La Prosa Didactica y Poema Epico
La Prosa Didactica y Poema Epico
La Prosa Didactica y Poema Epico
1. EL POEMA ÉPICO:
Los poemas épicos son aquellos poemas que narran batallas, aventuras y hazañas y que tienen a un héroe
como protagonista. Por ejemplo: La Ilíada de Homero. Estos poemas suelen ser muy extensos y,
generalmente, se transmitieron primero de forma oral y después pasaron a la escritura
La épica medieval española es un género compuesto en verso de carácter narrativo, cuyo objetivo es la
exposición de los sucesos históricos, narrados desde una perspectiva ficcional. Los primeros textos épicos
hispánicos fijados por escrito datan de finales del siglo XI y principios del siglo XII. Intenta reactualizar en los
tiempos modernos la épica romana, en un estilo generalmente lleno de reminiscencias y en rima consonante.
Floreció durante el Renacimiento. Ejemplos: La Araucana de Alonso de Ercilla.
LA ARAUCANA (fragmento)
Alonso de Ercilla
CANTO I (Fragmento)
2. ¿De cuántos versos se componen cada estrofa y las silabas métricas en cada verso?
4. ¿Qué tipo de elementos históricos – geográficos nos expone el autor en las tres estrofas?
2. LA PROSA DIDÁCTICA.
La prosa medieval castellana es didáctica porque tenía la finalidad de transmitir conocimientos.
En el siglo XIII, el rey Alfonso X el Sabio impulsó el desarrollo de la prosa en castellano. Su gran acierto fue
reunir a sabios cristianos, judíos y musulmanes y promover la redacción de obras diversas: legales, históricas
y científicas. Además, llevó a cabo la primera regularización ortográfica del castellano.
Por otra parte, también en el siglo XIII, se tradujeron al castellano las primeras colecciones de apólogos
orientales (cuentos breves con intención didáctica), sobre todo de origen árabe.
En el siglo XIV, el máximo representante de la prosa didáctica fue el infante don Juan Manuel. Fue el autor de
El Conde Lucanor, una colección de cincuenta y un cuentos cuyo protagonista es el conde Lucanor y su
consejero Patronio.
En estos cuentos, don Juan Manuel emplea la estructura del relato enmarcado: hay una historia principal
(marco narrativo) en la que el conde Lucanor pide consejo a Patronio sobre un problema que se le ha
planteado, y un relato enmarcado, que es el consejo en forma de cuento con el que le responde Patronio. Al
final de cada cuento, se introduce don Juan Manuel en el relato y concluye con una enseñanza o moraleja en
verso.
EJEMPLO DE LOS DOS PEREZOSOS QUERÍAN CAZAR CON UNA DUEÑA.
Autor: Juan Ruiz
(El libro de buen amor)
Te contaré la hazaña de los perezosos “Yo estaba enamorado de una dama en abril
que por su casamiento andaban acuciosos Pasando cerca de ella, sosegado y sutil,
y de la misma dama estaban codiciosos vínome a las narices “descendimiento vil”,
tenían de postura tanto como hermosos pero por no limpiarme perdí dueña gentil.
el primero era tuerto se su ojo derecho. “Os diré más, señora. Una noche yacía
el otro, ronco, cojo y medio contrahecho. En la cama despierto. Fuertemente llovía.
y los dos se guardaban mutuamente despecho me daba una gotera del agua que caía.
pensando que ya estaba el matrimonio hecho. en el medio de un ojo, recia heridora, fría.
La dueña respondió que ella se iba a quedar “Por pereza no quise la cabeza desviar.
Con el más perezoso, para ir al altar; la gotera que os digo, con su constante dar
Pero esto lo decía sólo para engañar. de mi ojo derecho me hizo tuerto al final.
Habló entonces el cojo, evitando avanzar. Es por tanto conmigo con quién debes casar.
“Señora, - dijo – oídme primero esta razón “No sé dijo la dueña de esto que me contáis
Yo soy más perezoso que este mi “compañón” cual pereza es mayor. Ambos pares estáis
Sólo por no tender el pie hasta el escalón, Os miro, torpe cojo: sé de qué pie cojeáis
Caí de la escalera y me hice esta lesión. y veo, tuerto sucio, que siempre mal miráis.
“Otra vez que nadando atravesaba un río “Buscad con quién casaros, pues dueña no se paga
hacía en una siesta grande, mayor que todo brío; de torpe perezoso o del que infamias haga
Que moría de sed, más, por el modo mío, . Por eso, amigo mío, que en su alma no yaga
No quise abrir la boca, y perdí “el fablar mío”. ni tacha ni vileza, porque eso no lo halaga.
2. ¿Consideras que el ejemplo de los dos perezosos que querían cazar con una dama te deja una
reflexión? ¿Cómo cuál(es)?
CAPÍTULO I
DE GRENDEL, EL DERRAMADOR DE SANGRE
(Fragmento de Beowulfo)
El rey de los daneses recordó algunos relatos que circulaban por su reino. Nunca hasta ese momento les había
prestado atención, pues creía que se trataba sólo de leyendas. La gente del pueblo aseguraba que existían dos
grandes espíritus, seres malignos que siempre rondaban en torno a una ciénaga. Uno tenía el aspecto de una hembra,
mientras que el otro vagaba en forma de hombre y su tamaño era mayor. Lo llamaban Gréndel. Ambos merodeaban
oscuras loberas y riscos inhóspitos.
Cuando el cielo comenzó a enrojecer de a poco y el sol ya había dejado de entibiar la nieve, el rey se retiró a dormir.
La fiesta había terminado. Los caballeros cerraron las puertas y ven- tanas del palacio para que el frío no entrara en la
sala y se acomodaron sobre las mantas para dormir. Esker montó guardia con dos guerreros fuera del palacio.
Mientras esto sucedía en el Herot, una criatura oscura y repugnante marchaba hacia allí, como todas las noches.
Grendelvivía en las grutas y en los fangales donde el agua de lluvia se estancaba. Era un antiguo descendiente de
Caín, que aborrecía a todo ser que no fuera como él.
Se desplazó con sus torpes movimientos hasta acercarse al Herot. Desde los lindes del bosque, observó la mansión. El
ruido de la música que tanto lo atormentaba había cesado.
Ni Esker ni sus compañeros pudieron verlo cuando entró al palacio, pues lo rodeaba una espesa tiniebla que
desdibujaba sus formas. Los gritos llegaron a oídos de la guardia cuando ya era tarde. Esker alcanzó a divisar a lo lejos
la silueta del ogro que se internaba en el bosque con los guerreros atrapados en las garras. Grendel logró escapar
arrastrando a su ciénaga a los quince hombres que estaban dentro del Herot.
Los que no creían en la existencia del monstruo, desde ese día le temieron.
Al amanecer, el palacio estaba envuelto en llanto. Los gritos se expandían por la comarca a medida que la historia iba
recorriendo las casas. No fue necesario que el heraldo le comunicara la noticia al rey. Hrothgar supo qué había
pasado apenas escuchó el primer lamento. Todo su reino era una tragedia. Tampoco él había creído hasta ese día en
la leyenda de las dos criaturas.
Desde esa noche, el ogro no les dio tregua. Había probado la carne humana y ya ningún otro alimento lo satisfacía.
Esperaba ansiosamente la caída del sol para ir en busca de sus presas.
Hrothgar observaba cada noche cómo sus guerreros abandonaban el Herot, huyendo de la furia del monstruo que
acechaba en la oscuridad. Buscaban un lecho seguro, en algún sitio aparta- do, a salvo del peligro. El rey se cercioraba
que nadie quedara en la sala antes de retirarse. Las noches de luna, una tenue luz pene- traba por los ventanales más
altos y recorría el desolado palacio. No existía sitio más desierto.
Doce años duró el asedio de Grendel y su historia se difundió en aquel tiempo por tierras extranjeras. Se decía que
todas las riquezas de Dinamarca no bastaban para saciar al ogro que habitaba en una ciénaga maldita, escondida en
las sombras. Sin embargo, nadie podía describirlo, pues aquel que lo hubiera visto no había sobrevivido.
Fue así como los godos supieron de Gréndel. Una gran amistad los unía a los daneses. Beowulf fue uno de los
primeros en enterarse de la historia y decidió viajar a Dinamarca. En aquel entonces, era un joven vasallo y sobrino de
Hygelac, el rey. Se decía que superaba en fuerza a todos los hombres vivos que había en el mundo.