Una Mirada Sociológica Al Outsourcing
Una Mirada Sociológica Al Outsourcing
Una Mirada Sociológica Al Outsourcing
Introducción:
Este texto tiene como objetivo hacer una presentación conceptual y metodológica del
llamado outsourcing desde la sociología del trabajo, apoyándose en algunos de los
desarrollos teóricos más recientes en este campo. Para ello busca enmarcar este tipo de
práctica gerencial en el nuevo orden social del capitalismo contemporáneo en el mundo del
trabajo, con los efectos sociales de este último a nivel de las empresas y la vida social y los
problemas que esto conlleva en la gestión de los recursos humanos.
La perspectiva desde la sociología sobre el mundo del trabajo es diferente a la que tienen la
administración de empresas, la ingeniería industrial, la economía laboral convencional y la
misma psicología industrial, y en general, todas las disciplinas relacionadas con los
procesos de gerencia o administración de recursos humanos. El mundo del trabajo para la
sociología es un campo de relaciones sociales, en el que operan agentes con determinados
intereses, estrategias y proyectos de vida, a través de las trayectorias individuales o
colectivas alrededor de la vida laboral y los mecanismos institucionales que se crean en las
empresas y su entorno. En este sentido, detrás de todo proceso administrativo o de
ingeniería aplicado al mundo del trabajo, para la sociología hay agentes sociales con
intereses, estrategias, proyectos y trayectorias. La empresa y todo su entorno es vista como
un campo de fuerzas en tensión dinámica y, por lo mismo, cambiante según las lógicas de
las prácticas de los agentes envueltos en una relación laboral. Toda empresa es una relación
social orientada hacia la producción de bienes y/o servicios en la que intervienen diversos
agentes (trabajadores, empresarios, Estado) con intereses específicos, proyectos con algún
(*)
Texto presentado en el Seminario Regional de Actualización en Gestión Humana: “Procesos y prácticas
de gestión humana; decisiones que agregan valor”. ACRIP- Caldas, Manizales, 25 y 26 de abril del 2003.
1
/ Sociólogo, Profesor Titular Departamento de Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales y
Económicas, Universidad del Valle, Cali. Agradezco la lectura y comentarios al texto de los estudiantes de
sociología de la Universidad del Valle, Jorge Mario Cardona y Hernán Darío Herrera.
1
sentido ético y estrategias determinadas; siendo el capitalismo el cuadro de referencia en el
que se desarrollan las diferentes organizaciones empresariales, como orden socioeconómico
e institucional.
En cualquier relación laboral hay una dimensión “subjetiva” y otra “objetiva”. La primera
tiene que ver con el contenido del trabajo en cuanto actividad creativa individual-colectiva
en un ambiente de autonomía, versus rutinaria o monótono-repetitivo (y por lo mismo no
creativa) en un marco heterónomo de subordinación. La segunda dimensión se expresa a
través de las modalidades de remuneración que recibe el trabajador, las que están
relacionadas con las formas de contratación de éste, y las formas de apropiación del
producto y los instrumentos de producción (ya sea de bienes o servicios), que se cristalizan
en una organización empresarial determinada. Estas dos dimensiones en interacción
recíproca - tomadas en cuenta en la mirada sociológica - producen una actividad placentera
versus displacentera o generadora de felicidad versus sufrimiento para quien la ejecuta, o
sea, el trabajador (de acuerdo con Baudelot y Gollac, 2003).
2
/ Coutrot utiliza el concepto de régimen de movilización de la fuerza de trabajo, entendido como “un sistema
técnico, organizacional y social, inserto en un mercado, y encuadrado por reglas e instituciones políticas, que
organiza las condiciones de la transformación de la fuerza de trabajo en trabajo efectivo” (p.170). El régimen
de movilización permite la articulación de tres espacios sociales: el espacio de la circulación o del mercado
con unas formas de concurrencia y estrategias de competitividad; el espacio de la organización de la
producción de bienes y servicios a través de la división y coordinación del trabajo y los modos de control del
trabajo; y el espacio simbólico en donde están en construcción identidades individuales y colectivas, fuera y
dentro del trabajo. En la conjunción de los espacios del mercado y el organizacional productivo juega la
tecnología y en la conjunción de los espacios organizacional y simbólico operan las calificaciones, las
identidades en la esfera del trabajo y las formas de conflicto y cooperación. Las formas de articulación de los
tres espacios determinan el sistema de oficios y empleos y la dinámica del mercado de trabajo, en interacción
con un tipo de intervención estatal (Coutrot, op. cit.).
2
surgimiento de la variante toyotista en los años de postguerra. La hegemonía del fordismo
se dio a través de procesos de acumulación capitalista que privilegiaban las estructuras
industriales verticales con una producción en gran escala y formas de empleo estables
(carrera a lo largo de la vida laboral en una empresa). Si bien, el llamado postfordismo y la
variante del régimen toyotista constituyeron cambios importantes respecto a los anteriores
(por ejemplo, la escala de producción en el postfordismo es flexibilizada y adecuada a las
exigencias de la demanda, al igual que en el modelo toyotista), se mantenía todavía la
estabilidad laboral dentro de un proyecto de carrera con construcción de identidades
individuales y colectivas en el mundo del trabajo.
3
términos ideales (y por lo mismo utópicos) el negocio principal puede descomponerse ad
infinitum en diversas unidades “autonomizadas” que compiten por reducir costos y
aumentar calidades hasta llegar a una firma al máximo descentralizada o desconcentrada y
por lo mismo “ligera”, “ágil” o “flexible” (lean firm). Esta desconcentración /
descentralización se da vía una dinámica intensamente competitiva entre ganadores y
perdedores, sin ninguna “compasión”, y por lo mismo cada vez más desregulada (Veltz,
2000: 173-190).
Por supuesto, las transformaciones tecnológicas, desde los años ochenta, de la informática y
los desarrollos revolucionarios en las comunicaciones y la tecnología digital a escalas cada
vez más reducidas, han jugado un papel central como herramienta en la modelización en
red de la empresa capitalista contemporánea, ya que difícilmente sin estas tecnologías
hubiesen sido casi imposibles los procesos de descentralización empresarial. El aporte de
estas tecnologías de comunicación ha sido fundamental en el cambio de las economías de
escala: del anterior modelo clásico de integración vertical al de articulación en red,
permitiendo lo que antes habría sido imposible, la coordinación estrecha de actividades sin
que todas estén localizadas en un mismo lugar ni tengan una propiedad común, ni un
tamaño óptimo (en número de trabajadores, rangos de volúmenes de producción o de
activos productivos). Con excepción de algunos sectores productivos en los cuales existen
todavía restricciones de integración tecnológica (por ejemplo, acerías, cemento, papel,
petroquímica), en la mayor parte de los casos la necesidad técnica de concentración es cada
vez menos acentuada. Por esta razón, hoy en día la escogencia entre concentración de la
producción (con la consiguiente complejidad de la logística) o desconcentración de ella
(simplificación de la logística) es frecuentemente muy abierta.
4
De otra parte, el modelo celular en red es de carácter plurifuncional (en el sentido de las
grandes funciones clásicas de la firma), lo que significa que en las diferentes unidades se
articulan saberes y objetivos técnicos y comerciales múltiples, aunque operen unidades de
concepción, de ventas, etc. Es decir, una lógica de mini-empresas articuladas (de ahí el
término de negocios) en un esquema flexible de subcontratación de demandantes a
oferentes, pero como dice Coutrot (op.cit.), de cooperación forzada impuesta por el
mercado. De ahí, que la autonomía que tienen las unidades o negocios articulados como
células de red esté controlada por el juego de las regulaciones que impone la concurrencia y
las exigencias de la clientela en el corazón mismo de la producción de bienes y servicios.
5
6) espacios profesionales más o menos estructurados, en donde los profesionales y
técnicos independientes circulan de estatuto en estatuto ofreciendo consultorías a las
firmas y a las redes de actividades empresariales;
Estas modalidades, como anota Veltz (op. cit.), se interpenetran de manera compleja.
Aunque ellas no son reductibles las unas y las otras, de todos modos unas son el resultado
de un proceso de descomposición de las antiguas grandes estructuras monolíticas integradas
verticalmente, y otras, de un proceso de interconexión creciente entre pequeños productores
de bienes y servicios especializados.
Según Veltz (1996: 130, 148, 152, 174), la nueva empresa en cadena o en red es la
aplicación de la productividad sistémica de relaciones entre múltiples unidades
“autónomas”, o sea, la división del trabajo entre las unidades de red.
Lo anterior explica el porqué este tipo de concurrencia exacerbada lleva a privilegiar las
lógicas de las externalidades y la polivalencia de tareas en el puesto de trabajo a partir del
modelo de competencias, para ajustar al máximo todo tipo de costos y aumentar la calidad
de los bienes y servicios ofrecidos, en la medida en que prima satisfacer las demandas del
cliente. En realidad, el fenómeno del capitalismo contemporáneo en todos los procesos
productivos de bienes y servicios es la tercerización de las actividades que componen la
organización de la misma actividad productiva (Veltz, 1996: 175-177), en cuanto cada vez
más se trata de un modelo “prestador de servicios”. Por eso el cliente es la figura
emblemática en los discursos gerenciales, ya que proviene del campo del consumo (proceso
de distribución, por excelencia, hoy en día una de las actividades de una economía
tercerizada con un poder creciente a través de las grandes cadenas de distribución): se
designa así en el lenguaje “cliente interno” y “cliente externo”. Pero además la
tercerización tiene que ver con la enorme importancia que tienen los servicios
especializados, desde la consultoría especializada hasta el mantenimiento productivo,
pasando por los sistemas y mecanismos de seguridad (Veltz, op. cit.), todo a la par con los
avances tecnológicos en informática y comunicación de las últimas dos décadas.
6
De esta forma, la nueva configuración de la empresa capitalista se apoya en el paradigma
de la flexibilidad productiva externa e interna3 (Boyer, 1986 y 1994; Coutrot, op. cit.). El
llamado outsourcing corresponde a una forma de aplicar la combinatoria de
flexibilidades productivas externa e interna para una empresa y operar idealmente
bajo el esquema de red. Es posible que hasta ahora se observe sólo desde la flexibilidad
externa (la subcontratación de procesos productivos “no esenciales” o que no forman lo
“específico” del negocio) pero su aplicación más rigurosa conlleva a generalizar a través de
recursos de gerencia colaterales o complementarios (benchmarking) el tratamiento de todas
las actividades productivas a la manera de negocios diversificados y articulados, cada uno
con sus costos desagregados y márgenes de rentabilidad trazados por el mercado4. La firma
o empresa clásica se diluye entonces en unidades “autonomizadas” – aunque como se vio
antes esto es en términos relativos - en competencia recíproca, pero necesariamente
jerarquizadas y subordinadas a grupos empresariales corporativos en los cuales los
accionistas y los intermediarios financieros y los cuadros de consultoría de la dirección
controlan las áreas centrales del negocio o de un paquete de negocios.
En principio se externalizan vía outsourcing las actividades “que no son el objetivo del
negocio”, las cuales mediante la concurrencia de oferentes se bajan los costos, reservándose
las actividades que aportan ventajas estratégicas “por fuera de los costos”. Sin embargo, es
una equivocación considerar que esta lógica siempre es así. Por ejemplo, en la industria del
ensamblaje automotriz, en la que la externalización representa hoy en día más del 70% del
valor agregado de la cadena, los cálculos del tipo “hacerlo” o “comprarlo”, consistente en
comparar los costos internos y los precios cuando se compra a un abastecedor, han perdido
3
/ La externa hace referencia al uso de las externalidades al máximo, para la reducción de costos de gestión
de la masa salarial, tanto de trabajadores no calificados como calificados, y el uso de capacidades
tecnológicas especializadas que tienen otras empresas, que a su vez reduce significativamente los costos de
inversión y entrenamiento especializado. Esto tiene un efecto en el corto y mediano plazo frente a la
incertidumbre que impone la concurrencia. La interna se enfoca más hacia el largo plazo mediante la
polivalencia entre funciones calificadas, la movilidad interna entre servicios y unidades de la empresa, la
formación continua del personal privilegiando la conformación de competencias individuales y colectivas, y
la remuneración por resultados, dentro de un ambiente cada vez más exigente de compromiso individual del
trabajador con la empresa.
4
/ El benchmarking es una estrategia gerencial para designar la comparación sistémica de todos los
componentes de un sistema productivo con los que poseen las empresas concurrentes en el mercado, o
también la comparación interna permanente de los resultados de unidades, equipos o incluso de trabajadores
individuales (Veltz, 1996: 163).
7
considerablemente su importancia, ya que el costo directo es apenas un parámetro entre
otros. Hay otras lógicas que entran a jugar: a) se controla mejor un abastecedor que un
taller o una unidad interna, ya que se dispone de medios más eficaces sobre los tiempos, los
precios y la calidad (a veces los costos de organización interna son superiores a los de
transacción en el mercado); b) si cae la demanda es más fácil retirar a un abastecedor que
despedir trabajadores; c) es a menudo más simple exigir una prestación externa a un
abastecedor que organizar un proceso de producción. De este modo, control del tipo de
producto o servicio deseado, difusión del riesgo y simplificación del proceso son tres
elementos centrales del outsourcing; de ahí, que incluso actividades que forman parte
del “corazón del oficio” de la empresa o negocio, o de las llamadas “competencias
estratégicas” pueden ser externalizadas.
Como anotan Boltanski y Chiapello (2002: 482-483), a todos los niveles de la cadena de
valor (desde oferentes a demandantes en los distintos negocios) el diferencial de movilidad
es hoy en día una mercancía muy apreciada. Su precio sube a gran velocidad y lo pagan
exclusivamente los “lentos” (que serían a su vez los trabajadores menos flexibles). De todas
maneras los más “rápidos” requieren de las actividades fijas (máquinas y herramientas y
fuerza de trabajo) en localidades concretas, pero sin soportar el fardo de esas actividades
que terminan siendo para ellos un lastre en el ejercicio de acumulación, limitándose a
comprar a subcontratistas, a poner su marca y vender por Internet, recuperando por el
camino la mayor parte del valor agregado de la cadena.
8
corte economicista5 olvida precisamente que el universo del trabajo es un campo social
sujeto a tensiones y conflictos, en el que entran en juego las dimensiones subjetivas y
objetivas del proceso productivo y con ellas una mayor o menor felicidad o sufrimiento de
los diferentes grupos de trabajadores, según los niveles de calificación e inserción
sociolaboral de ellos; resultados que además se expresan en términos de mayor equidad o
inequidad social y de mayor inclusión o exclusión social.
Llama la atención que el nuevo orden social empresarial ofrece un discurso idealizador del
trabajador comprometido con la empresa (negocio), aunque con una mayor carga laboral y
sobre todo una mayor responsabilidad (aumento en las exigencias de control de calidad),
pero sin las garantías de estabilidad ya que él va a asumir los riesgos del desempleo y
5
/ Bajo el supuesto de que el mercado es el mejor asignador de los recursos de una sociedad a partir de los
comportamientos individualizados.
9
además financiar crecientemente su seguridad social futura o presente y la de su familia,
con ingresos salariales discontinuos y en muchos casos cada vez más fragmentados. Esto es
más evidente entre los trabajadores no calificados, semicalificados y una serie de grupos
calificados (tanto operarios como técnicos y profesionales, muchos de ellos mandos medios
y cuadros de dirección intermedia), que conforman la mano de obra de una cadena de valor
organizada en red a través de unidades como negocios independientes6. Por supuesto, ya
desde hace varios años también es observable en las unidades de una misma empresa
localizada en un mismo sitio y con continuidad en su infraestructura productiva, mediante
el aprovechamiento de la pluralidad de formas de contratación laboral. Sociológicamente el
fenómeno que se registra es el desplazamiento de la carga de incertidumbre o riesgo
económico desde las unidades empresariales hacia los individuos, las familias, las
comunidades locales, con el consiguiente efecto de enorme ansiedad y sufrimiento, con
menor posibilidad de atenuación en las sociedades capitalistas cuya infraestructura social
ha tenido un bajo desarrollo debido a la reducida oferta de servicios públicos en sus
diferentes adquisiciones históricas (no sólo domiciliarios como agua potable, energía,
eliminación de basuras, etc.; sino también, vivienda, salud básica, educación,
entretenimiento, consumos culturales mínimos, seguridad ciudadana, etc.).
La otra dimensión sociológica son los profundos cambios alrededor de las nuevas formas
de personalidad o de nuevos caracteres psicosociales y que marcan la estrecha relación
entre el mundo del trabajo y la vida social, en particular la cotidiana. Según Veltz (op. cit.:
193), la organización productiva en red que socava las identidades colectivas en el mundo
del trabajo (principalmente las de oficios, de categorías, de taller, de fábrica, así como
antiguas solidaridades sindicales) acoge favorablemente las nuevas expresiones de
individualismo y las modela a la vez. Son cambios morales imbricados en la eficacia
económica de la competitividad sin “compasión”, sin importar los perdedores, quienes son
estigmatizados frecuentemente como “incapaces” o simplemente “poco productivos”. Por
6
/ Para los altos cuadros de dirección y sectores tecnocráticos la alta movilidad les es por el contrario
enormemente favorable. En el caso de los que rotan entre el sector público y privado en entidades de
investigación y consultoría empresarial y social, o entre el sector privado y el público nacionales y los
organismos internacionales, las posibilidades de reconversión y / o reciclaje es considerablemente mayor
debido a que han acumulado un considerable capital social, debido a las redes de contactos que poseen, amen
del capital patrimonial que han acumulado en un período de su ciclo de vida.
10
otro lado, la lealtad y fidelidad del trabajador con la empresa se diluyen, como
consecuencia del nuevo régimen de movilización laboral. Ya no es más viable en un mundo
del trabajo fundado sobre la deslegitimidad de los compromisos recíprocos, existentes en
las anteriores relaciones laborales ya en crisis y en franca desaparición, “puesto que ahora
la empresa misma aparece crecientemente como un ensamblaje mercenario” (Veltz, op. cit.:
193). Esto tiene importantes consecuencias en el seno de la organización empresarial al
inducir fácilmente conductas oportunistas (por ejemplo, aprovechar de la organización sin
contrapartida; o jugar contra ella si eso beneficia el interés personal) con sus terribles
impactos sobre la propia organización y los miembros que la componen, desencadenando
un juego peligroso que puede afectar el mundo de los negocios (para no ir muy lejos los
recientes escándalos corporativos en los Estados Unidos, como ha sido el sonado caso de
Enron y otras grandes corporaciones7).
7
/ La multiplicación reciente de negocios de corrupción alrededor de las fusiones de grandes firmas-redes es
un fenómeno muy significativo. Un caso interesante de combinación de “empresa vacía”, completamente
externalizada, y desastre ecológico ha sido el reciente naufragio del barco petrolero Prestige en la plataforma
submarina al frente de las costas españolas: cuando los países de la Unión Europea (España, Francia y
Portugal) más afectados por el desastre ecológico quisieron encausar jurídicamente a los propietarios de la
carga petrolera y los dueños del barco para que respondiesen por los daños y perjuicios colectivos, fue
imposible hacerlo por no existir una entidad unificada jurídicamente ya que todo se fragmentaba en múltiples
subcontratos (de la carga, el barco, la tripulación del barco), una buena parte de ellos ubicados en los llamados
“paraísos fiscales”. Lo peor del caso es que una considerable carga de petróleo a nivel internacional es hoy en
día movilizada por este tipo de empresas “vacías”, por no decir “fantasmas”.
8
/ En el capitalismo regulado de los regímenes fordistas y toyotistas de movilización de la fuerza laboral,
hegemónicos hasta finales de los años setenta en el siglo XX, la búsqueda del éxito estaba también regulada
por acuerdos tácitos de compromiso y fidelidad con la empresa, con los grupos de trabajo, y en general con
11
asunto de la organización empresarial en red nos conduce al problema del capital social y
su acumulación por parte de los agentes en la organización (trabajadores de diferentes tipos
y empresarios) pero en el contexto de relaciones profundamente asimétricas entre unos y
otros, aunque la ética en el modelo hegemónico es la del beneficio privado, que tiende
necesariamente a ser compartida por todos los agentes9. Por esta razón, los
comportamientos oportunistas en un mundo conexionista perjudican al conjunto de un
colectivo de trabajo, cuya capacidad de empleabilidad disminuye, al igual que es
seriamente afectada la empresa que le proveyó de los recursos disponibles.
las diversas instituciones públicas y privadas. Podría decirse que se trataba de un individualismo regulado a
través del pacto colectivo en el cual el Estado social (en el modelo del llamado Estado de bienestar) jugaba un
papel central.
9
/ “Supongamos que un hacedor participa en una empresa colectiva, tiene acceso a sus recursos y sólo se
encuentra relativamente supeditado a formas burocráticas de control. Ha abandonado la idea de carrera
profesional, sabe que el dispositivo en el que participa es temporal y tampoco ignora que, por consiguiente,
está abocado a cambiar más tarde o más temprano de actividad. Su estrategia óptima consiste no en compartir
sus informaciones y contactos con su equipo en beneficio de su centro trabajo – como lo recomienda la
gestión empresarial -, sino por el contrario, en sacar provecho de los recursos que le rodean y del escaso
control del que disfruta, para adquirir un capital social que le dará ventajas sobre los demás miembros de su
equipo. En este proceso, lo que se gana esencialmente es tiempo. Gracias a su movilidad, el hacedor se
adelanta a sus eventuales competidores – es decir, en numerosos casos, a sus colaboradores y amigos – a la
hora de dar visibilidad a una forma original (producto, idea, texto, etc.), que quedará desde entonces vinculada
a su nombre y persona.....La actividad de los hacedores puede generar grandes dificultades a las personas con
las que entran en relación. También suscita problemas de control para las empresas y las organizaciones desde
las que operan. Alentados por los beneficios que consiguen, suscitan así mismo inquietud, ya que su
propensión a reconducir tales ganancias hacia la empresa tan sólo depende de su lealtad y ésta es
incierta.....La naturaleza pasajera, fluida, de las actividades del hacedor le incita a sacar el máximo provecho
personal de cada operación, sin preocuparse demasiado por las posibles consecuencias futuras para la
institución cuyos recursos utiliza. En un mundo asumido como extremadamente incierto y fluctuante, el yo se
erige como el único elemento que merece la pena identificar y fomentar, porque es el único que aparenta ser
un poquito duradero... (el hacedor)...es un “empresario de sí mismo”.” (Boltanski y Chiapello, op.cit.: 464-
465).
12
cruel de pocos ganadores y muchos perdedores (aunque el discurso oficial idealiza las
prácticas de “éxito”, como si todo el mundo pudiese ser un “empresario de sí mismo”10).
Por otra parte, las conductas anómicas contemporáneas en expansión parecieran formar
parte del oportunismo conexionista en las sociedades contemporáneas (Boltanski y
Chiapello, op. cit.: 529-533). Esta es una de las características de la interacción entre el
mundo del trabajo cada vez más en red y la vida privada y cotidiana en un proceso de
impersonalización creciente, en donde se generaliza el desvanecimiento de los lazos
sociales entre ganadores y perdedores y con ello el aumento de las desigualdades entre unos
y otros, hasta alcanzar niveles preocupantes de exclusión social para importantes segmentos
de la población.
10
/ O la utopía del mundo perfecto en el que todos son ganadores.
13
Bibliografía citada:
BAUDELOT, Christian; GOLLAC, Michel et al. (2003) Travailler pour éter heureux? Le
bonheur et le travail en France. Fayard, Paris.
BOLTANSKI, Luc y CHIAPELLO, Ève (2002) El nuevo espíritu del capitalismo.
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BOYER, Robert (1994) “Les capitalismes vers le XXI siècle. Des transformations majeures
en quête de théories”, mimeo CEPREMAP, Paris.
CASTEL, Robert (1995) Les métamorphoses de la question sociale. Une chronique du
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COUTROT, Thomas (1998) L’entreprise néo-liberale, nouvelle utopie capitaliste?. Éditions
La Découverte, textes à l’appui, série économie, Paris.
VELTZ, Pierre (1996) Mondialisation, villes et territoires. L’économie d’archipel. Press
Univesitaires de France, série Économie en liberté, Paris.
VELTZ, Pierre (2000) Le nouveau monde industriel. Éditions Gallimard, série le débat,
Paris.
14
“Una mirada sociológica al “outsourcing”:
L ttendencias
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flexibilidad
ibilid d externa
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interna y la empresa
p red en el capitalismo
p
contemporáneo”
F
Fernando
d UUrrea Gi
Giraldo
ld
Universidad del Valle
Mundo del trabajo
Tomado de CHARPENTIER, Pascal. Les transformations de la société salariale, en: Cahiers francaise, septembre – octobre 2001.
Esquema General de Regímenes de Movilización (Coutrot, 1998)
Estado Sistema de
Mercado
M d dde ttrabajo
b j
social relaciones (ejército de reserva)
profesionales
Regímenes Fordistas de Movilización (Coutrot, 1998)
(Racionalidad instrumental) (Racionalidad comunitaria)
Mercado Organización
productiva Comunidad
Calificación
Tecnología reconocida
mediana o fuertemente
pesada por la Identidad
Id id d
Baja concurrencia empresa de clase:
Competitividad Fuerte (A)
por precio o Interdependencia Débil (B)
t
tecnología
l í Rutinización
Trabajo en equipo
A: Cultura de cuerpos
p o de taller,, fuerte
conflictividad
B: Cultura de empresa, baja conflictividad
Régimen Toyotista de Movilización (Coutrot, 1998)
(Racionalidad instrumental) (Racionalidad comunitaria)
Mercado Organización
productiva Comunidad
Calificación
Tecnología reconocida
intermedia fuertemente
por la Débil
Fuerte concurrencia Fuerte empresa Identidad
Competitividad interdependencia fuera del
por calidad o Poca rutinización trabajo
i
innovación
ió T b j en equipo
Trabajo i
Cultura de empresa,
p , conflictividad
ritualizada, auto motivación
Régimen Neo - Liberal de Movilización (Coutrot, 1998)
(Racionalidad instrumental) (Racionalidad comunitaria)
Mercado Organización
productiva Comunidad
Fuerte
Tecnología calificación
intermedia (Competencias
Fuerte l b l )
laborales) Débil
Fuerte concurrencia interdependencia Identidad
Competitividad Poca rutinización fuera del
por calidad o Equipos
q p porp proyecto
p y trabajo
i
innovación
ió autogenerados
“Cooperación forzada”
Conflictividad prohibida
Clasificación Empírica De La Nueva Configuración
E
Empresarial
i l En
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(Según
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lt 1996)