Dinámicas Lingüísticas
Dinámicas Lingüísticas
Dinámicas Lingüísticas
Linguistica Latinoamericana
Editado por
Dermeval da Hora, Carlos Garatea Grau, Uli Reich
Volumen / Volume 1
Dinámicas lingüísticas
de las situaciones
de contacto
Editado por
Azucena Palacios y María Sánchez Paraíso
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ISBN 978-3-11-070125-8
e-ISBN (PDF) 978-3-11-070136-4
e-ISBN (EPUB) 978-3-11-070141-8
ISSN 2628-3875
DOI https://doi.org/10.1515/9783110701364
© 2021 Azucena Palacios and María Sánchez Paraíso, published by Walter de Gruyter GmbH,
Berlin/Boston.
The book is published open access at www.degruyter.com.
www.degruyter.com
Índice
Azucena Palacios y María Sánchez Paraíso
Presentación del volumen VII
Sección I
Angelita Martínez
Contacto de lenguas 3
Marleen Haboud
Revisitando “Entrevistadores indígenas: un reto a los estereotipos” 25
Azucena Palacios
Sobre el contacto y los contactos 47
Sección II
Carola Mick
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros: posicionarse como
“quechua” en el Perú 195
VI Índice
Sección III
Adriana Speranza
De la variación morfosintáctica y otros demonios 299
Mar Garachana
La evolución de ir a + INF en zonas de contacto lingüístico 321
Index 345
Azucena Palacios y María Sánchez Paraíso
Presentación del volumen
Las lenguas, entendidas como sistemas complejos y dinámicos, reflejan la capa-
cidad de los hablantes para explotar la heterogeneidad lingüística y crear estrate-
gias que hagan emerger soluciones novedosas aprovechando la ductilidad de los
elementos lingüísticos. En un diálogo constante con su contexto socio-identitario,
los hablantes pueden reorganizarlos, reutilizarlos o transformarlos en función de
sus necesidades comunicativas.
En contextos multilingües y multiculturales, las dinámicas que hacen aflorar
las variaciones y los cambios lingüísticos son especialmente interesantes, ya
que en muchos casos permiten vislumbrar el diálogo de los códigos en contacto.
Este diálogo se materializa en cambios inducidos directa o indirectamente por
las lenguas de contacto que responden a las necesidades comunicativas de los
hablantes bilingües, que buscan la eficiencia expresiva aprovechando los recur-
sos que ofrecen las lenguas que manejan. Y lo que es más interesante, algunos de
estos cambios lingüísticos pueden extenderse a las variedades de los hablantes
monolingües.
A diferencia de otros estudios que centran su atención en analizar las restric-
ciones lingüísticas que tienen lugar en las situaciones de contacto y en qué tipo de
elementos pueden o no transvasarse de una lengua a otra, nos interesa dar cuenta
de la complejidad intrínseca de estas situaciones y situar al hablante en su con-
texto sociohistórico para comprender mejor sus producciones lingüísticas. Dentro
de este marco, es preciso entender las situaciones de contacto lingüístico como
un continuo complejo donde se superponen, incluso en una misma comunidad,
hablantes con distinto grado de bilingüismo e incluso ya monolingües de español.
Consideramos, así, que la gramática de las variedades en situaciones de con-
tacto puede modelarse a partir de los recursos lingüísticos de los que disponen
los hablantes y de las semejanzas percibidas en sus repertorios lingüísticos. Con-
cebimos la variación y el cambio lingüístico inducido por contacto como proce-
sos dinámicos que implican en muchos casos cambios conceptuales, cognitivos,
culturales o pragmáticos; cambios complejos, sistemáticos o individuales, en los
que subyace una explicación general. Entendemos, así, los procesos de cambio
inducido por contacto como generales, no particulares o aislados, si bien con
sus propias especificidades, lo que significa que están impulsados por procesos
cognitivos similares y regulados por los mismos mecanismos. Esta concepción
supone que, a pesar de que los contextos sociolingüísticos en estas áreas puedan
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VIII Azucena Palacios y María Sánchez Paraíso
1 Este evento se financió con el proyecto de investigación de excelencia “El español en contacto
con otras lenguas II: variación y cambio lingüístico” (Ref. FFI2015-67034-P, MINECO/FEDER) y el
apoyo de la Universidad Autónoma de Madrid. Este volumen se enmarca en el proyecto “COREC.
Corpus oral de referencia del español en contacto. Fase I: lenguas minoritarias” dirigido por A.
Palacios (UAM) y S. Gómez Seibane (UR). Referencia/AEI/ PID2019/105865GB-I00.
Presentación del volumen IX
a lo largo del siglo xix y la primera década del xx por individuos catalanes o
por inmigrantes que pasaron su vida en la Ciudad Condal (obtenidas del corpus
gradia), la correspondencia mantenida por Galdós y Oller, además de textos
epistolares contenidos en el corde durante el mismo período cronológico. Gara-
chana se pregunta si en el momento en que se forja la variedad de español de
Barcelona ya existe una diferencia significativa relativa al empleo de las formas
morfológicas y perifrásticas del futuro o si la diferencia se traza con el transcurso
del tiempo. De esta manera, la autora estudia la profundidad histórica del menor
empleo de las formas de futuro perifrástico en el español barcelonés. Con esta
comparación analiza la distribución de ambas formas de futuro en función de si
el español estaba o no en contacto con el catalán.
Sección I
Angelita Martínez
Contacto de lenguas
Los límites de la teoría
1 Introducción
Es un hecho auspicioso que los estudios sobre contacto del español, el portugués y
las lenguas amerindias hayan adquirido gran interés en nuestra comunidad cien-
tífica y que las investigaciones sobre el tema se hayan multiplicado en los últimos
años (Álvarez Garriga i.p.; Bravo de Laguna 2019; Godenzzi 2017; Martínez 2012,
2017; Martínez y Speranza 2009, 2014; Palacios 2017; Palacios y Pfänder 2014;
Palacios y García Tesoro 2014; Speranza 2014; Risco 2018). También es un hecho
auspicioso que hayan cobrado vitalidad las reuniones académicas especializadas
en el tema que buscan, en general, hallar, en el debate, alguna luz que ilumine la
explicación de la gran incógnita que supone conocer cómo se produce el cambio
en situación de contacto de lenguas.¹
Sin embargo, los modelos teóricos y epistemológicos continúan otorgando,
frecuentemente, un tratamiento marginal a la situación de contacto dentro del
campo de la investigación lingüística o como ha señalado Nicolai (2007: 12):
“Contact factors are treated as epiphenomena and minimized in the ordi-
nary theories and models which regard a ‘language’ as a unitary entity” [Los
factores de contacto son tratados como epifenómenos y minimizados en las
teorías y modelos corrientes que consideran un “lenguaje” como una entidad
unitaria].
Esta situación hace que el contacto sea considerado, no como una parte inte-
gral del complejo lingüístico sino como la “complicación” de una situación más
simple que se considera normal y básica y, a partir de esto, los datos que nos
brindan los hablantes en situación de contacto no llegan a ser lo suficientemente
valorados como para debatir los enfoques teóricos y analíticos de la disciplina
lingüística general.
1 Las reuniones realizadas por el Proyecto Español de los Andes, propiciado por las Universi-
dades de Friburgo y de Montreal; por el Proyecto 11 de la ALFAL: Lenguas en contacto Español/
Portugués/lenguas amerindias y por el Proyecto Etnopragmática, instalado en la Universidad
Nacional de La Plata, constituyen algunos ejemplos.
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4 Angelita Martínez
Considero, por el contrario, que las teorías del lenguaje pueden enrique-
cerse con los resultados de nuevas investigaciones basadas en la producción de
hablantes en situación de contacto y que nos hallamos en condiciones de esta-
blecer dicho debate si ponemos en valor los avances y discutimos algunos temas
que, desde mi perspectiva, merecen consideración.
En 2015, en ocasión del Congreso Internacional de la alfal que se celebró en
la Universidad de Paraiba, presenté, en el marco del Proyecto 11 mencionado en
nota 1, lo que consideraba, en ese momento, algunas cuestiones que, a mi juicio,
merecían repensarse. Los trabajos que se han publicado en estos últimos años
ofrecen señales de que hemos avanzado en alguna de esas direcciones. Palacios
(2017: 7–12) es una muestra de que se ha consolidado la necesidad de entender
el llamado contacto de lenguas como la producción lingüística de hablantes en
situación de contacto, de seres que desean comunicarse, expresar lo que sienten
y persuadir e influir en las conductas de sus oyentes.
Por otra parte, se ha consolidado, también, la distinción de cambios por
contacto en directos e indirectos y hay gran profusión de trabajos en los que el
cambio se explica indirectamente porque se trata de expresiones funcionalmente
motivadas y los hablantes recurren a ellas como estrategias comunicativas que
el sistema permite, ligadas, muy posiblemente, a las características de la lengua
de contacto.
Sin embargo, al parecer, seguimos sin distinguir, claramente, cómo este
proceso se lleva a cabo. En tal sentido, permanece vigente la afirmación de
Dumont (2013: 282): “While it is undeniable that linguistic transfer can and does
occur, it is less clear how or why transfer happens, and what the limits on transfe-
rability are” [Mientras es innegable que la transferencia lingüística puede ocurrir
y, de hecho, ocurre, es menos claro cómo y por qué sucede y cuáles son los límites
de la misma].
Se nos impone, sin duda, seguir indagando el cómo y el porqué del cambio
en situaciones de contacto, pero bajo la consideración de que, más que pensar
en los límites de la transferencia, algo que ha sido un lugar tradicionalmente
común, sería productivo pensar en los límites que la teoría lingüística adop-
tada puede instalar en la perspectiva de nuestra investigación. Porque, desde
mi punto de vista, lo que se manifiesta como un déficit teórico va de la mano
de una visión sobre el lenguaje en general que no termina de esclarecerse. En
efecto, algunas cuestiones propias del pensamiento tradicional, a mi enten-
der, promueven el estancamiento de aspectos relacionados con la búsqueda de
explicaciones al trasvase por contacto de lenguas, es decir, al tema de nuestros
desvelos.
Acudiremos, entonces, a la reflexión sobre algunos conceptos que subyacen
al uso de las lenguas en general y a las situaciones de contacto en particular que
Contacto de lenguas 5
podrían arrojar luz a la hora de rastrear las influencias de una lengua sobre la
otra en el repertorio de los hablantes.
Este artículo, entonces, estará centrado en las siguientes cuatro preguntas:
– ¿Cómo se modela la gramática y a qué llamamos categorías lingüísticas?
– ¿Qué se quiere decir con la expresión, ampliamente usada, tendencias inter-
nas del cambio lingüístico?
– ¿Por qué, a pesar de que se reconozca que no existe cambio sin variación y
que la variación es la matriz de todo cambio lingüístico, sigue todavía siendo
un área opaca para muchos de los estudios de cambio lingüístico inducido
por contacto de lenguas?
– ¿Es el tratamiento de la distribución de frecuencia de las unidades lingüís-
ticas – la metodología cuantitativa aplicada al análisis – coherente con el
hecho de que los datos revelan, una y otra vez, la congruencia cognitiva entre
significado y contexto?
Ahora bien, los estudios sobre contacto de lenguas de perfil funcionalista ¿se
asientan, realmente, en la convicción de que la estructura del lenguaje está
6 Angelita Martínez
mueve la existencia de todas las llamadas variedades de una misma lengua, entre
ellas, las consideradas variedades en contacto.
Porque, en las situaciones de contacto, lo que se advierte, en general, es el
desplazamiento del espacio que ocupan dichas categorías lingüísticas en la sus-
tancia semántica, es decir, la porción de sustancia que el hablante decide asignar
a cada una de ellas. Se trata del desplazamiento sistemático de las fronteras
intra-categoriales que se traduce en una diferente organización de la misma sus-
tancia semántica. En efecto, la investigación nos ha mostrado que, en general, las
diferencias observadas se corresponden a explotaciones diferentes de los mismos
significados.
Un ejemplo por demás interesante del rédito que podría obtenerse al traba-
jar con esta idea de que la categoría analítica es la señal y su significado, surge
del empleo del orden del adjetivo y del sustantivo en la frase nominal (FN) en
Renacer, periódico quincenal de la comunidad boliviana en la Argentina.²
Los estudios de Pfänder (2010) han mostrado que, en el español de los Andes,
la posición del adjetivo en la FN es variable a pesar de que, de acuerdo con las
gramáticas, en la lengua quechua el adjetivo se coloca categóricamente delante
del sustantivo.³ De hecho, las entrevistas a migrantes bolivianos y peruanos bilin-
gües en Buenos Aires, que integran la base de datos cordemia de la Universidad
Nacional de La Plata, muestran que la variación en el español de los Andes está
tan activa como entre los rioplatenses. Sin embargo, los datos comparativos de
Dante y Speranza (2005) sobre el empleo del orden del adjetivo y el sustantivo
en la FN en el periódico de la comunidad boliviana Renacer y en Clarín Zonal,
periódico barrial de la comunidad bonaerense de Morón e Ituzaingó, ambos edi-
tados en Buenos Aires, han permitido observar que la variedad en contacto con
el quechua privilegia la anteposición del adjetivo, hecho que no se corresponde
con la variedad rioplatense.⁴
2 El inicio de la publicación data de febrero de 1999. El nombre inicial del periódico fue Re-
nacer boliviano en Argentina y más tarde se redujo a Renacer. Posteriormente el periódico fue
digitalizado. En su página fundacional (www.renacerbol.com.ar) se explicaron las causas de su
aparición como respuesta a la campaña a la opinión pública responsabilizando a los migrantes
por el aumento en la desocupación y el desempleo. Las secciones del periódico abarcaban los
siguientes temas: Bolivia, Actualidad, General, Editorial, La ciudad, Deportes, Cultura, Regiona-
les, Interior, Internacional.
3 Si bien las gramáticas del quechua son categóricas en dicho aspecto, este tema no tiene datos
analíticos que demuestren que esto sea así. Desde nuestra perspectiva, creemos muy probable
que, en el uso de la lengua, más allá de la preponderancia manifiesta del adjetivo antepuesto, se
registre cierta variación respecto de su posición.
4 El periódico semanal zonal Clarín Morón-Ituzaingó se inició en octubre de 2001. Se presentó
como “la herramienta para acercarse a los vecinos, escuchar sus voces, ayudarlos a recorrer
8 Angelita Martínez
(2) El bar abrió en 1933. En sus comienzos se llamó “La Lechería” y la historia
popular cuenta que fue construido por el arquitecto español que edificó
el Hotel Provincial de Mar del Plata. De esa época aún conserva la barra de
algarrobo, las estanterías repletas de bebidas, las sillas señoriales y
otros elementos valiosos. [Clarín Zonal. Sección Ciudad]
La tabla con valores de o.r: 21.33 y χ2: 13.77 nos permite observar dos hechos de
fundamental impacto analítico:
– La diferencia en la frecuencia absoluta de adjetivos en ambos periódicos y
– la diferencia en la frecuencia relativa de anteposición y posposición de adje-
tivos en ambos periódicos.
su día a día. Para eso, sus periodistas se instalarán en el partido, convivirán con la gente y sus
historias”.
Contacto de lenguas 9
5 Los datos de Clarín Zonal son congruentes con la diacronía que hemos observado para el orden
del adjetivo en los textos de la lengua española que, a partir del siglo xvii, se muestra consistente
con la opción privilegiada del adjetivo pospuesto (Martínez 2009).
6 Como todos sabemos, no es útil a nuestro objetivo de entender el empleo del lenguaje, acudir
al recurso de “irse por la tangente” y aludir, por ejemplo, a “casos de yuxtaposición del sustanti-
vo para inferir a la vaguedad del color” en vez de discutir si el sustantivo es, entonces, un modifi-
cador del adjetivo y si es así, cuál es el impacto de este hallazgo en la definición de las categorías
propuestas como sustantivo y adjetivo.
10 Angelita Martínez
7 La coherencia discursiva facilita la tarea de inferir los significados. La importancia del dis-
curso en la inferencia de atribución y predicación (en el inglés) ha sido señalada por Bolinger
(1957: 24–27).
8 El concepto de iconicidad es válido, también, en la relación hallada por Whorf (1956: 93) entre
adjetivos inherentes al sustantivo y colocación cercana al núcleo.
12 Angelita Martínez
discutir más finamente qué implicancias analíticas trae aparejada esta declara-
ción de principios con la que todos acordamos. Específicamente si la conducta
humana nos provee motivación deductiva para la comprensión de la estructura
lingüística en general.
En efecto, si bien las metáforas a través de las que vivimos el lenguaje no
hacen que los investigadores olvidemos que se trata, por supuesto, de metáforas,
el impacto que ellas producen en el análisis nos hace pensar que ciertos concep-
tos deberían ser revisados con el propósito de asignarles el lugar que les corres-
ponde dentro de la teorización del contacto de hablantes y no de lenguas.
La convicción de que “las estructuras lingüísticas de los idiomas, igual que
la estructura genética de las personas, evolucionan naturalmente” y de que “los
idiomas son un fenómeno natural y evolucionan independientemente de lo que
nosotros queramos” (Lemus 2001: 1–4) se hace explícita en el trabajo actual de
algunos lingüistas.
En efecto, el antropomorfismo a través de la metáfora puede confundirnos,
a la hora del debate, en la búsqueda de la comprensión de los fenómenos de
contacto. De hecho, como todos sabemos, la dicotomía entre tendencias internas
y factores externos de la lengua, como motivadores del cambio, sigue muy activa
entre los investigadores tal como lo sugieren múltiples citas como la siguiente:
Evidenciamos, por tanto, un cambio lingüístico en progreso que obedece tanto a razones
internas – la gramaticalización de los sistemas pronominales átonos de tercera persona en
español – como a factores externos – la influencia de la lengua maya y el nivel de instruc-
ción –; y son ambos factores los que aceleran la gramaticalización de las formas pronomi-
nales en concordancias de objeto e imponen la dirección del cambio. (Hernández Méndez
2017: 177)
Creo que esta dicotomía merece, al menos, una revisión. He tratado de argumen-
tar en este sentido en un trabajo anterior en el que intento reflexionar sobre que,
si como todos sabemos y acordamos, son siempre los hablantes, impulsados por
sus necesidades comunicativas, quienes cambian las lenguas, el hecho de que
se observen unas zonas más permeables al cambio que otras no debería ligarse a
cuestiones internas a la lengua y en el peor de los casos a cuestiones de debilidad
de los sistemas sino explicarse a la luz de la relación entre las sustancias semán-
ticas de esos paradigmas y las posibilidades cognitivas de los hablantes en sus
intentos comunicativos que favorecen una y otra vez el desplazamiento de sus
categorías y, en ocasiones, la recategorización de las mismas.
En dicho trabajo, el análisis me ha permitido concluir, en esa ocasión, que:
La inestabilidad en el sistema de los clíticos españoles, no es, según revelan nuestros datos,
una “tendencia interna de la lengua” sino el producto de la posibilidad cognitiva de los
usuarios de asignar a un mismo referente distintos grados de actividad o bien (re)categori-
Contacto de lenguas 13
zarlos en una dimensión conceptual diferente. Los motivos que impulsan a los usuarios del
lenguaje son siempre necesidades de orden comunicativo, en muchos casos, provocadas
por la situación de contacto de lenguas. (Martínez 2013: 222)
9 Otros autores han advertido esta posibilidad (Dixon 1997; Mufwene 2001). Al respecto, Con-
treras Domingo (2005: 170) concluye: “Ciertamente, la variación es una propiedad esencial del
lenguaje y el cambio una parte esencial del mismo. Desde esta perspectiva, determinadas dico-
tomías que han venido imperando en el estudio lingüístico durante la mayor parte del siglo xx
quedan superadas: la establecida entre cambios “internos” y “externos” o la diferencia entre
una sincronía como sistema homogéneo y una diacronía como sistema cambiante a lo largo del
tiempo”.
14 Angelita Martínez
tomó un impulso constante a partir del siglo xix, tal como puede apreciarse en el
cuadro siguiente:
A+S S+A
xiii 60 % (247/412) 40 % (165/412)
xvi 69 % (826/1192) 31 % (366/1192)
xvii 31 % (68/220) 69 % (152/220)
xix 37 % (387/1053) 63 % (666/1053)
xx 19 % (41/212) 81 % (171/212)
En el corpus diacrónico del español que hemos considerado, los diferentes tipos
discursivos nos han permitido observar la relación de las necesidades que impone
el género con las decisiones gramaticales, en este caso, la selección de la posición
del adjetivo.¹⁰
Dadas las características de nuestro corpus, concluimos, en esa oportuni-
dad, que la colocación del adjetivo, coherente con las especificidades propias del
género discursivo, promueve la configuración de dos tipos de héroe diferente: el
héroe (o antihéroe) estático, construido y heredado, congruente con caracteriza-
dores antepuestos o el héroe o la heroína dinámicos, en construcción, originales
y humanos, un perfil que la posposición del caracterizador ayuda a delinear.
En esos casos, en los que no había una situación explícita de contacto de
lenguas, el estudio de las características de la narrativa nos permitió consolidar la
hipótesis de la gramática como reflejo de necesidades comunicativas: los protago-
nistas de las obras más antiguas respondían a la necesidad del autor de mostrar
personajes prototípicos cuya idiosincrasia estaba constituida de antemano: el
héroe – o antihéroe – colectivo posee características dadas como intrínsecas, está
esquematizado y es simbólico y directamente representativo. La anteposición de
los adjetivos contribuye también a reforzar la inferencia de validez universal de las
virtudes y de los vicios, hecho que pudimos observar en los personajes de Calila y
Dimna y en el sentimiento de permanencia de una vida signada por la desgracia
que se evidencia en Lazarillo de Tormes. La heroína singular, por el contrario,
como puede observarse en La Regenta, posee características particulares, no pre-
determinadas, que el autor va elaborando a medida que la obra avanza; es un ser
Por otra parte, hemos podido observar que, cuando no se trata de entidades rela-
cionadas con lo andino, la anteposición se muestra consistente con factores tales
como el carácter argumentativo del discurso y la índole polémica de los temas.
Desde esta perspectiva, la relación cualitativo-cuantitativo es imprescindible
y hace que la metodología deba ser, en mucho, artesanal. Una y cien veces volve-
mos a nuestros contextos, con mirada miópica y especial atención a los aparentes
contraejemplos que se nos presentan para reflexionar sobre las claves, pistas,
pautas que los mismos nos proporcionan con el propósito de explicar y no solo
listar los factores que influyen en la alternancia, además de descubrir parámetros
contextuales de orden inferencial que ningún programa, salvo la mente humana,
puede reconocer. Al respecto, García (1988: 28–31) concluye que: “Podemos
esperar coincidencia más o menos general en cuanto a los ‘hechos’ – es lo que se
entiende, generalmente, por ‘entenderse’ – pero la valoración de estos, cómo se
los percibe emotivamente, es algo necesariamente subjetivo”.
En ese camino, el empleo privilegiado de la anteposición va estableciendo en
Renacer una perspectiva evaluativa de los acontecimientos, una valoración moti-
vada, seguramente, por necesidades comunicativas propias del mundo migrante
y por estrategias instaladas en el uso de la lengua de origen que se transmiten al
español en situaciones de contacto.
El privilegio por la anteposición en nuestro corpus de español andino puede
leerse, entonces, como una estrategia etnopragmática (Martínez 2000; 2012) que
revela un perfilamiento cognitivo mediante el cual las entidades son relativa-
mente más evaluadas que en otras variedades del español. La selección del orden
cobra sentido a la luz de la complejidad discursiva y señala su consistencia con
las características de la lengua de origen. Cuando el emisor selecciona un adje-
Contacto de lenguas 19
6 Conclusiones
Hemos querido expresar, en este trabajo, nuestro convencimiento de que la pro-
blemática del contacto lingüístico no es ajena a la problemática del lenguaje en
general y, sobre todo, de que los éxitos analíticos que se obtengan en el estudio
20 Angelita Martínez
de las lenguas en contacto tendrán que ver, sin duda alguna, con los límites de
los principios teóricos en los que nos apoyamos para realizar nuestro trabajo.
Desde esta perspectiva, hemos argumentado a partir de cuatro interrogantes con
el propósito de propiciar nuevos intercambios y renovados debates.
En la certeza de que la gran mayoría de los estudiosos del contacto lingüístico
acuerdan con que el locus del cambio inducido por el contacto es el hablante, nos
hemos preguntado cuáles son las implicancias analíticas de tal declaración de
principios. Una de ellas, crucial, concierne a la puesta en duda de la tradicional
distinción entre factores externos e internos del cambio lingüístico.
También hemos acordado que no existe cambio sin variación a pesar de que
la variación en las lenguas en contacto es, en muchos casos todavía, un área
opaca. Si asumimos, empero, la variación como condición previa de todo cambio
en relación con la importancia crucial que reviste tomar siempre en cuenta las
necesidades comunicativas del hablante, llegamos a la conclusión de que estrate-
gias comunicativas diferentes, aplicadas a los mismos rasgos estructurales, pro-
ducen diferentes distribuciones.
Desde la convicción de una sintaxis semántica y pragmáticamente motivada,
hemos observado el desplazamiento de opciones dentro del paradigma y plan-
teado el ‘juego intra-paradigmático’ como el motor que promueve la existencia de
las variedades de una misma lengua.
Por último, consideramos que, metodológicamente, la relación cualitativo-
cuantitativo es necesaria como es necesario que el análisis deba ser preponde-
rantemente artesanal. No se trata de partir de categorías ‘a priori’; solamente una
observación precisa de la relación entre el aporte significativo de las formas lin-
güísticas y el contexto de aparición de las mismas nos permite indagar acerca de
las categorías que importan para los hablantes de la variedad en cuestión.
Y en ese mismo rumbo, que nos lleva a pensar una y otra vez en cómo fun-
ciona el lenguaje en general y el contacto lingüístico en particular, se hace visible
una senda muy poco transitada que podría ayudarnos a esclarecer alguna de
nuestras incógnitas: el análisis multimodal de la interacción en el marco del
estudio de las variedades lingüísticas en contacto, que, incipientemente, se ha
instalado en el Programa Español de los Andes (Martínez y Bravo de Laguna 2018;
Satti y Soto [este volumen] por ejemplo).
En síntesis, las teorías tampoco son entidades apriorísticas. Se van (de)cons-
truyendo al ritmo de los éxitos analíticos que impulsan o hacen retroceder sus
creencias y principios. Y así entendidas, los límites de la teoría lingüística deben
ser revisados y discutidos porque son tan dinámicos como la lengua, como sus
sistemas y como su uso, dinámicos como la vida misma.
Contacto de lenguas 21
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Marleen Haboud
Revisitando “Entrevistadores indígenas:
un reto a los estereotipos”
1 A modo de antecedente
Ecuador, a pesar de su pequeño territorio (272 045 km2), es conocido por su bio-
diversidad, logodiversidad y diversidad cultural. Además del español, hay 13¹
lenguas indígenas vivas, todas vulneradas en algún grado. Esto incluye la lengua
quichua² (kichwa), que es la que cuenta con mayor número de hablantes distri-
buidos en la región montañosa (la Sierra), la Amazonía, las islas Galápagos y, hoy
en día, en zonas urbanas de todo el país. Son estas características del país, las
que han motivado el interés de académicos nacionales y extranjeros varias áreas
de investigación, investigaciones sociolingüísticas sobre el uso y desuso de las
lenguas indígenas, para el caso que nos atañe.
Así, y con el fin de contextualizar el trabajo que aquí se presenta, es impor-
tante describir brevemente dos investigaciones desarrolladas sobre la vitalidad
de la lengua quichua hablada en la Sierra ecuatoriana de las que fui parte. Entre
1985 y 1987, el Proyecto Nacional de Educación Bilingüe e Intercultural (P.EBI)
coordinado por la Agencia Alemana de Desarrollo (GTZ), llevó a cabo un estudio
sociolingüístico con el fin de determinar las regiones de mayor incidencia de
monolingüismo quichua y/o bilingüismo quichua-castellano y así orientar las
1 En la costa hay cuatro lenguas, sia pedee que corresponde a la familia chocoana, cha’palaa,
awapit y tsa’fiki de la familia lingüística barbacoana. En la Sierra, la Amazonía y Galápagos, la
lengua quichua (kichwa) de la familia lingüística quechua; y en la región amazónica, el baikoka y
paikoka de la familia tucano oriental, el shuar, el achuar y el shiwiar de la familia de los aent (fa-
milia jivaroana), el sapara (familia zaparoana), el waotededo y el a’ingae (sin filiación lingüística).
2 En este trabajo he preferido referirme a quichua en lugar de Kichwa (escritura unificada de la
lengua), pues a lo largo de la exposición hago referencia a estudios desarrollados en los años 80
y 90, cuando la escritura generalizada de la lengua era quichua.
Agradecimientos: Este artículo ha sido posible gracias al apoyo recibido, en su momento, del
Programa de Educación Bilingüe Intercultural (P.EBI). Los trabajos posteriores se han realizado
en el marco del Programa de Investigación Interdisciplinaria Oralidad Modernidad (oralidadmo-
[email protected]).
Open Access. © 2021 Marleen Haboud, published by De Gruyter. This work is licensed under
the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-002
26 Marleen Haboud
3 Para un análisis detallado de los datos recogidos en el estudio de 1986–1987, véase Haboud
(1990) y Haboud (1995).
4 Publicaciones similares a la expuesta, pueden verse en Haboud (1998, 2005).
Revisitando “Entrevistadores indígenas: un reto a los estereotipos” 27
Mapa 1: Localización de las nacionalidades y lenguas indígenas del Ecuador (Haboud 2010)
Provincias del estudio.
28 Marleen Haboud
2 Introducción
Al término de este trabajo, he considerado importante incluir algunas de las reflexiones que
he venido haciendo sobre el proceso investigativo y el significado que el sondeo sociolingüís-
tico tuvo para quienes fuimos parte del estudio. Luego de mencionar brevemente la situación
en la que se enmarcó el sondeo y los propósitos del mismo, describo, con cierto detalle, los
criterios de selección de los entrevistadores, el trabajo en equipo, y los aportes obtenidos en
cada uno de los componentes del estudio. Intento, en todo momento, hablar a partir de las
voces de quienes formaron el equipo de trabajo y de mi propia voz. Creo que el planteamiento
del proyecto en sí mismo fue “un reto a los estereotipos”. (Haboud 1998: 269)
proteja sus propios intereses de diversas formas. Es posible, por ejemplo, para
evitar la distorsión de los datos, no informar debidamente al investigado sobre
el tema de la investigación, inventar temas que parecerían no influir en el inves-
tigado, o grabar a los informantes mientras creemos que no se dan cuenta. Son
innumerables los casos que podríamos citar en este sentido; a manera de ilustra-
ción mencionamos a Bentivoglio y Sedano (1993: 6), quienes en un informe sobre
una investigación sociolingüística realizada en Venezuela afirman: “En ningún
momento se informaba a los entrevistados que la finalidad de las grabaciones era
saber cómo hablaban los caraqueños”.
Entonces, qué es ético o no ético, ofensivo o inofensivo, depende del criterio
e interés del investigador. El concepto que subyace en este modelo es la relación
asimétrica entre el investigador y el investigado sobre el cual se está desarro-
llando una investigación. Son los investigadores quienes deciden sus límites y su
relación (o no relación) con el objeto de la investigación, el investigado. Bajo este
modelo se considera que el no involucrarse causa menos impacto en los investi-
gados. No olvidemos, sin embargo, que la sola presencia del investigador ya es un
elemento distorsionador en el investigado, y que el investigado está inmerso en
una realidad que es independiente de la percepción del investigador.
5 La traducción es mía.
Revisitando “Entrevistadores indígenas: un reto a los estereotipos” 33
3.3.1 El poder
6 Para un análisis del rol de los intelectuales en torno al poder y sus diferentes instancias, ver
Amparán (2004).
34 Marleen Haboud
recurrir a una perspectiva que vaya más allá del empoderamiento. La lingüística,
la sociolingüística y las ciencias que se ocupan de entender las dinámicas y los
roles de las lenguas en la sociedad son fuentes idóneas para avanzar más allá de
la perspectiva de empoderamiento.
Foucault (1980) discute los procesos de resistencia con los que responden los
grupos menos empoderados. Él enfatiza sobre todo en el rol del discurso, el
conocimiento y el poder. En este sentido, nosotros, los investigadores sociales
(generalmente provenientes de grupos dominantes) hemos manejado el poder y
controlado a los investigados (generalmente minorizados). En el caso específico
de la investigación lingüística, se puede hacer referencia a muchos estudios que
han legitimado actitudes y prácticas cuestionables, por ejemplo, la noción de la
existencia de culturas y lenguas primitivas. Si retomamos la idea de que el poder
es un fenómeno múltiple, entonces vemos que en la relación del investigador y
el investigado, hay más que una simple relación de “nosotros vs. ellos”. Por otro
lado, la realidad es que los investigadores no siempre son portadores de todo el
poder, sino que aquellos que son dueños del conocimiento tienen también su
propio poder. Estos, sin embargo, no siempre son conscientes de ello especial-
mente cuando históricamente han vivido en situaciones de desigualdad y subor-
dinación.
Entonces, ¿cómo, en nuestro rol de investigadores, nos relacionamos con los
investigados para que sean sus propios representantes, portadores de su propia
historia y de su propia voz? Si partimos del hecho de que el poder tiene varias
dimensiones y que el contexto, las expectativas, las realidades de la gente afectan
tales dimensiones, entonces, necesitamos reubicar las fuentes y representacio-
nes del poder, y ¿cómo relacionarlo a la investigación? ¿Cómo hacer que nuestras
investigaciones avancen más allá de las actividades sobre, por y con los investiga-
dos? ¿Qué es la investigación? ¿Quién decide qué se hace?
El trabajo investigativo debe desarrollarse en conjunto, yendo más allá de la
distribución del poder hacia una especie de autogeneración del poder. Los inves-
tigadores y los investigados somos portadores de múltiples roles: padres, madres,
hijos, hermanos, hermanas, trabajadores, investigadores, investigados. Enton-
ces, en nuestro trabajo de investigación damos y recibimos poder, vivimos con
diferentes roles e identidades, con posibilidades de negociación. La investigación
tiene que practicarse y valorarse en términos de producción de conocimiento.
Aquí cabe preguntarse ¿de qué conocimiento hablamos? Nos referimos a cono-
cimientos múltiples: el del experto que busca sofisticarse a la luz de análisis y
Revisitando “Entrevistadores indígenas: un reto a los estereotipos” 35
teorías, y el del hablante en su vida diaria; tanto el conocimiento del uno como del
otro tienen que ser tomados como productos de sujetos pensantes con voz propia.
En efecto, durante el sondeo sociolingüístico fuente de esta reflexión, experimen-
tamos que el compartir el conocimiento del experto se convirtió en generador de
conocimiento y poder tanto para entrevistadores como para entrevistados. Bajo
esta perspectiva, partimos de una visión, relacionada con el postmodernismo
que toma en cuenta la pluralidad de culturas enfatizando en el antielitismo y el
antiautoritarismo (Dueñas Martínez 2000).
Todo lo que hemos venido diciendo no invalida de ningún modo la necesidad
de mantener la sistematización y objetividad del proceso investigativo en todos
sus aspectos. A la luz de lo dicho, analicemos el impacto que tuvo el sondeo
sociolingüístico en todos aquellos quienes participamos en él.
4 De la teoría a la práctica
En general, se espera que las investigaciones produzcan o intensifiquen relacio-
nes entre los investigadores y los investigados, y que el mayor control lo ejerzan
los primeros. Esta sección describe cómo el sondeo sociolingüístico buscó incen-
tivar relaciones de horizontalidad basándose en un trabajo compartido, la serie-
dad académica y el compromiso humano.⁷ A continuación, se describe el proceso
de selección de los entrevistadores, para luego analizar el impacto de su presen-
cia a lo largo del proyecto.
4.1.1 Selección
Uno de los objetivos del sondeo sociolingüístico fue trabajar con entrevistado-
res que pudieran, no solamente hacer preguntas en base a guías de trabajo, sino
especialmente que se sintieran parte de la investigación desde sus inicios y que
tuvieran un compromiso personal con la población escogida para el estudio. Si
bien su formación académica era importante, el factor humano y las posibilida-
des comunicativas fueron condiciones básicas para su participación. Dado que
7 Si bien muchos de los resultados obtenidos en este estudio son aplicables a trabajos similares
tanto en el área andina como en otras áreas, esta exposición se refiere exclusivamente al caso de
quienes participaron en el sondeo sociolingüístico brevemente descrito en la sección anterior.
36 Marleen Haboud
8 Aunque las entrevistas y guías de observación estaban escritas en quichua estandarizado, du-
rante el desarrollo de la investigación se optó por la utilización de la variante lingüística propia
de cada investigador. El propósito fue evitar problemas de comprensión y producción lingüística
al usar una forma estándar artificial. Tómese en cuenta que, con el establecimiento de nuevos
programas bilingües y la adopción del alfabeto unificado (1980), ha habido en los medios acadé-
micos un creciente interés por incentivar el desarrollo de una variedad estándar, especialmente
a nivel escrito y para propósitos oficiales.
Revisitando “Entrevistadores indígenas: un reto a los estereotipos” 37
En general los entrevistadores fueron bien recibidos en los diferentes sitios pro-
puestos para la investigación. Esto no significa que no tuvieran que enfrentar
algunas dificultades como la de haber sido identificados como miembros de
grupos políticos y/o de un programa educativo no siempre bien visto por la pobla-
ción. En algunos casos el doble rol que estaban cumpliendo los entrevistadores
los puso en condición de mishus (del quichua: mestizos) frente a algunos de los
indígenas, para quienes era sorpresivo encontrar compañeros suyos realizando
tareas académicas. Las reacciones negativas fueron especialmente de algunos
dirigentes campesinos y de indígenas relacionados con determinados grupos
religiosos o gubernamentales.
Estas dificultades se habían generado a partir de las mismas causas que
crean conflictos con entrevistadores foráneos en general, como: (a) la identifica-
ción con grupos politizados o religiosos del país; (b) el cansancio de la población
frente a “las investigaciones que solo quieren sacar trabajos para ellos”;⁹ (c) el
temor a que se repitieran algunas experiencias negativas previas que los entre-
vistados habían experimentado con investigaciones e investigadores anteriores;
(d) el temor a ser investigados por sectores oficiales en cuanto a su situación eco-
nómica, como el de tenencia de la tierra o pago de impuestos.
Como resultado, los pobladores exigieron en ocasiones credenciales que acre-
ditaran el trabajo y la procedencia de los entrevistadores. En situaciones extre-
mas, hubo quien se negó a participar en la investigación (2 %).¹⁰ En resumen, la
actitud de la población no se diferenció de aquella que se da con entrevistadores
no indígenas. La diferencia, sin embargo, se dio por la posibilidad que los entre-
vistadores tuvieron de disminuir tensiones al identificarse con los pobladores,
poder dialogar en su lengua, explicar claramente lo que hacían y demostrar cono-
Por suerte podía hablar quichua con ellos. El compañero dirigente estaba bravísimo y nos
exigía otras credenciales más porque dijo que no le habían avisado que íbamos [. . .] expli-
cándole y diciéndole qué es lo que hacíamos, al fin nos dejó y hasta ayudó. “Hemos tenido
malas experiencias con las investigaciones”, nos dijo [el comunero].¹¹
6 Recapitulación
El objetivo principal de este artículo fue reflexionar sobre el impacto que tienen
en la investigación sociolingüística, las filosofías que la subyacen. Este tema se
torna crucial cuando se trata de poblaciones que enfrentan permanentemente
situaciones de minorización como es el caso de los hablantes de lenguas indíge-
nas en el Ecuador y el mundo en general.
En la sección introductoria de este trabajo se describió brevemente las posi-
ciones teóricas que tradicionalmente han guiado los trabajos investigativos: la
ética (ethics), la de defensa (advocacy) y la de distribución de poder o empodera-
miento (empowerment). Posteriormente, y a partir de las voces de investigadores
y entrevistados, se buscó permanentemente visualizar sus diferentes roles, de
encontrar las varias instancias en las que se ponían de manifiesto sus conoci-
mientos, así como las formas de redistribución del poder que cada uno de estos
sujetos tuvo en su momento. Fue posible, a partir del análisis del rol de los entre-
vistadores indígenas, hacer referencia a aspectos académicos y de ética profesio-
nal, y al mismo tiempo visualizar las relaciones entre el conocimiento y el poder
llevados a la práctica.
Este estudio como un todo, y el sondeo sociolingüístico en particular, inten-
taron desarrollarse dentro de un marco de cooperación y respeto. A lo largo del
sondeo, uno de los cuestionamientos más importantes fue: ¿es suficiente el dar
el poder (empower ‘empoderar’)? Consideré entonces, y considero ahora que no.
El solo hecho de hacer referencia a la acción de “dar el poder a X” (to empower X)
es un indicativo de desequilibrio, así como es indicativo de desequilibrio el hablar
por otros (advocacy) o el ignorarlos (ethics). El admitir que el poder está des-
igualmente distribuido, al igual que los bienes materiales y el conocimiento, nos
enfrenta a una sola posibilidad: seguir en la búsqueda de una relación humana
y de trabajo más dinámica y participativa que lleve a autogenerar conocimiento
y poder. La participación de entrevistadores y profesionales indígenas en contex-
tos multilingües minorizados parece, en el campo del trabajo académico, facili-
tar el paso hacia un modelo basado en el trabajo colaborativo encaminado a la
autogestión.
El análisis retrospectivo de esta experiencia nos pone frente a la responsabi-
lidad de repensar nuestros puntos de vista y nuestro quehacer como lingüistas y
científicos sociales. Es urgente rever la actitud academicista adoptada frecuente-
mente, bajo el presupuesto de que somos los únicos portadores y donadores del
saber, de la tecnología y de las técnicas. Se hace necesario que consideremos el
desarrollar trabajos colaborativos y de participación integral. Como lingüistas y
como sociolingüistas, nuestra tarea profesional no debe ser solo una de rescate
de la lengua, sino de revitalización étnica y cultural. Esta, finalmente, tiene que
Revisitando “Entrevistadores indígenas: un reto a los estereotipos” 43
12 Cf., Cummins (1986) para una discusión de este tema en torno a la lingüística aplicada a la
enseñanza.
13 https://blogscvc.cervantes.es/martes-neologico/revisitar/.
44 Marleen Haboud
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46 Marleen Haboud
1 Introducción
Los estudios sobre cambio lingüístico inducido por contacto publicados en las últi-
mas décadas han sido de especial relevancia para configurar un marco teórico de
la lingüística de contacto que se adapte mejor a los datos reales de las ecologías
lingüísticas complejas. En el caso de los estudios sobre español, se ha superado
la tendencia a abordar los fenómenos de contacto a partir de recolecciones de
datos idiosincrásicas y sin rigor metodológico, con descripciones superficiales y
en muchos casos parciales, con una concepción de las variaciones y los cambios
inducidos por contacto como desvíos de la norma estándar o, sencillamente, como
errores debidos a un aprendizaje del español incompleto. Uno de los riesgos que
esto conlleva es que la estigmatización del colectivo indígena por sus hábitos lin-
güísticos se produce desde su ingreso en la escuela, etiquetado como “deficitario
cognitivamente” o como “hablantes que no saben hablar castellano”, y culpabili-
zados por su bajo rendimiento educativo. Y esta evaluación negativa retroalimenta
la consideración de los cambios lingüísticos inducidos por contacto como simples
errores lingüísticos. No olvidemos, no obstante, que bajo la etiqueta de “cambios
inducidos por contacto” caben casos de importación de material y patrones fónicos,
morfosintácticos, léxicos o semánticos, así como casos en los que no existe tal
importación, sino que el contacto con otra lengua tiene como efecto evoluciones
diferentes de variaciones y procesos de gramaticalización ya iniciados previamente.
Como es bien sabido, las situaciones de contacto de lenguas son complejas
y dinámicas, y son resultado de una multitud de factores sociales y lingüísticos
cuya influencia es difícil de separar, como ya apuntó en su momento Thomason
(2001), lo que hace más complicado el estudio de estas ecologías lingüísticas.
Open Access. © 2021 Azucena Palacios, published by De Gruyter. This work is licensed under
the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-003
48 Azucena Palacios
(1) a. Porque esas iglesias que se han construido, lo han. . . lo han construido
los norteamericanos².
b. Dos banquillos agarro así. . .lo pongo así. Me paro a moler.
2 Datos del español en contacto con maya yucateco tomados de Hernández y Palacios (2015: 36).
3 Datos del español en contacto con otomí tomados de Avelino (2021: 78).
4 Ejemplos de español en contacto con tepehuano tomados de Torres Sánchez (2018: 228).
Sobre el contacto y los contactos 51
(5) a. Pobrecita iguanita tal vez anda abajo ahí y lo agarran para comer.⁶
b. Agarraron unas muchachas/tal vez de/digo yo que tal vez quince años/y el
papá decía que no lo/que no lo agarre que no lo no tiene por qué violarlo.
(6) a. En el monte así, consigue esa hierba y lo trae, lo trae comprada o rega-
lada, viene a que lo lave bien.⁷
b. Las tradiciones lo practican la gente ladina y nuestra raza más que todo
ahí en la comunidad.
(7) a. En Chinchero más lo preparan la chicha, pero acá así cuando hay cual-
quier cosa no más lo preparan.⁸
b. Es un, son hojitas verdes que lo picas así picaditas, lo cocinan, lo hacen
su [. . .], con ajito y cebollita, con comino, lo mezclan, y sale, como un. . .
5 Datos de español en contacto con tsotsil tomados de López Gutiérrez (2018: 36 y 38).
6 Datos de español en contacto con malecu tomados de Sánchez Avendaño (2015: 89).
7 Ejemplos de español en contacto con tzutujil tomados de García Tesoro (2010: 139).
8 Ejemplos de español en contacto con quechua tomados de García Tesoro y Fernández-Mallat
(2015: 133).
9 En esta variedad, los objetos directos con referentes masculinos se pronominalizan mediante
lo/s. En el conjunto de la muestra, los referentes femeninos se pronominalizan con lo/s en el
53 % de los casos; la/s suponen el 35,6 % de las apariciones totales y le/s el 5,3 %.
52 Azucena Palacios
En efecto, los hablantes bilingües con dominio de la lengua maya tienen fre-
cuencias de uso muy altas de lo con referentes plurales (64,9 %). Existe, además,
una gradación en el uso de esta forma relacionada con el mayor dominio de
la lengua originaria. Por otra parte, las autoras constatan en su estudio que el
grado de asociación de las variables “género del referente y factor bilingüismo”
(coeficiente de contingencia 0,491; V. de Cramer 0,563; N=124) es ligeramente
mayor que el de las variables “número del referente y factor bilingüismo”
(coeficiente de contingencia 0,429; V. de Cramer 0,475; N=135), lo que indica que
la neutralización de género está en una etapa de evolución más avanzada que la
de número. Se puede afirmar, por ello, que en esta variedad de español coexisten
dos sistemas que no están aislados, sino que forman parte de un continuo
gradual y que la variable “dominio de la lengua maya/dominio del español”
regula los porcentajes de uso de ese continuo, mostrando el predominio de uno u
otro sistema. Los Cuadros 1 y 2 representan los sistemas pronominales ideales,¹¹
con patrones de género, número y caso en el sistema etimológico y solo de caso
en el sistema local.
Masculino Femenino
Sg. Plural Sg. Plural
OD lo los la las
Singular Plural
OI le les
11 Es preciso recordar que los patrones ideales no existen en ninguna variedad de español y que
la variación está presente desde la Edad Media en nuestra lengua.
54 Azucena Palacios
Masculino Femenino
Sg. Plural Sg. Plural
OD lo
Singular Plural
OI le
12 Los datos que presentamos en las tablas siguientes están elaborados a partir de análisis
cuantitativos y cualitativos, según los cuales, las variables bilingüismo y forma pronominal lo/s
con referente femenino están correlacionadas. Mostramos únicamente los datos relativos a la
neutralización del rasgo género, esto es, usos de lo y los para referentes femeninos, tanto singula-
res como plurales. Evidentemente, los objetos con referentes masculinos se pronominalizan con
lo/s. Como ya he señalado, la neutralización del rasgo de número en las formas pronominales se
constata como un cambio menos avanzado que el del género.
Sobre el contacto y los contactos 55
Tabla 7: Usos de la forma lo/s con referente femenino y factor bilingüismo (+ 50 años).
y de la Vega 2008; Jarrín 2019; Martínez 2000, Martínez 2013; Palacios 1998a,
Palacios 2005, Palacios 2015; Symeonidis 2013; Yausaz 2005). En el Cuadro 3 se
muestra el patrón pronominal leísta.
Masculino Femenino
OD le/les
OI le/les
Los datos de Formosa (8), de Paraguay (9) y de la sierra ecuatoriana (10) que pre-
sentamos a continuación siguen el sistema leísta.
(9) a. En loh Etadoh Unidoh por ejemplo loh norteamericanoh le tienen como
animaleh [a los indios].¹⁴
b. Siempre vah y le saludah a tu padrino.
c. Siempre le ehtamoh hasiendo [la sopa paraguaya].
d. La polisía le desalojó el lugar.
16 Esto no indica que no existan hablantes con sistema etimológico o con variación entre el eti-
mológico y el leísta en Quito, sobre todo en población con alto nivel de instrucción; sin embargo,
en los diferentes trabajos de campo que he realizado, al menos, no lo he podido constatar.
Sobre el contacto y los contactos 61
+ Animado – Animado
Monolingües 76,1 % 23,9 %
Bilingües 65 % 35 %
+ Animado – Animado
Monolingües 30 % 70 %
Bilingües 4% 96 %
Comparando las frecuencias de uso de las formas le/s y lo/s en función del rasgo
de animacidad se constata que los referentes inanimados favorecen la selección
de lo/s, sobre todo en los hablantes bilingües (96 %). Vale la pena comprobar si
los usos de lo/s corresponden a un patrón etimológico en ambos grupos, esto es,
si el género masculino del referente es el que favorece la selección de estas formas
minoritarias. En la Tabla 14 se muestran los resultados.
Masculino Femenino
Monolingües 100 % 0%
Bilingües 69,7 % 30,3 %
Los datos son contundentes: los hablantes monolingües seleccionan lo/s si el refe-
rente es únicamente masculino, lo que indica que siguen un patrón etimológico
cuando seleccionan esa forma. Sin embargo, los bilingües seleccionan la forma
lo/s con referentes masculinos (69,7 %) y femeninos (30,3 %). Volveremos sobre
ello más adelante. En cualquier caso, no olvidemos que esas formas lo/s son mino-
ritarias (10,2 % en monolingües, 14,8 % en bilingües) y que el patrón mayoritario
en ambos colectivos es el leísta, lo que coincide con los datos del estudio de Jarrín
(2019: 37) en el norte de Quito, que concluye que el leísmo es el único sistema
documentado en su muestra y que este sistema “se ha consolidado ya incluso
en zonas cuyos habitantes crecieron en un entorno bilingüe quichua-castellano,
pero que hoy por hoy son mayoritariamente monolingües en español”.
62 Azucena Palacios
–Animado +Animado
Masc. Fem. Masc. Fem.
OD lo/s le/s
OI le/s
3 Discusión
Los datos que hemos mostrado en §2.1 y §2.2 permiten constatar que en las áreas de
contacto lingüístico descritas conviven dos sistemas pronominales: el normativo
etimológico y los locales, caracterizados por tender hacia formas pronominales que
neutralizan las especificaciones de género, número y/o caso. Este hecho tiene lugar
en áreas de contacto donde las lenguas originarias implicadas pueden no estar
emparentadas tipológicamente (otomí, quechua, maya o malecu, por ejemplo,
pertenecen a familias distintas). Lo interesante es, por tanto, que las soluciones
emergentes documentadas en estas comunidades confluyen en los mismos patro-
nes pronominales que hemos denominado sistemas locales (vid. Cuadros 2 y 3).
Volviendo a los casos descritos en (1–7), los efectos lingüísticos observados
en los sistemas pronominales locales evidencian que se mantiene la distinción
de caso y que los rasgos de género y, en menor medida, de número, tienden a
neutralizarse en favor de la forma no marcada (masculino singular). Y esta can-
celación de la especificidad de los rasgos tiene lugar en función de la configura-
ción de los grupos sociolingüísticos (mayor tendencia a la neutralización entre
los que tienen la lengua originaria dominante y menor entre los monolingües de
español). Así, a partir del sistema etimológico surge un nuevo sistema pronomi-
nal donde lo y le son las formas emergentes no marcadas, sin especificación de
género o número, para el objeto directo y el indirecto, respectivamente.
Los estudios sobre dinámicas de adquisición de los pronombres átonos en
español en niños monolingües y bilingües constatan que el paradigma prono-
minal se adquiere en etapas sucesivas: en primer lugar, la distinción de caso
mediante las formas no marcadas lo y le; posteriormente, las distinciones de
género y de número¹⁷ (Aguado Orea 2000; Domínguez 2006; Franco 2000; Klee
1989; Lafford y Collentine 1987; Pueyo 1992; Hernández Pina 1990, entre otros).
Consideran que se trata de dinámicas de adquisición universales. Si esto es así,
cabe preguntarse si los cambios representados en el Cuadro 2 pueden expli-
carse a partir de dinámicas de adquisición incompleta, lo que supondría que los
20 Algunas lenguas amazónicas parece que tienen marcas gramaticales de género, sin embargo,
no tenemos datos de los sistemas pronominales de hablantes bilingües en estas zonas.
21 En el norte de Perú se documentan casos minoritarios de leísmo con referentes masculinos y
animados, similares a los descritos para variedades de español que conservan el sistema prono-
minal etimológico (Klee y Caravedo 2005; Paredes y Valdez 2008; Valdez Salas 2002; entre otros).
Sobre el contacto y los contactos 67
Podríamos aventurar que en estas áreas la primera etapa del cambio fuera un
sistema como el que hemos documentado en la sección 2.1, donde la neutralización
del género es el disparador del cambio. Sin embargo, no tenemos datos que puedan
atestiguarlo, salvo las formas lo/s minoritarias documentadas en los hablantes
bilingües leístas de Quito y Otavalo, que parecen obedecer a un patrón de animaci-
dad y de neutralización de género (Tablas 13 y 14). Se necesitan estudios diacróni-
cos para comprobar si realmente ha habido un proceso de gramaticalización como
el del Cuadro 5 o si los sistemas de transición y leístas han evolucionado de manera
independiente. Lo que parece evidente es que en las formas leístas el disparador
del cambio es la animacidad y no tienen cabida las distinciones de género (ni el
kichwa ni el guaraní gramaticalizan el género). Por otra parte, es interesante que
sean las formas dativas las que terminen imponiéndose como marcas de concor-
dancia objetivas, precisamente las formas que guardan una relación más estrecha
con la animacidad.²²
Como ya apuntó Thomason (2001), para entender la complejidad de las situa-
ciones de contacto se debe tener en cuenta, entre otros factores, la intensidad y
la prolongación del contacto en el tiempo. En el caso del español andino ecua-
toriano o el de Paraguay, con situaciones de intensa y continuada convivencia
22 En estas variedades se documenta con profusión la omisión de los objetos directos más pro-
totípicos (accesibles, definidos e inanimados). Palacios (2015) constata en su estudio sobre la
omisión en la variedad andina ecuatoriana un 44,8 % de elisiones en hablantes monolingües de
español y un 51,1 % en bilingües kichwa-español. La omisión del objeto inanimado es la última
etapa en el proceso de gramaticalización de las formas pronominales hacia concordancias de
objeto.
68 Azucena Palacios
2. Los cambios indirectos inducidos por contacto que tienen lugar en una lengua
explotan las potencialidades del sistema de esa lengua. Volviendo a los sistemas
pronominales, la reorientación de las formas pronominales hacia marcas de con-
Sobre el contacto y los contactos 71
3. El cambio inducido por contacto tiene una etapa de creación y otra de difu-
sión. Se inicia en el grupo de los bilingües con lengua amerindia dominante, y se
va expandiendo entre los bilingües simétricos, los bilingües con español domi-
nante y llega hasta los monolingües. Esta etapa de difusión del cambio es progre-
siva y está favorecida por el factor “lengua dominante”.
Por otra parte, necesitamos nuevas investigaciones que corroboren si las solu-
ciones emergentes de los cambios inducidos por contacto siguen siempre pará-
metros, jerarquías o principios universales. Así ocurre en la neutralización
del rasgo de género de las formas pronominales locales descritas en §2.1. Esto
implica que las formas de dativo orientan el cambio, dado que las de acusa-
tivo “copian” las de dativo, inespecificadas para el género. Sin embargo, en los
sistemas pronominales referenciales del centro y norte de España, las formas
de acusativo orientan el cambio y el resultado es un sistema con un patrón
de género tanto para las formas acusativas como para las dativas (Fernández-
Ordóñez 2001). Al respecto, Elvira (1998: 227) propone que “el cambio analógico
está orientado desde las formas menos marcadas o más frecuentes hacia las
marcadas o menos frecuentes”; esto es, el caso que prevalece en los procesos
de cambio, según las tendencias universales de cambio, es precisamente el no
marcado, ya que los procesos de cambio analógico parece que están orientados
a favor de las formas no marcadas. Si entendemos que las formas menos mar-
cadas son las de acusativo – el dativo sería el caso marcado ya que es menos
nuclear que el acusativo, distribucionalmente es menos restringido y tiene
menos diferencias formales –, el cambio inducido por contacto que hemos ana-
lizado en estas páginas avanza en una dirección opuesta al ocurrido en los sis-
temas referenciales de España.
Igualmente, es preciso comprobar si en otras variedades de contacto la
expansión del cambio avanza entre los distintos grupos sociales a partir de las
categorías más prototípicas, como mostraban Hernández y Palacios (2015) en el
caso del español en contacto con maya yucateco, donde el cambio se inicia en los
objetos directos prototípicos, inanimados y continuos; cuando esta etapa se con-
solida con una alta frecuencia y resulta no marcado, se extiende a otros contextos
en etapas sucesivas, primero a las entidades discontinuas y, posteriormente, a las
entidades inanimadas.
En definitiva, se necesitan más investigaciones basadas en datos de habla
natural para que podamos explicar la complejidad de las situaciones de contacto
lingüístico.
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Sección II
Sara Gómez Seibane
Animación y contacto lingüístico en la
duplicación de objeto directo
1 Introducción
La interacción de las escalas de animación y definitud proporciona una expli-
cación general a la duplicación de objetos, tanto en la variación interna del
español, como en las lenguas romances (Sitaridou 2017). En español estándar,
la duplicación es obligatoria con los pronombres personales tónicos (1), con el
objeto indirecto de verbos de afección (2), y con objetos definidos y/o específicos
tematizados y desplazados a la izquierda del verbo, siempre que sea información
conocida (3a), frente a los objetos focalizados iniciales con información nueva o
contrastiva (3b), que no la admiten.
(3) a. A Juana la eligieron presidenta. A sus hijos les lanzó un buen sermón.
b. A Juana eligieron presidenta (no a Teresa). (Gómez Seibane 2012b: 52).
Open Access. © 2021 Sara Gómez Seibane, published by De Gruyter. This work is licensed
under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-004
80 Sara Gómez Seibane
1 Siguiendo a Chafe (apud Gómez Seibane 2017), los interlocutores tienen una sensibilización
periférica para los referentes semiactivos por medio de dos vías: tras haber sido mencionados,
por encontrarse desactivados (debido a las limitaciones de atención y de la memoria a corto
plazo); o por haberse activado por asociación con una idea que es o fue activa en el discurso. En
cuanto a los inactivos, pueden encontrarse en la memoria a largo plazo de los interlocutores, o
solo estar presentes en la mente del hablante, por lo que no son accesibles textual o inferencial-
mente para el oyente.
2 Los referentes activos son los que están en la conciencia de los interlocutores.
3 Los datos porcentuales están tomados de Gómez Seibane (2021).
Animación y contacto lingüístico en la duplicación de objeto directo 81
(4) [H]abía una pelegrinación a Roma, y fuimos a verle al Papa (Gómez Seibane
2017: 148).
(5) Cogía las botellas esas y las escondía debajo la cama. Y como éramos cuatro
o cinco de servicio, pos nos hacíamos unas perrerías, se las quitábamos las
botellas y, bueno, le hacíamos cuarenta, pero hambre, no (Gómez Seibane
2017: 150).
(6) Se le echaba costillas, unos huesos añejos, y la carne, carne de ternera, aquí
en Antequera, mucho la ternera. Y todo eso se ponía en el cocido. Sacabas
la carne y eso, y la ponías la carne con el tocino (Gómez Seibane 2021: 107).
4 Frente a los rasgos [+discontinuo] y [+masculino] que caracterizan el leísmo del centro penin-
sular (vid. 4.2).
82 Sara Gómez Seibane
2020). Por tanto, más allá de las diferencias entre duplicación, leísmo y orden de
palabras, hay coincidencias relevantes entre ellos, como estar caracterizados por
los mismos rasgos, en concreto, la animación y la accesibilidad.
5 Por razones de espacio, no es posible resumir todas las propuestas de perspectivas teórica y
funcional que han dado cuenta de la duplicación. Véase para ello Belloro (2015).
Animación y contacto lingüístico en la duplicación de objeto directo 83
ción, lo que se refleja en los sistemas lingüísticos (Dahl 2008). Por otro lado, los
acontecimientos del mundo tienden a ser iniciados o estar gobernados por seres
animados, por ello los rasgos relevantes asociados con la animación incluyen la
agentividad y la volicionalidad. Esto se manifiesta en la mayoría de las lenguas, ya
sea por restricciones gramaticales o simplemente por tendencias estadísticas en el
habla natural, y esto a su vez afecta al procesamiento del lenguaje.⁷
Además, vinculada a objetivos comunicativos, la animación actúa de modo
subyacente en distintos usos gramaticales. Por ejemplo, para una comunicación
eficaz se requiere (i) la distinción entre los papeles gramaticales (por ejemplo,
sujeto y objeto) y (ii) la presencia de referentes prototípicos (animados como
agentes, e inanimados como pacientes). En consecuencia, en algunas lenguas
la violación de estos requisitos conlleva fenómenos de marcación, como la de
los objetos animados en contraste con los prototípicos inanimados, y la de los
sujetos inanimados, aunque menos frecuentemente. Asimismo, otros efectos
lingüísticos más complejos de la animación tienen que ver con la alineación de
constituyentes, la estructura de la información o con los sistemas de clasificación
de los sustantivos (Vihman y Nelson 2019: 261–262). Por ejemplo, la animación
puede afectar al procesamiento de oraciones en español: los objetos animados
ralentizan el procesamiento de la oración, más aún en posición preverbal (Yoza
et al. 2019). A continuación, se describen varios fenómenos gramaticales y de
clasificación en lengua vasca y español, con especial atención a las variedades de
ambas lenguas en contacto, en los que la animación constituye uno de los rasgos
subyacentes más relevantes en la comprensión y explicación de los mismos.
traste de (7a) y (7b); sin embargo, (7c) muestra que un objeto animado no está
necesariamente marcado y (7d) descubre que uno inanimado puede marcarse.
Por ello, a la luz de los datos tanto de su distribución sincrónica como de su desa-
rrollo diacrónico, el DOM depende de la interacción de las escalas de animación
y definitud (García García 2018). El resultado es un sistema bastante estable en
español,⁸ cuya evolución se restringe básicamente a los objetos humanos defini-
dos e indefinidos: cuanto más humano y definido es un referente más opciones a
la marcación preposicional, lo que justifica la presencia en (7a) y la ausencia en
(7b) y (7c).
No obstante, el análisis de los parámetros verbales ha revelado que en la evo-
lución del DOM también han influido otros rasgos como la agentividad, la afecta-
ción y, de forma bastante inconsistente, la telicidad, en una interacción con otros
parámetros nominales aún no suficientemente descrita. Por un lado, los objetos
agentivos pueden requerir la preposición a incluso con referente inanimado. Esta
relación entre los rasgos agente y humano no resulta contradictoria, dado que lo
humano es una propiedad frecuente (aunque no necesaria) de un agente. Por otro
lado, la afectación y, en cierta medida, la telicidad son rasgos pertinentes solo
con objetos humanos. Por eso, hay verbos atélicos que seleccionan un objeto no
afectado, como (7d), que parecen haber lexicalizado la marcación preposicional
(García García 2018: 222–237).⁹
Los objetos que suelen marcarse con este dativo son animados y específicos, en
coincidencia con el DOM en español. Sin embargo, los elementos marcados son
los más altos de la jerarquía de Silverstein, esto es, primera y segunda personas,
mientras que la tercera persona no muestra la misma difusión de la marca en los
distintos dialectos, lo que puede ser indicio de un distinto grado de gramatica-
lización del fenómeno (Mounole 2012; Rodríguez-Ordoñez 2017). Pese a ser una
variante estigmatizada,¹⁰ este tipo de DOM, también llamado sobremarcación
de dativo, presenta bastante difusión en bilingües con el euskera como segunda
lengua, con mayor aceptación a mayor dominancia del español sobre la lengua
vasca (Kaiser et al. 2017).
10 Se considera un cambio desencadenado por contacto con el castellano: por un lado, este
tipo de desarrollo no sucede en lenguas ergativas y, por otro lado, se difunde sobre todo desde
el siglo xix solo en los dialectos vascos en contacto con el castellano (Mounole 2012; Rodríguez-
Ordoñez 2017).
11 El leísmo se ha explicado como reinterpretación del uso pronominal por el contacto entre bi-
lingües vascorromances y hablantes de asturiano y de variedades cántabras (Fernández-Ordóñez
apud Gómez Seibane 2021).
88 Sara Gómez Seibane
mantiene en parte, pero se anula el caso, de forma que le/s pronominaliza entida-
des masculinas y la/s, femeninas (Gómez Seibane 2021).
En la variedad de español en contacto con la lengua vasca, por su parte, la ani-
mación es el parámetro organizativo del sistema pronominal átono, lo que supone
la anulación de caso y género. En (9) se ilustra la asociación en esta variedad del
leísmo y la animación, con independencia del género gramatical del referente.
(9) Yo le crie con leche condensada [al hijo]. Porque estaba tan guapa, tan hermosa
le agarra estaba, como para mirarle [a una mujer]. Se suelta el cerdo, el car-
nicero de así. A mí me gustaban mucho las ovejas [. . .], por eso les tengo
todavía. (Fernández-Ordóñez apud Gómez Seibane 2021).
12 Respecto al primero, la transferencia del plural del pronombre dativo al acusativo (Se los
entrego a ellos) no solo refleja la relevancia del rasgo animado del dativo, sino también su ac-
cesibilidad discursiva, puesto que este suele ser un tópico del discurso. En cuanto a la falta de
concordancia plural en el pronombre dativo (Darle mucha importancia a las apariencias), es de
destacar la mayor frecuencia con referentes inanimados. Finalmente, en relación a la subida de
clíticos, aunque la proclisis es la tendencia general en la posición de los pronombres (Te lo quie-
re dar), la animación y la accesibilidad de los referentes, y la persistencia de los mismos, sigue
siendo pertinente en la preferencia por esta posición.
Animación y contacto lingüístico en la duplicación de objeto directo 89
Animado Inanimado
ergativo semea-k ohea-k
genitivo semea-ren ohea-ren
locativo semea-gan ohea-n
ablativo semea-gan-dik ohe-tik
adlativo semea-gan-a ohe-ra
Cast. Eusk.
Leísmo Morf. Loc.
DOM
Figura 1: Conexión interlingüística por
Duplicación
animación de varios fenómenos gramaticales y
de clasificación.
90 Sara Gómez Seibane
13 Con todo, la competencia y la frecuencia de uso son factores importantes en todos los aspec-
tos del lenguaje. En lo que respecta a su presencia en el cerebro, el bilingüismo temprano y sos-
tenido se alberga en el mismo tejido neural, como lo haría un cerebro monolingüe (Laka 2012).
14 Aunque aún es mucho lo que se desconoce sobre el procesamiento sintáctico en los bilin-
gües, nativos y no nativos se comportan igual en tareas que implican fenómenos lingüísticos
equivalentes en ambas lenguas (concordancia verbal), pero difieren en tareas que implican pa-
rámetros sintácticos divergentes (alineación de los argumentos) (Laka 2012).
Animación y contacto lingüístico en la duplicación de objeto directo 91
5 Recapitulación
En este trabajo se ha demostrado que la animación es un rasgo omnipresente en
varios fenómenos gramaticales y de clasificación en lengua vasca y español, así
como en las variedades de ambas lenguas en contacto. En interacción jerárquica
con otros rasgos lingüísticos, la animación es, por tanto, un rasgo prominente
para el bilingüe, ya que su organización mental para el manejo y procesamiento
de las lenguas que conoce es compartida o está muy próxima.
Entre otros fenómenos, la animación está subyacente en el DOM, el leísmo,
la duplicación de objetos y la morfología locativa de estas lenguas. De hecho, en
el castellano en contacto con la lengua vasca, el leísmo y la duplicación presen-
tan variaciones hacia una mayor marcación de la animación, lo que singulariza
estos fenómenos respecto a los mismos en otras variedades monolingües y en el
español estándar.
En lo que a la duplicación de objeto directo se refiere, más allá de los rasgos
de interfaces sintaxis-semántica y sintaxis-discurso, que pueden explicar su fun-
cionamiento, el contacto de lenguas se revela como cooperador necesario en la
generalización del patrón de duplicación del dativo al acusativo, así como en el
mayor grado de aceptabilidad de esta última construcción. Efectivamente, lo que
se ha propuesto en este trabajo es que el contacto de lenguas ha contribuido a
potenciar la marcación de la animación del referente del objeto directo. Para ello,
el hablante ha recurrido a una construcción posible con objetos indirectos, proto-
típicamente humanos o animados, en el español estándar y la ha reutilizado para
el objeto directo, que en esta variedad se pronominaliza con leísmo.
Por añadidura, la duplicación de objeto directo no sería un fenómeno aislado,
sino un nuevo patrón de DOM con doble marcación, preposicional del sustantivo
(como en la mayor parte de las variedades del español) y morfológica del verbo
con le/s, según propuesta de Fernández-Ordóñez (2012). En este desarrollo ulterior
del DOM, y atendiendo al marco evolutivo de Company (2002), le/s sería un mar-
cador pragmático de los rasgos relevantes de su referente nominal: la animación.
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Rosnátaly Avelino Sierra y Nadiezdha Torres Sánchez
Efectos del contacto en la duplicación
de objeto directo en dos situaciones
de contacto en México
San Andrés Cuexcontitlán y Santa María de Ocotán
1 Introducción
El español del centro de México presenta un sistema pronominal átono de tercera
persona etimológico, en el que se marca los rasgos gramaticales de género,
número y caso: el acusativo presenta cuatro formas (lo, los, la, las) y el dativo dos
(le, les). No obstante, el español de los bilingües lengua indígena-español se aleja
del uso etimológico y presenta en mayor o menor medida tres tendencias genera-
les, propias de otras variedades de español en contacto (Fernández Ordóñez 1999:
1341), a saber: i) la simplificación del paradigma pronominal en una forma, le, o
dos, le y lo, como consecuencia de la neutralización de género (1a), número (1b)
o caso (1c); ii) la extensión de la redundancia pronominal, propia de los objetos
indirectos, a los directos (1d); y iii) la omisión del pronombre átono de acusativo
o dativo (1e) en contextos en que su presencia es obligatoria, como parte de un
proceso de gramaticalización que sufre el pronombre para cumplir una función
de marcador de concordancia de objeto.
Open Access. © 2021 Rosnátaly Avelino Sierra et al., published by De Gruyter. This work is
licensed under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-005
96 Rosnátaly Avelino Sierra y Nadiezdha Torres Sánchez
d. [. . .] y luego que lavas mis ropas por allá lo hacen tamales, lo echó chiles
rojos y luego cominos, ajos, ci. . . ebolla así, y luego yo voy allá a pasear y
aquí llego paseando, torteando y luego comimos nomás (mujer, bilingüe
tipo C, SMO)
e. Ajá hay muchos tipos unos cochiste, cuando ya tiene un año el niño van
a curar ø [. . .] (mujer, bilingüe tipo B, SMO)
1 En este trabajo consideramos como duplicación a las construcciones transitivas en las que el
clítico es correferente con una frase nominal (FN) de objeto directo que se encuentra pospuesta
al verbo. En consecuencia, nuestro análisis no comprende los casos de dislocación a la izquier-
da. Sin embargo, dado que una de las directrices de esta investigación es contrastar nuestros
resultados con los reportados por Belloro (2012) para la variedad de español monolingüe del
centro de México, mantuvimos en nuestro análisis los casos de dislocación a la derecha o repa-
raciones en términos de esta autora.
Efectos del contacto en la duplicación de objeto directo 97
sureste desde su inicio ha sido intermitente, pues si bien las expediciones espa-
ñolas a la zona comenzaron en 1531, estas se vieron interrumpidas por diferentes
rebeliones como la tepehuana de 1616 y la de Milpillas en 1703. Aunado a esto,
las distintas órdenes religiosas no se establecieron en SMO, ya que las prime-
ras tareas de evangelización se hicieron por medio de visitas y no fue sino hasta
1806 que se tiene noticia, a partir de un capítulo provincial, que se estableció de
manera fija un religioso en la comunidad (véase “Cronología de la historia del
Mezquital” en Torres Sánchez 2018: 14).
Este inicio del contacto intermitente y tardío se refleja aún en nuestros días
con un alto porcentaje de bilingüismo, 72,15 % (INEGI 2010). Es importante men-
cionar que los hablantes de tepehuano del sur están distribuidos en los diferentes
grupos etarios, por lo que es posible asumir que se mantiene la transmisión de la
lengua a las generaciones más jóvenes. Además, tanto la lengua indígena como
el español se usan en los distintos espacios y con los diferentes interlocutores, es
decir, dentro de la comunidad, no hay espacios de uso exclusivo para el español,
pues este se usa en todo lo relacionado con lo ajeno a la comunidad, pero siempre
en conjunto con el tepehuano. Con esto, es posible decir que en Santa María de
Ocotán el o´dam conserva una vitalidad alta en su uso y transmisión (Torres Sán-
chez 2018), a diferencia de lo que sucede en el otomí en SAC.
3 Tipos de bilingüismo
En las dos comunidades se empleó una metodología similar, lo que nos facilitó la
comparación entre estas dos situaciones sociolingüísticas. El muestreo se realizó
por medio de redes sociales y los datos lingüísticos fueron tomados de narraciones
tradicionales y de vida. Además, en ambos casos, se empleó pruebas de competen-
cia lingüística² para aproximarse cuantitativa y cualitativamente al conocimiento
que los hablantes tienen en español.³ A continuación, describiremos en mayor
detalle este punto con el fin de seguir mostrando las diferencias entre las dos comu-
nidades.
2 En SMO se diseñó una prueba para medir la competencia del español con el fin de clasificar
a los colaboradores en diferentes tipos de bilingües. Dicha prueba consta de un total de cien
reactivos divididos en tres partes. La primera se centra en el nivel fónico con un total de veinti-
cinco ítems con algún segmento que propicie la interferencia fónica. La segunda, se enfoca en
el nivel léxico con cincuenta entradas seleccionadas de la lista de cien palabras de Swadesh.
Finalmente, en la tercera parte se examina el nivel morfosintáctico y pragmático con un total de
veinticinco oraciones que varían según su complejidad o por tener distintos fines pragmáticos.
Se hicieron tres puntuaciones: 0 si el colaborador presentaba algún tipo de interferencia, 0,5 si
su respuesta era dubitativa y 1 si no presentaba interferencia alguna. Es importante mencionar
que solo se hizo la medición de la competencia del español dado que todos los colaboradores te-
nían como lengua materna el tepehuano y hacían uso de él en distintos contextos con diferentes
interlocutores, por lo que se asumió que el nivel de competencia del o´dam en todos ellos es alto
(véase Torres Sánchez 2019).
3 En SAC se adaptó la prueba y método de evaluación de Torres Sánchez (2019) en un cues-
tionario de treintaitrés preguntas. No obstante, debido a las características sociolingüísticas de
esta comunidad, fue necesario implementar una prueba de competencia y de conocimiento pa-
sivo en otomí. La prueba de competencia en ñható también siguió el modelo de Torres Sánchez
(2019) pero con aspectos específicos de la lengua otomí que son susceptibles a transferencias
del español. La evaluación se realizó por sección, posteriormente los resultados se sumaron y
promediaron para así obtener el valor numérico de la competencia lingüística global en cada
una de las lenguas. La escala que se empleó fue del 1 al 10 y se partió del supuesto de que los
colaboradores, al ser bilingües, obtendrían un rendimiento arriba de los 5 puntos. Con respecto
al grado de competencia de las lenguas, se estableció un índice en el que se consideró de los
5,0 a los 6,5 puntos como baja competencia, la competencia media estaba entre los 6,6 y los 8,2
puntos, finalmente, se consideró como competencia alta de los 8,3 a los 10,0 puntos. Por otro
lado, el cuestionario de competencia pasiva también constó de tres secciones: una léxica (58
ítems), una sintáctica (33 ítems) y otra narrativa (10 preguntas). Esta herramienta se aplicó a los
colaboradores que alcanzaron menos de 5 pts. en la prueba de competencia, se consideró una
escala de 1 a 10 y la evaluación se realizó primero por sección y posteriormente de manera global
(véase Avelino 2017).
Efectos del contacto en la duplicación de objeto directo 101
El español de los bilingües otomí-español se aleja del uso etimológico y presenta una
simplificación del paradigma pronominal en dos formas le y lo, como consecuencia
de la neutralización de género (1a) y de número (1b) (Guerrero 2006: 80–110; Lizá-
rraga 2014: 39–65; Avelino 2017). En un corpus de 727 clíticos de OD se encontró un
21,8 % de clíticos con un uso no etimológico, de los cuales el 72 % tiene neutralizado
el rasgo de género y el 36 % el de número. La neutralización de género y número
está condicionada por el grado de bilingüismo de los hablantes, como se aprecia en
la Figura 3, donde el porcentaje de neutralización de género y número disminuye
conforme se avanza en la escala de bilingüismo al monolingüismo en español. La
mayor expansión de la neutralización de género se ha asociado con que este rasgo
no esté gramaticalizado en el otomí. Por otro lado, la organización y extensión de la
neutralización de número se ha vinculado con la marcación de este rasgo en ñható,
que está subordinada a factores como la especificidad y la animacidad (Palancar
2013), como sucede en el español en contacto con otomí (Avelino 2021).
trucción, ii) el rasgo contable del referente, iii) la residencia del colaborador, iv)
el tipo del pronombre, v) la posición del referente y vi) la modalidad de la oración
(Torres Sánchez 2018: 247). Por su parte, la neutralización del rasgo de número
parece más una tendencia, pues de un total de 197 referentes plurales el 42,13 %
usa el pronombre singular lo y el 38,58 % el pronombre plural los. Además, las
variables que favorecen el uso de lo son: i) el tipo de bilingüismo, ii) el nivel de
instrucción, iii) la edad de aprendizaje, iv) el rasgo de animacidad, v) la configu-
ración sintáctica y vi) la edad del colaborador (Torres Sánchez 2018: 273).
(2) a. [. . .] los encargados del, del patio mayor, ahí del mitote, bajan el agua y los. . .
lo echan con la boca, se echan así todos (hombre, bilingüe tipo A, SMO)
4 Un cambio indirecto inducido por contacto es un fenómeno multicausal, motivado tanto inter-
na como externamente, que surge de una variación ya existente en la lengua (A) y de la influen-
cia indirecta de la lengua con la que está en contacto (B). Esto da paso a procesos de variación
gramatical en la lengua (A), donde surgen estrategias gramaticales, cuya función comunicativa
obedece a procesos cognitivos de la lengua (B), por medio de la convergencia lingüística. Este
Efectos del contacto en la duplicación de objeto directo 105
medieval,⁶ pero tiene otras características y sigue una vía de cambio distinto,
debido a la influencia indirecta de lenguas no indoeuropeas. La primera etapa de
este proceso comprende la neutralización de género, como consecuencia de que
estas lenguas no marcan este rasgo, y la neutralización de número. El resultado
de esta etapa es un sistema bicasual con una forma para objeto directo (lo) y otra
para indirecto (le), que suele coincidir con la aparición de duplicación pronomi-
nal. La segunda etapa comprende la neutralización de caso gramatical y con ello
el surgimiento de un marcador de concordancia de objeto, que en determinados
contextos puede omitirse (Palacios 2005: 72–83; Palacios 2011: 25–33).
Comunidad Bilingüismo
Posición BO BS BE PO ME
Antepuestos 77 % 89,7 % 100 % 100 % 100 %
Pospuestos 23 % 10,3 %
Efectos del contacto en la duplicación de objeto directo 107
(3) a. y por eso creo que en esos tiempos sí se espantaba(n) muncho, porque
muncho lo escuché que sí, que lo vio los charro(s), que lo vio que una
vaca, que un perro, que un pato quén sabe (mujer, bilingüe con mayor
dominio del otomí, SAC)
b. ya ya de aquí el día viernes ya este, ya están las personas los que van a
ayudar a pelar los pollo(s), limpiarlo todo lo que necesita(n), por ejemplo
cilantro todo eso es lo que van a ocupar, todo eso se necesita/todo eso lo
lavan lo limpian lo, ps lo matan los pollos, matan los pollos, lavan la, el
maíz, las hojas del tamal (mujer, bilingüe simétrico, SAC)
Comunidad Bilingüismo
Bilingüismo TIPO C TIPO B TIPO A ME
Antepuestos – 61,2 % 85 % 97,4 %
Pospuestos 100 % 38,8 % 15 % 2,6 %
(4) a. [. . .] noo le dijo la muchacha, póngase otra casa porque no nos cabemos
allí. Pus lo puso otro carretón (mujer, bilingüe tipo B, SMO)
b. [. . .] la muchacha se salió del agua que dijo: (d)ónde (es)tá mi ropa y que
el niño respondió: aquí está, dámelos que le dijo. . . pus dámelo mi ropa
(mujer, tipo A, SMO)
7 Es necesario aclarar que en el tipo C solo se encuentra una colaboradora cuya narración es
muy corta, pero nos parecía importante mostrar que el total de usos de clíticos de OD directo son
dos y en ambos la posición del referente es pospuesta (véase ejemplo 1d).
108 Rosnátaly Avelino Sierra y Nadiezdha Torres Sánchez
c. Sí, sí ya tengo diseños o como me los piden los cintos yo, ahí, esa, ah y
por medio de eso, nos dieron un curso, de talabartería, por medio de la
secretaría, del trabajo, y ahí fue donde yo, fui una de las pocas personas
que aprendimos ahí (hombre, monolingüe español, SMO)
8 Esta autora también considera en su tipología las pseudoconcordancias, sin embargo, este
tipo de estructura es propia de los clíticos de dativo y queda fuera del objeto de estudio de este
trabajo.
9 La activación corresponde a la evaluación del emisor, al momento de la enunciación, sobre
el estatus de la representación de un referente como activo, accesible o inactivo en la mente del
receptor. Un referente está activado si es el centro de atención en el momento de enunciación y es
accesible cuando se encuentra en la conciencia periférica del receptor, ya sea porque estuvo acti-
vo anteriormente en el discurso o porque es un referente nuevo ligado por medio de asociaciones
convencionales a un referente discursivo dado. Por último, un referente inactivo se encuentra en
la memoria a largo plazo y no está en el centro ni en la periferia al momento de la enunciación
(Lambrecht 1994: 91–92).
Efectos del contacto en la duplicación de objeto directo 109
Por último, las frases correferenciales de los doblados denotan referentes accesi-
bles que difícilmente podrían recuperarse mediante un pronombre, por ejemplo,
tópicos discursivos no continuos o referentes nuevos que están relacionados
con elementos discursivos previamente introducidos (Belloro 2012: 412). En el
ejemplo (7a), donde se explica una de las costumbres de SAC en la que se baila
una canasta de fruta, comida y bebida, el colaborador introduce la frase corre-
ferente la olla con el artículo definido, a pesar de ser un referente nuevo en el
discurso, debido a su asociación con otros referentes de la costumbre (p. ej. el
chiquigüite). De igual forma, en (7b) se está narrando el tipo de avisos que se dan
por medio de la radio “La voz de los cuatro pueblos” en tepehuano del sureste.
Así la frase nominal un papel es el referente de la oración se lo llevaron, dicho
referente no ha sido mencionado en el discurso por lo que es información nueva
pero recuperable por otros elementos del contexto.
b. [. . .] nomás hablan de pus (<pues) algo si llegó un aviso pos, por ejemplo,
de aquí cuando ya va a empezar del mitote se, se, se lo llevaron un papel
allá que avisa la gente que tal día si. . . (mujer, bilingüe tipo B, SMO)
pues los duplicados aparecen con mayor frecuencia con nombres inanimados
(Tipo B: 54,2 %; Tipo A: 55,5 %), seguido de los nombres humanos (Tipo B:
29,2 %; Tipo A: 38,9 %) y por último los animados (Tipo B: 16,6 %; Tipo A:
5,6 %). Es importante advertir que los bilingües Tipo A y B presentan porcentajes
muy parecidos en los nombres inanimados, sin embargo, estos se alejan en los
nombres humanos y animados.
En cuanto al rasgo de definitud, encontramos que los duplicados en SAC se
presentan en mayor porcentaje con nombres definidos (BO: 80,7 %; BS: 80,0 %),
independientemente del grado de bilingüismo. En SMO hallamos el mismo patrón
pues los duplicados aparecen con mayor frecuencia cuando la frase nominal
es definida (Tipo B: 75,0 %; Tipo A: 77,8 %). Por último, observamos que los
duplicados se presentan en mayor medida cuando la referencia es específica en
los bilingües de SAC (BO: 50,9 %; BS: 60,0 %) y los de SMO (Tipo B: 66,7 %; Tipo
A: 72,2 %).
En resumen, podemos ver que en los dos tipos de bilingües de San Andrés Cuexcon-
titlán (BO, BS) y Santa María de Ocotán (Tipo A y B) los duplicados pueden aparecer
con referentes humanos, animados e inanimados, siendo más frecuentes con estos
últimos. Asimismo, encontramos que los duplicados se presentan mayormente con
referentes definidos y específicos en las dos comunidades. No obstante, sería nece-
sario emplear algunas pruebas estadísticas que nos permitan determinar si estas
tendencias son significativas. Nuestros resultados son semejantes a los hallados
en el español en contacto con vasco, en el que los duplicados aparecen con mayor
frecuencia con referentes definidos y específicos (Gómez Seibane 2017: 156), sin
embargo, difieren con respecto a la animacidad pues son los nombres humanos los
que más favorecen la duplicación seguido de los inanimados y animados.
114 Rosnátaly Avelino Sierra y Nadiezdha Torres Sánchez
6 Reflexiones finales
En este estudio comparamos dos variedades de español en contacto con realida-
des sociolingüísticas diferentes, San Andrés Cuexcontitlán en la que el otomí está
en un proceso de desplazamiento y Santa María de Ocotán donde el tepehuano
del sureste goza de vitalidad. Asimismo, mostramos que estas diferencias socio-
lingüísticas se reflejan en el continuo de bilingüismo, pues en SAC se advierte
que los cinco tipos identificados (BO, BS, PO, BE y ME) se inclinan hacia el mono-
lingüismo en español, mientras que los tres tipos que se reconocieron en SMO se
sitúan hacia el monolingüismo de la lengua indígena.
Por otra parte, presentamos que tanto en SAC como en SMO se tiene un sistema
pronominal de objeto directo simplificado para los rasgos de género y número. Sin
embargo, también se destacó que dicha simplificación tiene un comportamiento
diferente a partir de los tipos de bilingüismo, ya que en SAC se observa que el uso
de lo invariable se reduce conforme el domino del otomí disminuye, mientras que
en SMO está presente, con porcentajes similares, en todos los tipos de bilingüismo.
Asimismo, exhibimos que las duplicaciones pronominales suceden en las dos
variedades de español en contacto. No obstante, el comportamiento es diferente
tomando en cuenta los tipos de bilingüismo, pues en SAC las duplicaciones se
dan únicamente en los tipos de bilingüismo con más conocimiento de otomí (BO y
BS) y en SMO están presentes en todos los tipos (Tipo A, B, C y monolingües).
Al mismo tiempo, analizamos las duplicaciones pronominales a partir de la
clasificación propuesta por Belloro (2012) y su distribución a partir de los rasgos
semánticos de animacidad, definitud y especificidad. De tal suerte, observamos
que tanto en el español otomí como en el español tepehuano ocurren todos los
subtipos (reparaciones, antitópicos y doblados), pero se advierte que en San
Andrés Cuexcontitlán se tienen porcentajes mínimos de reparaciones y mayores
para los doblados, mientras que en SMO se tienen altos porcentajes de repara-
ciones y menores para los doblados. Estos resultados, y su comparación con lo
expuesto por Belloro (2012), nos permiten lanzar la hipótesis que las variedades
de español en contacto bajo análisis se encuentran en dos momentos distintos en
relación con el proceso de gramaticalización del pronombre átono a marcador de
concordancia. Es decir, el español otomí, al tener un sistema simplificado y un
mayor porcentaje de doblados, estaría adelantado en este proceso, a diferencia
del español tepehuano del sureste que presenta un sistema simplificado pero un
mayor porcentaje de reparaciones y antitópicos.
En cuanto a la distribución de la duplicación pronominal según los rasgos
semánticos del objeto directo, encontramos un comportamiento similar en los
bilingües de SAC y SMO. Si bien los duplicados pueden aparecer con nombres de
diferente animacidad, definitud y especificidad, son más frecuentes cuando los
Efectos del contacto en la duplicación de objeto directo 115
Referencias bibliográficas
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México: El Colegio de México.
116 Rosnátaly Avelino Sierra y Nadiezdha Torres Sánchez
Además, Suñer (1993:178) plantea que “el rasgo pertinente para el doblado es
[+específico] y no [+definido]” y explica que, si el objeto directo no admite a, el
doblado de clítico es agramatical; como vemos en sus siguientes ejemplos:
(2) a. (*Lo) alabarán al niño que termine primero [+anim., -espec. (+def.)]
b. Diariamente, la escuchaba a una mujer que cantaba tangos [+anim.,
+espec. (-def)].
c. La oían a Paca/a la niña/a la gata [+anim., +espec., (+def.)]
Open Access. © 2021 María Sánchez Paraíso, published by De Gruyter. This work is licensed
under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-006
118 María Sánchez Paraíso
Por otro lado, la Real Academia Española (RAE y ASALE 2009: 1949) subraya que
“el doblado nominal de acusativo suele exigir concordancia de definitud” y en
“las variedades que admiten la duplicación nominal no se aceptan oraciones”
como:
Como indica García-Miguel (1991: 378), las gramáticas tradicionales han asociado
la duplicación del objeto directo con “una construcción que debe ser evitada
siempre que no existan poderosas razones para utilizarla”. La Real Academia
Española (RAE y ASALE 2009: 1248) habla de estas construcciones como un caso
“raro en el español general” y las asocia al “español hablado de las áreas de con-
tacto con el catalán”, caracterizándolas por un “ligero descenso de la curva tonal
en el punto en el que comienza el tópico, además de por la presencia de una
ligera pausa en esa misma posición” (4), y con el español conversacional del Río
de la Plata.
(4) Los tengo que terminar esta tarde, los deberes (RAE y ASALE 2009: 1848).
(5) a. y él se fue allá donde le dijo que está el dinero; ¡ah! que no más le dijo que
pusiera un santo y él fue allá y lo encontró el dinero, una caja grande
lleno de dinero, se lo llevó (Torres Sánchez 2015: 27). Español en contacto
con el tepehuano, México.
b. Nabo. Es un, son hojitas verdes que lo picas así picaditas, lo cocinan, lo
hacen su [. . .], con ajito y cebollita, con comino, lo mezclan, y sale, como
un. . . (García Tesoro y Fernández-Mallat 2015: 133). Español en contacto
con el quechua, Perú.
c. Mis padres eh: hablaban quichua/muy poco/y mis abuelitos eh: ellos sí/
pero Ø perdimos porque en esa época fuimos descriminados (Palacios
2015b: 115). Español en contacto con el quichua, Ecuador.
d. De, dice [. . .]. Es un cuentito bonito. Eeh, de, de aquellos tiempos
to((d))avía a mí me Ø ha contado mi abuelo, to((d))avía. (García Tesoro y
Fernández-Mallat 2015: 133). Español en contacto con el quechua, Perú.
e. Aquí hay un, un cacharro, que en euskera le llaman ‘lilicue’. Y debía de
ser un, cacharro, que les castigaban a los malos, o yo no sé, los que les
tiene un sitio para poner la cara y les azotaban. (Gómez Seibane 2021:
107). Español en contacto con el euskera, España.
f. Ahora, si no lo regresan la moneda hay aceptación del muchacho,
entonces sí puede llegar a mejoras, puede llegar a ser una realidad el
objetivo del joven, entonces si no lo regresan la moneda, un par de
meses, se arreglan, platican, ¿ya? (García Tesoro 2008: 107). Español en
contacto con el tzutujil, Guatemala.
En el estudio del sistema pronominal del área de Juliaca, Perú (Sanchez Paraíso
2017, Sanchez Paraíso 2019), se ha comprobado una tendencia similar a la que
describen estos autores. Esta variedad andina manifiesta una aparente simpli-
ficación del sistema pronominal de objeto directo a través de dos fenómenos: el
primero de ellos, es la tendencia hacia lo como única forma pronominal de pro-
nombre para objeto directo, sin especificación del género o número del referente
120 María Sánchez Paraíso
(6a, 6b, 6c), y el empleo de le para objeto indirecto (6d); el segundo de los fenó-
menos observado (aunque con menos frecuencia) es la omisión del pronombre
átono de tercera persona en contextos donde su aparición sería obligatoria (6e,
6f). Se puede observar en los siguientes ejemplos:
(6) a. Yo construyo casas, así. . . Levantar casa, todos esos trabajos yo lo hago.
b. Después. . . ¿qué se llaman? lo muelen con cal [las hierbas].
c. Cuando hay turismo lo llevan esas chompas tejidas.
d. Llega el momento que le ponen por ejemplo una escritura de una casa
[a los novios].
e. El cebada un poquito Ø molemos.
f. Después la quinua Ø secas.
2 Hipótesis
Siguiendo a García-Miguel (1991), Suñer (1993), Enrique-Arias (2003), entre otros,
consideramos que los pronombres átonos de tercera persona del español están
inmersos en un proceso de gramaticalización en el que evolucionan a concor-
dancias de objeto y que se trata de un proceso lento que comienza en el objeto
indirecto. La duplicación de objeto forma parte de los argumentos que se aportan
para apoyar esta tesis. En este marco, la hipótesis en la que trabajaremos es que la
La duplicación del objeto directo posverbal en el español andino de Juliaca (Perú) 121
duplicación de objeto directo forma parte de ese proceso general que tiene lugar
en el español.
En la variedad de contacto con quechua de Juliaca existe una reorganiza-
ción del sistema pronominal átono en curso (Sánchez Paraíso 2017), un cambio
indirecto inducido por contacto resultado de la convergencia del español y de la
lengua quechua, donde se da una tendencia hacia la neutralización de los rasgos
de género y número en las formas pronominales de acusativo, que se manifiesta
en el uso mayoritario¹ de la forma local lo, invariable al género y al número, que
se constituye en una marca de concordancia de objeto directo. La duplicación es
una etapa más en la evolución de este sistema pronominal.
Ahora bien, dado que la duplicación es un fenómeno derivado del proceso
de gramaticalización de los pronombres en español, los condicionamientos lin-
güísticos que favorecen su aparición serán los mismos que encontramos en otras
variedades de español sin contacto; la diferencia reside en que la duplicación en
la variedad andina tenderá a realizarse mediante la forma lo, sin especificación
de género o número. Así pues, lo deja de tener valor referencial para convertirse
en marca de concordancia de caso acusativo y le como marca de dativo.²
3 Corpus y metodología
Para esta investigación se ha analizado un trabajo de campo realizado en la
población de Juliaca. Esta ciudad pertenece a la provincia de San Román en la
región de Puno. Juliaca, situada al sudeste del Perú, es una ciudad comercial por
su situación estratégica: se halla en las proximidades de Bolivia y, además, está
provista de una red ferroviaria y aeropuerto que conecta las ciudades de Puno,
Cuzco, Arequipa, Lima y el país vecino. Sus habitantes, en su mayoría, son bilin-
gües de español con quechua y en menor medida con aimara. Según los datos
1 En el estudio de la zona rural de Juliaca (Sánchez Paraíso 2017) se mostró que esta variedad
se caracteriza principalmente por dos fenómenos: el empleo mayoritario de la forma lo (51,7 %)
frente a las formas los (7,4 %), la (4,1 %), las (3,7 %), le (5,7 %) o les (0,7 %), y su omisión (26,7 %)
en las ocurrencias de objeto directo. Se observó, además, el empleo de le/s para objeto indirecto
(89,9 %).
2 En Sánchez Paraíso (2017) se observa, en los casos de objeto indirecto, el comienzo de la neu-
tralización de número en el dativo. Los hablantes eligen la forma le (87,8 %) para referentes sin-
gulares y un 25,6 % de los casos de le son para referentes plurales. Aunque es mayoritario todavía
la utilización de les para objetos indirectos plurales (59,9 %), es significativo que un 25,6 % de
objetos indirectos plurales elijan la forma pronominal le (en singular) para referenciarlos.
122 María Sánchez Paraíso
4 Análisis
En primer lugar, comenzamos el análisis contabilizando las formas pronominales
explícitas en todos los contextos de aparición para comprobar el impacto de la
duplicación posverbal en nuestro corpus. Los resultados muestran que, de los
705 casos pronominales, 81 fueron de duplicación lo cual indica que el fenómeno
existe en esta variedad, pero que todavía tiene una frecuencia baja de aparición
(esto es el 11,49 % de los casos). Al comparar estos datos con la frecuencia de la
duplicación en otras áreas de contacto, observamos que, en el español en con-
tacto con el tzutujil, en Guatemala, la duplicación tampoco es muy elevada, se da
en el 11,4 % de los casos, según García Tesoro (2018: 89); en el español en contacto
con el otomí en México se ha encontrado un 19 % de casos de duplicación, según
Avelino y Torres (en este volumen), si bien estas autoras en su estudio están con-
tabilizando también la duplicación antepuesta; en el español en contacto con el
tepehuano del sureste (en México), Avelino y Torres (en este volumen) señalan
un 14,4 % de duplicación pospuesta. Por otro lado, en el español en contacto con
la lengua vasca, Gómez Seibane (2021: 104) encuentra 38 duplicaciones en un
corpus de 498 pronombres, esto es un 7,63 %. La autora subraya un contraste con
124 María Sánchez Paraíso
– Se eliminaron las reparaciones; si bien autores como Belloro (2012, 2015) exa-
minan las reparaciones⁴ como un tipo de duplicación, en este trabajo no se
tendrán en cuenta al considerarlas dislocaciones a la derecha, tal como explica
Gómez Seibane (2021: 103). Así descartamos aquellos casos en los que había
“un ligero descenso en la curva tonal antes del objeto directo y una pausa que
lo separa del resto de la oración” (Gómez Seibane 2021: 103), como el siguiente
ejemplo de nuestro corpus:
4 Belloro (2012: 402) define las reparaciones como aquellas duplicaciones en donde “la secuen-
cia [. . .] cumple la función de ‘reparar’ lo que el hablante concibe como una evaluación incorrecta
en el nivel de accesibilidad que tiene para el oyente el referente denotado” y aparecen asociadas
con una pausa.
La duplicación del objeto directo posverbal en el español andino de Juliaca (Perú) 125
Chi-cuadrado de Pearson: 242,117 p<0,001 (1 casilla (8,3%) tiene una frecuencia esperada
inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es 3,34); Razón de verosimilitud 203,556
p<0,001; Coeficiente de contingencia: 0,506
Para comprobar si este porcentaje tiene relación con una mayor presencia de referen-
tes masculinos en el corpus, se realizó un segundo conteo en el que se tuvo en cuenta
el género del referente. La Tabla 5 indica que la forma lo/s tiene el mayor porcentaje
de aparición tanto con referentes masculinos (93,3 %) como con referentes femeninos
(72,7 %). Al analizar estos datos, observamos un alto porcentaje de uso de la forma
pronominal lo/s, por lo que estamos ante un sistema pronominal que neutraliza la
distinción de género. La prueba estadística de Razón de Verosimilitud muestra que
las formas pronominales y el género son variables asociadas. El grado de asociación
de estas variables es moderado, como muestra la prueba Coeficiente de contingencia
La duplicación del objeto directo posverbal en el español andino de Juliaca (Perú) 127
Nos preguntamos del mismo modo qué forma pronominal escogen los hablantes
a la hora de duplicar el objeto directo teniendo en cuenta el número del refe-
rente. La Tabla 6 nos muestra que los hablantes eligen lo con referentes plura-
les el 54,5 % de las ocasiones lo que demuestra que en las duplicaciones lo está
actuando como una marca de objeto, dejando atrás sus valores referenciales. Las
pruebas estadísticas indican que hay un grado de asociación importante (Coefi-
ciente de contingencia 0,440). La prueba de residuos estandarizados indica que
la asociación positiva que existe es la del singular con lo, probablemente esto es
debido a los pocos casos de referentes plurales de duplicación documentados.
La Tabla 7 muestra que los dos tipos de duplicación se dan en nuestro corpus.
Tanto los antitópicos (10a) como los doblados⁵ (10b) ocupan una proporción
parecida, un 49,21 % y un 50,79 %, respectivamente.
Antitópicos Doblados
31 49,21 % 32 50,79 %
Total = 63
5 El 81,3 % de los doblados se realizan con la forma lo, frente al 18,8 % de uso de otros pronom-
bres.
La duplicación del objeto directo posverbal en el español andino de Juliaca (Perú) 129
Siguiendo a Belloro (2012, 2015) y Gómez Seibane (2017: 147), la duplicación está
asociada a grados de accesibilidad cognitiva. Estas autoras parten de tres tipos
de accesibilidad (Chafe 1987), destacando tres niveles de referentes: i) los activos,
aquellos que están en la mente de los interlocutores y son el foco de atención; ii) los
inactivos, aquellos referentes que están en la memoria a largo plazo de los interlocu-
tores, incluso podrían estar solamente en la memoria del hablante o ser referentes
nuevos en la conversación, y iii) los semiactivos o accesibles: los que tienen un nivel
de activación intermedio. Son aquellos que tienen un grado de sensibilización peri-
férica, es decir, no están en el foco del interlocutor o se pueden presentar cuando
hay varios referentes en la interlocución y pueden ser reintroducidos o reactivados
con una nueva explicación o por asociación con una idea de la conversación.
La Tabla 8 destaca que los tres tipos de accesibilidad del referente son posi-
bles en nuestro corpus, no obstante, la mayor frecuencia corresponde a referentes
inactivos (11), un 52,4 % del corpus, que supone un poco más de la mitad de las
duplicaciones; los activos y semiactivos muestran una frecuencia de aparición
mucho menor (23,8 % en cada caso).
Me parece oportuno comparar los datos de Juliaca, una variedad de contacto
con el quechua, con una variedad donde no existe contacto con otras lenguas,
como el sur de España (Gómez Seibane 2021: 105). Es muy significativo que los
hablantes peninsulares prefieran mayoritariamente los referentes activos con un
63,8 % y que sean los inactivos los que muestren frecuencias tan bajas (10,5 %).
Dadas las diferencias sociolingüísticas de ambas variedades, no es de extrañar
que el patrón de uso de ambas variedades sea diametralmente opuesto.
E: ¿Ah sí?
I: Sí. . . sí muy agradable y era bueno no les descremaban, no. . . la leche
netamente le ponían el cuajo y. . .bueno a penas se cortaba la leche
sacaban, cómo se llama, la masa y de. . . habían unos moldes especiales
aplanaban ahí, las ponían unas esterillas.
Con respecto a la relación entre los tipos de duplicación y los rasgos cognitivos,
observamos en la Tabla 9 que las estructuras dobladas se dan mayoritariamente
(el 100 % de los casos) con referentes inactivos; además, los antitópicos aparecen
con referentes activos (48,4 %) o semiactivos (48,4 %). Asimismo, las estadísticas
nos señalan que la relación entre las variables discursivas y cognitivas es impor-
tante (Coeficiente de contingencia: 0,696). Estos datos coinciden con los expues-
tos por Belloro (2012: 409); la autora expone que en la variedad de Argentina la
mayoría de las secuencias de clítico junto con su referente corresponden a casos de
doblado con referentes nuevos, es decir, inactivos (el 21 %). En el área de Juliaca,
el 100 % de las ocurrencias corresponde a este tipo de secuencias. Esto apoya la
hipótesis de que estamos en un proceso de gramaticalización en donde el sistema
pronominal se ha neutralizado – el 81,3 % de los casos de doblados corresponden
a secuencias con la forma lo – y se convierte una marca de concordancia.
ANTITÓPICO DOBLADOS
ACTIVO 15 (48, 4 %) 0 (0 %)
SEMIACTIVO 15 (48,4 %) 0 (0 %)
INACTIVO 1 (3,2 %) 32 (100 %)
Total = 63
Según los datos analizados, los doblados se dan mayoritariamente con referentes
inactivos y los antitópicos con activos y semiactivos. Como observamos en (12a)
encontramos un ejemplo de doblado inactivo donde la casa no se podría recupe-
rar fácilmente dado que es un referente nuevo en el discurso; tal como vemos en
(12b), tenemos un antitópico activo, donde la lana es el foco de la interlocución, y
(12c) muestra un antitópico semiactivos, en donde esas chompas tejidas aparecen
reintroducidas después de que aparecieran otros referentes como las figuras en
la interlocución, por ello el hablante reactiva el referente esas chompas tejidas
añadiendo una descripción “esas chompas tejidas así con esas lanas teñidas”.
La duplicación del objeto directo posverbal en el español andino de Juliaca (Perú) 131
(12) a. E: ¿Y dónde han emigrado ustedes? ¿Hacia qué ciudades se han ido?
I: Por ejemplo, mis familiares se han ido pa Lima, el resto se han ido pa
Maldonado, pa Arequipa, pero mi hermano se fue con toda su familia
pa Arequipa y hace dos, tres, tres años que murió mi hermano en su. . .
yo lo vendí la casa en mi pueblo yo, ahora mi cuñada regresó y nueva-
mente está queriendo rescatar y ya estamos pues en eso.
c. I:Eh. . . eso, esa lana lo utilizan para los tejidos aquí en Juliaca mayor-
mente la gente o algunas se dedican es. . . al hilar, hilado de esa lana.
Hay que hilarlo.
E: Sí.
I: Y luego este. . . lo convierten en lana ya para tejer y confeccionan.
E: ¿Y sabe usted si la tiñen por ejemplo?
I: Natural y también hay el teñido que hacen. El teñido lo hacen con. . .
utilizan unos polvitos, ¿no? Este. . . que le dicen. . . ¿tinta? Tinta, sí,
tinta para teñir. Es especial, ¿no? Y polvitos de diferentes colores ellos
ya saben cómo lo tiñen de color y empiezan a tejer chompas a colores
o chompas combinadas con a color.
E: Sí.
I: Como las figuras.
E: ¿Y lo venden en el mercado?
I: Lo venden.
E: ¿O también van por las calles=
I: No. Sí. Algunas van, digamos ejemplo en Puno. En Puno sí. Cuando hay
turismo lo llevan esas chompas tejidas así con esas lanas teñidas. . . y
uno puede verlo.
tanto en la zona leísta del centro peninsular (con un 63 %) como la zona del sur
(76,3 %), donde siguen un patrón normativo etimológico. También coincide con
la preferencia de inanimados en el español en contacto con lenguas amerin-
dias como el tzutujil (García Tesoro 2018: 89), el tepehuano y el otomí (Avelino y
Torres, en este volumen).
En cuanto a la definitud, especificidad e individuación la Tabla 11 revela que
las duplicaciones las encontramos con mayor frecuencia con referentes definidos
(13c), específicos (13d) e individuados (13e).
(13) a. Entonces, aquí, en Juliaca, en la afueras hay áreas que son zona rural.
Entonces era fácil encontrar carrizo, las cañas de la cebada, de la avena
y hacíamos de eso nuestras cometas. Lo pegamos el papel, lo amarrá-
bamos cualquier tipo de desperdicio.
b. I: Esta papa exclusivamente en hielo, ¿no? en las, en las- Lo tienen una
noche en épocas de invierno ¿no?
E: Sí.
I: Ahí lo echan con agua, con ichu y lo tienen una noche así que le coge
la helada y eso lo pisan. Y lo sacan el amargo que tiene esa papa, la
cáscara y queda el chuño.
c. Y después lo apago la cocina.
d. [. . .]Y todos los años baila, yo participo apoyándolo, acompañándolo a
mi hijito, ¿no? En la Candelaria de Puno y en los Carnavales de acá de
Juliaca.
e. Ya luego lo hice mi pedagógico aquí en Juliaca.
las variedades de España sin contacto con otras lenguas. En todos los casos, los
hablantes prefieren las duplicaciones con referentes definidos e individuados.
5 Discusión
El sistema pronominal átono de tercera persona de Juliaca se aleja considerable-
mente del sistema pronominal etimológico, dada la perdida de sus valores refe-
renciales. En distintos estudios de esta variedad (Sánchez Paraíso 2017, Sánchez
Paraíso 2019) habíamos observado que en el objeto directo existe una tenden-
cia a emplear la forma lo sin especificación del rasgo de género y, en menor
medida, de número para cualquier referente. En el objeto indirecto, la tendencia
es consolidar una única forma le como forma de dativo. Esto supone que lo y le
tienden a consolidarse como marcas de concordancia objetiva acusativa y dativa,
respectivamente.
En efecto, según los datos analizados en las Tablas 5 y 6, se constata el uso
mayoritario de una única forma lo acusativa que ha dejado atrás su función refe-
rencial: en el 72,7 % de los casos esta forma no distingue el rasgo de género y en el
54,5 % es insensible al de número. Esta inespecificación de los rasgos morfológi-
cos se compensa con una mayor predisposición a la coaparición del clítico con la
frase referencial (frente a lo que ocurre en otras variedades de español como las
de España analizadas por Gómez Seibane), posición estructural que lo afianza
como una marca de concordancia de acusativo.
En esta línea, autores como García-Miguel (1991), Suñer (1993), Enrique-Arias
(2003), entre otros, consideran que en español los clíticos están experimentando
un proceso de gramaticalización para evolucionar hacia concordancias de objeto;
un proceso lento que comienza en el objeto indirecto. La duplicación de objeto
supone, así, un argumento a favor de ese proceso. Así pues, el fenómeno de la
duplicación de objeto forma parte de la evolución del español, lo que significa
que no es exclusivo de las zonas de contacto.
En el caso que nos ocupa, la variedad de Juliaca, este proceso de gramati-
calización del sistema pronominal átono está más avanzado, como indican los
siguientes indicadores: a) el hecho de que lo tienda a ser la forma de acusativo
mayoritaria, sin especificación de los rasgos de género o número; b) el aumento
de la frecuencia de aparición de la duplicación en esta variedad (11,49 %) frente a
otras variedades donde el proceso de gramaticalización parece estar en una etapa
menos avanzada, como la del Sur de España (1,02 %) con un sistema etimológico
con diferenciación de los rasgos de género y número en el objeto directo y de
número en el indirecto.
134 María Sánchez Paraíso
Como Gómez Seibane (2021) señala en el castellano del sur de España, donde los
hablantes poseen un sistema pronominal etimológico, los hablantes tienden a
duplicar el objeto directo también con referentes inanimados, definidos e indi-
viduados, tal como hacen los hablantes de Juliaca. Esto indica que este nuevo
fenómeno empieza por el objeto directo prototípico. Además, los datos obtenidos
concuerdan con lo que Avelino y Torres (en este volumen) han encontrado en el
español mexicano en contacto con el tepehuano y con el otomí: la duplicación
se ve favorecida con referentes inanimados, definidos y específicos. No obstante,
estos datos contrastan con el comportamiento de la animacidad en el español
en contacto con el vasco (Gómez Seibane 2017, Gómez Seibane 2021), en donde
los referentes animados son los preferidos a la hora de duplicar. Como explica
la autora, en el País Vasco el caso se está perdiendo con la extensión del leísmo
y el leísmo está regido por la animacidad, a diferencia de lo que ocurre con el
sistema pronominal de Juliaca donde la distinción de caso es el rasgo que ver-
tebra el sistema. Así, la duplicación en Juliaca se inicia con el objeto prototípico
acusativo, mientras que al objeto prototípico dativo lo caracteriza la animacidad.
En el caso de la variedad de español de Argentina, Belloro (2012) muestra que
la mayoría de las frecuencias de clítico corresponde a doblados con referentes
nuevos, es decir, inactivos, y concluye que la asociación de los doblados con refe-
rentes inactivos se ha considerado un indicio del proceso de gramaticalización
de los clíticos de acusativo. Así pues, vemos que en esta área el doblado es conse-
cuencia del avance de los pronombres hacia concordancias de caso. Volviendo a
la variedad de Juliaca, encontramos que se siguen los mismos parámetros que en
Argentina; esto es, la mayoría de las duplicaciones tienen lugar en las estructuras
de doblado, que en su totalidad se asocian con referentes inactivos (Tabla 10).
Pero hay una especificidad que distingue Juliaca de la variedad argentina: en el
81,1 % de los doblados, la forma pronominal que aparece es lo, una forma que
ha perdido sus propiedades referenciales al neutralizar los rasgos de género y
número. Podríamos decir que en estos casos la forma lo es una concordancia de
acusativo consolidada.
6 Conclusiones
El objeto de este trabajo ha sido estudiar los contextos lingüísticos que favorecen
la duplicación de objeto directo en el español andino de Juliaca (Puno, Perú). En
el estudio de esta variedad de español en contacto con el quechua, se destaca
el uso de la forma pronominal lo, como pronombre preferente, y su coaparición
con un pronombre o frase nominal pospuesta al clítico. Así se ha presentado la
136 María Sánchez Paraíso
evolución del sistema pronominal átono del español andino peruano en el que se
observa un proceso de gramaticalización del pronombre lo que pierde sus valores
referenciales y se convierte en una marca de caso.
He mostrado, en consonancia con otros autores (Palacios 2015a, Palacios
2015b; Torres Sánchez 2015; García Tesoro 2008, García Tesoro 2018; García Tesoro
y Fernández Mallat 2015; Gómez Seibane 2017, Gómez Seibane 2021; entre otros)
cómo el sistema pronominal átono de las variedades del español en contacto con
otras lenguas sigue patrones sistemáticos muy bien definidos y están inmersos
en un proceso de gramaticalización en el que la lengua de contacto acelera la
pérdida de referencialidad de los pronombres para convertirse en marcas de caso
objetivas. La duplicación es el último eslabón de ese proceso.
Así, en la variedad en estudio se está produciendo la reestructuración del
sistema pronominal donde el pronombre átono lo deja de tener su valor referen-
cial para convertirse en una marca de caso; el pronombre ha dejado de especifi-
car el género (y en menor medida el número) del referente y se tiende a utilizar lo
como marca de acusativo. En el caso de esta variedad de español, es el quechua
el que impulsa el proceso de gramaticalización inducido por el contacto, ya
que esta no gramaticaliza el género y se ha producido debido a la situación de
bilingüismo y contacto intenso con esta lengua. Así el pronombre lo ha comen-
zado a consolidarse como una marca de caso. En este marco, hemos constatado
que la duplicación se asocia con referentes inanimados (79,4 %) y no humanos
(77,8 %), definidos (79,4 %), específicos (81 %) e individuados (61,9 %). Este
nuevo fenómeno todavía minoritario (11,49 %), pero mucho más frecuente que
la duplicación registrada en España, empieza por el objeto directo prototípico
como corresponde con la congruencia sistemática que “corresponde al grado de
acuerdo de un paradigma parcial, de una forma flexiva o de un marcador mor-
fológico con las correspondientes propiedades sistemáticas definitorias” (Elvira
1998: 80). Es ciertamente interesante la asociación mayoritaria de la forma lo con
duplicaciones, ya que ofrecen un argumento de peso para consolidar la hipótesis
de la evolución de los pronombres hacia marcas de concordancia.
La repetición del mismo patrón en distintas variedades del español se con-
vierte en un sólido argumento a favor de un proceso de gramaticalización en
el español donde los pronombres evolucionan a marcas de concordancia – el
acusativo con referentes inanimados y el dativo con animados –. De ahí que con-
sideremos que la duplicación es la etapa más evolucionada del proceso de gra-
maticalización de las formas pronominales hacia concordancias de objeto que se
da en el español.
La duplicación del objeto directo posverbal en el español andino de Juliaca (Perú) 137
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Ignacio Satti y Mario Soto Rodríguez
La mirada y los recursos lingüísticos
en contacto
Estrategias multimodales en la narración colaborativa
en español y en quechua
1 Introducción
La mirada se considera un recurso comunicativo con múltiples funciones y ha
sido estudiado desde distintas perspectivas. La posibilidad de percibir la direc-
ción de la mirada ha posibilitado sus usos comunicativos y la ha convertido,
en sí misma, en un acto social, cuyo uso en la interacción tiene un carácter
sistemático y ordenado (Rossano 2012). En este sentido, se ha resaltado su valor
como recurso de coordinación en la toma de turno, la organización de la par-
ticipación y la formación de acciones (Kendon 1967; Goodwin 1981; Rossano
2012; entre otros), y como uno de los recursos apelativos principales para movi-
lizar una respuesta por parte del interlocutor (Stivers y Rossano 2010). Diversos
estudios han resaltado el uso sistemático de la mirada en la interacción y han
identificado patrones de uso que han sido confirmados de forma cuantitativa
gracias el uso de herramientas de seguimiento de la mirada (Brône et al. 2017;
Zima 2017; entre otros). Esta multiplicidad de funciones y su importancia en
la interacción ha resultado en que mirar al otro, durante una conversación, es
lo más frecuente, mientras que no hacerlo puede resultar problemático. Sin
embargo, aunque los estudios comparativos con respecto a diferencias cultura-
les sobre el uso de la mirada son relativamente escasos, reportes sobre su uso
en hablantes de tzeltal (Rossano et al. 2009) o en comunidades navajo (Worth
y Adair 1970), por ejemplo, han cuestionado la universalidad de estos patrones
y han sugerido diferencias culturales en el uso de la mirada. En este sentido,
el presente trabajo pretende contribuir al estudio comparativo de la mirada en
distintas variedades del español, con un énfasis en la región de Cochabamba,
donde se registra un uso de la mirada diferente de los patrones reportados en
otros estudios.
Open Access. © 2021 Ignacio Satti et al., published by De Gruyter. This work is licensed under
the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-007
140 Ignacio Satti y Mario Soto Rodríguez
los pedidos de verificación (4.2) y las búsquedas de palabra (4.3). Por último,
resumiremos los resultados y discutiremos las implicaciones teóricas de nuestro
trabajo (Sección 5).
2 Corpus y metodología
Los datos del presente trabajo provienen del corpus Freiburg SofaTalks (FST),
desarrollado en el Seminario de Romanística de la universidad de Friburgo. El
corpus reúne más de 200 grabaciones en audio y video en distintas lenguas, en
las cuales dos personas están sentadas juntas y hablan sobre experiencias com-
partidas. El moderador de la grabación, que se encarga de llevar la cámara al
espacio de los participantes, tiene en todos los casos una relación personal con
ellos y es, además, parte de su comunidad de habla. La cámara se coloca en una
posición fija frente a los participantes, de modo tal que las acciones de ambos
son visibles en todo momento. Esto nos permite una anotación efectiva del com-
portamiento de la mirada y de los movimientos de los participantes.¹ Para los
fines de este trabajo, hemos utilizado grabaciones en español provenientes del
corpus FST, con participantes de la provincia de Buenos Aires (Argentina), de
Cochabamba (Bolivia), de Bogotá (Colombia) y de migrantes hispanohablantes
residentes en la ciudad de Friburgo (Alemania). Completamos nuestros datos con
una grabación en quechua de similares características, procedente de la región
de Cochabamba, Bolivia, inicialmente registrada con propósitos didácticos.²
Como primer paso en la codificación de los datos, siguiendo el modelo de
Quasthoff (2001), identificamos los momentos donde los participantes se invo-
lucran en una narración colaborativa. Identificamos un total de 129 instancias
de narración colaborativa con una duración combinada de aproximadamente 6
horas. En segundo lugar, realizamos una transcripción de la mirada basada en
una anotación binaria (sí/no) de tres parámetros: 1) el participante a la izquierda
(A) mira al participante a la derecha (B); 2) el participante a la derecha (B) mira
al participante a la izquierda (A); 3) contacto visual entre A y B (obtenida del
cruce automático de las líneas 1 y 2). Para realizar esta transcripción hemos uti-
lizado el programa ELAN. Los resultados de esta codificación se presentarán en la
Sección 3. El tercer y último paso de la codificación es la identificación de tareas
recurrentes en esta actividad que funcionarán como punto de comparación para
1 Además, contamos con una segunda cámara que graba la escena incluyendo las acciones del
tercer participante.
2 “Return to Ucuchi” https://clas.osu.edu/resources/quechua.
142 Ignacio Satti y Mario Soto Rodríguez
analizar las estrategias multimodales que movilizan los participantes. Para las
transcripciones verbales hemos utilizado las convenciones de transcripción GAT2
(Ehmer et al. 2019) mientras que para la representación de la mirada en la trans-
cripción verbal hemos utilizado las convenciones propuestas por Rossano (2012),
adaptadas en este trabajo para visualizar una interacción triádica.
Es importante destacar que nuestro acercamiento a los datos toma como base
las acciones comunicativas que realizan los participantes (Schegloff 2007), con
el objetivo de llegar a los recursos movilizados para hacerla interpretable como
tal. Este tipo de acercamiento es parte del método de la lingüística interaccional
(Couper-Kuhlen y Selting 2017). Desde esta perspectiva, la determinación del tipo
de acción proviene directamente de los participantes mediante el procedimiento
de evidencia en el siguiente turno: a modo de ejemplificación, una interrupción
se evidencia como tal si se produce una secuencia lateral y posteriormente se
retoma la narración donde fue interrumpida, es decir, esto demuestra que para
los participantes se trata también de una interrupción momentánea en la acti-
vidad narrativa; o bien, en el caso de un pedido de verificación, este ha sido
identificado solamente como tal si lo que sigue al mismo es precisamente una
confirmación por parte del otro participante. Los casos que no registran este
tipo de evidencia han quedado fuera de nuestra colección de ejemplos. De esta
manera, nuestra atención se enfoca en la interrelación de recursos verbales y no
verbales como prácticas comunicativas interpretables como una acción para el
resto de los participantes en la interacción.
3 Si bien se han encontrado algunas diferencias de frecuencia entre los participantes de Bogotá,
Buenos Aires y Friburgo, estas son menores y en todos los casos contrastantes con las cifras de
la región de Cochabamba.
144 Ignacio Satti y Mario Soto Rodríguez
Más allá de las implicaciones que puedan tener estos resultados de forma
general, también creemos que estas diferencias pueden estar relacionadas de
forma directa con los recursos lingüísticos que los participantes movilizan en una
interacción. El establecimiento del contacto visual es un vehículo fundamental
para el uso de recursos visuales, como los gestos manuales y las expresiones
faciales, los cuales se ha demostrado que pueden cumplir funciones modales
(Kaukomaa, Peräkylä y Ruusuvuori 2014; Bressem y Müller 2014) e interacciona-
les (Goodwin 1986; Mondada 2016; Dankel y Satti 2019). Es decir, establecer con-
tacto visual puede considerarse un prerrequisito para que estos recursos estén
disponibles en un determinado contexto secuencial. Entonces, si los participan-
tes de la región de Cochabamba establecen con menos frecuencia el contacto
visual, esperaríamos también que harán menos uso de estos recursos, visto que
no estarán disponibles en ese determinado momento. Por esta razón, surge la
pregunta sobre qué recursos utilizan para realizar tareas que en el resto de nues-
tros datos se realizan con la gestualidad o con la mirada. En lo que sigue, vamos a
intentar responder a esta pregunta en base a tres tipos de tareas conversacionales
concretas que hemos elegido entre varios fenómenos que permitan observar el
empleo de diversos recursos comunicativos durante una interacción.
Aires, Bogotá o Friburgo y uno de la región andina, para ilustrar las diferencias
en los recursos utilizados para hacer interpretable la misma acción en el contexto
de la narración colaborativa.
5 Las interrupciones por parte del conarrador han sido analizadas detalladamente en una con-
tribución que ya se encuentra en proceso de revisión. En este apartado mostramos solamente las
ideas principales a modo de ejemplificación para los fines de la presente contribución.
6 Junto a no, pero es el recurso lingüístico más frecuente que utilizan los participantes para
interrumpir la narración en todas las regiones analizadas (Satti y Soto Rodríguez en prensa).
La mirada y los recursos lingüísticos en contacto 147
Figura 5: 22 PED: y entonces FUE que#. Figura 6: 23 IRE: [pero ella] no# vivía.
7 En estos datos, los participantes establecen contacto visual en el 82% de los pares adyacentes
que inician a la interrupción e incluyen gestualidad en el 91,3% de los turnos que inician la
misma (Satti y Soto Rodríguez en prensa).
148 Ignacio Satti y Mario Soto Rodríguez
9 En nuestros datos hemos registrado diferentes recursos complementarios con valor apelativo.
Aquí nos limitamos a los casos presentes en los ejemplos revisados.
150 Ignacio Satti y Mario Soto Rodríguez
En este caso, dos amigos argentinos narran una anécdota ocurrida con un auto.
Julio (B) cuenta a un tercer amigo (C) que, junto con Pablo (A), decidieron sacar el
auto al patio trasero de la casa de Pablo a modo de travesura. En las líneas 5 y 6,
Julio se dirige a Pablo para confirmar la dimensión del patio trasero, aproximada-
mente unos ocho metros, lo cual es confirmado por Pablo en la línea 7. Julio cons-
truye su turno incluyendo marcas epistémicas de mitigación como no sé y serían
que, sumados al establecimiento del contacto visual con Pablo, hacen relevante
una confirmación por parte de este último antes de continuar con la narración.
El establecimiento del contacto visual durante el pedido de confirmación cons-
tituye una de las estrategias más frecuentes para esta acción en nuestro corpus
de narraciones, lo cual ya ha sido registrado en otros contextos (Goodwin 1981;
Mandelbaum 1987).
Si tenemos en cuenta las diferencias en el comportamiento de la mirada en
las narraciones de Cochabamba, entonces esperaríamos que los participantes de
esta zona movilicen otro tipo de recursos para realizar un pedido de confirma-
ción. Esto es lo que sucede en el ejemplo (4). En este extracto, Eva está contando a
Tato, un amigo cercano, sobre la primera vez que quedó embarazada, lo cual fue
poco después de que tuvieran que despedirse de un niño que querían adoptar. En
la línea 23, Eva se dirige a Carlos, su pareja, para pedirle confirmación sobre si
La mirada y los recursos lingüísticos en contacto 151
el tiempo que pasó entre despedir al niño y la noticia de que estaba embarazada
fue “una semana”.
10 Un análisis detallado que refuerza esta hipótesis explicando los contracasos se encuentra
en preparación.
152 Ignacio Satti y Mario Soto Rodríguez
11 Este proceso de realizar un gesto y dirigir la mirada hacia el mismo es una estrategia para
indicar que el gesto es relevante para el proceso de búsqueda (Streeck 1994).
154 Ignacio Satti y Mario Soto Rodríguez
Figura 10: el:: (.) có#mo. Figura 11: ((suena los dedos)). Figura 12: del Piso#::.
12 En este ejemplo no hemos realizado una representación icónica del uso de la mirada por
cuestiones de espacio. Un análisis detallado de este ejemplo, incluido el uso de la mirada, está
siendo realizado en una contribución específica sobre los recursos de búsqueda de palabra en
quechua por parte de Soto Rodríguez (en preparación).
La mirada y los recursos lingüísticos en contacto 155
13 Este uso de -mi no parece estar relacionado con las funciones evidenciales que han sido tra-
dicionalmente identificadas en relación al sistema evidencial del quechua en contraste con -si y
chá (Courtney 2015: 106; Floyd 1999). De hecho, en nuestros datos de Cochabamba no se registra
su uso como parte de un sistema evidencial con -si o -chá. Al contrario, su empleo parecería
estar restringido a construcciones interrogativas que dan cuenta de tareas de búsqueda cognitiva
realizadas por cuenta propia del hablante. Dada la especialización de esta construcción para
esta tarea, la hipótesis en desarrollo es que la misma ha sufrido un proceso de gramaticalización
como un fenómeno independiente del sistema evidencial y que no necesariamente forma parte
de este en el quechua de esta región.
14 La manifestación de tareas de búsqueda de palabra mediante construcciones interrogativas
con -mi que aquí describimos ha sido reportada, por ejemplo, en la variedad quechua de Wanka,
aunque en términos diferentes, por Floyd (1999: 88).
La mirada y los recursos lingüísticos en contacto 157
Figura 13: 176 I: cha#kiypi rinayPAx. Figura 14: 177 i#ma nisqAmi kay::: napiqa-.
morfema final -qa para realizar tareas de tipo apelativo,¹⁵ en este caso para soli-
citar la colaboración del interlocutor en la búsqueda de palabra (L77, L78 y L79),
quien efectivamente lo hace en la línea 80. Este morfema también adopta fun-
ciones apelativas en los casos de las interrupciones al interlocutor, como hemos
visto en la Sección 4.1.
A modo de resumen, en las tareas de búsqueda observamos de forma general
la importancia de señalar la iniciación de la búsqueda, de lidiar con el deteni-
miento del turno de habla y de gestionar la colaboración de otros participantes en
la interacción, confirmando estudios previos sobre el tema. En el caso del español
(ejemplo 5), el alargamiento vocálico funciona como estrategia para señalar el
inicio de la búsqueda, como ha sido ya evidenciado, mientras que para lidiar con
el detenimiento de la progresividad del turno y para gestionar la participación del
otro se recurre principalmente al uso de la gestualidad y de la mirada. En el caso
del quechua (ejemplo 6), los hablantes cuentan con recursos gramaticales que
resultan particularmente productivos en este contexto, tanto para la señalización
del inicio de la búsqueda y el mantenimiento de la progresividad del turno (na),
como para gestionar la participación del otro, solicitando su colaboración (-qa) o
indicando independencia epistémica (-mi).
5 Resultados y discusión
Este trabajo ha intentado sentar las bases de un proyecto más amplio que se
propone indagar sobre la importancia de las diferencias culturales en la selec-
ción de recursos lingüísticos. Un análisis detallado del uso de la mirada en nues-
tros datos ha revelado diferencias interculturales sustanciales respecto al empleo
15 Este uso se diferencia de las gramáticas descriptivas del quechua, que lo han considerado
mayormente como un marcador de tópico.
158 Ignacio Satti y Mario Soto Rodríguez
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La mirada y los recursos lingüísticos en contacto 161
1 Nos faltan datos de las variedades del portugués de Guinea-Bisáu y de Timor Oriental en lo que
respecta a existenciales.
Open Access. © 2021 Leonardo Cerno, et al., published by De Gruyter. This work is licensed
under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-008
164 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
2 Véase Del Barrio de la Rosa (2016), Hernández (2006) y Mattos e Silva (2002) sobre la ampliación
semántica de te(ne)r en iberorrománico durante la Edad Media, ocupando todo el espacio fun-
cional de la posesión predicativa, en detrimento de haber~haver, fenómeno completado, en su
mayor parte, en los siglos XV–XVI.
Tener existencial en variedades hispánicas 165
también los casos en los que la entidad poseída o localizada es temática o remática
(la entidad existente es, por definición, remática).
Así las cosas, también la estructura informativa constituye un criterio adicio-
nal en el modelo de Koch (2012), que se diferencia en este aspecto, por ejemplo,
del modelo de Creissels (2014, 2019), quien mantiene la perspectiva psicológico-
cognitiva y distingue entre transiciones figure-ground o ground-figure dentro de la
localización. La dicotomía tema-rema será, en el marco de nuestra investigación
variacional y tipológica, suficiente como criterio clasificador básico, renunciando
a mayores precisiones, terminológicas y conceptuales, en el ámbito de la estruc-
tura informativa (tipos de focos, tipos de tópicos, etc.: vid. Bosque y Gutiérrez-
Rexach 2009: 675–706; Hartmann y Zimmermann 2007).
Las predicaciones posesivas pueden transitar del poseído al poseedor (pose-
sión temática o “pertenencia”) o del poseedor al poseído (posesión remática). Las
locativas, por su parte, pueden situar entidades discursivamente nuevas (locali-
zación remática) u otras ya conocidas (localización temática). Dentro de las exis-
tenciales, por último, la distinción pertinente no es informativa sino, de nuevo,
semántica, debiendo considerar aparte los significados genéricos y los “delimi-
tados” (bounded, en la tradición cognitivista: vid. Langacker 2008: 136–138),
correspondiendo estos últimos a los casos en los que la existencia de una entidad
dada está ligada a un determinado locus (esto es, a una circunstancia de lugar
o de tiempo). El esquema resultante, acompañado de una primera serie de ejem-
plos del español, quedaría así:
3 En portugués, la dicotomía ter-estar com (por ejemplo, ter dinheiro en el sentido de ‘ser rico’ y
estar com dinheiro como circunstancia provisional) tiene gran rendimiento funcional y ha mere-
cido la atención de no pocos estudios (Avelar 2018; Schwenter y Dickinson 2020); en español, por
su parte, habría que incluir andar con —Juan tiene/anda con mucho dinero— en una descripción
completa de la construccionalización de los tipos de posesión.
4 Algunos autores con orientación generativista proponen que la expresión de LT y LR corres-
ponden a derivaciones sintácticas distintas a partir de una estructura subyacente común (Bent-
ley, Ciconte y Cruschina 2013), pero esto no cuestiona el hecho de que su forma y su función
comunicativa sean distintas.
Tener existencial en variedades hispánicas 167
Tipo 1: Español.
Tipo 2: Inglés.
Tipo 3: Alemán.
Tipo 5: Indonesio.
5 Para posesión permanente e inalienable se emplea punya en indonesio (aku punya/*ada dua
anak ‘tengo dos hijos’), si bien en la variedad de Papúa y en otras variedades orientales de indo-
nesio (así como en los criollos de base malaya en la zona, ambonés y manadonés) es general el
Tener existencial en variedades hispánicas 169
LR: Auf dem Tisch gibt es ein Buch [= Auf dem Tisch ist(/liegt) ein Buch/Es ist(/liegt) ein
Buch auf dem Tisch] (Koch 2012: 534)
‘en la mesa hay un libro’
Evidentemente, en estos casos, el uso errado de es gibt ‘hay/existe’ (lit. ‘(se) da’)
para LR se debe al influjo del francés o del español – según el caso –, ya que
estas lenguas construccionalizan E y LR de manera conjunta. Huelga decir que
hablamos de “error” de manera provisional: en realidad, se trata de un rasgo de
learner varieties, que, en teoría, en determinadas ecologías, podría “fosilizarse”
(Roche 2013: 82–86; Selinker 1972) y transmitirse a generaciones subsiguientes
(por ejemplo, a migrantes de segunda generación); también en teoría, podría
constituirse después en característica de alguna variedad diastrática-etnolectal,
estilística, etc. de alemán e incluso extenderse finalmente a todo el diasistema.
Por otra parte, el esquema del tipo 3, presentado arriba para el alemán, no
corresponde a todas las variedades orales de esta lengua. Por ejemplo, en varie-
dades de alemán habladas en situación de bilingüismo junto con dialectos (his-
tóricos o “primarios”) alemánicos, es frecuente la generalización de haben (en
principio, válido solo para P) para los valores de E y LR, conformándose así varie-
dades de alemán que entran en el tipo 4. Sin duda, este fenómeno se debe al
influjo del alemánico, que construccionaliza conjuntamente P, E y LR por medio
del verbo haben (cf. Czinglar 2002). El fenómeno se mantiene en las varieda-
des acrolectales de alemánico y pasa frecuentemente a las variedades orales de
alemán regional (a menudo, muy difíciles de distinguir de las anteriores).
Los ejemplos de variedades de alemán vistos aquí bastan para observar que la
construccionalización conjunta de dos o más categorías del continuo se trans-
fiere fácilmente de una lengua a otra, tanto en situaciones de bilingüismo como
de adquisición de L2.
uso de ada para todo tipo de posesión predicativa. Agradecemos la discusión de estos ejemplos
a Massahid Suryapasha y a la red de informantes indonesios que gracias a él pudimos consultar.
170 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
6 Véase, no obstante, Koch (2012: 588) sobre la proforma y y el uso casi lexicalizado de (il) y a en
francés oral, que podría contribuir a que los hablantes no reconocieran a menudo el vínculo de
este uso para E y LR con el uso de avoir para P.
7 Con todo, el cambio contrario existencia > posesión, aun siendo menos frecuente en las lenguas
del mundo (Koch 2012: 563–564), puede tener lugar, sobre todo como efecto de combinar el elemen-
to existencial con un elemento topicalizado. En un plano cognitivo, si a un marco en el que simple-
mente se presenta la existencia de una entidad dada se le añade un elemento con el que se relacio-
na o al que se supedita esa existencia, se obtiene una predicación posesiva: en otras palabras, si X
existe con respecto a Y, generalmente Y posee a X (Koch 2012: 575). Este vínculo podría dar mejor
cuenta de aquellas lenguas en las que el posesor se codifica antes como un tópico que como un
Tener existencial en variedades hispánicas 171
sujeto (vid. Koch 2012: 563–564, para el caso del mandarín, y el WALS, rasgo 117A, que identifica
48 lenguas —sobre todo, pero no solo, en el Sudeste Asiático— que emplean este procedimiento).
172 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
desmontar algunos mitos al respecto). Dado que no hubo influjo portugués durante este período,
los portuguesismos en palenquero no pueden ser préstamos tardíos, sino que estuvieron ahí
desde la formación del criollo.
11 Primero, a través de los muchos comerciantes portugueses asentados en Cartagena de In-
dias durante el período de Unión Ibérica, 1580–1640 (cf. Ruiz Rivera 2002); segundo, a través del
propio sustrato (podemos imaginar que ya desde fines del siglo XV, con los primeros contactos
luso-africanos, fueron entrando paulatinamente elementos portugueses en las lenguas africa-
nas, incluyendo las bantú H, aunque no tengamos constatación empírica de ello hasta las fuen-
tes metalingüísticas del siglo xix: cf. Cannecattim 1804; Bastian 1871; vid. Chicuna 2018 para un
análisis exhaustivo de los préstamos portugueses en kiyombe); tercero, como se expone en el
cuerpo del texto, a través de algún vehicular simplificado de base portuguesa que pudo existir en
el marco del comercio atlántico de esclavos y que, consiguientemente, debió llegar a Cartagena.
174 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
P/E: Palenge. . . <eso era [a]yá>. . . pokke a tené nebera, a ten karretera, a ten puente, salú,
a tené de tó: <aora ta mejó>
Palenque <eso era allá> porque ASP.COMP tener nevera ASP.COMP tener carretera
ASP.COMP tener puente salud ASP.COMP tener de todo <ahora está mejor>
‘Palenque. . . eso era antes. . . porque [ahora] hay neveras, hay carretera, hay puente,
salud, hay de todo. . . ahora está mejor’ (/‘Palenque. . . eso era antes. . . porque [ahora]
tiene neveras, tiene carretera, tiene puente, salud, tiene de todo. . . ahora está mejor’)
(entrevistas AS, 1985–1988)
Más importante aún, existen contextos estructurales donde solo tené es posible.
Primero, cuando se le añade un sufijo o enclítico, como el marcador de pasado
durativo -ba o la marca de objeto de tercera persona -lo (forma que alterna con ele
en las mismas funciones):
12 Por lo demás, las únicas excepciones de verbos que no terminan en -á, -é o -í son la “cópula
focal” jue, que tiene una historia especial (Gutiérrez Maté 2017), y el verbo tando ‘ir(se), partir’,
con su variante corta tan, de origen seguramente kikongo (Schwegler 2018: 90).
Tener existencial en variedades hispánicas 175
Segundo, con cualquier tiempo verbal no presente (lo que sería también explica-
ción complementaria del uso de tené con el enclítico -ba). Así, en los ejemplos, ya
no aparece el marcador de aspecto completivo a – el cual, ausente solo en oracio-
nes negativas, produce una lectura de presente converbos estativos (como tené)–
sino marcadores con otros valores (eventual, virtual-futuro y virtual-pasado):
13 En realidad, los autores transcribieron kuando k’e tené, donde la palabra e correspondería al
sujeto de tercera persona. A nuestro entender, es una transcripción errónea: la eventualidad es
clara y, de hecho, las oraciones con kuando no proyectadas hacia el pasado, sino hacia el futuro
(hipotético) llevan regularmente el marcador TMA ke (o ake) en palenquero tradicional.
176 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
Las dos variedades (o grupos de variedades) de las que nos ocupamos en este apar-
tado tienen una historia muy diferente y se engloban en tipos distintos dentro de
las categorías habituales en los estudios de lingüística de contacto: un criollo en
el caso del chabacano – lengua hablada en las Filipinas, con tres variedades prin-
cipales (ternateño, caviteño y zamboangueño) – y una “variedad parcialmente
reestructurada” (vid. Holm 2004 sobre partially restructured varieties y Holm et
al. 1999 sobre grados de reestructuración), en el caso del afroyungueño – hablado
por algunas comunidades de la región de los Yungas, en Bolivia, circundadas por
14 El portuguesismo livru (< livro) solo ha entrado en el kiyombe de Cabinda y no en las varieda-
des que hoy día conviven con francés como lengua poscolonial (en el Congo Central, RDC). Supo-
nemos que lo hizo en época reciente (en el siglo xix el préstamo estaba en kisolongo, pero proba-
blemente aún no en kiyombe: Heidi Goes, c.p.), incorporándose a las clases nominales 9/10: livru
(SG) – zilivru (PL) (Chicuna 2018: 226). El otro portuguesismo en el ejemplo, meza (< mesa), está
integrado en muchas lenguas de África y del Índico-Pacífico, incluyendo el kikongo, seguramen-
te desde la primera época de expansión colonial portuguesa (siglos xv–xvii).
178 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
En este aspecto, es muy probable el influjo de las lenguas filipinas: por ejemplo,
en tagalo, los verbos may y walâ (Aspillera 2007: 63–66) se emplean conjun-
tamente para P/E/LR, siendo el primero de ellos el de polaridad positiva y el
segundo, el de polaridad negativa. Algo semejante sucede en las lenguas bisayas
que sirvieron también de sustrato al zamboangueño: los paralelismos del uso
del elemento negativo de estas lenguas y las estructuras correspondientes en
chabacano son idénticos (además de como predicador negativo para P/LR/LT,
también como marcador de aspecto completivo acompañando a otros verbos)
(Fernández 2012). Otro uso que el chabacano hereda directamente del sustrato es
el de las “pseudo-existenciales”, es decir, oraciones formalmente existenciales
cuyo valor proposicional no es indicar la existencia o no de alguna entidad, sino
suplir la ausencia de una serie propia de expresiones indefinidas; esta es una
característica muy habitual en lenguas filipinas, que también han transmitido al
chabacano (vid. Haspelmath 1997; WALS, rasgo 46A Indefinite Pronouns):
15 Cabe señalar que el guaraní juega un papel importante como sustrato histórico en el área más
extensa, designada precisamente por este motivo como Región Guaranítica (que incluye además
las provincias de Corrientes, Formosa y Chaco, el nordeste de Santa Fe y una zona de Entre Ríos)
por Vidal de Battini (1966: 76–77).
182 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
la porteña: por ejemplo, se distinguen <ll> [ʎ] y <y> [ ʝ] (Vidal de Battini 1966:
117–118; Amable 1975: 158–159; Cerno 2019: 117–118).
Son escasos los trabajos dedicados al español de Misiones, provincia “nueva”
dentro de un territorio nacional con variedades formadas en tiempos coloniales.
Algunos trabajos de la década de los 70 comenzaron una documentación que
no tuvo continuidad (Amable 1975, Grünwald 1977, Vidal de Battini 1966). En los
últimos años Lipski (2015, 2017a, 2017b), en su interés por las variedades mixtas
de portugués y español, se ha ocupado de Misiones en tanto que “laboratorio” de
estudio del contacto lingüístico y ha presentado un panorama de los rasgos prin-
cipales del portugués misionero,¹⁶ variedad que importa aquí dada su situación
de contacto intenso con la variedad del español donde se verifica el tener existen-
cial. Con todo no hemos hallado en la literatura especializada mención del rasgo
que analizamos en este estudio.
Nuestros datos proceden de 23 entrevistas de diferente duración con per-
sonas de distinto origen social y dialectal en la localidad de Piñalito Norte, en
el nordeste provincial, a 50 km de la frontera con Brasil. Este enclave, poblado
recién a principios de la década del 80 con familias de diferentes puntos de la
provincia, y también con nuevos inmigrantes del Brasil, configura una pequeña
muestra de la diversidad lingüística misionera. El portugués es la L1 de la primera,
segunda y tercera generación de los misioneros con ascendencia (teuto-)brasi-
leña, y, además, de los inmigrantes que llegan en busca de tierras. El español es,
por su parte, la L1 de habitantes de regiones provinciales sin trasfondo migrante
brasileño, junto con el guaraní en el caso de los inmigrantes descendientes de
paraguayos. Los hablantes de portugués inmigrados¹⁷ generalmente dominan el
español y frecuentemente alguna lengua de herencia (alemán o ucraniano). Por
otro lado, los hablantes de español L1 en gran parte también tienen conocimien-
tos avanzados en portugués. Es evidente que el escenario de adquisición y uso
de la L2, portugués o español, es muy diferente: en tanto que el portugués, muy
hablado entre los vecinos de diferentes grupos sociolingüísticos, se adquiere en
contextos informales desde la niñez, el español se adquiere formalmente en la
escuela, con muchas consecuencias que dificultan el éxito escolar de los luso-
hablantes (si bien este efecto se está atenuando en las nuevas generaciones, que
16 Con un predominio de la variedad del portugués riograndense, dado que el oeste de Santa
Catarina y las zonas limítrofes de Misiones (y del Paraguay oriental) fueron pobladas en pro-
porción sustancial por teuto- e ítalo-gaúchos, o sea migrantes riograndenses de descendencia
alemana o italiana (Altenhofen y Thun 2016).
17 Es importante destacar este adjetivo puesto que los brasileños del otro lado de la frontera, en
nuestra experiencia, generalmente no se molestan en aprender español.
Tener existencial en variedades hispánicas 183
18 Los ejemplos de tener divergentes del español de prestigio en la región suelen ser claros,
aunque no faltan aquellos en los que puede haber ambigüedad entre una lectura existencial
y otra posesiva de tener: tanto con sujeto de tercera persona (gramatical y discursiva), como
de primera persona (en el caso del imperfecto tenía) y, sobre todo, de segunda persona dis-
cursiva (usted), ya se refiera esta al interlocutor, ya tenga un valor genérico. Si bien es cierto
que este último uso puede conformarse a partir de la segunda persona de confianza (así,
registramos ampliamente el tenés genérico), también es posible con la segunda persona de
respeto (el último ejemplo de arriba podría entonces equivaler a Acá abajo (usted) tiene como
tres colectivos que baja[n]). A menudo, el contexto extralingüístico ayuda a decidir, pero en
otros casos la ambigüedad persiste, dado que el español misionero parece, como el español
general, permitir la omisión de los pronombres sujetos (a diferencia del portugués de Brasil,
donde este tipo de ambigüedad se resuelve por medio del pronombre explícito). Posibles am-
bigüedades semánticas aparte, observamos que, en la interacción discursiva, los usos en los
que el sujeto de tener posesivo se omite son los que más próximos están al valor existencial
(se requiere, no obstante, mayor investigación para determinar los procesos discursivos que
pueden condicionar o facilitar la modificación del marco semántico de la posesión predica-
tiva en la dirección de una predicación existencial; recuérdese la discusión presentada al
respecto en §2.2).
184 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
Este uso innovador coexiste con el tradicional, ya que todos los informantes que
emplean tener existencial alternan con la forma hay, a veces en el mismo enun-
ciado:
En otro ejemplo semejante en este sentido, el paso de hay a tiene existencial coin-
cide con un cambio de ritmo que señala el principio de una anécdota graciosa de
la época escolar (a partir de la primera mención del “maíz” – que se encontraba
fotografiado en uno de los libros de la escuela – la informante parece introducirse
en su relato y revivirlo):
Y de ahí yo me acuerdo perfectamente hasta el día de hoy, me acuerdo que había maíz, tenía
los libros de antes viste, tan lindos, y de ahí tenía maíz, y yo agarré y dije “milho” y mis ami-
guitos le comentaron al maestro
¿Viste los poroto acá? yo si no tengo el fe[i]jão ese, no tem comida para mi
‘[. . .] si no tengo el feijão ese, no hay comida para mí’
Con respecto a los usos de tener existencial, observamos algunos – muy margi-
nales en el corpus – donde la entidad existente/localizada está introducida por
un artículo determinado (los usos son existenciales – no posesivos –, incluyendo
el primer ejemplo, donde el uso del pronombre sujeto él al final el enunciado
parece explicitarse precisamente como resultado de un cambio de referencia con
respecto al sujeto – impersonal – de las cláusulas anteriores, siendo tal cambio
uno de los contextos que más favorecen el uso explícito del sujeto en español:
Cameron 1995):
Tener existencial en variedades hispánicas 185
Cuando entró en el aula [el maestro], tenía la esquinita así y ahí tenía la mesa, y ahí él te
ponía contra la pared
Ahí sí tiene las dos señoras, ahí sí, hablamos más el castellano con ellas
Acá que yo vi [. . .] la señora (de) acá. . . y tiene la Lori, pero ella habla con los conocidos de
ella solo
5 Conclusiones
En las páginas anteriores, hemos estudiado diferentes variedades de español – o
constituidas a partir de materiales hispánicos – que presentan el uso de tener
existencial. Los dos criollos hacen uso regular del fenómeno (si bien el chaba-
cano lo especializa para oraciones afirmativas), y las otras variedades un uso más
o menos ocasional. Dado que todas ellas tienen en común el ser o haber sido
habladas en escenarios multilingües (el origen de criollos y variedades reestruc-
turadas presupone la existencia pasada de tales escenarios) y dado que las otras
variedades de español parecen no presentar el fenómeno, suponemos que el con-
tacto lingüístico es responsable de la aparición de tener existencial.
En casi todos los escenarios estudiados en este artículo se ha podido demos-
trar el influjo concreto de otra lengua: del portugués en el español de Misiones
y del kiyombe (un dialecto kikongo) y las lenguas filipinas en la formación de,
respectivamente, los criollos palenquero y chabacano (criollos para los que, por
cierto, existen muchos otros fenómenos condicionados por estos sustratos y una
186 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
En estos casos, dado que el influjo del inglés (tipo 2), no pudo originar un cambio
que implicara precisamente la construccionalización conjunta de P y E/LR, el
uso de tener existencial debió resultar de una simplificación ligada al propio
proceso de abandono u olvido de la lengua (language attrition). No descartamos,
por último, que algunos principios de fonología natural hayan condicionado
el proceso de cambio: concretamente, la preferencia por el elemento de mayor
sustancia fónica y por el rechazo de la estructura silábica consistente solo en V
(como la de hay) (cf. Bickerton 2002: 37). Según esta línea de argumentación, la
simplificación construccional y la naturalidad fonológica, procesos que, en este
caso concreto, desembocarían en la desaparición de hay, tendrían lugar en ecolo-
gías extremas como las que llevan al nacimiento (criollización) y a la muerte (por
abandono) de lenguas (vid. también Franco y Lorusso 2018).
Sería muy dudoso, sin embargo, pensar que haya algo verdaderamente
“extremo” en Misiones, si bien es cierto que, en la región, el contacto lingüístico es
especialmente intenso e implica varias lenguas. Por otra parte, se podría recurrir
al argumento – frecuente en lingüística de contacto – de que la reducida distancia
Tener existencial en variedades hispánicas 187
estructural entre las lenguas implicadas puede favorecer las transferencias, ya que
se fomenta un relajamiento en el cambio de las estrategias comunicativas (entre
ellas, la representación de nociones semánticas contiguas) que suele ir asociado con
el cambio de código. El examen de otras situaciones de contacto hispano-brasileñas
podría ofrecer un buen marco de comparación para la investigación futura.
Por ejemplo, en las grabaciones consultadas del norte de Uruguay¹⁹ llega-
mos a documentar tiene existencial. En general, el fenómeno está ausente en los
datos de esta región uruguaya a los que tuvimos acceso, aunque curiosamente sí
existe un grado relativamente alto de alternancias en las expresiones existencia-
les en los hablantes bilingües.²⁰ No obstante, encontramos al menos un ejemplo
de tiene existencial en estas variedades, notorias por su gran variabilidad, en este
diálogo entre dos informantes:
19 Se trata de grabaciones hechas para el Atlas Diatópico y Diastrático del Uruguay – Norte
(ADDU-Norte) en la zona fronteriza del Uruguay, donde tradicionalmente se hablan variedades
del portugués, conocidas como fronterizo o dialectos portugueses del Uruguay (DPU) (Elizaincín,
Behares y Barrios 1987).
20 Así por ejemplo, un análisis de tres hablantes mostró la tendencia de vacilar entre las cons-
trucciones con hay (esp.)/há (port.)/tem (port.) (cf. Steffen y Steffen, en prensa) en diferentes
grados, aunque, con la excepción del ejemplo arriba citado, generalmente son congruentes con
la norma de una de las dos lenguas.
188 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
21 El problema, no obstante, puede ser más complejo, implicar a otros sustratos, adstratos e
incluir restos de pidgins anteriores en el Sur y Sudeste Asiático, pues hay que dar cuenta de
que el uso de ter como cópula existe en otros criollos de base portuguesa fuera del área malayo-
indonesia (en Macau y en el área indoportuguesa): vid. Krajinović (2019) sobre el condiciona-
miento de la lengua dravídica malabar (también del tipo 5) en el uso copulativo de ter y Cardoso
(2019) sobre el peso del malabar en los criollos portugueses asiáticos.
Tener existencial en variedades hispánicas 189
las comunidades que emplean las variedades nuevas, posible orgullo identitario,
etc. En este trabajo no hemos podido entrar en estos aspectos, pero cabe señalar
que la investigación al respecto debería empezar basándose en procesos ecolin-
güísticos que ya han sido modelados con anterioridad (como aquellos estudiados
en la tradición de Mufwene 2001, 2008): entre otros, el tamaño y diversidad del
feature pool en las primeras fases del contacto, el posible peso de las primeras
generaciones que vieron nacer la nueva variedad resultante del contacto (founder
principle), etc.
Las consideraciones anteriores nos hacen contemplar la posibilidad de que
el fenómeno se llegue a registrar en otras variedades hispánicas surgidas por con-
tacto no indicadas aquí y de que, por el contrario, otras variedades de español
en contacto con lenguas que construccionalizan conjuntamente P/E/LR(/LT) no
hayan desarrollado tener existencial. Futuras investigaciones sobre este aspecto
gramatical – por lo general, muy desatendido aún en los estudios hispánicos –
habrán de confirmar o no ambas posibilidades.
Apéndice. Abreviaturas
1P primera persona
ASP.COMP aspecto completivo/cumplido (aspect accompli)
CN clase nominal
COP cópula
DUR durativo
E existencia
EVENT eventual/condicional
EXIST verbo/partícula existencial
LOC locativo
LR localización remática
LT localización temática
OBJ objeto
NEG negación
P posesión (remática)
PAS pasado
PERF perfectivo
PL plural
REL relativo
SG singular
VIRT virtual
190 Leonardo Cerno, Miguel Gutiérrez Maté y Joachim Steffen
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Carola Mick
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna –
nosotros: posicionarse como “quechua”
en el Perú
Dinámicas lingüístico-identitarias en zonas de conflicto
1 Así categoriza la Defensoría del Pueblo (2020) los aproximadamente 129 conflictos latentes y
agudos que se (re)producen mensualmente en el Perú por intereses divergentes en cuanto al uso
del territorio.
Open Access. © 2021 Carola Mick, published by De Gruyter. This work is licensed under the
Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-009
196 Carola Mick
2 Convenio firmado por el entonces presidente Alberto Fujimori en el año 1993, y vigente con
rango constitucional en Perú desde el año 1994.
3 La identificación étnica en Perú es sumamente compleja (García y Lucero 2007) y la categoría
“indígena” es más aceptada para la autoidentificación en la Amazonía que en los Andes, donde
evoca memorias del gamonalismo. La formulación oficial “pueblos indígenas u originarios” re-
presenta un intento de tomar en cuenta esta complejidad de la autoidentificación en los térmi-
nos jurídicos.
4 La Ley General de Minería (ley No. 27651, título preliminar, artículo 5) define que “La industria
minera es de utilidad pública y la promoción de inversiones en su actividad es de interés nacional”.
5 Con la forma gramatical masculina plural en las categorías de personas, el presente texto se
refiere a un conjunto de personas independientemente de su género. En quechua, las formas
aquí analizadas no distinguen el género. Quedaría por efectuar otro estudio para analizar la
dimensión del género en la afirmación del “nosotros” en quechua y español.
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros 197
2 Dinámicas lingüístico-identitarias
en la sociedad andina
La familia lingüística del quechua es la que más hablantes cuenta en el Perú,
después del español; los por lo menos 4,5 millones que aprenden una de sus
variedades como primera lengua (L1) representan aproximadamente el 13,62 %⁶
de la población. Son 0,6 % más de hablantes con respecto al censo del año 2007,
lo que Andrade (2019: 44) atribuye a la afirmación reciente de políticas del reco-
nocimiento de la diversidad étnica y la revalorización de las lenguas originarias,
tanto por parte del Estado como de la sociedad civil. En el censo del año 2017 que
por primera vez en la historia del país permitió a los encuestados autoidentifi-
carse, casi 6 millones de peruanas y peruanos (aproximadamente el 25,8 % de la
población censada) se categorizaron como pertenencientes a un pueblo indígena
u originario.
Es cierto que los estudios comprueban la hegemonía en la sociedad peruana
de ideologías lingüisticas, étnico-raciales y geográficas que fomentan la asimi-
lación lingüística y cultural en las comunidades de origen andino (por ejemplo
Degregori 1993; Gugenberger 1994; Méndez 1996; Paredes 2010), pero observan
también la existencia de una gran diversidad y creatividad de posicionamientos
discursivos y lingüísticos individuales ante las ideologías dominantes. Más espe-
cíficamente, Godenzzi (2017) demuestra cómo migrantes de origen andino en la
capital Lima movilizan herramientas lingüísticas para crear y poner en escena
identidades individuales y colectivas particulares. Mick y Palacios (2012) recons-
truyen en testimonios de trabajadoras del hogar de origen andino en Lima el uso
creativo de adverbios locativos para subjetivarse dentro de una commonsense
geography racista (Orlove 1993). El estudio de Howard (2009: 42) destaca el uso
de los pronombres personales, en particular el “nosotros”, como “un mecanismo
discursivo clave al constituir las identidades inherentemente ambivalentes,
6 Datos para las lenguas “quechua” (13,6 %) y “kichwa” (0,02 %) del censo del año 2017, realiza-
do por el Instituto Nacional de Estadísticas (https://censos2017.inei.gob.pe/redatam/).
198 Carola Mick
7 Texto original: “a key discursive mechanism in constituting the inherently ambivalent, unsta-
ble and ‘deferred’ identities of colonized discourse in the Andes – particularly the pronoun ‘we’”.
8 Texto original: “‘we’ identified primarily through the indigenous language”.
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros 199
Está claro que de hecho, la unicidad y la subjetividad intrínsecas del “yo” se oponen a la
posibilidad de una pluralización. Si no puede haber varios “yo-s” concebidos por un mismo
“yo”, entonces el “nosotros” no es una multiplicación de objetos idénticos sino un interfaz
entre el “yo” y el “no-yo”, poco importa el contenido de ese último. Este interfaz forma una
totalidad nueva y de tipo particular, en la cual los compuestos no son equivalentes: en
“nosotros” predomina siempre el ‘yo’, porque solo hay “nosotros” a partir de “yo”; y este
“yo” somete al elemento “no-yo” por su calidad transcendente. La presencia del “yo” es
constitutiva del “nosotros”.¹⁰
parle, c’est que ‘nous’ est, non pas une multiplication d’objets identiques, mais une jonction
entre ‘je’ et le ‘non-je’, quel que soit le contenu de ce ‘non-je’. Cette jonction forme une totalité
nouvelle et d’un type tout particulier, où les composantes ne s’équivalent pas: dans ‘nous’, c’est
toujours ‘je’ qui prédomine puisqu’il n’y a de ‘nous’ qu’à partir de ‘je’, et ce ‘je’ s’assujettit l’élé-
ment ‘non-je’ de par sa qualité transcendante. La présence du ‘je’ est constitutive du ‘nous’”.
11 Texto original: “the political operation par excellence”.
12 Texto original: “the speaker communicates (lack of) belongingness of chosen notions/ac-
tors”.
13 Texto original: “conventional shared understandings of the structure of society, groups and
relations with other societies”.
14 Texto original: “Marking off the territory is thus a way of comprehending the structure of any
socio-ideological group, though they are sometimes constructed artificially for the attainment of
the speaker’s macro/micro-goals”.
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros 201
15 Según Torero (1964), la variedad ecuatoriana del quechua representa una excepción.
202 Carola Mick
16 Según Adelaar (2010: 250–251), desde los momentos de formación del proto-quechua y del
proto-aimara, ambas familias lingüísticas mantuvieron contactos estrechos, y “no existe variedad
quechua alguna que no haya pasado por el molde de la reestructuración según el modelo aimara”.
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros 203
ñukaykuna: “‘nosotros, exclusivo (sin ti)’” (Coombs et al. 1976: 81); “‘nosotros’ (excluye al
oyente)”, “plural de ñuka, dicho plural exclusivo” (Taylor 2006: 70).
ñukanchi: “nosotros (tú y yo)” (Doherty Vonah et al. 2007: 142); “‘nosotros’ [hablante(s)
+ oyente(s)]”, “representa la 4.ta persona (la asociación de la 1.ra y de la 2.da), se opone a
ñukaykuna” (Taylor 2006: 70).
ñukanchikuna: “‘nosotros, inclusivo plural (nosotros y Uds.)’” (Coombs et al. 1976: 82); “noso-
tros (incluyendo la persona con quien hablamos)” (Doherty Vonah et al. 2007: 142); “De número
indefinido, como todos los nominales del quechua, ñukanchi puede especificar la pluralidad
por la adición de -kuna: ñukanchikuna ‘yo y ustedes’ (atest. en Lamas)” (Taylor 2006: 70).
y 9 entrevistados en San Martín.¹⁷ El corpus fue recogido en quechua al final del año
2017, transcrito y traducido por Melania Canales Poma para la región de Ayacucho y
por Gider Sangama Tapullima para la región de San Martín. Ambos son bilingües en
quechua y español, y aprendieron el quechua como L1. Como vicepresidenta¹⁸ de una
de las organizaciones indígenas más importantes a nivel nacional, respectivamente
líder regional y traductor intérprete formado por el Viceministerio de Interculturali-
dad, son actores claves de la interculturalidad en Perú, reconocidos en sus regiones.¹⁹
Los 16 testimonios aquí analizados se produjeron en entrevistas semidirigi-
das por estos dos líderes sobre la Ley de Consulta Previa y su puesta en práctica
concreta; las conversaciones enfocaron sobre todo los conflictos socioambien-
tales latentes en estas dos regiones que se describen en los siguientes párrafos.
Entre los meses de agosto y septiembre del año 2016, la empresa minera
Apumayo S.A.C. consultó dos proyectos de exploración y explotación minera en la
provincia de Lucanas, Ayacucho. Se trataba de una amplificación de su actividad de
extracción de oro y plata a tajo abierto en casi 3000 hectáreas de terrenos que perte-
necían a las comunidades de Chaviña, Sancos y Para. Se convocó a dos comunida-
des a cada una de las consultas, pero la comunidad de Para renunció al derecho a la
consulta rechazando el estatus de “indígena”. Los representantes de la comunidad
de Sancos se posicionaron a favor del proyecto de explotación a condición de que
la empresa se comprometiera con el cuidado del medio ambiente. La comunidad
de Chaviña se declaró en contra de la exploración por inundaciones y contamina-
ciones ya denunciadas y validadas por la Organización de Evaluación y Fiscaliza-
ción Ambiental (OEFA) desde el año 2015. Reclamó por no haber sido convocada a
la consulta del proyecto de explotación. Al cabo de estos dos procesos de consulta,
el Ministerio de Energía y Minas autorizó ambos proyectos en enero del año 2017.
El siguiente conflicto entre los comuneros y la empresa, y entre las comuni-
dades de la zona, quedó latente durante la fase de planificación e implementa-
ción de los dos proyectos mineros, fue acompañado por una serie de problemas
medioambientales en el 2017, y culminó en el 2019 cuando se intensificó la presión
sobre el agua, con un paro de una duración de tres días. Las comunidades de
17 En todos los testimonios, el traductor transcribe la categoría como kichwa, pero la rempla-
za por quechua en la traducción. Solo en el caso de la denominación oficial como “comunidad
nativa kichwa” o el nombre propio de su organización “Consejo étnico de los Pueblos Kichwa de
la Región San Martín” que ya aparecen en español en la transcripción, mantiene la categoría
kichwa en la traducción.
18 En el momento de la redacción del artículo, Melania Canales Poma es presidenta de esta
misma Organización de Mujeres Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP).
19 Es muy probable que la recolección del corpus por líderes haya influido en la visibilidad del
conflicto y la politización en los discursos.
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros 205
20 http://consultaprevia.cultura.gob.pe/; https://www.gob.pe/institucion/pcm/noticias/71132-
ejecutivo-ratifica-su-compromiso-en-atender-las-necesidades-y-preocupaciones-de-comunidades-
en-ayacucho.
21 https://idl.org.pe/lote-103-admiten-demanda-de-amparo-de-federaciones-indigenas-
kichwa-contra-minem-y-perupetro-por-omision-de-consulta/; https://www.forestpeoples.org/sites/
default/files/documents/Amicus%20 GJC%20y%20FPP_NuevoLamasDic2018Esp.pdf; https://www.
forestpeoples.org/es/node/50283; https://wayka. pe/comunidades-indigenas-de-san-martin-siguen-
a-la-espera-de-la-titulacion-de-sus-bosques/.
206 Carola Mick
5.1 Traducción
Las siguientes citas (1) a (4) ilustran el paradigma de valores semánticos y com-
prueban que la oposición de un valor “inclusivo” o “universal” frente a uno
“exclusivo” y “particular”, no solamente constata hechos, sino es actualizada de
208 Carola Mick
El sufijo -nchi(k) aquí se usa con una funcionalidad incluyente porque se refiere
no solamente a una particularidad de la misma comunidad específica del
hablante, sino compartida también por otros quechuahablantes (como también
la entrevistadora).
Cuando la entrevistadora toca el tema del proyecto minero en la zona, la opo-
sición -nchi(k) versus -yku/-niku motivada por la distinción entre el caso particular
y un caso más general, toma el valor semántico de “inclusión” versus “exclusión”:
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros 209
Confunde aquí el ñoqayku particular de las citas (1) y (2) con el grupo de los que se
opusieron al proyecto de la mina y que se negaron a firmar el acuerdo. En la cita
(4), la combinación de ambas formas en -nchi(k) e -yku/-niku transforma el grupo
ya existente de personas reticentes al proyecto en un motor de un movimiento de
resistencia activa contra la mina:
Mediante la forma en -nchi(k/s) crea una articulación hegemónica entre todas las
personas desencantadas y engañadas por la Ley de Consulta Previa, incluyendo
eventualmente también a la interlocutora en la misma situación de la entrevista.
Con la forma en -niku/-yku conjura unidad de estas personas en contra de la mina.
Se observa aquí la emergencia y constitución de un “nosotros” que corresponde a
“la operación política por excelencia” que describe Laclau (2005: 153).
Las citas (5) y (6) dan cuenta de procesos similares: Cuando la hablante AYA4
introduce un “nosotros” mediante el pronombre ñoqayku alude al engaño y la
exclusión sufridos y a la Ley de Consulta Previa en particular. Cuando se refiere a
la existencia de informaciones públicas accesibles a todos acerca de la contami-
nación por actividades mineras en varias comunidades, usa la forma en -nchi(k).
Vuelve a cambiar al sufijo -niku cuando habla del caso específico del pueblo en
su “aquí” (kaypi), y concluye aludiendo mediante -nchi a los efectos nefastos del
proyecto minero que probablemente no se limitarán a la misma comunidad:
210 Carola Mick
Las formas en -yku/-niku se explican aquí primero porque refieren al grupo par-
ticular de líderes y comuneros que tomaron la iniciativa de luchar contra la mina,
y también por el hecho que se trata de rechazar la mina. Usa el sufijo -nchi(k)
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros 211
5.3 Variación
Según estas cifras, las formas en -yku/-niku son cuatro veces más frecuentes
que -nchi(k/s) en el corpus ayacuchano en su totalidad, y prevalecen también en
la gran mayoría de las entrevistas individuales, con una sola excepción para el
testimonio de la hablante AYA3 presentada en el caso de las citas (8) y (9), que se
ve amenazada por ser excluida de la comunidad.
Existe una sola combinación no esperada de sufijos refiriendo a un “noso-
tros” en el corpus, porque no se considera en las gramáticas de la variedad
chanca: ñoqaykuna (cita 10):
Estas cifras sustentan la hipótesis que los sufijos -kuna y -sapa son percibidos
como variantes de un morfema pluralizador, y que su distribución es condicio-
216 Carola Mick
nada por la función gramatical de los morfemas núcleos: Así, solo -kuna marca el
pronombre y el posesivo del substantivo, mientras -sapa aparece con verbos. En las
247 ocurrencias de -ykuna/-nikuna/-nisapa, se presenta solo una excepción a esta
regla, donde -kuna marca el plural de la primera persona del verbo kay (“ser”):
ñ̃ukaykuna kaptinikunana autoridar (‘cuando nosotros éramos autoridad’, LAM4).
Sin embargo, la condición formal de esta distribución no explica el uso de ambos
sufijos en combinación con -nchi, ya que tanto -nchikuna como -nchisapa ocurren
con verbos.
Hay evidencias formales de que los dos primeros grupos de sufijos -nchi versus
-ykuna/-nikuna/-nisapa se encuentran también distribuidos de manera comple-
mentaria. El conteo presentado en las Tablas 4 y 5 no considera los 44 casos en
los cuales el “nosotros” ejerce la función gramatical del complemento de objeto,
ya que el morfema -nchi parece casi obligatorio en estos casos (43 ocurrencias).
La única excepción ocurre cuando el elemento con función de complemento de
objeto él mismo aparece en un verbo terminando en -nisapa: comunidarkunawan
compaña-niku-nisapa (‘nos acompañamos entre comunidades’, LAM1). Esta excep-
ción eventualmente se podría explicar por una imposibilidad de combinar -nchi con
-nisapa. La reparación en la cita (11) que substituye la forma en -nchi por la forma
en -nisapa también parece comprobar una distinción semántica de estas formas:
6.1 Traducción
Hay una clara tendencia a reducir la recursividad de las huellas del “nosotros”
en la traducción española, ya que un 27,8 % de todas las marcas en quechua no
fueron traducidas. Esta tendencia es más grande cuando se trata de la formas
en -nchi (42,7 %) o en -nchikuna/-nchisapa (39,7 %) que en el caso de -ykuna/-ni-
kuna/-nisapa (11,7 %). Además, solamente en un contexto enmarcado por -yku-
na/-nikuna/-nisapa ocurre también excepcionalmente el fenómeno inverso en el
corpus, donde las referencias de primera persona plural son más abundantes en
la traducción española que en la versión original en quechua (se encontraron 3
casos de este tipo en el corpus lamista).
Las cifras de la Tabla 6 demuestran que el sufijo -nchi es acercado a un valor
semántico universal, ya que tiende en aproximadamente un 62,4 % de todos los
casos a ser traducido mediante una tercera persona singular neutral en español;
un 92,0 % de todos los -nchikuna/-nchisapa, por su parte, no son traducidos. Las
citas (12) y (13) ilustran estas particularidades:
218 Carola Mick
(13) kansapa kay monolingüe ninanchikuna, pero ñuka kawani turi kay Yachay
Wasipi kay Waykupi kay inicial ninanchikunapi tiyan Amawtakuna
pikunami yachachikuykansapa chay wamrakunata, suk Amawtalla tiyan
Kichwapi ninanchikuna
‘pero son monolingües Ø, pero yo hermano veo en las Instituciones
Educativas del Wayku, en el nivel Inicial Ø existen profesores quienes
están enseñando a los niños, existe solo un docente Bilingüe Ø’ (LAM8).
La única mujer del corpus lamista (LAM8) es la que más recurre al tercer
grupo de sufijos -nchikuna/-nchisapa. Como es maestra de educación intercultural
bilingüe, probablemente quiere destacar estas formas que distinguen la variedad
lamista del quechua y demarcan el hecho de que obedece a una norma propia, lo
que corresponde a una inquietud que afirma explícitamente, por ejemplo en la
cita (14):
(14) Ari turi, chayta kay Ministerio de Educación kawashka, ichara paykuna
yuyashkasapa kay Kichwaka sukllalla, mana sukllalla turi, tiyan kay Kichwa
ninanchikuna, pikunami rimansapa kay ñukanchikuna rimanisapa
kay tiyan kay rimanakuna, pero kay chikan llaktakuna, manami paykuna
rimansapachu kay idenlla ñukanchikunaka y chayrayku kay Lamas
kawsakkkunapi kay llaktanchikunapi kay San Martín, mana paykuna ni
nimata mana munashkasapachu, chana kananpa kay killkanaka, paykuna
ninsapa kay killkana kay San Martín kanayan tiyan kichwapi, mana
kawashpa chay chikan llaktakunamanta kay rimanakunata.
‘Sí hermano, esto vio el Ministerio de Educación, quizás ellos pensaron que
el quechua es solo una variante, no es una sola variante hermano, existen
quechua hablantes quienes hablan una variante diferente, y su escritura es
diferente, por eso las comunidades nativas de San Martín no quieren que
la escritura sea único, la escritura en San Martín tiene que ser en quechua
sin copiar formas de escribir de otros pueblos’ (LAM8).
La profesora se refiere aquí a una polémica acerca del alfabeto único del quechua
que fue revisado en el año 2012 por el Ministerio de Educación en colaboración
con hablantes representantes de diferentes variedades del quechua. Mientras
todos lograron ponerse de acuerdo sobre el mantenimiento de solamente tres
grafemas vocálicos, el grafema <q> causaba rechazo por los quechuahablantes
originarios de la Amazonía. En julio del 2013, el Ministerio de Educación aceptó
oficializar un alfabeto propio para las variedades amazónicas del quechua
(kichwa). En la cita, la maestra aboga por el reconocimiento de la diversidad
de las variedades del quechua y defiende el punto de vista de los hablantes del
kichwa. En el texto original usa el pronombre ñukanchikuna, que destaca en el
quechua lamista. Lo combina con verbos terminando igualmente en -nchikuna y
-nisapa, con lo cual sigue poniendo en escena la particularidad de su variedad,
y la explicita también al escoger la referencia a la primera persona más marcada
(-nisapa). La traducción original de este extracto no considera ninguna de estas
formas.
220 Carola Mick
(15) Mushuk killkanata, chaypaka turi eehh tiyan eehh kay wamrakunapish
yachachikunanchipa, ñuka kay Amawta kashpa rimayman, rimanchiman
kay Kichwa kichwallapi mana apa. Chikan Amawtakuna o kay turinchikuna
pikunami awilu kansapa rimansapa kichwapi, este chakrunakushpa kay
kastilla shimiwan
‘Nueva escritura, por eso hermano existen niños para enseñarle, yo
siendo profesora hablaría en quechua nomas. Otros profesores o nuestros
hermanos, los que son abuelos hablan en quechua mezclando con el
castellano’ (LAM8).
(16) Bueno, tukuy chana kawsashkanisapa puro indiu tukuy, mana moso tiyakchu,
nima autoridar tiyaktachu, ñukaykuna kichwero puro kak kanisapa,
mayorkuna kashpa imashti kay rimashpa paykuna autoridar paykuna
karkan tata mamakuna entre entre paykuna, pura viejo pura. Viejakuna,
warmikuna consejakuksapa paykuna kichwapi, ima layami kawsananchipa,
kasarayanakukkunata, chana kasarachishpa wamrankuna warmikunata
ullku warmi kasarakushkanisapa, ñukaykuna kichwapi palashpa imay
diyami kasaranchi, kasarachikunchi, chaykunata tukuy layata yachakuk
kanisapa ñukaykuna mayorkuna.
‘Bueno, todo el tiempo hemos vivido puro indígenas, no había mestizo,
ni autoridad, nosotros éramos puro quechuas, padres y madres eran la
autoridad entre ellos. Las mujeres viejas aconsejaban en quechua, de cómo
debemos de vivir casándonos, así nos hemos casado nosotros hombres y
mujeres, nosotros hablando en quechua decíamos qué día lo vamos hacer
casar, eso solíamos aprender nosotros de los mayores’ (LAM7).
(17) Kunan kay tiempo, mananami nima rimanchinachu kay Kichwata manana
puro castellanollana warmi ullku wamra naciykakuna mosona tukuykansapa
ullku warmi, manana tiyannachu ni indigenu Kunan, tukuy castellanollapina,
ñukaykuna esi siempre usanisapa kichwaynikunata pero kay wamrakuna
manana nima uyarinsapanachu, nima yachansapanachu, puro tukuy
naciykakunana mosokunallanami
‘En estos tiempos ya no queremos hablar nada el quechua, hombres y
mujeres hablan el castellano nomacia, niños que nacen mestizos ya se están
volviendo y ya no quieren ser indígenas ya, y todos hablan el castellano
nomacia, pero nosotros sí usamos nuestro quechua, pero estos niños ya
no saben el quechua, en estos tiempos, todos los que nacen quieren ser
mestizos ya, ya no hay los que hablan puro el idioma quechua’ (LAM7).
En la defensa común de sus derechos contra toda agresión, el ñukanchi del inicio
del extracto se transforma en un ñukaykuna que habla con una sola voz. Aquí
vuelve a aparecer el valor excluyente del ñukaykuna que se produjo en el caso de
los testimonios del conflicto en Ayacucho. Lo confirma el siguiente testimonio de
LAM9 (20):
(20) Eehh Wawki yachanchi, yachaykanisapa, pero mana shamunsapachu pues wawki
eh, ñukaykuna Rimani rimanisapa como Kichwa shamuchunsapa riksichikuk
paykuna imatami munan imatami surkunayansapa yachanchina imashna kay
kay Petrolera yaykumunanta, pero ñukaykuna como indígena mana chaykuna
gustawansapachu wawki. Chayrayku kay organización CEPKA Kayta pay limpu
tanta tanta tantachikuykansapa yachanaynikunapa ñuka imashnami shuyanisapa
kay wawkinchikunata kay cada comunidad nativa y paykunata willanapa,
shamuchunsapa wawki ñuka munani shamunankunapa Consulta Previa.
‘Hermano, sabemos, pero no vienen pues hermano, nosotros como quechuas
decimos que ellos vengan a darnos a conocer qué es lo que quieren y qué es
lo que quieren sacar, ya sabemos que la Petrolera va entrar, pero a nosotros
como indígenas no nos gusta eso hermano. Por eso la organización CEPKA está
informando a cada comunidad para ponernos de acuerdo como los vamos a
esperar a este nuestros hermanos (Petrolera), que vengan hermano yo quiero
que venga la consulta previa’ (LAM9).
El sufijo -nchi aparece al inicio de la cita para referirse a los comuneros reivin-
dicativos, y al final del extracto cuando trata a los representantes de la empresa
224 Carola Mick
Mediante la traducción se observa una influencia mayor del español en las entre-
vistas en Ayacucho que en las de San Martín. La reproducción en español del
“nosotros” en el caso de las entrevistas lamistas demanda al traductor más crea-
tividad que en el corpus ayacuchano. Los testimonios en quechua ayacuchano
parecieran ya estar anticipando los problemas de la traducción que se podrían
producir, lo que comprueba un contacto intercultural intenso.
El “nosotros” desarrollado por los testimonios ayacuchanos refleja la inten-
sidad del conflicto territorial vivido, y se puede observar la redefinición y rear-
ticulación en el conflicto, de un ñuqanchik/s general por un ñuqayku político
y decididamente excluyente, ya que se opone a la empresa minera o el Estado.
El enfrentamiento entre el interés de un “nosotros” que pretende representar la
“nación” (según la Ley de Minería) de manera universal de un lado, y por el otro
lado las preocupaciones de las comunidades locales por su sobrevivencia, acceso
al agua, un entorno y productos agrícolas sanos, provoca una acentuación de dis-
cursos binarios “nosotros” contra “otros” y una redefinición política del ñuqan-
chik/s a partir de un ñuqayku exclusivo.
La variedad lamista es la que permite la mayor diferenciación de matices en
la constitución de “nosotros”, lo que corresponde a las observaciones antropoló-
gicas de Puga Capelli (1989: 79) que resume: “la identidad étnica del grupo como
quechua-lamistas debería ser un concepto abierto, ya que es constantemente
reelaborada y transformada, mientras simultáneamente procesa elementos forá-
neos, incorporándolos en su cultura”.²³
Los testimonios de actores en San Martín efectivamente documentan diná-
micas socioculturales complejas que se producen en la comunidad desde unas
tres o cuatro generaciones. Ante los cambios socioculturales y en la coyuntura
de las políticas del reconocimiento, el “nosotros” se ve obligado a redefinirse
mediante las categorías sociales existentes, y posicionarse con referencia a otras
comunidades y otros pueblos indígenas u originarios, otros quechuahablantes.
23 Texto original: “the ethnic identity of the group as Lamista-Quechuas should be an open
concept, since it is constantly being reelaborated and transformed while at the same time it pro-
cesses foreign elements, incorporating them into their culture”.
Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros 227
Los actores entrevistados usan tres diferentes grupos de sufijos para analizar y
dar sentido a su situación individual y colectiva. Pero, al igual que en el corpus
ayacuchano, se observa una tendencia a la politización de estas diferentes nocio-
nes del “nosotros” y una reafirmación del valor exclusivo de los sufijos -yku-
na/-nikuna/-nisapa, cuando se trata de hablar del conflicto territorial que vive la
comunidad.
Los resultados señalan que mientras más hegemonía adquiere una comuni-
dad y más consolidada es su posición de poder, menos herramientas lingüísticas
necesita para representarse a sí misma, porque se vuelve más homogénea, por
lo menos en los discursos. Así, el español se abastece con una sola forma de la
primera persona plural cuando enuncia el “interés de la nación”, aun cuando
habla de una sociedad que en un 60 % se identifica con una de las por lo menos
55 culturas indígenas u originarias diferentes. Por su parte, los quechuahablan-
tes de San Martín necesitan tres categorías para dar cuenta de la heterogeneidad
de las por lo menos 315 comunidades kichwas. Esta observación eventualmente
podría contribuir al entendimiento del desarrollo histórico de sistemas dife-
rentes de “clusividad” en las distintas variedades del quechua y de las lenguas
del mundo, en función de la naturaleza de sus relaciones y contactos con otras
comunidades.
En conclusión, el análisis de dinámicas lingüístico-identitarias en testimo-
nios de quechuahablantes originarios de dos comunidades en zonas de con-
flicto en Perú aquí desarrollado permite acercarse a una dimensión del impacto
sociocultural provocado por un conflicto socioambiental en un contexto de con-
tacto diglósico entre culturas. Las dinámicas observadas permiten entender en
qué manera el contacto asimétrico impacta en la cultura, vida y cohesión de las
comunidades afectadas. La politización que se observa a nivel de los discur-
sos y estructuras lingüísticas es una manifestación de la violencia del encuen-
tro vivido. Estas dinámicas también habría que tomarlas en cuenta cuando se
trata de proteger la integridad fìsica, territorial y cultural de los pueblos, como lo
garantiza el convenio 169 de la OIT.
Además, el análisis permitió conocer otras alternativas de enunciar un “noso-
tros”, y demuestra la riqueza de herramientas que presenta una lengua indígena.
La creatividad lingüística refleja la complejidad de la tarea de sobrevivir y posi-
cionarse en un mundo dominado por otros. La multiplicidad de herramientas
lingüísticas parece ser también una forma de prevención de violencia, ya que
permite analizar y tomar posición con más matiz; pero también aumenta la capa-
cidad de adaptación y asimilación, lo que podría poner en riesgo la diversidad.
228 Carola Mick
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Ñuqanchik – ñoqaykuna – ñukanchikuna – nosotros 229
1 Por ejemplo, Pedro Mártir de Anglería escribió su crónica en latín y nunca pisó América. No
obstante, eso no significa que sus datos fueran falsos. Su fuente de información fueron los pro-
pios conquistadores que volvían del Nuevo Mundo. O Gonzalo Fernández de Oviedo, quien en
su primera obra había sido testigo directo de las noticias que traslada en su escrito, pero pos-
teriormente se nutrirá de los escritos y noticias de otros conquistadores que presenciaron los
acontecimientos.
Agradecimientos: El presente trabajo se publica dentro del Proyecto de Investigación I+D del
Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia del Ministerio
de Economía y Competitividad: “En los bordes del archivo: escrituras periféricas en los virreinatos
de Indias”, FFI2015-63878-C2-1-P.
Open Access. © 2021 Rosario Navarro Gala, published by De Gruyter. This work is licensed
under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-010
234 Rosario Navarro Gala
2 Véanse, verbigracia, Naufragios y comentarios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1542), Francis-
co López de Gómara (h. 1511–1562) con su Historia de las Indias y conquista de México (1552), la
Crónica del Perú (1553) de Pedro Cieza de León, Agustín de Zárate (h. 1514–1560), autor de una
Historia del descubrimiento y conquista de la provincia del Perú (1555) o la figura de Bernal Díaz
del Castillo (h. 1496–1585) y su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.
3 El dominico Bartolomé de las Casas (1474–1566) autor de crónicas como la Brevísima relación
de la destrucción de las Indias (1552), base fundamental de la leyenda negra, La Historia de la
Indias y Apologética Historia, La Historia de los Indios de la Nueva España de fray Toribio de
Benavente, Fray Diego de Landa (1524–1579) y su Relación de las cosas de Yucatán, fray Bernardi-
no de Sahagún (h. 1500–1590) y su extraordinaria Historia General de las cosas de Nueva España,
José de Acosta 1540–1600 Historia Natural y Moral de las Indias (1590), etc.
Las crónicas de Indias escritas por indígenas como fuente para el estudio 235
voces indígenas; en palabras de Parodi y Carrera de la Red (2015), desde los pri-
meros momentos del contacto se produce la indianización de los españoles, con la
creación de signos biculturales adaptaciones culturales, etc., y junto a la indiani-
zación de los españoles se produjo la hispanización de los indígenas, en la que se
originó una situación similar a la descrita arriba en las lenguas indígenas.
Cuando ya se había producido un cierto mestizaje biológico y cultural apa-
recen las primeras obras escritas por autores indios y mestizos. Ellos escribieron
acerca de su mundo, siguiendo la línea de las crónicas iniciada por los descu-
bridores y conquistadores españoles, demostrando frecuentemente un grado de
cultura semejante al de estos. Criollos, mestizos e indios ofrecen informaciones
sobre las civilizaciones aborígenes con frecuencia de primerísima mano, ya que,
en principio, estaban en mejores condiciones de explicarlas que los demás y ofre-
cían una visión de la historia desde un ángulo diferente al de el conquistador.⁴
4 Así, contamos, por ejemplo, con las obras de Baltasar de Obregón y su Historia de los descu-
brimientos de Nueva España (1584), Nueva Corónica y Buen gobierno (h. 1615) de Felipe de Ayala
Huamán Poma, Relación de antigüedades deste Reyno del Pirú (h. 1613–1630) de Joan de Santa
Cruz Pachacuti Yamqui, los Comentarios Reales (1609) del Inca Garcilaso de la Vega, el Tratado
y relación de los errores, falsos dioses y otras supersticiones y ritos (h. 1613) del Padre Francisco
de Ávila, también criollo, etc.
5 Véanse (Bravo 1997: 15) y (Brendecke 2016).
236 Rosario Navarro Gala
8 El estudio de esta variedad del español cuenta desde hace años con investigadores de la talla
de Rivarola (1990, 2000, 2010, etc.), Cerrón-Palomino (1992, 2003, etc.), Granda (1994, 2001, etc.)
o Palacios (1996, 1998, etc.), y no deja de ofrecer datos significativos sobre la configuración de
dicha variedad.
9 Gracias al profesor Rivarola (1990 y 2000) contamos desde 1990 con tres textos originales y
autógrafos, escritos por indígenas en la última decena del siglo xvi que, si bien son de muy
escasa extensión, no por ello carecen de interés. En concreto, se trata de tres notificaciones de
edictos sobre el inicio del juicio de residencia a corregidores de indios: una firmada por don
Francisco Juan Alonso Napanpoma, escribano nombrado, otra firmada por Francisco Lorenzo
Guaripata, también escribano nombrado, y ambas datadas en 1590; la tercera está firmada por
Francisco Alonso Mallco, escribano de Cabildo, un año después, en 1591. A dicho corpus he teni-
do la oportunidad de añadir 81 nuevos documentos que constituyen una pequeña muestra de lo
hubo de ser el libro de protocolo del notario Pedro Quispe, escribano de cabildo por Su Majestad,
al menos desde 1581, como consta en uno de sus documentos; dichos textos son originales y
autógrafos y fueron escritos durante los años 1586, 1589 y 1590, en su mayor parte, por Pedro
Quispe; en ellos se recoge la vida jurídica privada de los indoamericanos que habitaban el barrio
o parroquia de Nuestra Señora de la Purificación del Cuzco. Junto a los documentos salidos de
la pluma del escribano de cabildo se hallan otros, validados por el propio escribano, y también
de factura indígena, escritos y firmados por: García Sivi Paucar, Antonio Nina Paita o Salvador
Pasqual. Las labores escribaniles de dicho cabildo fueron, asimismo, ocasionalmente realizadas
238 Rosario Navarro Gala
Nuestro análisis se centrará en dos obras escritas por indígenas: la Nueva Coró-
nica y Buen Gobierno de Felipe Huamán Poma de Ayala y la Relación de antigüe-
dades deste Reyno del Pirú de Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui.
La primera, según parece, se terminó de copiar (pues se trata de una copia del
propio autor) en torno a 1615. En ese momento, su autor dice tener 80 años, pero
de ninguna manera coincide dicha edad con lo señalado por él mismo sobre su
origen. Posiblemente, siguiendo la argumentación de Porras Barrenechea (1948),
Huamán Poma naciera en torno a 1556 y tuviera alrededor de 60 años cuando
terminó su crónica. Aunque son abundantísimas las incongruencias presentes
en esta singular obra, que cuenta con casi 1200 planas, hay algo que no permite
ya discusión, y es que su autor pertenece a una primera o, tal vez, segunda gene-
ración de indígenas hispanizados en los primeros decenios de la conquista. Su
cultura libresca, según él mismo indica, se debió a su medio hermano, sacerdote
mestizo, hijo de un conquistador español.
Para la relación de Pachacuti Yanqui se suele dar como fecha de redacción
1613, aunque dicha datación es arbitraria, pues se le ha atribuido por ser una
de las últimas fechas que consta en los papeles de Francisco de Ávila.¹⁰ No obs-
tante, nada tiene que ver el manuscrito fechado en 1613, que es el resumen de
los Comentarios Reales del Inca Garcilaso, con la Relación de Pachacuti, que,
simplemente, se encuentra próxima a dicho resumen. El manuscrito de Pacha-
cuti Yamqui se encuentra al final de la colección y está formado por dos libritos
cosidos y autónomos del resto del legajo. Por tanto, creo más oportuno atenernos
a la información que el propio autor ofrece en su texto, para proponer una fecha
de redacción. El autor nos habla de sus padres, abuelos y bisabuelos, y todos
son, según Joan de Santa Cruz, cristianos. Pachacuti dice ser: “bisnieto de don
Gaspar Apo Quivicanqui y del general don Juan Apo Ynga [. . .] y tataranieto de
don Gonzalo Pizarro Tintaya [. . .] todos ellos caçiques principales que fueron en
la prouinçia [Urcosuyo, Puno] y cristianos profesos en las cosas de nuestra Santa
Fe Católica”, f. 1r (Navarro Gala 2007: 115). Asimismo, señala que “Los viejos
modernos del tiempo de mi padre, don diego Phelipe, suelen decir que caçi cacçi
era mandamiento de dios”, fol. 4r. (Navarro Gala 2007: 120). Por tanto, se trata de
un indígena hispanizado de, al menos, cuarta generación, de indígenas también
por algunos españoles que, pese a la prohibición existente de habitar en sus barrios, parece que
convivían con ellos y colaboraban en sus instituciones (Navarro Gala 2015).
10 En dichos papeles, la relación inconclusa del propio Ávila está fechada en 1608 y en 1663,
una carta escrita ya muy posiblemente en España y tras la muerte de Ávila.
Las crónicas de Indias escritas por indígenas como fuente para el estudio 239
hispanizados, a lo que parece. Cabe suponer que Joan de Santa Cruz fue hablante
de quechua, aunque su lengua principal y de cultura hubo de ser el castellano,
un castellano con el que debió de entrar en contacto ya de niño, pues cuesta creer
que, al menos sus padres y abuelos, todos cristianos y principales, no hablaran,
siquiera rudimentariamente, la lengua de Castilla.¹¹ Claro es, como veremos, un
castellano, influido por el quechua o el aimara, que habría aprendido, en primera
instancia, de sus mayores, al igual que las fábulas y consejas que dice se propone
contar en su narración. De modo que, pese a la aparente cercanía temporal de
ambos textos cronísticos, entre sus autores habría notables diferencias en cuanto
a su origen regional, al asentamiento de su variedad de contacto y al tipo de bilin-
güismo que podrían practicar.
Lienhard (1992: 144) ya señaló que la Nueua corónica y buen gobierno es una obra
híbrida que refleja influencias del tratado político, el manual de peticiones al rey,
el manual para confesores, el catecismo, así como libros de devociones. Adorno
(1987) advirtió, asimismo, el carácter heterogéneo de esta crónica, así como el
intento de su autor por emplear “diversas técnicas para ubicar su obra dentro
del género literario de historia”. La lectura y análisis de dicha monumental obra,
nos muestra que, efectivamente, son muchas las influencias que intentó seguir
Huamán Poma cuando elaboró su famosa crónica, pero estas en absoluto están
integradas en un todo armónico, sino que las tradiciones discursivas que emplea
se encuentran dispuestas a modo de pastiche.
Huamán Poma fue bilingüe, aunque no podemos asegurar qué tipo de bilin-
güismo practicaba. Posiblemente, en lo fundamental, aprendió el castellano
por exposición, aunque, según dice, también recibió enseñanzas de su medio
hermano mestizo. Sin embargo, dicha formación parece más bien superficial. Su
crónica nos permite acercarnos al castellano que aprendió a finales del siglo xvi,
cuando su hermano ya había sido nombrado sacerdote, así como a los fenómenos
de contacto que pudieron manifestarse en su escrito, pues como hemos dicho
no se trata de un profesional de la escritura ni de un hombre con estudios, ni
siquiera de bachiller. Pese a ello, Huamán Poma, gran recolector de formas lin-
11 Precisamente su apellido cristianizado coincide con el del conquistador y más tarde enco-
mendero Hernando de Santa Cruz, que tenía unas chácaras junto a la parroquia de Santiago, en
el camino de Collasuyu, donde se ubicaban los antiguos aillus vinculados a la región de origen
de Pachacuti Yamqui (Navarro Gala 2015).
240 Rosario Navarro Gala
don Francisco Pizarro y don Diego/5 de Almagro, dos capitanes generales en el descu-
brimien-/6 to deste rreyno del Pirú, y Hernando de Luque, maýstre/7 escuela, saltaron
en esta tierra [. . .] Y con la cudicia de oro y plata/10 que ya en su corasó trayýa, “matarte
he o matarme has”, y unos y o-/11 tros se mordía y los dichos soldados andauan espan-
tados (376).
Otra cosa es que, efectivamente, persistan en sus usos, formas verbales medie-
vales que siguieron vivas durante los Siglos de Oro, también en la Península,
aunque en retroceso. Por ejemplos las formas vido ‘vio’ y vía ‘veía’ son las únicas
empleadas en toda la crónica, otro destino es el del indefinido truxo ‘trajo’, cuya
forma solo se emplea en dos ocasiones frente a los veinte registros de la triun-
fante trajo. Por tanto, en el uso de esta forma verbal se muestra innovador, y
conservador respecto de las otras formas verbales. Véase cómo coexisten en una
misma plana y a poca distancia ambas formas:
12 Agradezco a Micaela Carrera de la Red los comentarios que me realizó sobre esta cuestión.
Las crónicas de Indias escritas por indígenas como fuente para el estudio 241
Si bien los casos expuestos anteriormente son muestra de la variedad del caste-
llano de su época y/o de rutinas lingüísticas escritas y/o populares, otros rasgos
muestran la convivencia junto a la variación propia del castellano, del influjo que
ejerció en estos autores indoamericanos su lengua materna.
las cartas de poder e incluso las cartas de testamento, empleado a modo exordio o prothema, al
que sigue una narración épica, ordenada cronológicamente, que incluye diálogos y digresiones
moralizantes del autor. Es bajo esta estructura como Pachacuti Yamqui emprende la narración
de la historia de los incas, tras la presentación de su linaje y profesión de fe, a la que dará fin
con un breve y contundente epílogo, que cumple con la preceptiva retórica de la moción de los
afectos (Navarro Gala 2007 y 2010).
17 Todos los ejemplos han sido recogidos de mis propias transcripciones (Navarro Gala 2000 y
2007).
Las crónicas de Indias escritas por indígenas como fuente para el estudio 243
18 Para evitar prejuicios sobre la influencia del contacto en la fonética, voy a ejemplificar con
algunos casos de contacto atribuidos al castellano peninsular. A veces, determinadas grafías,
como señala Frago (2002), pueden hacernos pensar en meros errores gráficos. Así, señala que
cacografía de Áfrida por África, que en principio, puede parecer un mero descuido del copista,
pese a la aparente distancia entre/k/y/d/, si el fenómeno aparece en documento escrito en Tole-
do, habrá que considerar otras posibles explicaciones, Federico Corrientes señala la tendencia
a la velarización de la dental en los mozárabes de Toledo. Naturalmente, lo mismo cabe decir
de los documentos escritos en Hispanoamérica, en concreto si se trata de textos en los que sus
autores o escribientes tienen como lengua materna alguna de las lenguas indígenas de la zona.
19 Hay que tener en cuenta la muy considerable fluctuación vocálica que era habitual en el
español de la época en la que se escribieron estos documentos.
20 Escuro (94), escoricir (235), etc., son registros que también encontramos en esta crónica. Las
formas con e fueron las habituales en la Edad Media y llegaron hasta el Siglo de Oro. Es la única
forma que emplea el Quijote (DCECH, s.v. oscuro).
244 Rosario Navarro Gala
21 Otro ejemplo, en el que el contacto entre lenguas provoca grafías que pueden ser malinter-
pretadas: Las formas esquilla ‘esquila’, cibilles ‘civiles’, pilla ‘pila’, etc. de documentación muni-
cipal vizcaína de los siglos xv y xvi, estos casos no deberían verse como simples variantes grá-
ficas correspondientes con -l, sino muestra de palatalización inducida por el euskera (Carmen
Isassi 1995).
22 Ya Covarrubias se refiere a la confusión entre/f/y/θ/en los vocablos henojil, cenogil. Menén-
dez Pidal (1982: 199) se ocupó de este tipo de confusiones. Sabido es, asimismo, que la lengua
quechua no posee dicho fonema/f/.
Las crónicas de Indias escritas por indígenas como fuente para el estudio 245
Y el dicho Manco Capac, como su hermano tardó tanto, envió a su hermana para que lo
llamase, y lo mismo ý [allí] se quedó el uno y el otro (7r) Y passa a Potina de Ariquipa, y otro
viene para más abaxo de Guamanca, que está ý [allí] tres o cuatro serros muy altos cubierto
de nieves (fol. 21v) Y en este tiempo nació Guayana Capac Ynga en Tomebamba, pueblo de
los cañares, y su padre (. . ..) y su madre Coya Mama Anaguarque, ý [allí] edifica la casa y
bohiyo muy grande (24v) (Navarro Gala 2007).
La aparición de este adverbio pronominal que evoca en este caso siempre un lugar,
ha de relacionarse con la existencia en quechua de un sufijo -y de sentido ubica-
dor frecuente en la toponimia de los Andes centro-sureños, que es parafraseable,
según Cerrón-Palomino (2002), por “lugar donde existe o se da algo”, y que pudo
dar, asimismo, como resultado una forma hey para el verbo haber en las perífrasis
de pasado y de futuro, que coincidiría o sería traída por algunos españoles y que,
según mis datos, tuvo cierta vitalidad durante los siglos xvii- xviii en áreas de
influencia andina entre criollos e indígenas y que hoy parece que permanece en
algunas áreas de contacto, aunque no ha sido descrito ni recogido el fenómeno
hasta hoy (Navarro Gala 2020). Véanse algunos registros documentados:
(1) Por maldonado ey savydo de como avia llegado a casa de francisco mixias a
moler sus harinas de que me ey olgado nel alma la carreta no a venido de la
bacario. (Audiencia de Charcas. Córdoba de Tucumán 1612, cordiam).
(2) “Ey entregado todo al cura de San Martín [. . .] No ey dado nada porque todo
lo quemó”. “Obedeciendo el mandato de usted ey procurado adquirir las cir-
cunstancias que ocurrieron” (copia de carta de 1770, Cordiam).
un participio elidido, hasta el polo claramente negativo que son aquellas cons-
trucciones en las que la preposición por ante sujeto sintáctico agente aparece con
verbos transitivos y con el causativo hacer:
(1) Construcciones normativas de participio absoluto: Y, sabido esto por ataguallpa,
despacha al capitán. Y, sabido por auqui ataoguallpa, entra en acuerdo con todos
los caçiques 37v. Y, [sabido] por el ataguallpa ynga, sale con su campo contra el
capitán 34r. Y, [sabido] por el Ynga, manda poner gran cantidad de Ropas 35v. Y,
así [visto] por el capitán orejón, espera con sus seis mil hombres nuevos, 38v, etc.
(2) Construcciones no normativas con gerundio: Y, por el dicho ynga, viendo assí
a todos alssados, los deçimula por algún tiempo 17r. Y, por el dicho pacachuti
ynga yupangui, viendo a su madrasta, madre de auquirupaca su ermano, al
fin abía reýdo, teniendo por loca, 22v, etc.
(3) Construcciones no normativas con verbo transitivo y con el causativo hacer: Y
así por el dicho fueron oýdos sus razonamientos [. . .] y por el dicho apo tampo
los oyieron con atención recibiéndole el dicho palo de su mano 4r. Y por el
dicho manco capac, como su hermano tardó tanto, envió a su hermano para
7r. Y por el mancebo pide el libro del criado 23v. Y por el inga promete grandes
cosas a los curas 33r. Por el ynga los consiente a sus voluntades y así ymbía
por ello [el inca acepta lo que le piden y envía]. Y por el marqués sabe todas
estas cosas por quejas 43r. [el marqués sabe todas estas cosas por quejas]. Y
por el ynga manda hazer más edifiçios y hacen lleuar mucha Riqueza, 34r, etc.
(4) [se] Me diga [.] vna mysa Resada por el/1 cura de la dicha parroquia (fol. 678r)
El beneficio beliano [. . .] cuyo efecto [se] le advirtió por mj (fol. 651v)
El tipo textual es muy diferente, pues se trata de una carta de testamento que está
reproduciendo fórmulas fijadas por la tradición, pero no deja de ser significativo
que el autor, que por otro lado presenta una muy buena competencia lingüística,
muestre problemas, en ocasiones, para emplear adecuadamente la pasiva refleja.
El resultado es, igualmente, construcciones activas cuyo sujeto sintáctico lleva la
preposición ‘por’.
4 En conclusión
Como hemos podido ver, a lo largo de esta exposición, la relación escrita por Pacha-
cuti Yamqui, pese a ser muy inferior en número de páginas (43 folios recto y vuelto,
84 planas), ofrece más diversidad de casos (y solo se han señalado algunos de ellos)
de variación vinculados al contacto de lenguas en su nivel morfosintáctico que la
crónica de su coterráneo. Esto se debe, en mi opinión, a que la relación de Pacha-
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Las crónicas de Indias escritas por indígenas como fuente para el estudio 251
1 Alfonso Caso (1992 [1928]) fue el investigador que dio a conocer el CH en los años veinte, diez
años más tarde trabajó con él Jacques Soustelle (1996 [1937]). Posteriormente lo editó y tradujo
Manuel Alvarado (1976), quien no pudo concluir el trabajo. Lawrence Ecker (2001) hizo la paleo-
grafía del códice y lo tradujo en su totalidad. Wright (2000, 2002) también ha realizado estudios
de este códice y cuenta con su propia edición electrónica (Wright 2011a). Hoy en día existe una
edición en disco compacto editada por Yolanda Lastra (2006), pero por ser un artículo de di-
fusión, centrado en la imagen, no incluye la totalidad de fojas del documento. Actualmente se
encuentra bajo resguardo de la Biblioteca Nacional de Antropología del INAH
2 El LG permaneció en el Archivo Municipal de Cuauhtinchan donde Lorenzo Boturini lo con-
sultó en 1746 para registrarlo en su Catálogo Histórico de Museo Indiano, junto con la Histo-
ria Tolteca-Chichimeca; permaneció en ese lugar hasta que Enrique Orozco lo encontró en 1891
(Medina 1995: 17), este autor publicó fragmento de la parte en español en la Revista científica
de la Sociedad Científica Antonio Alzate en 1892. Posteriormente las autoridades de Hacienda lo
Alonso Guerrero Galván, Dirección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e Histo-
ria, [email protected]
Open Access. © 2021 Alonso Guerrero Galván, published by De Gruyter. This work is licensed
under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-011
254 Alonso Guerrero Galvánz
trasladaron a Tecalli y de ahí a puebla, donde fue trasuntado y desapareció. Robert Barlow publi-
có su primera página en 1946 dándole el nombre de Códice del derrumbe del Templo Mayor. Para
este entonces el documento ya pertenecía a la colección particular del Licenciado Andrés Serra
Rojas, quien lo facilitó a Miguel Barrios en 1957 para hacer una transcripción y traducción, la
cual consultó varias veces Wigberto Jiménez Moreno. Posteriormente Constantino Medina con-
sultó el documento en la Biblioteca de Serra Rojas en 1984 y logró una reproducción fotográfica
a cargo de Pedro Rojas. Para 1985 la Biblioteca de Serra Rojas fue donada al Instituto de Investi-
gaciones Jurídicas de la UNAM, donde se conserva hasta la actualidad.
Préstamos del español en el otomí y el náhuatl en dos documentos del siglo XVII 255
3 Consulté las ediciones facsimilares publicadas por Alvarado (1976) y por Reyes Retana (1992),
así como en las transcripciones de Ecker (2001), Wright (2000, 2002, 2011a) y las anotaciones y
traducciones de Lastra (2006).
4 Consulté la paleografía y traducción hecha por Constantino Medina Lima (1995) y publicada
por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
5 En esta caja se guardaban los bienes de la comunidad y funcionaba como una tesorería, donde
se administraban los ingresos por rentas o trabajo asalariado de los miembros de la comunidad,
dependiendo de su organización interna. “El pueblo indio era autónomo para establecer su sis-
tema de cargos, el trabajo colectivo y sus finanzas a través de las cajas de comunidad” (Ortiz
1993:156).
Préstamos del español en el otomí y el náhuatl en dos documentos del siglo XVII 257
6 Para este trabajo el LG se dividió en las siguientes secciones I) introducción (ca. 1620), II) Ana-
les de 1519–1622, III) Anales de 1623–l625, IV). Anales de 1626–1636. Cada sección parece haber
sido escrita por un autor diferente. La sección III está escrita completamente en español.
7 Las secciones del CH son: I) Anales conventuales de 1538–1632, II) Topónimos, III) Calendarios
y IV) Anales 1403–1528. Alfonso Caso: distinguió dos letras y tintas diferentes, aunque casi la
totalidad se debe a una sola mano. En la vuelta de la pasta de pergamino donde se lee “lo firmé,
fray Felipe de Santiago”. Alfonso Caso afirmó que era otomí, y que escribía en presencia de an-
tiguas pinturas y de los libros de registro de su convento. La sección II no tiene ninguna palabra
de origen español.
258 Alonso Guerrero Galvánz
Gran parte de las palabras de origen español que se encuentran en los documen-
tos se encuentran en frases hechas, muchas de ellas compuestas de dos nomi-
nales unidos por una preposición “de” (3), en el LG estas frases representan el
41,03 % de los ejemplos donde se registran palabras españolas, en el CH repre-
sentan el 39,06 %. En el LG el 26,43 % son frases antroponímicas y el 45,97 % son
frases donde se presenta el nombre y el cargo de la persona (3.1.b), el 11,49 % son
relativas a fechas y el 16,11 % a otras construcciones como “cedola del Castilla”.
Préstamos del español en el otomí y el náhuatl en dos documentos del siglo XVII 259
El tercer tipo de préstamos son los iii) abstractos, que están relacionados con
conceptos religiosos, culturales (4), legales, económicos (5), calendáricos (6),
medidas y números (7), Lockhart los registra con un 26,8 %. En el LG este tipo de
préstamos es el segundo más productivo, con un 30,66 % de apariciones, pero en
el CH es el primer tipo de préstamos con un 57,81 %.
8 Algunos autores como Muysken (2000) y Ribeiro (2009) consideran que este tipo de frases po-
drían estar más cercanas a una mezcla de tipo inserción, en la que material de una lengua (ítems
léxicos o constituyentes enteros) se inserta en una estructura de otra lengua.
260 Alonso Guerrero Galvánz
9 Cabe mencionar que, como asegura Azucena Palacios (2006: 200) “los fenómenos de contacto su-
ponen procesos generales de cambio que tienen lugar de la misma manera y en los que actúan me-
canismos similares que dan lugar a efectos o consecuencias lingüísticas similares”. En ese sentido,
me sumo a “una perspectiva teórica que concibe las gramáticas de las lenguas (y de las variedades
de las lenguas) como sistemas dinámicos donde los hablantes categorizan modos de representar la
realidad, [por lo que] podemos afirmar que, en las zonas de contacto lingüístico, la coexistencia de
lenguas puede conllevar distintos modos o sistemas de categorización que podrían manifestarse en
variaciones lingüísticas significativas en las variedades de la lenguas que usan los hablante en esas
zonas bilingües. Si estos es así, entenderíamos que en estas variaciones subyacen procesos cogni-
tivos distintos, que conllevan cambios de significado, adaptaciones, mezclas, reorganizaciones de
sistemas o subsistemas lingüísticos [. . .] estos cambios están ligados, en muchos casos, a una cate-
gorización social que lo sitúa en una esfera poco prestigiosa e incluso marginal” (Palacios 2011: 19).
262 Alonso Guerrero Galvánz
Si bien muchos de estos ejemplos son nombres propios, que sulen tener una diná-
mica de adaptación propia, vale la pena mencionar que fenómenos como la aper-
tura de <i> a <e> se atestiguan en textos de la época en ejemplos como “deciembre”.
Las adaptaciones segmentales en el español producidas por el contacto con el otomí
y el náhuatl siguen particularidades gramaticales específicas relacionadas con
diferencias fonológicas y fonotácticas, así como con construcciones morfológicas y
sintácticas de las lenguas receptoras.¹⁰ A continuación se presentan algunos ejem-
plos de los diferentes niveles de adaptación en los textos otomí (CH) y náhuatl (LG).
En el otomí la palabra mínima es una sílaba que constituye una raíz [CV]√, las
raíces pueden ser monosilábicas o bisilábicas [‘CV.(CV)]√, en este caso el acento
siempre cae en la primera sílaba, por lo que forma un pie trocaico; algunas raíces
tomaron una silaba formativa para cumplir con este patrón bisilábico, esta for-
mación integra lo que se conoce como un radical (R), es decir, una raíz más un
sufijo formativo [[‘CV]√CV]R. Estas condiciones de buena formación de la palabra
en otomí pueden contribuir a la elisión grupos vocálicos a final de palabra en
préstamos españoles como en (13). Además hay que tomar cuenta que la sílaba en
otomí siempre es abierta CV, con excepción de las palabras compuestas y algunos
clíticos, lo que en suma propiciaría la elisión de consonantes en coda (14), la afé-
resis y la reinterpretación.
Si bien la fonología española del siglo xvi es bastante compleja (ver Tabla 1), no
comprende algunos contrastes importantes para la fonología del otomí (Tabla 2)
y del náhuatl (Tabla 3), por lo que los préstamos presentan adaptaciones fonoló-
gicas, manifiestas en la reducción de grupos de consonantes y vocales, así como
el cambio en ciertos segmentos.
a) Cambios vocálicos
Muchos de los ejemplos de variaciones de timbres vocálicos que podemos encon-
trar se registran en el español de la época e incluso en el actual, aquí discuti-
remos solo los que pudieran interpretarse como efecto del vocalismo indígena.
En el otomí las secuencias vocálicas son muy restringidas, suelen aparecen en
palabras compuestas y generalmente forman diptongos crecientes o que empie-
zan con una/i/o/u/con valor de semiconsonante, lo que permite un solo núcleo
silábico. Un posible efecto de lo anterior en el español-otomí sería la reducción de
<eo> → <o> (15), lo cual no se registra en el LG.
español toledano articulación BL LA-D LI-D LI-D LI-A LI-A (post-alv.) LI-V gutural
consonantes mudas apretadas /p/ /v/ /t/ /s/ / / /tʃ/ /ʃ/ /k/
<p> <u, v> <t> <c, ç> <s, ss> <ch> <x> <c, q, qu>
11 La oclusiva sonora/b/representada por <b> en el español toledano se distinguía de su par fricativo/v/<u, v>, mientras que
en las variantes del castellano viejo y la americana nivelada se tiende a la confusión entre sus correspondientes representa-
ciones ortográficas, sobre todo en posición intervocálica, haciendo convergir ambos fonemas; dicho fenómeno es conocido
como betacismo (ver Parodi 1995:63–68).
Tabla 2: Cuadro fonológico del otomí s. XVI (Guerrero Galván 2013: 267).
otomí de articulación BL LI-D LI-D ALV. (post- (labio- LI-V LI-V (gutural)
Cárceres (fuerte) alv.) vel.) (fuerte)
consonantes apretadas /p/ /tʔ/<tt> /t/ /tsʔ/ /ʃ/ /kw/ /kʔ/ /k/ /ʔ/
mudas <p> <t> <ttz> <x> <qu> <k> <c,q> <¿, :>
medias /b/ /ʔd/<d> /d/ /ts/ /g/
<b> <d> <tz> <g>
flojas /ph/ /th/ /ts h/ /kh/ /h/
<ph> <th> <tzh> <ch> <h>
semi- apretadas /hm/ /hn/
consonantes (vehemente) <hm> <hn>
medias /m/ /n/<n> /nj/
<m> <ny>
flojas (blanda) /w/ /j/
<u,v> <y>
claras u <u> ũ <u> i <i> ĩ <i> i <û>
o <o> e <e> ẽ <e> ə <é>
pectoral a <a> ã <a>
ovejuna, hueca ɔ <à> ɛ <è>
Préstamos del español en el otomí y el náhuatl en dos documentos del siglo XVII
265
Tabla 3: Cuadro fonológico del náhuatl s. XVI (Smith Stark 1995–1996: 410).
266
Náhuatl de articulación BL LI-D LI- ALV. LI-A (post- (labio- LI-V LI-V (gutural)
Rincón (fuerte) D alv.) vel.) (fuerte)
consonantes apretadas /p/ <p> (/t / /t/ /ts/ /t / /kw/ (/k / /k/ / /
mudas <tt>) <t> <tz> <ch> <cu,qu> <cq>) <c,q> <hV,‘>
medias / / <tl> /l/ (/l:/
<l> <ll>)
flojas /s/ // /h/
<c> <x> <h>
semi- apretadas
consonantes
medias /m/ <m> /n/
Alonso Guerrero Galvánz
<n>
flojas /w/ /j/
<hu,u,v,o> <y>
claras i <i> i: <i>
o <o> o: <o> e <e> e: <e>
a a:
<a> <a>
Préstamos del español en el otomí y el náhuatl en dos documentos del siglo XVII 267
c) Adaptaciones segmentales
En la documentación del otomí es posible encontrar el registro de la evolución
fonológica de la lengua, pues el grupo de oclusivas sonoras se encontraban en
variación con las sordas durante las etapas II y III, consolidándose hasta la etapa
IV (ver tabla 4), son producto de un contraste fortis-lenis que en las variantes
orientales más conservadoras aún se mantiene, esta diferencia consiste en que el
fonema fortis se produce como pre-aspirado y el lenis alterna como sorda o como
sonora; en variantes innovadoras como las occidentales hoy en día tenemos un
contraste entre oclusivas sordas y fricativas.
d) Reinterpretaciones
Los textos en otomí y náhuatl muestran una serie de adaptaciones en los prés-
tamos españoles que pueden estar relacionadas con aspectos fonológicos y
fonotácticos, pero que no necesariamente se manifiestan en la importación de
material o en hacer modificaciones que acerquen al préstamo a la estructura de
la lengua receptora. Tal es el caso del cambio de <c> → <t> en el otomí del CH (22),
que sucede en un contexto general de sonorización de la oclusivas (tabla 4), pero
que no necesariamente podría estar condicionado por este.
12 Estas formas de C más <h>, son muy comunes en el español de la época, son consideradas
cultas y también aparecen en el LG en otros antropónimos como Thomas, Christobal y Balthasar.
Préstamos del español en el otomí y el náhuatl en dos documentos del siglo XVII 269
como la forma <tä>, apócope de la forma dätä ‘grande’, más un prefijo nasal n-,
que parece tener una función de nominalizador que se une a la forma adaptada
de mayordomo, la cual sufriría una aféresis quedando en yordomo.
Este ejemplo (24) podría interpretarse como un préstamo español con morfolo-
gía otomí, lo que implicaría que está siguiendo el orden de constituyentes de la
lengua otomí en donde el modificador aparece primero que el núcleo como en
antämatzittzi ‘el gran lugar de la cosecha’ o en antäthühü ‘la gran hambruna’.
En cambio en el náhuatl encontramos más frecuentemente morfología uti-
lizada para flexionar los préstamos, principalmente para marcar el número
plural, como se ve en (25), donde además del sufijo plural -s del español, se
añade el sufijo -me del náhuatl, el cual generalmente se utiliza después de vocal.
Las marcas de posesivo también suelen aparecer, como en (26), donde se ante-
pone el morfema to-, que indica un posesivo de primera persona del plural, y en
(27) donde aparece un prefijo i-, que el posesivo de la tercera del singular.
Otros morfemas que encontramos en los textos en náhuatl es el sufijo -yo, que
indica que la palabra es un sustantivo abstracto, como es el caso de (28), en
donde además es acompañado con un sufijo absolutivo como elemento final.
como -pan, -tlan, -can, -yan o -man. Para hacer el gentilicio la forma pierde la
última sílaba y se utiliza el morfema -teca (30), el cual generalmente acompaña
al locativo -tlan; pero para hacer la forma compuesta de “hombre de Castilla” esta
terminación nasal puede mantenerse o perderse (31).
(33) de (OT)
(a) don hernando de tapia (CH-I)
(b) Fray matheo de aguilar g[ua]r[di]am (CH-I)
(34) de (NA)
(a) metztli de henero (LG-II)
(b) frai Pedro de Carrascal (LG-IV)
(35) a (NA)
(a) A primero de henero oquiz gobernador (LG-IV)
(b) juebes 3 oras teotlac a 21 de henero (LG-IV)
Préstamos del español en el otomí y el náhuatl en dos documentos del siglo XVII 271
6 Reflexiones finales
El bilingüismo en la época prehispánica pudo haber sido social en zonas interét-
nicas, pero sin duda el contacto lingüístico se incrementó durante la época colo-
nial, la mayoría de los préstamos del náhuatl a otras lenguas indígenas parecen
haberse establecido durante esta época. Incluso esta lengua sirvió de vehículo
para introducir préstamos españoles con altos valores referenciales. Según
Suarez (1995) durante la época prehispánica los préstamos léxicos entre lenguas
indígenas giraban en torno a bienes suntuarios, por lo que serían las clases altas
las que los introdujeran, mientras que en las otras clases predominaba el uso de
calcos lingüísticos, que son uno de los rasgos que definen el área mesoamericana
(Campbell, Kaufman y Smith Stark 1986; Wright 2011).
Durante el siglo xvi los frailes españoles se enfocaron en la aculturación de
los hijos de los nobles, pero en el siglo xvii ya existían nuevos grupos sociales,
generalmente bilingües, que también fueron educados por el clero y muchas veces
alfabetizados en su propia lengua,¹³ por lo que ocuparon distintos cargos civiles y
desplazaron a los descendientes de nobles indígenas. En este sentido, las institu-
ciones religiosas occidentales permitieron una nueva forma de movilidad social,
pues se encontraban muy relacionadas con el poder civil de las comunidades, tal
como lo ejemplifica el LG que registra los nombramientos eclesiásticos y civiles
de 1519 a 1636 en Cuauhtinchan y sus tributarios. Por su parte el CH nos muestra
cómo algunas personas relacionadas con el convento franciscano de Huichapan
se empeñaron en registrar la historia local y de otras partes del mundo, lo que
resultó en un ejercicio comparativo entre escrituras y cosmovisiones.
La escritura, a diferencia de la oralidad, implica un uso aún más restringido,
sustentado por tradiciones escriturales que autogenera, que sigue y produce un
modelo cultural e históricamente determinado, que recibe censuras y sigue fór-
mulas establecidas para lograr la eficacia de ciertos registros. Con el análisis de
solo dos documentos no es posible establecer si hay un verdadero aumento en la
adaptación de los préstamos, pues las variaciones en los textos parecen reflejar
diferentes grados de bilingüismo.
13 Las Artes, Vocabularios y Doctrinas fueron producidas como un conjunto necesario para la
evangelización, un sistema de documentación lingüística en su nivel gramatical, léxico y dis-
cursivo, también servían como material para la adquisición de una L2. Distintos especialistas
reconocen la existencia de esta triada catequística o trilogía de evangelización para muy diversas
lenguas indígenas, algunos de estos textos fueron elicitados, o incluso hechos o copiados por es-
cribanos indígenas educados en los conventos y colegios de los religiosos (ver Hernández 1996;
Smith Stark 2010; Villavicencio 1999, Villavicencio 2001).
272 Alonso Guerrero Galvánz
Los textos no reflejan los cambios prosódicos, tonales y acentuales que segura-
mente experimentaron las palabras prestadas del español, pues suele anteceder a
la adaptación silábica y segmental. Al mismo tiempo pueden achacarse a la fono-
táctica de la lengua, sobre todo a la tendencia de sílabas abiertas CV del otomí,
muchos de los procesos que vimos como la epéntesis, la elisión y la resilabificación.
Para terminar es necesario mencionar que, como ya lo indican Hekking y
Bakker (2010), los préstamos pueden ser un buen indicador de la magnitud del
impacto en el léxico de las lenguas indígenas. No solo por la cantidad de ellos
que puede aparecer a lo largo del tiempo en una situación continua de contacto
intenso, sino también por la categoría a la que pertenecen.
Durante el siglo xx la necesidad de comparar los préstamos léxicos en dife-
rentes lenguas del mundo de una manera sistemática llevó a los especialistas
(ver Haspelmath 2008; Tadmor y Haspelmath 2008; Haspelmath y Tadmor 2009;
Hekking y Bakker 2007; Gutiérrez y Uth 2018) a proponer una lista básica de voca-
bulario, distribuida en 24 campos semánticos,¹⁴ conocida como LBTPL.¹⁵ Su aná-
lisis permitió llegar al menos a cuatro generalizaciones: a) existe una jerarquía de
préstamo que va de nombres > adjetivos > verbos > adverbios; b) los significados
léxicos son más prestados que los gramaticales; c) los demostrativos, pronom-
bres personales, interrogativos, partes del cuerpo y verbos polisémicos básicos
son los menos prestados, y d) todo puede ser prestado independientemente de la
importancia estructural que tenga en el sistema (pronombres > numerales).
Estudios como el que aquí presentamos nos muestra cómo esta jerarquía
también puede aplicarse en términos diacrónicos, pues tanto el LG, como el CH,
solo presentan préstamos de nombre y adjetivos. En el caso del náhuatl, ya Loc-
khart (1999) adelantaba que el verbo y los morfemas comienzan a aparecer en
préstamos en la etapa III. Hekking y Bakker (2010) estudiaron los equivalentes
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Micaela Carrera de la Red
La dinámica del contacto lingüístico en
la Amazonía ecuato-colombiana durante
el siglo xviii en textos de un misionero
hablante de quichua
1 Dos manuscritos de lingüística misionera
en la Amazonía occidental del siglo xviii
En línea con el interés por la realidad de las lenguas indígenas de la Amazonía
occidental, este estudio coloca en primer plano una serie de documentos históri-
cos de reconocido interés para la lingüística misionera (Tovar 1961: 212–214; Tovar
y Larrucea 1984: 230–232; Larrucea de Tovar 2012[1984]: 220). Si bien estos textos
han llegado hasta la actualidad con el carácter de “anónimos”, el erudito español
Jiménez de la Espada (1898–1899, 1904), primer editor de uno de los manuscri-
tos, señaló como autor muy probable al misionero franciscano Fray Fernando de
Jesús Larrea y Dávalos (ca 1700–1773), quien fue ordenado sacerdote en 1725 en el
convento de la Recolección de San Diego de Quito y conocido por diversas obras
de evangelización en el área del Putumayo, Caquetá y Andaquíes, entre ellas la
fundación de los conventos de Propaganda Fide de Quito, Popayán y Cali (Zawa-
dzky 1947; Mantilla 1986, Mantilla 1995, Mantilla 2000a, Mantilla 2000b; Cobo
Fray et al. 2011). Es plausible y, como tal lo aceptamos, suponer que este padre
franciscano quitense escribiera a mediados del siglo xviii al menos dos de los
manuscritos con diversos textos de carácter evangelizador para su difusión por
el área ecuato-colombiana; el primero de ellos elaborado en Quito en el año 1751,
hoy día depositado en los fondos de la Real Academia de la Historia (Madrid)
(Ms-RAH), sirvió de modelo de otros manuscritos copiados en fechas ulteriores
que hoy se encuentran en distintas bibliotecas parisinas (Landaburu 1996), y el
segundo, escrito probablemente en la etapa del padre Larrea en Popayán se halló
en el Colegio Propaganda Fide de esta ciudad, carece de fecha y figura en el Índice
de lenguas indígenas de la Biblioteca Nacional de Colombia (Bogotá) como “Raro
Manuscrito 122” (Ms-BNC). El análisis comparativo entre esos dos manuscritos
permite ver una relación de dependencia entre ellos (Carrera de la Red y Zamora
Open Access. © 2021 Micaela Carrera de la Red, published by De Gruyter. This work is
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https://doi.org/10.1515/9783110701364-012
278 Micaela Carrera de la Red
(2) Tincoareca çizi yojoyenayeni yeo cani sique aquero? acajeca mueni painpa-
coa jucha canixenaeo inasique aquero?
Habéis aconsejado llevado o traído recaudo para que pequen? assí tambien,
viendo que tus parientes andan en culpas, los has visto yanga?
Mención especial merecen otros préstamos del quechua en uso hasta el momento
actual: Joyahiye = Uba camairona, con un sintagma nominal del término patri-
monial más la especificación adjetival tomada del aimara-quechua. Es notable
el hecho de que el misionero emplee la variante camairona, nombre común de
esa uva silvestre, en lugar de la forma caimarona. Quere aro?= Y el locro?, en cuya
equivalencia española se hace referencia al locro (quechua ruqru o luqru), un
vocablo de la lengua popular con el que se nombra una suerte de guiso típico de
varios pueblos andinos (Argentina, Bolivia, Perú o Ecuador). Túhikan – Vestuario
de mujer, ó anaco, vocablo este último definido como rural en Perú y Ecuador
(RAE-ASALE, DA, s.v. anaco).
Por último, es destacable el cruce entre español y siona: Aguardiente ructa
sotoro = el alambique, que significa exactamente ‘Aguardiente – sacar – olla de
barro’.
Si se presta atención al equivalente léxico-semántico en español para los
vocablos de la lengua tucana, el “Vocabulario” está lleno de estas impreci-
siones, tal como se advierte en el dominio semántico de ‘fruta’, cuyas equi-
valencias son del tipo “fruta”, “fruta como quiera”, “una fruta” o “fruta de
este árbol”. En otras ocasiones, la equivalencia se resuelve con vocablos de
distintas lenguas indígenas generales totalmente integrados ya en español:
del caribe-arawak, Joyapenne = guabas bejucas, fruta/Sisipenne = guabas
de mono, fruta/Súipenne = guabas de apují, fruta; caribe-arawak y nahuatl
unidos: Eneyaji = Batata ó camote; nahuatl y quechua juntos: Ocotin = Totumo,
ó mate regular; del nahuatl: Gueague = Masorca de maís, ó la tusa, Pia = El ají,
ó pimienta.
282 Micaela Carrera de la Red
(3) +
Doctrina Christiana
R.- Maireca, Zenseguay Xentaca may alma ectaquena canibue juisie se he juicio
vmuguzepi may canibue guajisa quenene;[ocotroro**] aitica deoye guaje-
sicoareca alma canibuena quajoni ocomuena saisaquenene. Quaye guajesi-
coareca alma canibuena quajoni vye sayjaquenemue kerenjeca
Acto de contrición
+ Nosotros no morimos como los puercos, saliendo el alma que vivieron mal
iran en cuerpo muere el Cuerpo; pero el dia del Juicio ha de volver a vivir Jun-
tandose con el alma. Y entonces los que vivieron bien guardando la ley de
Dios iran en cuerpo y en alma a la gloria; y los que vivieron mal, iran en
cuerpo y en alma a quemarse en el infierno para siempre.
Junto a Dios, la Santísima Trinidad, Dios, Espíritu Santo, María Santísima, Jesu
Christo, Cruz, o vocablos abstractos o genéricos como alma y persona, el español
y la lengua siona se mezclan en expresiones lexemáticas como Dios Jaque (‘Dios
Padre’), frente al uso del vocablo Padre con el significado de ‘sacerdote’, y frente
al vocablo siona que recoge en el “Vocabulario”: Jaque – padre, en proto-tucano
pak-i (masc.) (Welch y West 2000: 427), Dios Zijn (‘Dios hijo’), o Juicio vmuguze
(‘Juicio día’ = ‘día del juicio’). Se forma el plural de vocablos españoles con el
derivado sufijal siona: cristianocoa ‘cristianos’, o se conjuga el predicado con la
raíz hispánica y el sufijo de voz media siona -i (Wheeler 2000: 189): confesai ‘con-
fesarte’, o a la misma raíz se incorpora la marca de negación y la desinencia de
segunda persona: conffesa-mai-sique ‘no te confiesas’. Las referencias al ‘infierno’
y al ‘demonio’ se expresan totalmente en siona: Jaarogueca, Yaoyeja sanaunte,
Jaohuaticoa ‘Allá dentro de la tierra donde están los demonios’.
286 Micaela Carrera de la Red
del tú y las del vos, en este último caso con formas verbales no diptongadas. Un
tercer grupo con formas verbales admiten la doble posibilidad de tratamiento
tú/vos, ya que, al carecer de los diacríticos, las formas verbales admiten una
doble posibilidad en la pronunciación: llana (forma de tuteo) o aguda (forma de
voseo): Cacame = entra (tú)/entrá (vos). El “Vocabulario” recoge para la misma
forma del pronombre de segunda persona, Mué – Tú, o vos, la función doble que
mantiene también la lengua siona actual:/mɨ.’ʔ ɨ̂/[mɨ’ʔ ĭ] ‘tú’, ‘usted’ (Wheeler
2000: 183). El plural del imperativo (coincidente en la lengua siona al singular)
se hace equivaler en español con la forma vosotros. En los ejemplos recogidos
bajo (6) mantenemos la ausencia de acentuación por no predeterminar el trata-
miento que encierra cada una de ellas; tan solo nos centramos en la forma del
predicado.
(6) Singular:
(a) Tú: Queresayme = apartate un poco, da lugar, Quereraime = Ven un
poco para acá, Huejame = Casate, Apume = Labate, Kanjaome = arro-
pate, Guame = Baçia, Yuire huesseme = has ovillo u ovilla
(b) Vos: Tereme = cerra, o cerca, Paynehe hueseme = haze dulce,
Chafame = rega, Jongome = frega, Pecteme = Segui, Jocame = dexa,
Neheme = haze, Uhame = pone, Ectame = Sali, Guese-na ectame = Sali
afuera, Cuarume = herbe, Toame = Mole, Suhume = Cerni, Seome =
encende, Sapime = espremi, Jectome = de, Ensenaquename = seca o
calenta al sol, Tebame = pone al través, Keome = Calenta, Oyame =
Torçe, Yeeme = ole, Ynõme = mostra o señala, Jancome = abri, Yime =
deçi, Guaguame = quebra, Sectame : desperta, Ujeme = sembra,
Raamaxaque Yihime = deçi que no traiga
(c) Tú/Vos: Picegame = sentate, Cacame = entra, Zunãme = Mete, Toctame =
golpea o magulla, Cueme = busca, Soame = Laba, Cuacome = cosina,
Cuename = seca, Xejeme = embarra, Yohame = barre, Teonme = espessa,
Sahame = lleba, Sahome = embia, Tincoamiroime : achaca a otros, Sani-
teame = anda quita, Mename = acaricia, Kereme = aguza, Cajeme =
baxa, Choime = llama, Pejeme = trabaja, Quajome = acompaña,
Yename = enbetuna, Ketome = afita, Yeiome : enseña, Yehuame = nada,
Yohome = enlasa, Yojuame = Palanquea, Yigtime = rasga, Gueame =
alza, Gueeme = Carga, Guegueme = corre, Jnsime = da, Ruame = afirma,
Cuayuiume = sala, Tenome = ensarta, Suijaime = brinca, Quereraome =
embiame o trae un poco, Guay Guay Jaime = anda, mata carne
290 Micaela Carrera de la Red
Plural:
(d) Vosotros: Coime = volveos, Ejame = quedaos, Ejome = esperaos, Pai-
quepay : quedaos o estaos
(e) Vosotros con negación: Sahomayme = no embieis, Sahamayme = no
llevéis
Sobre el contexto de uso de una u otra forma de tratamiento, pese a ser ambas
construcciones de tipo yusivo e imperativo, las frases bajo (2.a) denotan cierto
grado de proximidad y cercanía entre el emisor y el destinatario, mientras que
las formas bajo (2.b) denotan una cierta distancia, si bien resulta difícil medir
con certeza el grado de respeto que encierra el tratamiento con vos frente al tú,
una situación que en la actualidad se resuelve con un tercer pronombre de trata-
miento, usted (Haboud y De la Vega 2008: 173).
En la “Breve gramática”, las diferentes formas de gerundio del verbo Bica = hablar
que detalla el misionero se sitúan bajo el rótulo “Infinitivo”. Allí se ve la diferen-
cia claramente establecida por el autor-misionero entre tres formas de gerundio
en la lengua tucana y su correlato bien marcado en español: un gerundio simple
(Bicani = Hablando), un gerundio preposicional (Bicatoca = En hablando) y un
gerundio compuesto (Bicaquena =Haviendo hablado), lo que implica valores de
uso claramente diferenciados entre las tres.
Los sufijos -ni, -to en siona sirven para expresar el primero ‘acción definida’ y el
segundo ‘acción indefinida’ en la condición, con el sufijo -ca se añade además
‘condición de otro suceso’, y expresan también la concesión (Wheeler 2000: 192).
La entrada Anaacachani = Oyendo esto, con el sufijo -ni literalmente es Anaac-
achá-ni ‘esto-oir-acción definida’. La forma de gerundio del español, sin contexto
enunciativo más explícito, resulta un tanto difícil de analizar en su función más
allá de que es gerundio simple, quizás con valor de construcción absoluta, equi-
valente a la ‘acción definida’ del sufijo tucano y al valor “perfectivo” del gerundio
La dinámica del contacto lingüístico en la Amazonía ecuato-colombiana 291
del español ecuatoriano (Haboud 1998: 204–208), que podría adquirir valor con-
dicional siempre que el predicado principal fuera referido al futuro.
Las entradas Ahyntoca = En comiendo, Egatoca = En queriendo, Egamaytoca =
En no queriendo, con los dos sufijos -to-ca indicarían ‘acción indefinida con la
condición de otro suceso’ y su equivalente con gerundio preposicional, una forma
no muy frecuente en el español estándar actual, pero que, cuando aparece, porta
la función de “anterioridad inmediata” a la acción del predicado principal (RAE-
ASALE, NGLE 2010: 518). Las construcciones equivalentes en español tanto en
gerundio simple como en gerundio preposicional a la construcción del siona con
subordinada condicional, se ve de forma clara, en su función condicional, en las
entradas en las que hay una oración principal en imperativo: Raatoca quegame =
trayendo avisame, Raamaytoca, quegame = en no trayendo avisame, Ciaya reo-
silla paitoca saymayme = estando el rio cresido no vayas, Nehetoca rahame = en
haziendo trae. En medio de todos estos ejemplos, aparece una oración condicio-
nal que equivale en español a la construcción de acción indefinida con la condi-
ción de otro suceso del siona.
(9) Guacha mansi mayto bicasee cuina [**] circo ana cohoni acamayxi Yihima-
ysique aquero?
8 Observaciones finales
El análisis de estos textos muestra lo difícil que resulta especificar a qué lengua
pertenece cada uno de los rasgos lingüísticos que se analizan en una situación de
contacto lingüístico (Thomason 2005[2001]: 85; Chacon 2012, Chacon 2014: 177).
El Padre Fray Jesús María Larrea nos dejó uno de los escasos y más valiosos tes-
timonios que se conservan referidos a esa compleja realidad etnolingüística de
la región amazónica ecuato-colombiana en el siglo xviii. Sus textos misioneros
ofrecen una muestra de los intensos cruces existentes en la distribución de los
fenómenos lingüísticos de las lenguas amazónicas entre sí y con el español, que
se ve impregnado, en el léxico y en la estructura gramatical, de la dinámica del
contacto en las fechas de la composición de estos textos, mediados del siglo xviii.
El padre franciscano, en consonancia con el entorno de lenguas amazónicas
en el que se desenvolvía su acción evangelizadora, manejó con soltura el contacto
de lenguas en su acción misionera con la ventaja más que probable, según queda
constatado a través de estas páginas, de ser él mismo hablante de otra lengua indí-
gena, el quichua de Quito, ciudad en la que nació y que se traduce en una varie-
dad del castellano que recoge un buen número de rasgos surgidos del contacto.
Merecen ser citados los ejemplos con objeto directo nulo, rasgo de un castellano
en contacto con el quichua quitense, o aquellos enunciados en los que se recoge
la expresión de la certeza completa en el pasado propia de la lengua siona. No
obstante, el rasgo más destacado de una variedad de castellano del padre Larrea
con cambio lingüístico potenciado por el contacto es la presencia de numerosos
ejemplos de las formas de gerundio, portadores de una gran riqueza de matices
sintáctico-semánticos que, en gran medida, pueden atribuirse al contacto con las
lenguas originarias del área ecuato-colombiana de la Amazonía occidental.
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Adriana Speranza
De la variación morfosintáctica y otros
demonios
La alternancia del imperfecto del subjuntivo en el español de
América desde una aproximación diacrónica
1 Introducción
En 1995 aparecieron dos publicaciones que han señalado las ideas fundantes de
lo que se conoce como Etnopragmática en el marco de los estudios variacionistas:
“Frecuencia (relativa) de uso como síntoma de estrategias etnopragmáticas” de
Érica García y “Variación lingüística y Etnopragmática: dos caminos paralelos”
de Angelita Martínez. Con estos textos se materializa la propuesta teórica y se
inician distintas investigaciones en esta línea.
El interés por el análisis de los usos lingüísticos retoma la relación lengua-
cultura y, desde esta perspectiva, se incorpora a los estudios variacionistas, tal
como lo propone Martínez:
Agradecimientos: Agradezco a la Dra. Angelita Martínez la generosa lectura de este trabajo y sus
atinados comentarios. Los errores son mi responsabilidad.
Open Access. © 2021 Adriana Speranza, published by De Gruyter. This work is licensed under
the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-013
300 Adriana Speranza
2 El problema
Este trabajo tiene como objetivo una aproximación diacrónica al uso variable
de las formas del pretérito imperfecto del modo subjuntivo, -ra y -se, en algunas
variedades del español de la Argentina en documentos pertenecientes al siglo
xvii. Ilustramos con el siguiente ejemplo:
Las gramáticas de uso describen la alternancia entre la forma -ra y la forma -se
como distribucionalmente distinta en el español americano actual con respecto
al español peninsular. Se sostiene que el español americano manifiesta una pre-
ferencia por la forma -ra, aunque la forma -se aparece en la lengua escrita (NGLE
De la variación morfosintáctica y otros demonios 301
2010: 457). Sin embargo, algunos trabajos recientes muestran la misma tendencia
en el español peninsular del siglo xx (Lara Bermejo 2019).
En lo que respecta al español americano actual, hemos realizado trabajos
sobre textos literarios de autores argentinos representantes de diferentes varie-
dades del español, correspondientes a la segunda mitad del siglo xx. El aná-
lisis inicial ha dado como resultado una distribución muy polarizada hacia la
forma -ra. Hemos tomado en una primera aproximación las novelas Diario de la
guerra del cerdo de Adolfo Bioy Casares (99 % -ra y 1 % -se) y La traición de Rita
Hayworth de Manuel Puig (97 % -ra y 3 % -se); en ambos casos los autores son
representantes de la variedad rioplatense. A partir de estos resultados, hemos
ampliado la exploración lo que nos permitió la incorporación de otros textos en
los que se observa una frecuencia de aparición más alta de la forma en -se, tal
como se expresa en la siguiente tabla (Speranza 2018):
Tabla 1: Distribución de las frecuencias en corpus literario de la Argentina. Segunda mitad del
siglo xx (Speranza 2018).
2.1 Objetivos
3 El corpus
Los textos sobre los que hemos trabajado integran el corpus electrónico de la Aca-
demia Mexicana de la Lengua Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América
(CORDIAM) (www.cordiam.org). Este corpus contiene documentos recabados de
archivos, de los cuales hemos seleccionado hasta el momento aquellos correspon-
dientes a tres secciones específicas: documentos jurídicos, administrativos y docu-
mentos entre particulares (cartas y otros). Los textos administrativos contienen
descripciones y lineamientos detallados de la vida cotidiana, dan cuenta de bienes
materiales, de vivos y difuntos, dan testimonio de la genealogía de los individuos y
de su lugar y fecha de nacimiento; mientras que los textos jurídicos corresponden a
textos del ámbito legal, se acercan, en algunos aspectos, a los documentos adminis-
trativos. A diferencia de estos, sin embargo, son textos complejos y heterogéneos, ya
que se componen de diferentes tipos textuales (denuncias, querellas, interrogato-
rios, sentencias, entre otros). Algunos de estos tipos textuales suelen ser altamente
dialógicos y se aproximan, por ello, a la oralidad. En lo que respecta a los documen-
tos particulares, hemos seleccionado una serie de cartas que, si bien son producto
de la comunicación entre particulares, integran un conjunto de documentos proba-
torios de algún tipo de proceso. Muestran un carácter más personal sin alcanzar, en
los casos analizados, las características de las cartas íntimas. Sin embargo, mues-
tran inmediatez comunicativa porque “cartas, notas, recados, etc. son el único tipo
de documento que se atreve a escribir quien no sabe ‘escribir’” (CORDIAM).
El interés por los fenómenos de variación radica en la importancia que estos adquie-
ren para el conocimiento de un determinado estado de lengua y el cambio lingüís-
tico en progreso. Lejos de manifestar una vacilación libre o azarosa del hablante,
la alternancia explicita la necesidad del usuario – en términos comunicativos – de
precisar, de ajustar las “piezas” del “engranaje” lingüístico con el objetivo de crear
mensajes que se acerquen a su intención. Ese esfuerzo que significa la búsqueda
de un mayor rédito comunicativo se vincula con procesos cognitivos implícitos en
el uso del lenguaje. Estos procesos impulsan a los hablantes a desarrollar su capa-
cidad creativa en directa relación con las potencialidades de la propia lengua. En
esta línea, partimos de la potente idea de que la sintaxis no es arbitraria, sino esen-
cialmente motivada: “. . .las unidades lingüísticas complejas están necesariamente
304 Adriana Speranza
2 Guentchèva (1994) propone la noción de inferencia abductiva siguiendo a Ch. Peirce (1965).
306 Adriana Speranza
5 Antecedentes
5.1 Los tiempos verbales del modo subjuntivo
Según las distintas gramáticas del español, las formas del subjuntivo son uti-
lizadas en emisiones que exponen acciones dudosas, posibles, necesarias o
deseadas (Gili Gaya 1964: 133) es decir, acciones que indican un grado menor de
certidumbre puesto que su aparición se encuentra relacionada con la mayor o
menor oportunidad de realización otorgada por el hablante a los acontecimientos
contenidos en la emisión. La noción de certidumbre se relaciona con la expresión
de las conceptualizaciones que el individuo realiza de los acontecimientos sobre
los cuales posee datos suministrados por varias fuentes (Achard 2000: 163). Las
formas de este modo aparecen fuertemente vinculadas a sus contextos de apari-
ción y a la evaluación que el sujeto realiza de los acontecimientos expresados en
la emisión, como hemos dicho.
Desde otra perspectiva, se sostiene para el latín – relación que nos interesa
en función del significado básico que proponemos en este trabajo – que las cuatro
distinciones morfológicas del modo subjuntivo indican diferencias en el tiempo
en el que se desarrolló la acción y entre el tiempo y la evaluación o probabilidad
otorgada por el hablante. En este punto radica la mayor complejidad del modo
subjuntivo. La interacción entre estos aspectos es el factor que permite entender
el cambio que puede sufrir nuestra evaluación con el paso del tiempo. El uso de
las formas del subjuntivo puede indicar diferencias en el tiempo y además, dife-
rencias en el grado de probabilidad como resultado de la interacción mencionada
(Diver 2012: 185).
Según De Jonge (2004),“el subjuntivo indica que hay una alternativa rele-
vante en el contexto, independientemente de la situación real del evento en cues-
tión” (2004: 207). La presencia del modo subjuntivo en la emisión, entonces, está
dada no ya por la “no aserción” que habitualmente se atribuye a este modo, sino
por la relevancia contextual que adquiere su utilización como “alternativa” a la
ocurrencia expresada por el verbo (De Jonge 2004).
Como hemos dicho, los tiempos del subjuntivo aparecen fuertemente vinculados
a sus contextos de aparición y a la evaluación que el sujeto realiza de los acon-
tecimientos expresados en la emisión, según las gramáticas de uso. Las formas
del PI (-ra y -se) poseen correspondencia con tres tiempos del modo indicativo:
pretérito perfecto simple, pretérito imperfecto y condicional simple. Comparten
De la variación morfosintáctica y otros demonios 307
6 Los datos
Para este trabajo, hemos consultado 15 documentos, con un total aproximado de
38 000 palabras, correspondientes al siglo xvii, entre los años 1602 y 1690, pertene-
cientes a la región cultural de Montaña del actual territorio argentino, siguiendo la
propuesta de Martínez Sarasola (1998). Esta región incluye la zona conocida tradi-
cionalmente como Noroeste y Sierras Centrales. El corpus consultado de esta región
pertenece a los actuales topónimos Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Córdoba.
En el siglo xvi, entre las culturas originarias que habitaban la zona del Noroeste
podemos citar: Omaguacas, Diaguitas, Atacameños y Comechingones. El siglo xvii
se caracterizó por constituir el fin de la resistencia indígena del Noroeste. Las cul-
turas originarias se vieron sometidas a nuevas formas de organización comunita-
ria, de trabajo y de mestizaje que dieron lugar a la matriz hispano-indígena cuyo
desarrollo se prolongó a lo largo de los siglos posteriores. Se sumó la aparición de
la etnia Colla, síntesis de diaguitas y omaguacas, y de los grupos quechua y aimara
308 Adriana Speranza
Tabla 3: Distribución de las formas según origen de los autores siglo xvii.
-ra -se
Criollos 29 41 % 41 59 % 70 100 %
Españoles 5 23 % 17 77 % 22 100 %
No criollos Varios 9 8% 99 92 % 108 100 %
Totales 43 22.5 % 157 77.5 % 200 100 %
Distintos autores que han descrito de manera exhaustiva el tema (Cano Aguilar
2014; Lapesa 1981; Lara Bermejo 2019; Veiga 2006, entre otros) consideran el
siglo xvii como el momento de consolidación de la forma -ra como propia del
subjuntivo:
Como es sabido, en los siglos xvi y xvii se consuman dos de los cambios más trascendentes
para la historia del subjuntivo español, que llevan a una notable simplificación del sistema
heredado de la lengua medieval: por un lado, el desuso, pero no desaparición completa,
de la forma en -re en prácticamente todos sus contextos [. . .] por otro, el cambio de valores
de -ra, que pierde progresivamente su marca de “irreal”, y su referencia al pasado, para
igualarse en casi todos los usos con -se, generando así una situación curiosa en los sistemas
verbales: la coexistencia de dos formas con prácticamente los mismos valores, sin que una
de ellas sea sacrificada de forma inmediata (Cano Aguilar 2014: 3940).
De la variación morfosintáctica y otros demonios 309
2a) [. . .] después de la Muerte del dicho Marido el que muriese Yo sin tener ocasion
en este paraje tan despoblado de hacer otro nuevo testamento en este casso
dejaua por herederos a los Padres de la Compania de Jesus de la provincia del
tucuman para que fundasen un Colegio en la Villa de Tarija para la redución
a Nuestra Santa fee de los Yndios chiriguanas y otras naciones Y en este dicho
casso dejaua por uno de mis Albacea al Rector que al presente era o adelante
fuese de la Ciudad de Salta Y por que despues de todo esto solicitaron dichos
Padres que Yo y el dicho Mi Marido procurasemos en vida hacer dicha funda-
ción (Argentina, año 1690, administrativo, CORDIAM).
Por su parte, los documentos jurídicos, aún con la diversidad textual que mani-
fiestan, se presentan más dialógicos, más abiertos a la incorporación de formas
menos esperadas, al igual que los documentos particulares – cartas y otros –, por
lo tanto más cercanos a la oralidad. Ilustramos con los siguientes ejemplos:
Creemos que los contextos como (2a), por su carácter menos personal y más
estandarizado, favorecen la selección de -se. Estos contextos ofrecen mayor resis-
tencia a la introducción de cualquier innovación, como hemos mencionado. Por
lo tanto, la selección de esta forma, a partir de su significado básico, resulta la
más propicia. Por su parte, los contextos como (2b) y (2c), por su carácter más
personal, menos normatizado, más cercanos a la oralidad como hemos dicho,
resultan más apropiados para el cambio, representado en este caso por la expan-
sión de la forma -ra. La cuantificación, arroja los siguientes resultados:
Tabla 5: Distribución de las formas según el tipo textual. Corpus criollos, siglo xvii.
3a) Y en quanto a la pregunta que se me/hace en qué estoy ocupada, digo que la
que yo tengo es de estar/siempre en mi casa pronta y aparejada para acudir
De la variación morfosintáctica y otros demonios 313
con el socorro/que se me pide y manda dar por los gouernadores que an sido
y son/desta tierra en las cosas tocantes al rreal seruicio, donde siempre/e
acudido con armas y cauallos y matalotaje que e dado al/soldado que se me
echa por suerte para que le avíe como es público y/notorio, sin ser rreseruada
como lo pudiera ser por ser muger/biuda, pobre y sola, y gozar de menos
feudo <inter: y rrentas>, corta y muy estrecha/que todos los vezinos desta
ciudad donde soy vezina, suçesora en la/segunda vida de Pedro Ximénez,
mi marido, que Dios aya, . . . (Argentina, año 1608, jurídico, CORDIAM).
Este ejemplo presenta un caso en el que -ra podría alternar con la forma condicio-
nal. Si bien se consideran contextos en los que la variación, en principio, no se
manifiesta – cuestión que vamos a considerar así puesto que en nuestro corpus
actual no disponemos de la forma -se para establecer el contraste –, entendemos
que esta selección se inscribe en lo que Veiga denomina “empleos de cortesía en el
caso de los verbos modales poder, deber y querer” (2006: 179). En este caso, entre
las opciones del hablante y en el marco de las relaciones descritas, la selección de
-ra resulta una opción intermedia entre la mayor oportunidad de realización, que
podría expresarse a través del condicional, cuestión que nos abordaremos puesto
que excede los objetivos de este trabajo, y la menor oportunidad expresada por
la forma -se.³ Podríamos postular que la selección de esta forma a comienzos del
siglo xvii marca el camino de la distribución actual hallada (Speranza 2018).
Por otra parte, los contextos en los que el locutor se dirige a personajes con
poder y jerarquía, o aquellos contextos en los que describe acciones realizadas
por ellos o solicitadas por la autoridad que representan, o a la que se ven subor-
dinados, o contextos en los cuales hace recomendaciones a las autoridades resul-
tan eventos en los que el locutor posee menos control, menor certeza ya que la
efectiva realización de las acciones o su descenlace está en manos de quien ejerce
la autoridad, por lo que no puede funcionar como garante y por lo mismo, se
presenta más cauteloso, menos acertivo, más respetuoso. Por ello, asignará un
grado menor de oportunidad de realización del evento a través de la selección de
la forma -se, como aparece en el ejemplo que sigue:
3 Los análisis realizados sobre el español de la Argentina del siglo xx, particularmente en el Río
de la Plata, muestran la expansión del condicional sobre el imperfecto más allá de la estigmati-
zación manifiesta sobre esta selección (Lavandera 1984).
314 Adriana Speranza
diez años los quales son menester para domesticarlos, y enseñalles la jus-
ticia y doctrina christiana; y assimismo couiene prohiuir con gravissimas
penas las Malocas y entradas, que no son otra cosa mas, que una monte-
ria, y caza de indios, que luego hazen esclauos, y como tales los venden. . .
(Argentina, año 1609, administrativos, CORDIAM).
En 7 casos aparece la forma -se en contextos en los que se presenta el PdV del
locutor y en 10 casos aparece la forma -ra en contextos en los que se presenta un
PdV ajeno al locutor.
En lo que respecta a las formas en -se,corresponden a 3 documentos, 2 de
ellos fechados en 1608 y el tercero en 1690. En los 3 casos correspondientes a los
documentos de 1608, el locutor describe acciones a partir de órdenes recibidas de
sus superiores; en ellas el locutor recibe la fuerza del evento por lo que la pers-
pectiva presentada es ajena, tal como se observa en el siguiente ejemplo:
4a) /el gouernador don Pedro de Mercado Peñalosa, que entonçes {f.1v} tenía a
su cargo el gouierno d[e] ellas, /me mandó que fuese al valle de Calchaquí
con la/demás gente que él lleuaua al castigo y paçificaçión/de los yndios
çircunvezinos de aquel valle que estauan/alçados y alborotados por auer
muerto a vn frayle francisco/y a ciertos españoles, y que convenía que yo
fuese con [. . .] (Argentina, año 1608, cartas, CORDIAM).
4c) . . . hombre dañino perjudiçial en esta Republica Siendo contrario d[e] ella
desfauoreçiendola con juezes vibiendo Con escandalo de su persona y
lengua en las Cossas que haze por quanto no ay persona que este bien con
el y si no fuera por el miedo que tienen de que les a de perseguir con la bara
que trae de Alguaçil mayor todo el pueblo hombres y mugeres entiende y
tiene por çierto este testigo juraran esto que tiene dicho y otras Cossas mas
de que se a acortado dezirlas por ser Saçerdote. . .[. . .] sabe este testigo que
a un feligres suyo llamado felis mulato del Seruiçio de {f.4} Geronimo Diaz
Maestro le quito quinze anegas de mayz Y muchas aues el dicho alguaçil
mayor deziendo que el padre del dicho felis que auia poco que auia falleçido
auia dejado orden para que se lo dixeran de missas y que el susso dicho lo
tomaua a su Cargo para pagarlo al dicho felis y este testigo sabe que no se lo
a pagado a mas tiempo de dos años y el dicho mulato se le a quexado a este
testigo. . . (Argentina, año 1613, jurídicos, CORDIAM).
Todo el testimonio es una larga denuncia contra una autoridad ante otra autori-
dad mayor. En esa escala de poder, el denunciante – integrante también de esa
escala jerárquica – fundamenta sus declaraciones en la evidencia obtenida a
través de su experiencia, lo que lo transforma en una fuente con información
de primera mano, y en la evidencia obtenida de segunda mano por medio de
las declaraciones de quienes padecen la violencia y el engaño de la autoridad:
“. . .este testigo como cura y beneficiado del partido de las estancias en su dis-
tricto ha visto por vista de ojos y otras de oydas y quejas de sus feligreses. . .”
Además, a lo largo de su extenso testimonio se encarga de destacar el conoci-
miento que posee de los hechos: “sabe este testigo. . .” con estas precisiones pre-
tende mostrar la validez de su discurso; discurso que se ve reforzado a través
de la selección de la forma -ra con la cual otorga mayor grado de factualidad y
certidumbre a las acciones descritas.
7 Conclusiones
En el presente trabajo hemos pretendido acercarnos a un caso de variación lin-
güística que integra los usos estandarizados del español actual. Hemos intentado
retrotraernos al siglo xvii para comenzar a entender las diferencias distribucio-
nales y acercarnos a las motivaciones que podrían explicar el cambio en proceso.
Nos mueve el interés por encontrar la clave que inició la expansión de la forma -ra
en el español de la Argentina, en el caso que nos ocupa.
De la variación morfosintáctica y otros demonios 317
Corpus bibliográfico
CORDIAM = Academia Mexicana de la lengua. Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de
América. URL: www.cordiam.org.
Fallo Judicial sobre la “Tragedia de Once” publicado el 30 de marzo de 2016 por la Cámara
Nacional en lo Criminal y Correccional Federal de la República Argentina. URL: www.cij.
gov.ar.
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De la variación morfosintáctica y otros demonios 319
1 Introducción
El objetivo de este trabajo es analizar el empleo de las formas de futuro perifrás-
tico y morfológico en el español de Barcelona de finales del siglo xix y principios
del xx. El siglo xix fue el período decisivo para el asentamiento de ir a + inf
en la lengua española (Melis 2006), ya que, a partir de esta centuria, se asiste a
su consolidación para la expresión de la prospección temporal a expensas del
futuro sintético. Este proceso de sustitución se observa de manera particular en
América, donde el futuro morfológico ha sido decididamente desbancado por
la variante perifrástica (cf. Blas Arroyo 2008; Lara Bermejo 2016; Orozco 2015;
Osborne 2008; Sedano 2007 y las referencias contenidas en estos trabajos). La
excepción la encontramos en las regiones andinas y en los territorios peninsula-
res en los que el español está en contacto con el catalán.
En las regiones andinas, frente al resto de Hispanoamérica, el empleo del
futuro morfológico se ve activado por el contacto con el quechua (Escobar 1997;
Granda 1997; Niño-Murcia 1992; Haboud y Palacios 2017). Sin embargo, como se
señala en Niño-Murcia (1992: 705) y en Haboud y Palacios (2017: 23–28), se trata
de usos no vinculados a la expresión de la prospección temporal, sino a la for-
mulación de mandatos atenuados o recomendaciones y a la petición de favores.
En la Península, el contacto con la lengua catalana, que no dispone de un futuro
perifrástico, parece haber determinado una mayor presencia de las formas mor-
fológicas de futuro en el País Valenciano, las Baleares y Cataluña. En este caso, el
recurso al futuro sintético sí queda ligado a la temporalidad futura (Blas Arroyo
2004, Blas Arroyo 2007, Blas Arroyo 2008; Enrique-Arias 2010, Enrique-Arias
2014; Enrique-Arias y Méndez Guerrero 2020; Lara Bermejo 2016; Wesch 1997).
Agradecimientos: Este artículo se enmarca en los proyectos Diccionario histórico de las perífra-
sis verbales del español. Gramática, pragmática y discurso (II). Perífrasis temporales y aspec-
tuales. FFI2016-77397-P y GRADIA (2017 SGR 1337). Agradezco a los revisores anónimos la atenta
lectura de este trabajo y sus sugerencias, que sin duda mejoran el resultado. Errores, inexactitu-
des y descuidos son de mi entera responsabilidad.
Open Access. © 2021 Mar Garachana, published by De Gruyter. This work is licensed under the
Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-014
322 Mar Garachana
1 Para el desarrollo del español en Barcelona, véase los trabajos de Kailuweit (1996, 1997). Tam-
bién resultan de interés Sinner (2004) y Sinner y Wesch (2008). Para una exposición muy resu-
mida, puede verse Garachana (en dictamen).
La evolución de ir a + inf en zonas de contacto lingüístico 323
2 Metodología y corpus
Un estudio de las características del que nos proponemos abordar en este artículo
exige analizar textos que permitan alcanzar resultados fiables. Como se indicó
en la introducción, hemos trabajado con la sección del corpus GRADIA para el
español de Barcelona, que comprende cartas compuestas a lo largo del siglo xix
y la primera década del xx (la mayoría de los documentos se redactaron en el
período comprendido entre 1880 y 1911²). Además, para el español del resto de la
Península se han expurgado las formas de futuro contenidas en los textos episto-
lares del CORDE que fueron redactados en el siglo xix y la primera década del xx.
2 Esta sección del corpus se encuentra en fase de elaboración, por lo que paulatinamente se irán
incorporando nuevos textos.
324 Mar Garachana
aparición de las formas sintéticas (cf. Blas Arroyo 2008; Orozco 2015; Osborne
2008; Sedano 2007, y las referencias incluidas en estos trabajos). Blas Arroyo
(2008) señaló que en España el retroceso de la forma morfológica del futuro no es
tan marcada, si bien los resultados del trabajo de Osborne (2008) parecen poner
en tela de juicio tal afirmación, pues esta autora obtiene unos resultados que
no difieren en exceso de los del continente americano. Con todo, la metodolo-
gía de trabajo de Blas Arroyo y Osborne y los objetivos que persiguen no hacen
totalmente comparables ambos estudios. Son, pues, precisos más trabajos que
permitan establecer el alcance real de la distribución de las formas de futuro
en la Península, ya que, tal y como señalan Enrique-Arias y Méndez Guerrero
(2020: 316): “At any rate it is fair to conclude that we do not know much about the
actual distribution of futures in Peninsular Spanish”.
Las investigaciones existentes en el momento actual sobre el empleo de las
formas de futuro en tierras peninsulares acostumbran a señalar ciertas diferen-
cias en el empleo de ambas formas de futuro. Blas Arroyo (2008) considera que
el futuro morfológico es la forma no marcada para la expresión de la prospección
temporal. En contrapartida, el futuro analítico está ligado a contextos marcados,
ya sea porque queda muy vinculado a la significación de eventos que se producirán
en el contexto inmediato, o en un tiempo que para el hablante resulta próximo, ya
sea porque sirve para expresar hechos que en la mente del hablante son de seguro
cumplimiento. Se trata, pues, de una forma verbal ligada a la expresión de la
opinión del hablante y, por lo tanto, de una construcción propia de la subjetividad.
Significativamente, Enrique-Arias y Méndez Guerrero (2020) encuentran una rela-
ción especial entre el futuro perifrástico y la modalidad exclamativa. Asimismo,
Blas Arroyo (2000) muestra la afinidad de la lengua oral por la forma analítica,
mientras que la forma sintética se aviene mejor con los textos escritos. Además, ir a
+ inf ha sido vinculada con las generaciones más jóvenes, incluso en contextos de
contacto con el catalán (Blas Arroyo 2007; Enrique-Arias y Méndez Guerrero 2020).
Esta distribución permite aventurar la hipótesis de que en la Península existe una
diferencia estilística en el empleo de las formas de futuro (Blas Arroyo 2000: 174).
De manera similar a lo que acabamos de explicar acerca de la distribución
del futuro perifrástico y del futuro morfológico en el español estándar, en las
regiones en las que se da el contacto con el catalán tampoco sabemos con exac-
titud el alcance de la distribución de valores de las formas de futuro. Los estu-
dios existentes solo permiten conocer la distribución de las formas de futuro en
comunidades de tierras catalanohablantes en función del origen del hablante.
Pero falta contrastar los datos de la distribución de estas dos formas de futuro en
tierras catalanohablantes con los del empleo de estas mismas formas en regio-
nes monolingües. Así las cosas, lo único que se acostumbra a señalar es que uno
de los rasgos que se ha considerado caracterizador de la variedad de español
La evolución de ir a + inf en zonas de contacto lingüístico 327
4 Cuando este trabajo estaba ya concluido, uno de los revisores anónimos nos proporcionó in-
formación muy relevante para el empleo contemporáneo de las formas de futuro en el español
de Barcelona. Concretamente, se trata de datos procedentes de Dialectos del español (Bouzouita,
Castillo y Pato 2018, 2019). A la hora de seleccionar formas de futuro perifrástico y de futuro
morfológico, los hablantes de Barcelona recurren con alguna mayor frecuencia a las formas sin-
téticas (No te preocupes. . . vendrán hoy) que a las analíticas (No te preocupes. . . van a venir hoy).
Sin embargo, la diferencia de porcentaje no es tan marcada como se podría pensar (1911 casos
de futuro morfológico, esto es el 32 % y 1398 casos de futuro sintético, o sea, el 24 %). Además,
el porcentaje de informantes que aceptan por igual ambas formas es de un 44 % (2554 casos).
328 Mar Garachana
1. Li ho vaig dir
‘Se lo dije’
6. Que te caerás. . .
5 Conviene notar que, como señala la RAE-ASALE (2009: 1774), el futuro en la prótasis de las
condicionales es también posible en Centroamérica. En relación con los usos del catalán, vid.
iec (2018: §20.5.3). Por último, para los usos específicos del español de Cataluña, véase Blas
Arroyo (2007).
La evolución de ir a + inf en zonas de contacto lingüístico 329
b. custodi praecepta eius atque mandata quae ego praecipio tibi ut bene sit
tibi et filiis tuis post te et permaneas multo tempore super terram quam
Dominus Deus tuus daturus est tibi. (Vulgata, apud Bibliamedieval)
‘guarda sus preceptos y los mandamientos que te ordeno, para que te
vaya bien a ti y a tus hijos después de ti y para que permanezcas largo
tiempo sobre la tierra que el Señor tu Dios está a punto de/se dispone a/va
a entregarte’
330 Mar Garachana
9. & sepas que vo yo lidiar contigo. (Anónimo, Bocados de oro, siglo xiii, apud
GRADIA)
10. mas al cuytado del omne non le conteçe assi. que quando se va a echar de
noche enla cama desnuda su rropa & ponela assu cabeçera (Sancho IV, Cas-
tigos y documentos para bien vivir, siglo xiv, apud GRADIA)
11. Señor, servir como a mi Criador a quien ella ha de ir; el cuerpo sin ventura
luego me va fallir. (Pedro López de Ayala, Libro de Palacio, siglo xiv, apud
GRADIA)
b. - Sí que va a llover, dijo Rita. Esta noche ví (sic) la estrella del agua, que
trae la tempestad por farol (Fernán Caballero, La familia de Alvareda,
siglo xix, apud CORDE)
La evolución de ir a + inf en zonas de contacto lingüístico 331
15. Doña Fulana es muy amiga mía, eso mi cuarta abuela lo decía; pero ella es la
mejor de mis amigas, ¡oh, qué expresión! Parece que hace migas el alma en
la dulzura de esta almibaradísima ternura. Voy a jugar mañana es frase cha-
bacana; a una partida he de asistir de juego se ha de decir, y luego se ha de
añadir: Ormaza también a otra partida va de caza (J.F. de Isla, Fray Gerundio
de Campazas, siglo xviii, GRADIA)
17. No matarás
19. Querido Juan: voy a responder a todos los artículos de tu carta del 18 de éste.
(Leandro Fernández de Moratín, Cartas de 1827 [Epistolario], CORDE)
20. Lo malo es que, con preparativos de viaje, despedidas, etc., no voy a poder
escribir en algunos días, y va a haber larga interrupción en esta producción
y publicación. (Juan Valera, Carta de 26 de octubre de 1887 [Epistolario de
Valera y Menéndez y Pelayo], CORDE)
21. a. Mientras más reposo y solaz parece que voy a tener para escribir, menos
escribo. (Juan Valera, Carta de 6 de octubre de 1881 [Epistolario de Valera
y Menéndez y Pelayo], CORDE)
b. Cuídese usted mucho y viva sano y largo tiempo, pues va a ser notabi-
lísimo personaje en las Letras españolas. (Juan Valera, Carta de 11 de
agosto de 1878 [Epistolario de Valera y Menéndez y Pelayo], CORDE)
c. De todas maneras, soy de opinión que urge mucho salir de este negocio: así
por el estado actual de mis estrechezes como por el de las cosas públicas;
que según lo que se dice por aquí van a sufrir un trastorno general en nuestra
tierra. (Leandro Fernández de Moratín, Cartas de 1821 [Epistolario], CORDE)
22. Trata del gran Concilio o Congreso que va a haber en Chicago para acabar
con la pobreza, el vicio y la miseria y la guerra, y hacer que reinen la virtud,
la paz, la abundancia y el honesto deleite. (Juan Valera, Carta de 29 de agosto
de 1892 [Epistolario de Valera y Menéndez y Pelayo], 1892, CORDE)
Así pues, aunque la ratio futuro morfológico vs. futuro perifrástico todavía es
favorable al primero, las bases de la formación del futuro perifrástico están bien
establecidas en el corpus epistolar correspondiente al siglo xix.
presentar se corresponden con los últimos veinte años del siglo xix y la primera
década del xx. Concretamente, la información que vamos a ofrecer se refiere a la
correlación de formas de futuro morfológico vs. futuro perifrástico en el español
de Barcelona durante dicho período histórico. De este modo, podremos comprobar
si existían diferencias entre el español de Barcelona y el del resto de la Península
que sean indicativas de la inhibición del cambio que se estaba produciendo en el
español estándar a lo largo del siglo xix, a saber, la extensión de ir a + inf.
Si atendemos a la frecuencia por mil palabras que presentan las formas
perifrásticas y morfológicas de futuro en el corpus del español de Barcelona,
los datos que obtenemos son los contenidos en la Tabla 4. Si comparamos estos
resultados con los de las Tablas 1 y 2, correspondientes al español de regiones no
catalanohablantes, se hace patente una distancia que, aunque no muy significa-
tiva, muestra una mayor presencia de las formas sintéticas en el español barcelo-
nés (11,25 apariciones por mil palabras en Barcelona, frente a 9,98 en el resto de
España). A su vez, las formas perifrásticas presentan una frecuencia ligeramente
inferior (0,33 en Barcelona frente a 0,45 en el resto de territorios). Con todo, los
datos no resultan tan distantes como para postular que el español de Barcelona
se estaba alejando del español estándar.
Tabla 4: Frecuencia por millón de palabras del futuro perifrástico y del futuro
morfológico en Barcelona. Datos procedentes del corpus GRADIA (1890–1911).
7 Oller nació en Valls (Tarragona), pero pasó la mayor parte de su vida en Barcelona, donde
ejerció como abogado. Su correspondencia con Galdós fue publicada por Shoemaker (1964). Las
cartas de Galdós a Oller están también recogidas en la edición de la correspondencia galdosiana
realizada por Smith et al. (2016).
La evolución de ir a + inf en zonas de contacto lingüístico 337
23. . . . y ahora voy a cerrar esta carta y a mirar un poco tu retrato antes de salir.
(Carta de Joan Maragall a Clara Noble, 20.7.1891, GRADIA)
24. Yo creo que lo que me va a poner bien son los buenos ratos que paso allí
(Carta de Joan Maragall a Clara Noble, 18.8.1901, GRADIA)
más allá de los siete días posteriores al momento de enunciación) y futuro indefi-
nido (no se hace referencia al momento en que tendrá lugar el evento formulado
a través del futuro analítico). Los datos contenidos en la Tabla 7 prueban que los
usos de posterioridad inmediata suponen el 75 % de los empleos de la perífrasis
en el español de Barcelona, mientras que los usos que expresan una distancia
máxima o indefinida representan el 25 % de los empleos de la construcción. En
contrapartida, en el español de zonas monolingües, los valores indefinidos son
mayoría al alcanzar el 77,4 % de los empleos de la perífrasis.
Ahora bien, estos datos deben ser tomados con reservas, por las mismas
razones que avanzábamos más arriba: la correspondencia entre Clara Noble y
Joan Maragall y sus familiares está marcada por la inmediatez comunicativa. Los
autores de las cartas normalmente se refieren a aquello que están a punto de
hacer o que harán a lo largo del día o durante la semana siguiente. Los planes
de futuro a medio o largo plazo no suelen aparecer reflejados en las cartas, ya
que estas se redactaron durante breves ausencias de uno de los corresponsales.
En cambio, las cartas entre intelectuales españoles son misivas que se enviaban
personas que no se iban a ver en largos períodos de tiempo. Por lo tanto, la dife-
rencia que detectamos referida a los valores con los que se actualiza ir a + inf en
el español estándar y en el español de Barcelona puede venir determinada por las
diferencias entre los corpus.
Los resultados de nuestro estudio sobre la frecuencia del futuro perifrástico
en Barcelona son diferentes de los obtenidos por Enrique Arias (2010, 2014),
quien en su estudio sobre el español de Mallorca observa que en el siglo xviii no
se documentan futuros perifrásticos y que en el xix solo hay dos ejemplos frente a
166 ocurrencias de futuro sintético (un porcentaje de empleo del futuro analítico
que no llega al 1 %). Para poder establecer una comparación con el empleo del
futuro en el español de Palma, será preciso que ampliemos el corpus del español
de Barcelona en el siglo xix a fin de determinar si existía alguna diferencia dia-
lectal ya en los inicios de la andadura del español en zonas de contacto con el
catalán. Otra alternativa sería la de postular que el avance del siglo xix comportó
también en el español en contacto con el catalán la expansión del futuro analítico.
En este sentido, hemos de indicar que los textos del corpus GRADIA correspon-
dientes a los primeros 80 años del siglo xix, que hemos excluido de los cómputos
porque solo se trata de 40 cartas muy breves, no arrojan ninguna ocurrencia de
la perífrasis de futuro. Es imperativo, pues, ensanchar nuestro corpus a fin de
obtener resultados más concluyentes para los tres primeros tercios del siglo xix.
Antes de concluir este apartado, queremos remarcar ciertos usos del futuro
morfológico en el español barcelonés en los que sí resulta evidente el contacto
de lenguas. Se trata de empleos en los que el futuro morfológico aparece en
contextos agramaticales en el español estándar. Así, se localiza en oraciones tem-
La evolución de ir a + inf en zonas de contacto lingüístico 339
25. Hoy es el primer buen día después de muchos malos, todos los días hemos
tenido tormenta, pero también hoy se ha sentido más calor. A ver cuando tú
vendrás. (Carta de Clara Noble a Joan Maragall, 17.7.1891)
26. A ver si procuraras tenerme con noticias, lo mas amenudo posible (Carta de
Clara Noble a Joan Maragall, 20.8.1902, GRADIA)
7 Conclusiones
Los estudios existentes sobre el empleo en territorio de habla catalana de las
formas perifrásticas y morfológicas de futuro acostumbran a adoptar una perspec-
tiva sincrónica con pocas excepciones. De ahí, la relevancia de abordar el estudio
340 Mar Garachana
del contacto lingüístico en una perspectiva histórica. El análisis que hemos desa-
rrollado en este artículo ha estado guiado por el objetivo de establecer cuál era el
empleo de las formas de futuro en el momento en que se empieza a extender en
la lengua estándar la perífrasis ir a + inf. Este estudio ha permitido despejar la
incógnita de si la diferencia actual relativa al empleo de las formas de futuro que
se observa al comparar el español de Barcelona con el del resto de la Península
hunde sus raíces ya en el período decimonónico o si, por el contrario, es un fenó-
meno más reciente. Los datos obtenidos del análisis del corpus GRADIA, unidos
al estudio de la correspondencia mantenida por Galdós y Oller, permiten afirmar
que la diferenciación dialectal referida al empleo de las dos formas de futuro, la
sintética y la perifrástica, no se perfiló en el español decimonónico. De hecho,
no hay que excluir la posibilidad de que en el español de Barcelona se asistiese
a lo largo del siglo xix a la misma expansión de uso de la forma ir a + inf que se
registra en el resto de dominios hispanohablantes.
Esta conclusión tiene importantes repercusiones teóricas. En efecto, si la
desviación hacia las formas morfológicas ya se hubiera observado en el xix no
podríamos ignorar la posibilidad de que estuviésemos ante una evolución parti-
cular del español en tierras catalanas. En cambio, al ser un fenómeno que debe
situarse con posterioridad a esta fecha, se prueba la hipótesis de la inhibición de
un proceso de cambio del español estándar, tal y como ha sido defendido por Blas
Arroyo (2007, 2008) y Enrique-Arias (2010, 2014, 2018).
Por último, el mantenimiento que se observa en el uso del futuro morfoló-
gico en el español barcelonés en la actualidad puede ser explicado como una
refuncionalización de este tiempo verbal que, en situaciones de contacto con el
catalán, ve reforzados unos valores que en el resto del español están en retro-
ceso. Esto es, en zonas catalanohablantes, las formas de tiempo futuro morfoló-
gico también fijan su empleo en unos usos tradicionales que se van perdiendo en
regiones monolingües. Además, suman contextos sintácticos rechazados por la
norma estándar del español.
Corpus
CORDE = Real Academia Española. Corpus diacrónico del español. URL: http://www.rae.es.
GRADIA = Corpus de Gramática y Diacronía. URL: http://gradiadiacronia.wix.com/gradia.
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La evolución de ir a + inf en zonas de contacto lingüístico 341
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Open Access. © 2021 Azucena Palacios, María Sánchez Paraíso published by De Gruyter. This
work is licensed under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
https://doi.org/10.1515/9783110701364-015
346 Index
Leísmo X, 48, 57, 59–62, 66, 69, 80–83, Palenquero XI, 164, 170–178, 185, 188,
87–91, 135 Pidgins 173, 188
Lengua indígena XII, 25, 27, 33, 42, 43, 70, Pisamira 287
71, 95, 96, 99, 114, 120, 198, 227, 235, Portugués VIII, XI, 3, 163, 164, 166–168,
236, 243–245, 249, 253, 254, 257, 271, 170–174, 176–177, 181–185, 187, 188,
273, 277, 279–282, 286, 288, 293 244, 260, 261, 287
Lengua dominante 40, 54, 64, 71, Posesión XI, 163–166, 168–171, 183, 186,
106, 122 189, 248, 272, 273
Lengua vasca 79, 80–91, 123, 132 Préstamo XII, 101, 173, 177, 234, 253, 255,
Localización remática XI, 165, 189 257–263, 268, 269, 271–274
Localización temática XI, 165, 189
Locativo 88–90, 189, 197, 270 Quechua X–XII, 7, 9, 15, 25, 48, 50, 51,
63, 119, 122, 125, 129, 134–136, 139,
Maipure 278, 279, 287 141, 147, 148, 154–159, 195–199,
Malecu 48, 50, 51, 56, 57, 63, 64, 68 201–208, 217, 219–221, 225–227, 236,
Maya yucateco 48, 50, 51, 54, 64, 72, 126 239, 241, 243–249, 279–281, 288, 291,
Mestizo 39, 198, 221, 224, 235, 236, 238, 292, 307, 321
239, 256 Quichua XII, 25, 26, 29, 33, 36–38, 40, 61,
Mixteco 255 119, 277, 292, 293
Modalidad yusiva 288
Monolingüe VII, X, 48, 51–56, 60, 61, 63, 64, Reparación 96, 108–111, 114, 124, 149,
67, 68, 70, 71, 80, 81, 90, 91, 96, 101, 152, 154
105, 107, 108, 114, 122, 125, 218, 291, Revitalización IX, 41, 42
325–327, 332–334, 336–338, 340
Monolingüismo 25, 102, 103, 114 Simplificación IX, 49, 71
Multimodal X, 20, 139, 140, 142, 149, 159 Siona 278–281, 285–293
Index 347