Teoria Tiempo Ockham

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LA TEORIA DEL TIEMPO EN OCICHAM Y LA, AUTENTICIDAD DE

LA SUMMULAE IN LIBROS PHYSICORUM

Continuamos con este artículo nuestro estudio sobre la Sumsnulaie in libras


Physicorum,1 obra precariamente atribuida a Guillermo de Ockham. Y habién-
donos referido ya en general al problema de su autoría;2 y en especial a varios
de sus temas: concepto de ciencia, noción de causa y principio, teoría del
movimiento, iniciamos ahora una indagación sobre el concepto de tiempo según
aparece expuesto en su cuarta sección (cap. 147), procurando compararla con
otras obras que le son atribuidas indubitablemente.3
Al igual que Aristóteles, inicia Ockham su exposición afirmando que no
se propone dar razón de la existencia del tiempo sino reflexionar sobre su
naturaleza
`puesto que para el Filósofo el tiempo es movimiento o algo del movi-
miento conviene investigar: qué es, qué realidades lo componen, y de
qué modo se relaciona con el alma".4

El estudio filosófico de este concepto está estrictamente conectado con el trata--


miento del movimiento según un procedimiento constante inspirado en el Esta-
girita que resultaba común a todos los pensadores de los siglos XIII y XIV. En
efecto, Ockham afirma, contraponiéndose a Escoto,5 que el movimiento no es
una realidad absoluta, distinta del sujeto que cambia. Pues para que exista
movimiento
"basta con que un móvil continuamente y sin interrupción de tiempo ni
reposo, vaya adquiriendo algo de manera sucesiva; o bien lo pierda
de un modo semejante".6

Concomitantemente, Ockham admite la identificación real del tiempo con los


distintos móviles existentes?

1 OcKHAM, Philosophia Naturalis vel Summulae in libros Physicorum, Roma, 1837,


según microfilm de Bca. Vaticana; por comodidad citamos en adelante como Summ.
2 0. L. LARRE-j. E. BorzAN, El problema epistemológico en Ockham y la autenti-
cidad de su Philosophia, Natturalis", Anuario Filosófico, 1980, XIII, 67 y ss.
3 Cf. O. L. LABRE-J. E. BOLZAN, "El problema del movimiento en la Philosophia
Naturalis atribuida a Ockham", Anuario Filosófico, 1982, XV, 177 y ss.; ID, "La teoría de
la materia según la Philosophia Naturalis atribuida a Guillermo de Ockham, Anuario Filo-
sófico, 1983, XVI, 2, 141 y ss., entre otros.
4 OCICHAM, Sutntrn., IV cap. 1, fol. 85, col. b.
• JOANNIS DuNs SCOTI Quaestiones quodlibetales, Q. XI: "Utrum Deus possit facere
quod, manente corpore et oco, corpus non habeat ubi sive esse in loco" según edición
bilin .. 8 de F. Alienes, en obras del Doctor Subtil Juan Duns Escoto, t. Ir: Quaestiones
Qu ibetales, Madrid, BAC 1968.
• OCICHAM, SUS/2M., III, cap. 5, fol. 53, col. b.
7 OCICHAlf, Suman., IV cap. 2, fol. 186, col. b.

SAPIENTIA, 1990, Vol: .XLV


40 L. LAanz - J. E. BoLzábr

Cifiéndonos a la propuesta de Ockham, circunscribiremos nuestro análisis


al desarrollo de los siguientes aspectos:
1) el dictamen de la experiencia: la relación tiempo-movimiento;
2) la identidad del tiempo con las res absolutae;
3) la reducción del tiempo al primer movimiento;
4) la relación tiempo-conciencia.

1. El dictamen de la experiencia: la relación tiempo-movimiento

El Estagirita centró su análisis sobre el tiempo en la experiencia que revela


su interrelación con el movimiento. Desde esta perspectiva la primera certeza
que obtiene es de orden negativo pues confirma que el tiempo no es movimien-
to, valiéndose para ello de dos argumentaciones:
1) primeramente, es necesario observar que el movimiento y el cambio
son en el móvil o en la realidad que cambia, mientras que el tiempo es
el mismo en todas partes y en todas las cosas (218 b 10-13).
2) Por otra parte, el cambio puede ser más rápido o más lento, pero no el
tiempo; por consiguiente ambas realidades se distinguen (218 b 13-18).
Pues aun cuando se hable de que ha transcurrido mucho o poco tiempo,
es evidente que no se pretende afirmar su velocidad o lentitud (22a b 1).
La reelaboración del problema por parte de Ockham da nueva respuesta
a estos planteos:
1. "Cuando el Filósofo afirma que el tiempo existe simultáneamente
en todas partes, etc., no sostiene que realmente exista en todas las
cosas conforme al modo con el cual existe el movimiento local en
un cuerpo que se desplaza, sino que mediante la proposición: 'el
tiempo está en todas partes y en todas las cosas' sólo procura afirmar
esta otra : 'el timepo es aquello por lo cual todas y cualesquiera de
las cosas resultan mensurables en la duración de sus movimientos y
reposos; o al menos, tienen la posibilidad de ser mensuradas' ".-8
2. El segundo argumento de Aristóteles también es revisado por el maes-
tro de Oxford para quien el tiempo y el movimiento se identifican en
la realidad difiriendo sólo conceptualmente. Por consiguiente, bien
puede afirmarse: 'el movimiento es tiempo'; 9 y, por tanto, al igual
que el movimiento puede acelerarse, concepto este en verdad sor-
prendente que admiraría con inusitado interés cualquier físico relati-
vista. En efecto, ante el problema: ¿puede el tiempo devenir más rápido
o más lento?, Ockham responde primero negativamente." Sin embargo,
.desde la perspectiva de una rigurosa objetividad conceptual y lingüística
"y conforme a los principios del Filósofo puede concederse que el tiempo
es rápido porque es un movimiento veloci

8 OCKHAM, Suman., IV, cap. 11, fol. 96, col. b.


9 OCXHAM, Summ., IV, cap. 6, fol. 90, col. a. -
10 OCKHA.111, SUMM., IV, cap. 11, fol. 96, col. 6.
11 ()mamo; Stumm, ib.
LA TEORÍA DEL TIEMPO EN OCKHAM 41

Sin embargo, mientras que en la Summulae Ockham afirma que las nocio-
nes de movimiento y de tiempo no son sinónimas;12 en la Expositio in Phy-
sicorum 13 retorna el tema de la proximidad de estas nociones basándose en el
Comentario 88 de Averroes,14 y concluyendo al caso que ambas realidades sólo
existen acabada y perfectamente a partir de la actividad de la conciencia. Muy
semejante es el punto de análisis de las Quaestiones en libros Physicorutm:
Ock-ham se pregunta aquí en qué sentido se dicen "ente" el tiempo y el moyi-
miento, concluyendo que
"la proposición: 'el tiempo es' no ha de ser absolutamente concedida,
tal como acontece con estas otras: 'el hombre es' y `la blancura es' sino
que debe resolverse en otra proposición por cuanto designa que algo se
mueve y a partir de su movimiento [y por comparación con éll el alma
puede conocer cuánto se mueve un móvil".16

E inmediatamente procura especificar el estatuto ontológico del tiempo pregun-


tándose si es una realidad, compuesta por un ente de razón y un ente real.
Mas si se advierte —razona Ockham.— que lo compuesto en sentido propio
supone la existencia simultánea de algo material y algo formal que lo determine,
habrá de concluirse que el tiempo no es un compuesto de tales características.
El tiempo es una medida y como tal supone la comparación de dos movimientos
identificándose in re con el móvil, esto es: con la res abdoluta. Tal el aspecto
que inmediatamente describiremos.

2. La identidad tiempo-res absolutae

El tiempo —afirma Ockham— no se distingue realmente de la substancia o


de la cualidad; y, como a su vez, substancia y cualidad no se distinguen de las
realidades permanentes, habrá de concluirse que el tiempo tampoco se distingue
de ellas 17 Ockham describe la identificación real del tiempo con los móviles
analizando sensu contrario una doble posibilidad: considerar el tiempo como
substancia o como accidente. Habiendo descartado que el tiempo sea una reali-
dad en sí, cabe considerarlo en cuanto accidente:
"mas no es un accidente indivisible puesto que está en el cuerpo como
en su sujeto; por consiguiente, es divisible, y en consecuencia, extenso,
teniendo partes simultáneamente existentes"; 18

lo que, a su vez, es inadmisible dado su carácter de continuo sucesivo.


El mismo esquema es desarrollado en las Quaestiones pero de un modo
más completo. En efecto: si el tiempo fuese un accidente, ¿cuál sería su sujeto?
No lo es el móvil pues en ese caso se admitiría o bien que:

12 OCKHAM, Summ., ib.


13 OCKHAM, Expositio in libros Physicorum, IV, (t. 133), fol. 109, rb apud: A. GODDI7,
l'he Physics of Willia
m of Ockham, Brill, 1984,p. 410.
14 Aristotelis Opera cum Averrois Commentariis, Venezia, 1562, vol. IV, com. 88.
ls ocKHAm, Quaestiones in libros Physicorum, QQ. 39 y 40 apud: F. CoRvINo,
"Questioni inedite di Occam sul tempo", Riv. crit. St. Fil., 12, 1958, p. 46 y 48.
16 OcKHAM, Quaestiones in libros Physicorum, q. 50, apud F. CoRviNo, o.c., p. 47.
OCKHAM, Summ., IV, cap. 2, fol. 86, col. b.
OCKHAM, SUMM., ib.
42 á L. LA" - j. E. BoLzÁN

a) sólo una parte del tiempo está en el móvil,


b). o, contrariamente, que todas están presentes simultáneamente en él.
Mas no se da lo primero (a) por cuanto no hay mayor razón para que una
—y no otra— de las partes del tiempo esté presente en el móvil; ni tampoco lo
segundo (b) pues en ese caso coexistirían, simultáneamente todas sus partes
en un mismo sujeto.
Y si, contrariamente, el tiempo fuese una realidad substancial, sus partes
tendrían un orden determinado, y formarían un continuo. Mas lo que no es no
puede tener un orden positivo; y además las partes del tiempo pasadas y futu-
ras no pueden continuarse en un ente positivo ya que lo que nada es no puede
constituir un ente ni devenir algo uno.
Ockham considera que su doctrina sobre la identificación tiempo-res abso-
luta se ajusta adecuadamente al pensamiento del Estagirita19 Pues si el tiempo
se relaciona con el movimiento, y éste, a su vez con la extensión se puede
operar una reducción del tiempo a la extensión; reducción que no es accidental
sino que corresponde a su misma esencia. La extensión es, pues, un elemento
constitutivo de la definición de tiempo, en tanto lo anterior-posterior son origi-
nariamente en el lugar, designando estrictamente la posición. El tiempo resulta,
entonces, de una ordenación sucesiva de estados o lugares realmente ocupados
por el móvil.20
Y puesto que no significa una realidad distinta de las entidades permanen-
tes no puede ser expresado mediante una definición esencial (quid rei). sino nomi-
nal (quid nominis) en tanto designa, por un lado, el alma que numera lo ante-
rior-posterior del movimiento y, por otro, algo que continua y uniformemente
se mueve de modo velocísimo.*

3. La identidad tiempo-primer movimiento

Ockham adoptó la doctrina astronómica de Aristóteles y conforme a ella


procuró analizar el problema de la reductibilidad del tiempo al primer movi-
miento. Siendo el tiempo la medida de la duración de los diversos movimientos,
resulta claro que tal medida debe ser realizada en concreto:
"el tiempo de un movimiento es la numeración de su duración, pero el
tiempo no puede corresponder a cualquier movimiento".22
Debe escogerse, por tanto, un movimiento que sirva de medida respecto de
los otros, y para realizar tal selección deben fijarse criterios generales: el tiem-
po se mide tomando un movimiento determinado que tenga una duración preci-
sa y regular:
"resulta evidente a partir do lo ya dicho cuál de los movimientos es
tiempo: el primer movimiento del primer móvil movido uniformemente
y de manera muy veloz" .23

19 ARISTÓTELES, Physica, II, 219 b 3. cf. OCKHAM, Summ., IV, cap. 3, fol. 87 b.
20 OCKHAM, Summ., IV, cap. 5, fol. 89, col. b.
21 OcK.H.Am, Summ., ib.
22 OcKHAm, Summ., IV, cap. 7, fol. 90, col. b.
23 OCKHAM, SUMM., ib.
LA TEORÍA DEL TIEMPO EN OCKHAM 43

Ahora bien, de todas las especies de movimiento el máximamente uniforme


y regular es el movimiento circular, siendo el más perfecto el de la primera
esfera. Y mediante el movimiento del primer móvil
"el intelecto puede conocer el movimiento del Sol y de los otros pla-
netas, por lo tanto, el tiempo es una afección del primer movimiento
como lo numerable lo es de una vara y la capacidad de reir lo es del
hombre".24

También en la Reportatio Ockham argumenta en favor de la identidad tiempo-


movimiento primero, mas aplicando en este caso el principio de economía:
"es suficiente el primer movimiento para dar razón del tiempo, pues
no existe ninguna otra realidad en el género de los sucesivos que pueda
ser medida de todo lo demás; ( ) por lo tanto, en vano se postula
algo distinto del primer movimiento"»

Esta identificación corresponde al concepto de tiempo tomado en sentido


estricto:
"el tiempo no es algo distinto del primer móvil puesto que a través de
él y sólo por él conocemos cuánto duran, se mueven o reposan las
realidades temporales".28

Existen asimismo otras nociones impropias de tiempo que se fundan en movi-


mientos sublunares,Z o en juicios de experiencia 28 En la Reportatio se agrega
que el tiempo
"...conforme a un tercer sentido, está referido a un movimiento ima-
ginario"; 2a

alusión que también aparece en las Quaestiones,30 pero no en la Summtdae 31


obra probablemente realizada en un momento político mucho más difícil para
Ockham.

4. La relación tiempo-conciencia

El movimiento no tiene un ser fijo en las cosas; y en su totalidad es concebi-


do por el alma que compara la posición anterior del móvil con la posición poste-
rior. Análogamente, el tiempo como totalidad es concebido en virtud de una
operación ordenadora del alma que numera lo anterior y lo posterior, Es ésta
la razón por la cual el Filósofo dice que el tiempo sin el alma es un ser "de
alguna manera", es decir, de una manera imperfecta.

24 OCKHAM, Summ., ib. Hemos traducido el término latino passio por "afección" que
en modo alguno debe ser entendido como "accidente". En efecto, passio es un término
técnico que supone predicación per se de un segundo modo.
25 OcKaAavi, Reportatio, II, q. 10, p. 197.
OciarAiss, Summ., TV, cap. 7, fol. 90, col. b.
27 OCKHAM, Suman., IV, cap. 7, fol. 90, col. a-b.
28 OCKHAM, Suman., ib.
29 OCKHAM, Reportaba, II, ck. 10, p. 197.
30 OCKHAM, Quaestiones in libros Physicorum, q. 48, apud F. CORVINO, 0.C., p. 42.
OCKHAM, Sumir., IV, cap. 7, fol. 90, col. b.
44 Ore L LARBE- J. E. BouJor

En la Surrunuicte Ockrnan analiza la relación tiempo-intelecto al considerar


el problema de su realidad o idealidad:
"en virtud de lo ya afirmado resulta evidente de qué modo el tiempo
existe. Pues es evidente que el tiempo no es un compuesto de partes
pasadas y futuras ( ) en tanto es imposible que algo real se com-
ponga verdadera y efectivamente de partes no-existentes".32

El recurso al análisis lingüístico es utilizado en este caso para dar razón de los
hechos pues
'esta proposición breve: 'el tiempo existe' debe exponerse a través de
esta otra más larga: 'un móvil se mueve uniformemente y el intelecto,
al considerar que primero está en un lugar y luego en otro, determina
cuánto tiempo duran, se mueven o reposan las restantes realidades".33

Asimismo en el capítulo 16 de la referida Summulale Ockham plantea expresa-


mente el problema concluyendo al caso:

"es evidente a partir de lo expuesto que en la definición de tiempo


debe incluirse el alma o, mejor, una relación con el alma puesto que
en ella se menciona el concepto de medida que supone siempre y en
todo caso una concienciaque determina una cantidad desconocida" 34

Habida cuenta de ello, el alma deberá resultar incluida en la definición nominal


del - tiempo; y de este modo resulta la definición: "el tiempo es aquello por lo
cual la conciencia mide según el antes y el después conociendo así cuánto duran,
se mueven o reposan las restantes realidades".35 Ockham no alude en esta
ocasión a movimiento paradigmático alguno, mientras que en la Quaestiones se
refiere estrictamente al movimiento del primer Cielo:
"el término tiempo significa el primer movimiento del cielo ( ), y
cosignifica el alma y el acto por el cual ésta numera lo anterior y pos-.
tenorde aquel movimiento".36

Mas la inclusión de la conciencia en la definición puede entenderse con-


forme a una doble modalidad: actual o potencial:
"en primer término, el tiempo es aquello a través de lo cual el alma
mide las otras realidades; y de un segundo modo, significa aquello por
lo cual el alma puede medir las cosas, aunque de hecho no las mida".37

Si se describe el tiempo conforme al primer sentido deberá afirmarse que el


primer movimiento es tiempo sólo cuando el alma mide actualmente a través
de él otra cosa36 Si se lo entendiese, en cambio, conforme al segundo sentido,
"debe responderse que el movimiento primero es tiempo aún cuando
el alma no lo numere"»

32 OcKHANI, Summ., IV, cap. 5, fol. 819, col. b.


33 OCKHAM, Summ. ib.
34 OCKHAM, SUM., IV, cap. 16, fol. 101, col. b.
35 OCKHAM, Summ., ib.
36 OcKHAm, Quaestiones in libros Physicorum, q. 47 apud F. CORVINO, 0.C., p. 61
37 OCKHAM, Summ., IV, Cap: 16, fol. 102, col. a.
38 OCKHAM, SUMM., ib.
39 OCKHAM, Summ., ib.
TEORiA DEL TIEMPO EN Opnium 45

La respuesta indica una concesión, sin duda, a la doctrina tradicional, concesión


que Ockham abandona en otros pasajes de la Summulae donde establece un
perfil más adecuado de la actividad del sujeto:
"es evidente, a partir de lo expuesto, que en la definición de tiempo
debe incluirse el alma o, mejor, una relación con el alma puesto que
en ella se habla de medida".40

Y así concluye seguidamente:


«el Filósofo afirma que el tiempo es un ente de razón cuyo ser existe
de manera completa en virtud del alma, entendiendo por esto que el
movimiento exterior no sería tiempo sin ella"; 41

exponiéndose sucintamente que "el movimiento primero, uniforme, regular y


velocísimo no podría ser número o medida sin el alma".42 Estas conclusiones son
aún más categóricas en las Quaestionds cuando enuncia los corolarios de la defi-
nición de tiempo propuesta: allí establece expresamente que el tiempo depende
más del alma que del movimiento.43
Un último aspecto nos queda por atender: Aristóteles había formulado de
una manera muy sugestiva en términos de número numerado y numerante, las
relaciones que ligan, por un lado, el movimiento y el tiempo; y, por otro, el
tiempe y el acto del espíritu o, más precisamente, el tiempo y la unidad del
número.
Ockham se detiene especialmente en la reflexión sobre el tiempo como
numerado o numerante. En efecto, en la Summulae establece que el tiempo es
un número numerado:
"el argumento del Filósofo del (libro) IV (de la Física) texto comen-
tado 101, concuerda con ello ( ) resultando entonces que el tiempo
es el número del movimiento según el antes y el después. De manera
que, a su través medimos los movimientos de las realidades sublunares
estableciendo un orden en el antes y el después de un movimiento
uniforme. Mas el número importa una doble significación: la del nú-
mero numerado y numerable; y también la del número numerante. Y
siendo éstos distintos, el tiempo ha de ser, ciertamente, el número nu-
merado y no el numerante".44

En efecto, el tiempo es el número numerado porque es parte de la realidad


numerada; y al definirlo de este modo "en vano se afirma algo distinto del movi-
miento".45 Mas esta conclusión pareciera contrariar los resultados del análisis
lingüístico formulado en la misma Sinninulaef:
" 'tiempo' es un término connotativo que significa directamente el mo-
vimiento e indirectamente el alma o acto del alma con el cual se conoce
lo anterior-posterior de aquel movimiento".48

Sin.embargo, otra es la doctrina en las Quaestiones donde reprueba definir el


tiempo como número numerado exclusivamente: el tiempo es una realidad com-
40 OCKHAM Summ., ib.
41 ocKnAisi, Summ., ib.
42 OCKHAM, Summ., IV, cap. 7, fol. 90, col. b.
43 OCKHAM, Summ., IV, cap. 11, fol. 95, col. a.
44 OCKHAM, Summ., IV, cap. 3, fol. 87, col. b.
OCKHAM, Summ., IV, cap. 4, fol. 89, col. b.
46 OCKHAM, Summ., IV, cap. 10, fol. 93, col. a.
46 OwA L. LARRE - J. E. BoLzÁN

pleja, un acto mediante el cual el hombre entiende que algo se mueve con un
movimiento continuo y uniforme advirtiendo que sus partes están primero en
un lugar y luego en otro;47 y aún más: declara aquí expresamente —según
ya lo hemos señalado— que la realidad del tiempo depende más del alma que
del movimiento.48
Tales conclusiones se oponen a la simplificada identidad tiempo-primer
movimiento:
"no todo movimiento es tiempo ni tampoco el movimiento es siempre
tiempo, pues el movimiento primero únicamente deviene tiempo cuando
el intelecto aprehende que el primer móvil primero está en un lugar y
luego en otro".49
Un problema se deriva de esta situación: si el tiempo sigue al movimiento
de un cuerpo celeste podrá concluirse que quien nunca haya tenido la posibili-
dad de percibir el movimiento del cielo, tampoco podrá percibir el tiempo.
Averroes analiza esta cuestión en su Comentario 98 de la Física sostenien-
do, de modo muy original, que percibimos el tiempo cuando tomamos con-
ciencia de nuestra pertenencia al horizonte de los seres cambiantes.50 Esta.
idea averroísta de la relación tiempo-ser cambiante abre la vía a una concep-
ción de la temporalidad entendida como el modo de ser propio de los entes
materiales que poseen la esencial capacidad de modificarse inaugurando, de
este modo, una perspectiva muy propia de la filosofía moderna.
Ockham prefiere secundar los desarrollos cosmológicos de la doctrina aris-
totélica sobre el tiempo permaneciendo fiel al Estagirita, y corrigiendo el
comentario de Averroes:
1, el tiempo puede ser percibido tanto por los sentidos cuanto por el
intelecto.51
2. percibimos el tiempo cuando percibimos nuestra coexistencia junto a
seres que continua y uniformemente se mueven.52
Un ciego de nacimiento no tiene necesidad de captar directamente el movimien-
to de la primera esfera sino que basta con que lo capte a través de un concepto
compuesto derivado de la confrontación de todos aquellos movimientos que
pudiera percibir. En efecto.,
"es posible aprehender algo de dos maneras: universal o particular-
mente; con un concepto simple o compuesto".53
Y de este modo aprehendemos con un concepto particular la noción implicada
por 'esta blancura' y, en cambio, universalmente la noción genérica de color.
Los conceptos particulares simples dependen de una percepción; mientras que
los compuestos se derivan de una pluralidad de percepciones. El ciego que per-
cibe movimientos exteriores puede afirmar su coexistencia con objetos móviles,

ocnum, Quaestiones in libros physicorum, Q. 47, apud F. CORVINO, 0.C., p. 53.


48 OCKIIAM, SUMM., IV, cap. 11, fol. 95, col. a.
49 OCKHAM, Summ., IV, cap. 11, fol. 95, col. a.
50 Cf. Aristotelis Opera cuna, Averrois..., vol. W, com. 98-132 y 133.
51 OCKHAM, Tractatus de Successivis, St. Bonaventure, 1944, p. 104.
ocKHAm, a.c., p. 104.
53 OCKHAM, 0.C., p. 104-5.
LA TEORÍA DEL TIEMPO EN OCKHAM 47

e imaginarse asimismo un movimiento rapidísimo, uniforme y continuo, formán-


dose un concepto compuesto y sin embargo propio del movimiento del primer

"quien percibe el movimiento puede percibir el tiempo ( ...) conforme


al siguiente proceso: un ciego percibiendo o imaginando un movimiento
puede deducir su coexistencia junto a un móvil que se desplaza uni-
formey continuamente.
De este modo aprehende esta proposición: 'coexisto con un móvil que
se desplaza uniforme continuamente; y al hacerlo aprehende con un
concepto compuesto algo que propiamente define al movimiento de la
primera esfera .54

La clásica doctrina averroista recibe aquí una clara interpretación cosmológica:


el hombre se percibe como ser cambiante cuando conoce el movimiento de la
primera esfera aunque sólo sea a través de un concepto compuesto.
El examen de esta doctrina le ha permitido a Miethke 55 afirmar que la
recurrencia al primer móvil para fundar el concepto de tiempo es absolutamente
innecesaria. Cuando Ockham afirma que un ciego puede tener un concepto
propio y compuesto de tiempo aún ignorando la evidencia de la proposición:
4'el cielo se mueve", pretende afirmar que un ciego puede representarse el
concepto de un movimiento uniforme y poder así un concepto compuesto sin
poder estar subjetivamente cierto de ello.
Mas recordemos que Ockham habla siempre en términos de contingencia
o de posibilidad afirmando que se puede formar un concepto de tiempo sin
aprehender el movimiento del primer móvil; pero tal concepto no es riguroso
ni se ha explicitado su fundamento último.
En efecto, el concepto propio de tiempo es aquel que lo relaciona con el
movimiento del primer móvil, aspecto este que nosotros hemos considerado
largamente al analizar los sentidos que puede admitir el término tiempo. En
el texto en cuestión Ockham quiere decir simplemente que los dos conceptos
no están estrechamente unidos al punto que no se puede dar el primero sin el
segundo. El concepto compuesto de movimiento que el ciego puede formarse
es el fruto de una abstracción; o sea: de la transformación de un concepto
de movimiento en otro que sólo corresponda a un movimiento regular y• uni-
forme. Este concepto no está en grado de generar en el ciego un juicio de
existencia; tal evidencia procedería
1. de la notirtia intuitiva, excluida al caso por cuanto se trata de un sujeto
que no ha podido ejercitar su vista;
2. o de una notitia abstractiva desarrollada a partir de la flotilla intuitiva.
Ahora bien, sabemos que el concepto compuesto propio del movimiento del
cielo no es una notitia abstractiva derivada de un concepto simple. En cuanto
concepto compuesto es el resultado de una abstracción en el sentido arriba,
descrito que consiste en adaptar un concepto recabado del movimiento imper-

54 OCKHAMI, Sumrn., IV, cap. 11, fol. 94, col. b.


55 J. MIETIIXE, "Ockham's Summulae in libros PhysicOrum eine nichtautentische
Schrift?", Archivum Franciscanum Historicum, 1967, 60, 75-8.
48 OLGA L. LABEz - J. E. BOLZÁN

fecto de manera que pueda expresar también un movimiento perfecto. En con-


secuencia, el concepto compuesto por su misma naturaleza coloca al ciego en
condiciones de dar el asentimiento pleno, a saber: de reconocer como evidente
esta proposición o juicio existencial: "coexisto con un cuerpo que se mueve
con un movimiento continuo y uniforme"; la cual ciertamente no le proporciona
la evidencia de este otro juicio existencial: "el cielo se mueve".

Conclusiones

Finalmente y a modo de conclusión en tomo al problema central que nos


ocupa —aquel de la autoría de la Summulae— proponemos las siguientes consi-
deraciones:
1. La Sumsnulae es la única exposición en la que se advierte un segui-
miento de los argumentos de Aristóteles: véase a modo de ejemplo el
análisis de la relación movimiento-tiempo. Tal actitud se conforma con
el objetivo expresado en el Proemio de la Sunenulae: exponer con toda
fidelidad la doctrina del Filósofo. Mas sus conclusiones desbordan el
marco aristotélico contrariándolo expresamente 5s
2. En la Summulae se han omitido parte de los argumentos desarrollados
en la Expositiom y en lasQuaestioneS 58 en lo concerniente a la identidad
tiempo-red absolutae.
3. Además, Ockham admite en la Summutae dos sentidos del término tiem-
po que dependen de su actual o. potencial numeración por parte del
sujeto. Ahora bien, si el tiempo es aquello en virtud de lo cual el alma
puede medir las cosas aunque de hecho no las mida, concluye que el
tiempo y el primer movimiento coinciden;55 aspecto este directamente
eludido en la Expositio y en las Quaestiones.
4. En la Summulae se define el tiempo como número numerado exclusiva-
mente 60 mientras que en las Quaestiones se lo describe como número
numerante.61-
5. Es dable advertir en la Summulae una tendencia a la objetivación del
concepto de tiempo: Ockham secunda los desarrollos cosmológicos aris-
totélicos descuidando el sentido ontológico del tiempo y conservando
solamente su realidad de medida.

OLGA L. LABRE - J. E. BOLZÁN

56 OCKHAM, Sumen., proemium, fol. 1, col. a.


5: Cfr. ninata 13.
58 Cfr. ninota 16.
69 Cfr. njnota 37.
60 Cfr. n,/nota 45.
61 Cfr. ninota 47.

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