Re Silenci A
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Re Silenci A
1. Autoconocimiento y autoestima
2. Empatía
3. Autonomía
4. Afrontamiento positivo de la adversidad
5. Conciencia de presente y optimismo
6. Flexibilidad + Perseverancia
7. Sociabilidad
8. Tolerancia a la frustración y a la incertidumbre
1. El autoconocimiento y la autoestima de la persona resiliente
El autoconocimiento es un arma muy poderosa y las personas resilientes saben usarla a su
favor. Saber cuáles son nuestras principales fortalezas y habilidades, así como las
limitaciones y debilidades, poder trazar metas más objetivas y realistas e identificar los
aspectos en los que podemos mejorar es un camino directo a fortalecer
nuestra autoestima y autoconfianza.
Además de conocerse, una persona resiliente reconoce la importancia del trabajo en
equipo y sabe pedir ayuda cuando lo necesita.
El autoconocimiento nos permite mejorar la capacidad de reconocer y expresar las
emociones. Sobre todo en momentos en que estemos sufriendo, esta es una buena forma
de afrontar situaciones dolorosas.
También nos permite identificar emociones de rabia o enfado que nos estén haciendo
comportarnos de una forma poco saludable.
Se observa que a mayor actividad cognitiva y a mayor capacidad intelectual aumenta la
resiliencia, no sólo emocional, sino de las neuronas y la parte más biológica de
afrontamiento del estrés.
La persona con mayores conocimiento de sí misma y de la realidad, puede procesar y elaborar
más eficazmente los traumas y los factores estresantes.
2. La empatía y la resiliencia
La empatía es la capacidad de entender al otro y ponernos en su lugar, comprender sus
sentimientos, a través de comprender los propios. Es un hábito resiliente, que nos permite
por ejemplo, separar pensamiento de acción, cuando nos sentimos enfadados con alguien
querido.
Cuando tenemos empatía, el flujo de dar y recibir afecto en las relaciones con los demás
es mayor, lo que incrementa nuestra red social de apoyo. Un punto muy importante para
ser una persona resiliente.
3. La autonomía de la persona resiliente
La creencia de que uno puede influir en lo que sucede a su alrededor, perdiendo el temor a
que las cosas suceden por injusticia o causas ajenas a nuestro control. Esto va a hacer
más fuerte a nuestra autoestima y nos va a movilizar hacia la resolución de conflictos que
de otra forma se cronificarían en el tiempo.
4. El afrontamiento de la adversidad
Afrontar la adversidad con humor es propio de personas resilientes. Ser capaces de
reírnos de la adversidad y sacar una broma de las situaciones difíciles nos ayuda a
superarlas y mantenernos fuertes y optimistas ante la incertidumbre. Esto no quiere decir
que en mitad de un funeral tengamos que usar el humor de forma obligada, sino que una
vez esa situación dolorosa ha pasado seamos capaces de recordar a esa persona en
momentos divertidos, que busquemos ratos felices que pasamos con él o ella o incluso nos
acordemos de algo gracioso que solía decir o hacer.
Un enfoque hacia lo positivo de una situación abre caminos que antes estaban ocultos.
Evitar la queja constante.
La creencia de que uno puede aprender con sus experiencias, sean éstas positivas o
negativas nos permite seguir creciendo y madurando a lo largo de la vida.
Conocernos mejor y fortalecer nuestras cualidades nos permiten una adaptación positiva al
cambio.
2. Cuida cómo te hablas, qué te dices. Confía en tus capacidades
Háblate con cariño, con respeto. Sé flexible contigo mismo o contigo misma, tolera tus momentos
de malestar sin culparte por sentirlos. Permítete sentir. Equilibra tus recursos, sin caer en la
autoexigencia o el perfeccionismo, respetando tus ritmos, sin dejarte arrastrar por la presión,
recordándote tus capacidades.
3. Humor y sonrisa ante las dificultades
Una dificultad puede ser una oportunidad para aprender y entrenar tus capacidades. No te centres
en el problema y en la queja. Ve en la búsqueda de soluciones. Aprende de la experiencia.
“La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubieran permanecido
dormidos”. Horacio
5. Salud emocional + Equilibrio Emocional
Las personas resilientes liberan sus emociones ante situaciones adversas, expresan lo que sienten
y piensan, y lo hacen sin generar daño a otras personas. Esto les ayuda a liberar tensión
acumulada. Es muy inteligente dejarse ayudar y pedir ayuda cuando la necesites.
7. Contacto social
Elige con quién quieres vivir, quién quieres que te acompañe, con quién quieres crecer, aprender y
compartir tu tiempo. Elimina los deberías, las obligaciones y presiones auto-impuestas. El contacto
social te hace tener una mente más abierta, más flexible, más tolerante ante las circunstancias.
8. Pon límites al control. Tolera la incertidumbre
En la vida suceden acontecimientos tanto positivos como negativos, la vida es una cambio
constante, esta es una de sus maravillosas cualidades. No caigas en la personalización “no todo te
pasa a ti”.
11. Cuida a dónde llevas tu atención
Dejemos de sentirnos atrapados por nuestros pensamientos anticipatorios, y por las emociones
como el miedo, la impotencia o la vulnerabilidad, y trabajemos diariamente para aceptarlas y
regularlas, coger las riendas de nuestra vida y sentirnos más libres. Vivamos el día a día.
A una persona se le puede arrebatar todo menos la elección de la actitud personal ante un
conjunto de circunstancias. Viktor Frankl
Editorial