Tema 3

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TEMA 3: EL TEATRO ESPAÑOL EN EL PRIMER TERCIO

DEL XX.
TEATRO COMERCIAL, CÓMICO Y RENOVADOR. PRINCIPALES TENDENCIAS,
AUTORES Y OBRAS.

En España el teatro se encuentra encauzado por los condicionantes de su


representación. Al público burgués, que era el que iba a los espectáculos, no le
interesaban los problemas sociales o ideológicos ni las aventuras formales; y los
empresarios hacían concesiones a lo que el público pedía. En esta época en España
hay un teatro que ignora los movimientos renovadores del teatro europeo y mundial.
Los únicos autores que rompieron esta tendencia rebelándose contra el teatro
comercial conseguirán unos logros más en el terreno de lo literario que en el éxito
popular.

➔ En este teatro se pueden establecer dos grandes corrientes: la conservadora y


la innovadora.

1- EL TEATRO CONSERVADOR
En este género, que cosechó clamorosos éxitos en los escenarios, se pueden
encontrar diferentes tendencias.

1.1 La alta comedia, denominada también “comedia buenaventura”.


Jacinto Benavente fue su más célebre representante. Su teatro se caracteriza por la
mesura en la composición de situaciones y caracteres y por el realismo con una suave
ironía. Las obras estaban alejadas de cualquier crítica social, pues su fin es la de ser
un instrumento de evasión e ilusión; y planteaban conflictos familiares o las
preocupaciones típicas del mundo burgués, en un lenguaje elevado y con unas
puestas en escena colmadas de lujo y refinamiento.

Las obras de Benavente se sitúan en dos espacios escénicos:

- Los burgueses: como Nido ajeno, primer estreno teatral con el que
escandalizó al público burgués de tal modo que tuvo que ser retirada del cartel

- Los cosmopolitas: como La mariposa que voló sobre el mar. Sin embargo, en
Los intereses creados (1907), su pieza más importante en la que se desarrolla
el tema del poder del dinero, se aparta de los dos ambientes mencionados
para recrear el mundo y los personajes de la comedia del arte italiana.
También destaca su obra La malquerida, de ambiente rural en la que se trata
el tema de la honra.

1.2 El teatro en verso


Heredero de los dramas románticos e influido por el teatro francés. Abordó temas
históricos o fantásticos y empleó metros modernistas. Destacó Eduardo Marquina,
autor de Las hijas del Cid (1908) y En Flandes se ha puesto el sol (1911), obras en las
que se idealiza a los héroes nacionales. También destacaron Francisco Villaespesa,
quien escribió Aben-Humeya, y los hermanos Machado, con su obra Las Adelfas.

1.3 El teatro cómico


Este, era el preferido por el público; incluía música, baile y canto; presentaba rasgos
costumbristas: tipos populares, situaciones sociales estereotipadas y lenguaje
popular. Carlos Arniches cultivó este género en títulos como El Santo de La Isidra,
aunque luego evolucionó hacia un nuevo género denominado «tragedia grotesca»,
donde se alternaba lo trágico y lo cómico, la apariencia y la autenticidad, ofreciendo
una visión crítica de la realidad nacional; género en el que destaca su obra La señorita
de Trévelez (1916).

También sobresalieron los hermanos Álvarez Quintero, cuyos argumentos


desarrollaban situaciones sociales elementales, sin profundidad psicológica y sin
crítica, en ambientes andaluces y con predominio del diálogo gracioso; y Pedro
Muñoz Seca, con su “astracán”, género que en un principio se representaba en
Pascuas como descanso del teatro «serio» o extranjero.

2- EL TEATRO INNOVADOR
Este teatro no contó con el apoyo del público porque reaccionaba contra el
convencionalismo del teatro realista. Los primeros intentos renovadores proceden de
Jacinto Grau, Unamuno y Azorín, con su pretendido antirrealismo. La teoría más
vanguardista fue la de Miguel de Unamuno y su teatro desnudo con Fedra (1910).

El teatro de principios de siglo sólo alcanzó la cima con Valle-Inclán y Lorca; aunque
también se esforzaron por renovar la escena los hombres de la Generación del 27 y
Miguel Hernández, entre cuyas obras destaca Los hijos de la piedra; Max Aub; y
Alejandro Casona, que creó la compañía «Teatro del pueblo» con la que representaba
obras de marcado carácter político, como Nuestra Natacha.

Valle-Inclán y Lorca fueron los únicos que lograron calidad en la renovación teatral y
sus obras no solo influyeron en el teatro posterior sino que siguen presentándose
hoy. Mostraron un especial interés en la escenografía; en la iluminación, para crear
ambientes y concentrar la atención; y le dieron autonomía a la figura del director de
escena.

2.1 Ramón María Del Valle-Inclán


Su teatro es especialmente original, con planteamientos radicales, riqueza y
expresividad del lenguaje y temas y estética muy innovadores. Por todo ello, sus
obras estuvieron mucho tiempo alejadas de los escenarios, relegadas a ser «teatro
para leer». Sin embargo, hoy se le considera un autor que supo ver más allá de su
tiempo. Sus obras, hoy representadas con frecuencia, incluyen aún desafíos que no
siempre son salvados con facilidad.

En su teatro se pueden citar varias corrientes:

- Dramas decadentistas: El primer teatro de Ramón se inscribe dentro de la


corriente modernista más decadente, que incluye el deseo de evasión, un
estilo brillante y una actitud rebelde; en el que destacan las obras El marqués
de Bradomín y El yermo de las almas.

- Dramas de ambiente galaico: se incluyen en lo que se ha denominado el ciclo


mítico de las “Comedias bárbaras”: Águila de blasón, Romance de lobos y Cara
de plata, cuyo marco es la Galicia mítica y rural. Se muestra una sociedad
arcaica, en la que los personajes actúan gobernados por instintos y pasiones
violentas y primitivas en un clima de supersticiones y mitos. Divinas palabras
es la culminación de este ciclo.

- Farsas: En ellas, lo grotesco y la caricatura convierten a los personajes en


fantoches y marionetas ridículas, como Farsa italiana de la enamorada del rey
y Farsa y licencia de la reina castiza. Valle-Inclán introduce personajes de la
farándula, el uso de disfraces y el teatro dentro del teatro para romper el
efecto de realidad escénica.
- El esperpento: En 1920, la obra del autor gallego culmina en una visión
caricaturizada, cómica y macabra. Con Luces de bohemia, obra en la que se
narra el dantesco viaje de Max Estrella, poeta ciego, guiado por Latino de
Hispalis por diversos lugares madrileños; nace un género literario propio
basado en la deformación sistemática de personajes y valores con la que
ofrece una denuncia de la sociedad española contemporánea. Otras obras
esperpénticas son Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija
del capitán.

2.2 Federico García Lorca


García Lorca consiguió ser de los pocos autores innovadores que cosecharon aplausos
en los escenarios españoles. Conocía profundamente el teatro y su experiencia en la
compañía teatral «La Barraca» le acercó más al público.

El teatro lorquiano puede llamarse poético, no tanto por el abundante uso del verso,
como por la raíz poética de la que nacen sus argumentos y su lenguaje. Su obra
teatral presenta inicios influidos por el teatro modernista, pero pronto evoluciona
hacia un teatro profundo en los que se expresan los problemas de la vida y de la
historia, con un lenguaje cargado de connotaciones.

El tema dominante en todo su teatro es siempre el mismo: el enfrentamiento entre el


individuo y la autoridad. El individuo tiene como armas el deseo, el amor y la libertad,
pero es derrotado por la autoridad, es decir, el orden, el sometimiento a la tradición,
a las convenciones sociales y colectivas.

Sus obras pueden clasificarse en:

- Farsas: como La zapatera prodigiosa (1929) o El retablillo de don Cristóbal


(1931), obras en las que Lorca recupera la tradición del teatro de títeres y en
las que se desarrolla el conflicto del matrimonio entre el viejo y la joven.

- Comedias: influidas por el surrealismo, que Lorca calificó de «imposibles» por


sus intenciones renovadoras, como El público (1930), en la que se dramatiza el
proceso mental del director de escena, dedicado al teatro convencional, que
ha intentado reprimir su homosexualidad. En ellas, se anticipa la ruptura con la
lógica espacio-temporal, el desdoblamiento de la personalidad y la posibilidad
de varias interpretaciones.
- Tragedias y dramas: como Bodas de sangre (1932), cuyo tema es la fuerza de
los instintos, y Yerma (1934), donde aparece el tema de la esterilidad; las
cuales se desarrollan en un ambiente rural y están concebidas al modo clásico,
es decir, con protagonistas víctimas de un destino inexorable; o Doña Rosita la
soltera (1935) y La casa de Bernarda Alba (1936), cuyos personajes sufren el
peso implacable de las normas sociales. El argumento tiene escasa
importancia, hay pocos personajes principales e intervienen coros.

Lorca concebía la representación como un acto total en el que se integraban la


escenografía, la música, la declamación y la poesía. Todos sus personajes son víctimas
de la colectividad. El teatro lorquiano es el mejor ejemplo de teatro simbolista
español.

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