Enzimas Vitaminasy Hormonas
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Introducción al estudio de la bioquímica
2.2. Enzimas
Los cambios químicos que se verifican en los seres vivos ofrecen la extraordinaria
particularidad de efectuarse, casi en su totalidad, por la acción activadora de
catalizadores específicos denominados enzimas.
Las enzimas son catalizadores orgánicos producidos en los seres vivos y capaces de
funcionar fuera de la célula u organismo que los producen.
Una parte importante del estudio de la bioquímica está, hoy día, dedicado a
las enzimas, puesto que todas las funciones fisiológicas, como por ejemplo la
contracción muscular, la conducción de los impulsos nerviosos, la excreción por el
riñón, la respiración, etc., están íntimamente unidas a la acción de las enzimas
Muchas de estas reacciones han sido estudiadas como sistemas aislados con enzimas
cristalinas puras, y por ello, la enzimología tiene como objetivo reproducir in vitro
los cambios que ocurren en los diferentes órganos, tejidos, etc., del organismo, no
existe prácticamente en la célula reacción alguna que no esté catalizada por las
enzimas.
Características generales
Se ha demostrado que todas las enzimas son de naturaleza protéica. El análisis de los
aminoácidos constituyentes de ellos no ha permitido apreciar ninguna característica
que los diferencie de los aminoácidos que constituyen el resto de las proteínas;
todos son α -aminoácidos y se puede afirmar que todas las enzimas son proteínas,
pero no todas las proteínas son enzimas.
Las proteínas que tienen acción enzimática poseen iguales propiedades químicas que
el resto de las proteínas, pero además, las que tienen acción enzimática tiene otras
propiedades que las diferencian del resto de las proteínas y que están relacionadas
con su modo de acción. Estas propiedades son la especificidad, la eficiencia
catalítica y la reversibilidad, que serán objeto de estudio en epígrafes posteriores,
cuando hayan sido explicados algunos términos que faciliten su comprensión. Las
enzimas pueden dividirse en enzimas simples y enzimas complejas.
Enzimas simples. Son aquellas que para ejercer su acción sólo necesitan de la parte
protéica. Esta puede estar constituida por una o varias cadenas, pero no necesita
ningún factor adicional para llevar a cabo su acción sobre la molécula que va a
transformar, la cual se denomina sustrato. Un ejemplo de enzima simple es la ureasa,
encargada de catalizar la transformación de la urea en CO2 y NH3. Para que la enzima
actúe, sólo es necesario que esté presente el sustrato, en este caso específico es la
urea, y la reacción que tiene lugar es la siguiente:
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Enzimas complejas. Son denominadas aquellas que para ejercer su acción necesitan,
además de la parte protéica, de otros factores adicionales que bien pueden ser de
naturaleza orgánica o inorgánica, y que se agrupan bajo el nombre de cofactores
enzimáticos. Por ejemplo, la hexoquinasa es una enzima compleja encargada de
transformar la glucosa en su éster fosfato, y para poder realizar esta esterificación,
además de la parte protéica, necesita del ATP, que es un cofactor de naturaleza
orgánica. La reacción puede representarse de la forma siguiente:
*E: hexoquinasa.
En el caso específico de las enzimas complejas, a la parte protéica se le denomina
apoenzima y la unión de la apoenzima con los factores forma la holoenzima.
La apoenzima libre no tiene actividad, o lo que es lo mismo, no lleva a efecto la
transformación: cuando esta se halla unida a los cofactores (holoenzima) sí es activa
y realiza la acción catalítica. A veces una enzima compleja puede necesitar más de
un cofactor para llevar a efecto la reacción. Todos estos cofactores necesarios para
que una enzima pueda efectuar su acción junto con la parte protéica o apoenzima y
el sustrato, se agrupan bajo el nombre de complejo funcional enzimático, ellos son:
• Apoenzima • Coenzima
• Sustrato • Grupo prostético
• Cosustrato • Activadores
La apoenzima como se explicó anteriormente, es la parte protéica de la enzima:
en ella radica la especificidad de acción de las enzimas a causa de la presencia del
centro activo, que es el sitio donde se coloca el sustrato para ser transformado y
cuya estructura se explicará más adelante.
El Sustrato es la molécula sobre la cual la enzima va a ejercer su acción. Tanto la
apoenzima como el sustrato tienen que estar obligatoriamente presentes para que
pueda efectuarse la reacción.
El Cosustrato es una molécula diferente a la molécula de sustrato la cual acepta
un grupo proveniente del mismo. Este tipo de componente es característico de
las reacciones de transferencia, donde un grupo del sustrato es transferido a una
molécula aceptora (cosustrato).
Las Coenzimas son compuestos orgánicos derivados, fundamentalmente de las
vitaminas, donde abundan los derivados de las vitaminas B como la coenzima
A(CoASH), el NAD, el TPP y otros, además de algunos nucleótidos importantes
como el ATP, UTP, ADP, GTP, CDP, etc. Las coenzimas tienen la característica de
regenerarse después de haber participado en la reacción mediante una reacción
subsiguiente, y de forma general, pueden ser separadas de la enzima por diálisis,
porque están débilmente unidas a la enzima.
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de la temperatura puede acelerar una reacción, las enzimas son inestables cuando
se calientan. La actividad catalítica de una enzima está determinada sobre todo por
su secuencia de aminoácidos y por la estructura terciaria, es decir, la estructura de
plegamiento tridimensional de la macromolécula.
Como norma, las enzimas no atacan a las células vivas. Sin embargo, tan pronto
muere una célula, ésta es digerida por enzimas que rompen sus proteínas.
Es absoluta cuando la enzima es estrictamente específica para un tipo de enlace
correspondiente a un sustrato único; incluso la enzima no ataca a otro sustrato de
estructura muy relacionada. Por ejemplo la ureasa, que cataliza la descomposición
de la urea en CO2 y NH3.
La eficiencia catalítica de las enzimas es otra propiedad importante que los diferencia
del resto de las proteínas; esta se manifiesta incluso en preparados muy impuros
o en disoluciones muy diluidas de enzimas. Esta propiedad consiste en que una
sola molécula de enzima puede transformar, en una unidad de tiempo, grandes
cantidades de moléculas de sustrato. Su explicación se hace más evidente cuando
se cuantifica.
Se ha calculado que una célula contiene 100 000 moléculas de enzimas para acelerar las
1 000 a 2 000 reacciones químicas que tienen lugar en su interior, lo que ofrece
un promedio de 50 a 100 moléculas de enzima por cada proceso. Se ha calculado
también, que una molécula de la enzima que transforma el H202 en H20 y 02 puede
actuar sobre más de 5 000 000 de moléculas de peróxido por minuto. Otras enzimas
transforman, en el mismo tiempo, de 1 000 a 500 000 moléculas. Estos valores
aclaran por si mismos cuán eficaces son las enzimas.
Las enzimas son muy eficaces, cantidades pequeñas de una enzima pueden realizar
a bajas temperaturas lo que podría requerir reactivos violentos y altas temperaturas
con métodos químicos ordinarios. Por ejemplo, unos 30 g de pepsina cristalina pura
son capaces de digerir casi dos toneladas métricas de clara de huevo en pocas horas.
La reversibilidad se explica porque de acuerdo con la Ley de acción de masas,
una enzima, como cualquier catalizador, afecta por igual una reacción química en
cualquier dirección en que se verifique, sin que cambie el punto de equilibrio de la
reacción. En apariencia, muchas enzimas sólo parecen dirigir las transformaciones
de los sustratos en un sentido. La causa de este hecho radica en la facilidad con
que se encadenan en el medio celular unas reacciones con otras, de forma que el
producto de una reacción es el sustrato de la siguiente. De este modo se origina una
variación constante de las condiciones físicas del equilibrio al sustraer de la acción
de la enzima los productos que se van formando. La reversibilidad de la acción de
muchas enzimas resulta fácilmente demostrable in vitro, mediante un simple cambio
de las condiciones de reacción.
Clasificación y nomenclatura de las enzimas
En un principio las Enzimas se nombraban añadiendo el sufijo –asa- al nombre del
sustrato sobre la cual la enzima ejercía su acción catalítica. Por ejemplo, ureasa es la
enzima que cataliza la hidrólisis de la urea con producción de amoniaco y CO2.
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Como se puede apreciar, la clasificación de los enzimas está de acuerdo con las
reacciones que puede experimentar el sustrato. Los ejemplos mostrados se ajustan
a la clasificación de los enzimas.
A veces los nombres sistemáticos son muy complejos y muchos enzimas se conocen
por su nombre usual.
Modo de acción
Todos las enzimas, además de poseer estructura primaria, secundaria, terciaria,
y en algunos casos, cuaternaria, poseen un sitio especifico dentro de la molécula
denominado centro activo o cetro catalítico, este, por supuesto, está en la apoenzima
y es la parte de la enzima que se combina con el sustrato. El centro activo está
formado por una agrupación especial y específica de aminoácidos, constituyendo
una parte muy pequeña de la enzima.
Los aminoácidos que constituyen el centro activo se agrupan en dos tipos:
aminoácidos de contacto, que son los que participan en la fijación del sustrato a la
enzima y aminoácidos auxiliares, encargados de transformar el sustrato en producto.
El resto de los aminoácidos que participan en el centro activo tienen la función
de soportar la estructura espacial de este. El centro activo puede estar formado
por aminoácidos de una sola cadena o por aminoácidos de varias cadenas, en
dependencia de la estructura de la enzima en cuestión.
Esta estructura puede representarse de forma esquemática como se muestra en la
figura.
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En este caso, A actúa sobre E1 activándola de forma tal que el aumento de la actividad
de la primera enzima provoca un aumento en la velocidad global de la vía.
En ocasiones, la enzima reguladora solo tiene un efector alostérico y se dice
entonces que esta es una enzima monovalente: otras veces la enzima posee más
de un modulador y esos moduladores adicionales pueden ser productos finales
de otras secuencias metabólicas relacionadas: a estas enzimas reguladores se les
denomina polivalentes.
2.6. Vitaminas. Definición y Clasificación. Funciones Generales.
Acción co-enzimática de las vitaminas
Los animales necesitan ciertas sustancias orgánicas que son esenciales para su
metabolismo y que son incapaces, en su mayoría, de sintetizar ellos mismos a partir
de metabolitos intermediarios sencillos. Estos componentes esenciales de la dieta,
que son requeridos en cantidades relativamente pequeñas, reciben el nombre de
vitaminas.
Estas sustancias fueron denominadas así por Funk (1912), bioquímico polaco que,
estudiando una sustancia que prevenía el desarrollo de una enfermedad carencial
a la que se prestaba por entonces gran atención: el beriberi, demostró que esta era
una amina necesaria para la vida y la denominó vitamina B.
Desde la más remota antigüedad se observaron enfermedades en el hombre y
los animales por falta de vitaminas (avitaminosis): tales enfermedades fueron el
beriberi, el escorbuto, la ceguera nocturna, etc. La multiplicidad de las enfermedades
supuestamente carenciales hizo que desde un inicio se estimase la existencia de una
vitamina: así entre 1913 y 1915 fue descubierta por Davies y McCollum, la vitamina
A: en 1919, Hudshensky descubrió la vitamina D: Evans (1922) la vitamina E y Dam
(1937) la vitamina K, etc. Según lo expuesto, se pone de manifiesto que el estudio de
las vitaminas ha sido abordado ampliamente en los organismos animales, que fueron
los que presentaron las diferentes manifestaciones carenciales que condujeron a la
investigación de sus causas.
En los organismos vegetales, aparentemente las vitaminas carecen de importancia.
Es difícil definir en el momento actual, de un modo rigurosamente preciso, lo que se
entiende por vitamina. La gran cantidad de factores supuestamente indispensables
para la nutrición de una o más especies que se han descubierto en años sucesivos,
ha hecho insuficiente todos los conceptos previos. En general, para poder definir las
vitaminas hay que tener en cuenta que:
1. Son sustancias orgánicas de estructuras sumamente complejas.
2. Están presentes en algún tipo de alimento en concentraciones muy
pequeñas.
3. Su carencia causa síntomas específicos o avitamínicos en organismos
animales.
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