Clase 1 Primaria
Clase 1 Primaria
Clase 1 Primaria
Gestión
Institucional y
Pedagógica
EJE 1
CLASE 1
El espacio público como construcción de lo común
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¡Bienvenidos y bienvenidas!
Este nodo forma parte del trayecto formativo que se ofrece a aquellos docentes que
deseen concursar cargos directivos mediante un recorrido que toma como tema
medular a la escuela, a partir del reconocimiento de quienes la conforman dentro de
un entramado extremadamente globalizado.
Entramado donde se cruzan, tejen y anudan aspectos de la vida escolar y social que
requieren, de quienes lo conformamos y tenemos responsabilidad en dicha
conformación, una formación tanto permanente como específica en la construcción y
fortalecimiento de los roles de conducción escolar (Resolución N°1297/22 C.G.E).
Instancia que esperamos sea una oportunidad para crear un tiempo diferente en el
trabajo propio dentro de las instituciones, pero que permita tomar distancia de lo que
se realiza diariamente para volver a mirarlo desde otro lugar.
Los ejes seleccionados, los puntos que le dan sentido, las actividades propuestas, la
bibliografía buscan generar tiempos de lectura, de estudio, reflexión, análisis,
intercambio y producción que habiliten otros modos de intervenir en nuestras escuelas
entrerrianas. Buscan superar la mera acumulación de lecturas y saberes teóricos
acreditados desde un lugar alejado a la práctica didáctico-pedagógica e institucional y
al rol de la conducción de instituciones inmersas en problemáticas y realidades
situadas.
En esta clase inicial, les proponemos un recorrido a partir de textos normativos y una
selección de posicionamientos para poner en tensión el derecho a la educación y el
sentido de la escuela, para así:
Objetivos:
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● Pensar la escuela en tanto institución educativa y la complejidad que conlleva
estar inmersos en ella, en relación a su condición de pública como espacio de
lo común.
● Dimensionar las potencialidades que implican los roles directivos e identificar
las tensiones y problemáticas de los mismos.
● Delimitar posibles dimensiones de intervención que permitan la mejora de la
dinámica institucional.
DESARROLLO
Día a día la escuela abre sus puertas para recibir múltiples infancias y desarrollar,
mediante un trabajo colectivo, la tarea de ofrecer experiencias educativas significativas
que incidan positivamente en la formación de cada estudiante. Que la escuela pueda
constituirse en un núcleo de sentido radica en su capacidad de interpelación, en su
capacidad de nombrar interlocutores, para que se perciban reconocidos como sujetos
de enunciación.
Las políticas educativas de los últimos años se han centrado en garantizar el derecho
a la educación, esto se encuentra expresado tanto en los textos de la Ley de
Educación Nacional Nº 26.206 como así también en las diferentes resoluciones
emitidas desde el Consejo Federal de Educación, a nivel nacional, y del Consejo
General de Educación a escala jurisdiccional.
Las normativas enunciadas conforman una base que da lugar a diversas políticas
públicas, las que buscan garantizar las condiciones básicas para la construcción de la
ciudadanía.
La escuela, en tanto parte activa del Estado, asume la tarea en conjunto y desde el
consenso, para que el Estado no vea obstaculizada su misión ni las escuelas se sienten
entrampadas en vericuetos administrativos y burocráticos. Las instituciones deben
reivindicarse como parte activa del Estado y no como simples receptoras de
prescripciones. Esto es, recuperar la dimensión estatal que involucra a las instituciones
escolares.
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El derecho a la educación se concreta cuando el Estado articula los mecanismos
necesarios y provee los recursos materiales, humanos y simbólicos que permiten no
solo el acceso a cada estudiante a una educación inclusiva y de calidad, sino también
se centran en la permanencia y egreso de los distintos niveles educativos.
Son los actores en las instituciones educativas quienes, tomando como marco
referencial las distintas normativas, resignificarán, retraducirán y darán sentido
político-pedagógico a las mismas teniendo como horizonte el cumplimiento de este
derecho. Las normativas solo expresan un horizonte de intencionalidad. Es en el
transcurrir cotidiano donde toman forma, donde son presentadas y donde se vuelven
realidad.
Adquiere relevancia la figura del directivo quien no solo gestiona, administra, “apaga
incendios” frente a urgencias o a situaciones emergentes, sino quien además da
direccionalidad a la institución, habilitando la conformación de equipos de trabajo y los
momentos para debatir sobre la enseñanza, conduciendo y contribuyendo a la
formación y sostenimiento de esos equipos, todo como parte integral de su trabajo
diario.
Hoy más que nunca, atravesados por un contexto que demanda cada vez más de estas
figuras de conducción, no podemos reducir su rol a un mero acto administrativo; las
escuelas requieren de una figura que esté implicada en la trama institucional como
escuela pública, en las vicisitudes del día a día, que acompañe el desarrollo de las
prácticas docentes y del personal no docente, que habilite espacios y tiempos de
reflexión, discusión y escucha.
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La implicación, en este sentido, tiene que ver con reconocer que se trata de un trabajo
que incluye a otros (Ardoino, 2005), teniendo en cuenta que es en el intercambio y la
argumentación colectiva que pueden surgir otros modos de entender, de interpretar,
de recortar y de problematizar lo que acontece, con vistas a la construcción de lo
común que genera espacios institucionales para todos.
El trabajo del directivo desde la implicación no significa solo estar inmerso en una
situación sino no olvidar que lo que les pasa a otros tiene resonancia en la escuela;
obliga a un trabajo mental y a una interrogación sobre uno mismo. Garantizar el
derecho a la educación tiene que ver con estar implicados, pensar sobre la propia
realidad, presentar responsabilidad en la tarea docente, revisar las prácticas, escuchar
a todos los actores institucionales.
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“La escuela es como el aire, de cuya importancia y presencia solo nos damos
cuenta cuando nos falta para respirar” (Sacristán, 2000)
Gimeno Sacristán (2000) nos invita a preguntarnos por lo obvio, por aquello en lo cual
-por estar inmersos- no dimensionamos en su complejidad como es la escuela, donde
existe una representación colectiva alrededor de ella, como conglomerado simbólico
de significados, valores, aspiraciones y expectativas de comportamiento, que necesitan
tensionarse y ponerse en discusión. Esto obedece no solo a que la educación no es -en
términos de Frigerio- un acto individual, sino que es eminentemente político, que
requiere por parte de quienes ofician de educadores de un posicionamiento ético
frente al mismo, como también requiere entender cómo se conforman los procesos de
escolarización que no son los mismos que se pretendiera tiempo atrás.
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En nuestros contextos, los niños y niñas ingresan a las escuelas a edades cada vez
más tempranas y se extienden a edades no contempladas antes (tanto en la
educación llamada de cuarto nivel o en la educación no formal). Es así que la
escolarización se presenta a lo largo de un extenso período de tiempo en la vida de los
sujetos, en la dinámica de las familias y en la conformación de la sociedad. Esta
presencia extendida en la vida de los sujetos hace que se modifiquen, por ejemplo,
funciones institucionales que antes eran tarea de los entornos familiares.
Estas razones esgrimidas por Gimeno Sacristán entre otras, refuerzan la idea que
plantea Pablo Pineau (2001) cuando enuncia a Borges en su pregunta respecto a por
qué basta con observar la ausencia de camellos en el Alcorán para probar que se es
árabe. Pineau intenta mostrar que de la misma manera que los árabes no ven los
camellos, los educadores corremos el riesgo, por estar tan acostumbrados a su
presencia, de dejar de ver la escuela “como un ente no fundido en el paisaje educativo,
lo que probablemente sea la mejor prueba de su construcción social como producto de
la modernidad” (Pineau, 2001: 29).
Preguntarnos respecto al valor que tiene en sí misma la escuela, qué acontece en ella,
qué es lo que preserva, son los interrogantes que buscamos plantear en la próxima
actividad de esta clase.
La gestión institucional, que se asienta entre los textos normativos y las tradiciones
que se instalan en cada una de las escuelas, es una dimensión central para la
consecución de las políticas educativas. Y para que estas incidan en los sujetos y en
las dinámicas institucionales -superando la simple enunciación de intencionalidades-
es necesario que todos los actores responsables se apropien de ellas, las resignifiquen
y las pongan en juego en el cotidiano.
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acerca de la enseñanza y de lo que es y “debe ser” un/a alumna, como también de lo
que es y “debe ser” un/a docente.
Ampliar las oportunidades de aprendizaje de todos los/as niños/as del nivel primario
requiere al menos la convergencia de dos grandes propósitos:
- generar condiciones de escolaridad para que todos puedan cumplir con sus
trayectorias escolares en los tiempos previstos para ello; e
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- gestionar la elaboración e implementación de propuestas pedagógico didácticas
que atiendan cada situación de aprendizaje, en cada ciclo, año, área, espacio
curricular.
Nos encontramos ante mayores oportunidades para dar cumplimiento a los mandatos
del nivel hoy frente a las nuevas demandas que se le presentan, y ante una ocasión
para revisar los procesos de enseñanza que se desarrollan en el nivel primario,
tomando como punto de partida una nueva vinculación entre docentes y estudiantes,
entre docentes, entre docentes y talleristas (si los hubiera).
Una nueva escuela primaria enfrenta los desafíos propios del nivel, tales como: lograr
la continuidad de las trayectorias escolares, aprendizajes de alta intensidad, la
sistematización y secuenciación de la enseñanza, la consolidación de rutinas escolares
y procesos de transmisión del saber docente; y como centralidad del nivel el
fortalecimiento de la alfabetización, tanto en primeros grados (Resolución N°380/22
CGE), como en los 6 años de escolaridad.
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Esto no supone la realización de un mayor número de proyectos aislados y variedad de
espacios curriculares independientes, sino que esta política invita a destinar tiempo
valioso de enseñanza, apostando a la profundidad y al abordaje integral de contenidos
propios de las áreas de lengua, matemática y las ciencias, desde diferentes
perspectivas, donde las áreas de formación artística, tecnológica, digital, física,
adquieren preponderancia en la educación integral de cada niño. Organizar la
enseñanza con más tiempo requiere maestros y maestras que trabajen
mancomunadamente, planificando y seleccionando materiales, diseñando experiencias
de manera colectiva, con sus respectivos desarrollos, registros y sistematización de
trabajos / producciones / logros / resultados / evaluaciones. La escuela, como escenario
de lo público, debe habilitar la circulación de las distintas voces y de la información.
Diversificar los tiempos comunes nos ayuda a no caer en la trampa del tratamiento
uniforme de todos los estudiantes. Diversas investigaciones aportan el dato respecto a
que los resultados escolares se vinculan directamente con la diversificación de los
tiempos de clases, las propuestas de enseñanza para abordar contenidos, las
propuestas de uso del tiempo.
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Son frecuentes las apelaciones a la reorganización interna de las instituciones, a la
flexibilización de tiempos y espacios, a la creación de nuevas funciones en el ámbito
institucional; estas apelaciones parecen sostenidas en la expectativa de que la
modificación en las estructuras organizativas hace posible la transformación de las
prácticas en el nivel, pero estas transformaciones deben ser gestionadas desde el
equipo de conducción y docente.
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En este contexto, queremos volver a preguntarnos respecto a cómo garantizar la
inclusión de todos y cada uno de nuestros estudiantes. Existía antes de la pandemia
un consenso respecto a garantizar la inclusión plena y oportuna, pero ¿cómo se
reconfigura esta problemática luego de haber atravesado esta situación contextual?
¿De qué modo diseñamos y pensamos en intervenciones conducentes a garantizar
aprendizajes desde la gestión directiva, contemplando la dimensión política, la
dimensión institucional, la evaluación en proceso…?
Actividades
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c) La post pandemia, las desigualdades, la historia de la escuela, el
mandato de dar educación a todos y todas, ¿cómo se traduce en el
cotidiano de una institución escolar?, ¿qué aspectos deben estar
garantizados? Mencionar al menos tres aspectos.
Llegamos al final de esta primera clase donde la idea que articuló la discusión ronda
en torno a por qué, para qué y cómo deben estar todos y todas en la escuela. Esta
pregunta que interpela al derecho a la educación que porta todos y cada sujeto, es una
pregunta por la justicia, y por tanto, es una pregunta política.
Los niños y niñas tienen que estar en la escuela, aprendiendo aquello que por derecho
tienen que aprender, porque es justo, porque son dignos de ello y porque es
responsabilidad de los adultos que conformamos el sistema educativo garantizarlo;
esto obliga también a preguntarnos quiénes quedan fuera de estos saberes, quiénes
no están, quiénes quedan ausentes.
El rol del directivo implica el logro del cumplimiento de los derechos educativos de
todos y cada uno de sus estudiantes. Esto conlleva a develar el lugar central que tiene
la escuela en este proceso, construyendo y efectivizando políticas de enseñanza que
se piensen y revisen una y otra vez desde las posibilidades de aprender que se les
ofrecen. La enseñanza debe ser asumida como una tarea construida colectivamente
(superando aquella frase de cada maestro con su librito), pensada como patrimonio de
la institución y, por tanto, discutida públicamente.
Bibliografía
1.1 BLEJMAR, B. (2005) Gestionar es hacer que las cosas sucedan. 1° ed. Buenos
Aires: Centro de Publicaciones Educativa y Material didáctico.
1.3 CARUSO, M., DUSSEL I., PINEAU, P. (2001) La escuela como máquina de educar.
Tres escritos sobre un proyecto de la modernidad. Selección: ¿Por qué triunfó la
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escuela? o la modernidad dijo: “Esto es educación”, y la escuela respondió: “Yo me
ocupo”. Buenos Aires: Paidós.
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1.14 NICASTRO, S. (2006) Trabajar en la escuela. Análisis de prácticas y de
experiencias de formación. Buenos Aires: Homo Sapiens, 2017. Cap. 2. Las
organizaciones educativas en clave epocal.
1.15 TORRES, R. M. (2003) Educación para todos: la tarea pendiente. Educere, vol. 7,
núm. 23 octubre - diciembre. Venezuela: Universidad de los Andes.
Normativas
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