Actividad Historia Antigua

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Vidal-Naquet: Ensayos de historiografía.

La historiografía griega bajo el imperio


romano: Flavio Arriano y Flavio Josefo; Alianza editorial.

Las fronteras de los bárbaros en Arriano

En la Anábasis, Arriano dice que “no hay nadie, ni entre los griegos ni entre los
bárbaros” que haya realizado hazañas similares a las de Alejandro. Poco después, al
presentarse como autor, afirma que sus obras han sido su patria, su familia y sus
magistraturas. Su actividad militar, que incluyó el uso del latín, y especialmente su
reputación literaria, su lugar como filósofo, como Moysikos anèr, confluyen en la Roma
que inicia la era de los Antoninos, una época, la de la segunda sofística, en la que una
carrera literaria en griego (ático) y en latín podía franquear el paso hacia el consulado.
Los intelectuales griegos del siglo II, “orgánicos”, al decir de Vidal-Naquet, hacen
continuar la historia política griega de Atenas y Esparta en un presente estético 1, que
confluye con la institución romana, mediante una cesura que lleva la historia de la
ciudad griega de Alejandro a la Roma Imperial. El propio Arriano encarna este ideal,
esta “curiosa mezcla”. No parece apesadumbrado por la conquista romana, cita Vidal-
Naquet a Tonnet, por el contrario, se supone por su Historia de Bitinia que se centraba
en el proceso de integración de las comunidades otrora bárbaras, bébrices, tracios y
bitinios, “en el conjunto más amplio y civilizado del helenismo” (Vidal-Naquet, s.d.;
28).
Vidal Naquet hace referencia a Luciano, quien pregunta “¿dónde está la
hyperoria?”. Pues está más allá del Éufrates. Entonces..., Atenas tiene por fronteras los
límites del imperio Romano.

Las lecturas modernas y los nuevos bárbaros

Vidal Naquet nos invita a jugar al juego de los relatos que son fuente acerca de lo
real, y también de lo imaginario, de las representaciones que evolucionan con los siglos

1
Sin embargo, para algunos romanos se trata de un auténtico ”presente griego”. Por ejemplo, Dión de
Prusa comenta su desprecio por esas prácticas intelectuales que llama “pecados griegos” (Vidal-Naquet;
s.d.; 65). Ocasión de recordar a Virgilio: “Timeo danaos et dona ferentes”
(V-N; 49). “No hay historia que no lleve una dimensión patriótica”, completa (V-N;
79).
En Alemania, Droysen (1808-1884) realiza una Historia de Alejandro Magno
(1833), donde comenta la obra francesa del barón de Sainte-Croix, el Examen critique
des anciens historiens d’Alexandre le Grand (1775).

Sainte Croix realiza como mayor aporte un relevamiento de los historiadores de


Alejandro a través de las épocas, lo que permite ver la imagen de Alejandro en los
distintos contextos en los que se lo ha interpretado. Su limitación, según Vidal-Naquet,
ha sido la de ir tras los acontecimientos de la historia de Alejandro, pero sin agruparlos
en las unidades que producen una cesura en la historia.
Droysen hará de Alejandro el lugar de una síntesis (hegeliana) entre Oriente y
Occidente, entre macedonios y persas, ni vencedores ni vencidos. En un sentido similar,
Eratóstenes (finales del siglo -III) criticaba a quienes dividen a la humanidad en
griegos y bárbaros. Estrabón, contemporáneo de Augusto replica que el sentido político
se halla entre los griegos; no puede ser asunto de bárbaros.
El historiador inglés W. Tarn retomará la idea de Droysen en 1933 basándose en
el relato de la Anabasis de Arriano de un banquete público que celebró Alejandro para
lograr la homonoia entre persas y macedonios. Pero para Vidal-Naquet no hay
similitud, sino jerarquía entre macedonios, persas y otros pueblos.
El concepto de Droysen de civilización mixta ha sido fecundo para los
historiadores de las “burguesías conquistadoras” decimonónicas. A fines del siglo XX,
en cambio, “nuestros historiadores helenistas” no nos hablan de fusión cultural, sino de
“peligrosa coexistencia” de diferentes culturas. Es una rémora de la descolonización,
concluye Vidal-Naquet.

Alfredo Siedl, 24 de septiembre 2008-09-24

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