Proyecto de Intervención

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

¿Qué es un proyecto de intervención?

El proyecto de intervención es un género discursivo del


ámbito profesional que cumple un rol importante en las prácticas profesionales de campos
disciplinares como el urbanismo, la sociología, las políticas sociales, el trabajo social, la
administración pública, la economía y la salud. Su propósito consiste en diagnosticar y
caracterizar un problema de orden práctico o una situación problemática para plantear
estrategias que permitan articular acciones para su superación. Por ejemplo, en el campo del
urbanismo y de las políticas sociales, se plantean problemáticas como el subdesarrollo en la
periferia pobre metropolitana, la falta de medios de transporte, el alto grado de
analfabetismo, la alta tasa de desnutrición infantil, la falta de canales de comercialización, los
vacíos urbanos que no son funcionales a los requerimientos actuales de desarrollo urbano. La
intervención puede tener diversas finalidades: correctiva, preventiva o de desarrollo. Sin
embargo, es importante notar que bajo una u otra modalidad siempre los proyectos se
proponen la transformación de la realidad y se centran en el “hacer”. Más concretamente, se
trata de la planificación de acciones articuladas que permitan que el ente, sector, institución o
territorio que se debe intervenir alcance un nivel óptimo de funcionamiento o desarrollo. En
consecuencia, para que el proyecto sea exitoso debe contribuir significativamente a la
demanda que surge del diagnóstico de la situación problemática. Teniendo en cuenta estas
características del proyecto de intervención, es necesario señalar que este género muchas
veces constituye una herramienta de un proyecto político destinada a transformar la realidad.
Un proyecto de intervención puede estar inserto dentro de un plan estratégico más amplio:
por ejemplo, un proyecto de intervención dentro de un municipio puede responder a los
lineamientos de un programa nacional, o un proyecto de intervención urbana puede inscribirse
en un plan de desarrollo urbano integral de mayor alcance. Existe una serie de requisitos a los
que el proyecto debe adecuarse. En primer lugar, es necesario que se adapte a las
circunstancias espaciales y temporales: el proyecto debe ser factible, debe poder ejecutarse en
un determinado período. En segundo lugar, las acciones que se propongan deben ajustarse al
presupuesto asig- 158 • UNGS Daniela Stagnaro y Natalia Da Representaçao nado, es decir, ser
viables. Finalmente, el proyecto debe responder a las demandas y a las culturas
organizacionales, como así también a las ideologías políticas que subyacen a las
instituciones/sectores/territorios. El proceso de elaboración de un proyecto de intervención En
función del propósito señalado previamente, el proyecto de intervención requiere, en primer
lugar, la elaboración de un diagnóstico de la realidad actual que permita identificar y
seleccionar los problemas o las situaciones susceptibles de ser mejoradas. Este diagnóstico
debe permitir analizar las necesidades o demandas prioritarias a partir de las cuales se formula
el proyecto estratégico, es decir, el plan de acciones. En el campo de las disciplinas sociales,
como este tipo de proyectos involucra no solo aspectos materiales, sino también ideológicos,
la observación de la realidad se realiza en tres direcciones: una que apunta a los aspectos
materiales y objetivos (población, viviendas, recursos naturales, infraestructura, salud, nivel de
educación, etc.); otra que atiende a la práctica social y su historia, es decir, al modo en que los
sujetos han ido transformando la realidad existente (la manera en que los sujetos han
respondido a los problemas, los proyectos anteriores y los resultados obtenidos, la capacidad
organizativa y técnica existente, etc.); y, finalmente, los valores subjetivos de la gente que
permiten identificar las motivaciones de los sujetos para actuar de determinada manera
(creencias, costumbres, valores, perspectivas, etc.) (Horejs, 1995). La elaboración de proyectos
de intervención forma parte de una práctica profesional dividida en etapas que varían en
número según los autores que se han ocupado de describir estos proyectos. Suelen
considerarse cuatro fases generales: diagnóstico, diseño, desarrollo y evaluación. Sin embargo,
estas pueden especificarse aún más. Horejs (1995) plantea que se trata de seis etapas: 1) la
identificación del problema, 2) la formulación y el análisis de factibilidad, 3) la negociación y el
financiamiento, 4) la ejecución, 5) la fase de operación o funcionamiento y 6) el seguimiento y
la evaluación. Por su parte, Laplacette (2007) agrega una etapa inicial de construcción de la
visión, el escenario futuro que se quiere lograr. Más allá del número de etapas que se
propongan, todos los autores coinciden en que la intervención debe ser planificada, que la
ejecución es un proceso flexible que supone adaptaciones de la planificación a la realidad
emergente y que la evaluación es un proceso permanente. Por otra parte, a diferencia de los
proyectos de investigación, que exigen la construcción de un marco teórico, el proyecto de
intervención puede vincularse con nociones y principios teóricos generados en otras
instancias; pero su explicitación no constituye un requisito del género. Más allá de que no sea
necesaria la explicitación, esta se pone en juego junto con la metodología y los datos empíricos
a la hora de elaborar un proyecto de intervención, en tanto la formación disciplinar del sujeto
a cargo de esta producción determina de manera intrínseca la mirada, el recorte del problema
y el diseño de estrategias. Así, la investigación puede guiar el proceso El proyecto de
intervención UNGS • 159 de intervención y, al mismo tiempo, permite evaluarlo en términos
de eficacia y resultados. En este sentido, la investigación participa en cuatro momentos de la
intervención: al inicio, en forma de diagnóstico; en el diseño, ayudando a la construcción de
indicadores; en el proceso, como monitoreo; y al finalizar, en términos de evaluación de
resultados. Situación comunicativa El proyecto de intervención participa en un circuito
comunicativo complejo que puede realizarse de diversas maneras. Organismos
gubernamentales (por ejemplo, los municipios), ONG, entidades de bien público,
organizaciones comunitarias y consultorías suelen requerir los servicios de expertos
(sociólogos, urbanistas, ecólogos urbanos, politólogos sociales, economistas) para la
elaboración de proyectos de intervención. En primera instancia, quienes participan de la
interacción comunicativa son, por un lado, los destinatarios que contratan el servicio, pagan
por él y cumplen el rol de evaluadores del proyecto y, por el otro, los expertos que están a
cargo de su redacción. En este sentido, los expertos suelen ser agentes externos a la situación
o ámbito sobre el que se planifica la intervención, aunque en ocasiones los proyectos son
gestados por especialistas de los propios equipos que conforman estos ámbitos. Algunos
autores destacan la conveniencia de atender a las configuraciones de poder en las situaciones
de intervención, en tanto las personas, grupos u organizaciones intervinientes operan en un
campo de fuerzas sociales con actores diversos, cada uno de los cuales posee intereses
definidos que pueden ser favorables o no al desarrollo del proyecto (Laplacette, 2007). Los
criterios que se toman en cuenta a la hora de evaluar un proyecto de intervención son de
carácter práctico e incluyen su factibilidad, su viabilidad, su funcionalidad, sus costos en
relación con los resultados esperados, su impacto. En cuanto a su redacción, se valora,
además, la brevedad, la claridad, la concisión y la coherencia. Cuando el proyecto es solicitado
por una consultoría, el experto puede ser contratado solo para su elaboración, por lo que los
destinatarios del texto son, además, de los consultores que lo evalúan, la entidad, organización
social, organismo o institución que lo haya solicitado. En este contexto, el experto autor del
texto no está a cargo de la ejecución del proyecto, lo que pone de relieve la exigencia de
claridad y orden en la presentación de la redacción de la propuesta para que pueda ser
implementada por otros sin dificultad. Si los evaluadores aprueban el proyecto de intervención
y se decide implementar la propuesta, aparece otro grupo de actores que se constituyen en
destinatarios: los referentes encargados de ejecutar las acciones del proyecto, algunos actores
destinatarios de las acciones del proyecto y autoridades locales. Cabe destacar que algunos
160 • UNGS Daniela Stagnaro y Natalia Da Representaçao de estos destinatarios solo acceden
a la lectura parcial de partes del proyecto cuando no están a cargo de la gestión directa de la
intervención. En el contexto universitario, suele solicitarse a los estudiantes la elaboración de
proyectos de intervención en materias de carreras como Sociología, Urbanismo, Trabajo Social,
Políticas Sociales, Ecología Urbana y Enfermería. En estos casos, se trata de un ejercicio que
entrena a los estudiantes en los géneros y las prácticas del ámbito profesional. La interacción
comunicativa se establece, entonces, entre los estudiantes que son desafiados a posicionarse
como profesionales con la ayuda de sus docentes que, simultáneamente, actúan como
evaluadores. En ocasiones, los estudiantes formulan propuestas de intervención en contextos
reales, en cuyo caso los actores involucrados en dichos ámbitos también son destinatarios del
texto. Organización del proyecto de intervención El propósito del proyecto de intervención es
aportar una solución nueva a las demandas o problemas identificados en una población
específica. Para el logro de esta meta comunicativa, el texto suele organizarse en varias partes
o etapas. El texto se inicia con un título que condensa la problemática o demanda a la que se
pretende dar respuesta, además de referir a la población o territorio específicos sobre los que
recae la intervención. Por ejemplo: “Aportes para el desarrollo local de la periferia pobre
metropolitana: Proyecto de intervención urbanística en la zona de Cruce Derqui” (Bustos,
2009), “Niños y adolescentes en situación de pobreza afectados por el VIH/SIDA” (Laplacette,
2007). A continuación del título, los autores suelen continuar el texto con una etapa
introductoria que sirve para presentar el problema sobre el que se propone la intervención, su
planteo y delimitación, junto con la explicación de los factores que inciden en forma directa e
indirecta sobre él. Esta parte textual suele ubicarse debajo del subtítulo “Introducción”, cuya
referencia designa esta parte de la estructura. Cabe señalar que no siempre aparece el
subtítulo. En esta misma etapa del texto, se realiza además la caracterización y
contextualización del problema. Por ejemplo, si la intervención se proyecta sobre un
municipio, se da cuenta de diversos aspectos: ubicación geográfica y tipográfica, historia,
población y organización social, economía, infraestructura social. Además, se justifican los
motivos por los cuales se considera necesaria la intervención. Como anticipamos en el primer
apartado, la propuesta de intervención solo en ocasiones incluye, luego de la introducción, un
“Marco teórico” que presenta la definición de los principales conceptos que se utilizan para el
planteo del problema, de los indicadores y el desarrollo de la propuesta de intervención. En
algunos casos, se coloca una sección “Antecedentes del proyecto” en lugar del diagnóstico. En
este segmento se incorpora información acerca de las condiciones tanto económicas como
sociales que condujeron a la elaboración del proyecto; se revisan las experiencias previas en el
territorio o en la comunidad, los proyectos, El proyecto de intervención UNGS • 161 las
acciones o las instituciones que operaron y operan allí; y, luego, se delimita el problema
específico sobre el que se pretende intervenir; se enumeran los participantes y se caracterizan
los beneficiarios de la intervención propuesta. Seguidamente se presenta el “Diagnóstico”, en
el cual se relevan y analizan las necesidades o demandas que fundamentan la intervención. Se
caracteriza la situación inicial en relación con la situación deseable y se detallan, además, las
causas del problema. Estas causas se evalúan en función de las discrepancias existentes entre
la situación actual y la deseable. El punto de inflexión del diagnóstico es la formulación de las
necesidades o las demandas que originan el problema y, a la vez, fundamentan la intervención.
Esta etapa textual requiere la explicitación de la metodología mediante la cual se produce la
información en el diagnóstico. La estrategia metodológica involucra la determinación de las
dimensiones, las variables y los indicadores que se consideran; la especificación de las fuentes
y técnicas empleadas para el relevamiento de datos; y la explicación de la metodología que
sirve para el análisis y la sistematización de la información. Asimismo, se incluye la
caracterización del grupo o sector destinatario y se define el marco institucional del proyecto,
desde qué ámbito se realizarán las acciones y quiénes estarán involucrados en el proyecto. La
secuencia suele continuar con la “Definición de objetivos”. Se trata de la formulación de los
objetivos generales y específicos del proyecto que surgen del análisis de las necesidades
presentado previamente en el diagnóstico. Estos objetivos están en relación con la resolución
del problema y expresan el logro que se espera alcanzar con la ejecución del proyecto. Los
objetivos generales consisten en grandes líneas de acción que orientan el proyecto; mientras
que los específicos desagregan estos lineamientos con mayor grado de concreción. Por lo
tanto, de cada objetivo general se desprende al menos un objetivo específico, como se puede
observar en el siguiente diagrama: 162 • UNGS Daniela Stagnaro y Natalia Da Representaçao
Diagrama 1: Organización de los objetivos específicos en torno de un objetivo general. La
siguiente etapa es la “Definición de resultados esperados”. Los resultados se formulan en
términos de productos que expresan cuantitativa y cualitativamente los cambios esperados en
relación con los objetivos específicos. Suelen incluirse indicadores de logro que permiten
medir si se alcanzaron los resultados planeados inicialmente al finalizar la intervención. A
continuación, se suele presentar el “Diseño de estrategias y plan de actividades”. Las
estrategias son grandes líneas de acción, cada una de ellas supone una serie de actividades
para desarrollarlas. Se trata, por un lado, de la presentación de las estrategias sistemáticas
planificadas que dan respuesta a las necesidades halladas y, por otro, de la enumeración y la
organización de las actividades distribuidas temporalmente. Las estrategias pueden ser
presentadas de manera lingüística o mediante la combinación con otros sistemas semióticos
como, por ejemplo, a través de mapas como se muestra a continuación. El proyecto de
intervención UNGS • 163 Figura 5. Estrategias de desarrollo urbano. Fuente: Bustos, Sardo &
Shoffler, 2007. Tomado de Bustos, 2009. 164 • UNGS Daniela Stagnaro y Natalia Da
Representaçao A su vez, lo más frecuente es presentar la distribución temporal de las
actividades en forma de cuadro. Las distintas columnas señalan los períodos temporales,
mientras que las filas dan cuenta de las diversas actividades. De esta manera, en el cruce de
filas y columnas queda especificada la progresión de las actividades del proyecto. Abajo se
muestra un cronograma en el que puede observarse como se organiza la información.

También podría gustarte