Richard Davidson. Entrevista LT

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1 Richard J.

Davidson: "El bienestar


puede cultivarse"
Cristóbal Fredes / Foto: Center for Healthy Minds
2 jun 2017 07:06 PM
Tiempo de lectura: 9 minutos

Este neurocientífico se ha hecho conocido en el mundo como uno de los principales


expertos en neurociencia contemplativa, rama que estudia el impacto de la meditación y
otras prácticas en el cerebro. Aquí aclara conceptos, alerta sobre la trivialización del
mindfulness, adelanta su nuevo libro y recuerda al chileno Francisco Varela, cuya
contribución llama "monumental".

Richard J. Davidson (66) ha sido pionero en varios ámbitos. En mostrar la base neurológica
de las emociones, hallazgo que expuso en su libro The Emotional Life of Your Brain
(2012). En popularizar el concepto de neuroplasticidad, que indica que el cerebro es
maleable y pueden crearse en él nuevas conexiones y neuronas. En proponer que el
bienestar mental no es otra cosa que un conjunto de habilidades susceptibles de aprenderse
y cultivarse, tal como un deporte. Y en investigar sistemáticamente cómo la meditación y
otras técnicas contemplativas impactan positivamente en el cerebro, siendo famosos sus
estudios que monitorean la actividad cerebral de monjes tibetanos.

Hoy la neurociencia dialoga con facilidad con el budismo, y las universidades estudian y
promueven lo que en cierto sentido es su versión secular, el mindfulness. Pero no siempre
fue así. Davidson aprendió meditación cuando hacía su doctorado en Harvard en los 70,
pero lejos de la academia. No era algo como para contarles a sus profesores, ha dicho.

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Estuvo en el clóset 20 años con la meditación, práctica que define como un conjunto de
estrategias para familiarizar a una persona con su propia mente.

Más tarde la convertiría en uno de sus mayores objetos de estudio. Lo motivó en buena
parte un encuentro con el Dalai Lama, en 1992, quien le preguntó por qué usaba las
herramientas de la neurociencia moderna únicamente para estudiar la ansiedad y la
depresión y no atributos como la bondad y la compasión.

Davidson fundó más tarde el Center for Healthy Minds en la Universidad de Wisconsin,
dedicado exclusivamente a investigar el bienestar mental y a la neurociencia contemplativa.
Su trabajo ahí, además de sus cientos de artículos y sus 14 libros, lo han convertido en el
mayor experto en estas materias. Ha sido premiado por la American Psychological
Association, fue elegido entre las 100 personas más influyentes del mundo por la revista
Time y es figura recurrente en documentales sobre la mente, como Happy, The Altruism
Revolution y, uno exclusivo sobre su trabajo, Free the Mind, el que muestra cómo un
programa de meditación y yoga elaborado por su centro ayuda a soldados con estrés
postraumático y a niños con ansiedad. Los tres pueden verse en Netflix.

¿Por qué tan importante es el concepto de neuroplasticidad?

Es posible que sea la idea más significativa salida de las neurociencias. Nuestros cerebros
están constantemente siendo formados con, o sin querer, la mayor parte del tiempo
involuntariamente, afectados por lo que nos rodea. Pero normalmente no tomamos el
control intencional de nuestras propias mentes y cerebros. Y el trabajo en neuroplasticidad
nos está invitando a adaptar posturas más intencionales y permitiendo dar forma a nuestro
cerebro de maneras que sean más beneficiosas.

Una de las maneras que usted propone es la meditación o el mindfulness. ¿Por qué se
ha popularizado tanto en estos últimos años?

En parte por el aumento de evidencia científica que muestra su eficacia para mejorar la
atención, en modular nuestras emociones, en regularlas mejor, y en ciertos indicadores de
salud, particularmente en reducción de estrés y de procesos inflamatorios.

Para aprender hay diferentes caminos. Tradiciones orientales o de la sicología


contemporánea. ¿Qué recomienda?

No creo que sea posible recomendar un enfoque para todos, y creo que cualquiera que diga
eso no está atendiendo a la evidencia que indica claramente que diferentes tradiciones y
prácticas sirven para diferentes tipos de personas. Creo que es algo que los individuos
deben explorar por sí mismos. Sí le recomendaría a la gente que empiece, de manera muy
gradual, practicando algunos minutos al día para construir un hábito en vez de fijarse un
objetivo poco realista.

Ha estudiado el impacto de la meditación en niños, como se ve en el documental Free


the Mind. ¿Qué tiene de particular a esa edad?

Comenzamos a investigar las aplicaciones de este tipo de método en niños a partir de los
cuatro años de edad y, obviamente, la forma en que a un niño se le enseñan estas prácticas
es muy diferente a la de un adulto. Y la investigación científica en esta área está realmente
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en las primeras etapas. Pero hay una creciente evidencia que indica que los niños pueden
aprender simples prácticas de mindfulness, así como simples prácticas de bondad de una
manera que cambia el comportamiento y promueve bienestar. También creemos que,
particularmente a la luz de pruebas neurocientíficas que sugieren que hay períodos
sensibles en el desarrollo del niño donde el cerebro es especialmente plástico, es muy
importante investigar y refinar las estrategias con niños.

Hoy hay mindfulness para todo, para el trabajo, la alimentación, etcétera. Da la


sensación de un sobreuso del concepto. ¿Está de acuerdo?

Sí. Me preocupa y creo que es una preocupación legítima. Estamos viendo la palabra
mindfulness aplicada a todo tipo de cosas y creo que la forma original en que el
mindfulness es entendido en la tradición contemplativa prácticamente se ha perdido en esta
utilización generalizada que hoy tiene en Occidente. Muchas intervenciones basadas en
mindfulness están siendo promovidas con muy poca o nada de evidencia respecto a su
eficacia. Aspiro a que las personas miren los hallazgos científicos rigurosos para ayudarse a
navegar en este paisaje y escoger las alternativas más sólidas.

¿Qué le parecen las apps para aprender a meditar?

No hay un una sola app de mindfulness de la que esté al tanto que tenga evidencia que
pueda demostrar su eficacia. Cero. Así que aunque algunas personas pueden encontrar útil
alguna, no hay en absoluto evidencia de que sean beneficiosas en este momento.

¿Y qué piensa de las hechas por profesores muy conocidos? Están las de Joseph
Goldstein (10% Happier) o Judson Brewer (Eat Right Now), por ejemplo.

Las creadas por profesores muy destacados a quien personalmente conozco, y creo que son
maravillosos profesores, probablemente sean muy útiles para las personas. Pero
simplemente todavía no tenemos evidencia que indique que son efectivas ni para quiénes.

Hoy en día hay muchos centros universitarios que estudian la mente. ¿Qué distingue
al que dirige el Center for Healthy Minds?

Tenemos la misión de cultivar el bienestar y aliviar el sufrimiento a través de la


comprensión científica de la mente, y usamos técnicas de vanguardia en neurociencias,
ciencias biológicas y del comportamiento para hacerlo. Así que lo que nos distingue es la
amplia gama de ciencias en las que nos basamos y la combinación de investigación básica y
aplicada. Además, tenemos el compromiso de llevar a la sociedad lo que aprendemos y nos
asociamos para ello con otras organizaciones que quieren ayudar a entender que el
bienestar puede ser cultivado.

Hoy se habla mucho del concepto de flow y de cómo quienes practican actividades
inmersos en el presente, como ciertos deportes, reportan mayores índices de felicidad.
¿Qué le parece?

Flow es un concepto que fue propuesto por el sicólogo Mihaly Csikszentmihalyi y obedece
a estados mentales en los que la habilidad de una persona está bien unida con los desafíos
de una situación, y tiene total atención en lo que está haciendo y la experiencia es muy
placentera. Csikszentmihalyi ha estudiado, por ejemplo, escaladores de roca. Cuando los
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escaladores están en estado de flow, se encuentran prestando total atención a lo que hacen.
Y por lo tanto ciertamente pensamos que esto es una investigación muy interesante e
importante. Nuestro punto de vista es que en los trabajos hechos con el flow se centran
mucho en los factores ambientales específicos que pueden producir este estado, como
deportes. Sin embargo, nosotros creemos que es posible cultivar flow 24/7, que no depende
de factores ambientales, que puedes entrenar la mente para que esté en ese estado todo el
tiempo. Una de las cosas sobre el flow que muestra la investigación es que tan pronto como
el escalador de roca termina de escalar, vuelve a su estado normal. Bueno, no estamos
interesados en estos cambios de estados, sino en cambios de rasgos, que son los duraderos.
El bienestar en su verdadera forma es una cualidad persistente. No depende de la
participación en actividades específicas ni la adquisición de posesiones materiales
determinadas. Todos tenemos esta capacidad intrínseca en nuestras mentes y si la
entrenamos de manera correcta puede expresar esas cualidades todo el tiempo.

En algunos meses más edita un nuevo libro, coescrito con Daniel Goleman. ¿Qué
puede adelantarnos?

Se llama Altered Traits (Alterar rasgos) y examinamos los hallazgos de la investigación


sobre la meditación, específicamente atendiendo a la posibilidad de cambios duraderos. Ahí
es donde entra el término "rasgos". Estamos interesados en mostrar qué descubrimientos
indican que realmente podemos cambiar la mente de alguien, si esa persona lo desea, de
una manera que es más permanente.

Conoció bien al neurobiólogo chileno Francisco Varela. ¿Cómo lo recuerda?

Fui amigo muy cercano y colega de Francisco. Y Francisco fue un gran neurocientífico y
también un contemplativo. Hizo una contribución seminal a este campo. Él realmente fue
quien lo inició y estamos en gran deuda con él y su trabajo. Fue un visionario porque
anticipó la importancia de la neurociencia para el campo contemplativo antes que nadie.
Fue una gran influencia y realmente monumental. Su partida prematura es una tremenda
pérdida para este campo.

Varela era budista. ¿También lo es usted? ¿Es compatible con ser científico, dado que
creen en la reencarnación o que Buda es omnisciente?

Es una pregunta muy complicada y no puedo contestarla rápido. Sí puedo decir que una de
las razones por las que los científicos se sienten atraídos por el budismo es porque no es
una tradición teísta. No hay ningún Dios en la tradición. El Dalai Lama escribió un libro
sobre ciencia y espiritualidad y al principio dice que si hay algún principio del budismo que
sea directamente contradicho por algún dato científico está dispuesto a renunciar a él.
Tomaré la misma postura.

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