Resumen 6

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RESUMEN 6

Inteligencia emocional
¿Qué es la Inteligencia Emocional?

La Inteligencia Emocional es uno de los conceptos clave para comprender el rumbo que ha
tomado la psicología en las últimas décadas.

De un modelo preocupado fundamentalmente en los trastornos mentales por un lado y por las
capacidades de razonamiento por el otro, se ha pasado a otro en el que se considera que las
emociones son algo intrínseco a nuestro comportamiento y actividad mental no patológica y
que, por consiguiente, son algo que debe ser estudiado para comprender cómo somos.

Así pues, la Inteligencia Emocional es un constructo que nos ayuda a entender de qué manera
podemos influir de un modo adaptativo e inteligente tanto sobre nuestras emociones como en
nuestra interpretación de los estados emocionales de los demás. Este aspecto de la dimensión
psicológicca

humana tiene un papel fundamental tanto en nuestra manera de socializar como en las
estrategias de adaptación al medio que seguimos.

Inteligencia Emocional: ¿en qué consiste?

Siempre hemos oído decir que el Cociente intelectual (IQ) es un buen indicador para saber si
una persona será exitosa en la vida. La puntuación del test de inteligencia, decían, podría
establecer una relación fuerte con el desempeño académico y el éxito profesional. Esto no es en
sí incorrecto, pero nos ofrece una imagen sesgada e incompleta de la realidad.

Las emociones juegan un papel vital en nuestro día a día.

Si pensamos detenidamente en la trascendencia de nuestras emociones en nuestra vida diaria


nos daremos cuenta rápidamente que son muchas las ocasiones en que éstas influyen
decisivamente en nuestra vida, aunque no nos demos cuenta. Podríamos plantearnos:

(1) ¿Compré mi coche haciendo cálculos sobre la rentabilidad y los comparé con otros
modelos y marcas?

(2) ¿Elegí a mi pareja porque era objetivamente la mejor opción?

(3) ¿Es mi empleo el que me ofrece el mejor salario? Gran parte de nuestras decisiones son
influenciadas en mayor o menor grado por las emociones.

Elementos de la Inteligencia Emocional

El gran teórico de la Inteligencia Emocional, el psicólogo

estadounidense Daniel Goleman, señala que los principales componentes que integran la
Inteligencia Emocional son los siguientes:

1. Autoconocimiento emocional (o autoconciencia emocional)

2. Autocontrol emocional (o autorregulación)


3. Automotivación

4. Reconocimiento de emociones en los demás (o empatía)

5. Relaciones interpersonales (o habilidades sociales)

¿Por qué las empresas necesitan este tipo de inteligencia?

Hoy en día son muchas las corporaciones que invierten grandes sumas de dinero en formar a
sus empleados en Inteligencia Emocional. La razón de esta apuesta estriba en que las empresas
se han dado cuenta de que una de las claves del éxito comercial y de la venta de sus productos
radica en el grado en que sus trabajadores son capaces de reconocer y controlar sus emociones,
así como las de sus clientes.

Empleados con IE, los más demandados

Cabe resaltar que en el proceso de selección de personal de las empresas la tendencia va


enfocada a poner al candidato en situaciones de fuerte estrés o incomodidad para así poder
examinar su reacción y su capacidad para lidiar con sus emociones.

Inteligencia emocional y su importancia en el proceso de enseñanza-


aprendizaje
Los procesos de aprendizaje son procesos extremadamente complejos en razón de ser el
resultado de múltiples causas que se articulan en un solo producto. Sin embargo, estas causas
son fundamentalmente de dos órdenes: cognitivo y emocional. A pesar de esto, el modelo
educativo imperante, en general tiende a ignorar o minimizar los aspectos emocionales y en la
medida que el educando asciende dentro del mismo, éstos son cada vez menos tomados en
cuenta. Sin embargo como resultado de la revolución educativa generada a partir del
surgimiento del constructivismo y el impacto de la teoría de las inteligencias múltiples, se ha
abierto un nuevo debate en pedagogía que incluye el papel de las emociones como uno de los
aspectos fundamentales a ser considerados en la formación integral del educando.

Como es propio en las ciencias sociales, definir constructos teóricos con los cuales trabajar no
es tarea fácil, y las emociones no escapan a este dilema. Nadie pone en duda que todos los seres
humanos experimentamos su existencia, aunque no siempre podemos controlar sus efectos, de
ahí la importancia de considerar a la educación emocional como un aspecto tan importante en
la formación del individuo como lo es la educación académica, por constituir ambas un todo tan
íntimamente ligada una a la otra, que es impensable considerar la posibilidad de desarrollar
cualquiera de estos aspectos por separado.

Las emociones

Definir qué son las emociones, es extremadamente difícil y complicado, dado que son
fenómenos de origen multicausal. Estas se asocian a reacciones afectivas de aparición repentina,
de gran intensidad, de carácter transitorio y acompañadas de cambios somáticos ostensibles,
las cuales se presentan siempre como respuesta a una situación de emergencia o ante estímulos
de carácter sorpresivo o de gran intensidad, las mismas se vinculan con las necesidades
biológicas y bajo el control de las formaciones, lo que hace que se presenten de diversas formas
y cumplan funciones determinadas generando distintas.
Las emociones predisponen a los individuos a una respuesta organizada en calidad de valoración
primaria, esta respuesta puede llegar a ser controlada como producto de una educación
emocional, lo que significa poder ejercer control sobre la conducta que se manifiesta, pero no
sobre la emoción en sí misma, puesto que las emociones son involuntarias, en tanto las
conductas son el producto de las decisiones tomadas por el individuo.

La inteligencia emocional

Cuando a finales de los años 80, Howard Gardner publicó Frames of Mind en 1983 y
posteriormente Inteligencias Múltiples, La Teoría en la Práctica, planteando la existencia de
diferentes inteligencias, incluyendo entre estas las inteligencias intrapersonal e interpersonal,
abrió un espacio fundamental en la reconceptualización de la educación, y aunque no era esta
su intención, esto llevó a tener que reconsiderar el papel que las emociones juegan en ella. Sin
embargo, fue Daniel Goleman, quien frente al anquilosado sistema educativo heredado desde
la ilustración y determinado por el conductismo, popularizó por medio de su libro, la Inteligencia
Emocional (IE), las ideas audaces e innovadoras que Peter Salovey y John Mayer habían
propuesto desde 1990, las cuales venían a cubrir los espacios vacíos dejados por el
constructivismo y el construccionismo como propuestas cognitivistas opuestas al conductismo.

Peter Salovey y John Mayer en 1990, plantearon que la IE consistía en la capacidad que posee y
desarrolla la persona para supervisar tanto sus sentimientos y emociones, como los de los
demás, lo que le permite discriminar y utilizar esta información para orientar su acción y
pensamiento. Esta propuesta Universidad de Costa Rica, Facultad de Educación vino a cuestionar
los modelos educativos que hasta finales del siglo XX insistieron en la construcción de una
educación que privilegiaba los aspectos intelectuales y académicos, considerando que los
aspectos emocionales y sociales correspondían al plano privado de los individuos.
Posteriormente Salovey y Mayer en 1997 reformularon su definición anterior para proponer que
la IE conlleva la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emociones, así como el
poder acceder y/o generar sentimientos cuando estos facilitan el pensamiento, lo que posibilita
conocer comprender y regular las emociones, lo que promueve el crecimiento emocional e
intelectual, planteándose la posibilidad de su educación.

De esta manera se inició un ardua lucha por combatir el carácter "anti- emocional” del modelo
de escuela que imperó hasta antes del siglo XXI, en el cual las emociones fueron formalmente
suprimidas con la finalidad de facilitar controlar el tiempo, la mente, el cuerpo y, sobre todo, las
emociones de los y las educandos, aduciendo que entre la razón y la emoción existía un universo
de distancia constituyéndolas en opuestos dentro de la existencia humana.

El planteamiento de que las emociones están ligadas a factores subjetivos refleja que no se ha
tomado en cuenta que éstas incluyen una evaluación de las implicaciones que la situación o
evento tiene para el organismo que le permite efectuar una valoración de la situación en la que
entran en juego las diferencias

individuales, las cuales pueden estar sujetas a un procesamiento controlado o voluntario de la


información, que orienta la toma de decisiones partiendo de un chequeo de atribución causa-
efecto, discrepancia entre lo ocurrido y lo esperado, la facilitación de metas, la urgencia de
responder ante el evento que está siendo valorado, interviniendo en todos estos aspectos la
memoria, la motivación y el razonamiento, lo que revela que la toma de decisiones está más
afectada por el carácter emocional que racional.
De esta manera, la persona otorga una significación a un evento, por medio de sus emociones,
es decir, la emoción es un recurso por el cual, el individuo procura expresar el significado que le
otorga a un estímulo aceptado, lo que implica que las emociones remiten a lo que significan, y
en su caso incluyen el significado que se le da a la totalidad de las relaciones de la realidad
humana, a las relaciones con las demás personas y con el mundo.

La educación de la afectividad y las emociones, debe ser considerada como una condición
primaria para el despliegue de la personalidad, por cuanto constituye parte de un proceso
continuo y permanente para lograr el desenvolvimiento de las competencias emocionales como
elementos fundamentales, para lograr el desarrollo integral de la persona, posibilitándole al
individuo capacitarse para mejorar su calidad de vida, su capacidad de comunicación, aprender
a resolver conflictos, tomar decisiones, planificar su vida, elevar su autoestima, incrementar su
capacidad de flujo, y sobre todo, desarrollar una actitud positiva ante la vida.

En el mundo actual, caracterizado por el dominio de las Tecnologías de la Comunicación y la


Información (TIC), donde las posibilidades de comunicación entre las personas han crecido
vertiginosamente, afectando irremediablemente todos los órdenes y niveles de la vida de las
personas, incluyendo los aspectos cognitivos y emocionales, también han crecido los
comportamientos que rayan en lo patológico, como lo son la ansiedad, la depresión, la disciplina,
la violencia, los trastornos de la alimentación, etc., los cuales se manifiestan como componentes
de un analfabetismo emocional evidencian que tal analfabetismo tiene efectos muy negativos
en las personas y la sociedad.

El modelo educativo que considere la educación emocional como una de sus partes deberá
percibir al sujeto desde una perspectiva integral, donde su mente y su cuerpo se articulan para
capturar el mundo externo e interpretar el interno. De esta manera, la articulación de
conocimientos y emociones, se haría con el fin de procurar que los individuos sean capaces de
generar pensamientos que permitan interpretaciones y juicios de valor, como manifestaciones
de su consciencia, definiendo sus patrones de conducta (valores), de manera tal que sus
emociones se constituyan en los elementos movilizadores que establezcan las acciones a tomar,
permitiendo identificar sus intenciones racionales y mantener su voluntad en razón del alcance
de sus propósitos, dentro de los marcos de posibilidades que permitan el desempeño y la
conducta, que determinan las posiciones que los individuos asumen con respecto a sus vidas,
las cuales deben ascender del sometimiento (propio de los infantes) a la libertad (como
condición sine qua non del adulto educado).

Tipos de emociones (clasificación y descripción)

La psicología siempre se ha interesado por las emociones, porque éstas influyen en nuestro
pensamiento, nuestra conducta e incluso nuestra salud mental.

Qué son las emociones

Son muchos los teóricos que han intentado explicar qué son las emociones. Para el psicólogo
David G. Meyers, las emociones están compuestas por “arousal fisiológico, comportamiento
expresivo y experiencia consciente”.

En la actualidad, se acepta que las emociones se originan en el sistema límbico (El sistema
límbico del cerebro consiste en un grupo de estructuras que dirigen las emociones y el
comportamiento) y que estos estados complejos tienen estos tres componentes:
• Fisiológicos: Es la primera reacción frente a un estímulo y son involuntarios: la
respiración aumenta, cambios a nivel hormonal, etc.

• Cognitivos: La información es procesada a nivel


consciente e inconsciente. Influye en nuestra experiencia subjetiva.

• Conductuales: Provoca un cambio en el comportamiento: los gestos de la cara, el


movimiento del cuerpo...

Teorías de la emoción

De hecho, desde hace décadas se han ido formulando distintas teorías sobre la emoción. Las
más importantes se clasifican de tres maneras: fisiológicas, neurológicas y cognitivas.

• Teorías fisiológicas: afirman que respuestas intracorporales son las responsables de las
emociones.

• Teorías neurológicas: plantean que la actividad en el cerebro lleva a respuestas


emocionales.

• Teorías cognitivas: proponen que pensamientos y otras actividades mentales son


responsables de la formación de las emociones.

1. Emociones primarias o básicas

Las emociones primarias también se conocen como emociones básicas, y son las emociones que
experimentamos en respuesta a un estímulo. Para Paul Ekman, las emociones básicas son 6:
tristeza, felicidad, sorpresa, asco, miedo e ira. Todas ellas constituyen procesos de adaptación
y, en teoría, existen en todos los seres humanos, independientemente de la cultura en la que se
hayan desarrollado.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que el hecho de que un fenómeno o rasgo psicológico se
dé de manera universal en todas las sociedades humanas no significa que sea parte de nuestros
instintos, ni que sea expresión de nuestros genes. Existen universales culturales, que a pesar de
que históricamente se han dado en todos los grupos humanos, en determinados contextos
desaparecen. Por ejemplo, la tendencia a creer en religiones.

2. Emociones secundarias

Las emociones secundarias son un grupo de emociones que siguen a las anteriores. Por ejemplo,
cuando experimentamos la emoción básica de miedo después podemos sentir las emociones
secundarias de amenaza o enfado, dependiendo, claro está, de la situación que estemos
viviendo. Las emociones secundarias son causadas por normas sociales y por normas morales.

3. Emociones positivas

Dependiendo del grado en que las emociones afectan al comportamiento del sujeto, éstas
pueden ser o bien positiva o bien negativas. Las emociones positivas también se conocen como
emociones saludables, porque afectan positivamente al bienestar del individuo que las siente.
Favorecen la manera de pensar, de razonar y de actuar de las personas. Por ejemplo, la alegría,
la satisfacción, la gratitud nos provocan una actitud positiva frente a la vida y nos hacen sentir
experiencias que nos ayudan a sentirnos bien.

4. Emociones negativas

Las emociones negativas son opuestas a las emociones positivas, porque afectan negativamente
al bienestar de las personas. También se conocen como emociones tóxicas, y suelen provocar el
deseo de evitarlas o evadirlas. El miedo o la tristeza son algunos ejemplos.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que este tipo de emociones, en pequeñas cantidades y
relativa baja intensidad, no son perjudiciales. De hecho, forman parte del proceso de
aprendizaje, ya que gracias a ellas nuestra memoria emocional nos ayuda a recordar las
consecuencias que tienen ciertas conductas (o exponernos a ciertos contextos).

5. Emociones ambiguas

Las emociones ambiguas se conocen también como emociones neutras, puesto que no provocan
ni emociones negativas ni positivas, ni saludables ni no saludables. Por ejemplo, la sorpresa no
nos hace sentir ni bien ni mal.

La existencia de estas emociones deja claro que somos animales complejos, y que nuestras
experiencias presentan muchos matices.

6. Emociones estáticas

Algunos autores también han hecho referencia a las emociones estáticas. Son aquellas que se
producen gracias a distintas manifestaciones artísticas, como por ejemplo: la música o la pintura.

Así, al escuchar una canción podemos sentirnos muy felices o muy tristes, pero esa sensación
sería cualitativamente diferente a la felicidad o la tristeza que se experimenta ante cualquier
otra experiencia, ya que se vive en un contexto artístico, mediado por símbolos y atribuciones
sobre las intenciones del autor.

7. Emociones sociales

Las emociones sociales no se refieren a las emociones culturalmente aprendidas, sino que es
necesario que haya otra persona presente o de lo contrario no pueden aflorar. Por ejemplo, la
venganza, la gratitud, el orgullo o la admiración, son emociones que sentimos respecto a otros
individuos.

8. Emociones instrumentales

Las emociones instrumentales son aquellas que tienen como fin u objetivo la manipulación o el
propósito de lograr algo. Son complicadas de reconocer porque puede parecer que sean
naturales. Sin embargo, son emociones forzadas y esconden una intención. En ocasiones, son
fruto de la auto-sugestión: someterse a ciertos contextos voluntariamente para hacer que una
parte de esa emoción tiña nuestra forma de comportarnos.

La importancia de la educación emocional

Muchas veces no nos damos cuenta de la importancia de la educación emocional. En las


escuelas, por ejemplo, están más preocupados por enseñarnos a ser buenos profesionales, y
dejan de lado el convertirnos en personas emocionalmente inteligentes y sanas. La inteligencia
emocional ha demostrado ser una herramienta básica para nuestra salud mental y es, sin duda,
una forma de empoderarnos frente a la vida, de convertirnos en personas mucho más
preparadas para el día a día.

Teoría evolutiva de la emoción


La naturaleza dota a los organismos un programa para la supervivencia:

• Desarrollo Filogenético durante la evolución de las especies y también

• Desarrollo Ontogenético a través de las diferentes etapas evolutivas que el ser humano
atraviesa desde su nacimiento.

Así las cinco emociones básicas (deseo, alegría/afecto, rabia, miedo y tristeza) como si fueran
cinco ramas de un árbol se van a ir transformando en 428 matices emocionales.

Tal como ya planteó Piaget, con las etapas del pensamiento, también con las emociones el hecho
de llegar a un matiz emocional más avanzado evolutivamente no impide que la persona pueda
tener emociones de etapas anteriores. Otro aspecto que plantea esta teoría es que el matiz
emocional que estemos sintiendo en un momento determinado nos indicará la etapa evolutiva
emocional que la persona está viviendo en ese momento y nos orientará en los posibles
bloqueos emocionales que todos almacenamos.

Pero, ¿qué es una emoción? Como se expuso anteriormente es una experiencia afectiva de un
organismo acompañada de cambios somâticos(fisiológicos y endócrinos). Adaptando al
organismo a la relación con la vida, con los demás y con el mismo. La misma que puede ser
innata o sea propio del individuo, genética, influenciada por el entorno, la educación y cultura.
Y sirven para darnos una ubicación con respecto a la situación y generar una acción.

Estas se manifiestan por causa de una imagen directa y reconstruída a través de la memoria o
producto de la imaginación pudiendo llegar a los sentimientos. Cuando se llega a este punto el
cerebro activa un programa complejo automático creado por una cadena de acciones
corporales, motóricas y faciales de cambios en los órganos internos y medio interno; y por ultimo
la percepción del cerebro que nos da el sentimiento de la emoción.

• Activan el Sistema Nervioso Simpático y Parasimpático.

Las principales regiones que participan en la percepción de los sentimientos según Damasio son:
la Corteza Insular, que se encuentra debajo de los lóbulos parietales (relacionadas con gustos y
olores). Y la Cingulada/Anterior, que actúa en paralelo con la Corteza Insular.

A pesar de que el ser humano es pensante o racional, las emociones tienen más fuerza que la
razó, por lo cual podriamos decir que es un ser emocional y lo único que nos separa de los
animales es el poder hablar.

Cabe anotar también que las emociones no se manifiestan de la misma manera en todos los
ciclos del ser humano ya que depende de la maduraciœn del sistema emocional de la amígdala
cerebral y el lóbulo frontal del neocortex.
¿Cómo se desarrollan a lo largo de nuestra historia evolutiva las emociones?

Según la teoría evolutiva, primero somos seres unicelulares como el paramecio donde ya se dan
los sistemas de búsqueda, intercambio, repulsión, huída y cierre.

Después evolucionamos hacia los reptiles, con la base del cerebro reptilano se concentran los
instintos de la agresión, huída, sexualidad y territorio.

Luego los mamíferos, su base es la amígdala cerebral y el Hipocampo y nos aportan el nūcleo de
las emociones.

Luego llegamos a ser Homonidos, cuando desarrollamos los lóbulos frontal y prefrontal, aquí
tomamos conciencia de los sentimientos de nuestras emociones.

Y ahora si por último humanos, adquiriendo el enguaje el cual nos da el poder para que se dieran
cerca de 500 matices emocionales.

Teoría Evolutiva desde el Nacimiento

La teoría Evolutiva de las emociones propone 6 etapas según van madurando los diferentes
órganos cerebrales desde el Hipotálamo al Lóbulo Frontal en relación con el medio.

1era. ETAPA: El cerebro réptil o hipotalámico es la base de las proto-emociones o sensaciones.

2da ETAPA: De las impulsaciones o pre-emociones, la base pasaría a la amígdala.

3ra ETAPA: Madura el Hipocampo y se inician los primeros recuerdos conscientes.Emociones

4ta ETAPA: Madura el Neocortex y lo social afecta a nuestras emociones.

5ta ETAPA: Al entrar el niño a la escuela adquiere mucha importancia la cultura porque va a ser
influenciada por la misma y también el lóbulo frontal.

6ta ETAPA: aquí tiene peso la moral y la ética. La conciencia de los sentimientos y confluye a la
maduración del lóbulo prefrontal,

A continuación un detalle de los neurotransmisores que manejan las emociones: DESEO


DOPAMINA( color amarillo) D

ALEGRÍA: SEROTONINA (color rojo) AL

AFECTO: OXITOCINA- VASOPRESINA (color naranja) AF

RABIA: ADRENALINA,(NEUTRALIZA ACETILCOLINA) color azul R MIEDO: CORTISOL( NEUTRALIZA


ACETILCOLINA) color negro M

TRISTEZA: PÉRDIDA DE ADRENALINA Y NORADRENALINA. (color blanco). T


Teoría de la emoción de James-Langes

La teoría de James-Lange es una hipótesis sobre el origen, la naturaleza y la


transmisión de las emociones. La teoría fue propuesta por William James y Carl
Lange simultáneamente, pero de forma independiente, en 1884 y propone que la
corteza cerebral recibe e interpreta los estímulos sensoriales que provocan
emoción, produciendo cambios en los órganos viscerales a través del sistema
nervioso autónomo y en los músculos del esqueleto a través del sistema nervioso
somático.

Básicamente, esta teoría se oponía a la idea, proveniente del sentido comúnde


que la percepción conllevaba una emoción y esta provocaba una reacción
fisiológica. Tanto James como Lange proponían un modelo en el que la reacción
fisiológica ante el estímulo era la que provocaba la emoción: No lloro porque tengo
pena, sino que tengo pena porque lloro.

La teoría establece que, como respuesta a las experiencias y estímulos, el sistema


nervioso autónomo crea respuestas fisiológicas (tensión muscular, lagrimeo,
aceleración cardio-respiratoria...) a partir de las cuales se crean las emociones.

Un ejemplo clásico de James es el del oso: el sentido común nos dice que el ver un
oso provoca miedo, lo cual nos impulsa a correr. James dice que la respuesta
adecuada ante un oso es correr, lo cual impulsa a sentir miedo. La teoría se superó
en los años 1920 al proponerse la teoría de Cannon-Bard.
Teoría de la emoción de Canon-Bard
Las emociones son reacciones psicofisiológicas que todos experimentamos en nuestro
día a día: alegría, tristeza, rabia… En gran parte, éstas gobiernan nuestras decisiones y
nos llevan a escoger caminos y a desechar otros. También influyen en nuestra conducta
y pensamientos.

La génesis de las emociones se ha explicado desde muchos puntos de vista: biológicos,


fisiológicos, psicológicos… Aquí conoceremos la teoría de Cannon-Bard, una teoría
psicofisiológica que propone que la emoción prepara al individuo para actuar y
adaptarse al entorno.

 Artículo relacionado: "Psicología emocional: principales teorías de la emoción"

Bradford Cannon y Philip Bard

A principios del año 1900, Walter Bradford Cannon (1871-1945), un fisiólogo y científico
de la Universidad de Harvard, propuso una teoría que explicaba el origen de las
emociones. Además, realizó una serie de críticas a la teoría precedente y dominante
del momento, la teoría periférica de James-Lange.

Por otro lado, Philip Bard (1898 - 1977), fisiólogo estadounidense, también se unió a la
teoría de Cannon, y juntos formularon la teoría de Cannon-Bard.

Teoría de Cannon-Bard: características

La teoría de Cannon (1927) y Bard (1938) parte de un enfoque psicofisiológico. Según


los autores, la emoción antecede a las conductas y prepara al organismo para realizar
una respuesta de lucha o huida frente a situaciones ambientales de emergencia. Por
ejemplo, “lloramos porque nos sentimos tristes”.

Es decir, la emoción se produce antes que las respuestas fisiológicas. Después de la


emoción y partir de ahí, se desencadena una reacción de alarma ante tales situaciones
límite.
Por otro lado, Cannon y Bard plantean que el sujeto tenderá siempre a buscar el
equilibrio y a adaptarse al medio a las situaciones.

Cannon y Bard, a través de sus experimentos, hicieron énfasis en el papel del cerebro en
la producción de respuestas y sentimientos fisiológicos. Dichos experimentos apoyaron
sustancialmente su teoría de la emoción.

Además, consideraron la emoción como un acontecimiento cognitivo. Plantearon que


todas las reacciones físicas son iguales para diferentes emociones, y por lo tanto, que
sobre la base de las señales fisiológica (únicamente) no podríamos distinguir unas
emociones de otras.

 Quizás te interese: "Los 8 tipos de emociones (clasificación y descripción)"

Precedentes: teoría periférica de James-Lange

Antes de la teoría de Cannon-Bard, prevalecía la de James-Lange. Se trata de la teoría


periférica de James-Lange. Según esta, la percepción de los cambios corporales genera
la experiencia emocional (es decir, siguiendo el ejemplo anterior, sería “estar tristes
porque lloramos”.

Según James-Lange, la secuencia sería la siguiente: observamos un estímulo (por


ejemplo, una cara triste), esta información se envía a la corteza, entonces aparecen las
respuestas fisiológicas viscerales y motoras (lloramos). Entonces la corteza percibe las
sensaciones de llorar y genera el sentimiento (en este caso, tristeza).

Experimentos de Cannon-Bard

A través de sus experimentos, Cannon y Bard determinaron que la percepción de la


emoción que despiertan los estímulos origina dos fenómenos: la experiencia
consciente de la emoción y cambios generales fisiológicos. Todo ello se origina porque
el tálamo envía sus impulsos al córtex cerebral y al hipotálamo.
Efectos de las emociones

Por otro lado, la teoría de Cannon-Bard afirma que las experiencias emocionales
conscientes, las reacciones fisiológicas y la conducta son eventos relativamente
independientes.

Así, según los autores, los estímulos emocionales tienen dos efectos excitatorios
independientes: por un lado provocan el sentimiento de la emoción en el cerebro, y por
el otro, la expresión de la emoción en los sistemas nerviosos autónomo y somático.

Críticas de Cannon y Bard a James-Lange

La teoría de Cannon-Bard hace una serie de críticas a la teoría de James-Lange. Estas son
las siguientes:

1. Los cambios corporales no son imprescindibles para percibir la emoción

Además, Cannon y Bard sostienen que cortando las vías aferentes no se producen
cambios en las respuestas emocionales.

2. No existen patrones específicos de emociones

Según Cannon y Bard, en realidad lo que ocurre es que determinados cambios


corporales son similares para diferentes emociones.

3. A veces las sensaciones corporales ocurren después de la emoción

Es decir, que las sensaciones corporales, al ser más lentas, a menudo se manifiestan
posteriormente a experimentar la emoción (que puede ser inmediata).

4. Activación voluntaria del organismo


Cuando el organismo se activa de forma voluntaria, no aparece una auténtica emoción.

5. Activación difusa y general

La teoría de Cannon-Bard plantea una activación autónoma difusa y general (se trata
pues de una teoría central con un substrato en el tálamo); en cambio, la teoría de James-
Lange, que es periférica, y defiende que cada estado emocional provoca cambios.

Teoría de Schachter y Singer


En psicología básica, existen muchas teorías que intentan explicar el origen de las emociones

(teorías psicológicas, cognitivas, biológicas, sociales,...). En este artículo hablaremos de una en

concreto, la Teoría de la emoción de Schachter y Singer.

Se trata de una teoría bifactorial que implica dos factores: la activación fisiológica y la

atribución cognitiva. Vamos a ver en qué consiste, estudios realizados por los mismos autores

y cuáles son sus principales postulados.

 Artículo relacionado: "Las 10 principales teorías psicológicas"

Teoría de la emoción de Schachter y Singer: características

La Teoría de la emoción de Schachter y Singer establece que el origen de las emociones

proviene, por un lado, de la interpretación que hacemos de las respuestas fisiológicas

periféricas del organismo, y de la evaluación cognitiva de la situación, por el otro, que origina

tales respuestas fisiológicas.

Lo que determina la intensidad de la emoción que siente la persona es la forma en que

interpreta tales respuestas fisiológicas; por otro lado, la cualidad de la emoción viene

determinada por la forma en que evalúa cognitivamente la situación que ha provocado tales

respuestas.
Así, mientras que la intensidad puede ser baja, media o alta, la cualidad es el tipo de emoción

(por ejemplo miedo, tristeza, alegría,...).

 Quizás te interese: "Stanley Schachter: biografía de este psicólogo e investigador"

Estudios e investigaciones relacionadas

Para probar la Teoría de la emoción de Schachter y Singer, los propios autores realizaron un

experimento en 1962 y publicaron sus resultados. Lo que hicieron fue administrar una inyección

de epinefrina (adrenalina), una hormona que aumenta el ritmo cardíaco y la tensión arterial, a

un grupo de sujetos voluntarios.

Posteriormente, formaron 4 grupos experimentales con estos sujetos al azar (todos de igual

tamaños). Mientras que se informó a 2 de los grupos que la inyección causaría algunos efectos

fisiológicos en su organismo, a los otros 2 grupos no se les dió esta información.

Por otro lado, a uno de los 2 grupos informados, se les puso en una situación que les inducía a

estar contentos, mientras que en el otro grupo de sujetos informados se les puso en una

situación que les inducía a estar enfadados. Además, se hizo lo mismo con los otros 2 grupos de

sujetos con la condición de no información; a uno se le indujo una situación contenta y al otro,

una situación que enfadaba.

Resultados

Lo que se vió en los resultados, es que se podía confirmar, en líneas generales, la Teoría de la

emoción de Schachter y Singer. Esto fue así porque los sujetos informados de los efectos de la

inyección no fueron proclives a sentirse especialmente enfadados o tristes, ya que atribuyeron

su reacción fisiológica a los efectos de la propia inyección de adrenalina.

Se puede pensar que su evaluación cognitiva de la información que se les había proporcionado,

les motivó a pensar que las reacciones fisiológicas del organismo provenían de la propia

inyección.
Sin embargo, en el caso de los sujetos no informados de los efectos de la adrenalina, ocurrió lo

“contrario”; sí que experimentaron las respuestas fisiológicas (activación) (igual que el grupo

anterior), pero no atribuyeron tales respuestas a los efectos de la inyección, ya que no habían

sido informados de ello.

Hipótesis

Se puede hipotetizar que los sujetos no informados, al no tener ninguna explicación sobre su

activación fisiológica, la atribuyeran a alguna emoción. Dicha emoción la buscarían en la

emoción “disponible” en ese momento; por ejemplo, la alegría o el enfado inducidos por los

investigadores.

Al encontrarla, encontraron “su” explicación: entonces ajustaron su emoción a la situación; en

el caso de los sujetos no informados en situación de alegría, se comportaron de forma alegre, y

afirmaron sentirse así. Sin embargo, los sujetos no informados en situación de enfado

reaccionaron con enfado y afirmaron sentirse así también.

Principios de la teoría

También en relación a la Teoría de la emoción de Schachter y Singer, el propio Schachter, en

1971, realiza un trabajo posterior, y establece tres principios que intentan explicar la conducta

emocional humana:

1. Etiquetar las emociones

Cuando se experimenta un estado de activación fisiológica (respuestas fisiológicas), y la persona

que lo experimenta no tiene una explicación en ese momento para tal activación, lo que hará

es “etiquetar” dicho estado y describir lo que siente en relación a la emoción que esté

disponible para ella en ese momento (o, en otras palabras, la emoción que sienta en ese

momento).
Así, el propio estado de activación fisiológica se puede etiquetar como “tristeza”, “miedo” o

“alegría”, por ejemplo (o la emoción que sea), según la evaluación cognitiva de la situación que

ha generado tal activación.

2. Cuando no se realiza un etiquetaje

El segundo principio de la Teoría de la emoción de Schachter y Singer establece que, en el caso

de que el individuo tenga una explicación completa para la activación fisiológica que esté

sintiendo (por ejemplo, “me siento de esta forma porque me han inyectado adrenalina, o porque

he consumido X fármaco”), entonces no es necesario realizar ningún tipo de evaluación

cognitiva de la situación.

En este caso, será difícil que la persona “etiquete” la emoción que siente como lo haría en el

caso anterior.

3. Experimentar activación fisiológica

El tercer supuesto dice que, ante situaciones cognitivas iguales, el individuo

describirá/etiquetará sus sentimientos como emociones (o reaccionará emocionalmente) solo

cuando experimente un estado de activación fisiológica (éste, como sabemos, implica una serie

de respuestas fisiológicas, por ejemplo aumento de la frecuencia de latido del corazón).

Teoría de la Retroalimentación facial

La teoría del feedback (de la retroalimentación) facial propone que los movimientos faciales

asociados a cierta emoción pueden influir en las experiencias afectivas. Es una de las teorías

más representativas del estudio psicológico de las emociones y la cognición, por lo que continúa

siendo discutida y experimentada constantemente.

En este artículo veremos qué es la teoría del feedback facial, cómo se definió y cuáles han sido

algunas de sus comprobaciones experimentales.


Teoría del feedback facial ¿el movimiento del rostro crea emociones?

La relación entre cognición y experiencias afectivas ha sido ampliamente estudiada por la

psicología. Entre otras cosas se ha intentado explicar cómo ocurren las emociones, de qué

manera las hacemos conscientes, y cuál es su función tanto a nivel individual como social.

Una parte de la investigación en este campo sugiere que las experiencias afectivas ocurren

después de que procesemos cognitivamente un estímulo asociado con una emoción. A su vez,

esto último generaría una serie de reacciones faciales, por ejemplo una sonrisa, que dan cuenta

de la emoción que estamos experimentando.

No obstante, la teoría del feedback facial, o teoría de la retroalimentación facial, sugiere que

también puede ocurrir el fenómeno contrario: realizar movimientos con los músculos

faciales relacionados con cierta emoción, repercute significativamente en cómo la

experimentamos; incluso sin necesidad de que exista un procesamiento cognitivo intermediario.

Se le llama teoría de la “retroalimentación” facial, precisamente porque sugiere que la activación

muscular del rostro puede generar una retroalimentación sensorial hacia el cerebro; cuestión

que finalmente nos permite experimentar y procesar conscientemente una emoción.

Antecedentes e investigadores relacionados

La teoría del feedback facial tiene sus antecedentes en las teorías de finales del siglo XIX, que

priorizan el papel de la activación muscular con la experiencia subjetiva de las emociones.

Estos estudios continúan hasta nuestros días, y se han desarrollado de manera importante desde

de la década de los 60’s, momento en el que las teorías sobre la afectividad cobran especial

relevancia en las ciencias sociales y cognitivas.

En una recopilación sobre los antecedentes de la teoría del feedback facial, Rojas (2016) reporta

que en el año de 1962, el psicólogo estadounidense Silvan Tomkins propuso que la

retroalimentación sensorial llevada a cabo por los músculos del rostro, y las sensaciones de la

piel, pueden generar una experiencia o estado emocional sin necesidad de intercesión cognitiva.

Esto representó el primer gran antecedente de la teoría de la retroalimentación facial.

Posteriormente se sumaron las teorías de Tournages y Ellsworth, en 1979, quienes hablaron de

la hipótesis de la modulación emocional mediada por la propiocepción, lo que constituye otro


de los grandes antecedentes de la definición de esta teoría. De la misma década son también

reconocidos los trabajos realizados por Paul Ekman y Harrieh Oster sobre emociones y

expresiones faciales.

Entre las décadas de los 80’s y 90’s siguieron muchos otros investigadores, que han realizaron

numerosos experimentos para comprobar si efectivamente los movimientos musculares

pueden activar experiencias afectivas determinadas. Desarrollaremos a continuación algunos de

los más recientes, así como las actualizaciones teóricas que han derivados de estos.

El paradigma del bolígrafo sostenido

En 1988, Fritz Strack, Leonard L. Martin y Sabine Stepper realizaron un estudio en donde le

pidieron a los participantes que observaran una serie de caricaturas divertidas. Mientras tanto,

a una parte de ellos se les pidió sostener un bolígrafo con sus labios. A los demás se les pidió lo

mismo, pero con los dientes.

La petición anterior tenía una razón: la postura facial que se realiza al tener entre los dientes un

bolígrafo contrae el músculo cigomático mayor, que usamos para sonreir, lo que favorece la

expresión facial sonriente. Por el contrario, el movimiento facial realizado con el bolígrafo entre

los labios contrae el músculo orbicular, lo que inhibe la actividad muscular necesaria para

sonreir.

De esta manera, los investigadores medían la actividad facial asociada con la sonrisa, y quería

ver si la experiencia subjetiva de la alegría se relacionaba con dicha actividad. El resultado fue

que las personas que sostuvieron el bolígrafo con los dientes reportaron que las caricaturas

eran más divertidas que aquellas personas que sostuvieron el bolígrafo con los labios.

La conclusión fue que las expresiones faciales asociadas con alguna emoción efectivamente

pueden transformar la experiencia subjetiva de dicha emoción; incluso cuando las personas no

están totalmente conscientes de los gestos faciales que están llevando a cabo.
¿Se inhibe la retroalimentación facial cuando somos observados?

En el año 2016, casi tres décadas después del experimento de Strack, Martin y Stepper, el

psicólogo y matemático Eric-Jan Wagenmakers, replica junto con sus colaboradores el

experimento del bolígrafo sostenido.

Para sorpresa de todos, no encontraron evidencia suficiente que sostuviera el efecto de la

retroalimentación facial. En respuesta, Fritz Strack explicó que el experimento de Wagenmakers

se había realizado con una variable que no estuvo presente en el estudio original, lo que

seguramente había afectado y determinado los nuevos resultados.

Dicha variable era una cámara de video que grababa la actividad de cada uno de los

participantes. De acuerdo con Strack, la experiencia de sentirse observado provocada por la

cámara de video, habría modificado significativamente el efecto de la retroalimentación facial.

El efecto de la observación externa en la experiencia afectiva

Ante la controversia anterior, Tom Noah,Yaacov Schul y Ruth Mayo (2018) replicaron

nuevamente el estudio, primero utilizando una cámara y después omitiendo su uso. Como parte

de sus conclusiones proponen que, lejos de ser excluyentes, los estudios de Strack y

Wagenmakers son consistentes con las teorías que explican cómo el sentirse observado afecta

las señales internas relacionadas con la actividad más básica; en este caso con la

retroalimentación facial.

En sus investigaciones comprobaron que el efecto de la retroalimentación facial se presenta

notoriamente cuando no hay un dispositivo electrónico grabando (con lo cual, los participantes

no están preocupados por el monitoreo de su actividad).

Por el contrario, el efecto disminuye cuando los participantes saben que están siendo

monitoreados mediante la cámara de video. La inhibición del efecto se explica de la siguiente

manera: la experiencia de sentirse observado genera la necesidad de ajustarse a expectativas

externas, para las cuales, la información interna no está disponible o no está preparada.

Así pues, Noah, Schul y Mayo (2018) concluyeron que la presencia de la cámara llevó a los

participantes a adoptar la postura de una tercera perspectiva sobre la situación, y en


consecuencia, generaron menos sintonía ante la retroalimentación facial de sus propios

músculos.

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