Estudios de Variación y Contacto Lingüístico en El Español Peruano

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Discutir el Lenguaje

Estudios de variación y contacto


lingüístico en el español peruano
Roxana Risco | Coordinadora
Estudios de variación y contacto
ling üístico en el español peruano
Roxana Risco | Coordinadora

2018
Esta publicación ha sido sometida a evaluación interna y externa orga-
nizada por la Secretaría de Investigación de la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata

Diseño: D.C.V. Federico Banzato


Tapa: D.C.V. Leandra Larrosa
Imagen de tapa: Natalia Carozzo
Editora por la Prosecretaría de Gestión Editorial y Difusión: Leslie Bava

Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723


©2018 Universidad Nacional de La Plata

ISBN 978-950-34-1644-0

Colección Discutir el lenguaje, 3

Cita sugerida: Risco, R. (Coord.). (2018). Estudios de variación y contacto


lingüístico en el español peruano. La Plata : Universidad Nacional de La
Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. (Discutir el len-
guaje ; 3). Recuperado de http://libros.fahce.unlp.edu.ar/index.php/libros/catalog/
book/108

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(Atribución-No comercial-Compartir igual)
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Decana
Prof. Ana Julia Ramírez

Vicedecano
Dr. Mauricio Chama

Secretario de Asuntos Académicos


Prof. Hernán Sorgentini

Secretario de Posgrado
Dr. Fabio Espósito

Secretaria de Investigación
Dra. Laura Rovelli

Secretario de Extensión Universitaria


Mg. Jerónimo Pinedo

Prosecretario de Gestión Editorial y Difusión


Dr. Guillermo Banzato
Índice

Introducción .......................................................................................... 7

Funcionalidad fonética y rehilamiento de sonidos fricativos


en la comunidad peruana de Buenos Aires
María Amalia García Jurado y Roxana Risco .............................................. 19

Contacto de lenguas e historia del léxico en el Perú: Algunas notas


sobre el vocabulario de monolingües y bilingües en el siglo XVII
José Luis Ramírez Luengo ........................................................................ 41

Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú


María del Carmen Cuba Manrique ............................................................ 59

Análisis conceptual de los valores del gerundio en el español peruano:


Una propuesta metodológica
Joanna Wilk-Racięska ............................................................................. 81

Valores del pretérito perfecto compuesto en el español hablado


en Chinchero (Cuzco)
Ana Isabel García Tesoro ....................................................................... 111

Creatividad lingüística y función del autor en el contacto de lenguas.


Uso de tiempos del pasado en hablantes migrantes peruanas en Lima
Azucena Palacios, Carola Mick y Christine Deprez .................................... 139

5
El pasado compuesto en el español peruano. Hacia una explicación
unificada de su significado
Chad Howe .......................................................................................... 169

Los autores ......................................................................................... 199

6
Introducción

Este volumen nace de la motivación por reunir estudios llevados a cabo


por investigadores en universidades de la Argentina, Colombia, España, Es-
tados Unidos, Francia, México, Perú y Polonia, que han trabajado en torno
al español peruano como marco de situaciones concretas para el análisis de
la variación lingüística y el contacto entre lenguas. Esperamos que esta obra
impacte en el debate teórico de la disciplina y nos permita avanzar en la bús-
queda de herramientas metodológicas para el conocimiento del lenguaje.
También esperamos que constituya un aporte al conocimiento sobre la con-
formación de variedades del español americano, a partir del amplio abanico
de reflexiones que aquí se presentan.
La disciplina Lingüística ha estudiado, desde hace bastante tiempo, los
fenómenos relativos al contacto y la variación no solo entre lenguas distintas,
sino también entre variedades de una misma lengua. Desde los pioneros tra-
bajos de Weinreich (1953), los estudios sobre bilingüismo de Fishman (1965)
o la descripción de los efectos de la distribución funcional de las variedades
(Ferguson, 1959), el interés por evaluar qué teorías y metodologías resultan
más o menos provechosas para dar cuenta de dichos fenómenos se ha fortale-
cido y ha motivado -en gran medida- el estudio de las comunidades lingüísti-
cas a la luz del sustrato o el bilingüismo (Zimmermann, 1995). El debate sobre
el contacto y la variación se ha extendido al español hablado en Latinoaméri-
ca dado que la coexistencia de diversas lenguas y sociedades en su territorio
resulta un lugar propicio para observar los factores que podrían incidir en las
elecciones de sus hablantes (Abadía de Quant, 1996; Cerrón Palomino, 1987;
De Granda, 2001; Elizaicín, 2007; Escobar, 2000; Godenzzi, 2017; Mendoza,
2008; Otheguy, 1995; Otheguy y Lapidus, 2005; Palacios, 2004, 2010; Pfänder,
2009; Sala, 1998).

7
El equipo de investigación dirigido por Angelita Martínez en la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Na-
cional de La Plata se halla trabajando en estos temas desde hace quince años.
Los análisis llevados a cabo en esa dirección han permitido observar que,
en situaciones de contacto (Álvarez Garriga, 2012; Bravo de Laguna, 2013;
D’Agostino, 2012; Fernández, 2010; Martínez, 1996, 2000, 2001, 2010; Martí-
nez y Speranza, 2009; Risco, 2012, 2013a, 2013b, 2014; Speranza, 2006, 2010;
Toledo, 2010), la variación –sistemática- no implica, en general, una recate-
gorización de los contenidos semánticos descritos para la variedad estandari-
zada, sino una redistribución de los mismos a la luz de necesidades comuni-
cativas propias de los grupos en contacto (Martínez y Speranza, 2009, p. 92).
Dicha redistribución manifiesta los procesos cognitivos mediante los cuales
los sujetos de una comunidad resuelven sus necesidades comunicativas. Des-
de este posicionamiento, creemos que describir los paradigmas lingüísticos a
la luz de dichos procesos es relevante, en especial, cuando se confrontan va-
riedades que reflejan culturas diferentes ya que, en la presencia del contacto
lingüístico, se exteriorizan algunas particularidades que presentan las distin-
tas variedades de una misma lengua (García, 1995). Dichas particularidades
constituyen, como hemos observado en distintas investigaciones, procesos de
transferencia por los cuales se manifiesta el perfil cognitivo que el individuo
adopta ante la escena representada. En ese proceso, las características grama-
ticales de la lengua de origen cumplen un rol significativo porque promueven
el uso creativo de las potencialidades gramaticales de las lenguas en contacto
(Martínez y Speranza, 2009).
Anteceden a esta línea de análisis los libros El entramado de los lenguajes
(Martínez, Speranza y Fernández, 2009), Huellas teóricas en la práctica peda-
gógica. El dinamismo lingüístico en el aula multicultural (Martínez, 2013), pu-
blicados por la Universidad Nacional de La Plata, así como los trabajos reuni-
dos en el Nro. 4 de la Revista Cuadernos de la ALFAL, publicación editada por
la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina.1
Asimismo, a partir del año 2013, gracias al trabajo mancomunado de es-
tudiantes y docentes de la cátedra de Lingüística I de la FaHCE y de la cola-
boración generosa de los individuos entrevistados, se empezó a consolidar
una base de datos para estudios sobre variación, contacto de lenguas, cambio

1
Recuperado de http://www.mundoalfal.org/?q=es/content/cuadernos-de-la-alfal-n%C2%BA4

8
lingüístico y sociolingüística general, destinado a investigadores de la lengua:
CORdEMIA, colección de entrevistas a migrantes instalados en la ciudad de
La Plata y sus alrededores conforma así un corpus de variedades lingüísticas
que conviven actualmente en la Argentina. La Universidad de Friburgo (Ale-
mania) ofreció generosamente su ayuda y puso a disposición su tecnología. A
partir de ese trabajo en común, hoy contamos con una plataforma on line que
reúne más de cien horas de grabación de español en contacto con las lenguas
quechua y guaraní, al servicio de investigaciones actuales.2
En cuanto a los capítulos reunidos en este libro, estos coinciden en pen-
sar la variación como un fenómeno relativo a los sistemas lingüísticos, pero,
principalmente, relativo a las personas que participan en la construcción de
saberes, y nuevos repertorios comunicativos que conforman la diversidad la-
tinoamericana. Desde esta perspectiva, los autores presentan investigaciones
tanto diacrónicas como sincrónicas, y adoptan una mirada que considera las
variedades no-estandarizadas, como sistemas coexistentes de la lengua espa-
ñola y no como desvíos de la variedad prestigiosa.
Los temas discutidos, si bien se centran en una variedad del español ame-
ricano en particular, pretenden mostrar las consecuencias teóricas derivadas
de la comprensión del uso genuino del lenguaje. El resultado es el presente
volumen que reúne, en tres bloques diferenciados, problemáticas lingüísticas
que obedecen a los niveles fonético-fonológico, léxico y morfosintáctico de
la lengua.
Como ya ha sido señalado por diversos autores, el enraizamiento y la po-
tencialidad de las lenguas que han compartido un espacio histórico común
inciden, aunque diversamente, en las prácticas comunicativas y repertorios
lingüísticos de sus hablantes (Calvet, 1995, pp. 32-33; Martínez, 2010, p. 10;
Arnoux y Martínez, 2000, pp. 176-190; Unamuno, 2004, pp. 152-153). En ese
sentido, el español en los países andinos, conformado desde sus orígenes por
su contacto con lenguas indígenas como el quechua, no es ajeno a esta situa-
ción. Los procesos de migración interna iniciados a mediados del siglo pasado
ampliaron los territorios lingüísticos de sus hablantes y actualmente cuestio-
nan (Risco, 2012; Zavala, 1999) el llamado criterio geográfico como principal
caracterizador (Benvenutto Murrieta, 1936) de formas consideradas propias
del español hablado en los Andes. Asimismo, por migración internacional,

2
Recuperado de http://arcas.fahce.unlp.edu.ar/arcas/portada/colecciones/cordmia

9
encontramos ejemplos de esta tendencia en Europa y Sudamérica, como en
el caso de los ecuatorianos en España o los peruanos y bolivianos que residen
en la Argentina (Ambadiang, García Parejo y Palacios Alcaine, 2008; Ansion,
Mujica, Piras y Villacorta, 2013; Calvo Pérez, 2007; Palacios, 2004).
Como se puede apreciar, las situaciones de contacto y los hechos de va-
riación lingüística en el español andino constituyen una prolífica fuente para
la indagación y evaluación de metodologías relevantes para el análisis lin-
güístico en general.
El libro inicia con un tema poco estudiado: el reconocimiento y el abor-
daje de cuestiones lingüísticas en torno al fenómeno de la diáspora latinoa-
mericana, es decir, sobre el desplazamiento de comunidades hispanoparlan-
tes que, por migración, entran en contacto con otras variedades del español
americano, como el caso de los peruanos en la Argentina. De esta manera, las
adaptaciones lingüísticas, sociales, culturales y educativas implicadas en el
proceso migratorio constituyen un observatorio privilegiado para el análisis
del contacto entre variedades de una misma lengua, especialmente, cuando
una de ellas se encuentra consolidada históricamente gracias al aporte de
lenguas indígenas. En ese sentido, el primer trabajo del volumen se centra en
el nivel fonético-fonológico del español peruano en la diáspora. María Ama-
lia García Jurado y Roxana Risco retoman un tema dialectológico clásico del
español americano como es el rehilamiento, pero con una nueva realidad: el
proceso de adaptación fonética que los hablantes de español peruano llevan
a cabo cuando entran en contacto con los sonidos rehilantes del español de
Buenos Aires. Específicamente, las autoras analizan la producción de frica-
tivas palatales y fricativas sibilantes en migrantes que residen en la región
metropolitana de Buenos Aires por más de tres años. En una primera apro-
ximación, descubren un polimorfismo fonético que parece “emerger” como
resultado del tiempo de contacto entre variedades del español, al mostrar una
suerte de juego entre los sonidos de origen y los que se van adquiriendo, guia-
dos por necesidades comunicativas originadas en intercambios específicos.
Los dos capítulos siguientes se ocupan de una nueva mirada analítica
que toma como objeto de investigación no solo la ocurrencia de elementos
léxicos por el contacto, sino también las relaciones que se establecen entre
las lenguas que comparten un mismo espacio histórico. De esta manera, José
Luis Ramírez Luengo nos presenta un estudio de carácter diacrónico, que se
configura como un primer ensayo metodológico para el estudio de la varia-

10
ción en el léxico utilizado por hablantes monolingües y bilingües peruanos
en el siglo XVII. Con este propósito, el autor selecciona un corpus de estudio
conformado por dos conjuntos de documentos de archivo generados a lo largo
del mencionado siglo. Se propone el análisis de las estrategias de modificación
e integración para describir la configuración léxica en los textos de dichos ha-
blantes y se presenta el análisis de la frecuencia de uso de los quechuismos,
así como su relación con los campos semánticos preferentemente elegidos
por ambos grupos. De esta manera, el grado de coincidencia de tales que-
chuismos y su integración al español en los dos tipos de hablantes aportan
una visión integradora de las variedades que componían el español peruano
en la época considerada.
También en el plano léxico, María del Carmen Cuba Manrique nos pre-
senta un conjunto de topónimos de la Sierra Norte del Perú, región donde aún
se observa la influencia de dos lenguas indígenas: culle y quechua, que se han
sucedido en el tiempo y han dejado su impronta en el español peruano de la
zona mencionada. La autora advierte que la disposición de los términos dentro
del nombre toponímico puede mostrar no solo la imbricación de las lenguas
señaladas, sino también el orden cronológico en la integración de una lengua
con respecto a la otra, ya que se advierten -de derecha a izquierda- los términos
de origen culle, quechua y español, que indican el orden de dominación de cada
lengua posicionada históricamente en el lugar. Se describe, por un lado, la to-
ponimia con estructura nominal cuando se conforma por el contacto entre las
dos lenguas indígenas y, por el otro, la toponimia con un núcleo modificador en
español a la derecha, y un núcleo de lengua indígena a la izquierda.
En cuanto al nivel morfosintáctico, el libro da cuenta de los avances en la
búsqueda de herramientas metodológicas para el estudio de la variación, que
han surgido del análisis del español en situaciones de contacto lingüístico.
Esta preocupación analítica ha llevado a Joanna Wilk-Racięska a investigar
las motivaciones semántico-pragmático-cognoscitivas en el empleo de las
formas perifrásticas del gerundio en el español andino cuando sustituyen a
las formas verbales simples. Para ello, propone aplicar el método de la des-
composición conceptual (descomposición semántica en conceptos simples) y
considerar la importancia de la visión del mundo en la investigación de las
relaciones interlingüísticas. En opinión de la autora, la elección de la forma
no personal del verbo se privilegia, frente al empleo canónico, para presentar
las relaciones temporales antes que las aspectuales. El objetivo del capítulo es

11
aportar una fundamentación metodológica a la cuestión del contacto lingüís-
tico, basada en criterios semánticos. Por ejemplo, se fundamenta que en la
ampliación de los contextos de uso de estar + gerundio en el español peruano,
uno de los valores básicos del gerundio (el de continuidad o el de simultanei-
dad) juega un rol muy importante.
Asimismo, dentro del nivel morfosintáctico, y desde la perspectiva fun-
cionalista, los tres últimos capítulos del libro se dedican al análisis del preté-
rito simple y compuesto en el español del Perú, problemática lingüística que
ha despertado un renovado interés en el campo disciplinar.
El primero de ellos es de Ana García Tesoro y corresponde al estudio de
la emergencia de valores evidenciales y discursivos del pretérito compues-
to (PC) en el distrito de Chinchero (Cuzco), zona andina peruana donde se
observa la extensión del PC a ámbitos de pasado perfectivo alejado del pre-
sente, es decir, en contextos del pretérito simple (PS). La autora observa que
la adquisición de estos nuevos valores del PC se fundamenta en la necesidad
de expresar valores gramaticalizados en el quechua para la subjetivación y
la validación de la información en el discurso oral. En ese sentido, el estudio
postula que, si bien el contacto con el quechua es un disparador importante
en la génesis del cambio lingüístico inducido por contacto, este no debe verse
como un proceso de trasvase o calco, sino como un proceso de convergencia
lingüística en el que los hablantes perciben similitudes. En efecto, las formas
lingüísticas de las dos lenguas de contacto se acercan en un proceso de cam-
bio semántico que es posible gracias a que el PC en español ya presenta valo-
res que permiten una lectura epistémica. Por último, el trabajo atiende a los
factores sociales que se revelan fundamentales tanto en la génesis del cambio
lingüístico inducido por contacto, como en su extensión.
Por su parte, Carola Mick, Azucena Palacios y Christine Deprez analizan
los usos no canónicos y las funciones de los tiempos verbales de pasado sim-
ple (PS) y compuesto (PC), en relación con los posicionamientos discursivos y
lingüísticos de mujeres peruanas con distintos grados de contacto lingüístico
quechua-español. La investigación se realizó a partir de un corpus de entre-
vistas focalizadas en las trayectorias biográficas de trabajadoras del hogar
que residen en Lima por migración interna. De acuerdo con las autoras, la
variación lingüística bajo estudio se explica a la vez por los tres mecanismos
principales de la evolución de las formas gramaticales: el intento por repro-
ducir analogías semánticas entre los dos sistemas lingüísticos en contacto, el

12
reanálisis de una forma gramatical existente y la incorporación de elementos
(gramaticales o semánticos) externos.
El libro concluye con el estudio de Chad Howe, quien explora el signifi-
cado perfectivo del PC en el español del Perú y la distribución y la influencia
de los adverbios de referencia definida (por ejemplo, ayer) con esta construc-
ción. Aunque el objetivo no es presentar un argumento que contradiga por
completo la perspectiva representada tradicionalmente por el Aorist Drift, el
autor sugiere reconsiderar el rol de esta aproximación en la caracterización
del desarrollo lingüístico. En efecto, el trabajo defiende la hipótesis de que
la distribución del PC no se debe explicar simplemente como resultado del
contacto lingüístico, sino también como resultado de diferentes factores, en-
tre los cuales el efecto del bilingüismo cumple un papel importante. De esta
manera, se propone que la función del PC en el español peruano puede exa-
minarse mediante los factores semántico-pragmáticos que rigen su uso. Lo
que subyace a estos factores, concluye el autor, son ingredientes pragmáticos
relacionados con la relevancia actual o actualizada (current relevance).
Para finalizar, resta decir que las páginas aquí reunidas pretenden apor-
tar una visión conjunta de las metodologías empleadas en diversas univer-
sidades para la evaluación empírica de los avances teóricos en torno a la va-
riación lingüística y el contacto. En ese sentido, creemos que para contar con
herramientas de mayor impacto explicativo es necesario incentivar la pro-
ducción de estudios empíricos que permitan conocer más y profundamente
cómo es el español de las áreas de contacto de lenguas y el anclaje contextual
extralingüístico de las formas empleadas por los hablantes. Este libro intenta
trazar un camino posible para su entendimiento, desde una perspectiva que
no pierde de vista que los hablantes son seres inteligentes que “quieren ser
escuchados y esperan ser comprendidos” (Martínez, 2000, p. 233).

Dra. Roxana Risco

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17
Lenguas en contacto en la toponimia
de la Sierra Norte del Perú

María del Carmen Cuba Manrique

Introducción
Este capítulo pretende dar cuenta de la trayectoria histórica y los posibles
condicionamientos culturales involucrados en los diversos préstamos, adop-
ciones, amalgamas y sustituciones en el léxico toponímico de la Sierra Norte
(SN) del Perú. Se trata de un espacio que las sociedades culle, inca e hispana
(generadoras de las lenguas culle, quechua y española respectivamente) han
habitado en etapas cronológicamente sucesivas, aunque también han coexis-
tido por periodos breves o quizá extensos en ciertas áreas. Lógicamente, en
dicho ámbito la cultura y la lengua de la sociedad culle fueron sustituyéndose
por la quechua, y esta, después, por la hispana. En el caso de las lenguas en
contacto, lo común es describir los resultados de las diferentes interacciones
lingüísticas, mas no los factores históricos que han dado lugar a los cambios:
relaciones de poder y de imposición de estructuras políticas, cuestiones de
prestigio y nuevas pautas culturales que han favorecido unos procesos y no
otros (Corbella, 1995).
En la Sierra Norte, los condicionamientos de carácter histórico, sociopo-
lítico y cultural de las sociedades mencionadas se reflejan en la conformación
léxica y morfosintáctica de la toponimia, ostentando así la presencia de las
tres lenguas mencionadas e, incluso, de algunas más que, en forma de prés-
tamos, han llegado a dicha zona. La imposición de una lengua sobre otra y
la resistencia de esta sobre la primera se pueden observar claramente en las
adopciones o préstamos y en la estructura morfosintáctica de su léxico topo-
nímico, donde prevalecen nombres exclusivamente culles, quechuas o espa-

59
María del Carmen Cuba Manrique

ñoles y, sobre todo, nombres amalgamados: culle-quechua, quechua-español,


culle-español. Esta imposición también se puede detectar en el ordenamiento
morfosintáctico del topónimo (Torero, 1986).

Breve referencia histórica de las sociedades


en la Sierra Norte
El territorio serrano norperuano, desde el norte de Áncash hasta quizá
todo Cajamarca (ver Mapa 1) ha sido ocupado por tres sociedades: dos nati-
vas, la culle y la quechua y, una foránea, la hispana.

La sociedad culle
Breve referencia histórica: datos iniciales sobre la lengua
En el norte del Perú, tanto en la costa como en la sierra, existían muchas
sociedades de cultura y lengua diversas. Según las informaciones de Paul Ri-
vet (1949) y Alfredo Torero (1989), una de ellas fue la lengua culle, hablada
desde el siglo V a. C. hasta 1950, aproximadamente, en los Departamentos de
Áncash, La Libertad y Cajamarca, conocidos antiguamente como los Señoríos
de Conchucos, Huamachuco y Cuismancu-Chuquimancu o Caxamarca, res-
pectivamente. La zona nuclear del culle se encontraba en Ancash (Provincia
de Pallasca) y La Libertad (Provincias de Santiago de Chuco, Sánchez Carrión,
Otuzco, Julcán, incluyendo Gran Chimú).
Sobre la sociedad culle, los cronistas Pedro Cieza de León y Pedro Pizarro
nos ofrecen los primeros alcances que datan del siglo XVI. El primero indica
que en los Departamentos de Cajamarca y La Libertad (Huamachuco, Provin-
cia Sánchez Carrión) se usaban “la misma lengua y traje y en las religiones se
imitan uno a otro” (Cieza, 1984). Y, en otra parte de su obra, añade: “[…] estos
yndios […] en todo se pareçen tanto unos a otros [...] quando algunos hore-
jones andavan vesitando las provinçias nunca en ninguna dexavan de hablar
su lengua natural, puesto que por la ley que lo hordena va eran obligados a
saber la lengua del Cuzco” (Cieza, 1984). El segundo cronista hace referencia a
su religión: “estos naturales de Caxamarca y Guamachuco y sus comarcas […]
idolatraban como los demás ya dichos, teniendo al sol por principal ydolo por
mandado de los Yngas, porque éstos adorauan al sol” (Lohmann Villena, 1978).
Asimismo, y abundando en el tema de la religión y el léxico, el cronista
Pablo Joseph de Arriaga (1920), en su crónica sobre la extirpación de la idola-
tría en el Perú, nos muestra detalles a través de los seres y objetos sagrados,

60
Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú

así como de los ritos de los nativos que ocupaban las zonas involucradas en
nuestro estudio, entre ellas, la Provincia de Conchucos (Ancash). Al respecto,
algo importante que después se comprobó en otros documentos 1 fue el culto
al ídolo Catequil, para el cual se construyó un suntuoso templo en Huama-
chuco (La Libertad) y luego en Cahuana, Conchucos. Si bien la mayoría de
nombres registrados en dicho documento son quechuas, hay algunos cuyo
origen culle o quechua está aún por determinarse.
Por su parte, Castro de Trelles (1992) observa que en La Relación de la
religión y ritos del Perú hecha por los padres agustinos (c., 1560) se da cuenta de
treinta y seis nombres culles de divinidades, lugares sagrados y ritos practica-
dos en Huamachuco (La Libertad). Otro documento, atribuido a Fray Juan de
San Pedro y estudiado por Topic, Lange y Melly (2002), también brinda infor-
mación de los lugares sagrados durante el proselitismo de los agustinos entre
1551 y 1560, antes de la destrucción de huacas (i.e., lugares sagrados) en Hua-
machuco. En él se menciona cómo los nativos solían hacer celebraciones en
honor a Ataujo, dios creador, que envió a Guamansuri, cuyo hijo fue Catequil,
“ídolo del rayo”, era venerado por la sociedad culle y posteriormente temido
y adorado por los incas desde Quito hasta Cuzco (Topic, Lange y Melly, 2002).
Topic, basándose en el documento de Fray San Pedro, hace mapeos topográ-
ficos de los lugares sagrados ubicados en Huamachuco, sitios que datan del
Período Intermedio Temprano (300 a. C.) y del Horizonte Tardío2 (1476-1532
d. C.), correspondientes al Callejón de Huaylas (Ancash) y Conchucos (Topic,
Lange y Melly, 2002).
A los estudios mencionados se suman recientes trabajos arqueológicos
que contribuyen a la labor de rescate de la lengua culle. Por un lado, el estudio
de Ismael Pérez (2012) en Santiago de Chuco (La Libertad), que resulta muy
novedoso porque hace alusión léxica a personajes mítico-religiosos: Piguerao,
Catequil y Cautaguan, 3 encontrados en el cerro Namanchugo. Y George Lau
(2010), con un trabajo de arqueolingüística en el Departamento de Ancash, ya

1
El libro del Archivo Parroquial de Cabana (Pallasca) ofrece información detallada sobre el
método usado por los llamados extirpadores de idolatrías.
2
Los términos “Período Intermedio Temprano” y “Horizonte Tardío” fueron propuestos por
el arqueólogo Jhon Rowe (1962) en su esquema cronológico del desarrollo de las civilizaciones
prehispánicas en el Perú.
3
Catequil (ídolo equivalente al rayo), Piguerao (hermano del ídolo Catequil), y Cautaguan
(madre de Catequil y Piguerao).

61
María del Carmen Cuba Manrique

advierte vestigios de toponimia culle en Pallasca (Pashash-Cabana) y de que-


chua en la mayor parte del área. Por otro lado, y aunque de manera indirecta,
los trabajos arqueológicos de Bueno y Grieder (1979, 1988) sobre La Galgada y
Pashas en Pallasca (Ancash) también hacen referencia a la sociedad culle.
Finalmente, cabe mencionar que la primera lista de palabras culle se re-
gistra en el segundo volumen de la obra de Baltazar Jaime Martínez Compañón
(1779): “Plan que contiene 43 voces castellanas traducidas a ocho lenguas que
se hablan en el obispado de Trujillo”. Una de las lenguas mencionadas allí era
el “culli” o culle de la Provincia de Huamachuco. De las cuarenta y tres voces,
solo treinta y seis resultan ser culle. Asimismo, el cura de Pallasca, Teodoro
Gonzales, nos deja veinte palabras recogidas en el caserío de Aija, pertene-
ciente al distrito de Cabana (Ancash). La lista fue publicada por Antúnez de
Mayolo (Flores, 2000).

Mapa 1 Mapa de ubicación de la lengua culle

62
Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú

Estudios contemporáneos referidos a la lengua culle


Diversos investigadores han tratado de explorar el culle sin dejar de lado el
estudio del quechua. Entre ellos se encuentran Andrzej Krzanowski y Jan Sze-
minski (1978), quienes en su trabajo toponímico sobre la cuenca del río Chica-
ma y diversas localidades de la sierra de La Libertad determinaron que las pa-
labras no-quechuas de la zona eran de origen culle. Asimismo, a partir de datos
documentarios, Fernando Silva Santisteban (1982, 1986) elaboró una lista de
aproximadamente ochenta palabras culles que incluían nombres de divinida-
des. Por su parte, Willem Adelaar (1988), −quien ya desde 1974 había iniciado
investigaciones en base a documentos y trabajo de campo− verificó varias co-
rrespondencias quechuas y culle. Este autor rastreó la presencia de formas culle
en la toponimia de la zona que va desde el sur de Cajamarca hasta el norte de
Ancash (Pallasca), considerando como límite natural al río Marañón.
Más adelante, mediante el estudio de listas de palabras y cartas geográ-
ficas, Alfredo Torero (1989) elaboró un trabajo inicial, que llevaría a una in-
vestigación toponímica más amplia en la Sierra Norte. El autor observó que
el culle posiblemente convivió con otras lenguas de la región, y coincidió con
Adelaar (1990) en postular que la lengua culle se encontraba latente hasta
fines del siglo XVIII (Torero, 1989).
Algunos años después, Andrade publicó (1995a; 1995b) los resultados de sus
estudios de campo en el área norperuana, a partir de los cuales conformó un cor-
pus considerable de términos de seguro origen culle, y otros de posible origen cu-
lle (Andrade, 2010). A estos hallazgos se suma el trabajo de Manuel Flores, quien
depuró un vocabulario culle inicial4 (Flores, 2000). Y desde hace algún tiempo, el
historiador Juan Castañeda Murga realiza un minucioso análisis de documentos
encontrados en los archivos de la ciudad de Trujillo, con el fin de elaborar un
diccionario toponímico de la provincia de Huamachuco; en sus apuntes se hallan
datos importantes con respecto a la lengua culle (Castañeda, 2007).
Del mismo modo, en mis trabajos de campo he recopilado léxico topo-
nímico y de la vida cotidiana para confirmar las palabras culle mencionadas
por algunos de los investigadores citados aquí. Además, he podido determi-
nar nuevos hallazgos (Cuba, 1995, 2005, 2014a, 2014b) que detallaré en los
siguientes apartados.

4
Manuel Flores realizó una valiosa recopilación léxica preliminar del culle a partir de sus
trabajos de campo y análisis de documentos.

63
María del Carmen Cuba Manrique

La sociedad inca
Los incas, procedentes probablemente del Altiplano de los Andes, llega-
ron al valle del Cusco hacia el año 1100 d. C. Poco a poco, esta civilización se
convirtió en el grupo más poderoso de la región, y conformó un gran imperio
que fue controlado –a lo largo de su historia– por trece gobernantes o sobe-
ranos principales llamados “incas”. Con el gobierno del noveno inca, quien
adoptó el nombre de Pachacútec (‘el que transforma el mundo’), el imperio se
fortaleció aún más y consolidó su expansión hacia otras regiones, hasta 1438.
A la muerte de Pachacútec, en 1471, le sucedieron su hijo Túpac Yupanqui y
su nieto Huaynacápac.
Túpac Yupanqui continuó la expansión del imperio por la costa del Perú
y la Sierra Norte, dominando a los culles, chachapoyas, chimús, así como a
otros pueblos, hasta alcanzar el actual territorio del Ecuador, mientras que
Huaynacápac se dedicó a completar la conquista de la Meseta del Collao.5
El Inca Túpac Yupanqui falleció en 1493 y dejó como sucesor a su hijo
Huaynacápac, a quien la muerte le sorprendió en 1525 sin haber designado
a un heredero, hecho que provocó la división del Imperio Incaico. Sus dos
hijos, los hermanastros Huáscar y Atahualpa, ambicionaban el trono y en-
tablaron una lucha encarnizada que finalizó en 1532 con la llegada de los
españoles. Temeroso de que Francisco Pizarro6 pudiera ordenar su destitu-
ción en favor de Huáscar, Atahualpa dio la orden de ejecutar a su hermano,
antiguo rival.

La lengua quechua en la Sierra Norte peruana


El quechua de esta zona se caracteriza por poseer fonológicamente con-
sonantes oclusivas sonoras. En el nivel lexical, esta lengua ha adoptado varias
palabras culles. Los trabajos principales referidos al área de estudio son los de
Augusto Escribens y Paul Proulx sobre la gramática del quechua de Huaylas,
uno de los primeros estudios desarrollados sobre el quechua de la Sierra Nor-
te (Escribens y Proulx, 1970). Los investigadores Gary Parker y Amancio Chá-

5
La Meseta del Collao o Meseta del Titicaca, es una extensa planicie andina ubicada a una
altitud media de 3800 msnm, que abarca parte del norte de la Argentina, el occidente de Bolivia,
parte del norte de Chile y parte del sur del Perú.
6
Francisco Pizarro González fue el explorador que lideró la conquista del Imperio Incaico
para la Corona de Castilla, lugar que lo vio nacer el 16 de marzo de 1478. Fue declarado Gobernador
de los territorios de Nueva Castilla. Falleció en Lima el 26 junio de 1541.

64
Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú

vez (1976) y Félix Quesada (1976) también han elaborado diccionarios y gra-
máticas. Los primeros sobre el quechua de Áncash-Huailas; el segundo, sobre
el quechua de Cajamarca. Son también aportes importantes los datos que nos
ofrece Ana Arias en su tesis sobre toponimia de Ticapampa (Arias, 2002).
Aparte de estos dos trabajos exclusivos, Alfredo Torero hace una pre-
sentación panorámica que nos brinda información novedosa sobre el origen
costeño del quechua y, además, clasifica el quechua en Quechua I y Quechua
II (Torero, 1964), coincidiendo con Parker, quien hace una diferencia de solo
rótulos en: Q A y Q B (referido por Hintz, 1998). Por su parte, Daniel Hintz
(1998 y 2000) proporciona características específicas acerca del desarrollo
histórico del quechua de Corongo (Áncash). Por último, existe un diccionario
de Carranza y Lustig (2003) que recoge los términos más recientes del que-
chua ancashino.

La sociedad hispana
En 1532, el conquistador Francisco Pizarro, después de visitas previas al
Perú y ya con el título oficial de Gobernador, Capitán General, Adelantado
y Alguacil Mayor del Perú otorgado por la Corona de Castilla, llegó con 180
hombres a caballo dotados de armas de fuego, y apoyado por distintos grupos
de indígenas, descontentos con la dominación inca. Pizarro logró el control
del imperio al tomar prisionero a su jefe, Atahualpa, quien fue ejecutado un
año después (1533), acusado de haber asesinado a su hermano Huáscar y ha-
ber ocultado su tesoro a la corona española.
Históricamente, sobre la conquista española en el Perú, aparte de accio-
nes militares, “las ocupaciones más importantes [...] fueron administrativas y
económicas” (Cook, 1976-1977, p. 36). Asimismo, los conquistadores estable-
cieron instituciones de gobierno con fuerte apoyo de la Iglesia. Por ello, las
inspecciones y visitas de obispos y arzobispos constituyen una de las mejores
fuentes que nos informan sobre el control que desde España tenía el rey sobre
la población indígena.
Sobre el tratamiento del idioma, son los cronistas quienes nos hacen ver
que, para evangelizar, los sacerdotes debían usar las lenguas generales que-
chua, aimara o puquina, según el lugar a donde fueran enviados. Por su parte,
y aunque no se refiere explícitamente a la lengua, sino a los ritos y costum-
bres de los nativos de algunas zonas de la Sierra Norte, concretamente de los
pueblos de Pallasca, el jesuita Pablo Joseph de Arriaga, en La extirpación de

65
María del Carmen Cuba Manrique

la idolatría en el Perú [1621], nos ofrece muchas palabras quechuas referidas a


los objetos y prácticas de estos pobladores y también otras que parecen ser de
origen culle.

El topónimo como nombre propio


Un léxico toponímico pertenece a la onomástica, al nombre propio, y como
tal no solamente tiene valor lingüístico como el léxico común, sino también
un alto valor histórico-cultural (Frago, 1991). Cada ocupación del territorio
por sociedades diferentes, en el tiempo, deja sus huellas lingüísticas en la
toponimia. Estas huellas, análogas a las que dejan los pueblos en los restos
arqueológicos, corresponden a una o varias lenguas e indicarían los diferentes
grados o niveles de supervivencia de las respectivas culturas que las han ge-
nerado y, a la vez, una forma de resistencia ante la imposición de sociedades
con más poder económico y político. Un aspecto de la toponimia “comparable
al de la arqueología deriva del hecho de que los nombres de lugares encierran
los elementos más arcaicos de una lengua y una cultura” (Cerrón-Palomino,
1976, p. 190). De esta manera, los topónimos son como puntas de icebergs
que evidencian movimientos de pueblos a través de migraciones, conquistas
y colonizaciones.
La gran mayoría de nombres de lugares en la zona de nuestro estudio
remite a un pasado que podría ubicarse por lo menos en el Período Interme-
dio Temprano y, por lo tanto, nos obligan a estudiar la historia y la lengua
de los pueblos que se desarrollaron, tal como el culle, o que por conquista se
instalaron en dicho espacio, tales como el quechua, impuesto por los incas, y
también el español, traído por los españoles.
Un buen número de topónimos de la zona tiene una estructura, cuyo
componente de base o principal se asocia a un referente típico relacionado
con el medio geográfico, específicamente, con los accidentes geográficos: ce-
rro, laguna, pampa, río, ladera, cueva, entre otros. Estos, alejados de los cen-
tros poblados, conservan mejor la lengua de mayor antigüedad.
A partir del siglo XV, los culle-hablantes de la Sierra Norte, sometidos
ante la sociedad quechua-hablante, se vieron obligados a incorporar y modi-
ficar algunas costumbres culturales y formas lingüísticas de la sociedad do-
minante, aunque en algunos aspectos, las incorporaciones y modificaciones
parecen no haber sido drásticas, por ejemplo, en las prácticas religiosas. En el
siglo XVI la situación se complica, pues cuando la sociedad culle se encontra-

66
Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú

ba en un proceso de asimilación y compenetración cultural y lingüística con


la sociedad quechua, y se estaba formando una sociedad bilingüe y bicultu-
ral, la sociedad hispana irrumpe con un método impositivo muy drástico, y a
veces cruel, tanto que en algunos casos se llegó a prohibir a los nativos que
hablasen el culle, so pena de ser azotados.7

Lenguas en contacto: culle, quechua y español


El contacto de lenguas ha favorecido la incrementación léxica y ha permi-
tido la comunicación entre pobladores andinos. En cuanto a la Sierra Norte,
el contacto de las lenguas culle, quechua y español muestra la importancia de
los factores socio-culturales, el prestigio de las lenguas y las circunstancias
históricas y sociales que han propiciado, dentro de los tipos de interferencia,
la sustitución de unos términos por otros o la adopción y adaptación de tér-
minos de una lengua por otra (Corbella, 1995).
Como en todo proceso de expansión hay estandarización, así una varie-
dad unificada de prestigio sirve como marco de referencia, resultado de una
centralización económica, política y lingüística. Así, del análisis de los datos,
se deduce que el contacto debió ser intenso, ya que las adopciones o présta-
mos, en muchos casos, pertenecen a campos semánticos primarios relaciona-
dos con la vida rural y religiosa, que revelan la cosmovisión de sus usuarios.
Veamos algunos ejemplos:

a) Nombres culles: Urumaca, compuesto por los términos uru, ‘árbol’ y


maca, ‘ladera’: ‘ladera con árbol, o ladera donde crecen árboles’; Guaga-
ball, de Guagahil, ‘diosa de la fertilidad’, y ball, ‘pequeña llanura o pam-
pa’: ‘pampa o llanura donde estaba o se adoraba a Guagahil’.
b) Nombres quechuas: Condorpuñuna, que viene de la unión de cóndor
(término adoptado por el español) y puñuy, ‘dormir’ y el sufijo –na

7
Guillermo Álvarez Aranda, párroco del distrito de Cabana, provincia de Pallasca (Áncash),
fue el primero que extrajo el contenido del libro E del Archivo Parroquial de Cabana (APC) escrito
por sacerdotes españoles en 1618, y lo publicó en un folleto de doce páginas, con el título: “Historia
de Cabana”, añadido al Programa de la Fiesta Patronal de Cabana del año 2004. Este contenido hace
referencia explícita a la lengua culle y a los castigos severos que los sacerdotes daban a los nativos
cuando estos intentaban practicar sus ritos religiosos o hablar el culle: a los que hablaran esta
lengua se les castigaría con cincuenta azotes. Más tarde, en 2012, estos datos son refrendados por
Luis Andrade en su tesis para optar por el grado de Doctor en Lingüística.

67
María del Carmen Cuba Manrique

(nominalizador): ‘lugar donde duerme el cóndor’; Mishucocha, de mi-


shu, ‘gato’, y qucha, ‘laguna’: ‘laguna’ en cuyos matorrales aledaños se
solían esconder los gatos “monteses” o gatos “salvajes”.
c) Nombres mixtos: Pacchamaca, conformado por el término culle maca,
‘ladera’, y el término quechua pakcha, ‘caída’: ‘lugar donde cae el agua’,
Uchupampa, conformado por uchú, ‘ají’ (objeto de ofrenda a los dioses), y
pampa (término que el español ha adoptado del quechua): ‘pampa donde
se adora el ají’, o Calipuy, del español cal y del culle pui o puy,‘mano’:
‘cerro con cinco pliegues, cuyas hendiduras son de color blanco por la cal
que posee y que de lejos tiene la apariencia de una mano’.

En esta área norperuana, el proceso de acomodación diacrónica se fue


dando en un solo sentido, ya que primero fueron los culle-hablantes los que
dejaron su lengua para adoptar el quechua y adaptar algunas formas al molde
quechua; después, a su turno, cuando llegaron los españoles, los quechua-ha-
blantes hicieron lo propio frente a su lengua y la de los conquistadores, aun-
que se comprueba que esta transferencia lingüística ha dejado muchas in-
terferencias. Ninguna de las sociedades conquistadas, culle o quechua, se ha
sometido fácilmente ante sus conquistadores y opresores. En términos posi-
tivos, habría que reconocer el aporte que cada una de estas lenguas ha dado a
la lengua de comunicación.
La singularidad de la toponimia de la zona de estudio es la heterogenei-
dad de su léxico, desde los términos aborígenes, los mixtos (culle con que-
chua, quechua con español o culle con español), hasta los hispanos. Todo
esto ha pasado por una serie de procesos o cambios observados en la foné-
tica, la morfología y la semántica (aunque este último no sea muy notorio).

Cambio fonético
El nuevo nombre de un lugar se estructura de acuerdo con las reglas sin-
crónicas de la lengua hablada por las personas que lo establecen; luego, en
otra etapa, con un grupo social diferente, y más aún cuando se habla otra len-
gua, las reglas cambian. Por ejemplo, en Huamachuco, el nombre culle Mon-
chugo, actualmente pronunciado [mončúgo], está compuesto por los nombres
simples muñ, ‘luna’, y chuco [čúko], ‘tierra, comarca’, con apertura de la vocal
/u/ (>/o/) y despalatalización de /ñ/ (>/n/), en el primer término y con sonori-
zación de /k/ (>/g/), en el segundo término.

68
Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú

En Pallasca, el nombre quechua Pusacocha ‘ocho lagunas’: pusaq ‘ocho’


y qucha ‘laguna’, ahora, en labios de hablantes hispanos, se ha elidido /q/
del primer término y se ha velarizado /q/ (>/k/), abriendo al mismo tiempo
la vocal /u/ (>/o/) del segundo término, con el resultado de [púsa] y [kóča] >
[pusakóča].

Cambio morfológico
Los cambios morfológicos están en relación con la lengua de uso. El pro-
ceso más común considerado por la lingüística histórica es la sustitución. Por
ejemplo, el término culle day, ‘cerro’, en Guacaday (huaca + day), primero, en
muchos otros nombres es sustituido por el término quechua urqu, pronunciado
[órko]: Minasorco (minas + orko [órko < órqo< úrqu], <orco>) y después por tér-
mino español cerro: Cerro Puca.

Cambio semántico
Para la semántica se debe examinar la palabra (símbolo lingüístico) tanto
en su relación con el referente (objeto de la vida real) como en su relación con
la referencia (noción que simboliza). Los cambios de significado de las pala-
bras se deben al cambio de contexto, a la variación de la referencia y a las inte-
rrelaciones de los diversos grupos sociales. Por ejemplo, la palabra culle quida,
‘mar’, en el contexto de la Sierra Norte equivale a ‘ciénaga o manatial’, así, en
Pushaguida, pusha en quechua significa ‘tierra rojiza’: el significado total sería:
‘manantial con pusha’.

Palabras culles y quechuas más recurrentes


en la toponimia de la sierra norperuana
Para entender el valor de los topónimos, será preciso ver el significado
de ciertos términos en cada lengua. A continuación, el Cuadro 1 resume
este punto.

a) Significados de algunos términos o palabras culle8

Variante(s) Variante(s)
Término Significado Investigadores
Fonética(s) Ortográfica(s)

8
Hay varios otros términos de origen culle que se manifiestan en la toponimia de la Sierra
Norte peruana, pero por cuestiones de espacio y por no ser frecuentes, no los mencionaremos en
este artículo.

69
María del Carmen Cuba Manrique

‘llanura, pampa, campo’ Torero

posiblemente ‘caserío,
ball * Adelaar
bal, 11alle. Val, valle aldea, granja’

‘llanura pequeña en una


Cuba
colina u hondonada’.

bara vara ‘terreno cultivable’ Cuba

cau ‘lluvia’ Martínez Compañón


con, gon, goñ,
coñ** ‘agua’ Martínez Compañón
goñe
chu ‘cabeza’ Gonzales

chuco chugo ‘tierra, comarca, país’ Torero, Adelaar

chugur Flores, Cuba

(planta de tallos
chugañ chugán, chugañe irregulares y con espinas Cuba
duras)

day ‘cerro’ Torero, Adelaar

hual ‘rincón’ Castañeda

‘conjunto de cuernos de
venado asociado a una
llaga laca deidad’ Silva Santisteban

‘venado’

llucá lluca ‘viento’ Martínez Compañón

llatur ‘variedad de cactus’ Cuba

‘colina, loma, morro, cerro


Torero
maca bajo’

‘ladera, falda de cerro’ Cuba

Gonzales (citado por


mai may ‘pie’
Flores)

muñ mun, mon ‘luna’ Martínez Compañón

pai pay ‘cuy’ Torero


Gonzales (citado por
pui puy ‘mano’
Flores)
‘mar’ Martínez Compañón

‘mar, lago’ Adelaar


guida, queda,
quida ‘lago’ Torero
gueda
(manantial con agua
Cuba
rojiza)

70
Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú

‘chacra, granja’ Torero


sacap ***
sácape ‘planicie, terreno plano,
Cuba
pampa grande’

shambagol ‘granadilla ácida’ Cuba

urán gurán ‘río’ Torero, Adelaar

‘árbol’ Martínez Compañón


uru
‘cuello’ Gonzales

Cuadro 1 Palabras culle e investigadores de la lengua culle


*
Solo en posición final.
**
No aparece la forma original coñ en la zona de estudio.
***
Sólo se registra a nivel final.

Manifestación del culle, quechua y español


en los topónimos de la sierra norperuana
No solo la presencia sino también la manera en que se configuran los to-
pónimos indicarán la forma de penetración y el contacto de lenguas de estas
tres sociedades en este territorio.

Nombres exclusivos en cada lengua9


En los topónimos recopilados en esta área, se encuentran nombres que,
según su estructura y etimología, son exclusivamente culles, exclusivamente
quechuas o exclusivamente españoles, pero la mayoría de ellos son mixtos o
amalgamados en los que se unen términos de dos de las lenguas o, a veces,
de las tres. Verificamos este matiz en topónimos de origen culle, tanto en su
forma simple como compuesta.

a) Ejemplos de topónimos constituidos por nombres simples de proce-


dencia culle son:
Chuganes. chac. (Pall.); Chugo. pbl. y chac. (Huamach.); Chugur. dist. (Cajam);
Shambagol. cas. (Pall.)
b) Ejemplos de topónimos compuestos con términos de procedencia culle:

9
Se utilizarán las abreviaturas que siguen: aceq.: acequia; arq.: lugar arqueológico; barr.:
barrio; callej.: callejón; cam.: camino; cas.: caserío; cast.: español; chac.: chacra; chor.: chorro;
cull.: culle; dist.: distrito; ex fdo.: ex fundo; fdo.: fundo; hda.: hacienda; lad.: ladera; lag.: laguna;
mir.: mirador; pam.: pampa; pbl.: pueblo; parj.: paraje; pot.: potrero; puen.: puente; puq.: puquio;
q.: quechua; rep.: represa; riach.: riachuelo; sect.: sector; terr.: terreno; urb.: urbanización; vert.:
vertiente; Cajab.: Cajabamba.; Cajam.: Cajamarca.; Huam.: Huamachuco; Truj.: Trujillo; S. Ch.:
Santiago de Chuco: Pall.: Pallasca.

71
María del Carmen Cuba Manrique

Canibara. arq., de cani ‘muerte’ + bara (Pall., Huamach.); Cauday. cerro,


de cau + day (Huamach.); Concón. río (ahora denominado Moche), de con
+ con (Truj.); Chucumaca. parj., de chucu + maca, (Huamach.); Guagaba-
ll. parj., de guaga + ball (Pall.); Llaturbara. parj., de llatur + bara (Pall.);
Llucamaca. lad., de llucá + maca (Pall.); Monchugo. parj., de muñ + chuco
(S.Ch.); Paibal. parj., de pai + ball (Huamach.); Urusácape. pam., de uru +
sácap (Pall.); Huacaday, de huaca + day (Huamach.); (Cajab.); Caumaiday.
cer. (S. Ch.), de cau + mai + day.

La presencia del culle en estos nombres de lugares indicaría que los que-
chuahablantes se han visto obligados a adoptarlos en forma de préstamos y
solamente han adaptado sus sonidos al molde quechua. Son varios términos
que tienen que ver con deidades, plantas y animales. Los hispanos, menos
conscientes del origen de los términos, también han aceptado muchos voca-
blos nativos sin distinguir cuáles son culles y cuáles, quechuas.

Topónimos de origen quechua, desde formas simples


hasta compuestas

a) Ejemplos de topónimos constituidos por nombres simples de proce-


dencia quechua:
Chaupe. cas., de chawpi (Pall.); Huacas. arq. (S. Ch.); Palco. cam. ‘(algo)
que se bifurca’. (S. Ch.); Puca. cas., (Pall.); Chilca. chac. (Cajam.).
b) Los topónimos compuestos con términos quechuas son:
Cajamarca. reg., dist.; de kasha + marka (Cajam.); Cochapampa. pam. con
laguna, de qucha + pampa (Huamach., Pall.); Condorpuñuna. peña; de
kuntur + puñuy ‘dormir’+-na ‘(lugar) para dormir’ (Huamach.); Pusacocha.
lugar con ocho lagunas; de pusaq ‘ocho’ + qucha. (Pall.); Atojorco. cerro;
de atuq ‘zorro’ + urqu ‘cerro’ (Pall.); Matibamba. valle, pbl.; de mati ‘árbol
de mate’ + pampa (Pall.); Ultupuquio. Cas., man.; de ultu ‘renacuajo’ +
puquio (Pall.); Mollepata. dist.; de mulli + pata ‘parte alta’ (S. Ch.).

Los términos quechuas son mucho más abundantes que los culles; la lista
casi se triplica en comparación con la de los términos culles. Como para los
españoles el quechua era una lengua de relación, no la aniquilaron como sí
trataron de hacer con el culle, por lo menos, en algunos casos específicos y ex-
plícitos. Es muy probable que los términos culles se hayan filtrado sin que es-

72
Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú

tos nuevos hablantes lo advirtieran o tuvieran la sospecha de su procedencia.


Junto a los términos de origen exclusivamente culle y exclusivamente
quechua, en el corpus toponímico de esta zona, también concurren nombres
enteramente españoles.

a) Son ejemplos de topónimos constituidos por nombres simples de pro-


cedencia española:
Cernícalo. cerro (Pall); Cerrillo. barr. (S. Ch.); Laurel. valle (Pall); Pajari-
to. lag. (Pall.); Platanales. Lugar cálido donde cultivan plátanos (S. Ch.);
Salitre. terr. (S. Ch.).
b) Los topónimos complejos formados solo con términos españoles son,
por ejemplo:
Barro Negro Alto. sec. (S. Ch.); Caña Brava. chac. (Pall.); Corral Grande.
cor., (Pall.); Laguna del Toro. lag. (Pall.); Monte Grande. Chac. (Cajam.);
Puente Piedra. puen. (Huamach.); Ladera del viento. lad. (Pall.).

Los nombres españoles empiezan a dispersarse a partir de los núcleos


poblacionales y, por lo general, primero se generan dupletes: culle y español,
por ejemplo, Llucamaca/Ladera del Viento, o quechua y español, por ejemplo,
Rumichaca/Puente Piedra, Cajamala (de casha y mara ‘batán’) / Santa Rosa.
Poco a poco se van estableciendo los nombres españoles: Ladera del Viento y
Puente Piedra, Santa Rosa, respectivamente. Esto ha quedado o va quedando,
sobre todo, en las nuevas generaciones.

Topónimos de etimología mixta


La mayoría de los topónimos se condensa en las formas mixtas. Entre
ellos ocurre una formación léxica en la que se impone la estructura morfosin-
táctica del quechua (y, se supone, también del culle) sobre el español. El caso
contrario es que los términos culles, quechuas y españoles se someten a la
estructura morfosintáctica del español.
La primera estructura muestra al topónimo compuesto generalmente con
dos términos (raras veces, tres términos); el primero, que designa el fenóme-
no geográfico, va a la derecha. Este término es el más importante en cuanto
elemento definitorio del topónimo, constituye el morfema nuclear del nom-
bre. El segundo va a la izquierda y es el que describe las características o da
cuenta de hechos acontecidos que conciernen al fenómeno geográfico simbo-
lizado en el término de la derecha, es el morfema complementario. Bajo esta

73
María del Carmen Cuba Manrique

estructura se moldean términos culles con quechuas: Puquiogoñ, del quechua


pukyo (término adoptado por el español) y del cull. coñ ´agua’, o términos
quechuas con españoles: Millaycorral, del quechua millay ‘sucio, asqueroso’ y
del español corral, o también términos culles con españoles: Manzanaball, del
español manzana y del culle ball ‘pequeña llanura’.
En la segunda estructura, los términos culles, quechuas y también espa-
ñoles, solos o fusionados, se someten a la estructura morfosintáctica del es-
pañol. En este caso, el término nuclear se sitúa a la izquierda y el secundario,
a la derecha. El nombre resulta ser una palabra compleja, aunque también
hay compuestos. Aparecen acompañados solo de artículo: El Tingo loma en-
tre dos ríos (S. Ch., Pall.); Las Lagunas. lags. (S. Ch.) o; también como palabra
compuesta: Alto Mongón. cer. (Pall.), Padre Huañunga. peña (Pall.), Pampa
Santa Cruz. pam. (S. Ch.), o con adjetivo: Mishu Chico. lag. (Pall.), donde son
núcleos Alto, Mishu, Padre, Pampa, respectivamente. Veamos más ejemplos
de topónimos de estructura mixta.

Términos culle que se fusionan con términos quechuas


Alljomaca. lad., del q. allqu ‘perro’ + del cull. maca (Pall.); Canchabal.
parj., del q. kancha ‘corral’ y del cull. ball (Huamach.); Challuagón. man., del
q. challwa ‘pez’ y del cull. goñ (Pall.); Huancagual. Parj. del q. wanka y del cull.
gwal (Huamach.); Lacabamba. dist., del cull. laka y del q. pampa (Pall.); Lla-
turpampa. pam. con llátures, del cull. ƚatur y del q. pampa (S. Ch.); Marcaball.
pbl., del q. marka y del cull. ball (Huamach); Huacchaconday, del q. huakcha,
del cull. con y del cull. day.

Términos quechuas que se fusionan con términos españoles


Áncashcobre. mina, del q. áncash ‘azul’ y del cast. cobre (Pall.); Condorera.
peña, del q. kuntur(>kóndor) y del esp. -era (Pall.); Sausalpampa. parj., del esp.
sauce +-al y del q. pampa (Pall.); Trebolpampa. cas., de trébol y del q. pampa
(Pall.), Jalcachacra. chac, del q. shalka y del cast. chacra (Pall.).

Términos culles que se fusionan con términos españoles


Calipuycito. cas., del esp. cal y del cull. pui +-cito (Pall.); Calipuy. dist., del
esp. cal + i y del cull. pui (S. Ch.); Calsacap. pam., del esp. cal y del cull. sacap
(Pall.); Cedroball. terr., de cedro y del ball (Pall.); Cruzmaca. cer., de cruz y del
maca (Pall.).

74
Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú

Topónimos con estructura morfosintáctica del español


Hay términos culle y quechuas que solos o fusionados se someten a la
estructura morfosintáctica del español, como Las Lagunitas. lags. (Cajam.),
Loma del Membrillo. loma (Pall.), Pampa del Medio. pam., (S. Ch.), Puente
Maravillas. puen., (Pall.). Tres Acequias. Aceqs., Castillo de Santa Ana. arq.
(Pall.), Cruz de la Virtud. arq. (Pall.).
La fisonomía toponímica de la Sierra Norte peruana se caracteriza por la
heterogeneidad. El resultado se debe, en gran medida a la dimensión socio-
histórica y cultural, a un proceso continuo de acomodación lingüística condi-
cionada por factores geográficos, socioeconómicos, políticos y de migración
(Cf. Corbella, 1995).
La influencia de las lenguas española y quechua sobre el culle no ha sido
profunda en algunos casos ya que se registran en el nivel fonético-fonológico
algunos términos, como goñ, ball. De manera general, en el área toponímica,
el español no ha calado mucho en la morfosintaxis de las lenguas indígenas:
quechua y culle; más bien se ha asimilado, como en Trebolpampa y Cruzmaca,
al amalgamarse respectivamente con el quechua y el culle. La posición no nu-
clear del término, a la izquierda del topónimo, indica la ubicación temporal,
posterior de influencia en la lengua indígena.
En términos generales, a pesar de que el español sigue sustituyendo a las
lenguas indígenas y, con ello, imponiéndose en el léxico toponímico de esta
área de estudio, se verifica la presencia morfosintáctica de las lenguas indí-
genas, con certeza del quechua, en una cantidad significativa de topónimos
mixtos, aunque en la forma fonético-fonológica, el español definitivamente
haya ganado y siga ganando terreno.
Otro hecho importante que demuestra la resistencia de las lenguas in-
dígenas es la presencia de dupletes (nombres en las lenguas indígenas y, a la
vez, en español) como Llucamaca, nombre usado por las personas mayores, y
Ladera del viento, en boca de los más jóvenes. Claro está que esto avanza hacia
la sustitución del nombre indígena por el español.
Por otro lado, del orden de los términos que constituyen el topónimo,
se puede colegir el orden de ocupación que las sociedades culle, quechua e
hispana han tenido lugar en el territorio. Torero (1989) advierte que los ha-
blantes quechuas han ido sustituyendo primero los términos culle que carac-
terizan al término base o principal del topónimo y después han desplazado
a este último; a su turno, los hispanos han hecho lo mismo con los nombres

75
María del Carmen Cuba Manrique

usados por los quechuahablantes. A veces, los nuevos hablantes adjuntan a


este término principal, el anterior que para ellos ha perdido etimológicamen-
te su significado, y resulta, entonces, semánticamente redundante. Sin em-
bargo, este orden no es tan estricto, a veces el español sustituye al culle, sin
que previamente lo haga el quechua.
Cuando no se sustituyen los nombres, sino más bien se añaden términos
dentro del mismo nombre, resultan topónimos como Cerro de Caudayorjo. Se
supone que inicialmente el topónimo en lengua culle era Cauday, compues-
to por day ‘cerro’ (núcleo o término principal) y cau ‘lluvia’ (caracterizador):
‘cerro con lluvia o cerro donde llueve’. Cuando el quechua se impone, day
pierde sentido para los hablantes, de modo que estos añaden a la derecha
el núcleo orjo (del q. urqu), ‘cerro’ y surge Caudayorjo10. Y, posteriormente,
cuando para los españoles se pierde el valor semántico de ambos términos,
a esta forma compuesta le añaden a la izquierda el núcleo cerro, seguido del
término relacional de; se impone así una nueva estructura morfosintáctica
española11. De igual modo sucede con Manantial de Puquiogóñ. Primero, en
lengua culle fue goñ, luego en quechua se añadió puquio, y quedó el nombre
como Puquiogóñ y; finalmente, en español se añade a la izquierda Manantial
+ de. Otro ejemplo es Ladera de Pacchamaca12. Primero es maca, después
Pacchamaca con la ocupación de los quechuahablantes, quienes añaden
paccha y con los hispanohablantes el nombre recibe como término principal
(a la izquierda) Ladera + de.

Conclusiones
A pesar de que la sociedad hispana ha impuesto el español en casi todo
el Perú, en la toponimia de la Sierra Norte (así como también en otras áreas)
se encuentra un porcentaje significativo de términos adoptados de lenguas de
otras sociedades que otrora ocuparon dicho territorio como son la sociedad
culle y, luego, la quechua.

10
En la estructura morfológica del quechua; orjo, núcleo o término principal está a la derecha
y cauday el caracterizador, a la izquierda.
11
En la estructura morfosintáctica española, en este caso, del topónimo Cerro de caudayorjo;
el núcleo o término principal cerro va a la izquierda y el caracterizador de Caudayorjo, a la derecha.
12
No siempre la adición del nuevo término va a la derecha. Muchas veces, como en estos
ejemplos, los nuevos términos se ubican a la izquierda.

76
Lenguas en contacto en la toponimia de la Sierra Norte del Perú

Lo que prioritariamente ha adoptado el español de las lenguas indígenas,


es el léxico en su aspecto semántico, mas no en lo fonético, por lo que se ha
producido una serie de procesos fonológicos en favor del español.
En los topónimos mixtos de la zona aludida, se observa que las lenguas
indígenas quechua y, supuestamente, culle han impuesto su estructura mor-
fosintáctica en el léxico toponímico, en mayor medida que el español; es de-
cir, el núcleo va a la derecha y el modificador a la izquierda, y toman para su
composición términos de cualquiera de las tres lenguas. En segundo lugar, el
español ha hecho lo propio sobre los términos culle y quechua, caso inverso
de la estructura anterior. Todo esto indica que los hablantes de estas socieda-
des han entrado en contacto intenso, con fuerzas de tensión, donde poder y
resistencia se han encontrado en lucha.
Por otro lado, del orden de los términos que constituyen el topónimo, se
puede colegir el orden de ocupación que las sociedades culle, quechua e his-
pana han tenido en el territorio. Se advierte que los hablantes quechuas han
ido sustituyendo primero los términos culle que caracterizan al término base
o principal del topónimo y después han desplazado este último; a su turno,
los hispanos han hecho lo mismo con los nombres usados por los quechua-
hablantes. A veces, los nuevos hablantes adjuntan a este término principal, el
anterior que para ellos ha perdido etimológicamente su significado, resultan-
do semánticamente redundante.
Falta hacer un balance en términos estadísticos sobre cuál de las estruc-
turas morfosintácticas y léxicas, la de las lenguas indígenas o la española pri-
ma una sobre otra. Una observación panorámica nos permite afirmar que la
primera es mayor que la segunda, y que en los centros urbanos cada vez se van
sustituyendo los nombres de etimología indígena, por aquellos de etimología
hispana, pero en las áreas rurales aún se mantiene, aunque hay dupletes en
favor del español.

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80
Los autores

María Del Carmen Cuba Manrique


Es catedrática en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú),
ha sido directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas (INVEL) de la
mencionada casa de estudios, y cuenta con una Maestría en Lingüística His-
pánica por la Universidad de Minnesota, Estados Unidos. Entre sus diversas
actividades académicas, ha desarrollado proyectos de investigación sobre la
dialectología del castellano, con foco en el léxico y la toponimia. Es Investiga-
dora de la Agrupación Académica “Chaupi Atoq” (Zorro del centro), orientada
a los estudios andinos y de la Amazonía en el Perú. Entre sus publicaciones
destacan libros como El castellano hablado en Chincha (2002) y Vocabulario de
Huandoval (2008), así como artículos en revistas de investigación: Catequi-
lla y otros adoratorios en Cabana (Áncash-Perú); Supervivencia de la cultura y
lengua culle (2014); La biología en la toponimia de Pallasca (2014) y Formación
de palabras en Crónicas del Perú. Primera parte, de Pedro Cieza de León (2014),
entre otros.

Christine Deprez
Doctora, Profesora Emérita de Lingüística de la Universidad de París René
Descartes, Instituto de Investigación para el Desarrollo - UMR 196 “Centro de
Población y Desarrollo”. Se dedicó al estudio del bilinguismo infantil (espa-
ñol-francés, portugués-francés) y familiar en Francia (Les enfants bilingues:
langues et familles, Paris, Didier, 1995). Hizo la supervisión lingüística del pro-
yecto del INED (Instituto Nacional de Estudios Démograficos) sobre Trans-
misión familiar de los idiomas en Francia. Publicó con Varro y Collet: Familles
plurilingues dans le monde. A partir del año 2011, se dedicó al estudio de los

199
relatos de migrantes africanos en el marco de la investigación: La migration
prise aux mots: mise en récits et en images des migrations transafricaines (dir.
C. Canut). Actualmente trabaja en el campo de la etnoeducación y de la edu-
cación intercultural y bilingüe en Colombia y Senegal. Sus publicaciones más
recientes se pueden encontrar en http://www.ceped.org/fr/membres/cher-
cheurs-enseignants-chercheurs/article/deprez-christine

María Amalia García Jurado


Doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA), participó
durante 25 años en forma interdisciplinaria en diversos proyectos de investi-
gación sobre el español radicados en el Laboratorio de Investigaciones Sen-
soriales (LIS), Buenos Aires - Argentina. Desde 1999, continúa ampliando el
campo de aplicación de la Fonética (su área de especialización) y su relación
con la Fonología, en proyectos de investigación financiados por CONICET
(Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas) o auspiciados por la Fa-
cultad de Filosofía y Letras (UBA), que se desarrollan en el Instituto de Lin-
güística (UBA); entre ellos, el proyecto de investigación Migrantes andinos en
Buenos Aires: variación lingüística y problemática del contacto en el entorno
escolar. Asimismo, su participación en numerosos eventos científicos, se ha
completado con el dictado de cursos de posgrado y grado, en diversas uni-
versidades. Ha sido Profesora Titular de Teoría y Práctica de la Producción
de Textos en las Carreras de Traductorado de Inglés y de Letras (Universi-
dad Católica Argentina) y Profesora Titular de las Cátedras de Fonética y de
Lingüística en la Carrera de Fonoaudiología (Facultad de Ciencias Humanas,
Universidad del Museo Social Argentino). Su libro La Fonética del Español;
análisis e investigación de los sonidos del habla (Buenos Aires, Quorum/UMSA,
2005) es uno de los manuales de Fonética más consultados en el ámbito de
docencia universitaria.

Ana Isabel García Tesoro


Doctora, profesora de la Universidad de Antioquia, Colombia, y forma
parte del “Grupo de Estudios Sociolingüísticos” de la misma institución. Sus
investigaciones giran en torno a las variedades de español en contacto con
lenguas amerindias, especialmente con lenguas mayas y quechua. En la ac-
tualidad, trabaja en un proyecto sobre el español en contacto con el quechua
en Cuzco y tiene varias publicaciones sobre el tema. Participa, asimismo, en

200
varios proyectos sobre contacto de lenguas y forma parte del grupo de in-
vestigación “Cambio lingüístico en situaciones de contacto” de la Universi-
dad Autónoma de Madrid y de la comisión “Español y portugués en contac-
to con lenguas amerindias”, de la Asociación de Lingüística y Filología de
América Latina.

Chad Howe
Doctor, actualmente Associate Professor en el Department of Romance
Languages de la Universidad de Georgia, Estados Unidos. Las áreas de inves-
tigación a las que se dedica comprenden el cambio lingüístico, la variación
sociolingüística y la morfosintaxis del español, quechua, portugués e inglés.
Entre sus publicaciones destacan el libro The Spanish Perfects: Pathways of
Emergent Meaning (2013), publicado por Palgrave Macmillan, y diversos artí-
culos en revistas especializadas como Romance Philology; Probus (Internatio-
nal Journal of Romance Linguistics); y RILI (Revista Internacional de Lingüís-
tica Iberamericana).

Carola Mick
Doctora en Filología de Lenguas Románicas por la Universidad de Man-
nheim (Alemania). Es profesora-investigadora (maître de conférences) en la
Universidad de París René Descartes, en Francia. Despliega sus actividades de
investigación en Sociolingüística en el Centro interdisciplinario de Población
y Desarrollo (CEPED). Se especializó en el análisis del discurso enfocado en
las temáticas de la migración y el contacto de lenguas, así como el aprendizaje
en contextos multilingües. Desarrolló estudios en proyectos de investigación
sobre educación, contacto de lenguas y migración en el Perú, en Luxembur-
go, México y África del Oeste. Actualmente, trabaja sobre la ley de Consulta
Previa de los pueblos indígenas en el Perú, y es becaria del Instituto de Inves-
tigación del Desarrollo francés (IRD). Sus publicaciones se pueden consultar
en: http://www.ceped.org/fr/membres/chercheurs-enseignants-chercheurs/
article/mick-carola.

Azucena Palacios Alcaine


Doctora en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid
(UAM). En la actualidad es profesora de Lengua Española en esa misma uni-
versidad. Sus líneas de investigación son el español en América y el español

201
en contacto con lenguas amerindias. Ha participado en 19 proyectos de in-
vestigación (I+D), en siete de ellos, como investigadora principal (IP). Coor-
dina desde 2006 el grupo de investigación de la UAM “Cambio lingüístico en
situaciones de contacto” (HUM F-022) y, desde 2005, el proyecto Lenguas en
contacto: español/portugués y lenguas amerindias de la Asociación de Lin-
güística y Filología de América Latina (http://www.mundoalfal.org/?q=es/
content/proyectos). Asimismo, forma parte del comité consultivo de la red
temática internacional “Español de los Andes” y ha dirigido seis tesis docto-
rales y dieciséis trabajos de máster y de doctorado. Sus publicaciones pueden
descargarse en: https://uam.academia.edu/AzucenaPalacios ; https://www.
researchgate.net/profile/Azucena_Palacios_Alcaine ; https://dialnet.unirioja.
es/servlet/autor?codigo=99145

José Luis Ramírez Luengo


Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto (España), ac-
tualmente desarrolla su labor docente e investigadora en la Universidad Au-
tónoma de Querétaro (México). Ha investigado e impartido docencia, además,
en la Universidad de Jaén y en la Universidad de Alcalá (España), así como
ha sido invitado en múltiples instituciones de enseñanza superior de Euro-
pa e Iberoamérica. Su ámbito de investigación fundamental lo constituye la
historia de la lengua española en la época moderna, así como la historia de
la ortografía y el contacto lingüístico del español con el portugués desde un
punto de vista histórico; sobre tales temas ha publicado más de un centenar
de estudios, entre los que destacan su Breve Historia del Español de América;
La lengua que hablaban los próceres, y Una descripción del español de mediados
del siglo XVIII.

Roxana Risco
Doctora en Lingüística por la Universidad de Buenos Aires (Argentina),
docente e investigadora en la Universidad Nacional de La Plata y la Univer-
sidad de Buenos Aires. Dirige el proyecto de investigación “Migrantes andi-
nos en Buenos Aires: variación lingüística y problemática del contacto en el
entorno escolar”, con sede en el Instituto de Lingüística de la Universidad de
Buenos Aires. Ha participado en diversos proyectos de investigación (I+D),
financiados por universidades argentinas y europeas. Asimismo, es miembro
del equipo de investigación dirigido por la Dra. Angelita Martínez en el Cen-

202
tro de Estudios e Investigaciones Lingüísticas (CEIL), del Instituto de Inves-
tigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS-CONICET) de la Uni-
versidad Nacional de La Plata. Ha recibido la Beca Fulbright (Visiting Scholar
Program, 2017) y la Beca PROFITE (2014) del Ministerio de Educación de la
Nación Argentina. Su ámbito de investigación es la variación morfosintáctica
del español, particularmente, la variación lingüística en comunidades andi-
nas migrantes (español andino en la diáspora). Sobre tales temas ha publica-
do diversos estudios.

Joanna Wilk-Racięska
Doctora en Lingüística (esp. Lengua Española) por la Universidad de Si-
lesia, de Katowice, y es catedrática de Lingüística por la misma universidad.
Desde el año 2005, dicta la cátedra de Lingüística en la Universidad de Silesia
(Polonia) y es directora del Departamento de Hispánicas de dicha universi-
dad. Es también profesora de la Universidad Mateja Bela (Eslovaquia). Como
profesora invitada, ha impartido cursos y conferencias en universidades po-
lacas, españolas y americanas. Trabaja fundamentalmente en sintaxis, se-
mántica y pragmática, desde la óptica de la Lingüística Cultural. Es autora de
numerosos artículos y capítulos de libros al respecto. Entre sus publicaciones,
se destacan libros como El artículo a la español; El tiempo interior. Una aproxi-
mación al aspecto en español; Desde la visión del mundo hasta una descripción
lingüística…; y Entre la visión del mundo temporal y la aspectual: casos del es-
pañol sudamericano, que versa sobre las influencias de las visiones del mundo
indígenas en diferentes variaciones del español de América Latina.

203
N˚3

Este libro reúne trabajos llevados a cabo por investigadores en universidades


de la Argentina, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, México, Perú y
Polonia, en torno a la variación lingüística y la problemática del contacto en
el español peruano, en el marco de situaciones concretas. Los estudios coin-
ciden en pensar la variación como un fenómeno relativo a las personas que
participan en la construcción de sus identidades, saberes y articulación de
nuevos repertorios verbales y comunicativos.

De esta manera se presentan, en tres bloques diferenciados, diversas proble-


máticas que obedecen a los niveles fonético-fonológico, léxico y morfosin-
táctico de la lengua.

ISBN 978-950-34-1504-7

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