Teatro Anterior A 1936
Teatro Anterior A 1936
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EL TEATRO CÓMICO:
Teatro cuya finalidad era el entretenimiento, basado casi siempre en la presentación de costumbres y
tipos populares, a la manera de los sainetes del siglo XVIII o el género chico del XIX. Los autores más
representativos son:
▪ Carlos Arniches (1866-1943). Con dos vertientes en su teatro: sainetes de ambiente madrileño,
interesantes por el habla castiza, en la que se basa la gracia del diálogo, destaca El santo de la Isidra.
Tragedias grotescas, en las que se reúnen lo caricaturesco y lo conmovedor, con una actitud crítica ante
las injusticias: La señorita de Trevélez.
▪ Los hermanos Álvarez Quintero. Llevan a escena una Andalucía tópica. Sus sainetes y comedias
son cuadros de costumbres con una visión risueña y superficial de la vida y un diálogo intrascendente y
gracioso. Entre las obras más conocidas están El patio, Malvaloca o Las de Caín.
▪ Pedro Muñoz Seca, creador de un subgénero cómico, el astracán (o astracanada), que se basa en
situaciones disparatadas y en los juegos de palabras, con el único fin de provocar la risa. Su obra más
famosa es La venganza de don Mendo (1918).
Dentro del teatro cómico se representaron obras correspondientes a diversos subgéneros mixtos
(con música): opereta, revista, vodevil. Aunque no es propiamente teatro cómico, hemos de señalar que
también la zarzuela contaba con el favor del público.
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8.2. El teatro renovador: tendencias. Federico garcía lorca
▪ El teatro desnudo de Unamuno: Unamuno cultivó el teatro como forma para presentar sus
inquietudes espirituales y filosóficas. La acción externa se supedita al conflicto interior de los personajes,
que se ven reducidos al mínimo. Se utiliza un diálogo denso y se suprimen decorados, trajes, e incluso
cualquier retórica verbal. Destacaremos La esfinge, Fedra y El otro.
▪ Jacinto Grau se dedicó exclusivamente al teatro. Su obra, poco extensa, se interesa especialmente
por grandes mitos o temas literarios. Su obra maestra es El señor de Pigmalión, que recrea el famoso mito
clásico. Su teatro despertó interés en varias ciudades, pero fracasó en España.
▪ Ramón Gómez de la Serna. Escribió piezas totalmente distintas de lo que se podía ver en las
tablas y que, en su mayoría, se quedaron sin representar, aunque anticipó con su teatro experiencias
posteriores como el “antiteatro” de Ionesco. Estrenó Los medios seres, cuyos personajes aparecen con la
mitad del cuerpo totalmente negra, como símbolo de la personalidad incompleta.
▪ Dentro de la generación del 98: Rafael Alberti, con alguna obra de carácter surrealista, como El
hombre deshabitado, y otra hacia la literatura comprometida, Fermín Galán. Alejandro Casona, que
mezcla humor y lirismo en Otra vez el diablo. La dama del alba es su mejor obra. Destacan en él la habilidad
constructiva y la equilibrada combinación de realidad y fantasía. Max Aub escribió comedias de
vanguardia, cuyo tema central es la incapacidad del hombre para comprenderse y para comunicarse. Su
obra más importante: Morir por cerrar los ojos. Miguel Hernández, después de un auto sacramental
escribió una obra de tema social en verso, El labrador de más aire.
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Sus primeros dramas, El maleficio de la mariposa y Mariana Pineda, emparentadas con el lirismo
del teatro modernista.
Es autor de farsas para guiñol, como el Retablillo de don Cristóbal; farsas para personas, como La
zapatera prodigiosa, que representa la ilusión insatisfecha, y El amor de don Perlimplín con Belisa en su
jardín.
Bajo la denominación de comedias imposibles se reúnen tres obras en las que se aprecia la
influencia del surrealismo: El público, Así que pasen cinco años y Comedia sin título. Son piezas de
complejo simbolismo que no pudieron ser representadas hasta mucho después.
Pero la plenitud se halla en sus tragedias: Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba, que se
desarrollan en un ambiente rural y representan el destino trágico y la frustración del deseo.
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8.3. LA TRAYECTORIA DRAMÁTICA DE RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN
Desde La Celestina y el teatro español del Siglo de Oro no había vuelto a darse en España una
creación teatral de tan poderosa fuerza ni de tanta novedad en forma y significado como la dramaturgia de
Valle. Constituye un auténtico acto revolucionario en la historia del teatro español contemporáneo y lleva
en sí las semillas de las nuevas vías abiertas en el teatro actual. Veamos cuál fue su trayectoria teatral:
▪ Etapa decadentista
Sufrió Valle de joven la influencia del decadentismo que predominaba en la literatura europea del
siglo XIX. En este período el escritor gallego se dedicaba a escribir cuentos y una sola obra dramática,
“Cenizas”. Valle prefiere el ambiente de las grandes ciudades internacionales (París, Roma, Madrid) o
tierras exóticas (México).
▪ Etapa expresionista
Fue el expresionismo un arte preocupado por los valores sociales y morales. Gustó de la caricatura,
de lo grotesco. Ya en la época modernista con Las comedias bárbaras se percibe la evolución de Valle
hacia esta fórmula dramática.
En estas obras late el sentido crítico de la generación del 98. Fustiga las dictaduras
hispanoamericanas y españolas, y los falsos valores de la España de la Restauración a través de su
presentación de la España de Isabel II. Cabe mencionar también la tragedia de aldea con Divinas palabras;
los melodramas para marionetas La rosa de papel y La cabeza del Bautista, además de las farsas.
Pero dentro de esta etapa de Valle son los esperpentos los que más han atraído la atención de la
crítica: Luces de bohemia, Los cuernos de don Friolera.
EL ESPERPENTO
Con Luces de bohemia nace para la vida literaria un nuevo término: el esperpento. Una voz extraída
del habla popular que designa lo feo, lo ridículo, lo llamativo por escaparse de la norma hacia lo grotesco
y monstruoso, servirá de aquí en adelante para designar un nuevo arte. Dos de sus personajes principales,
el poeta Max Estrella y el parásito don Latino:
Max: La tragedia nuestra no es tragedia
Don Latino: Pues algo será
Max: El esperpento.
En este diálogo entre Max y don Latino la nueva visión y la nueva técnica esperpéntica se dan
unidas a conceptos de más alcance y valor: el sentido trágico de la vida española, la consideración de España
como una caricatura de la civilización europea.
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Es un grito de protesta ante una sociedad hipócrita, insensible ante las injusticias, porque la
sociedad española es una sociedad en la que la verdad, la justicia, los valores auténticos han sido sustituidos
por máscaras vacías de sentido.
Valle Inclán, se siente un día herido por el famoso dolor de España. De la herida, lo que brota es
el esperpento y sus tipos son héroes grotescos de la angustia por España.
Con el esperpento, dice Pedro Salinas, ingresa Valle en el 98, en España. Desengañado de princesas,
vuelve, hijo pródigo del 98, a su patria, a sus angustias, a la gran tragedia de España.
No se doblegó a los prejuicios estéticos o sociales de público y empresarios. Así, consciente de que
sus obras tendrían dificultades para ser representadas, hace sus acotaciones tan literarias como el diálogo
mismo.
Al cabo de los años, en Madrid o en París, se redescubre a Valle y se ve en él a la máxima figura
del teatro español de los tres últimos siglos, así como a un verdadero vanguardista que se anticipa a nuevas
tendencias del teatro mundial.