Tierno Resplandor de Pájaros Pliegos 1

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TIERNO RESPLANDOR

DE PÁJAROS

poesía 2020-2023
Bernabé De Vinsenci
207. TIERNO RESPLANDOR DE PÁJAROS, Bernabé De Vinsenci

Contacto del autora: [email protected]


Ilustración de tapa: Maximiliano Martin
TIERNO RESPLANDOR
Corrección: Sabrina Domínguez
[email protected] DE pÁJAROS
Halley Ediciones. Mariana Kruk poesía 2020-2023
Contacto: [email protected]
Halley Ediciones,
Defensa 1026 timbre 4,
(1103) CABA
Cuit: 27 30282215 3
Todavía creo en vos
y en la tilde diacrítica de ‘sólo’.
Nicolás M. Poulsen

* Es decisión editorial respetar en todos los casos la tilde diacrítica de


‘sólo’.

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier


forma de reproducción, distribución, comunicación pública
y transformación de esta obra sin contar con autorización
de los titulares de la propiedad intelectual.
I

No alcanza que la palabra


asome al mundo de los objetos
o nomine abstracciones.

Desearía romper la condición simbólica:


eso que nos hace distintos de un animal.

Desearía decir la palabra olvido


y que la memoria no recurra al dolor del pasado.

Desearía que el animal pruebe


la palabra y nos deje el instinto.

Desearía que el olvido sea


como el acto reflejo de la sed.
O la sed.

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II III

La casa sigue solitaria. Por el corazón mío


Hay ideas que la vejez borró. la pena corre sin el viejo latido.
No insistimos más: dos más dos pueden ser Cómo será que de piedra quedó.
cinco. ¿Desde cuándo piedra?
¿Y si fueran seis? ¿Quién de todas o todos los amores?
Quizás
la casa Ahora, qué macana la mía,
algún día ni muerto sirvo.
tenga número.
Da igual. Nadie le abre la puerta al vándalo
Que la visita se pierda o nunca llegue. que llama a ladrillazos.
El mundo está a nuestros pies. No sé qué hacer con el resto de los días
Con gran alivio, claro. y esta forma del corazón.
¿Quién de todas o todos los amores?, insisto.
Pronto tendremos al alcance
lo que alguna vez quisimos.
Vendrá y diremos:
no, gracias, no queremos perder
esta felicidad.

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IV V

De que nos pasó Cuando esperás llega.


quedó este amargo dolor. Yo esperé.
Qué contar hasta diez Obedecí.
si ya pasé el billón. Y no llegó.
No sirve la calma Así que atendí otros asuntos.
ni el cielo despejado. Uno se aburre también.
Fui a casas de amigos y extraños
Quiero saber de los difuntos: a lugares donde no era bienvenido.
de los que amamos y todavía viven.
De los que quedaron Todos estaban iguales,
a la vera de nuestro camino mirando la hora
y alguna vez dijeron: y esperando con la TV de fondo.
hasta la muerte, amor mío. Salvo unos pocos que pedían lo imposible:
recuperar el tiempo perdido.

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VI VII

Nunca regresé a la infancia


a los lugares que la virgen memoria recorrió: No pudimos con la casa.
el musgo del molino Parecen baldíos las
la sombra del sauce. paredes
el aire que respiramos solitarios.
Viejo quizás
como un vendaval que No tenemos un buen hogar
la vida el amor la muerte amigos que
trae cada fin de semana ocupen esta rutina de domingo.
cada fin de año.
La suerte a veces nos da esperanzas
Probé el musgo un postigo se abre.
la sombra.
El viento roza nuestra sombra
Nada detuvo la idea sentencia lo que quisimos.
maniquea perdurable
de que la carne Somos al final
acompasa los años. más diminutos que en el comienzo
pesados sí
pero de una grandiosa mentira.

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VIII IX

No eran tus ojos Hola, NN.


yo suponía El mundo sigue igual.
detrás detrás yo
podía ver Nos creemos excepciones de una
tus ojos, antes de ser tuyos normalidad que cada día se
detrás detrás vuelve más épica.
yo suponía
tus ojos, hermanos míos.

Al fin
no eran tus ojos
detrás detrás
yo suponía
un cálculo exacto.

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X XI

El verbo envejeció Herido sobre la pálida herida


y mi cuerpo se afea. en la altura del dolor
El tiempo me entretiene combustiono en carne.
mientras hay personas en pasillos de espera
y dejo atrás la empresa Ejerzo la libre elección
me doy al castigo. de sangrar
y me desbordo.
Ahora que quepo en los cuerpos
de mujeres que conocí ¿Hay derecho a sangrar
me arrojo en la gratuidad de la herida?
en una fosa
desatiendo la mano Mis pies son un charco
de la voz que dijo de glóbulos.
amor mío.
¿A qué hora vendrás
La soledad cae como pirámide invertida por tu causa, amor mío?
y apenas puedo disfrutar
la sombra de una nube que cada tanto
vela el sol.

Y mi cuerpo
se quema
en el eco
del amor mío.

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XII XIII

Hay gente La nostalgia era al fin


como yo lo que destruimos.
como usted
que de mendigar cariño indiscriminadamente Promesas
de ofertarse a precio módico cuando nos levantábamos
padece un terremoto cardiovascular de la mesa —llenos,
y en mitad de la noche con el estómago vacío—
muere en un océano de lágrimas. insaciables de futuro
y sin ganas de comer.

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XIV XV

La misantropía Recordar es el principio.


me llevó Recordar dos veces, el principio del vicio.
al amor romántico Recordar después de un año, una enfermedad
con las paredes. crónica
igual a un holocausto personal.
Hasta que apareciste vos,
mamífero de verbo suave, Los muertos que matamos gozan de buena salud,
y las amé más. regla número uno.

Tanto Por eso


que estoy a punto enduido. no es aconsejable caminar el cementerio
de la memoria.

Es preferible vivir
la esperanza incierta
y pactar un único acuerdo.

Nadie salva a nadie


en la desazón de la nostalgia.

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XVI XVII

Qué haré con tu pedagogía de amor, padre mío. ¿Qué te debe el mundo,
mamífero de los desaciertos?
Mis manos
sostienen tus ideas, ¿No ves que el peso recae?
ideólogo de ideólogos.
Tu regalo platónico Lo que conspira
tiene el golpe de puños brutales en aplastarte
y flores humeantes son matemáticas exactas
donde tus palabras me visitan leyes de gravedad proporcional
y ofician mezquindad y resistencia al amor. a tus decisiones equivocadas.

Necio, padre mío,


¿qué haré de mí?

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XVIII XIX

Elogio tu derrota De qué tempestad venimos


el ánimo filial a las multitudes si fuimos arrojados
la moderación alcohólica por el huracán
dos o tres conjugaciones verbales. de los amores difíciles
en un tiempo
Elogio sobre todo tu vitalidad pura que creímos
insostenible en los próximos segundos el viejo paradigma
inviable en las próximas horas de dos más dos
cuando en los próximos días ya no es cuatro.
la muerte pregunte
por el sacrificio de tu felicidad.

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XX XXI

Yo no quería La TV a bajo volumen


posesión de tu cuerpo en un canal cualquiera
el agobio de los enamorados el sol apagándose
aunque te dije una vez “me gustás” sobre una fotografía en sepia
y otra el reloj clavado en la hora de tu muerte
incansablemente mensajes nunca vistos
y otra y entretanto
hasta viciar la saliva del afuera veraniego
nuestros ánimos un bullicio que no es de gente
nuestros cuerpos ni tampoco de silencio.
y mis palabras, de a ratos
alcanzaban la punta de mi lengua
el borde
el filo
y el dolor.

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XXII XXIII

Qué será nacer con los padres ahorcados A las cero horas del 31
parto del parto el mundo rejuvenece afeándose
con manos desprovistas, cansados a la feroz costumbre del deterioro
el corazón arrítmico, la fe desgranada. —a esa hora, exactamente—
somos una milésima de un reloj viejo
Y, sin embargo, un día perdido en el almanaque
hijo sin voz, o la virtud de un tiempo
los días se parecen a un mar gélido apostado a la muerte.
nuestras carnes resignadas
y, sin embargo, ¿A qué la acefalia después de tanta sidra, maní
sentarse a la mesa pan dulce y carne fría?
como de costumbre,
un día cualquiera, a una hora cualquiera ¿A qué las breves promesas
a la mesa solitaria que a duras penas
de siempre resisten a las cero horas y un minuto del 1ero
y las voces y, cuanto mucho,
con sonoridad familiar en un nuevo año que ya se cae a pedazos,
digan: purifican nuestra carne en piedra?

Ya sos adulto, amado mío,


y nosotros cabemos en un ataúd.

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XXIV XXV

Pájaro humano, volá Nos viste regresar rodeados de niños.


aunque tus alas estén desplumadas Ni tu casa
y tu sombra —densa en peso— ni tu risa
no sea suficiente para el vuelo. ni tus pelos
parecían la muchacha parada en el barrio de Perón.
Encendete en el vértigo,
pájaro humano, peligrá tu vida En la mesa te velamos
y todo lo que consigo lleva: aunque estuvieras
amores o muertes, amistades o sueños. mitad carne mitad vida.
Bebiste vino con el calor como si fuera agua
Hasta el futuro más lejano, bendita.
débil pájaro, Hablaban de tu salud
cobrará vida en la latitud del derrumbe y de tu breve o futura muerte.
y vos, ala rota
verás el túnel Preguntamos tu edad
y el mundo inalcanzable. y no la supimos.

Preguntamos por tus viejos romances


y te culpamos.

Preguntamos tu sentido en la vida


y nada dijiste
salvo tu mirada fija en la nada.

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Supimos después XXVI
por tus ojos
que sólo sabías morir.

¿Qué harías si te dijeran


toda la libertad es tuya, bicho de jaula?

¿Irías fuera del vértigo de las rejas


las llevarías como motín de guerra
o acaso
podrías soportar
la voz atronadora y su orden?

¿Qué harías si te dijeran


una porción del mundo te pertenece?

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XXVII XXVIII

En la terminal hicimos un banquete Hoy vi a la muerte pálida


de palabras en sepia. dulce de amarga.
Le dije merezco martirio por un mes.
Dije que lo peor de separarse Hoy vi el cráneo de su anatomía pura.
es envejecer mal y saber que tu ex La carne con entereza.
envejeció bien. A la muerte vi sonrojada de palidez.
La caminé en sus calles y conocí sus huertos.
Y vos Todos eran frutos públicos.
que los hombres hacíamos fotocopias Le hice saber sobre mi encargo de martirio
de nuestros grandes amores. por un mes.

Me acordé de las veces que me enamoré Hoy vi a la muerte pálida


de la misma imagen pálida
en diferentes papeles. y mostró su cara de espanto.

Un papel que nunca se desintegra. Hijo mío, dijo, tu muerte


es un objeto inútil. Ocupa espacio.

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XXIX XXX

Invento la lluvia. Nunca amé.


Nunca besé.
Le exijo gotas alrededor de mí.
Tengo la lengua resbaladiza como el hielo.
Llueve. Las palabras se me precipitan con facilidad.

Poco después las hojas ocupan el cielo. Ahí estás vos.


Ahí estoy yo.
Las plantas Viéndome vos.
como se cree Viéndote yo
no sólo se marchitan o se secan cómo mueren sobre el suelo.
nosotros también
que por ellas
no podemos ver el sol.

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XXXI XXXII

¿Te anoticio? Imagino una mujer


de frente
DNI perdido cara a cara
mujeres dudosas de que puedan ofrecer le hago saber mi tarot delirante
cariño y puedo verla de acá a dos décadas
dosis de psicofármacos en sangre o tres.
yuyos que crecen alrededor de mi cama
arañas en mi ropa Los resultados siempre acaban en malos pronósticos.
frustraciones tempranas
y la llanura inexpresiva que enrojece los ojos Yo busco el lugar que ocupo
como si de tanto mirar en su vejez
lo que se ve no existiera. pero no me encuentro ni como
anécdota del olvido.
¿Te anoticio?

Adentro y afuera amanece sin sol.


Todo nos atraviesa
y nada puede herirnos.

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XXXIII XXXIV

Necesito airearme. Cuando me aburro cuelgo mi alma


Llevaré siete años y dos noches. en el tirante de mi pieza
Siglos quizás y la suicido.
en la estepa de los dinosaurios.
Ahora, por ejemplo
Ya se sabe. la sostengo en mis manos
dura y fría
La extinción se cumplirá pálida y sin aire.
metódicamente
al pie de la letra. Todavía aburrido.
siento su peso de nada.
Sin embargo
yo no quiero volverme piedra
en un atardecer milenario
en donde las cosas juegan a patearme

como a uno más.

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XXXV XXXVI

Necesité sepultarte. Necesito un jardín.


Hice lo que pude. Que las distancias sean más cortas.
Me esforcé. Necesito poder tolerar la música.
Incluso te di el entierro debido. Leer más poesía a menudo.
Necesito abandonar el cigarrillo y el alcohol.
Pero no. Que tu mano acaricie mi cuerpo de mármol.
No hubo caso.
Fue inútil. Necesito sobre todo
hacerme una idea no tan terrible del amor
Ahora la nostalgia me visita en cada mujer. romántico.
Ninguna me deja de recordar
—loca manía mía— Que una mujer me esculpa
que tu muerte fue una excusa y me venda como obra de arte o alma rota.
para jugar al eterno olvido.

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XXXVII XXXVIII

Clamá, carne mía, Voy a trabar mi lengua al hablar.


clamá en el último día de Carnaval. Voy a rehuir de la cena navideña.
Voy a ser piedra en el amor.
Inducí la llama Voy a formar guetos de enemigos.
y apostá al camino
más ancho y más largo. Pero hay una llave que voy a esconder
metódicamente.
No te detengas, carne mía, Tanto que a veces la voy a olvidar:
pronto los días
se alejarán de la juventud los que entren rara vez se irán.
andarás pidiendo asilo
y nadie detendrá el oído en tus lamentos.

No le des vida a la muerte,


carne mía,
que después te hundís en océanos
y te ahogás.

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XXXIX XL

Pico y pala necesité de mí, Volviste al ala rota


bestia humana. ese racimo de plumaje
de vuelo último.
Aclaré la piedra de mi boca.
Tallé mi lengua proverbial. La piedra que te hundió no era de este mundo.
Hice campo traviesa.
¿Perdonarás al niño de la honda
Ahora sostengo un plumaje sin vuelo. o te hundirás con el peso de la piedra?

Nadie podrá llamarte pájaro


en el reposo de la palabra cadáver.

Nadie te reanimará en el tiempo que fuiste vida


ni pájaro de ala rota.

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XLI XLII

A veces reniego de la cruda nostalgia de no verte Mi casa no es un muro.


y de mis pocas ganas de verte. El ruido la atraviesa.
El silencio queda titilando entre mi cabeza
La piedra que ataste a mi cuerpo y los objetos.
todavía Tengo que hacer de mis oídos
me mantiene sumergido un grado cero del ruido
en las profundidades de tus aguas. y de los dieciséis metros cuadrados
una cárcel o un presidio.
A veces reniego Una casa se habita, se supone.
de que también yo te haya arrojado a las Una casa es eso:
profundidades de mis aguas. lo que llega y lo que queda afuera
y en el medio
No sé a qué esto algo parecido a la vida
de jugar a los ahogados lo que debería ser prohibido o accesible
con el mismo peso de la piedra. y sin embargo
y sin embargo
dolorosamente atraviesa.

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XLIII XLIV

Amigo mío, veo lejanamente Yo amaba tu soledad.


el árbol y la plaza La forma de habitar que tenía tu cuerpo.
y los tratados dudosos de mayéutica. Me volví obsesivo.
Incluso cuando estábamos ensimismados y
No hablaré de nuestra intimidad. creíamos poseernos.

Sabés de tu búsqueda por la búsqueda Hasta que un día,


y yo, que es imposible vivir vida mía,
pendiente de las utopías yo quedé al margen.
cuando la carne y la sangre,
amigo mío,
se devalúan al ritmo de la moneda.

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XLV XLVI

Intente no preguntar apellidos o parentescos. Lo que trae la noche es fácil para el olvido.
Desentiéndase. Pan donde la balanza nunca da peso justo.
¿Somos cuarenta mil?
Bien podríamos ser cifra de desaparecidos. Cuando entendás de rodajas
Cuando vea muertos ajenos. cocción precisa
Piense: sabrás que lo que nace después de la resaca
otro está viendo los suyos. muere a los días.
De tanto prejuicio, pierde precisión
de la realidad. ¿Podrás amar
Huya, si puede y prefiere. sin la labia del alcohol
O redúzcase del trabajo a su casa. y decir: “amor, soy esto, pan
O acabe de pensar eso que piensa. amasado por mis manos y
gestos pequeños”?
Hubo un cartel en la entrada del pueblo
que decía: ¿Podrás ir a la plaza
“DONDE TUS SUEÑOS SE HACEN REALIDAD”. a escuchar al pájaro que los ruidos silencian?
Nunca supimos si los sueños eran sueños
o pesadillas.
No importa.
Está acá.
Intente no preguntar.

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XLVII XLVIII

Dejar de dar ENTER No fue así.


ENTER y no exigirle demasiado Yo deshojé.
a la idea de felicidad Le di dolor a lo inmerecido.
felicidad.
No lo merezco
No ir detrás de las aunque a veces la culpa
personas que dan ENTER me diga que sí.
ENTER y hacen de la felicidad
algo concreto: un hijo, una casa o un auto último Me aproximo demasiado.
modelo. Insisto.

Darse espacio o darse silencio. De las pocas palabras que cruzamos


Naufragar lejos. quiero que me dejes
Perderse o irse de cacería. la emoción fantasmal
Irse de cacería con los que probaron el fracaso o la sensación arrebatable
o con los que nunca supieron bien la suerte de que algo se parezca al amor.
de la felicidad.

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XLIX L

Creerá que madrugar trae beneficios. El mundo se derrumba.


Le dirán que se esfuerce. Parece una montaña de escombros.
Con esfuerzo pudimos, repetirá.
Quizás en otro lugar
De a poco caerá en la cuenta: nuestra vida
fue demasiado incrédulo. lejos de lo que creemos
y nos parece inequívoco
Un día hablará con el político por trabajo esté rodándose
Está todo difícil, le responderá. como un film de felicidad.
No insista: siempre está difícil
aunque Trabajo, Educación y Salud
nunca faltan.

Un día lo llamarán por mercadería.


Le darán leche en polvo y fideos de marcas
que no aparecen en ninguna góndola.

Del trabajo olvídese.

Usted no ha sido engañado.


Más bien eligió una forma del engaño.

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LI LII

Quisiera decir yo sin recurrir a mí. Mientras mira TV el mundo se afea.


Estar debajo de la palabra. El sueldo le permite volver al trabajo.
No entrometerme en asuntos de arte poética Sólo eso.
ni políticos.
No sentir el peso del silencio. Mueren niños pero su preocupación son perros, gatos
No hablo de eso. o animales en extinción.
Da igual.
Oír las palabras.
Que nadie esté detrás de ellas. En las universidades hay gente formándose
para que el mundo pronto sea un manicomio
Que me inviten a un abecedario anónimo y no haya que encerrar a nadie.
al igual que un mecánico
aunque el abecedario
sea chatarra.

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LIII LIV

No somos de este barrio. Tu mano tocando la mía


Mi gato y yo no es amor
estamos temporalmente acá. no es derrumbe
no es el comienzo de nada.
Yo soy un felino
maúllo de madrugada cuando todos duermen. Tu mano tocando la mía
Él es un joven y llama al sueño con —vos y yo quizás lo sepamos—
Clonazepam. es saber que podemos quedarnos
un poco menos solos
Al amanecer regreso y mi gato cuando la soledad nos dice:
me dice que soñó con otro barrio. andate,
pero volvé pronto.
Todo estaba en orden, me dice.
Y sale a sacar la basura al container
que nadie vendrá a buscar.

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LV LVI

¿Serán los cuerpos feos almas tristes? De lo que te hablaba no era de ella
¿Qué dicen sus epitafios? era
¿Habrá persona que recuerde ir los domingos de mí de mí
al cementerio? del gran apagón emocional
de un envejecimiento repentino del corazón.
Yo vi lápidas, cráneos y fémures,
subsuelos y panteones de muertos, De lo que te hablaba no era de ella
jóvenes, viejos, mujeres y hombres. era
de mí de mí
Yo vi lápidas que no eran de los míos y de esa forma de amar
y así quisiera caber en un ataúd. que nos hace vivir tropezando con piedras.

Con la forma de la visita anónima. Hasta que finalmente


Que piensen: “no fue tan bueno” uno cree haber amado
y enseguida pasen a asuntos de la vida. amado sí
pero a las piedras.

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LVII LVIII

Qué edad tenías, ¿veinte? ¿Se cree más libre


supongamos que su abuela cuando se le
Estabas a años luz de romper cáscara. contrajeron los dedos
por lavar ropa con agua fría?
La fe política, sin embargo, te decía:
“Los que menos tienen”. Dice: “Ahora las cosas cambiaron, por suerte”.

Entendiste que el mundo es mezquino. Se cree más ciclópeo


que los Cíclopes que Ulises enfrentó
¿O irías a buscar mercadería de regreso a Ítaca.
para que te den diez paquetes de harina Ulises triunfó en Troya.
acompañado de la gorda que dice: Usted no triunfó
“Yo con mi concha hago lo que quiero”? más que en la costumbre de la debilidad por la
virtud.
Ahora
la cáscara Vive para la anécdota
huele a podrido. y un día
nadie querrá oírlo.

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LIX LX

No regalo confianza
No sé si es cansancio o cumplidos por todas partes,
de huesos la verdad,
o mi cuerpo ya no quiere agradarle a medio mundo
sostener esta carne. puede que sea
Me veo a mí. una forma de manipulación
Veo a otros. un demodé de la moral del siglo XXI,
Parece que no. la verdad,
Todos vemos el de los otros. no quiero multitudes de amigos,
dos o tres me bastan,
¿Tendremos descanso no quiero decirte “sos re buena persona”
después de muertos y desmentirme cuando no estás
o este cansancio prefiero
nunca desaparecerá? de todas
cierta selección que hago
¿Seremos como esos cráneos o mejor dicho que el tiempo hace
de la Chacarita que tienen dientes todavía y que a veces es necesario
y dicen “acá estoy, bien muerto decir “sos re buena persona”
y cansado, o no decir nada.
ojalá la vida no te trate como a mí”?

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LXI LXII

Hay tantas citas apócrifas que no me interesa No quedaron sobras.


ninguna. Hay huesos en abundancia
Cada vez que leo una y cubiertos desordenados.
mis ojos ven a un hombre
abriendo un programa de edición con un ¿Quién va por las
espumante al lado migajas?
y anteojos Ray Ban. ¿Vos
Hoy leí una cita de Kafka. yo
Yo no leí a Kafka. o todos a la vez?
“El verdadero entendimiento
se alcanza con el deseo de muerte”, decía. En ojos que vi felicidad
Y no imaginé ahora
ni al espumante ni a los Ray Ban. veo ahogados: océanos con gusto de sal
Desfilaron delante de mis ojos a muerte.
los amigos y conocidos que boyan por la vida
del aburrimiento que les da La felicidad se perdió en el bolsillo roto del mundo
ir al cementerio. y nadie quiere coserlo.

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LXIII LXIV

Stendhal hablo en Rojo y negro No sé qué es el atardecer


de su padre aunque el atardecer me atraviese.
y del odio que nunca pudo zanjar. No sé a dónde irán el sol
No dice: “Yo, Henri Beyle, odio a mi padre”. y las últimas nubes.
Inventa a Julián
y un seudónimo prodigioso No sé qué es el sol yéndose.
para la posteridad. Tampoco quisiera ponerme analítico.

No es posible, según Stendhal, llegar al odio Me mortifica la idea de la oscuridad:


sino es a través de nombres impropios. acostarme con la incertidumbre
de que nuestros seres queridos
Nadie firma la veleidad de odiar. el mundo o yo
Nadie dice: “Yo que amé, ahora odio”. al día siguiente desaparezcamos.
Nadie quiere el ridículo de odiar lo que amó.

Las miserias caben mejor


fuera
de nuestras lenguas.

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LXV LXVI

Pendemos de un hilo. Es cierto. No es que quiera volver


En puntas de pie a lugares como Navidad o Año Nuevo.
caminamos en las alturas. A veces les pregunto a otros
No temas, vida mía. para darme cuenta de esos lugares
No somos circenses. y está bien que hayan dejado de existir.
Tampoco equilibristas.
O sí. Todos, de algún modo, lo somos. ¿No extrañás ahorrar plata
Estamos amándonos. Es eso. para comprar cañitas voladoras
Parece que nos vamos a caer. cuetes y petardos?, pregunto.
Pero no: es vértigo. Todos dicen que no.
Abajo nos espera
un colchón de goma espuma. Nadie extraña esas cosas, dicen,
es de enfermo mental.
No pensés más
y extendé tu mano que a mi piel eriza. Y yo que ya no tiro cañitas voladoras,
cuetes ni petardos.
Y yo que ya soy adulto,
también soy un enfermo mental.

72 73
LXVII

Aquí yace la placa


—ni enterrada queremos verla—
con verdín de olvido.

De a poco nos olvidamos


de los difuntos.

Ni tíos
ni abuelos reciben
nuestras visitas.

¿Qué otra palabra dice


cementerio
que no sea cementerio?

Parece que nosotros


somos los muertos.
Gracias a todos los lectores
que con su compra anticipada
hicieron posible esta edición.

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Este libro se terminó de imprimir
en mayo de 2023,
en Buenos Aires,
Argentina.

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