Soportes para La Interpretación
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2. La grabación histórica
La grabación, primero sonora, y audiovisual después, constituye una de las fuentes
más ricas en información para poder entender las interpretaciones del pasado.
Las grabaciones realizadas en el pasado, y en especial las de principios del siglo
XX, nos aportan valiosos datos sobre el uso de ciertos parámetros como el tempo y el
rubato, la relación que existía entre intérprete y notación o el uso de la ornamentación.
También nos plantean varias cuestiones de interés interpretativo: por ejemplo, ¿la práctica
de ciertos recursos expresivos, como el portamento en la voz o en los instrumentos de
cuerda, era debida a una elección personal, a las corrientes de moda del momento o eran
aceptados por el compositor? ¿Deberíamos, en caso afirmativo, aplicarlos hoy en día al
tocar esas obras e intentar así construir una interpretación más fidedigna? ¿Es extrapolable
el uso de esos recursos a otros estilos anteriores —teniendo en cuenta que la proximidad
temporal podría permitir pensar en la posibilidad de que se estuviera preservando una cierta
tradición o legado? ¿Es una grabación realizada por la persona que la escribió referente de
cara a otras interpretaciones, a un nivel semejante o superior al de la partitura?
No resulta fácil responder a esas cuestiones. Las limitaciones que presentan la
mayoría de los registros históricos no nos ayudan a entender plenamente aspectos como el
timbre o la vibración natural de los instrumentos.
No obstante, y más allá de las limitaciones técnicas, las cualidades que apreciamos
en las grabaciones históricas nos recuerdan que todo recurso interpretativo se empleaba
primordialmente con el fin de reforzar la dimensión expresiva de la música. Las siguientes
cualidades se muestran de forma casi generalizada en los registros sonoros históricos del
siglo XX: