TEMA 18 Resum OPOS GEO
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INTRODUCCIÓN
La actual ordenación territorial de España tiene sus orígenes en los siglos XIX y XX que,
con alguna alteración, quedó plasmada en la Constitución de 1978.
Destacamos algunos periodos (anteriores también a los s. XIX y XX) que han dejado
huellas en nuestra actual ordenación territorial y que definimos a continuación.
1.1. DOMINACIÓN ROMANA
Aunque los visigodos habían penetrado en la península ibérica hacia el año 415 d.C., no
será hasta el 507 d.C., cuando consoliden su reino. En un principio, los visigodos
adoptaron la organización territorial romana, que fue evolucionando hacia los ducados,
pero la presencia visigoda no ha dejado una huella clara en la actual ordenación territorial.
En el 711 se produjo la invasión de los musulmanes que conquistaron gran parte del
territorio peninsular (excluyendo la franja cantábrica y pirenaica). En el 756, el territorio
musulmán paso a ser un emirato independiente de Damasco. En el 929 el territorio pasó
a ser un califato independiente. La organización territorial se basó en la división del
territorio en provincias, que la mayoría pasaron a ser reinos independientes en el periodo
de los Reinos Taifas (1031-1085).
Por su parte, en el norte peninsular comenzaron a configurarse una serie de reinos entre
los siglos VII y XII, conocidos como los Reinos Cristianos. Estos han dejado una huella
en la actual ordenación territorial de España, formando, con alteraciones en sus límites
fronterizos, algunas de las provincias, países (Portugal) o Comunidades Autónomas
actuales.
1.4. LA EDAD MODERNA
Debemos considerar que la unión dinástica no llevó aparejada una unidad política,
jurídica o fiscal. Cada uno de los reinos peninsulares continuó manteniendo su soberanía,
su jurisdicción, su fiscalidad y sus propias instituciones.
En junio de 1808, José Bonaparte fue proclamado rey de España, convirtiendo el territorio
en un país satélite del imperio Napoleónico. Se llevó a cabo una reorganización territorial,
que dividió al territorio de España en 38 departamentos, utilizando como criterio
organizador las cifras de población, dando lugar a una profunda modificación del modelo
territorial anterior.
Organización territorial en las Cortes de Cádiz
Pero se retomó con ciertas modificaciones en el breve periodo del Trienio Constitucional
(1820-1823), es la conocida división provincial de Bauzá y Larramendi de 1821 con 47
provincias, más Canarias. Tras pasar por las Cortes, fue ligeramente modificado,
aumentando a 51 el total de provincias, sin embargo, esta división nunca se hizo efectiva,
aunque se puede considerar el precedente inmediato de la actual ordenación provincial.
Él conocía el proyecto de Bauzá y Larramendi, pero los criterios adoptados por el ministro
fueron los de dar más importancia a los accidentes geográficos para fijar los limites
provinciales. También tuvo en cuenta un reparto equilibrado de la población con el fin de
que existiera una representación territorial equilibrada en las Cortes a través de los
diputados.
Por último, asignó a la provincia el nombre de la ciudad capital, excepto a las provincias
de Álava, Guipúzcoa, Vitoria y Navarra que recibieron el nombre del territorio conforme
a sus fueros. El resultado fue un mapa provincial de España con 49 provincias. El proyecto
del ministro fue aprobado por las Cortes en 1833, y en las elecciones de 1834 se utilizaron
las nuevas provincias como circunscripciones electorales.
La división provincial se ha mantenido intacta hasta nuestros días, excepto por la reforma
de 1927 que dividió Canarias en las provincias de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas,
conformando un total de 50 provincias.
En el siglo XX, la división provincial de Javier de Burgos se había consolidado, sin
embargo, comenzaron a surgir movimientos políticos que reclamaban una regionalización
del país. Estas reclamaciones desataron unos importantes debates territoriales que se
centraron en la agrupación de diferentes provincias en las conocidas como
mancomunidades (eliminadas por Primo de Rivera), lo que suponía la unión de diferentes
provincias para gestionar servicios públicos comunes.
Los municipios (art. 140): se definen como entidades con personalidad jurídica plena.
Su gobierno y administración corresponde a los diferentes ayuntamientos que están
integrados por los alcaldes y los concejales. Actualmente, hay 8131 municipios (INE,
2021).
Las provincias (art. 141): se definen como entidades con personalidad jurídica propia
conformada por la agrupación de una serie de municipios. Sus límites territoriales solo
pueden ser modificados por las Cortes mediante ley orgánica. En España existen 50
provincias.
También carecen de Diputación provincial las provincias vascas. En este caso hablamos
de un régimen especial, y son conocidas como Diputaciones forales debido a que
conservan sus fueros. Se diferencian de las otras porque tienen algunas atribuciones y
competencias propias como, por ejemplo, la recaudación fiscal a través de una hacienda
propia.
Otra excepción son los archipiélagos. Se administran a través del cabildo insular o el
consejo insular debido a su singularidad geográfica. En Canarias existen 7 cabildos
insulares. En Baleares, su administración corresponde al Consell Insular de casa isla.
El capítulo tercero del Título VII está dedicado a las CCAA. La Constitución no
establece un mapa de Comunidades Autónomas, pero define las condiciones y el proceso
que se debe seguir para su formación se establecen dos formas de acceso a la autonomía.
En el artículo 148 se definen las diferentes competencias que pueden asumir las CCAA.
Mientras que en el artículo 149 se definen las competencias exclusivas del Estado.
El Estatuto de autonomía, queda definido por el artículo 147 como norma institucional
básica de la Comunidad Autónoma. El Estatuto de autonomía debe ser reconocido y
amparado por el Estado, formando parte de su ordenamiento jurídico.
Se contempla, además, la reforma de los Estatutos de autonomía, que requerirá de la
aprobación de las Cortes Generales mediante ley orgánica.
Además, en cada Comunidad Autónoma existe una Delegación del Gobierno, cuya
función es dirigir la administración general del Estado en la Comunidad Autónoma y
coordinar las actuaciones del Gobierno de España y del Consejo de Gobierno de la
Comunidad Autónoma.
En cuanto a su organización económica, los artículos 157 y 158 definen los recursos para
la financiación de las Comunidades Autónomas, que estarán constituidos por: impuestos
cedidos total o parcialmente por el Estado, transferencias del Fondo de Compensación
Interterritorial, asignaciones a cargo de los presupuestos generales del Estado,
rendimientos procedentes de su patrimonio e ingresos de derecho privado, el producto de
operaciones de crédito (Deuda Pública).
Dentro del Régimen común, la Comunidad Canaria, Ceuta y Melilla tiene un régimen
económico y fiscal especial por razones geográficas, y según las disposiciones de la UE
sobre regiones ultraperiféricas, por la que se sustituye el IVA por otro impuesto.
Las comunidades del Régimen foral: se caracteriza por el respeto de los derechos
históricos de los territorios forales como son País Vasco y Navarra. Ello implica la
gestión, liquidación, recaudación e inspección de todos los impuestos estatales, excepto
los impuestos sobre los Derechos de importación y el IVA. Tras su recaudación, el País
Vasco y Comunidad Foral de Navarra contribuyen a la financiación de las cargas
generales de Estado de las competencias no asumidas, a través de una cantidad fija,
revisable cada cinco años, denominada "cupo" o "aportación".
Desde una visión histórica, estos desequilibrios tienen su origen a finales del siglo XIX
con la industrialización de algunas zonas como Cataluña y País Vasco.
A partir de los años 60 del siglo XX, se produjo una revolución urbano-industrial en
lugares como la cornisa cantábrica, el litoral mediterráneo, el eje del Ebro, los
archipiélagos canario y balear, Cataluña y Madrid, que concentraron el mayor
crecimiento del PIB, la recepción de inmigrantes desde las zonas rurales (éxodo rural), y
el aumento de la renta per cápita. El área menos favorecida el interior peninsular (excepto
Madrid). Esto dio lugar a un incremento de las desigualdades entre las áreas urbanas y las
rurales.
Por otra parte, dentro del territorio español son evidentes los contrastes y desequilibrios
demográficos. Estos contrastes tienen su explicación en razones de tipo histórico o
económico y se pueden constatar a diferentes escalas como son la autonómica, la
provincial y la municipal. Un ejemplo de hecho histórico es la crisis minera asturiana o
el despoblamiento rural de Castilla y León.
Pues las zonas más pobladas son Madrid, que representa la capitalidad del Estado, el
litoral mediterráneo y las zonas más dinámicas económicamente y, los archipiélagos.
Estas zonas son los destinos de los flujos migratorios. Además, presentan una estructura
de población más joven, con tasas de natalidad más altas que otras zonas españolas.
Frente a estas, tenemos las otras comunidades del interior (España Vaciada), y del litoral
cantábrico y atlántico como es el Principado de Asturias y Galicia. Presentan tasas de
natalidad muy bajas, una población muy envejecida y, por tanto, unas tasas de mortalidad
más altas.
• La distribución del PIB per cápita refleja estos contrastes económicos, diferenciando
entre una España rica y otra más pobre.
• Tasa de Desempleo. Las CCAA del sur tienen tasas más altas mientras las del norte son
más bajas, junto con Madrid.
• IDH o índice de Desarrollo Humano, que tiene en cuenta aspectos relacionados con
la calidad de vida, esperanza de vida al nacer, el acceso a sistemas sanitarios acceso a la
educación, niveles de escolaridad y de estudios nivel de renta entre otros.
• Tasa de Riesgo de Pobreza, que designa a aquellas personas con una renta inferior a
los 9.626€ anuales. En el año 2020 era del 21% de la población española (INE, 2020).
Las CCAA del sur tienen tasas más altas mientras las del norte junto con Madrid son más
bajas.
Además, desde la entrada de España en la UE en 1986, España recibe una serie de fondos
conocidos como Fondos Estructurales y de Inversión Europeos Fondos (EIE) (ej. FEDER,
Feader), diseñados para reducir los desequilibrios entre las diferentes regiones o
provincias de los países miembros.
CONCLUSIÓN
El Estado autonómico definido por la Constitución es uno de los sistemas políticos más
descentralizados del mundo. El nivel de autonomía política es alto. Las Comunidades
Autónomas españolas alcanzan esta puntuación debido a su poder de decisión política y
autogobierno, comparable a los territorios de otros Estados federales como Quebec
(Canadá) o los Estados Federales (EEUU).
En cuanto a las competencias cedidas por el Estado, las Comunidades Autónomas
también alcanzan una puntuación alta, aunque por detrás de Quebec (Canadá), cantones
(Suiza) o los estados australianos, que pueden legislar en materias como la inmigración.
BIBLIOGRAFÍA