 del Código General del Proceso, y así no puede
tenerse en cuenta.

En ese punto se limitó a anotar: «considero la cuantía de


las pretensiones... en suma superior a mil millones de pesos,...
dado el valor estimado del inmueble objeto de la presente
acción, y teniendo en cuenta que es la base económica sobre el
(sic) que se determina el bien inmueble al momento de su
venta, al igual que el valor de la indemnización previa que
hace parte del lucro cesante...».

A renglón seguido expresó que debe tenerse en cuenta


el valor comercial del bien, y todo cuanto tiene que ver con
«valores a precios de mercado... y el avalúo comercial por el
perito... Gabriel Perdomo Pinzón», y agregó que se trata de
una finca, cuya indemnización previa para la expropiación,
«está representada entre otros, por un lucro cesante y la forma
como la empresa que ha de ser objeto de la negociación, va a
su vez a obtener grandes utilidades...».

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Véase, pues, que la estimación no se ajustó al precepto


206 del estatuto procesal, puesto que se refirió de manera
genérica a la «estimación de la cuantía», que apenas es un
requisito de la demanda, pero no se concretó en una
solicitud sobre «el reconocimiento de una indemnización,
compensación o el pago de frutos o mejoras», y quedó sin
hacerse «razonadamente... discriminando cada uno de sus
conceptos», porque aludió indistintamente a cuantía, valor del
inmueble y lucro cesante, sin distinguir y separar ningún
concepto en particular de cada uno de los componentes de la
presunta indemnización a que aspiraba.

A propósito de esto último, en las pretensiones reclamó


que la indemnización previa debía incluir lucro cesante y
daño emergente, pero nunca aclaró cuánto por cada
concepto, ni mucho menos con base en qué; inadvertencia
que quedó sin superarse en los hechos, donde se invocaron
perjuicios superiores a mil millones de pesos, pero sin los
razonamientos y pruebas que pudieran servir de respaldo a
dicho monto.

4.2. Por otra parte, de cara a una supuesta violación


supralegal del contrato, por no indemnización previa, trátase
de un argumento ajeno a la falta del presupuesto económico
necesario para la procedibilidad del recurso de casación,
pues versa sobre aspectos jurídicos y fácticos concernientes
con las pretensiones de la demanda que fueron objeto del
debate en la sentencia, mas no atañe al tema del citado
remedio extraordinario.

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4.3. En torno a los otros motivos de cuestionamiento,


relacionados con haberse pasado por alto la estimación de
lucro cesante y daño emergente, la indexación de sumas, así
como la eventual «rentabilidad mínima o margen de utilidad a
la tasa del uno por ciento mensual», tampoco permiten
florecer el recurso de queja, porque carecen de elementos de
juicio que les sirvan de respaldo.

Justamente, el único medio probatorio sobre el


particular es el dictamen del ingeniero Gabriel Perdomo
Pinzón, allegado por el recurrente, donde se expresó que el
valor total de predio era de $453'384.000,oo (folios 38 a 63
de las copias referidas). Sin embargo, como asentó el
Tribunal, no hay fundamento probatorio en torno al daño
emergente y el lucro cesante que ahora pretende incluir el
recurrente.

Así mismo, la «rentabilidad mínima» que pudo obtenerse


con el inmueble materia de enajenación voluntaria en
trámites de expropiación, así como la eventual indexación,
son meras afirmaciones del recurso de queja, por carecer de
cualquier factor objetivo que le sirva de sustento.

5. Súmase a la anotado que la situación del recurrente


se agrava de atender que, en realidad, hay carencia de
razones fundadas para el detrimento patrimonial que alega,
pues bien vistas las cosas, aflora que si el valor total del bien
era de $453'384.000,oo, conforme al dictamen que adujo, ya
mencionado, habría cuando menos un escollo para
considerar que esa suma, más la indexación y los

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rendimientos que también pretende adicionar, arrojaría el


guarismo para cuantificar el interés presupuestado en el
artículo 338 del Código General del Proceso, para acceder al
extraordinario remedio de casación.

Tal escollo radica en que si el inmueble fue vendido por


$223'511.249,oo en la negociación voluntaria, el desmedro
económico no podría tasarse, en línea de principio, por el
precio fijado en la citada valoración pericial. Habría que
considerar el efecto de ese precio pactado y lo pagado, en
relación con las consecuencias de las pretensiones de la
demanda, que fueron nulidad absoluta y, en subsidio,
nulidad por vicios del consentimiento o lesión enorme, de
haber prosperado alguna. En otros términos, es inviable
incluir lo pactado y recibido por el vendedor a raíz del
contrato, como parte del deterioro económico alegado, pues
habría que justificar por qué al valor del bien tasado en la
experticia ($453'384.000,oo), no se restan aquellos rubros.

Vale decir, a todas estas, falta la certeza de cuál sería el


real menoscabo con la negativa de las pretensiones de la
demanda al recurrente, pues en el punto hay una total
orfandad probatoria.

6. En resolución, por no ser viables los razonamientos


de la queja respecto de la nueva normativa del interés para
recurrir en casación, hay lugar a declarar bien denegado el
mismo.

Se condenará en costas al recurrente, a términos del


artículo 365, numeral 1, del Código General del Proceso.
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DECISIÓN

Con base en lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Civil, resuelve:

Primero: Declarar bien denegado el recurso de


casación interpuesto dentro de este proceso.

Segundo: Condenar en costas del recurso de queja a la


parte recurrente. Se fijan como agencias en derecho
ochocientos mil pesos ($800.000,oo). La liquidación se hará
conforme al art. 366 del CGP.

Tercero: En oportunidad devuélvase la actuación al


despacho de origen.

Notifíquese.

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO


Magistrado

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