Acto Jco GSM 2016
Acto Jco GSM 2016
Acto Jco GSM 2016
FACULTAD DE DERECHO
CONCEPTO
1) La norma jurídica
2) Hecho condicionante
3) Los sujetos de derecho
4) Vínculo entre los sujetos de derecho
5) Situaciones jurídicas correlativas que están compuestas por el derecho
subjetivo y el deber jurídico
6) Objeto de la relación jurídica y éste es la prestación, se traduce en la
conducta que desea realizar de acuerdo al ordenamiento jurídico.
Otros autores dicen que también hay un 7 mo elemento: la sanción, pero nosotros lo
vamos a establecer como un elemento de la consecuencia jurídica y no de la
relación jurídica.
b) Jurídicos: Son todo suceso que ocurre en el mundo o la realidad que tiene
su origen en la naturaleza o acción del hombre y que producen efectos
jurídicos. Estos efectos jurídicos son la adquisición, modificación o pérdida
de un derecho. Se trata en este caso de hechos, eventos que ocurren en la
realidad y tienen relevancia para el derecho porque producen
consecuencias jurídicas. Se da porque existe una norma jurídica que
contempla o establece que ese hecho es un antecedente de una
determinada consecuencia jurídica.
1) Involuntarios y 2) Voluntarios
1) Involuntarios: Son aquellos sucesos realizados por el hombre sin
encontrarse en pleno ejercicio de sus facultades volitivas. Como por
ejemplo: Los actos de un infante, demente, alcohólico, drogadicto.
Los actos jurídicos son un hecho jurídico voluntario del hombre realizado con la
intención de producir ciertas consecuencias jurídicas queridas por su autor y
reconocidas por el ordenamiento jurídico.
i) Lícitos: Son aquellos realizados por el hombre y que son permitidos por
el derecho y dan origen a los cuasicontratos.
ii) Ilícitos: Son realizados por el hombre, pero son contrarios al derecho,
estos hechos pueden ser realizados con dolo, en cuyo caso dan origen a
los delitos, pero también pueden ser realizados con culpa y dan lugar a los
cuasidelitos.
Son simples aquellos que consisten en un hecho o situación única. Por ejemplo: El
nacimiento, el matrimonio.
Son complejos aquellos que consisten en varios hechos o varias situaciones. Por
ejemplo: La prescripción adquisitiva, ya que se requiere del transcurso del tiempo
y de la posesión de la cosa.
HECHOS
Voluntarios
1. Simples
2. Complejas
1. Relación Jurídica Simple: Es aquella que presenta un solo derecho del sujeto
activo y un solo deber del pasivo. Ej.: La relación entre el acreedor que prestó una
cantidad de dinero y el deudor que está obligado a devolvérsela.
2. Considerando la naturaleza del ente hacia el cual se orienta el poder del sujeto
activo
b) Relaciones Reales: aquella en que el poder del sujeto activo se orienta sobre
una cosa.
SITUACIONES JURÍDICAS
Distinción:
EL DERECHO SUBJETIVO
CONCEPTO:
a) Interno: Está compuesto por la posibilidad que tiene el titular del derecho de
actuar de acuerdo a la norma imperante y dentro de sus límites.
a) Hans Kelsen:
Este autor, niega la existencia del derecho subjetivo individualmente, para Kelsen
el derecho subjetivo es un aspecto del derecho objetivo, forma parte de este. El
derecho objetivo es sinónimo de normas, las que regulan las conductas. El
derecho subjetivo que forma parte de este derecho objetivo para Kelsen es una
facultad, que deriva de la libertad de elección del individuo, o sea de la voluntad
que tiene el individuo, y esta voluntad se va a traducir en decidir acciones frente a
la comisión de un ilícito frente a la sanción coactiva de la que habla Kelsen. O
puede por el contrario decidir actuar para obtener un beneficio.
Este autor, al igual que Hans Kelsen es monista, y niega la existencia de los
derechos subjetivos, así ni los individuos individualmente considerados ni la
colectividad de individuos tienen derechos, lo que tienen son deberes establecidos
por las normas que deben acatarse, estas obligaciones surgen de su calidad de
seres sociales. Sostiene que si existieran los derechos subjetivos, sería un
problema sin solución, por cuanto los derechos subjetivos sólo podrían basarse en
la voluntad, la que él considera forma parte de la metafísica y que no puede ser
demostrada, así se daría una jerarquía de voluntades donde existiría
subordinación.
Para Duguit los derechos subjetivos son una abstracción que nada tiene
que ver con la realidad. Plantea que lo que existen son situaciones jurídicas
subjetivas. Estas situaciones jurídicas subjetivas son la concretización
(materialización) del derecho objetivo en el sujeto individualmente considerado.
2) Teorías Afirmadoras
c) Teoría de la Realidad:
Para esta teoría el derecho subjetivo es una realidad jurídica que se impone
como tal y no como plantean las teorías anteriores. Así todo el derecho se basa en
esta noción.
a) Teoría de la Voluntad:
Esta teoría fue planteada por Federico Von Savigny, sin embargo su
principal exponente fue Bernardo Windscheid.
1) Hay casos en que el sujeto que es titular del derecho subjetivo puede no querer
ejecutar el derecho subjetivo, en todo caso el derecho subjetivo igual subsiste. En
el derecho de alimentos yo puedo decidir si lo ejercito o no, pero el derecho
subsiste. Podría también el titular desconocer la existencia del derecho, como el
del heredero que desconoce el fallecimiento del causante, lo desconoce e igual es
titular del derecho de herencia.
2) Existen situaciones en que el sujeto que es titular del derecho subjetivo carece
de voluntad, total o parcialmente, y sin embargo sigue siendo titular del derecho
subjetivo. Esto significaría que los incapaces carecen de derecho subjetivo, y si los
tienen.
Tiene 2 elementos:
c) Teoría Ecléctica:
Uno de sus principales expositores es George Jellinek, sin embargo fue León
Michaud quien le da mayor perfección a esta doctrina y es él quien da la definición
de teoría ecléctica, la llama teoría ecléctica ya que toma elementos de las dos
teorías anteriores (voluntad e interés) toma de las dos lo bueno de ellas, formando
una nueva, la ecléctica.
a) Derechos subjetivos públicos: son las facultades que tienen los particulares
frente al derecho, y que tiene el estado cuando actúa como ente soberano frente a
los súbditos. Por ejemplo: derecho a sufragio, en el primer caso y del Estado de
exigir el servicio militar, en el segundo.
b) Derechos subjetivos privados: son las facultades que tiene un particular frente a
otro particular o frente al estado cuando este estado actúa como ente patrimonial
llamado fisco. Por ejemplo: el derecho que tiene un comprador frente a un
vendedor para que le entregue la cosa.
* Los que conciernen a la individualidad física, que tienen por objeto asegurar
nuestra existencia ej. La vida y asegurar la integridad corporal como la salud.
* Los que conciernen a la individualidad moral, que tienen por objeto el honor de
las personas, como el derecho al nombre.
Los derechos de familia, son los que derivan de las relaciones en que el
sujeto se halla en el grupo familiar con los demás miembros de su grupo. Ej.:
Derecho de los padres de exigir obediencia a sus hijos.
a) Derechos subjetivos reales: son aquellos que pueden ejercerse y que se tienen
sobre una cosa sin respecto a determinada persona, artículo 577 C.C. Por
ejemplo: derecho real de dominio, de herencia o de usufructo.
Sujetos
Sujetos
6) Según si el acto del cual derivó el derecho subjetivo está sujeto a modalidades
o no.
a) Derechos subjetivos puros y simples: son aquellos que no están sujetos a las
modalidades y por lo tanto produce efectos de inmediato. Si no están sujetos a un
plazo, condición o modo. Por ejemplo: derechos del comprador y vendedor de una
compra-venta sin modalidad de plazo, con pago al contado.
Modalidades
Son las cláusulas introducidas por las partes que alteran los efectos de un contrato
o un acto jurídico, son variaciones que sufre un derecho.
Un derecho nace cuando surge a la vida una relación jurídica, como toda
relación tiene un sujeto, resulta que a todo nacimiento le corresponde una
adquisición respecto de una persona determinada.
Mod. Objetiva: Es todo cambio cualitativo o cuantitativo del objeto del derecho.
2. En los hechos de que esa voluntad hace surgir los derechos., Son todos
aquellos que nacen de los derechos por voluntad de la ley los particulares y
se clasifican en hechos jurídicos propiamente tales y actos jurídicos.
1) Absolutismo del derecho: los autores que adhieren a esta posición tienen una
concepción individualista del derecho, miran al individuo aisladamente y postulan
en primer término por la satisfacción de las necesidades propias y luego por las de
la comunidad, se puede ejercitar el derecho libre y discrecionalmente.
De acuerdo a esta concepción, los derechos subjetivos son las facultades
que la ley otorga a los individuos para que dispongan de ellos sin rendir cuentas a
terceros, por lo tanto, si ejercitando un derecho de un tercero, sale perjudicado el
derecho propio puede significar causar un perjuicio o lesionar los derechos de un
tercero y por ello el titular del derecho ejercido no tiene ninguna responsabilidad,
de nada responde.
¿Cuándo hay abuso del derecho? En el caso del ejercicio de un derecho subjetivo
contrariando su espíritu y el fin para el cual fue otorgado o reconocido por el
ordenamiento jurídico.
Para estos efectos debemos recordar que los derechos tienen su origen en
la voluntad de la ley y en la de los particulares. Ahora bien cabe preguntarse si
¿sólo los que tienen su fuente directa en la ley pueden renunciarse? No, también
pueden renunciarse los que tienen su origen en las otras fuentes, porque al decir
el Código que son susceptibles de renuncia “los derechos conferidos por las
leyes”, se refiere a todos los derechos que la ley otorga directa o indirectamente y
a los cuales presta su sanción, y no sólo a los derechos que nacen directamente
de la ley, como el usufructo que tiene el padre de familia sobre ciertos bienes del
hijo. Un derecho que nace de un contrato celebrado entre dos personas, también
puede ser renunciado por el titular, porque si bien ese derecho se lo confiere
directamente el mismo contrato, la ley se lo reconoce u otorga en forma indirecta.
Por lo demás, no se ve qué razón habría para que no pudieran renunciarse los
derechos cuya fuente directa es un contrato.
Ahora bien, no sólo pueden renunciarse los derechos actuales, sino también
los futuros, es decir, los que después han de ser nuestros: salvo el caso de que la
ley, por motivos especiales, lo prohíba, como tratándose de una sucesión no
abierta todavía.
Cabe hacer notar que las leyes no pueden renunciarse, sino los derechos
por ellas conferidos. Sostener lo contrario equivaldría a permitir la derogación de
las disposiciones del Poder Legislativo por los particulares. Y esto sería absurdo.
En verdad, decir “renuncia de las leyes” es sólo una forma de hablar elíptica,
porque resulta claro que se alude a la renuncia de los derechos por ellas
conferidos.
Características de la renuncia:
2) Unilateral, porque para perfeccionarse sólo requiere la voluntad del titular del
derecho, el renunciante;
5) Irrevocable.
6) Voluntario, por lo general. Excepcionalmente la renuncia no es voluntaria, como
en el caso del artículo 181 de la Ley de Quiebras, que dice que los acreedores
privilegiados, hipotecarios, prendarios, anticréticos y los que gocen del derecho de
retención pueden asistir a la junta de acreedores y discutir las proposiciones del
convenio. Pueden también votar, si renuncian los privilegios o garantías de sus
respectivos créditos. “El mero hecho de votar, dice el inciso 3º del referido artículo
181, importa de derecho esta renuncia” (la de los privilegios o garantías).
Efectos de la renuncia
La renuncia puede ser muy diversa en sus efectos: “lo que el renunciante
pierde no puede ser adquirido por otros (el acreedor renuncia a la garantía) o
puede serlo (renuncia de una herencia por parte del primer llamado); la renuncia
implica a veces necesariamente un incremento en la esfera jurídica de un tercero
aunque no adquiera el mismo derecho que se ha renunciado, porque consigue la
liberación de una limitación que antes sufría (la renuncia al usufructo, a la
servidumbre, libera a la cosa o el fundo de la carga o limitación que le afectaba; la
renuncia del crédito desliga al deudor del vínculo)”.
2º Los derechos cuya renuncia prohíbe la ley. Hay ciertos derechos que a pesar
de mirar sólo al interés particular, no pueden renunciarse por diversas causas que
tuvo en vista el legislador. Así, por ejemplo, “es prohibido a la mujer renunciar en
las capitulaciones matrimoniales la facultad de pedir separación de bienes a que le
dan derecho las leyes (art. 153), porque se ha estimado probable que, en
consideración a su esposo y sin prever los accidentes que son causales de la
separación de bienes, hiciera ella imprudentemente esa renuncia, y llegado el
caso de convenirle la separación, se encontrara maniatada por su compromiso.
Además, tal renuncia daría al marido armas para delinquir, porque ya no podría
inspirarle temor alguno la descuidada o torcida administración de los bienes de la
mujer.
Aplica esta doctrina el art. 2462 que dice: “Si la transacción recae sobre uno
o más objetos específicos, la renuncia general de todo derecho, acción o
pretensión deberá sólo entenderse de los derechos, acciones o pretensiones
relativas al objeto u objetos sobre que se transige”.
La enajenación y la renuncia
1. Debe ser cierto y recaer sobre un interés propio, es decir, que el daño debe
necesariamente producirse y que se de interés del afectado por éste.
2. No debe haber sido ya indemnizado.
3. El daño debe lesionar un derecho o interés legítimo, es decir, un derecho
subjetivo patrimonial o extrapatrimonial.
2. La Relación de Causalidad.
Generalidades
a.- en la naturaleza o
b.- en el hombre;
Son todos aquellos sucesos que tienen su origen en la acción del hombre que
pueden o no producir consecuencias jurídicas.
-Si las producen, se denominan hechos jurídicos del hombre, son todos
aquellos hechos que tienen su origen en la acción del hombre y que producen
consecuencias jurídicas.
Finalmente, existen hechos producidos por la voluntad del hombre que generan
consecuencias jurídicas, y que justamente se realizan con la intención de
producirlas, aquí nos encontramos con los Actos Jurídicos.
Las consecuencias jurídicas que el acto jurídico puede producir, pueden consistir
en la creación, modificación o extinción de un derecho subjetivo.
Elementos de la definición:
1.- El acto jurídico es una manifestación de voluntad que puede provenir de una o
más personas.
Es por esta circunstancia que los autores alemanes hacen una diferencia,
señalando que el acto jurídico sería aquel en que se van a producir todos los
efectos que prevé el ordenamiento jurídico; siendo el negocio jurídico, aquel en
que sólo se van a producir las consecuencias jurídicas queridas por las partes. Por
ej.: El reconocimiento de un hijo, constituye un acto jurídico unilateral, que produce
enormes consecuencias jurídicas. Puede ser, que el único efecto perseguido por
el padre sea el de reconocer al hijo; sin embargo, por disposición de la ley se
producen otras consecuencias, tales como el derecho de alimentos a que tendrá
derecho el menor; los derechos hereditarios que nacerán para él, etc.
En nuestro país y en Francia, legislación madre de la nuestra, se estima que el
acto jurídico y el negocio jurídico son lo mismo, porque participan de una misma
característica fundamental, que es el rol creador de la voluntad del hombre.
Por este motivo, los hechos ilícitos no son actos jurídicos, porque si bien producen
consecuencias jurídicas, ellas no son el resultado de la voluntad del hombre, sino
de un acto doloso o culposo.
2.- El acto jurídico puede modificar o extinguir derechos; en este caso, como
precisa de un acuerdo de voluntades se denomina convención. En otras
palabras, la convención es un acto jurídico que puede crear, modificar o extinguir
derechos, de manera que todo contrato es una convención, pero no toda
convención es contrato; hay entre ellos una relación entre género a especie, en
donde el genero es la convención y la especie el contrato. Por ej.: el contrato es
una convención porque crea derechos y deberes jurídicos; el pago también es una
convención, porque extingue derechos; sin embargo, la ley confundió conceptos
(convención y contrato) haciéndolos conceptos sinónimos (art. 1438).
Ahora bien, los efectos de los actos jurídicos se producen cuando se cumplen
todos los requisitos previstos por el supuesto legal que es el antecedente
generador del efecto.
Comunes: son aquellos que no pueden faltar en ningún acto jurídico, sea cual
fuere su especie.
Son aquellos sin los cuales el acto jurídico no produce efecto alguno.
Por ejemplo: La voluntad, objeto, causa, solemnidades en los casos que lo
establece la ley.
Que el acto no produzca efecto alguno, tiene una enorme importancia práctica,
porque quiere decir, que se entenderá que el acto no ha nacido a la vida del
derecho, en otras palabras, que el acto es inexistente.
La ley no dice que el acto sea nulo, porque si así fuese, se entendería que el acto
habría nacido a la vida del derecho y producido los mismos efectos que el acto
válido, hasta que, por cierto, la nulidad fuese declarada judicialmente; y si llega a
pasar cierto espacio de tiempo sin que eso ocurra, el acto nulo pasa a convertirse
en válido. Esta circunstancia no ocurre cuando falta un requisito de la esencia del
acto jurídico, porque en estos casos, el acto es inexistente y por lo tanto, no ha
nacido a la vida del derecho y consecuentemente, no produce efecto alguno.
Para muchos autores esta es una demostración que don Andrés Bello acogió la
Teoría de la Inexistencia.
En otras palabras, estos elementos forman parte del Acto y se convierten en ley
particular para el autor o partes, sin que sea necesario que hagan una declaración
expresa en ese sentido.
Con todo, en virtud del principio de la autonomía de la voluntad, las partes al
celebrar el Acto, expresamente pueden excluir estos elementos y en ese caso
excluyen a estos de sus efectos propios.
Este es uno de los pocos casos en que la ley presume una condición.
Hemos mencionado que todo acto jurídico debe contener ciertos elementos
esenciales para adquirir existencia jurídica, estos son los requisitos de existencia
del acto jurídico.
Por otra parte, el acto que nace a la vida del derecho debe cumplir con ciertas
condiciones para tener una existencia sana y producir sus efectos en forma
estable, estos son los requisitos de validez del acto jurídico.
Son aquellos indispensables para que el acto jurídico pueda subsistir eficazmente
en la vida del Derecho, en otras palabras, para que aquél tenga una vida sana y
produzca sus efectos en forma estable.
Cuando falta uno de estos elementos el Acto Jurídico nace, pero adoleciendo de
un vicio de nulidad, y mientras su nulidad no sea declarada por sentencia judicial,
el Acto Jurídico va a producir los mismos efectos que el acto válido y aún más,
incluso pasado cierto tiempo, sin que se declare dicha nulidad, se produce la
conversión del acto nulo; en otras palabras, significa que el acto se va a entender
válido para todos los efectos legales.
a) Acto Jurídico nominado o típico: Es aquel que tiene una regulación legal, no
basta que la ley lo mencione, para que el acto se considere nominado, es
necesario que se encuentre reglamentado o regulado por la ley. Por ej.: todos los
contratos regulados por el Código Civil.
III.- Según las voluntades necesarias para el acto pueda nacer. El acto jurídico
se clasifica en:
a) Unilateral: Es aquel que nace por la voluntad de una sola parte, es decir,
precisa sólo de una sola voluntad para producir las consecuencias jurídicas
deseadas. Por ejemplo. El testamento, en él sólo interviene la voluntad del
testador, también es un Acto jurídico unilateral, el reconocimiento de un hijo, ahí
sólo interviene la voluntad del padre. Asimismo, la renuncia de un derecho hecho
en los términos del artículo 12 del Código Civil, constituye un Acto jurídico
unilateral.
Actos Jurídicos unilaterales colectivos
Es posible que en los actos jurídicos unilaterales intervenga la voluntad de varias
personas, pero se manifiesta la voluntad de todas éstas en un mismo sentido, en
ese caso el Acto sigue siendo unilateral, y se denominan Actos Jurídicos
unilaterales colectivos.
Actos Jurídicos unilaterales colectivos: son aquellos que se dan cuando en los
actos jurídicos unilaterales intervenga la voluntad de varias personas, pero se
manifiesta la voluntad de todas éstas en un mismo sentido. Por ej.: la renuncia de
varios usufructuarios al derecho de usufructo, en dicho acto hay una sola parte,
aunque ella está constituida por más de una persona.
Para determinar si un acto jurídico es unilateral o no, se debe analizar el momento
en que nace el acto jurídico. En efecto, si en su nacimiento intervienen una sola
voluntad, sea de una persona o de varias como los unilaterales colectivos, en ese
caso el acto jurídico será unilateral.
Si un acto jurídico nace como unilateral se va a desarrollar y se va a extinguir con
esta naturaleza. Es decir, si durante el desarrollo del acto llegaren a concurrir
voluntades posteriores, complementándolo, el acto no se convierte en bilateral,
siempre conservará su naturaleza unilateral.
Como en los actos jurídicos unilaterales interviene una sola voluntad, que por si
sola es capaz de producir consecuencias jurídicas, el legislador se ha preocupado
de proteger esa voluntad, porque es una voluntad única que crea derechos y
obligaciones y la ley desea que esa voluntad se exprese en la forma adecuada,
que no haya dudas acerca de ella. Por este motivo es que la mayoría de los actos
jurídicos unilaterales son solemnes. Por ej.: el reconocimiento de un hijo; el
testamento, etc.
En los actos jurídicos unilaterales no cabe hablar de partes, sino que se habla de
autor, porque interviene una sola voluntad; el término partes se reserva para
aquellas personas que teniendo intereses antagónicos o contrapuestos, se ponen
de acuerdo para dar nacimiento a un acto jurídico bilateral.
Aquí cabe hablar de las partes, ya que esta expresión evoca la idea de que debe
haber un interés contrapuesto, situación que justamente se da en este tipo de
actos, porque en ellos resulta indispensable la presencia de a lo menos dos partes
quienes expresan sus voluntades.
Las voluntades de las partes son confrontacionales, se manifiesta en sentidos
distintos (contrarios). Ej.: El comprador quiere adquirir y el vendedor quiere
desprenderse de la cosa y con ello obtener una ventaja patrimonial.
El acto Jurídico bilateral va a nacer cuando estas voluntades confrontacionales se
encuentren y se logre el consentimiento; y éste, es el acuerdo, concurso o
concierto de voluntades.
La doctrina designa al acto jurídico bilateral con el nombre de convención, y la
define como el acuerdo de voluntades de dos partes, con un propósito
definido y característico que produce como efectos la adquisición,
modificación o extinción de derechos subjetivos.
En los actos jurídicos bilaterales la regla general es que las partes se encuentren
en un pie de igualdad y por este motivo el legislador no se ha preocupado de
regular, en forma estricta, estos actos, y consecuencia de eso, es que la mayoría
de los actos jurídicos bilaterales son consensuales, es decir, se perfeccionan por
el simple consenso de las voluntades. A diferencia de los actos jurídicos
unilaterales, que como dijimos, en su mayoría son solemnes.
Ahora bien, todo contrato, sea unilateral o sea bilateral, siempre es un acto jurídico
bilateral, porque por su definición, el contrato, cualquiera que sea, requiere de un
acuerdo de voluntades.
Esto conviene tenerlo presente y no confundirse, toda vez que nuestro Código
Civil, en el art. 1439 clasifica, por su parte, a los contratos en: unilateral y bilateral.
Pero no perdamos de vista que ambos, como dijimos, son actos jurídicos
bilaterales.
El Contrato Unilateral. Es aquel que se presenta cuando una de las partes se
obliga para con otra que no contrae obligación alguna. Ej.: El comodato o
préstamo de uso. Este contrato sólo genera obligaciones para el comodatario (el
que recibe la cosa dada en comodato, obligándose a conservarla, cuidarla y
restituirla al primer requerimiento) (art. 1439 C.C.).
c) Plurilaterales: Son aquellos que nacen por la voluntad de tres o más partes.
V.- Según si las partes están en igualdad para determinar las cláusulas del
Acto Jurídico que celebran, estos se clasifican en:
a) Acto Jurídico de Libre Discusión: Constituyen la regla general, y son aquellos
en que las partes se encuentran un pie de igualdad, pudiendo discutir
libremente todas las condiciones y cláusulas del acto. A estos actos jurídicos
también se les llama actos jurídicos abiertos Ej.: arrendamiento, mandato y
comodato.
Esta clasificación la hace el Código en relación con los contratos, sin embargo
toda la doctrina considera que debe extenderse a todos los actos jurídicos.
b) Acto jurídico oneroso: Es aquel que tiene por objeto la utilidad de ambos
contratantes gravándose cada uno en beneficio del otro.
En estos actos jurídicos el beneficio que obtiene una parte, tiene como causa el
gravamen de la otra. Por ej.: La compraventa, el beneficio del vendedor es el
precio que es el gravamen del comprador.
La utilidad que se reporta en estos actos es subjetiva, porque ambas partes creen
que van a obtener un beneficio. De cualquier manera, cuando el derecho habla de
beneficio, se refiere siempre a un beneficio de tipo patrimonial.
Victorio Pescio, sostenía que el acto oneroso supone una ventaja que se concede
a cambio de otra que se recibe.
Planiol sostenía, que en el acto aleatorio las partes no saben cual va a ser el
resultado del acto; así como en el conmutativo las partes están convencidas de
que las prestaciones son equivalentes, aquí eso lo ignoran, no saben quien va
obtener una utilidad y quien un perjuicio. Ej.: el contrato de seguro (las partes no
saben quien va a ganar). El contrato de juego también es aleatorio, y es aquel que
se presenta cuando dos partes convienen en competir, de modo que la que resulte
perdedora deberá pagar a la otra cierta cantidad de dinero, o una especie o
cuerpo cierto. Es aleatorio, porque las partes no saben quien gana. También la
apuesta es un contrato en que dos o más partes que discuten acerca de la
ejecución de un hecho dudoso convienen, que la que resulte no tener razón,
deberá pagar a la otra cierta cantidad de dinero o una o más especies o cuerpo
cierto. Otro ej.: la renta vitalicia, es un contrato aleatorio en que una persona se
obliga a pagar a otra cierta cantidad de dinero a cambio de una indemnización,
durante toda la vida de quién recibe el dinero de un tercero. Es parecido al seguro.
Otro ej.: es la cesión de derechos hereditarios, el heredero una vez que ha
fallecido el causante puede ceder sus derechos a un tercero a cambio de un
determinado precio, y este acto es aleatorio, porque como aún no se ha hecho la
partición el heredero ignora cuanto es lo que va a recibir (tiene la idea pero no la
certeza).
Otro caso es el caso de la compraventa de cosas futuras que puede revestir dos
formas de acuerdo al art. 1813 Código Civil. Este art. regula dos formas diferentes
que puede tener la compraventa cuando es de cosas futuras: En primer lugar, la
regla general, es que la compraventa de cosas futuras sea conmutativa y
condicional. Es conmutativa, porque las prestaciones de las partes se miran como
equivalentes; y es condicional, porque para que se entienda perfecta la
compraventa debe cumplirse una condición, cual es, que las cosas futuras lleguen
a existir. Ej.: comprar un departamento aún no terminado.
b.- Acto Jurídico Real: Es aquel en que además del consentimiento para que se
entienda perfecto es necesaria la entrega o tradición de la cosa objeto del acto.
El Código Civil cuando se refirió al acto jurídico real, dio una definición incompleta
de él, porque señala que es aquel que se entiende perfecto por la tradición de la
cosa y si bien ciertos actos jurídicos reales se entienden perfectos por la tradición,
como por ejemplo: el mutuo; otros se entienden perfectos por la simple entrega
material de la cosa, como por ej.: el depósito, el comodato, la prenda.
c.- Acto Jurídico Solemne: Es aquel que para nacer a la vida jurídica, además
del consentimiento, requiere que se cumpla con ciertas formalidades reguladas
por la ley. De manera que si no se cumplen con ellas, el acto no nace a la vida
jurídica.
Por ejemplo: la compraventa de bienes raíces es solemne, y la solemnidad está
representada por el otorgamiento de escritura pública (art. 1801, inc. 2°).
3° La solemnidad va a ser la única forma que las partes tienen para probar el acto,
de manera que sino se cumple con la solemnidad, el acto no se podrá probar por
ningún otro medio.
a.- Acto Jurídico entre vivos: Produce sus efectos en vida de las partes o de su
autor y constituye la regla general, como por ej. la compraventa, arrendamiento,
comodato.
b.- Por causa de muerte: Nace en vida de las partes o de su autor, pero sus
efectos patrimoniales los produce a contar de la muerte de ellos. Estos actos
tienen una particularidad, que consiste en que, como sus efectos se producen a la
muerte de su autor, se pueden revocar cuantas veces se deseen. Ejemplo: el
testamento, este se hace en vida del testador y mientras viva pude revocarlo o
modificarlo.
a.- Actos Jurídicos Instantáneos: Constituye la regla general, son aquellos que
por su naturaleza misma, permiten que sus efectos se produzcan de inmediato y
en un solo instante. En ellos las obligaciones se cumplen en el momento mismo de
contraerse. Por ejemplo: La compraventa.
a.- Acto Jurídico puro y simple: Es aquel que produce sus efectos en forma
normal y definitiva. Constituyen la regla general en la materia.
b.- Acto Jurídico sujeto a modalidad: Son aquellos en que las partes, en virtud
del “principio de la autonomía de la voluntad” le han incorporado elementos
accidentales para alterar sus efectos normales. Ejemplo: Una compraventa donde
se establece un plazo o una condición.
XI.- Según si subsisten por sí mismos, y al tenor de lo que regla el art. 1442,
se distingue entre:
a) acto jurídico principal.
b) acto jurídico accesorio.
a.- Acto Jurídico principal: Es aquel que subsiste por sí mismo, sin necesidad de
otra convención, y constituye la regla general. Ejemplo Compraventa.
El contrato principal, por tanto, es el que tiene una vida propia e independiente,
como la compraventa, el arrendamiento.
b.- Acto Jurídico Accesorio: Se presenta cuando tiene por objeto asegurara el
cumplimiento de una obligación principal, de manera que no pueda subsistir sin
ella.
Estos actos se denominan en general cauciones, en los términos del art. 46.
El contrato accesorio no puede subsistir sin una obligación principal, pero puede
existir sin ella. En otros términos, se concibe el contrato accesorio sin que exista
aún la obligación principal; es inconcebible que sobreviva a la extinción de la
obligación principal.
La caución puede constituirse para garantizar una obligación futura y, en tal caso,
existirá la obligación accesoria antes que la principal. (arts. 2339 y 2413)
Esta redacción ha sido muy criticada, porque de ella se desprende que estos
requisitos sólo serían aplicables a los actos jurídicos bilaterales, y ello, porque este
art. dice: “Para una persona se obligue a otra” y además porque la disposición
habla de consentimiento.
Sin embargo, toda la doctrina está de acuerdo en estimar que este, fue sólo un
error de redacción, pero que los requisitos de validez son aplicables tanto los
actos jurídicos bilaterales como unilaterales.
1. La Voluntad
1. Requisitos Internos.
a) Discernimiento: consiste en que la persona debe juzgar y apreciar el valor de
las diferentes acciones.
1.- La voluntad se debe exteriorizar, debe manifestarse fuera del fuero interno
del individuo, mientras esta permanezca en el fuero interno del individuo, es
irrelevante para el derecho.
2.- La voluntad debe ser seria, se debe expresar con la intención de producir
efectos jurídicos, con la intención de obligarse, con el propósito de crear un
vínculo jurídico, y para que se sienta cumplido este requisito, es necesario que la
voluntad haya sido expresada por una persona plenamente capaz, que pueda
actuar a nombre propio o a nombre de otro estando debidamente autorizada.
3.- La voluntad debe ser sana, es decir, no debe estar viciada; y los vicios de la
voluntad son: El error; la fuerza y el dolo.
4.- La voluntad debe tener una causa lícita, es decir, el motivo que induce al
acto o contrato debe estar ajustado a derecho. Y,
5.- Debe tener un objeto lícito, es decir, la o las obligaciones que genera el acto
jurídico, asimismo, también deben ajustarse a derecho.
a) Art. 1241 señala que la aceptación de una herencia, puede ser expresa o tácita
y dice que es expresa cuando se toma el título de heredero.
b) Art. 1242 aclarando esta idea, señala cuando se entiende que se ha tomado el
título de heredero.
Existen ciertos casos en que el legislador le exige a las personas este tipo de
manifestación de voluntad; y estos casos son:
b)- En la solidaridad; para que se entienda que hay solidaridad, debe pactarse
expresamente. La solidaridad no se presume.
La protesta, es un acto jurídico unilateral, a través del cual, una persona expresa
su decisión de no querer ser interpretado de una determinada manera. Ejemplo
Art. 1244 C.C.
La protesta es diferente de la reserva, porque en ésta, se entiende que una
persona hace uso de un derecho, sin renunciar a los otros derechos que pueda
tener, y se presenta, cuando existen derechos alternativos, por ejemplo: en el caso
de la condición resulta tácita del art. 1489 (si una parte no ha cumplido con su
obligación, la otra tiene un derecho alternativo, porque puede pedir o la ejecución
forzada o la resolución y en ambos casos con indemnización de perjuicios) y en
virtud de la reserva, la parte señala que el optar por un camino no implica
renunciar al otro.
Art. 1956 inc. 3°: este artículo consagra la tácita reconducción, ubicada en el
arrendamiento; La tácita reconducción, consiste en que si llega el día fijado para el
término del contrato, y la cosa arrendada es un bien raíz; y el arrendatario, con el
acuerdo del arrendador, hubiere pagado la renta o se hubiese manifestado de otro
modo, su intención de continuar con el contrato, se va entender renovado éste,
bajo las mismas condiciones que antes.
En el caso de la tácita reconducción, la doctrina se encuentra dividida en cuanto a
determinar su naturaleza jurídica; y así, para Planiol, Ripert, Colin y Capitant. Se
trata de un caso de silencio circunstanciado, porque existe una pasividad, tanto
por parte del arrendador como por parte del arrendatario. Pese a esto, la ley le da
valor a esa pasividad.
En cambio, para Alessandri, este es un caso de voluntad tácita, porque si bien las
partes nada dicen, asumen una actitud que inequívocamente conduce a una sola
interpretación.
Art. 2125:
Otro caso de silencio circunstancial y en donde no se discute su naturaleza
jurídica, lo encontramos en el Mandato (art. 2125). Este artículo señala que
aquellas personas que se dedican a gestionar negocios ajenos están obligadas a
señalar si aceptan o no el encargo que se les ha dado, de lo contrario su silencio
se mira como aceptación.
Casos en que el silencio jamás puede tener valor. A este respecto podemos
señalar los siguientes:
El silencio no debe causar daño, porque si causa perjuicio existirá un ilícito civil y
por lo tanto, se deberá responder de él.
Asimismo, el art. 1437 que consagra las fuentes de las obligaciones, al regular el
contrato habla del concurso real de las voluntades.
El art. 1546 que regula la forma de cumplir los contratos, permite concluir de su
redacción, que es la voluntad verdadera lo que debe prevalecer.
El art. 1707 al regular las contraescrituras, que son aquellas que se presentan,
cuando las partes para alterar o modificar lo señalado en una escritura pública,
suscriben otra escritura, que puede ser pública o privada a su vez. Pero si de esta
última (contra escritura) no se ha tomado razón de su contenido, sólo tendrá valor
entre las partes, pero le será inoponible a terceros.
El art. 677 Establece que si hay error en el título, se vicia la tradición. Esto es así,
porque la voluntad verdadera de las partes no se encuentra registrada y por lo
mismo, no se puede formar el consentimiento.
El art. 1069 Señala que la voluntad del testador es la que debe prevalecer cuando
se interprete un testamento. De este modo, en materia de testamento se aplica el
mismo criterio que en materia de interpretación de los contratos, es decir, hay que
estarse más a la intención del testador que a lo que expresen las palabras, ya que
el legislador entiende que el testador, al igual que las partes en un contrato,
pueden incurrir en errores por no conocer las palabras únicas de la ley.
El periodo pre-contractual, que como dijimos, nace con la oferta y termina con la
aceptación, está integrado por los pre contratantes, que son el oferente, que es
quién formula la oferta, éste también se llama proponente o solicitante; y el
destinatario que es quién recibe la oferta y pasará a llamar Aceptante, justamente
cuando acepte la oferta.
Este período esta formado por dos actos jurídicos unilaterales, los que permiten
que pueda nacer el consentimiento; a saber, la oferta y la aceptación.
La Oferta
También se llama propuesta o policitación, es la proposición o declaración
unilateral de celebrar un contrato, dirigida por una persona a otra(s) determinada,
y destinada a celebrar el contrato propuesto, si fuere aceptado en tiempo y forma
útiles.
En otras palabras, la oferta es un acto jurídico unilateral, en virtud del cual, una
persona propone a otra la celebración de un contrato, en términos tales que, para
que éste quede perfecto, basta con que el destinatario de ésta simplemente
acepte.
Elementos de la oferta
Requisitos:
a) Debe ser seria. Debe existir el ánimo de obligarse por el acto jurídico
propuesto.
b) Debe ser completa. Si se trata de un proyecto de contrato, debe contener
todos los elementos esenciales del acto, de manera que al destinatario no le
quede ninguna duda acerca de lo que se le está proponiendo, y sólo debe faltar
para que exista el contrato, la aceptación del destinatario.
c) Debe estar dirigida a un destinatario. A este respecto, es el Código de
Comercio es el que se encarga de distinguir las situaciones que se pueden
plantear, diferenciando entre
d) Como la oferta es un acto jurídico unilateral, debe tener todos los
requerimientos de existencia y validez comunes a todos los actos jurídicos.
1.- oferta determinada hecha a persona determinada;
2.- oferta indeterminada hecha a persona determinada; y
3.- oferta indeterminada hecha a persona indeterminada.
Oferta / Promesa
La oferta no debe confundirse con las promesas que se hacen al público; estas
consisten en que una persona promete algo a cambio de una determinada
prestación, y si esta prestación se cumple, se debe, asimismo, cumplir con lo
prometido. El ejemplo más típico, es la promesa de recompensa.
La situación de la promesa, jurídicamente hablando, es bastante peculiar, ya que
se trata de una situación excepcional de obligarse, en virtud de la cual, quien
formula la promesa queda obligado por ella, en virtud de una fuente distinta de las
consagradas en el art. 1437. En efecto, la fuente de esta obligación es la
declaración unilateral de voluntad.
Con todo, nuestra Corte Suprema en fallos reiterados, ha sostenido que las únicas
fuentes de las obligaciones son las consagradas en el art. 1437 rechazando a la
declaración unilateral de voluntad como fuente.
Causales de caducidad de la oferta
La oferta puede caducar por diferentes razones; a saber;
Pese a que la propia ley permite la retractación tempestiva del oferente (en tiempo
útil) éste tiene una obligación, que consiste en indemnizar al destinatario los
gastos, daños y perjuicios que el haya sufrido y la única manera de que el oferente
se libere de esta obligación es cumpliendo con el contrato prometido. Art. 100
Código de Comercio.
En la doctrina se ha discutido la fuente de esta obligación del oferente, la de
indemnizar, y para analizar en que responsabilidad incurre, hay que distinguir;
Tradicionalmente los autores señalan que existen dos grandes grupos de
responsabilidad
Alessandri y Planiol consideran que aquí habrá una responsabilidad legal, que
obligaría a indemnizar en virtud de la “teoría del abuso del derecho”, porque en
este caso, el oferente estaría abusando de su derecho y causando un daño con su
conducta al destinatario.
1.- Plazos voluntarios: Son aquellos que fija libremente el oferente, de manera
que llegado el plazo fijado por él, sin que se produzca la aceptación, la oferta va a
caducar.
2.- Plazos legales: A ellos se refieren los arts. 97 y 98 del Código de Comercio.
Son plazos de caducidad, porque se extinguen por el sólo transcurso del plazo, sin
que sea necesaria una declaración judicial, de manera que en estos casos,
llegado el día del plazo, este caducará de pleno derecho.
2ª situación: Si la oferta se formula por escrito, en este caso hay que volver a
distinguir, si el oferente y el destinatario están en el mismo lugar o en lugares
diferentes.
Otro asunto que ha originado dudas es, ¿Qué debe entenderse por el mismo
lugar? Se ha señalado que esta es una cuestión de hecho y que deben resolverlo
los Tribunales. Con todo, la mayoría de la jurisprudencia coincide en señalar que
esta expresión “mismo lugar” debe entenderse como sinónimo de radio urbano o
ciudad.
Aceptación extemporánea
Cuando la aceptación se otorga fuera de los plazos legales o convencionales, esa
aceptación es ex temporánea y no revive la oferta, por lo tanto no se forma el
consentimiento y no nace el contrato (art. 98 del Código de Comercio).
Sin embargo, es posible que el destinatario piense, de buena fe, que su
aceptación fue útil y por lo tanto que se formó, el consentimiento. Para proteger al
destinatario de esta situación, la ley le impone al oferente una obligación, que
consiste en que el debe dar al destinatario pronto aviso de que su aceptación ha
sido ex temporánea. Art. 98 inc. final Código de Comercio.
En caso de aceptación ex temporánea, el proponente será obligado bajo la
responsabilidad de daños y perjuicios a dar pronto aviso de retractación.
Esta obligación el oferente la tiene, siempre que se de una aceptación ex
temporánea; es decir, la tiene cada vez que haya caducado la oferta por
cualquiera de las consensúales que se estudiaron y se produzca antes de la
aceptación.
Los autores han señalado que esta obligación del oferente, de dar pronto aviso al
destinatario de que su aceptación ha sido ex temporánea, se fundamenta en
razones de equidad, y se justifica, porque la aceptación ex temporánea es
considerada una nueva oferta, y por lo tanto, el oferente debe informar al
destinatario que no acepta esta nueva oferta.
Por la expresión “pronto aviso”, la jurisprudencia ha entendido que esta consiste,
en que el oferente debe emplear el mismo medio que se regula para que el
destinatario conteste.
La Aceptación
Requisitos de aceptación
1.- La aceptación debe darse un tiempo útil, debe ser oportuna, se debe juntar
con una oferta vigente.
La Corte Suprema ha señalado que salvo prueba en contrario, la aceptación
siempre se estima oportuna, y por lo tanto, el oferente deberá probar que ella ha
sido ex temporánea, esto en virtud del principio de “la consecuencia del contrato”
que consiste, que el derecho quiere que los contratos se celebren (por ello se
presume que la aceptación debe hacerse en tiempo útil).
2.- La aceptación debe ser pura y simple, en otras palabras, debe ser
incondicional.
“Dada la contestación, si en ella se aprobare pura y simplemente la propuesta, el
contrato queda en el acto perfeccionado y produce todos sus efectos legales…”
art.101 código de Comercio.
En efecto, la aceptación no debe tener ninguna condición, porque si se le agrega
cualquier modalidad se convierte en una nueva oferta; invirtiéndose los papeles, el
destinatario para ser oferente y el oferente destinatario. Y si este acepta con
modalidad, vuelve a nacer una nueva oferta, y así sucesivamente, hasta que se
forme el consentimiento.
Es el Código de Comercio, en su art. 102, el que da la regla en esta materia “La
aceptación condicional será considerada como una propuesta”.
No es necesario que la aceptación se otorgue en los mismos términos que la
oferta, a menos que el oferente, en virtud del principio de “la autonomía de la
voluntad” haya establecido condiciones especiales para la aceptación.
Clasificación de la Aceptación
Ambas tienen el mismo valor y producen los mismos efectos, a menos que el
oferente haya exigido, aceptación expresa, caso en donde la tácita no tendrá valor
alguno.
d).- Tiene importancia en relación a la teoría de los riesgos. En virtud del cual,
el riesgo de la especie o cuerpo cierto es de cargo del acreedor, y por lo tanto,
resulta necesario que el contrato se encuentre perfecto para saber quien tiene el
rol de acreedor y quien el de deudor.
Como ya sabemos, la regla general es que el contrato sea consensual, de tal
suerte que formado el consentimiento, este queda perfecto.
La teoría de los riesgos esta reconocida en nuestro derecho en el art. 1550.
h).- Finalmente, también tiene importancia, porque todos los efectos del acto se
producen desde el momento de su perfeccionamiento.
1°. Porque en todo contrato se entienden incorporadas las costumbres del lugar
lex locus regit actum.
En primer lugar, puede ser que la voluntad se haya generado basada en un falso
concepto de la realidad, o en la ignorancia del mismo; en ese caso existe error y
consecuentemente se vicia la voluntad.
En segundo lugar, puede ocurrir que la voluntad se haya expresado por efecto de
una amenaza o presión psicológica, en ese caso existe fuerza, y también se vicia
la voluntad.
Con todo, cabe aclarar que únicamente la fuerza psicológica o moral, que es
aquella que justamente consiste en amenazas, puede ser vicio de la voluntad; ya
que la fuerza física, que es aquella en donde hay violencia de facto, en el hecho
no vicia la voluntad, sino que la excluye en forma absoluta.
Por otro lado, el vicio puede afectar el acto de dos maneras distintas:
1) Excluyendo completamente la voluntad, como en el caso de la fuerza física
y en el error esencial. En estos casos no hay vicio propiamente tal, porque la
voluntad ha desaparecido, no hay voluntad; y,
Finalmente, puede ocurrir que no haya voluntad, pero no por el hecho que exista
un vicio que la esté afectando, sino que por otros motivos distintos. Y esto puede
acontecer en los siguientes casos:
En definitiva, es el artículo 1451 el que concluye que los vicios de la voluntad son
el error, la fuerza y el dolo.
I.-ERROR
II.-FUERZA
III.-DOLO
I.- EL ERROR
Equivocación e Ignorancia
Equivocación e ignorancia, no son términos sinónimos, por lo que no tienen un
mismo significado. Quien ignora algo no tiene noción de una cosa, carece de
conocimiento; mientras que quien se equivoca tiene una noción, equivocada, tiene
un conocimiento, pero equivocado.
Desde el punto de vista jurídico, el error, es decir, esta falsa representación de la
realidad puede deberse a ignorancia o a equivocación. Cualquiera de estos dos
conceptos puede configurar el error, sin que se distinga, en lo relativo a los efectos
del mismo, si dicho error se produjo por ignorancia o por equivocación. Puesto que
ambos casos conducen a lo mismo, a una falsa representación de la realidad.
Clasificación del error
En nuestro ordenamiento jurídico el error se clasifica en dos grandes grupos; a
saber: el error de derecho y el error de hecho.
El Error de Hecho: Es aquel que recae sobre una persona, una cosa o una
circunstancia; este error de hecho, por regla general, si vicia la voluntad.
Primero, algunos autores consideran que la sanción a este error debería ser la
inexistencia jurídica, porque hay tal divergencia entre las voluntades de las partes,
que jamás podría formarse el consentimiento, y por lo tanto, la voluntad de ellas
no será una voluntad jurídica. Y como la voluntad es un requerimiento de
existencia del acto jurídico, su ausencia debe producir la inexistencia.
Segundo, otros autores consideran que la sanción debería ser la nulidad absoluta,
y esto por dos motivos
1)- Porque ellos dicen que la nulidad absoluta es la máxima sanción civil que
consagra nuestro Código; y,
2)- Además afirman que la voluntad exenta de vicios, es un requerimiento de
validez exigido en atención a la naturaleza del acto o contrato, y en estos casos la
sanción es la nulidad absoluta.
Tercero, Finalmente hay autores que postulan que la sanción en este caso es la
nulidad relativa. Y dan tres razones para sostener esto.
a) Dicen que el art. 1682 C.C. establece taxativamente las causales de nulidad
absoluta, y en ellas no se consagra el error esencial, por lo tanto debe ser la
nulidad relativa.
b) Dicen que el mismo art. 1862 C.C. señala que la regla general en la materia
es la nulidad relativa, y esa es la sensación que tienen por regla general los vicios
de la voluntad.
c) Por último, dan una razón de texto, señalan que el art. 1454 C.C. emplea una
expresión que es significativa para determinar que el error esencial tiene como
sanción la nulidad relativa.
Este art. 1454 C.C. consagra el error sustancial respecto del cual nadie duda y
que tiene como consecuencia la nulidad relativa.
Este art. dice que este error “vicia asimismo el consentimiento”. Con la expresión
“asimismo” los autores dicen que se esta refiriendo al art. anterior, que consagra el
error esencial y por lo tanto, si vicia de la misma manera la voluntad, para ambas
formas de error debería ser la nulidad relativa.
Las opiniones más aceptadas son las dos primeras, porque en el error esencial no
hay voluntad jurídica.
3) Error Accidental: También este error está consagrado en el art. 1454, pero en
su inc. final y es aquel que recae sobre una calidad subalterna de la cosa, y la
regla general es que no vicia el consentimiento, en virtud del principio “de la
consecuencia del acto jurídico”.
Sanción del error accidental es, en general, la nulidad relativa en aquellos casos
que vicia la voluntad.
La ley señala que en aquellos casos en que el error en la persona vicia la voluntad
se debe indemnizar de perjuicios a la persona con la que erróneamente se
contrato siempre que ésta haya concurrido de buena fe.
6) El Error Común:
Éste ya era reconocido en Roma y consiste en aquel compartido por una gran
cantidad de personas en una determinada localidad.
Este error en vez de viciar el acto, por una ficción del legislador, se entiende que el
acto es válido.
Con posterioridad dio origen a la “teoría de la apariencia”, que consiste en darle
valor a actuaciones, que si bien son nulas, tienen la apariencia de validez.
a) Física; y,
b) Moral o psicológica
Planiol dice: “Cuando hay fuerza física es imposible que el acto produzca efectos
jurídicos y su sanción es la inexistencia o nulidad absoluta”.
Será el legislador el que irá en auxilio de esta persona para protegerlo de las
consecuencias perjudiciales del acto.
La fuerza está regulada en el art. 1456 y 1457 C.C. Estas normas regulan la
fuerza en las convenciones, pero tiene una aplicación general y también, por lo
tanto, rigen en materia extramatrimonial. De esta manera, la fuerza puede estar
presente en los actos jurídicos unilaterales o bilaterales, patrimoniales o
extrapatrimoniales.
a).- Que sea grave: Esto quiere decir que debe presentar cierta intensidad, y la
ley en el art. 1456 C.C. primera parte define cuando se entiende que la fuerza es
grave, señalando que lo es “cuando es capaz de una impresión fuerte en una
persona de sano juicio tomando en cuenta su edad, sexo o condición”.
De esta manera, nuestro Código siguió un criterio subjetivo para determinar la
gravedad de la fuerza, al igual que el C.C. francés, de manera que el juez, para
determinar si la fuerza es grave o no, necesariamente, debe considerar las
circunstancias particulares de cada caso.
El legislador, en el mismo art. 1456 inc. 1° consagra un caso que para la mayoría
de la doctrina es una presunción de derecho. En otras palabras, cuando se da la
situación consagrada en este artículo, no es necesario probar la gravedad de la
fuerza, porque en ese caso se presume de derecho que la fuerza es grave.
Este caso se presenta cuando una persona sufre un justo temor de verse
expuesta ella, su consorte o alguno de sus ascendientes o descendientes a un mal
irreparable y grave.
Algunos autores señalan que la enumeración de personas que hace la ley en esta
presunción, es simplemente ejemplar y por lo tanto se podría aplicar la presunción
cuando la amenaza del mal afecte a otras personas, como por ejemplo a los
amigos.
Sin embargo, la mayoría de la doctrina ha estimado que si la amenaza del mal
afecta a otras personas diferentes de las enumeradas, no opera la presunción de
derecho y por lo tanto se deberá probar la gravedad de la fuerza.
Para que la fuerza sea grave es necesario que sea verosímil, es decir, que sea
posible su realización. Esta es una cuestión de hecho que se debe determinar en
cada caso por el tribunal.
b).- debe ser actual: es decir, debe estar presente en el momento en que se
expresa la voluntad, aunque el mal haya de realizarse en el futuro.
c).- que sea determinante: esto quiere decir, que debe ser trascendente, es
indispensable que exista una relación de casualidad entre amenaza o presión y la
conducta que observa el sujeto.
Asimismo, para que la fuerza vicie la voluntad, es necesaria que sea de tal
magnitud que sin ella la persona o no habría contratado o habría contratado en
términos muy diferentes.
e).- Que sea obra del hombre: En el caso de la fuerza, esta amenaza puede
provenir de cualquier persona, es decir, si el acto jurídico es bilateral, para que se
entienda viciada la voluntad no es necesario que la fuerza provenga de la
contraparte, puede provenir de cualquier persona. Esto lo confirma expresamente
el art. 1457 C.C.
El temor reverencial
El inciso 2° del art. 1456 define el temor reverencial como “el solo temor de
desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto”, y determina
que no vicia el consentimiento.
En consecuencia, la persona que ha celebrado un acto jurídico para no
desagradar a otra a quien debe sumisión y respeto, no puede, basado en esa sola
circunstancia, alegar que se ha visto forzado a prestar su consentimiento, ni
pretender, por lo mismo, que éste se encuentre viciado.
Sanción en caso de Fuerza. En el caso de la fuerza moral, que es la que vicia la
voluntad, la sanción es la de nulidad relativa.
Con todo, esta sanción tiene una diferencia en relación con el error y el dolo; si
bien es cierto, los tres vicios tienen como sanción, por regla general, la nulidad
relativa, y esta prescribe en cuatro años, la diferencia radica en determinar desde
cuando se cuenta el plazo. Por que si el vicio es el error o el dolo, el plazo de
cuatro años se cuenta desde que se celebró el acto o contrato; en cambio, si el
vicio es la fuerza, del plazo que se cuenta desde que cesó la fuerza. En efecto,
puede ser que la amenaza cese en un mes, justamente desde ahí se comenzará a
contar el plazo.
Por otro lado, tratándose de la fuerza física, la sanción es diferente, porque como
ella excluye la voluntad, tiene como sanción la inexistencia o la nulidad absoluta
(según los autores).
III.- EL DOLO
Pothier, por otro lado, lo define como “toda especie de artificio de que una persona
se vale para engañar a otra”
2.- Elemento material. - Consiste en que el autor del dolo debe materializar su
ánimo malicioso en comportamientos o actitudes externas.
Esto es importante, porque el Juez para determinar si el dolo vicia o no la
voluntad, deberá considerar la naturaleza de los subterfugios usados, porque al
igual que en el error, y en la fuerza, el dolo debe ser determinante, o sea, las
maquinaciones empleadas deben ser de trascendencia.
Se entiende por maniobras dolosas: mentiras, engaño, fraude, etc.
Para que exista dolo del incapaz es necesario que se utilicen maquinaciones
fraudulentas. Esto, porque si existe duda acerca de la capacidad, la persona que
contrata con el debe actuar en forma diligente y por esto no basta la simple
aserción o aseveración que hace el incapaz.
Cuando el incapaz comete este dolo, la sanción que se le aplica consiste en que ni
él, ni sus herederos, ni sus cesionarios, podrán alegar la nulidad relativa.
Victorio Pesco, señala que tampoco existe dolo del incapaz, cuando este guarda
silencio acerca de su inhabilidad. Y la mayoría de los autores esta de acuerdo con
este criterio, ya que si la mera aserción de capacidad no implica dolo, con mayor
razón, el silencio del incapaz no puede implicarlo.
El dolo como vicio de la voluntad no es necesario que cause daño, basta con que
se tenga la intención de dañar. El único caso donde es indispensable el perjuicio,
tiene lugar cuando el dolo es elemento de delito civil.
La jurisprudencia ha señalado que el dolo como vicio de la voluntad no precisa
necesariamente de un perjuicio, basta que existan actos que exterioricen la
intensión positiva de engañar a fin de lograr la celebración de un acto jurídico,
pero no es necesario que se consume el perjuicio o daño buscando por el agente.
Requisitos del dolo para que vicien la voluntad consagrados en el art. 1458 del
Código Civil.
Primer requisito. El dolo debe ser principal o inductivo. Esto significa que debe
ser determinante, es decir, de no mediar la maniobra dolosa, la persona, no habría
contratado.
Cuando el dolo no es principal se denomina accidental o incidental. Éste esta
regulado en el inciso 2° del art. 1458 del Código Civil; y como se dijo no vicia la
voluntad, sin él igual se hubiere contratado; y La sanción que se aplica no consiste
en la nulidad del acto, sino en la de indemnizar los perjuicios.
Tanto el que cometió el dolo, como el que se aprovechó de él deben indemnizar;
el primero, por el total del valor de los perjuicios causados; y los segundos hasta
concurrencia del provecho o beneficio que han obtenido.
Segundo requisito. El dolo debe ser obra de la contraparte para que vicie la
voluntad.
Los autores, en general, critican esta exigencia, y señalan que sería más lógico
aplicar el mismo criterio que se emplea en la fuerza. En tal sentido, la mayoría de
los códigos modernos permiten que la maniobra dolosa provenga de cualquier
persona, a diferencia de nuestro Código, que exige que provenga de la contra
parte.
Este requisito ha dado origen a determinar que ocurre cuando el acto jurídico es
unilateral. Por que si se habla “de la contraparte” se refiere al acto jurídico
bilateral.
Todos los autores están de acuerdo en concluir, que el dolo también vicia la
voluntad en los actos jurídicos unilaterales, pero en ellos, la maniobra dolosa
puede provenir de cualquier persona, sea de quien se quiere beneficiar con el dolo
o de un tercero.
Existen muchos arts. que confirman que el dolo vicia la voluntad en los actos
jurídicos unilaterales; por ejemplo:
En el art. 1234, que señala que la aceptación de una herencia no puede
rescindirse, a menos que haya habido dolo; y como sabemos la aceptación es un
acto jurídico unilateral.
Otro caso es el del art. 1237, que consagra la misma regla anterior respecto de la
repudiación de una herencia, la cual no puede rescindirse a menos que haya dolo.
Otra situación la encontramos en el art. 1782, inc. 2°, que señala que la renuncia
de los gananciales no puede ser dejada sin efecto a menos que haya habido dolo.
Ciertamente que esta renuncia constituye un acto jurídico unilateral.
El art. 44 C.C., inc. 1°, parte final, señala que la culpa grave equivale al dolo en
materia civil. Nuestro Código no da una definición general de culpa, pero
doctrinariamente se puede decir, que la culpa es la falta de cuidado o de diligencia
en que se incurre al celebrar un acto o ejecutar un hecho.
Puede estar presente la culpa tanto con el campo contractual, como en el campo
extracontractual (la culpa es un elemento del cuasi delito civil).
La culpa leve
Constituye la regla general en materia de responsabilidad y consecuentemente de
culpa. En efecto, cuando la ley sólo habla de culpa, se entiende que se esta
refiriendo a la culpa leve.
Esta culpa está regulada en el art. 44 inc. 3° y 4° que reza: “es la falta de aquella
diligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus negocios
propios. Culpa o descuido, sin otra calificación, significa culpa o descuido leve.
La disposición agrega: “el que administra un negocio como un buen padre de
familia es responsable de esta especie de culpa”.
El deudor responde de este tipo de culpa, cuando el acto o contrato beneficia a
ambas partes. Por ejemplo: todos los contratos bilaterales
La culpa levísima
Se encuentra regulada en art. 44, inc. 5° y es la más exigente de todas.
El texto legal reza: “culpa o descuido levísimo es la falta de aquella esmerada
diligencia que un hombre juicioso emplea en la administración de sus negocios
importantes
De esta culpa responde el deudor, cuando el acto o contrato sólo lo beneficia a él
por ejemplo, el comodato.
IV.- LA LESIÓN
Lo primero que hay que tener presente es que la lesión no es un vicio del
consentimiento. Y nuestro código sólo le dio valor en muy pocos casos; y
siempre la consideró como un vicio del acto o contrato, pero no como un vicio de
la voluntad.
En el proyecto de Código Civil, la lesión era considerada como un vicio de la
voluntad; pero después fue suprimida.
En términos generales, cuando las partes contratan siempre existe un riesgo de
que uno obtenga una ganancia a costa de la perdida del otro, esto es algo natural
e irrelevante para el legislador; sin embargo, cuando se produce un desequilibrio
desproporcionado, puede haber lesión.
La lesión la podemos definir como: “el perjuicio que una parte sufre con motivo de
la celebración de un acto jurídico, oneroso, conmutativo, a consecuencia de la
desproporción económica de las prestaciones que el acto impone”.
Por otro lado, el comprador sufre de lesión enorme cuando el justo precio de la
cosa que compra, es inferior a la mitad del precio que paga por ella.
La ley agrega, que el justo precio se pondera al tiempo del contrato.
La acción rescisoria o acción para pedir la nulidad relativa prescribe en el plazo de
4 años contados desde la fecha de celebración del contrato.
6°.- En la cláusula penal. Aquí el Código habla de cláusula penal enorme; con
esto hace referencia a la lesión.
La cláusula penal es una garantía en que una persona para asegurar el
cumplimiento de una obligación principal se somete a una pena en caso de que no
se ejecute o se retarde el cumplimiento de la obligación principal.
Cuando la pena consiste en dar dinero y el contrato del que emana la obligación
principal es conmutativo, es posible que haya lesión y a este respecto la ley
señala, que la lesión se prestará cuando la pena que se conviniere excede al
doble de la obligación principal, incluyendo la obligación principal en ese duplo.
Esto lo dice el art. 1544 C.C.
Fuera de estos casos no hay más que aludan a la lesión, y en todos ellos, como
se dijo, el legislador emplea un criterio matemático y objetivo.
Todo acto jurídico, sea unilateral o bilateral supone una manifestación de voluntad
y para que esa manifestación sea válida, debe emanar de una persona capaz, es
decir, de una persona que tenga la facultad de comprender los alcances del acto
que esta celebrando o ejecutando.
Concepto de Capacidad
En general la capacidad es la aptitud o suficiencia para hacer alguna cosa.
Esta es la aptitud legal que tiene una persona para adquirir derechos y contraer
obligaciones, y para ejercer estos derechos que ha adquirido y cumplir sus
obligaciones, por sí mismo sin necesidad de la autorización de un tercero o sin el
ministerio de un tercero.
Ramón Domínguez dice que es la aptitud de las personas para adquirir, gozar y
hacer valer por si mismo un derecho en la vida jurídica.
Clasificación de la Capacidad.
Aquí podemos distinguir entre capacidad de goce o de ejercicio.
La de goce, es la que tienen todas las personas por el sólo hecho de existir y
consiste en poder adquirir derecho y contraer obligación, aún cuando estos
derechos y estas obligaciones no se puedan cumplir por si mismas.
A esta capacidad de goce se le llama también capacidad adquisitiva, porque
habilita para adquirir derechos.
LAS INCAPACIDADES
A ella se refiere el art. 1447 y existen tres grupos de incapacidades.
1.- Absolutamente incapaces.
2.- Relativamente incapaces.
3.- Las incapacidades especiales o prohibiciones. Y estas se presentan cuando
una persona pese a ser plenamente capaz, no puede celebrar un determinado
acto o contrato.
4) Por lo anterior, las normas sobre incapacidad son de derecho estricto, y por
lo tanto, no se pueden aplicar por analogía, porque son excepcionales.
Incapacidad Absoluta
A los absolutamente incapaces les faltan dos elementos esenciales del proceso
volitivo que son: el discernimiento para comprender los alcances del acto y la
intención.
A).- El Demente
La demencia es una de las tantas enfermedades mentales que existen en
medicina, sin embargo, esta palabra el legislador la tomó en su sentido natural y
obvio, como sinónimo de cualquier enfermedad mental que implique privación de
razón.
Interdicción
El demente debe someterse a un procedimiento judicial especial, que consiste en
la interdicción, en virtud de este procedimiento el juez dicta un decreto (de
interdicción), en el cual se declara inhabilitado al demente para actuar. Este
decreto debe inscribirse en el Reg. de interdicciones y prohibiciones del
Conservador de Bienes Raíces (se trata de un procedimiento no contencioso).
El representante legal del demente, si es menor de edad, se llama tutor, si es
mayor de edad se llama curador.
Intervalos lúcidos
En la época en que el dictó el C.C. existía una gran discusión acerca de la
posibilidad que el demente actuara durante un intervalo lúcido. Sin embargo, Bello,
adelantándose a su época, estimó que los dementes no tenían realmente tales
intervalos y que estos no eran más que características propias de la enfermedad.
Si un demente actúa en la vida jurídica por sí sólo, sin estar representado por su
representante legal, el acto es nulo de nulidad absoluta. Art.1682 inc 2° C.C.
Ahora bien, si un demente se recupera, puede ser rehabilitado, pero para esto se
requiere de una resolución judicial que ordene cancelar las inscripciones, y el tutor
o curador, en su caso, deberá rendir cuentas al demente de su administración.
El menor adulto
Es la mujer mayor de 12 años y el varón mayor de 14 y menores de 18 años.
El paso de la absoluta incapacidad deriva del hecho que el legislador consideró
que en los 14 años varones y a los 12 años las mujeres llegaban a la pubertad y
se quiso seguir el mismo criterio dado por el derecho canónico.
Este criterio no es compartido por todas las legislaciones, y muchos autores
consideran, que en aquellos Ordenamientos Jurídicos donde se considera que la
pubertad llega a una edad muy temprana, los jóvenes no tienen el suficiente
discernimiento como para ejecutar ciertos actos que la ley autoriza a celebrar a
estos relativamente incapaces por si solos, y por ello consideran que el paso a la
relativa incapacidad debería ser una edad mayor.
El disipador interdicto
El disipador, dilapidador o pródigo, son aquellas personas que, en forma reiterada
y habitual, gastan de manera desproporcionada a sus haberes y sin finalidad
lógica.
El dilapidador por si solo, es plenamente capaz, lo que lo convierte en
relativamente incapaz es el hecho de encontrarse en interdicción, es decir, es
necesario que se le haya solicitado al juez la dictación del decreto de interdicción,
a través del cual, se priva al dilapidador de la administración de sus bienes y se le
nombra, en calidad de representante legal, a un curador. Este decreto de
interdicción debe inscribirse en el registro de interdicciones y sólo una vez que el
decreto se encuentre inscrito, el disipador pasa a ser relativamente incapaz.
La ley establece que la dilapidación debe probarse ante el juez a través de una
serie de hechos repetidos que demuestren la falta total de prudencia, (art. 445
C.C.).
Si el disipador que se encuentra bajo interdicción actúa en la vida jurídica sin
encontrarse autorizado, ni representado, la sanción será la Nulidad Relativa.
Su representante Legal es el curador que el juez le designa, y al igual que el
demente, el disipador puede ser rehabilitado, en este caso, deberá cancelarse la
inscripción y el curador le deberá rendir cuentas de su administración.
El disipador no es un demente, porque el no tiene una desviación de la razón, lo
que ocurre es que tiene una falta de prudencia y no sabe medir los gastos que
realiza o ejecuta.
Actos Domésticos
Son aquellos que habitualmente celebran los absoluta y relativamente incapaces
sin encontrarse ni autorizados, ni representados, pese a esto tienen validez. Por
ejemplo, un incapaz paga un pasaje de micro o bus.
En general, en la doctrina se ha discutido el motivo del porque estos actos son
válidos; y se ha concluido, que su valor deriva de la circunstancia de que en ellos
la posibilidad de que el incapaz sufra un perjuicio es muy reducida;
También se dice, que en estos casos habría un mandato tácito del representante
legal que autorizaría al incapaz a actuar. Sin embargo, este argumento sólo es
válido respecto del relativamente incapaz, pero no podría alegarse respecto del
absolutamente incapaz, ya que éste sólo puede actuar representado.
Conceptos Generales
Todo acto jurídico debe tener un objeto, pues éste es un requisito de existencia
esencial, sea cual fuere la especie de acto jurídico de que se trate.
El concepto de objeto es controvertido en doctrina. Para quienes definen el acto
jurídico como la manifestación de voluntad hecha con la intención de crear,
modificar o extinguir derechos subjetivos, el objeto estaría constituido,
precisamente, por los derechos y obligaciones que el acto crea, modifica o
extingue. Dicho de otro modo, el objeto es lo querido por el autor o por las partes
del acto jurídico.
Para otros, el objeto del acto jurídico sería la prestación, es decir, la cosa que
debe darse o el hecho que debe ejecutarse o no ejecutarse. Quienes dan este
concepto de objeto piensan que son una misma cosa el objeto del contrato y el
objeto de la obligación.
Nuestro Código no lo definió, sino que se limitó a decir, en el artículo 1445 para
que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es
necesario: ...”3° que recaiga sobre un objeto lícito”, y en el artículo 1460 agrega
que “toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas que se
trata de dar, hacer o no hacer”, concluyendo que “el mero uso de la cosa o su
tenencia puede ser objeto de la declaración”.
De esta manera, podemos concluir que, para la legislación chilena, según se
desprende del artículo 1460, el objeto del acto jurídico es la prestación, esto es, la
cosa que debe darse o entregarse o el hecho que debe ejecutarse o no
ejecutarse. Y ello porque la persona que realiza un acto jurídico, como lo hemos
dicho reiteradamente, lo hace para satisfacer una necesidad, y dicha necesidad,
en términos amplios, se satisface con una cosa que debe darse o entregarse o
con un hecho que debe o no ejecutarse.
Requisitos que debe reunir el objeto. Hemos mencionado que para nuestro Código
Civil el objeto de todo acto o declaración de voluntad es una cosa que debe darse
o entregarse o un hecho que debe o no ejecutarse.
Consecuente con lo anterior, el Código, al establecer los requisitos del objeto,
distingue si éste consiste en una cosa que debe darse o entregarse o en un hecho
que debe o no ejecutarse.
Si el objeto de la declaración de voluntad es una cosa que debe darse o
entregarse, la cosa debe ser real, comerciable y determinada.
Si el objeto de la declaración de voluntad es un hecho, éste debe ser
determinado y física moralmente posible.
b).- La cosa debe ser comerciable. La cosa que debe darse o entregarse debe
ser comerciable, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 1461, inc. 1°, que
dice: “... pero es menester que las unas y las otras sean comerciables,...”.
Se dice que la cosa es comerciable cuando es susceptible de dominio o posesión
por los particulares. O bien, cuando se encuentra en el comercio humano y no
excluida de él por su naturaleza, por su destinación o por la ley, como
salvaguardia del orden público.
c).- La cosa debe ser determinada. La cosa que debe darse o entregarse debe
estar determinada a lo menos en cuanto a su género. Así lo establece el artículo
1461, inc. 1°.
La cosa puede determinarse en especie o género. La determinación es específica
cuando se individualiza determinadamente un individuo de un género también
determinado. Por ej., el caballo fina sangre Torbellino, ganador del Derby de
Kentucky. La determinación es genérica cuando se indica indeterminadamente un
individuo de un género determinado, Por ejemplo, un automóvil; dos caballos.
Cuando la cosa se ha determinado sólo genéricamente, es preciso indicar,
además, la cantidad. El artículo 1461, en su inc. 2°, permite que la cantidad sea
incierta, o sea, que no se indique con precisión en el acto contrato, con tal de que
este contenga datos o fije reglas que sirvan para determinarla. Se dice, en este
caso, que la cantidad es determinable.
EL OBJETO LÍCITO
Concepto Generales
Hemos visto que para la existencia del acto jurídico se requiere que éste tenga un
objeto. Si falta el objeto, el acto es jurídicamente inexistente.
Para la validez del acto jurídico se requiere que el objeto sea lícito. Si el acto
jurídico tiene objeto, pero este es ilícito, el acto existe, pues se han dado los
requisitos esenciales para que nazca a la vida del derecho; Sin embargo, el acto
jurídico nace con un vicio que lo hace susceptible de ser invalidado.
Como dicen algunos, comparando con la vida de los seres humanos la situación
que se produce como consecuencia de la omisión de un requisito de validez, el
caso es muy similar de una criatura que nace con una enfermedad grave. Pudo
ésta nacer, pero como consecuencia de la enfermedad, bien puede morir.
La omisión del requisito de validez representa para el acto jurídico una grave
enfermedad, que puede producir su muerte, como consecuencia de la declaración
de nulidad.
El Código Civil en el artículo 1445 exige que el objeto sea lícito, sin definir qué se
entiende por tal. Tampoco dice cuándo el objeto es ilícito, limitándose a señalar
algunos casos de ilicitud en el objeto.
La noción del objeto ilícito ha sido controvertida en la doctrina nacional
Según Claro Solar, “para la validez de la declaración de voluntad no basta
que su objeto sea posible, cierto, determinado y comerciable; se requiere
además que sea lícito. Objeto lícito significa que es reconocido por la ley,
que lo protege y ampara”. A contrario sensu, objeto ilícito sería aquel que no se
conforma con la ley; o bien, sería aquel que infringe la ley o contraviene el orden
público o las buenas costumbres. Este concepto de objeto ilícito se obtendría del
artículo 1461 inciso final, que se refiere al objeto moralmente imposible, y
aplicando por analogía el artículo 1467, referido a la causa ilícita.
Para otros autores – como Eugenio Velasco Letelier – objeto ilícito sería aquel que
carece de cualquiera de los requisitos que la ley señala al objeto, tanto cuanto
éste consiste en una cosa o un hecho.
Para Avelino León, es aquel que versa sobre las cosas incomerciables o sobre
hechos o contratos prohibidos por las leyes, o sobre hechos contrarios a las
buenas costumbres o al orden público.
Si bien el Código, como hemos dicho, no define el objeto ilícito, señala entre los
artículos 1462 a 1466 algunos casos en que se presenta con especial relevancia
la ilicitud del objeto, dichos casos son los siguientes:
a) Actos que contravienen el derecho público chileno;
b) Pactos sobre sucesiones futuras;
c) Enajenación de las cosas enumeradas en el artículo 1464;
d) Actos contrarios a la Ley, a la moral, al orden público o a las buenas
costumbres.
Dispone el artículo 1462 que “hay objeto ilícito en todo lo que contraviene al
derecho público chileno”, señalando como ejemplo la promesa de someterse en
Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas.
El objeto ilícito existe en todo acto o contrato que vulnere o infrinja el derecho
público chileno.
1.- El derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva no puede ser
objeto de contrato alguno, sea gratuito u oneroso. Tal es el alcance de los
términos “donación o contrato” que emplea el Código incurriendo en un error, pues
la donación es también un contrato.
2.- El inciso segundo del artículo 1463 induce a pensar que pueden existir
convenciones entre el que debe una legítima y el legitimario relativas a la misma
legítima o mejoras, convenciones que reglamentaria el Código en el Título de las
Asignaciones Forzosas.
Se afirma que no puede celebrarse validamente ninguna convención entre la
persona que debe una legítima y el legitimario que tenga por objeto la legítima y
que sólo por excepción las normas contenidas en el Titulo de las Asignaciones
Forzosas permiten una convención, relativa a la cuarta de mejoras, a saber: el
pacto de no disponer de la cuarta de mejoras (art. 1204).
Del artículo a que se hace referencia se desprende que, no puede celebrarse
válidamente convención alguna entre el que debe una legítima y el legitimario
relativa a la misma legítima. En lo que respecta a la cuarta de mejoras, la única
convención permitida es la de no disponer de dicha cuarta.
3.- Cabe tener presente, finalmente, que la ley prohíbe las convenciones que
tengan por objeto el derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva,
siendo perfectamente válidas las convenciones relativas a derechos sucesorios ya
existentes, por haber muerto el causante. Tanto es así, que la ley reglamenta
expresamente la cesión de derechos hereditarios en los artículos 1909 y sgtes.
Dice el artículo 1464: “Hay un objeto ilícito en la enajenación: 1° de las cosas que
no están en el comercio; 2° de los derechos y privilegios que no pueden
transferirse a otra persona; 3° de las cosas embargadas por decreto judicial, a
menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello; 4° de las especies
cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce el litigio”.
Antes de entrara al estudio de las enajenaciones enumeradas por el artículo 1464,
es menester precisar el sentido y alcance de algunos conceptos.
¿De qué manera se podría enajenar válidamente una cosa embargada? El artículo
1464 N° 3 establece dos maneras para enajenar válidamente una cosa
embargada: la autorización judicial y el consentimiento del acreedor. Cabe tener
presente que tanto la autorización judicial como el consentimiento del acreedor,
deben ser previos a la enajenación.
4.- Enajenación de las especies cuya propiedad se litiga sin permiso del Juez
que conoce del litigio
Especies cuya propiedad se litigia son aquellos cuerpos ciertos, muebles o
inmuebles, cuyo dominio o propiedad se discute en juicio. Por ejemplo, A pretende
ser dueño de un determinado bien y demanda a B, que lo tienen en su poder, para
que lo restituya a quien es el legítimo propietario. B, al contestar la demanda
señala que no procede la restitución, pues es él dueño del bien y no A. En este
ejemplo se ha trabado un litigio en el cual se discute el dominio de una cosa.
No hay que confundir la enajenación de una especie cuya propiedad se litigia con
la enajenación de un derecho litigioso; esta última es válida y se encuentra
reglamentada por los artículos 1911 y sgtes.
En otras palabras, y haciendo una interpretación a contrario sensu de éste
numeral, la enajenación de la especie cuya propiedad se litiga será válida si ha
sido autorizada por él Juez que conoce del litigio.
Por esta denominación agrupamos los casos de actos que adolecen de objeto
ilícito contemplados en los artículos 1465 y 1466. A saber:
1. Condonación del dolo futuro.
2. Deudas contraídas en juegos de azar.
3. Venta de libros prohibidos o de objetos considerados inmorales; y,
4. Actos prohibidos por la Ley.
Con todo, nuestro código en los art. 1445, 1467 y 1468 hacen referencia a la
causa, y es más, el propio legislador en el inciso 2° del art. 1467 se encarga de
definirla.
a) Causa eficiente
Se llama causa eficiente al elemento generador del efecto, al elemento que da
vida a lo que antes no existía. En este sentido puede afirmarse que las fuentes de
las obligaciones, esto es, los hechos jurídicos que les dan origen. Por ej., en el
contrato de compraventa, la obligación que asume el vendedor de entregar la cosa
Se dice que el de la causa eficiente era el sentido que los romanos daban a la
causa; agregándose, a mayor abundamiento, que éstos no pretendieron erigir la
causa como requisito de los actos y contratos.
b) Causa final
Como dice el autor, la causa final es el fin inmediato o invariable de un acto, o sea,
el fin próximo que determina la voluntad de obrar y que siempre es posible
encontrar en la estructura misma del contrato y que es siempre idéntica para todos
los actos pertenecientes a la misma especie.
En este sentido, la causa o fin del comprador, en todos los contratos de
compraventa, es incorporar a su patrimonio una cosa; y la causa o fin del
vendedor, asimismo en todas las compraventas, es procurarse dinero, a cambio
de las cosas que entrega.
c) Causa ocasional
Está constituida por el fin lejano y variable de un acto y es de carácter
estrictamente personal y psicológico.
Es diferente para cada individuo, ya que es el móvil, la razón que lo impulsa a
celebrar un acto o contrato en determinadas circunstancias. De ahí que una
misma especie de acto pueda tener infinitas causas, según sean los fines que
hayan perseguido las partes.
Así, la causa ocasional para el vendedor puede ser la necesidad de cumplir una
obligación, para lo cual necesita dinero; y causa ocasional para el comprador
puede ser la necesidad de hacer un regalo de matrimonio con la cosa comprada.