Tecnología y Trabajo-Clase 1

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Facultad de Filosofía y Letras- Universidad de Buenos Aires

Año 2022

CAPACITACIÓN UNIVERSITARIA EXTRACURRICULAR EN


PROBLEMAS CONTEMPORANEOS DEL TRABAJO
Módulo 6: Nuevas Tecnologías y Trabajo

Docente: Denise Krepki

Clase 1- La nueva “etapa digital” del capitalismo contemporáneo:


conceptos y caracterizaciones

Con el objetivo de problematizar, pensar y debatir acerca del carácter del trabajo en el
capitalismo contemporáneo, comenzaremos esta primera clase con la definición de una
serie de conceptos y categorías indispensables. Mencionaremos las distintas definiciones
de la etapa del capitalismo actual (digital, cognitivo, de plataformas, de vigilancia,
electrónico-informático) así como las diferencias que acuñan con respecto al “capitalismo
industrial” y sus características principales. Luego nos adentraremos en la denominada
“economía de plataformas” puntualizando en las nociones de datos, plataformas y
algoritmos y su incorporación a los espacios de trabajo.
La nueva etapa “digital” del capitalismo

Comenzaremos esta clase situándonos en una discusión teórica acerca de la nueva


etapa del capitalismo tardío que se abre a partir del cambio drástico que supone en el
modelo de producción y su organización social, el avance vertiginoso de los nuevos
desarrollos tecnológicos. En este sentido, es posible señalar, junto con varios autores, un
pasaje – desde aproximadamente la década de los 70´- desde el capitalismo industrial
hacia el capitalismo contemporáneo. Allí, surgen una extensa serie de neologismos y
definiciones que intentan marcar una cartografía compleja de desplazamientos en torno
a las prácticas y conceptos tradicionales de la etapa industrial y permiten imaginar la
cristalización de un nuevo paradigma económico: capitalismo de plataformas (Srnicek,
2018), capitalismo de vigilancia (Zuboff, 2013), capitalismo informacional (Castells,
1996), capitalismo digital (Schiller, 2010), capitalismo cognitivo (Moulier Boutang, 2010;
Vercellone, 2011), capitalismo electrónico-informático, (Ribeiro, 2017), entre otras.
Según los/as autoras que exploremos y sus campos de estudios específicos, podemos ver
que cada cual nombra a esta etapa del capitalismo enfatizando en un aspecto que
consideran primordial y característico. La vigilancia y el control como característica
potencial de las tecnologías digitales en el caso de la socióloga estadounidense, Shoshana
Zuboff; el conocimiento como nueva fuente de valorización del capital en el caso del
autonomismo italiano (Moulier Boutang, Y; Corsani, A y Lazzarato, M., 2004) o las
plataformas como un nuevo modelo de negocio sustentado en una infraestructura digital,
tal como expresa el economista canadiense, Nick Snircek.

Sin embargo, hay dos cuestiones que atraviesan y aúnan a estas definiciones:

a) Todas las definiciones enmarcan estas transformaciones/continuidades dentro del


sistema económico capitalista. Esta contextualización representa una decisión política e
ideológica que las diferencia de otras conceptualizaciones como “sociedad del
conocimiento” o “economía del conocimiento”.

b) Existe una consideración compartida acerca del avance vertiginoso de las tecnologías
digitales en las distintas esferas de la vida cotidiana. Esto permite considerar las múltiples
relaciones que se construyen con el uso de las tecnologías en los distintos espacios de
producción/reproducción de las personas. Podríamos decir, que producto de esta
expansión masiva de las infraestructuras tecnológicas, hoy en día, son prácticamente
nulos los espacios libres de digitalidad.

En este despliegue, es indudable que las tecnologías digitales ocupan un lugar


relevante a la hora de comprender el devenir de los procesos productivos en el período
actual. El avance de las nuevas formas del trabajo vinculadas al desarrollo de la
tecnología y la economía virtual vienen transformando drásticamente los pilares
del trabajo tal como lo conocíamos hasta ahora. Se fue registrando la emergencia y
la centralidad de nuevos procesos productivos, que incluían, pero excedían los procesos
de trabajo y que por lo general no podían ser suficientemente comprendidos mediante
los conceptos elaborados durante el capitalismo industrial (Zukerfeld, 2020). En este
marco de análisis, abundan numerosas discusiones acerca de la reconfiguración y límites
de la noción misma de trabajo o la propia concepción de sujeto trabajadxr. Aparecen, así,
categorías tales como cognitariado (Berardi, 2016) o ciber proletariado (Dyer Whiteford,
2015) que intentan delinear una corporeidad social del trabajo cognitivo enfatizando en
una intelectualización cada vez mayor de los empleos.

Lo cierto es que, la configuración del proceso de trabajo, la organización


managerial, el diseño de la jornada de trabajo y la propia concepción del sujeto trabajador
se encuentran mutando aceleradamente en estos centros estratégicos de las nuevas
formas de producción. La característica fundamental de esta nueva etapa del
desarrollo capitalista es colocar el conocimiento y el cambio tecnológico en el
centro de los procesos de valorización del capital. A diferencia de la etapa del
capitalismo industrial (que, por supuesto persiste, pero cuyas lógicas se ven cada
vez más subordinadas a las coordenadas de esta nueva etapa), la producción en
el capitalismo cognitivo no se basa en una organización del trabajo homogénea y
estandarizada sino en una diversidad de modalidades que, en función del
desarrollo de las tecnologías, muestran una estructura de red, heterogénea,
“flexible”, centrada en la cooperación y la subordinación. Este trabajo cognitivo
exige la acumulación de ciertas “competencias” laborales, fundamentalmente
relacionadas con la comunicación, la cooperación, el autocontrol, la individualización y
una fidelización activa de los trabajadores.

A su vez, otra clave distintiva es la imprescindible articulación entre estos procesos


de valorización con el capital financiero. La mayoría de las grandes empresas tecnológicas
que detentan hoy una posición dominante, surgen de una articulación entre desarrollos
de start-up con inversiones de capitales especulativos. Simbólicamente hablando, la alianza
Wall Street- Sillicon Valley es fundamental para entender el despliegue vertiginoso de este
nuevo tipo de compañías que articulan una verdadera línea de producción virtual a escala
global.

Transformaciones en la economía: el sistema DAP (Datos, algoritmos,


plataformas)

El autor Pablo “Manolo” Rodriguez (2020), en una reciente conferencia dictada en modo
virtual 1, reflexiona acerca de lo que denomina “el modelo data-exportador” vigente en la
actualidad. Esta definición cruza muchos interrogantes acerca de la propiedad de los
datos y la soberanía tecnológica a nivel regional y global [Al respecto, les recomiendo que
vean el documental de Netflix “Nada es privado”2]. En esta línea, considera al sistema
DAP como crucial en un contexto en el que la imbricación tecnológica en lo social es
cualitativamente diferente de otras épocas. Vale remarcar que este sistema tiene la
particularidad de ser dinámico y móvil: una plataforma puede ser un dato para un
algoritmo, así como un algoritmo puede ser un dato para una plataforma. Bajo esta matriz
de intelección repasaremos estas nociones:

1
Rodriguez, Pablo (2021) “De lo dividual a lo transindividual“ [Conferencia virtual] Ciclo
"Algoritmización, silicolonización y tecnodiversidad", Otros presentes. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=SLWyVeZNPVM
2
Este documental fue lanzado en 2019 y se centra en el escándalo ligado al uso ilegal de datos de los
usuarios de Facebook por la empresa Cambridge Analytica para manipular procesos electorales.
Plataformas

En esta gran transformación del modo de producción capitalista que venimos


describiendo, viene ganando un protagonismo acelerado el proceso de
plataformización.
Simplificadamente, se trata de
procesos productivos definidos
por las relaciones entre tres tipos
de actores: trabajadores que
realizan actividades laborales a
cambio de pagos por tareas
encuadrados legalmente como
autónomos, variadas clases de demandantes de productos o servicios provistos por esos
trabajadores y, decisivamente, las plataformas.

Éstas últimas pueden definirse como un nuevo tipo de empresa que se caracteriza
por proporcionar la infraestructura digital para intermediar entre grupos de
usuarios, prestándose como meras articuladoras pero que en la práctica controlan
todas las interacciones y estructuran todo el proceso productivo (Srnicek, 2018).

A continuación, enumeraremos los rasgos distintivos del modelo de negocios de


plataforma y, siguiendo a Srnicek (2018), plantearemos una tipificación de estas
compañías.

Características y tipos

En cuanto a sus características salientes, podemos mencionar las siguientes.

• Infraestructura e intermediación: En lugar de tener que construir un mercado


desde cero, las plataformas brindan la infraestructura básica para establecer interacciones
entre diferentes grupos. Esto supone una clara ventaja frente al modelo de negocios
tradicional. En la medida en que cada vez más industrias trasladan sus interacciones al
ámbito on line, un número creciente de negocios está sujeto al desarrollo de plataformas
• Tendencias monopólicas por efectos de red: Las plataformas producen y
dependen de “efectos de red”. Esto supone que mientras más numerosos sean los
usuarios que usan la plataforma, más valiosa se vuelve esa plataforma. Se produce un
mecanismo por el cual más usuarios generan más usuarios, lo que hace que las
plataformas tengan una tendencia a la monopolización.

• Uso de subvenciones cruzadas para captar diferentes grupos de usuarios:


Esta táctica consiste en que una rama de la compañía reduce el precio u otorga
gratuitamente un servicio o un producto, pero otra rama de la empresa sube los precios
para compensar esa pérdida

• Arquitectura central que controla las posibilidades de interacción: Aunque


muchas veces se presenten como “espacios en disponibilidad” para que otros interactúen,
son direccionadas por una política diseñada en función de atraer a distintos tipos de
usuarios. Las reglas para el desarrollo de productos y servicios, tanto como las
interacciones, son establecidos por los dueños de la plataforma.

En lo que refiere a su tipificación, las podemos agrupar en:

1. PLATAFORMAS PUBLICITARIAS:

Extraen la información de los usuarios, los analizan y usan esos insumos


para vender espacio publicitario.

2. PLATAFORMAS DE LA NUBE:

Se trata de plataformas que son propietarias del hardware y software


de negocios basados en lo digital y las alquilan de acuerdo a las
distintas necesidades.
3. PLATAFORMAS INDUSTRIALES:

Son plataformas productoras de hardware y software para


transformar la manufactura tradicional e procesos conectados a
Internet.

4. PLATAFORMAS DE PRODUCTOS:

Transforman un bien tradicional en un servicio mediante el uso de


otras plataformas y cobran por eso un alquiler o suscripción.

5. PLATAFORMAS AUSTERAS:

Intentan reducir a un mínimo los activos de los que son


propietarios y obtienen ganancias mediante la mayor reducción
de costos posible.

Lógicamente, estas divisiones analíticas conviven dentro de una misma empresa, un


ejemplo paradigmático de eso es Amazon, hoy en día altamente diversificada.

Datos

En este nuevo modelo de negocios (las plataformas), la materia prima fundamental son
los datos. En el siglo XXI, la tecnología necesaria para convertir actividades simples en
datos grabados se abarató y la llegada de las comunicaciones digitales convirtió simplificó
notablemente su registro. A partir de entonces, aparecieron enormes cantidades de datos
y surgieron nuevas industrias para extraer esos datos y utilizarlos para optimizar los
procesos de producción, conocer las preferencias de los consumidores, controlar a los
trabajadores y proporcionar insumos para la generación de nuevos productos y servicios
para vender a los anunciantes (Srnicek, 2018). Los datos operan fortaleciendo varias
funciones claves para el desarrollo capitalista, como otorgar ventaja competitiva a los
algoritmos, habilitar la coordinación y también la deslocalización de los trabajadores,
permiten hacer más eficientes y flexibles los procesos productivos y a su vez, en una
suerte de círculo virtuoso, el propio análisis de datos es en sí mismo generador de nuevos
datos que retroalimentan este circuito. Así, las plataformas se volvieron una manera muy
eficaz de extraer, analizar y usar las enormes cantidades de datos (Big data) que se van
registrando.

Se trata de un modelo que actualmente se ha expandido a los diversos sectores de la


economía; poderosas empresas incorporan plataformas, tanto del rubro propiamente de
tecnología (Google, Faceboock, Amazon), Start-up, empresas industriales de punta
(General electric, Siemens) y las principales compañías del agronegocio (Monsanto, John
Deere).

Algoritmos: entre la gubernamentalidad algorítmica y la neutralidad.

Cuando hablamos de algoritmos, nos referimos a una serie secuencial de pasos o pautas
para la consecución de un determinado objetivo. Un error muy difundido es el de pensar
que solo tienen una composición maquínica y procesan cuestiones ocultas que no se nos
pueden develar. Cotidianamente desarrollamos mecanismos algorítmicos y seguimos
patrones en nuestras prácticas.

“Y esto nos lleva también a la pregunta sobre si nuestros comportamientos no son también de
alguna manera algorítmicos. Alguien puede decir que Tinder es la objetivación y la tecnificación
del deseo. Pero también cuando conocemos a otra persona hacemos ciertos cálculos. No es que
seamos seres puramente calculadores , pero las cosas que están en el algoritmo son
humanas, porque esos algoritmos los diseñaron seres humanos . El asunto es
que hoy nos estamos poniendo manifiestamente a vivir por la mediación de esos algoritmos, de esas
redes y dispositivos.” (Pablo Manolo Rodriguez, 2020)
En línea con la cita anterior, cuando esos procesos algorítmicos pasan a ser
automatizados, revelan como una serie de problemáticas en función de los usos
maquínicos de toma de decisiones. Aquí, se abren vastos debates acerca de la
gubernamentalidad algorítmica y el carácter neutral de la tecnología.

La gubernamentalidad algorítmica reposa sobre recolección, agregación y análisis


automatizado de los datos en cantidades masivas de modo de modelizar, anticipar y
afectar por anticipado comportamientos posibles (Rouvroy y Berns, 2015). De esta
manera, crea modelos de comportamiento (perfiles colectivos) a partir de las
interacciones y los datos generados por los usuarios de distintas plataformas [al respecto
recomiendo el documental de Netflix “el dilema de las redes sociales”]3. Todo parece
realizarse de forma automática y neutral, por ende, se abona a la construcción de un
saber-poder “reflejo de la realidad” (Gendler, 2018) que refuerza ese segundo debate
acerca de la neutralidad/objetividad de la tecnología. En ese punto, es importante
enfatizar que dichas operaciones máquinicas están coordinadas, planificadas y
desarrolladas por personas, con lo cual incorpora valores y sesgos humanos. Un ejemplo
muy esclarecedor está vinculado con la reproducción de los sesgos de género en
algoritmos que solo los identifican desde una matriz binaria: hombre/mujer. La
tecnología, por lo tanto, reproduce los sesgos de la realidad.

DAP en espacios de trabajo

A modo de cierre, esbozaremos algunas ideas acerca de la injerencia del sistema DAP en
los espacios de trabajo.

El avance de en las últimas cuatro décadas de la digitalización del trabajo nos obliga a
pensar en la importancia creciente que ha ido desarrollando la mediación tecnológica en

3El dilema de las redes sociales es documental lanzado en el año 2020 y reúne los testimonios y
experiencias de ex trabajadorxs de Google, Facebook, Twitter, Instagram y Pinterest y de investigadorxs
de la temática. Recomiendo verlo con una perspectiva crítica teniendo en cuenta que el mismo es
producido desde la plataforma Netflix y puede reproducir ciertos sesgos en los análisis.
los espacios productivos. Así, surgen líneas de análisis acerca de los diversos modos de
organización del trabajo que incorporan la maquinaria predictiva al interior de las
cotidianeidades laborales. La concreción de una gestión algorítmica en espacios
productivos está vinculada con la incorporación de tecnología algorítmica para
monitorear distintos procesos de trabajo: control de productividad, ausentismo, jornada
de trabajo, así como un control técnico más eficiente en términos de tiempos de
trabajo/no trabajo. La noción de datificación (Figueroa, 2019) remite justamente a
explicar cómo en muchos empleos modernos la utilización de software para procesar
datos permite medir la productividad de cada trabajador (Frayne, 2015): una suerte de
panóptico electrónico de seguimiento y control online que remite al esquema tradicional
de premios o castigos-como en el caso de los trabajadores de delivery de plataformas-.

La incorporación de softwares de control de datos, plataformas corporativas internas y


sistemas de puntuaciones que rigen las relaciones laborales a través de plataformas
resultan cuestiones centrales en las re-invenciones del capitalismo y sus mecanismos para
estandarizar estrategias de control del tiempo de trabajo y de no trabajo. De este modo,
el trabajador no sólo aparece como el sujeto de la producción sino, también, como objeto
de información de un sistema de control digital que informa sobre su conducta, detecta
y exhibe sus transgresiones, descubre sus retrasos, contabiliza su producción, etcétera.

Ya sea que se trate de “liberación del trabajo”, “explotación del intelecto”, “incremento
del control” o “nuevos modelos de negocios” lo insoslayable es que cada uno de estos
nuevos fenómenos ocurre en un ámbito tecnológico digital. Es en ese espacio donde se
registran las huellas de una actividad humana que puede involucrar a diversos actores
sociales y plasmarse de distintos modos, pero que tiene como patrón de recurrencia la
producción de datos digitales y la presencia de algoritmos funcionando como el engranaje
primordial de procesamiento.
Bibliografía

Berardi, F (2016) El trabajo del alma, Cruce casa editora: Buenos Aires.

Castells, M. (1996). La era de la información. Volúmen1. La Sociedad Red. Alianza Editorial, Madrid

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Ribeiro, Lins G. (2017): El precio de la palabra: la hegemonía del capitalismo electrónico-informático y


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Rodriguez, P. (2021) “De lo dividual a lo transindividual“ [Conferencia virtual] Ciclo "Algoritmización,


silicolonización y tecnodiversidad",Otros presentes. Recuperado de:
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Rouvroy, A. y Berns, T. (2015). “Governamentalidade algorítmica e perspectivas de emancipação: o


díspar como condição de individuação pela relação?”, en revista ECOPOS, vol. 18, Nº2, “Tecnopolíticas
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