Estudios en Lingüística Cognitiva

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Estudios

en lingüística
cognitiva
María de las Mercedes Luciani
(Compiladora)

Facultad de Ciencias Económicas Asociación Argentina


Universidad Nacional del Litoral de Linstüística Cognitiva
Estudios
en lingüística
cognitiva
María de las Mercedes Luciani
(Compiladora)
Estudios en lingüística cognitiva / Luciani, María de las Mercedes
... [et al.] ; compilado por Luciani, María de las Mercedes. - 1a ed
compendiada. - Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 2016.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga y online


ISBN 978-987-692-089-6

1. Análisis Lingüístico. 2. Desarrollo Cognitivo. I. Luciani, María


de las Mercedes, II. Luciani, María de las Mercedes, , comp.
CDD 410

Coordinación editorial: María de las Mercedes Luciani


Diseño de tapa y diagramación interior: Nicolás Vasallo

© Leonor Marra de Acebedo, Vanina Andrea Barbeito, Lucía Bernardi,


Gabriela Ferreiro, María Soledad Funes, María Amalia García Jurado,
María Paz González, Patricia Hernández, Pedro Luchini, María de las
Mercedes Luciani, Carlos Machado, Mariana Montes, Verónica Orellano,
Elena del Carmen Pérez, Silvina Peri, Anabella Poggio, Roxana Risco,
Cecilia Romero, Daiana Vázquez, Ana Cristina Yuvero, 2016.

© Universidad Nacional del Litoral, 2016.


Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
Reservados todos los derechos.
Autoridades
Facultad de Ciencias Económicas

Decano
Carlos Beltrán

Vicedecano
Sergio Hauque

Secretaría Académica
Sergio Hauque

Secretaría de Ciencia y Técnica y Extensión


Liliana Dillon

Secretaría de Posgrado
Marcela Martín

Dirección de Relaciones Internacionales


Julián Esterellas
Autoridades
Asociación Argentina de Linstüística Cognitiva

Presidenta
Dra. Mariana Morón Usandivaras
(Universidad de Buenos Aires)

Vicepresidenta
Dra. María Soledad Funes
(Universidad de Buenos Aires, CONICET)

Secretaria Académica
Dra. María de las Mercedes Luciani
(Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional del Litoral)

Tesorera
Lucía Bernardi
(Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales - FAHCE-CONICET - Centro
de Estudios e Investigaciones Lingüísticas - Universidad Nacional de La Plata)

Secretaria General
Prof. Laura Villavicencio
(Universidad Nacional de San Juan)

Bibliotecaria
Lic. Rocío Anabel Martínez
(Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de Entre Ríos, Conicet)

Prensa y Difusión
Lic. Anabella Poggio
(Universidad de Buenos Aires)

Vocales
1. Mag. Liliana Berenguer
(Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes
de la Universidad Nacional de San Juan)
2. Mag. Carmen Castro
(Facultad de Filosofía y Letras, Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Cuyo)
3. Prof. Claudia María Iun
(Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, sede Trelew)
4. Dra. Elena del Carmen Pérez
(Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba)
5. Dr. Guillermo Soto Vergara
(Universidad de Chile)
6. Mag. Sonia Suárez Cepeda
(Universidad Nacional de La Pampa y Universidad Nacional de Córdoba)
Comité científico

Justino Gracia Barrón


(Université Sorbonne Nouvelle)

Élodie Blestel
(Université Sorbonne Nouvelle)

Roxana Basso
(Universidad Nacional de San Martín)

Adriana Collado
(Universidad Nacional de San Juan)

Chrystelle Fortineau
(Universidad de Rennes)

Elsa Ghio
(Universidad Nacional del Litoral)

Brinia Guaycochea
(Universidad Nacional de San Luis)

Nelly Elena María Rueda


(Universidad Nacional del Litoral)

Angela Schrott
(Universität Kassel)
Índice

9 Prólogo
María de las Mercedes Luciani

13 Capítulo 1
La sintaxis de los esquemas nominales con de
María Soledad Funes

37 Capítulo 2
Las frases verbales de infinitivo y gerundio:
gradación y contexto clausular
Silvina Peri y Cecilia Romero

55 Capítulo 3
María está en la cocina y los chicos en la computadora.
Localización e inferencia de actividad
Patricia Hernández

77 Capítulo 4
Las interjecciones ¿apelativas?: una revisión cognitivista
de sus rasgos y sus miembros
Lucía Bernardi

95 Capítulo 5
Uso de la forma ya: la temporalidad y sus repercusiones
a nivel informativo
Ana Cristina Yuvero

121 Capítulo 6
Designación y atribución en la construcción apositiva
Vanina Andrea Barbeito

139 Capítulo 7
Metáfora y metonimia en la creación de neologismos:
análisis de derivados en /-ismo/ /-ista/
Anabella L. Poggio

151 Capítulo 8
el-compromiso-afectivo-es-movimiento:
los verbos ‘acercarse’ y ‘alejarse’
María de las Mercedes Luciani
169 Capítulo 9
Calentar el mercado y enfriar la economía: usos metafóricos
de la temperatura
Elena del Carmen Pérez y Mariana Montes

183 Capítulo 10
Fonética en juego e interculturalidad
María Amalia García Jurado y Roxana Risco

195 Capítulo 11
Gestionar escritura por medio de la puntuación
Verónica Orellano

209 Capítulo 12
Interpretación de Textos Literarios desde la lingüística
cognitiva-prototípica
Leonor Marra de Acebedo

233 Capítulo 13
Efectos de presentaciones simples y múltiples en la comprensión
lectora en inglés: un estudio experimental comparativo
Pedro L. Luchini, Gabriela M. Ferreiro, Daiana Vázquez,
María Paz González y Carlos Machado
Prólogo

···

La Asociación Argentina de Lingüística Cognitiva (aalico) constituye, desde


2003, el espacio de confluencia de las actividades, investigaciones, innovaciones,
discusiones y propuestas nucleadas en el Enfoque Cognitivo-Prototípico (ecp).
Con sede en el Instituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras de
la Universidad de Buenos Aires, la Asociación está representada por destacados
grupos de investigadores de diferentes regiones de la Argentina que se encuentran
anualmente en las ya tradicionales reuniones científicas organizadas por la Asoci-
ación. Aparte de esta importante función que promueve el intercambio científico,
la aalico se dedica a la construcción de cuerpos de datos orales y escritos del
español de América Latina y de la Argentina, la publicación de investigaciones
y avances teóricos y el intercambio de ideas y propuestas de todos aquellos que
enmarcan sus estudios y trabajos en la Lingüística Cognitiva.
La Lingüística Cognitiva surge del trabajo de un gran número de investigadores
en los años 70 y 80 que se interesan en la relación del lenguaje y la mente, sin
recurrir a las explicaciones que se basaban en tradiciones formales. En los años 90,
la Lingüística Cognitiva se constituye como un campo definido claramente por
principios seguidos por todos aquellos investigadores que adhieren a este cam-
po. Debido a que la Lingüística Cognitiva considera que el lenguaje pertenece a
las capacidades cognitivas generales de los seres humanos, los temas de especial
interés incluyen: las características estructurales de la categorización de una len-
gua natural (tales como la prototipicalidad, la polisemia sistemática, los modelos
cognitivos, las imágenes mentales y la metáfora); los principios funcionales de la
organización lingüística (tales como la iconicidad y la naturalidad); la interface
conceptual entre sintaxis y semántica (como la que se estudia en la gramática cog-
nitiva y la gramática de las construcciones); el fundamento experiencial y prag-
mático del lenguaje en uso y la relación entre lenguaje y pensamiento, que incluye
cuestiones sobre relativismo y universales conceptuales (Geeraerts, 1995).
En el capítulo 1, María Soledad Funes analiza las relaciones sintácticas que es-
tablece la preposición de en contexto nominal y sostiene que la gramática de las
cláusulas en el discurso funda la gramática interna de la cláusula y del nominal.
En el esquema nominal ‘N de N’, de identifica relaciones sintácticas cercanas a
la coordinación o a la relación centro-periferia, lo que se relaciona con el tipo de

9
información que introduce. Estas relaciones están motivadas por el objetivo comu-
nicativo y el contexto. Silvina Peri y Cecilia Romero abordan, en el capítulo 2, el
problema de definir el comportamiento del auxiliar y la composición de las frases
verbales de infinitivo y gerundio. Las autoras plantean que el significado del auxiliar
en la frase es predecible a partir de los significados del verbo en combinación con
los actantes. Insisten en considerar al concepto de frase verbal no solo con respecto
a su estructura sintáctica o los valores semánticos, sino que debe incluir el contexto
de la cláusula, ya que puede tener distintos significados dependiendo del mismo. En
el capítulo 3, Patricia Hernández estudia el empleo de los sintagmas en + nombre
de lugar/objeto en enunciados en los que la localización de una figura con respecto
a una base se acompaña de inferencias de actividad. Mediante un análisis cualita-
tivo de enunciados espontáneos relevados de la Web, la autora identifica que en la
localización de figuras inanimadas, los frames de interacción suscitan inferencias en
cuanto a ubicación y posiciones canónicas. La convencionalización de estas con-
strucciones significantes confirma la dimensión praxeológica de la construcción de
sentido. El capítulo 4 se centra en el estudio de interjecciones apelativas como ‘che’,
‘ey’, ‘sh’, ‘arre’ y ‘zape’. Lucía Bernardi determina dos subclases de interjecciones: las
sintomáticas y las apelativo-sintomáticas; afirma que el espacio de categorización de
las mismas es dinámico y enfatiza la necesidad de dar cuenta de los movimientos
de sus miembros que los aproximan/alejan del prototipo y rechaza una distribución
estática de estos. En el capítulo 5, Ana Cristina Yuvero analiza el uso de la forma
ya a nivel semántico, sintáctico y prosódico en el español rioplatense. Muestra en
este trabajo que el evento no se conceptualiza como cerrado o estático, sino que
la forma ya permite una proyección hacia un presente y hacia un pasado reciente
que los lectores comparten con el hablante. Vanina Andrea Barbeito, en el capítulo
6, estudia la aposición tradicionalmente diferenciada en especificativa y explicativa.
En un cuerpo oral del español de Buenos Aires, Barbeito encuentra que existe una
integración semántica entre ambos constituyentes, lo que se refleja en la ausencia
de pausa. Aporta evidencia para proponer que en la aposición especificativa el se-
gundo término se comporta a la manera de un complemento del primero pues no
repite o reconceptualiza la designación contenida en el núcleo, sino que la amplía y
enriquece semánticamente. Anabella Poggio, en el capítulo 7, analiza la derivación
sufijal en /-ismo/, /-istal /, tomando como objeto de análisis los casos en los que el
significado del neologismo no puede deducirse a partir de la aplicación de las reglas
de derivación. Propone introducir en las clasificaciones de procesos derivativos me-
canismos cognitivos creativos como la metáfora y la metonimia, que podrían dar
una explicación certera a aquellos neologismos que no siguen la regla, ya que la

10
creación de términos que compiten con otros ya existentes en la lengua imponen
un nuevo sentido. María de las Mercedes Luciani, en el capítulo 8, demuestra que
la metáfora conceptual el-compromiso-afectivo-es-movimiento motiva expre-
siones metafóricas que se construyen a partir de los verbos ‘acercarse’ y ‘alejarse’. En
los eventos de movimiento, la dinamicidad del mismo se conserva en la idea del de-
splazamiento a lo largo de una trayectoria, lo que se corresponde con los cambios en
la afectividad de las relaciones. Concluye que el uso de estos verbos es sistemático en
expresiones metafóricas que construyen la afectividad mediante la metaforización
del espacio; se mantiene la construcción intransitiva utilizada en los sentidos pro-
totípicos pero se observa un cambio en los participantes que intervienen en el even-
to. En el capítulo 9, Elena del Carmen Pérez y Mariana Montes relevan y analizan
metáforas conceptuales que emergen verbalmente en expresiones metafóricas en el
discurso cotidiano. En un corpus de 1700 ocurrencias de dos verbos del dominio
temperatura (calentar y enfriar), las autoras demuestran qué tipo de experiencias
subjetivas se conceptualizan en español en término de frío o calor y a qué tipo
de entidades se puede hacer referencia a través de ellos. El capítulo 10 se dedica al
análisis del sonido [s] en hablantes peruanos que residen en el Área Metropolitana
de Buenos Aires por inmigración. María Amalia García Jurado y Roxana Risco
abordan el conjunto de variaciones fonético-acústicas que se perciben de modo
categórico y observan que existe una intención comunicativa con todo el proceso
de adaptación al mundo sonoro de la ciudad autónoma de Buenos Aires y una per-
spectiva latente de identidad. Verónica Orellano, en el capítulo 11, analiza del valor
‘compensatorio’ que adquiere la puntuación de los escritos. En casos de pobreza en
la conexión de ideas por medio de dispositivos conectivos, se gestiona la escritura
mediante la puntuación, logrando producciones aceptables. En el capítulo 12, Le-
onor Marra de Acebedo, basándose en el enfoque cognitivo-prototípico, presenta
un segmento de la propuesta de enseñanza de la literatura, enfocándose en cómo
integrar la gramática con la lectura y escritura discursiva. En este caso, lo ejempli-
fica a través del análisis de dos poemas de Jorge Luis Borges El General Quiroga va
en coche al muere y Poema Conjetural. El capítulo 13, el último de este volumen,
Pedro Luis Luchini, Carlos Machado, Gabriela Mariel Ferreiro, Daiana Vázquez y
María Paz González exploran y comparan cómo el Efecto Redundancia (er) afecta
la comprensión lectora en L2 en dos grupos de alumnos, cuya lengua materna es el
español y que difieren en edad y competencia lingüística. Los autores cuestionan
la presentación del texto para la lectura usando modalidades múltiples debido a su
alta carga cognitiva, lo que afecta la capacidad de procesamiento de la información.

11
Esta compilación brinda un panorama amplio de las investigaciones, estudios,
reformulación y profundización de constructos teóricos propio del enfoque cog-
nitivo-prototípico. Enfocándose en diferentes áreas, problemas y temas de interés,
los aportes de todos los autores que comparten los resultados de sus indagaciones
seguramente nos motivan a embarcarnos en futuros proyectos.

maría de las mercedes luciani,


Agosto de 2016

12
capítulo 1

La sintaxis de los esquemas


nominales con de
María Soledad Funes | Universidad de Buenos Aires - CONICET | [email protected]

···

Resumen

En el presente trabajo se analizarán las relaciones sintácticas que establece la


preposición de en contexto nominal. Partiendo del presupuesto teórico del En-
foque Cognitivo-Prototípico (ecp) de que la sintaxis se encuentra motivada por
factores semántico-pragmáticos, y siguiendo la propuesta teórica de Borzi (1995
y 2001) en cuanto a las relaciones sintácticas desde el ecp, se sostienen las si-
guientes hipótesis: (1) como la gramática emerge del discurso, es la gramática de
las cláusulas en el discurso la que va a fundar la gramática interna de la cláusula
y del nominal; (2) sintácticamente, la preposición de aparece en contextos con
distintos grados de coherencia que, correlativamente favorecen distintas relacio-
nes sintácticas al conectar el nombre núcleo del esquema y término; (3) en el
esquema nominal ‘N de N’, de es síntoma de relaciones sintácticas cercanas a la
coordinación o a la relación de centro-periferia, según el grado de equilibrio o de
desequilibrio y necesidad pragmática y semántica entre los nominales conectados,
y de su comportamiento discursivo. Para comprobar las hipótesis, se analizarán
cuantitativa y cualitativamente ejemplos seleccionados del corpus Habla Culta de
la ciudad de Buenos Aires (hccba), que recoge usos de 1960, y se utilizará como
corpus control, el cuerpo de datos actual preseea-Buenos Aires (Proyecto para el
Estudio Sociolingüístico del Español de España y de América), que recoge usos
de los años 2010-2011.

Palabras clave: preposición de, coherencia, relación sintáctica de centro-periferia,


coordinación

13
Introducción

El presente trabajo se enmarca en un proyecto de investigación más amplio


cuyo objetivo es el estudio pragmático, semántico y sintáctico de la preposición
de en el español de Buenos Aires, desde el marco del Enfoque Cognitivo-Prototí-
pico (ecp) (Langacker, 1987 y 1991; Lakoff, 1987, entre otros). En este trabajo nos
centramos en las relaciones sintácticas que establece la preposición de en contexto
nominal, a partir de ejemplos de los cuerpos de datos Habla Culta de la Ciudad
de Buenos Aires (hccba) y preseea-Buenos Aires (Proyecto para el Estudio Sociolin-
güístico del Español de España y de América).
Partiendo del presupuesto teórico del ecp de que la sintaxis se encuentra mo-
tivada por factores semántico-pragmáticos, y siguiendo la propuesta teórica de
Borzi (1995 y 2001) en cuanto a las relaciones sintácticas desde el ecp, se sostiene
que la preposición de aparece en contextos con distintos grados de coherencia
que, correlativamente favorecen distintas relaciones sintácticas al conectar los dos
nominales. En la construcción ‘N de N’, de es síntoma de relaciones sintácticas
cercanas a la coordinación o a la relación de centro-periferia (concepto tomado
de Matthiessen & Thompson, 1988, y reformulado por Borzi, 2001), según el
grado de equilibrio o de desequilibrio y necesidad pragmática y semántica entre
los nominales conectados, y de su comportamiento discursivo.

1. Breve estado de la cuestión

1.1. El problema sintáctico de la preposición de


Las Gramáticas hispánicas han atribuido distintas relaciones sintácticas a la
preposición en general. En primer lugar, se encuentran los autores que analizan la
preposición como un nexo subordinante, como Lenz. Para este autor, la preposi-
ción subordina su término al núcleo precedente, ya que relaciona elementos que
están en un distinto nivel jerárquico (uno es principal –el núcleo precedente– y el
otro, secundario –el núcleo siguiente) (1935:§321 y §322). Gili Gaya, por su parte,
entiende que la preposición y su término forman un concepto adjetivo que califi-
ca al sustantivo al cual complementa (sin hojas = deshojado), demostrando así que
hay un elemento principal (el sustantivo) y otro secundario (el complemento o ad-
jetivo) (1955:§160). Para Roca Pons, las preposiciones son subordinantes, porque
unen una palabra principal con su complemento (1960:324). Hernández Alonso
señala que las preposiciones son nexos subordinantes porque unen dos términos

14
que se encuentran en distinto plano (1970: 297). El Esbozo (1973:§3.11.4); Alcina
Franch & Blecua (1975:§227) y Marcos Marín (1981:§15.1) también caracterizan la
preposición como subordinante. Kovacci (1992:§4.2.2.1), por un lado, analiza la
preposición como subordinante, y agrega que, por otro lado, entre preposición y
término existe una construcción exocéntrica en interdependencia.
Para Alarcos, las preposiciones son “índices funcionales” y “marcas de relación”.
Más específicamente, “son unidades dependientes que incrementan a sustantivos,
adjetivos o adverbios como índices explícitos de las funciones que cumplen en la
oración o en el grupo unitario nominal” (1994:§278). No dice explícitamente si la
preposición marca una relación de subordinación, aunque puede inferirse por el
sintagma “unidad dependiente”.
En la Gramática Descriptiva de la Lengua Española (gdle), Pavón Lucero des-
cribe la preposición como subordinante: “La preposición es una clase de palabras
encargada de establecer una relación de modificación o subordinación entre dos
constituyentes.” (1999:§9.1.)
En cuanto a los trabajos monográficos, Trujillo, por ejemplo, define la prepo-
sición como “morfema intenso [característico de sintagma nominal] hipotáctico
independiente” (1971:239). Morera (1988) considera a la preposición como un
subordinante (1988:47); sin embargo, en un trabajo posterior, modifica radical-
mente su hipótesis y advierte que en realidad la preposición es un nombre y
establece una relación de aposición con los otros nominales con los que forma
construcción. De este modo: “no es la preposición la que depende del sustantivo
que le sigue, sino más bien este sustantivo el que, mediante una suerte de relación
sintáctica que podríamos llamar apositiva, concreta, precisa o carnifica la signifi-
cación sustantiva abstracta que aporta la preposición.” (1998: 28)1

1 
Sin embargo, Morera no especifica qué se entiende por relación apositiva. Según el
análisis que propone el autor, la preposición sería el núcleo principal, y la supuesta
aposición sería un término secundario, pero no otro núcleo. En este sentido, se acer-
caría a la aposición especificativa, al carecer de unidad melódica propia. Luego, al
decir que lo esencial del segundo término está dado por la preposición, nos encontra-
mos con un razonamiento circular: si la preposición es lo más importante (es núcleo),
cómo entender que al segundo término se le sume el contenido prepositivo. Si esto
fuese así, el segundo término resultaría ser más importante que la preposición, por lo
tanto, debería ser el núcleo.

15
Además de los autores que analizan la preposición como subordinante, existe
la postura generativista de analizarla como núcleo o marca de función. Desde
el Modelo de Principios y Parámetros, se afirma que la preposición, cuando es
plena, en español, mantiene una conexión sintáctica de rección2 con el elemen-
to que le sigue (Fernández Lagunilla & Anula Rebollo, 1995:§4.3.2.; Di Tullio,
1997:214). En cuanto a la función sintáctica, la perspectiva generativista intro-
duce una novedad, al estudiar las plenas como núcleo del sintagma en el que
se configuran. Esta visión proviene de Chomsky (1986:§3.3.2.), quien sostiene
que las frases consisten típicamente de un núcleo (sustantivo, verbo, adjetivo,
preposición) y de un conjunto de complementos determinados por las propie-
dades léxicas de ese núcleo. Se entiende por núcleo, el elemento que determina
la naturaleza categorial de la frase y le impone sus propiedades, a la vez que
restringe el tipo de complementos y especificadores que admite. En español,
Fernández Lagunilla & Anula Rebollo siguen este análisis y en la misma línea
se añade la Gramática de Di Tullio (1997:215). En este marco, la preposición de
será vacía y mera marca de función, como en Me gustan los zapatos de cordones >
los de cordones3 (Fernández Lagunilla & Anula Rebollo, 1995:244), o plena y en
este último caso no será una “marca de relación” sino un núcleo que rige caso
y que selecciona un argumento. Así, estos autores, al tratar los Sintagmas Pre-
posicionales, señalan para de la estructura argumental [+Posesión] (1995: 245),
aunque no ofrezcan allí un ejemplo.
Finalmente, de acuerdo con la Nueva Gramática de la Lengua Española (ngle),
la relación sintáctica entre la preposición y el término es de rección: “La preposi-
ción rige su término. Este vínculo tiene un correlato formal, pero también otro
de tipo semántico.” (2009:§29.1d.)
En resumen, distintos autores asignan distinta relación sintáctica entre la pre-
posición y su término, y entre sus conectados. Todos coinciden, sin embargo, en
asignar (cada uno) una sola relación a todos los contextos donde intervenga una
misma preposición, de en este caso. El presente trabajo defiende otra postura: una

2 
Donde ‘rección’ significa: condición que regula la forma correcta en que se relacio-
nan los elementos rector y regido bajo determinads condiciones de localidad entre las
categorías sintácticas (Fernández Lagunilla y Anula Rebollo, 1995: 491).
3 
En este caso se probaría que se trata de una preposición vacía porque es posible
suprimir el núcleo nominal, algo que no es posible cuando la preposición es plena: los
zapatos con cordones> *los con cordones.

16
misma forma, como la preposición de, puede entrar en distintos tipos de relación
sintáctica según el contexto.

1.2. Breve reconsideración sobre las relaciones sintácticas


La mayoría de las Gramáticas hispánicas ha caracterizado las relaciones sintácti-
cas a partir de la dicotomía coordinación-subordinación. La Gramática de la Real
Academia Española (grae, 1931:§346 y §349) y el Esbozo (1973:§3.17.4b) consideran
el criterio de la inclusión para diferenciar la coordinación de la subordinación.
Así, reconocen coordinación cuando ningún constituyente forma parte del otro
(Juan y Pedro; Juan canta y Pedro baila), y subordinación cuando un constituyente
sí forma parte del otro (Lo vas a encontrar allí/donde se ven los árboles).
Kovacci (1965) analiza la coordinación y la subordinación como construccio-
nes endocéntricas, considerando que en ambos casos un constituyente (o más de
uno, para la coordinación) puede funcionar sintácticamente como toda la cons-
trucción. Dentro de las funciones de tercer grado identifica coordinación entre
núcleos de función sintáctica idéntica o equivalente. Como se dijo, la autora
señala que hay subordinación entre un núcleo sustantivo, adjetivo o adverbial y
su complemento prepositivo (construcción endocéntrica). Entre preposición y
término define una construcción exocéntrica en interdependencia.
Rojo (1978) supera la dicotomía subordinación-coordinación y propone otra
clasificación de oraciones, retomando las conexiones sintácticas planteadas por
Hjelmslev (1974): oraciones monoclausales (similar a la subordinación), que pre-
sentan relación de determinación entre los funtivos; oraciones policlausales (simi-
lares a las coordinadas), que presentan relación de constelación, y bipolares (simi-
lares a las subordinadas impropias) que se dan entre dos constantes en relación de
interdependencia.
Para Di Tullio (1997), en la coordinación, los constituyentes se hallan al mismo
nivel, ya que no existe una relación jerárquica. Cada uno de los coordinados pue-
de funcionar como una oración independiente. En cambio, en la subordinación
sí existe una jerarquía entre las cláusulas: siempre habrá una subordinada y otra
superordinada, la principal (que, a su vez, puede estar subordinada en un nivel
más alto) (1997:281). La autora también menciona el criterio de la independencia
sintáctica, según el cual, las cláusulas subordinadas no pueden funcionar en forma
independiente, ya que carecen de la autonomía sintáctica que caracteriza a las
oraciones: van precedidas por partículas subordinantes (porque, que), o presen-

17
tan propiedades flexionales que no son propias de las oraciones independientes
(modo subjuntivo, formas no flexionadas del verbo). (1997:282)4
Con respecto a la relación de subordinación, Di Tullio no caracteriza claramen-
te la relación sino que simplemente enumera la clasificación de los distintos tipos
de subordinadas según el criterio de la clase de palabra (adjetivas, sustantivas, ad-
verbiales), según el criterio del conector (relativas versus completivas) (1997:289-
290), y según el criterio de la relación entre la cláusula principal y la subordinada:
en este último sentido, diferencia subordinación de inclusión. Así, en Me preocupa
que no hayan llegado aún y Me preocupan los estudiantes que han llegado aún, se tra-
ta de una relación de inclusión porque las cláusulas están incluidas en la oración
principal como constituyentes, mediatos o inmediatos. En cambio, en No han
llegado aún, porque la veo muy tensa, la subordinada modifica a toda la principal.
En este caso, la autora habla de subordinación, pero no de inclusión. (1997: 291)
Ahora bien, el problema que se presenta aquí es que Di Tullio no define relación
de inclusión. Si tomamos inclusión en el sentido de Kovacci, de que una cláusula
incluida se denomina así porque está incluida en la figura tonal de la oración
principal, ¿cómo puede una cláusula subordinar a la otra, si no hay inclusión?

4 
Diferencias entre las estructuras coordinadas y subordinadas: (1) el coordinante es
una marca de función que une los elementos coordinados sin quedar integrado en
ninguno de ellos. En cambio, el subordinante forma parte de la cláusula que introdu-
ce, actúa como núcleo, ya que determina la índole de la cláusula; (2) el coordinante se
encuentra en el medio, entre los constituyentes que une, mientras que el subordinan-
te ocupa la posición inicial, mostrando así una relación estrecha con el subordinado;
(3) esta relación estrecha se manifiesta también en el hecho de que toda la estructura
puede ser negada o cuantificada por focalizadores, o puede aparecer focalizada en
una cláusula hendida. Estas pruebas, según la autora, no pueden hacerse con la
coordinación. (4) La flexión modal está relacionada también con el carácter inde-
pendiente o subordinado de la cláusula. El modo imperativo sólo puede aparecer
en cláusulas principales, y el modo subjuntivo es casi exclusivo de la subordinación;
los coordinantes no se acumulan, mientras que los subordinantes pueden aparecer
seguidos, como en El problema es la desocupación, que, cuando aumenta, provoca
problemas de seguridad. Lo que no advierte Di Tullio es que en este ejemplo, los su-
bordinantes están separados por pausa, por lo que, la acumulación no puede darse
de cualquier manera. (1997: 283-284)

18
Es decir, si nos atenemos al criterio de la jerarquía para decir que una cláusula
está subordinada a otra cláusula, indefectiblemente vamos a suponer que la su-
bordinada está incluida. De no estar incluida en la figura tonal de la principal,
entonces estamos ante otro tipo de relación sintáctica, que no es ni subordinación
ni coordinación. En ese caso, correspondería que la autora definiera esta relación
diferente, y la separara de la subordinación.
Di Tullio finaliza diciendo: “no siempre existe un límite neto entre la coordina-
ción y la subordinación” (1997:291). Evidentemente, el problema de la clasifica-
ción de las relaciones sintácticas es el carácter binario, que no permite incluir los
ejemplos problemáticos.
Desde una perspectiva funcionalista y discursiva, Matthiessen & Thompson
(1988) plantean que las cláusulas combinadas (adverbiales y coordinadas) se de-
sarrollan como una gramaticalización de unidades retóricas discursivas definidas
por relaciones retóricas. Los autores consideran que la subordinación (adjetiva y
sustantiva) es una relación típicamente oracional (no-textual), que no admite co-
nector y, con constituyentes en distinto nivel de análisis, donde uno es el núcleo
sintácticamente independiente y semánticamente más prominente y el otro, el
subordinado, que necesariamente debe llevar encabezador. La coordinación, en
tanto, es una relación donde los constituyentes se hallan en igual nivel de análisis,
independientes sintácticamente con dependencia semántica. Consideran que las
cláusulas son relativamente independientes (podrían funcionar solas como ora-
ciones), que admiten conexión por medio de y (conector que une análogos de
oración) y que mantienen entre ellas una relación más laxa. Esta relación laxa es
la que será interpretada por los analistas del discurso como relación que lleva al
discurso. Finalmente los autores incluyen todas las cláusulas adverbiales dentro
de una nueva relación sintáctica que llaman de “subordinación retórica” y que
entienden como una combinación de cláusulas en distinta jerarquía en el seno de
distintos momentos retóricos.
Por su parte, Givón (1990) propone para la combinación de cláusulas en el
discurso un continuum de relaciones sintácticas que se extiende entre dos polos:
el de la subordinación y el de la coordinación, que se corresponden (coincidien-
do con las teorías textuales y discursivas europeas) con dos valores opuestos de
continuidad: si hay alta continuidad hay subordinación, mientras que si hay baja
continuidad, hay coordinación.

19
1.3. La propuesta de Borzi: las relaciones sintácticas en un continuum
Como desde el ecp, la gramática emerge del discurso, es la sintaxis del discurso
la que va a determinar la sintaxis interna de la cláusula y del nominal. En este
marco, entendemos que la sintaxis refleja la continuidad del discurso y como
la continuidad es una cuestión de grados, las categorías sintácticas y semánticas
pueden interpretarse dentro de un continuum y no ser necesariamente discretas.
De este modo, Borzi (1995) plantea un continuum de relaciones sintácticas donde
se ubicarían las relaciones de aposición, coordinación y subordinación.
El continuum de relaciones sintácticas toma como criterio de organización los
grados de coherencia entre las cláusulas. Hay distintos grados de coherencia y estos
se manifiestan en cualquier ámbito semántico (temporal, locativo, modal, causal,
condicional, consecutivo, concesivo). El tipo de relación sintáctica, entonces, que-
da determinado por el contexto, y resulta de una combinación de parámetros con
mayor o menor incidencia en cada zona. De este modo, Borzi (2001) distingue tres
relaciones sintácticas que se ubican en un continuum: subordinación de actantes,
coordinación y subordinación retórica (luego reformulada como centro-periferia).
Desde un mayor grado de continuidad o coherencia entre los conectados (zona de
la subordinación de actante) pasando por un grado intermedio de coherencia (zona
de coordinación) para diversificarse hacia la derecha en una zona de centro-periferia
que desemboca en bipolaridad (en el sentido de Rojo).
Según Borzi, la subordinación de actante se caracteriza por el alto grado de
continuidad que muestran los elementos conectados. Una cláusula es parte de
la otra. Semánticamente, hay un conectado (la cláusula subordinada) que es un
actante del otro conectado (la cláusula principal), o una de las cláusulas es parte
del hecho de la otra cláusula, la que representa la información (más) importante,
más nueva y se describe como la principal. Desde lo prosódico, la cláusula más
importante discursivamente recibe el acento principal oracional. Se registra alta
continuidad tópica, reflejada en identidad de sujeto entre cláusulas. Las acciones
tienden a ser concomitantes o simultáneas, pertenecientes a un mismo script o
marco. Puede haber iconicidad del orden de las cláusulas con los hechos. Ambas
cláusulas pertenecen a la misma función retórica.
En cuanto a la coordinación, Borzi plantea que esta relación no es correlativa de
una construcción ni endocéntrica ni exocéntrica, sino que se encuentra en un lugar

20
intermedio (2001: 98).5 La coordinación se define por el equilibrio (pragmático,
semántico, morfológico y sintáctico) entre las cláusulas, esto es lo que aleja a la coor-
dinación de las construcciones endocéntricas (desequilibradas por definición) por
un lado, a pesar de que cada uno de sus núcleos puede funcionar sintácticamente
como toda la construcción (argumento que las acerca al endocentrismo).
El equilibrio morfológico se halla en que no es cada constituyente el que tie-
ne igual distribución que el constituto, sino que son todos los constituyentes al
mismo tiempo los que tienen igual distribución que el constituto al atender a la
concordancia. De este modo, un sujeto compuesto coordinado concuerda con el
verbo en plural y no en singular. Esto muestra que la construcción coordinada, en
este aspecto, no funciona como una construcción endocéntrica sino que funciona
en conjunto como lo hace la construcción exocéntrica de sujeto y predicado. Así:
*Juan y Pedro llegó; *Juan llegaron; *Pedro llegaron (2001:98).
El equilibrio semántico se demuestra al querer comprobar que cada consti-
tuyente funciona como el constituto. Cuando se realiza esa prueba de recono-
cimiento, observamos que se pierde el significado total, y la pronominalización
de objeto da una pista en este sentido. Dada una construcción coordinada, no
se pronominaliza cada núcleo coordinado por separado sino todos los núcleos
juntos: Compró una mesa y una silla se pronominaliza como Las compró y no
como *La y la compró. Entendemos entonces que en la construcción coordinada
es necesaria la presencia de todos los núcleos al mismo tiempo para no perder el
significado de la emisión: por ejemplo en El año veintiuno fui a Alberdi y entonces
Don Máximo se retiró no admite como paráfrasis ni *El año veintiuno fui a Alberdi
ni *Don Máximo se retiró (Borzi, 2001:99).
Finalmente, el equilibrio pragmático se refleja en que ambas cláusulas tienden
a poseer la misma figura tonal, la misma modalidad y la misma distribución de
la información.

5 
Como Borzi sostiene que la definición de endocentrismo no abarca a subordinadas y
coordinadas, y es en sí misma la definición de una construcción subordinada, y que las
construcciones exocéntricas quedan definidas por la negativa, llega a la conclusión de
que la construcción coordinada no resulta acabadamente descripta por ninguna de las
dos construcciones. Otro factor que incide en la definición insuficiente de la relación de
coordinación es que su descripción como construcción endocéntrica, está centrada en
cada núcleo por separado (Borzi, 2001: 98).

21
En síntesis, en la coordinación, ninguna cláusula es parte de la otra y ambas
cláusulas son simétricas desde lo pragmático (presentan información nueva e igual-
mente importante para el discurso e igual función retórica); desde lo semántico
(pertenecen al mismo script o marco); y desde lo sintáctico (presentan igual es-
tructura funcional). Es decir, los conectados son simétricos en todos los aspectos,
siendo el único desequilibrio el orden de las cláusulas en la linealidad; se registra
así iconicidad del orden de las cláusulas con el orden de los hechos designados.
Discursivamente, hacia la derecha se retoma el constituyente coordinado como
un todo compuesto (característica que resultará crucial a la hora de analizar los
ejemplos del presente trabajo). La Coordinación es aquella relación que refleja dos
hechos de igual importancia como parte de un suceso. Las cláusulas reflejan icó-
nicamente el orden de los hechos y ambas cláusulas presentan información nueva.
En el otro extremo del continuum, finalmente, se encuentra la relación sin-
táctica de centro-periferia. Borzi reformula el concepto propio de subordinación
retórica en el de relación de centro-periferia, a partir de un trabajo de Matthiessen
& Thompson (1988).6 La denominación de núcleo versus satélite que aparece en
el trabajo de los autores será resignificada por Borzi como centro versus periferia,
respectivamente, con el objetivo de eludir la interpretación endocéntrica deri-
vada de ese nombre, en tanto la relación de centro-periferia, si bien muestra un
desequilibrio entre los conectados, convive con una relación de bipolaridad entre
estos, es decir, de necesidad de uno respecto del otro en el sentido de que no exis-
te, por ejemplo la función retórica de consecuencia si no se cuenta con la función
retórica de causa y viceversa.
La relación de centro-periferia se caracteriza por compartir atributos con la
subordinación y con la coordinación. Ya no resulta suficiente el término subordi-
nación retórica, debido a que no siempre se trata de un constituyente subordina-
do, sino que la relación es de otra índole, ni subordinada ni coordinada. Ese otro
tipo es justamente el que se establece entre un centro y una periferia.
La diferencia entre la relación de centro-periferia y la coordinación es que aque-
lla presenta desequilibrio. El desequilibrio radica en que se espera información

6 
Estos autores parten de la hipótesis general de que la combinación de cláusulas
en la Gramática es una gramaticalización de las unidades retóricas en el discurso
definidas como relaciones retóricas. Como hipótesis particular, plantean que la com-
binación hipotáctica de las cláusulas obedece a una gramaticalización de relaciones
retóricas en el texto a la manera de Núcleo-Satélite.

22
nueva en una sola cláusula, que tiende a estar a la derecha en el período y es la que
resulta discursivamente más importante (el centro) y se retoma temáticamente
hacia la derecha en el discurso siguiente. Se designan uno o dos hechos, aunque
el discurso jerarquiza uno solo (el centro), por lo que ninguna cláusula es parte
de la otra (en este sentido, al no haber inclusión, se aleja de la subordinación). El
hablante usa esta conexión cuando lo más importante no son los hechos sino la
relación retórica que el hablante establece en el discurso.
El equilibrio o desequilibrio responde a los aspectos pragmáticos de distribu-
ción de la información y modalidad; y a aspectos semánticos, es decir, a los ac-
tantes y dependencias de coherencia. También responde a aspectos sintácticos
posicionales, funcionales y morfológicos, y a si se trata de un mismo o distinto
acto de habla.
De este modo, en la relación de centro-periferia puede haber un grado de co-
herencia alto, si hay dependencia entre los hechos, o un grado bajo, si no hay
dependencia. En este tipo de relaciones, además, se advierte un alto grado de
intervención del hablante, cuestión que se percibe en menor medida en la subor-
dinación y en la coordinación.
Otra característica que comparte la relación centro-periferia con la subordina-
ción es que el conector está incluido en una cláusula y la acompaña (se desplaza
con ella). La relación centro-periferia no solamente comparte características tanto
con la subordinación como con la coordinación sino que además lo hace alterna-
tivamente, y esto dependerá del contexto discursivo en el que esté inmersa.
Semánticamente, la relación centro-periferia conecta dos elementos donde uno
es más importante (el centro) que el otro (la periferia); los elementos conectados
tienen un grado de coherencia medio (ni alto como en la subordinación, ni total-
mente bajo como en la adjunción).
En cuanto a la sintaxis posicional y su correlación pragmática, la periferia se
relaciona con la posición 1, mientras que el centro, en cambio, tiende a introducir
la información nueva, es decir, el aporte del hablante, y se correlaciona, por tanto,
con la posición 3. La información nueva es lo discursivamente importante, es lo
que el hablante quiere decir.
En definitiva, en la relación centro-periferia no hay inclusión de un elemento
en otro mayor, ni tampoco equilibrio, sino un desequilibrio sintáctico y semán-
tico-pragmático con cierta autonomía de las partes, en tanto no hay una adentro
de la otra. El elemento central presenta persistencia a la derecha en el discurso, es
decir, se sigue hablando de él. Comparte así características tanto con el desequili-
brio de la subordinación como con la interdependencia de la bipolaridad.

23
Para el análisis de las relaciones sintácticas que aparecen en los ejemplos del
corpus, tendremos en cuenta, entonces, esta clasificación de relaciones sintácticas
propuesta por Borzi (1995 y 2001).

2. Hipótesis

Como la gramática emerge del discurso, es la gramática de las cláusulas en el


discurso la que va a fundar la gramática interna de la cláusula y del nominal. Sin-
tácticamente, la preposición de aparece en contextos con distintos grados de cohe-
rencia que, correlativamente favorecen distintas relaciones sintácticas al conectar
el nombre núcleo del esquema y término. En el esquema nominal ‘N de N’, de
es síntoma de relaciones sintácticas cercanas a la coordinación o a la relación
de centro-periferia, según el grado de equilibrio o de desequilibrio y necesidad
pragmática y semántica entre los nominales conectados, y de su comportamiento
discursivo.

3. Análisis y resultados

3.1. Análisis cualitativo de la sintaxis de los esquemas nominales con de


Para comprobar las hipótesis, se analizará cuantitativa y cualitativamente el
corpus Habla Culta de la ciudad de Buenos Aires (hccba), que recoge usos de 1960.
El Habla Culta de la Ciudad de Buenos Aires. Materiales para su estudio (hccba),
que está compuesta por 33 muestras que comprenden 21 horas y 20 minutos de
grabación. Se distinguen en este cuerpo de datos una primera parte de entrevistas
informales con grabador a la vista (entrevistas i-xvi); una segunda parte de elocu-
ciones formales (muestra xvii-xx); una tercera parte de diálogos libres (muestras
xxi-xxix); y una cuarta parte de encuestas secretas (muestra xxx-xxxiii).
Para poder cotejar los datos con un corpus control (de usos más actuales), se
seleccionaron del Habla Culta las entrevistas informales con grabador a la vista
(i-xvi) y las elocuciones formales (xvii-xx). Quedaron afuera los diálogos libres y
las encuestas secretas, por no estar homologadas a la metodología del cuerpo de
datos control, que data de 2010-2011.
Se utilizará como corpus control, el cuerpo de datos actual preseea-Buenos
Aires (Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y de Amé-
rica), que recoge usos de los años 2010-2011. Este último corpus consta de 90

24
entrevistas, pero de ese total, se seleccionaron 12 entrevistas, que pertenecían al
habla culta de la ciudad, dado que para contrastar con el hccba, debían respetarse
los parámetros de la muestra.
A continuación, se analizarán ejemplos donde de participa dentro de un con-
texto de coordinación uniendo dos elementos equilibrados, homogéneos en todo
sentido excepto en su orden en la linealidad. Desde el punto de vista de la conti-
nuidad discursiva, estos ejemplos son retomados como un todo, no hay una foca-
lización de uno de los nominales, sino que el nominal en su conjunto (N de N) es
elegido para la continuación del discurso hacia la derecha. Veamos los siguientes
ejemplos. Se destaca en negrita el nominal bajo análisis:

(1) Enc. -Pero Piazzola fue integrante de la orquesta de Troilo, ¿no?


Inf. -Fue integrante de la orquesta de Troilo y todo se explica. Esté... me gusta Piazzola,
me gusta...
Enc. -Piazzola tiene rasgos realmente originales. (hccba, muestra ii: p. 4)

En (1), se conceptualiza “la orquesta de Troilo” como un todo. La construcción


tiene significado en conjunto: “Piazzola tocó con Troilo”. Este caso hace un apor-
te a los ejemplos anteriores donde también asignamos coordinación, porque en el
contexto no importa en absoluto que Troilo poseía una orquesta, sino que la rela-
ción ha derivado en el nombre del conjunto de tango, de modo de constituir un
solo designado que a su vez re-signifique jerarquizando la evaluación de Piazzola.

(2) Enc. -¿Y con lo demás qué se hace? ¿Se publica?


Inf. -Con lo demás se publica, claro, se publica.
Enc. -¿En las actas del congreso?
Inf. -Sí sí, en las actas del congreso.
Enc. -¿Aunque no se hayan leído?
Inf. -Aunque no se hayan leído se publican en las actas del congreso. (hccba, muestra vi:
p. 6)

En (2), nuevamente vemos cómo la construcción “las actas del congreso” está
formada por dos sustantivos comunes basamentados, en equilibrio, que funcio-
nan discursivamente en conjunto: se trata del libro en el que se publican las po-
nencias. Una de las pruebas es que se repite tres veces con la misma estructura. La
preposición de en este contexto es síntoma de una coordinación.

25
En los siguientes ejemplos, observaremos cómo la preposición de introduce la
periferia en el contexto de una relación sintáctica de centro-periferia. Se destaca
en negrita el nominal bajo estudio y se subrayan los elementos pertinentes para
el análisis.

(3) Enc. -¿Y la casa, cómo la construyeron?


Inf. -Bueno, la casa, eso fue un error. En fin, no fue un error, fue una cosa determinada por
circunstancias especiales porque la idea de papá no fue nunca hacer la casa donde está. Esa
casa era repetición--- del puesto que, como son los de los tambos, es una pequeña casa que
iba a ser para un capataz, y la idea de papá era haber hecho la casa más o menos donde está
la casita de la loma...
Enc. -Ah...
Inf. -…la casa de la familia.
Enc. -...en medio del monte.
Inf. -En medio del monte y lejos de los galpones y de la casa del personal y demás. Pero resulta
que hubo un año--- al poco tiempo de haber poblado el campo y de haber... Se declaró en---
Bahía Blanca, creo que fue una escarlatina que murieron una cantidad de chicos. Murió uno
de los chicos de Louge, murieron dos chicos de Ducos, en fin, de gente conocida nuestra,
y frente--- en fin, a esa epidemia y qué sé yo, entonces creo que se hicieron, en dos meses
hicieron piezas por adelante, piezas por atrás y se hizo la casa. Esa casa está hecha que si ...
cuando vos... que si vos le sacás el techo a la casa, vos ves que hay un núcleo central que era
la casa primitiva, y todo lo que va--- desde--- las dos piezas grandes que están... la pieza de
donde duerme Pelusa y la pieza de Blanca digamos, y la pieza nuestra en el departamento
que tenemos con mamá, y la pieza de mamá y los baños esos. Todo eso fue agregado al sur,
y todo el comedor y toda la despensa y toda la... es agregado al norte. De manera que la
casa era era un pedacito muchísimo más chico. Y esa fue la… [se corta el diálogo] (hccba,
muestra xiii: pp. 5-6)

En (3), la preposición de marca la periferia (“la familia”), ya que el texto trata de


la descripción de cómo fue construida “la casa” (el centro discursivo del párrafo)
que sin embargo muestra aquí claramente que la relación entre esa periferia y ese
centro es interdependiente (como se espera en la relación de centro-periferia),
porque hay un punto de referencia explícito con otra casa, “la casa del personal”
(en bastardilla en el ejemplo) y con otras construcciones “los galpones” y “demás”,
y solamente a partir de ese punto de referencia se identifica el designado de “la
casa de la familia”. Nótese que se habla de “la casa” tanto antes como después del
esquema nominal posesivo. Observamos la continuidad tópica de “casa” en la

26
pronominalización “eso”, en los nominales repetitivos “la casa”, en otros nomina-
les más específicos como “la casa primitiva”, “esa casa” (que supone que “casa” está
ya a esa altura totalmente identificada y diferenciada de otras casas –“la casa del
personal” y de otras construcciones: “galpones” etc.) y otra reconceptualización
en “error”. Luego vemos la enumeración de las partes de la casa.

(4) Enc. -¿Pero el Buenos Aires de qué? ¿El Buenos Aires de los conventillos?
Inf. -No no no no no no, el Buenos Aires de entonces, el Buenos Aires todo; es decir... eh
... mm... perdón--- una digresión ...
Enc. -No, al contrario.
Inf. -. . esté... Buenos Aires es una ciudad mu... fue una ciudad muy particular; una excep-
cional... eh... desproporción en la relación del intercambio comercial... eh... determinó que
creciera sideralmente una ciudad que se ocupaba fundamentalmente de exportar productos
primarios. (hccba, muestra ii: p. 4)

En (4), de marca la periferia, ya que en el texto se habla de “Buenos Aires”,


antes y después del esquema bajo análisis. Vemos en el texto la repetición de
“Buenos Aires” y la descripción como ciudad.

(5) Inf. -Es muy difícil de definir un porteño; y yo pienso que es la dificultad máxima que
puede existir; es el drama de nuestra literatura y el drama de toda nuestra sociología, de-
finir un porteño. Porque siendo una ciudad de aluvión... esté... donde en el alto porcentaje
somos en segunda, en primera o en tercera generación hijos de gringos, se ha dado algo que
es el porteño. Ahora cómo se puede definir el porteño. No encuentro palabras para definir
el porteño. (hccba, m. ii: p. 1)

En (5) encontramos una cadena tópica (subrayada en el ejemplo) que se cons-


tituye en una cláusula: “Definir un porteño es muy difícil”, que luego se re-con-
ceptualiza en un nominal complejo con núcleo en “dificultad”, que en el discurso
vuelve a re-conceptualizarse con un sentido más trágico en “drama”, para retomar
inmediatamente una conceptualización previa menos comprometida: “definir un
porteño” y con ella también cerrar el turno. El mismo designado recibe distintas
y sucesivas conceptualizaciones: siempre centradas en el morfema “definir” y en
“drama”. En esa cadena tópica, “nuestra literatura” y “toda nuestra sociología” so-
lamente aportan a la especificación, necesaria de todos modos, de “drama”. Como
en ejemplos anteriores, sería imposible el uso de “drama” sin el apoyo semántico
de las dos periferias. Los contextos son asimétricos.

27
Finalmente, veamos ejemplos donde la preposición de introduce el centro:

(6) Inf. -Bueno--- mire--- las estancias... eh... siempre... eh si ustedes hubieran ido al cam-
po--- hubieran oído decir--- que--- a las estancias--- la gente de campo le llama “las casas”.
No le dice “la casa”, le dice “las casas”.
Enc. -¿ Por qué es eso?
Inf. -Porque nunca es una casa sola. Por ejemplo, está... eh... nosotros tenemos la casa
principal--- que en el campo le llaman el chalet--- la gente de campo, aunque no sea un
chalet, como lo nuestro no es un chalet. Es una casa de así--- de estilo--- no diríamos de
estilo español. Yo no sé--- no podría decirle--- es una casa de cincuenta años--- pero está
sola rodeada de una veredita. Entonces, a un costado--- hay--- cuatro piezas---con corredor.
Ésas... eh… antes… eh... fueron--- cuando vivían mis padres--- las dependencias de la casa.
Pero ahora--- nosotros en esta nueva etapa--- las hemos destinado a la vivienda del encar-
gado. Entonces tienen cocina--- tres dormitorios--- baño--- y escritorio. Tiene...
Enc. -Todo eso para el encargado.
Inf. -Para el encargado. Porque tiene cuatro hijos, dos mujeres, dos varones. Después- -- un
poco más lejos--- hay un lavadero--- hay otro baño--- y hay una pieza--- que la destinamos
al a la mucama nuestra--- a la mucama--- como en el campo le llaman, la mucama del cha-
let--- aunque no sea chalet--- como le explico. Después... esté caminando diríamos--- tal
vez dos cuadras--- hay otra pieza y una cocina--- y esa es vivienda de los peones. (hccba,
muestra xvi: p. 3)

En el ejemplo (6), la preposición de marca el centro, ya que en el discurso, “el


encargado” es la información que persiste a la derecha y además es la más nueva: el
encargado > el encargado > tiene. El tópico discursivo son las casas de la estancia, la
cadena de “vivienda” se inicia en “las dependencias de la casa”. Podemos observar
en las construcciones subrayadas que se habla del encargado, información nueva
que termina como sujeto desinencial cuando se predica sobre él (conexión sintác-
tica en “tiene”). De este modo, de está marcando el nominal que le sigue como
información central, cuestión que sería inesperada, si tenemos en cuenta todas las
descripciones de de como subordinante.

(7) Inf. -Y ése es el galpón--- donde se guardan cereales--- se guardan… esté… eh…eh...
los recados de los… del personal--- es… las las guarniciones de... de… de un sulky o de una
americana, que todas las estancias aunque haya... aunque haya auto tiene que haber tam-
bién--- un carrito.
Enc. -¿Cuál es la diferencia entre el sulky y la americana ?

28
Inf. -Bueno, el sulky tiene dos ruedas--- y la americana tiene cuatro. Entonces... y después
un ca... un… en casa hay también un carro ruso, una chata rusa, que--- en especial--- que
no tiene baranda--- que... que... le llaman así a la chata rusa--- un carro de cuatro ruedas
sin baranda.
(hccba, muestra xvi: p. 3)

En el ejemplo (7), de focaliza “un sulky”, que es retomado luego por el mismo
hablante en un generalizador “un carrito” que incluye al designado con el que se
hace la oposición, “una americana”. El entrevistador toma el cambio de tópico
de las guarniciones a los “carritos”, y pregunta la diferencia entre el sulky y la
americana. El entrevistado, entonces, describe las diferencias, volviendo a nom-
brar “sulky” y predicando sobre él. Aquí está claro que “sulky” es la información
nueva, que además no es compartida por el interlocutor, de allí su pregunta. Por
eso también el entrevistado dedica unas líneas a la descripción del sulky, hacien-
do que la información nueva persista a la derecha. En contraste, no se retoma
“guarniciones” (cuya cadena se presenta en bastardillas). Por todo esto, hay des-
equilibrio entre “guarniciones” (periferia) y “un sulky” (centro), siendo sulky la
información importante. Así, de focaliza el centro.

3.2. Análisis cuantitativo de la sintaxis de los esquemas nominales con de


Sobre un total de 161 casos de nominales con de, la mayoría de los ejemplos
responden a la relación centro-periferia donde la preposición de marca la periferia
(87 ejemplos/161, 54,04%). Le sigue cuantitativamente la coordinación (38/161,
23,60%) y finalmente la focalización del centro por medio de la preposición de
(36/161, 22,36%). Seguidamente, se representa en el Gráfico 1, la distribución de
estas cifras en colores (un color por cada tipo de relación sintáctica), para mostrar
de manera más clara la existencia de tres relaciones sintácticas establecidas por el
mismo lexema, es decir, por la preposición de.

29
Gráfico 1. Distribución de las relaciones sintácticas establecidas por de en hccba

De los ejemplos analizados y de la cuantificación realizada, se desprende que la


preposición de tiende a establecer la relación sintáctica de centro-periferia, y en
segundo lugar, se acerca a la coordinación. En la relación centro-periferia puede
marcar tanto el centro como la periferia (siendo los casos donde introduce la pe-
riferia los más numerosos del corpus). Los ejemplos donde de marca el centro de-
muestran que la preposición no siempre va acompañada de un elemento no im-
portante semánticamente (o “subordinado”, para los autores que así lo afirman),
sino que a veces marca el elemento importante. Considerando esta caracteriza-
ción, la preposición de tiende a marcar una relación sintáctica de centro-periferia,
con una frecuencia mayor en los casos donde la preposición de marca la periferia.

3.3. Análisis cualitativo y cuantitativo del corpus control


Debido a que el hccba es un cuerpo de datos que registra usos del español de
Buenos Aires de la década de 1960, decidimos comparar los resultados del análisis
con los datos del corpus preseea-Buenos Aires, que, como hemos mencionado
anteriormente, es un corpus actual, con usos que datan de los años 2010 y 2011.
Con respecto al análisis sintáctico, volvemos a encontrar en este corpus ejem-
plos de las tres relaciones sintácticas establecidas por la preposición de. Encontra-
mos ejemplos de dicha preposición marcando la periferia:

(8) Además, por ahí, para hablar un poquito más de tu vieja en navidad, ¿había por ahí... se
preparaba alguna comida en especial?

30
Ah, el tema de la comida de mi vieja es un, un flor de tema. Este.. yo tengo una relación
conflictiva con la comida, eh.. en casa es un tema que se despreciaba mucho el de la comida,
por un lado, o sea no hay, aún el día de hoy mi vieja desprecia de una manera cómica medio
absurda que alguien elabore una comida para otro le parece como una pérdida de tiempo.
(preseea, e. 4: p. 14)
(9) I: no mi mama no cocina <risas= “I”/> lo siento Juli es así mi mamá no cocina y cociná-
bamos mi hermana y yo ya cuando fuimos más grandes cocinábamos mi hermana y yo a mi
mamá nunca le gustó cocinar entonces las fiestas eran no había una cultura
E: sí
I: el cumpleaños sí había una cul una gran cultura en mi casa
E: sí
I: de cumpleaños el cumpleaños de cada uno de los miembros de la familia era festejado y
ahí sí se invitaba gente amigos (preseea, e. 7: p. 15)

En (8), se advierte que la información del nominal “la comida” persiste a la de-
recha, vuelve a aparecer en el nominal repetido “la comida”, resignificado en “un
flor de tema”, “un tema que se despreciaba mucho”, y luego se continúa hablando
pero ya con el artículo indefinido en el nominal “una comida”.
En el ejemplo (9), se ve la importancia del nominal “el cumpleaños”, que apa-
rece mencionado previamente y retomado luego por la concordancia en el predi-
cativo “festejado”.
Asimismo, hallamos ejemplos de relación cercana a la coordinación:

(10) ¿Y cómo es...? ya que estamos, para no ser injustos, ¿cómo es Mica?
No, Mica en cambio eh es muy inquieta pero físicamente, ella necesita moverse, bailar, es
muy coqueta y... y tambien es muy Susanita, a ella le gusta el casamiento, los novios, los
vestiditos de novia... (preseea, e. 10: p. 8)
(11) I: -Me encanta la docencia. Te digo, son complementarios, yo no podría estar en uno
y no en la otra, eh...
Lo que pasa es que uno no puede esta cien por ciento haciendo una sola cosa. Yo creo que
las dos cosas que hago tienen sus reglas de juego y, en mi trabajo, las dos cosas que hago
con mucho placer y este... me funcionan como complemento mismo. A mí me funcionan
como complemento. (preseea, e. 6: p. 10)

En ambos ejemplos (10 y 11), se observa como tanto el nominal “los vestiditos de
novia” como “sus reglas de juego” conforman un único significado.

31
Finalmente, también encontramos ejemplos donde la preposición de marca el
centro:

(12) I: una ciudad segura y no me acuerdo que yo ya cuando tenía dieciocho años que había
ido a a San Pablo que había a la casa de alguien pudiente
E: sí
I: el tipo no me dejaba circular por su barrio que era el barrio Morumbí (preseea, e. 11: p.
11)
(13) –Bien. Y pensás que ahora la inseguridad, digamos es un tema bastante particular.
Eh... ¿Qué te parecen las propuestas de la gente acerca de este tema de la inseguridad? ¿Qué
propondrías vos, por ejemplo?
–En realidad, yo siento que hay quejas de la gente, pero no hay propuestas de las auto-
ridades, que son quienes debieran hacer más cosas para que nosotros, lo que no somos
autoridades, vivamos en una relativa tranquilidad o algo más cercano a la tranquilidad.
(preseea, e. 5: p. 3)

En el ejemplo (12), observamos que el nominal “alguien pudiente” se retoma


luego en el discurso (no así el nominal “la casa”), un poco más especificado en el
nominal “el tipo”. Reaparece en la desinencia verbal de “dejaba” y vuelve a aparecer
finalmente en el posesivo “su”. En tanto, en el ejemplo (13), lo que persiste en el
discurso es el segundo nominal, “las autoridades”, por medio de la cláusula adjetiva.
En el análisis cuantitativo de las relaciones sintácticas, se observa que la ma-
yoría de los ejemplos presentan una relación sintáctica de centro-periferia donde
de marca la periferia (75 ejemplos/155; 48,39%). Luego, tenemos la relación de
coordinación (44/155; 28,39%), y por último, la preposición como marcadora del
centro (36/155; 23,23%).
En el Gráfico 2, observamos de manera clara la distribución de estas cifras por
color. Si comparamos este gráfico con el Gráfico 1, podemos advertir que se ha
reducido el uso de de como marcador de la periferia, y ha crecido el número de
casos de de como marcador de una relación de coordinación. Es decir que de los
años 60 a la actualidad, puede notarse una leve variación en cuanto a las relacio-
nes sintácticas que establece de. Un número menor de casos de de introductora de
periferia en detrimento de un incremento en los casos de esta preposición como
coordinante ya nos alerta sobre un cambio en la sintaxis de esta preposición.
Parecería estar ganando más terreno su función como conector coordinante. Sin
embargo, cabe aclarar que esta preposición sigue manteniendo estas tres relacio-

32
nes sintácticas distintas, dependientes del contexto de uso: marcador de periferia,
coordinante y marcador de centro.

Gráfico 2. Distribución de las relaciones sintácticas establecidas por de en preseea

Para concluir, el estudio comparativo entre los corpora ha demostrado que a


pesar de que el Habla culta es un corpus recolectado hace aproximadamente 40
años, no hay mayores diferencias en los usos.

4. Conclusiones

En cuanto al estatuto sintáctico-pragmático de la preposición de, se conclu-


ye que esta preposición establece distintas relaciones sintácticas entre el nombre
núcleo del esquema y el nominal que les sigue, de acuerdo con el contexto, y
dependiendo de los grados de coherencia del discurso; las relaciones sintácticas
que establece son de coordinación y de centro-periferia. Dentro de la relación de
centro-periferia, la preposición de tiende a introducir la periferia.
Pragmáticamente, y en consonancia con las conclusiones sobre su estatuto sin-
táctico, la preposición de, cuando marca la periferia, tiende a introducir la infor-
mación menos importante, que es la que no presenta persistencia a la derecha en
el discurso. En tanto, cuando de marca el centro, introduce la información nueva
y más importante en el discurso, que presenta persistencia a la derecha.

33
De lo dicho previamente, se desprende que también se comprueba que las
relaciones que establece de con los nominales que conecta están motivadas por el
objetivo comunicativo y el contexto, la distribución de la información y todos los
fenómenos situacionales que rodean el mensaje. Además, las relaciones sintácticas
son el resultado de grados de continuidad entre los conectados en el discurso y
pueden describirse dentro de un continuum. De este modo, las distintas relaciones
sintácticas que establece la preposición de son el resultado de los grados de cohe-
rencia existentes entre estos, es decir, están motivados por factores semánticos y
pragmáticos.

34
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36
capítulo 2

Las frases verbales de infinitivo y gerundio:


gradación y contexto clausular
Silvina Peri | Universidad de Buenos Aires | [email protected]
Cecilia Romero | Universidad de Buenos Aires | [email protected]

· · ·

Resumen

En el presente trabajo estudiamos el problema de definir el comportamiento


del auxiliar y la composición de las frases verbales de infinitivo y gerundio. Para
esto comenzamos revisando algunas definiciones, entre ellas las propuestas por
Rosetti (1971), Alcina Franch y Blecua (1975) y Gómez Torrego (1988). En todos
los casos estos autores mencionan dos componentes principales de las perífrasis: el
verbo auxiliar y el auxiliado. El auxiliar aporta las categorías gramaticales (tiempo,
modo, persona, número), no puede recibir modificadores y a su vez está inserto
dentro de un proceso de gramaticalización; mientras que el auxiliado (un verboi-
de) selecciona actantes.
Sin embargo, la ngle (2009) considera que las propiedades sintácticas de las
perífrasis verbales no dan lugar a un conjunto único de estructuras que acepten
por igual a todos los auxiliares; la medida en que estos las satisfacen suele estar
sujeta a grados. Otro autor, Iglesias Bango (1988) tiene en cuenta el concepto de
auxiliaridad verbal como un fenómeno gradual; y Tornel Sala (2012) considera
que esta auxiliaridad viene a constituir un proceso unificador, que posibilita la
conjunción de dos o más elementos en una unidad lingüístico-funcional.
Partiendo del concepto de Esquemas verbales de Borzi (2008) —los actantes
son entidades móviles, cambiantes, que se redefinen cada vez en cada mensaje al
combinarse con cada verbo y con cada otro actante en un contexto—, estudiamos
algunos casos menos prototípicos de frase verbal en el contexto de la cláusula;
ejemplo del corpus: Del lado de los vecinos comenzaron a llover piedras.

Palabras clave: perífrasis verbal, infinitivo, gerundio, auxiliar, actantes.

37
Introducción

En las siguientes páginas abordaremos el concepto de perífrasis verbal desde


una perspectiva cognitiva. En primera instancia, revisaremos los trabajos de auto-
res que abordan este tema: Rosetti (1971), Gómez Torrego (1998), Iglesias Bango
(1988), Tornel Sala (2012), entre otros. El propósito es analizar los puntos de con-
tacto de dichas teorías y evaluar qué aspectos del análisis podrían ser ampliados.
Luego de esta revisión, tendremos como objetivo principal reflexionar sobre el
concepto de perífrasis verbal a partir del análisis del corpus, teniendo en cuenta:
los actantes, el contexto de la cláusula en la que se insertan; el comportamiento
del verbo, como forma simple y como auxiliar. Y finalmente intentaremos deter-
minar qué factores pueden intervenir al considerar si una construcción de verbo
conjugado más verboide es o no es una frase verbal.

1. Estado de la cuestión

1.1. Algunas definiciones sobre las perífrasis


Las frases verbales son contrucciones formadas por un auxiliar y un verbo prin-
cipal. En líneas generales, podemos decir que todos los autores concuerdan en
que el auxiliar aporta las categorías morfológicas; mientras que el verbo principal
es un verboide que selecciona actantes; y también se admite la posibilidad de
tener elementos intercalados en la frase.
Rosetti (1971:80) define la perífrasis como una construcción binaria, de miem-
bros heterofuncionalesde funciones diferentes, cuyo segundo constituyente es un
verboide, que admite conmutación léxica y no estructural. La frase verbal puede
admitir la disociación, o sea, la intercalación entre ambos constituyentes de otros
elementos que pueden o no modificarla. Para que la frase funcione con valor
unitario, el v1 no debe recibir modificadores. Estos podrán referirse a toda la
construcción y nunca al primer constituyente. Presenta dos ejemplos. Ellos son:
a) La galera sigue cruzando la pampa y b) La galera sigue por el antiguo camino,
cruzando la pampa. El primer caso es frase verbal, mientras que el segundo no lo
es. Los criterios que sigue la autora para definir la perífrasis son puramente sintác-
ticos; su objetivo es demarcar las construcciones endocéntricas verbales libres y las
construcciones endocéntricas verbales con modificadores obligatorios. Las frases
verbales se encuentran dentro de este último grupo.

38
Alcina Franch y Blecua (1975:777) definen la frase verbal como una bipredica-
ción con unidad de sentido. Mientras que Gómez Torrego (1988:23-24) la define
como la unión de dos o más verbos que sintácticamente constituyen un solo nú-
cleo del predicado. Encontramos también un autor como Tornel Sala (2012) que
intenta abarcar los aspectos formales y funcionales, teniendo en cuenta en su de-
finición distintos fenómenos como la auxiliaridad. Así, define la perífrasis como:

una única unidad lingüístico-verbal establecida a partir de la conjunción de dos o más par-
tículas verbales (el verbo auxiliar y el verbo auxiliado) con la intercalación posible de una
preposición o elemento nexual entre ambos. Dicha conjunción, como vemos, elimina la
autonomía funcional de los dos segmentos verbales, en beneficio de una función predicati-
va única en el seno de un enunciado determinado, como una primera manifestación de la
unidad sintáctica que la perífrasis verbal configura (83)

1.2. Gramaticalización (o no) del auxiliar


Otra cuestión que ha despertado interés en los autores tiene que ver con inten-
tar caracterizar el auxiliar. En términos generales, estos coinciden en sostener que
el auxiliar aporta las categorías gramaticales: tiempo, persona, número, modo;
y que no puede recibir modificadores. Sin embargo, a la hora de caracterizar el
significado (pleno o no) del auxiliar, encontramos divergencias.
Algunos autores mencionan que el auxiliar sufre un proceso de gramaticaliza-
ción parcial. Esto es, la pérdida del significado léxico del auxiliar en la perífrasis
verbal y su configuración formal a través de la fórmula conocida como verbo
auxiliar y verbo no personal (Roca Pons, 1958:10).
Por su parte, Gómez Torrego (1988:12-13) señala que el criterio de la gramatica-
lización no es fiable por varias razones; entre ellas, existen perífrasis verbales cuyos
auxiliares mantienen su significado originario y pleno (por ejemplo, empieza a llo-
ver); no es fácil saber sincrónicamente cuándo un verbo empieza a desemantizarse
(un mismo verbo puede tener numerosas acepciones en el diccionario); además
hay construcciones con infinitivo y participio en las que el verbo precedente está
usado metafóricamente o aparece desemantizado y no por eso hay que hablar de
perífrasis verbales (el autor pone como ejemplo Juan se lanzó a recoger datos).
Finalmente, Iglesias Bango (1988:108-109) se posiciona en términos interme-
dios expresando que se pueden encontrar verbos que nunca se usan como auxi-
liares (comer, llorar); casos intermedios que funcionan a veces como tales (venir,
seguir, ir); y otros verbos que casi siempre son auxiliares (haber, soler). Caracteriza
este fenómeno de la auxiliaridad y le adjudica cierta gradualidad:

39
Gran parte de las dificultades con que se encuentra la Gramática Tradicional a la hora de
abordar el problema de los verbos auxiliares radica en que se los quiere incluir en un grupo
o clase específica y definida. Es decir, se pretende hacer una división general y rígida en
compartimentos estancos, de manera que sólo existan dos caminos: o hay verbos auxiliares
o no los hay. (107)

Asimismo, la ngle (2009:2131) considera que las propiedades sintácticas de las


perífrasis verbales no dan lugar a un conjunto único de estructuras que acepten
por igual a todos los auxiliares; por el contrario, la medida en que estos las satis-
facen suele estar sujeta a grados y está relacionada con la forma variable en la que
su significado particular se adapta (con mayor o menor naturalidad) a las condi-
ciones impuestas por la sintaxis de las perífrasis.

1.3. Pruebas de reconocimiento


Algunos autores adjudican cierta importancia en el estudio de las frases verba-
les a las pruebas de reconocimiento. Rosetti (1971:80) establece dos pruebas para
caracterizar las construcciones endocéntricas verbales de modificador obligatorio
con verbos de valencia 1. En este conjunto incluye a los grupos verbales, las lo-
cuciones verbales y los giros verbales (y, dentro de ellos, las frases verbales). Las
pruebas se refieren a dos tipos de conmutación: léxica y estructural. La primera
consiste en sustituir una palabra por otra sin que se altere ni su función, ni su
articulación. Puede cambiar o mantener su significado. Por ejemplo, Estoy alegre/
triste. La segunda prueba consiste en sustituir un modificador por un equivalente
funcional de distinta articulación. Por ejemplo, Hago esto/ lo que quiero.
Las frases verbales admiten conmutación léxica pero no admiten conmutación
estructural.
En el caso de la conmutación léxica, lo que se sustituye es el auxiliado. Por
ejemplo, Juan puede correr/saltar/ manejar. La conmutación estructural representa
un cambio de conexión o de estructura interna. Por ejemplo, Juan puede correr/
* que correr. Este último ejemplo resulta agramatical. Otra de las pruebas men-
cionadas por la autora es la del reemplazo de la perífrasis por la forma simple
del verbo principal o auxiliado. Siempre que se trate de una sola acción esto será
posible (aunque se pierda un valor de tipo modal, aspectual, etc.); pero no si se
trata de dos acciones separadas, o de un verbo simple con su complemento (en
cuyo caso se perderá un actante).
Por su parte, Gómez Torrego (1988) propone pruebas de reconocimiento po-
niendo especial atención en la naturaleza del auxiliado:

40
Pues bien, cuando estas formas no personales constituyen el verbo principal o auxiliado de
una perífrasis verbal, lo que domina en ellas es el valor verbal, de forma que lo nominal del
infinitivo, lo adverbial del gerundio y lo adjetival del participio desaparecen. (16)

En las perífrasis de infinitivo, este no debe poder nominalizarse (mediante sin-


tagmas nominales o proposiciones sustantivas) o pronominalizarse en la cons-
trucción. Por ejemplo, ante una cláusula como: Debo arreglar el jardín, aplican-
do la prueba resulta: * Debo el arreglo del jardín. Asimismo, en las perífrasis de
gerundio, el gerundio no puede conmutarse por un adverbio interrogativo. Por
ejemplo, en una cláusula como: Los soldados vienen cantando por el jardín no hay
perífrasis porque frente a la pregunta ¿Cómo vienen?, se puede responder: Can-
tando. Y finalmente en las perífrasis de participio, el participio no puede conmu-
tarse por un adjetivo ni aceptar interrogación con el adverbio cómo. Por ejemplo,
una cláusula como Tu hijo anda enamorado no constituye perífrasis porque frente
a la pregunta ¿Cómo anda tu hijo? se puede responder Enamorado.1
Iglesias Bango (1988:88) afirma que el derivado (así llama al auxiliado) no posee
independencia funcional; lo que, a su vez, trae aparejado que: 1) no sea conmuta-
ble por segmentos más o menos amplios equifuncionales; 2) no acepte la interro-
gación; 3) tampoco la pronominalización o adverbialización; 4) no sea focalizable
en una estructura ecuacional. Continúa su explicación determinando que no hay
perífrasis si: 5) el supuesto auxiliar admite adyacentes propios; y 6) rige su propio
sujeto, distinto del derivado.
En síntesis, el problema de definir las perífrasis verbales trae aparejado otros,
como la gramaticalización del auxiliar y la naturaleza del auxiliado. Por nuestra
parte, consideramos que la frase verbal debe ser analizada en el contexto de la
cláusula en la que se inserta y prestando atención a cuestiones pragmáticas como
la motivación del hablante al construir el enunciado.

2. Problemas

Para ensayar posibles resoluciones a los problemas presentes en la bibliografía,


nos enfrentamos a la necesidad de enriquecer las clasificaciones y definiciones
existentes con los aportes de nuevas perspectivas teóricas.

1 
Todos estos son ejemplos presentados por el propio autor.

41
Más allá de esto, hemos constatado al recabar el corpus que hasta las frases
verbales más utilizadas pueden presentar problemas, según sea la intención comu-
nicativa del hablante. Por ejemplo, no hay dudas sobre la capacidad del auxiliar
comenzar para formar perífrasis verbales aspectuales de tipo incoativo, como las
siguientes:

(1) Comencé a recordar las fechas como el día que me fui de viaje, el día que me invitaron
a un casamiento en China (…)
(2) Durante mis viajes comencé a escribir mis historias en cuadernos y, más tarde, en blogs
y revistas.

Si consideramos los actantes en los casos (1) y (2), encontramos agentes [+hu-
manos] y pacientes [+abstractos], seleccionados por los verbos recordar y escribir.
Comenzar es un auxiliar que no está en proceso de gramaticalización,2 dado que
su significado se mantiene en la perífrasis, de la misma manera en que lo podemos
encontrar cuando funciona como verbo simple:

(3) Comenzó la veda electoral previa a los comicios.

Podemos suponer que una frase verbal con este auxiliar no suscitaría a priori
ningún problema teórico. Sin embargo, revisemos el siguiente caso auténtico,
extractado de un diario:

(4) (Si la orden policial era aplacar la protesta, lo que lograron las balas de goma y el medio
centenar de policías con escudos fue lo contrario.) Del lado de los vecinos comenzaron a
llover piedras.

Debemos analizar este caso partiendo de un nivel discursivo; así, reponiendo el


contexto de la nota periodística, queda claro que, en medio de una pueblada en
Junín, los vecinos arrojaron piedras. Sin embargo, quien escribe organiza la cláusula
de manera tal que no responde a una ctp (cláusula transitiva prototípica, con una
sintaxis de s-v-o, un actante agente los vecinos, un verbo de acción con transmi-
sión de energía arrojan, tiran, etc. y un paciente piedras); sino eligiendo una frase
verbal con un verboide [+impersonal] como llover, a la que le corresponde un

2 
Cfr. empezar en Gómez Torrego (1988:12).

42
sujeto sintáctico, las piedras. Su posición en la cláusula y sus rasgos semánticos lo
acercan a un actante paciente más que a un agente. El “verdadero” actante agente
está presente en la cláusula en la construcción locativa del lado de los vecinos. Toda
la cláusula está armada de manera tal de desligar al actante agente la responsabili-
dad de la acción que está llevando a cabo y que en el contexto se entiende como la
reacción a una primera acción de la policía, que comenzó reprimiendo la protesta.
En cualquier otro contexto resultaría poco probable que una frase como comenzar
a llover seleccionara un actante piedras.3
Como ya se pone de manifiesto en la bibliografía citada, la medida en que las
frases cumplen las condiciones y pruebas de reconocimiento antes mencionadas
se da más como una gradación que como reglas infalibles que determinen si cons-
tituyen o no perífrasis. Por lo tanto, es importante complementar estas pruebas
con análisis de índole pragmática (como el contexto y el objetivo comunicativo
del hablante para armar su enunciado) y semántica (los actantes en juego en la
cláusula).
En el caso de este trabajo, nos proponemos estudiar algunos verbos que no
suelen ser listados como auxiliares; pero que consideramos que pueden estar fun-
cionando en algunos contextos de esa manera; se trata de los verbos vivir, pasar
y largar(se).

3. Metodología y corpus

El corpus fue extraído de portales de noticias, revistas y diarios on line. Realiza-


mos un análisis cualitativo sobre casos que nos parecen significativos.
Seleccionamos 20 cláusulas; en algunas se trata de combinatorias de un verbo sim-
ple con distintos actantes; en otras, la combinatoria es entre un verbo conjugado y un
verboide (que pueden o no formar frase verbal). Los casos son los siguientes:4

(1) Comencé a recordar las fechas como el día que me fui de viaje, el día que me invitaron

3 
Si bien hay un uso metafórico de la frase, este caso se separa de uno como Le
llueven los trabajos, porque dado el contexto en el que se emplea, la lluvia de piedras
es bastante literal.
4 
Utilizamos negrita para las frases verbales y cursiva para las construcciones de
verbo más complementos.

43
a un casamiento en China (…). La Nación Revista, 13/10/13
(2) Durante mis viajes comencé a escribir mis historias en cuadernos y, más tarde, en blogs
y revistas. La Nación Revista, 13/10/13
(3) Comenzó la veda electoral previa a los comicios. prensa.argentina.ar, 25/10/13
(4) Del lado de los vecinos comenzaron a llover piedras. Clarín, 11/03/13
(5) La niña más linda del mundo vive en Rusia y es furor en Facebook. Infobae.com 27/11/14
(6) Carta Abierta N° 14: “Vivimos tiempos de urgencia y esperanza”. cta.org.ar, 16/10/13
(7) Mónica Farro vive un romance con Juan Román Riquelme. nuevodiarioweb.com.ar,
21/06/2013
(8) Mi novia me lo vive diciendo. perfil.com, 17/10/2010
(9) Al vivir viajando, cada uno de mis días empezó a ser distinto al anterior. La Nación
Revista, 13/10/13
(10) La actriz Candela Vetrano pasó por el quirófano y se puso lolas. Primiciasya.com 13/02/15
(11) Oyarbide pasó un mal momento cuando fue a votar. infobae.com, 27/10/13
(12) ¿Qué pasó, campeón? Ole.com.ar, 13/02/15
(13) Mi rutina pasó a ser la falta de rutina: nunca sabía en casa de quién iba a dormir, qué
paisaje iba a conocer, qué comida iba a probar, qué persona iba a encontrarme, qué situa-
ción iba a ocurrir. La Nación Revista, 13/10/13
(14) El plantel de Newell’s pasó a saludar al Tata Martino antes de viajar a Buenos Aires.
lacapital.com.ar/ovacion, 19/09/13
(15) Al año y dos meses se largó sola y se cayó, se golpeó muy fuerte. materna.com.ar, 31/1013
(16) De la Sota se largó de lleno a la carrera presidencial. diadia.com.ar, 18/10/14
(17) Nani hizo un golazo y se largó a llorar. goal.com, 23/02/15
(18) Así estaba Lincoln, antes de que se largue a llover con todo. tn.com.ar, 6/10/12
(19) La ‘Pulguita’ se largó a caminar. aimogastanoticias.com.ar, 30/09/13
(20) (“No hay ruido que me guste más que el del trabajo.) El único que me molesta es el del
que se la pasa hablando sin proponer nada”, indicó cfk. tn.com.ar, 20/09/13.

4. Análisis

Agrupamos los casos según los verbos vivir, pasar y largar(se). Analizamos cada
verbo a partir de los diversos valores semánticos presentes en las entradas del
Diccionario de uso del español,5 de María Moliner (1998). Al analizar las cláusu-

5 
De aquí en adelante, abreviado como due.

44
las consideramos su organización según esquemas verbales (Borzi: 2008). Estos
esquemas son gramaticalizaciones de distintos Modelos Cognitivos Idealizados
(Lakoff, 1987) que constituyen proposiciones o cláusulas en las que participan
actantes. Dichos actantes son entidades móviles, cambiantes en todos y en cada
uno de sus atributos que se redefinen cada vez en cada mensaje al combinarse con
cada verbo y con cada otro actante en un contexto.
Luego reflexionamos acerca de si las acepciones y significados del verbo como
forma simple mantienen alguna relación con los que el mismo verbo, al funcionar
como auxiliar, posee en la frase verbal. En palabras de Gómez Torrego (1988):

No es fácil saber sincrónicamente cuándo un verbo empieza a desemantizarse. Piénsese que


en los diccionarios una entrada léxica cualquiera presenta diversas acepciones sin que ello
nos obligue a preguntarnos cuál es la originaria. Y así, verbos como andar y llevar creemos
que presentan el mismo significado cuando actúan como auxiliares que cuando actúan
como verbos plenos o principales (13).

4.1. Esquema verbal vivir


Acepciones tomadas de Moliner (1998:1416)

vivir
Uso intransitivo
1. Estar vivo.
2. Llevar cierto género de vida. Ejemplo: Vivir honradamente.
3. Manejarse en la vida. Ejemplo: Estos tropiezos le enseñan a vivir.
4. Habitar. Ejemplo: Vive en Madrid.
5. Mantenerse. Ejemplo: Gana lo justo para vivir.
6. Durar. Ejemplo: Este impermeable vivirá poco.
7. Convivir. Ejemplo: Vive con sus padres.
8. Permanecer en alguien ciertos recuerdos. Ejemplo: Estos momentos vivirán siem-
pre conmigo.
Uso transitivo
9. Estar presente o tomar parte en ciertos sucesos. Ejemplo: Vivimos entonces mo-
mentos de gran ansiedad.
10. Experimentar. Ejemplo: Los que hemos vivido la guerra.

Consideramos ahora los siguientes casos del corpus:

45
(5) La niña más linda del mundo vive en Rusia y es furor en Facebook.
(6) Carta Abierta N° 14: “Vivimos tiempos de urgencia y esperanza”.
(7) Mónica Farro vive un romance con Juan Román Riquelme.
(8) Mi novia me lo vive diciendo.
(9) Al vivir viajando, cada uno de mis días empezó a ser distinto al anterior.

En el due, el verbo vivir registra más usos como intransitivo que como tran-
sitivo. Puede aparecer combinado con actantes locativos, como en el caso (5),
que coincide con la acepción 4) de Moliner. En su uso transitivo, puede estar
acompañado por pacientes/temporales, como es el caso (6). Este caso está en
concordancia con la acepción 9) del due.
En (7) encontramos el verbo vivir en combinación con un paciente [+abstrac-
to], un romance. Esto coincide con la acepción 10) de Moliner.
En el caso (8), los actantes que entran en juego son un agente (mi novia), un
paciente (lo) y un benefactivo (me); son actantes seleccionados por decir. En el
auxiliar, vivir, aparece un rasgo de aspecto habitual; podríamos parafrasear con
una construcción del tipo Mi novia suele decírmelo. Si consideramos la prueba del
reemplazo por una forma simple del verbo, encontramos que se trata de una sola
acción (ejecutada varias veces).
En el caso (9) no encontramos perífrasis sino que la construcción vivir viajando
se interpreta como “un modo de vivir, modo de vida” (vivir de esa manera); coin-
cide con la definición 2) del due. No se puede reemplazar por una forma simple
(se pierde el actante modal), por lo tanto no conforma una frase verbal.

4.2. Esquema verbal pasar


Acepciones tomadas de Moliner (1998:589-590)

pasar
1. El significado básico de este verbo es “ir de un sitio a otro”. Ejemplo: El pá-
jaro pasó de una rama a otra.
a) Esta acción puede implicar atravesar por dentro, por encima o por al lado de
una cosa cuyo nombre puede hacer de complemento directo, permaneciendo o
sin permanecer en esa situación. Ejemplo: Pasar el río a nado.
b) La acción de pasar puede llevar consigo dejar atrás una cosa yendo más
allá de ella, rebasándola, superándola o venciéndola. Ejemplo: Hemos pasado el
invierno.

46
c) El objeto de interés puede ser el lugar o cosa por encima del cual, por delante
de la cual, etc, se realiza la acción. Ejemplo: Por la calle estaba pasando la procesión.
d) El tránsito puede significar la extinción de la cosa. Ejemplo: Aquello ya pasó.

Consideramos los siguientes casos:

(10) La actriz Candela Vetrano pasó por el quirófano y se puso lolas.


(11) Oyarbide pasó un mal momento cuando fue a votar.
(12) ¿Qué pasó, campeón?
(13) Mi rutina pasó a ser la falta de rutina: nunca sabía en casa de quién iba a dormir, qué
paisaje iba a conocer, qué comida iba a probar, qué persona iba a encontrarme, qué situa-
ción iba a ocurrir.
(14) El plantel de Newell’s pasó a saludar al Tata Martino antes de viajar a Buenos Aires.

En (10) encontramos una cláusula con un actante agente y un locativo, lo que


concuerda con la acepción 1c). Mientras que en (11) tenemos un agente y un pa-
ciente/temporal. Este caso concuerda con la acepción 1a).
El caso (12), una cláusula interrogativa, presenta un verbo simple en combina-
ción con un sujeto sintáctico que puede ser caracterizado como un actante pa-
ciente más que como un agente. Este caso está en concordancia con la definición
1d), en el sentido de “dar por sucedido algo”.
Consideramos el caso (13), pasó a ser, como una frase verbal con un significado
aspectual de tipo incoativo. Presenta un actante paciente/cambio de estado que
es [-humano].
En el caso (14), pasó a saludar, el significado de pasar está presente como mo-
vimiento, en tanto una persona se desplaza espacialmente. Se pueden diferenciar
las dos acciones que realiza el agente (pasar y saludar), por lo tanto no es una frase
verbal.

4.3. Esquema verbal largar(se)


Acepciones tomadas de Moliner (1998:152)

largar
(de largo)
1. Muy usado en marina tr. soltar poco a poco un cable o una cuerda
2. Desplegar o extender un cable o una cuerda.
3. Se emplea con tono despectivo o con cierto énfasis con el significado de dar.

47
4. Pegar con cualquier clase de golpe, un tiro, etc. Ejemplo: Lárgate un cachete.
5. Soltar.
6. Decir con inoportunidad o pesadez una cosa. Ejemplo: Nos largó un discurso
de una hora.
7. Decir a alguien un insulto.
8. Contar lo que debería haberse callado. Ejemplo: Amenazó con empezar a
largar si no se cumplían sus exigencias.
9. Indiscreto
10. Marcharse de un sitio bruscamente por estar a disgusto con él.
11. Echar o despedir a alguien.
12. Zarpar o apartarse de tierra o de otra embarcación.

Consideramos los siguientes casos:

(15) Al año y dos meses se largó sola y se cayó, se golpeó muy fuerte.
(16) De la Sota se largó de lleno a la carrera presidencial.
(17) Nani hizo un golazo y se largó a llorar.
(18) Así estaba Lincoln, antes de que se largue a llover con todo.
(19) La ‘Pulguita’ se largó a caminar.

Los casos (15), (16) y (17) poseen un actante agente con rasgo [+humano]; allí
observamos que el verbo largar(se) tiene relación con las acepciones 10) y 12) de
Moliner. Si bien no hay una correspondencia total de significados, vemos que en
algunas acepciones aparece un rasgo de [+movimiento], al igual que en pasar. Es
interesante también la acepción 4), “pegar con cualquier clase de golpe”, como
algo que sucede de forma repentina. En el caso (17) largar(se) presenta un rasgo
aspectual incoativo; se trata de una frase verbal.
En el caso (18) encontramos una frase verbal formada por un auxiliar y un ver-
bo auxiliado [+impersonal] de fenómeno climático que no selecciona actante; este
caso también constituye una frase verbal aspectual de tipo incoativo.
El caso (19) en apariencia es similar al (18); pero aquí, al tratarse de un agente
[+humano], parece probable que puedan diferenciarse las dos acciones, largar(se)
y caminar. Solo el contexto nos permitiría saber si se trata del inicio de una acción
(que pudiera parafrasearse por empezó a caminar) o de dos acciones separadas
(una podría ser la de “tomar impulso” y otra la de “caminar”), en cuyo caso una
de las acciones sería similar al caso (15).

48
4.3. Esquemas verbales y actantes. Valor aspectual de las perífrasis
En un trabajo anterior sobre locuciones verbales (Peri & Romero, en prensa)
habíamos planteado la necesidad de estudiar estas construcciones de verbos más
complementos como un fenómeno gradual, en el cual un verbo se combinaba
con distintos actantes en un contexto de cláusula determinado. Si bien las locu-
ciones, por ser fórmulas fijas (pero no tanto, dado que presentaban variaciones6)
tendían a funcionar como piezas léxicas, veíamos que su significado global no
estaba reñido con los significados que el verbo tomaba en combinación con otros
actantes.
En el presente trabajo, los valores semánticos que encontramos en las perífrasis
también ya están presentes, de alguna manera, en la forma simple del verbo. Vea-
mos los casos de los esquemas verbales vivir y pasar. En ambos tenemos cláusulas
en las que se combinan con actantes locativos (vive en Rusia; pasó por el quirófano)
y luego, el mismo esquema verbal aparece combinado con actantes pacientes/
temporales (vivimos tiempos de urgencia y esperanza; pasó un mal momento). Gra-
cias a Jackendoff (1983:188) sabemos que la mente no fabrica conceptos abstractos
a partir de la nada, sino que adapta lo ya disponible. El tiempo, como concepto
[+abstracto], suele ser conceptualizado por el hablante en función del espacio.
La primacía de la espacialidad se debe a su estrecha relación con la cognición no
lingüística, dominio común de las facultades esenciales de la visión, el tacto y la
acción. Por lo tanto, no es de extrañar que en el mismo esquema verbal aparezcan
actantes locativos y de allí se pase a conceptualizar pacientes/temporales. Luego,
consideramos que de estos pacientes/temporales se pasa a la conceptualización del
aspecto en las perífrasis, concepto [++abstracto] que el tiempo, y que nos puede
indicar inicio, duración o finalización de una acción.
El caso del esquema verbal largar(se) es diferente; pero si bien no encontramos
una combinación con actantes locativos7 y pacientes/temporales tan clara como
en los esquemas anteriores, sí hay un rasgo de [+movimiento] y de “algo que su-
cede de forma repentina”, como un “golpe”, que ya estaba presente en las mismas
acepciones del due; podemos considerar que este rasgo ya forma parte del aspecto
léxico del propio verbo, en el sentido de “inicio de la acción”.

6 
Uno de los casos era la levantan en pala/ la han juntado con pala.
7 
Podría pensarse que es habitual una combinación del tipo largar(se) de un lugar;
sin embargo, en el corpus que manejamos (prensa escrita y on line de Argentina) no
hemos encontrado casos de este tipo.

49
Dicho esto, hay que subrayar una diferencia más entre los esquemas; ya desde el
aspecto léxico, encontramos un rasgo [+duración] en vivir y [-duración] en pasar
y largarse, lo que resulta coherente con el aspecto que presentan como auxiliares
en las perífrasis (habitual en un caso, incoativo en los otros).
Recapitulando, los verbos analizados en estos contextos presentan los siguientes
valores.

Vivir
-aspecto léxico [+duración], [-movimiento]
-se combina con actantes locativos y pacientes/temporales (ejemplos: vive en
Rusia; vive un romance)
-forma perífrasis de aspecto habitual: vivir + gerundio; ejemplo: (8) Mi novia
me lo vive diciendo

Pasar
-aspecto léxico [-duración], [+movimiento]
-se combina con actantes locativos y pacientes/temporales (ejemplos: pasó por
el quirófano; pasó un mal momento)
-forma perífrasis de aspecto incoativo: pasar + a + infinitivo; ejemplo: (13) Mi
rutina pasó a ser la falta de rutina

Largar(se)
-aspecto léxico [-duración], [+movimiento], [+inicio de acción]
-no se combina con actantes locativos o pacientes temporales (se largó sola),
salvo algunos casos [+abstractos] (se largó de lleno a la carrera presidencial)
-forma perífrasis de aspecto incoativo: largar(se) + a + infinitivo; ejemplo: (18)
Así estaba Lincoln, antes de que se largue a llover con todo

Conclusiones

En este apartado intentaremos retomar aquellas cuestiones significativas a la


hora de determinar si un conjunto de verbo más verboide es o no es una frase
verbal. En primer lugar, el auxiliar y el concepto de auxiliaridad. Retomando las
palabras de Iglesias Bango (1988):

50
¿Cuál es la situación del auxiliar en el sistema? La respuesta a una pregunta así, creo, la
puede facilitar la comparación de los auxiliares y la auxiliaridad con los llamados, tam-
bién impropiamente, verbos transitivos y la transitividad. Dicho de otra manera, en cada
una de las frases (ej: quiere aprobar o quiere llover) tendríamos el mismo verbo pero en
usos distintos. Este planteamiento permite explicar la fluctuación de un mismo segmento
entre el carácter auxiliar y no auxiliar, de igual forma que se hace con la transitividad.
En la auxiliaridad también hay una gradación imperceptible de mayor a menor capacidad
de funcionamiento independiente: en un extremo se encontrarían verbos que nunca se usan
como auxiliares (comer, llorar, caminar); en el lado opuesto, otros que casi siempre se usan
así (haber, soler) y por último, en el medio una gama mayor o menor de verbos que aceptan
ambas opciones. (108-109)

Resulta interesante concebir la auxiliaridad como una categoría gradual, tanto


como lo puede ser la transitividad. Consideramos que los ejemplos que estudia-
mos en este trabajo se ubican en un lugar intermedio entre los verbos que siempre
son auxiliares y aquellos que no lo son nunca, o casi nunca. Les adjudicamos
entonces un rasgo que podemos expresar como [+/-auxiliaridad].
En segundo lugar, teníamos elementos nexuales (que pueden o no estar pre-
sentes) y que conectan con un verbo auxiliado o principal, un verboide. Como
explicaba Gómez Torrego (1988:16), es importante constatar si los verboides man-
tienen su carácter verbal (en cuyo caso forman frase) o no (mostrando valores no-
minales, adverbiales o adjetivales). Podemos expresar este rasgo como [+/-verbal].
Agregamos a esto que es importante considerar la selección de actantes que realiza
este verbo, y que también se relaciona con el grado de motivación que tiene el
hablante a la hora de construir el enunciado. Es así que con un mismo auxiliar
podíamos encontrar frases más esperadas (comencé a recordar las fechas) y menos
esperadas y posiblemente más motivadas (comenzaron a llover piedras).
Luego, cabe hacerse preguntas del siguiente tipo sobre la unión auxiliar/ auxilia-
do: ¿comparten sujeto?; ¿comparten complementos?; ¿tienen elementos intercala-
dos? Hay que subrayar que estas condiciones pueden cumplirse gradualmente, ya
que podemos encontrar casos del tipo (8) Mi novia me lo vive diciendo, donde vivir
selecciona un actante agente [+humano] y forma frase.8 Todo ello incidirá en el

8 
Podemos comparar Ella me lo vive diciendo/ ?El perro vive ladrando/ ??El tren vive
llegando tarde, donde pareciera ser que vivir se asocia a actantes [+humanos] o por
lo menos [+animados].

51
grado de composición de la frase verbal. Así, encontraremos casos [+prototípicos]
de perífrasis (se largue a llover); casos que son de un verbo simple más complemen-
to (pasó a saludar); y casos que corresponden a una locución verbal (tomamos un
ejemplo del trabajo anterior: la han juntado en pala). Entre todos ellos, a su vez,
consideramos casos intermedios. Para ilustrar esto, veamos el siguiente:

(20) (“No hay ruido que me guste más que el del trabajo.) El único que me molesta es el del
que se la pasa hablando sin proponer nada”, indicó cfk.

Si bien encontramos un auxiliar pasar y un verboide, hablando, integran esta


construcción dos pronombres (se, la) que carecen de un designado específico y
terminan de completar el significado global de toda la estructura. A su vez, el
gerundio le agrega un rasgo de aspecto (durativo) a la frase diferente del de pasar
+ a + infinitivo (Mi rutina pasó a ser la falta de rutina). Por su sintaxis, vemos que
esta construcción verbal “se parece más” a una locución que a una frase (dado que
los pronombres forman parte de esta y no pueden ser eliminados *El que pasa
hablando sin proponer nada).9
Esperamos haber demostrado que el significado del auxiliar en la frase es pre-
decible a partir de significados que el verbo como forma simple toma en com-
binación con otros actantes. Insistimos en que una aproximación al concepto de
frase verbal no debe ceñirse solo a su estructura sintáctica o los valores semánticos
(temporales, aspectuales, modales) a ella asociados, sino que debe incluir el con-
texto de la cláusula (y si es posible el discursivo) para determinar qué grado de
composición tiene la frase, ya que puede tener distintos significados dependiendo
del contexto. Ilustramos con el siguiente cuadro (Figura 1) las gradaciones que
hemos detallado en los párrafos precedentes.

9 
fr. Peri & Romero (en prensa), donde estudiamos distintos casos de locuciones con
este tipo de pronombres.

52
Figura 1. Gradación de las perífrasis verbales de infinitivo y gerundio según auxiliar,
auxiliado y grado de composición de la frase

AUXILIAR NEXO AUXILIADO


[+auxiliaridad], ej: haber, soler [+verbal] ej: comencé a escribir
[+/-auxiliaridad], ej: vivir, pasar, [+/-verbal] ej: anda enamorado/
largar(se) trabajando en eso
[-auxiliaridad], ej: comer, [-verbal] ej: vivir viajando
caminar, llover

Grado de composición de la frase verbal


- ¿Comparten sujeto? Sí / No
-¿Comparten complementos? Sí / No
-¿Tienen elementos intercalados (que no son nexos)? Sí / No

verbo más complemento frases verbales locuciones verbales


ejs: vivir viajando, ejs: me lo vive diciendo ej: la han juntado en pala
pasó a saludar pasó a ser
se largue a llover

se largó a caminar se la pasa hablando

53
Referencias Bibliográficas Peri, S. & Romero, M. C. (en prensa)
Locuciones verbales con objeto prono-
Alcina Franch, J. y Blecua, J. M. minalizado: un enfoque cognitivo. En:
(1975). Gramática española. Barcelona: Borzi, C., Funes, M. S. y Hernández,
Ariel. P. (comp.) Desarrollos de la gramática
Borzi, C. (2008). “Concepción de cognitiva en Argentina. Mar del Plata:
eventos y esquemas verbales”, Ponencia Ed. Martín.
Congreso Internacional: Debates Actua- Real Academia Española (2009).
les. Las teorías críticas de la Literatura Nueva gramática de la lengua española
y la Lingüística, Depto. de Letras, fyl [ngle]. Buenos Aires: Espasa.
uba, Buenos Aires. Roca Pons, J. (1958). Estudios sobre
Gómez Torrego, L. (1988). Perífrasis perífrasis verbales en español. csic. Re-
verbales: sintaxis, semántica y estilística. vista de Filología Española, Anejo lxvii.
Madrid: Arco/Libros. Rosetti, M. M. de (1971). La frase ver-
Iglesias Bango, M. (1988). Sobre perí- bal pasiva en el sistema español. En:
frasis verbales. Contextos, vi, 12, 75-112. A.M. Barrenechea & M. M. de Rosetti,
Jackendoff, R. (1983). Semantics and Estudios de Gramática estructural. Bue-
Cognition. Cambridge, Massachusetts: nos Aires/ Barcelona: Paidós.
mit Press. Tornel Sala, J. L. (2012). Perífrasis ver-
Lakoff, J. (1987). Women, Fire and bales y consideraciones metodológicas [en
Dangerous Things. Chicago/London: línea]. Disponible en: dialnet.unirioja.
The University of Chicago Press. es/descarga/articulo/2161011.pdf
Moliner, M. (1998). Diccionario del uso
del español [due]. Madrid: Gredos.
capítulo 3

María está en la cocina y los chicos en la


computadora. Localización e inferencia de actividad
Patricia C. Hernández | Instituto de Lingüística. Universidad de Buenos Aires / Laboratorio
LLL. Universidad de Orleán / Laboratorio DySoLa. Universidad de Ruán | [email protected]

···

Resumen

Este trabajo propone un estudio del empleo de los sintagmas en + nombre de


lugar / objeto en enunciados en los que la localización de una figura con respecto
a una base se acompaña de inferencias de actividad. Nuestro análisis atiende a
la distinción entre figuras animadas e inanimadas y discrimina entre bases que
refieren a lugares y a objetos. Son objetivos de este estudio profundizar la descrip-
ción del comportamiento semántico–pragmático del relacionante y caracterizar
el potencial inferencial de estos sp que activan conexiones metonímicas en base
al conocimiento compartido. Enmarcada en el enfoque cognitivo–prototípico,
nuestra reflexión concibe la interacción entre preposición y lexema como acceso
a una escenificación enriquecida gestálticamente por el saber común sobre po-
siciones canónicas y frames de interacción (Fillmore, 1982; Talmy, 1983; Tyler y
Evans, 2007, entre otros). Un análisis cualitativo de enunciados espontáneos rele-
vados en la Web permite identificar las siguientes tendencias: (i) los empleos que
‘localizan’ una figura animada tienden a generar inferencias de actividad; (ii) tal
interpretación se ve facilitada por la subespecificación del localizador en que ha-
bilita ajustes pragmáticos en la esquematización de las relaciones espaciales y por
las inferencias activadas por determinados lexemas resultado del anclaje cognitivo
de las rutinas sociales ligadas a las entidades denotadas; (iii) la recurrencia de estas
asociaciones cognitivas entre ciertos lugares / objetos y una actividad pertinente
contribuye a su estabilización y tiende a convencionalizar estas secuencias como
construcciones significantes; (iv) tal consolidación confirma la dimensión praxeo-
lógica de la construcción del sentido.

Palabras clave: preposición, escenificación, conexión metonímica, rutina de interacción.

55
Introducción

Es objetivo de este trabajo la caracterización del comportamiento semántico–


pragmático de los sintagmas en + nombre de lugar u objeto en empleos estativos
prototípicos con el verbo estar.1 Nuestro estudio se enmarca en el enfoque cogniti-
vo–prototípico, particularmente en conceptos tales como marcos de interacción
o frames (Fillmore, 1982), escenificación gestáltica (Talmy, 1983; Victorri y Fuchs,
1996; Tyler & Evans, 2007, entre otros) y conexiones metonímicas (Fauconnier,
1984; Lakoff, 1987; Radden y Kövecses, 1999).
Tras una breve descripción del marco teórico de nuestra investigación (aparta-
dos 1 y 2), formularemos nuestra hipótesis (apartado 3) y efectuaremos un análisis
cualitativo de empleos efectivos atendiendo, en cada caso, al carácter inanimado o
animado de la entidad a situar y a la naturaleza de la entidad de referencia, lugar
u objeto (apartado 4). Al fin de este recorrido, expondremos las primeras conclu-
siones de nuestro estudio.

1. Marco teórico con respecto a la conceptualización


de las relaciones espaciales

Nuestro análisis se sustenta, en primer lugar, en las nociones de escenificación


de las relaciones espaciales y de ritualización de dichas relaciones con el entorno
así como en el concepto de ‘entramado’ cognitivo sobre la base de conexiones me-
tonímicas. En segundo término, orienta nuestro análisis contextual la noción de
construcción dinámica del sentido como transacción entre unidades en contexto.

1.1. La conceptualización del espacio y la escenificación


de las relaciones espaciales
Lejos de conceptualizar las relaciones espaciales según su descripción geomé-
trica o caracterización topológica, consideramos la aprehensión del espacio como
una construcción eminentemente humana que, partiendo de la percepción, la
experiencia y la acción, se ve permanentemente modelada y transformada por la
cultura: los saberes compartidos sobre lugares y entidades cimentan cognitiva-

1 
No se considerará, por lo tanto, el empleo direccional con verbos dinámicos del tipo
voy a la cocina, me voy a la cama.

56
mente nuestro reconocimiento e interpretación (incluso nuestra anticipación) de
las relaciones espaciales.
La puesta en palabras de esta espacialidad a escala humana activa una esceni-
ficación esquemática (Talmy, 1983) pero flexible sujeta a principios de pertinen-
cia, saliencia, tipicidad y tolerancia (Herskovits, 1985) construidos culturalmente
según determinados marcos de interacción (frames) definidos por la cultura, las
instituciones, la experiencia (Fillmore, 1982:111). Así, para cada situación particu-
lar, nuestro conocimiento sobre la función de las entidades —su rol télico según
Pustejovsky (1995)—, su posición canónica y sus interacciones típicas participa en
nuestra interpretación de la escena verbal.
La saliencia perceptual y cultural de ciertas entidades, su frecuencia de apari-
ción en ciertas situaciones y la activación recurrente de ciertas conexiones tienden
a cristalizar secuencias. Convocadas más a menudo, estas reforzarán no solo su
anclaje cognitivo sino también su fijación lingüística brindando claves de acceso
a evocaciones de la experiencia (Cadiot y Nemo, 1997:129). Los criterios de tal
fijación dependen de las praxis sociales (Siblot, 1997) tanto desde el punto de
vista extralingüístico (por ejemplo la saliencia de ciertos lugares y objetos) como
desde el punto de vista lingüístico (pregnancia de términos y de determinadas
coocurrencias).
Tal catálogo de situaciones y colocaciones se encuentra constantemente reela-
borado de acuerdo a nuestro entorno social y cultural según el fluir del tiempo y
del discurso. Estos marcos modelan las representaciones de las entidades en rela-
ción y, asociando a ellas determinadas rutinas sociales, activan inferencias de una
interacción típica entre figura y base.2 Tal potencial inferencial, ineludible para la
construcción del sentido, brinda acceso a una red conceptual.

1.2. El acceso a un entramado conceptual mediante


conexiones metonímicas
El conocimiento compartido con respecto al entorno, organizado en Modelos
Cognitivos Idealizados (mci) según Lakoff (1987), constituye la base de conexiones
de naturaleza metonímica (Fauconnier, 1984), es decir procesos por los cuales una
entidad conceptual brinda acceso mental a otra entidad en un mismo mci (Rad-
den & Kövecses, 1999:21). Se trata de enlaces que explotan relaciones prototípicas

2 
Seguimos la terminología de Cifuentes Honrubia (1996:25): figura designa la entidad
a localizar, base, la entidad de referencia.

57
o idealizadas tendiendo un puente entre lugares, objetos, eventos y situaciones en
virtud de su proximidad conceptual según la saliencia de la entidad fuente.
Las situaciones asociadas metonímicamente a lugares y objetos modelan nues-
tras representaciones e intervienen en la construcción del sentido. Progresiva-
mente, estas síntesis de experiencia se sedimentan en los lexemas que designan
ciertas entidades y en la estabilización de determinadas secuencias por sobre otras
combinaciones posibles. Resultado de la fijación de experiencias compartidas,
estas combinaciones son difícilmente predecibles (Corblin, 2013).
La interpretación de tales escenas supone, desde luego, una construcción diná-
mica del sentido sobre la base de una negociación multidireccional entre unida-
des lingüísticas en contexto.

1.3. La construcción del sentido como transacción


entre unidades en contexto
Consideramos que el sentido no resulta de la suma de elementos preformatea-
dos, antes bien, se trata del resultado emergente de una negociación dinámica:
relacionantes y lexemas activan de modo solidario las facetas que contribuyen a
una relación pertinente según las inferencias pragmáticas requeridas por el con-
texto. Tal construcción se realiza de modo holístico y simultáneo por la constante
interacción entre figura y fondo —trajector y landmark según Langacker (1987)—
dialéctica permanente entre la figura y el telón sobre el que se perfila. Así, la
negociación entre la preposición en y su objeto preposicional (nombre de un
lugar o una entidad) en estrecha interacción con el contexto activa las inferencias
pertinentes a la escena típicamente asociada a la entidad denotada y al tipo de
relación espacial evocado por el relacionante.

2. La relación instanciada por la preposición en

La preposición en sitúa una figura de posición desconocida con referencia a una


base suficientemente saliente como para servir de entidad de referencia (Talmy,
1983; Vandeloise, 1986; Cifuentes Honrubia, 1996). Podemos considerar esta pre-
posición como relativamente incolora ya que construye una localización sin de-
talles contingentes ni topología fija (indica solo coincidencia espacial en sentido
amplio y habilita la inferencia de una interacción pertinente entre figura y base).
En trabajos anteriores (Hernández, 2013a; 2013b) hemos evocado la diversidad
de sentidos de la preposición en (indicación de interioridad en alternancia con

58
dentro de, trayectoria en alternancia con a y superposición en alternancia con
sobre) y hemos señalado que, paradójicamente, la literatura de especialidad suele
caracterizarla como un marcador de inclusión en un espacio cerrado (Trujillo,
1971:277; López, 1972:190; Morera Pérez, 1988:361–404; Cifuentes Honrubia,
1996:147). Única excepción, la descripción de De Bruyne (1999:669) quien define
el comportamiento semántico de en como “coincidencia espacial en sentido am-
plio” en situación estática o como término de un movimiento.
Por nuestra parte, hemos aportado evidencia empírica del comportamiento de
en como localizador abstracto caracterizado por su subespecificación. En efecto,
sobre la base de rutinas establecidas, con marcado potencial inferencial, la pre-
posición localiza (sin configurar) y construye un espacio a–descriptivo con alta
dependencia contextual e inferencias pragmáticas ad hoc. Sin mayor detalle sobre
la escena espacial, subespecifica posición y apela a la elaboración del interpretan-
te activando su conocimiento enciclopédico sobre las entidades en relación, sus
posiciones canónicas, su función. Asimismo, en se presta fácilmente a la fijación
de construcciones con desmaterialización en las cuales lo físico evoluciona hacia
lo virtual. Tal es el caso, por ejemplo, del empleo figurado ‘estar en carpeta’ (“Este
es el primer paso y ya está en carpeta hacer otro tipo de mercaderías”) en el que la
materialidad del contenedor se desvanece a medida que la secuencia se fija en el
discurso.3 (Hernández 2013a)
Vale decir que los usos de este relacionante escapan a una topología fija. Com-
paremos:

(1) María está en la cama


(2) María está dentro de la cama
(3) María está sobre la cama

Puede observarse que, mientras (2) y (3) configuran una escena espacial es-
pecífica —María debajo de las cobijas en (2) o simplemente recostada sobre el
cubrecama en (3)—, el sintagma en la cama ofrece una referencia general sin con-
figuración de detalle y apela al conocimiento compartido para habilitar la inter-
pretación más pertinente según la situación. Se desprende de una primera lectura
de estos ejemplos que la subespecificación de en (con gran economía de medios)

3 
Participa asimismo en esta desmaterialización la ausencia de determinante que
acentúa la genericidad del sintagma desnudo orientando la interpretación.

59
explota el conocimiento común. En efecto, atendiendo a criterios pragmáticos,
la interpretación de la relación espacial sugerida por el relacionante se basa en el
conocimiento experiencial de los objetos y la correlación entre entidades y gestos
o acciones prototípicas sobre la base de frames (Fillmore, 1982), es decir rutinas
(Vandeloise, 1988) compartidas por una comunidad lingüística y cultural.
Por tal motivo, la localización construida por el sintagma en la cama integra una
información situacional resultante de la interacción entre el potencial inferencial
del relacionante y la evocación de la posición, costumbre o situación cultural-
mente asociada a la entidad denotada por el lexema cama (Franckel y Lebaud,
1992). Así, estar en la cama puede parafrasearse por indicaciones de estado (está
cansado, enfermo4) o por indicaciones de actividad (está durmiendo, descansando,
etc.). Asimismo, está en la cama, usualmente considerado como respuesta a una
pregunta de localización espacial (¿Dónde está María?) puede responder también
a preguntas no necesariamente locativas, por ejemplo ¿Cómo está María? o incluso
¿Qué está haciendo María?
Lo mismo sucede con determinados lugares que evocan situaciones, estados
o actividades. En efecto, estar en la cocina, por ejemplo, activa conjuntamente
instrucciones interpretativas de localización y lecturas nocionales ligadas a un
comportamiento / estado / actividad asociados a la base de referencia tal como
observamos en (4) y (5):

(4) ¿Dónde está María? → Está en la cocina. Está preparando el almuerzo.


(5) ¿Qué está haciendo María? → Está en la cocina. Está preparando el almuerzo.

Puede advertirse en estos ejemplos que el sintagma localizador (en la cocina) sus-
cita la inferencia de una actividad pertinente. Por supuesto, la interpretación de
los enunciados en términos de actividad no debe atribuirse exclusivamente a la
preposición. Se trata de una negociación de sentido de tipo más holístico según
ciertas rutinas instituidas.
Para analizar la escenificación de tales relaciones espaciales, consideramos in-
dispensable tomar en cuenta la naturaleza de las entidades en interacción, tanto
la figura (entidad a situar) como la base (entidad de referencia).

4 
Particularmente en el caso de estar en cama, sintagma desnudo empleado como
equivalente de estar enfermo. Dejaremos para futuras presentaciones el tratamiento
de los efectos de sentido suscitados por la ausencia de determinante.

60
2.1. La figura o entidad a situar
Para nuestro análisis distinguiremos entre figuras animadas e inanimadas.
Las figuras inanimadas (la heladera, el plato del perro, el diario o las bolsas) sus-
citan, en general, una interpretación de localización espacial que, por supuesto,
puede activar inferencia de ubicación prototípica y posición canónica. Así, una
cierta rutina de localización facilita que determinadas ubicaciones sean más espe-
rables que otras: la heladera está en la cocina parece más natural que la cama está
en la cocina.
Las figuras animadas promueven mayores inferencias por parte del interpretan-
te: los seres animados, dotados de capacidad de obrar sugieren una determinada
actitud, manera de ser / estar, efectuación de acciones asociadas al sitio u objeto
en cuestión. Desde el punto de vista experiencial, estas interacciones se encuen-
tran asociadas, en mayor o menor grado, a la base de referencia según criterios de
prototipicidad. Por tal motivo, María está en la cocina insinúa más prototípica-
mente María está cocinando, lavando los platos, etc. que María está durmiendo —
aunque sabemos que siempre puede encontrarse algún contexto pertinente para
enunciados marginales—.

2.2. La base o sitio de referencia


Para estudiar la base o sitio de referencia de una relación espacial, suele diferen-
ciarse entre lugares y objetos.
Aurnague (2009, 2010) caracteriza el lugar como una entidad material fija o es-
table en un marco de referencia dado que define una porción de espacio. Se trata,
en general, de lugares geográficos identificados por nombres propios o comunes
(Santa Fe, la ciudad de Santa Fe, la Cordillera de los Andes).
Los objetos son entidades (fijas o móviles) que no satisfacen los criterios enun-
ciados para los lugares. Ejemplos: cama, mesa, heladera, etc. Estas entidades (ge-
neralmente en base a su telicidad) pueden suscitar empleos interpretables como
actividad según rutinas sociales: Pablo está en la cama.
Aurnague (2009) define asimismo entidades mixtas como edificios y habitacio-
nes con propiedades comunes a lugares y objetos (estabilidad con recorte de una
porción de espacio, como los lugares, y estructuración en componentes, como los
objetos). Por nuestra parte, en el resto de esta exposición, trataremos las entidades
mixtas como lugares.
La localización con referencia a lugares / entidades mixtas y objetos puede acom-
pañarse de inferencia de posición canónica, en el caso de las figuras inanimadas
(Las botellas están en la heladera) y de actividad para las figuras animadas. Así,

61
Pablo está en la playa (lugar) —ejemplo propuesto por Corblin (2013)— puede
sumar indicación de lugar (la playa vs la ciudad) e inferencia de actividad típica
(tomar sol, caminar por la orilla del mar, pescar, etc.), María está en la cocina
(entidad mixta) puede sumar, como lo hemos señalado, inferencia de actividad
(cocinar, lavar los platos, etc.).5
Tales escenificaciones según rutinas convencionalizadas, son identificadas por
Vandeloise (1988) como sitios integrados (sites intégrés). En esta misma línea de
análisis, Borillo (2001) señala la coexistencia de interpretaciones espaciales con
valor referencial (que responden a la pregunta ¿Dónde?) y télicas según un valor
funcional —rol télico de la estructura de qualia de Pustejovsky (1995)— que evo-
can actividad, comportamiento o estado como por ejemplo estar en la escuela,
en la cama, etc. La lingüista ilustra tal distinción mediante enunciados como los
siguientes (Borillo, 2001:88):

(6) Les enfants étaient à l’école et le village, désert (≈ Los chicos estaban en la escuela y el
pueblo estaba desierto)
(7) C’était le temps heureux où il était à l’école. (≈ Eran aquellos tiempos felices, cuando
estaba en la escuela)

Así, être à l’école (estar en la escuela) en (6), evoca una localización a dominante
espacial, particularmente saliente por el contraste entre la escuela y la aldea. En
cambio, en (7), estar en la escuela evoca una época, una atmósfera, incluso un
estado de ánimo. Cabe señalar que, en los enunciados analizados, la alternancia
semántica planteada por la autora no resulta exclusivamente de los dos tipos de
relación evocados por la preposición: en estrecha interacción con el contexto, el
lexema escuela engloba diversas facetas (Cruse, 1986) tales como [edificio], [ins-
titución], [personal], [enseñanza]. Por tanto, una iluminación particular de
la faceta [edificio] en interacción con la preposición puede suscitar una lectura
más localizadora mientras que la saliencia de una faceta más abstracta, por ejem-
plo [institución], puede contribuir a una lectura más nocional, distinción que
aparece en los siguientes ejemplos de Corblin (2013):

5 
Se abordan las inferencias de actividad suscitadas por los nombres de lugar u obje-
to atendiendo a los frames activados por la entidad extra–lingüística denotada, inde-
pendientemente del eventual origen deverbal de los substantivos analizados.

62
(8) L’école du village a été repeinte en blanc (≈ Pintaron de blanco la escuela de la aldea
[edificio])
(9) L’école du village donne aux enfants une excellente formation (≈ La escuela de la aldea
brinda a los niños una excelente formación [institución].

Entre las diferentes facetas se extiende un continuum (es decir que estas no se
prestan necesariamente a discretización), particularmente en el caso de las figuras
animadas que generan normalmente una presunción de interacción con su entor-
no. Lo mismo podría señalarse, por ejemplo, con respecto al lexema universidad
como se advierte en (10)–(11):

(10) ¿Dónde está Pablo? → Pablo está en la Universidad


(11) ¿Qué hace Pablo? → Pablo está en la Universidad

En (10) en la Universidad puede constituir tanto una localización espacial, opuesta


por ejemplo a en el club, iluminando particularmente la faceta [edificio], como
una referencia nocional asociada a la faceta [institución]. En este último caso,
tal lectura permea todo el intercambio y orienta la interpretación de la pregunta:
¿Dónde está Pablo? puede entenderse no ya como ‘¿Dónde se encuentra física-
mente Pablo?’ sino como ‘¿Dónde está trabajando o estudiando?’ para obtener
información sobre el posicionamiento de Pablo dentro de un entramado social.6
Es esta la interpretación situacional que prevalece en (11): estar en la Universidad
se emplea con frecuencia con el sentido de estudiar aunque también puede apli-
carse a un docente que enseña en la Universidad o incluso a cualquier persona
que trabaje allí.
En términos generales, puede señalarse una marcada tendencia a privilegiar el
sentido télico tanto con substantivos que denotan lugares como con los que de-
notan objetos. Tal afinidad no es ajena a la fijación de la preposición con substan-
tivos abstractos que remiten a acciones o procesos: estar en la reunión, exposición,
audiencia. Incluso en algunos casos, se registra parasinonimia con indicaciones de
lugar: estar en la oficina es parafraseado a menudo por estar en el trabajo.
El caso de la localización con referencia a objetos es particularmente interesan-
te. Los chicos están en la computadora, por ejemplo, no resulta pertinente en una

6 
Esta interpretación se relaciona con los ‘espacios dominio’ (espaces domaine) iden-
tificados por Fauconnier (1984).

63
lectura de simple configuración espacial ya que, de hecho, los niños se encuentran
frente al ordenador y no en su interior. Es nuestro conocimiento de la relación
pertinente (y de la rutina social) entre una figura animada y esta entidad el que
nos permite inferir actividad e interpretar que los chicos están jugando, escribien-
do, enviando mails, etc. Solo algunos nombres de objeto se prestan a este empleo:
se trata de casos para los que existen aprehensiones perceptivas y praxis asociadas
que dan cuenta de la dimensión praxeológica de lugares y objetos.
Se desprende de lo expuesto que las relaciones espaciales evocadas por los sp en
+ nombre de lugar u objeto activan una red compleja de inferencias movilizan-
do conocimientos compartidos. Es este principio fundamental el que sustentará
nuestra hipótesis de investigación.

3. Nuestra hipótesis

Postulamos que ciertas secuencias del tipo estar en + nombre de lugar u objeto
escenifican la inscripción, en un campo dado, del sujeto en interacción con su
entorno, según una rutina convencionalizada asociada a una base de referencia
con un valor socio–cultural instituido: lugar u objeto.
De acuerdo con lo desarrollado hasta el momento, postulamos que los empleos
que ‘localizan’ una figura animada (María está en la cocina / en la computadora)
tienden a generar inferencias de actividad. Pueden responder a preguntas no ne-
cesariamente locativas y aceptan coocurrencias, incluso alternancias, con formu-
laciones que indican acción en curso (María está en la cocina / cocinando, lavando
los platos, María está en la computadora / trabajando, enviando mails).
Asimismo consideramos que tales interpretaciones se ven facilitadas por, entre
otros factores, la subespecificación del localizador en que habilita ajustes pragmá-
ticos en la esquematización de las relaciones espaciales (Herskovits, 1985) y por las
inferencias activadas por determinados lexemas resultado del anclaje cognitivo de
las rutinas sociales ligadas a las entidades denotadas (Fillmore, 1982, Vandeloise,
1986).
La recurrencia de estas asociaciones cognitivas entre ciertos lugares / objetos y
una actividad pertinente contribuye a su estabilización y tiende a convencionali-
zar estas secuencias según tendencias discursivas compartidas por una comunidad
lingüístico–cultural.

64
4. Corpus de estudio y análisis de datos

Se efectuó un análisis cualitativo de enunciados auténticos en contexto, re-


gistrados sobre soporte electrónico, del tipo está / estoy en + nombre de lugar /
objeto. Trabajamos sobre una base de datos de aproximadamente 950 ocurrencias
relevadas en la Web. Los ejemplos se mencionan con las fechas de registro en el
buscador (Google, sitios de Argentina, 18–08–2013, 23–10–2013, 31–10–2013) y el
sitio web correspondiente.
Organizamos nuestro estudio según la naturaleza de la figura (inanimada, ani-
mada) y, para cada caso, la caracterización de la entidad de referencia como lugar
(incluyendo entidades mixtas) u objeto.

4.1. El caso de las figuras inanimadas


Se analizaron los casos de localización de figuras inanimadas con respecto a
lugares (4.1.1.) y con respecto a objetos (4.1.2.)

4.1.1. Localización de figuras inanimadas con respecto a lugares


Tal localización, del tipo La factura del gas está en la cocina o El plato del pe-
rro está en la cocina, suscita una referencia netamente espacial. Dado el carácter
inanimado de las entidades a situar no se registra inferencia de actividad en los
ejemplos analizados pero sí, en general, la evocación de rutinas de ubicación y
posiciones canónicas según rituales sociales como puede observarse en (12)–(14):

(12) Mientras que para algunos la experiencia más cercana con la basura es el tacho que está
en la cocina, a otros les sucede todo lo contrario.
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.lagaceta.com.ar)7
(13) La llave esclusa está en el baño principal a 2 mts de altura, sabés cómo me rompe las...
mi señora para que saque o disfrace esa llave...
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.gnceros.com.ar)
(14) El perfume siempre va a la sombra y mucho mejor en la oscuridad: adentro de un
placard o de un cajón. Si está en el baño debe guardarse dentro de la caja.
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.bagoconsumomasivo.com.ar)

7 
Se transcriben los enunciados con sintaxis, puntuación y ortografía original.

65
4.1.2. Localización de figuras inanimadas con respecto a objetos
Las referencias con respecto a objetos, activando la información disponible con
respecto a la telicidad de la entidad, pueden sugerir diferentes configuraciones y
focalizar diversas zonas activas (Langacker, 1987). Así, en enunciados del tipo La
factura del gas está en la heladera y Las botellas están en la heladera, la interacción
pertinente entre figura y base según rutinas convencionalizadas evoca la superficie
de la puerta en el primer caso y el interior del gabinete en el segundo. Vale decir
que la relación espacial sugerida por una figura inanimada situada con respecto
a un objeto, supone ubicaciones típicas y posiciones canónicas establecidas por
rituales sociales. Veamos los siguientes ejemplos:

(15) [...] te diste una panzada de dulce de leche y lo guardaste y te vas a dormir sabiendo que
el tarro maravilloso está en la heladera esperándote
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.asalallenaonline.com.ar)
(16) Si hay un solo motor el que hace detener el compresor no es el que está en la heladera
sino que es el que está en el freezer.
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, linea–blanca.yoreparo.com)

Los enunciados (15) y (16) ilustran la plasticidad de las referencias suscitadas


por en + nombre de objeto: en el primer caso, se infiere que el tarro de dulce de
leche se encuentra en el interior del gabinete, a la vista y al alcance de la mano,
junto a otros alimentos; no así en el caso de (16), en el que el motor, en tanto
parte del todo, se encuentra fusionado con el artefacto, y no como entidad inde-
pendiente, accesible dentro del contenedor en el que se encuentran los alimentos.
El interpretante ubica así tanto el pote de dulce como el motor abstractamente en
la heladera identificando pragmáticamente el emplazamiento de cada entidad.8
En (17), la referencia en el plato —que se opone a en la boca— sugiere una
presentación típica para consumo. Metonímicamente, la localización refiere al

8 
No abordaremos aquí los empleos metafóricos (más o menos lexicalizados) que pro-
yectan hacia dominios abstractos nuestro conocimiento sobre la función y los efectos
de ciertas entidades materiales (metáforas ontológicas) por ejemplo en: “De hecho,
es al revés: por no haberla resuelto a tiempo, hoy la economía está en la heladera”
(Google, sitios de Argentina, 23–10–2013, jovenesconlousteau.org/?page_id=23)

66
momento y al modo de aprehensión perceptual: apreciación visual antes de la
degustación (en el plato) vs evaluación sensorial (en la boca).

(17) Las capas que forman el tiramisú son un regalo para la vista cuando el postre está en el
plato, pero en la boca apenas se pueden distinguir...
(31–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.mujeresvisibles.com)

El ejemplo (18) presenta un fenómeno interesante:

(18) Trato de conjugar lo que está en el plato con lo que hay en la copa para que la experiencia
sea completa. Siempre me tomo un buen vino...
(31–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.elconocedor.com)

Puede notarse que la telicidad de determinadas entidades de referencia (el plato


para disposición de la comida, la copa como contenedor de bebida) permite infe-
rir la naturaleza de la figura. Lo que está en el plato, lo que hay en la copa remiten
metonímicamente a la comida y la bebida: como se verá con mayor detalle en
4.2., la localización con respecto a la base puede ser definitoria de la figura puesto
que activa inferencias sobre el rol de la entidad situada y la interacción pertinente
con el objeto de referencia.
Veremos seguidamente el caso de las figuras animadas.

4.2. El caso de las figuras animadas


En el caso de las figuras animadas, existen dos tipos de referencia en paralelo:
lugar y actividad. Ciertos lugares y objetos (estar en la cocina, en la caja, en la
mesa de entradas) pueden determinar inferencias sobre el rol de la figura. Es con
frecuencia el caso de la indicación de la profesión / ocupación.
Se abordará primeramente la localización de sujetos humanos con respecto a
lugares.

4.2.1. Localización de figuras animadas con respecto a lugares


En los enunciados que sitúan una figura humana con respecto a un lugar (del
tipo María está en la cocina), predomina una relación de ubicación espacial (en
respuesta a la interrogación ¿Dónde?) como puede apreciarse en (19)–(22) —en
cursiva se destacan los elementos cotextuales que refuerzan la referencia a la
espacialidad—.

67
(19) ‘Tranquilícese, llegaremos de inmediato, pero antes dígame dónde se encuentra usted, y
dónde está él...’ ‘Yo estoy en la cocina, me encerré’.
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, espacioparadocentesyestudiantes.blogspot.com)
(20) Si no me encuentran en la primera habitación de mi casa (planta baja) es porque estoy en
la cocina o sino en cualquier otra habitación (siempre de mi casa), 
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, elblogdelincy288mundogturro.wordpress.com)
(21) No está en el baño / ni en la terraza / no está en ningún / lugar de la casa. Quedan retratos
/ y algún vestido / pero no hay caso / ella se ha ido.
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.bn.gov.ar)

A estos usos, se suman enunciados en los que la localización se acompaña de


inferencias situacionales y de marcos de interacción. Tales casos, movilizan pre-
suposiciones de actividad; es más, en ocasiones, puede desmaterializarse la mar-
cación espacial y la referencia se desliza hacia el polo de la indicación de rol
sin coincidencia espacial efectiva. En los siguientes enunciados, por ejemplo, la
secuencia está / estoy en + nombre de lugar es coocurrente y complementaria con
indicaciones verbales de actividad.
Observemos los siguientes ejemplos:

(22) Miriam Iconicoff nació en Corrientes y desde niña sintió pasión por la gastronomía,
“estoy en la cocina desde los 4 años…” comenta Miriam 
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, eldiacorrientes.com.ar)
(23) No es que estoy retirado, pero Mallmann ya no está en la cocina. Ya no me divierte; es
la verdad. Pienso los menús, hago cambios, pero no estoy en el despacho diario.
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, kisstango.com)

En (22), estar en la cocina desde los 4 años difícilmente pueda interpretarse


como coincidencia espacio–temporal en sentido estricto: se infiere que la se-
cuencia alude metonímicamente a la pasión por la gastronomía y las prácticas
culinarias. Lo mismo sucede con (23), enunciado en el que no estar en la cocina
refiere también por metonimia (el lugar por la actividad) a no ocuparse de
preparar los platos (pienso los menús pero no estoy en el despacho diario). Es inte-

68
resante destacar que el chef podría decir ya no estoy en la cocina incluso encon-
trándose físicamente en el lugar.9
En los ejemplos siguientes, provenientes de contextos deportivos, el lugar de
referencia es la cancha:

(24) [...] ya no se que pensar, amo a el rojo, pero yo soy solo una hincha, no estoy en la cancha,
solo con orgullo y respecto al club se gana
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.lavozdeldiablo.com)
(25) Me encanta buscar pibes, traerlos al club, atenderlos. Eso me apasiona. Cuando se
necesita estoy en la cancha, aunque no es lo que más me gusta hacer.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.managementdeportivo.com)

En (24), estar en la cancha, con inferencia de actividad (jugar al fútbol), se


opone a ser solo una hincha (es decir, estar en la tribuna). Nótese que el frame
evocado por el lugar se ajusta a criterios pragmáticos: si en (24) estar en la cancha
indica metonímicamente jugar al fútbol, en (25) la misma expresión alude a la
tarea (frecuentemente fuera del campo de juego) de un manager deportivo. Este
enunciado relaciona explícitamente la secuencia con la indicación de actividad:
no es lo que más me gusta hacer.
La indicación de actividad es aún más evidente en los siguientes casos, en los
que la secuencia está / estoy en + nombre de lugar es coocurrente y complementaria
con indicaciones verbales de acción (resaltadas en cursiva):

(26) [...] mientras trabajo, mientras hago deporte, mientras estoy en el baño, mientras oro o
canto a Dios, mientras hago la fila en el banco, mientras conduzco un auto [...]
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, vivelastereo.com)
(27) No me caso con nadie. Al otro día, me bajo un disco de música celta, voy a un recital de
rock chabón y al sábado siguiente estoy en la cancha 
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.pablohupert.com.ar)
(28) Y un hijo arma el arbolito, una hija está en la cocina y la abuela juega con los nietos. Es
Nochebuena, es Navidad, muchos corazones alegres [...]
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.panchoaquino.com.ar)

9 
Se entiende que, en la secuencia locativa con el verbo estar, el lexema cocina refiere
al lugar destinado a la preparación de alimentos y no a la preparación en sí como en
‘Me gusta la cocina’.

69
(29) “Estoy en el baño cada media hora. Es normal?” La mayoría de las embarazadas experi-
mentan un aumento de la frecuencia de la diuresis.
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.clubdelasembarazadas.com)

En (26) y (27), estar en el baño o estar en la cancha aparecen como actividades


insertas en una enumeración de quehaceres expresados mediante verbos de acción
(trabajar, hacer deporte, orar, hacer fila en el banco, bajarse música, ir a un recital).
En (28), estar en la cocina se sitúa dentro de una ‘división de tareas’ (armar el arbo-
lito, jugar con los nietos). En (29), la acción expresada metonímicamente por estar
en el baño es retomada por el lexema diuresis.
Emerge del análisis de estos enunciados una conexión de naturaleza metonímica
entre lugar y actividad (el primero designando la segunda o viceversa). Así como el
nombre de ciertas actividades permite identificar el lugar en el que se desarrollan
(por ejemplo en un taller: estar en montaje, en ensamblado, en control de calidad, estar
en maquillaje10) determinados lugares (en los casos estudiados, la cancha, la cocina,
el baño) identifican acciones y, profesionalmente, funciones con inferencia de un
comportamiento estándar (María está en la cocina, José está en la bodega).

4.2.2. Localización de figuras animadas con respecto a objetos


Ciertos enunciados del tipo Los chicos están en la computadora permiten situar
una figura humana con respecto a una entidad en razón de su potencial loca-
lizador. En efecto, investidos de un rol télico particular, ciertos objetos permi-
ten localizar por su saliencia perceptual (objetos de fácil ubicación, prominentes
como un puesto de helados en una plaza, la computadora en una oficina o una
biblioteca) o funcional (como el teléfono, objeto pequeño pero eficaz para entrar
en contacto con alguien). Es lo que puede percibirse en los ejemplos siguientes (se
resaltan los elementos isotópicos):

(30) [...] busco el teléfono y llamo a mi amigo, le digo: vení para acá, estoy en la heladera de
helado. Cuando por fin llega...

10 
Nótese que los sp que remiten a lugares mediante el nombre de la actividad que en
ellos se realiza suelen presentarse de modo genérico, sin determinante. Compárese:
‘estoy en el taller’ vs ‘estoy en montaje’. Dejamos para futuros desarrollos contrastes
tales como ‘estoy en la cocina’ vs ‘estoy en cocina’ (como se indica en la nota 4 ut
supra).

70
(23–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.ahuyentandomiedos.com.ar)
(31) [...] y justo yo estoy en la computadora (que está al lado de la ventana, por consiguiente
pueden verme xD) y me quedo como “Uh, qué hago?”.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, harrypotter.lsf.com.ar)
(32) No estoy en el teléfono de contacto que aparece en mi cuenta... en este momento estoy en
el trabajo. Te llamo a la brevedad para arreglar!
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.preciolandia.com)

En (30), la heladera de helado resulta ser lo suficientemente saliente en el pa-


norama general como para que alguien pueda tomarla como punto de referencia
espacial, en (31), la computadora que se encuentra al lado de la ventana permite
inferir dónde se encuentra el protagonista. Finalmente, en (32), estar en el teléfono
de contacto ofrece la información necesaria para situar la figura (como alternativa
explícita a estar en el trabajo).
Al igual que para la localización con respecto a lugares estudiada en 4.2.1., las
rutinas sociales asociadas a determinadas entidades generan inferencia de activi-
dad, estado o rutina particular según el rol télico del objeto denotado. Observe-
mos algunos empleos:

(33) Quedan tres besos por día. Incluso el del reencuentro, terminada la jornada laborable,
muchas veces también se saltea porque ella está en la mesada preparando la comida y nos da
la espalda para no distraerse del amasijo o de la preparación del potaje.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, estejulioesuno.blogspot.com)
(34) “Si no te callas mientras estoy en el teléfono, te voy a coser la boca con una aguja bien
grande” dicen algunas veces los padres.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, revista–cpc.kennedy.edu.ar)
(35) Cuando necesitan, vienen y llevan. Y además dejan todo tirado y tengo que volver a
acomodarlo. Yo vivo cociendo, rato que tengo estoy en la máquina
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.eleco.com.ar)
(36) El tatuador de Tinelli habla de sus clientes famosos: “Ya no estoy en la silla diez horas
como antes; ahora me encargo de producir eventos y traer bandas de afuera”, dice este hombre
[...] (18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.diariolanoticia.com.ar)

En (33), estar en la mesada se acompaña de una descripción de actividad (prepa-


rar la comida, el amasijo, la preparación del potaje). El sp, como localización abs-
tracta, evoca la rutina posicional prototípica para la actividad de la figura animada
(compárese, por ejemplo, con la botella está en la mesada). Se entiende rápida-

71
mente que (34) no ofrece una ubicación, como en el caso de (32), sino que alude
a una acción en curso, asociada a la función del objeto. En el enunciado (35),
estar en la máquina, como indicador de actividad, se utiliza correlativamente con
el gerundio vivir cosiendo que despeja dudas sobre el tipo de aparato (máquina
de coser). Finalmente, estar en la silla, en (36), remite a la realización de tatuajes
según una cierta rutina posicional, que el protagonista parece haber abandonado
para concentrarse en otras ocupaciones (producir eventos y traer bandas de afuera).
Puede apreciarse que el conocimiento compartido con respecto a las entidades
denotadas orienta la interpretación hacia la evocación de la actividad pertinente.
En algunos casos, una misma entidad puede sugerir más de una actividad, tal el
caso de la cama en los siguientes empleos:

(37) A mi tb se me duermen las manos, pero cuando estoy en la cama, suelo despertarme
porque tengo un brazo o una mano dormida [...]
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.babysitio.com)
(38) “No tengo ninguna prohibición cuando estoy en la cama” – Al entrar al So[ñ]ando por
Bailar, la participante confesó que le gustaban las mujeres.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.cronica.com.ar)

En los ejemplos ut supra se advierte que estar en la cama puede interpretarse


como dormir (despertarse cuando se está en la cama solo es concebible cuando se
duerme) en (37) mientras que en (38) alude a la conducta sexual.
Un último conjunto de enunciados brinda evidencia de la correlación de estar
en + nombre de objeto con verbos de acción (resaltados en cursiva):

(39) [El oficio de escritor] Pero estoy en la computadora, y para mí, eso es estar escribiendo.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.tomashotel.com.ar)
(40) [...] mientras hago deporte, mientras estoy comiendo, mientras estoy en la computadora
trabajando, cuando estoy en mis cosas con mis amigos, [...]
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.radiomaria.org.ar)
(41) Cuando estoy muy cansada miro televisión o estoy en la computadora.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, eltenisquenovemos.com.ar)
(42) Me gusta mantenerme informada de las cosas que suceden cotidianamente por eso leo
el diario, revistas y estoy en la computadora.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, ar.linkedin.com)

72
En (39)–(42), la expresión estar en la computadora evoca la actividad pertinente
según la telicidad del objeto y criterios pragmáticos: escribir en (39), trabajar en
(40), buscar información en (41) y (42). En estos empleos, la secuencia coocurre
y es explícitamente correlacionada con expresiones de actividad: gerundio en (39)
y (40), verbos de acción en (41) y (42).
En (43), la equiparación entre estar en la computadora y efectuar una actividad,
surge no solo de la coocurrencia de la expresión con un verbo conjugado (ando
por ahí) sino también de la interrogación que da lugar al enunciado: ‘¿A qué se
dedican estos chicos?’

(43) ¿A qué se dedican estos chicos? “Nada, ando por ahí, estoy en la computadora”, es una
respuesta recurrente.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, www.lanacion.com.ar)

Tal como se observó para la localización de figuras animadas con respecto a


lugares, la vida profesional puede indicar metonímicamente roles y actividades
mediante la expresión estar en + nombre de objeto. Es el caso, por ejemplo, de los
siguientes enunciados:

(44) [...] la misma persona que atiende el servicio de venta de carnicería realiza el de panadería
o está en la caja.
(31–10–2013, Google, sitios de Argentina, www.afip.gov.ar)
(45) Sinceramente hago de todo: atiendo los teléfonos, cobro, despacho pedidos, estoy de pizzero
a veces estoy en la plancha, hago delivery, atiendo proveedores.
(18–08–2013, Google, sitios de Argentina, argentina.cuantocobro.com)

En (44), estar en la caja alterna, como actividad, con atender el servicio de venta
de carnicería. En (45), estar en la plancha, se inserta en una larga enumeración de
actividades: atender los teléfonos, cobrar, despachar pedidos, etc. La expresión coo-
curre, asimismo, con otro sp estar de + nombre de rol (estar de pizzero), en clara
alusión a la efectuación de una actividad profesional.
Puede concluirse de los casos analizados que la secuencia situativa estar en +
nombre de objeto suscita una lectura en términos de efectuación de acción tal
como queda evidenciado por sus contextos de aparición y su coocurrencia con
verbos de actividad.
Al término de este estudio, presentamos brevemente nuestras primeras conclu-
siones.

73
Conclusiones

Del análisis de los cuatro conjuntos identificados en la sección 4., se desprende


que, en la localización de figuras inanimadas, los frames de interacción suscitan
inferencias en cuanto a ubicación y posiciones canónicas. Tales inferencias se ac-
tivan tanto con respecto a lugares (El plato del perro está en la cocina) como con
respecto a objetos (Las botellas están en la heladera). Juegan un rol central en estas
evocaciones las conexiones metonímicas suscitadas por la saliencia, la telicidad,
las rutinas sociales, el valor simbólico de las entidades que sirven de base de refe-
rencia para la figura (en la medida en la que suponen interacciones pertinentes).
En el caso de las figuras animadas (María está en la cocina, los chicos están en la
computadora), se potencian tales inferencias y se presume actividad. Tanto la espa-
cialización de roles como la presunción de actividad según la telicidad de la base
de referencia constituyen un anclaje para la figura, anclaje que supera la simple
indicación de posición.
Tales interpretaciones se ven facilitadas, entre otros factores, por (i) la subespe-
cificación del localizador en que habilita ajustes pragmáticos en la escenificación
de las relaciones espaciales y (ii) las conexiones metonímicas activadas por deter-
minados lexemas resultado de la fijación cognitiva de las rutinas sociales ligadas a
las entidades denotadas.
La recurrencia de estas asociaciones cognitivas entre ciertos lugares / objetos y
una actividad pertinente contribuye a su estabilización y tiende a convencionali-
zar estas secuencias como construcciones significantes. Tal consolidación confir-
ma la dimensión praxeológica de la construcción del sentido.

74
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76
capítulo 4

Las interjecciones ¿apelativas?: Una revisión


cognitivista de sus rasgos y sus miembros
Lucía Bernardi | Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (FAHCE-
Conicet) / Centro de Estudios e Investigaciones Lingüísticas Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata | [email protected]

···
Resumen

Este trabajo tiene el objetivo de estudiar las interjecciones apelativas desde el mar-
co teórico de la lingüística cognitiva, para determinar si es pertinente distinguirlas
de las interjecciones sintomáticas y delimitar qué elementos verbales incluyen.
Varios estudios han clasificado las interjecciones según las funciones del lengua-
je (Alarcos Llorach, 1994; Real Academia Española, 2010).
En esta investigación se toman las herramientas teórico-metodológicas de la
teoría de los prototipos (Rosch, 1983; Berlin & Kay, 1969; Kleiber, 1995), porque
nos permiten clasificar las unidades en miembros prototípicos y periféricos, y
proponer pasajes entre las interjecciones sintomáticas y apelativas, por el carácter
difuso de los límites. Además, recurrimos a la noción de ‘iconicidad’, ya que esta-
blece correlaciones entre las posiciones que ocupan las interjecciones y los matices
expresivo-afectivos que estas vehiculizan.
Los corpora empleados son: crea, davies, muestras de internet (diario “El Día”
de La Plata, Argentina y facebook). Estos datos se cotejan con las respuestas de
examen de alumnos de la Universidad Nacional de La Plata. Se analizan: ‘¡ey!’,
‘che’/ ‘¡eh...che!’, ‘sh’, ‘arre’, ‘zape’.
A partir de los ejemplos examinados, se puede plantear que las unidades ‘¡ey!’, ‘che’,
‘sh’, ‘¡eh...che!’ registran usos más o menos apelativos y más o menos sintomáticos.
Por lo tanto, las interjecciones se deben clasificar en sintomáticas y apelativo-sinto-
máticas. Asimismo, ‘che’ cuando se utiliza como fórmula de tratamiento deja de ser
una interjección. Esto se relaciona con las posiciones que ocupa en la cadena: hay una
tendencia de emplear ‘che’ como interjección en el medio y en el final.

Palabras clave: teoría de los prototipos- iconicidad-interjecciones apelativas-interjecciones


sintomáticas

77
Introducción

En esta comunicación presentamos un análisis de las denominadas interjec-


ciones apelativas, sus miembros y sus posibles límites/no límites respecto de las
interjecciones expresivas o sintomáticas, desde la teoría de los prototipos (Rosch,
1983; Berlin & Kay, 1969; Kleiber, 1995).
Las interjecciones han sido clasificadas, atendiendo a diversos criterios: mor-
fológicos, semánticos, pragmáticos. Uno de ellos, bastante extendido, es el que
se basa en las funciones del lenguaje. Así, Alarcos Llorach (1994) propone dividir
estas unidades en onomatopéyicas —‘rin, rin’; ‘paf ’; ‘tic-tac’— , apelativas —‘eh’;
‘chito’; ‘ea’— y sintomáticas —‘ay’; ‘huy’; ‘uf ’— , siguiendo las funciones bühle-
rianas del lenguaje (1950). En tanto, Rojas (1981) también las retoma, aunque
subraya que las interjecciones cumplen principalmente la función expresiva o
sintomática. Cuenca (1996), a estas tres clases de interjecciones, agrega las fáticas
y metalingüísticas, mientras que Matamala Ripoll (2008) incluye las poéticas. Por
su parte, López Bobo (2002) sostiene que las interjecciones son predominante-
mente expresivas y que tanto el valor apelativo como el fático son secundarios,
dado que se superponen al primero. En cambio, la Nueva gramática de la lengua
española de la rae (2010) opta por la clasificación de las interjecciones en apelati-
vas y sintomáticas:

Desde el punto de vista semántico, las interjecciones se suelen agrupar en dos grandes clases:
las apelativas o directivas y las expresivas o sintomáticas. Las primeras están orientadas
hacia el oyente, es decir, se dirigen a un destinatario con intención de moverlo a la acción
o provocar alguna reacción emocional en él, pero también con alguna función social, como
en saludos, despedidas, brindis, etc. […] Las interjecciones expresivas se orientan hacia el
hablante, en el sentido de que manifiestan sus sensaciones, sentimientos y otros movimien-
tos de su ánimo […] (2010: 628)

A pesar de que en estas definiciones están bien delimitadas las características de


las unidades apelativas frente a las sintomáticas, a continuación la rae contempla
casos de elementos que registran usos interjectivos apelativos en determinados
contextos y sintomáticos, en otros. No obstante, no prevé un solapamiento de
las dos clases, cuestión que trataremos en este trabajo. Asimismo, la categoría
de las interjecciones apelativas comprende una gran cantidad de unidades, que
solo tienen en común la orientación hacia el receptor. Por un lado, las apelativas
formularias incluyen los saludos, las expresiones de cortesía (para brindar, para

78
agradecer, dirigidas a quien estornuda, etc.), y por el otro, las no formularias
abarcan las interjecciones usadas para realizar una advertencia, llamar la atención,
estimular, pedir silencio, etc. En esta subclase se mencionan las voces dirigidas a
los animales, aunque es objetable la pertenencia de estas a la clase de las inter-
jecciones, dado que es dudoso el estatus de oyente o receptor de aquellos. En el
apartado dedicado al análisis de los corpora profundizamos en este punto. Como
se observa, las unidades que se colocan bajo este paraguas son heterogéneas y me-
recen un análisis detenido que permita dar cuenta de cuáles son los miembros de
las interjecciones apelativas y en definitiva de cuáles expresiones son interjectivas
y cuáles no. Cabe destacar que en el drae hay algunas de estas piezas que se las ca-
tegoriza como expresiones y no como interjecciones o al menos no se especifica si
aquellas son interjectivas o de otra naturaleza, por ejemplo, ‘buen día’, ‘de nada’,
‘buen provecho’. Por lo tanto, como se observa, no hay un consenso unánime
respecto de los miembros que conforma la clase de las interjecciones apelativas.

1. Marco teórico

En esta ponencia recurrimos a las herramientas teórico-metodológicas de la


teoría de los prototipos (Rosch, 1983; Berlin & Kay, 1969; Kleiber, 1995), puesto
que nos permite abordar la subclasificación de las interjecciones en apelativas y
sintomáticas sin necesidad de establecer límites discretos. Además, la posibilidad
de estructurar el espacio de categorización de las diferentes clases de interjeccio-
nes en miembros prototípicos y miembros periféricos otorga un cierto orden al
campo heterogéneo de estas unidades. Una de las características que se señalan
de esta clase de palabras es su propiedad de ser anómalas y, en consecuencia, de
difícil clasificación. Por esto, la versión estándar de la teoría de los prototipos es la
más adecuada para abordar este tipo de elementos, ya que la definición por haces
de rasgos no necesarios ni suficientes, su pertenencia dada a la categoría por su
semejanza de familia, la distribución en buenos y malos ejemplares, siendo estos
últimos los que constituyen límites borrosos entre las categorías, ayudan a pensar
la interjección no como la excepción a la regla y de manera fragmentada, sino de
un modo más global y como una unidad que posee estatus de categoría gramati-
cal. En este sentido, Cuenca & Hilferty afirman: “la definición por haces de ras-
gos puede ofrecer una explicación de la interjección más completa e integrada en
el sistema gramatical de las categorías que la descripción tradicional” (1999: 61).
Los autores presentan un análisis de la interjección en el marco de la teoría de los

79
prototipos y la teoría del nivel básico que los habilita, por una parte, a establecer,
en el eje horizontal, el lugar que ocupa aquella frente a los adverbios de manera,
ambas categorías son invariables morfológicamente, vehiculizan valores modales,
pero solo la primera tiene un comportamiento oracional; y por la otra, en el eje
vertical, a plantear su dependencia jerárquica de las estructuras que funcionan
como una oración sin poseer la estructura sujeto/predicado, esto es, la categoría
de nivel básico ‘fragmento’. Así, la interjección depende en el nivel subordinado
de este último junto con la prooración (‘sí’/’no’) y el fragmento sintagmático
(‘¡Fuego!’). A su vez, las interjecciones propias están más próximas a la prooración
por su valor meramente modal y las interjecciones impropias al fragmento sin-
tagmático, puesto que proceden de otras unidades de la lengua (verbos, adjetivos,
sustantivos, etc.) y por esta razón tienen un significado menos volátil. Más allá
de que se acepte o no esta arquitectura de Cuenca & Hilferty, la propuesta es
operativa para erigir una estructuración posible en el espacio de categorización de
las interjecciones. De esta manera, en trabajos anteriores (Bernardi, 2011, 2012)
hemos planteado que el campo de las interjecciones propias igualmente está cons-
tituido por miembros prototípicos y miembros periféricos como análogamente
sus valores semántico-pragmáticos, dado que, por ejemplo, el valor de ‘dolor’ de
la interjección ‘ay’ es central respecto del valor de ‘súplica’ que es más marginal.
Además, en esta ponencia incorporamos la noción de ‘iconicidad’. Según este
principio “la estructura del lenguaje refleja, de alguna manera, la estructura de
la experiencia, es decir, la experiencia del mundo, incluida […] la perspectiva
que impone el hablante sobre el mundo” (Croft, 1990: 164). Esta concepción es
útil para el estudio de las interjecciones, ya que otorga la posibilidad de revelar
las correspondencias entre las estructuras verbales y las estructuras emocionales/
expresivas, explicitando las rutinas de uso codificadas en aquellas. Es importante
señalar que la perspectiva del mundo, en el caso de las interjecciones, también
debe comprender al hablante y la relación con su interlocutor.
De esta forma, tanto la teoría de los prototipos como el principio de iconicidad
se constituyen en guías que abren caminos en el imbricado y misterioso espacio
de las interjecciones.

80
2. Justificación del corpus

Las muestras provienen fundamentalmente de cuatro fuentes:


En primer lugar, el crea (corpus de referencia del español actual) de la Real
Academia Española (www.rae.es), que encuentra su justificación en la informa-
ción valiosa que contiene sobre las palabras, sus contextos y significados, palabras
entre las cuales se hallan las interjecciones. Asimismo, este corpus recoge unidades
lingüísticas tanto del español de España como del de América, y en particular, del
español rioplatense de Argentina, en el que se centra nuestra investigación. Ade-
más, el material reunido procede de textos escritos (prensa, libros, correos elec-
trónicos, ciberbitácoras, etc.) y de transcripciones de la oralidad (grabaciones de
radio y televisión, etc.). También, los filtros de búsqueda cronológico, temático,
geográfico, por medio (libros, periódicos, oral, entre otros) son de gran utilidad
para analizar los ejemplares interjectivos, atendiendo a sus contextos de uso. Esto
sumado a las 160 millones de formas registradas hace del crea un recurso sólido
para consultar.
En segundo lugar, el corpus del español, davies (www.corpusdelespañol.org)
contiene 100 millones de palabras y posibilita la búsqueda de expresiones por ca-
tegorías gramaticales, sintácticas y semánticas, dando cuenta de sus frecuencias de
uso y de los contextos comunicativos en que aparecen. De este modo, este corpus
es muy útil para investigaciones vinculadas con el léxico, la morfología y la sinta-
xis. Además, sus muestras provienen de periódicos, textos de ficción, entrevistas,
etc. Es importante subrayar que en la entrada de cada dato no solo se consigna la
fuente sino también el ámbito geográfico. Esto es crucial para detectar los distin-
tos usos de las interjecciones en las diferentes variedades del español.
Tercero, muestras recolectadas de los comentarios de los lectores del diario El
Día on-line (www.eldia.com.ar) de la ciudad de La Plata, Argentina, que se com-
pletan con intervenciones de usuarios de rioplatenses de facebook, en el período
2012-2013. El empleo de este corpus se justifica en que hay interjecciones del
español rioplatense que no están lo suficientemente inventariadas en ninguno de
los corpora de los ítems anteriores. Así, aparece la necesidad de recurrir a material
hipertextual. Actualmente, en los hipertextos se registra un abundante empleo de
interjecciones. En efecto, tal como afirma Yus (2011) es una comunicación escrita
muy contaminada por la oral. Asimismo, Berlanga, García- García y Victoria
(2013) afirman que facebook está orientado a la empatía, la relación afectiva y las
reacciones que provocan las intervenciones de los usuarios.

81
Cuarto, respuestas de examen de alumnos de Letras de primer año de la Uni-
versidad Nacional de La Plata, que se emplean para cotejar los datos de los corpo-
ra anteriores. Estas muestras presentan el interés de que los evaluados están recién
comenzando con los estudios de reflexión del lenguaje.
Se debe destacar que nuestro análisis es predominantemente cualitativo.

3. Análisis de los corpora

En este apartado examinaremos el comportamiento de los siguientes elemen-


tos: ‘che’/’eh...che’, ‘ey’, ‘sh’, ‘arre’, ‘zape’. Privilegiamos los ejemplos del español
rioplatense, aunque para las dos últimas unidades debemos recurrir a datos prove-
nientes del español de la Península, puesto que son expresiones que no se realizan
en la variedad rioplatense.

3.1.’Che’/’Eh...che’
La partícula ‘che’ ha sido integrada en la categoría de la interjección desde obras
tradicionales como El español de la Argentina. Estudio destinado a los maestros de
las escuelas primarias de Vidal de Battini (1964), quien explica que es empleada en
todas las zonas geográficas de la Argentina, que su uso se remonta a la época de la
Colonia y que su origen se halla en el ‘ce’ del español antiguo, vinculado con el
‘che’ valenciano y no en el guaraní o en el araucano. Hay que señalar que la autora
solamente menciona su uso apelativo.
En un artículo más reciente Pascual Asensi (2007) también encuentra el ori-
gen del elemento ‘che’ en el valenciano y aún más atrás en el vocativo árabe ‘yā’.
Pero lo interesante de este estudio etimológico es que el autor considera a ‘che’
una interjección que posee dos funciones con sus correspondientes valores se-
mántico-pragmáticos: la función apelativa, utilizada para llamar a una persona o
requerir su atención y la función apreciativa, usada para expresar sorpresa, gusto,
enojo, opinión sobre el clima.
Veamos qué sucede en nuestro español rioplatense de Argentina:

(1) […] El 4 de diciembre Baglietto presentó su segundo álbum en el Coliseo. Antes del
concierto, Fito estaba en el camarín fumando un cigarrillo y tomando un whisky cuando
se abrió la puerta y entró Andrés Calamaro, tras unos anteojos celestes, acompañado por
Charly García y su hijo Miguel.

82
- Che loco, vos sos Fito -le dijo Charly. Páez se restregó los ojos. Desde mucho atrás sabía
de memoria todos los temas de García, de Serú Girán. Tenía frente a sí al ídolo de su ado-
lescencia y se sentía muy nervioso.
- Me encanta lo que hacés -le dijo Charly-. Me dijeron que tenés mala onda conmigo.
- Estás loco -carraspeó Fito-. Soy fan tuyo desde que tengo doce años.
Andrés hizo un par de chistes y luego los tres se fueron […] (crea: Ramos, Laura; Lej-
bowicz, Cynthia. Corazones en llamas. Historias del rock argentino en los ‘80. Buenos Aires:
Clarín Aguilar ute , 1992)
(2) […] El camionero le respondió con otra, riéndose. Cuando la gorda se dio vuelta, miró
a los viajeros y se llevó el índice a la sien en una mímica que él consideró más elocuente que
las palabras. Después su mirada resbaló con desenfado sobre María, desde la cabeza hasta la
curva de las caderas. “Está buena la fulana..., suerte para el grandote ese... ¿será su mujer?...
¡Y yo haciéndome la del mono! ¡Vida piojosa! Y este cascajo de m...”.
Che, pibe, alcanzame las pinzas y un cacho de alambre... Otra vez se desprendió el car-
burador […] (crea: Gasulla, Luis. Culminación de Montoya. Barcelona Destino, 1979,
Argentina)
(3) […] negro.- Dame un mate, che.
yoly.- Si vos tomás amargo... Esperá.
osvaldo.- Si... Así parece... Parece que no estuvimos en el mismo casamiento y que no
estamos en el mismo lugar...
mabel.- ¿Y qué querés? ¿Qué culpa tengo yo si, desde que llegamos, parece que perdiste el
gusto, el olfato...?
yoly.- Andá Negro, por favor.
mabel.- Los cinco sentidos parece que perdiste.
negro.- (Parándose). Che... Hablando en serio. Qué quieren comer.
mabel.- Nada, Negro... Por favor.
yoly.- ¿Cómo nada?... No... Eso, no Andá, Negro. (crea: Fernández Tisconia, Nelly. Made
in Lanus. Madrid: Primer Acto, 1986, Argentina)
(4)[…] Las cuatro etapas son bien definidas […] Comencemos por la primera, como es
obvio. Ella se inicia cuando el candidato al adelgazamiento, aún indeciso para dar el paso
repetidamente postergado (¡empiezo el lunes próximo!), escucha hasta el cansancio que
familiares, amigos y vecinos le dicen cosas más o menos como las siguientes: “Che gordo,
es hora de que te pongas a régimen”, “...si seguís así, el año que viene vas a rodar”, “...¡mirá
qué salvavidas que tenés en la cintura!, ¿por qué no haces algo?” y muchas otras indicaciones
igualmente sutiles y bien intencionadas […] (crea: Brusco, Osvaldo J. ¿Qué debemos comer?
Buenos Aires: Lidiun, 1987)

83
En (1) y (2) ‘che’ tiene un valor puramente apelativo y está funcionando más
como una mera expresión de tratamiento que como una interjección. Es fre-
cuente que este empleo se corresponda con la combinación ‘che + vocativo’ sin
posibilidad de inversión entre ambos, salvo con el pronombre de segunda persona
singular ‘vos’. No obstante, en este último caso cuando se realiza primero el pro-
nombre y en segundo lugar la partícula aparece la necesidad de colocar una pausa
entre ambos elementos, que de alguna manera señala cierta anomalía en el orden
(‘vos, che’ frente a ‘che vos’). Asimismo, este uso de ‘che’ puede estar acompañado
también por oraciones imperativas. En el ejemplo (3), se registran dos empleos
de ‘che’. Uno en ‘Che... Hablando en serio. Qué quieren comer’ que cumple
una función fática-apelativa, dado que no solo se dirige a sus interlocutores sino
que al mismo tiempo asegura la continuidad del discurso. Por lo tanto, pierde su
densidad interjectiva para aproximarse a un marcador discursivo. En cambio, en
la frase ‘Dame un mate, che’ la interpretación es ambigua, ya que puede ser una
mera expresión de tratamiento como en (2) o bien, puede poseer un matiz de ‘re-
clamo’ o ‘queja’. En esta última lectura, estamos ingresando en el campo del uso
interjectivo del ‘che’. Análogamente, en (4) ‘Che gordo’ se realiza en un contexto
de crítica, cargándose la partícula ‘che’ de este valor semántico-pragmático, pero
sin dejar su primacía apelativa.
Ahora bien observemos los siguientes ejemplos:

(5) […] Que nos den plazo -dijo como si se tratara de una gran idea que se le acababa de
ocurrir.
El otro hizo un gesto de impotencia.
- Ya se lo pedí. Ya me tomé el atrevimiento de pedírselo -corrigió.- Pero dicen que si no
cobran no les pueden pagar a los gremios y que los gremios les paran las obras.
¡Puta, che! -exclamó Adrián ensimismado.- Qué desconsideración. Qué falta de espíritu de
sacrificio. Cómo se va a hacer grande el país así. ¿No le parece, López? -preguntó, descon-
tando que la respuesta era obvia […] (crea: Andrade, Jorge. Un solo dios verdadero. Madrid:
Anaya & Mario Muchnick, 1993, Argentina)
(6) […] - ¡Pero, che! -exclamó Manacorda aun a riesgo de llamar la atención,- ¿qué clase de
ayudante de campo sos que no estás en estos secretos? -Se burlaba de él. Manacorda, que
evitaba la lucha frontal, aprovechaba para darle un golpe bajo sin abandonar su acostum-
brado tono jovial y amistoso.
Adrián se empezó a impacientar y no lograba ocultarlo. El otro lo estaba gozando […]
(crea: Andrade, Jorge. Un solo dios verdadero. Madrid: Anaya & Mario Muchnick, 1993,
Argentina)

84
(7) […] Inf.a - ¿ Pero estás contento? Inf.b - Bueno - - - sí porque - - - lo puedo hacer...
Inf.a - Es claro. Inf.b -...y no quedo con... Inf.a - ¿ No quedás con la lengua afuera? Inf.b -
Mm. Inf.a - ¡ Ay, che! Inf.b - Total - - - entre no hacer nada - - - y qué sé yo. Inf.a - ¿ Qué te
parece? Inf.b - ¡ Aparte que es una obra! Inf.a - ¿ [..........] la estudiaste vos? (davies: Habla
Culta: Buenos Aires: M24 B)
(8) […] carlos Claro, yo después me pongo a pensar: mis abuelos se sacrificaron por mis
viejos, mis viejos se sacrificaron por mí... yo me voy a sacrificar por mis hijos, mis hijos por
sus hijos, los hijos por los hijos... y digo yo: ¿Quién mierda goza en este mundo?...
víctor ¡Y qué sé yo, che! Todos tienen despelotes... La sociedad es así […] (crea: Rovner,
Eduardo. Una pareja (Qué es mío y qué es tuyo). Buenos Aires: Corregidor, 1989)

En (5) y (6) ‘che’ se yuxtapone a las interjecciones impropias ‘puta’, ‘pero’, en


(6) a la interjección propia ‘ay’ y en (7) a la oración exclamativa ‘y qué se yo’.
En todos los ejemplos, ‘che’ se realiza en un contexto entonacional exclamativo
y vehiculiza valores semántico-pragmáticos expresivos de ‘disgusto’ o ‘queja’ en
(5) y (6), ‘complacencia o burla’ en (7) y de ‘pesimismo’ en (8). Estos casos son
usos claramente interjectivos sintomáticos de la unidad ‘che’. Se percibe que al
contrario de lo que sucedía en los primeros ejemplos, la partícula ‘che’ se ubica en
posición final, aunque tampoco se pueden invertir los términos. Por ejemplo, si
intercambiamos los elementos de (5) ‘che’ deja de ser una interjección para ser un
término de tratamiento y ‘puta’ pasa a ser un sustantivo en función de vocativo.
Asimismo, el contexto exclamativo es un rasgo que señala el contexto enfático
característico en que se realizan las interjecciones expresivas.
No obstante, no es una condición sine qua non, para que ‘che’ se utilice como
una interjección:

(9) […] Inf.b - Yo tengo una chica conocida que fue tres años sin [..........] una palabra. ¡
Qué bárbara! Inf.a - Yo conocía a una que iba así a... a... pero de grupo. Inf.b - La sacó el
tipo. ¡ Qué bárbaro él también., ¿ no? Inf.a - Ah, ¿ la sacó al frente? Inf.b - ¡ Qué bárbaro!
Cinco hijos - - - separada del marido, che, ¡ qué bárbaro! Vos sabés lo que es ir tres años y
pasarte una hora y no decir... Inf.a - ¿ Y cómo iba? Eso es lo que yo no entiendo, porque yo
no iría. Inf.c - No, porque tiene necesidad de ir. Inf.b - Lo necesitaba. Inf.c - Se da cuenta
que tiene que salir, que algún día va a salir. Tiene ansiedad de salir. Inf.b - Y muchas sesiones
serán él callado y ella […] (davies: Habla Culta: Buenos Aires: M21 B)
(10) […] rafael ...Mi papá se quedaba con ella en casa todo el tiempo, hasta que quedó claro
que necesitaba atención médica permanente. Y desde que está en el geriátrico va todos los
días. Llueva o truene, él está ahí. No abandona.[…] juan carlos Mirá vos, qué grande, che,

85
qué grande.(crea: Campanella, Juan José; Castets, Fernando. El hijo de la novia. Barcelona:
rba , 2002, Argentina)
(11) Chiche Qué novedad que no sos mi vieja. Ella era una santa, vos en cambio sos una
loca.
Chola Che, che, che,... momentito. ¡Más loca será tu abuela! (crea: Lloberas Chevalier,
Marisel.
Acordate de la Francisca. Buenos Aires: Teatro Municipal General San Martín, 1987)

En (9) el elemento ‘che’ se halla en posición de inciso y aunque se encuentra


afuera de las oraciones exclamativas, en el fragmento más amplio comparte el es-
pacio discursivo con la frase ‘¡Qué bárbaro!’ En (10) ‘che’ se comporta de manera
análoga. En el primero, vehiculiza un valor semántico-pragmático de ‘sorpresa’ y
en el segundo de ‘agrado’. En (11) la repetición del elemento ‘che’ aumenta su ex-
presividad, no obstante, posee rasgos apelativos-sintomáticos. Por un lado, tiene
el valor semántico-pragmático de la ‘queja’, pero también interpela al interlocutor.
Se puede establecer, entonces, que el elemento ‘che’ se mueve en sus usos en
una escala, en donde en uno de los polos se encuentran los empleos apelativos
pero no interjectivos y en el otro, los usos sintomáticos y con grado muy bajo de
apelación. En el medio se ubican realizaciones de ‘che’ con mayor o menor valor
sintomático y mayor o menor valor apelativo, solapándose ambas funciones.
Si se revisan las entradas de los diccionarios de la unidad ‘che’, se percibe que en
la mayoría se contemplan las dos funciones. Así, el drae sostiene que ‘che’ es una
interjección que se utiliza para “para llamar, detener o pedir atención a alguien,
o para denotar asombro o sorpresa” (www.rae.es, consultado el 1º/11/2013). En
tanto, el diccionario de María Moliner afirma que ‘che’ es una interjección que “se
emplea para llamar la atención de alguien o para mostrar ligero disgusto” (http://
www.diclib.com, consultado el 28/10/2013) En ambos diccionarios se consideran
que los usos apelativos como sintomáticos son interjectivos. Por su parte el Nuevo
Diccionario de Americanismos (Haensch & Werner); Tomo ii Nuevo diccionario de
argentinismos (Chuchuy & Hlsavacka de Bouzo) contempla dos acepciones para
‘che’, aunque considera que en ambas es una interjección: “1 coloq Se usa, con
valor apelativo, al pedirle o preguntarle algo a una persona a la que generalm. uno
tutea. 2 coloq Se usa para expresar asombro o desagrado” (1993: 166)
En cambio, el Diccionario de Habla de los Argentinos (2003) presenta dos entra-
das para la unidad ‘che’. Una que la define como “fórmula familiar de tratamiento
para llamar, pedir atención o dirigirle la palabra a alguien” y otra como “interjec.
Exclamación con que a veces se manifiesta asombro o sorpresa” (2003: 216). Si

86
bien esta es la forma más acertada de considerar la partícula ‘che’, no atiende a los
casos en que ambos valores se realizan en la misma instanciación.
Observemos los siguientes ejemplos:

(12) aletrotta
Que pobre la foto del Diario, no ? A veces veo cosas de los diarios de la plata, (soy de
banfield) que me hacen creer que son pasquines.- Tengan altura, che !!!!!
(http://www.eldia.com.ar,19/06/2013 )
(13) Pablo López: Che!!!! Hay un cura ahí bien varoncito...que tanto “chicas”!!! ¿o no es
también un placer trabajar conmigo?.... Ya vamos a hablar...!!! ja, ja, ja
A. D. jajaja es verdad es la costumbre de hablar siempre en femenino!!!!!
(facebook, 8/06/2013)

En (12) la interjección ‘che’ se manifiesta en un contorno exclamativo, en posi-


ción final y posee un valor semántico-pragmático predominante de ‘queja’, aun-
que se percibe un matiz apelativo, sobre todo porque se explicita el interlocutor,
en este caso, el diario. Por el contrario, en (13) se percibe un uso no muy frecuente
del ‘che’, ya que, por una parte, está en posición inicial, típica de la apelativa,
pero en un contorno exclamativo y yuxtapuesto a una oración exclamativa. Por lo
tanto, posee un fuerte valor sintomático de ‘queja’, al mismo tiempo que un alto
valor apelativo, que posiblemente esté vinculado con las rutinas de uso de colocar
en posición inicial el ‘che’ con función apelativa. En este caso, es difícil establecer
la predominancia de una u otra función. Estamos frente a un uso interjectivo de
‘che’ con valor apelativo-sintomático.
Respecto de la locución interjectiva ‘eh...che’, El lenguaje de los argentinos. Ex-
presiones, percepciones y modismos que nos vinculan de Cicottino la define como un
reclamo amigable o no, “abuso, atropello, exceso […] (2010: 130)
Veamos las siguientes muestras:

(14) […] Alberto ¿A que no sabés éste? (Oscar enciende un cigarrillo.) ¡Eh, che! ¿Y yo?
(Oscar le saca la lengua.) ¿Ah, sí? (Se abalanza sobre Oscar y trata de quitarle el paquete
de cigarrillos. Le tuerce el brazo y por fin lo consigue. Enciende uno y le tira el paquete a
Oscar.) ¿Lo conocés? Raquel me lo contó ayer […] (crea: Shand, William. El sastre. Buenos
Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1989)
(15) Oscar ¡Eh, che! ¡Devolvéme la navaja! (Alberto lo ignora.) ¿Me oís? ¡Quiero la navaja!
(crea:Shand, William. El sastre. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1989)
(16) negro.- ¡Eh... Qué tanto, che! Es mi hermana y el marido. Ni que fueran visitas.

87
yoly.- Para vos, todo es lo mismo. ¡Pero para mí, no! ¡Para mí, son visitas! Después de diez
años en Yanquilandia. (El Negro la mira.) (crea: Fernández Tisconia, Nelly. Made in Lanus.
Madrid: Primer Acto, 1986, Argentina)

En (14) y (15) la locución ‘eh, che’ aparece en un contorno exclamativo y vehi-


culiza un valor semántico-pragmático de ‘reclamo’. Justamente, por esto, posee
un valor de ‘disgusto’ y a su vez de ‘apelación’ para que el interlocutor realice una
determinada acción: en el primer ejemplo, convidar un cigarrillo al hablante, en
el segundo, devolver la navaja. Así, esta locución se debe clasificar como apelati-
vo-sintomática. En (16) ocurre algo distinto, dado que en la locución se interpone
la oración exclamativa ‘qué tanto’, esto provoca que la expresión ‘eh...che’ se revis-
ta de un valor sintomático de ‘queja’, neutralizándose el valor apelativo.

3.2. Ey
Es una unidad que encuentra registros en los corpora electrónicos, pero llama
la atención la ausencia de esta entrada en los diccionarios (drae, María Moliner).
Aunque Almela Pérez (1986) la menciona en su relación de interjecciones. Ade-
más, es un elemento que fue reconocido por la mayoría de los alumnos evaluados,
quienes de manera casi excluyente explicaron que se emplea para llamar la aten-
ción de alguien. De este modo, los examinados presentan como focal su función
apelativa.
Ahora bien, detengámonos en los ejemplos de los corpora:

(17) Anselmo Me voy a ir.


Maru ¿Qué hora es? (No hay respuesta. Anselmo sigue mirando hacia afuera. Silencio.
Maru gira hacia él.) ¡Ey! (Anselmo se vuelve hacia Maru.) ¿Qué mirás? (crea: Daulte, Javier.
Desde la noche llamo. Buenos Aires: Último Reino,1995)
(18) en carrera y comenzó a elevarse con suavidad, repartiendo reflejos plateados hasta per-
derse Anahí se le acercó despacio, como si se tratara de un objeto muy valioso y delicado.
Sus manos palparon con infinita suavidad el sitio en donde un circulo marrón, como un
enorme lunar, tatuaba la piel de la reportera. - ¡ No lo puedo creer! - ¿ Qué cosa? ¿ Nunca
viste una mancha de piel? La muchacha india la tomó del brazo y la arrastró hacia la puerta.
- Vení, vení conmigo... ¡ rápido! - ¡ Ey, carajo, esperá! ¡ Estoy casi desnuda! Claudia apenas
tuvo tiempo de cubrirse el busto con la toalla. Afuera, los hombres las vieron salir con
asombro. Con los ojos brillantes, Anahí condujo a la periodista en dirección al galpón. - ¿
Qué pasa, adónde van? - gritó Willy. - ¡ Vengan...! - llamó Anahí, mientras abría la puerta
-. ¡ Papá tiene que verlo! Claudia se dejaba arrastrar como hipnotizada. Al penetrar en

88
el inmenso galpón (davies: Colmán Gutiérrez, Andrés (1961-).El último vuelo del pájaro
campana, Argentina)
(19) Ariel ¡Ey! (Anselmo no se mueve.) Vos, che. (Anselmo gira apenas la cabeza como dan-
do a entender que escucha.) Salí de ahí. (crea: Daulte, Javier. Desde la noche llamo. Buenos
Aires: Último Reino,1995)

En (17) y en (18) el valor semántico-pragmático de ‘ey’ es de ‘protesta’/’queja’


e incluso el primero tiene un matiz de ‘amenaza’. Si bien, la función central en
estos casos es la sintomática, no deja de traslucirse una función apelativa. Por el
contrario, en (19) ‘ey’ posee una función meramente apelativa de manera que
no se consignaría como un uso interjectivo; más allá de que se encuentre en un
entorno exclamativo que le otorga cierto énfasis. Cabe destacar que, a pesar de las
respuestas dadas por los alumnos, en el momento de presentar ejemplos no todos
coincidían con la función apelativa:

(20) ¡Ey mamá, eso no es cierto! (protocolo 10)


(21) Ey no llores... (protocolo 31)

Se percibe que tanto en (20) como en (21) tiene mayor peso el valor sintomático
que el apelativo. En el primer caso, remite a una ‘queja’/’reproche’, en el segundo
de ‘conmiseración’. La partícula ‘ey, entonces, registra usos más o menos interjec-
tivos e incluso no interjectivos como en (19). En este sentido, tiene un compor-
tamiento análogo al de ‘che’, salvo que su frecuencia de realización es muy baja
respecto de esta última. Asimismo, los contextos en los que puede ingresar ‘eh’
son muy limitados y en general se coloca en posición inicial.

3.3. Sh
El elemento ‘sh’ no aparece definido en el drae. Sin embargo, en la Nueva gramáti-
ca de la lengua española (2010) se lo incluye en la subclase de las interjecciones apelati-
vas no formularias y se explicita que es empleado para pedir silencio. Si nos detenemos
en las siguientes muestras podremos percibir diferentes realizaciones de ‘sh’:

(22) abel (sordamente). ¡Goyo! ¡Goyo...! Sh... Sh... Más bajo... ¡No los moleste...! Tu pobre
tipa te llama... ¡Goyo...! ¿No ve...? No nos da beligerancia... Seguramente, ahora, ya se
miran a los ojos y se van comparando todas las cosas parecidas que tienen...(crea: Viñas,
David. Maniobras.Buenos Aires: Galerna, 1985)
(23) tuveneno

89
#6 Alien_Duce shhhhhhhhhhhh todavía estás 2do, mirá tripero, al ascender te ganaste el
derecho a jugar en primera, y arrancás con 0, recién cuando termine la temporada podés
decir que te quedás en primera, como todos lo que ascienden, por eso arrancás en descenso
directo como central y olimpo.. che copiaron todo el festejo de la libertadores, cuando as-
cendieron por liguilla en el 84 no fueron ni al municipio, ni con micro descapotable... me
hace acordar al festejo de Estudiantes campeón de américa... que original la loca 22 jajaja,
hasta la quema de trapos, la misma que hicimos cuando ascendimos en el 95, en la esquina
de plaza italia viniendo de 7, con un tirante, son muy originales
(http://www.eldia.com.ar; 6/06/2013)
(24) orgullolobo
La brujairlines vuelve por aircomet y llega al cuntry de pity bellapon, y la llegada va a ser
transmitida por el canal volver...jajajajja shhhhhhhhhh
(http://www.eldia.com.ar; 27/08/2013)

En (22) ‘sh’ simplemente se emplea para silenciar al interlocutor. Según la gra-


mática de la rae se trataría de una onomatopeya asimilada a las interjecciones.
Habría que primero intentar determinar la imitación de qué sonido es ‘sh’ o si
se trata del sonido/no sonido del silencio. En segundo lugar, se puede considerar
una interjección no en este ejemplo, sino en los siguientes, esto es, en el (23) y
(24), ya que se carga a ‘sh’ con el valor semántico-pragmático de la burla. Otra
cuestión importante es la gran similitud material que posee con los sonidos inarti-
culados. Por lo tanto, también es necesario resolver si es una onomatopeya o bien
un ejemplo de estos últimos.
De todas maneras, a pesar de su posible empleo sintomático, esta unidad se
ubica en un lugar más marginal que ‘che’ en la subclase de las interjecciones
apelativo-sintomáticas. Además, los contextos en que se encuentran son escasos.

3.4. Arre/zape
Estas dos unidades históricamente han sido incluidas en la clase de las inter-
jecciones. Cuervo (1955) es la primera interjección que presenta en el apartado
que trata sobre el tema. Asimismo, Rojas (1981) las menciona en su inventario de
interjecciones. Incluso Almela Pérez las tiene en cuenta en su recuento de inter-
jecciones del español, aunque en el párrafo siguiente propone descartar este tipo
de voces de la clase de las interjecciones.
En el drae se proporcionan las definiciones de cada una de estas unidades,
siendo la primera acepción la que se considera en la Nueva gramática de la len-
gua española, esto es, son voces dirigidas a los animales. La única manera en que

90
pueden registrar usos interjectivos es si se toma en cuenta el segundo significado
de cada una de estas. Así, ‘arre’ también señala ‘disgusto’ y ‘zape’ ‘asombro o
extrañeza’. Sin embargo, estos valores sintomáticos no son los que aparecen con
frecuencia en las gramáticas. De hecho, Cuervo, que citamos en el párrafo ante-
rior, afirma que ‘arre’ ‘se emplea para avivar las caballerías’ (1955: 535). En ningún
momento hace referencia a la segunda acepción, que por otra parte tampoco se
explicita en el diccionario de María Moliner.
Algo interesante de subrayar es que estas dos unidades están ausentes de los cor-
pora del español rioplatense. En cambio, se encontraron ejemplos en las muestras
del español de la Península, aunque escasos:

(25) […] Y tú te subías encima y decías “¡Arre, arre, caballito, más deprisa, más deprisa, más
deprisa...!” (Coge el caballo en sus brazos.) […] (crea: Alonso de Santos, José Luis. Trampa
para pájaros. Madrid: Marsó-Velasco, 1991)
(26) […] candel.- ¡Quita, quita! La Catalina está más sorda que una tapia y si llora el niño
dice ¡zape!, porque se cree que ha maullado el gato. Además, que no me da la gana de que le
entre aquí el telele y nos la encontremos más tiesa que un garrote […] (crea: Herrera, Eloy.
Un cero a la izquierda. Madrid: Vasallo de Mumbert , 1978)

Cabe destacar que las escasas muestras que hallamos solo presentan la realización
de ‘arre’ y ‘zape’ como sonidos para llamar a los animales. En los corpora no
obtuvimos ejemplares con los empleos sintomáticos que explicita el drae. De
esta manera, ‘arre’ y ‘zape’ en su calidad de voces para dirigirse a los animales no
son interjecciones, dado que no manifiestan ningún estado de ánimo del emisor
respecto del contexto y además, tal como señala Almela Pérez (1986) es dudoso el
estatus de interlocutor de un animal. Para el autor la comunicación cobra sentido
entre seres humanos.

Conclusiones

Después de haber recorrido los corpora arribamos a la conclusión de que hay


usos interjectivos más o menos apelativos y más o menos expresivos. Se puede,
entonces, formular dos subclases de interjecciones: las sintomáticas y las apela-
tivo-sintomáticas. Entre estas dos categorías hay un vínculo permanente y los
pasajes son posibles de una a otra por sus límites difusos. Esto permite afirmar
que el espacio de categorización de las interjecciones es dinámico y que es más

91
importante dar cuenta de los movimientos de sus miembros que los aproximan/
alejan del prototipo, que de una distribución estática de estos. Así, el prototipo
puede ser un conjunto de rasgos abstractos que ocasionalmente se realice o cor-
porice en un ejemplar determinado. Ahora bien, las rutinas de uso permiten esta-
blecer algunas regularidades en los comportamientos de las unidades que dan la
posibilidad de erigir una cierta estructura del espacio de categorización. Respecto
de los elementos que analizamos se puede vislumbrar que ‘che’ presenta empleos
interjectivos más prototípicos que ‘ey’ y que ‘sh’, mientras que ‘arre’ y ‘zape’ que-
dan fuera de la clase de las interjecciones. Esto se obtiene a partir del supuesto de
que uno de los rasgos centrales de las interjecciones es el de informar la actitud
que el emisor manifiesta respecto del contexto verbal y no verbal; actitud que está
íntimamente relacionada con la expresividad y la emoción.
Finalmente, el hecho de que la función sintomática y apelativa puedan solapar-
se encuentra su base en estudios psicológicos, ya que la conación/apelación y la
expresividad parece ser que tienen muchas afinidades. En este sentido, Ullmann
(1952) propone que se puede reducir a una sola estas dos funciones del lenguaje.
Todas estas consideraciones permiten echar luz sobre la categoría friki por exce-
lencia, esto es, la interjección.

92
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que française. Bern: A. Francke Verlag.

94
capítulo 5

Uso de la forma ya: la temporalidad y sus


repercusiones a nivel informativo
Ana Cristina Yuvero | Facultad de Filosofía y Letras (UBA) | [email protected]

···

Resumen

En el presente trabajo se intenta delinear una propuesta que hace hincapié en


los usos de la forma ya en el español rioplatense:

(1) […] El senador formoseño ya declaró como testigo el 30 de agosto y aseguró que “nunca
jamás” escuchó hablar de pago de sobornos.
(2) […] El error del Presidente fue uno que ya venía cometiendo […]: según lo expuse ya en
Clarín el 2 de julio, el de confundir la legalidad constitucional con la legitimidad política.

Partiendo de los ejemplos (1) y (2) nos preguntamos si esta forma funciona sólo
como reforzadora del carácter aspectual (Kovacci, 1999; Bosque,1990) o temporal
en el discurso (drae, 1984) o como un marcador conversacional (Zorraquino y
Portolés,1999). Nuestro trabajo se basa en los criterios de la Gramática Cognitiva
que suponen que cualquier cambio funcional se relaciona con modificaciones
en la conceptualización (Langacker,1991). Este trabajo se realizó sobre una se-
lección de 100 (cien) ejemplos del ámbito periodístico de textos provenientes
del corpus de la Real Academia Española (crea). Se realizó un análisis cualitati-
vo-cuantitativo de los datos. Retomando la noción de focalizador metalingüístico
(Delbecque,2006), encontramos que la posición sintáctica-pre-verbal-, los rasgos
semánticos- acerca al lector a un pasado reciente o presente enunciativo, evalúa
un futuro cercano, incluye al lector en el momento de enunciación- y los aspectos
pragmáticos que acarrea la forma-introduce información nueva- confluyen en
un uso-diferente al de “reforzador”-que permite al hablante instalar un base de
conocimiento previo sobre la cual instanciar información relevante en el discurso.

Palabras clave: Gramática Cognitiva, español rioplatense, adverbios temporales y aspec-


tuales, marcadores discursivos, ya

95
Agradezco las sugerencias constantes, los comentarios y las revisiones detallistas de quien
es mi Directora de Adscripción, profesora y colega, la Dra. Claudia Beatriz Borzi.

Introducción

El presente trabajo intenta describir el comportamiento de la forma lingüística


ya en el español rioplatense teniendo en cuenta los diferentes contextos interpre-
tativos. Para este propósito partiremos del Enfoque cognitivo prototípico (Lan-
gacker, 1991) que nos permitirá analizar los cambios en las funciones de la forma
como cambios en las conceptualizaciones de la misma. La caracterización de ya
dentro de las Gramáticas ha variado con el transcurso de los años. En la Gramáti-
ca descriptiva de la lengua española se incluye ya dentro de la categoría de los adver-
bios especificando su pertenencia al grupo de los adverbios cuantitativos aspec-
tuales (Kovacci, 1999:707). En su capítulo sobre subordinación temporal, García
Fernández introduce ya dentro de los conectores temporales de simultaneidad pues
éste favorece “la lectura de perfecto de las formas compuestas” (1999:3179). La
Nueva gramática de lengua española lo agrupa dentro de los adverbios aspectuales
(2009:2336) pues tiene como función poner de manifiesto que la situación des-
cripta no se daba en la fase anterior del predicado. A su vez anticipa el uso de esta
forma en contextos donde sólo expresa tiempo, siendo compatible con adverbios
que expresan también el mismo significado. Por otro lado, también se ha carac-
terizado a esta forma como un marcador conversacional metadiscursivo (Zorra-
quino y Portolés, 1999:4191) ya que indica la recepción del mensaje por parte del
oyente y marca el cambio de turno en el uso de la palabra en la conversación. Se
le atribuyen además varias funciones referentes a matices de ironía, incredulidad
y valores modales superpuestos a la metadiscursividad propiamente dicha. Den-
tro del Enfoque cognitivo prototípico podemos constatar que si bien hay casos
en donde ya se acerca a una caracterización como adverbio temporal también
encontramos su uso como marcador discursivo. Por ejemplo en [1] ya tiene una
función adverbial que implica una fase anterior (la fase en donde se es joven) que
ha sido superada para pasar a la fase actual. Lo mismo sucede con el ejemplo [2]
en donde el uso del adverbio temporal refiere a un tiempo anterior en el cual se
recuerda que alguna vez se habló del tema del que se está hablando “ahora”, en
el presente enunciativo. Por último el ejemplo [3] remite a una conversación en
donde ya toma la forma de un marcador que permite el cambio de turno de los
interlocutores.

96
[1] Juan ya es viejo. (Real Academia Española, 2009:2336)
[2] Ya hemos hablado de esto más de una vez. (rae, 2001)
[3] —¿Cuánto te pagan?
—Dos millones
—¿Dónde están?
—Todavía no me los han dado
—Ya. (Zorraquino y Portolés:4192)

Siguiendo con lo expuesto anteriormente, nos interesa dar cuenta de las diferen-
cias y similitudes entre estos usos específicos de ya en el español rioplatense para
constatar que no se trata sólo de un reforzador del aspecto o del tiempo en la
cláusula (De Miguel, 1999:3002) sino que permite al interlocutor instalar un base
de conocimiento previo sobre la cual prepararse para reconocer una instanciación
específica que se relaciona con información nueva en el discurso. Trabajaremos
con un corpus compuesto de discursos escritos, provenientes éstos últimos del
ámbito periodístico, analizando las formas dentro de su contexto de producción.

1. Objetivos

1.1. Generales
Los objetivos generales que persigue este trabajo de investigación guardan una
relación directa con el ámbito en el que dicho proyecto se inscribe.
Siendo que el presente trabajo se inscribe dentro del Enfoque cognitivo proto-
típico y que éste se interesa por dar cuenta de que cualquier cambio funcional se
relaciona con modificaciones en la conceptualización de las formas en el discurso,
el propósito de este trabajo es aportar un estudio que contribuya con este criterio
de la Gramática Cognitiva. Por otro lado, nos interesa a su vez contribuir al crite-
rio de motivación lingüística sobre el que se basa también esta Gramática y en el
cual se explicita que el significado lingüístico está motivado por el contexto situa-
cional, por la psicología y la intención comunicativa del hablante. Esto conlleva a
postular que el punto de partida de la estructuración del lenguaje es el Discurso y
no la Gramática y por ende dar cuenta de la relación intrínseca entre la semántica
y la pragmática. Por último, este trabajo intenta hacer una aplicación al español
del Enfoque cognitivo prototípico y de sus criterios.

97
1.2. Específicos
El tema de la investigación es el que determina los objetivos específicos que se
propone el presente trabajo.
En primer lugar nos interesa dar cuenta de las causas por las cuales un hablante
determinado elige utilizar en su discurso la forma ya. Tomada ésta en sus caracte-
rizaciones gramaticales generales su función es la de enfatizar en algunos casos la
temporalidad o el aspecto perfectivo de los resultados de los eventos. Esta noción
intenta problematizarse en este trabajo para dar cuenta de otras instancias de elec-
ción que implican tomar a esta forma no sólo como un enfatizador sino también
como aquélla que le permite al hablante instalar una base de conocimiento previo
y sobre ésta instanciar información nueva o remática, lo que conlleva a dar cuenta
de que para el hablante no significa lo mismo utilizar la forma a no utilizarla en
su discurso.
En segundo lugar, el trabajo intenta a partir de una descripción exhaustiva de
las formas en contexto, es decir, analizando la forma tanto en sus aspectos fonéti-
cos, fonológicos, morfológicos, sintácticos, semánticos y pragmáticos, dar cuenta
de la relación entre el uso de la forma ya y la distribución de la información en el
contexto de la cláusula y en el discurso teniendo en cuenta los contextos previos
y posteriores al uso de la forma en cuestión.
Por último nuestro trabajo intenta dar cuenta del cambio de significado que
conlleva la omisión de ya en el discurso pudiendo correlacionar esto con la varie-
dad de recursos y de opciones que tiene un hablante en un contexto determinado.
Como consecuencia de que la utilización de ya no es azarosa, nos interesa plantear
cómo interacciona esta forma con los demás elementos del discurso que contie-
nen también como ésta información ligada tanto al tiempo como al aspecto.

2. Problemas que orientan la investigación

Si bien la Gramática descriptiva de la lengua española en su apartado sobre as-


pecto llama la atención sobre los elementos que hacen a la aspectualidad inheren-
te a la oración, es decir, a una aspectualidad oracional e incluye dentro de éstos a
los adverbios aspectuales y a las locuciones adverbiales (De Miguel:3002) creemos
que estas formas no sólo enfatizan o refuerzan determinado valor aspectual del
verbo como una unidad léxica y de la oración. Como bien sabemos dentro de la
cláusula constatamos la presencia tanto del aspecto léxico como del flexivo. Esto
implica que ciertos elementos nos están brindando la información aspectual o

98
temporal de la cláusula, entre ellos destacamos la información aspectual conte-
nida en las unidades léxicas que constituyen el predicado o lo que se denomina
Aktionsart, la forma de los verbos utilizados, es decir, el aspecto flexivo de los
mismos, los complementos del verbo, los tipos de sujeto que deseamos instanciar.
Ante esta situación nos preguntamos:
- ¿Qué papel cumplen los adverbios en la cláusula si ya hay información sufi-
ciente en ella referente tanto al aspecto como al tiempo?
- ¿Estas formas tienen sólo el papel de reforzadores o enfatizadores de la aspec-
tualidad o temporalidad de la oración?
- ¿Se observa un cambio de significado si se omite el uso de la forma en un
contexto discursivo determinado?
- ¿Por qué los hablantes deciden utilizar esta forma en ciertos contextos discur-
sivos?
- ¿Qué función cumple ya en el establecimiento del conocimiento previo com-
partido y de la nueva información que se pretende destacar?
- ¿Qué interrelaciones se establecen entre esta forma y los contextos discursivos
previos y posteriores?

Si bien aceptamos que las nociones de tiempo y aspectualidad están presentes


en el uso de estas formas no son sólo estas informaciones las relevantes para el uso
de ya. Consideramos que ya instala, como sabemos, una base de conocimiento
previo que prepara al interlocutor para recibir información que el hablante crea
necesario destacar o lo que es lo mismo, información nueva. Atendemos así al
concepto de focalizador metalingüístico (Delbecque, 2006:43) y junto con éste al
valor dinamizante que proporciona el uso de ya en el discurso1 el cual está dado
por la instanciación de los eventos en una base programática:

1 
Delbecque (2006:43-71) aclara que ya les confiere una orientación dinámica a los
eventos proyectándolos en una base programática a menudo de naturaleza cíclica. Al
destacar, según ella, una secuencia respecto de las secuencias circundantes ya debe
ser analizado como un focalizador metalingüístico pues convierte la secuencia en una
fase o eslabón de una cadena de acciones o eventos más amplia. La dinamicidad
introducida por ya afecta tanto al perfil como a la base ya que señala que el elemento
perfilado está progresando y que la base tiene una orientación programática. Ya no
se limita a perfilar un elemento sino que desempeña la una función metalingüística

99
[1] a. Ya veo
b. Veo
[2] a. Hoy es miércoles.
b. Hoy ya es miércoles.

Según la autora en el ejemplo [1]a el punto de vista queda confinado al espacio


discursivo del momento mientras que en [1]b observamos que el hablante no sólo
se refiere a una realidad existente por fuera de él mismo sino que toma en cuenta un
entramado virtual más extenso y complementario de esta realidad que lo circunda.
Lo mismo sucede con los ejemplo de [2], por un lado en [1] a nos encontramos con
dos espacios mentales (el de hoy y el de miércoles) en cuya base se encuentran los
demás miembros del paradigma (ayer y mañana y los restantes días de la semana). En
[2] b la dinamicidad introducida por ya afecta tanto al perfil como a la base, es decir,
se señala que el elemento perfilado está progresando y que por ende no es estático.
Además esta progresión se realiza sobre una base que tiene un tipo de programación
específica lo que equivale a decir que la conceptualización de su base está orientada
de acuerdo a un tipo de guión. En definitiva, la función de focalizador está dada por
la prominencia de un elemento por contraste con una base subyacente.
Por otro lado, y como bien señala García Fernández (3179), en las oraciones
introducidas por cuando, la forma ya favorece la lectura de Perfecto de las formas
compuestas (en este caso en particular la lectura perfecta del pluscuamperfecto).
Como consecuencia de este fenómeno, los resultados de los eventos se leen como
simultáneos entre sí. Citamos a continuación los siguientes ejemplos que dan
cuenta de lo explicitado:

[1] Juan se desmayó cuando María ya había tocado la sonata.


[2] Juan se dio cuenta de todo cuando María ya lo había descubierto.
[3] ¿¿ Juan se desmayó cuando María había tocado la sonata.
[4] ¿¿ Juan se dio cuenta de todo cuando María lo había descubierto.
[5] El profesor dijo a los alumnos que había corregido los exámenes el día anterior.

El autor señala entonces que entre las cláusulas se puede observar una relación
ya no de sucesión sino de simultaneidad en los resultados de los eventos. Si se

particular: la de enlazar el elemento perfilado con una conceptualización orientada


de su base.

100
suprime el adverbio, como observamos en los ejemplos de [3] y [4], las oraciones
no parecen ser tan aceptables. La lectura correspondiente a la sucesión de los
eventos la podemos apreciar en el ejemplo [5] en el que el pluscuamperfecto in-
dica anterioridad en el pasado y denota una lectura sucesiva de los resultados de
los eventos. En efecto, parece ser entonces que la omisión de la forma en cuestión
tiene consecuencias en el significado.
Nuestra hipótesis es que los hablantes deciden utilizar esta forma no sólo para
enfatizar la aspectualidad o temporalidad de los discursos sino que emplean una
noción específica de lo que entienden por temporalidad, es decir, remiten a un
Modelo Cognitivo Idealizado determinado para instanciar la forma ya, para lograr
a través de una base previa de conocimientos compartidos destacar una información
que al mismo hablante le parece importante o novedosa de toda aquella trama o
inferencias que venía compartiendo con el interlocutor. Por ende, la información
previa o las inferencias que se puedan establecer con el uso de la forma son nece-
sarias pues actúan como base sobre la cual el hablante hará una selección, es decir,
elegirá qué parte destacar de aquella base y lo hará anunciándolo con el uso de ya:

[6]a. Acompañado ideológicamente por su mujer, la diputada Cristina Fernández de Kir-


chner, el gobernador se ha transformado en uno de los más férreos opositores a la gestión de
Carlos Saúl Menem dentro del justicialismo.
Su intención de crear una corriente reformista dentro del pj ya tuvo varios capítulos y una
reunión cumbre entre Kirchner, el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, y el vicegoberna-
dor de Buenos Aires, Rafael Romá.
[6]b. Aunque todavía no se ha iniciado la aplicación del Plan Colombia, prevista para
diciembre en el departamento de Putumayo, algunos países como Panamá, Venezuela o
Ecuador, ya han empezado a sufrir las consecuencias. Unos mil campesinos de este departa-
mento colombiano han huido en las últimas cuatro semanas al vecino Ecuador debido a la
violencia que se registra en la zona por los enfrentamientos entre las farc y los paramilitares.

Como vemos, en [6]a la intención del ex presidente se marca como informa-


ción conocida dentro del discurso ya que ocupa además la posición inicial. Ante-
riormente el hablante estableció una base de conocimiento sobre la vida política
de quien describe. A continuación decide poner en escena la intención reformista
a la que ya había aludido al hablar de la férrea oposición contra la ideología del
partido vigente por lo que la presencia de ya intentará perfilar sobre esta base de
conocimientos previos, es decir, sobre las características dadas sobre el ex presi-
dente y sobre las intenciones reformistas, una de las fases de esta intención. Es

101
decir, de todas las fases que pudo haber tenido la intención del ex presidente se
indican las que el hablante cree más pertinentes.
Siguiendo con la argumentación en [6]b también el hablante decide crear una
base de conocimientos ligada a las características del Plan Colombia incluida su
fecha estipulada y los países afectados sobre la cual instanciar a partir de ya una
serie de consecuencias que se desligan de las fases causales anteriores en el dis-
curso. Como observamos una vez que el hablante perfila las consecuencias en las
cláusulas posteriores se dedicará a extender su descripción de las mismas.

3. Marco teórico

Nuestra investigación se inscribe dentro del Enfoque cognitivo prototípico que


presupone la forma como dependiente del significado y de la función. De esta
manera cualquier cambio funcional se relaciona con modificaciones en la con-
ceptualización. Se postula entonces una visión semántica como inseparable de
la pragmática en la que el significado lingüístico está motivado por el contexto
situacional, por la psicología y por la intención comunicativa del hablante.
La gramática cognitiva entiende el lenguaje como una serie de recursos que se
encuentran disponibles para el usuario de la lengua con la finalidad de simbolizar
el pensamiento y comunicar esta simbolización. Adquirir un lenguaje entonces
consiste en construir un repertorio de recursos a través del uso de la lengua para
realizar luego generalizaciones. El conocimiento es dinámico pues “evoluciona”
en concordancia con la experiencia lingüística de la persona. El lenguaje desde
esta perspectiva tiene un carácter inherentemente simbólico y por lo tanto su
función primera es significar. Por otro lado se lo concibe como una faceta integral
de la cognición que refleja la interacción de los factores sociales, culturales, psico-
lógicos, comunicativos y funcionales (Taylor, 2002).
Para esta teoría una de las capacidades cognitivas que está involucrada en el lenguaje
es la capacidad de categorizar. La categorización es “un proceso mental de clasificación
cuyo producto son las categorías cognitivas” (Cuenca y Hilferty, 1999:32). Nuestra
habilidad de funcionar en el mundo social y físico depende de la elaboración de cate-
gorías sobre las cosas, los procesos, las relaciones sociales y otras personas. El mecanis-
mo de categorización es uno de los mecanismos generales cognitivos de los que hace
uso el lenguaje, es por esto que las categorías, para la teoría, deberían mostrar efectos
prototípicos y de nivel básico. En este sentido las categorías son entidades difusas, el
paso de una a otra es gradual y viene marcado por los miembros periféricos.

102
Según la teoría nuestro conocimiento está organizado en base a ciertas estruc-
turas llamadas modelos cognitivos idealizados (mci). Cada mci es un todo estruc-
turado (Gestalt), son “representaciones mentales de cómo se organiza el mundo
y pueden incluir un amplio abanico de informaciones (…)” (Cuenca y Hilfer-
ty:70). Estos mci dan origen a los efectos prototípicos, es decir, el prototipo es “el
producto de nuestras representaciones mentales del mundo, de nuestros modelos
cognitivos idealizados (…)” (Cf. Cuenca y Hilferty, 1999: 36).
Nuestra investigación se centra principalmente en este enfoque arriba descripto
y por ende se centra en la relación entre el significado de la forma y la intención
comunicativa del hablante. Como expusimos anteriormente la forma ya ha sido
conceptualizada de forma heterogénea por las diversas gramáticas poniendo én-
fasis en su carácter de adverbio temporal (drae, 1984) o de adverbio aspectual
(Kovacci:707; Bosque, 1990:194). También se la ha caracterizado como marcador
conversacional (Zorraquino y Portolés:4191). Si bien es cierto que la forma trans-
mite cierta información temporal “no es una forma adverbial localizadora depen-
diente, puesto que no se deja asociar a un punto de referencia, ya sea al nivel del
tiempo de la enunciación o al nivel del evento del discurso.” (Delbecque:6). En
los siguientes ejemplos de la autora podemos constatar esta diferencia entre los
adverbios temporales y la forma ya:

[7]a Fue {entonces/ *ya} cuando vimos la película.


[7]b Precisamente {ayer/*ya} no estaba en casa.

Si bien ya se integra en cualquier contexto temporal y es apto para modificar todo


tipo de verbos se distingue de los adverbios porque como vemos en [7]a no se
presta a la focalización mediante una cláusula escindida como tampoco por me-
dio de otros marcadores de focalización (por ejemplo, precisamente, sólo, mismo)
como observamos en [7]b.
Por otro lado encontramos en la cláusula diversas manifestaciones del tiempo y
del aspecto. Con respecto a este último, y como ya mencionamos anteriormente,
tanto el aspecto léxico como el flexivo de los verbos nos aportan información
aspectual sobre la construcción y significado de la cláusula. Por último, la con-
sideración de ya como un adverbio temporal o aspectual no se condice con la
caracterización de los marcadores discursivos pues éstos son:
“Unidades lingüísticas invariables, no ejercen una función sintáctica en el
marco de la predicación oracional-son, pues, elementos marginales- y poseen un
cometido coincidente en el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus distintas

103
propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se
realizan en la comunicación.” (Zorraquino y Portolés:4057)
Es por esto que los autores explican que los marcadores son signos que
no contribuyen directamente al significado conceptual de los enunciados,
sino que orientan y ordenan las inferencias que cabe obtener de ellos pues
“son muchas las palabras y las construcciones lingüísticas que guían las
inferencias en el discurso por sus peculiares propiedades lingüísticas” (Zo-
rraquino y Portolés:4058)
Si bien el adverbio “designa una clase de palabras invariable en su signi-
ficante y a menudo indescomponible en signos menores” está destinado a
cumplir la función de “adyacente circunstancial del verbo” aunque también
se presente como “adyacente de un adjetivo a de otro adverbio distinto” (Llo-
rach Alarcos, 1994:128). Éste es como lo afirma José Roca Pons, “una palabra
que tiene asignada una función terciaria2 es decir, modifica a palabras que,
por su parte, ya ejercen una misión modificadora (el verbo y el adjetivo, que
se refieren al substantivo” (1960:95) Es por esto que dentro de la clasificación
tradicional se divide a estas clases de palabras en pronominales y no prono-
minales pues ejercen una función análoga, en algunos casos, a la de un nom-
bre dentro de la frase, pues modifica a una palabra que, a su vez, ya modifica
a otra. Aunque se puedan relacionar ciertas características del adverbio con
los nombres y adjetivos y pronombres, “el adverbio se distingue del nombre
y del pronombre porque no se combina, en general, con los morfemas nomi-
nales (no tiene no género, ni número, ni caso […])” (Roca Pons:98).
Con todo lo dicho anteriormente, podemos afirmar que los adverbios po-
seen un carácter heterogéneo desde el punto de vista de su constitución y
origen. En efecto, muchos provienen mayoritariamente de nombres pero
también de adjetivos; además sus posibilidades combinatorias también va-
rían enormemente, algunos admiten preposiciones mientras que otros no.
Lo que es llamativo es que, si bien poseen un carácter heterogéneo, tienen
una función “terciaria” clara lo cual contrasta con la definición de marcador
discursivo pues estos elementos no poseen función sintáctica alguna sino que
presentan más bien un significado de procesamiento. Recordemos una vez
más la diversidad de conceptualizaciones que ha recibido la forma ya en las
gramáticas: ha sido caracterizada como un adverbio temporal, como un ad-
verbio aspectual y por último como un marcador discursivo conversacional.

2 
Las itálicas son nuestras.

104
4. Metodología

4.1. Opciones epistemológicas


El eje de nuestra investigación se centra en el análisis del uso de la forma ya
en diferentes contextos. Nos interesa dar cuenta de la relación que se establece
entre el uso de la forma ya y las diferentes conceptualizaciones que se hacen de la
misma. Para este propósito nos parece adecuado abordar la investigación desde
los presupuestos del Enfoque cognitivo prototípico (Langacker, 1987, 1990, 1991)
pues éste destaca la relación intrínseca entre la intención comunicativa del ha-
blante y el uso específico de la forma en un determinado contexto.
Como hemos podido observar, la forma ya ha sido caracterizada desde un pano-
rama bastante heterogéneo; es por esto que la noción de continuum nos parece útil
también aquí porque nos permite llegar a una mayor adecuación descriptiva a partir
de los ejemplos del corpus recolectado permitiendo una reorganización de los usos
en cuestión. Por otro lado, investigadores como Nicole Delbecque, ya no hablan
tanto de marcadores sino de focalizadores metalingüísticos (Delbecque, 2006) para
dar cuenta del uso más homogeneizante de ya. Atendemos a estos aspectos tanto
como a la noción de valor dinamizante que propone la autora para mostrar que la
forma confiere a los eventos una orientación dinámica proyectándolos sobre una
base programática que se destaca del fondo y que da cuenta de que al utilizar ya
entra en juego también un Modelo Cognitivo Idealizado (Lakoff, 1987) específico
como lo es el de la noción temporal de los hechos que tienen los hablantes.

4.2. Tipo de diseño de investigación


La presente investigación se inscribe dentro de una metodología cualitativa o
interpretativa lo que presupone analizar el uso de una forma en distintos contex-
tos discursivos para dar cuenta de un tipo específico de conceptualización por
parte del hablante. No obstante, si bien partimos del enfoque cualitativo para lo-
grar establecer esta relación entre uso y conceptualización, realizamos además un
tratamiento cuantitativo ya que contemplamos la recurrencia de ciertos elementos
en las dimensiones pragmática/prosódica, semántica, sintáctica y ortográfica. Esto
nos permitió luego establecer un continuum sobre el cual se ubicaron los usos de
la forma en tanto adverbio o en tanto marcador/focalizador metalingüístico.

4.3. Procedimientos de producción, organización y análisis de datos:


La primera parte del trabajo está dedicada a la delimitación de 100 (cien) ejem-
plos de textos provenientes del corpus de la Real Academia Española (crea) del

105
ámbito periodístico más específicamente del ámbito político y económico. Estos
datos hacen referencia a un corpus que contempla sólo al español rioplatense y al
uso que se hace de ya en esta variedad específica.
La segunda parte del trabajo se basó en un análisis cuantitativo-cualitativo. El
tratamiento cualitativo de los datos partió de un fichaje. Este último consistió
en una descripción interpretativa a partir de los aspectos pragmático/prosódico,
semántico, sintáctico y ortográfico. Luego se procedió a realizar una serie de tablas
de doble entrada en las cuales se clasificó los usos ya en tanto prominencia de
significados temporales, aspectuales y/o marcadores conversacionales. Este aná-
lisis se justifica pues es necesario establecer una serie de criterios que permitan
delimitar el uso de la forma como adverbio o como marcador discursivo. Como
bien sabemos mientras que los marcadores carecen de una función sintáctica clara
y muestran antes bien un significado de procesamiento, es decir, que no presentan
un contenido referencial o denotador (Zorraquino y Portolés:4056), los adverbios
presentan una función sintáctica “terciaria” modificadora (Roca Pons:95). Por
otro lado los marcadores discursivos poseen propiedades características que hacen
referencia a su movilidad sintáctica, a ciertos aspectos prosódicos como pausas
posteriores y anteriores a su uso y no pueden recibir especificadores y adyacentes
complementarios como sí lo pueden hacer por ejemplo los adverbios.
Por último, se contabilizaron los usos a partir de la recurrencia de ciertos ele-
mentos en el contexto discursivo, a saber: tiempos verbales que acompañan a ya,
modo verbal, tipos de perífrasis verbales que acompañan a ya, posición relativa de ya
en la cláusula, posible significado de la forma de acuerdo al contexto de uso. Es a par-
tir de este análisis que procedimos a establecer el continuum propiamente dicho y
a interpretar los datos que de allí surgieron.

5. Desarrollo

En este apartado nos centraremos en el análisis de la forma ya dentro del cor-


pus escrito recolectado durante la investigación; como consecuencia de esto de-
jaremos de lado el análisis de la forma dentro del discurso oral ya que creemos
que sería necesario un análisis independiente y exhaustivo que no hemos podido
abordar en el presente trabajo.
Como hemos podido observar ya se ha caracterizado en las Gramáticas de di-
versas maneras sin llegar a un acuerdo común sobre los significados inherentes a
la misma. Uno de los problemas que surgen al abordar el tema es que el hablante

106
posee elementos en la lengua que le permiten conceptualizar un evento aspectual
o temporalmente lo que trae como consecuencia que el uso de la forma ya sirva
para reforzar estos elementos presentes en la cláusula. Para García Fernández:
“con los tiempos compuestos, ya discrimina entre las dos lecturas aspectuales de
estas formas: Aoristo y Perfecto” (3155). Los ejemplos que el autor cita para ejem-
plificar las dos lecturas son:

(1) a. En aquel momento, Juan ya había abandonado la habitación. (perfecto)


b. Juan había abandonado la habitación en aquel momento. (aoristo)

Es decir, el uso de ya con el tiempo compuesto permitiría que el complemento


adverbial temporal presente en la oración se refiera a un momento sucesivo al
momento en que se desarrolla el evento verbal. Para Kovacci ya forma parte de los
adverbios pronominales cuantitativos aspectuales, junto con todavía y aún. Esta
postura está rectificada en Fernández quien explicita que ya es un complemento
adverbial de fase pues marca fases sucesivas en el evento. Es decir, todavía y ya
presupondrían una fase anterior al período focalizado o afirmado por el aspecto
y han de permitir una posible (pero no obligatoria) fase sucesiva. Para las formas
todavía y ya Fernández ofrece el siguiente esquema:

Figura 1: fases marcadas por los diferentes complementos adverbiales


(Fernández, Luis García, 1999: 3153)

Como expondremos a continuación la forma ya no parece limitarse a un re-


forzamiento del aspecto del evento ni tampoco modifica el aspecto del evento.
Junto con Maldonado & Delbecque (2006, 2011) creemos que “En su calidad de
predicación de anclaje, ya opera como elemento que ubica el evento respecto del
momento mismo de la enunciación” (2011:75). Veamos los siguientes ejemplos:

107
(2) El jueves, en tanto, deberá concurrir a los tribunales de Comodoro Py el justicialista Ri-
cardo Branda. El senador formoseño ya declaró como testigo el 30 de agosto y aseguró que
“nunca jamás” escuchó hablar de pago de sobornos. Y agregó: “Creo que esto es grave, no sólo
para la República, sino para todas las instituciones. Me parece que debemos dar una solución
definitiva a este tema, porque de esta forma el país no puede funcionar. (Clarín, 17/10/2000:
crisis en el gobierno: causa por los supuestos sobornos).
(3) El sol desapareció tras las montañas del desierto del Sinaí y regaló un rosado y cálido
atardecer sobre el Mar Rojo. Un clima por cierto lejano a lo que sucedía ayer entre las
cuatro paredes del hotel donde se decidía el futuro de Oriente Medio: allí la atmósfera
era helada, tensa, y no faltaron los gritos y las acusaciones encendidas. Anoche, israelíes y
palestinos todavía no habían llegado siquiera a un mínimo acuerdo para cesar la violencia
en Cisjordania y Gaza, que ya ha provocado más de cien muertos y miles de heridos. Las
negociaciones continúan hoy. (Clarín, 17/10/2000: crisis en oriente medio: el conflic-
to palestino-israeli).

En (2) ya permite acercar al lector a un pasado reciente, tangible que hace que
el evento parezca más cercano al momento de enunciación. Lo mismo sucede
en (3) en donde también el evento se conceptualiza como cercano al tiempo de
enunciación destacando aquí las consecuencias de la acción violenta.
Como observamos que la forma tenía un uso diferenciado en cuanto a los
tiempos verbales, decidimos hacer un conteo del uso de ya respecto a los tiempos
con los que iba acompañada:

Tabla 1: Tiempos verbales que predominan en el uso de la forma ya

108
El uso predominante de ya con las formas perfectas de los verbos ocasionó que
nos volviéramos a preguntar por la relación de esta forma con la aspectualidad
inherente al verbo, es decir, si el evento está conceptualizado como perfectivo
¿por qué el hablante utiliza la forma ya? Esta pregunta descartaría que la forma
sólo se utilice como mero reforzador aspectual, es decir, el uso de la forma estaría
implicando algo más que una marca de puntualidad o perfectividad. Este rasgo
que subyace al uso de la forma tiene que ver con un acercamiento al lector que lo
incluye en el momento mismo del acto de enunciación. Es decir, tanto en los usos
con tiempos pasados o con tiempos presentes el hablante intenta acercar el evento
a un pasado o a un presente reciente que implique al lector en el acto discursivo y
que, por lo tanto, haga ver al evento como más factual o virtualmente real. Como
veremos más adelante esto tendrá implicancias a nivel discursivo.
El uso de la forma con perífrasis verbales es de un 14% en nuestro corpus. La
pregunta que surge aquí está nuevamente relacionada con el aspecto y la moda-
lidad: si las perífrasis están indicando una aspectualidad o modalidad inherente,
¿por qué el hablante hace uso de la forma ya en un contexto previo a las perífrasis
(es decir en un contexto pre-verbal)? Esta pregunta se relaciona con las posturas
que explican que la forma ya sería un adverbio de fases que presupone una fase an-
terior y otra (no obligatoria) posterior o bien a las posturas que explican el uso de
la forma como marcando la transición del evento a su resultado (i.e simultaneidad
de los eventos). Las perífrasis verbales estarían marcando en algunos casos el ini-
cio o el final de un determinado evento, por lo tanto, la forma ya sería redundante
si sólo marcara las fases del evento pues éstas ya están explicitadas por la perífrasis:

(4) Entre los economistas consultados por Clarín en Washington no había optimismo. La
mayoría piensa que en este momento es más importante la reactivación económica que
los problemas de corrupción. Pero no faltan quienes ya comenzaron a preguntarse sobre la
interrelación que puede haber entre ambos problemas.
De hecho, justo antes de que se produjera la renuncia de Álvarez, la Oxford Analitica, una
publicación de gran prestigio que circula por el fmi, el bid y el Banco Mundial como si
fuera una Biblia, afirmó en uno de sus artículos que los escándalos de corrupción debilita-
ron la posibilidad del Gobierno argentino de reactivar la economía y de atraer inversiones
extranjeras. (Clarín, 11/10/2000: la economía después de la renuncia: repercusiones
de la crisis en los organismo).
(5) En la madrugada del domingo el cacique Galdino dos Santos, de 44 años, fue quemado
vivo, en la calle, por cinco adolescentes de familias acomodadas de Brasilia. Galdino había
llegado a la capital brasileña para participar en la manifestación por el Movimiento de

109
campesinos Sin Tierra (mst) y para discutir con el gobierno el proceso de delimitación de
las reservas indígenas. El cacique, tercero en importancia de la tribu y que ya había sido re-
cibido por Cardoso, tuvo que dormir en la calle porque en el hotel donde tenía alojamiento
le impidieron la entrada. (Clarín, 24/04/1997: la lucha por la tierra).

En (4) por ejemplo, la perífrasis estaría marcando el inicio del evento mientras
que en (5) la perífrasis marca el resultado. Siguiendo con este razonamiento nos
parece interesante la propuesta de Maldonado & Delbecque (2011). Para ellos la
forma ya evalúa el comienzo o la conclusión del evento en relación al momento
de habla, es decir, más allá de puntualizar aún más en el comienzo o en el inicio
de un evento, lo instancia en un presente discursivo que incluye al lector.3
El uso de la forma entonces permite que el hablante haga hincapié en las con-
secuencias de los eventos que describe, es decir, el uso de la forma ya al instanciar
el evento en un presente o un pasado discursivo reciente permite anticipar qué
sucesos sobrevendrán en un futuro próximo:

(6) Esto, no por ser singular, deja de tener también una especial significación, en particular
como herramienta para generar algunos reacomodamientos internos.
Antonio Erman González ya asumió la cartera laboral y de inmediato cosechó éxitos inme-

3 
Maldonado & Delbecque (2011) explican que “Las predicaciones de anclaje cum-
plen con la función de permitir que los participantes del discurso identifiquen las
instancias particulares de un tipo tal como ocurren en un contexto determinado. Deli-
mitan una entidad específica ubicada en un conjunto de circunstancias que hablante
y oyente reconocen. Por ejemplo, mientras que el nombre manzana refiere a un tipo
de cosas de las que existen muchas instancias posibles, el grupo nominal la manzana
designa un ejemplar, es decir, una instancia particular identificada por el hablante y
el oyente en una situación particular. Las predicaciones de anclaje están constituidas
por el acto de habla, los participantes del discurso y sus circunstancias inmedia-
tas. Las predicaciones de anclaje son esquemáticas, su base es fundamentalmen-
te epistémica y están altamente gramaticalizadas. Los artículos y los demostrativos
constituyen típicas predicaciones de anclaje para los sustantivos, mientras que los
morfemas de tiempo y persona se encargan de anclar a los verbos. Existen además
otras predicaciones de anclaje que se encargan de ubicar el evento completo respec-
to del momento de la enunciación. El caso de ya es quizá su mejor manifestación.”
(página 74).

110
recidos, emprendió con entusiasmo una de las principales tareas que se le asignaron, y no
perdió tiempo en demostrar que el presidente le dio más alas que las de un mero ministro
de Trabajo. (La Nueva Provincia, 15/12/1997: Exacerban al presidente).
(7) Gore fue criticado por ser demasiado agresivo durante el primer debate y demasiado pasi-
vo durante el segundo. Esta vez, la gente conocerá al verdadero Gore”, dijo el director de cam-
paña electoral, William Daley, dando a entender que Gore pasará nuevamente a la ofensiva.
Ayer era difícil pronosticar si Oriente Medio dominaría o no el debate de hoy. Sin embargo,
la crítica situación en esa turbulenta región del mundo, ya está teniendo un impacto en
la escena política estadounidense. El Comité de Acción Política arabe-americano anunció
ayer que votará por el candidato republicano, George W. Bush. (Clarín, 17/10/2000 : esta
noche se enfrentan en saint louis).
(8) Pero también reforzará, en conjunto con su ministro de Defensa, la posición “contraria
a toda intervención externa en Colombia”. Admitirán el refuerzo de la lucha policial contra
el narcotráfico -en el que ya está empeñado Brasil en su fronteras-, pero reiterarán que el
conflicto del gobierno de Pastrana con las farc debe ser resuelto en el marco de negociacio-
nes. “La guerrilla tiene 40 años de existencia. Nosotros estamos a favor de una salida política
negociada”, indicó Quintao.
Aunque todavía no se ha iniciado la aplicación del Plan Colombia, prevista para diciembre
en el departamento de Putumayo, algunos países como Panamá, Venezuela o Ecuador, ya
han empezado a sufrir las consecuencias. Unos mil campesinos de este departamento co-
lombiano han huido en las últimas cuatro semanas al vecino Ecuador debido a la violencia
que se registra en la zona por los enfrentamientos entre las farc y los paramilitares. (Clarín,
17/10/2000 : cumbre americana en manaos).

El ejemplo (6) instancia el evento en un pasado reciente en el que las conse-


cuencias se prevén de manera inmediata. El ejemplo (7) instancia el evento en un
presente reciente que tiene consecuencias en el futuro próximo y el ejemplo (8) da
cuenta de la posibilidad de evaluar el evento en un presente discursivo que acerca
también al lector pero que también proporciona una realidad virtual en la con-
ceptualización del evento al predecir las consecuencias futuras. Esta concepción
del evento como real, como más tangible para el lector, también puede afirmarse
a partir del uso mayoritario de la forma con verbos en modo Indicativo (el 99%
de las formas se utilizan con este modo, sólo en un ejemplo de nuestro corpus se
utiliza con un verbo en modo Subjuntivo).
Otro punto a tener en cuenta se relaciona con la posición de la forma dentro
del discurso. El 99% de las formas aparecen en posición pre-verbal en el discurso
escrito. Dado que ya relaciona el evento con el momento de habla y que permi-

111
te hacer predicciones sobre lo que sucederá en un futuro próximo podríamos
considerar que el uso de la forma anticipa lo que el hablante quiere destacar en
el discurso. Es decir, el hablante al instanciar una parte de su discurso en un pre-
sente o pasado reciente destaca la información que le parece relevante. Veamos los
siguientes ejemplos:

(9) El nuevo jefe de Gabinete fue uno de los protagonistas centrales de las reuniones del fin
de semana. Junto al designado secretario general de la Presidencia, Carlos Becerra, trabaja-
ron con el jefe de Estado en la agenda del Gobierno para los próximos días. Aunque Becerra
aún no juró en el cargo, trascendió que ya está elaborando un esquema de funcionamiento
de la administración que dinamice las acciones y facilite la labor de todas las áreas del Go-
bierno. (Clarín, 09/10/2000: crisis en el gobierno: el equilibrio en la estructura
oficial).
(10) El único que fija el orden de las listas es el pueblo votando y no un acuerdo de dirigen-
tes”, respondió ayer Toma, anticipando su rechazo al ofrecimiento. Por otro lado, en este
sector explicaban que para hacer las modificaciones a las listas que proponía Bello debía
convocarse a un nuevo congreso partidario que agregaría más confusión a la situación del
distrito. Dos congresos anteriores fueron cuestionados y su validez está en manos de la
Justicia. Pero, en caso de fracasar las gestiones de unidad, Bello ya delineó sus próximos
pasos. Para reforzar el armado menemista, le ofrecerá el segundo puesto a Corach para que
sea ocupado por el viceministro Alberto Iribarne o el subsecretario Javier Mouriño. Y para
el cuarto lugar el candidato será el concejal Raúl Padró. “Con esto salimos de la situación
de empate técnico que hay ahora y pasamos a tener una mayoría holgada”, aseguró la fun-
cionaria. (Clarín, 24/04/1997 : justicialismo porteño).
(11) Gore fue criticado por ser demasiado agresivo durante el primer debate y demasiado
pasivo durante el segundo. Esta vez, la gente conocerá al verdadero Gore”, dijo el director
de campaña electoral, William Daley, dando a entender que Gore pasará nuevamente a la
ofensiva.
Ayer era difícil pronosticar si Oriente Medio dominaría o no el debate de hoy. Sin embargo,
la crítica situación en esa turbulenta región del mundo, ya está teniendo un impacto en
la escena política estadounidense. El Comité de Acción Política árabe-americano anunció
ayer que votará por el candidato republicano, George W. Bush. (Clarín, 17/10/2000 : esta
noche se enfrentan en saint louis).

En ejemplo (9) podemos observar que la forma ya se utiliza en un contexto


pre-verbal que focaliza el rema de la oración; al hablante le interesa focalizar el
“esquema de funcionamiento” recientemente aplicado y las características inhe-

112
rentes al mismo. A su vez, la forma permite evaluar el evento en el momento de
su duración y ponerlo en relación con el momento de habla. La elaboración del
esquema de funcionamiento se conceptualiza como un hecho reciente que se ma-
terializa y se considera como real. El ejemplo (10) focaliza en el rema de la oración
destacando los “próximos pasos” de Bello. Esos pasos se hacen aún más tangibles
y reales al explicitarlos posteriormente en el discurso. Por último en el ejemplo
(11) al hablante le interesa destacar el impacto que provoca la situación en Oriente
Medio en la estabilidad política estadounidense. El uso de la forma ya le permite
al hablante situar al evento en un presente reciente o prematuro pero sobre el cual
le interesa destacar un futuro que se está proyectando sobre ese presente; de ma-
nera que utiliza la forma con el propósito de hacer hincapié en las consecuencias
de esta situación que se explicitarán en los enunciados posteriores.
El hecho de que el hablante elija utilizar la forma en estos contextos discursivos
está relacionado, como lo hemos visto, con los rasgos semánticos asociados a la
forma. Ya permite instanciar el evento en un presente o en un pasado reciente
y, por lo tanto, incide en las predicciones que se puedan hacer a futuro sobre el
evento y sus consecuencias. Al utilizar la forma el hablante materializa u objetua-
liza lo que desea destacar como información relevante, es decir, el uso de la forma
estaría repercutiendo en el nivel informativo de la cláusula ya que implicaría que
la forma antecede al rema o información nueva. Esta situación estaría implicando
además que, probablemente, las conceptualizaciones sobre el mismo evento cam-
bien si el hablante no decide utilizar la forma en cuestión.
En nuestro corpus también encontramos un 12% de usos ligados a un recuerdo
sobre palabras o situaciones que se pronunciaron o surgieron con anterioridad.
Este uso de la forma diverge de los usos anteriores ya que le estaría indicando al
lector que vuelva sobre su conocimiento previo sobre el tema o bien que retroceda
en el discurso para retomar lo que se dijo. Podríamos arriesgar una lectura de estos
casos como posibles marcadores discursivos pues tal como lo exponen Zorraquino
y Portolés “sólo serán marcadores del discurso aquellos signos que no contribu-
yen al significado conceptual de los enunciados, sino que orientan y ordenan las
inferencias que cabe obtener de ellos. Esto es, el significado de los marcadores
contribuye al procesamiento de lo que se comunica y no a la representación de
la realidad comunicada.” (4058). Dado que en estos casos la forma permite una
lectura de procesamiento dado que el lector debe retomar información del dis-
curso anterior o bien debe poner en juego sus conocimientos previos, la forma
puede acercarse a lo que los autores denominan marcador discursivo. Sin embargo
nos interesa aclarar en este punto que el uso de la forma también conllevaría el

113
significado de inmediatez permitiendo hacer más tangible lo que se está diciendo
en esos momentos pues el hablante toma como soporte lo que dijo previamente
o bien el conocimiento previo de los lectores para validar la presentación de la
información. Veamos algunos ejemplos de estos usos:

(12) Si ahora hay algo de lo primero, no es sobre la base de dicha condición sino, todo hace supo-
nerlo, con la coalición resquebrajada. Más allá de determinadas declaraciones y hasta intenciones
expuestas desde el fin de semana, están siempre las diferencias (ahora explotando en público) así
como los equipos y funcionarios a cargo o recién nombrados, las heridas, los resentimientos y
también los proyectos más personales. El error del Presidente fue uno que ya venía cometiendo,
pero en esta ocasión resultó gravísimo y vino azuzado por quienes alcanzaron peso político sobre
su base y lo multiplicaron: según lo expuse ya en Clarín el 2 de julio, el de confundir la legalidad
constitucional con la legitimidad política. Es éste un capítulo fundamental de la ciencia política;
su lección básica es que la falta de legitimidad política conduce a la ingobernabilidad. (Clarín,
11/10/2000 : tribuna abierta: ¿cual es el futuro de la alianza?).
(13) Fue durante una conferencia de prensa en la sede del Comité Nacional partidario a la
que, según fuentes radicales, fue invitado a no participar el secretario general de la ucr, En-
rique Nosiglia, a quien se identifica como uno de los más fuertes soportes de De Santibañes
en el Gobierno.
“Me remito a lo que ya dijo Jorge de la Rúa”, dijo Alfonsín, sumando fuerzas a su embestida.
Horas antes, el hermano del Presidente y ministro de Justicia había dicho, en relación al
futuro de De Santibañes, que “la evaluación” acerca de cuándo renunciar “la debe hacer el
funcionario que genera problemas políticos. (Clarín, 11/10/2000: crisis en el gobierno:
crece la presión sobre una pieza clave del entorno presi).
(14) Hoy, a partir de las 10.30, el juez Liporaci y los fiscales Eduardo Freiler y Federico Del-
gado le preguntarán si cobró sobornos o si tiene alguna prueba de que hayan existido. Las
mismas preguntas que ya escucharon los otros seis legisladores que estuvieron con el juez.
Hasta el momento, todos dieron más o menos la misma respuesta. Aseguraron que no reci-
bieron dinero para lograr la aprobación de la ley laboral y ninguno aportó pruebas. (Clarín,
17/10/2000: crisis en el gobierno: causa por los supuestos sobornos).

En el ejemplo (12) el hablante hace uso del conocimiento previo de sus lecto-
res para exponer una idea que se trató en una edición previa (y tal vez en otro
apartado del diario) a partir de la cual fundamenta su postura sobre la situación
política en Argentina y las causas de la misma. En (13) el hablante hace uso del
conocimiento adquirido de manera reciente por sus lectores que pueden hacer
inferencias sobre cuáles fueron, efectivamente, las palabras que pronunció De la

114
Rúa en relación con el tema que se está tratando. Por último, en (14) podemos
observar que el hablante explicita en primer lugar las preguntas que se les harán
a los legisladores y, a continuación, usa la forma ya para que los lectores vuelvan
atrás en el discurso para retomar la información necesaria. Dada esta explicación
de los ejemplos, nos interesa destacar que en los tres ejemplos la forma va acom-
pañada de sus rasgos semánticos de inmediatez y pasado reciente lo que permite
en (12), por ejemplo, hacer más verídica las causas de la situación política actual
argentina pues éstas fueron anunciadas previamente y respaldan las consecuen-
cias actuales. En (13) y en (14) el hablante hace uso de los rasgos semánticos de la
forma pues apela a un conocimiento reciente de los lectores. En (13) se apela a un
discurso del Presidente que se pronunció en un tiempo cercano al acto de habla
actual y en (14) el interrogatorio hecho a los seis legisladores anteriores se presenta
siguiendo una línea temporal que llega a los legisladores que serán juzgados en el
momento de habla.
Ahora bien, una observación más detallada de los ejemplos daría cuenta de
que si el hablante no hubiera utilizado la forma las inferencias sobre el contenido
previo podrían realizarse de igual manera. Es decir tanto en (12), en (13) y en (14)
el lector puede inferir sin la forma la información necesaria para continuar con
su lectura: ¿Por qué decimos entonces que estos ejemplos pueden acercarse al
concepto de marcador discursivo? Al instanciar el contenido actual de la oración
en el momento de habla la forma ya le permite al hablante retomar discursos
explicitados recientemente o que están en la agenda actual del momento. Esto
hace que la forma en cuestión sirva al lector para establecer las relaciones nece-
sarias entre el evento comunicativo actual y el referido en el discurso, es decir, ya
permite guiar y orientar al lector en su búsqueda de información reciente o de
conocimiento previo que coincida con las instrucciones de lectura que instancian
el evento conceptualizado en el discurso con un presente o un pasado reciente en
relación al momento de habla.
Los casos marginales del uso de la forma son aquellos que se encuentran por
debajo del 8% de los usos. Son aquellos casos en los que la forma aparece con
construcciones prepositivas, nominales y formas no finitas de los verbos. En to-
dos los casos la forma se utiliza antes de las construcciones, es decir, mantiene su
posición bastante estática. Veamos algunos ejemplos:

(15) No es frecuente ver en esta ciudad a un individuo con saco. La mayoría opta por una
chomba deportiva y la campera liviana. Es decir, ese señor de características bien definidas
no puede pasar inadvertido, aunque se movilice constantemente en automóvil y de noche.

115
Los ojos de Argos de la autoridad lo verán inexorablemente”.
“La banda habría iniciado sus actividades en adyacencias del Casino. Sus primeras víctimas
fueron los clientes del Casino que se retiraban con ganancias y, ya en serie, los conductores
de taxímetros en horas de la madrugada. Integrado un ‘capital inicial’ de varios millones,
se proveyeron del equipamiento necesario: automóviles, armas y aguantaderos. (Clarín,
21/02/1979: el asalto al hotel riviera).
(16) Es claro que no todos los países árabes, algunos buenos aliados de ee.uu. como Kuwait
o Arabia Saudita, quisieron apostar demasiado fuerte a favor de los palestinos. Un desafío
de este tipo podría desestabilizar a toda la región y elevar por las nubes el ya volátil precio
del petróleo.
Ayer hubo importantes manifestaciones populares en Gaza y Cisjordania, en contra del
encuentro de Sharm el Sheik. No eran sólo los extremistas de Hamas que marchaban: había
mujeres, niños, los partidos de izquierda y la propia Fatah, la organización que creó Arafat
en 1964. (Clarín, 17/10/2000: crisis en oriente medio: analisis).
(17) El proyecto establece la creación de un fondo fiduciario que administrará el dinero recau-
dado por la venta del banco para destinarlo a obras de infraestructura. La oposición denunció
que esas obras tienen por objetivo beneficiar al partido gobernante en la campaña electoral ya
lanzada. Además se quejan porque no hay ningún organismo que controle qué pasará con el
dinero que ingresará a ese fondo. (Clarín, 09/05/1997: privatización polémica).
En (15) el hablante decide utilizar la forma con una construcción prepositiva
que se ubica entre comas lo que indica que tiene una independencia melódica
propia. La forma permite conceptualizar el evento de manera que la situación
previa esté ligada a un pasado reciente en el que se prolongan las consecuencias
del hecho. En (16) el uso de la forma delante de una construcción nominal tam-
bién alude a una conceptualización en donde lo que discursivamente se destaca
es la relación con un presente de la enunciación que los lectores conocen. En
este ejemplo además puede verse no sólo el valor de proyección que cumple la
forma sino también la puntualidad o perfectividad pues instancia al nominal en
una línea temporal cercana a los lectores y la materializa de manera que se puede
ver el precio del petróleo como una realidad o entidad cierta. En (17) la forma
se utiliza con un verbo no finito con el objetivo de acercar al lector a un pasado
reciente sobre el que se proyectan las consecuencias del lanzamiento prematuro
de la campaña electoral.

116
Conclusiones

Uno de los puntos importantes que nos movió a realizar este trabajo era di-
lucidar por qué los hablantes elegían utilizar la forma ya en sus discursos y qué
conceptualizaciones se asignaban a estos usos pues partíamos del hecho de que
cualquier cambio funcional trae aparejado un cambio en las conceptualizacio-
nes de los eventos, es decir, para el hablante no sería lo mismo utilizar ya en
su discurso que no utilizarlo. Cuando comenzamos nuestra investigación nos
topamos con el problema de la diversidad de caracterizaciones que se habían
hecho sobre la forma en las Gramáticas y en otros trabajos de investigación.
Esta situación nos hizo cuestionarnos cómo funcionaría la forma dentro de
contextos específicos de uso. El análisis del corpus seleccionado fue abriendo
preguntas sobre los cambios que traía aparejados el uso de la forma a nivel se-
mántico, sintáctico y prosódico: el evento no era conceptualizado como algo
cerrado o estático sino que la forma permitía una proyección hacia un presente
y hacia un pasado reciente que los lectores compartían con el hablante; esto
además repercutía en el nivel informativo de las cláusulas. El uso de la forma no
estaba sólo reforzando el aspecto perfectivo o la temporalidad, tampoco modi-
ficaba esta aspectualidad inherente a los verbos o a los complementos sino que
el hablante utilizaba esta forma con el propósito de destacar cierta información
relevante para los lectores pues tenía que ver con un presente o pasado en donde
se los incluía como actores. Como vimos, si la forma ya modificara el aspecto
de los verbos prefiriendo una lectura más perfectiva, el uso de ya con verbos
perfectivos estaría denotando una redundancia: ¿por qué un hablante querría
utilizar dos formas para marcar la misma información aspectual?
El hecho de que la forma se utilice en la mayoría de los ejemplos de nuestro
corpus en una posición pre-verbal nos induce a pensar que anticipa información
que el hablante tiene la intención de destacar. Esta información al instanciarse en
un presente reciente le permite al hablante no sólo hacer más real o más tangible
el contenido de su discurso focalizado sino también hacer proyecciones futuras
sobre el mismo.
Podemos agregar, por último, que nuestra intención era explicitar los usos de la
forma dentro del español rioplatense. Con tal motivo, las especificaciones sobre
marcadores discursivos sólo se referían a un uso no muy extendido en el español
rioplatense. Como expusimos en nuestro análisis creemos que tal vez exista un
uso que se acerque a la noción de marcador discursivo ya que guía al lector a rea-
lizar inferencias que impliquen una búsqueda de contenido informacional previo

117
en el discurso o bien que le permitan retomar parte de su conocimiento previo del
mundo. Sin embargo, en nuestro corpus sólo encontramos que un 12% representa
este tipo de usos en los que se orienta al lector a hacer otro tipo de inferencias con
respecto al contenido informacional.

118
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Cognitive Grammar- Descriptive Appli-
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Kovacci, O. (1999): El adverbio. En: Gra-
mática Descriptiva de la lengua española.
Madrid: Espasa Calpe, pp: 707-787.

119
capítulo 6

Designación y atribución en la
construcción apositiva
Vanina Andrea Barbeito | Universidad de Buenos Aires/UMSA | [email protected]

···

Resumen

El criterio semántico ha sido el punto de partida de la gramática tradicional


para la clasificación de la aposición. La correferencialidad subyace a la distinción
entre aposición especificativa (La calle Sarmiento) y aposición explicativa (Madrid,
capital de España), teniendo en cuenta si el segundo término restringe o explica
la referencia del primero. La explicativa es considerada una aclaración accesoria
o incidental, mientras que la significación de la especificativa es necesaria. Sin
embargo, ciertos autores consideran que la aposición “propiamente dicha” es la
explicativa y que no existe la restrictiva.
En el presente trabajo aportaremos evidencia a la propuesta de que en la aposi-
ción especificativa uno de los dos términos tiene una función atributiva respecto
del otro, similar a la de un adjetivo. Postulamos que hay integración semántica
entre los constituyentes y que no se produce designación en ambos términos.
Asimismo, que la ausencia de pausa entre los constituyentes de la construcción
especificativa es síntoma de que hay una sola conceptualización del designado.
Realizamos un estudio cualitativo y cuantitativo de un cuerpo oral del español
de Buenos Aires, con atención a atributos relacionados con el contexto pragmá-
tico - discursivo, la configuración prosódica y la conexión semántica entre los
constituyentes en aposición.

Palabras clave: aposición, semántica, prosodia

121
Introducción

El presente trabajo establece como tema de estudio la descripción del uso de la


construcción apositiva sobre un corpus oral del español y propone como marco
teórico para su tratamiento el Enfoque Cognitivo Prototípico.
El término aposición ha sido reservado para la relación sintáctica en la que el
segundo miembro de la construcción expresa una equivalencia semántica identi-
ficadora con respecto al primero. Tradicionalmente ha sido considerada una rela-
ción que consiste de dos unidades correferenciales, es decir que, aunque lingüísti-
camente diferentes, confluyen en la designación del mismo objeto (Hockett 1955,
rae 1973, de Paula Pombar 1983, Quirk 1985, Kovacci 1991, A. Di Tullio 1997,
Acuña-Fariña 2006, entre otros).
Los autores consultados coinciden en que la aposición es un fenómeno de or-
den fundamentalmente nominal o, mejor dicho, de nombre sustantivo, pues el
adjetivo se ubica generalmente en la periferia de este fenómeno y las construccio-
nes de tipo adverbial sólo aparecen mencionadas como casos excepcionales. En
efecto, en todas las gramáticas del español, la aposición aparece desarrollada como
una construcción o una función, según el caso, propia del sustantivo, dentro de
los capítulos dedicados a la clasificación de las palabras. Así, S. Gili Gaya (1955),
rae (1973), J. Alcina Franch y J.M. Blecua (1975), M. Seco (1989), M.V. Escandell
Vidal (1995) y A. Di Tullio (1997), entre otros, definen aposición como la actua-
ción de un sustantivo (o sintagma nominal) que determina, aclara o precisa el
significado de otro. Asimismo, acuerdan en señalar que el nombre en aposición
puede ser un adjetivo u otra frase sustantivada.
La noción de correferencialidad subyace a la distinción entre la aposición espe-
cificativa o restrictiva (La calle Sarmiento) y la aposición explicativa o no restrictiva
(Madrid, capital de España), teniendo en cuenta si la segunda unidad de la cons-
trucción restringe o explica la referencia de la primera unidad. La aposición expli-
cativa es considerada una aclaración, generalmente innecesaria, como la puesta de
relieve de una cualidad, pero de forma accesoria o puramente incidental, mientras
que la significación aportada por la especificación especificativa es necesaria.
En el presente trabajo nos interesa analizar las aposiciones tradicionalmente
consideradas especificativas o restrictivas para intentar determinar si en este tipo
de construcciones apositivas se produce designación en ambos términos, tal como
sucede en la explicativa. A su vez, indagamos en la relación entre prosodia y se-
mántica, teniendo en cuenta que el componente semántico-pragmático condicio-
na a los restantes niveles y que en un contexto de alta coherencia tanto la sintaxis

122
como la prosodia contribuirán a mostrar de la manera más transparente posible la
intención comunicativa del hablante.

1. Breve presentación del marco teórico

La revisión crítica de diversas descripciones propuestas para la construcción


apositiva en la tradición gramatical española, en estudios funcionalistas y en pers-
pectivas que se reconocen como cognitivo-discursivas, nos permite establecer un
conjunto de problemas en el alcance de las descripciones, así como una falta de
consistencia entre las definiciones y los ejemplos que las acompañan o que que-
dan fuera de la descripción.
Desde el Enfoque Cognitivo Prototípico en el que se inscribe este trabajo, sos-
tenemos que los límites de las descripciones propuestas son dependientes, por
un lado, de la concepción del signo lingüístico (arbitrario y autónomo) sobre la
cual las están construyendo, y, por otro, de la concepción de la gramática como
componente autónomo del sistema de la lengua separado del discurso y de otras
capacidades cognitivas. Asimismo, dichas descripciones están basadas en un mo-
delo aristotélico clásico de categorización en términos de condiciones necesarias y
suficientes que supone la equivalencia lógica de los elementos de una categoría. Es-
tas gramáticas descansan además sobre una concepción referencial del significado.
El Enfoque Cognitivo-Prototípico (cfr. Lakoff, 1987; Langacker, 1987 y 1991, entre
otros) no concibe la categorización como un producto arbitrario o un accidente his-
tórico, sino como el resultado de principios psicológicos de categorización (Rosch,
1978). En este sentido, el proceso de categorización sólo se conoce desde el uso, todo
concepto es contextualmente dependiente, los criterios clasificatorios no son selec-
cionados arbitrariamente en beneficio de un sistema casi preestablecido, sino que se
trata de develar los atributos más y menos salientes del elemento en cuestión a partir
del presupuesto de que los atributos no deben estar todos presentes en todos los
miembros de la categoría en la misma medida. Si las categorías representan mental-
mente el conocimiento de la forma de uso de un objeto, el conocimiento tiene una
estructura no arbitraria sino motivada por el uso del objeto en situaciones reales, y
se sostiene así que los procesos lingüísticos responden a estrategias semejantes a las
que rigen los otros procesos mentales, es decir que no tienen naturaleza modular.
A partir de esta concepción de la categorización surge una concepción de la gra-
mática como producto de la comunicación y de la comprensión y no como fuente
o condición previa. Tal como propone Hopper (1998), se plantea un desplaza-

123
miento de la gramática del centro a la periferia de la comunicación lingüística y
se la considera emergente. La tarea del lingüista para establecer la Gramática Emer-
gente será estudiar las recurrencias de una forma o construcción en el discurso y
buscar regularidades que permitan constituir subsistemas.
El trabajo que aquí se propone se enmarca en la visión de la Gramática Emer-
gente del Discurso y recupera, como base teórica, los principios de categorización
no discreta ya mencionados. Desde la perspectiva de una Gramática Cognitiva
Prototípica -que toma como postulado la motivación semántico-pragmática de los
ordenamientos sintácticos- se sostiene que las unidades lingüísticas están agrupadas
en conjuntos o categorías que tienden a mostrar un ordenamiento no discreto. La
Sintaxis es síntoma del objetivo comunicativo, de aquello que el hablante quiere
lograr/ decir, y las construcciones sintácticas deben ser consideradas necesariamente
a la luz de los objetivos que se quieren lograr al usarlas (Winters, 1990) y son más
o menos prototípicas. Se sostienen, entonces, como supuestos teóricos del presente
trabajo, que las relaciones entre cláusulas son reflejo de la coherencia (continuidad)
del discurso, que las categorías tienden a ser no-discretas y que la descripción de
las formas y construcciones debe hacerse en función de los contextos reales de uso.

2. Estado de la cuestión

2.1. Sobre el nombre sustantivo


El nombre sustantivo ha sido considerado, desde la gramática más antigua,
aquella palabra que sirve para designar seres, personas o cosas que tienen existen-
cia independiente, que funciona preferentemente como núcleo del sujeto y que
puede, como tal, recibir complementos que lo modifiquen. La gramática tradi-
cional ha hecho hincapié en la definición sintáctica del sustantivo, incluso a veces
relegando la definición semántica a la descripción de las categorías morfológicas
que manifiesta y a la clasificación en subtipos.
Según la teoría referencial clásica, el nombre propio es considerado radicalmen-
te una expresión propiamente referencial, a diferencia del nombre común, que es
considerado una expresión propiamente predicativa. Al respecto, las gramáticas
suelen coincidir en que el nombre propio es individualizador. En este sentido,
Alonso y Ureña (1938: 37) sostienen:

El nombre propio y el común se diferencian por el modo de designar la persona o cosa que
nombran. El nombre común, río, hombre, mujer, montaña, espada, caballo, la designa refi-

124
riéndose a sus cualidades propias […] En cambio, el nombre propio designa a la persona o
cosa, como un simple distintivo individual, sin alusión a sus cualidades.

Seco (1989:152) va aún más allá y señala que el nombre propio “no significa
nada, simplemente designa un determinado ser “porque sí” como podrían de-
signar otro muy diferente”. Por su parte, Di Tullio (1997: 148) postula que los
sustantivos propios “carecen de significado ya que consisten sólo en etiquetas que
se asignan a los individuos para su identificación […] El nombre común, en cam-
bio, es intrínsecamente un predicado”.
En la misma línea, Bosque (1999: 5) sostiene que el nombre propio es “la cate-
goría que distingue o identifica una cosa entre los demás elementos de su clase”, a
diferencia del sustantivo común, al que define como “la categoría gramatical que
expresa la pertenencia de las cosas a alguna clase”. Asimismo, la Nueva Gramá-
tica de la rae (2010: 793) establece que el nombre propio permite identificar un
ser entre los demás sin informar de sus rasgos o propiedades constitutivas y que,
frente al nombre común, carece de significación connotativa o intención y no
delimita una clase particular de entidades.

2.2. Sobre la aposición


2.2.1. Correferencia y tipos de aposición
El criterio semántico ha sido el punto de partida desde la gramática tradicional
para la división de la aposición en explicativa y especificativa. Autores como Bello
(1925) y Gili Gaya (1955) sostienen que la aposición, sea que especifique o expli-
que, adjetiva al sustantivo modificado a la manera de atributo calificativo. Bello
(1925:15) señala que el sustantivo se halla en aposición “cuando se construye direc-
tamente con otro sustantivo” para especificar o explicar otra palabra de la misma
especie. En ciertos casos el segundo sustantivo particulariza al primero, como en
‘el profeta rey’ o en ‘la dama soldado’, mientras que en otros casos lo explica, como
en ‘la luna, satélite de la tierra’.
Del mismo modo, Gili Gaya (1955: 189) considera que un sustantivo comple-
mentario está en aposición cuando se junta con otro sustantivo a la manera de
atributo calificativo sin preposición, como en ‘El rey soldado’ o en ‘Lima, capital de
Perú’, y que en la aposición explicativa el sustantivo complementario “nada añade
a la idea que tenemos formada del nombre a que se refiere”, sino que “se limita a
hacer resaltar una nota o aspecto que nos parece característico o particularmente
interesante”.
Al respecto, el Esbozo de la rae señala:

125
Cuando decimos Madrid, capital de España no expresamos dos objetos distintos […] sino
uno solo, que viene ya indicado por el primer nombre, Madrid, al cual añade el segundo,
capital, otra denominación que explica más el concepto del primero, pero sin precisarlo ni
determinarlo distinguiéndolo de otros, porque como nombre propio que es, no necesita
determinación […] Pero si digo el profeta rey, el vocablo rey es también aposición del sus-
tantivo profeta, al que no explica, sino que especifica distingiuéndolo de todos los demás
profetas (1973: 401-402).

La Nueva Gramática de la Lengua Española de la rae (2010: 849) admite ambos


tipos de aposiciones, pero sostiene que las aposiciones especificativas no se definen
por acotar o restringir la denotación del sustantivo, sino que identifican la refe-
rencia del sustantivo sobre el que inciden, como sucede en ejemplos del tipo ‘el
problema de la droga’ y que las aposiciones explicativas representan un grupo no-
minal parentético (en el sentido de ‘situado en un inciso’) que agrega alguna pre-
cisión o algún comentario al contenido del primer miembro de la construcción.
Sin embargo, ciertos autores consideran que la aposición “propiamente dicha”
es la explicativa y que no existe la restrictiva. Kovacci (1991: 54) denomina apositi-
va a la tradicionalmente llamada explicativa, para cuyo reconocimiento se basa en
la configuración prosódica de la construcción. López García (1998) llama aposicio-
nes propias a las que se dan como resultado de la adjunción de una frase nominal
entre pausas, el apuesto, a otra frase nominal correferencial, el puesto, y aposi-
ciones aparentes a las construcciones especificativas, a las que considera fórmulas
fijadas muy próximas a la lexicalización.

2.2.2. Descripciones prosódicas


Las gramáticas estudiadas coinciden en señalar ciertas características prosódicas
propias de la construcción apositiva y acuden al auxilio de dichos criterios fonéti-
co-fonológicos para identificar los tipos de aposición. El criterio formal delimita
en muchas gramáticas la aposición explicativa porque va entre pausas en el habla
y entre comas en la escritura frente a la especificativa que no posee tales signos
demarcativos. La existencia de pausas y/o comas constituye una señal tan impor-
tante para algunos autores que su presencia es índice de la existencia de aposición.
En las gramáticas españolas ha sido puesto de relieve como rasgo diferenciador
(rae 1931, Gili Gaya 1955, Hernández Alonso 1984) y algunos autores lo conside-
ran un rasgo fundamental (Marcos Marín 1972, Kovacci 1991).
Los autores sostienen que la aposición especificativa es aquella que manifiesta
un incremento de un nombre con el que la aposición forma unidad entonacional;

126
mientras que la aposición explicativa es la que presenta una adyacencia predicativa
marcada por pausa en la expresión hablada y por coma en la escrita. Asimismo,
señalan que en este último tipo de aposición el tono de la enunciación baja sensi-
blemente al final del segundo constituyente, formándose así una unidad melódica
que resulta inferior en un tono a la del primer constituyente y que, muchas veces,
toma las características tonales propias de un paréntesis. (Gili Gaya 1955, Esbozo
1973, Alcina Franch y Blecua 1975, de Paula Pombar 1983, Di Tullio 1997, entre
otros). En este sentido, la rae (2010: 232) sostiene: “Las aposiciones explicativas
corresponden a la pauta “a, b” […] El segmento b representa en esta variedad un
grupo nominal parentético (en el sentido de ‘situado en un inciso’) […] Se suele
realizar una pequeña pausa entre los dos miembros de la aposición, que por lo
general se representa con una coma”.
T. Navarro Tomás (1974: 79-80) defiende la aposición predicativa como grupo
melódico aparte y señala que:

Ante aposición predicativa final de oración, el grupo tónico que precede termina ordi-
nariamente con semicadencia […] delante de aposición interior de frase, la unidad que
inmediatamente la precede y a la cual se refiere la aposición indicada, termina también con
semicadencia, o a lo menos con perceptible descenso […]

Suñer Grataços (1999: 526) acuerda con esta clasificación basada en la segmen-
tación de grupos fónicos, pero señala la dificultad que surge al intentar establecer
una correspondencia entre criterios fónicos y semánticos:

Generalmente puede establecerse una correlación entre el vínculo semántico ‘restrictivo’ o


‘no restrictivo’ que mantiene el elemento en aposición con su antecedente y la disposición
fónica ‘unimembre’ o ‘bimembre’ de la construcción apositiva. Así, la mayoría de las apo-
siciones no restrictivas serán bimembres, mientras que las restrictivas tenderán a aparecer
en un único grupo fónico. Ahora bien, en ciertas ocasiones la mencionada correspondencia
entre criterios fónicos y semánticos se desdibuja por lo que se optará por la dicotomía res-
trictiva-no restrictiva.

Tal como señalamos previamente, Kovacci (1991) no considera como apositivos


los casos llamados “unimembres” o “restrictivos” por otros autores, es así que, para
los casos “bimembres” o “no-restrictivos” describe los siguientes rasgos de carácter
fonético-fonológico: cada constituyente lleva (por lo menos) un acento primario

127
y hay juntura interna entre ambos constituyentes y después del segundo: éste
forma un grupo fónico y su unidad melódica es de altura inferior a la del primero.

3. Resultados previos

Desde el Enfoque Cognitivo, se considera que la identificación va acompañada


de la denominación, y que designar es sinónimo de predicar y de nombrar. En
este sentido, cada hablante percibe cada objeto de manera individual, personal,
y al nombrarlo, en algún sentido lo (re)significa. En otras palabras, se sostiene
que los objetos existen, pero lo que nosotros tenemos de ellos es una percepción
individual desde nuestros sentidos.
Dados estos presupuestos, en estudios previos (Barbeito 2007 y 2012a) postu-
lamos que en la aposición el hablante transmite la elección de un significado en
particular por sobre otros en la actividad cognitiva de (re)conceptualizar entida-
des mencionadas en el discurso. Mostramos que cuando el hablante apone un
elemento a otro selecciona una parte saliente de una entidad para conceptualizar
el participante re- designado, es decir, cosifica lo que quiere designar en un ‘atri-
buto fundamental’. Esto se verificó en ejemplos como el siguiente:

(1) La nueva planta está en la zona aledaña a Saforcada, la próxima estación hacia Mendoza
saliendo de Junín. (C1, 24)1

Esos resultados nos llevaron a jerarquizar un atributo como fundamental en la


construcción apositiva: la coincidencia de designado entre ambos constituyentes.2
Por otra parte, en Barbeito (2012b) analizamos construcciones apositivas tradi-
cionalmente consideradas explicativas como:

(2) Mi compañera del turno noche, Patricia Altamiranda, trabaja en la escuela.

1 
En el ejemplo se observa que en el segundo miembro de la construcción el hablante
realiza una (re) conceptualización del designado desde una perspectiva particular que
toma como punto de partida, en este caso, la ubicación espacial del hablante.
2 
Esto se verifica en la inaceptabilidad de la intercalación del coordinante entre los
constituyentes. (Cfr. Juan, mi vecino de enfrente/ *Juan y mi vecino de enfrente).

128
Señalamos que el nombre propio en aposición no solo identifica un individuo
específico, función que probablemente logre con la sola mención del nominal que
aparece como primer constituyente, sino que realiza un anclaje pragmático en el
universo de discurso del hablante y del oyente. Mostramos que el carácter pura-
mente descriptivo y caracterizador propuesto por las gramáticas para la aposición
explicativa (Cfr. §2.2.1) es inconsistente con el uso del nombre propio en aposi-
ción si tomamos las definiciones de nombre propio que ofrecen las gramáticas:
individualizador, sin significado léxico, etiqueta que se asigna a un individuo para
identificación (Cfr. § 2.1). En este sentido, postulamos que el nombre propio no
puede ser considerado una expresión radicalmente referencial, para distinguirlo
del nombre común, sino que el nombre propio también tiene la posibilidad de
predicar, dado que siempre posee en algún grado significado connotativo y cum-
ple una función pragmática fundamental en el hilo del discurso.

4. Corpus y metodología

En esta oportunidad trabajamos sobre un corpus oral de lectura con enuncia-


dos construidos a partir de variables de tipo semántico, sintáctico, pragmático
y discursivo como la clase de palabra de los constituyentes, la extensión de las
construcciones y del contexto y el tipo de acto de habla. Dado que las gramáticas
tratan la función sintáctica de aposición como un fenómeno de orden fundamen-
talmente nominal y para que las observaciones pudieran resultar comparativas
respecto de las obtenidas por los autores reseñados, aunque estas últimas no han
partido de la medición sobre cuerpo de datos, el corpus está constituido por 110
construcciones apositivas nominales. Fue leído por cuatro hablantes de entre 29 y
33 años, oriundos de Buenos Aires, con buena dicción. Los hablantes, dos feme-
ninos y dos masculinos, tienen nivel de escolaridad media y universitaria.
Las grabaciones fueron realizadas en un ambiente especialmente preparado sin
niveles de ruido. Para obtener los contornos tonales hemos utilizado un programa
computacional especialmente diseñado de origen holandés –el Laboratorio Praat-
que digitaliza información muy precisa sobre los movimientos de la voz.
El marco teórico elegido para analizar la entonación en la construcción aposi-
tiva es el Modelo Métrico Autosegmental3 (am), que tiene su punto de partida en

3 
Denominación de Ladd (1996).

129
el análisis de la entonación del inglés propuesto por J.Pierrehumbert (1980). Este
modelo ha sido revisado y aplicado también a otras lenguas, y actualmente es uno
de los modelos de análisis de la entonación más empleados.4
El modelo am se concentra en la caracterización de los contornos de la frecuen-
cia fundamental, obtenida por medios experimentales, para realizar una descripción
cuantitativa de la entonación. La elección de trabajar con los contornos de F0 tiene
ciertas razones prácticas que permiten descartar la transcripción fonética de oído tra-
dicional. Los contornos tonales se vuelven accesibles y se pueden obtener en cantidad
mediante programas computarizados que permiten digitalizar información muy pre-
cisa sobre los movimientos de la voz. Así es posible incorporar regularidades valiosas
tanto para una teoría acústica como para una teoría articulatoria de la entonación.
Hemos realizado una descripción cuantitativa de la entonación a partir de la
medición de los siguientes elementos: acentos tonales y prominencias silábicas
en cada constituyente; presencia de juntura interna entre ambos constituyentes y
después del segundo; y tonos de juntura o de frontera.

5.Análisis

5.1. Análisis semántico-pragmático


Tal como vimos previamente, las construcciones apositivas explicativas se com-
ponen de dos nominales independientes y el hecho de que cualquiera de los dos
órdenes constituya un nominal, e incluso el hecho de que cada uno por separado
pueda funcionar sin problemas en ese discurso, prueba que están relacionados
entre sí por un mismo objeto designado.
En el presente trabajo analizamos construcciones como (3), tradicionalmente
consideradas especificativas:

4 
Si bien el Modelo Métrico Autosegmental se inscribe en un modelo teórico –el gene-
rativo- que no es el nuestro, tomamos este enfoque para el estudio de la prosodia del
español por ser una herramienta útil que permite acceder a contornos tonales en can-
tidad y obtener información muy precisa sobre los movimientos de la voz. Tal como
lo señala Sosa, los modelos autosegmentales de la entonación han sido aceptados,
adoptados y explicitados en numerosos trabajos recientes sobre la entonación de
gran variedad de lenguas, incluyendo el español, y ha estado en la base de la mayoría
de los estudios entonativos de las últimas décadas (1991:82)

130
(3) La Legislatura aprobó la ley Grinbank5 en una sesión de media hora

Nos interesa determinar si este tipo de construcciones también se compone de


dos identificaciones para un mismo designado. Es decir, si en (3) los nominales “la
ley” y “Grinbank” son dos conceptualizaciones de un mismo objeto.
Consideramos que la concepción del sustantivo como primario exige tener en
cuenta que el proceso de conceptualización del nominal se produce de manera suce-
siva y no simultánea. En este sentido, la identificación del designado tiene un orden
de construcción que se refleja en la sintaxis posicional y funcional de la lengua. Si
el nominal es la unidad que tiene la función de designar una cosa (un objeto) y de
hacer de esta un foco de atención momentáneo, no se sostiene, entonces, que en
(3) el nominal “la ley” permita al oyente recuperar la identidad del designado y que
el nombre propio en aposición “Grinbank” lo vuelva a designar. En otras palabras,
que “Grinbank” sea otra conceptualización del designado “la ley”.
El hablante espera que el interlocutor conciba el objeto desde todo el mensaje
y, con ese objetivo, en primer lugar elige el núcleo, en este caso “ley”, que es el
constituyente cuyo designado será el mismo designado de todo el nominal, aquel
que es conceptualmente más autónomo y determina perfil. Semánticamente, la
ruta composicional de construcción del nominal implica que partir de ese objeto
va a ir agregando elementos a la izquierda o a la derecha para determinar, definir
ese significado. De a poco el hablante va a ir cargando al sustantivo de significado.
En este caso, el nombre propio “Grinbank” llama la atención del interlocutor
sobre la concepción de ese objeto “ley”, pues tiene asociados ciertos significados
que no solo permiten distinguir esa ley de otra, sino caracterizarla y reconstruir
la percepción del hablante respecto de ese objeto, previo al anclaje en la situación
discursiva que produce el artículo. La predicación epistémica, que es la combina-
ción del nombre con un adjetivo, con un nombre propio y con construcciones
preposicionales, permite perfilar el objeto, y es luego la predicación de basamento
(pronombres, artículos, cuantificadores) la que termina de instanciar el nominal.

5 
La “ley Grinbank” es una ley que exime del pago del impuesto al valor agregado (iva)
a las entradas para espectáculos artísticos, en particular los musicales, conciertos y
recitales. La norma fue bautizada en ámbitos legislativos como la “ley Grinbank”, en
alusión al reconocido empresario artístico y propietario de una radio de frecuencia
modulada, quien impulsó en persona la sanción de la iniciativa.

131
Desde el Enfoque en el que nos enmarcamos, se considera que la categoría de
los sustantivos no está dividida discreta o tajantemente en comunes y propios. La
gramática ofrece esquemas sustantivales comunes y esquemas sustantivales pro-
pios y los sustantivos se comportan como uno u otro esquema según el contexto.
‘Común’ y ‘propio’ no son características del sustantivo, sino de la designación. El
hablante siempre está presente, aun en el sustantivo propio, y cuando lo usa está
predicando para llamar la atención del interlocutor sobre (su concepción) de ese
objeto. Es decir, el nombre propio podrá tener una función atributiva respecto
de otro nombre. En este sentido, en las construcciones restrictivas con nombre
propio el nombre común y el propio pueden componer una unidad indivisible,
pues ambos constituyen la denominación identificadora del individuo.
Veamos otros ejemplos:

(4) Hemos realizado modificaciones al hospital Juan Carlos Aramburu por varios millones
de pesos.
(5) Mi primo compró esta coupé Fuego en un remate.

En los ejemplos citados el nombre propio realiza una especificación del núcleo
sustantivo. En (4) el nombre propio “Juan Carlos Aramburu” permite distinguir
el núcleo “hospital” de otros hospitales posibles en el universo de discurso. En (5)
el nombre “Fuego” predica algo sobre ese objeto perfilado en primera instancia
mediante el sustantivo común “coupé”. El artículo de (4) y el demostrativo de
(5) funcionan como basamento del nominal pues evocan al hablante y al oyente
como puntos de referencia y permiten especificar contacto mental con la entidad.
El basamento es el que vuelve al designado conceptualmente dependiente, el que
señala que en ese universo de discurso no hay otro objeto (“hospital” o “coupé”,
según el caso) que pueda caer dentro de esa referencia.
La coincidencia de designado entre ambos constituyentes postulada para la
aposición explicativa se vuelve insostenible en las estructuras denominadas res-
trictivas, dado que en este último tipo de construcciones el segundo término
parece no tener implicancia en la referencia. En las construcciones restrictivas no
hay voluntad del hablante de (re) conceptualizar el designado, sino de completar
el perfil del objeto. Es la suma de ambos miembros la que construye el designado,
a diferencia de la explicativa en la que planteamos designación y (re) designación.
A partir de aquí, continuaremos indagando en el problema de la conceptua-
lización en la construcción apositiva a partir del análisis prosódico, teniendo en
cuenta que el componente semántico-pragmático condiciona a los restantes nive-

132
les y que tanto la sintaxis como la prosodia contribuyen a mostrar de la manera
más transparente posible la intención comunicativa del hablante.

5.2. Análisis prosódico


Se realizó la medición sobre el total de las emisiones,6 organizando el corpus en
cuatro grupos, de acuerdo con el tipo de construcción de ambos constituyentes:
1. Constituyente 1 (c1): nombre propio + Constituyente 2 (c2): nombre común
(sin determinante): “Marcos di Palma hijo del célebre piloto de Arrecifes corre
actualmente en tc2000”.
ii. c1: nombre común + c2: nombre propio: “El gobernador de la provincia
Doctor Gerardo Busti nos pidió trabajar coordinadamente”
iii. c1: nombre propio + c2: nombre común (con determinante): “Alfredo Pécu-
lo el verborrágico dueño de la cochería se encargó del traslado en persona”
iv. c1: nombre común + c1: nombre propio: “Perdí mi celular Nokia en el
subte”

Los tres primeros grupos están constituidos por construcciones tradicional-


mente consideradas explicativas, y el grupo iv está integrado por construcciones
usualmente denominadas especificativas.
A partir de la medición de juntura entre los constituyentes, establecimos la escala
de mayor a menor porcentaje de manifestación de pausa que se observa en la Tabla 1.

Tabla 1: Manifestación de pausa entre los constituyentes

6 
Los resultados del estudio del perfil prosódico de la construcción apositiva han sido
publicados en Barbeito (2012b) y (en prensa).

133
En el extremo superior encontramos las construcciones del Grupo I, con una
alta frecuencia de manifestación de pausa entre ambos constituyentes (84%) y
una longitud promedio de 180 ms.7 En el otro extremo de la escala se ubican las
construcciones del grupo iv, que muestran una bajísima frecuencia de pausa entre
ambos constituyentes (18%), con una longitud promedio de 58ms.
Estos resultados nos permiten mostrar que ante la ausencia de una marca gra-
matical o información sintáctica que señale límite de constituyente, como por
ejemplo un determinante o un nombre propio, el hablante tiende a hacer pausa.
En este sentido, justificamos la aparición de pausas relativamente más largas en
las emisiones del Grupo i (“Marcos di Palma hijo del célebre piloto…”) que en las
del resto de los grupos.
Por otra parte, pudimos determinar variaciones en la curva entonacional y/o
en la energía, tonos de juntura o fenómenos fonéticos como fusión de vocales o
coarticulación de consonantes en las construcciones de los tres primeros grupos.
Esto nos lleva a postular que aun ante la presencia de una construcción grama-
ticalmente marcada el hablante opta por reforzar el señalamiento del límite de
los constituyentes mediante algún mecanismo que incluso puede ser distinto a
la pausa. Es decir, el hablante elige marcar de alguna manera el límite entre el
primero y el segundo constituyente cuando necesita señalar que hay una doble
conceptualización de un mismo designado.

Dados estos resultados, nos interesa analizar en particular las construcciones


del grupo iv, es decir, aquellas tradicionalmente consideradas especificativas o
restrictivas, como (6) Perdí mi celular Nokia en el subte. Consideramos que la
división en grupos entonacionales nos puede decir si estamos frente a una cons-
trucción restrictiva o no restrictiva desde el punto de vista de la coherencia inter-
na de los ítemes, teniendo en cuenta que el componente semántico-pragmático
condiciona a los restantes niveles.
Observamos que la incidencia semántica del sustantivo con valor especificativo
sobre otro, a la manera de un adjetivo de tipo restrictivo, se refleja en la prosodia
de la construcción. A diferencia de los autores reseñados, nuestra conclusión está

7 
A los fines del análisis experimental hemos considerado pausa a los silencios supe-
riores a los 50 milisegundos, debido a que las pausas más cortas pueden deberse al
silencio acústico propio de los segmentos oclusivos. Aunque los casos límite son de
difícil valoración, los promedios generales y la distribución se mantienen.

134
basada en el trabajo con el corpus. El bajo porcentaje de pausa obtenido entre el
primero y el segundo constituyente de las construcciones restrictivas (un 18% del
total medido) y la breve extensión promedio de las pausas (58ms) de este grupo
de construcciones muestra que están respondiendo a un objetivo comunicativo
distinto del de las construcciones explicativas.
Tal como señalamos en el apartado anterior, en las construcciones especificati-
vas o restrictivas el hablante perfila un objeto en el primer constituyente (celular),
lo define o modifica con el segundo miembro (Nokia) para construir así una sola
designación y luego, a través del basamento (el posesivo mi, en este caso), ancla el
designado en el discurso. Es decir, mientras que en la aposición hay designación
tanto en el primero como en el segundo constituyente -o conceptualización y
reconceptualización-, en casos como “mi celular Nokia” hay una sola conceptua-
lización del designado o, en otras palabras, en estos casos el designado se instaura
con toda la descripción definida. La ausencia de pausa entre los constituyentes de
estas construcciones apositivas refleja la integración semántica entre los miembros
que señalamos en el apartado anterior.

Conclusiones

A partir de los resultados de nuestro análisis, adscribimos a la propuesta de


aquellos autores que no consideran aposición a la unimembre o especificativa y
que postulan que en estos casos el segundo componente realiza una modificación
del primero.
En este sentido, consideramos que en este tipo de construcciones hay integra-
ción semántica entre los miembros, lo que se refleja en la ausencia de pausa. El
segundo miembro se comporta a la manera de un complemento del primero,
pues no repite o reconceptualiza la designación contenida en el núcleo, sino que
la amplía y enriquece semánticamente, y así crea un objeto nuevo. La incidencia
semántica es en estos casos similar a la del adjetivo restrictivo, con el que se pro-
duce una subordinación semántica y el resultado es una nueva unidad para la que
muy bien podría existir una unidad léxica específica, que procede de la suma de
significados. Por ejemplo, “ley Grinbank” podría ser una unidad frente a “ley de
Habeas Data”. En esta línea, la incidencia semántica de un sustantivo con valor
especificativo sobre otro impide pensar en separar la restricción adjetiva de la
sustantiva, aun cuando se trate de un sustantivo propio.

135
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137
capítulo 7

Metáfora y metonimia en la creación de


neologismos: Análisis de derivados en /-ismo/ /-ista/
Anabella L. Poggio | Universidad de Buenos Aires | [email protected]

···

Resumen

La propuesta de análisis de neologismos que se desarrolla en este trabajo toma


como punto de partida el concepto de signo lingüístico motivado que sostiene el
Enfoque Cognitivo Prototípico (ecp) en contraposición con la noción de arbitra-
riedad planteada en el Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure. En
un trabajo anterior (Poggio, 2012) nos dedicamos a estudiar los procesos deriva-
tivos productivos en la creación de neologismos en la prensa escrita en general.
En esta oportunidad, focalizaremos en la derivación sufijal en /-ismo/, /-ista/,
tomando como objeto de análisis los casos en los que el significado del neologis-
mo no puede deducirse a partir de la aplicación de las reglas de derivación que
plantean algunas gramáticas. La ngde (2009) trata a estos casos como “opacos” o
“ambiguos”. Intentaremos dar cuenta de estos fenómenos a partir de la creación
metonímica y metafórica de la que se vale el sujeto enunciador y, de este modo,
explicar esa opacidad de la que habla la ngde (2009).
Para conformar el corpus de trabajo, hicimos una búsqueda de neologismos
con terminación /-ismo/, /-ista/en dos diarios de gran tirada en Argentina, Clarín
y Página/12, entre junio de 2011 y septiembre de 2013, aprovechando distintos pe-
ríodos eleccionarios. Pensamos que los neologismos exhiben las motivaciones del
hablante y los recursos creativos a los que apela, debido a la alta dependencia que
presentan con el momento en que se crean y con el ámbito temático.
El análisis de los datos puso de manifiesto el uso de procesos metonímicos, así
como la creación de ciertos términos que compiten con otros ya existentes en la
lengua para imponer un nuevo sentido.

Palabras clave: metonimia, neologismo, motivación.

139
Introducción

En un trabajo anterior titulado “Procesos morfológicos derivativos productivos


en el discurso periodístico” (Poggio, 2012) buscamos establecer cuáles eran los
procesos derivativos más utilizados en la creación de neologismos en la prensa es-
crita. A medida que fuimos recolectando el corpus, observamos que ciertos ámbi-
tos culturales explotaban de manera recurrente ciertos procedimientos morfológi-
cos de modo predominante. Establecimos dos cuestiones básicas: 1) en el ámbito
de la política, se observaba una gran productividad de neologismos derivados por
sufijación /-ismo/, /-ista/; 2) en el ámbito del arte, la literatura y los suplemen-
tos gays, predominaban otro tipo de procesos más disruptivos, que utilizaban de
forma transgresora tanto el tipo de combinaciones de elementos como el léxico.
En aquel trabajo, observamos que en las notas sobre política el procedimiento
de formación de neologismos predominante respondía a un proceso derivativo que
toma como base un nombre propio –especialmente apellidos– y adjunta a esa base
los sufijos /-ista/, con el significado de {“partidario de X”} o /-ismo/, con el signi-
ficado de {“movimiento presidido por X”}. Respecto de los derivados en /-ismo/,
la Nueva gramática de la lengua española (2009) señala que los nombres propios
que constituyen la base de estos derivados suelen ser antropónimos y no topóni-
mos. “Estos referentes de los nombres propios de persona suelen ser fundadores de
doctrinas, propulsores de ideas, autores de descubrimientos o de obras, así como
inspiradores de muy diversas prácticas” (ngle: 441). Sin embargo, observamos que
no todos los neologismos derivados en /-ismo/ responden a esta descripción. La
ngle lo advierte: “Ello no impide que la conexión entre la base y el derivado sea re-
lativamente laxa, como sucede entre “Malinche” −sobrenombre de Marina, amante
de Cortés− y “malinchismo” –nombre que designa en México la actitud de quien
muestra apego a lo extranjero en menosprecio de lo propio–” (441).
En esta exposición nos ocuparemos de discutir esta idea de la ngle, ya que
entendemos que la relación entre la base y el neologismo derivado en casos como
“malinchismo” está fuertemente motivada por la intención comunicativa del ha-
blante y por su ideología. Podemos observar en la formación de este neologismo
un recorrido metonímico, que se repite en los ejemplos del corpus recolectado
para esta ponencia: la Malinche traicionó a su pueblo para ayudar a Cortés, por
lo que se presupone que ella tuvo cierta preferencia por lo extranjero; luego, se
toma esa característica de la Malinche (una parcialidad) para describir una actitud
general: el gusto por lo extranjero. Los casos que abordaremos particularmente
en esta oportunidad son neologismos construidos a partir del uso de recursos

140
creativos como la metáfora y la metonimia, en los que la creación neológica está
fuertemente ligada al contexto de aparición y a la subjetividad del creador.

1. Marco teórico

Lakoff y Johnson en su clásico libro de 1980, Metáforas de la vida cotidiana,


sostienen que “la esencia de la metáfora es entender y experimentar un tipo de
cosa en términos de otra” (41). La idea más novedosa que sostienen estos autores
es que la metáfora no es meramente una cuestión de palabras; por el contrario,
los procesos del pensamiento humano son en gran medida metafóricos. Ninguna
metáfora se puede entender de forma adecuada independientemente de su funda-
mento en la experiencia. Mientras que la metáfora es principalmente una manera
de concebir una cosa en términos de otra, la metonimia tiene primariamente una
función referencial: nos permite utilizar una entidad por otra, aunque no debe
considerarse meramente un procedimiento referencial. En el Enfoque Cognitivo
Prototípico, la metáfora es entendida como un fenómeno de cognición en el que
un dominio se representa conceptualmente en términos de otro. La metáfora se
entiende como la proyección de unos conceptos desde un dominio conceptual (el
dominio origen) hacia otro dominio conceptual (el dominio destino).
En relación a la metonimia, Lakoff (1987) sostiene que es muy común tomar
un aspecto bien entendido o fácil de percibir de una cosa para referirse a la cosa
como un todo o a una parte o aspecto de ella. De este modo, dado un mci con
alguna condición de fondo (por ejemplo, las instituciones están localizadas en
lugares), hay una relación de representación sostenida entre dos elementos, A y
B, en la que un elemento del mci, B, puede representar otro elemento, A: B=el
lugar; A=la institución. Lakoff se refiere a estos mci que contienen relaciones de
representación como modelos metonímicos.
Por otra parte, Maria Josep Cuenca y Joseph Hilferty (1999) afirman que tanto
la metáfora como la metonimia constituyen procesos conceptuales que relacio-
nan entidades. Sin embargo, a diferencia de la metáfora –que opera entre dos
dominios–, la metonimia opera dentro de los confines de un único dominio.
Esta es una puntualización importante, puesto que permite distinguir un proceso
de otro: la metáfora asocia entidades provenientes de dos dominios distintos (el
dominio origen y el dominio destino); la metonimia, por el contrario, asocia dos
entidades conceptualmente contiguas pertenecientes al mismo dominio: el punto
de referencia (pr) y la zona activa (za). Coinciden los autores con el planteo de

141
Lakoff y Johnson (1980) en que la metonimia es un mecanismo principalmente
referencial, con el que remitimos a una estructura implícita por medio de otra
de mayor preeminencia. La metáfora, en cambio, es un proceso de analogía, por
el que concebimos un concepto de un dominio en términos de otro. Así pues,
más que un mecanismo referencial, la metáfora es un procedimiento que facilita
nuestra comprensión de cosas que, de otra manera, serían difíciles de concebir y
de expresar en sus propios términos.
Cuenca y Hilferty argumentan que a pesar de estas diferencias, es importante
reconocer que la metonimia y la metáfora no pueden ser operaciones cognitivas
mutuamente incompatibles, porque algunas expresiones se sirven de ambos pro-
cesos a la vez, como vemos en Carlos se fue con el rabo entre las piernas, donde la
interpretación metafórica global se construye sobre la base de una metonimia. Los
autores sostienen, a partir de una serie de ejemplos como el que citamos, que los
procesos de la metonimia y la metáfora no son necesariamente excluyentes, sino
que a veces funcionan conjuntamente y de forma complementaria.

2. Metodología

Los casos que analizaremos en esta oportunidad fueron extraídos inicialmente


de dos diarios de gran tirada en Argentina: Clarín y Página/12, en fechas próximas
a las elecciones de 2011 y 2013. Estos ejemplos tienen la particularidad de ser crea-
ciones neológicas que utilizan recursos creativos como la metáfora y la metonimia,
y fueron tomados del corpus conformado para un trabajo anterior, mencionado
al inicio de la exposición. Para la presente ponencia, recurrimos a la búsqueda de
los términos a analizar en otros portales de Internet, a través de la herramienta
Google, con el propósito de profundizar nuestro conocimiento en relación a los
contextos de aparición de estos neologismos y hallar otras ocurrencias.
El objetivo del presente trabajo es describir la formación de neologismos por
sufijación /-ismo/, /-ista/ que no responden a las reglas de derivación descriptas en
las gramáticas y, más adelante, en estudios posteriores, proponer una clasificación
de los recursos creativos que intervienen en la formación de palabras en general.
Tal como señala la ngle (2009), en los textos del corpus original habíamos
observado que la mayoría de los neologismos derivados por este tipo de sufijación
toman como base el apellido del líder del movimiento: kirchnerismo/kirchnerista,
alperovichismo, macrismo/macrista, bussismo/bussista, sciolismo, juecismo/juecista,
con los significados {“movimiento presidido por x”} y {“partidario de x”}.Tam-

142
bién hay casos en los que se toma el nombre de pila como en el caso de felipismo
o cristinismo; nombre y apellido, como en patriciobullrichistas. Respecto a esta
variación en la elección del apellido o del nombre de pila, entendemos que es-
taría motivada por la frecuencia de uso. En el caso de felipismo, el alto grado de
frecuencia proviene de la historia de España y su dinastía Real; mientras que cris-
tinismo podría deberse al uso del nombre propio con que más frecuentemente se
nombra a la Presidenta, que proviene de sus primeras apariciones públicas como
Primera Dama. En la coyuntura política que funciona como escenario de estas
noticias, la proliferación de nuevas palabras estaría motivada por las diferentes
rupturas y alianzas que dan lugar a una política personalista en el sentido más
literal del término: parece haber tantos partidos como líderes políticos.
Además de esta proliferación de palabras motivada por las diferentes rupturas y
alianzas políticas que señalábamos, encontramos casos de formación de neologis-
mos en los que se recurre al uso de procedimientos imaginativos como la metáfora
y la metonimia que nos permiten observar la intencionalidad comunicativa del
productor, la subjetividad en la creación de la palabra en un contexto particular y
con un objetivo comunicativo-persuasivo determinado. A continuación, analiza-
remos los neologismos cordobesismo, vecinalista, señoragordista y peornismo en sus
respectivos contextos de creación.

2.1. Análisis del corpus


Como señalamos antes, los derivados en /-ismo/ designan doctrinas, ideas,
movimientos, entre otras cosas. Habíamos visto que las bases para estos deriva-
dos están constituidas por los nombres propios (generalmente apellidos) de los
fundadores o propulsores de estos movimientos, doctrinas o ideas. En nuestro
análisis, nos ocuparemos de los neologismos que toman un tipo de base no ha-
bitual, hecho que rompe con la regularidad de los significados creados según los
procedimientos regulares de formación de palabras.

2.1.1. Cordobesismo

Ejemplo (1):
“El Gallego dijo que ayer por la noche ‘nació el cordobesismo’ y el ‘modelo Córdoba’, donde
encontró nuevos bríos para sus viejas aspiraciones nacionales.” (Página/12 – 08/08/2011)

En el caso de cordobesismo, que tiene como base del derivado el gentilicio cor-
dobés, observamos la ausencia de un ser animado con voluntad que pueda cons-

143
tituirse en líder de un movimiento. Por lo tanto, no podríamos afirmar sin más
que cordobesismo esté formado sobre las mismas reglas derivativas que los casos
incluidos en las reglas de derivación descriptas en la ngle. En los derivados en
/-ismo/ descriptos por la ngle se da una relación que va de una persona particular
(nombre propio) hacia el grupo que esa persona representa. La persona es la cabe-
za del grupo, la que dirige y aparece como líder y, por lo tanto, está separada del
grupo. En cambio, en cordobesismo tenemos una cualidad compartida por todos
los habitantes nacidos en la región, el ser cordobés, que da nombre al movimien-
to. Esa cualidad de ser cordobés es algo que comparten el grupo y el líder y, por lo
tanto, es algo que los aúna y los reúne de un mismo lado: el interés por Córdoba.
Lakoff (1987:77) señala que en la creación metonímica se toma “un aspecto fácil de
percibir de una cosa para referirse a la cosa como un todo”. Es evidente que todos los
votantes son cordobeses, incluso los que no votan a De la Sota, y que como cordo-
beses están a favor de Córdoba, de que la provincia progrese y se desarrolle. En este
sentido, podemos pensar que la elección de cordobés como base del neologismo cons-
tituye una estrategia argumentativa de parte del enunciador para construir un nosotros
a partir del cual los votantes se sientan interpelados y apoyen a De la Sota. Es esta una
maniobra diferenciadora, que busca distanciar a este candidato de todos los demás en
una coyuntura de polarización política y de personalismo. Las escisiones internas del
peronismo y de la política en general han provocado que cada político dé nombre a
un movimiento o grupo de seguidores multiplicando de manera exponencial la polí-
tica personalista. Optar por el término cordobesismo supone un gesto superador de las
diferencias. De la Sota es muy consciente de esta elección, como podemos observar en
el discurso que pronuncia al ganar las elecciones de 2011:

Ya no soy un peronista cordobés, ahora soy un cordobés peronista. Y en este caso el orden de
los factores sí que altera el producto. Necesitamos dejar de lado las disputas feroces entre los
dirigentes. Somos un gran país y nuestro pueblo se merece poder disfrutar de una vida cada
vez mejor. Peronismo, radicalismo, socialismo, kirchnerismo, no deben ser razones para
dividirnos a los argentinos. Hace falta que pensemos más en grande, mucho más grande. Y
hoy estamos dando un paso gigante en el sentido correcto. Le estamos poniendo nombre a
todo esto más grande que estamos haciendo entre todos, aquí y desde Córdoba. Este mo-
delo de crecimiento que sigue produciendo cambios y transformaciones enormes se llama
cordobesismo y nació esta noche aquí. Y el cordobesismo somos todos los que estamos a favor
de Córdoba, y todos lo que estamos dispuestos a defenderla de quienes quieran atacarla, es
una idea más grande, superadora de las diferencias entre los partidos y de las peleas feroces
entre sus dirigentes. Es el camino hacia una Argentina unida.(Clarín Web tv, 08/08/2011)

144
En este discurso se pone en evidencia la intencionalidad del término
cordobesismo: De la Sota se propone a sí mismo como el instrumento supe-
rador de la polarización política y partidaria al desplazarse a sí mismo del
centro y perfilar el interés común por sobre las aspiraciones individuales
del político. En la creación del nombre del movimiento hay una intención
clara de ponerse del lado del “pueblo” mostrando su intención unificadora
a nivel provincial, que apunta a un futuro presidencial cuando sostiene:
“Es el camino hacia una Argentina unida”.
El proceso metonímico de utilizar una entidad para referirse a otra con la que
está relacionada le permite a De la Sota correrse del centro para poner en foco una
característica común a todos y romper, de este modo, con la política personalista.
De esta manera, por analogía con los derivados en /-ismo/ que toman como base
un nombre propio se construye el significado del neologismo cordobesismo: “el
cordobesismo somos todos los que estamos a favor de Córdoba”. Se corre del lugar
de líder del movimiento y se coloca al lado de los cordobeses, constituyendo con
ellos un solo grupo.

2.1.2 Vecinalista
Un caso similar al de cordobesismo es el de vecinalista. Los derivados en /-ista/
pueden funcionar como adjetivos o sustantivos, como se puede apreciar en los
ejemplos (2) y (3):

Ejemplo (2):
Al conservarse en el rincón en que empezó su existencia política, Macri se resigna a un des-
tino vecinalista, cuyas fronteras no supo trascender. Su partido queda muy mal parado para
el 2015, que no está tan lejos, aunque su falta de visión estratégica le indique lo contrario.
(8 de mayo de 2011 – Página/12)
Ejemplo (3):
Los nuevos valores de la tierra libre de mejoras sobre los que se paga el impuesto inmobilia-
rio rigen desde el 1 de enero. Massa había presentado la primera queja pública en febrero,
en compañía de los intendentes Luis Andreotti (vecinalista de San Fernando), Jorge Macrì
(pro, de Vicente López) y Gustavo Posse (radical de San Isidro), con quienes más adelante
constituiría el transversal Frente Renovador. (20 de octubre de 2013 – Página/12)

El proceso de formación de vecinalista parece responder al mismo patrón que


aparecía en cordobesismo: toma como base un adjetivo, vecinal (“Perteneciente o re-
lativo al vecindario o a los vecinos de un pueblo”), que es también un adjetivo rela-

145
tivo a un grupo, para dar nombre en el derivado a los partidarios de un movimiento
o a una política localista que defiende los intereses de los vecinos de un barrio.
En el caso del adjetivo (destino vecinalista), podemos observar un matiz eva-
luativo negativo, ya que designa el ámbito local (la ciudad de Buenos Aires) que
Macri no pudo superar, por contraposición a lo nacional, que está directamente
relacionado con las candidaturas presidenciales. En cambio, en el ejemplo (3) el
neologismo designa la filiación política del intendente Luis Andreotti, sin la carga
evaluativa del adjetivo.

Podemos concluir parcialmente que en la creación de cordobesismo y vecinalista


el sujeto enunciador selecciona una característica saliente pero parcial de un gru-
po para referirse al grupo como totalidad, es decir, se daría en una primera ins-
tancia un proceso metonímico del tipo la parte por el todo. En segundo lugar,
podríamos sostener que el significado de los derivados analizados se infiere por
analogía con los derivados regulares en /-ismo/, /-ista/ como kirchnerismo/kirchne-
rista: si el kirchnerismo es el movimiento presidido por Kirchner, el cordobesismo
en el movimiento presidido por Córdoba. Hay aquí una operación metafórica
en la que se establece una relación de analogía entre Córdoba y De la Sota. Es a
partir de esta analogía que podemos interpretar la carga ideológica que tiene esta
inversión que va del grupo al individuo.

2.1.3. Señoragordista
Un ejemplo más periférico es el lexema señoragordista. Este neologismo no ha
trascendido los límites de la nota en la que lo encontramos, pero nos resulta intere-
sante desde el punto de vista del procedimiento derivativo por el que fue formado.

Ejemplo (4):
“Si la derecha pura y dura no llegara a la instancia decisiva, su diáspora sería tremenda.
Hasta podría no pronunciarse para la segunda vuelta. Su electorado se dividiría entre la de-
recha liberal o señoragordista que buscaría castigar al odiado gobierno nacional y la derecha
peronista, que buscaría ser acogida en el FpV.” (Página/12 – 08/05/2011)

En este neologismo observamos que la base está constituida por un compuesto


conformado por un nombre (señora) y un adjetivo (gorda) en función de espe-
cificador atributo. Gorda destaca una característica física de la persona, es decir,
una parcialidad que, en posición atributiva de señora, conforma un compuesto
nominal que tiene como designado a Elisa Carrió. A esta base se adjunta es sufijo

146
/-ista/, que designa a los partidarios de la derecha encabezada por ella, y funciona
como adjetivo en posición de especificador atributo de derecha.
En este punto, es importante señalar el grado de dependencia casi absoluta del
contexto social que existe entre esta base y su designado para la interpretación del
significado del neologismo y de la intención comunicativa del sujeto enunciador,
ya que señoras gordas hay muchas, incluso dentro de la política. Sin embargo, en
el contexto del texto, el acto de designar a Carrió a través del compuesto descripto
es bastante transparente para la mayoría de los adultos de nuestro país que están
medianamente informados.
Si bien este neologismo no resulta productivo en nuestra lengua por las caracterís-
ticas que presenta la base, nos interesaba estudiarlo porque presenta similitudes con
cordobesismo y vecinalista en cuanto al uso de la metonimia, donde una característica
parcial de un sujeto se toma como base de una palabra que designa a un grupo. La
gran diferencia con estos dos casos es que señoragordista no pone en la creación de su
base el interés del grupo como aquello que se busca favorecer, sino que responde más
bien a los neologismos con significado regular como kirchnerista: la derecha señoragor-
dista es la que sigue o tiene como líder a la señora gorda, Elisa Carrió.
Por último, es imposible eludir la cuestión ideológica en sentido amplio que
muestra la formación de esta palabra. Al designar a Carrió como señora gorda, el
enunciador muestra no solo su distancia respecto del pensamiento de Elisa Ca-
rrió, sino hasta cierto desprecio, podríamos decir, ya que en el mundo de las ideas
y del debate político, elije una característica física considerada negativa en esta
sociedad, que evalúa de manera negativa a los seguidores de esta señora casi como
un argumento ad hominem.

2.1.4. Peornismo
Por último, analizaremos el caso de Peornismo Opositor que aparece en los si-
guientes contextos:

Ejemplo (5):
“El error de Stanley obedeció, ante todo, a la decisión personal de Reutemann de retirarse
cuando vio de cerca en qué consistía el Peornismo Opositor y la fortaleza del gobierno pues-
ta en evidencia en los festejos del Bicentenario, pero aun así, describe en aquel temprano
momento de 2010 lo lábil de los acuerdos políticos, por encima de fronteras partidarias y
entendimientos anteriores. (…) Ese ha sido el eje de la campaña del Peornismo Opositor.
Su expresión de deseos repetida por todos los medios a su alcance es que las primarias del
próximo domingo adelantarán la primera vuelta de la elección presidencial y que el candi-

147
dato mejor ubicado del proteico grupo conocido como “la oposición” será favorecido por
el voto útil que lo convertirá en el principal contendiente de cfk el 23 de octubre y en el
vencedor en la segunda vuelta.” (Página/12 – 07/08/2011)

Peornismo está formada por un proceso de metátesis morfológica (Scalise,


1987), es decir, por la alteración del orden de los fonos en una palabra, Peronismo.
La particularidad que tiene esta alteración del orden de los fonos es que da lugar
a la formación de otra palabra del español, peor que está evaluando al sector del
Peronismo que se opone al Gobierno. Peor no es una característica física como
gorda, sino un adjetivo en grado comparativo, lo que presupone más fuertemente
la intervención de un sujeto que compara. No podemos pensar en este caso en un
proceso metonímico, sino más bien en una combinación de términos tal como lo
planeta Lang (1992). Tenemos en nuestro ejemplo parte de la palabra Peronismo
más la palabra peor, combinadas de tal forma que dan lugar a un derivado cuyo
significado es el resultado del cruce de ambos constituyentes: se está hablando del
Peronismo, pero no de cualquier Peronismo, sino de aquel sector que se opone al
Peronismo que está en el ejercicio del gobierno. En la misma base del neologismo
está la evaluación que se hace de ese sector del Peronismo: es el peor Peronismo.
En el caso que analizamos no ocurren las dos partes de forma separada, sino que
una evoca a la otra por una semejanza fonológica y la califica.

Conclusiones

La producción neológica es un campo interesantísimo para el Enfoque Cogni-


tivo Prototípico porque nos permite trabajar con signos fuertemente motivados
para los que podemos describir fácilmente la intención del hablante dada la con-
temporaneidad de su producción.
Además, es un campo no descripto de manera completa por las gramáticas, ya
que casos como los que analizamos en este trabajo, que no pueden describirse
a partir de una regla general, se quedan afuera de la descripción o son tratados
como anomalías.
Por último, sería interesante introducir en las clasificaciones de procesos deriva-
tivos aquellos mecanismos cognitivos creativos como la metáfora y la metonimia,
entre otros, que podrían dar una explicación certera a aquellos neologismos, que
como ya dijimos, no siguen la regla.

148
Referencias bibliográficas 24-29 de septiembre de 2012 https://
enelocho.files.wordpress.com/2012/12/
Lakoff, G. (1987). Women, fire, and procesos-morfolc3b3gicos-derivati-
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Lakoff, G. y Johnson, M. (1981). Metá- va gramática de la lengua española. Ma-
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Lang, M. F., y Miranda, P. A. (1992). tiva. Traducción de José Pazo, adapta-
Formación de palabras en español: Mor- ción al español de Soledad Varela. Ma-
fología derivativa productiva en el léxico drid: Alianza.
moderno. Madrid: Cátedra.
Poggio, Anabella L. “Procesos morfo- Diccionarios
lógicos derivativos productivos en el Real Academia Española (2001). Dic-
discurso periodístico”. Actas del viii En- cionario de la lengua española. (22°
cuentro Nacional de Estudiantes de Le- Edición). En http://www.rae.es [abril
tras, Buenos Aires: Facultad de Filosofía de 2012]
y Letras, Universidad de Buenos Aires,

149
capítulo 8

el-compromiso-afectivo-es-movimiento:
los verbos “acercarse” y “alejarse”
Dra. María de las Mercedes Luciani | Facultad de Ciencias Económicas. Universidad Nacional
del Litoral | [email protected]

···

Resumen

La metáfora conceptual el-compromiso-afectivo-es-movimiento motiva ex-


presiones metafóricas que se construyen a partir de los verbos “acercarse” y “ale-
jarse”. Esta metáfora estructura la intensidad y el compromiso afectivo hacia una
persona mediante la lógica del dominio fuente movimiento. Como en todos los
eventos de movimiento, la dinamicidad del mismo se conserva en la idea del des-
plazamiento a lo largo de una trayectoria. Esto se corresponde con los cambios en
la afectividad de las relaciones. El desplazamiento de una persona hacia o desde
otra modifica el compromiso afectivo entre las mismas. En este trabajo analiza-
mos expresiones metafóricas que se construyen a partir de los verbos “acercarse”
y “alejarse”, obtenidas de un corpus de narraciones orales y del corpus crea e
identificadas según las colocaciones con las que estos verbos se asocian. Mediante
nuestro análisis estamos en condiciones de demostrar que el uso de estos verbos es
sistemático en expresiones metafóricas que construyen la afectividad mediante la
metaforización del espacio. Además, observamos que se mantiene la construcción
intransitiva utilizada con estos verbos en sus significados prototípicos. Sin embar-
go, los participantes que intervienen en el evento difieren de los que aparecen en
usos no metafóricos y se realizan mediante sustantivos abstractos o metonimias.

Palabras clave: compromiso afectivo, movimiento, metáfora, patrones léxico-sintácticos.

151
Introducción

1. Fundamentos teóricos
Los últimos treinta años han logrado reubicar el centro de atención de los estu-
dios sobre metáfora, que pasó de estar limitado a los usos poéticos a concentrarse
en el pensamiento y el lenguaje. Vaya en primer lugar el reconocimiento a aque-
llos pioneros como Max Black (1962, 1979) y Michael Reddy (1979) que, sin lugar
a dudas, tuvieron una gran influencia en el trabajo de George Lakoff y Mark Jo-
hnson (1980). De este modo, se posicionó el estudio de la metáfora en una nueva
dimensión. A partir de ellos, ha quedado reconocido que, al utilizar una lengua,
no solo hablamos sino que también pensamos metafóricamente.
En su ya clásico estudio sobre la metáfora conceptual, Metaphors We Live
By, Lakoff and Johnson (1980), y posteriores publicaciones en la misma línea,
plantean la existencia de metáforas conceptuales que subyacen al uso de las
expresiones metafóricas en el lenguaje. Es decir, la metáfora deja de estar ubi-
cada en el ámbito exclusivo del lenguaje para estudiarse en cuanto a su relación
con el pensamiento. Para Lakoff y Johnson, en efecto, el pensamiento es me-
tafórico. La metáfora conceptual se define como la conceptualización de un
dominio de la experiencia mediante otro dominio diferente. Por ejemplo, en
una expresión como a pesar de querernos hemos llegado a un callejón sin salida, el
dominio del que se habla metafóricamente constituye el dominio meta, en este
caso el dominio abstracto amor, mientras que el dominio que proporciona el
material conceptual en el que se basan las metáforas es el dominio fuente, aquí
el dominio viaje. Es decir, se realiza una proyección conceptual desde el domi-
nio fuente (viaje) al dominio meta (amor). Además de estos autores, Raymon
Gibbs claramente señala la ubicuidad de la metáfora en las distintas áreas del
conocimiento:

“Metaphor is not merely an instance of language, a special rhetorical device used for com-
munication and persuasion. Instead metaphor is a fundamental mental capacity by which
people understand themselves and the world through the conceptual mapping of knowl-
edge from one domain onto another” (Gibb, 1994: 207).

El amplio uso que los seres humanos hacemos de la metáfora demuestra su gran
capacidad comunicativa y su poder explicativo, por lo que esta permite expresar
ideas de un modo que sería difícil de lograr mediante el lenguaje no metafórico.
Son precisamente estos usos metafóricos usuales en el lenguaje de todos los días

152
los que aquí nos interesan, en particular los relacionados con el espacio y el mo-
vimiento como veremos más adelante.
La Teoría de la metáfora conceptual postulada por Lakoff (1993) tiene esen-
cialmente una orientación conceptual. Este autor se ha enfocado menos en el
lenguaje y los recursos lingüísticos utilizados por las distintas lenguas para las
expresiones metafóricas organizadas por las metáforas conceptuales. No obstante,
las líneas investigativas que esta teoría inició la siguen ubicando en el centro de
los estudios sobre metáfora.
Algunos planteos posteriores, particularmente los de Raymond Gibbs den-
tro del mismo paradigma (2008), la contribución de Glucksberg (2001) y
el planteo de Gentner and Bowdle (2008) ofrecen explicaciones alternativas
para los datos empíricos en los que se basan los estudios sobre metáfora. Cues-
tionan, además, la aseveración de que la metáfora requiera en todos los casos
de una proyección de dominios on-line durante los procesos de comprensión
en el lenguaje en uso.
Por su parte, Gerald Steen (2013) en su capítulo “Thecontemporary theory of
metaphor – now new and improved!” plantea la necesidad de un análisis más
comprensivo de la metáfora en el discurso y propone la utilización de un marco
de análisis multidisciplinar y multi-dimensional para su estudio. De esa manera,
expande el enfoque cognitivo-lingüístico agregándole la dimensión comunicativa.
En estrecha relación con la metáfora conceptual es necesario considerar la me-
tonimia. Esta es un proceso cognitivo básico y tan frecuente como la metáfora.
Sin embargo, no había recibido la atención que se merece. Solo hace unos años,
varios autores (Kövecses y Räden, 1998; Räden, 1995, 2003; Barcelona, 2003a,
2003b, 2009) se han dedicado con más detenimiento a la distinción entre los
procesos cognitivos involucrados en la metáfora y en la metonimia, además de
proponer una definición más acotada de esta última.
Lakoff and Johnson, en Metaphors We Live By (1980), introducen la discu-
sión sobre la metonimia mediante el ya muy conocido ejemplo Thehamsandwi-
chiswaitingforhischeck (el sándwich está esperando su cuenta), y la definen en los
siguientes términos: “usingoneentitytorefertoanotherthatisrelatedtoit” (Lakoff
and Johnson, 1981: 35).Lakoff y Johnson (1980) hacen hincapié en las funciones
de la metonimia, similares a las de la metáfora, pues funciona activamente en
nuestra cultura como forma cotidiana de hablar y de pensar. Pero, a diferencia
de esta, la metonimia está basada en procesos cognitivos diferentes. La metáfora
es una proyección entre dos dominios conceptuales diferentes, mientras que la
metonimia es una proyección dentro del mismo dominio experiencial. Las tí-

153
picas realizaciones lingüísticas de las metonimias son, por ejemplo, nombres de
instituciones, lugares, eventos. En cuanto a los verbos que las acompañan, son
los que se usan como palabras asociadas o colocados de sustantivos animados:
decidir, ordenar, resolver, informar, revelar, asegurar, disponer, establecer, explicar,
entre otros (Ejemplo 1):

1. Aunque el gobierno declaró que el 90 por ciento de los empleados estatales acudieron a
sus sitios de trabajo e ignoraron la orden de huelga, el sindicato rechazó la versión [crea]

También es muy importante tener en cuenta la relación entre la metáfora y


la metonimia, tema que ha recibido mucha atención en los últimos años. Un
ejemplo como México bombardeó a Italia, puede resultar ambiguo y contrario a
las inferencias que podemos hacer a partir de nuestro conocimiento previo de la
situación política mundial. Entonces, se necesita ampliar el contexto para com-
prender ambos usos metonímicos correctamente como en el Ejemplo 2:

2. México bombardeó a Italia […]l’equipe/Viñeta aparecida ayer en el periódico deportivo


francés en las páginas de la crónica del Italia-México. El rotativo subraya la deficiente actua-
ción transalpina en los comienzos de este Mundial[...] [crea]

Podemos observar en este ejemplo que la ampliación del contexto de uso de


ambas metonimias (México, Italia) nos permite identificar palabras asociadas o
colocados que pertenecen al dominio meta. En este caso, las mismas contribu-
yen a desambiguar el significado de la expresión. En toda metonimia, y por su-
puesto en esta también, se pueden activar diferentes aspectos de la constitución
de los subdominios relacionados (Taylor, 2003). Langacker (1987: 485) denomi-
na a este fenómeno zona activa. Así, ciertos aspectos en un subdominio dado
son más activos en el proceso de conceptualización que otros. Por ejemplo,
cuando aspiramos el auto, conceptualizamos el interior del mismo, o cuando
decimos atravesó la puerta, nos referimos a una persona que atraviesa la aber-
tura de la misma y no a una capacidad mágica de atravesar objetos sólidos. En
casos como (2), necesitamos el contexto para recuperar la zona activa relevante
para la comprensión de la expresión. Este ejemplo cuestiona la supuestamente
clara distinción entre metáfora y metonimia. A este respecto, Taylor (2003: 407
[1989, 1995]) fue el primero en preguntarse acerca de la relación entre ambas y
propuso la idea de la existencia de metáforas basadas en metonimias. Abre, así,

154
una línea de investigación original, luego seguida por otros, que explora y com-
prueba que la metonimia puede constituir la base experiencial de la metáfora.1

1.1 La metaforización del espacio y el movimiento


Como afirma Rädden (1995:424), “[t]he perception of motion is without doubt
among the earliest and most basic human experiences”. No es casual que la con-
ceptualización del espacio haya captado la atención de tantos estudiosos, entre ellos
Lakoff (1987a) y Johnson (1987), que se han abocado al análisis del esquema de mo-
vimiento, dentro de la más extensa investigación de los esquemas de imágenes. Estos
investigadores concluyen que el esquema de imagen que corresponde al movimiento
tiene todas las características necesarias para funcionar como un dominio fuente en
diversos procesos de metaforización. Esto es así por varias razones: la omnipresencia
de la experiencia del espacio, su fácil comprensión y, por último, el hecho de que los
eventos de movimiento estén estructurados de manera simple y clara. Obviamente,
en línea con los planteos de Langacker (1987), el espacio es el dominio más básico e
incluye al movimiento, conceptualizado como desplazamiento, típicamente en tér-
minos del esquema origen-trayectoria-meta. Por lo tanto, las metáforas que tienen
como dominio fuente al espacio, y específicamente, al movimiento o desplaza-
miento, son estructurales básicas y, por consiguiente, correlacionales. Esto significa
que la estructura y la lógica del dominio fuente se usan selectivamente2 para razonar
sobre el dominio meta. Este nivel de conceptualización genérico (Ruíz de Mendoza
Ibáñez, 2011), que incluye nociones espaciales abstractas, puede explicar la prolifera-
ción en muchas lenguas, incluyendo el español, de metáforas espaciales usadas con
respecto a experiencias básicas de la vida cotidiana. Por ejemplo, eventos (¿cómo
andan las cosas?), cambios de estado (cayó en una profunda depresión) o tiempo (el
tiempo vuela) (Rädden, 1995).

1 
Para un tratamiento más extenso de la metonimia, ver Barcelona, 2003a, 2003b,
2009. La metáfora basada en metonimia fue tratada en primer lugar por Taylor
(2003: 407 [1989, 1995]. Goossens (1995) introduce el concepto de metaphtonymy
y Rädden (2003) profundiza el tratamiento de la relación entre metáfora y metonimia.
También puede consultarse una revisión sobre este tema en Luciani (2012).
2 
La idea de la selectividad (o proyección parcial) en la utilización de elementos o atri-
butos del dominio fuente en una proyección conceptual corresponde originalmente
a las teorías de los espacios mentales y de la integración conceptual de Gilles Fau-
connier (1997).

155
Metodología

2.1. El corpus de narraciones orales


Para llevar a cabo este estudio, se diseñó un corpus de narraciones orales (cno)
basado en la saga fantástica Harry Potter, escrita por J. K. Rowling, y, casi simul-
táneamente, llevada al cine. En un principio, se calculó que el corpus tendría,
aproximadamente, 20.000 palabras, pero se logró construir un corpus de 27.989
unidades, lo que nos permitió ampliar la muestra y, consecuentemente, las posi-
bilidades de hallar expresiones metafóricas.
Estas narraciones orales se obtuvieron de 20 participantes (16 mujeres y 4 varo-
nes), de entre 7 y 25 años, que asistían a cursos de diferentes niveles de un institu-
to privado de enseñanza de inglés (Asociación Argentina de Cultura Inglés, Santa
Fe. aaci). La solicitud de participar en el estudio fue hecha por la investigadora,
en algunos casos profesora del curso. Los alumnos aceptaron voluntariamente
participar en el mismo.
A estos participantes se les pidió que narrasen una de las historias de Harry
Potter que hubieran leído o visto en el cine. Como el objetivo del estudio es iden-
tificar metáforas convencionales, es necesario contar con una base de datos que
proporcione evidencia amplia en cuanto a los usos del lenguaje. Por lo tanto, se
decidió incluir narraciones obtenidas de participantes de un rango etario amplio,
o sea, niños, adolescentes y adultos, a fin de controlar, en la medida de lo posible,
una variable extraña en el estudio, es decir la influencia de aquellos usos del len-
guaje directamente dependientes de la edad de los participantes entrevistados. Si
se limitara el rango etario, se correría el riesgo de obtener expresiones típicamente
usadas, por ejemplo, solo por niños o por adultos y no tendríamos cómo com-
probar que las expresiones convencionales de alta frecuencia de uso son también
utilizadas por hablantes de diferentes edades, si bien esto no constituye el tema
central de la investigación.
A estos participantes se les pidió que contaran cualquiera de las siete historias
que forman la saga. Se hizo hincapié en la intrascendencia de la procedencia de
su conocimiento sobre la historia, pues en este estudio no se comparan los usos
del lenguaje escrito y del oral. Es por esto que el haber entrado en contacto con
la historia a través del cine o los libros no se tiene en cuenta en los resultados. Se
insistió en que no debían preocuparse por la precisión de los detalles, y podían
sentirse libres de contar la historia elegida como quisieran. Si bien se les informó
que sus narraciones constituirían los datos para un estudio lingüístico, no se men-
cionó que el objetivo del mismo era el estudio de la metáfora.

156
Con respecto a la selección de la historia, cabe preguntarnos ¿por qué la saga
Harry Potter? Esta preferencia se basa en la abundancia de eventos dinámicos
que forman parte de todas las historias de la serie. Estos constituyen contextos
pertinentes para nuestra investigación sobre verbos de movimiento utilizados en
expresiones metafóricas. A su vez, la popularidad de la mencionada obra nos
permitió trabajar con el amplio rango etario necesario, cosa que no es muy fácil
de obtener.
Una vez grabadas las narraciones, se procedió a la transcripción de las mismas
y su digitalización en formato .txt, a fin de que el corpus pudiera ser procesado
por el software WordSmith Tools 5.0., específico para estudios basados en corpus.
Para el análisis de los eventos de movimiento, tanto los no-metafóricos como
los metafóricos es imprescindible identificar a los participantes o roles semánticos
en cada construcción gramatical. Para ello, se identificaron los participantes si-
guiendo básicamente las definiciones de Langacker (1987: 284-285) para quien los
roles semánticos, participantes o actantes, son más bien concepciones pre lingüís-
ticas, íntimamente relacionadas con nuestra experiencia cotidiana. Si bien Lan-
gacker los llama arquetipos, en este trabajo solo usaremos la denominación más
general de participante o actante,3 tomando de este autor solo la definición de los
mismos. Los roles semánticos más básicos son Agente, Paciente, Instrumento, Ex-
perimentante y Móvil. Sin embargo, como aclara Langacker, estos roles pueden
especificarse para diferentes casos y, en tal caso, su lista será mucho más extensa.
El Agente es una persona que, por voluntad propia, tiene la capacidad de iniciar
una actividad que afecta a otra. La antítesis del agente es el Paciente. El Paciente
típico es un objeto inanimado que entra en contacto con el Agente y sufre algún
cambio en su estado. El Instrumento es el objeto físico que un Agente manipula
y que provoca algún cambio en el Paciente. El Experimentador es aquella persona
que experimenta una actividad mental, tanto intelectual, como emotiva o percep-
tiva. El Móvil es una entidad que cambia de localización en el espacio. En relación
con este último, debemos agregar otro participante, el Tema. En las clasificaciones

3 
Los roles semánticos que son requeridos por el verbo en la construcción de un
evento experiencial suelen denominarse argumentos, participantes o actantes. El tér-
mino actante hace referencia a los papeles atribuidos a los actores en una obra de
teatro (Nueva Gramática de la Lengua Española. 2010: 15), uso que es apropiado
para la noción de escenario idealizado propuesta por Langacker. Por lo tanto, en este
trabajo utilizaremos indistintamente los términos participante o actante.

157
más ampliamente aceptadas, el Tema es la entidad que se mueve o está localizada
(Palmer, GuideayXue, 2010; Saeed, 2003); esta definición se corresponde con la
de Móvil (mover)propuesta por Langacker (1987). En este trabajo, sin embargo,
necesitamos dos nombres diferentes para el cambio cualitativo que experimenta el
participante cuando el desplazamiento se metaforiza. Por eso, decidimos utilizar
el nombre Móvil para el participante que efectivamente se desplaza a lo largo de
una trayectoria en el espacio y utilizar Tema para el participante que experimenta
un desplazamiento metafórico como en el caso del tiempo. El Origen es el punto
de partida del movimiento y la Meta es el destino o punto final del mismo. Tam-
bién es posible identificar la Localización como el lugar en donde se ubica una
entidad. Por último, tenemos la Duración, que se entiende como la extensión de
tiempo que abarca el evento. En todos los análisis que realizaremos sobre las ex-
presiones metafóricas, utilizaremos los nombres de los participantes escritos con
mayúscula a fin de diferenciarlos claramente.

2.2. Procedimiento
A partir de la identificación de los verbos de movimiento en el cno, es posible
realizar una identificación de las proyecciones conceptuales más frecuentes. Ana-
lizamos a continuación las metáforas conceptuales el compromiso afectivo es
movimiento. Los resultados del análisis serán expuestos en el siguiente orden:
a) metáfora conceptual; b) esquema de correspondencias conceptuales entre do-
minios; c) verbos de movimiento usados en instanciaciones metafóricas (se hará
referencia al significado prototípico del verbo con su correspondiente ejemplo y
se analizarán ejemplos de usos metafóricos) y d) esquema en el que resumiremos
las características del verbo metaforizado (la construcción gramatical usada, las
colocaciones en el cno, los participantes o actantes en el evento y las realizacio-
nes léxicas de los mismos). Por último, realizaremos un comentario a modo de
reflexión sobre los hallazgos obtenidos para cada metáfora conceptual y sus co-
rrespondientes expresiones metafóricas.

Análisis y discusión

3. El compromiso afectivo es movimiento


Esta metáfora conceptual estructura conceptualmente el compromiso afectivo
y su intensidad hacia una persona mediante la lógica del dominio fuente movi-
miento.

158
Como en todos los eventos de movimiento, la dinamicidad del mismo se con-
serva en la idea del desplazamiento a lo largo de una trayectoria. Esto se corres-
ponde con los cambios en la afectividad de las relaciones. El desplazamiento de
una persona hacia o desde otra modifica el compromiso afectivo entre las mismas.

3.1 El verbo acercar


A. Significado prototípico: poner una cosa cerca o más cerca de quien habla o
de algo que se expresa. Aproximar.

Ejemplo:
4. el cliente se levantó de su mesa se acercó al mostrador [Clarín, 11/09/1997-crea]
En este ejemplo, el Móvil cumple la función de sujeto sintáctico de una construcción in-
transitiva. El mismo se desplaza desde el Origen del movimiento (su mesa) en dirección a
la Meta (el mostrador).

B. Significado metafórico
Analicemos ahora un caso metafórico registrado en el cno.

5. [Harry] se siente atraído por ella <,> y va a hacer todo lo posible por acercarse <,> a Gini
[otra alumna].

El Tema (Harry) en posición de sujeto de una construcción intransitiva, sigue


una trayectoria ficticia que lo lleva psicológicamente cerca del participante Meta
(Gini). El complemento de régimen está realizado por una persona y no un lugar.
Por lo tanto, el desplazamiento hacia algún lugar se metaforiza en el movimiento
ficticio hacia una persona.4

4 
Consideramos aquí la idea de movimiento ficticio en los términos expresados por
Talmy cuando explica el concepto de fictivemotion (Talmy, 2000).

159
La tabla 1 resume las características de la realización léxico-sintáctica de la cons-
trucción:

¿Qué evidencia registra el crea con respecto a estos usos metafóricos?

6. Famosos y menos famosos se acercaron a él, muchos al olor del poder [El Mundo,
03/03/1996-crea]
7. Por eso agradezco […] y a todos los que se acercaron a mi esposa para alentarla en los
momentos más difíciles [Clarín, 21/10/1987-crea]
8. Los pretendientes que se acercaron a ella durante los años de su juventud [1988. Ribera,
J. La sangre de mi hermano-crea]

Hemos incluido tres ejemplos (5, 6 y 7) porque, si bien el uso intransitivo de


este verbo es muy frecuente en el corpus, muchos ejemplos pueden resultar ambi-
guos. Debido a esto, (como en 6) es necesario recurrir a un contexto más amplio
para una correcta interpretación. El agradecimiento del hablante y la mención a
alentar en momentos difíciles nos guía en la interpretación. Así, inferimos que el
acercamiento significa apoyo afectivo o psicológico y no simplemente estar física-
mente cerca del participante que realiza la Meta.
Usamos la idea de cercanía afectiva en un sentido amplio para abarcar todas
aquellas situaciones en las que las relaciones personales son más familiares, ínti-
mas o fraternales. Si bien el ejemplo del cno hace pensar solo en relación de atrac-
ción hombre-mujer, como es el caso de (7), los registros en el crea demuestran lo
contrario. Incluso se utiliza para referirse a un acercamiento con connotaciones
negativas como en (5), que nos muestra un intento por establecer relaciones más
estrechas por interés y no por afecto sincero.

160
Los patrones léxico-sintácticos del uso metafórico son iguales a los de su sig-
nificado prototípico. Para ambos usos, el Móvil y el Tema son entidades anima-
das que pueden iniciar el movimiento y son responsables por el desplazamiento
concreto o el ficticio respectivamente. Lo que se observa es un claro cambio en
los participantes que realizan la Meta, es decir, hacia donde se dirige el desplaza-
miento ficticio. Pasan de ser lugares a los que se dirige el Móvil a personas con las
que se desea tener una relación más estrecha. Por su parte, el desplazamiento deja
de ser físico para convertirse siempre en un movimiento ficticio.

3.2 Verbo alejar


A. Significado prototípico: poner o llevar una cosa lejos o más lejos del sitio que
se considera. Apartar.

Ejemplo:
9. Con paso prudente se alejaron de la estación de servicio [2002. Consiglio, J. El Bien
–crea]

Este verbo se usa exactamente del mismo modo que acercar, con la diferencia
de que el complemento de régimen está introducido por la preposición de. Esta
indica el Origen del desplazamiento que sirve de punto de referencia e indica la
perspectiva del evento no limitado. En estos casos, también un Móvil asume la
función de sujeto sintáctico en una construcción intransitiva y se mueve desde el
lugar de origen del desplazamiento.

B. Significado metafórico
En el cno se registra solo una expresión metafórica con este significado:

10. Dumbledor<,>cuanto más se alejaba de él<,> pensaba que <,> lo estaba ayudando más
<,> pero Harry se sentía cada vez más solo [cno].

Al igual que con el uso metafórico de acercarse, el Tema sigue una trayectoria
ficticia, pero, en este caso, en la dirección opuesta. El Origen del desplazamiento
ficticio deja de ser un lugar y pasa a ser el participante animado. El tomar distan-
cia afectiva o psicológica de una persona también debe verse en sentido amplio,
pues varían los motivos y las acciones que se llevan a cabo para lograr este obje-
tivo. El alejamiento del Tema no necesariamente indica que es una situación de-
seada, sino que se la considera necesaria o apropiada dada ciertas circunstancias.

161
La tabla 2 resume las características de la realización léxico-sintáctica de la
construcción:

Veamos qué hallamos en el crea con relación a este uso metafórico:

1. los seguidores que le habían sido más fieles se alejaron de él [1993. Argullol, R. La razón
del mal-crea]
2. aunque en realidad no fue su madre la que se alejó de él, sino él de su madre [1985. Sán-
chez Espeso, G. En las alas de las mariposas-crea].

En estas expresiones encontramos nuevamente un Tema que realiza un despla-


zamiento ficticio desde un Origen, realizado este por una entidad animada. Deja
así de ser un lugar del que un Móvil se desplaza físicamente. El complemento
circunstancial queda, al igual que en el significado prototípico, introducido por
la preposición de, que aporta la direccionalidad del movimiento ficticio desde el
Origen del mismo.

3.3 Comentario:
Sin duda es el contexto de uso el que nos permite construir el significado de toda
expresión, cosa que ya hemos mencionado anteriormente. Pero, para estas expresio-
nes con los verbos alejarsey acercarse resulta imprescindible encontrar, en el entorno
cercano de los verbos, claves lingüísticas que ayuden a identificar el domino meta.
¿Por qué resulta más difícil tal identificación en estos casos? Quizás porque los do-
minios de las relaciones humanas y del compromiso afectivo sean más amplios
y, podríamos decir, casi más difusos en sus límites. No pasa lo mismo en el caso del
dominio dinero, guerra o política, por ejemplo, para los cuales la relación de las
palabras con estos campos semánticos es más clara y definitoria.

162
La tabla 3 muestra las colocaciones más frecuentes de los verbos acercarse y
alejarse.

Como podemos observar, los patrones léxico-sintácticos se comparten con los


usos prototípicos, excepto por los participantes que realizan la Meta y el Origen.
En ambos casos, dejan de ser lugares y pasan a ser personas. Las preposiciones (a
y de) son esenciales para construir la direccionalidad del desplazamiento ficticio
para aproximarse o separarse afectivamente.
En el crea se hallan ejemplos también metafóricos no registrados en el cno.
Sin embargo, resulta interesante observar que en los mismos usos los verbos acer-
carse o alejarse se relacionan con el interés por la Meta o el Origen y estos se
encuentran realizados por sustantivos abstractos, como en (10). Estos últimos
presentan una gran variación, desde metonimias lugar por función (la iglesia)
a ideas, creencias, actividades, etc., todos ellos conceptualizados como entidades
reificadas a las que nos podemos acercar o de las que nos podemos alejar según
nuestros intereses o necesidades:

11. Regresó del exilio en silencio, […] se alejó de la política para dedicar sus esfuerzos a la
dirección de la galería Maeght de Barcelona [La Vanguardia, 01/07/1994: Un desengañado
del franquismo catalán].

La tabla 4 muestra el esquema de patrón léxico-gramatical correspondiente a


las construcciones con los verbos acercarse y alejarse:

163
Conclusión

Casi veinte años después de la publicación del trabajo de Lakoff y Johnson


(1980), otros investigadores en el campo de la lingüística (Cameron y Low, 1999;
Cameron, 2003; Cameron y Deignan, 2003; Deignan, 2005, 2006; Stefanowitsch
y Gries, 2006, Steen, 2007, entre otros) aún posicionados en el paradigma de
la lingüística cognitiva y, por lo tanto, acentuando el carácter conceptual de los
procesos metafóricos, comenzaron a llamar la atención sobre la complejidad que
adquiere el tema cuando se parte de los usos lingüísticos en el discurso. Muchos
de ellos, a partir de estudios de corpus, centraron su interés en los procedimientos
para la identificación de las metáforas lingüísticas. Otros, por su parte, comenza-
ron a plantearse una pregunta innovadora: ¿existe una gramática de la metáfora?
Alice Deignan (2005, 2006) responde afirmativamente a esta pregunta basán-
dose en dos hallazgos de sus estudios sobre el inglés. Primero, observó un cambio
de clase gramatical de sustantivos pertenecientes al dominio fuente a verbos usa-
dos con significados metafóricos. Segundo, constató que los mismos se asocian
con algunas inflexiones verbales y/o con expresiones léxico-gramaticales fijas.
Este fue nuestro punto de partida. Por eso, y teniendo en mente la misma pre-
gunta, nos abocamos al estudio de los procesos de metaforización de verbos de
movimiento en español. Como parte de ese estudio más abarcador, en este trabajo
se analizó la metáfora conceptual el compromiso afectivo es movimiento y sus
correspondientes instanciaciones lingüísticas con los verbos acercarse y alejarse.
Entonces, ¿es posible confirmar esa aseveración?
A partir del análisis de los datos extraídos de nuestro corpus de narraciones ora-
les y contrastados con datos en el crea, estamos en condiciones de confirmar la
asociación de las expresiones metafóricas con los patrones léxico-gramaticales que
las mismas utilizan. Sin embargo, nuestros hallazgos difieren de los de Deignan
(2005). No hemos registrado ningún caso de cambio de clase gramatical. Pero sí
hemos detectado, además de la especificidad de algunas expresiones lingüísticas,
cambios en la configuración de la construcción gramatical. Más específicamente,
el análisis de nuestros datos señala que las expresiones metafóricas convenciona-
les, motivadas por la metáfora conceptual el compromiso afectivo es movi-
miento, evidencian diversos tipos de interacción de los elementos de la construc-
ción gramatical a fin de construir el significado metafórico. Observamos que la
relación entre los participantes es determinante, es decir, al mantenerse la misma
construcción gramatical (intransitiva), los participantes que realizan las funciones
sintácticas de sujeto o complemento, por ejemplo, cambian sustancialmente.

164
Las construcciones gramaticales son correspondencias de forma-significado,-
que determinan la representación de la situación en cuestión en estrecha relación
con los verbos, en primer lugar, y con el resto de los elementos sintácticos que
intervienen. La estructura gramatical, que caracteriza a un tipo de cláusula, cons-
tituye un modo de construir escenas básicas de la experiencia humana. El modo o
la perspectiva elegida para codificar (coding) (Langacker, 1987: 487) esta situación
determina si una estructura lingüística es apropiada para tal fin. En la lingüística
cognitiva, las reglas gramaticales se entienden como la caracterización de patrones
léxico-sintácticos que constituyen esquemas. Estos surgen de la abstracción de las
características que un conjunto de instancias tienen en común. Este proceso es el
resultado de la repetición constante de estas situaciones y así se logra la consolida-
ción de un patrón esquemático (Langacker, 1987, 1991).
Esta capacidad para construir analogías, que sirve para categorizar las escenas
como un todo gestáltico en base a las características y relaciones compartidas, ya
ha sido probada en numerosos estudios sobre la adquisición del lenguaje y la cog-
nición (Tomasello, 2003). Estos esquemas construidos a lo largo de nuestra vida
están formados por asociaciones específicas de roles semánticos, funciones sintác-
ticas y verbos. Por lo tanto, la modificación de algunos de los elementos de una
construcción gramatical prototípica con los verbos que naturalmente se asocian a
ella da lugar a un significado nuevo que puede ser metafórico.
En base a los hallazgos obtenidos a partir del análisis del corpus de narraciones
orales y el corpus de referencia del español actual (crea) podemos afirmar que
existe una estrecha relación entre los patrones léxico-sintácticos de las metáforas
lingüísticas motivadas por la metáfora conceptual el compromiso afectivo es
movimiento. Esta relación que da evidenciada fundamentalmente por el cambio
de los participantes en el evento. El Móvil pasa a ser el Tema, entidad animada,
siempre una persona que inicia un movimiento ficticio hacia la Meta o desde el
Origen, también realizados por una persona, no ya un lugar. La construcción
gramatical aporta la noción de movimiento que se construye como un desplaza-
miento ficticio, pues es de orden afectivo hacia o desde la persona con la que el
Tema (sujeto sintáctico) se relaciona afectivamente.

165
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168
capítulo 9

Calentar el mercado y enfriar la economía:


usos metafóricos de la temperatura
Elena del Carmen Pérez y Mariana Montes | Facultad de Lenguas.
Universidad Nacional de Córdoba | [email protected] / [email protected]

···

Resumen

La presente comunicación se enmarca en el proyecto de investigación “Las me-


táforas: de la cognición al texto” inscripto en la Secretaría de Ciencia y Tecnología
de la unc. Nuestra perspectiva teórica parte de la Teoría Integrada de la Metá-
fora Primaria de Lakoff y Johnson (1999) e incorpora algunos desarrollos teóri-
cos posteriores de Zoltán Kövecses (2002). Damos un rol central a la noción de
corporización (embodiment), es decir, a la vinculación entre cuerpo, percepción
y conceptualización. Así, por ejemplo, la experiencia del abrigo y del abrazo da
lugar a una conexión cognitiva entre el afecto y el calor que se manifiesta en
expresiones metafóricas como “caluroso aplauso” y “mirada fría”.
Nuestro objetivo es relevar y analizar metáforas conceptuales que emergen ver-
balmente en expresiones metafóricas, como las antes citadas, en el discurso coti-
diano. El corpus que hemos examinado con este propósito está compuesto por
casi 1700 ocurrencias de dos verbos del dominio de la temperatura (calentar y
enfriar) extraídas de un periódico local y dos periódicos metropolitanos.
La identificación de los usos metafóricos de dichos términos nos permitiría
verificar qué experiencias subjetivas se estarían conceptualizando en español (de
Argentina) en términos de frío o calor y a qué tipo de entidades se puede hacer
referencia a través de ellos.
La combinación del análisis cualitativo con el cuantitativo nos permite identi-
ficar la frecuencia con la que tales dominios meta son conceptualizados en térmi-
nos del dominio de la temperatura, y por lo tanto su relevancia desde el punto
de vista lingüístico y cognitivo.

Palabras claves: metáfora conceptual, análisis de corpus, temperatura

169
Introducción

La siguiente comunicación es parte del proyecto de investigación “Las metáfo-


ras: de la cognición al texto”, dirigido por la Dra. Elena Pérez, codirigido por la
Dra. Nelly Rueda y subsidiado y avalado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología
de la Universidad Nacional de Córdoba. Continuando con la línea iniciada en
el proyecto anterior, en la que se analizaron los usos metafóricos de seis adjetivos
del dominio temperatura en el crea (Corpus de Referencia del Español Actual,
Real Academia Española), el presente trabajo se focaliza en los verbos calentar y
enfriar en la prensa argentina.
Nuestra hipótesis, basada en el estudio anterior dedicado al uso metafórico de
los adjetivos del dominio temperatura en español, es que, por un lado, la expe-
riencia corporal con el calor permitiría estructurar dominios como el afecto, la
actividad, el conflicto y el erotismo, mientras la experiencia corporal con el
frío permitiría estructurar dominios como (la falta de) afecto, (la falta de)
actividad y (el control de) las emociones.
El objetivo de estos estudios es identificar y describir las experiencias que se
conceptualizan y expresan metafóricamente en términos de calor y frío en el
español hablado en Argentina. El marco teórico desde el que partimos es la teoría
de la metáfora conceptual (Lakoff & Johnson [1980] 2003) e incorpora los de-
sarrollos posteriores que profundizan la noción de corporización o embodiment
(Kövecses 2000, 2002, 2008; Lakoff 2008; Lakoff & Johnson 1999; Yu 2008).
Asimismo, se busca combinar un enfoque cualitativo con uno cuantitativo sobre
textos auténticos para describir la lengua en uso.
Con este fin se extrajeron 953 ocurrencias de calentar y 744 de enfriar de los dia-
rios La Voz del Interior, Clarín y Página 12, se distinguieron los usos metafóricos
de los usos literales y se relevaron las metáforas conceptuales correspondientes a
las expresiones metafóricas encontradas.

1. Marco teórico

En 1980 George Lakoff y Mark Johnson plantearon, en Metaphors we live


by([1980] 2003), su —ahora célebre— teoría de la metáfora conceptual (tmc),
en la que sostenían que este tropo no era solo una propiedad del lenguaje poético
sino un dispositivo conceptual que impregna todos los lenguajes. Las metáforas
lingüísticas son, de acuerdo con esta teoría, instanciaciones verbales de metáforas

170
conceptuales que estructuran gran parte de nuestro sistema de pensamiento. Estas
metáforas conceptuales podrían expresarse con definiciones del tipo conocer es
ver, en las que cada término refiere a un dominio de la experiencia (humana), y
el primero (dominio meta) se entiende en términos del segundo (dominio fuente).
Así, conocer es ver significa que el dominio conocimiento se entiende en
términos del dominio visión, y se manifiesta en metáforas lingüísticas, como “no
veo lo que querés decir”, “veamos un ejemplo”.
Casi veinte años más tarde, en Philosophy in the Flesh (1999), Lakoff y Johnson
presentan la teoría integrada de la metáfora primaria, que incorpora a las nociones
originales otras cuatro teorías:
1. La teoría de la conflación de Christopher Johnson
2. La teoría de la metáfora primaria de Joe Grady
3. La teoría neural de la metáfora de Srini Narayanan
4. La teoría de la integración conceptual de Mark Turner y Gilles Fauconnier

El resultado de esta integración es una base más sólida y compleja para el estudio
de la metáfora conceptual. En pocas palabras, la asociación de dos dominios (como
la vista y el conocimiento, ejemplificados más arriba) se concretizaría físicamente
en forma de conexiones neuronales. Según la teoría de la conflación, la recurrencia de
dos situaciones simultáneas (como ver algo para conocer algo) generaría una conexión
tal que, de hecho, en las primeras etapas de la vida, conectarían una experiencia y otra
(ver y conocer). Las metáforas que nacen de esta conflación de experiencias son
llamadas metáforas primarias, las cuales se combinarían entre sí para formar metáforas
más complejas. La integración conceptual entra así en juego: además de la activación
de los dominios cognitivos, se generaría un tercer espacio, el “espacio de mezcla”,
que permitiría inferencias que no generarían las metáforas simples por separado. Por
ejemplo: “echemos luz sobre el problema”.
Gibbs, Costa Lima y Francozo consideran que una buena parte del lenguaje
metafórico es motivado por la experiencia corporal. También Kövecses (2000),
hablando del lenguaje de las emociones, sugiere que las metáforas conceptuales se
basan en el cuerpo y la fisiología humana en el sentido de que estas limitan las po-
sibilidades de conceptualización. Así, las metáforas basadas en la experiencia del
cuerpo humano son potencialmente universales, limitadas y guiadas a su vez por
los modelos culturales de cada comunidad. Yu lo expresa de la siguiente forma:
“(...) mientras el cuerpo es un dominio fuente potencialmente universal del cual
emergen las metáforas basadas en el cuerpo, la cultura funciona como un filtro

171
que sólo permite que ciertas experiencias corporales pasen y sean proyectadas a
ciertos conceptos meta” (249, la traducción es nuestra).
La teoría neural de Lakoff sugiere como “prueba física” de la relación entre un
dominio fuente corporal y un dominio meta abstracto y de su necesaria asimetría
(siempre el dominio corporal sería fuente y el abstracto, meta) las conexiones
neuronales entre los dominios correspondientes en el cerebro:

Cada neurona dispara asimétricamente, con el flujo de iones que baja desde el cuerpo ce-
lular por el axón, y se esparce desde allí. (…) Las neuronas que disparan más tienden a
desarrollar mayores capacidades para disparar. Y aquellas involucradas en el funcionamiento
físico del cuerpo tienden a disparar más. Por esta razón, los mapas metafóricos incorporados
son asimétricos y tienden a tener dominios fuente físicos (aunque algunos tienen dominios
fuente sociales). (2008:28, la traducción es nuestra)

No obstante, aún no se puede afirmar experiencialmente. Hasta el momento


sólo se pueden estudiar las metáforas conceptuales a través de sus expresiones
lingüísticas, gestuales o gráficas, tomando como supuesto que un fenómeno lin-
güístico sistemático (especialmente si se encuentra un paralelismo en otros códi-
gos no verbales, como la gestualidad o las representaciones icónicas) sugiere un
fenómeno sistemático a nivel cognitivo.

2. Corpus

La metodología adoptada combina un enfoque mixto (cualitativo y cuantitati-


vo) sobre un corpus construido ad hoc. Se utilizó el sitio WebCorp (http://www.
webcorp.org.uk/live/) para buscar, a través de Google, distintas formas de los
verbos calentar(se) y enfriar(se)1 en www.lavoz.com.ar (La Voz del Interior), www.
pagina12.com.ar (Página 12) y www.clarin.com (Clarín).2

1 
Las formas más recurrentes son las no conjugadas y las conjugaciones de la tercera
persona del singular y del plural de los tiempos simples del modo indicativo. (Los
tiempos compuestos están incluidos dentro de las formas no conjugadas: buscando
“calentado” se obtienen “habrían calentado”, “hemos calentado”...).
2 
Toda selección de corpus contiene un grado de arbitrariedad y somos conscientes
de ello. En nuestro caso, hemos seleccionado un periódico local y dos metropolitanos

172
El sitio WebCorp devuelve todas las ocurrencias encontradas en hasta 64 pá-
ginas de cada sitio solicitado junto con la url correspondiente. Es equivalente
a buscar el término en Google, visitar las primeras 64 páginas que aparecen y
extraer cada ocurrencia. Una vez descargado y depurado el archivo con los resul-
tados de la búsqueda, se analizaron las líneas extraídas, que incluyen diez palabras
antes y después del término seleccionado. Las urls provistas por el sitio permiten
acceder a un contexto de lectura más amplio de ser necesario.
En primer lugar, se realizó un análisis cualitativo de cada expresión en función
de los siguientes parámetros:
a) el verbo (calentar/calentarse/enfriar/enfriarse);
b) su valencia (transitivo/intransitivo/pronominal);
c) el paciente (aquello que es calentado);
d) el agente (aquello que calienta, sea o no la fuente de calor);3
e) su condición literal o metafórica;
f ) de ser un uso metafórico, el dominio meta al que corresponde.4

La consideración más importante es el criterio que nos permite distinguir un uso


metafórico de uno no metafórico. En un artículo sobre el uso metafórico del verbo no-
ruego ta (tomar, agarrar), Golden basa su categorización en la participación del cuerpo,
“dado que la estructura conceptual es considerada corporizada en la lingüística cogniti-
va” (138, la traducción es nuestra). El uso (o no) efectivo del cuerpo es el criterio por el
cual distingue el sentido “básico” del sentido metafórico. En el caso del dominio fuente
temperatura, consideramos que el significado más básico remite al efectivo cambio
físico de temperatura (que podría ser percibido por el cuerpo). Así, consideramos que
hay un uso metafórico cuando aquello que “cambia su temperatura” no es una entidad
física (como una discusión o la economía) o, siéndolo, no está necesariamente cambian-
do su temperatura (una zona caliente a causa de los conflictos).
Una vez clasificadas las expresiones, se utilizó el programa de análisis estadís-
tico R para el enfoque cuantitativo, considerando las frecuencias de las distintas

con el propósito de no circunscribir la muestra a una región.


3 
Por razones de espacio los resultados del análisis de esta variable y la anterior no
serán considerados en la presente comunicación.
4 
El orden en que se enuncian estas operaciones no siempre es el mismo ni es lineal;
en algunos casos, por ejemplo, el paciente o el agente son imprescindibles para de-
terminar el uso metafórico.

173
variables y las relaciones entre ellas. De este modo se analizaron las frecuencias
absoluta y relativa5 del uso metafórico o literal de cada verbo, en el corpus en total
y en cada diario.
De esta forma el análisis nos permite identificar no sólo las experiencias subje-
tivas conceptualizadas en términos de calor y frío, sino también su frecuencia
de uso, y por lo tanto su relevancia desde el punto de vista lingüístico y cognitivo.
Esta metodología, que combina lo cuantitativo y lo cualitativo, permite averiguar
cómo y en qué medida el dominio de la temperatura es utilizado para concep-
tualizar otros dominios más abstractos.6

3. Análisis

3.1. Composición del corpus


El corpus está compuesto por un total de 1697 expresiones: 953 ocurrencias
del verbo calentar(se) y 744 de enfriar(se). De ellas, 317 pertenecen a La Voz del
Interior, 506 a Clarín y 874 a Página 12, con una distribución similar en La Voz y
Página 12 y mayor proporción de calentar(se) en Clarín, como ilustra la Tabla 1.
Composición del corpus según el diario y el término.

5 
La frecuencia absoluta se refiere a la cantidad de elementos con un cierto atributo;
la frecuencia relativa, a la relación entre dicha cantidad y la cantidad total, es decir, al
porcentaje de elementos con tal atributo.
6 
Entre los antecedentes de estudios de metáforas conceptuales con análisis de cor-
pus se cuentan la tesis de doctorado de Alice Deignan (1997), sus artículos en Stefa-
nowitsch y Gries (2006) y en Gibbs (2010) y el artículo de Gill Philip (2012), entre otros.
Al mismo volumen de Stefanowitsch y Gries (2006) corresponde el artículo de Anatol
Stefanowitsch “Words and their metaphors: A corpus-based approach”, que sugiere
un estudio estadístico basado en las frecuencias halladas en el corpus. En español,
se encuentra la tesis de doctorado de Mercedes Luciani (2013): Patrones léxico-sin-
tácticos en metáforas basadas en nociones de espacio y movimiento, dirigida por la
Dra. Elena Pérez.

174
Tabla 1. Composición del corpus según el diario y el término

Al distinguir los usos metafóricos de los términos, se definieron tres categorías:


literal, metafórico, y doble. El primer caso corresponde al ya mencionado “sentido
básico”, es decir, a los usos que se refieren a entidades cuya temperatura física
aumenta o disminuye, como en (01); el segundo, a aquellos en los que no se busca
describir una variación de la temperatura física, como en (02). Los usos dobles,7
mucho menos frecuentes que los anteriores, corresponden a aquellas expresiones
en los que se hace referencia simultáneamente a una variación de la temperatura
física y a otro tipo de experiencia. Por ejemplo, en (03) los fluidos vitales de Rocío
Jurado disminuyen en temperatura, pero el sentido primordial de la expresión
apunta a su muerte.

(01) Van a tener que bañarse con agua fría. Aunque también pueden calentar agua y usar
palanganas. (Página 12, 26/11/2000)8
(02) Para el Gobierno, cualquier costo es bajo si la alternativa pasa por enfriar la economía.
(LaVoz, 21/10/2006)
(03) ...mientras calentaba el agua para el café, encendí la tv para enterarme de que los fluidos
vitales de Rocío Jurado comenzaban a enfriarse. (Página 12, 05/06/2006)

Una expresión frecuente de la conjugación de sentido literal y metafórico es el


uso de calentar para referirse al ejercicio realizado por los deportistas para prepararse

7 
En investigaciones futuras sería productivo profundizar la relación entre este con-
cepto y la noción de “referencia dual” de Glucksberg (2001). Ya que el enfoque pro-
puesto por el autor difiere del nuestro en que considera la metáfora como proceso de
categorización y la referencia doble a una categoría y a un término de la categoría.
8 
Al final de cada ejemplo citado se especificarán, entre paréntesis, el nombre del
diario y la fecha de publicación del artículo al que corresponden. En todos los casos
la cursiva es nuestra.

175
para una actividad física. En casos como (04) lo que se calienta (que no es explici-
tado verbalmente) aumenta su temperatura física, pero primordialmente entra en
actividad y se prepara para exigirse físicamente. Por ello es coherente presentar una
lesión “en el primer esfuerzo” como consecuencia de no haber calentado bien.

(04) El de San Lorenzo no había calentado muy bien cuando entró por Silvera y se lesionó
en el primer esfuerzo. (Página 12, 21/12/2008)

Del corpus total, el 60,56% de las expresiones fueron consideradas metafóricas, el


37,97%, literales y el 1,98%, dobles. Cabe destacar que los porcentajes son muy simila-
res si se considera cada verbo por separado o cada diario: son metafóricas el 59,37% de
las ocurrencias de calentar(se) y el 62,08% de las ocurrencias de enfriar(se); el 61,46% de
las expresiones extraídas de Clarín, el 55,84% de las de La Voz del Interior y el 61,75%
de las de Página 12. Dadas las diferencias en la denominación de las secciones de los
diarios, no se pudieron cotejar estos porcentajes para cada sección del diario.

3.2. Dominios meta


Se identificaron 9 dominios meta para el dominio fuente temperatura; las
metáforas conceptuales resultantes pueden ser expresadas en términos de calentar
o de enfriar. En orden de frecuencia inversa (especificada entre paréntesis), dichos
dominios son: valor (12 ocurrencias), exaltación (31), pasión (43), erotismo
(63), vitalidad (88), interés (92), afecto (117), conflicto (221) y actividad
(379). El 68% de las expresiones metafóricas corresponden a los tres últimos.
Los dominios exaltación, pasión y erotismo son motivados por la reacción
fisiológica del cuerpo humano, cuya temperatura aumenta ante estas emociones
intensas. El primer caso se caracteriza por un grado mayor de descontrol, que
puede incluso resultar peligroso, y se relaciona primordialmente con la ira. Por
ello es más frecuente su expresión a través de calentar(se) (28 casos), como en (05),
que de enfriar(se) (3 casos), como en (06).

(05) Reutemann, tipo tranquilo, solamente se calentó cuando algún dirigente peronista de
Santa Fe le cuestionó mal su acercamiento a Massa. (Clarín, 29/09/13)
(06) Tras las elecciones legislativas de octubre, los ánimos en Argentina se enfriaron dándole
la razón a los orientales de que se trataba de un enojo electoralista. (Clarín, 24/01/2014)

El dominio pasión, en cambio, corresponde a una vinculación emocional y


personal que implica compromiso pero sin llegar al extremo del descontrol; por

176
ello son tan frecuentes los usos con calentar(se) (20 casos), en los que pasión es
calor —por ejemplo en (07)—, como aquellos con enfriar(se) (23 casos), en los
que falta de pasión es frío, como en (08).

(07) [Kurz] patrulló la capital austríaca en un todoterreno negro (el color que distingue a
los partidos democristianos en Alemania y en Austria) llamado “Geilomobil”, que podría
traducirse como “Guaymobil”. Su eslogan era, aproximadamente, “El color negro te calien-
ta”. (La Voz, 23/12/13)
(08) ...Fo y su compañera de toda la vida no enfriaron su calentura política y social de altri-
tempi... (Página 12, 22/02/2003)

El caso de erotismo constituye una forma más específica de pasión que por su
frecuencia amerita una categoría propia. Es mucho más frecuente con calentar(se)
(58 casos); no solo corresponde a aquellas situaciones en las que un sujeto excita a
otro, sino a aquellas en las que algo adquiere un aspecto erótico, como es el caso
del verano en (09). Menos frecuente es el uso con enfriar(se) (5 casos), que repre-
senta el desvanecimiento o la ausencia del deseo, como en (10).

(09) ...el diario online tiene actualmente un giro desprejuiciado a temas de la farándula en
donde se pueden ver notas sobre modelos hot que calientan el verano... (Página 12, 31/01/2014)
(10) ...a algunas personas las excita el olor a transpiración en las axilas del amante y a otras
las enfría por una semana... (Página 12, 28/01/2008)

El dominio interés, por otro lado, se constituye como una forma más suave
del dominio pasión: el componente personal e individual ya no está tan presente.
Despertar el interés en algo/alguien es calentarse (74 casos), como en (11) , mien-
tras que la disminución del interés es enfriarse (18 casos), como en (12).

(11) En la fiesta de los 5 años el encargado de calentar la pista será nuestro colaborador mu-
sical estrella Gustavo Lamas y de incendiarla los Carisma. (Página 12, 26/07/2013)
(12) Obama admitió que medio siglo de políticas estadounidenses sobre Cuba “no ha fun-
cionado”. Pero inmediatamente enfrió todas las expectativas que sus buenos gestos desperta-
ron en la región... (Página 12, 20/04/2009)

El dominio vitalidad encuentra su motivación en la calidez de los cuerpos


humanos vivos, consecuencia de nuestra sangre caliente. En el corpus estudiado,
este dominio es representado con mayor frecuencia a través del verbo enfriar(se)

177
(85 casos contra 3 de calentar(se)), para expresar situaciones de muerte, como en
(03) más arriba, o la pérdida de una vitalidad metafórica, que resulta en una vir-
tual inexistencia, como en (13).

(13) Las dudas del cuerpo técnico que encabeza Basile para desvincularse de Colón y las de diri-
gentes de segunda línea de Boca por contratarlo enfriaron las negociaciones. (Página 12, 13/12/2004)

El origen de la metáfora el afecto es calor reside en la experiencia del con-


tacto cariñoso, el abrazo y la cercanía; su opuesto, la falta de afecto/la hosti-
lidad es frío, se deduce por analogía. Dicho esto, cabe destacar que de las expre-
siones analizadas son 97 los usos de enfriar(se) que corresponden a este dominio
meta, mientras son solo 20 los de calentar(se). Probablemente esto se deba a que,
si bien las relaciones humanas se pueden enfriar cuando dejan de ser cordiales o
afectuosas, como en (14), no “se calientan” cuando se recuperan: en todo caso “se
vuelven cálidas”. Expresiones como (15), en la que algo calienta el corazón, gene-
rando placer ante un ambiente ameno, son mucho más raras.

(14) Las relaciones entre Brasil y Estados Unidos se enfriaron desde entonces y Rousseff deci-
dió promover un debate en la onu... (Página 12, 17/12/2013)
(15) ...están pintando un edificio precioso que calentaba el corazón con su fachada en símil
piedra en buen estado. (Página 12, 15/02/2007)

La motivación de la relación entre las altas temperaturas y conflicto yace


en la experiencia del fuego y el calor intenso, caracterizados por la dificultad de
controlarlos y por el dolor y el daño que causan o pueden causar. En este sentido
un duelo puede hervir y puede ser calentado más aún, como en (16), mientras se
debe hacer un esfuerzo para enfriar a alguien que sostiene una postura agresiva
en (17). Esta metáfora es una de las más frecuentes en el corpus —comprende el
21,13% de las ocurrencias analizadas— y se expresa con mucha mayor frecuencia
con calentar(se) (185 casos) que con enfriar(se) (36 casos).

(16) Allí, el quilmeño no ahorró nada de su artillería verbal para continuar calentando un
duelo que a esta altura hierve. “Te voy a romper todo (...)” se leyó en los labios... (Clarín,
14/09/12)
(17) Europa quiere enfriar a Bush. Entre la postura agresiva de Estados Unidos y la intran-
sigencia iraní, la Unión Europea intenta calmar las aguas para evitar que se profundice la
confrontación... (Página 12, 02/09/2006)

178
Finalmente, la metáfora la actividad es calor emerge de la experiencia co-
tidiana del movimiento, que en nuestra percepción establece diversas relaciones
lógicas con el calor: nos movemos para calentar nuestro cuerpo (finalidad); las
máquinas que entran en funcionamiento se calientan, y cuando se detienen se
enfrían (causalidad); al calentarse, los flujos –agua, aire…− se aceleran (manifes-
tación). En (18) en particular se recurre a una imagen metafórica que reproduce
una de las experiencias que dan origen a esta metáfora conceptual: el calentamien-
to de los motores que inician su actividad.

(18) U2 ya comenzó a calentar motores. El grupo irlandés dio un show superexclusivo en


Londres para 1800 personas y como paso previo a la gira que comenzará el 24 de marzo.
(Página 12, 09/02/2001)
(19) Exhortó a dejar atrás el dilema de “cómo enfriar la economía, para pensar cómo recalen-
tar la inversión”. (Página 12, 01/09/11)

En (19), por otro lado, la metáfora se complejiza ante la combinación con la


economía es un flujo, según la cual ésta se puede detener estancar (y por lo tanto
enfriarse) o animar (y por lo tanto (re) calentarse). En estrecha relación con esta
metáfora se encuentran los 12 casos de el valor es alta temperatura, el cual se
refiere a precios y tasas que metafóricamente se mueven (en particular suben), y al
hacerlo aumentan su temperatura. En el corpus observado, es mucho más frecuente
el uso de calentar(se) (10 casos) que el de enfriar(se) (2 casos, uno ejemplificado en
(21)) para expresar esta metáfora. Un ejemplo interesante es (20), en el que el autor
conscientemente relaciona la ley de termodinámica con el precio al tambero, a par-
tir de la metáfora del capital como un flujo cuyo movimiento genera calor.

(20) Cierta característica de la ley de termodinámica dice que todo lo que se calienta tiende
a enfriarse si no genera energía. En el precio al tambero, parece que algo así está sucediendo.
(La Voz, 18/06/12)
(21) Las terminales pisaron el freno y se enfrió el índice industrial de enero. (Página 12,
18/02/2006)

3.3. Elaboración
En esta sección consideraremos tres ejemplos en los que los autores dan cuenta
de un uso consciente de la metáfora a través de la explotación de diversas corres-
pondencias de la proyección metafórica.

179
En (22) se propone un seguimiento de la “temperatura” que adquiere la cam-
paña electoral, a partir de la metáfora conceptual la actividad es calor: iniciar
el movimiento equivale a “tomar temperatura/calor” o “calentarse”, mientras la
falta de actividad se traduce en una época gélida o una campaña tibia. Cabe des-
tacar que la naturaleza de la campaña electoral implica una estrecha relación entre
actividad y conflicto, ambos conceptualizados en términos de calor. Por lo tanto,
ambos dominios meta están presentes en las expresiones señaladas en (22).

(22) ...la campaña electoral en Córdoba aún no tomó temperatura. (…) todos los partidos
opositores esperan al 22 de julio, cuando arranquen los espacios gratuitos en radio y tv, para
hacer conocer sus propuestas. También para calentar esta gélida época preelectoral. Desde
ya, es una campaña atípica que arrancó tibia y sólo tomará calor en las dos semanas previas
a las primarias. (La Voz, 13/07/2013)

Otra forma en la que se destaca la consciencia del uso metafórico es la refe-


rencia a los posibles significados del término del dominio fuente. Esto sucede en
(23), en el cual el autor reconoce y explicita que tanto el dominio entusiasmo
(“exaltación”) como erotismo (“excitación”) pueden ser comprendidos en térmi-
nos de calor.

(23) …Aníbal se arrepintió y aseguró que dijo todo eso porque se ‘calentó’, un término que
puede remitir a la ‘exaltación’ o bien a la ‘excitación’. No parece que el senador haya plantea-
do sus dichos respecto de la segunda acepción del término... (La Voz, 03/06/2012)

Por último, ocasionalmente se encuentran usos que juegan con la referencia a


dos dominios meta diferentes, como en (24). En este caso, en el que se describe el
efecto de la fundación de una universidad para acompañantes, se recurre a la me-
táfora el conflicto es calor pero al mismo tiempo se reconoce la pertinencia
del término en función de la metáfora el erotismo es calor. A su vez, se pro-
pone un paralelismo entre la temperatura metafórica −generada por la polémica y
por la naturaleza de la institución− y la temperatura del aire que “en pleno julio”
tiende a ser frío, ya que en Argentina es invierno.

(24) Todo se esfumó en medio de aclaraciones destinadas a apagar una polémica que a tono
con sus objetivos académicos de la efímera institución, calentó el aire hasta hacerlo sofocante
en pleno julio. (La Voz, 18/07/2010)

180
Conclusiones

A partir de las expresiones analizadas, se puede concluir que la heterogénea


experiencia de la temperatura permite conceptualizar una variedad de dominios
meta que en la vida cotidiana se relacionan con distintos grados de calor y de frío.
Así, se puede concebir un continuum escalonado en cuyo centro se dividen el frío
y el calor, reproduciendo en espejo los dominios opuestos. Desde dicho centro
hacia el extremo de las más altas temperaturas, se ordenarían: vitalidad, inte-
rés, afecto, pasión, actividad (y valor), erotismo junto con excitación, y
por último conflicto. Como en la experiencia física con la temperatura, cuanto
más lejos estamos del cero psicológico, en la que no nos sentimos afectados por
variaciones, más molesto e incluso peligroso es lo que percibimos.
No obstante, los dominios meta no conservan necesariamente la continuidad,
ya que corresponden a distintas áreas de la experiencia. En otras palabras, aunque
se pueda establecer una relación de gradación desde el interés hacia la excita-
ción y luego el conflicto, pasando por pasión, el dominio afecto pertenecería
a una línea diferente: mayor afecto no implica excitación ni mucho menos
conflicto.

181
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182
capítulo 10

Fonética en juego e interculturalidad


María Amalia García Jurado | UBA/UMSA1 | [email protected]
Roxana Risco | UBA/UNLP | [email protected]

···

Resumen

El sonido [s], desde un punto de vista articulatorio, pertenece al grupo de las


fricativas, consonantes que según la Teoría Acústica de Producción se originan
en una fuente de ruido turbulento. Por su punto de articulación, este sonido es
ápico, pre o dorso gingival según hablante o región y, se presenta con variaciones
de realización en toda América. En la Argentina, la variación más frecuente es la
aspiración, pero ¿qué sucede con los hablantes peruanos que residen en el Área
Metropolitana de Buenos Aires por migración?
Los resultados de este trabajo, en el que analizamos perceptivamente entrevistas
realizadas a esta comunidad, indican la persistencia de una pronunciación sibilan-
te [s] en las distintas posiciones de la cadena de habla, con una realización aspi-
rada [h] y rehilante [š]en posición intermedia, y un cambio hacia la sonorización
[z] que se suma a la variación rehilante, en posición final. Con menor frecuencia,
los hablantes permiten que [s] forme parte del proceso de silabificación. La distri-
bución resulta del tiempo de contacto entre variedades, y muestra que dentro de
su polimorfismo fonético, se da una especie de juego entre los sonidos de origen y
los que van adquiriendo, guiados por la necesidad comunicativa de compartir no
solo un mismo sistema fonológico, sino también de acomodarse a las variaciones
de la zona rioplatense.

Palabras claves: sonidos fricativos, percepción de habla, variedades de realización fónica.

1 
Las autoras coinciden en sus trabajos de investigación en el Instituto de Lingüística,
Facultad de Filosofía y Letras, uba.

183
Introducción

La sugerencia de Liberman y Mattingly (1989) sobre la existencia de un módulo


fonético, especie de habilidad precognitiva para la producción y percepción de
vocales y consonantes, parece aplicarse a los distintos circuitos de comunicación.
Si bien es un punto de vista no convencional dentro de las teorías de habla, puede
decirse a su favor que 1) esclarece la naturaleza biológica de las diferencias entre
formas del lenguaje oral y escrito, y 2) proporciona un mejor acercamiento sobre
el modo en que el habla se engarza con los requerimientos específicos de la co-
municación fonológica, y con todos los sistemas de comunicación que permiten
la interrelación ente hablante y oyente. Un par de años después, Linblom (1991)
también sostiene que las lenguas configuran sus sistemas de sonidos a partir de
una selección realizada sobre el conjunto de gestos articulatorios que dependen de
restricciones motoras y perceptivas independientes de la lengua, porque respon-
den a un plano cognitivo general que no es especialmente lingüístico. Su propues-
ta de un continuo de hipo a hiper-articulación para describir las diferencias entre
habla casual y formal, sigue manteniendo su vigencia.
Ambas propuestas teóricas mantienen su validez también para explicar lo que
ha sucedido ayer y hoy, con el mundo de los sonidos efectivamente pronuncia-
dos. Desde un punto de vista histórico, por ejemplo, resulta oportuno recordar
que una de las primeras observaciones (y probablemente la primera) sobre el
español hablado en América, se refiere precisamente al dominio de la Fonética.
Se trata de un comentario de Fernández de Piedrahíta: “los naturales de la tierra,
mal disciplinados en la pureza del idioma español, lo pronuncian generalmente
con aquellos resabios que siempre participan de la gente de las costas de Andalu-
cía”.2Resabios que, probablemente, referían a la aspiración de /s/ en posición de
palabra o de sílaba, al relajamiento y confusión de las líquidas /r/ y /l/ implosivas,

2 
Sin embargo, en otro párrafo también reconoce que estos habitantes criollos hablan
el idioma español con más pureza castellana que todos los demás de las Indias. Son
apreciaciones que surgen de su estilo especial de describir el modo de nombrar y
dominar el espacio mientras se traza y construye esta ciudad. Cfr. estas palabras
referidas a los hablantes del puerto de Cartagena de Indias en Historia general de las
conquistas del Nuevo Reino de Granada, Amberes, 1668/1973: 315.

184
a la aspiración de la velar fricativa sorda /x/, o a la debilitación y hasta pérdida de
la dental sonora /δ/ -d- intervocálica.3
A esta información habría que sumarle el interés que hubo en toda América por
las descripciones de los sistemas de sonidos, y en especial en Colombia, a fines de
siglo xix y principios del xx, cuando un investigador como Caro, comprendiera
la importancia de teorías desarrolladas en distintos ámbitos de la Fonética, como
la descripción de lenguas o aún en la Fonoestilística.
El presente trabajo tiene como objetivo acercar nuevos datos a los presentados
en Risco y García Jurado (2009)4 sobre fenómenos migrantes relacionados con la
adquisición de ciertos sonidos que presentan los miembros de la comunidad pe-
ruana en Buenos Aires. En esta ocasión, analizamos perceptivamente una muestra
de habla semiespontánea conformada por entrevistas ahablantes peruanos que
residen en el Área Metropolitana de Buenos Aires, con el propósito de delimitar
el alcance de las variaciones de /s/ en esta comunidad migrante. Los integrantes
de este grupo reinstalan estas variaciones como resultado de una especie de juego
estrictamente fonético, originado en las esferas laborales o de intercambios especí-
ficos y en un ámbito en el que viven después de haber viajado desde sus ciudades
de origen. Mantenemos la misma hipótesis del trabajo anterior: el hablante pe-
ruano en condiciones de contacto con la variedad rioplatense alterna la produc-
ción de sonidos fricativos del tipo /s/, optando por una pronunciación que refleja
mecanismos de interacción. Cabe mencionar que la temática abordada en la con-
versación refiere, especialmente, a valoraciones metalingüísticas.5 Es decir, que al
entrar en contacto con el español rioplatense, si bien mantienen peculiaridades

3 
Para insertar este comentario en un estudio más completo de la Fonética del espa-
ñol americano, véase López Blanch (1995:129-131).
4 
Entonces desde una Fonología basada en detalles fonéticos sugerimos que los
inmigrantes peruanos en Buenos Aires desarrollan un proceso adaptativo en su
pronunciación rehilada de fricativas palatales. Son hablantes que llegan a elaborar
una especie de yeísmo muy semejante al del hablante medio porteño, aun cuando
presentan en su origen, otros sonidos que les permiten en tanto fonemas distinguir
significados léxicos, pero que difieren completamente de la realización alcanzada
después de un cierto tiempo de convivencia en esta ciudad.
5 
Nos referimos a las respuestas de los consultados frente a preguntas acerca de
pautas culturales y lingüísticas de su comunidad de origen. Valga como ejemplo:
“¿Cree usted que su acento cambió desde que vive aquí?”

185
sonoras de origen como la sibilante en posición intermedia y la sonorización de
/s/ en posición final de palabras y oración, también adoptan nuevas realizaciones,
como la aspiración de la sibilante, la generación de nuevas sílabas o silabificación
que incluye a la fricativa, y en menor medida, la elisión de este sonido en posi-
ciones terminales de sílaba o palabra. Hay ciertas variaciones en la frecuencia de
uso, y en la alternancia de alófonos, dependiendo de la ocupación y los grados de
interacción comunicativa, y los años de residencia en la Argentina.
Antes de proceder al análisis concreto de la muestra, es relevante proporcionar
las características articulatotias de /s/ para entender el continuum de variación
en el habla de los migrantes peruanos, así como resaltar que son sus propiedades
acústicas las que permiten su percepción categórica.

1. El fonema /s/ y sus variantes de realización

El sonido [s] desde el punto de vista articulatorio pertenece al grupo de las


fricativa-consonantes, que según la Teoría Acústica de Producción (Fant, 1960) se
originan en una fuente de ruido turbulento-, y es por su punto de articulación,
ápico, pre o dorsogingival, según hablante o región. Su alta frecuencia de uso
dentro del sistema fonológico español (Guirao y García Jurado, 1993) también se
observa cuando el análisis estadístico abarca 317 lenguas (Maddieson, 1981). De
hecho, 273 lenguas la tienen en su sistema de comunicación oral.
En cuanto a su distribución dialectal, la [s] final de sílaba y palabra se mantiene
fuertemente sibilante y tensa en distintas regiones de Hispanoamérica (Colom-
bia, México, Ecuador y Perú). En la Argentina, unas pocas provincias también
la mantienen así, desafiando lo que sugiere la norma culta en el Rio de la Plata y
en el sur: pronunciar este sonido con menos tensión. Y si bien a veces se elide, la
variación más frecuente es la aspiración.
Si bien tomamos como base la clasificación de /s/ presentada en García Jurado y
Arenas (2005)6 rescatando para su descripción características acústicas y perceptivas
como los términos sibilantes (mayor energía acústica) y/o los rehilantes (presencia
de ruido más intenso), completamos su perfil con investigaciones sobre la relevancia

6 
Ladefoged y Maddieson (1996: 137) señalan que debido a los mecanismos utili-
zados en su producción, hay mayor número de sonidos fricativos en las diferentes
lenguas.

186
perceptiva de la porción de fricción, y la amplitud relativa al ruido correspondiente,
detalle fonético que se suma a la relevancia de la transición en contextos /s/ o /f/
+ vocal (Cfr. Borzone y Massone, 1981 y Gurlekian (1981). También analizamos las
diversas realizaciones de este sonido en posición preconsonántica, porque consti-
tuye un aspecto característico de la fonética rioplatense. Borzone (1980) observó,
por ejemplo, que en todas las combinaciones posibles de frases grabadas con [s]
en posición preconsonántica, la realización más frecuente delante de [ p, t, tʃ, b,
g, m, n, l, r, j, w] es la fricativa sorda laríngea [h]. Ejemplos: “hasta” [‘ahta]; “las
manos” [lah’manos], “los techos” [loh’tetʃos], “las vacas” [lah’βakas]. En cambio, se
realiza como [ç] en sílaba con la vocal [i]: “lista” [‘liçta], “pista” [‘piçta] y como [ç]
o [x] en contexto [sk]: mosca: [‘moxka], “pesca” [‘peçka]. Delante de [b, d, g] esta
consonante se pronuncia como fricativa laríngea sonora [ɦú] “los gatos” [loɦ’ɣatos].
En contexto con las fricativas sordas [s, f, x] se asimila a la consonante siguiente rea-
lizándose como ésta o desapareciendo “los jabones” [lox xa’βones] o [lo xa’βones].
Entre los hablantes cultos de Buenos Aires, la aspiración predomina sobre la pér-
dida o elisión.7 En posición prevocálica final de palabra (por ejemplo los años) se da
por un lado, el proceso de silabificación al que ya se aludió y por otro, hay una ten-
dencia a conservar la [s] sibilante en registros más formales (García Jurado, 2007).

1.1. La percepción de los cambios de /s/


en el habla de migrantes peruanos
En este trabajo consideramos el mundo fonético en esta población, dejando de
lado las variaciones comúnmente analizadas y relacionadas con procesos fónicos
de alargamientos y cambios, cambios de pronunciación de vocales y consonantes
en general, neutralización de sonidos implosivos y/ o debilitamiento, adiciones
y pérdidas de consonantes según la posición en la sílaba y en la palabra, aspectos
que pueden deslindarse tanto en el habla espontánea como en la preparada para
el análisis acústico de laboratorio. Al circunscribir el análisis, prácticamente lo
transformamos en un problema, porque en principio tenemos que unificar los
criterios terminológicos y los de transcripción. En su base, se trata de volver sobre
temas clásicos que siempre han marcado tendencias fonéticas e intrínsecas varia-
ciones, pero ahora con realidades nuevas: la adaptación que en mayor o menor

7 
Estos hablantes emparentan su habla con otras como, las caribeñas y las meridio-
nales españolas pero esta variante de realización tan común entre nosotros no apare-
ce en emisiones de Méjico, de zonas andinas de Bolivia, Chile,y Ecuador.

187
grado, esta población produce cuando usa distintos tipos de /s/ en contacto con
la variación rioplatense.
Desde un principio, nuestro oído fonético ha detectado que las posibilidades
de realización son numerosas y emergen en diferentes posiciones de la cadena de
habla. Por esta razón, hemos intentado analizarlas sistemáticamente para reunirlas
como datos fehacientes que nos permitan arribar a conclusiones claras.
La siguiente Tabla muestra la clasificación de las variantes de realización percibi-
das en fragmentos discursivos extraídos de las entrevistas a los migrantes peruanos.

Tabla 1. Clasificación de alófonos percibidos en el material de habla

Para comprender enteramente esta clasificación, es necesario recordar las pro-


piedades de algunas de estas variantes. Por un lado, al tratar los cambios o desli-
zamientos en los rasgos sonoro-sordo, observamos que los procesos de manteni-
miento de /s/ sibilante sorda como los cambios hacia la sonorización no aparecen
como un fenómeno constante. Porque cuanto más rápida o relajada es la pronun-
ciación, mayor la probabilidad de que /s/ tenga realizaciones sonoras en distintas
posiciones de la cadena de habla (sobre todo al principio de sílaba). La posición
intervocálica favorece este proceso de cambio, que según Torreblanca (1983, 1986)
es más frecuente en los hablantes jóvenes.8 9
Por otro lado, quizás llame la atención que hemos atendido a una variante rehilada,
[š], pero se debe a que emerge en el continuum como una realización con más carga

8 
Alternancia que también aparece en el Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia.
Es el primer atlas de este tipo que se publica en Hispanoamérica y que refleja nume-
rosos aspectos auténticos de la oralidad de Colombia.
9 
La /s/ sonora prevocálica: [z], en el español moderno, es una innovación fonética
causada por el debilitamiento articulatorio. En líneas generales puede decirse que la
sonorización depende del modo de pronunciación y del entorno fonológico.

188
de ruido que el resto.10 Los fonetistas especializados en rehilamiento relacionan esta
variación con la simultánea vibración de las cuerdas vocales,que es transmitida por el
aire,con especial intensidad y en forma análoga al fenómeno de resonancia.11
La Figura 1 permite visualizar las variaciones de amplitud del sonido fricativo
en una emisión vcv, con la vocal /a/ en los dos extremos de la emisión.

Figura 1: Forma de onda acústica de la emisión [aša]

Por otra parte, si seguimos con el propósito de sistematizar el continuum men-


cionado, podríamos sugerir una escala de pronunciación o producción de este
sonido fricativo que abarca básicamente, tres grados de sonoridad (de menor a
mayor) en el sentido perceptivo : 1.- [s] sibilante con todas las propiedades de una
/s/ común, pero con toda la riqueza acústica que este sonido presenta en cualquier
emisión, y que es suave en comparación con los otros dos; 2.- [z] sonorizada no
frecuente en la población estudiada, pero que emerge como variación y se distin-
gue tanto de 1 como de 3.-[š] la variación rehilada de uso muy frecuentey equi-
valente al grado máximo de sonoridad porque suena como si fueran numerosas
“eses” que empujan para que el sonido salga al exterior con todo su esplendor en
cuanto a duración, presencia de ruido más intenso, sobresaliendo en cada cadena
a la que pertenece.

10 
La bibliografía sobre rehilamiento no es abundante en general, de tal manera que
siempre hay una vuelta obligada a los clásicos trabajos de G.Bes (1968) y de Barbón
Rodríguez (1975, 1978)
11 
Es recién en la 3a. ed. del Manual de Pronunciación Española (1926 [1967]: § 94
§ 117 §121), cuando T. Navarro Tomás comienza a utilizar el término y lo hace para
hacer referencia al aumento de tensión de los articuladores en la producción de so-
nidos fricativos.

189
2. Metodología y material de habla

El material de habla se compone de 13 entrevistas semidirigidas con una dura-


ción total de 3 horas 5 minutos, de donde elicitamos 775 casos de variación alofó-
nica. Todos estos casos fueron sometidos a un análisis perceptivo que evidenció la
presencia de 6 alófonos de /s/ en distintas posiciones (cfr.Tabla 1).
La primera muestra se tomó el 10 de abril de 2011 (día de las elecciones presidenciales
peruanas) entre las personas que se acercaron a la Facultad de Derecho de la Universi-
dad de Buenos Aires para votar. Posteriormente, en septiembre y octubre de ese mismo
año, obtuvimos una segunda muestra (corpus de contraste) de los vendedores peruanos
en la Feria de Retiro (caba). La recolección en dos centros de agrupación distintos nos
permitió conformar un corpus representativo de dicha comunidad de habla.
Antes de la entrevista, se solicitó a cada informante que llenara una grilla de
datos (lugar de nacimiento, edad, sexo, nivel de escolaridad, años de residencia en
la Argentina, trabajos realizados aquí y en el Perú etc.,), con el objetivo de indagar
sobre las características sociolingüísticas de los consultados y establecer si consti-
tuían variables independientes de incidencia en nuestra investigación.

3. Resultados

En líneas generales se observa que, aunque los consultados afirman [nõ tẽɳgo ce
kãmbiar e̬ l ˈðexosoi perǔanã] o [nõ a̬ i rezˈpeto a lo ce.z kaða paiš], el mundo alofó-
nico empieza a desplegar todas sus variaciones de realización para un fonema que
ofrece múltiples posibilidades articulatorias. Por esta razón, y con miras a iniciar el
análisis de los casos, optamos por observar la variación en cuestión, a la luz de la
ocupación del hablante. Se adoptó este criterio como recorte inicial de la muestra
por dos motivos, pertinentes a la distribución de los casos. Por un lado, porque
creemos que el grado de contacto entre hablantes peruanos y rioplatenses se ve faci-
litado por el tipo de actividad laboral, lo que a su vez motivaría la aparición de dife-
rentes frecuencias de uso y nos permitiría entender la compatibilidad comunicativa
entre las unidades fónicas y el contexto en el que ocurren. Por otro lado, estimamos
que un mayor acceso a los recursos discursivos empleados en Buenos Aires (p. ej.,
las estrategias en la conversación cotidiana, el intercambio de turnos de habla, la
entonación etc,) podría incidir en la categorización de estas variantes.
En la Tabla 2, se aprecian las diferencias que encontramos entre los hablantes ven-
dedores y los que se desempeñaban en otras ocupaciones. Los resultados prelimina-

190
res indican que persiste una pronunciación sibilante [s] en las distintas posiciones
de la cadena de habla, con una frecuencia de uso porcentualmente más alta en el
segundo grupo, que se revela más conservador que el primero en cuanto al manteni-
miento de los alófonos de origen. Por su parte, la realización aspirada [h] tiene una
ocurrencia menor que la rehilante [š]en posición intermedia, y un cambio hacia la
sonorización [z] que se suma a la variación rehilante, en posición final. Con menor
frecuencia, los hablantes permiten que [s] forme parte del proceso de silabificación.
Es decir, que es escaso el uso de las “eses” finales de palabras, seguidas de vocal inicial
dentro de la cadena emitida, para formar nuevas sílabas. Dicho de otro modo, los
hablantes peruanos mantienen los bloques segmentales con la fricativa en estudio
sin mayores cambios. Algunas cadenas reflejan una pronunciación de /s/ sibilante
suave [siðismĩˈnũjo el̬aˈçito ciˈsa soǐ βǔenã kosĩnẽra]. Pero esta pronunciación sua-
ve se alterna con la rehilada de tal forma que a veces es [usˈted] y otras es [ušˈted]
En vista de lo mencionado, predecimos que la ocupación de los entrevistados
incide en su selección fónica. Es razonable pensar que la motivación comunicati-
va de alguien cuyo objetivo primordial es vender diferentes productos al público
argentino conlleve un nuevo desarrollo de estrategias orales.

Tabla 2. Distribución de alófonos percibidos en el material de habla

En efecto, como observamos en esta tabla, el grupo de vendedores presenta una


reducción significativa del alófono sibilante en posición intermedia, sobre todo,
si se tienen en cuenta las diferencias con el grupo de contraste.Pareciera que al
hablante peruano le costara abandonar su pronunciación nativa, aunque el man-
dato interno sea “tengo que hablar como los argentinos para poder vender más.”

191
Por otro lado, en la producción rehilada que rescatamos perceptivamente, encon-
tramos una incidencia importante en posición intermedia y final, lo que nos llevaría a
proponer unasegunda hipótesis a validar en trabajos futuros: la existencia de una “zona
de tensión” entre sonidos de origen (sibilante[s]), y sonidos resistentes al cambio (rehi-
lante[š] en contextos léxicos diferentes: [bašˈtãnte],[paˈiš]).Esta variante rehilada no es
equivalente al alófono [z] sonorizado propiamente dicho y aprendido en los libros de
Fonética,porque presenta unamayor amplitud de ruido desde el punto de vista acús-
tico y es el resultado de ese conjunto de “eses” que –como hemos dicho anteriormen-
te- pugnan por salir una detrás deotra, para lograr un resultado acústico especial que
nuestro oído percibe categóricamente como una realización muy diferente a las demás.
Junto a estas observaciones generales, también emergen las diferencias individuales.
Por ejemplo, una de nuestras entrevistadas presenta mayor densidad léxica porque se
explaya en las respuestas, y porque es consciente de que la “trajeron para vender”, y
por lo tanto, tiene que acomodar su manera de hablar y en consecuencia, desplegar
más variaciones de /s/: elisión o aspiración en posiciónfinal, abundancia de la variante
sibilitante y poco rehilamiento, como si fuera de una región fonéticamente neutral.

Conclusiones

El hecho de presentar un trabajo como éste implica que apostamos, una vez
más, a la potencia caracterizadora de la Fonética como disciplina que estudia el
segmento sonoro sin descuidar los aspectos de una pronunciación que va respon-
diendo, en tanto mosaico comunicativo, a las necesidades de las comunidades
migrantes, como es este caso de los peruanos en la Argentina. De los resultados
obtenidos, se infiere que la clásica disciplina se transforma aquí y ahora en Fono
Pragmática o Pragma Fonética, si lo que queremos es reflejar un compartimento
disciplinar más auténtico y pertinente.
Cabe aclarar que no hemos descuidado el estudio de otras variables indepen-
dientes, como región de origen, nivel de escolaridad y sexo, pero éstas no resulta-
ron productivas en relación con el planteo general del trabajo. En cambio, la va-
riable independiente “años de residencia en la Argentina”, si aportó información
complementaria para la lectura de la Tabla 2.
En realidad, es un fenómeno complejo porque, junto al conjunto de variaciones
fonético-acústicas que se perciben de modo categórico, está la intención comunicativa
con todo su proceso de adaptación al mundo sonoro de la ciudad autónoma de Bue-
nos Aires (caba), que a su vez conlleva una perspectiva latente de identidad.

192
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194
capítulo 11

Gestionar escritura por medio


de la puntuación
Verónica Orellano | Universidad Nacional de San Juan | [email protected]

···

Resumen

Se observa la puntuación de escritos de estudiantes secundarios (4º a 6º Años).


En trabajos anteriores se informó acerca de resultados generales de una prueba
consistente en volver a narrar un cuento literario. Allí se desplegó la correlación
entre la adecuada expresión de aspectos del relato (planteo de conflicto y desen-
lace, y descripción de personajes) con el uso de conectores o dispositivos conectivos
(conectores, marcadores discursivos o partículas, según distintas denominaciones:
Borzi1997, CalsamigliaBlancafort – Tusón Valls 1999, Martín Zorraquino – Por-
tolés 1999, Langacker 2008). Aquí se razona acerca del valor “compensatorio”
que parece adquirir la puntuación de los escritos, respecto del uso de conectores.
Ciertos alumnos, que manifiestan pobreza en la conexión de ideas por medio de
dispositivos conectivos, gestionan la escritura de modo que logran producciones
aceptables con un despliegue lingüístico escueto más el uso de diversos signos de
puntuación y auxiliares (coma, punto, punto y aparte, dos puntos, comillas, pa-
réntesis y raya de diálogo). Se cuantifican los resultados de acuerdo con el análisis
de forma-contenido de los signos (Orellano 2011) y se analiza el probable peso del
modelo literario que los alumnos tuvieron a su alcance durante la resolución de
la prueba.

Palabras clave: Lingüística cognitiva, Dispositivos conectivos en la narración, Valor compen-


satorio de la puntuación

195
Introduccion

Se observa la puntuación de escritos de estudiantes secundarios (4º a 6º Años).


En trabajos anteriores (Orellano 2012 y 2013) se informó acerca de resultados
generales de una prueba consistente en volver a narrar un cuento literario.1Allí se
desplegó la correlación entre la adecuada expresión de aspectos del relato (planteo
de conflicto y desenlace, y descripción de personajes) con el uso de conectores
o dispositivos conectivos (conectores, marcadores discursivos o partículas, según dis-
tintas denominaciones: Borzi 1997, CalsamigliaBlancafort – Tusón Valls 1999,
Martín Zorraquino – Portolés 1999, Pavón Lucero 1999, Langacker 2008). Aquí
se razona acerca del valor “compensatorio” que parece adquirir la puntuación de
los escritos, respecto del uso de conectores.

Estamos interesados en el fenómeno de la Conexión: fenómeno de naturaleza


textual–discursiva que se instancia (se materializa) en configuraciones gramati-
cales (por ej. conexión morfo-sintáctica, léxica, conectores, puntuación, etc.), lo
cual hace que:
a) las construcciones lingüísticas se conviertan en segmentos textuales – dis-
cursivos.
b) se creen entre los segmentos, vínculos interpretativos de naturaleza diferente
a las partes que los constituyen.

Los dispositivos conectivos son verdaderas instrucciones (significado básico


procedimental) que indican al receptor qué marcas del texto, indicadas por el
emisor, debe tener en cuenta para construir el significado.

1 
Proyecto “Junto al río. El uso de conectores discursivos para mejorar el desempe-
ño estudiantil en escuelas secundarias suburbanas” (picto-anpcyt). Para las pruebas
diagnósticas se usó el cuento “El pavo navideño” de Mario de Andrade, por su proxi-
midad con temáticas adolescentes y por su valor literario. Se ofreció una sinopsis del
cuento a modo de prelectura y breves comentarios posteriores a una lectura modelo
del profesor. Desde el principio, los informantes contaron con una copia del cuento
para seguir el relato y efectuar la prueba.

196
En 1. Presentamos la palabra de estudiosos que ponderan, desde la antigüedad, la im-
portancia expresiva de los signos de puntuación. En 2. referimos resultados anteriores
(Orellano 2012) acerca de la correlación entre la presencia de dispositivos conectivos y
el logro de aspectos comunicativos del relato (presentación del conflicto, de personajes
y desenlace). En 3. advertimos que ciertos fallos se superan por el uso adecuado de
la puntuación, manteniendo, sin embargo para 4. el papel refractario del desenlace,
fragmento particularmente difícil para la narración adolescente. En 5. revisamos ana-
líticamente un caso de re-narración muy lograda y el papel de la puntuación en ella.

1. Algunos antecedentes

El interés por aspectos de la puntuación es antiguo. Los gramáticos y ortógrafos


del Siglo de Oro se percataron ya de la importancia decisiva de la puntuación en
la vertebración y en la cohesión de los textos. Las siguientes afirmaciones de Cris-
tóbal de Villalón (1558:85): “Porque tambienconuiene tenga auiso de todas estas
señales en la escriptura donde las ha de poner. Y tambienconuiene entenderlas,
para saber bien leer: porque los que le oyen leer le entiendan, y no le tengan por
neçio”; de Bartolomé Jiménez Patón (1614:76): “Cláusula o periodo se dice vna-
raçónperfeta y acabada, la qual tiene necesidad de diuidirse en partes menores,
para que descanse y haga pausa el que raçona”. (Peñalver Castillo 2002)
La Real Academia (1999:55) destaca la aportación de la puntuación a la cohe-
sión textual: “De ella depende en gran parte la correcta expresión y comprensión
de los mensajes escritos. La puntuación organiza el discurso y sus diferentes ele-
mentos y permite analizar la ambigüedad en textos que, sin su empleo, podrían
tener interpretaciones diferentes”.
La importancia de la prosodia para a la construcción del sentido del texto es,
desde luego asumida en Lingüística cognitiva. Dice Langacker: “Aunque han sido
a menudo excluidas o marginadas, la gc considera la prosodia y la estructura de la
información (dada por acentos y tonos) como partes integrantes de la Fonología y la
Semántica, y por tanto de la Gramática”. (Langacker 2008:209, n19; mi traducción )
Más adelante, también en Nota, distingue: El contenido segmental de los sis-
temas de escritura (secuencias de letras, cortes de palabras) no es fonéticamente
realista ni psicológicamente primario. Un segundo canal, el suprasegmental (la
prosodia, dada por acentos, tonos y grupos rítmicos) representada en la escritura
por puntuación, mayúsculas y espacios, queda afuera de la anterior observación.
(Langacker 2008:461,n4; mi traducción)

197
Diversos autores asumen que desde una perspectiva textual, cabe entender al
puntuación como un mecanismo más de organización de la información del tex-
to; su función es delimitar y articular las diversas unidades textuales de procesa-
miento (cfr. Ferreiro et al. 1996 y de Beaugrande 1984).
En el ámbito hispánico, Carolina Figueras (2000)se esfuerza por enmarcar los
asuntos de puntuación en la teoría de la relevancia. Desde esa perspectiva prag-
mático-cognitiva, distingue signos que funcionan como indicadores de modo
(de interrogación, exclamación y los puntos suspensivos) y signos que tienen la
función de definir jerárquicamente las unidades textuales (punto final, punto y
aparte, punto y seguido, punto y coma, dos puntos y coma). Lamentablemente,
los ejemplos de la autora son construidos ad hoc.
Nosotros partimos de casos reales que han sido registrados en San Juan en con-
diciones que admiten un análisis contextual claro.

2. Relación entre el uso de conectores y logros comunicativos

En Orellano 2012 establecimos una correlación entre el uso de conectores y el


logro de aspectos fundamentales de la narración escrita, expresión de conflicto y
desenlace o descripción de los personajes. Por ejemplo, en el siguiente ejemplo se
advierte una mala exposición del conflicto:

(1) Se trata de un chico que tiene 19 años que había perdido a su papá hacen cinco meses, y que
lo lamenta mucho y lo extrañaba cuando venía la navidad que cada vez que comía se acordaba
de él y se volvía loco. (bb, a30)2 3

Tal presentación vuelve reiterativo un hecho que es puntual (se acerca esa na-
vidad y la comida asociada). En cuanto a la formulación del desenlace también se
registraron inconvenientes como el que se muestra a continuación:

(2) Una vez en la cena se produce una conmoción y todo se torna en llanto debido al recuerdo
de su padre ausente.

2 
En la cita se eliminan errores ortográficos.
3 
El texto cuenta el desafío que siente el joven adolescente (Juca) al aproximarse la
primera Navidad después de la muerte de su padre, de modificar tradiciones familia-
res de convivencia, y cómo es su estrategia para lograrlo.

198
/aparte/ Y esta historia finaliza hablando e idolatrando al padre y así todos inundados de felici-
dad fue que comieron el primer pavo en el retiro familiar. (bsm, a17)

En este caso el estudiante no registra la intervención protagónica de Juca para con-


ducir a ese desenlace y no a otro. Con respecto a los personajes, vemos dos ejemplos:

(3) Ellos vivían bien económicamente. El padre era malo en (el) sentido que él quería tener más
que su familia. (bsm, a 58)
(4) /…/ su tía era muy secamente. (bsm, a65)

La renarración tergiversa datos del padre (en (3)) y de la tía (en (4)): Juca dice
que su padre era un aguafiestas, ahorrativo y formal, no malo. Por la tía manifiesta
adoración y algo de compasión, lo que no capta la expresión “secamente”.
También en Orellano 2012 registramos problemas en el uso de los conectores
como el que se ejemplifica a continuación:

(5) El día de la Navidad tenía ganas de comer pavo ya que su padre era aburrido y amargo. El
tuvo la idea de cambiar los hábitos pasarlo mejor con la tía, la madre y la hermana. (bb, a3)

El conector ya quede (5) no se adecua a la conexión intentada (causal), que más


bien resulta expuesta en la oración siguiente.
Las correlaciones entre uso de conectores y logro de los tres objetivos comu-
nicativos dieron resultados positivos: una expresión adecuada de dispositivos co-
nectivos causales, temporales o adversativos produce mayor eficacia en la presen-
tación de conflicto y desenlace, así como descripción de personajes. Y a la inversa,
un manejo inadecuado o inmaduro de conectores produce muchos fallos en los
propósitos comunicativos.
Las siguientes Tablas muestran esos resultados en Orellano (2012):

Tabla A: Uso de conectores y expresión del conflicto (N= 149)

199
Tabla B: Uso de conectores y expresión del desenlace (N= 149)

Tabla C: Uso de conectores y descripción de personajes (N= 149)

3. Papel “compensador” de la puntuación.

Pero la lectura de las pruebas parece mostrar también otra cosa: la buena pun-
tuación en los textos juveniles compensa deficiencias en el uso de conectores.
Nuestra hipótesis es que un relato con falta o fallos en el uso de conectores puede,
sin embargo, lograr una construcción correcta y autosuficiente de sus objetivos
comunicativos, por medio de una buena puntuación.
En el análisis de los textos se han detectado dos tipos de problemas con la
puntuación:
(a) De puntuación propiamente dicha: faltan signos, o hay una coma donde
correspondería una pausa mayor (punto y coma o punto), o se introduce la voz
de otro en forma directa sin anteponer dos puntos. Ejemplos:

(6)… a él los parientes lo tenían como loco* entonces a él se le ocurre una de sus locas ideas * se
trataba de hacer un pavo navideño para alegrarle la navidad porque estaban de luto. (bsm, a62)
(7) Esta vez él decidió cambiar esa costumbre del pavo * él hace un pavo solamente para los inte-

200
grantes de la familia, que eran 5, su mamá, su tía, su hermana, hermano y él, * Juca ordena que
hagan un pavo y traigan cerveza bien fría, porque sabía que a su mamá le encantaba la cerveza, *
todo esto él lo hizo para que la familia no estuviera angustiada por la muerte de su padre. (bb, a37)

(b) Presencia/ausencia de mayúsculas y minúsculas. Habiendo punto no se co-


loca mayúscula o a la inversa, no habiéndolo se la coloca. Ejemplos:

(8) Para cuando llega la navidad la madre y la tía siempre se ponían tres días antes a preparar todo
para la ocasión y terminaban exhaustas. al(sic) no estar el padre la familia pudo pasar la navidad
tranquila. y (sic) que la madre disfrutara con su familia. durante (sic) el trayecto de la cena… (bb, a4)

Tanto en (a) como en (b) están en juego los límites de oración, y con ello
muchas veces la comprensión y conexión de ideas. Por eso seguimos con algún
detalle estos casos, preguntándonos sobre su efecto en la construcción del relato.
Nos interesa corroborar la intuición de que la buena puntuación en los textos
de los estudiantes compensa deficiencias en el uso de conectores. Nuestra hipóte-
sis es que un relato con falta o fallos en el uso de conectores puede, sin embargo,
lograr una construcción correcta y autosuficiente de sus objetivos comunicativos,
por medio de una buena puntuación.
Para averiguarlo, cruzamos los parámetros referidos a aspectos que hemos lla-
mado “formales” (conectores y puntuación) al cuantificar ejemplos como (5), (6),
(7) u (8), con los logros comunicativos en expresión del conflicto, del desenlace o
de la caracterización de personajes: ejemplos (1) a (4).
En las siguientes tablas se agrupan en la primera fila, los casos de buen uso
de Conectores y/o de Puntuación, y en la segunda, los fallos en ambos aspectos.
Las columnas expresan las soluciones comunicativas a los tres aspectos del relato.

Tabla 1: Uso de conectores/puntuación y expresión del conflicto (N= 149)

201
Tabla 2: Uso de conectores/puntuación y expresión del desenlace (N= 149)

Tabla 3: Uso de conectores/puntuación y descripción de personajes (N= 149)

Nuestras presunciones resultan corroboradas en las tablas 1 a 3, con distintos


matices. En todos los casos disminuyen los sesgos en cuanto a la relación entre
aspectos “formales” y eficacia comunicativa en los tres aspectos considerados. Si
la expresión de conflicto, personajes y desenlace se mostraba fuertemente de-
pendiente del uso adecuado de conectores (Ver tablas a a c), aquí se achican las
diferencias. Si consideramos en conjunto el uso adecuado de conectores y/o pun-
tuación, la distancia entre logros comunicativos y una u otra alternativa formal
disminuye hasta casi desaparecer: sesgos 0,95 y 1,45 en tablas 1 y 3.
Ello indica que el aporte de la puntuación compensa/”va en sentido opuesto”
al efecto negativo que causa un uso inmaduro de los conectores. El joven escritor
puede “sortear” algún mal manejo de conectores si es capaz de puntuar bien su
escrito.
Sin embargo, la tabla 2 continúa mostrando unos resultados muy sesgados
(56% vs 87%) aunque desde luego menos que los de su correspondiente C (34%
vs. 82%).

202
Lo que muestran estos números es que cuando ambos factores fallan (conecto-
res y puntuación) la expresión regular o incorrecta del desenlace se empina hasta
un 87%, el valor más alto de los registrados en esta muestra.
¿Por qué?

4. La dificultad del desenlace

Acontecimiento puro, el desenlace es, a la vez, la expresión y el nudo. El cuento


se muerde la cola en la medida en que la conclusión está al principio.
Mario Lancelotti.

Podemos reflexionar aquí sobre un aspecto central del desafío cognitivo que
implica volver a narrar un cuento literario, estructuralmente complejo. “El cuen-
to alcanza configuración literaria en el Siglo xix, y se convierte así en el más para-
dójico y extraño de los géneros: aquél que a la vez era el más antiguo del mundo,
y el que más tardó en adquirir forma literaria” (Baquero Goyanes 1967: 15).
Y más particularmente, sobre la dificultad de recuperar el desenlace, leemos a Poe:
“Resulta clarísimo que todo plan o argumento merecedor de ese nombre debe ser
desarrollado hasta su desenlace antes de comenzar a escribir en detalle. Sólo con el dé-
nouement [denumá] a la vista podremos dar al argumento su indispensable atmósfera
de consecuencia, de causalidad, […] en procura de la combinación de sucesos o de
tono que mejor me ayuden en la producción del efecto” (Poe 1969: 223-321).
Estas reflexiones de Poe, que están hechas desde la perspectiva del narrador,
remiten al epígrafe de esta parte, y son coincidentes con las observaciones de
Enrique Anderson Imbert 1979: 52: “El cuento es una ficción en prosa, breve,
pero con un desarrollo tan formal que, desde el principio, consiste en satisfacer
de alguna manera un urgente sentido de finalidad.”

5. Un caso exitoso

Citamos la renarración hecha por un alumno de la Escuela “Jorge L. Borges”:

El cuento narra la historia de un joven cuya familia iba a celebrar la navidad luego de la muerte
de su padre, el cual había fallecido unos meses antes. La familia había vivido familiarmente feliz
en el sentido abstracto que tiene la felicidad: una familia de bien, con un hogar digno, sin peleas

203
y sin problemas económicos. Debido principalmente al padre el cual no era un gran ejemplo y
de naturaleza grisácea, siempre les había faltado aprovechar la vida.*
Al llegar la navidad, el joven no sabía cómo dejar de lado la memoria permanente del muer-
to que destruía la felicidad y siempre dejaba un recuerdo doloroso en todo momento a la
familia lo que dejaba un fastidio por las bondades del muerto.*
A causa del inoportuno recuerdo del padre, al joven se le ocurrió hacer una de sus llamadas
“locuras”. Estas llamadas locuras le habían dado al joven la fama de “loquito, pobrecito”.*
La cena de navidad fue siempre una costumbre en la familia después de la Misa de gallo. A la
cena, siempre asistían de una manera caradura los parientes, los cuales no dejaban disfrutar
a la familia del joven el famoso pavo navideño. Pero para el joven eso se acaba cuando se le
ocurrió una de sus locuras.
El joven comenzó con su brillante idea:
- En esta navidad, quiero comer un pavo.
Después de un susto que nadie se imagina, la tía advirtió que a causa del luto no se podía
convidar.
Pero el joven convencido les dijo:
- Quién habló de convidar!?
Cuando llegó el día, todos felices, ayudaron a servir la mesa. El joven pidió servir el deli-
cioso pavo. Al servir el primer plato, la madre notó que sirvió más que al resto, fue cuando
el joven le dijo:
- Es para ti.
La madre tan emocionada, se lanzó al llanto de felicidad de poder saborear el pavo navide-
ño.*
Todos recordando al difunto padre, lo recordaban tristemente pero luego de las palabras
del joven sirvieron para acabar con esa angustia y pudieron disfrutar del sabroso pavo. La
familia toda feliz como nunca sentada en la mesa, todos juntos *.
El joven se levantó, se despidió con la excusa de ir a una fiesta de un amigo y sonriendo fue
a ver a Rose, una amiga de él. (bb, a50)

El estudiante hace uso de signos de puntuación: punto y seguido, punto aparte,


dos puntos, raya de diálogo, signos de entonación y comillas. Es muy interesante
la discriminación realizada por Sergio entre punto seguido y punto aparte. Con el
punto y aparte se señala ruptura de la línea temática y se anuncia un cambio en la
orientación dialéctica, dice Figueras inspirada entre otros en Givón 1983 (ver este
último para la descripción del párrafo temático).

204
Así el primer punto y aparte (…vida) señala que se han expuesto hasta ahí las
situaciones previas y con el segundo (…muerto) comienza a plantearse la solución
del conflicto.
El tercero (pobrecito”) recuerda agregar un detalle a la exposición que se había
cerrado antes (notar los imperfectivos fue siempre… siempre asistían… no dejaban
disfrutar), y por eso al concluir ese párrafo tiene que oponer por medio de pero,
repitiendo la idea de “locuras” que ya había sido formulada como principio de
solución.
El cuarto punto y aparte se cuida de separar la reacción puntual de la madre
ante el ofrecimiento del plato mejor servido, del desenlace colectivo: [tristeza>
palabras de juca> familia feliz]
El quinto punto y aparte señala en realidad una “coda”, que es la excusa de Juca
para ir a otro tipo de fiesta, propio de su mayoría de edad.
El punto y seguido, a diferencia del punto y aparte, cierra unidades comunica-
tivas en el interior del párrafo; funciona, de hecho, como el marcador que indica
al lector que debe relacionar e integrar en el subtópico desarrollado en el párrafo
la información obtenida por el procesamiento del próximo enunciado. Aunque
haya independencia sintáctica y completud semántica y pragmática (cada oración
describe un evento particular, un proceso o un argumento), el lector debe inter-
pretar que existe continuidad de contexto entre ambos —en el sentido de que la
información que se ha hecho accesible por la interpretación del primer enunciado
debe usarse para establecer la relevancia del segundo.
En el relato de Sergio se hace claro esto también. Ver por ejemplo en la exposi-
ción hay dos puntos seguidos: cada uno de ellos dibuja un aspecto de la situación.
Se complementa el evento de la muerte del padre, con la descripción del tipo
de felicidad que vivía la familia y con la argumentación acerca de la naturaleza
“grisácea” del padre.

En el agregado a la exposición que comentamos antes, también hay un punto


seguido que separa el evento perfectivo (se le ocurrió) del imperfectivo (le habían
dado la fama).

En el desenlace hay uno que separa muy bien los hechos puntuales (palabras
del joven sirvieron… pudieron disfrutar), de las consecuencias, en una frase que
incluso carece de verbo: La familia toda feliz como nunca sentada en la mesa, todos
juntos.

205
También podemos ver que el uso de dos puntos y raya de diálogo sirve para –al
intercalar el discurso directo de personajes con el discurso del narrador- realizar
un relato bastante ajustado y con pocas reiteraciones sin que se note la pobreza de
conectores (sólo cinco: y, a causa de, pero -dos veces- y después).
Es notoria la acumulación de signo de interrogación y exclamación en un
punto clave del relato (se decide no invitar a los parientes).
Hemos reflexionado también sobre el probable peso del modelo literario que
los alumnos tuvieron a su alcance durante la resolución de la prueba. Efectiva-
mente, el primer uso de dos puntos está en el original: familiarmente feliz en el
sentido abstracto que tiene la felicidad: una familia de bien… Pero no es copia
textual!
Este es el uso que Figueras analiza para mostrar que el punto y coma y los
dos puntos codifican instrucciones de procesamiento distintas. Para la autora, el
segmento introducido por los dos puntos está subordinado pragmáticamente al
segmento precedente y por ello, debe considerarse que ambos forman parte de la
misma cláusula textual. El punto y coma señalaría interdependencia de segmen-
tos pero igualdad jerárquica.

Conclusiones

Ciertos alumnos, que manifiestan pobreza en la conexión de ideas por medio


de dispositivos conectivos, gestionan la escritura de modo que logran produccio-
nes aceptables con un despliegue lingüístico escueto más el uso de diversos signos
de puntuación y auxiliares (coma, punto, punto y aparte, dos puntos, comillas,
paréntesis y raya de diálogo). En estos casos, la conectividad resulta atenuada/
invalidada como factor determinante de la adecuada expresión de elementos del
relato, excepto con el desenlace. En los dos restantes, los elementos léxico-semán-
ticos, a veces reproducidos del original, alcanzan para lograr claridad.

206
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207
capítulo 12

Interpretación de dos textos literarios


de Jorge Luis Borges desde la
lingüística cognitiva-prototípica
Leonor Marra de Acebedo | Universidad Nacional de San Juan | [email protected]

···
Resumen

El presente trabajo constituye un segmento de la propuesta innovadora de en-


señanza de la literatura como construcción de sentido o intención comunicativa
del autor, a partir de marcas discursivas y clausulares. Para ello se enmarca en la
Lingüística Cognitiva que incorpora a su programa de investigación la relación
entre pensamiento y lenguaje, lo que hace que la gramática cognitiva descanse
sobre bases semánticas. Langacker (1987 y 1990) considera que la gramática es un
conjunto organizado de unidades simbólicas. En consecuencia, la forma nunca
se entiende como totalmente independiente del significado y de la función; y
el léxico, la morfología y la sintaxis se conciben como un continuo de aspectos
interrelacionados prototípicos y periféricos, y no como componentes separados.
Se ejemplifica este enfoque cognitivo-prototípico a través del análisis de dos
poemas de Jorge Luis Borges “El General Quiroga va en coche al muere” y “Poema
Conjetural”. Tendrá como eje las relaciones sintáctico-semánticas y pragmáticas,
con sus vinculaciones sobre la construcción discursiva (“pintura de la situación”,
en términos de Langacker (1987 y 1990). El análisis se justifica a partir de la
cláusula prototípica e integrando categorías conceptuales, la organización de fi-
gura-fondo en los elementos de la situación, y expresiones metafóricas como me-
canismo para comprender y expresar situaciones complejas mediante conceptos
más básicos y conocidos o bien referencias metonímicas por las que se alude a una
entidad implícita a través de otra explícita (Lakoff y Johnson, 1991). Se concluye
que la intención argumentativa del autor al destacar valores positivos en uno de
los protagonistas y negativos en el otro, se evidencia a través de las marcas grama-
ticales clausulares y discursivas propias de cada obra.

Palabras clave: obras líricas, intención argumentativa, lingüística cognitiva-prototípica

209
Introducción

La presente ponencia representa un segmento de una propuesta innovadora de


enseñanza de la literatura como construcción de sentido o intención comunicati-
va del autor, a partir marcas discursivas y clausulares. Se enmarca en la Lingüística
Cognitiva que estudia la relación entre pensamiento y lenguaje, lo que hace que
la gramática cognitiva descanse sobre bases semánticas.
Esta ponencia tiene como propósitoejemplificar la aplicación del enfoque cog-
nitivo-prototípico mediante elanálisis de dos poemas de Jorge Luis Borges “El
General Quiroga va en coche al muere” y “Poema Conjetural”, a partir básicamente
de la cláusula prototípica, la relación figura-fondo, el nivel básico y expresio-
nes metafóricas y referencias metonímicas como recursos sintáctico-semánticos y
pragmáticos que contribuyen a desentrañar o interpretar la intención comunica-
tiva del autor.

1. Marco Teórico

La lingüística cognitiva es una teoría amplia; sostiene que la gramática emerge


del discurso, por lo tanto, impone un enfoque basado en el uso y resulta de una
negociación entre los hablantes. La gramática es entendida como un conjunto de
recursos organizados en distintos niveles que no poseen límites rígidos entre sí. La
gramática es una entidad en evolución continua, “un conjunto de rutinas cogniti-
vas, que se constituyen, mantienen y modifican por el uso lingüístico” (Langacker
1987:57). El contenido comunicativo impacta sobre las elecciones formales de
los hablantes de un modo que puede describirse como ‘motivado’, es decir, que
significado y significante se parecen, están motivados, es decir, no son arbitrarios.
La gramática cognitiva tiene bases semánticas. Langacker (1987 y 1990) con-
sidera que la gramática es un conjunto organizado de unidades simbólicas. La
unidad simbólica no es únicamente la palabra o el signo lingüístico, sino que lo
extiende a todos los niveles del lenguaje, incluso a la sintaxis. En consecuencia, la
forma nunca se entiende como totalmente independiente del significado y de la
función; además el léxico, la morfología y la sintaxis se conciben como un conti-
nuo de aspectos interrelacionados y no como componentes separados.
La teoría de prototipos sostiene que, en su tarea de categorizar los hechos de la
realidad, el ser humano trabaja con ‘prototipos’ y no con unidades que se definen
por la presencia-ausencia absoluta de rasgos. El paso de una categoría a otra se

210
realiza desde la centralidad o prototipo que es el ejemplar típico que mejor se
reconoce por ser el más representativo y distintivo de una categoría, hacia los
‘miembros periféricos’ que se establecen a partir del grado de similitud con el
prototipo, es decir, en un continuo categorial. Teniendo en cuenta básicamente
la ‘cláusula transitiva prototípica’, un agente humano transforma la condición
de un paciente inanimado. Y a partir de la cláusula típica, se identifican sus ‘ex-
tensiones’, que surgen de la jerarquía de empatía de los participantes. Propone:
Hablante>Oyente>Otro Humano>Animado>Objeto Físico> Entidad Abstracta”
(Orellano et al, 1997)
Una extensión muy común en las transitivas es que el objeto paciente sea ani-
mado. Este formato es cercano al típico porque sigue habiendo asimetría entre el
iniciador de la acción y el paciente. Menos típica es la extensión en que ambos
participantes, agente y paciente son simétricos, por ejemplo, ambos humanos o
ambos inanimados. Y menos típica aún es la extensión en la que la asimetría es al
revés: el agente tiene menor jerarquía en la escala que el paciente.
En relación con las categorías conceptuales: concepto base, hiperónimo e hipó-
nimo. Rosch(1978:27-48) propuso considerar tres niveles de categorización: nivel
superordinado, básico y subordinado. En esta jerarquía, el grado de especificidad
se realiza de manera que cada nuevo elemento queda incluido hipónicamente en
el precedente.
Por otro lado, el lenguaje expresa muy sensiblemente las sutilezas de intencio-
nes a través de imponer organización de figura vs. fondo a los elementos de la
situación.
Finalmente, consideramos las expresiones metafóricas conceptuales como pro-
yecciones de unos conceptos desde un dominio origen hacia el dominio destino y
esquemáticas como producto de nuestra habilidad de reconocer similitudes entre
objetos y situaciones o de referencia metonímica por la que aludimos a una enti-
dad implícita a través de otra explícita (Lakoff y Johnson, 1980).

2. Metodología

2.1. Corpus
El corpus está constituido por las dos obras de Jorge Luis Borges que se con-
signan en (1) y (2).

211
(1) El General Quiroga va en coche al muere

1. El madrejón desnudo ya sin sed de agua


y una luna perdida en el frío del alba
y el campo muerto de hambre, pobre como una araña.

El coche se hamacaba rezongando la altura;


5. un galerón enfático, enorme, funerario.
Cuatro tapaos con pinta de muerte en la negrura
tironeaban seis miedos y un valor desvelado.

Junto a los postillones jineteaba un moreno.


Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda!
10. El general Quiroga quiso entrar en la sombra
llevando seis o siete degollados de escolta.

Esa cordobesa bochinchera y ladina


(meditaba Quiroga) ¿qué ha de poder con mi alma?
Aquí estoy afianzado y metido en la vida
15. como la estaca pampa bien metida en la pampa.

Yo, que he sobrevivido a millares de tardes


y cuyo nombre pone retemblor en las lanzas,
no he de soltar la vida por estos pedregales.
¿Muere acaso el pampero, se mueren las espadas?

20. Pero al brillar el día sobre Barranca Yaco


hierros que no perdonan arreciaron sobre él;
la muerte, que es de todos, arreó con el riojano
y una de puñaladas lo mentó a Juan Manuel.

Ya muerto, ya de pie, ya inmortal, ya fantasma,


25. se presentó al infierno que Dios le había marcado,
y a sus órdenes iban, rotas y desangradas,
las ánimas en pena de hombres y de caballo.

212
(2) Poema Conjetural
El doctor Francisco Laprida, asesinado el día 22 de setiembre de 1829, por los montoneros
de Aldao, piensa antes de morir:

1. Zumban las balas en la tarde última.


Hay viento y hay cenizas en el viento,
se dispersan el día y la batalla
deforme, y la victoria es de los otros.
5. Vencen los bárbaros los gauchos vencen.
Yo, que estudié las leyes y los cánones,
yo, Francisco Narciso de Laprida,
cuya voz declaró la independencia
de estas crueles provincias,derrotado
10. de sangre y de sudor manchado el rostro,
sin esperanza ni temor, perdido,
huyo hacia el Sur por arrabales últimos.
Como aquel capitán del Purgatorio
que, huyendo a pie y ensangrentando el llano,
15. fue cegado y tumbado por la muerte
donde un oscuro río pierde el nombre,
así habré de caer. Hoy es el término.
La noche lateral de los pantanos
me acecha y me demora. Oigo los cascos
20. de mi caliente muerte que me busca
con jinetes, con belfos y con lanzas.

Yoque anhelé ser otro, ser un hombre


de sentencias, de libros, de dictámenes,
a cielo abierto yaceré entre ciénagas;
25. pero me endiosa el pecho inexplicable
un júbilo secreto.Al fin me encuentro
con mi destino sudamericano.
A esta ruinosa tarde me llevaba
el laberinto múltiple de pasos
30. que mis días tejieron desde un día
de la niñez. Al fin he descubierto
la recóndita clave de mis años,

213
la suerte de Francisco de Laprida,
la letra que faltaba, la perfecta
35. forma que supo Dios desde el principio.
En el espejo de esta noche alcanzo
mi insospechado rostro eterno. El círculo
se va a cerrar. Yo aguardo que así sea.

Pisan mis pies la sombra de las lanzas


40. que me buscan. Las befas de mi muerte,
los jinetes, las crines, los caballos,
se ciernen sobre mí... Ya el primer golpe,
ya el duro hierro que me raja el pecho,
el íntimo cuchillo en la garganta.

2.2. Justificación de la metodología


La metodología tiene como eje el sintáctico-semántico, con sus vinculaciones
sobre la construcción discursiva (“pintura de la situación” típicamente semántica:
Langacker 1987 y 1991) y se analiza la distribución de los tipos de cláusulas en el
discurso, de tal manera que oriente la tarea de inferir la intención del autor o sen-
tido de la obra.El análisis se justifica también, a partir de las categorías conceptua-
les: concepto base, hiperónimo e hipónimo; la organización de figura vs. fondo
en los elementos de la situación; finalmente, a través de expresiones metafóricas
conceptuales como proyecciones de unos conceptos desde un dominio origen
hacia el dominio destino.

3. Análisis de los datos

3.1. Título
El título del poema (1), es una construcción predicativa que individualiza al
participante humano por su grado militar y su nombre propio: ‘General Quiroga’.
En la predicación ‘va al muere’ anticipa no solo el desenlace de la historia que
tratará el poema, sino que la decisión de ‘ir al muere’ refleja una acción realizada
sin mayor autorreflexión por un sujeto agente sometido a una fuerza interior
desconocida por él. Finalmente, al destacar el autor que ha decidido hacerlo ‘en
coche’, orienta al lector a que infiera al menos matices de opulencia. Ya el título
da la idea de que el caudillo se embarcó en un viaje en el cual ya sabía que lo iban

214
a asesinar, pero debido a su actitud soberbia, el decide ignorar la advertencia y
emprende ese viaje.
Por el contrario, el título del poema (2) es una construcción nominal que no
anticipa el contenido del poema ni es su síntesis. Reitera el tipo textual ‘poema’ al
que califica de ‘conjetural’ para especificar que está referido a expresar un “juicio
de las cosas o acaecimientos por las señales que se ven u observan” (rae, 2014). En
el título del poema (2) no figura el nombre del participante que conjetura.

3.2. Título y fecha de publicación de la obra


a la que pertenece cada poema
El poema (1) pertenece al libro “Luna de enfrente” (1925), que incluye poemas
de la primera vertiente temática de Borges, la que él mismo define como “mito-
logía del arrabal”, alude a circunstancias y motivos históricos argentinos. Por otra
parte, adopta una peculiaridad idiomática pocas veces frecuentada por nuestra
poesía: emplea numerosos argentinismos consistentes no sólo en matices foné-
ticos (ciudá, sé, tapaos por ciudad, sed, tapados), sino, también construcciones
típicamente populares, como la que aparece en el título del poema: “al muere”.
Esto manifiesta una marcada tendencia de la poesía de Borges al tono hablado o
conversacional, que no sólo no rehúye sino que busca los giros prosaicos.1
El poema (2), que se publicó por primera vez en la edición del 4 de julio de 1943
del diario La Nación de Buenos Aires, fue incluido luego en el libro “El otro, el
mismo” (1964). Se lo relaciona como una metáfora de lo que acontecía en el perío-
do histórico en que fue publicado. Así, Laprida, unitario, vencido por los federa-
les, es la representación de los liberales porteños vencidos por el protoperonismo.

3.3. Epígrafe
El poema (1) no necesita epígrafe debido a que el título es en sí mismo una
síntesis del tema del poema y de la intención del autor.

1 
En el Prólogo de “Luna de enfrente”, Borges nos refiere que: … “quise también ser
argentino. Incurrí en la arriesgada adquisición de uno o dos diccionarios de argenti-
nismos, que me suministraron palabras que hoy puedo apenas descifrar: “madrejón”,
“espadaña”, “estaca pampa” […] la de este volumen tiene algo de ostentoso y de
público. No quiero ser injusto con él. Una que otra composición -“El general Quiroga
va en coche al muere”- posee acaso la vistosa belleza de una calcomanía;” […]

215
En relación con el epígrafe del poema (2), en primer lugar, nos preguntamos
¿qué función cumple este texto en prosa no poética introducido entre el título y
los versos? No se trata de un epígrafe común que aluda al sentido de la contextua-
lidad del poema. En una primera opción puede pensarse que el epígrafe tiene más
relación con el título porque si en el texto poético se formula la elaboración de
una conjetura, el texto prosaico podría intentar legitimar la conjetura, acotando
una cronología y una circunstancia. Así, el epígrafe complementa el alcance del
título al exponer información sobre el tema de lo conjetural. En efecto, median-
te una cláusula de sujeto en el nivel sintáctico y de paciente experimentante en
el nivel semántico, con verbo de proceso interior de cognición: ‘piensa’, la voz
narrativa nos informa que el ‘doctor Francisco Laprida’ es el protagonista de esta
conjetura y la circunstancia en que ésta surge: ‘antes de morir’. Luego especifica la
causal de esta muerte mediante una extensión de la cláusula prototípica:‘asesinado
[…], por los montoneros de Aldao’, en la que se produce simetría en la jerarquía de
empatía, ya que tanto el paciente, que recibe la acción de ‘ser asesinado’: ‘doctor
Francisco Laprida’ como el agente en posición de sujeto: ‘los montoneros de Aldao’,
que realiza la acción de ‘asesinar’, son participantes humanos. En la sintaxis co-
loca a la víctima como ‘figura’, en una construcción de pasiva y, de esta manera,
posterga en el ‘fondo’ de la situación, al sujeto agente colectivo ‘los montoneros’.
Finalmente, la fecha de su muerte ‘22 de setiembre de 1829’ nos indica que es a“tres
años de haber regresado a San Juan después de haber sido miembro del Congreso
Constituyente de Rivadavia” (J. Fernández, 1962).
Una segunda función asignada al epígrafe, quizás sea la más aceptable: por un
lado, el texto prosaico indica las circunstancias y el sujeto de la enunciación desde
fuera del enunciado o resto del poema; y, por otro lado, este sujeto y sus circuns-
tancias son los mismos de los del enunciado, es decir, son inmanentes a él. Este
tipo de configuración híbrida es propia de la poesía dramática. En el Prólogo de
“El otro, el mismo” (1964) donde Borges incorporó este poema, anuncia que “en el
Poema conjetural se advertirá la influencia de los monólogos dramáticos de Robert
Browning”. 2 Se estructura, en consecuencia, como un monólogo dramático lírico

2 
Se puede definir el monólogo dramático como el discurso sostenido por un personaje único o que
se expresa como tal, dirigido a él mismo o a un ausente, que puede ser una persona (divina o hu-
mana) o una personificación (un sentimiento, una virtud: mi corazón, mi deber; eventualmente,
una cosa). Todo monólogo es así, más o menos, dialogado, pues siempre se habla a alguno; y esto
no sería más que a sí mismo. Por tanto, este personaje deja escapar unas informaciones capitales

216
porque es un texto acotado donde la función expresiva y la referencial inciden
conjuntamente sobre las relaciones forma-contenido de la función poética para
objetivar una escena.

3.4. Análisis del poema “El General Quiroga va en coche al muere”


En la organización textual del contenido de este poema narrativo, se diferen-
ciandos partes: a) Momentos previos al asesinato de Quiroga (vv.1-19), b) Asesi-
nato de Quiroga (vv.20-27), que se detallan a continuación.

3.4.1. ParteI°: Momentos previos al asesinato de Quiroga


La I° Parte corresponde a la presentación del paisaje, del vehículo y de los
personajes que, a sabiendas, van al encuentro de la muerte, por lo cual en estos
primeros diecinueve versos el tiempo verbal que predomina es el pretérito imper-
fecto como no puntual o atélico y durativo o permanente Vendler (1967: Cap. iv)
En el escenario en que se desarrollarán los hechos, los distintos participantes
están presentados en un continuo de baja jerarquía de empatía. En efecto, a modo
de zoom en una relación de figura-fondo, se ubica en primer lugar como ‘figura’,
los participantes inanimados: paisaje, tiempo o momento de la situación y ca-
rruaje; en segundo lugar, los participantes humanos: ocupantes y escoltas, hasta
individualizar en el ‘fondo’ la figura de Quiroga. De esta manera se distinguen
los siguientes momentos: presentación del entorno, presentación del carruaje y
de los personajes, anticipación del desenlace fatal y perspectiva de Quiroga de su
propia infalibilidad.

a) Presentación del entorno


En la estrofa 1° (vv.1-3), el autor presenta el lugar de los hechos y describe un pai-
saje agreste con características propias de un paisaje desolador, desértico, pobre, y

que lo conciernen y delinean poco a poco los contornos de una situación insólita, la mayor parte
del tiempo conflictiva. Las acciones pasadas se ven, pues, reaparecer, o se reseñan.Este pensa-
miento en voz alta no se asocia espontáneamente con un discurso de asociación de ideas, sino en
una composición sabia y estructurada, que se pone ella misma en guardia, confesión, expansión,
advertencia o declaración. Se habla así de “monólogo lírico” cuando el protagonista se dirige,
como es casi siempre el caso en Browning, aunque el lector permanece como el único público
verdaderamente real, a un público imaginario

217
que acompañan el destino de muerte del protagonista, a través de dos participan-
tes inanimados: ‘madrejóndesnudo’, el cauce seco de un río (rae, 2014) y ‘campo
muerto de hambre’. Además de seco y vacío, el lugar es oscuro, solo iluminado por
la luna: y una luna perdida’ o por el primer blancor del nuevo día, entre luces y
sombras, y frío: ‘en el frío del alba’.
Como en una sola pincelada y dichas de una sola vez, el autor describe el
escenario de la zona rural, en una sucesión de construcciones nominales polisin-
déticas mediante la reiteración del conector aditivo ‘y’, sin pausas internas. Si las
comparamos entre sí, observamos que el autor otorga a los elementos descriptos
un mismo nivel de relevancia, mediante un paralelismo sintáctico: núcleo: ma-
drejón, luna, campo; participio pasado: desnudo, perdida, muerto; circunstantes: ya
sin sed de agua, en el frío, de hambre.

b) Presentación del carruaje y de los personajes: ocupantes y escoltas


En la primera cláusula de la estrofa 2° (vv.4-5) se describe el oscilante movimiento
del participante inanimado ‘el coche’ mediante una cláusula periférica en la que el
sujeto, en el nivel sintáctico y agente, en el semántico, ejerce una acción: ‘se ha-
macaba’. En la metonimia ‘rezongando la altura’, mediante un verbo de ‘proceso
interior’ que significa refunfuñar a lo que se manda, ejecutándolo de mala gana
(rae, 2014), se hace referencia a la acción realizada por Quiroga al decidir cumplir
con la orden dada, a pesar de sus presentimientos. Así nos lo dice Sarmiento en
capítulo xiii de “Barranca Yaco”, p. 190:

(3) Invítase a Facundo a ir a interponer su influencia, para apagar las chispas que se han
levantado en el norte de la República; nadie sino él está llamado para desempeñar esta
misión de paz. Facundo resiste, vacila; pero se decide al fin. El 18 de diciembre de 1835 sale
de Buenos Aires, y al subir a la galera dirige, en presencia de varios amigos, sus adioses a la
ciudad. «Si salgo bien -dice, agitando la mano-, te volveré a ver; si no, ¡adiós para siempre!»

La segunda cláusula de la estrofa 2° (vv.6-7) es aún de menor tipicidad. En efec-


to, los participantes humanos, referidos mediante la metonimia ‘seis miedos y un
valor desvelado’, constituyen el objeto paciente que recibe los efectos de la acción
‘tironeaban’. Esta acción realizada por un participante animado no humano como
sujeto agente: ‘cuatro tapaos’,es decir, los caballosde pelaje totalmente negro sin
manchas claras.

218
¿Por qué ‘seis miedos’? Porque seis eran los compañeros de viaje del General
Quiroga. Y ‘miedos’,porque sus acompañantes sí tenían conciencia del peligro
que los amenazaba.

(4) Acompáñale el doctor Ortiz, su secretario, […] (Barranca Yaco, p. 191)


(5) Acompáñale, a más del postillón que va en el tiro, el niño aquel, dos correos que se han
reunido por casualidad y el negro, que va a caballo.(Barranca Yaco p. 194)

¿Por qué ‘un valor desvelado’? En esta metonimia, Borges sintetiza en ‘valor’
el coraje de Quiroga y ‘desvelado’ expresa el “gran cuidado y atención que tiene
una persona en lo que tiene a su cargo o desea hacer o conseguir” (rae, 2014) de
acuerdo con lo manifestado por Sarmiento:

(6) El doctor Ortiz hace un último esfuerzo por salvar su vida y la del compañero; despierta a
Quiroga, y le instruye de los pavorosos detalles que acaba de adquirir, significándole que él no
le acompaña, si se obstina en hacerse matar inútilmente. Facundo, con gesto airado y palabras
groseramente enérgicas, le hace entender que hay mayor peligro en contrariarlo allí que el que
le aguarda en Barranca-Yaco, y fuerza es someterse sin más réplica. (Barranca Yaco p. 193-194)

¿Por qué ‘tironeaban’? Porque si tironear significa tirar con violencia, de gol-
pe (rae, 2014), al igual que ‘rezongando’, alude a la silenciada resistencia de sus
acompañantes.
Más adelante (v.8), se completa la escolta que acompaña a los personajes: ‘Junto
a los postillonesjineteaba un moreno’.
Si comparamos entre sí las estrofas 1°, 2° y 3°, se observa que los efectos de figu-
ra-fondo quedan justificados desde la perspectiva del narrador en la presentación
de la historia. Así, al estar orientada desde ámbitos externos: describe primero
el paisaje y luego precisa detalles del carruaje, ocupa el lugar de sujeto-figura un
participante inanimado: ‘madrejón desnudo’, ‘campo muerto de hambre’ y ‘el coche’
y relega al fondo de la situación a los participantes humanos mencionados a través
de metonimias: ‘seis miedos y un valor desvelado’ o en la presentación de la escolta:
‘junto a los postillones jineteaba un moreno’ De esta manera, la intención del autor
no solo es referirse a que Quiroga va ‘al muere’ por decisión propia, sino funda-
mentalmente connotar rasgos de debilidad en sus ocupantes atemorizados y de
soberbia en la personalidad de Quiroga.

219
c) Anticipación del desenlace fatal
En los vv.8-11, el autor intensifica el continuo semántico referido a la soberbia de
Quiroga para connotar desvalorización del personaje. En primer lugar, aplica el
calificativo ‘oronda’, cuyo significado es lleno de presunción y muy contento de sí
mismo (rae.2014), al hecho de ‘ir en coche a la muerte’. Concluye con la cláusula
‘El General Quiroga quiso entrar en la sombra’en la que un verbo de acción-proceso
cuyas acciones no son materiales, sino procesos mentales: ‘quiso’ con el matiz de
‘toma de decisión’, también refiere acción que realiza un agente y afecta directa-
mente a un paciente. En este caso, todos los integrantes de la comitiva son tam-
bién asesinados: ‘llevando seis o siete degollados de escolta’ ya que a ‘un moreno’ se
suman ‘los postillones’, mozos que iban a caballo, delante de las postas para guiar a
los caminantes (rae, 2014). En consecuencia, el participante agente que realiza la
acción, es simultáneamente un participante experimentante. (Kovacci, 1990:200-
201). Nuevamente el autor se refiere a que Quiroga no solo acepta el riesgo de
morir, sino que arrastra a gente que no tenía poder de decisión ante él. El autor
de “Facundo” ya lo anticipaba en su obra, al decir:

(7) El orgullo y el terrorismo, los dos grandes móviles de su elevación, lo llevan, maniatado,
a la sangrienta catástrofe que debe terminar su vida [“Facundo”, p. 193]

d) Perspectiva de Quiroga de su propia infalibilidad


El autor antepone a la narración del asesinato, el monólogo interior en estilo
directo de Quiroga (vv.12-19) a través de la aparición del ‘yo lírico’: ‘mi alma’,
‘estoy’, ‘Yo, que he sobrevivido’, ‘no he de soltar’. En estos versos, Quiroga medita lo
que significa su poder: ‘esa cordobesa bochinchera y ladina // […] ¿qué ha de poder
con mi alma?’ y lo que su presencia provoca en sus enemigos: ‘y cuyo nombre pone
temblor en las lanza’, expresado mediante cláusulas no prototípicas cuyas predi-
caciones no contienen verbos de acción material, sino verbos de ‘estado’: ‘ha de
poder’, ‘estoy afianzado y metido en la vida’, ‘he sobrevivido’. En estas meditaciones
también confirma su convicción de ser infalible, de que esa noche no iba a morir:
‘no he de soltar la vida por estos pedregales’. Esta seguidilla de exacerbada soberbia,
culmina en un alto grado de énfasis al compararse son dos entidades muy pode-
rosas: el pampero, viento frío, poderoso, acompañado de tormentas, y las espadas,
que terminan con la vida de miles: ¿muere acaso el pampero, se mueren las espadas?’.
Con semejantes expresiones de arrogancia y soberbia, Sarmiento presenta a este
caudillo en el capítulo de “Barranca Yaco”

220
(8) Antes de llegar a la posta del Ojo de Agua, un joven sale del bosque y se dirige hacia la
galera, requiriendo al postillón que se detenga. Quiroga asoma la cabeza por la portezuela, y
el doctor Ortiz.» desciende y sabe lo siguiente: «En las inmediaciones del lugar llamado Ba-
rranca-Yaco está apostado Santos Pérez con una partida; al arribo de la galera deben hacerle
fuego de ambos lados y matar, en seguida, de postillones arriba; nadie debe escapar; ésta es
la orden [….]. El secretario, asustado, pone en conocimiento de Facundo lo que acaba de
saber, y le insta para que se ponga en seguridad. Facundo,[…]tranquilizaal joven Sandivaras
sobre los temores que abriga. «No ha nacido todavía -le dice en voz enérgica- el hombre
que ha de matar a Facundo Quiroga. A un grito mío, esa partida, mañana, se pondrá a mis
órdenes y me servirá de escolta hasta Córdoba. Vaya usted, amigo, sin cuidado.» [p. 192]

3.4.2. Parte II°: Asesinato de Quiroga


La Parte ii° (vv.20-27), corresponde a la narraciónde los hechos. Se inicia con
el conector ‘pero’, que opone las escenas de su propia muerte, a la que el caudillo
no puede vencer como todo mortal: ‘la muerte, que es de todos’ (v.22), a las actitu-
des de soberbia e infalibilidad de Quiroga presentadas en la primera parte y desde
el título mismo.
Asimismo en oposición al tiempo o momento especificado en la presentación
de la historia y que corresponde a durante la noche o madrugada: ‘en la negrura’,
en estas dos últimas estrofas, los hechos suceden en horas del día: ‘al brillar el
día’ (v.20). Desde el mundo referido hay un avance del tiempo en un continuo
noche   día. Desde el propósito de Borges, mediante la construcción ‘al + Infi-
nitivo’: ‘al brillar’, que indica un momento preciso. Por otra parte, al ser el verbo
‘brillar’ un verbo de ‘estado’: durativo y atélico, pertenece a la subclase de ‘imper-
fectivo’ (Langacker, 2008:147). En consecuencia, el primer verso de la penúltima
estrofa, mantiene la misma atelicidad de la primera parte al destacar tiempo y
lugar de los hechos que suceden.
Finalmente, en las dos últimas estrofas, predominan los verbos ‘perfectivos’:
‘arreciaron’, ‘arreó’ y ‘se presentó’ que expresan ‘logros’ Vendler (1967: Cap. iv) y el
tiempo verbal es el pretérito perfecto. En consecuencia, Borges opone a la atelici-
dad del monólogo de Quiroga, la telicidad de su muerte.
Esta parte narrativa incluye dos momentos: Asesinato de Quiroga y Presenta-
ción en el Infierno.

a) Asesinato de Quiroga
Nuevamente la mayor frecuencia de cláusulas absolutamente periféricas de la pro-
totípica con participantes inanimados como sujeto agente: ‘hierros que no perdo-

221
nan’ y ‘la muerte’, que a través de procesos de ‘acción material’, cuyos efectos van
haciéndose cada vez más recios o fuertes(rae, 2014): ‘arreciaron’o llevándoselo
de manera violenta (rae, 2014): ‘arreó’, coloca al participante humano como pa-
ciente. De esta manera, el participante inanimado es ‘figura’, en tanto que el par-
ticipante humano es ubicado como ‘fondo’, referenciado en este caso no con su
apellido sino con el deíctico ‘él’ o el gentilicio ‘el riojano’. Finalmente, si se con-
sidera que la lexía verbal ‘arreó’ también significa: estimular a las bestias para que
echen a andar, para que sigan caminando o para que aviven el paso (rae, 2014), se
observa que otorga al protagonista connotaciones semánticas de desvalorización,
ya que este verbo requiere un participante animado no humano.

b) Presentación en el Infierno
En los cuatro últimos versos (vv.24-27), el continuo semántico que tiene como
hilo conductor la soberbia de Quiroga, llega a grados de máximo énfasis mediante
extensiones muy periféricas de cláusula prototípica. Así, en la primera cláusula,
el alma del caudillo: ‘ya muerto’, ‘ya de pie’,‘ya inmortal’, ‘ya fantasma’, es decir,
un participante inanimado, es el sujeto agente de la acción ‘se presentó’. Por otra
parte, al implicar esta lexía verbal ‘toma de decisión’ y ubicar al personaje en un
lugar que, por su condición de caudillo, no puede ser sino el infierno‘que Dios le
había marcado’, connota actitud de arrogancia e irreverencia. La segunda cláusula
expresa la soberbia del personaje con mayor énfasis. En efecto, el ‘ya fantasma’
Quiroga, queestá implícitamente mencionado en el deíctico posesivo ‘sus’, es el
agente que ‘da las órdenes’ a ‘las ánimas en pena de hombres y de caballo’. Cierra el
poema una cláusula extremadamente periférica en la que ‘las ánimas en pena de
hombres y de caballo’ son presentadas, mediante la desgarradora imagen de ‘iban,
rotas y desangradas’, como paciente de los efectos de los verbos de ‘acción mate-
rial’: ‘romper’ y ‘desangrar’ realizadas por un agente humano y como consecuen-
cia de la tenaz convicción de infalibilidad y de inescrutable soberbia que domina
al protagonista de la historia. De esta manera, al llevar a la muerte también a sus
acompañantes, la última cláusula del poema expresa el más alto grado en este
continuo semántico de connotaciones desvalorizantes del caudillo Quiroga.
En cambio, Sarmiento narra el asesinato de Quiroga haciendo recaer toda la
responsabilidad en las huestes de Rosas, y así lo expresa en las últimos párrafos de
“Barranca Yaco”:

(9) Llega el día, por fin, y la galera se pone en camino […] Llega al punto fatal, y dos des-
cargas traspasan la galera en ambos lados, pero sin herir a nadie, los soldados se echan sobre

222
ella, con los sables desnudos, y en un momento inutilizan los caballos y descuartizan al
postillón, correos y asistentes. Quiroga entonces asoma la cabeza, y hace, por el momento,
vacilar a aquella turba. Pregunta por el comandante de la partida, le manda acercarse, y a la
cuestión de Quiroga «¿Qué significa esto?», recibe por toda contestación un balazo en un
ojo que le deja muerto. [p.194]

3.5. Análisis del “Poema Conjetural”


En la organización textual del contenido del poema narrativo (2), se diferen-
cian también dos partes: a) Momentos previos al asesinato de Laprida (vv.1-38),
b) Asesinato de Laprida (vv.39-44).

3.5.1. Parte I°: Momentos previos al asesinato de Laprida


En esta parte primera, a su vez, se distinguen dos subpartes: a) Presentación
del escenario (vv.1-5), b) Presentación de la conjetura (vv.6-38) y que se detallan
a continuación.

a. Presentación del escenario


En la presentación del escenario(vv.1-5), un narrador en tercera persona sin-
tetiza el tema recurrente de la barbarie y sus representantes, los gauchos, como
sinónimo de crueldad y espíritu sanguinario.
En esta contextualidad descriptiva de tendencia metonímica mediante la ima-
gen auditiva: ‘zumban las balas’, y el registro de fenómenos ambientales: ‘viento’ y
‘cenizas’ a través del verbo relacional ‘hay, se presenta el escenario propio de una
batalla. Una batalla que el autor califica como ‘deforme’, se diría defectuosa o con
resultados contrarios a los esperados (rae.2014), porque la montonera de Félix
Aldao ha derrotado a Laprida, para quien ésa es ‘la tarde última’. Aunque también
podría deberse a la desigualdad de fuerzas ya que los montoneros no respetaron el
pacto de paz, tal como lo aclara Sarmiento:

(10) Saben todos el origen de la vergonzosa catástrofe del Pilar. El fraile Aldao borracho,
nos disparó seis culebrinas al grupo de formábamos sesenta oficiales en torno a Francisco
Aldao, su hermano, que había entrado en nuestro campo, después de concluido un tratado
entre los dos partidos beligerantes. El desorden de nuestras tropas, dispersas merced a la
paz firmada, se convirtió en derrota en el momento, en despecho de esfuerzos inútiles para
restablecer las posiciones. Jamás la naturaleza humana se me había presentado tan indigna,
[…] [“Recuerdos de Provincia”, pp.194-195]

223
Sobre todo porque el momento en que se desarrolla la escena, el autor especifi-
ca que es el atardecer y noche oscura: ‘se dispersa el día’.
La sugestiva organización de los elementos de la situación, que tiene como
‘figura’ participantes inanimados como: ‘balas’, ‘viento’, ‘cenizas’, ‘batalla’, pos-
tergándose al ‘fondo’ de la situación a participantes humanos como sujeto agente:
‘los otros’. En consecuencia, la definición por identificación: ‘la victoria es de los
otros’, constituyen un reclamo de lo que debería ser negado en totalidad para
construir el país que los hombres cultos quieren construir.
Finalmente, al identificar que el referente de ‘los otros’ son ‘los bárbaros’, ‘los
gauchos’ (v.5), el autor evidencia su manifiesta intención de que para organizar el
país es necesario ignorar las aspiraciones del interior. Mediante la reiteración del
verbos de acción material: ‘vencen’ y a modo de imagen especular del paralelismo
sintáctico en las que se equiparan ambos sujetos: ‘vencen los bárbaros’ =‘los gauchos
vencen’ (v.5), en primer lugar, se puede considerar a ‘gauchos’ como metonimia de
‘bárbaros’ en la relación semántica de implicancia de uno y el otro, al coparticipar
en aspectos de desvaloración. En segundo lugar, al condensar en una expresión
metafórica conceptual, proyecta los conceptos relevantes de la barbarie como san-
guinario, salvaje, incivilizado, asesino al dominio destino y los define por carac-
terización: ‘los gauchos son bárbaros’, a la vez que define por identificación: ‘los
bárbarosson los gauchos’.

b. Presentación de la conjetura
En esta segunda subparte (vv.6-44), distinguimos, a su vez dos partes: 1° mo-
mento cuyo planteo es lineal; 2° momento, de planteo circular. A continuación
detallamos cada uno de estos momentos.

1° Momento: Autovaloración y ataque de los montoneros


El narrador protagonista en primera persona comunica sus pensamientos e ini-
cia el relato de la situación adversa que está padeciendo. Como se ha especificado
en §3.2., el género elegido es el monólogo dramático lírico, en el cual el poeta
asume la identidad de un personaje real o ficticio con el cual se identifica y lo
hace hablar con su propia voz lírica en primera persona. De esta manera, en el
enunciado, el sujeto es el deíctico ‘Yo’ y su referente, el sujeto de la enunciación
dramática, señalado en el epígrafe y en el verso siguiente con su nombre propio
completo: ‘Francisco Narciso Laprida’.
El narrador protagonista presenta alternadamente, por un lado, sus propias
reflexiones; y por otro, la secuencia de hechos referidos al ataque de los monto-

224
neros, estableciendo un fuerte contraste entre su figura de héroe y la situación
indigna en que se encuentra.
Las diferentes predicaciones nos permiten observar tres partes. En primer lugar,
la autovaloración personal: Yo, que estudié las leyes y los cánones, // yo, Francisco
Narciso de Laprida, // cuya voz declaró la independencia // de estas crueles provincias,
[…] //, en la que el protagonista refiere a dos de sus condiciones que lo destacan,
expresadas en dos predicaciones con sujeto experimentante: ‘estudié las leyes y los
cánones’ y ‘cuya voz declaró la independencia de estas crueles provincias’ ya que están
enunciadas mediante verbos de cognición: ‘estudié’ y de verbalización ‘declaró’ en
pretérito perfecto.
En segundo lugar, conciencia de su propia muerte focalizada en un verbo de
‘estado’ cuyo tiempo verbal es el futuro: ‘habré de caer’: Como aquel capitán del
Purgatorio // que, huyendo a pie y ensangrentando el llano, // fue cegado y tumbado
por la muerte // donde un oscuro río pierde el nombre, // así habré de caer.
En tercer lugar, mediante extensiones de cláusula prototípica con participante
humano tanto en el paciente en función de objeto: el protagonista, como en el
agente implícito: las montoneras, en el participio pasado ‘derrotado’ y ‘mancha-
do’, describe el estado deplorable en que se encuentra: ‘derrotado de sangre y de
sudor manchado el rostro, sin esperanza ni temor, perdido’. Finalmente, enuncia dos
hechos en los cuales el protagonista es sujeto agente: uno mediante el verbo de
movimiento‘huir’: ‘huyo hacia el Sur por arrabales últimos’; y el otro, contiene el
verbo de percepción ‘oír’: ‘oigo los casos’. Laprida cree encontrar un destino inme-
recido para un hombre de su condición en esa muerte brutal, a cielo abierto, en
circunstancias en que huía a Mendoza, temeroso del poder bárbaro de Facundo
Quiroga. El ‘Sur’, en Borges, es siempre el territorio, la geografía de la barbarie.
Al retomar el protagonista la narración de los hechos, que corresponden al
momento en que están por darle alcance los perseguidores (vv.18-21), lo expresa
mediante cláusulas no prototípicas. En éstas el participante humano es objeto
paciente ‘me acecha y me demora’, ‘me busca’, que es afectado por participantes
inanimados ‘la noche lateral de los pantanos’, ‘los cascosde mi caliente muerte…con
jinetes, con belfos y con lanzas’, a través de procesos de acción material: ‘acecha’,
“demora’, ‘busca’.
Hasta aquí el planteo es lineal: el hombre que ha declarado la independencia,
ese hombre de letras, ese hombre culto de la civilización rivadaviana, va a morir
en manos de la barbarie. Laprida, asesinado por las huestes de Aldao, es la imagen
de la independencia ahogada en sangre.

225
2° Momento: Toma de conciencia de su destino sudamericano y asesi-
nato de Laprida
Este 2° momento (vv.22-44), que se inicia con la reiteración del deíctico ‘Yo’,
presenta también tres partes. En primer lugar, la conciencia de muerte, expresada
mediante predicaciones con verbo de estado en tiempo verbal futuro: ‘a cielo
abierto yaceré entre ciénagas’.
En segundo lugar, apartir de la cláusula no prototípica de sujeto experimentan-
te con verbo de proceso interior, encabezada por el conector de oposición ‘pero
me endiosa el pecho inexplicableun júbilo secreto’, el monólogo interior de Laprida,
por medio del cual Borges piensa el complejo destino de este país (vv. 26-38).
Como predominan los verbos de ‘conocimiento’ con el matiz de ‘darse cuenta’:
‘me encuentro’, ‘he descubierto’, ‘alcanzo’, este monólogo llega a ser una verdadera
‘anagnórisis’ en el proceso reflexivo de Laprida.
En la sorprendente expresión metafórica de imagen esquemática (Lakoff y Jo-
hnson, 1986:39-70) de circularidad que se concreta en la imagen semántica de
‘círculo’ que perfila una figura geométrica de dos dimensiones. Así en ‘Al fin me
encuentro // con mi destino sudamericano’, el poema borgeano adopta un giro sor-
prendente: incorpora a la barbarie en el dibujo perfecto de la nacionalidad. El
destino sudamericano del protagonista está integrado por el puñal sanguinario de
las salvajes tropas de Aldao y la condición de unitario de Laprida. Hasta ese día, el
de su muerte, sólo lo había sido a medias: sólo había sido un hombre de libros y
cánones. Pero un sudamericano es también la barbarie: es la sangre y es la muerte
violenta en la batalla. Luego en ‘Al fin he descubierto//la recóndita clave de mis años,
//la suerte de Francisco de Laprida, //la letra que faltaba, la perfecta //forma que supo
Dios desde el principio, Laprida descubre en su muerte el rostro del país como
totalidad. Los gauchos son quienes lo han completado, ya que él era un hombre
incompleto, un hombre al que le faltaba una letra, un hombre que aún no había
accedido a la secreta forma que la divinidad conocía desde el principio. Final-
mente al decir ‘En el espejo de esta noche alcanzo // mi insospechado rostro eterno.
El círculo // se va a cerrar. Yo aguardo que así sea’, explicita la expresión metafórica
mediante la imagen semántica: ‘círculo’. Tras la batalla, en su muerte, encuentra
su rostro eterno. El círculo se ha cerrado. Y la totalización de la circularidad es la
expresión inapelable de lo absoluto. Borges, aquí, imagina la nacionalidad como
una mixtura difícil de alcanzar: la que se teje entre el puñal de los gauchos y los
cánones de los cultos.
En tercer lugar, el protagonista en primera persona retoma la voz narradora
y en una detalladísima sucesión de acciones, y mediante una enumeración de

226
sustantivos en relación metonímica que prefiguran la muerte: ‘lanzas’, ‘befas’, ‘ji-
netes’, ‘crines’, ‘caballos’, ‘hierro’, ‘cuchillo’, relata su propio asesinato en manos de
los montoneros (vv. 39-44).
En cláusulas absolutamente periféricas de prototipicidad, el participante hu-
mano, referido apenas con metonimias o deícticos: ‘mis pies’, ‘sobre mí’, ‘el pecho’,
‘la garganta’, constituye el objeto, en el nivel sintáctico y paciente, en el nivel se-
mántico como víctima de desgarradores procesos de ‘acción material’: ‘se ciernen’
y ‘raja’, realizados por participantes inanimados en función de sujeto agente: ‘las
lanzas que me buscan’, ‘las befas de mi muerte,los jinetes, las crines, los caballos’, ‘el
duro hierro,el íntimo cuchillo’.
El adjetivo metonímico ‘íntimo’ atribuido a ‘cuchillo’ cierra el círculo. El cu-
chillo del montonero, de la barbarie le es “íntimo” a Laprida porque completa su
figura. Totaliza su figura de sudamericano. Se es sudamericano al incluir al otro,
al bárbaro, al diferente.
Si consideramos la palabra del historiador, la cual no tienen otra intención más
que informar, observamos que presenta el asesinato de Laprida de manera deno-
tativa, mediante cláusulas no prototípicas con verbo de estado (12) y que tienen
como figura al protagonista al ser paciente de verbo de acción material en voz
pasiva: ‘fue degollado’ (13).

(11) […] donde el degüello rondaba por doquier, aquella tarde del demonio en El Pilar.
Laprida, desgraciadamente, murió a poco degollado.[Guerrero,1973:267]
(12) Laprida fue degollado por cinco foragidos que separaron su cabeza del cuerpo; como el
pensamiento de la acción, siendo reconocido días después, por el monograma de la camisa,
pero ante la confusión de aquella triste jornada, desapareció también su cuerpo, ignorándo-
se hasta hoy el lugar donde fue a parar. [Guerrero, 1973: 267)

4. Resultados

El análisis realizado en ambos poemas arroja los resultados que se consignan a


continuación.

4.1. Categorías conceptuales


Desde la teoría del nivel básico, observamos que ambos protagonistas están
mencionados desde un grado mayor de especificidad a uno menor, en cuya refe-
rencia hay semejanzas y diferencias.

227
En ambos poemas, la presentación del protagonista se realiza mediante pala-
bras ‘plenas’: el nombre propio acompañado de su profesión: ‘El doctor Francisco
Laprida’, ‘El General Quiroga’, hasta ser referenciados a través de deícticos: ‘Yo,
que estudié’ (Laprida); ‘Yo, que he sobrevivido a’ (Quiroga), ‘arreciaron sobre él’
(Quiroga)
No obstante hay algunas diferencias: a) uno de los protagonista es presentado
con su nombre completo: ‘Francisco Narciso de Laprida’; mientras que el otro ‘El
General Quiroga’, solamente con el apellido y, a veces, entre paréntesis: ‘(meditaba
Quiroga)’; b) Quiroga, mediante un gentilicio ‘el riojano’.
De acuerdo con las características señaladas, podemos arriesgar dos motivacio-
nes que guiaron al autor. Una es que evidencian la predilección del autor por el
protagonista unitario, y, por el contrario, su desvalorización hacia el protagonista
federal. Y la otra, ayudados por la ‘teoría del nivel básico’, podríamos agregar que
Laprida es menos conocido, se lo recuerda solamente porque ‘su voz declaró la
independencia’, en tanto que Quiroga, al ser un personaje popular, conocido por
varios, no requiere mayor especificidad.

4.2. Cláusula prototípica


En ambos poemas se manifiesta marcado predominio de las cláusulas ‘absolu-
tamente periféricas o menos prototípicas’ en las que el participante humano es un
objeto paciente que es modificado, destruido, aniquilado, asesinado por partici-
pantes inanimados, animados y humanos que son sujeto agente en la cláusula. De
esta manera el autor destaca la crueldad del salvajismo de la barbarie que convier-
te al protagonista del poema (1) en víctima y victimario de su propia soberbia; y
al del poema (2), en víctima de los sanguinarios montoneros.
Sin embargo, los poemas difieren entre sí por la cantidad de estas cláusulas y
por el tipo discursivo de descripción o narración. Así, en el poema (1), aunque
ocurren solo tres cláusulas periféricas en las cuales el protagonista o los acompa-
ñantes son objeto paciente, ésas connotan profundo desgarramiento expresado
mediante los verbos ‘arreciar’, ‘arrear’, ‘romper y ´desangrar’: (a) Cuatro tapaos
con pinta de muerte enla negrura // tironeabanseis miedos y un valor desvelado; y
dos en la narración de los hechos: (b) hierros que no perdonanarreciaron sobre él;
// la muerte, que es de todos, arreó con el riojano; (c)y a sus órdenes iban, rotas y des-
angradas, // las ánimas en pena de hombres y de caballo.Una corresponde a la parte
descriptiva, y las otras dos, a la narrativa.
En cambio, en el poema (2), las siete cláusulas periféricas de la parte narrativa, y
la del epígrafe, tienen como objeto paciente al protagonista: (a) El doctor Francisco

228
Laprida, asesinadopor los montoneros de Aldao, […]; (b) […] derrotado // de sangre
y de sudor manchado el rostro, // sin esperanza ni temor, perdido, // huyo hacia el Sur
por arrabales últimos; (c) La noche lateral de los pantanos // me acecha y me demora;
(d) mi caliente muerte que me busca // con jinetes, con belfos y con lanzas; (e) la som-
bra de las lanzas que me buscan; (f ) Las befas de mi muerte, // los jinetes, las crines,
los caballos, // se ciernen sobre mí...; (g) Ya el primer golpe, // ya el duro hierro que me
raja el pecho; (h) el íntimo cuchillo en la garganta.

4.3. Cláusula no prototípica


En ambos poemas, el protagonista es siempre el sujeto, sea agente o experimen-
tante, de cláusula no prototípica, cuya su predicación no implica un proceso de
acción material que afecte a un objeto paciente, sino verbos de estado, relaciona-
les o de proceso interior.
Sin embargo, hay diferencias entre los dos poemas. En efecto, en el poema (1),
se presentan solamente cláusulas con sujeto agente: a) El general Quiroga quiso
entrar en la sombra // llevando seis o siete degollados de escolta; b) Ya muerto, ya de
pie, ya inmortal, ya fantasma, // se presentó al infierno que Dios le había marcado. En
cambio, en el poema (2) registramos, por un lado, cláusulas con sujeto agente tan-
to en la narración de los hechos: a) huyo hacia el Sur por arrabales últimos; b) Oigo
los cascos // de mi caliente muerte; c) Pisan mis pies la sombra de las lanzas; como en
la certeza de su muerte: a) así habré de caer; b) a cielo abierto yaceré entre ciénagas.
Y por otro lado, cláusulas con sujeto experimentante en la autovaloración: a)
Yo, que estudié las leyes y los cánones; b) cuya voz declaró la independencia; c) Yo que
anhelé ser otro, ser un hombre // de sentencias, de libros, de dictámenes;y en la toma
de conciencia de su destino sudamericano: a) Al fin me encuentro // con mi destino
sudamericano; b) Al fin he descubierto // la recóndita clave de mis años,la suerte de
Francisco de Laprida, // la letra que faltaba, la perfecta // forma que supo Dios desde
el principio;c) En el espejo de esta noche alcanzo // mi insospechado rostro eterno. El
círculo // se va a cerrar. Yo aguardo que así sea.

4.4. Organización de figura vs. fondo en los elementos de la situación


En los poemas analizados, los efectos de figura vs. fondo se producen tanto
en la cláusula como en el discurso. En el plano clausular, observamos que en el
poema (1) hay dos cláusulas que tienen como figura al protagonista en los casos
en que como victimario es el sujeto agente, y se posterga al fondo de la situación
a sus acompañantes como objeto paciente. En cambio, las otras tres tienen como
figura a participantes animados: los ‘cuatro tapaos’, o inanimados: ‘hierros’ o ‘la

229
muerte’, y se relega al fondo de la situación como objeto paciente al protagonista
cuando está en situación riesgosa o debilitada o es víctima de muerte.
Por el contrario, en todas las cláusulas del poema (2) tienen como figura par-
ticipantes inanimados: ‘noche lateral’, ‘muerte’,‘jinetes’, ‘crines’, ‘caballos’, ‘hierro’,
‘cuchillo’ como sujeto agente, y se deja al protagonista, que en todos los casos es
víctima, al fondo de la situación como objeto paciente. El epígrafe tiene como
figura al protagonista víctima, pero como sujeto paciente de una oración en voz
pasiva cuyo agente es un participante humano: ‘los montoneros’
En el plano discursivo, uno es el que hemos señalado entre el epígrafe y el texto,
en el poema (2), cuya función es la de legitimar el contenido del enunciado. Sin
embargo, los que evidencian la clara intención del autor son los versos referidos al
monólogo interior en estilo directo de cada protagonista.
En efecto, en solo ocho versos expresa las reflexiones de Quiroga referidas a la
convicción de su gran poderío y de su infalibilidad (vv.12-19)Esa cordobesa bochin-
chera y ladina // (meditaba Quiroga) ¿qué ha de poder con mi alma? // Aquí estoy
afianzado y metido en la vida // como la estaca pampa bien metida en la pampa. // Yo,
que he sobrevivido a millares de tardes // y cuyo nombre pone retemblor en las lanzas,
// no he de soltar la vida por estos pedregales. // ¿Muere acaso el pampero, se mueren
las espadas?
En cambio, el autor focaliza en la voz de Laprida (unitario) y en 17 versos, su
ideario político por medio del cual Borges piensa el complejo destino de este país.
No obstante, el poema borgeano adopta un giro sorprendente: incorpora a la
barbarie en el dibujo perfecto de la nacionalidad: ‘la letra que faltaba, la perfecta /
forma que supo Dios desde el principio.

4.5. Extensiones metafóricas


En ambos poemas predominan las metonimias. En el poema (1), hemos regis-
trado seis: ‘rezongando’, ‘tironeaban’, ‘seis miedos y un valor desvelado’, ‘oronda’, ‘en
la sombra’. ‘estacapampa’. En el poema (2), estas : ‘balas’, ‘tarde última’, ‘viento’,
‘cenizas’, ‘arrabales últimos’, ‘lanzas’, ‘befas’, ‘jinetes’, ‘crines’, ‘caballos’, ‘hierro’,
‘cuchillo’.
En el poema (2), la metáfora‘el círculo se va a cerrar’ expresada en varias ins-
tancias: ‘mi destino sudamericano’, ‘la letra que faltaba, la perfecta //forma que supo
Dios desde el principio’.

230
4.6. Sentido o intención del autor
Estos resultados permiten inferir que la intención del poema (1) es desvalori-
zar la figura de Facundo Quiroga por ser bárbaro, gaucho, caudillo y federal, a
partir de la actitud de soberbia que caracteriza al caudillo, con sus irremediables
consecuencias: lo lleva a su propia muerte y a la de sus acompañantes. Para ello
el autor presenta esta actitud de soberbia a través de un continuo de relaciones
sintáctico-semánticas y pragmáticas. En cambio, en el poema (2), al ser asesinado
Francisco Laprida por el salvajismo de los montoneros, el autor exalta la figura del
unitario que había nacido con la estrella de mártir.

Conclusiones

A partir de los resultados del análisis de ambos poemas, se arriba a las siguientes
conclusiones preliminares.
En ambas obras, según el continuo categorial de la cláusula prototípica, se dis-
tinguen dos planos en la organización discursiva sintáctico-semántica. El primer
plano que corresponde a la narración de los hechos cuya relevancia es destacada
mediante extensiones de la cláusula prototípica de baja jerarquía de empatía. El
segundo plano en el que predominan otras formas discursivas como caracteriza-
ción del personaje, valoraciones, referencias de historias pasadas, que le permiten
al autor explicar un cambio de actitud o justificar una muerte, están expresada a
través de cláusulas no prototípicas con sujeto experimentante.
En una gramática de orientación prototípica, las relaciones sintáctico-semánti-
cas son a la vez pragmáticas al convertirse en síntoma del objetivo comunicativo.
El predominio de extensiones de la cláusula típica referidas a los participantes
humanos, conmueve profundamente al lector porque estas extensiones surgen a
partir de la jerarquía de empatía de los participantes en la cual nuestra empatía es
atraída por los asuntos parecidos a los nuestros.
En suma, el enfoque cognitivo nos orienta acerca de cómo integrar los saberes
gramaticales con la lectura y escritura discursiva, mediante un abordaje semántico
de la oración a través de la interpretación de las funciones sintácticas que aparecen
en ella, a partir de los procesos y rasgos semánticos de la predicación. De esta ma-
nera, el enfoque cognitivo-prototípico favorece la elaboración de estrategias de
lectoescritura.

231
Referencias bibliográficas Langacker, R. (2008) Cognitive Gram-
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ve Applications.Stanford: Stanford Uni-
versity Press.

232
capítulo 13

Efectos de presentaciones simples y múltiples


en la comprensión lectora en inglés:
un estudio experimental comparativo
Pedro Luis Luchini, Carlos Machado |
Universidad Nacional de Mar del Plata / UCAECE Mar del Plata
Gabriela Mariel Ferreiro, Daiana Vázquez, María Paz González |
Universidad Nacional de Mar del Plata

···

Resumen

Esta investigación explora y compara el grado en el que el Efecto Redundan-


cia (er) afecta las habilidades de lectura comprensiva en l2 (segunda lengua)
en dos grupos de alumnos de diferentes edades y competencia lingüística, cuya
lengua materna (l1) es el español: grupo adultos (nivel avanzado) y grupo niños
(nivel intermedio). Los dos grupos fueron divididos en dos subgrupos: a y b.
Estos subgrupos fueron expuestos a dos modalidades de instrucción diferentes.
Los subgrupos a (adultos y niños) recibieron un tratamiento simple: lectura so-
lamente. Los subgrupos b (adultos y niños) fueron expuestos a una modalidad
de presentación múltiple: lectura y escucha. Los datos fueron recolectados uti-
lizando un texto adaptado en función de las edades y niveles de competencia
lingüística de los participantes. Los resultados revelaron que, tras completar una
tarea de lectura comprensiva, los subgrupos a, que recibieron exposición a un
solo modo de instrucción (lectura solamente), obtuvieron mejores resultados que
los subgrupos b (lectura y escucha). Finalmente, se presentan las conclusiones y
se abordan algunas implicancias pedagógicas para la enseñanza de habilidades de
lectura comprensiva en l2.

Palabras clave: lectura comprensiva, carga cognitiva, diseño de instrucción.

233
Introducción

La comprensión no es un simple proceso cognitivo de acceso al significado de


palabras y de combinación de las mismas. Por cierto, implica mucho más que
esto porque se requiere de la construcción de una representación mental (Kintsch,
1998; Zwaan y Radvansky, 1998). Por un lado, están los procesos lexicales para
acceder al significado de palabras. Estos procesos recurren a la memoria para ela-
borar sobre el texto y realizar conexiones con el conocimiento que uno ya posee
(Lightbown, Spada y White, 1993; Lightbown, 2000). Por el otro, los procesos
de inferencia ayudan a integrar una determinada oración con otra y con conoci-
mientos previos (Moss, Schunn, Schneider, McNamara y VanLehn, 2011). Dada
esta vasta complejidad, la comprensión lectora es un importante determinante
del aprendizaje.
La Teoría de la Carga Cognitiva (tcc) se centra en las relaciones existentes
entre la memoria a corto y largo plazo, y los efectos que surgen a partir de estas
relaciones entre estos dos tipos de memoria en el aprendizaje y en la resolución de
problemas (Yali, Chandler y Sweller, 2007). La tcc ha sido utilizada en el campo
de la educación para generar técnicas y procedimientos de instrucción (Sweller,
2003, 2004). El Efecto Redundancia (er) ocurre cuando el mismo texto es presen-
tado a los alumnos mediante distintos modos de instrucción en forma simultánea
(por ejemplo: de manera oral y escrita). Estas múltiples formas de presentación
generan una carga cognitiva innecesaria que obstruye el aprendizaje (Chandler y
Sweller, 1991; Sweller 2005; Sweller y Chandler, 1994).
Cuando se aprende a leer en una lengua extranjera, los estudiantes suelen re-
cibir a la vez, una versión oral y una versión escrita del texto. Frecuentemente,
los docentes explícitamente sugieren que ambos modos de instrucción han de ser
brindados simultáneamente para reforzar el aprendizaje. Pese a la popularidad de
esta práctica áulica, su efectividad es altamente cuestionada porque, conforme a
la tcc, la práctica de la lectura y escucha en forma simultánea resulta ser menos
efectiva que la práctica de lectura solamente. Cinco estudios fueron realizados
para comparar las producciones de alumnos que recibieron explicaciones que
contenían animación y narración (grupo no redundante) con las de otro gru-
po que fue expuesto a animación, narración y una presentación en pantalla que
era idéntica a la narración (grupo redundante) (Mayer, Heiser, & Lonn, 2001,
Expt. 1; Mayer, Heiser, & Loon, 2001, Expt. 2; Moreno & Mayer, 2002a, Expt.
2; Moreno & Mayer, 2002b, Expt. 2a; Moreno & Mayer, 2002b, Expt. 2b). Los
resultados de cada uno de estos experimentos favorecieron al grupo no redundan-

234
te, expuesto a una sola modalidad de presentación. Estos datos refuerzan nuestra
hipótesis en la que afirmamos que las presentaciones múltiples, que son asimismo
redundantes, obstaculizan la comprensión.
Esta investigación tiene como objeto explorar y comparar el grado en el que el
er afecta las habilidades de lectura comprensiva en dos grupos de estudiantes de
inglés de diferentes edades y niveles de competencia lingüística. El primer grupo
lo conformaron alumnos de un colegio secundario en Mar del Plata. El otro lo
integraron alumnos adultos universitarios de Mar del Plata. Ambos grupos, a su
vez, fueron divididos en dos subgrupos (a & b). Durante el proceso de lectura
comprensiva, uno de los subgrupos (a) fue expuesto a una modalidad de presen-
tación múltiple (lectura y escucha), mientras que el otro (b) solamente leyó un
texto. En la primera parte de este trabajo se presenta la fundamentación teórica
que da sustento al trabajo, y luego se describe el método utilizado en el que se
detalla el contexto, los participantes y los instrumentos empleados para recolectar
datos. Posteriormente, se detallan y discuten los resultados, y se brindan algunas
sugerencias con respecto a la utilización de presentaciones simples/múltiples y su
impacto en la lectura comprensiva en la clase de inglés.

1. Marco teórico

Durante las últimas décadas, ha habido un substancial interés acerca del rol e
importancia de la lectura comprensiva en el proceso de aprendizaje de segundas
lenguas. Desde la perspectiva de la Psicología Cognitiva, la comprensión lectora
se entiende como el resultado de un conjunto de procesos mentales que inte-
gran la información proveniente del discurso escrito con la que aporta el lector
a partir de sus conocimientos sobre el lenguaje y el mundo que comparte con el
escritor. Existe un número considerable de variables involucradas en el proceso
de la lectura comprensiva. En términos generales, cuando los estudiantes leen
un texto recurren a varios procesos cognitivos para procesar información que
incluyen la recuperación y almacenamiento de input nuevo. Para poder procesar
esta información los estudiantes necesitan emplear estrategias de lectura que fre-
cuentemente involucran procesos de comprensión que dan sentido a lo que leen.
Moss, Schunn, Schneider y Mc Namara y VanLehn (2011) sugieren que la com-
plejidad en los procesos de lectura comprensiva es el resultado de las diferencias
individuales de los estudiantes en el uso de estrategias para comprender textos
conjuntamente con lo que aprenden de esos textos. Muchos procesos cognitivos

235
subyacen a la comprensión lectora. Estos procesos están fundamentados en dife-
rentes teorías que, por lo general, sugieren que el lector construye una situación
modelo a modo de representación del contenido del texto que desvía la atención
de la forma escrita de las oraciones que constituyen el texto e incorpora conoci-
miento que no se ciñe estrictamente al texto (Kintsch, 1988, 1998; McNamara y
Magliano 2009; Zwaan y cols., 1995).
Para construir un modelo de situación el lector necesita reconstruir un texto
basado en las proposiciones contenidas en el propio texto, y trabajar sobre esta
información utilizando el conocimiento previo a través de procesos de inferen-
cia (Brantmeier, 2002; Kintsch, 1988, 1998; Zwaan, 1999; Zwaan y Radvansky,
1998). Estos procesos cognitivos frecuentemente comprenden una serie de téc-
nicas como skimming (búsqueda de ideas principales), scanning (exploración),
reconocimiento de familia de palabras, conjeturas, predicciones, activación de
conocimiento general, realización de inferencias, separación de ideas principales
de secundarias, entre otras (Barnet, 1988).
Es frecuente que instructores utilicen un modo múltiple explícito al presentar
textos para la enseñanza de lectura compresiva. Esto se debe a que creen que la
provisión de textos en forma escrita y oral de modo simultáneo es realmente po-
sitiva a los efectos de realizar una lectura compresiva más eficiente. Sin embargo,
muchos estudios basados en la tcc sugieren que la presentación de información
por múltiples canales resulta contraproducente para la comprensión. En efecto,
se ha demostrado que leer y escuchar en forma simultánea es menos efectivo que
leer solamente.
La tcc es una teoría para la instrucción que se desprende de la disciplina de la
Ciencia Cognitiva, la cual estudia cómo la información es representada y transfor-
mada en la mente. Esta teoría describe las estructuras del aprendizaje con relación
a un sistema de procesamiento de información que involucra la memoria a largo
plazo, que almacena el conocimiento y habilidades en forma cuasi-permanente,
y la memoria operativa o de trabajo, que ejecuta actividades intelectuales asociadas
con lo consciente (Sweller, 1999, 1994).
La información solo puede ser almacenada en la memoria a largo plazo tras
haberle prestado atención y haber sido procesada por la memoria de trabajo. Esta
última, sin embargo, es limitada en cuanto a su capacidad y duración. La memo-
ria a corto plazo es el medio que nos permite pensar en forma lógica y creativa,
resolver problemas y ser expresivos. Este tipo de memoria está relacionada con
el dónde y el cómo direccionamos nuestra atención al pensar en algo o al proce-
sar información. La mayor limitación de la memoria operativa es su capacidad

236
para abordar no más de siete elementos de información al mismo tiempo (Miller,
1956). A través de medidas tomadas en tareas que requieren el procesamiento y el
almacenamiento de palabras (de Beni, Palladino, Pazzaglia, y Cornoldi, 1998) o
de oraciones (Seigneuric, Ehrlich, Oakhill y Yuill, 2000), se pudo demostrar que
la capacidad y eficiencia de la memoria operativa está estrechamente relacionada
con las habilidades de comprensión lectora (Daneman y Merikle, 1996; Hannon
y Daneman, 2001, 2004). Por cierto, un dato consistente revelado en diferentes
estudios es que los lectores con un rendimiento alto en las medidas de memoria
operativa tienden a emplear buenas estrategias de comprensión lectora, mientras
que, por el contrario, los estudiantes que obtienen puntuaciones bajas en medidas
de memoria operativa suelen rendir por debajo de la media en las medidas de
comprensión lectora (Cain, Oakhill y Bryant, 2004; Carretti, Borella, Cornoldi y
De Beni, 2009; García-Madruga y Fernández, 2008).
Si la capacidad de esta memoria es superada durante el procesamiento de una
determinada cantidad de información puede no ser recuperada. Estas restric-
ciones en la memoria operativa pueden, de algún modo, retrasar, obstaculizar y
hasta impedir el aprendizaje (Gómez-Veiga, Vila, García-Madruga, Contreras
y Elosúa, 2013).
Aprender consiste en adquirir la capacidad de codificar o almacenar conoci-
miento y habilidades en la memoria a largo plazo de tal modo que pueda ser
fácilmente recuperada o aplicada de acuerdo con la necesidad. Este conocimiento
es almacenado en una red de información estructurada, la cual está conectada
con otras redes. Las redes pueden ser clasificadas en conceptos de alta y baja
complejidad, dependiendo de la relevancia de la información que contengan. Es-
tas redes de información jerárquica son conocidas como esquemas. Los esquemas
integran el detalle y la complejidad a medida que un conocimiento más extensivo
es adquirido en un área de contenido. Los esquemas que son aprendidos pueden
ser recordados y aplicados con relativa facilidad. Cuando algo ha sido aprendido,
ha sido codificado efectivamente en la memoria a largo plazo y puede luego ser
recuperado en caso de necesidad.
Tal como fuera expresado anteriormente, los recursos limitados de la memo-
ria a corto plazo significan que tan solo unos pocos elementos de información
pueden ser considerados en un determinado momento. La información nueva
impone en los estudiantes una carga cognitiva alta debido a que se crea la necesi-
dad de considerar las relaciones entre los elementos nuevos y los ya existentes. Por
tanto, un alto nivel de material nuevo aumenta las dificultades que resultan de las
limitaciones de la memoria operativa.

237
La carga cognitiva puede ser clasificada en dos tipos: carga cognitiva intrínseca y
extrínseca. La primera se debe exclusivamente a la naturaleza intrínseca o dificul-
tad propia de un contenido que debe ser aprendido. La carga cognitiva intrínseca
no puede ser adaptada por un diseño instruccional. Por ejemplo, un contenido
que es complejo en interactividad de elementos permanece complejo, indepen-
dientemente del modo en que sea presentado. Por otra parte, la carga cognitiva
extrínseca o externa se debe al tipo de diseño de los materiales de instrucción uti-
lizados para presentar información a los estudiantes. Al alterar el diseño de estos
materiales didácticos, el nivel de carga cognitiva extrínseca varía, facilitando o
complejizando el proceso de aprendizaje. En otras palabras, el rediseño de los ma-
teriales para la instrucción puede reducir o aumentar los niveles de carga cognitiva
externa y de este modo mejorar u obstaculizar el aprendizaje (Cooper, 1998).
Los diseños de instrucción considerados óptimos disminuyen la carga cogni-
tiva externa, porque aumentan el esquema de construcción y la automatización.
El efecto de redundancia es definido como información adicional que, en lugar
de tener un efecto positivo o neutro, interfiere con el aprendizaje (Sweller, 2002;
2003, 2004). Este efecto ocurre cuando la misma información es presentada a los
alumnos por múltiples canales (oral y escrito), obligando a los alumnos a sincro-
nizar psicológicamente esas variadas formas (Craig, Gholson y Driscoll, 2002;
Kalyuga, Chandler y Sweller, 2000, 2004; Mayer, Heiser y Lonn, 2001). Y este
ejercicio cognitivo multivariado dificulta la comprensión lectora de los alumnos
(Chandler y Sweller, 1991; Luchini, 2015; Sweller, 2005; Sweller y Chandler, 1994).
La información debe ser presentada por canales que no imponen fuertes cargas
cognitivas externas (por ejemplo: solo lectura). Las presentaciones de carácter múl-
tiple no se ajustan a este criterio. Por consiguiente, si el objetivo es enseñar a los
alumnos a leer en forma efectiva, los canales de información han de ser fusionados
en uno para ahorrar a los estudiantes la realización de integraciones mentales inne-
cesarias que interfieren con el aprendizaje (Yali, Chandler y Sweller, 2007).
En situaciones en las que el modo de instrucción demanda un alto nivel de in-
teligibilidad/comprensión, se debe utilizar una única forma de instrucción. Para
facilitar el proceso de comprensión se debe omitir todo aquel material de instruc-
ción que sea redundante (Farias, Obilinovic y Orrego, 2013). La habilidad lectora
por sí sola demanda la utilización de un alto nivel cognitivo. Por lo tanto, si el
material escrito se presenta en conjunto con la escucha del mismo texto en forma
simultánea, la comprensión se verá obstaculizada. Por otro lado, se sabe que la
habilidad lectora mejora con el tiempo, la edad y el avance de los alumnos en el
desarrollo de la l2, por lo que a medida que los alumnos mejoren su competencia

238
lingüística en l2, también optimizarán sus habilidades lingüísticas, y en conse-
cuencia su habilidad lectora.

2. Método

2.1. Contexto y participantes


Participaron en esta investigación dos grupos de alumnos de diferentes edades
y competencias lingüísticas. El primer grupo lo conformaron 24 alumnos de 13
años, inscriptos en un curso de nivel pre-intermedio en el cads (Colegio Atlán-
tico del Sur), Mar del Plata, Argentina. cads es una escuela privada en la cual los
alumnos reciben 4 horas semanales de instrucción en inglés. Los alumnos apren-
den inglés desde el jardín de infantes hasta concluir con los estudios secundarios.
Cuando los datos fueron recopilados estos alumnos se encontraban cursando su
primer año en la secundaria. En este curso, los alumnos son entrenados para ren-
dir el examen estandarizado pet Cambridge Exam, administrado por Cambridge
Local Syndicate.
El segundo grupo lo integraron 34 alumnos de la carrera del Profesorado en
Inglés, Universidad Nacional de Mar del Plata, con un promedio de edad de 20
años, aproximadamente. Estos alumnos estaban cursando las asignaturas Comu-
nicación Avanzada i y ii. Estas dos materias se dictan en el último tramo de la
carrera, y tienen como objetivo principal desarrollar en los alumnos las cuatro
macro-habilidades lingüísticas.
En ambos grupos, los participantes fueron seleccionados y divididos al azar en
dos subgrupos: a y b, con igual cantidad de alumnos cada uno. Los subgrupos A,
tanto adultos como niños, recibieron exposición a un único modo de instrucción:
solo lectura. Los subgrupos b leyeron y escucharon el contenido del mismo texto
en forma simultánea.

2.2. Procedimiento e instrumentos de recolección de datos


Previo a la recolección de datos, se informó a los participantes en ambos grupos
que, en el marco de un experimento de investigación, deberían completar dos
tareas de comprensión lectora. La primera actividad consistía en leer y/o leer y
escuchar un texto determinado, y, en segundo lugar, respetando las ideas del tex-
to fuente, deberían reconstruirlo en formato de resumen, utilizando sus propias
palabras.

239
Para la recopilación de datos se emplearon dos textos diferentes. Por un lado,
con el grupo de niños se utilizó un texto de aproximadamente 500 palabras. Fue
seleccionado intencionalmente del libro pet Result (Baker, 2001), que los alum-
nos utilizan diariamente como parte del entrenamiento para rendir el examen in-
ternacional. La selección del texto fue deliberada para garantizar que su comple-
jidad lingüística y extensión no se convirtieran en factores internos que pusieran
en peligro la validez del estudio.
Con el grupo de alumnos universitarios se empleó un texto más complejo. El
texto fue extraído de un cuento corto “Window in the Sea”. Si bien este texto era
más corto (367 palabras) que el empleado con el grupo de niños, su complejidad
sintáctica y léxica era mayor. La selección de los textos se hizo de acuerdo con la
edad y nivel de competencia lingüística de cada grupo.
Un grupo de jueces evaluadores utilizaron el método inter-evaluador para anali-
zar los datos recolectados. Los dos textos fueron segmentados por los evaluadores
en ideas principales y secundarias, según lo propone Lee y Ballman (1987). Luego,
siguiendo la sugerencia de Johnson (1981) se clasificaron las ideas en principales y
secundarias. Inicialmente, los evaluadores trabajaron en forma individual. Poste-
riormente, trabajando en forma conjunta, se confrontaron los resultados de todos
los evaluadores para homogeneizar los hallazgos. Las discrepancias entre los evalua-
dores las discutieron entre sí hasta arribar a un consenso. Se identificó un total de
nueve ideas principales en ambos textos. Las mismas fueron utilizadas como respues-
ta patrón para analizar los resúmenes de los alumnos y evaluar sus producciones.
Para ambos grupos, los textos fueron fragmentados en distintos párrafos, cada
uno de ellos similar en longitud (aproximadamente 100 palabras). Estos párrafos
fueron mostrados a los alumnos en diapositivas de PowerPoint. Cada diapositiva
fue proyectada por 30 segundos. Los alumnos no controlaron el ritmo del cambio
de las diapositivas. El tiempo asignado para que los alumnos leyeran cada diapo-
sitiva fue estimado teniendo en cuenta una experiencia piloto realizada por los
docentes a cargo de cada grupo, previo a la recolección de datos. Esta experiencia
permitió calcular el tiempo promedio que llevó a los alumnos leer y comprender
extractos de una complejidad y extensión similar a los empleados en el estudio.
Cada uno de los subgrupos trabajó en aulas diferentes. Los subgrupos a (en
ambos grupos: niños y adultos) leyeron la narración de las diapositivas en panta-
lla, mientras que los subgrupos b (niños y adultos), además de acceder a las diapo-
sitivas, escucharon un audio de la misma narración, en forma simultánea. La pre-
sentación de diapositivas fue mostrada a ambos subgrupos individualmente, en
dos turnos consecutivos. Como ya se mencionó anteriormente, inmediatamente

240
después de completar las actividades de lectura (subgrupos A) y lectura + escucha
(subgrupos B), se solicitó a todos los alumnos que escribieran un resumen de lo
comprendido, incluyendo tanta información como pudieran recordar. Se empleó
la técnica de “free recall”, sugerida por Diao y Sweller (2007), en la que se argu-
menta que lo que se comprende puede ser recordado. Se les permitió escribir sus
resúmenes tanto en español como en inglés, conforme a sus preferencias, con el
propósito de facilitarles la expresión de sus ideas. Además, se les explicó que para
el análisis de los datos, no se considerarían los errores gramaticales u ortográficos,
porque el foco de la tarea era considerar la cantidad de ideas recordadas, no la
precisión con que fueran expresadas.

3. Análisis de los resultados

Los datos analizados provienen de los resúmenes de los alumnos en ambos gru-
pos. Los evaluadores examinaron cuidadosamente la producción de cada alumno
en los dos grupos, identificando y contando la cantidad de ideas principales en
cada texto. Luego compararon este número con la respuesta patrón (cantidad total
de ideas principales según el reconteo de los evaluadores). La respuesta patrón para
el grupo de niños indicó un total de 108 ideas principales. Para el grupo de adul-
tos fue de 153. El total de ideas recordadas por cada grupo fue comparado con la
respuesta patrón correspondiente a cada grupo.

4. Resultados

Los resultados fueron analizados teniendo en cuenta las siguientes premisas:


1) Diferencias entre los subgrupos en el marco de cada grupo;
2) Diferencias entre niveles de competencia lingüística (niños: nivel interme-
dio, y adultos: avanzado)

Atendiendo a la primera premisa, y prestando atención al grupo de niños, ni-


vel intermedio, se observan diferencias en los puntajes con respecto a las dos
modalidades de presentación utilizadas. Los alumnos que únicamente leyeron el
texto (sub-grupo A) identificaron 51 ideas principales sobre un total de 108. Los
alumnos que recibieron exposición conforme al modo de instrucción múltiple
(sub-grupo B) solo reconocieron 32 ideas principales.

241
El análisis de los resultados indicó que los alumnos que fueron expuestos a la mo-
dalidad de solo lectura obtuvieron mejores resultados que los alumnos del sub-grupo
B, expuestos a la modalidad de instrucción con redundancia. Así lo demuestran los
resultados consignados en Tabla 1, donde se indican las medias para cada grupo, y el
puntaje de diferencia de medias. Esta diferencia sugiere, en términos generales, que el
sub-grupo a recordó más ideas principales que el sub-grupo B.

Tabla 1: Porcentajes de grupo niños y puntaje de diferencia

Para determinar un contraste de diferencia de medias, se empleó una prueba-T


de Student independiente. El valor p- fue 0.0305, por lo tanto se puede decir que
la diferencia entre las dos condiciones es significativa.
Se observan resultados similares en el grupo de adultos. Sin embargo, la brecha
entre el sub-grupo a y el b no es tan importante como en el grupo de niños. Los
alumnos expuestos a la modalidad simple (subgrupo a) fueron capaces de retener
85 ideas principales de un total de 153, mientras que el sub-grupo b recordó 68. La
media para cada sub-grupo se muestra en la Tabla 2:

Tabla 2: Porcentajes de adultos y puntaje de diferencia

Mediante la utilización de la prueba-T de Student se puede determinar que el valor


de p= es 0,0424. Esto indica que la diferencia entre las producciones de los dos sub-
grupos de adultos es significativa. Y este hallazgo es equivalente con el obtenido por
el grupo de niños, nivel intermedio. Podemos afirmar entonces que nuestra hipótesis
se cumple. La diferencia entre las medias es de 11.05%, y esto confirma el beneficio de
implementar una modalidad simple de presentación para la lectura comprensiva, en
grupos de diferentes edades y niveles de competencia lingüística.

242
Al comparar los resultados obtenidos por los niños con los datos reunidos de
los adultos se observa que, a pesar de que ambos grupos favorecieron la modalidad
de presentación simple, el er tuvo un mayor impacto con el grupo de los niños.
Esto indica que el er, fomentado por una presentación con modalidad múltiple,
disminuye con alumnos que tienen un nivel de competencia lingüística más alto.

Discusión y conclusión

A la luz de los hallazgos encontrados, la hipótesis inicial planteada para este trabajo
se confirma. Para los dos grupos, los subgrupos A, expuestos a la modalidad de solo
lectura, superaron los resultados obtenidos por los subgrupos B. Como ya se explicó,
un diseño instruccional que integra un modo de exposición múltiple impone una
carga cognitiva externa que afecta la comprensión lectora. Esta idea suele contradecir
algunas teorías de Adquisición de Segundas Lenguas, y también las prácticas docentes,
porque en muchos contextos áulicos los docentes utilizan presentaciones múltiples
para desarrollar las habilidades de lectura comprensiva en sus alumnos.
Ya se advirtió que existe una falsa creencia por parte de muchos docentes que
indica que cuanta más información se brinde a los alumnos, y esto implica tam-
bién apelar a múltiples canales para la recepción de esta información, el apren-
dizaje será más efectivo. Sin embargo, estos datos demuestran lo contrario. Por-
que cuando un mismo texto es presentado usando modalidades múltiples, los
alumnos son inducidos a activar dos canales diferentes en forma simultánea para
procesar la misma información y generar conexiones de redes referenciales, y esto
obstaculiza el aprendizaje.
La decodificación de un texto en una l2, utilizando un modo único de instruc-
ción, de por sí implica una alta carga cognitiva sobre la memoria activa. Por lo tanto,
es improbable que estudiantes de una l2 tengan suficiente capacidad de memoria
activa para poder manipular un modo de instrucción múltiple que exige realizar la
lectura y escucha en forma simultánea. Y los datos en este estudio así lo demuestran.
Investigaciones realizadas sobre tcc ofrecen respuestas para controlar la carga
intrínseca cognitiva alta por medio de enfoques que consideran el conocimiento
previo de los estudiantes. Sin embargo, algunas tareas imponen desafíos mayores
que otras, porque generan un alto nivel de interactividad. Y justamente una de
estas actividades desafiantes es la comprensión de la lectura en l2, porque como
ya se explicó, requiere la construcción de representaciones mentales complejas.

243
La carga dirigida hacia la construcción, procesamiento y mecanización de es-
quemas puede ser manipulada y optimizada por medio de diseños efectivos de
instrucción de manera que favorecen el aprendizaje, dirigiendo la atención hacia
los procesos de aprendizaje más relevantes. Los hallazgos de la presente investi-
gación muestran que este resultado fue alcanzado en forma más efectiva por los
subgrupos A, expuestos a una modalidad de presentación simple.
No obstante, es necesario resaltar una serie de inquietudes. Se sabe que la falta de
gramática y vocabulario afecta tanto la producción como la percepción en l2. En
un estudio en el que oyentes evaluadores escucharon y analizaron muestras de habla
para determinar niveles de comprensión, Trofimovich e Isaac (2012) descubrieron
que los errores gramaticales y algunos aspectos del vocabulario en l2 afectan y des-
virtúan la atención de los oyentes evaluadores, afectando su comprensión. Varonis y
Gass (1982), por su parte, descubrieron que oraciones agramaticales afectan la com-
prensión. Fayer y Krasinski (1987) y Varonis y Gass (1982) sostienen que los errores
gramaticales y de vocabulario afectan negativamente la comprensión.
En un estudio experimental, Munro y Derwing (1999) indican que oyentes
evaluadores señalaron que los errores de gramática y vocabulario atentaron sig-
nificativamente contra la inteligibilidad y la comprensión. Estos datos se corre-
lacionan, en parte, con los resultados de este estudio y de otros similares (Cfr.
Machado y Luchini, 2013; Tuero y Gomez Laich, 2012a; Tuero, Luchini y Gomez
Laich, 2012b), porque dado el recorrido académico del sub-grupo de adultos (ni-
vel avanzado) en cuanto al tiempo de exposición a la l2 y tipo de estudio especí-
fico de esta lengua, estos alumnos cuentan con un mayor nivel de competencia
lingüística (gramática, vocabulario, pronunciación) que el alcanzado por el grupo
de niños. Se infiere que pudo haber sido esta la razón por la cual los alumnos
avanzados pudieron haber identificado más ideas principales, lograr un mejor
nivel de comprensión del texto, y conseguir puntajes más altos que los alcanzados
por los niños del sub-grupo A.
Tal vez, la incorporación de una estrategia metodológica que integre un com-
ponente cualitativo hubiera brindado explicaciones acerca de cómo aprenden
estos alumnos y de cuáles son sus deseos con respecto al tipo de modalidad de
presentación que prefieren en la clase de lectura comprensiva (ver Luchini y
Ferreiro, 2014). Por lo tanto, sugerimos la realización de nuevas investigaciones
en el área. Nos parece importante determinar el peso de estos nuevos hallazgos
o su importancia relativa para poder diseñar y trasladar al ámbito educativo
propuestas de mejora de las funciones cognitivas que subyacen al desarrollo de
la comprensión lectora.

244
5. Implicancias pedagógicas

Esta investigación tiene algunas implicancias prácticas. Desde el punto de vista


pedagógico, el presente estudio sugiere que los docentes y diseñadores de material
deben esforzarse por reducir la carga cognitiva innecesaria o externa, una realidad
que eventualmente realzará la construcción de esquemas y automatización, pro-
cesos que facilitan el aprendizaje. Existen medidas que favorecen el aprendizaje
en la clase de lectura comprensiva de lengua extranjera. En primera instancia, los
docentes deben reconsiderar el impacto de er en la lectura de instrucciones en voz
alta. Es una creencia popular, compartida entre docentes de inglés, que la lectura
de instrucciones en voz alta junto con los alumnos facilita la comprensión lectora.
Otra práctica muy frecuente, aunque también un tanto cuestionable, porque
genera el er, es la lectura que el docente realiza en voz alta de un texto junto con
sus alumnos, quienes luego han de explicar con sus propias palabras lo que han
comprendido. En otros casos, los docentes suelen elegir a un alumno para que lea
un texto, mientras que el resto de la clase lo hace silenciosamente al mismo tiem-
po. Una vez realizada la lectura, generalmente, se solicita a uno de los alumnos
que reconstruya el texto. Con mucha frecuencia, los docentes leen un texto en voz
alta junto a sus alumnos con la intención de facilitar su comprensión.
El er también se manifiesta en algunos exámenes internacionales estandariza-
dos como el toefl, en su versión en papel. En este examen, los candidatos deben
leer y escuchar las instrucciones en el manual de examen simultáneamente. El
propósito de esta modalidad múltiple es asegurar que todos los candidatos hayan
comprendido las instrucciones para completar el examen.
Sabemos que existe una correlación biunívoca positiva entre el desarrollo de la
gramática y el vocabulario y la lectura comprensiva en l2. Es decir, el progreso
en estos aspectos lingüísticos implica una mejora en las habilidades lectoras de
los alumnos. Por lo tanto, se sugiere incorporar instrucción explícita y focalizada
en ciertos aspectos gramaticales y lexicales en la clase de lectura para mejorar la
comprensión de textos.

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