Claves de La Razón Práctica 285

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F U N D A D A P O R J AV I E R P R A D E R A · D I R I G I D A P O R F E R N A N D O S AVAT E R

de Razón Práctica — Número 285 —noviembre / diciembre 2022— 8 euros

MIEDOEnrique Gil Calvo


Pilar Pedraza
Pesadillas
y escalofríos
Los terrores
del siglo XXI

Bernat Castany Prado


Patricia Simón
Francisco Mora Teruel

Política Ramón Vargas-Machuca • Julio Baquero Ensayo Miguel Souto Bayarri


Libros Antonio Lastra • Oscar Martínez Cine Oriol Alonso Cano
Semblanzas Alejandra Pizarnik Casa de citas Elena Ferrante
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EN ESTE NÚMERO

“La máxima de «ELLA TIENE MIEDO


Roosevelt dice que
‘a lo único que hay DE NO SABER NOMBRAR
que temer es al miedo’,
pero hay otra posible
LO QUE NO EXISTE.»
interpretación, Alejandra Pizarnik, ‘Semblanzas’,
por José Tono Martínez
y es que el miedo PÁGINA
ÁGINA 162
más peligroso es
el que carece de
fundamento: el miedo “En el siglo xxi el cuerpo no
abstracto, virtual o está obsoleto, como proclamó
químicamente Stelarc, sino más presente que
puro, que no está nunca. La decrepitud llega a ser
causado por ningún más temida que la muerte,
peligro real.” que es la anestesia definitiva,
el regreso a la nada prenatal.”
Enrique Gil Calvo, ‘Panfobia,
una anatomía del temor’ Pilar Pedraza, ‘El cuerpo y sus terrores’
PÁG INA 13 PÁGINA 3 9

«Nuestra persona, o al menos una imagen de ella,


circula entre los demás en forma de leyenda simplista
y degradada, pero no era ese el caso de Marías.
Su leyenda tenía cierta complicidad, como sus libros.»
Jesús Ferrero, ‘Aquel viaje de invierno de Javier Marías’
PÁGINA 174

1
de Razón Práctica

7 E N C L AV E D E H U M O R
55 A. Dolfo
C A R TA D E L D I R E C T O R
Fernando Savater
PolíticA
12 56 Adiós al socialismo liberal

Panfobia: Una en España


Ramón Vargas-Machuca
anatomía del temor
Enrique Gil Calvo
66 ¿Porqué ampliar la Unión?
Arash Arjomandi
20
Karlos Alastruey
Pánicos identitarios
Bernat Castany Prado 72 El Estado de derecho
30 y el método comunitario
Julio Baquero Cruz
La política del miedo
Patricia Simón
e n s ay o
38 84 La España de

El cuerpo y sus Américo Castro


Francisco Martin Cabrero
terrores: sobresaltos
de la carne 90 Inteligencia urbana
Pilar Pedraza y sostenibilidad
Gerardo del Cerro Santamaría
48
Miedo en la 100 ¿Quién gobierna
educación la digitilización?
Francisco Mora Teruel Miguel Souto Bayarri

2
N ÚMERO 285 · NOVIE MB R E / DICI E MBRE 2 0 2 2

110 ‘Haber vivido un día’: 150 Carlos García Gual,


El verano en los lagos Simposios y banquetes griegos,
de Margaret Fuller Oscar Martínez
Antonio Fernández Vicente
CINE
118 James Joyce
156 David Cronenberg
y las vacilaciones del sentido y la infección mutua de carne
Rayco González e inconsciente
Oriol Alonso Cano
Libros
126 Demetrio Castro (ed.),
SEMBLANZAS
El año infausto, España en 1921 162 Alejandra Pizarnik:
Antonio Jiménez-Blanco ‘Temo dejar de ser’
Carrillo de Albornoz José Tono Martínez

132 G. W. Hegel,
EN el filo de la vida
Líneas fundamentales 172 Aquel viaje de invierno
de la filosofía del derecho de Javier Marías
Antonio Lastra Jesús Ferrero

138 Miquel Porta,


C a s a d e c i ta s
Epidemiología cercana: la 178 Elena Ferrante: ‘Quien
salud pública, la carne y el escribe no tiene nombre’
oxidado cuchillo del miedo Silvia Acierno
Daniel G. Abiétar
N o ta s d e u r g e n c i a
144 Orhan Pamuk, 188 A la espera
El año de las pestes José Andrés Rojo
Juan Luis Simal

3
de Razón Práctica

Fundada por Javier Pradera


Dirección
F E R NA N D O S AVAT E R
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C A R L O S G A R C Í A GUA L
JOSÉ ANDRÉS ROJO Correspondencia
F É L I X D E A Z ÚA FAC T O R Í A P R I S A N O T I C I A S
J O S É LU I S PA R D O Valentín Beato, 48. 28037 Madrid
S ANTOS JULIÁ † Télefono 915 38 61 04
FR ANCIS C O C ALVO S E R R ALLE R †
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ART U R GALO C H A / DIEGO AR E S O Impresión
Director de arte Artes Gráficas Huertas S.A.
ANDR É S VÁ ZQU E Z ISSN 1130-3689
Maquetación Depósito Legal M. 10.162/1990
PE DR O DÍ A Z AYAL A
Ilustración Esta revista es miembro de ARCE
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Esta revista ha recibido una ayuda a la edición,
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del Ministerio de Cultura y Deporte, para su
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difusión en las bibliotecas públicas del Estado,
Producción para la totalidad de los números del año.
FAC T O R Í A P R I S A N O T I C I A S
Presidente de Honor
J UA N LU I S C E B R I Á N
Presidente y Consejero Delegado
CARLOS NÚÑEZ

“Todos los derechos reservados. En virtud de lo dispuesto en los artículos 8 y 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual,
quedan expresamente prohibidas la reproducción, la distribución y la comunicación pública, incluida su modalidad de puesta a
disposición, de la totalidad o parte de los contenidos de esta publicación, con fines comerciales, en cualquier soporte y por cualquier
medio técnico, sin la autorización de la empresa editora de la publicación, Factoría Prisa Noticias”.

5
PUNTOS DE VENTA
de Claves de Razón Práctica

A CORUÑA BARCELONA HUESCA ALCALÁ DE HENARES SANTANDER


FERROL Librería Laie Librería Anónima Librería Diógenes Librería Gil-Soto
Central Librera Real Carrer Pau Claris, 85 Calle de Cabestany, 19 Calle Ramón y C/ Hernán Cortés, 23
Rúa Real, 71 Cajal, 1
Alibri Librería SEGOVIA
SANTIAGO DE Carrer de Balmes, 26 MÁLAGA
LA RIOJA SEGOVIA
COMPOSTELA La Central Librería Luces Librería Luces
Follas Novas LOGROÑO Alameda Principal, 16
Calle Elisabets, 6 Santos Ochoa Plaza Becquer, 8
Rúa de Montero
Ríos, 37 Finestres librería Calle Calvo Sotelo, 19 LA GRANJA DE
Calle Diputación, 249 NAVARRA SAN ILDEFONSO
Castroviejo Librero Librería-Café Ícaro
C/ Portales, 43 PAMPLONA
ÁLAVA 1978 Kooperatiba Calle Reina, 10
BURGOS
VITORIA-GASTEIZ Librería del Espolón Calle Mayor 54-56
Librería Zuloa Paseo del Espolón.30 LEÓN SEVILLA
Irudia OURENSE Librería Caótica
Hedegile Kalea, 21 ASTORGA
Quiosco Toño Librería Tanco Calle José Gestoso, 8
CÁDIZ Calle Lorenzo Rúa Cardenal Librería Palas
ALBACETE JEREZ DE LA Segura, 9 Quevedo, 22 Calle Asunción, 51
FRONTERA Quiosco Domi
Librería Herso La Luna Nueva
Calle Dionisio Calle Eguilaz, 1 Plaza de la Pícara PALMA DE TARRAGONA
Guardiola, 18 Justina MALLORCA
Librería La Capona
CIUDAD REAL Librería Carrer del Gasòmetre,
ALICANTE LUGO Rata Corner 41-43
CIUDAD REAL Carrer d'Antoni
ALICANTE Librería Litec Totem Comics Marquès, 34
Librería 80 Mundos Avenida Alfonso X El Galerías Villamor,
Pza. Santo Domingo, 3 VALENCIA
Avda del General Sabio, 11, - Local
Marvá, 14 PONTEVEDRA Librería Viridiana
Carrer de les Arts
ELCHE CÓRDOBA MADRID PONTEVEDRA Gràfiques, 38
Librería Ali i Truc Librería Metáfora
Passeig de les Eres de Librería Luque MADRID Librería Izquierdo
La Central Travesía Charino, 9
Santa Llucia, 5-7 Calle Jesús María, 6 Gran Via de
Calle del Postigo de VIGO Ferran el Catòlic, 12
Librería LaTejedora Librería Metáfora
Asoc. Mercado Social San Martín, 8
ALMERÍA Rúa Venezuela 80
Librería Picasso Calle Gutiérrez de Librería Alberti
Calle del Tutor, 54 VALLADOLID
C/ Reyes Católicos, 18 los Ríos, 10
SALAMANCA Librería Sandoval
Librería Miraguano
Letras Corsarias Plaza del Salvador, 6
ASTURIAS GERONA Calle de Hermosilla,
104 Calle Rector Librería
GIJÓN LA BISBAL Lucena, 1
Librería Paradiso El Árbol de las letras
DEL AMPURDÁ Meta Librería Calle de Juan
Calle de la Merced, Calle Joaquín María Librería Víctor
Librería Puput Jara Mambrilla, 25
28 Pgasseig. Marimon López, 29
Calle Juan del
Librería Central Asprer, 3 Prensa Internacional Rey, 6
C/ San Bernardo, 31 Calle de García ZARAGOZA
OVIEDO GRANADA de Paredes, 34 Librería Antígona
Papelería S. Antonio Librería Picasso Dykinson SAN SEBASTIÁN Calle de Pedro
Calle San Antonio, 4 C/ Obispo Hurtado, 5 Librería jurídica Librería Lagún Cerbuna, 25
Librería la Palma Librería Praga Calle Meléndez Urdaneta Librerías Cálamo
Calle Ramón y Cajal, 2 Calle Gracia, 33 Valdés, 61 Kalea, 3 Plaza San Francisco, 4

*También en quioscos de toda España y tiendas RELAY.

6
C A R TA D E L D I R E C T O R

MIEDO

Poco antes del año dos mil un historiador francés de cuyo nom-
bre no puedo acordarme, aunque bien quisiera, publicó un libro
sobre los supuestos peligros que atemorizaban a los europeos
en vísperas del siglo xx. Era un catálogo de modas e inventos mas
o menos útiles, pero en ningún caso especialmente amenazadores
para la humanidad (v.gr.: una fuente de pánico especialmente esca-
lofriante era la reciente costumbre de incinerar los cadáveres). Hoy
sonreímos con la superioridad imbécil que da el paso del tiempo
ante aquellas infundadas predicciones catastrofistas. Pero en aquel
momento histórico nadie temía al nacionalismo o al control total
de los ciudadanos por el Estado, que pocos años mas tarde causarían
guerras mundiales y convertirían a algunos países en jaulas para
multitudes. Fue la imaginación distópica de varios escritores, como
Zamiatin, Orwell o Aldous Huxley, la que mejor supo ver las autén-
ticas amenazas que traía el nuevo siglo. Quizá dentro de cincuenta

7
años gran parte de los terrores que hoy estremecen a muchos de
nuestros contemporáneos (como por ejemplo el cambio climático
o la sobrepoblación del planeta) sean vistos con displicencia por
nuestros tataranietos, que tendrán que enfrentarse con amenazas
que hoy ni soñamos... afortunadamente.

Es curioso, en cambio, la transformación de algunos de nues-


tros miedos. Ejemplo destacado, la amenaza de un gran conflicto
atómico, que fue trending topic durante toda la guerra fría y con su
terrrible lema DMA (destrucción mutua asegurada) amargó la vida
de algunos, enriqueció a los vendedores de refugios para sobrevivir
al posible conflicto y sin duda evitó con su espantajo los mayores
conflictos internacionales. Pues bien; hoy, mientras escribo estas
líneas, la invasión de Ucrania y las amenazas de Putin de recurrir
a su arsenal nuclear, con la esperable y demoledora contraofensiva
de la OTAN, ha actualizado ese antiguo terror al arma definitiva.
Pero el paso del tiempo ha hecho mas llevadera la pesadilla: lo mas
inquietante ahora es la ligereza con que se habla del posible enfrenta-
miento, con bombas estratégicas o sólo veniales que ya no responde
al esquema de la DMA, de la cual hoy pocos se preocupan realmente.
¿No es esta falta de pánico actual a algo de alcance inimaginable
lo mas estremecedor, más incluso que las bombas mismas? Sobre
estas cuestiones, entre pesadillas y escalofríos, unos específicamente
actuales y otros tan viejos como la propia especie humana, giran las
colaboraciones que hemos pedido a un valeroso grupo de especia-
listas, que nos han respondido sin temor ni temblor.

Pero el miedo, con ser asunto importante, no es el único que


tratamos en este número de nuestra revista. También hablamos de
la comprometida actualidad del socialismo, de la Unión Europea
y sus avatares, de la digitalización o la sostenibilidad de las urbes.
Los nombres ilustres a los que se acercan nuestros colaboradores
pertenecen a distintos gremios: Hegel, James Joyce, Américo Cas-
tro, Carlos García Gual, David Cronenberg, Alejandra Pizarnik...

8 Fernando Savater
Sin duda el nombre que recordamos con mas emoción es el de
Javier Marías, desaparecido cuando aún tanto cabía esperar de su ya
probado talento. que nos acompañó en los primeros tiempos de esta
revista con una serie magistral de retratos de escritores que yo sigo
considerando lo mejor de su obra ensayística. Jesús Ferrero le despide
ahora, pero probablemente volveremos mas extensamente sobre su
figura y su vasta creación literaria. La Casa de citas de este número,
es sobre una gran novelista de identidad embozada, Elena Ferrante.
Y con esta entrega acabamos este año, cuyo balance dejo que
hagan otros.

FERNANDO SAVATER
Director

9
E N P O R TA D A

MIED O
Hablamos del miedo ancestral,
del miedo a los peligros reales e
imaginarios, a uno mismo y a los
otros, del terror y del temor social que
los grandes mensajeros del miedo,
las redes digitales y los medios de
comunicación, avivan cada día.
E N P O R TA D A

PA N F O B I A :
UNA ANATOMÍA
DEL TEMOR
Hoy estamos sometidos a un clima
catastrófico de alarma generalizada
que aquí he calificado de ‘panfobia’,
y que procede en primera instancia
del alarmismo que difunden las redes
digitales y los medios informativos:
nuestros grandes mensajeros del miedo.

E N R I Q U E G I L C A LVO

12
L
a máxima de Roosevelt “a lo único que hay que temer
es al miedo” significa que dejarse ganar por el temor
conduce a la parálisis, inhibiendo la capacidad de enfren-
tarse al peligro. Pero hay otra posible interpretación, y
es que el miedo más peligroso es el que carece de fun-
damento: el miedo abstracto, virtual o químicamente
puro, que no está causado por ningún peligro real. Es el miedo que
atenaza al tímido, quien sabe que su mayor debilidad es dejarse invadir
por temores exagerados o absurdos. Un miedo aprensivo que se abs-
trae de los concretos objetos de temor sobre los que se proyecta para
cobrar vida propia y erigirse en un temor autónomo que da miedo
por sí mismo: es el temor por el temor, el miedo al miedo mismo. Un
temor metafísico, abstraído de todo objeto de referencia, que afecta
tanto a los timoratos como a toda la sociedad, que cae víctima del
discurso mediático del miedo, como analicé en El miedo es el mensaje.
En este escrito se van a explorar las formas que adopta la panfobia:
ese miedo catastrofista que recubre con su plusvalía excedente todos los
peligros reales o imaginarios que nos acechan o que generamos. Para
ello describiré las capas sucesivas del temor social emergente, desde las
puramente personales a nivel micro, que podemos calificar de autofobia,
o miedo de ego a sí mismo, a las colectivas a nivel macro, que Teresa
San Román bautizó como alterofobia: el temor ante alter (los otros
o el Otro generalizado), al que se teme por ser transmisor de miedos
contagiosos, ya sean realistas o ficticios, o por su capacidad de hacernos
daño. Y concluiré analizando la estructura narrativa de la morfología
del miedo en sus dos formatos: el thriller que argumenta el temor al
otro, y el relato de terror, matriz mediática del pánico colectivo.

La autofobia como temor propio


El miedo a uno mismo es la causa última de todos los temores que
nos acechan desde la cuna a la tumba. ¿A qué miedos me refiero?
Ante todo, a los miedos concretos objetivamente fundados, causados
por cualquier hecho físico que suponga un peligro: el fuego es su
paradigma. Todo riesgo real, registrado como tal por nuestros senti-

13
dos, desencadena en nuestro cuerpo respuestas biológicas de temor
(sudor frío, temblor de piernas, aumento de la presión cardiaca, ganas
de vaciar el vientre…) que nos impulsan a huir. Y son miedos a uno
mismo porque suponen amenazas existenciales: tememos perder la
vida, en definitiva, pues nos da miedo nuestra insuperable debilidad.
También nos causan pavor los temores aprendidos en la infancia,
como el miedo a la oscuridad, el temor a lo desconocido, el miedo a
crecer y hacerse adulto teniendo que hacer frente en soledad a todo
mal. O los temores corporales por la salud, la gordura, la edad, la
vejez, la muerte. Y los miedos biográficos: el temor a emparejarnos
perdiendo la libertad; el miedo a tener hijos sin saber protegerlos ni
educarlos; la ansiedad por caer en crisis como el despido, el divorcio y
la ruina. Son temores autófobos porque nos da miedo no ser capaces
de superar la prueba, no saber qué hacer ni cómo reaccionar.
Todos esos miedos son a uno mismo, a nuestra inseguridad, nuestra
impotencia, nuestra incapacidad. Y para no reconocer nuestro miedo lo
reprimimos y sublimamos para transferirlo al temor de Dios, que todo
lo ve, conoce nuestros actos y temores inconfesables y nos castiga por
ello, con causa o sin ella. Pero tras el temor de Dios se esconde el temor
de sí, pues el castigo divino es el autocastigo que cada uno se impone
con la pretensión más que la esperanza de salvarse, o de no condenarse
al menos, al dejarse atraer por el vértigo del suicidio. De ahí la literatura
de autoayuda, producto del miedo a uno mismo, que nos proporciona
protocolos de autosuperación, a modo de piadosos ejercicios espirituales
que nos prometen salvarnos del infierno de la autofobia.

La alterofobia como temor ajeno


“El infierno son los otros”, según Sartre. Tanto el temor de si como
el resto de nuestros miedos surgen de las relaciones con los demás.
El temor propio procede del temor a los otros porque la falta de amor
propio se debe al déficit de amor ajeno, al igual que no se puede con-
fiar en uno mismo si los demás no confían en nosotros. Los miedos
autófobos son inducidos desde fuera tanto por efecto perverso del
cuidado de nuestros ascendientes (pues quien bien te quiere te hará

14 Enrique Gil Calvo


sufrir) o del control de nuestro entorno social (por el temor al qué
dirán) como por la presión que ejercen las redes digitales y los medios
informativos: no engordes, ten pareja, ten éxito, sé tú mismo.
En el miedo que Ego experimenta ante Alter hay tantos círculos
viciosos como en el infierno de Dante, desde el temor íntimo al otro
más próximo (el padre tiránico, la madre castradora, el marido posesivo,
la esposa despectiva, el amigo desleal…), y el miedo social a los otros
afines (los amigos gregarios, los colegas displicentes, los rivales venta-
jistas, los vecinos insidiosos…), hasta el pánico colectivo ante todos los
demás, conciudadanos anónimos tras quienes cabe sospechar que se
oculte agazapada la malicia, la amenaza, la conspiración y la hostilidad.
Pero lo peor de quienes nos rodean no es el temor que nos inspiran
por el daño que nos puedan hacer sino el ser a través de ellos como
aprendemos a temer, ya que los objetos de nuestro temor siempre
se aprenden de los demás, que en esto actúan como mensajeros del
miedo y sirenas de alarma. Los temores causados por peligros reales
que sufrimos en directo no necesitan intermediarios para afectarnos,
pero los demás miedos indirectos o distantes, que no se advierten
por experiencia propia, solo podemos percibirlos a través de nuestras
relaciones sociales cuando son anunciados por los demás.

Los mensajeros del miedo


Hoy estamos sometidos a una auténtica epidemia de miedos colectivos: a
pandemias como la Covid, a las desastrosas secuelas del cambio climático
(olas de calor, incendios forestales, inundaciones catastróficas, sequía de
ríos y pantanos), al retorno de la recesión y la inflación, al anuncio de
restricciones energéticas causadas por la guerra de Putin contra Ucra-
nia... A lo que debe añadirse el creciente temor derivado de la crisis de la
democracia, dada la polarización política que divide y enfrenta a nuestros
países; y de la tensión geoestratégica internacional, con la nueva guerra fría
que ha estallado entre Oriente y Occidente. Todo un clima catastrófico
de alarma generalizada que aquí he calificado de panfobia, y que procede
en primera instancia del alarmismo que difunden las redes digitales y los
medios informativos: nuestros grandes mensajeros del miedo.

Panfobia, una anatomía del temor 15


En efecto, casi todo nuestro temor procede del contagio de los
demás, ya sea por el contacto directo con quienes nos rodean o por
transmisión indirecta desde las redes de comunicación. Y el que nues-
tro temor sea inducido por fuentes ajenas cuya veracidad no podemos
controlar implica el riesgo de que sea un miedo fake: ficticio, imaginario,
irreal. Por ello, cabe clasificar a todos los temores aprendidos de los
demás en dos categorías distintas pero difíciles de distinguir. De un lado,
los miedos percibidos y además fundados, al estar causados por hechos
u objetos auténticamente peligrosos (como las pandemias), a los que
podemos llamar miedos realistas. Y de otra parte, los que también nos
afectan pero están infundados en realidad, pues solo obedecen a causas
fantásticas o ficticias: miedos irreales, inspirados por fake news, por la
prensa alarmista, por teorías conspirativas, por rumores sin confirmar
o por bulos troleros pero virales, que se difunden en cascada por las
redes digitales, como bien explicó Cass Sunstein (2003).
Un buen ejemplo es el temor a los inmigrantes extranjeros des-
favorecidos (pues a los acomodados no se les teme sino que se los
envidia), causado por la epidemia de xenofobia que se extiende por
Occidente: es la alterofobia de San Román, cuya peor muestra es la
falaz teoría del gran reemplazo que supuestamente implicaría el some-
timiento de la cultura europea al predominio de la musulmana. Pero
la xenofobia anti-migrantes no es la única alterofobia que nos afecta,
pues hay otras como la aporofobia (el miedo a los mendigos sin hogar
que devalúan nuestra propiedad), la homofobia (el miedo al posible
contagio de la homosexualidad), la ginofobia (el miedo a las mujeres
independientes e insumisas), la androfobia (el miedo al patriarcado
maltratador y feminicida): todos ellos ejemplos de miedo irreal, de
temor fantástico y falaz (fake fear).

El miedo antropógeno
Así llegamos al último círculo dantesco en el abismo de la panfobia, el
del pánico colectivo cuyo único objeto de referencia es el comporta-
miento ajeno, que es la demostración más pura del dictamen sartriano
sobre el infierno social. Habitualmente, los pánicos estallan porque

16 Enrique Gil Calvo


algún mensajero da la alarma alertando de la irrupción externa de un
peligro real (la pandemia vírica) o imaginario (el gran reemplazo).
Pero hay otras veces en que el temor emerge sin que haya peligro
externo de referencia, pues el único mensaje es el miedo a los propios
mensajeros. Y el mejor ejemplo son los pánicos financieros, cuando
lo que se contagia es el temor a que los demás especuladores huyan
del juego, vendan sus acciones y el pánico hunda el mercado (como
sucedió por primera vez en la crisis de los tulipanes que arruinó en
1637 a los Países Bajos).
Es el pánico social químicamente puro, cuando el miedo que gira
en espiral carece de objeto externo de referencia, pues sólo se debe al
temor a lo que vayan a hacer las demás personas que nos circundan,
siendo todos quienes nos damos miedo a nosotros mismos. Un temor
antropógeno cuyo ejemplo más simple es la turistofobia provocada
por la invasión de ciudades como Venecia. Y cuyo peor extremo es el
miedo al cambio climático, causado no por otra glaciación ni por el
impacto de un meteorito sino por nuestro propio comportamiento
habitual: cuanto más producimos y consumimos, más se incrementan
los gases con efecto invernadero, que generan una catarata de efectos
perversos entre los que destacan los fenómenos climáticos extremos:
olas de calor, incendios, sequías, inundaciones, etc. Es el pánico moral
que sentimos ante un progreso suicida que nos encamina a cámara
lenta al colapso colectivo (Diamond, 2006).
¿Cuál es la fuente de esta panfobia? Tanto los miedos realistas
como los fantásticos comparten un denominador común: ambos son
creencias sinceramente abrigadas por quienes las profesan. El supre-
macista blanco que teme al contagio musulmán cree en la realidad
futura del gran reemplazo con la misma fe que mueve al creyente
en el cambio climático a temer el futuro colapso de nuestro planeta.
Es decir, en todos los casos, el temor procede de la creencia, acertada
o errada, y no de la realidad o falsedad del objeto de su temor. Dicho
de otro modo, los temores falsos dan tanto miedo como los temo-
res auténticos. Y ello de acuerdo al conocido teorema de Thomas:
“si las personas definen las situaciones como reales, estas son reales

Panfobia, una anatomía del temor 17


BIBLIOGRAFÍA

por sus consecuencias”. Pues el


Carroll, Noël (2005): Filosofía del terror o
paradojas del corazón, Madrid: Antonio Machado. temor solo es inducido por la
Gil Calvo, Enrique (2003): El miedo es el mensaje.
Riesgo, incertidumbre y medios de comunicación, creencia, y no causado por la
Madrid: Alianza.
realidad.
–– Enrique (2011): “La crisis como historia de
terror”, en José L. Calvo e Isabel Carabantes (coords.),
Estéticas de la crisis, pp. 11-40, Zaragoza: Institución
Fernando el Católico y Universidad de Zaragoza. Fobia-ficción: del thriller
Diamond, Jared (2006): Colapso. Por qué unas
sociedades perduran y otras desaparecen, Barcelona:
al terror
Debate.
Propp, Vladimir (1985): Morfología del cuento
¿Y de donde procede la fuerza
[1928], Madrid: Akal. de la creencia, que resulta más
Rubin, Martin (2003): Thrillers, Madrid:
Cambridge University Press. poderosa que la realidad de su
San Román, Teresa (1996): Los muros de la objeto de referencia? Aunque
separación. Ensayo sobre alterofobia y filantropía,
Madrid: Tecnos. pretendan inspirarse en la
Sunstein, Cass (2010): Rumorología. Cómo se
difunden falsedades en la era de internet, por qué nos revelación divina, las creencias
las creemos y qué se puede hacer, Barcelona: Debate.
falsas o reales sólo tienen dos
fuentes posibles: la palabra y la
imagen. Y si creemos los men-
sajes audiovisuales que nos emiten los heraldos del miedo es porque
son capaces de convencernos de la fuerza del mal. Y ello al igual que el
temor ficticio parece más temible que el real, lo que depende no tanto
de la credibilidad de la fuente como de la verosimilitud de la ficción:
es decir, de la fuerza narrativa del relato con que se cuenta. El poder
de convicción de la panfobia procede de su estructura narrativa, que
remite en última instancia al thriller y las historias de terror: los dos
formatos que utilizan los medios informativos y las redes digitales
para difundir su alarmismo.
El thriller (voz que alude al escalofrío de miedo) o relato de sus-
pense es una narración, estructurada según el canon propuesto por
Propp, cuya tensión narrativa se centra en la persecución que sufre
el protagonista acosado por las fuerzas del mal, sean estas el villano
agresor, las autoridades corruptas o su propio círculo social (Rubin,
2003). El suspense reside en el temor paranoico a que el héroe o la
heroína, con quien se identifica el lector-espectador, sea alcanzado por
su malvado perseguidor: y su cumbre narrativa es Suspicion (1941) de
Hitchcock. Por eso este formato se adapta perfectamente al miedo

18 Enrique Gil Calvo

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