1 Semana Lalecturaenlasaulasdeeducacioninicial

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CAPÍTULO I

LA LECTURA EN LAS AULAS


DE EDUCACIÓN INICIAL
1 El interés de las niñas y los
niños por la lectura
En nuestra experiencia como docentes de educación inicial, hemos escuchado o dicho alguna
vez “En el nivel inicial no les enseñamos a los niños a leer y escribir” cuando algún padre o
madre de familia nos pide que su niña o niño termine el nivel inicial leyendo y escribiendo de
manera convencional.
Y, efectivamente, como bien sabemos, en el nivel inicial no esperamos ni promovemos que las
niñas y los niños, al egresar, sepan leer y escribir de forma convencional. Esto no quiere decir,
sin embargo, que no se generen situaciones reales de lectura que inviten a las niñas y los niños
a acercarse al mundo escrito y a interactuar con este. Asimismo, no podemos desconocer que
los niños se interesan por la lectura. Reflexionemos sobre este tema.

Alguna vez los niños te han preguntado “¿Qué dice aquí?” al observar la
envoltura de sus galletas.

Alguna vez te han pedido con entusiasmo “¡Léeme!” mientras te muestran


su cuento favorito.

Alguna vez te han asombrado al decirte con emoción “Ahí dice mi nombre,
‘Carlos’”, a la vez que señalaban el cartel de asistencia.

Este tipo de manifestaciones muestran


cómo las niñas y los niños se interesan
desde pequeños por saber qué dicen
esas marcas escritas que ven en su
entorno y, a partir del contacto con
ellas, construyen explicaciones y
conceptualizaciones sobre el mundo
escrito.

¿Y por qué crees que los niños


se interesan por leer?

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Numerosas investigaciones demuestran que las niñas y los niños sienten desde pequeños
gran interés por la lectura de textos en situaciones que consideran significativas. Además,
tienen en esta etapa de su vida la necesidad de comprender el mundo que los rodea, y
dentro de ese mundo se halla lo escrito. Por eso, pueden abordarnos con preguntas como:
“¿Qué dice aquí?” o pedidos como “¡Léeme!”.
Igualmente, en contextos donde hay presencia de escritura, las niñas y los niños observan
cómo los adultos de su entorno dan importancia a esas marcas gráficas a través de prácticas
cotidianas, como leer el periódico, un recibo de luz, un mensaje en el celular o la información
que aparece en la envoltura de un producto de la tienda para elegir cuál llevar, etc. Así, las
niñas y los niños identifican que leer tiene un valor, y muestran interés por entender y saber
qué dicen esas marcas escritas. Entonces, en contacto con ellas, se plantean hipótesis en
relación con lo que creen que está escrito en el texto al que se enfrentan.
Es importante señalar que hoy en día nuestras niñas y nuestros niños se enfrentan a un
mundo en el que no solo se leen diferentes tipos de textos impresos, sino también aquellos
que aparecen en la pantalla de la computadora, de la televisión, en la tablet o en los teléfonos
celulares.
Como podemos ver, los niños se acercan por interés al mundo escrito y participan de prácticas
de lectura.

2 Una mirada a lo que sucede en


las aulas
Si las niñas y los niños se interesan por el mundo escrito, ¿qué hacemos con ese interés?
¿Los estamos atendiendo? Quizás no lo estemos atendiendo y esto nos puede suceder porque
tenemos muchas dudas o inquietudes en relación a la lectura.

¿Qué debo hacer cuándo las ¿Cómo leen las niñas y los
niñas y los niños se interesan niños en estas edades?
por leer?

¿Qué saben las niña y los ¿Qué situaciones puedo generar


niños en relación con la para que las niñas y los niños se
lectura? acerquen a la lectura?

A las niñas y a los niños les gustan los cuentos. Cuando se los
leo, ¿estoy desarrollando la oralidad o la lectura?

Posiblemente estas sean algunas de las interrogantes que tenemos en relación con la
lectura y que acompañan nuestro quehacer docente. Estas preguntas nos pueden:

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Motivar a profundizar en torno a lo que realmente implica la lectura en el nivel inicial.

Paralizar, de manera que dejemos pasar oportunidades para generar en las


niñas y los niños situaciones de lectura. Por ejemplo, ya no les leemos en el
aula, guardamos los textos para que las niñas y los niños no los malogren,
no promovemos el uso de la biblioteca, evitamos que se enfrenten por sí
mismos a textos escritos, etc.

Confundir que promover el desarrollo de la competencia de lectura implica


enseñar a los niños a leer de forma convencional, algo que se espera hacia
el término del III ciclo de la educación primaria.

Como docentes, desempeñamos


una función muy importante con
respecto a la lectura. Necesitamos
promover el acercamiento de
las niñas y los niños al mundo
escrito mediante experiencias
agradables de lectura en las
cuales interactúen con los
textos, construyan sus propias
interpretaciones y desarrollen
su competencia de lectura. De
esta manera, se encontrarán en
mejores condiciones cuando
tengan que aprender a leer
convencionalmente, algo que no
se espera en el nivel inicial.

Asimismo, tenemos el desafío de


asegurar que las niñas y los niños disfruten con la lectura, sobre todo en esta etapa de la
vida en la que inician su camino como lectores. Por ello, debemos permitir el encuentro de
las niñas y los niños con los libros por elección personal libre, por el placer de explorarlos,
de disfrutar de las imágenes. Esto hace posible que actúen como verdaderos lectores al
seleccionar lo que quieren hojear, interpretar su sentido, plantear sus propias preguntas,
intercambiar con otros sus hallazgos, así como realizar anticipaciones, predicciones e
inferencias sin necesidad de responder preguntas de comprensión. Para que los niños
disfruten del encuentro con la lectura, es necesario crear ambientes cálidos y cercanos
donde haya espacio para el afecto, la emoción, la curiosidad, las vivencias y el vínculo con
el docente o adulto que lee a los niños.

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Es importante que los niños vivencien la lectura en situaciones reales de uso: disfrutar con
cuentos, leyendas, poemas; preparar recetas que alguien lee, hojear libros para conocer
más sobre animales o plantas, cantar canciones cuya letra aparece escrita, etc. Pero ¿qué
está sucediendo en nuestras aulas?

Un dato para analizar: en el 2017, el Ministerio de Educación del Perú realizó el


estudio MELQO (Medición de la calidad de los ambientes de aprendizaje y desarrollo
temprano), con la finalidad de recoger información sobre los servicios educativos que nos
permita tomar decisiones para la atención educativa de la primera infancia. El MELQO
consta de dos instrumentos, y uno de ellos es el MELE (Instrumento de calidad del entorno
preescolar), de donde obtenemos información de las prácticas docentes.

¿Qué encontramos?

En las aulas observadas de cinco años, ocho de cada d i ez


docentes no leyeron material impreso a los niños. (Minedu, 2017)

A través de este resultado nos podemos dar cuenta de que en nuestras aulas de educación
inicial algo sucede con respecto a la lectura. Estas cifras claramente muestran que solo
dos de cada diez docentes les leen a las niñas y los niños.
Frente a estos dos resultados, nos preguntamos: ¿por qué no les estamos leyendo a las
niñas y los niños de educación inicial?
Algunas hipótesis frente a esta pregunta:

• Quizás, como adultos, no tenemos la práctica de leer.

• Quizás no tenemos una cantidad suficiente de textos ni diversidad de estos


(cuentos, poemas, adivinanzas, enciclopedias, etc.).

• Quizás no tenemos una biblioteca en el aula; y si esta existe, probablemente


nos falta claridad en cuanto a su propósito y al tipo de situaciones que
podemos generar en torno a ella.

• Quizás no hemos identificado otros espacios que presentan escritura y


que pueden convertirse en oportunidades para que los niños desarrollen
la competencia de lectura, como los carteles que se encuentran en el aula
(asistencia, responsabilidades, acuerdos, etc.).

• Quizás no sabemos cómo incluir la competencia de lectura en nuestra


planificación diaria.

• Quizás desconocemos qué hacer para acercar al niño a la lectura respetando


sus procesos.

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Si nos remitimos a las cifras, ocho de cada diez docentes de las aulas observadas de cinco años
no leen material impreso a las niñas y los niños. ¿Y qué pasa si estas niñas y estos niños que
asisten a aulas en las que no les leen viven, además, en contextos donde no hay presencia de
escritura o donde la lectura no es una práctica cotidiana? Veamos que dice Ferreiro en relación
con esto:

Los niños rurales están en desventaja con respecto a los


urbanos, porque en el medio rural tradicional […] la escritura
no tiene la misma presencia que en el medio urbano. Es
precisamente en el medio rural donde el prescolar es más
importante: un prescolar que deje entrar la escritura, no que la
prohíba. (Ferreiro, 1998, pp.120-121)

Definitivamente, estas niñas y estos niños se


encuentran en una situación de desventaja
por las pocas o nulas oportunidades que
les ofrecemos frente a aquellas y aquellos
que cuentan con un docente que sí les lee.
En ese sentido, la escuela se convierte
en el único espacio que tienen para
estar expuestos a un contexto letrado.

Por esta razón, urge que en las escuelas se


dé a las niñas y los niños la oportunidad de
contar con un docente o un adulto que les lea
diferentes tipos de textos; para ello, podemos
recuperar en estos contextos la cultura escrita
de la comunidad: sus leyendas, historias,
canciones, coplas, entre otras manifestaciones
culturales.
Como vemos, no podemos negar la importancia
de desarrollar la competencia de lectura desde
el nivel inicial, ni mucho menos el interés y la
necesidad que tienen las niñas y los niños de leer por saber qué dicen esas marcas gráficas.
Porque leer es, además, una competencia indispensable para la vida, ya que:

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• Desarrolla nuestra imaginación al construir nuestras propias imágenes a
partir de lo leído.

• Nos permite conocer expresiones o palabras nuevas que progresivamente


incorporamos a nuestro vocabulario.

• Nos permite conocer e interactuar con otros contextos diferentes del


nuestro.

• Contribuye a nuestro desarrollo personal.

• Nos permite desenvolvernos como ciudadanos y participar activamente en


la sociedad.

• Nos permite acceder por derecho a ese objeto cultural que es la escritura.

Por eso, en educación inicial, se trata de


poner a las niñas y los niños en contacto
con el mundo escrito, mediante diversas
prácticas sociales de lectura en las que
los niños ven leer y “leen” desde sus
posibilidades y niveles evolutivos. No
se trata de que estén alfabetizados
al terminar la educación inicial, sino
de que hayan iniciado el proceso de
acercamiento a la lectura.
Para ello, necesitamos profundizar sobre
qué implica leer en el nivel inicial a partir
de lo que plantea el Currículo Nacional
con respecto a la competencia de
lectura. Esto nos permitirá comprenderla
y saber cómo incorporarla a nuestras
actividades diarias con pertinencia, así
como conocer la manera en la que se inician las niñas y los niños en la lectura y, así, mejorar
nuestras prácticas pedagógicas para que sean cada vez más pertinentes y respetuosas del
proceso de aprendizaje de nuestras niñas y nuestros niños.
En los siguientes capítulos profundizaremos en la competencia de lectura y analizaremos
situaciones que se puedan generar para promover la lectura en las aulas del nivel inicial.

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