Siso-Saude 66-67 30 Xullo 5
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67
INVIERNO
Boletín da Asociación Galega de Saúde Mental
2020
iria Prieto
Psiquiatra
equipo asertivo Comunitario de
Camden-londres
imAxe de portAdA:
raMón eSteBan ourense
Psiquiatra autoría: Chus Gómez
valladolid
produCión editoriAl:
edicións Positivas
Dep. legal: v.G. 109/84
iSSn: 1130-1538
SUMario
eDitorial
9 Editorial
ramón area Carracedo
oriGinaleS y reviSioneS
CaSoS ClíniCoS
135 Caso Rey de Galicia
Uso de Aripiprazol inyectable de liberación prolongada como pauta de
inicio, en forma de 2 viales, en paciente con esquizofrenia
armesto iglesias, S.
varela Sampayo, a.
Docasar, l.
PUBliCiDaD PSiCoFÁrMaCoS
139 Publicidad y marketing de los psicofármacos en revistas médicas
en la España del tardofranquismo (1959-1975)
David Simón lorda
Sandra rodríguez ramos
raquel Fraga Martínez
eventoS
181 Ansiedad que no cesa, aislamiento, confinamiento
Conferencia organizada por SCF
ateneo de Palencia y la otra Psiquiatría
19 de marzo de 2021
FM aduriz
193 Ataduras silenciosas
Conferencia organizada por la Secciónd e Ciencias de la Salud del Ateneo de
Jerez de la frontera, dentro del ciclo Mujeres, Salud y PAndemia
15 de abril de 2021
Ángela González
257 oBitUario
Nicolás Caparrós
Hai xa máis dun ano que a covid se converteu no referente vital e discursivo
da humanidade. ao primeiro, como morte e enfermidade, nun cataclismo
que cambaleou a estrutura económica, pero tamén infiltrou a esencia
do habitus que regula a vinculación humana. a epidemia erosionou algun-
has categorías que erguían o mundo tal e como o coñeciamos.
a pandemia escindiu a civilización nun antes e un despois. non unicamente
polas vidas en perigo ou a fin dun estilo no vivir, onde mercadorías, avións,
trens, turistas ou familias, arelaban o movemento infinito. Houbo unha
mutación nas normas que regulan o contacto entre os seres humanos. os
abrazos, os bicos, as palabras, a pel, os achegados e os descoñecidos, as
casas e os bares, os sorrisos e as máscaras, as prazas e as praias, os mercados
e as cociñas. erguéronse con urxencia costumes obrigatorios que impuxe-
ron os xeitos lícitos de relación entre os corpos.
os meses foron distintos. Pouco importaba cantos días contiñan, se eran se-
manas pertencentes ao verán ou ao inverno, se estabamos na xornada laboral
ou na fin de semana. a temporalidade foi unha curva que podía subir ou
descender, formada por unidades distintas ás horas, os segundos ou os mi-
nutos. os reloxos amosáronse como aparellos inútiles para medir o devir das
existencias. no seu lugar, os seres humanos ficaron noutro transcorrer, ese
que falaba da primeira vaga, segunda onda ou cuarto gromo.
tamén se transformaron as xeografías até facer inútil calquera lugar de
saída ou de chegada, as parada intermedias, os hostais, as pontes, os bosques
e os mares. o virus muta en cepas que se nomean con cartografía antiga
malia o estoupido sen remedio das fronteiras: cepa inglesa, brasileira, sud-
africana, india... Porén, habitamos un territorio secuestrado, conformado
ramón area
Presidente aGSM-aen
Correspondencia: [email protected]
reSUMen
Se hace una relectura –releer, no en el sentido de leer por segunda vez, sino
de establecer una nueva relación con el texto– de las narrativas clínicas, lite-
rarias y neurocientíficas de la personalidad y sus trastornos, mostrando la
falacia de una personalidad única, definida, fija e inmutable y predeterminada
y que por tanto puedan asignarse patologías de la personalidad.
la personalidad tiene múltiples caras, es poliédrica. Somos las múltiples
pertenencias, las diversas narrativas e identidades biológicas, sociales e his-
tóricas con las que se tejen el constructo de personalidad. lo propio del
ser es lo heterogéneo, lo aleatorio y contingente, lo imprevisible e incierto.
la personalidad se constituye en el devenir.
Se hace un recorrido por diversos textos clínicos y neurocientíficos mos-
trando como la neuroplasticidad y la neurogénesis van a replantear y cues-
tionar las teorías reduccionistas y mecánicas de un cerebro, fijo y
predeterminada e inmutable, abriéndonos a una concepción del funciona-
miento cerebral en constante cambio, modulado por la experiencia, los in-
tercambios y los acontecimientos. estos cambios cerebrales modifican
nuestros procesos mentales.
Se hace una reflexión clínica cuestionando: las bases y fundamentos que
dan cuenta del constructo de la personalidad y de los trastornos de la per-
sonalidad; del lugar que ocupan en el saber psicopatológico y lo que en la
PalaBraS Clave
Personalidad. trastornos de la personalidad. la falacia de dichos construc-
tos. Patologización de la norma y la moral. los anormales. narrativas clí-
nica, literaria y neurocientífica.
el que creí otro, no podré explicarte la admiración y gusto que allí tuve: remirábame,
no tanto necio, cuanto contemplativo. Lo primero que observé fue esta disposición
de todo el cuerpo, tan derecho sin que tuerza a un lado ni a otro” (7) . vemos en
este párrafo: la fuente como el espejo, el cuerpo unificado, la fascinación
en la imagen, la completud, etc. descritos en el estadio del espejo lacaniano.
en sus posteriores Seminarios, lacan al referirse al yo señalando que es im-
posible un desarrollo del yo con etapas, fases y periodos con un progreso
normativo, va a subrayar algo a destacar y retener: “el Yo está hecho de la serie
de identificaciones que han representado para el sujeto un hito esencial, en cada mo-
mento histórico de su vida y de una manera dependiente de las circunstancias” (8).
nos señala lacan (8) que “cuando se dice yo soy aquel que sabe que soy. Por des-
dicha, si bien sabe quizá qué es, no sabe absolutamente nada de lo que es. Esto es lo
que falta en todo ser” (pág. 335). esta falta es para lacan “lo que le permite llegar
a existir en función de esa misma falta. No es falta de esto o aquello, sino falta de ser
por lo cual el ser existe. El deseo es una relación de ser a falta” (págs. 334).
al respecto del yo contingente e incierto, H. arendt nos precisa que no
hay un yo fijo y permanente, todo lo que conocemos son sensaciones in-
ternas cuya sucesión implacable les impide asumir una forma estable e
identificable (9).
no hay un yo puro e innato, Popper destaca que no nacemos con un yo, sino
que aprendemos a ser un yo. “La conciencia del Yo comienza a desarrollarse por
medio de otras personas. El Yo es el resultado, en parte de las disposiciones innatas
y, en parte, de la experiencia, especialmente de la experiencia social” (10).
Frente a ese yo fijo e inmutable y esa personalidad constituida y definida
que se nos quiere mostrar habitualmente, Pirandello nos revela en su obra
Seis personajes en busca de un autor, las múltiples formas en que se despliega
y que toma el ser de cada uno, al poner en palabras de uno de sus perso-
najes: “cada uno de nosotros se cree uno, sin que ello sea verdad, porque cada uno
de nosotros es muchos, sí señor, muchos, dependiendo de todas las posibilidades
que llevamos dentro: uno con este, uno con aquel; ¡y tan distintos! E imaginamos,
sin embargo, que siempre somos el mismo para todos” (11).
como constitutiva y propia de la realidad del hombre: “mis dos caras, mis dos
personalidades, eran auténticas en mí, no era un hipócrita” (pág. 213). “...el de-
rrotero de mis estudios científicos arrojó luz sobre la conciencia de perenne lucha
entre mis dos personalidades... desde ambas facetas de mi inteligencia, la moral y la
intelectual me acercaba a esa verdad: la de que el hombre en realidad no es uno,
sino que verdaderamente es dos” (pág. 213). va a añadir algo que puede parecer
sorprendente y que es anticipador en describir lo múltiple de la personalidad:
“y digo dos porque el estado actual de mis conocimientos no va más allá. otros ven-
drán, otros me superarán en el mismo campo que llegarán a descubrir en el hom-
bre multitud de facetas incongruentes e independientes” (pág. 213).
Siendo concluyente al respecto de la dualidad constitutiva: “fue en el aspecto
moral y en mí mismo donde aprendí a conocer la total y primitiva dualidad hu-
mana; vi que había dos naturalezas que contendían en el campo de mi con-
ciencia; sin faltar a la verdad, podía asegurarse que cualquiera de las dos era la
mía propia, aunque fuesen contradictorias ambas eran mías” (pág. 213).
en el relato de los actos sórdidos y monstruosos realizados por Hyde, des-
cribe cómo hay en ellos una elección voluntaria en la búsqueda de los pla-
ceres y en la satisfacción que realiza, así como de la libertad sin control de
sus fechorías. en Hyde sentía la verdadera y total libertad “me sentía más
joven, más liviano con el cuerpo más pleno, más libre, más feliz en lo físico... un
sentimiento de libertad del alma... ese era asimismo yo” (págs. 216-217).
Puntualiza y describe la acción de la droga sobre su conducta: “no era la
droga que únicamente me hacía fácil dejarme llevar. la droga no tenía acción
selectiva: no era diabólica, ni divina; todo lo que había hecho era sacudir las
puertas de prisión en que se hallaba encerrada mi personalidad, aquello que estaba
dentro escapó... eran mis dos caracteres” (pág. 218) ...“aquella parte de mi per-
sonalidad que había logrado proyectar a voluntad” (pág. 222).
Hay en todo momento conciencia de sus actos y de la elección voluntaria
de estos –“incluso al tomar la droga”– desoyendo a su conciencia y primando
los placeres y el dejarse llevar por sus apetencias: “tenía yo conciencia incluso
en el momento que tomaba la droga, de una propensión al mal... mas yo me
había despojado voluntariamente de aquellos instintos de equilibrio y entre las
tentaciones me dejaba llevar por el placer (pág. 225) ... “era yo mismo quien
desoía la voz de mi conciencia en el placer” (pág. 228).
el neurocientífico F. Mora afirma: “el cerebro de todo ser humano (incluido los
gemelos univitelinos) es diferente en su morfología tanto externa como interna, lo
que conforma la base de su singularidad e individualidad. El cerebro cambia cons-
tantemente en su física y en su química, en su anatomía y su fisiología y todos
estos cambios se expresan en los procesos mentales y en la conducta” (34).
en esta misma óptica el neurocientífico e investigador de las neuronas es-
pejo iacoboni, sostiene que “no existen dos cerebros con el mismo tamaño, forma
o estructura interna, ni la activación de la misma área cerebral en distintas perso-
nas es idéntica nunca” (35).
la teoría de la neuroplasticidad cerebral y la neurogénesis supone una ruptura
con la visión del cerebro como algo fijo e inmutable (36). el neurólogo Pascual
leone, profesor de la Universidad de Harvard y director del laboratorio de
estimulación magnético cerebral de Boston, nos revela que el sistema nervioso
es fundamentalmente plástico, está cambiando de forma dinámica y cualquier
acto que lleva a cabo nuestro cerebro modifica al cerebro mismo (37).
el premio nobel de Medicina e. Kandel destaca, como la neuroplasticidad
nos va a permitir entender un principio de la biología celular, resultando
esclarecedor para sentar las bases biológicas de la individualidad humana
–la subjetividad– y subraya: “siguiendo las tesis de Nagel y de Searle, la ciencia
no puede explicar cómo un fenómeno objetivo como son las señales eléctricas del
cerebro pueden causar una experiencia subjetiva como es el dolor (o la belleza, el
amor, etc.)... La ciencia carece de reglas para explicar cómo surge la experiencia
subjetiva –a conciencia– a partir de las células nerviosas interconectadas” (38).
la neuroplasticidad y la neurogénesis nos abren a una concepción del funcio-
namiento cerebral en constante cambio, de tal modo que la plasticidad y las
interconexiones sinápticas evidencian que las redes neuronales están abiertas
al cambio y la contingencia, se modulan por la experiencia y los intercambios,
por los acontecimientos. A través de la experiencia y los cambios, cada indi-
viduo es único e imprevisible.
el biólogo y genetista, Bueno i torrens (39) nos lo precisa al señalarnos
que tenemos la sensación de haber sido nosotros mismos toda nuestra vida,
pero nuestro cerebro no ha dejado de cambiar jamás, en función de sus
propios programas intrínsecos y de la constante e inevitable interacción
dar cuenta, en definitiva, del lugar que ocupan la personalidad y los trastor-
nos de la personalidad como saber de lo psíquico. plantearse como se convier-
ten en arsenal clínico teórico y práctico de la psicopatología en tanto toman
como referencia de las conductas la norma, al orden y la moral.
el arsenal clínico de los trastornos de la personalidad crea no solo nuevas pa-
tologías, sino que abarca: hipótesis preventivas, terapias, reeducaciones, guías
y protocolos, dispositivos, unidades especificas, expertos, etc. las fronteras se
abren indefinidamente para ocuparse de la salud mental de la población. Ya no
serán solo la “locura” y los diagnósticos psicopatológicos clásicos, sino que
ahora la psiquiatría va a tratar de dar cuenta, de la “normalidad” del sujeto,
de su ser, de su existir, de los valores y la moral, del orden, del pensar, de las
creencias... Podremos interrogarnos sino estamos asistiendo al nacimiento
de una nueva psico-neuro-ética, que pretende asignarnos una moral y nor-
matividad adecuada de las conductas y los modos de ser.
Queda latente la pregunta: ¿Qué condiciones históricas, científicas, del des-
arrollo del saber y de los conocimientos dan validez y razón para determinar
la personalidad y sus trastornos?
Al respecto de estos interrogantes que nos planteamos, recogo por ejemplo, entre
otros textos de diversos autores, ya citados anteriormente, lo que en el libro
de t.millon, Trastornos de la personalidad (22), en su capítulo 4, al referirse a la
evaluación de la personalidad, sus ámbitos, validez e instrumentos, se señala:
“No solo no se han desentrañado las complejas e interrelacionadas redes causales
que subyacen a los trastornos de la personalidad, sino que no hay un consenso expli-
cito sobre las áreas de contenido en las que se expresan dichos trastornos... Incluso
los investigadores de orientación más teórica no están de acuerdo en la naturaleza
de las dimensiones básicas de la personalidad...” (pág. 141) “...no se ha establecido
conclusión alguna en forma de sistema conceptual único para los trastornos de la
personalidad, debido a al inexistencia de una conexión firme y consensuada entre la
teoría, la nosología, la evaluación y la intervención...” (pág. 142) ... “los trastornos
de la personalidad no son medicalizables...” (pág.143).
para ernst (29) “la naturaleza real de los trastornos de la personalidad y de la
enfermedad mental en general, ha sido una pesadilla científica y clínica para la
psiquiatría” ... “la opinión contemporánea está dividida en cuanto a si los tras-
tornos de la personalidad son, de hecho, trastornos en vez de enfermedades, o pro-
BiBlioGraFía
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(49) Galvan, v. (coord.). El evangelio del diablo. Foucault y la historia de la lo-
cura. Madrid. Biblioteca nueva. 2013; pág. 20.
(50) Pereña, F. “el asesinato de la psiquiatría comunitaria”. Siso Saude nº
54-55. invierno 2014: 307-341.
(51) De la Mata, i , ortiZ loBo, a. “la colonización psiquiátrica de la
vida”. Archipielago nº76, 2007: 39-50
Correspondencia: [email protected]
los fantasmas neuróticos, es decir los comunes, las fantasías del neurótico,
su modo de goce, dependen de su père-version. están, como decía lacan,
père-versamente orientados (jugando con la homofonía en francés entre ver-
sión del padre y perversión).
la sexualidad humana tiene un fundamento perverso. lo tiene, aunque
solo sea porque siempre tiene un componente fetichista. este componente
fetichista está derivado de que la elección del partenaire erótico se hace de-
pender siempre de un rasgo. Solo por esto, por el carácter fetichista de la
sexualidad humana, todos participamos de la perversión.
existe el modo hombre del fetichismo que suele pasar por recortar un rasgo
del cuerpo del otro. Jacques lacan se pregunta, en Televisión, lo siguiente:
“¿Puede decirse por ejemplo que, si el hombre quiere a La mujer, solo la al-
canza encallando en el campo de la perversión?”.1 alude así al hecho de que
el hombre solo puede encontrar a la mujer como objeto en su fantasma. la
mujer, por su parte, puede hacer semblante de objeto del fantasma mascu-
lino para obtener el signo de amor. Del lado femenino también encontra-
mos entonces el fetichismo, bajo la forma del fetichismo del amor, lo que
lleva a la mujer a la erotomanía común, al deseo de ser la elegida. Por eso
lacan dirá, también en Televisión, lo siguiente: “ella se presta más bien a la
perversión que considero que es la de El hombre. lo que la conduce a la
1. lacan, Jacques: “televisión”, en otros escritos. Buenos aires, Paidós, 2012, p. 563.
2. Ibid., p. 566.
3. FreUD, SiGMUnD: “tres ensayos para una teoría sexual”, en obras Completas (9 tomos). Madrid,
Biblioteca nueva, 1972. tomo iv, p. 1190.
4. laCan, JaCQUeS: el Seminario, libro 16, de un otro al otro. Buenos aires, Paidós, 2008, p. 275.
5. Miller, JaCQUeS-alain: “Una lectura del Seminario de un otro al otro”, en Freudiana 53, pp. 7-55.
vemos cómo se distribuyen las distintas posiciones perversas por pares (ex-
hibicionista y voyeur por un lado, y masoquista y sádico por otro) en fun-
ción del objeto en juego (la mirada o la voz). vemos también, en cada caso,
quien aporta el objeto.
Un apunte final sobre la clínica de la perversión. al perverso lo nombramos
en masculino. el exhibicionista se dirige a una mujer para hacer surgir la
mirada. el voyerista dirige su mirada a la silueta de la jovencita. los autén-
ticos sádicos y los auténticos masoquistas son hombres. Cuando se trata
de perversión, hablamos de la sexualidad masculina. no se encuentran mu-
jeres en el campo de las perversiones, tal vez por su relación con la castra-
ción. en cualquier caso conviene evocar que, si tuviésemos que explorar
el campo de la perversión en la mujer, tendríamos que enfocarla al campo
de la relación con los hijos.
el perverso es el esclavo del goce del otro. los neuróticos, que somos per-
versos fracasados y que tenemos que apañarnos con la perversión del fan-
tasma, nos imaginamos que el perverso goza mucho más, por eso nos
fascinan. Pero los perversos no son gozosos tranquilos, son esclavos del
goce del otro. Por eso intentan con su acto restituir el goce en el otro, res-
tituir el a al otro, provocando su angustia y división.
Correspondencia: [email protected]
reSUMen
a partir de la atención realizada a un menor procedente de Marruecos, se
revisan varias de las cuestiones que suscita la relación entre salud mental e
inmigración. entre estas, la mayor incidencia de trastornos mentales, el
riesgo de sobrediagnóstico, los prejucios en la atención a este colectivo o
la influencia del estrés y las pérdidas sufridas en el viaje migratorio. Por
otra parte se comentan algunas de las características de los menores mi-
grantes que condicionan su psicopatología y su pronóstico.
aBStraCt
Based on the care given to a minor from Morocco, several of the issues
raised by the relationship between mental health and immigration are re-
viewed. among these, the higher incidence of mental disorders, the risk
of overdiagnosis, prejudices in the care of this group or the influence of
stress and losses suffered on the migratory journey. on the other hand,
some of the characteristics of migrant minors that determine their psy-
chopathology and their prognosis are discussed.
introDUCCión
a partir de la atención de un menor inmigrante no acompañado proce-
dente de Marruecos para cuya asistencia se requirió la coordinación de va-
rios dispositivos del servicio de Psiquiatría y del servicio de menores de la
Xunta, surgen varias cuestiones relacionadas con la salud mental de este
grupo para las que se trata de dar respuesta con esta revisión:
¿influyen factores culturales en la clínica de los inmigrantes?
¿es mayor la incidencia de psicosis en migrantes?
¿Hay trastornos específicos de la migración?
¿Qué sabemos de los menores no acompañados?
¿Qué papel tiene el consumo de disolventes?
¿Qué sesgos y prejuicios se dan en la atención a inmigrantes?
¿Qué respuesta se debe dar?
eStréS MiGratorio
achotegi describe el Síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple
– Síndrome de Ulises (escoge está denominación para dignificar la expe-
riencia de estos migrantes) (12, 13). el autor identifica unos estresores co-
munes a la experiencia migratoria actual: la soledad forzada, el fracaso del
proyecto migratorio y la ausencia de oportunidades, la lucha por la super-
vivencia, el miedo, el terror, la indefensión. Ubica este trastorno entre una
respuesta adaptativa y un nuevo constructo sin lugar en las categorías ac-
tuales, ya que no es un trastorno de ansiedad (la ansiedad es proporcionada)
ni es depresión (hay lucha, no hay apatía ni ideas de muerte), y tampoco
se puede clasificar con el trastorno por estrés post-traumático o trastornos
de su grupo, debido a que los estresores son múltiples y crónicos. aparecen
DUelo MiGratorio
el migrante debe elaborar un duelo con unas características diferenciales (12):
• es un duelo parcial (por una separación del objeto, no una perdida real;
es, en un principio, reversible).
• es un duelo recurrente (se reactiva una y otra vez con cada experiencia
que pone en primer plano las pérdidas e imposibilidad de su elaboración).
• es un duelo múltiple: por la familia y seres queridos, por la lengua, por
la cultura (estrés aculturativo), por el estatus social, por la tierra, por el
grupo de pertenencia, por la propia integridad física.
• Produce un cambio de identidad en un sentido negativo que lleva parejos
unos riesgos como pueden ser el consumo de tóxicos, las conductas anti-
sociales o el radicalismo.
• Da lugar a regresiones, situación que puede ser más frecuente por ejem-
plo ante servicios asistenciales.
• Da lugar a ambivalencia respecto al lugar de origen y al destino de la mi-
gración.
• es transgeneracional, sus consecuencias se pueden prolongar a las si-
guientes generaciones.
Para volkan (2019) el migrante, el refugiado, el desplazado interno, se puede
convertir en un doliente crónico, incapaz de integrar la experiencia de la mi-
gración en una nueva identidad que aglutine elementos de su herencia cul-
tural y la nueva cultura. Puede permanecer en esta situación durante años
aferrado a determinados objetos (objetos vinculantes) o acciones repetidas
(fenómenos vinculantes). los niños o adolescentes del grupo pueden ser
arrastrados en estas dinámicas, sufren duelos dobles (el duelo migratorio y
por la niñez perdida) o se convierten en “estatuas vivientes”, recordatorio
perenne de lo perdido (11).
Pero no sólo se van a dar diferencias diagnósticas, sino también en los tipos
de tratamientos indicados y el uso de medidas coercitivas. así se ha documen-
tado una estancia media más baja, una menor realización de pruebas com-
plementarias, un menor uso de la terapia electroconvulsiva y del litio, y un
mayor recurso a la contención física y a la llamada al vigilante seguridad (17).
MoDeloS De intervenCión
actualmente, sobre todo en los lugares con mayor porcentaje de población
migrante, se da un debate entre la conveniencia de servicios segregados o
integrados para estos pacientes (11). Posiblemente un servicio específico
sea ventajoso por una mayor accesibilidad (al menos teóricamente), una
actuación más pro-activa por parte del equipo, mayor sensibilidad hacia
los condicionantes psicológicos y sociales de la migración, con mayor ade-
cuación de los tratameintos a las necesidades de los pacientes. Como con-
trapartida la segregación de servicios puede suponer una barrera para la
integración efectiva en otros programas de salud comunitaria o dificultar
la atención y coordinación cuando sea necesaria la participación de otros
recursos sanitarios o de la red de salud mental. en todo caso, como señala
achotegui (2018), en muchas ocasiones las intervenciones deben ser pre-
ventivas y dirigidas a evitar la patologización y el sobrediagnóstico (13),
por lo que la existencia de servicios superespecializados podría ser contra-
producente al favorecer un modelo de derivación que se está convirtiendo
en rutinario en los primeros niveles de atención a la población.
otras opciones podrían ser un modelo de interconsulta en el cual se solicitan
a un profesional o equipo especializado una o varias consultas o visitas ante
un caso que lo requiere por los factores culturales implicados. o el trabajo
en red, en virtud del cual los equipos de salud mental pueden trabajar de
modo integrado con los equipos o profesionales que atienden en la comuni-
dad a personas migrantes o con dificultades de integración social.
BiBlioGraFía
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Correspondencia: [email protected]
reSUMen
Se entiende la disociación, la escisión del sujeto, como constitutiva de todo
ser humano. Se hace una exposición de lo que supone la disociación en Kant,
Hegel y Freud. Se describe cómo el fenómeno de la disociación ha estado
presente a lo largo de la historia de la psicopatología en los alienistas clásicos.
Se hace un recorrido del tema recogiendo las aportaciones de los alienistas
acerca de la ruptura de la unidad interna, la fragmentación de la identidad,
la disociación, el automatismo mental, la xenopatia... Si entendemos el su-
jeto concebido como un efecto del lenguaje, estos fenómenos disociativos
y de posesión o de ser hablado por el otro no son fenómenos ni patologías
de la percepción sino del lenguaje. no son percepción sin objeto, sino fe-
nómenos del lenguaje.
introDUCCión
en todo ser humano hay una disociación constitutiva por el hecho de “ser
hablante” inscrito en el lenguaje. es la escisión propia de todo sujeto en la
cual uno mismo es el sujeto del enunciado (lo que digo, de lo que hablo) y
el sujeto de la enunciación (quien lo digo, el que hablo).
esta disociación, esta escisión del yo, la formula H. arendt al referirse a la
“dualidad originaria o la separación entre Yo y Yo mismo, propia de toda concien-
cia de sí” (pág. 97) (arendt, H. 2002).
la SPALTUNG FreUDiana
Con respecto a la escisión del yo, a la disociación, Freud va a plantearse la
escisión entre el sujeto pensante y pensado, desde unos esquemas y referentes
teóricos muy diferentes a los que Kant se planteaba en la conciencia de sí.
Freud va a resaltar: “como el Yo, que es propiamente el sujeto, puede pasar a ser ob-
jeto, como puedo tomarme a mí mismo como objeto”. y concluye: “esto puede ser
así, el Yo puede tomarse a sí mismo como otros objetos, puede observarse, criticarse,
... el yo es disociable, se disocia en ocasiones en alguna de sus funciones”(pág. 905)
(Freud, S. 1968. obras C. t.ii). Para Freud la Spaltung, la división subjetiva, es
el mecanismo defensivo, para separar, dividir, las contradicciones que existen
en el yo (Freud, S. 1968. o.C., t.iii, págs. 389-391).
no hay unidad idílica del yo, del ser, hay una ilusión, un ideal, un real in-
accesible, un sentir la unidad de lo diverso.
BiBlioGraFía
alvareZ, J .Mª 2015. “el hombre hablado, a propósito del automatismo
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Correspondencia: [email protected]
reSUMen
la salud mental de los adolescentes puede verse afectada por las conse-
cuencias adversas de la pandemia de la covid-19 al encontrarse estos en
pleno desarrollo psicológico. no todas las respuestas psicológicas se con-
siderarán enfermedades, la mayoría son reacciones normales ante una si-
tuación excepcional. Se abordarán los malestares generados, qué conductas
se deben observar y recomendaciones para acompañar y adaptarse a la si-
tuación actual.
pAlAbrAs ClAVe: salud mental; adolescentes; pandemia; covid-19.
aBStraCt
teenagers mental health can be affected by the adverse consequences of
the covid-19 pandemic since they are in full psychological development.
not all psychological responses will be considered illnesses, most of them
are normal reactions to an exceptional situation. the annoyances genera-
ted, what behaviors should be observed and the recommendations to ac-
company and adapt to the current situation will be addressed.
KeyWorDS: mental health; teenagers; pandemic; covid-19.
enCUaDre
Ha pasado algo más de un año desde el inicio de la pandemia, y justo hace
unas semanas, cuando nos encontrábamos repasando documentación y pen-
sando en cómo plantear este artículo, el Centro de investigaciones Socioló-
gicas (CiS) publica un avance de resultados de la encuesta sobre la salud
mental de los españoles durante la pandemia de la covid-19. Se trata del pri-
mer estudio científico sobre salud mental durante la pandemia, realizado 19-
25 de febrero de 2021, basado en una muestra representativa de la población
española con más de 3000 entrevistas. entre sus conclusiones destacar:
–Seis de cada diez encuestados remiten síntomas de depresión y an-
siedad desde el inicio de la pandemia.
–Por variables: mujeres, jóvenes de entre 18-24 años y los que se consi-
deran clase trabajadora, son los grupos de mayor vulnerabilidad, los más
afectados.
Concretamente:
–35,1% reconoce que ha llorado debido a la situación en la que esta-
mos por la covid-19
• Por edad, los más jóvenes (18-24 años) son los que más recono-
cen que han llorado por la situación de pandemia (42,8%).
–41,9% asegura haber sufrido problemas de sueño desde el principio
de la pandemia.
–23,4% de los españoles reconoce que ha sentido miedo a morir de-
bido a la covid-19.
Conviene aclarar que esta encuesta no refleja trastornos mentales, sino sín-
tomas que se interpretan como reacciones y respuestas emocionales nor-
males a una situación excepcional. en este sentido, haber llorado no es un
indicador de salud mental, llorar no equipara a depresión. la mayor parte
de las personas no tendrá ningún trastorno y, en todo caso, lo que sorpren-
dería es que la gente no estuviese preocupada.
también se han reflejado cambios en el comportamiento de los niños y
adolescentes. la encuesta, si bien no pregunta a menores de edad, sí lo
de la necesidad de contacto social online ante las restricciones que han afec-
tado a la libertad de los adolescentes y a la forma de relacionarse con su en-
torno. la alerta de una posible adicción a las tiC salta cuando su uso
interfiere con la vida, se usa como mecanismo de alivio de las emociones y
perjudica en la relación familiar, los estudios, etc. ante esta clínica desde
salud mental se proponen medidas como: temporalidad de horarios, sentido
común, orden etc. en general los adolescentes ante el uso de las tiC se co-
locan más en la fuga y en la disociación que en la dependencia o adicción.
la tecnología aparentemente propone un “todos conectados”, el problema
surge cuando se utiliza como una forma de desconexión de la vida.
Señalar como el aislamiento social les ha llevado a centrar la atención en
ellos mismos y compararse con el ideal de belleza en las redes sociales.
existe por tanto una contribución de los mensajes que llegan a través de
los medios de comunicación, que generan insatisfacción corporal.
Durante la pandemia de la covid-19 se ha tenido que reorganizar y recon-
siderar la atención a los tCa, debido fundamentalmente a la dificultad de
acceso a tratamiento presencial (tanto ambulatorio como hospital de día)
y la reducción de la seguridad frente al contagio en las hospitalizaciones.
la telepsiquiatría aparece como una alternativa válida para el tratamiento
ambulatorio. la terapia cognitivo conductual (tCC) por teleterapia ha de-
mostrado buena eficacia clínica en los tCa.
DiSCUSión
no debemos caer en la criminalización de la adolescencia, que como etapa
vital se caracteriza por una sensación de invulnerabilidad, necesaria para
alcanzar la autonomía. el coronavirus es una amenaza delante de esa dosis
de invulnerabilidad que el adolescente necesita en el proceso de ruptura
con el niño que todavía es. los adolescentes consideran que los riesgos
afectan más al resto de las personas que a ellos mismos, y que por lo tanto
el coronavirus no les va a afectar. en este contexto pueden transgredir las
medidas de prevención, llegando a ponerse en peligro, como forma de au-
toafirmación.
BiBlioGraFía
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Correspondencia: [email protected]
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aires, Paidós, 2009, págs. 30-31.
2. Ibid., p. 30.
3. laCan, JaCQUeS: “televisión”, en otros escritos. Buenos aires, Paidós, 2012, pág. 566.
4. Millot, CatHerine: Horsexe. Essai sur le transexualisme. París, Point hors ligne, 1983, pág. 101.
5. laCan, JaCQUeS: El Seminario, libro 18, de un discurso que no fuera del semblante (1971), págs. 31-32.
6. Ibid., pág. 32.
7. Ibid., pág. 33.
lacan señala que “la verdad a la que no hay ninguno de estos jóvenes seres
hablantes que no deba hacer frente es que hay quienes no tienen el falo.
[…] la identificación sexual no consiste en creerse hombre o mujer, sino
en tener cuenta que hay mujeres, para el muchacho, que hay hombres,
para la muchacha.”8
el falo distribuye los sexos. lacan nos dice: “Para los hombres, la muchacha
es el falo (objeto de su deseo), y es lo que los castra. Para las mujeres, el
muchacho es la misma cosa, el falo, y esto es lo que las castra también por-
que ellas solo consiguen su pene, y que es fallido”.9
Para el hombre, la mujer es la hora de la verdad, porque la mujer está en
posición de señalar la equivalencia entre goce y semblante. Por eso, es más
fácil para el hombre enfrentar a cualquier enemigo en el plano de la riva-
lidad que enfrentar a la mujer.
Si para el hombre el semblante (la mujer en lugar de a en su fantasma) es
goce, “en cambio, nadie conoce mejor que la mujer, porque en esto ella
es el otro, lo antagónico del goce y del semblante […]”.10 la mujer es el
otro del goce fálico.
lacan dirá que “[…] todo lo que se nos enunció como resorte del incons-
ciente no representa más que el horror de esta verdad. […] no es algo par-
ticularmente agradable de escuchar, es lo que suele empaquetarse bajo la
rúbrica del complejo de castración”.11 Podemos decir que el complejo de
castración, bajo la modalidad femenina de envidia del pene o masculina
de rechazo de la pasividad, es común a ambos sexos.
lacan, también en el Seminario 18, se refiere a la identidad de género. ex-
presa lo siguiente: “la identidad de género no es otra cosa que lo que acabo
de expresar en estos términos, el hombre y la mujer. es claro que la cues-
tión de lo que surge allí precozmente solo se plantea a partir del hecho de
que en la edad adulta el destino de los seres hablante es repartirse entre
8. Ibid.
9. Ibid.
10. Ibid., pág. 34.
11. Ibid.
17. roy, Daniel: “Cuatro perspectivas sobre la diferencia sexual”, en: Carretel, núm. 15, Madrid,
enero 2020, pág. 154.
más común en los casos trans masculinos que yo he recibido en los últimos
tiempos. el cambio se demanda respecto a los caracteres sexuales secunda-
rios. lo que parece remitir a un goce vinculado al semblante.
vemos entonces como en la mayoría de los casos trans masculinos de niños
y adolescentes, que acabo de referir, el rechazo se produce respecto de los
caracteres sexuales secundarios, no respecto a los genitales femeninos. aquí
puede resultar interesante remitirnos a la primera lección del Seminario
20 donde lacan dice lo siguiente: “Ciertamente, lo que aparece en los cuer-
pos bajo esas formas enigmáticas que son los caracteres sexuales –que no
son sino secundarios– conforma al ser sexuado. Sin duda. Pero el ser es el
goce del cuerpo como tal, es decir como asexuado […]”.18 y, un poco más
adelante, añade: “y que no vengan a hablarme de los caracteres secunda-
rios de la mujer, porque, hasta nueva orden, son los de la madre los que
predominan en ella. nada distingue a la mujer como ser sexuado, sino jus-
tamente el sexo”.19
ninguno de estos sujetos a los que me he referido se presentan desde la di-
visión subjetiva, con una pregunta. Se presentan con una respuesta amparada
en los significantes amos de la época en la que el diagnóstico de disforia de
género se rechaza por su carácter psicopatológico. la pretensión de confor-
mar una identidad autoconstruida, comienza por darse un nombre propio
que no le deba nada al otro (en el sentido de la deuda simbólica). tal como
destaca Daniel roy: “tendríamos que aprender del hecho de que estos niños
dejan oír como su primera demanda un cambio de nombre por otro, esco-
gido por ellos mismos. […] una declaración de parte de quien se hace res-
ponsable de la llegada de un nuevo ser hablante a nuestro mundo.”20 Se
observa, en la mayoría de estos casos, el intento de producir un nuevo anu-
damiento donde la transformación real del cuerpo produce una nueva ima-
gen con efectos de nominación. Pero, el fenómeno trans actual no se deja
explicar exclusivamente desde la clínica de la forclusión, y podríamos ponerlo
en serie con la pretensión del sujeto del discurso capitalista de elegir el sexo
18. laCan, JaCQUeS: el Seminario, libro 20, Aun (1972-1973). Barcelona, Paidós, 1981, p. 14.
19. Ibid., pág. 15.
20. roy, Daniel: op. cit., pág. 150.
27. BroUSSe, Marie-Hélène: “las identidades, una política, la identificación, un proceso y la iden-
tidad, un síntoma”, disponible en castellano en: http://identidades.jornadaselp.com/textos-y-
bibliografia/texto-de-orientacion/las-identidades-una-politica-la-identificacion-un-proceso-y-la-i
dentidad-un-sintoma/
28. Ibid.
aBStraCt
During the first decades of the twentieth century, new therapies were in-
corporated in the Psychiatry field. these innovations slightly changed the
therapeutic paradigm and, among the new therapies, standing out were
the insulin shock and the Sakel cure, which was used for the first time for
schizophrenia treatment in 1933 by Dr. Manfred Sakel. Due to its reper-
cussion, three years after the announcement of its discovery, its use had al-
ready been spread all around the world with evidence of its application,
during 1936, in at least 22 countrie.
Furthermore, an international conference on insulin treatments in psychi-
atry was held in new york in 1958, where its use and effectiveness were re-
viewed. the insulin therapy stopped being used in the 1960s as a result of
the introduction of neuroleptic drugs in the clinical practice routine. in
this article, we will review its use in psychiatric therapy in centers of Gali-
cia´s region (Spain) during this period.
reSUMen
Durante las primeras décadas del siglo XX se incorporaron nuevas terapias
en el ámbito de la Psiquiatría, las cuales marcaron un cambio en el para-
digma terapéutico. entre estos tratamientos destaca el choque insulínico
o cura de Sakel, que fue utilizada por primera vez en 1933 por el Dr. Man-
fred Sakel para el tratamiento de la esquizofrenia. tal fue su repercusión
que apenas tres años tras el anuncio de su descubrimiento, su uso se había
extendido por todo el planeta, existiendo constancia de su aplicación, du-
rante el año 1936, en al menos 22 países.
en 1958 se celebró en new york una conferencia internacional sobre los tra-
tamientos con insulina en psiquiatría, en donde se repasaron su uso y efecti-
vidad. la terapia con insulina deja de usarse entorno a los años sesenta con
la introducción de los fármacos neurolépticos en la práctica clínica habitual.
en este artículo, revisaremos su uso en la terapéutica psiquiátrica en centros
de la región de Galicia (españa) durante este período.
1. introDUCCión
las primeras décadas del siglo XX fueron testigos de una enorme revolu-
ción en la comprensión y el tratamiento de las enfermedades mentales ya
que durante este periodo se introducen nuevos tratamientos psiquiátricos
en la asistencia del enfermo mental.
Surgen las terapias biológicas, basadas en teoremas como el vínculo entre
la fiebre y la enfermedad mental o la incompatibilidad entre convulsiones
y psicosis.
teniendo en cuenta esta última premisa, dentro de estas nuevas terapias
surge la categoría de las terapias convulsivas o de choque, entre las que se
incluyen el shock cardiazólico, con aceite de alcanfor, el electrochoque y
el choque insulínico o cura de Sakel, las cuales versaban sobre el supuesto
antagonismo biológico entre la epilepsia y la psicosis. Mediante su uso se
buscaba obtener una mejoría clínica en pacientes con esquizofrenia pro-
vocándoles cuadros convulsivos (1).
2. la CUra De SaKel
la cura de Sakel, incluida dentro de la categoría de las terapias de choque,
fue considerada como uno de los tratamientos de elección para tratar a en-
fermos que padecían esquizofrenia tras su descubrimiento en el año 1933
por el psiquiatra Manfred Sakel (2). tras su invención, el choque insulínico
fue ampliamente utilizado durante las décadas de 1940 y 1950 en los hospi-
tales psiquiátricos de todo el mundo y, como muestra el material de archivo
recabado en la presente revisión, también en españa y en la comunidad au-
tónoma de Galicia (3,4). Finalmente esta revolucionaria técnica caerá en des-
uso apenas unos años más tarde, debido a su peligrosidad y a la introducción
en la práctica de la psiquiatría de los fármacos antipsicóticos (5).
2.2 ProCeDiMiento.
la cura de Sakel consistía en la inducción de un coma hipoglucémico por
medio de la administración de dosis altas de insulina. Para ello en un prin-
cipio se utilizó la vía subcutánea y posteriormente se perfeccionó la técnica
recurriendo al uso de la vía intravenosa, que hacia el procedimiento más
controlado y seguro.
Durante las primeras sesiones, el tratamiento se iniciaba con una dosis pe-
queña de insulina, entre 8 y 30 unidades, la cual iba incrementándose en
cada sesión pudiendo llegar hasta alcanzar incluso las 500 unidades, para
lograr establecer un estado de coma completo de manera prolongada. este
coma se mantenía entre 15 minutos y una hora para, posteriormente, ser
revertido con soluciones altamente azucaradas, en este caso té o leche azu-
carados, los que se suministraban al paciente mediante una sonda naso-
gástrica o bien por vía intravenosa. Generalmente se realizaban varias
sesiones semanales en el transcurso de varios meses, alcanzándose en torno
a 50 sesiones en total por paciente.
Una vez que los pacientes recuperaban la conciencia, los síntomas de la en-
fermedad revertían de forma temporal en lo que los psiquiatras llamaban
“periodo de lucidez”, el cual, con la consecución de sesiones, sería cada vez
más prolongado en el tiempo, hasta una total desaparición de los síntomas.
Según diferentes estudios clínicos de la época, entre las complicaciones más
graves de la técnica destacaban el daño cerebral (que en algunos casos podía
llegar a ser permanente), la encefalopatía, las complicaciones cardiovascula-
res, e incluso en un 1-10% de los casos, provocar la muerte del paciente.
Con el paso de los años, sobre esta técnica inicial el propio Sakel desarrolló
distintas variantes de la terapia insulínica. en un intento de adaptarlas a los
diferentes subtipos de esquizofrenia, Sakel provocaba un coma más prolon-
gado para tratar específicamente las formas crónicas de la esquizofrenia. tam-
bién, tratando de minimizar los riesgos derivados del procedimiento, el
psiquiatra utilizaba el subcoma insulínico, provocando hipoglucemias mani-
fiestas pero sin llegar al coma. este procedimiento, además de menos invasivo,
permitía que el tratamiento pudiera administrarse de manera ambulatoria,
pudiendo regresar el paciente a su domicilio al finalizar cada sesión, sin nece-
sidad de proceder a un ingreso en una institución psiquiátrica (8).
ConClUSioneS
la Cura de Sakel supuso el inicio de una nueva etapa en la psiquiatría, su
descubrimiento fue recibido con gran entusiasmo por los psiquiatras de la
época al tratarse del primer tratamiento biológico para la esquizofrenia.
Su pronta distribución por todo el globo nos confirma la importante de-
manda que generó y la gran necesidad que existía de alcanzar una cura
para estos enfermos. en concreto en españa, su uso comenzó en 1936, ape-
nas tres años después de que su autor, Manfred Sakel, diese a conocer la
técnica a la comunidad científica de viena. en Galicia, durante las décadas
de los 40 y 50, la técnica de la cura de Sakel fue aplicada tanto en hospitales
públicos como sanatorios privados, encontrando registro de hasta 6 centros
distintos. Finalmente y tras la aparición de los nuevos fármacos antipsicó-
ticos, el uso de la insulinoterapia comenzará a disminuir hasta expirar, bien
entrados los años 60.
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FUenteS
Correspondencia: [email protected]
la crisis invade toda nuestra vida, alterando los procesos de tiempo y es-
pacio. todo aquello que habíamos planeado para el futuro, para el día a
día, así como las pequeñas metas que nos daban aliento para seguir, de re-
pente están paralizadas.
los esquemas cognitivos de seguridad que hasta ahora nos habían funcio-
nado, están rotos. no existe la seguridad de la predictibilidad, del saber que
va a pasar.
la situación se puede volver altamente angustiante por su cronicidad, la
invasión total en el trabajo y las limitaciones en la vida diaria de los profe-
sionales de la salud, por eso, se habla de la necesidad de identificar, nor-
malizar y trabajar con las reacciones emocionales que pudieran surgir:
– Pueden aparecer reacciones de ira y normalizar la ira es complejo, ya que
es una emoción muy censurada socialmente. Puede surgir la idea de no
tener derecho a enfadarse ya que están realizando su trabajo, o por lo
menos están vivos y tienen que estar agradecidos.
– Se habla de la tristeza como forma adaptativa de enfrentarse a las situa-
ciones estresantes, una emoción relacional que lleva a la búsqueda de con-
suelo y de expresión de malestar.
– Se habla también de las diferentes formas de ansiedad, esa reacción que
tanto se teme, que tanto alarma a cercanos y al clínico, y que inunda la
subjetividad.
todas ellas son reacciones esperables a una situación de estrés continuado,
en un contexto de alta exigencia clínica y ética que implican decisiones
complejas.
Sin embargo, sorprende la capacidad de superación de nuestros compañe-
ros, de aguantar y aguantar con sus recursos sin tener que recurrir a un
apoyo emocional externo, “profesional”. lo que suponíamos que iba a pasar,
no está pasando.
Pedir ayuda, tal vez coloca al otro imaginariamente en una posición asi-
métrica, pensar y hablar de la propia vulnerabilidad es algo en lo que uno
no se puede permitir pensar cuando hay otros que lo necesitan para vivir.
en este colectivo sanitario sobre el que hay mucha presión social y estatal,
con constantes exigencias: más horas, más esfuerzo, más implicación...
gustavo dessal
Psicoanalista elP-aMP Madrid. escritor.
Correspondencia: [email protected]
ii. Un cuerpo es algo que también posee una forma, y esa forma se nos re-
presenta a título de imagen, de reflejo visible. Desde siempre se sospecha
que toda imagen tiene algo de engañoso. Póngase por caso a los hebreos,
quienes de forma explícita prohibían la adoración de las imágenes. Curio-
samente, extendieron la censura hasta la representación del propio nombre
de Dios, impronunciable. Privado de imagen y silenciado en su nombre,
Dios se reduce a su verdadera esencia: un agujero. Un agujero es algo difícil
de soportar (como lo demuestra el fetichista), y lo insoportable del agujero
tiene bastante que ver con el antisemitismo. ¿Cómo se puede aceptar a los
que veneran un agujero? De todos modos, los hebreos tampoco fueron del
todo consecuentes, puesto que escribieron que Dios hizo al hombre a su
imagen y semejanza, lo que supone atribuirle a la Creación un carácter
sorprendentemente narcisista.
iii. Sucede que el hombre es débil, y no puede resistir la idea del agujero.
Por esa razón dispone de la facultad de forjar imágenes, representaciones.
Debemos al psicoanálisis el descubrimiento de que todo lo que el ser ha-
blante se representa es el reflejo de la imagen del cuerpo. en otras palabras,
que impone a todos los objetos del mundo la forma de su propio yo. esto
está presente en innumerables ejemplos, desde la concepción oriental de
que las castas sociales son emanaciones de las partes del cuerpo de Buda,
hasta la publicidad de automóviles. ¿Cómo se vende un coche? Demos-
trando con imágenes su valor de metáfora fálica, y añadiéndole el cuerpo
de una bella mujer en metonimia. resulta muy sencillo humanizar los ob-
jetos inanimados si se sabe manipular este hecho de estructura.
la ciencia pre-moderna se sostiene en el empleo a ultranza de la represen-
tación, la imagen del cuerpo. todo el universo se concibe como un gran
organismo al que se le atribuyen las funciones del cuerpo. Piénsese en las
constelaciones, y en el júbilo que produce reconocerlas en el firmamento.
Hay en ello un goce, el goce de encontrar en el cosmos la forma del cuerpo.
es lo propio de la debilidad mental del hombre: concebir el cuerpo como
norma, como emblema.
Para los griegos, la sabiduría estaba representada por el cosmos imaginado
como cuerpo perfecto. De allí que la política se diseñase a partir de la me-
dicina, aplicada al cuerpo social. Descartes fue uno de los primeros en apro-
ximarse de verdad al agujero, y así logró despertar una ciencia que pasase
“por debajo” de la representación. Propuso vaciar al sujeto de todo lo men-
tal: sensaciones, percepciones, juicios, conocimiento, todo es sospechoso
de engaño. Pero queda el “yo pienso”. Freud fue más radical: allí donde yo
creo que pienso, hay en verdad un agujero. lacan fue incluso más lejos:
“Pienso con los pies”, dijo ante un público de americanos incrédulos. De
todos modos, el paso cartesiano tuvo sus efectos. libró a la ciencia del
mayor de sus obstáculos: la representación, el sentido, que siempre se deriva
iV. la medicina siempre ha creído ser una ciencia. en ello radica su debili-
dad, puesto que se trata de una presunción que en el fondo le ha impedido
esclarecer la relación que mantiene con las ciencias en las que se apoya. Por
eso padece una crisis de identidad, en tanto ya no puede discernir la función
del médico como receptor de una demanda motivada en el sufrimiento, de
la función del técnico. la noción menos elaborada de la medicina (¡tiene
gracia!) es la salud. Queda demostrado con los medios que se emplean para
alcanzar el estado de salud, que pueden ser extremadamente contrarios a
ese estado. la salud siempre ha estado asociada a la noción de equilibrio y
armonía. y para proteger la idea de armonía, hay que mantener a toda costa
las ideas de medida y de proporción. lacan señaló hasta qué punto la me-
dicina, con su concepción del organismo como armonía, está infiltrada por
una metafísica anticientífica. Frente a la buena forma de la medicina, la cien-
cia ha escogido la figura de la onda, de la discontinuidad. atrapada en esta
contradicción, la medicina ha ido alienando su saber en el discurso cientí-
fico-técnico, al tiempo que preserva y perpetúa una noción de la salud que
sigue anclada en la fantasmagoría cósmica del hombre.
los griegos sostuvieron una equivalencia cósmica entre el hombre y la na-
turaleza que ha dejado una huella mental en la historia de la medicina: el
equilibrio y la armonía como un estado natural del cuerpo. Una huella que
subsiste hasta nuestro siglo, y que encontramos, por ejemplo, en Cannon,
quien presenta su concepto de homeostasis en una obra titulada “la sabi-
duría del cuerpo”. Se supone un saber en lo real, un saber sobre la armonía.
Por extensión imaginaria se puede concebir una sociedad como un cuerpo,
diagnosticar sus males, y postular un remedio para restaurar el equilibrio.
emilio Vaschetto 1
Psiquiatra.
Doctor en Medicina. Psicoanalista eol.aMP. Buenos aires. argentina
Correspondencia: [email protected]
voy a comenzar con una pregunta que les haré a ustedes –no sin antes ha-
bérmela hecho a mí mismo–. ¿es posible hablar de nuestra práctica sin ape-
lar a la coyuntura que nos atraviesa? la pandemia, fenómeno extendido a
escala planetaria, ha modificado necesariamente nuestra clínica o, en todo
caso, ha cubierto su rostro –para seguir con el título propuesto para esta
mesa– con un manto opaco, difuso. allá a lo lejos y hace tiempo, nada
menos que Karl Marx vaticinaba la forma que asumiría la modernidad atri-
buyéndole un fenómeno desvanecimiento, de evaporación –fenómeno que
un siglo después lacan asignará al padre–. Decía Marx:
Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y
de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen añejas
antes de haber podido osificarse. Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo
sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar sere-
namente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas.2
Si leemos en detalle, la rotura, el desvanecimiento, cualquier posibilidad
de sacralización quedan objetadas. Me parece que es un buen punto para
definir desde dónde venimos y hacia dónde vamos.
la clínica, que en su revisitada definición (“lo que se hace en el lecho del en-
fermo”), configura para los que nos dedicamos al psicoanálisis otro lecho
–el conocido diván–, hoy también se ha esfumado. la consulta remota o
virtual ha tomado su relevo y los dispositivos tecnológicos han reempla-
zado el cuerpo a cuerpo, o como advierte Freud, se han transformado en
una prolongación del cuerpo3. Noli me tangere –para quienes recuerdan la
conocida expresión latina–. Se dice con entusiasmo que “hay efectos” y por
eso es necesario investigar y tener la paciencia suficiente para así poder acu-
mular una casuística que resulte significativa. Desde luego, no vamos a negar
que haya “efectos”. los hubo antes y los habrá en el futuro. Por algo existe
una línea de asistencia al suicida. Sería de una necedad absoluta negar los be-
neficios de una asistencia remota para personas que nadan en el vacío y
donde una palabra puede realmente salvarles la vida. ahora bien, será nues-
tra tarea –la de los analistas– determinar si esos efectos, que en incontables
ocasiones evitan el abismo de una dolorosa existencia, son propiamente ana-
líticos. Si me atengo a nuestra disciplina, previo a las circunstancias que es-
tamos viviendo (vale decir antes de zambullirnos en el mundo virtual) no
desconozco los efectos que verificábamos en el sólo hecho del llamado tele-
fónico a los fines de solicitar un turno. incluso, son sabidas algunas conse-
cuencias generadas no sólo en el momento del llamado sino anticipándose
al mismo. Por ejemplo, un futuro analizante que, habiendo determinado la
necesidad de emprender la tarea analítica, se dedica a tomar algunas decisio-
nes antes de llegar a la consulta. De igual modo puedo mencionar, en parti-
cular, el caso de una mujer que decide consultar por problemas con su pareja
pero que, al momento de la solicitud del turno, ya había tomado la determi-
nación de separarse –lo cual le había deparado un gran alivio–. es decir, sin
haber tenido contacto conmigo, sin haber habitado las cuatro paredes de la
consulta, ya había conseguido un primer alivio de su malestar.
no obstante, me interesan señalar algunos elementos que, según mi im-
presión, es menester tener en cuenta puesto que modifican considerable-
mente nuestra praxis –y, en consecuencia, el real en juego–. estos
elementos son: la presencia, la mirada y la voz. Desde luego, existen otros,
pero decidí por una cuestión de tiempo desarrollar brevemente estos tres.
3. Cf. FreUD, S. El malestar en la cultura, en obras Completas de Sigmund Freud, vol. 21, Buenos aires,
amorrortu, 1993.
la PreSenCia
Un concepto esencial de la práctica del psicoanálisis, sea el psicoanálisis apli-
cado –como es el que se realiza en las instituciones de salud mental– o el
psicoanálisis puro –aquél por el cual alguien deviene psicoanalista–, es la lla-
mada presencia del analista. es un término que Jacques lacan desarrolla
exhaustivamente en el año 64’4 pero, dada la síntesis apretada que implica
esta comunicación, si tuviera que reducirlo al mínimo diría que se trata de
“estar ahí”. ahora bien, es un estar ahí muy particular entronizado en la his-
toria misma del psicoanálisis. Una historia que comienza no con la relación
médico-paciente sino con la relación hombre-mujer, como dice Germán
García, esto es: la relación de Freud con las histéricas. De allí que Freud en
La iniciación del tratamiento, compara el análisis con la gestación de un niño:
la potencia del varón puede engendrar en el organismo de la mujer un hijo,
pero por sí sólo no podría engendrar ni siquiera una parte del cuerpo. es
un buen ejemplo, pues el análisis excluye la relación sexual de entrada. Su
realización anularía el procedimiento que se realiza en la suspensión de la
relación sexual (la abstinencia como se dice), cuyo marco amoroso es la
transferencia. Si el psicoanálisis descubre la sexualidad en las neurosis es,
justamente, porque ha inventado un dispositivo donde no hay relación se-
xual. Pensemos por un momento qué de esa tensión erótica está puesta de
relieve en la consulta virtual. ¿Qué esa presencia? lacan tiene una idea tem-
prana que está extraída del decir auténtico de sus pacientes: “súbitamente
me doy cuenta de su presencia”5. es un misterio, va a decir, con el cual no
es fácil convivir. avanzada su enseñanza, va a hacer de esa presencia la ma-
nifestación misma del inconsciente6.
Dentro de esta presencia añado otro punto complejo que es el silencio.
todos sabemos que el silencio no se reduce al callarse la boca sino a no
responder cuando se puede responder. verificamos que esta experiencia es
poco tolerada en la atención remota.
4. Cf. laCan, J. el Seminario, libro 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” (1964-1965),
Buenos aires, Paidós, 1991.
5. laCan, J. el Seminario, libro 1 “Los escritos técnicos de Freud” (1953-1954), Buenos aires, Paidós,
1995, p. 70.
6. Cf. laCan, J. Posición del inconsciente, en Escritos 2, Buenos aires, Siglo XXi, 2008.
loS oBJetoS
Hace algunas semanas, antes de concluir la sesión, escucho de boca de una
analizante “bueno, nos vemos hablando” -–en lugar de decir “nos vamos ha-
blando”–. ese lapsus no tuvo una particular resonancia en ella, pero sí lo tuvo
en mí. Sin pensar tomé mi celular y vi sobre el fondo oscuro de la pantalla el
reflejo de mi propio rostro. obtuve al respecto la impresión de lo Unheim-
lichkeit, de la inquietante extrañeza. no era seguro que, en cada conversación,
hubiese alguien allí realmente detrás de ese dispositivo –al fin y al cabo no te-
nemos manera de verificarlo sincrónicamente–. Por otra parte, prescin-
diendo aún del recurso a la videollamada –como era el caso de esta mujer–
no es seguro que no nos estemos viendo hablando, es decir obteniendo, cada
vez, el reflejo tanto de nuestra voz como de nuestra imagen.
Gran parte de mis colegas, según el relevo que fui a lo largo de estos meses
realizando, refieren que solamente atienden por llamada de voz, sin ima-
gen. Sostienen que, de esta manera, hay un privilegio del objeto voz en la
atención. al respecto, viene a mi memoria el desarrollo que realiza Jacques
lacan a propósito de la pulsión invocante, cuando para argumentar su in-
cidencia en el sujeto se ocupa de describir en detalle la anatomía del oído7.
Ciertamente, es un modo de ejemplificar de qué manera la voz resuena
en un vacío. esta resonancia no es sólo el tubo que configura el espacio
cerrado del oído medio, ni el retorno de la vibración a partir de los dife-
rentes elementos fisiológicos y anatómicos del oído interno. la voz re-
suena en un vacío que es el vacío del otro. en consecuencia, esa voz no es
asimilada sino incorporada (término que lacan utiliza)8. tiene esa doble
cuestión (los cantantes saben muy bien esto) la voz sale del cuerpo pero
no pertenece del todo al cuerpo, hay una cierta ajenidad, lo que se deno-
mina el fenómeno de lo acusmático.
respecto a la mirada podría decir otro tanto. el ojo ya es un espejo, pero tam-
bién siguiendo la misma argumentación de lacan, es un corte extraído del
campo del otro. Puedo ver gracias a que olvido el ser mirado en el espectá-
culo del mundo. Por el contrario, cuando me anoticio de que soy mirado,
7. Cf. laCan, J. el Seminario, libro 10 “La angustia” (1963-1964), Buenos aires, Paidós, 2006.
8. ibíd.
surge el retorno paranoico (una voz que sonoriza la mirada, según la expre-
sión de lacan en el año 75’) o bien el afecto de angustia. Para ser más ilustra-
tivo, recuerdo el caso de alguien que dejó de ver a su padre desde muy
pequeña. ya de grande, decide buscarlo por las redes sociales y logra coordi-
nar un encuentro. lo espera ansiosa, sentada en un bar y mirando hacia todos
lados pensando en si iba a lograr reconocerlo. al ver atravesar un hombre la
calle y acercarse con paso acelerado, mira su cara y dice para adentro: “son
mis ojos”. De inmediato un vértigo angustioso la paraliza.
ConSiDeraCioneS FinaleS
“Peleamos contra un enemigo silencioso” es la consigna repetida en varias
ocasiones por mandatarios de distintos lugares del mundo. y sobre el fondo
del miedo subsiste no sólo la angustia de la disolución sino también las for-
mas de cohesión de una comunidad. Desde luego, no son las únicas res-
puestas sociales sino que, al mismo tiempo, hay actores que convocan a la
desobediencia civil y al caos generalizado.
no hice otra cosa que realizar una sumaria descripción, he ido espigando
algunos aspectos que conciernen a la práctica analítica e interrogan sus
principios. en tal sentido podemos dejar planteados algunos términos que
hacer a su variabilidad (varité, según el neologismo acuñado por Jacques
lacan) y a su invariancia.
la cuarentena obliga a las personas a sostener el distanciamiento social y
estar en sus casas. Junto a eso, hay un retorno epidémico de categorías
tales como depresión (por aislamiento) y ansiedad. es una lengua común,
aquello que llamé en el seminario que dictamos junto a Jorge Faraoni9, la
“coronalengua”. Depresión y ansiedad son nombres generalizados, es lo
pandémico de la infección del pensamiento y sus variaciones son contexto
dependientes. Pero lo sugerente es que el quedarse en casa es lo opuesto
a la angustia. en el pánico el sujeto corre hacia su hogar, hacia lo heim.
9. Segundas marcas. ¿Podemos vivir en una civilización sin dios? Seminario diurno de la escuela de la
orientación lacaniana, Buenos aires 2020. responsables: JorGe Faraoni y eMilio vaSCHetto.
libro de pronta publicación por editorial Xoroi.
Fernando m. Adúriz1
Psicólogo clínico. Psicoanalista. elP Castilla-león
Correspondencia: [email protected]
(Fernando Pessoa)
1. el autor es psicoanalista de la asoc. Mundial de Psicoanálisis, y escritor. último libro Por qué se
escribe. Cincuenta escritores (Málaga, 2021).
2. llaMaZareS, J., (2008), Entre perro y lobo, alfaguara, Madrid, 2008, p. 24.
comenzó como un solo hombre a cantar una canción relativa al astro por-
tugués: “¡vende toallas, Cristiano vende toallas, vende toallas...!” era la
reacción de la masa para desprestigiar al que brillaba, al ídolo de tantos,
de ellos mismos, seguramente que habrían salido asombrados de algunas
de sus destrezas deportivas. y para hacer caer ese brillo de un astro, se bus-
caba involucrar al imaginario colectivo del portugués que nutre de toallas
al español que cruza la raya para tal fin.
la historia de los amores y desamores entre portugueses se hunden en la
noche de los tiempos. está en los libros de historia. estuvieron unidos, y
ahora están separados. viven al lado, tienen intereses comunes, pero man-
tienen una distancia sideral en demasiados asuntos. Unamuno y Pessoa ra-
zonaron con inteligencia. ¿Qué tiene de malo el iberismo? Como señala
llamazares, “debe de ser el destino de dos pueblos que, por siameses, nunca han
podido verse la cara”3. exacto. Hay algo que no puede verse en el otro: el
propio rostro. razón de que el desconocimiento mutuo va de suyo, no se
quiere saber de verdad del otro, no se quiere hablar la lengua del otro...
Comencé a estudiar portugués para leer mejor a Pessoa, como comencé en
su día a estudiar gallego para hablar con mis vecinos, para hablar con las
gentes gallegas con las que comparto hábitat, isla, amor por la literatura ga-
llega, amor por el humor gallego, amor por la saudade y la morriña. es cu-
rioso que cuando comento que me gustaría hablar las lenguas españolas,
euskera (mis orígenes son vascos, del valle de rentería, de los aduriz, como
me explicó andoni luis, mi primo cocinero), catalán (la lengua de mis que-
ridos colegas del país del psicoanálisis), no encuentro en los castellanos todo
el apoyo para tal tarea, pues confunden la lengua castellana, (rica, amplia,
hablada por millones de personas en el mundo, la segunda lengua más ha-
blada tras el chino mandarín, más que el inglés, que va tercero), con las len-
guas españolas, que son cuatro: gallego, castellano, euskera, catalán. Si los
gallegos, los vascos, los catalanes, hablan la lengua de sus vecinos, los caste-
llanos, los aragoneses... por qué no es recíproco, por qué ese déficit cultural.
Por pura razón del inconsciente freudiano. es el viejo problema de quien se
atasca en el estudio de un idioma: le es imposible, no logra sumergirse en el
4. lo cita así: “lejos de ser una reacción agresiva, la ironía es, ante todo, una forma de interrogación,
una modalidad de pregunta”, en el Seminario Iv, p. 32. ver Bibliografía.
5. “Para el fuerte cualquier lugar es su Patria” era el escudo de armas del General ludlow, citado
por lord Byron en sus diarios, pág. 268. ver BiBlioGraFía.
BiBlioGraFía
BréCHon, r., extraño extranjero. Una biografía de Fernando Pessoa,
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CreSPo, a., (1988), La vida plural de Fernando Pessoa, Seix Barral, Barcelona,
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PeSSoa, F., (1912-1935), Crítica: ensayos, artículos y entrevistas, acantilado,
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PeSSoa, F., Sobre el fascismo, la dictadura militar y Salazar, la Umbría y la
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PeSSoa F., yo soy una antología. 136 autores ficticios, Pre-textos, valencia, 2018.
PiZarro, J., Alias Pessoa, Pre-textos, valencia, 2013.
taiBo, C., Como si no pisase el suelo, trotta, Madrid, 2011.
Correspondencia: [email protected]
Motivo De ConSUlta
Paciente de 26 años, con doble nacionalidad, residente de piso supervisado
en otro país europeo con tradición migratoria gallega (1,2); historia de múl-
tiples ingresos psiquiátricos, y diagnosticado de esquizofrenia paranoide.
acude solo, a urgencias, con sintomatología delirante abigarrada.
anaMneSiS y eXPloraCión
Sin agitación, se presenta excesivamente locuaz, demandante. refiere que
se encuentra en Galicia para pedir ayuda, y esclarecer una serie de cuestiones
histórico-legales que le atañen personalmente, y en general, a todos los hu-
manos. la grandiosidad, incluye su condición de rey, en concreto del reino
de Galicia, lo cual documenta de forma estrambótica, con diversos escritos
en español y alemán, documentos digitales (fotos de infancia, canciones pro-
pias, etc.). interpretativo y autorreferencial, en un estado deliremático de
perjuicio, y persecutorio, considera que existen fuerzas en estamentos de
poder, que impiden el ejercicio de su condición. las interpretaciones deli-
rantes sobre los colores de las tumbas de parientes, y prendas que vestía en
la infancia, argumentan su procedencia y su linaje. la posibilidad de que todo
tenga otra explicación, como una enfermedad mental, que fuera de Galicia,
DiaGnóStiCo y evolUCión
inicialmente, es necesaria una inmovilización, por la furia y falta de con-
tención, si no se hace seguidismo de sus demandas. Muestra un rechazo
frontal al tratamiento. Se inicia pauta con aripiprazol de 7,5 mg/ml por
vía parenteral con buena tolerancia. Posteriormente se realiza inducción
con 2 viales de ailP de 400 mg en 2 puntos diferentes. Se consigue en las
horas siguientes, completa tolerancia a la retirada de contención, que re-
tome la atención a sus necesidades vitales, y sea reconducible verbalmente,
en las cuestiones de manejo de la unidad. a los pocos días, fue posible pla-
nificar su repatriación, y el alta. es recogido por otro familiar, y acompa-
ñado por éste al aeropuerto, una vez asegurado el tratamiento. el paciente
se muestra participativo, y conforme con el plan de alta.
DiSCUSión y ConClUSión
el ailP está indicado como terapia de mantenimiento en esquizofrenia. los
pacientes deben haber tomado previamente aripiprazol oral o intramuscular
de acción corta para comprobar la tolerabilidad (3). la dosis inicial de ailP
puede administrarse siguiendo una pauta con una inyección, u otra con 2 in-
yecciones. esta última, ha sido recientemente aprobada por la agencia eu-
ropea de Medicamentos (eMa) y consiste en la administración de 2
inyecciones de 400 mg de ailD en 2 sitios diferentes de 2 músculos diferentes
del cuerpo (no se debe inyectar conjuntamente en el mismo músculo deltoi-
deo, o en el mismo glúteo) (4). Se ha decidido en este paciente el inicio con
doble inyección, ya que presentaba una descompensación importante de su
BiBlioGraFía
1. CaBaleiro GoÁS, M. (1998): La Psiquiatría en la Medicina Popular gallega
(tese doutoral), Santiago de Compostela: asociación Gallega de Psiquia-
tría. Colección de Psiquiatría clásica galega.
2. roF CarBallo, Mito e Realidade da Terra Nai. ed asociacion Galega de
Psiquiatria. ed Galaxia. 2001.
3. StaHl SM. Psicofarmacología esencial de Stahl. Bases neurocientíficas y apli-
caciones prácticas, 6ª ed. Barcelona: aula Médica; 2017.
4. Ficha técnica de abilify maintena 400 mg. agencia europea del Medica-
mento. Disponible en: https://www.ema.europa.eu/en/documents/pro-
duct-information/abilify-maintena-epar-product-information_es.pdf.
[Comprobado acceso el 26 de febrero de 2021].
david simón-lorda*
sandra rodríguez ramos**
raquel Fraga martínez**
* Psiquiatra
** Mir Psiquiatría
Correspondencia: [email protected]
reSUMen
Desde la introducción clínica de la clorpromazina entre 1953-1955 en es-
tados Unidos, se produjo a nivel mundial un progresivo lanzamiento nue-
vos psicofármacos. la publicidad de medicamentos en las revistas de la
especialidad y en revistas médicas generales dio amplia cobertura a este
florecimiento de la psicofarmacología, y reflejaron cambios en la práctica
psiquiátrica, y también estereotipos culturales y de género.
aBStraCt
Since the clinical introduction of chlorpromazine between 1953-1955 in
the USa, there has been a progressive launch of new psychoactive drugs
worldwide. Drug advertising in specialty journals and general medical jour-
nals gave wide coverage to this flowering of psychopharmacology, reflec-
ting changes in psychiatric practice, as well as cultural and gender
stereotypes.
We carried out a descriptive, non-bibliometric study of the rise of modern
psychopharmacological therapeutics in Spain through a brief review of
the publicity material in some Spanish magazines from the years 1959-1975
that had wide circulation in Spain in the world of Psychiatry, Psychosoma-
tics and Pediatrics (Boletín informativo del instituto de Medicina Psicoló-
gica, y rapports de Psicología y Psiquiatría Pediátrica). the years
1959-1975 were also a period of reorganization of pharmaceutical benefits
and of the Social Security itself in late-Franco Spain.
PalaBraS Clave
Keywords: Publicidad farmacéutica, productos farmacéuticos, medicamen-
tos para la ansiedad, medicamentos para la psicosis, medicamentos para el
insomnio, españa.
1. introDUCCión
el descubrimiento de la acción antipsicótica de la clorpromazina, a princi-
pios de la década de 1950 en Francia marcaron el comienzo de la era mo-
derna de tratamiento farmacológico para enfermedades psiquiátricas, a
veces denominada como “la revolución de la psicofarmacología” (1, 2).
este auge de la terapéutica moderna psicofarmacológica, tendrá su corre-
lato en un florecimiento en el material publicitario en las publicaciones y
revistas, algunas revistas médicas y de psiquiatría a nivel mundial... y tam-
bién en españa. revisaremos el material publicitario en algunas revistas
españolas de los años 1959-1975 que tuvieron amplia difusión en el mundo
de la Psiquiatría, la Psicosomática y la Pediatría, en un momento de cambio
de la sociedad y de la asistencia sanitaria en la españa de la dictadura de
Franco.
4.3.a. Pudimos revisar de forma más completa dos revistas que tuvieron
amplia difusión en el mundo de la Psiquiatría, la Psicosomática y la Pedia-
tría (Boletín informativo del instituto de Medicina Psicológica, y rapports
de Psicología y Psiquiatría Pediátrica), y que no habían sido encuadernadas
y se conservaban integras a lo largo de varios años.
5. ConClUSioneS
el desarrollo de los psicofármacos a mediados del siglo XX significó una in-
novación tecnológica sin precedentes en el campo de la salud mental en ge-
neral y en la práctica clínica psiquiátrica en particular. el período que
investigamos vio el lanzamiento de muchos productos farmacéuticos no-
vedosos, y muchos (o sus sucesores de clase) todavía desempeñan impor-
tantes funciones terapéuticas, incluidas las benzodiazepinas, antidepresivos
tricíclicos, fenotiazinas...
en este trabajo hemos intentado comenzar a analizar la difusión y algunas
articulaciones locales (españa-Galicia-ourense) de dicha innovación, que
llegaron a la españa del tardofranquismo en un importante momento de
cambio de la sanidad y la sociedad española. Para ello hemos realizado un
breve análisis del auge de la terapéutica moderna psicofarmacológica en
españa a través de revisión de material publicitario en algunas revistas es-
pañolas de psiquiatría de los años 1959-1975.
FUenteS
1. Biblioteca Hospital Psiquiátrico de Piñor. Complexo Hospitalario Univer-
sitario de ourense, Servizo Galego de Saúde. Xunta de Galicia:
Fondos hemerográficos de revistas de psiquiatría de los años 60 -70
(Fondo de antigua biblioteca de Hospital psiquiátrico de toén): Revista
de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina, Informacio-
nes Psiquiátricas, Actas Luso-Españolas de Neurología y Psiquiatría, Folia
Neuropsiquiátrica del Sur y el Este de España, Boletín Informativo del Insti-
tuto de Medicina Psicológica, y Rapports de Psicología y Psiquiatría Pediá-
trica, Yatros...
2. Fondo archivo Historiales clínicos de Sanatorio Psiquiátrico de toén
(orense): expedientes Clínicos de pacientes. 1959-1960. PanaP. archivo
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GaS. ourense.
BiBlioGraFía
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5. lóPeZ MUñoZ F, aSSion HJ, ÁlaMo GonZÁleZ C, GarCía GarCía P, FanG-
Mann P. “Contribución de la iproniazida y la imipramina al desarrollo
de la psiquiatría biológica: primeras hipótesis etiopatogénicas de los
trastornos afectivos”. Psiquiatría biológica, 2007, 4, 6, p.. 217-229.
la madre de Frankenstein
almudena Grandes. tusquets
Adrián gramary
Psiquiatra (Porto-Portugal)
Javier peteiro
a Coruña
Chus gómez
F m Adúriz
Psicólogo y psicoanalista de la asoc. Muncial de Psicoanálisis.
www.fmaduriz.es
1. SolitarioS y aiSlaDoS
la pandemia ha puesto en juego el binomio vida interior/vida exterior. De-
cimos vida interior al recorrido constante de la geografía interior, esto es, a
la escucha atenta de los modos de hablar del sujeto del inconsciente, en sus
fallas, que son sus aciertos, el olvido, el lapsus, los sueños, los actos
logrados/fallidos. ese su decir nos habla, y nos concierne, es nuestra subje-
tividad. estamos divididos, por un lado el yo y por otro lado el otro, el dis-
curso del inconsciente, división intolerable para quienes prefieren pensarse
en términos de control, de que son posibles los mecanismos de control. Pero
nuestro esquema, desde Freud, sabemos que no es tan pobre. Cuando hay
esa riqueza vital, cuando se dan esos diálogos interiores, esas formaciones del
1. Por parafrasear el libro La eternidad de un día, un libro dedicado al periodismo alemán. ver UZ-
CanGa MeineCKe, F., (2016), La eternidad de un día. Clásicos del periodismo alemán (1823-1934),
acantilado, Barcelona, 2016.
3. DiStintaS SoleDaDeS
la pandemia actualiza los modos de estar solo. Diferentes modos depen-
diendo de la estructura clínica de cada sujeto, distintas soledades2.
Para un perverso la soledad tiene como sombra el de la búsqueda del goce,
con quien hace pareja, incluso con la herramienta de ese goce, un goce
que aun cuando use personas, es un goce muy solitario. el sujeto psicopá-
tico busca a veces escenarios muy sociales como el mundo de la empresa
o el de la política, pues su interés es manipular el goce del de enfrente. re-
cordemos que el sádico es un gran trabajador3, al servicio de angustiar, de
dividir al otro hasta hacerle ver lo maravilloso de desbordar la ley y la ética
para alcanzar el goce de la transgresión.
Para un psicótico, de soledad máxima, de ausencia absoluta de lazo social,
no hay queja respecto a ello, pues no parece ir con él ese darse cuenta de
que está oceánicamente solo. Sus fracasos en el amor, su imposibilidad de
vínculo social ofrece la ventaja de un reverso, su pasión por la creación en
soledad, sea la escritura, sea la pintura, sea el arte en general. Su proximi-
dad a lo real, a lo que no cesa de no escribirse, le confiere una ventaja. Se
sabe que el artista toma la delantera al psicoanalista, en tanto vislumbra
algo antes de que nazca, su creación exnihilo.
Para un obsesivo, la soledad es la muestra de su alejamiento del peligro del
deseo del otro, que le angustia, de ahí su obsesión por el no contacto, su
alejamiento de los otros, incluso buscando fervientemente ser rechazado,
haciéndose expulsar, para centrarse en su amor por sus cosas, sus objetos,
sus colecciones, sus perennes pensamientos, sus obras Completas, sus ha-
zañas (cronometradas por un otro, invisible, que mira desde la tribuna).
Para el sujeto histérico, en fin, esa soledad demuestra su interés por dar la
nota, destacar, por protagonizar en exclusiva la escena, siendo uno entre
muchos, siendo la deseada/deseado, para así, más tarde, poder sustraerse
2. ver BaSSolS, M., “Soledades y estructuras clínicas”, en Freudiana, núm., 12, Barcelona, 1994.
3. ver laCan, J., “Kant con Sade”: «”tengo derecho a gozar de tu cuerpo, puede decirme quien-
quiera, y ese derecho lo ejerceré, sin que ningún límite me detenga en el capricho de las exac-
ciones que me venga en gana saciar en él”...tal es la regla a la que se pretende someter la
voluntad de todos, si una sociedad le da mínimamente efecto por su obligatoriedad», en Escritos
II (1966), Siglo XXi, Madrid, 1985, p., 747-748.
4. SoleDaD iMPUeSta
la soledad impuesta duele, es la soledad obligada por el desamor, por la
muerte de un ser querido4, por las circunstancias trágicas.
es impuesta cuando un otro destierra, abandona, deja caer, expulsa.
Soledad impuesta por el desgarro laboral. a veces la expulsión de un puesto
de trabajo, la pérdida de los compañeros de trabajo, de las rutinas diarias.
el lazo laboral, al margen de la identidad que otorga: “Soy comercial”...
“Soy médico”.
Un amigo jugaba con responder a la pregunta ¿Qué es tu padre?, con la
respuesta... ¡Mi padre es feliz!, y ahí se ve la diferencia entre ser y desem-
peñar una tarea.
Soledad impuesta por la etapas del desarrollo:
a. es la soledad del adolescente que pierde al niño que lleva dentro y des-
conoce el cuerpo que posee, y va inventando un nuevo lazo social (Solita-
rios reunidos, sería su mejor definición) mientras vive muy desorientado
durante algunos largos meses, con su freudiano “derecho a detenerse”5
bajo el brazo.
b. es la soledad de la vejez, la que acompaña a la persona mayor que de
pronto ha ido enterrando a sus seres queridos, a sus amigos, y ya le resta
exclusivamente una soledad que le viene muy grande.
4. SCHoPenHaUer decía en Aforismos y parábolas que “no podemos contemplar el cadáver del hombre
más común sin sentir veneración”.
5. ver mi texto “el derecho a detenerse”, comentando la frase de Freud en “Simposio sobre el sui-
cidio”. en Martin aDúriZ, F., (compilador), Adolescencias por venir, Gredos, Madrid, 2012.
5. SoleDaD BUSCaDa
la soledad buscada alivia.
«Salgo a la calle a renovar mi apetito de soledad», decía lord Byron.
Buscar la soledad no es lo mismo que estar solos por abandono, o por el
momento histórico que vivimos, donde algo nos falta de los otros, del
calor de los otros. (con matices, puesto que es muy cierto lo que me en-
señó una adolescente en abril de 2020, cuando se vislumbraba el final del
confinamiento más estricto: “los chicos dicen que qué ganas de vernos,
pero luego cuando salimos cada uno está con su pantalla y no nos hacen
caso”). es cierto también que hay el reclamo de los abrazos procedente
incluso de quienes habitualmente los rechazan, no sólo los obsesivos del
tabú de contacto.
6. ver FreUD, S., “lo siniestro” (1919), en obras completas, T. vII, Biblioteca nueva, Madrid, 1974, p.
2487.
7. ver laCan, J., Seminario X, la angustia, Paidós, Barcelona, 2006, p. 86.
8. y continúa muy interesante a efectos de una soledad impuesta por los próximos: “Conforme al
testimonio del psicoanálisis, casi todas las relaciones afectivas íntimas de alguna duración entre
dos personas –el matrimonio, la amistad, el amor paterno y el filial– dejan un depósito de senti-
mientos hostiles, que precisa, para escapar de la percepción, del proceso de la represión. este fe-
nómeno se nos muestra más claramente cuando vemos a dos asociados pelearse de continuo o
al subordinado murmurar sin cesar contra su superior. el mismo hecho se produce cuando los
hombres se reúnen para formar conjuntos más amplios. Siempre que dos familias se unen por
un matrimonio, cada una de ellas se considera mejor y más distinguida que la otra. Dos ciudades
vecinas serán siempre rivales, y el más insignificante cantón mirará con desprecio a los cantones
limítrofes. los grupos étnicos afines se repelen recíprocamente; el alemán del Sur no puede
aguantar al del norte; el inglés habla despectivamente del escocés, y el español desprecia al por-
tugués. la aversión se hace más difícil de dominar cuanto mayores son las diferencias, y, de este
modo, hemos cesado ya de extrañar la que los galos experimentan por los germanos, los arios
por los semitas y los blancos por los hombres de color”. ver FreUD, S., “Psicología de las masas
y análisis del yo” (1921). obras completas, T. vIII, Biblioteca nueva, Madrid, 1974.
7. anSieDaD y ConFinaMiento
la ausencia de control, de decisión sobre las acciones cotidianas, ha entrado
con el confinamiento por la puerta. ese no tener el control es el auténtico
virus de la epidemia de ansiedad. Se está al arbitrio del otro. eso genera
una incertidumbre acerca de cuál son sus auténticos propósitos, cuál es el
deseo del otro. recordemos que es la base de la ansiedad. la angustia se
desata en el momento en que desconocemos por dónde se va a pronunciar
ese deseo del otro, qué es lo que me va a hacer, qué es lo que quiere de mí
cuando estoy a su arbitrio.
9. HeGel, G., W., F., (1807), Fenomenología del espíritu, Península, Barcelona, 2001.
10. ver ZaMBrano, M., (1934), Hacia un saber sobre el alma, alianza, Madrid, 1989.
11. ver ŽiŽeK, S., (2020), Pandemia. La Covid-19 estremece al mundo, nuevos Cuadernos anagrama,
Barcelona, 2020.
12. ver ŽiŽeK, S., (2020), Pandemia. La Covid-19 estremece al mundo, nuevos Cuadernos anagrama,
Barcelona, 2020. pág., 78.
13. ver anDréS, r., (2010), No sufrir compañía. Escritos místicos sobre el silencio, acantilado, Barcelona,
2020, pág. 15.
14. ManUel aZaña: “Si cada español hablara sólo de lo que sabe, en españa se haría un gran silencio
nacional, que podría aprovecharse para estudiar”.
Ángela gonzález.
Psicóloga y psicoanalista de la asociación Mundial de psicoanálisis.
1. laCan, J., “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo”, en Escritos ii, Siglo XXi, Buenos aires, 2003.
2. CarSon, a., Hombres en sus horas libres, Pre-textos, valencia, 2007.
De las cárceles que es más costoso escapar, se sabe que son aquellas que
tienen las puertas abiertas. étienne de la Boétie3 lo llamó servidumbre vo-
luntaria para defender la idea de que toda servidumbre lo es, y procede
únicamente del consentimiento de aquellos sobre quienes se ejerce el
poder, aludiendo al enunciado de Séneca, en ese maravilloso ensayo que
se llama Sobre la brevedad de la vida, el ocio y la felicidad4.
Muchas mujeres han dado cuenta de este fenómeno, que abarca diferentes
facetas de sus vidas, como cuando han estado encerradas en un matrimo-
nio del que, pudiendo salir, nunca lo hicieron, o del trabajo, como le su-
cediera a Clara Campoamor, otro lugar del que es difícil escapar.
3. De la Boétie, é., discurso sobre la servidumbre voluntaria o el Contra uno, titivillus, 2019.
4. SéneCa, l.a., Sobre la brevedad de la vida, el ocio y la felicidad, acantilado, Barcelona, 2021. aquí
señala la expresión “servidumbre voluntaria”: “Por qué nos quejamos de la naturaleza? ella se
ha portado con generosidad; la vida, si sabes usarla, es larga. Pero a uno lo domina la insaciable
avaricia, a otro, el afán de ocuparse en placeres superfluos; uno se impregna de vino, otro se
adormece en la inacción; uno se fatiga con la ambición, siempre pendiente de los juicios ajenos,
otro, metido de cabeza en la pasión de comerciar, recorre todas las tierras y mares a la redonda
con la esperanza de lucro; a algunos los atormenta la pasión de la milicia, siempre pendientes
de los peligros ajenos o ansiosos por los suyos; hay a quienes consume, en servidumbre volun-
taria, el culto ingrato a los superiores; a muchos les absorbe el sentimiento de la fortuna ajena
o la queja por la propia; a la mayoría, que no persigue nada determinado, la ligereza vaga, in-
constante e insatisfecha de sí misma la precipita nuevos planes; a algunos nada les gusta como
meta, pero abrazan en el destino del imputado indolente, de modo que no dudo de la verdad
de la aseveración, dicha a modo de oráculo, del máximo de los poetas ‘es exigua la parte de
vida que vivimos’ en verdad, todo espacio restante no es vida, si no tiempo”.
entre sus socios. así, en 1876 se funda el ateneo de Palencia, con la inten-
ción de agitar la vida intelectual de la ciudad. en 1897 nacerá también, para
la difusión de la cultura, el ateneo de Jerez. Hoy nos encontramos a la vez
en ambos ateneos, el de Palencia y el de Jerez de la Frontera, modelo de
reunión impensable hace un año cuando estuve en el ateneo de Jerez en
la conferencia que diera aduriz, donde quedé impresionada de esa sala a
rebosar y ese interés por la cultura.
Hoy, este estupendo modelo vanguardista que ha llegado con la pandemia
es una realidad que espero no se vaya ya nunca, y se fortalezcan las atadu-
ras entre los ateneos de toda españa. las mujeres ganaremos visibilidad.
De hecho, pese a haber trabajado mucho para la consolidación del de Pa-
lencia, pese a haber participado en una Mesa redonda en el ateneo de Ma-
drid hablando de “Mujeres y consentimiento”, nunca di una conferencia
en solitario en un ateneo hasta hoy, merced a Zoom, y a Carmen Campos
quien con su deseo decidido y el de sus compañeros ateneístas, ha hecho
posible este encuentro. Me encuentro muy a gusto formando parte de la
serie invisible de esas mujeres ateneístas pioneras, también presas de la
novedad que rompía las ataduras silenciosas de su época.
los ateneos, aún a pesar del rígido marco socio político de la época en la
que fueron viendo la luz, y no pocas vicisitudes, fueron otorgando lenta-
mente la condición de socia y el uso de la palabra a las mujeres de la época,
que de ese modo obtuvieron un reconocimiento necesario, ese que aún no
habían conseguido en el ámbito de los derechos y libertades sociales.
Una ateneísta muy especial fue Clara Campoamor. Pues bien, su atadura
silenciosa es paralela a su propia vida. Clara Campoamor muere a los dos
años de vida. la historia está contada en un libro del que escribí el epílogo,
y que verá la luz desde la andaluza editorial Miguel Gómez, cuya autoría
es de mi compañero y colega Fernando M. aduriz y que se va a titular,
Por qué se escribe6. ella nace llamándose Carmen eulalia Campoamor, pero
al morir su hermana Clara, los padres, seguramente para tramitar su pena,
deciden cambiarle el nombre a Carmen y pasan a llamarla Clara. este detalle,
esta atadura silenciosa determinará su vida, según aduriz, pues toda su vida
6. Martín aDúriZ, F., Por qué se escribe. Cincuenta escritores. Miguel Gómez, Málaga 2021.
(en imprenta).
de sus hijos. Mujeres que han dedicado sus horas a horas extras en el
hogar, ese espacio que, si se quiere que sea algo más que un lugar para
vivir, y que sea un lugar habitable, necesita de una presencia poética tanto
de los objetos como de su estética y de su hablarnos histórico. Sobrevivir
y vivir es posible en cualquier lugar, pero habitar una casa es otra cosa.
Comprobamos que o la mujer se ocupa de recordarlo o las casas se llenan
de vacío. Un vacío asfixiante, una atadura imposible de sobrellevar. Falta
el aire, y si se busca una solución en el campo, en el jardín, en la naturaleza
es porque no se ha podido usar de la magia de la poesía en el mínimo re-
ducto, y eso por muy pequeño que sea el lar.
Mujeres que han atendido y cuidado a los mayores, como siempre hicie-
ran, y que también han pasado en algunos casos por el horror de no poder
asistir y acompañar en la muerte a sus seres más cercanos, que murieron
solos. eso se ha puesto mucho de manifiesto, pero conviene recordar que
todos morimos solos. Una vez fallecidos, también hemos escuchado que
no pudieron despedirse. ocurre que esa asignatura, la despedida, es una
asignatura difícil de aprobar, puesto que no existe la fórmula universal
para despedirse de un ser querido. Falta serenidad, y sobra emoción. Pero
deberíamos poder poner palabras y conversar en los momentos finales,
unos y otros. y aceptar también que asumir nuestra existencia mortal su-
pone “darse por despedidos en el vivir cotidiano”, saber que la buena des-
pedida es el obrar limpio de cada jornada.
Muchas mujeres también teletrabajan. esto trae otra pérdida, la falta del
corte, de lapso de interrupción, del descanso que se opera en el simple
paseo. el trabajo presencial permite desconectar del trabajo doméstico.
esa pérdida quizá sea compensada con el agotador desplazamiento de cada
día en el transporte rutinario.
otras mujeres han acudido cada día a realizar su trabajo en condiciones
extremas, como las mujeres sanitarias. recordemos que siete de cada diez
sanitarios son mujeres. todas aquellas que trabajan en actividades esen-
ciales, han pasado por el horror de llegar a sus hogares, extenuadas, con
temor de abrazar a sus hijos hasta no poderlo hacer en condiciones segu-
ras, temiendo llevar lo peor a sus hogares. Miedo, es la palabra que des-
cribe tantas y tantas escenas cotidianas del ultimo año en el día a día de
ese era el tono del texto de irene, que nos hizo llorar y comprender lo
que las mujeres sanitarias estaban viviendo en primera línea.
Del mismo modo que los ateneos dieron la palabra a las mujeres, también
a finales del siglo XiX, Sigmund Freud nos dio otro tipo de palabra. Permi-
tió hablar a las mujeres, muchas de ellas asoladas en ese momento por una
epidemia de incomprensión de sus malestares. Hay una particular relación
entre grito y silencio cuando de mujeres se trata. Sabemos, gracias a Freud,
que aquello que se reprime en silencio retorna en el cuerpo, en forma de
síntoma sonoro, parlanchín y molesto. él lo supo ver. y gracias a él, hoy,
puedo hablarles en estos dos ateneos juntos, merced a la inteligencia de
estas Plataformas de nueva comunicación. este Zoom que nos ha permi-
tido sobrellevar la dureza de la vida durante la pandemia. a veces, parece
incomprensible que se hable mal de estas herramientas tecnológicas,
cuando no es más que un invento del ser que habla, tan extraordinario
como lo ha sido el teléfono inteligente para sobrellevar la dureza de la vida
en situaciones de crisis.
las soluciones que las mujeres hemos ido encontrando son tan originales
como los síntomas que las convocan, me gusta como lo nombra anne
Carson, una mujer escritora y poeta, con estas palabras:
“Mi actitud es que, por muy dura que sea la vida, lo que importa es hacer
algo interesante con ella. y esto tiene mucho que ver con el mundo físico,
con mirar las cosas, la nieve y la luz, y el olor de la puerta, y todo aquello
que constituye a cada instante tu existencia fenoménica. Qué gran con-
suelo... saber que estas cosas persisten en su ser y que puedes pensar sobre
ellas y hacer algo con ellas en la página”7.
Palencia, 15 de abril de 2021.
begoña olabarría
Psicóloga clínica
Psicoterapeuta sistémica
Madrid
Más allá de las cifras epidemiológicas, los clínicos de Salud Mental estamos
obligados a pensar las ansiedades, las angustias, que colectivamente viven
los ciudadanos y específicamente los trabajadores de ayuda a otros seres
humanos, particularmente los sanitarios, y hacerlo en lo posible aten-
diendo al marco contextual y la complejidad que contiene.
en esta experiencia colectiva de oscuridad de la crisis, me importa situarme
explícitamente en línea con la vieja propuesta de Basaglia (“hacer algo con
la oscuridad, abrir una brecha en la locura”): Pensar la oscuridad de esta
crisis para abrir brechas en ella.
el virus está trayendo una nueva crisis planetaria a la crisis planetaria de la
humanidad en la era de la globalización. Una crisis que revela, una vez más,
nuestra interdependencia. Una interdependencia tal que obliga a pensar
en los ejes de la respuesta, que a mi juicio han de ser pensados en torno a
la solidaridad y a la respuesta planetaria. Una perspectiva nueva en su ope-
rativización global.
la pandemia de la Covid-19 surgió muy lejos, en un lugar “desconocido”
de China. inmediatamente llegaron los mensajes de las mentes comparti-
mentadas y nos tranquilizaron: este virus no llegará a nuestro país, no lle-
gará a europa o lo hará de manera simple y menor...
Pero el virus viaja, toma el camino, el barco, el avión, va de la risa, del grito
o de la tos a la saliva de otro. Penetra con sigilo, se extiende por toda eu-
ropa y por todo el mundo. Se declara la alerta de pandemia país a país por
toda la tierra.
Pero esta complejidad sigue siendo considerada y tratada en cuestiones y
sectores separados en todas partes. la onU no ha propuesto (al menos
aún) una gran alianza planetaria de todos los estados. Cada estado cierra
su nación sobre sí misma. ¿Pagaremos en víctimas adicionales el fragmen-
tado conocimiento y acciones dominantes?
Sin embargo, el virus nos revela lo que estaba oculto en las mentes com-
partimentadas que se formaron en nuestros sistemas educativos, mentes
dominantes entre las elites tecno-económicas-financieras: la complejidad
de nuestro mundo humano en la interdependencia e intersolidaridad de la
salud, lo económico, lo social, de todo lo humano y planetario. esta inter-
dependencia se manifiesta en innumerables interacciones y retroalimen-
taciones entre los diversos componentes de las sociedades y los individuos.
así pues, la perturbación socio-económica-geoestratégica causada por la
epidemia fomenta su propagación.
la pandemia nos dice entonces que esta interdependencia debe dar lugar a la
respuesta colectiva de la solidaridad humana en la conciencia de nuestro des-
tino común. el virus nos revela lo que ha llamado edgard Morin la “ecología
de la acción”: la acción no obedece necesariamente a la intención, puede ser
desviada, desviada de su motivación, con cálculo o sin él. esto es lo que el
profesor eric Caumes de la Pitié-Salpêtrière predice: “al final, son las reaccio-
nes políticas a este virus emergente las que conducirán a una crisis económica
mundial... con un beneficio ecológico”. Una paradoja de la complejidad: el
mal económico podría generar una mejora ecológica. ¿a qué coste?
el problema principal es obviamente la salud. los servicios sanitarios de
atención Primaria y hospitalaria, víctimas de ahorros sin sentido, están
abrumados. las declaraciones de los médicos resultan con frecuencia con-
tradictorias, algunas advierten de un gran peligro, otras tranquilizan sobre
la baja tasa de mortalidad.
las autoridades públicas están adoptando medidas de protección que sólo
pueden aislar parcialmente a los enfermos o a los sanos en peligro y al
HaBlanDo De la SalUD
el problema principal es obviamente la salud y ahora, necesariamente, la
salud de todos. Sabemos que el contexto político, los factores sociales y
económicos son determinantes de la salud de las poblaciones. De hecho, sa-
bemos que la mortalidad de las clases trabajadoras es mayor en sectores
de menor edad que en las altas. Pero fijémonos que ahora vivimos un con-
texto de búsqueda de desligitimación de las instituciones, donde la estruc-
tura social ya no se mira en términos de clases sociales, pues parecen haber
de atención de Salud Mental. el estudio, que abarca 130 países, aporta los
primeros datos mundiales acerca de los efectos devastadores de la CoviD-
19 sobre el acceso a los servicios de Salud Mental y pone de relieve la ne-
cesidad urgente de incrementar la financiación.
la encuesta fue publicada en previsión de la Gran Cita de la Salud Mental,
un evento mundial de concienciación en línea organizado por la oMS el
pasado 10 de octubre, en el contexto de la CoviD-19 la oMS ha señalado
anteriormente el problema crónico de la financiación del sector de la Salud
Mental: antes de la pandemia, los países destinaban menos del 2% de sus
presupuestos nacionales de salud a la Salud Mental y tenían dificultades
para responder a las necesidades de sus poblaciones.
“Una buena salud mental es absolutamente fundamental para la salud y el
bienestar en general”, ha dicho el Dr. tedros adhanom Ghebreyesus, Di-
rector General de la organización Mundial de la Salud. “la CoviD-19 ha
venido a interrumpir la atención prestada por los servicios de Salud Mental
esenciales de todo el mundo justo cuando más se los necesitaba. los diri-
gentes mundiales deben actuar con rapidez y determinación para invertir
más en programas de Salud Mental que salven vidas, mientras dure la pan-
demia y con posterioridad a ella”.
Como decía, la pandemia está provocando un incremento de la demanda de
servicios de salud mental. el duelo, el aislamiento, el encierro sostenido sin
“ventilación” relacional, la pérdida de ingresos y el miedo están generando
síntomas o agravando trastornos de salud mental: aumento de consumo de
alcohol o drogas, crecientes problemas de insomnio y sintomatología de an-
siedad. Por otro lado, la misma CoviD-19 puede traer consigo complicaciones
neurológicas y mentales, como estados delirantes, agitación o accidentes ce-
rebrovasculares. las personas que padecen trastornos mentales, neurológicos
o derivados del consumo de drogas también son más vulnerables a la infec-
ción del SarS-Cov-2 y podrían estar expuestos a un mayor riesgo de enfer-
medad grave e incluso de muerte, hay un aumento de violencia intrafamiliar.
la situación de las maltratadas es mucho más angustiosa desde que el mundo
está en suspenso por la Covid. Hay menos asesinadas, pero no menos vio-
lencia, aunque han caído casi todos los indicadores aportados por profesio-
nales o demanda propia, menos las llamadas de auxilio al tf 016 (servicio que
Son muchas las publicaciones que dan cuenta de que la ansiedad viene cre-
ciendo en la población de manera significativa (se dan instrucciones ante
en Salud Mental e impulsos de acción global en esta crisis que parece con-
densar y poner de manifiesto de manera singular la policrisis mundial que
es contexto de la pandemia CoviD-19.
no aceptemos el olvido, la invisibilización, de los sectores de población
“desechables” ( Judith Butler): prestemos una atención colectiva solidaria,
aguzando la mirada y la escucha responsable con “el otro” (y “la otra”).
Podemos los profesionales de la SM pensar de manera compleja y propiciar
acciones y Programas de autocuidado como atención preventiva, especial-
mente para los profesionales de ayuda a seres humanos y específicamente
sanitarios de primera línea de atención, que están en situación de riesgo.
tamén outro paciente, M., con alucinacións auditivas que describe como
voces agudas que o molestan, moléstano moito. no seu caso nunca chegou
a configurarse un delirio que lle permita dar unha explicación ao que lle oco-
rre e reducir así a angustia. Cando digo “angustia” penso en como describir
a que percibín nel. Canta angustia. Quizais é iso que José María Álvarez de-
nomina como un estado de irresolución insoportable. M. só compartía esta
angustia co seu benquerido doutor, supoño que no medio diso que chaman
“transferencia”. Manifestábaa a modo de dúbida, de eterna dúbida, respecto
do seu estado (“¿Que me pasa?”), así como de demandas de curación (“Dáme
algo que me cure”). repito, canta angustia. Contáronme sobre el que, nou-
tros momentos, cando as voces se reducían, entraba en contacto con algo
que el mesmo describía como “baleiro”, algo que non podía soportar. así,
un pouco “entre a espada e a parede”, neste caso o tratamento consistía en
buscar o equilibrio entre “quitar” un pouco as alucinacións que tanto o mo-
lestaban, sen destapar por completo ese baleiro que era insoportable para el.
Probablemente tamén en acompañalo de forma comprometida e agardar a
que lograse construír un delirio.
Desde esta perspectiva, as crises non son sempre indicativas de empeoramento
na evolución do suxeito. Como alí puiden ver, hai ocasións nas cales un rein-
greso, a diferencia do que podería pensarse a simple –moi simple– vista, é un
indicador de melloría brutal, é unha solución diferente, unha petición de
axuda sumamente sa cando substitúe a actos como un intento autolítico ou
unha autoagresión; nada máis nin nada menos. este cambio cualitativo tan
impresionante vai mediado por un intenso e comprometido traballo de acom-
pañamento e de coidado, ¿será iso que chaman “transferencia”?
aínda que comunmente asociamos a psicose con fenómenos como os delirios
e as alucinacións –non sei se por máis estudados, máis salientes, ou ambas–
descubrín que os síntomas negativos son tremendamente incapacitantes. a
loucura illa cada suxeito nunha penumbra de soidade, apatía e inactividade,
nunha atmosfera de ensimesmamento. os psicóticos tenden a esconderse e a
evitar o contacto cos outros. Desde a nosa mirada, vémolos apagados, pousa-
dos –e pausados–, encerrados coas portas do hospital abertas. incluso cando
comparten espazos no hospital, estar xuntos non garante o vínculo. Como
dicía Jacques-allain Miller, “cada tolo no seu mundo”, e co seu tema.
tamén con algo meu). non obstante, dalgunha forma, e grazas a outras
miradas, conseguín entrever outro tipo de feedback, que se podería dicir
“en especias”, a modo de interaccións espontáneas e risas. Que por un ins-
tante un deles saíra do seu ensimesmamento e compartira algo de natureza
social co resto do grupo, iso era o terapéutico.
Con respecto ás consultas, algúns pacientes agardan cada mañá o encontro
cos profesionais. entran no despacho, e saen, ás veces sen dicir nada –basta
con sentarse alí a vivenciar un anaco de tempo–, outras deixando un ca-
chiño do seu malestar alí pousado ou tirado no despacho. a outras persoas
vémolas máis polo corredor, outras no xardín.
visualizo a J. na bicicleta estática regalándonos o seu “buenos días, maja”
ou “hasta luego, maja” cada vez que pasamos por alí, pasemos as veces que
pasemos; dunha forma que podería parecer ríxida –bastante–, pero verda-
deiramente entrañable. isto do saúdo recórdame que quizais a palabra que
máis dixen en Piñor foi “ola”, cada vez que me cruzaba con alguén, na
miña falta de habilidade social. Pero énchenseme os ollos de bágoas, pois
quizais ese “ola” quería dicir tantas cousas...
Hai persoas coas que te sentas todos os días e semella que non te miran,
ou non te ven. Pero o día menos pensado diríxense a ti con toda a –pouca
ou moita– naturalidade, pero desa que dá ganas de apresar e preguntar
“¿ti onde estabas?”. Hai cousas que se moven por si mesmas e outras que
non se poden mover.
o trato cos psicóticos non se constrúe só co discurso senón tamén mane-
xando os espazos, o contacto corporal e as distancias. Debido á afectación
da propia identidade e do proceso de estruturación do corpo, o psicótico
manexa mal estes aspectos. no trato persoal establece unha distancia anó-
mala: ou se confunde co outro, nunha simbiose indiferenciada, ou se afasta
protexido por unha identidade superficial construída en soidade. Debemos
ser precavidos e valorar o momento, o grao de actividade dos síntomas, a
afinidade, etc; pois, dependendo destas variables, achegarse ou tocar un
psicótico pode ser interpretado tanto como penetrante e intrusivo como
acolledor das emocións e reparador. en Piñor puiden observar –de novo
coa axuda doutros ollos– que o contacto físico, se se encadra nunha boa
relación, axuda a dar consistencia ao corpo desorganizado do psicótico.
lóxica clínica en cada xesto, si, pero tamén sei que eran mostras de cariño:
palmadiñas nas costas, caricias no cóbado, a falta de apertas por mor da
“covid”. así mesmo, no que se refire á distancia mental ou psíquica, mar-
cada polo interese e o desexo, é imprescindible o respecto e a espera pa-
ciente para achegarnos sen derribar as defensas nin facer dano.
respecto ao tempo, no caso do esquizofrénico non é lineal, senón que se atopa
detido no presente, atrapado no instante, no que todo coincide e se volve in-
tencional. Sen pasado a memoria é perfecta e sen futuro non hai desexo, o
que permite instalar unha verdade que non admite as correccións da historia
nin as rectificacións da vida. as casualidades pasan a ser causalidades.
en Piñor tomabamos café, uns máis que outros. non sabemos se acudían
ao taller polo café, polo leite ou polo azucre; pero acudían, pedíano, que-
ríano, mostraban interese. “¿e o café?”, preguntou n. cando informamos
de que nos iamos. e dáme igual que foran polo café. Que privilexio poder
compartir ese espazo, pequenas parceliñas de vida, falar e crear lazo social,
relacionarnos. Coñecernos máis alá dunha mesa de despacho, compartir
un espazo diferente, horizontal. Soaba esa canción de Cascada –esa que
todos coñecemos pero ninguén sabe como se chama– que r. bailaba men-
tres a xerra do leite seguía o seu ritmo no microondas. l. achegábase todos
os días a desculparse por ese “nada” que fixera que tanto lle doía. en cues-
tión de segundos a. xa estaba no fondo do comedor botando café para ela,
(“non podo parar quieta”, me dicía), mentres que J. collía a xerra do leite
nesa falta de saciedade que tiña. os máis novos despregaban as súas habi-
lidades musicais e compartíanas (de novo a música). Despois do taller, a.,
voluntaria eterna, encargábase de que os gatos non quedasen sen leite.
recordo aquel día no que o., mentres miraba a cafeteira –o café caendo
gota a gota–, sorriu e fixo unha broma acerca do café. Sentinme ata orgu-
llosa; “orgullosa”, que quere dicir agradecida dese regalo, desa parte que
si que tivo a confianza de mostrarnos. era o seu espazo, o seu café con
dobre de azucre no fondo do comedor.
así traballabamos, entre conversas distendidas, miradas, música e tragos
de café. Como diría un compañeiro psicólogo: “iremos traballar un pouco,
que levamos toda a mañá falando”. Unha das grandezas do hospital de
Piñor é esa, poder coñecer ás persoas en diferentes ambientes e no día a
puido –e, nalgún caso, ata pode– traballar, ter fillos, e exercer todas esas
actividades que concibimos como vida en sociedade. o primeiro que ex-
clamei tras dar unha volta polo psiquiátrico foi: “Que xoves son”. Proba-
blemente aí estaba actuando a identificación, asustando a identificación.
non son eu precisamente a imaxe da cordura, pero ás veces sorprendíame
sorprendéndome por atopar similitudes e cousas en común coas persoas
que alí se atopaban. Pode soar “mal” pero é así, porque a quen máis se pa-
rece un tolo é a unha mesma. é entón cando nos decatamos do preto que
estamos todos tanto da cordura como da loucura, a cal o día menos pen-
sado podemos ver no espello ou na cadeira do lado. Podería dicilo máis
claro: o que máis me sorprendeu (e asustou) do hospital psiquiátrico foi a
cordura dos tolos.
na nosa profesión, e desde o lugar de observación privilexiada que nos ou-
torga a residencia, unha faise preguntas e busca respostas en relación á for-
mación, á teoría, ao trato e á práctica clínica. ¿Canto disto e canto daquilo?
¿Cales son os ingredientes? Por unha parte, a intuición, a boa vontade e a es-
pontaneidade, que asumo como algo máis relacionado co que traemos de
serie; por outra, a formación, a teoría, e tamén a experiencia. Coa resposta
de Colina vénseme algo así como “nin tanto nin tan pouco”. tanto a perspi-
cacia e habilidade (verbal, no trato, etc.), como os coñecementos e marcos
conceptuais; ambos conxuntos son necesarios pero ningún deles é suficiente
para o dominio profesional. tal e como relata Carolina alcuaz, “nin o refuxio
no saber pormenorizado sobre os fenómenos psicóticos, nin a risa nerviosa,
nin a mirada piadosa, nin a indiferenza, nin a angustia do principiante, nin o
ideal heroico de cura, alcanzan para orientarnos na práctica clínica”.
non se pode tratar un psicótico sen unha teoría ou concepción acerca do
malestar que sofre, pois corremos o risco de converternos en simples con-
selleiros, compañeiros ou figuras paternalistas. Pero tampouco é suficiente
con diagnosticar e aplicar tratamentos; pois un punto doutra cousa fai falla
para intentar entender a persoa e facerlle o menor dano posible. traballa-
mos co que escoitamos e vemos da persoa, co que estamos dispostos a ver
e a escoitar. De quen máis aprendemos é dos pacientes. Só a través do vín-
culo podemos chegar a compartir esa realidade subxectiva, e a capacidade
de forxar esa relación non a proporciona un título senón a humildade res-
pecto do saber, o esforzo, a presenza e a dispoñibilidade.
todo isto vai bastante entrelazado nos clínicos aos que tiven o pracer de
ver traballar. alí, se sobes ao segundo piso pode envolverte un torrente de
enerxía e implicación inesgotables, así como de sabedoría, que circula polos
despachos do fondo, entre os que transitan paseniñamente alma e Curro.
Mestúrase a mestría clínica coa maior humildade que un se poida imaxinar.
tanta é que as portas están abertas con xenerosidade, ademais de para
alma e para Curro, para aquel paciente ou “residente” (de psicoloxía clínica
e demais) que o precise. as intervencións poden ser tan sutís, e/ou os pro-
fesionais tan experimentados, que traballan sen que “se note” o que fan
tecnicamente, pero sempre tendo presente que, por que e para que se fai.
Foi fascinante poder entrever que cada xesto ten unha lóxica na clínica,
pois, como na psicose, non hai moitas casualidades.
o que oímos (e escoitamos), o que vemos (e miramos), así como o que
entendemos, depende da teoría que nos sirva de explicación, pero tamén
da nosa historia persoal, dos nosos prexuízos, etc. Di Colina que “oímos o
que a teoría nos permite, e controlamos da nosa práctica o que podemos
teorizar”. Son moi gratificantes eses pequenos instantes nos que consegues
ver nun paciente algo que liches nun libro, ou atopar nun libro algo que
viches nun paciente. é algo así como ver algo que logo non podes deixar
de ver, non hai volta atrás –como nas matemáticas, cando as pillas e xa está.
Pero non hai que confundir o confiar nunha teoría ou elixila porque en-
caixe mellor, con crer nela “a ciencia cega” (si, unha parafasia). Se isto su-
cede, non poderemos ver máis alá da teoría e perderémonos todo o que
emerxe na realidade, dado que a clínica é en si mesma unha experiencia
que desborda e desmente a teoría. “Se facemos preguntas non obteremos
máis que respostas, mentres que se deixamos falar seremos premiados con
historias”, Fernando Colina. Formarse é a única maneira de saber que a
experiencia do outro é inalcanzable polo noso coñecemento e que debe-
mos deixarlle a el o volante para que nos guíe en como axudalo. así, e teño
que recoñecer que para o meu desgusto, non hai unha receita.
a nivel aplicado e concreto, nos grupos podía experimentar un pouco esta
dicotomía (que non o é). Buscaba o equilibrio entre levar algo preparado
–material, ideas, obxectivos– e utilizar o que emerxía no propio grupo no
momento. Unhas veces íame cara a un lado, ríxida, para controlar, pero
P. D. a utilización dos tempos verbais ten que ver coa miña propia confu-
sión, con que estiven alí e volvín (e volverei), e con que non hai un “nós”
e un “eles”. o emprego do xenérico masculino responde ao intento de non
escribir un texto repleto de “/”; (non sei se) sobra dicir que na miña cabeza
inclúe a ambos xéneros. escribo desde a interesada lectura e a humilde ob-
servación durante a estancia de tres meses como “residente” no hospital
psiquiátrico de Piñor, coa sorte de estar moi ben acompañada neste pro-
ceso de elaboración.
reFerenCiaS BiBlioGrÁFiCaS
Colina, F. (2013). Sobre la locura. ed. Cuatro. Madrid.
Martín, l. e Colina, F. (2020). Manual de psicopatología. la revolución De-
lirante. Madrid.
alCUaZ, C. (2021). otra sociedad para la locura: Estudios sobre los lazos sociales
en las psicosis. Xoroi edicions. Barcelona.
J. M. ÁlvareZ (2013). Estudios sobre la psicosis. Xoroi edicions. Barcelona.
aplauso percibido por min como pena, e todo nunha vila pequena onde
todas as persoas se coñecen. ademais deste feito, durante moitos anos vivín
a música dende o sufrimento: moitas horas de estudo, avaliacións, críticas...
ata que, empurrada por estes e outros motivos, a deixei a un lado e non
volvín tocar un instrumento en moitísimos anos. o que nunca desapareceu
foi a ilusión de formar un grupo de música moderna. o que me impresiona
agora é que naquel momento tiña moitos coñecementos, máis que agora,
e estaban frescos!, e aínda así nunca pensei que eu podería chegar a compo-
ñer a miña propia música. Como moito víame como a vocalista dun grupo
onde outro (e non outra) era o compositor. algunhas ideas de proxectos
xurdiron nas noites de esmorga, pero nunca chegaron a materializarse. nin-
guén creu en min, nin sequera eu mesma.
esta comunidade, coas súas normas e a súa aceptación incondicional, foi
o que fixo que eu puidese chegar a crear, a expresar e a levar a cabo o meu
proxecto desfrutando. isto amosa o que unha relación con apego seguro
pode acadar.
Quen me dera ter unha GrSe aquí! Quen se apunta?
ante toda esta situación podemos hacer tres cosas. la primera es reclamar
a las administraciones una urgente y prioritaria inversión pública en medios
para la atención de las problemáticas de salud emocional de niños y ado-
lescentes. la segunda tendría relación con lo que Massimo recalcati llama
la necesidad de un testimonio, que los adultos debemos dar a los jóvenes,
transmitiéndoles que a pesar de nuestros fracasos existe la posibilidad de
una vida atravesada por la esperanza y el deseo. la tercera es implicarnos
en el trabajo con los jóvenes desde la evidencia de que el futuro es suyo,
devolviéndoles el protagonismo y participación que merecen en su cons-
trucción. Deberíamos poner todo nuestro empeño en que tengan la posi-
bilidad de acceder a proyectos de vida que serán, si todo va bien, diferentes
a los nuestros.
begoña olabarría
expresidenta de FeaP
Hoy, cuando aún me parece que puedo escuchar su palabra, ver su expre-
sión, fijarme en su mirada –tan especial–. Hoy, cuando aún no han pasado
más que pocos días de su fallecimiento –el día 21 de este mes de marzo–,
puedo ver que tuve suerte: la tuve muy joven, en 1976, psicóloga recién li-
cenciada, cuando buscaba en aquel erial de la formación en clínica y en
Psicoterapia que era la españa de mitad de los setenta –con sus islas de ex-
cepción–, dónde y con quién iniciar mi formación. encontré un maestro.
Cierto, seguro, riguroso, abierto, generoso en la administración y trans-
misión de su saber, favorecedor de la autonomización, tan alejado del ca-
pillismo como del caudillismo.
nicolás Caparrós había vuelto hacía un par de años de Buenos aires y
había creado en Madrid Quipú, un singular Centro de Psicoterapia Psico-
analítica y Grupal, con un pequeño grupo de jóvenes psicólogos a los que
había formado. y abrió un camino de maestro: tratamientos psicoterapéu-
ticos (individuales y grupales), formación en Psicoanálisis y en el Modelo
teórico-técnico del Grupo operativo, investigación y “laboratorios socia-
les”..., una revista (Clínica y Análisis Grupal), y abría una línea de publica-
ciones y libros que iban dando cuenta de sus aportaciones teórico-técnicas
y su investigación psicoanalítica y psicoterapéutica, mientras también apo-
yaba desarrollos y publicaciones de terceros. nada había como aquello
que él empezó. tuve una enorme suerte.
tipos de ArtíCulo
1. editorial. artículo breve, generalmente encargado por el Consejo
editorial, en el que la revista toma una posición (informa, comenta,
critica o discrepa) acerca de un tema científico de actualidad. las edito-
riales irán firmadas por su autor, pero se entiende que el Consejo edi-
torial está de acuerdo con su publicación.
2. originales. trabajos de investigación que han de cumplir dos requisitos
básicos (además de los usuales de formato, redacción, orden y presenta-
ción de datos, etc.): aportar algo nuevo a un aspecto concreto del cono-
cimiento psicopatológico o psiquiátrico y ser dicha aportación de
suficiente relevancia. Su extensión no será superior a las 5.000 palabras
incluyendo resumen, tablas, gráficos y bibliografía y, como regla general,
se recomienda que el número de firmantes no sea superior a seis.
3. revisiones. artículos que abordan en profundidad la puesta al día crí-
tica de un tema monográfico, redactado por un especialista en el
mismo. las revisiones se hacen a veces por encargo. Su extensión no de-
berá superar las 7.500 palabras.
4. Artículos especiales. Sección «a propósito de...», «a velas vir», «os
eventos...». trabajos de interés sobre temas psiquiátricos o de disciplinas
envío trabajos:
Chús Gómez
Unidades Hospitalarias rehabilitación Psiquiátrica
Hospital de Piñor
estrada de Piñor, s/n
32930 Barbadás oUrenSe
[email protected]