Base 4. Conafe (2013)

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Procesos de evaluación inicial en

el marco de los planes y programas educativos

Bloque 1
CONAFE (2013). Ámbito. Desarrollo personal y social. Consejo
Nacional de Fomento Educativo, Recuperado de: https://
conafecto.conafe.gob.mx/los-expertos-opinan/ambitos/
index.html#:~:text=Se%20refiere%20a%20la%20capacidad,mismo%
20y%20en%20su%20ambiente.
Ámbito. Desarrollo personal y social.

El ser humano es social por naturaleza,


necesita relacionarse con otras personas
para sobrevivir, desarrollarse integralmente
y formarse como persona única. Es a través
de su relación con los otros que va formando
su desarrollo personal y social.

Desde que nace, el niño es totalmente dependiente, por lo que requiere de un


adulto que se haga cargo de él, lo atienda, le cubra sus necesidades básicas (de
alimentación, higiene, cuidado, sueño), y le demuestre que es importante,
aceptado y querido. Este cuidado y respeto irá formando su desarrollo personal,
es decir, su identidad y autoestima, la persona que es y será. Conforme el niño se
relaciona con otras personas, irá adquiriendo también las habilidades que le
permitirán ser cada vez más independiente y autónomo.

La primera relación del niño es con sus padres y después con los abuelos, tíos y
hermanos. A través de estas relaciones aprende a vivir en comunidad y a integrarse
a los diferentes grupos. Desde muy pequeño, comienza a conocer aquello que es
aceptado por el grupo social en el que vive, lo cual le permitirá, además de
relacionarse con otros, aprender las reglas y normas aceptadas por su comunidad,
por lo que irá ajustando su comportamiento a las demandas del ambiente.
En suma, el desarrollo personal y social se construye a través de dos
aspectos. El primero de ellos se relaciona con un proceso de
individuación, es decir, en la medida que el niño se relaciona con otros,
va construyendo un concepto de sí mismo, como individuo único,
basado en la forma como se le percibe y se le valora, lo que constituye
su identidad personal. Cuando los niños desarrollan un concepto
positivo de sí mismos y una personalidad propia, se forjan un lugar
dentro del ambiente social como individuo. El segundo aspecto,
consiste en un proceso de socialización. Al nacer como parte de una
familia y dentro de un grupo social particular, va adquiriendo
habilidades para relacionarse e integrarse tanto a la familia como a la
comunidad a la que pertenece.

Existen tres subámbitos que conforman este eje y las competencias que el niño
desarrolla para desempeñarse en su entorno:

Subámbito Identidad y autoestima. Se refiere a la capacidad del niño para formar


una identidad propia, una imagen positiva de sí mismo y adquirir un sentido de
independencia. A través de la relación con otros, irá conociendo sus cualidades
físicas y emocionales que le permitirán construir un sentido de valor, confianza en
sí mismo y en su ambiente. Competencia: Establece una relación afectiva de
confianza con su madre o cuidador para ser cada vez más independiente. Desde
que nace, el niño manifiesta sus necesidades y emociones a través del llanto,
gestos, sonidos, vocalizaciones y/o movimientos. Su padre, madre o cuidador,
quien comienza a conocerle y reconoce la forma como se las muestra, responde a
ellas de forma oportuna y adecuada. En la segunda mitad del primer año de vida el
niño muestra cambios en su pensamiento que le permiten distinguir a los extraños
de los adultos familiares y darse cuenta de que las personas existen, aunque
desaparecen de su vista manifestando su temor ante la presencia de los extraños,
y ansiedad, cuando la persona que lo cuida desaparece de su vista.

Cuando el adulto comprende y atiende sus necesidades y emociones, el niño


construye una relación de confianza en la que se siente valorado y seguro para
separarse de su cuidador y ser cada vez más independiente.

Competencia. Adquiere una imagen de sí mismo. Desde que nace, el niño va


aprendiendo quién es y cuáles son las características que lo definen. El control que
va adquiriendo de sus movimientos, le permite explorar cada vez más su cuerpo.
En la medida que comienza a diferenciar a su madre, padre o cuidador de otras
personas, empieza a observar y reconocer su propia imagen en el espejo y a
responder a su nombre y cuando ya se expresa verbalmente, puede nombrarse a
sí mismo y nombrar partes de su cuerpo.
Conforme lo conoce, se ve como una persona independiente. Es entonces cuando
al relacionarse con otros va reconociendo las diferencias sexuales entre niños y
niñas, lo que le permite primero describir sus características físicas y por último sus
cualidades y sus gustos.

Subámbito. Autorregulación y autonomía. Las competencias de este subámbito se


refieren a la capacidad del niño para ajustar progresivamente su ritmo biológico y
sus deseos y emociones a las rutinas, horarios y reglas que se establecen en su
familia y/o en su comunidad. Esto le permitirá desarrollar mayor autonomía para
expresar sus necesidades de salud, bienestar y estados de ánimo.

Competencia. Adquiere control de sus emociones y comportamientos en el marco


de una relación afectuosa.

Autorregulación significa aprender a ajustar progresivamente sus necesidades y


emociones a rutinas, horarios y reglas que se establecen en la familia y/o
comunidad. Desde que el niño nace, va mostrando su estilo personal de ser: la
forma particular de manifestar sus necesidades y de responder a los estímulos del
ambiente. Cuando el adulto lo conoce, puede ayudarle a lograr cierta regulación
interna que le permita adaptarse; por ejemplo, tener periodos de sueño y
alimentación más espaciados y permanecer despierto por periodos más largos de
tiempo. En estos periodos el niño comenzará a conocer las rutinas y a darse cuenta
de los eventos y anticiparlos, lo cual le ayudará a regular su comportamiento y
emociones. En el momento en el que comience a desplazarse y explorar su
ambiente, experimentará emociones de frustración cuando no pueda alcanzar una
meta. Esta frustración se transformará en berrinche cuando el adulto le muestre
los límites de sus acciones y el niño desee hacer valer su decisión. En la medida en
que el adulto responda de manera tranquila, firme y consistente a los límites,
ayudará al niño a regular su conducta y ajustarla a los estándares de su familia y de
la sociedad.

Competencia. Es cada vez más autónomo para expresar necesidades básicas,


satisfacerlas y resolver problemas por sí mismo.

El niño muestra su capacidad de hacer cosas por sí mismo, desde que nace. En los
primeros meses, hace que ciertas cosas sucedan o dejen de suceder al manifestar
su placer y desagrado con gestos, sonidos, movimientos, el llanto o la sonrisa. Más
tarde puede expresar lo que no le gusta o lo que le agrada a través expresiones y
poco a poco participa en satisfacerlas. Posteriormente logra resolver situaciones
por sí mismo y sin llanto, mostrando su autonomía.
Subámbito. Interacción con otros. Las competencias de este subámbito se refieren
a la capacidad del niño para relacionarse e interactuar con su madre y adultos
cercanos, a través de las enseñanzas que le transmiten acerca del comportamiento
que es socialmente apropiado.

Otra forma de relación la establece con otros niños, donde practica las habilidades
adquiridas por medio del juego.

Competencia. Se relaciona con adultos y aprende reglas sociales.

Desde que nace, su relación con el adulto que le cuida promueve las habilidades
que le permitirán relacionarse tanto en la familia como en la comunidad. Un
aspecto fundamental en la relación adulto-niño, es la reciprocidad que se
caracteriza, durante los primeros meses de vida, por la sincronía entre la
manifestación de las necesidades y emociones del niño y la respuesta del adulto
dando lugar posteriormente a un genuino intercambio social en el que el niño
aprende sobre las normas y reglas que le marca la sociedad, y es capaz de iniciar y
establecer una relación.

Competencia. Establece relación con otros niños a través del juego.

El niño inicia estableciendo relación con otros niños al observarlos, después les
imita y toca, más tarde puede jugar al lado de otro niño o mantener cercanía a
través de un objeto. Poco a poco juega por un momento con otro niño, se relaciona
con más niños y juega con los que prefiere, hasta entablar relaciones más cercanas
y comprender las reglas que se establecen en el juego.

Crecemos Juntos.
Mapa de Competencias de Niños y Adultos.
Programa de Educación Inicial.
Consejo Nacional de Fomento Educativo.
México, 2013.

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