Sentencia SU087 - 22

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Sentencia SU087/22

DERECHO A LA ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA Y


DEBIDO PROCESO-Vulneración por desconocimiento del precedente
constitucional y violación directa de la Constitución, trabajador despedido
en circunstancias de debilidad manifiesta por razones de salud

DESCONOCIMIENTO DEL PRECEDENTE COMO CAUSAL


ESPECIFICA DE PROCEDIBILIDAD DE LA ACCION DE
TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-Reiteración de
jurisprudencia

PRECEDENTE JUDICIAL-Definición

PRECEDENTE CONSTITUCIONAL-Carácter vinculante/RATIO


DECIDENDI-Precedente vinculante

PRECEDENTE JUDICIAL HORIZONTAL Y VERTICAL-Alcance y


carácter vinculante

SEPARACION DEL PRECEDENTE-Carga argumentativa de


transparencia y suficiencia del juez para apartarse del precedente

DESCONOCIMIENTO DEL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL


COMO CAUSAL AUTONOMA-Se predica exclusivamente de los
precedentes fijados por la Corte Constitucional en su jurisprudencia

(…) cuando una autoridad judicial decida apartarse del precedente de la Corte
Constitucional debe ser particularmente cuidadosa y rigurosa. En esa
dirección requiere cumplir con especial detenimiento la doble carga antes
referida. (1) La carga de transparencia, que exige exponer de manera clara,
precisa y detallada (a) en qué consiste el precedente del que pretende
separarse, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo en que ha
tenido lugar su aplicación. (2) La carga de argumentación, que impone el
deber de presentar razones especialmente poderosas -no simples desacuerdos-
por las cuales se separa del precedente y, en ese contexto, exige explicar por
qué tales razones justifican afectar los principios de seguridad jurídica,
igualdad, buena fe y coherencia.

VIOLACION DIRECTA DE LA CONSTITUCION-


Definición/VIOLACION DIRECTA DE LA CONSTITUCION-
Estructuración

DERECHO A LA ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA-


Contenido y alcance

DERECHO FUNDAMENTAL A LA ESTABILIDAD LABORAL


REFORZADA DE QUIENES SE ENCUENTRAN EN
CIRCUNSTANCIAS DE DEBILIDAD MANIFIESTA O
INDEFENSION-Reglas jurisprudenciales

(…), para determinar si una persona es beneficiaria o no de la garantía de


estabilidad laboral reforzada no es perentoria la existencia de una calificación
de pérdida de capacidad laboral. Esta Corporación ha concluido que la
protección depende de tres supuestos: (i) que se establezca que el trabajador
realmente se encuentra en una condición de salud que le impida o dificulte
significativamente el normal y adecuado desempeño de sus actividades; (ii) que
la condición de debilidad manifiesta sea conocida por el empleador en un
momento previo al despido; y (iii) que no exista una justificación suficiente
para la desvinculación, de manera que sea claro que la misma tiene origen en
una discriminación.

DERECHO A LA ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA DE


PERSONA CON LIMITACIONES FISICAS, PSIQUICAS O
SENSORIALES-Garantías contenidas en la Ley 361 de 1997 y
jurisprudencia constitucional sobre su aplicación
(…), gozan de la garantía de estabilidad laboral reforzada las personas que, al
momento del despido, no se encuentran incapacitadas ni con calificación de
pérdida capacidad laboral, pero que su patología produce limitaciones en su
salud que afectan las posibilidades para desarrollar su labor. La acreditación
del impacto en sus funciones se puede acreditar a partir de varios supuestos: (i)
la pérdida de capacidad laboral es notoria y/o evidente, (ii) el trabajador ha
sido recurrentemente incapacitado, o (iii) ha recibido recomendaciones
laborales que implican cambios sustanciales en las funciones laborales para
las cuales fue inicialmente contratado. La comprobación de alguno de dichos
escenarios activa la garantía de estabilidad laboral reforzada para demostrar
que la disminución en la capacidad de laborar del trabajador impacta
directamente en el oficio para el cual fue contratado. En este escenario es
deber del empleador acudir a la autoridad laboral para obtener el permiso de
despido, asegurando así que el despido no se funde en razones discriminatorias
y efectivamente responda a una causal objetiva.

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-


Requisitos generales y especiales de procedibilidad

DERECHO A LA ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA DE


PERSONA EN ESTADO DE DEBILIDAD MANIFIESTA POR
RAZONES DE SALUD-Vulneración por desconocimiento del precedente
constitucional sobre la interpretación del artículo 26 de la Ley 361 de 1997

(…) era tarea de la Sala Laboral establecer si (i) el trabajador se encontraba


en una condición de salud que le impidiera o dificultara significativamente el
normal y adecuado desempeño de sus actividades; (ii) la condición de
debilidad manifiesta era conocida por el empleador en un momento previo al
despido; y (iii) existía una justificación objetiva y suficiente para la
desvinculación, de manera que fuera claro que la misma no tenía origen en una
discriminación.

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-


Procedencia por violación directa de la Constitución al aplicar el artículo
26 de la Ley 361 de 1997, de manera opuesta a la interpretación
constitucional

(…), existe un amplio y reiterado precedente constitucional que ha ajustado la


aplicación del artículo 26 de la Ley 361 de 1997 a los preceptos
constitucionales, a efectos de integrar por completo esta norma con el mandato
de igualdad contenido en el artículo 13 de la Constitución.

Referencia: expediente T-8.334.269

Acción de tutela instaurada por el señor


Néstor Raúl Álvarez en contra de la Sala
Cuarta de Descongestión de la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de
Justicia.

Magistrado ponente:
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS

Bogotá D.C., nueve (9) de marzo de dos mil veintidós (2022).

La Sala Plena de la Corte Constitucional, conformada por las magistradas


Karena Caselles Hernández, Diana Fajardo Rivera, Paola Andrea Meneses
Mosquera, Gloria Stella Ortiz Delgado, Cristina Pardo Schlesinger -quien la
preside-, y los magistrados Jorge Enrique Ibáñez Najar, Alejandro Linares
Cantillo, Antonio José Lizarazo Ocampo y José Fernando Reyes Cuartas, en
ejercicio de sus competencias constitucionales y legales, ha proferido la
siguiente:

SENTENCIA

I. ANTECEDENTES
[1]
Hechos

Sobre el proceso ordinario laboral

1. El señor Néstor Raúl Álvarez indicó que estuvo vinculado mediante contrato
de trabajo a término indefinido en la empresa Aire Ambiente S.A., del 27 de
[2]
septiembre de 1993 al 4 de abril de 2011 . El 4 de abril de 2011 fue despedido
a pesar de que contaba con diagnóstico de discopatía cervical detectada.

2. Por lo anterior, presentó demanda laboral ordinaria para que se declarara la


ineficacia del despido dado que no existió permiso de la autoridad laboral
competente. Este proceso fue tramitado por el Juzgado Décimo Laboral del
Circuito de Medellín y, en segunda instancia, por la Sala Laboral del Tribunal
Superior de la misma ciudad. En primera instancia, se declaró ilegal e ineficaz
el despido, se condenó a la empresa a pagar la sanción prevista en el artículo 26
de la Ley 361 de 1997 y se ordenó el reintegro del accionante.

3. Por su parte, el Tribunal indicó que “la jurisprudencia constitucional ha


desarrollado el tema de la protección laboral reforzada a favor de los
trabajadores discapacitados calificados, concluyendo que el beneficio no solo
aplica para quienes tienen determinado rango de porcentaje de PCL [pérdida
de capacidad laboral] sino que se extiende a aquellos cuya salud se deteriora
durante el desempeño de sus funciones y no pueden realizar sus labores en
condiciones regulares sin que sea necesaria la previa calificación que acredite
[3]
la condición de discapacidad en un determinado porcentaje” . Así, confirmó
la decisión del Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín.

4. La empleadora, Aire Ambiente S.A., presentó recurso extraordinario de


casación por vía directa. Aseguró que, contrario a las consideraciones de los
jueces de instancia, el “móvil o la causa de terminación del contrato no fue el
estado de discapacidad o debilidad del actor, que este no estaba calificado con
pérdida de capacidad laboral, y que tampoco se encontraba incapacitado”. Por
lo tanto, las decisiones del Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín y
de la Sala Laboral del Tribunal Superior de Medellín (i) interpretaron de forma
errónea los artículos 26 de la Ley 361 de 1997, 4 y 8 de la Ley 776 de 2002 y 7
del Decreto 2463 de 2011; (ii) aplicaron de forma errónea los preceptos 140 del
Código Sustantivo del Trabajo y 13 de la Constitución; y (iii) aplicaron
indebidamente la Ley 361 de 1997.

5. En sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020, notificada al


accionante el 5 de febrero de 2021, la Sala Cuarta de Descongestión de la Sala
de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia casó la sentencia y, en su
lugar, denegó las pretensiones del demandante. Sostuvo que el fuero de
estabilidad laboral reforzada previsto en la Ley 361 de 1997 no se otorga solo
porque el trabajador presente afectaciones de salud, sino que debe “acreditarse
la limitación física, psíquica o sensorial, correspondiente a una pérdida de
capacidad laboral con el carácter de moderada, severa o profunda y que sea
conocida por el empleador”.

La Sala de Casación Laboral indicó que la posición de la Corte Suprema se


explicó en detalle en la sentencia con radicado 25130 del 7 de febrero de 2006.
En dicha decisión se indicó que la protección del artículo 26 de la Ley 361 de
1997 no se aplica a personas con un grado de discapacidad menor a moderada.
Además, precisó que “el artículo 7 del Decreto 2463 de 2001 señala los
parámetros de severidad de las limitaciones en los términos del artículo 5 de la
Ley 361 de 1997; define que la limitación “moderada” es aquella en la que la
pérdida de la capacidad laboral oscila entre el 15% y el 25%; “severa”, la que
es mayor al 25% pero inferior al 50% de la pérdida de la capacidad laboral y
“profunda” cuando el grado de minusvalía supera el 50%”.

En consecuencia, concluyó que al momento del despido el accionante no


contaba con una pérdida de capacidad laboral de al menos el 15% y, por lo
tanto, su nivel de discapacidad no era ni siquiera moderado. Arribó a esta
conclusión tras constatar que la calificación del accionante se dio en el 2012, un
año después del despido.
Sobre la acción de tutela

6. El 18 de mayo de 2021 el señor Néstor Raúl Álvarez presentó acción de


tutela en contra de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia
por considerar vulnerados sus derechos fundamentales de acceso a la
administración de justicia, a la igualdad, a la protección social, al mínimo vital,
al trabajo y al debido proceso.

7. El accionante argumentó que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre


de 2020 se configuraron las siguientes causales de procedencia de la acción de
tutela contra providencias judiciales:

I) Desconocimiento del precedente. (i) Sobre el derecho a la estabilidad


reforzada y la aplicación de los artículos 1 y 26 de la Ley 361 de 1997, la
decisión no atendió al precedente de la Corte Constitucional establecido en la
sentencia T-434 de 2020. (ii) Frente al conocimiento del empleador de su
situación de salud, se desconoció el precedente establecido en las sentencias
SL5181-2019 y SL2841-2020, según las cuales “el conocimiento de esta [la
pérdida de capacidad laboral] por el empleador no necesariamente debe darse
a la terminación del contrato, así como la libertad en la prueba de estos
aspectos y en su apreciación conforme a la sana crítica”. Igualmente, sobre
este asunto, afirma se desconoció la sentencia T-434 de 2020 que definió
[4]
algunos supuestos con los que se acredita el conocimiento del empleador .

II) Violación directa de la Constitución. Se vulneró el artículo 13 de la


Constitución ya que el despido implicó una discriminación en razón a su estado
de debilidad manifiesta por sus padecimientos de salud. Además, la decisión de
la Corte Suprema lo puso en una situación de desventaja frente a los otros
trabajadores que han recibido la protección en diferentes sentencias de la Corte
Constitucional. Finalmente, aseguró que las restricciones de moderada, severa y
profunda son una elaboración de la Corte Suprema de Justicia pero que “ante la
Constitución Política, artículo 13 y frente a la jurisprudencia de la Corte
Constitucional sobre estabilidad laboral reforzada no dejan de ser una
decisión discriminatoria”.
8. Informó que por falta de recursos para asumir el valor de un tratamiento
oportuno actualmente tiene un diagnóstico de “radiculopatía crónica c6
derecha ya con atrofia y compromiso bíceps (poca movilidad del brazo
derecho)” y con un porcentaje de pérdida de capacidad laboral del 29,62% por
enfermedad común, establecido por la Junta Regional de Calificación de
Invalidez. Señaló que por su enfermedad no consigue trabajo y que está a cargo
de su familia, “pagando arriendo y servicios de un humilde aposento del barrio
popular de la Comuna 13 de Medellín”. Informó que está afiliado al régimen
subsidiado en salud y que no ha realizado aportes como cotizante a través de
ninguna empresa, pues no ha podido conseguir empleo.

9. Solicitó que se revoque la sentencia proferida por la Sala de Casación


Laboral de la Corte Suprema de Justicia y que se profiera una decisión que
proteja sus derechos fundamentales y respete las sentencias de primera y
segunda instancia.

Trámite procesal

10. Mediante auto del 7 de abril de 2021 la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia avocó conocimiento de la acción y corrió traslado a la
accionada.

[5]
Respuesta de las accionadas y vinculadas

11. La Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia remitió copia


de la providencia SL3937-2020. Adicionalmente, señaló que la sentencia
emitida se basó en los argumentos planteados en los dos cargos formulados y
con sujeción a las reglas propias del recurso extraordinario de casación. Indicó
que (i) no existe certeza acerca de que el 4 de abril de 2011 el trabajador
presentara una limitación moderada, es decir, igual o superior al 15% y (ii) en el
dictamen de la Junta Regional de Calificación de Invalidez de Antioquia se
estableció como fecha de estructuración de la invalidez el 16 de noviembre de
2012. En consecuencia “no se puede desprender de dicho medio probatorio que
para el 4 de abril de 2011 ese porcentaje fuera igual o superior al 15%”.
12. El Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín realizó una síntesis de
las actuaciones llevadas a cabo dentro del proceso ordinario laboral con
radicado 2013-01537. Sostuvo que la decisión de primera instancia, con apoyo
en las reglas de la sana crítica y la autonomía judicial, se tomó con base en la
jurisprudencia y las normas aplicables para la fecha de los hechos.

13. El señor Carlos Arturo Cadavid Valderrama, apoderado judicial del


accionante dentro del proceso ordinario laboral, coadyuvó sus argumentos y
solicitó dejar sin efecto la sentencia emitida en sede extraordinaria por la Sala
de Casación Laboral.

14. A pesar de ser vinculada por el juez de primera instancia, la empresa Aire
Ambiente S.A., empleadora del accionante, guardó silencio.

Sentencias objeto de revisión

Primera instancia. El 20 de abril de 2021 la Sala de Casación Penal de la Corte


Suprema de Justicia negó el amparo. Señaló que lo pretendido por el
accionante consiste en sustituir “la apreciación del análisis que al efecto
hicieron los jueces designados por el legislador para tomar la decisión
correspondiente”. Sostuvo que la discrepancia del accionante frente a las
valoraciones de la Corte no “habilita la interposición de la acción porque es un
mecanismo excepcional, el cual no fue diseñado como una instancia adicional”.
En tal sentido, la autonomía judicial para interpretar las normas permite que los
jueces tengan visiones disimiles sobre una misma situación, por lo que “la
razonabilidad de la argumentación presentada resulta relevante al momento de
hacer la valoración respectiva”. Afirmó que la interpretación del juez fue
razonable dado que con base en las pruebas obrantes en el expediente no resultó
posible determinar que para la fecha de la terminación de la relación laboral la
disminución de su capacidad laboral fuera de, al menos, el 15%.

15. Impugnación. El accionante y el señor Cadavid Valderrama impugnaron la


decisión reiterando tanto los argumentos de la acción de tutela como de la
intervención en primera instancia.
16. Segunda instancia. El 3 de junio de 2021 la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia confirmó la decisión de primera instancia. Indicó que
la decisión adoptada por la Sala de Casación Laboral no fue infundada o
arbitraria, sino que se apoyó en varias razones: (i) la Ley 361 de 1997 exige una
discapacidad moderada para poder otorgar la protección; (ii) el artículo 7 del
Decreto 2463 de 2001 señala los parámetros de severidad de las limitaciones en
los términos del artículo 5 de la Ley 361 de 1997 y define, entre otras cosas, que
la limitación “moderada” es aquella en la que la pérdida de la capacidad laboral
oscila entre el 15% y el 25%; y (iii) para el momento del despido el demandante
no contaba con un porcentaje de pérdida de capacidad laboral de más del 15%
pues, según el dictamen de la Junta Regional de Calificación de Invalidez de
Antioquia, esta se estructuró el 16 de noviembre de 2012.

Pruebas que obran en el expediente

i) Electromiografía del 10 de septiembre de 2019.


ii) Historia clínica del accionante del 11 de febrero de 2020.
iii) Órdenes para la realización de un “SS IRM de columna cervical simple” y
“cita con NCX con resultados” del 11 de febrero de 2020.
iv) Factura de EPM del mes de marzo de 2021 del inmueble donde habita el
accionante.
v) Sentencia SL3937-2020 de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema
de Justicia.

Trámite ante la Corte

17. Mediante auto del 15 de octubre de 2021 el magistrado ponente consideró


necesario practicar pruebas con el fin de obtener la totalidad del expediente y el
estado actual del accionante. Así, solicitó: (i) a la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia remitir una copia íntegra del expediente de tutela con
radicado 11001-02-04-000-2021-00655-01; (ii) a la Sala de Casación Laboral
de la Corte Suprema de Justicia, a la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito de Medellín y al Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín
remitir copia íntegra del expediente del proceso laboral con radicado 79058 y;
(iii) al accionante que informara sobre su estado de salud y su situación
socioeconómica.
18. Por correo electrónico recibido el 25 de octubre de 2021, la Sala de
Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia envió a este tribunal el
expediente requerido.

19. El accionante respondió al auto de pruebas a través de una serie de correos


electrónicos recibidos entre el 25 de octubre y el 5 de noviembre de 2021.
Informó que no está afiliado a ninguna EPS y que su aparente vinculación a la
EPS SURA se debió a un error de la empresa Peniel JM Ingeniería, como lo
confirmó esta entidad en oficio en el que indica: “corroboramos que usted
nunca realizó ningún proceso de vinculación a nuestra compañía y que por
error se realizó un proceso de afiliación”.

Adicionalmente, aportó el resultado de una resonancia magnética realizada el 3


de noviembre de 2021 por la IPS Dinámica en la cual se indicó como
impresión diagnóstica: “cambios por osteocondrosis de la columna cervical
con artrosis uncovertebral y facetaria que afecta principalmente a: C4-C5 con
complejo disco osteofito central que en conjunto estrecha el canal central con
estenosis foraminal derecha entrando en contacto con la raíz nerviosas
correspondientes. C5-C6 y C6-C7 con complejo disco osteofito central con
estenosis foraminal bilateral”.

20. En auto del 12 de noviembre de 2021 se requirió a la Sala de Casación


Laboral de la Corte Suprema de Justicia, a la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito de Medellín y al Juzgado Décimo Laboral del Circuito de
Medellín para que atendieran a los requerimientos decretados mediante auto
del 15 de octubre de 2021.

21. Mediante comunicación del 29 de noviembre de 2021 el Juzgado Décimo


Laboral del Circuito de Medellín envió a este tribunal el expediente requerido.

II. CONSIDERACIONES
Competencia

1. Esta Sala es competente para analizar el fallo materia de revisión, de


conformidad con lo establecido en los artículos 86 y 241-9 de la Constitución
[6]
Política y 31 a 36 del Decreto Ley 2591 de 1991 .

Problema jurídico y metodología de la decisión

2. El señor Néstor Raúl Álvarez presentó una acción de tutela en contra de la


Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia por considerar
vulnerados sus derechos fundamentales de acceso a la administración de
justicia, a la igualdad, a la protección social, al mínimo vital y al trabajo.
Consideró que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 se
configuró (i) un desconocimiento del precedente y (ii) una violación directa de
la Constitución.

3. El accionante invoca como vulnerados los derechos de acceso a la


administración de justicia, a la igualdad, a la protección social, al mínimo vital y
al trabajo y, al mismo tiempo, alega que se configuraron varios defectos en la
decisión adoptada por la Corte Suprema de Justicia en sede de casación. Así, la
Sala Plena entiende que, en este caso, el asunto principal a resolver es la
presunta vulneración del derecho al debido proceso del accionante y su
incidencia en la vulneración al derecho a la estabilidad laboral reforzada.

4. Corresponde a la Sala Plena verificar la procedencia de la acción de tutela y


posteriormente resolver el siguiente problema jurídico:

¿Vulneró la Corte Suprema de Justicia el derecho fundamental al debido


proceso -desconocimiento del precedente y violación directa de la
Constitución- y, consecuencialmente, el derecho a la estabilidad laboral
reforzada, al adoptar una sentencia conforme a la cual para el amparo
de la garantía a la estabilidad laboral prevista en la Ley 361 de 1997 es
necesario que el trabajador pruebe, entre otras cosas, una pérdida de
capacidad laboral superior al 15%?
5. Para resolver esto, la Sala Plena (i) reiterará los requisitos de procedencia de
la acción de tutela contra providencia judicial haciendo énfasis en las causales
por desconocimiento del precedente y violación directa de la Constitución; (ii)
estudiará el precedente de la Corte Constitucional sobre la garantía de
estabilidad laboral reforzada; y (iii) resolverá el caso concreto.

La acción de tutela contra providencias judiciales

6. En la sentencia C-590 de 2005, la Corte estableció los requisitos generales


(de carácter procesal) y las causales específicas (de naturaleza sustantiva) de
procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales. Estos han sido
reiterados en múltiples decisiones y, en materia de estabilidad laboral reforzada,
en las sentencias T-614 de 2011, SU-556 de 2014 y T-322 de 2019.

7. Los requisitos generales de procedencia exigen verificar (i) la legitimación en


la causa por activa y por pasiva; (ii) que la cuestión sea de relevancia
constitucional; (iii) que se hayan agotado todos los medios de defensa judicial al
alcance del peticionario; (iv) que se cumpla el principio de inmediatez; (v) que
si se trata de una irregularidad procesal la misma sea decisiva en el proceso; (vi)
que se identifiquen de manera razonable los hechos que generaron la
vulneración de los derechos fundamentales; y (vii) que no se cuestione una
sentencia de tutela, de control abstracto de constitucionalidad o una sentencia
[7]
del Consejo de Estado de nulidad por inconstitucionalidad .

8. Igualmente, la Corte ha desarrollado ocho causales específicas de


procedibilidad que corresponden a los defectos de las decisiones judiciales: (i)
defecto orgánico, (ii) defecto procedimental absoluto, (iii) defecto fáctico, (iv)
defecto material o sustantivo, (v) error inducido, (vi) decisión sin motivación,
(vii) desconocimiento del precedente y (viii) violación directa de la
Constitución. Por lo tanto, en caso de que se supere el análisis de procedencia
general, se reiterará la jurisprudencia respecto a estas hipótesis y, en particular,
las que corresponden a los dos últimos defectos, que fueron los invocados por el
accionante.

Desconocimiento del precedente


9. A efectos de delimitar el alcance de esta causal específica -relevante en esta
oportunidad según el escrito de tutela- la Corte se referirá brevemente (i) al
fundamento constitucional de la fuerza vinculante de la jurisprudencia; (ii) al
sentido específico que tiene la expresión “precedente” y el modo de identificar
su existencia; y (iii) a las reglas relativas a la posibilidad de apartarse del mismo
, en particular, las exigencias argumentativas diferenciadas según la autoridad
que lo ha establecido.

10. El artículo 230 de la Constitución prevé que la jurisprudencia es un criterio


auxiliar de la actividad judicial. Esta prescripción suscitó significativos debates
acerca del carácter vinculante del precedente y de las decisiones de los órganos
de cierre. Después de considerar diversas aproximaciones sobre el papel de la
jurisprudencia como fuente del derecho en el sistema jurídico, la práctica
interpretativa de este tribunal indicó que la calificación que de ella hacía el
artículo 230 no implicaba que las reglas de decisión definidas por los jueces
carecieran por completo de fuerza vinculante[8]. En esa dirección la referida
disposición debía armonizarse con el mandato de trato igual adscrito al artículo
13 de la Carta en virtud del cual las situaciones fácticas análogas debían ser
tratadas de la misma manera por las autoridades judiciales.

11. Este punto de partida, que sería objeto de diversas precisiones, exigió a la
Corte delimitar las categorías que hacen posible definir en qué sentido y con
qué alcance la jurisprudencia constitucional podría considerarse vinculante. Con
ese propósito, ha precisado el alcance de la expresión “precedente” indicando
que corresponde a “aquel antecedente del conjunto de sentencias previas al
caso que se habrá de resolver que por su pertinencia para la resolución de un
problema jurídico constitucional, debe considerar necesariamente un juez o
una autoridad determinada, al momento de dictar sentencia”[9]. Igualmente, ha
considerado que este es “el mecanismo que le da facultades a los funcionarios
judiciales para resolver los casos con fundamento en decisiones anteriores,
puesto que existen similitudes entre los hechos, los temas constitucionales, las
normas y los problemas jurídicos planteados”[10].

12. La existencia de un precedente impone determinar la pertinencia de la


decisión previa para resolver el nuevo caso. Dicha pertinencia, en lo que se
refiere a sentencias de tutela, se encuentra determinada (i) por el carácter
análogo de las situaciones fácticas, (ii) por la similitud de los problemas
jurídicos que deben ser abordados y (iii) por la existencia de una regla de
solución integrada a la razón de la decisión y que sea relevante para el nuevo
caso[11]. Este triple examen constituye una condición necesaria para afirmar la
existencia de un precedente pertinente y, por ello, vinculante.

13. La Corte ha entendido que “en sentido técnico, lo que tiene valor de
precedente es la ratio decidendi de la(s) sentencia(s) pertinente(s)”[12]. Al
respecto, ha indicado que el precedente se identifica con “la regla que de ella se
desprende, aquella decisión judicial que se erige, no como una aplicación del
acervo normativo existente, sino como la consolidación de una regla
desprendida de aquel y extensible a casos futuros, con identidad jurídica y
fáctica”[13]. Es, dicho de modo más preciso, “la formulación general, más allá
de las particularidades irrelevantes del caso, del principio, regla o razón
general que constituyen la base de la decisión judicial específica”[14] o, en
otras palabras, “el fundamento normativo directo de la parte resolutiva”[15].
Este planteamiento excluye, entonces, el carácter vinculante de los obiter dicta
o dichos de paso, esto es, “toda aquella reflexión adelantada por el juez al
motivar su fallo, pero que no es necesaria a la decisión, por lo cual son
opiniones más o menos incidentales en la argumentación del funcionario”[16].

14. La Corte también ha explicado con detalle el fundamento del valor jurídico
del precedente. Su obligatoriedad, ha dicho, no solo se apoya en el mandato de
trato igual. Militan en su favor cuatro razones adicionales[17]: (i) asegura la
coherencia y seguridad jurídica, pues “las normas, si se quiere que gobiernen la
conducta de los seres humanos, deben tener un significado estable”; (ii) es
necesaria para “proteger la libertad ciudadana y permitir el desarrollo
económico, ya que una caprichosa variación de los criterios de interpretación
pone en riesgo la libertad individual, así como la estabilidad de los contratos y
de las transacciones económicas”; y (iii) materializa en la actividad judicial el
cumplimiento de condiciones mínimas de racionalidad y universalidad.

15. El reconocimiento del precedente en los términos antes señalados ha


suscitado, al mismo tiempo, la cuestión relativa a los efectos derivados de su
fuerza vinculante. Destacó la Corte que “para cumplir su propósito como
elemento de regulación y transformación social, la creación judicial de derecho
debe contar también con la suficiente flexibilidad para adecuarse a realidades
y necesidades sociales cambiantes”[18] y, en esa dirección, “no se puede dar a
la doctrina judicial un carácter tan obligatorio que con ello se sacrifiquen
otros valores y principios constitucionalmente protegidos, o que petrifique el
derecho hasta el punto de impedirle responder a las necesidades sociales”[19].
Advirtió entonces, que la fuerza del precedente no puede ser absoluta y, en
consecuencia, debe reconocerse la posibilidad de apartarse. Para el efecto,
precisó que ello es posible si y solo si, la autoridad judicial[20] cumple dos
cargas particulares.

16. La primera carga, denominada “de transparencia”, exige un


“reconocimiento expreso del precedente respecto del cual el operador judicial
pretende apartarse” dado que no puede ignorar su existencia. Y, una vez
identificado, tiene a su cargo el deber de exponer de manera precisa y detallada
(a) en qué consiste, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo
en que ha tenido lugar su aplicación. Las personas tienen el derecho a exigir una
descripción precisa de la regla judicial vigente y relevante en el momento en
que su caso será decidido. El desconocimiento de este deber implica la
infracción del mandato de actuación de buena fe. Es posible afirmar que el
cumplimiento de esta exigencia se integra a la obligación de todos los jueces de
motivar adecuadamente las providencias.

17. La segunda carga, conocida como “de argumentación”[21], impone el deber


de justificar de manera clara y precisa las razones por las cuales ha decidido
separarse del precedente existente. Se trata de un requerimiento particularmente
exigente y proscribe no seguir el precedente a menos que existan razones para
ello. El precedente cumple una función de “descargue” que no impone justificar
su aplicación cuando se cumplen las condiciones para que ello sea posible. Pero
cuando el juez desafía su aplicación la obligación de fundamentar la separación
se encuentra a su cargo. No basta invocar la autonomía judicial para dejar atrás
el precedente.

18. La Sala Plena debe detenerse en esta última cuestión a partir de la


consideración de dos factores relevantes: (i) el tipo de razones que -prima facie-
permiten la separación y (ii) la incidencia que en ello puede tener la autoridad
judicial de la que proviene el precedente.

17.1 Sobre el tipo de argumentos admisibles para separarse del precedente, la


sentencia C-836 de 2001 -y nuevamente a propósito de la regulación relativa a
la «doctrina probable»-, señaló que ello puede ocurrir demostrando (a) cambios
en la legislación dado que, de no proceder así “se estaría contraviniendo la
voluntad del legislador, y por supuesto, ello implicaría una contradicción con
el principio de colaboración armónica entre las ramas del poder (artículo 113)
y vulneraría el principio democrático de soberanía popular (artículos 1º y 3º)”;
(b) cambios en la situación social, política o económica de modo “que la
ponderación e interpretación del ordenamiento (…) no resulten adecuadas
para responder a las exigencias sociales”[22]; y (c) ausencia de claridad “en
cuanto al precedente aplicable, debido a que la jurisprudencia sobre un
determinado aspecto de derecho sea contradictoria o imprecisa”[23].
Finalmente, la Corte también consideró posible separarse de un precedente
cuando pueda evidenciarse (d) un error de la jurisprudencia por ser “contraria a
los valores, objetivos, principios y derechos en los que se fundamenta el
ordenamiento jurídico”.

17.2 Sobre la fuente de la regla de decisión cuyo abandono se pretende, se


torna relevante la distinción fijada en la jurisprudencia entre el precedente
horizontal y el vertical[24]. El primero se predica de las providencias originadas
en el mismo juez o en autoridades judiciales de la misma jerarquía. El vertical
implica el respeto por las decisiones emitidas por el superior jerárquico o por el
órgano de cierre. Esa distinción tiene como efecto la fijación de requerimientos
argumentativos de diferente fuerza o potencia.

17.3 La articulación de estas dos variables -las razones posibles para separarse
del precedente y el origen de la regla judicial- ha impuesto la necesidad de
establecer distinciones acerca de la fuerza o potencia con la que se debe cumplir
la carga de la argumentación. Esta Corporación, refiriéndose al carácter
vinculante de la jurisprudencia de la Corte Suprema y a la posibilidad de
separarse de ella indicó:

“Con todo, como se dijo antes, la fuerza normativa de la doctrina probable proviene
(1) de la autoridad otorgada constitucionalmente al órgano encargado de establecerla,
unificando la jurisprudencia ordinaria nacional; (2) del carácter decantado de la
interpretación que dicha autoridad viene haciendo del ordenamiento positivo,
mediante una continua confrontación y adecuación a la realidad social y; (3) del
deber de los jueces respecto de a) la igualdad frente a la ley y b) la igualdad de trato
por parte de las autoridades y; (4) del principio de buena fe que obliga también a la
rama jurisdiccional, prohibiéndole actuar contra sus propios actos. Por otra parte, la
autoridad de la Corte Suprema para unificar la jurisprudencia tiene su fundamento en
la necesidad de garantizar los derechos fundamentales de las personas y esta
atribución implica que la Constitución le da un valor normativo mayor o un “plus” a
la doctrina de esa alta Corporación que a la del resto de los jueces de la jurisdicción
ordinaria. Ello supone que la carga argumentativa que corresponde a los jueces
inferiores para apartarse de la jurisprudencia decantada por la Corte Suprema es
mayor que la que corresponde a este órgano para apartarse de sus propias decisiones
por considerarlas erróneas”[25] (Negrillas no hacen parte del texto).

De las palabras de este tribunal se desprende (i) que los precedentes de la Corte
Suprema de Justicia -o del Consejo de Estado- se encuentran revestidos de una
especial fuerza debido a su condición de órgano de cierre; (ii) que es posible
separarse de ellos cumpliendo una especial carga argumentativa dado que
ostentan “un valor normativo mayor” o un “plus”; y (iii) que dicha carga es
variable en función de la autoridad que pretenda separarse del precedente. Esta
consideración resulta medular y debe ser tenida en cuenta para resolver la
tensión que puede surgir entre el deber de seguimiento del precedente y las
facultades que se adscriben a la autonomía judicial: cuando se incrementan las
atribuciones constitucionales de un órgano judicial para interpretar con
autoridad el ordenamiento puede afirmarse que se reduce la posibilidad de que
los jueces disputen, controviertan o desafíen su precedente y, en consecuencia,
la carga argumentativa para ello se torna más exigente. Es precisamente esta
idea la que explica, el “plus” o “mayor valor normativo” de la jurisprudencia de
la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado.

19. Ahora bien, una cuestión resulta de especial importancia en esta


oportunidad: ¿puede una autoridad judicial separarse del precedente fijado por
la Corte Constitucional? La Sala Plena de este Tribunal, en decisión que ahora
se reitera, ha señalado que ello resulta posible si la autoridad judicial
correspondiente satisface adecuadamente la doble carga antes referida. En la
sentencia SU-354 de 2017, al establecer la importancia prevalente de la
jurisprudencia constitucional, indicó que “[l]o dicho previamente no conlleva
necesariamente a que en todos los casos los jueces deban acogerse al
precedente judicial [constitucional]”. Según allí se indicó “[e]xisten ciertos
eventos en los que la autoridad puede desligarse del mismo, siempre que
argumente de manera rigurosa y clara las razones por las cuales procede de
ese modo”.

Frente a esta separación del precedente la Corte indicó, reiterando la sentencia


C-621 de 2015, que “una vez identificada la jurisprudencia aplicable al caso,
la autoridad judicial sólo puede apartarse de la misma mediante un proceso
expreso de contra-argumentación que explique las razones del apartamiento”
explicando, por ejemplo,, un “desacuerdo con las interpretaciones
normativas realizadas en la decisión precedente” o la “discrepancia con la
regla de derecho que constituye la línea jurisprudencial”. Según indicó “la
posibilidad de apartamiento del precedente emanado de las corporaciones
judiciales de cierre de las respectivas jurisdicciones supone, en primer término,
un deber de reconocimiento del mismo [carga de transparencia] y,
adicionalmente, de explicitación de las razones de su desconsideración en el
caso que se juzga [carga de argumentación]”.

20. Ahora bien, teniendo en cuenta la función de la Corte Constitucional para


interpretar la Constitución (Arts. 3, 4 y 241) y las demás fuentes del
ordenamiento en su relación con ella[26], la separación de sus precedentes por
parte de otras autoridades judiciales se torna especialmente difícil. En otras
palabras, el precedente fijado por la Sala Plena de la Corte Constitucional o que
[27]
constituya jurisprudencia en vigor , muestra una especial resistencia a su
modificación.

21. La Corte Constitucional ha indicado que “los precedentes jurisprudenciales


de la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la Sala Disciplinaria
del Consejo Superior de la Judicatura, deben respetar la interpretación
vinculante que realice la Corte Constitucional, la cual es prevalente en materia
de interpretación de los derechos fundamentales y de la Constitución en
general”[28] (subrayado no original). Igualmente, al estudiar el mecanismo de
extensión de jurisprudencia del Consejo de Estado, en la sentencia C-816 de
2011 sostuvo que “las autoridades, al extender los efectos de las sentencias de
unificación jurisprudencial dictadas por el Consejo de Estado-, deben
incorporar en sus fallos de manera preferente las decisiones de la Corte
Constitucional que interpreten las normas constitucionales aplicables a la
resolución de los asuntos de su competencia”[29] (subrayado no original).
Finalmente, en la sentencia SU-354 de 2017 señaló que “respecto a la
interpretación de la Constitución en materia de derechos fundamentales, tienen
prevalencia respecto de la interpretación que sobre la misma realicen los
demás órganos judiciales, al habérsele encargado la guarda de la supremacía
de la Constitución” (subrayado no original).

22. Frente a la especial fuerza de este precedente, debe tenerse en cuenta la


sentencia SU-113 de 2018. En dicha oportunidad la Corte sostuvo que “tanto
los fallos proferidos en control abstracto como en concreto están amparados
por la fuerza vinculante, ‘debido a que determinan el contenido y alcance de la
normatividad superior, al punto que su desconocimiento significaría una
violación de la constitución’”. En materia de control concreto, se indicó que “en
el estudio de las acciones de tutela se interpreta y aplica la Constitución
Política desde la perspectiva de los derechos fundamentales, de modo que ‘no
puede perderse de vista que en esa labor se fija el contenido y alcance de las
disposiciones superiores’”.

23. Surge entonces una nueva pregunta- Si -como ya se ha dicho- es posible


separarse de un precedente de la Corte Constitucional, ¿qué implica,
específicamente, la fórmula según la cual la autoridad judicial debe argumentar
“de manera rigurosa y clara las razones por las cuales procede de ese modo”
empleada en la sentencia SU-354 de 2017? Una respuesta definitiva es difícil.
Sin embargo, si la jurisprudencia fijada por esta Corporación debe orientar y
comprometer la actuación de todas las autoridades judiciales, es necesario
identificar con cuidado las condiciones bajo las cuales podría tener lugar esa
separación.

24. A juicio de la Sala Plena cuando una autoridad judicial decida apartarse del
precedente de la Corte Constitucional debe ser particularmente cuidadosa y
rigurosa. En esa dirección requiere cumplir con especial detenimiento la doble
carga antes referida. (1) La carga de transparencia, que exige exponer de manera
clara, precisa y detallada (a) en qué consiste el precedente del que pretende
separarse, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo en que ha
tenido lugar su aplicación. (2) La carga de argumentación, que impone el deber
de presentar razones especialmente poderosas -no simples desacuerdos- por
las cuales se separa del precedente y, en ese contexto, exige explicar por qué
tales razones justifican afectar los principios de seguridad jurídica, igualdad,
buena fe y coherencia.

25. La Corte estima necesario precisar que no constituyen, en estricto sentido,


supuestos de separación de precedente aquellos razonamientos que se dirigen a
demostrar que los hechos del caso son diferentes o que la regla que se invoca
como precedente en realidad corresponde a un obiter dicta. Ello, naturalmente,
no excluye que se controle la corrección de las razones con fundamento en las
cuales se afirma que los hechos del caso son diferentes o que una razón es
apenas un obiter dicta.

26. Así las cosas, la presente decisión precisa la jurisprudencia en materia de


desconocimiento del precedente de la Corte Constitucional. Por lo tanto, cuando
una autoridad judicial decida apartarse de dicho precedente debe cumplir con
dos cargas. (1) La carga de transparencia, que exige exponer de manera clara,
precisa y detallada (a) en qué consiste el precedente del que se va a separar, (b)
las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo en que ha tenido lugar su
aplicación. (2) La carga de argumentación, que impone presentar razones
especialmente poderosas con capacidad de justificar la separación.

[30]
Breve caracterización del defecto por violación directa de la Constitución

27. La Corte ha reconocido el valor normativo de los preceptos constitucionales


y las diferentes normas que incluye la Constitución de 1991. En efecto, se trata
de disposiciones que “pueden ser aplicadas directamente por las autoridades y
[31]
los particulares en algunos casos” .

28. Este defecto puede configurarse en diferentes hipótesis. En primer lugar,


porque no se aplica una norma fundamental al caso. Esto ocurre porque: (a) en
la solución del caso se dejó de interpretar y aplicar una disposición legal de
conformidad con el precedente constitucional; (b) se trata de un derecho
fundamental de aplicación inmediata; y (c) en las decisiones se vulneraron
derechos fundamentales y no se tuvo en cuenta el principio de interpretación
conforme con la Constitución.
29. En segundo lugar, este defecto se configura cuando se aplica la ley al
margen de los preceptos consagrados en la Constitución. En escenarios como
este, los jueces deben tener en cuenta la excepción de inconstitucionalidad
contenida en el artículo 4 constitucional. Esto es así pues “la Carta es norma de
normas y, cuando existe incompatibilidad con las disposiciones legales, debe
[32]
aplicarse de preferencia las constitucionales” .

La garantía de la estabilidad laboral reforzada

30. El artículo 13 de la Constitución impone al Estado la obligación de


promover las condiciones para lograr que el mandato de igualdad sea real y
efectivo, especialmente para las personas que se encuentran en estado de
debilidad manifiesta, de acuerdo con su condición económica, física o mental.

31. Para cumplir con esta exigencia y las emanadas del principio de solidaridad
[33]
social y de la cláusula de Estado Social , se ha establecido una garantía para
los trabajadores que se encuentran en condiciones de debilidad manifiesta por
situaciones de salud. La estabilidad laboral reforzada protege “a aquellas
personas susceptibles de ser discriminadas en el ámbito laboral y que se
concreta en gozar de la posibilidad de permanecer en su empleo, a menos que
[34]
exista una justificación no relacionada con su condición” .

32. Esta garantía también es reconocida en el ámbito del derecho internacional.


En la Observación 18 del Comité de Derechos Humanos se indica que “[e]n
virtud del párrafo 2 del artículo 2, así como del artículo 3, el Pacto proscribe
toda discriminación en el acceso al empleo y en la conservación del mismo por
motivos de (…) discapacidad física o mental, estado de salud (incluso en caso
de infección por el VIH/SIDA) (…) o de otra naturaleza, con la intención, o que
tenga por efecto, oponerse al ejercicio del derecho al trabajo en pie de
igualdad, o hacerlo imposible”. Igualmente, el artículo 6 del Convenio 158 de
la OIT indica que “la ausencia temporal del trabajo por motivo de enfermedad
o lesión no deberá constituir una causa justificada de terminación de la
relación de trabajo”.
33. En atención a este mandato, el legislador profirió la Ley 361 de 1997, “[p]or
la cual se establecen mecanismos de integración social de las personas en
situación de discapacidad y se dictan otras disposiciones”. El artículo 26 de
esta norma incluye la garantía de la estabilidad laboral reforzada de la siguiente
manera:

“ARTÍCULO 26. NO DISCRIMINACIÓN A PERSONA EN SITUACIÓN DE


DISCAPACIDAD. En ningún caso la discapacidad de una persona, podrá ser
motivo para obstaculizar una vinculación laboral, a menos que dicha discapacidad
sea claramente demostrada como incompatible e insuperable en el cargo que se va a
desempeñar. Así mismo, ninguna persona en situación de discapacidad podrá ser
despedida o su contrato terminado por razón de su discapacidad, salvo que medie
autorización de la oficina de Trabajo.

No obstante, quienes fueren despedidos o su contrato terminado por razón de su


discapacidad, sin el cumplimiento del requisito previsto en el inciso anterior, tendrán
derecho a una indemnización equivalente a ciento ochenta días del salario, sin
perjuicio de las demás prestaciones e indemnizaciones a que hubiere lugar de
acuerdo con el Código Sustantivo del Trabajo y demás normas que lo modifiquen,
adicionen, complementen o aclaren”.

34. La jurisprudencia de la Corte Constitucional se ha ocupado en múltiples


ocasiones de precisar el alcance de esta figura. En la sentencia SU-049 de 2017
la Corte unificó su jurisprudencia en lo relativo a la aplicación del artículo 26
referido. Importante resulta advertir que las Salas de Revisión de la Corte
Constitucional han aplicado las reglas dispuestas en la SU-049 de 2017 tanto
para casos de estabilidad ocupacional como para estabilidad laboral
[36]
reforzada[35]. Llegó a cuatro conclusiones :

i) La norma se aplica a todas las personas en situación de


discapacidad, sin que esto implique agravar las condiciones de
acceso a los beneficios que traía la Ley en su versión original,
que utilizaba la expresión personas con “limitación” o
[37]
“limitadas” ;
ii) Se extiende a todas las personas en situación de discapacidad,
así entendida, “sin entrar a determinar ni el tipo de limitación
[38]
que se padezca, ni el grado o nivel de dicha limitación” ;
iii) Para exigir la extensión de los beneficios contemplados en la
Ley es útil, pero no necesario, contar con un carné de seguridad
[39]
social que indique el grado de pérdida de capacidad laboral ;
y
iv) “No es la Ley expedida en democracia la que determina
cuándo una pérdida de capacidad es moderada, severa o
[40]
profunda, pues esta es una regulación reglamentaria” .

35. Así, para determinar si una persona es beneficiaria o no de la garantía de


estabilidad laboral reforzada no es perentoria la existencia de una calificación
de pérdida de capacidad laboral. Esta Corporación ha concluido que la
protección depende de tres supuestos: (i) que se establezca que el trabajador
realmente se encuentra en una condición de salud que le impida o dificulte
significativamente el normal y adecuado desempeño de sus actividades; (ii) que
la condición de debilidad manifiesta sea conocida por el empleador en un
momento previo al despido; y (iii) que no exista una justificación suficiente para
la desvinculación, de manera que sea claro que la misma tiene origen en una
[41]
discriminación .

i) Que se establezca que el trabajador realmente se encuentra en una condición


de salud que le impida o dificulte significativamente el normal y adecuado
desempeño de sus actividades. Sobre este supuesto la Corte ha establecido lo
[42]
siguiente :

Para la Sala Plena es importante indicar que el siguiente no es un listado


taxativo de los eventos donde opera la garantía de estabilidad laboral reforzada,
sino que se trata de una sistematización de algunas reglas que es posible
identificar en los pronunciamientos de las diferentes salas de revisión de la
Corte. Por lo mismo, el juez deberá valorar los elementos de cada caso concreto
para determinar si el accionante es titular de esta garantía.
Supuesto Eventos que permiten acreditarlo

Condición de salud que (a) En el examen médico de retiro se advierte sobre la


impide enfermedad o al momento del despido existen
significativamente el recomendaciones médicas o se presentó incapacidad médica
normal desempeño [43]
durante días antes del despido .
laboral

(b) Existe incapacidad médica de varios días vigente al


[44]
momento de la terminación de la relación laboral .

(c) Se presenta el diagnóstico de una enfermedad y el


[45]
consecuente tratamiento médico .

(d) Existe el diagnóstico médico de una enfermedad


efectuado durante el último mes del despido, dicha
enfermedad es causada por un accidente de trabajo que
genera consecuentes incapacidades médicas anteriores a la
fecha de terminación de la vinculación, y la calificación de
[46]
PCL tiene lugar antes del despido .
Afectación psicológica o (a) El estrés laboral genere quebrantos de salud física y
psiquiátrica que impida [47]
mental .
significativamente el
normal desempeño
laboral (b) Al momento de la terminación de la relación laboral el
actor se encuentre en tratamiento médico y presente
diferentes incapacidades, y recomendaciones laborales.
Cuando, además, el accionante informe al empleador, antes
del despido, que su bajo rendimiento se debe a la condición
de salud, y que después de la terminación de la vinculación
[48]
continúe la enfermedad .

(c) El estrés laboral cause quebrantos de salud física y mental


[49]
y, además, se cuente con un porcentaje de PCL .

Inexistencia de una (a) No se demuestra la relación entre el despido y las


condición de salud que [50]
afecciones en salud, y la PCL es de un 0% .
impida
significativamente el
normal desempeño (b) El accionante no presenta incapacidad médica durante el
laboral último año de trabajo, y solo debe asistir a controles por un
antecedente médico, pero no a un tratamiento médico en
[51]
sentido estricto .

ii) Que la condición de debilidad manifiesta sea conocida por el empleador en


un momento previo al despido. Dado que la garantía de la estabilidad laboral
reforzada constituye un medio de protección frente a la discriminación, es
necesario que el despido sea en razón a la discapacidad del trabajador para que
opere esta garantía. Por lo mismo, se hace necesario que el empleador conozca
la situación de salud del trabajador al momento de la terminación del vínculo.
Este conocimiento se acredita en los siguientes casos:

“1) La enfermedad presenta síntomas que la hacen notoria.


2) El empleador tramita incapacidades médicas del funcionario, quien después del
periodo de incapacidad solicita permisos para asistir a citas médicas, y debe cumplir
recomendaciones de medicina laboral.

3) El accionante es despedido durante un periodo de incapacidad médica de varios días,


por una enfermedad que generó la necesidad de asistir a diferentes citas médicas durante
la relación laboral.

4) El accionante prueba que tuvo un accidente de trabajo durante los últimos meses de la
relación, que le generó una serie de incapacidades y la calificación de un porcentaje de
PCL antes de la terminación del contrato.

5) El empleador decide contratar a una persona con el conocimiento de que tiene una
enfermedad diagnosticada, que al momento de la terminación del contrato estaba en
tratamiento médico y estuvo incapacitada un mes antes del despido.

6) No se le puede imponer al trabajador la carga de soportar las consecuencias de que en


razón a un empalme entre una antigua y nueva administración de una empresa no sea
posible establecer si esa empresa tenía conocimiento o no del estado de salud del actor.
Por tanto, se da prevalencia a las afirmaciones y pruebas del accionante, y no a las de la
demandada en la contestación de la tutela.

7) Los indicios probatorios evidencian que durante la ejecución del contrato, el


trabajador tuvo que acudir en bastantes oportunidades al médico, presentó incapacidades
[52]
médicas, y en la tutela afirma que le informó de su condición de salud al empleador” .

Por el contrario, este conocimiento no se acredita cuando (i) ninguna de las


partes prueba su argumentación; (ii) la enfermedad se presenta en una fecha
posterior a la terminación del contrato; (iii) el diagnóstico médico se da después
del despido; y (iv) pese a la asistencia a citas médicas durante la vigencia de la
relación, no se presentó incapacidad o recomendaciones laborales como
[53]
consecuencia de dichas citas médicas .

iii) Que no exista una justificación suficiente para la desvinculación, de manera


que sea claro que la misma tiene origen en una discriminación. Para proteger a
la persona en situación de discapacidad, se presume que el despido se dio por
causa de esta. Sin embargo, esta es una presunción que puede desvirtuarse pues
la carga de la prueba le corresponde al empleador, para mostrar que el despido
[54]
obedece a una justa causa .

36. Expuestas estas reglas y dado que el caso concreto se refiere a un trabajador
que no se encontraba incapacitado al momento del despido, pero sí contaba con
una disminución en su estado de salud, a continuación, la Sala refiere algunos
pronunciamientos relevantes.

37. En la sentencia T-703 de 2016 la Sala Segunda de Revisión conoció el caso


de un trabajador que (i) contaba con el diagnóstico de “hernia del núcleo
pulposo L4-L5, L5-S1 + compromiso neurológico”; (ii) tenía recomendaciones
laborales que indicaban “evitar subir y bajar frecuentemente escaleras, no
levantar pesos mayores a 15 Kg y usar calzado con suela blanda”; y (iii) estuvo
incapacitado 10 días antes del despido. En dicha oportunidad la Corte constató
que la terminación unilateral del contrato por parte del empleador no se debió a
una causal objetiva, pues el cargo que el accionante desempeñaba seguía
existiendo y era clara la disminución de su capacidad laboral por su salud.

38. En la providencia T-052 de 2020 la Sala Quinta de Revisión estudió un


expediente en el cual una trabajadora fue desvinculada a pesar de (i) tener
diagnóstico de “[d]olor crónico intratable” y “[l]umbago no especificado” y (ii)
contar con varias incapacidades previas al despido, incluso un día antes de que
ello ocurriera. Al respecto, la Corte sostuvo que el empleador no demostró una
causal objetiva pues solo se limitó a indicar que la copropiedad donde se
desempeñaba la accionante solicitó un cambio de funcionario.

39. En la decisión T-099 de 2020 la Sala Séptima de Revisión conoció el caso


de 11 funcionarias de la Policía Nacional que se dedicaban a la confección de
[55]
uniformes y que por su trabajo contaban con diferentes diagnósticos . Por
estas patologías, la Corte constató que las accionantes “han estado
incapacitadas, asistiendo a exámenes, terapias físicas y controles médicos con
especialista, algunas sometidas a procedimientos quirúrgicos, otras con un
porcentaje de pérdida de capacidad laboral o en proceso de calificación del
mismo”. En dicha oportunidad, se concedió el amparo indicando que era
evidente la disminución en la capacidad laboral de las accionantes en este caso.
40. En la sentencia T-386 de 2020 la Sala Primera de Revisión conoció el caso
de un accionante que se desempeñaba como cocinero y tras presentar dolores en
el trabajo fue diagnosticado con “Glioma difuso, al menos grado II de la OMS”.
El accionante tuvo episodios convulsivos en el trabajo y tuvo que ser reubicado,
mientras que la EPS prescribió “quimioterapia y radioterapia como tratamiento
paliativo, no curativo, dado el pronóstico del tumor que le fue extraído
parcialmente”. Igualmente, se evidenció en el expediente que el accionante
estuvo incapacitado 99 días en los 5 meses anteriores al despido. La Corte
concedió el amparo indicando que el actor padecía una enfermedad catastrófica
que el empleador conocía y que no lo desvinculó con fundamento en una causal
objetiva.

41. En la sentencia T-434 de 2020 la Corte estudió el caso de una trabajadora de


Ecopetrol con diagnóstico de trastorno depresivo, Eczema Psoriasiforme y
Alopecia Areata y que al momento del despido no se encontraba incapacitada ni
tenía recomendaciones laborales o tratamientos médicos en curso. En dicha
oportunidad, la Corte reiteró las reglas de la sentencia SU-049 de 2017 e indicó
que el empleador “no podía ser indiferente a la presencia de fuertes indicios
que le indicaron la posibilidad de una afectación de salud en la actora, sino
que debió ser diligente y procurar verificar, en la medida de lo posible, si en el
caso de la accionante era necesario solicitar autorización previa del Ministerio
del Trabajo para proceder con el despido”. Así, se concedió el amparo, declaró
ineficaz la terminación del vínculo y ordenó a Ecopetrol que reintegrara a la
accionante a su mismo cargo o uno mejor y a que pagara la adeudado.

42. Finalmente, en la sentencia T-187 de 2021 la Sala Sexta de Revisión


conoció el caso del trabajador de una mina que padecía Esclerosis Lateral
Amiotrófica y que recibió recomendaciones laborales conforme a las cuales
“necesita ayuda para actividades motoras finas realizadas con las manos,
fasciculaciones”. En esta oportunidad la Corte concedió el amparo y ordenó el
reintegro, así como el acompañamiento al actor para que adelantara el proceso
de calificación de la pérdida de capacidad laboral ante la AFP.
43. Ahora bien, forzoso resulta referir el precedente actual de la Corte Suprema
de Justicia sobre el derecho a la estabilidad laboral reforzada. De acuerdo con lo
[56]
establecido por dicha corporación en diferentes sentencias se exige al
trabajador despedido demostrar una PCL de al menos el 15% para que opere la
estabilidad laboral reforzada.

44. A juicio de la Corte Suprema la PCL se debe acreditar a través de un


dictamen de PCL expedido por una Junta de Calificación de Invalidez. Sin
embargo, existen decisiones en las que la Corte Suprema ha indicado la
posibilidad de tener en cuenta otros elementos. Así, en la reciente sentencia SL-
572 de 2021 la Sala de Casación Laboral conoció el caso de un trabajador
diagnosticado con síndrome del manguito rotador que fue despedido sin justa
causa. Si bien no se concedió la protección pues no se evidenció una
disminución en la capacidad laboral del demandante, la Corte Suprema indicó
que cuando no se cuenta con una calificación de la PCL, esta disminución “se
puede inferir del estado de salud en que se encuentra, siempre que sea notorio,
evidente y perceptible, precedido de elementos que constaten la necesidad de la
protección, como cuando el trabajador viene regularmente incapacitado, se
encuentra en tratamiento médico especializado, tiene restricciones o
limitaciones para desempeñar su trabajo, cuenta con concepto desfavorable de
rehabilitación o cualquier otra circunstancia que demuestre su grave estado de
salud o la severidad de la lesión”.

45. Así las cosas, la jurisprudencia de la Corte Suprema exige el cumplimiento


de un requisito que no ha sido requerido por la Corte Constitucional para
efectos de proteger el derecho a la estabilidad laboral reforzada. En efecto,
demanda una calificación al menos moderada para otorgar la protección.
No obstante, debe reconocerse que de acuerdo con la última sentencia reseñada
existen puntos de encuentro con la jurisprudencia de este Tribunal, ya que
acepta medios diferentes al dictamen de pérdida de capacidad laboral para
acreditar la debilidad manifiesta del trabajador.

46. Es importante indicar que en las sentencias SL5181-2019 y SL2841-2020,


sobre las cuales el accionante considera que se configuró un desconocimiento
del precedente horizontal de la propia Corte Suprema de Justicia, se reitera la
línea que ahora se evidencia como problemática. En la sentencia de 2019 se
indica que “la prohibición que contiene el artículo 26 de la citada Ley 361,
relativa a que ninguna persona con discapacidad podrá ser despedida o su
contrato terminado por razón de su invalidez, salvo que medie autorización del
Ministerio de la Protección Social, se refiere a las personas consideradas por
esta ley como limitadas, es decir, todas aquellas que su discapacidad comienza
en el 15% de pérdida de capacidad laboral”. Por su parte, la sentencia de 2020
sostiene que “esta Corte tiene asentada la presunción de despido
discriminatorio del trabajador en estado de discapacidad en el 15% en
adelante”.

47. La diversidad de criterios entre la Corte Suprema de Justicia y la Corte


Constitucional ha sido abordada por la Sala Plena de manera reciente. En la
sentencia SU-380 de 2021 se conoció el caso de una acción de tutela contra una
providencia de la Sala de Descongestión Número Uno de la Sala de Casación
Laboral de la Corte Suprema de Justicia en la cual se discutía un caso similar al
aquí estudiado. En dicha ocasión se indicó que “la interpretación restringida y
ajena a la Constitución Política de la Sala de Descongestión N° 1 de la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia la lleva a buscar un único
hecho: la existencia de una discapacidad calificada, como mínimo, en un 15%
según las juntas de calificación expertas”. Advirtió la Corte que “[l]a
concepción amplia del Artículo 26 de la Ley 361 de 1997 persigue conocer
hechos distintos” y, en particular “una afectación en el bienestar de la persona”
así como “la existencia de un impacto negativo de esta condición en el ejercicio
de sus funciones, en las condiciones regulares”. Según sostuvo la Sala Plena
“[l]a situación descrita constituye, entonces, un defecto sustantivo por errónea
interpretación de las fuentes legales y, con más precisión, por adoptar una
opción hermenéutica que no es conforme con la Constitución Política”. Es
importante indicar que en dicha decisión se tomaron las reglas de la sentencia
T-434 de 2020, que el accionante invoca como el precedente que fue
desconocido en este caso y, como se indicó en el fundamento 34 de esta
providencia, extendió las reglas de la sentencia SU-049 de 2017.

48. Entiende la Corte, que el abordaje de la Sala Laboral supone además una
divergencia con la forma de comprensión de la discapacidad. La Sala Plena de
esta Corte ha identificado al menos dos modelos: el médico-rehabilitador y el
social. El primero de estos modelos consiste en considerar que las “causas de la
discapacidad ya no eran religiosas, sino científicas y podían ser tratadas a
[57]
través de procedimientos médicos” y así mismo, “reconoció derechos a las
personas con discapacidad, pero a través del lente del diagnóstico médico y su
[58]
posible rehabilitación” . A su vez el modelo social entiende que “el origen
de la discapacidad no atiende a factores religiosos o médicos, sino sociales” de
modo que “la discapacidad no es del sujeto, sino que surge de las barreras
[59]
externas asociadas a la comunidad en general” . Así, esta perspectiva
“exige, necesariamente, analizar ‘la interacción entre las personas con
deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su
participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones que
[60]
los demás’” .

49. Bajo esta perspectiva, es claro que la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia parece acoger un modelo médico-rehabilitador de la
discapacidad que la define a partir de un criterio científico que fija determinado
porcentaje de pérdida de capacidad. Desde la otra perspectiva, esta Corte adopta
un modelo social por ser el compatible con la Constitución al valorar el
contexto y la forma en la cual la situación de discapacidad se manifiesta en cada
oportunidad.

50. Ahora bien, tanto la Corte Constitucional como la Corte Suprema coinciden
en que el derecho a la estabilidad laboral reforzada no es absoluto dado que, en
tanto presunción, el empleador puede desvirtuarla siguiendo el procedimiento
que la ley establece para tal fin. La Sala Plena de la Corte Constitucional
considera que exigir a un empleador acudir a la autoridad laboral para efectos
de obtener el permiso de despido de un trabajador que puede ser considerado en
situación de discapacidad -en los términos ya explicados supra en el
fundamento 35 - no es desproporcionado. En efecto, esta garantía existe para
prevenir la discriminación en razón de la discapacidad, por lo que la Oficina del
Trabajo se encuentra habilitada para intervenir a efectos de establecer si la
terminación de la relación laboral no obedece o no a una causa objetiva.

51. En síntesis, gozan de la garantía de estabilidad laboral reforzada las


personas que, al momento del despido, no se encuentran incapacitadas ni con
calificación de pérdida capacidad laboral, pero que su patología produce
limitaciones en su salud que afectan las posibilidades para desarrollar su
labor. La acreditación del impacto en sus funciones se puede acreditar a partir
de varios supuestos: (i) la pérdida de capacidad laboral es notoria y/o evidente,
(ii) el trabajador ha sido recurrentemente incapacitado, o (iii) ha recibido
recomendaciones laborales que implican cambios sustanciales en las funciones
laborales para las cuales fue inicialmente contratado. La comprobación de
alguno de dichos escenarios activa la garantía de estabilidad laboral reforzada
para demostrar que la disminución en la capacidad de laborar del trabajador
impacta directamente en el oficio para el cual fue contratado. En este escenario
es deber del empleador acudir a la autoridad laboral para obtener el permiso de
despido, asegurando así que el despido no se funde en razones discriminatorias
y efectivamente responda a una causal objetiva.

La decisión de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia


desconoció los derechos de Néstor Raúl Álvarez

52. El accionante, Néstor Raúl Álvarez, presentó una acción de tutela en contra
de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia por considerar
vulnerados sus derechos fundamentales de acceso a la administración de
justicia, a la igualdad, a la protección social, al mínimo vital y al trabajo.
Consideró que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 se
configuró un desconocimiento del precedente y una violación directa de la
Constitución.

53. En sede de instancias, tanto la Sala de Casación Civil como la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia negaron el amparo por
considerar que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 no se
presentaron argumentos arbitrarios ni caprichosos y se respetó el precedente de
la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia.

Estudio de procedibilidad

[61]
54. Como se indicó en la parte considerativa , la jurisprudencia
constitucional ha establecido requisitos generales de procedencia de la acción de
tutela contra providencias judiciales. A continuación, se verificará su
cumplimiento.
(i) Legitimación en la causa por activa y por pasiva. Este requisito se cumple
toda vez que el accionante presentó la tutela a nombre propio por ser afectado
directo con la decisión acusada. Igualmente, se cumple la legitimación por
pasiva ya que la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia,
entidad accionada, fue la que profirió la sentencia SL3937-2020 del 14 de
octubre de 2020.

(ii) Relevancia constitucional. La acción de tutela contra providencia judicial


no puede convertirse en una instancia adicional para discutir los mismos asuntos
que se presentaron dentro del proceso judicial. Por esto, el ejercicio de la acción
debe dirigirse a “resolver cuestiones que trascienden la esfera legal, el carácter
eminentemente económico de la controversia y la inconformidad con las
[62]
decisiones adoptadas por los jueces naturales” , lo que implica la existencia
de “un probado desconocimiento de los derechos fundamentales al debido
[63]
proceso o al acceso a la administración de justicia” .

El presente asunto tiene relevancia constitucional. En efecto, la pretensión


principal del accionante es debatir si la Corte Suprema de Justicia desconoció el
precedente de la Corte Constitucional relacionado con la garantía de la
estabilidad laboral reforzada. No se trata únicamente de la aplicación de normas
legales relativas a la terminación del contrato de trabajo. El asunto se refiere al
posible desconocimiento de un precedente constitucional y a la violación directa
de la cláusula general de igualdad prevista en el artículo 13 de la Constitución
que impone un deber especial de protección a las personas que se encuentran en
estado de debilidad manifiesta. Por ello, la controversia ahora analizada excede
la esfera del debate legal que se dio al interior del proceso ordinario laboral.

(iii) Que se hayan agotado todos los medios de defensa judicial al alcance
del peticionario. El recurso extraordinario de casación es la última actuación
posible dentro del proceso laboral ordinario, de manera que se agotaron todas
las instancias legalmente instituidas. Si bien fue la empresa empleadora la que
interpuso este recurso, lo relevante en este caso es que se cumplieron las etapas
posibles dentro del proceso ordinario.
(iv) Inmediatez. La sentencia atacada fue proferida el 14 de octubre de 2020 y
notificada el 5 de febrero de 2021. Por su parte, la acción de tutela fue
interpuesta el 18 de mayo de 2021. Este es un término razonable que no supera
seis meses entre la presentación de la acción y el conocimiento de la sentencia
proferida.

(v) Que, si se trata de una irregularidad procesal, la misma sea decisiva en


el proceso. En el presente caso no se alegó una irregularidad procesal.

(vi) Que se identifiquen, de manera razonable, los hechos que generaron la


vulneración de derechos fundamentales. En la acción de tutela se enuncian
claramente los hechos que generan la vulneración, en concreto se trata de la
sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020. El accionante realiza una
síntesis de esta y adecuadamente contrasta los argumentos allí presentados con
el precedente en la materia.

(vii) Que no se cuestione una sentencia de tutela ni de control abstracto de


constitucionalidad o una sentencia del Consejo de Estado de nulidad por
inconstitucionalidad. En este caso, la sentencia cuestionada fue adoptada en un
proceso ordinario laboral en la instancia del recurso extraordinario de casación.
No se trata de un fallo de tutela ni en control abstracto de constitucionalidad o
[64]
una sentencia del Consejo de Estado de nulidad por inconstitucionalidad .

La Sala de Casación Laboral desconoció el precedente constitucional en el


caso bajo estudio

55. En la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 la Sala de Casación


Laboral de la Corte Suprema de Justicia casó la decisión de la Sala Laboral del
Tribunal Superior de que accedió a las pretensiones del trabajador despedido.
En su lugar, denegó las pretensiones y sostuvo que el despido fue acorde a
derecho.

56. En el fallo atacado la Sala consideró que “[e]l fuero de estabilidad laboral
reforzada previsto en la Ley 361 de 1997 no se otorga solo porque el
trabajador padezca afecciones en su salud, sino que debe acreditarse la
“limitación” física, psíquica o sensorial, correspondiente a una pérdida de
capacidad laboral con el carácter de moderada, severa o profunda, y que sea
conocida por el empleador” (subrayado propio).

Igualmente, en este se indicó que “para que el demandante pueda ser


beneficiario de la garantía de estabilidad e igualdad consagrada en el artículo
26 de la Ley 361 de 1997, es menester que, al 4 de abril de 2011, fecha de
terminación del contrato de trabajo, tuviera una pérdida de capacidad laboral
no inferior al 15%, y que el empleador conociera de ese estado de salud”
(subrayado propio). Finalmente, reiteró estas razones al indicar que “lo que está
demostrado es que el demandante tuvo una pérdida de capacidad laboral del
29.62% al 16 de noviembre de 2012, sin que de ello pueda deducirse que, para
la fecha de la terminación de la relación laboral, la disminución de capacidad
laboral fuera de, al menos, el 15%, razón suficiente para concluir que no es
posible extenderle la protección reforzada de estabilidad que prohíja el
artículo 26 de la Ley 361 de 1997” (subrayado propio).

57. Como puede verse, la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de


Justicia exigió al trabajador despedido demostrar una PCL de al menos el 15%
para que opere la estabilidad laboral reforzada.

58. La Sala Plena de la Corte Constitucional considera que, en este caso


concreto, se desconoció el precedente de la Corte Constitucional en materia
de estabilidad laboral reforzada de trabajadores en debilidad manifiesta,
sin el cumplimiento de las cargas establecidas para del mismo.

59. Tal como se desprende de las consideraciones anteriores -supra 30 a 50-, la


jurisprudencia constitucional no ha exigido como elemento indispensable para
reconocer la garantía de estabilidad reforzada la existencia de una calificación
de pérdida de capacidad laboral. Menos aún exige cierto porcentaje para acceder
a la protección. A partir del análisis del precedente constitucional, derivado de
la sentencia SU-049 de 2019 y reiterado en las sentencias T-052 de 2020, T-099
de 2020, T-386 de 2020, T-187 de 2021 y, especialmente, la sentencia T-434 de
2020 hasta la SU-380 de 2021, puede afirmarse que la regla de este Tribunal
sobre estabilidad laboral reforzada indica lo siguiente:
Gozan de la garantía de estabilidad laboral reforzada las personas que, al momento
del despido, no se encuentran incapacitadas ni con calificación de pérdida capacidad
laboral, pero que su patología produce limitaciones en la salud del trabajador para
desarrollar su labor. La acreditación de dicho impacto en sus funciones puede tener
lugar a partir de varios supuestos i) la pérdida de capacidad laboral es notoria y/o
evidente, ii) el trabajador ha sido recurrentemente incapacitado, o iii) ha recibido
recomendaciones laborales que implican cambios sustanciales en las funciones
laborales para las cuales fue inicialmente contratado. La comprobación de alguno de
dichos escenarios activa la garantía de estabilidad laboral reforzada en tanto para
demostrar que la disminución en la capacidad de laborar del trabajador impacta
directamente en el oficio para el cual fue contratado. En este escenario es deber del
empleador acudir a la autoridad laboral para obtener el permiso de despido,
asegurando así que el despido no se funde en razones discriminatorias y
efectivamente responda a una causal objetiva.

60. Ahora bien, acorde con las reglas expuestas, cuando una autoridad judicial
decida apartarse del precedente de la Corte Constitucional debe cumplir ciertos
presupuestos y, en este caso, ello no ocurrió con la Sala Laboral de la Corte
Suprema de Justicia. En efecto, la providencia judicial cuestionada no cumplió
con las cargas exigidas para separarse de dicho precedente.

61. Sobre la carga de transparencia. Según se indicó, el cumplimiento de esta


exigencia impone exponer de manera clara precisa y detallada (a) en qué
consiste el precedente del que se va a separar, (b) las providencias que lo han
desarrollado y (c) el modo en que ha tenido lugar su aplicación. Sin embargo, la
decisión cuestionada no mencionó, identificó ni refirió las sentencias de la
Corte Constitucional sobre estabilidad laboral reforzada de personas en
debilidad manifiesta. En la decisión que se acusa de desconocimiento del
precedente, la Corte Suprema se limitó a citar su propio precedente de las
sentencias del 7 de febrero de 2006 rad. 25130 y SL2841-2020.

62. Es importante señalar que estas reglas, junto con los múltiples precedentes
reseñados en los fundamentos 37 a 42 de esta providencia, sí eran conocidas por
la Corte Suprema de Justicia pues se trata de un precedente reiterado. Así, las
cosas, era posible cumplir con la carga de transparencia. Además, la decisión de
segunda instancia dentro del proceso laboral ordinario se fundamentó en el
precedente constitucional, por lo que estas decisiones no eran ajenas al proceso
y debían ser consideradas y valoradas adecuadamente por la autoridad judicial
accionada.

63. Sobre la carga argumentativa. La Sala Laboral no presentó las razones por
las cuales se apartó del precedente. La decisión se limitó a argumentar por qué
es pertinente exigir la calificación de PCL superior al 15%. No obstante, dado
que no identificó el precedente de la Corte Constitucional, mucho menos
precisó los motivos de su apartamiento con base en alguna de las causales
descritas en las consideraciones de este fallo.

64. En síntesis, la Sala de Casación Laboral en el fallo impugnado verificó que


para el momento del despido el accionante tuviera una PCL del 15% o superior.
Al resolver el caso la Corte Suprema de Justicia debió tener en cuenta los
precedentes relevantes reseñados en los fundamentos 37 a 42 de esta decisión.
En estas sentencias la Corte Constitucional conoció los casos de personas que
no se encontraban incapacitadas para el momento del despido y no contaban -en
todos los casos- con la calificación de la pérdida de capacidad laboral, pero que
veían disminuido su estado de salud, lo que les impedía un cabal desempeño de
sus funciones. De haber acogido el precedente de la Corte Constitucional su
análisis debió aplicar la regla dispuesta para despido de personas en debilidad
manifiesta sin calificación de pérdida de capacidad laboral.

65. En tal sentido, independiente de la existencia de una calificación de pérdida


de capacidad laboral que determinara cierto porcentaje de PCL era tarea de la
Sala Laboral establecer si (i) el trabajador se encontraba en una condición de
salud que le impidiera o dificultara significativamente el normal y adecuado
desempeño de sus actividades; (ii) la condición de debilidad manifiesta era
conocida por el empleador en un momento previo al despido; y (iii) existía una
justificación objetiva y suficiente para la desvinculación, de manera que fuera
claro que la misma no tenía origen en una discriminación.

En aplicación del precedente constitucional era necesario amparar el derecho


a la estabilidad laboral reforzada del señor Néstor Raúl Álvarez

66. Este proceso fue tramitado por el Juzgado Décimo Laboral del Circuito de
Medellín y, en segunda instancia, por la Sala Laboral del Tribunal Superior de
la misma ciudad. En las dos instancias los jueces accedieron a las pretensiones
de la demanda. Para ello, el Tribunal indicó que “la jurisprudencia
constitucional ha desarrollado el tema de la protección laboral reforzada a
favor de los trabajadores discapacitados calificados, concluyendo que el
beneficio no solo aplica para quienes tienen determinado rango de porcentaje
de PCL sino que se extiende a aquellos cuya salud se deteriora durante el
desempeño de sus funciones y no pueden realizar sus labores en condiciones
regulares sin que sea necesaria la previa calificación que acredite la condición
[65]
de discapacidad en un determinado porcentaje” .

67. Al resolver el caso las instancias encontraron que el empleador conocía


desde el año 2009 las afectaciones del trabajador, que le generaron
[66]
incapacidades y recomendaciones laborales . Igualmente, concluyó que “al
momento de la decisión de terminación del vínculo el empleador era conocedor
de las dolencias del demandante que le impedían realizar sus funciones en
[67]
forma regular” .

68. La Sala Plena evidencia que, en efecto, el señor Néstor Raúl Álvarez fue
despedido en una condición de debilidad manifiesta sin autorización de la
autoridad laboral competente.

69. Según las pruebas que reposan en el expediente la Sala Plena encuentra que:

i) El 27 de septiembre de 1993 el accionante se vinculó laboralmente con la


empresa Aira Ambiente S.A. en el cargo de mantenimiento de aire
acondicionado y en el año 2006 fue ascendido a técnico de aire acondicionado.

ii) El accionante afirmó que sus dolencias comenzaron desde el año


[68]
2006 .

iii) En razón a sus afectaciones de salud, en el mes de agosto de 2009, el


accionante fue reubicado de su cargo original, cómo técnico de aires
acondicionados, al cargo de auxiliar de computación y almacén.
[69]
iv) El 20 de octubre de 2010 fue incapacitado por tres días por
enfermedad general.

v) El 18 de octubre de 2010 el accionante tuvo que acudir a urgencias por


[70]
“dolor cervical intenso” .

[71]
vi) El 24 de enero de 2011 el accionante fue incapacitado cinco días por
enfermedad general.

vii) El 27 de enero de 2011 se expidió certificado de incapacidad por tres días


[72]
por enfermedad general.

viii) El 20 de enero de 2011 el médico Pedro Rojas Cortes expidió una


recomendación laboral. En esta indicó: “evite agacharse sin flexionar rodillas,
no levante objetos pesados, use cinturón de seguridad si su actividad lo
requiere, duerma en colchón duro, acuéstese de lado con las rodillas
flexionadas, aplíquese calor húmedo local, tenga reposo, vigile signos de
[73]
alerta” .

ix) El 24 de enero de 2011 se estableció como diagnóstico del accionante:


“dolor cervicolumbar, continuo, con sensación de peso y ardor, en región
cervical el dolor se irradia a extremidad superior hasta la mano, asociado a
entumecimiento y parestesias, que empeora con movimientos fuertes. A nivel
lumbosacro es de tipo axial, ocasionalmente un disparo eléctrico que va hasta
[74]
el primer dedo del pie derecho, empeora con oficios del trabajo” .

x) El 04 de abril de 2011 fue despedido sin el permiso de la autoridad laboral


y sin una causal objetiva que desvirtuara la presunción prevista en el artículo 26
de la Ley 361 de 1997.

xi) En el examen médico de egreso realizado el 7 de abril de 2011 se indicó


como recomendación: “continuar proceso de manejo de espondiloartrosis
[75]
cervical en su EPS” .
70. Estos son indicios importantes que indican que (i) después de 16 años de
laborar para la empresa, el accionante comenzó con dolencias que generaron
una disminución en su estado de salud y que impactaron en sus funciones
laborales al punto de ser incapacitado en varias oportunidades y reubicado del
cargo para el cual fue inicialmente contratado. Además, (ii) está demostrado que
el empleador conocía plenamente las incapacidades y recomendaciones
[76]
laborales .

71. Respecto del tercer requisito la Sala evidencia que (iii) el empleador no
aportó razones para justificar que el despido obedecía a una causa objetiva. Al
respecto, en la contestación a la demanda el empleador solamente indicó que “el
vínculo contractual terminó obedeciendo a una justa causa legal” indicando
“que para ese momento el demandante era una persona apta para laborar, a la
luz de la Ley 361 de 1997, como de la reiterada jurisprudencia al respecto, por
la potísima razón que no se encontraba incapacitado, como tampoco existencia
[77]
restricciones (sic), ni recomendaciones médicas vigentes” . Esta afirmación
no es suficiente ni concluyente sobre la causal objetiva para el despido.
Además, si bien se indicó que el accionante incumplía órdenes en el lugar de
[78]
trabajo, lo cierto es que estás circunstancias no fueron probadas .

72. Por último, cabe resaltar que el estado de debilidad manifiesta del actor no
le impedía al empleador despedir al trabajador. En efecto, la empresa debió
seguir la ruta dispuesta por la misma ley, consistente en pedir a la autoridad
laboral permiso para ello. Dicho requisito, como se dejó establecido en las
consideraciones, no resulta desproporcionado.

Violación directa de la Constitución

73. Como se indicó anteriormente, la violación directa de la Constitución puede


configurarse porque (a) en la solución del caso se dejó de interpretar y aplicar
una disposición legal de conformidad con el precedente constitucional; (b) se
trata de un derecho fundamental de aplicación inmediata; y (c) en las decisiones
se vulneraron derechos fundamentales y no se tuvo en cuenta el principio de
interpretación conforme con la Constitución.
74. El artículo 13 superior incluye un mandato de garantizar la igualdad real y
efectiva, especialmente para aquellas personas que se encuentran en un estado
de debilidad manifiesta. Para el caso de la estabilidad laboral reforzada, la Corte
ha sido clara en que la interpretación de la Ley 361 de 1997 que mejor se ajusta
a la Constitución es aquella en la cual “sus previsiones interpretadas conforme
a la Constitución, y de manera sistemática, se extienden a todas las personas en
situación de discapacidad, así entendida, ‘sin entrar a determinar ni el tipo de
[79]
limitación que se padezca, ni el grado o nivel de dicha limitación’” .

75. En el caso bajo estudio, se tiene que la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema “dejó de interpretar y aplicar una disposición legal de conformidad
con el precedente constitucional” y en la sentencia atacada “no se tuvo en
cuenta el principio de interpretación conforme con la Constitución”. Esto es así
pues, como se mostró antes, existe un amplio y reiterado precedente
constitucional que ha ajustado la aplicación del artículo 26 de la Ley 361 de
1997 a los preceptos constitucionales, a efectos de integrar por completo esta
norma con el mandato de igualdad contenido en el artículo 13 de la
Constitución.

76. Por su parte, la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín indicó que “la jurisprudencia constitucional ha desarrollado el tema
de la protección laboral reforzada a favor de los trabajadores discapacitados
calificados, concluyendo que el beneficio no solo aplica para quienes tienen
determinado rango de porcentaje de PCL sino que se extiende a aquellos cuya
salud se deteriora durante el desempeño de sus funciones y no pueden realizar
sus labores en condiciones regulares sin que sea necesaria la previa
calificación que acredite la condición de discapacidad en un determinado
porcentaje”[80]. Al respecto, citó las sentencias T-597 del 2014, T-351 del
2015, T-149 del 2016 y SU-049 del 2017 para fundamentar su decisión.

77. Por lo anterior, se revocará el fallo del 3 de junio de 2021 de la Sala de


Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia y en su lugar se amparará el
derecho del señor Néstor Raúl Álvarez al debido proceso. Así, se confirmará la
providencia de la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
[81]
Medellín del 14 de junio de 2017, en la cual, como se indicó anteriormente ,
se accedió a las pretensiones del accionante en el proceso ordinario laboral y se
adoptó una decisión ajustada al precedente constitucional en materia de
estabilidad laboral reforzada. Esta decisión se toma en atención a los principios
de celeridad y economía procesal y para garantizar los derechos fundamentales
[82] [83]
del señor Néstor Raúl Álvarez por su estado de debilidad manifiesta .

78. Es importante señalar que esta decisión no implica la procedencia del


recurso de casación contra la decisión del Tribunal pues este ya fue presentado
por la empresa demandada y surtió todo su trámite ante la Corte Suprema de
Justicia. La decisión que ahora se adopta, que es adoptado por la Corte
Constitucional, hace tránsito a cosa juzgada al asunto de la referencia.

Síntesis de la decisión

79. Néstor Raúl Álvarez presentó demanda ordinaria laboral con el fin de que se
le reintegrara al cargo que desempeñaba en la empresa Aire Ambiente S.A.
Tanto el Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín como la Sala
Laboral del Tribunal Superior de la misma ciudad accedieron a las pretensiones.
No obstante, la Corte Suprema sostuvo que para el momento del despido el
accionante no contaba con una calificación de pérdida de capacidad laboral de
al menos el 15% y, en consecuencia, declaró como válido el despido.

80. Néstor Raúl Álvarez presentó una acción de tutela en contra de la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia, consideró que en la sentencia
SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 se configuró un desconocimiento del
precedente y una violación directa de la Constitución, lo cual generó la
vulneración de su derecho al debido proceso.

81. En sede de instancias, tanto la Sala de Casación Civil como la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia negaron el amparo por
considerar que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 no se
presentaron argumentos arbitrarios ni caprichosos y se respetó el precedente de
la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia.

82. La Sala Plena planteó el siguiente problema jurídico:

¿Vulneró la Corte Suprema de Justicia el derecho fundamental al debido


proceso -desconocimiento del precedente y violación directa de la
Constitución- y, consecuencialmente, el derecho a la estabilidad laboral
reforzada, al adoptar una sentencia conforme a la cual para el amparo
de la garantía a la estabilidad laboral prevista en la Ley 361 de 1997 es
necesario que el trabajador pruebe, entre otras cosas, una pérdida de
capacidad laboral superior al 15%?

83. En primer lugar, la Sala Plena estableció las reglas relativas a la posibilidad
de apartarse del precedente constitucional. En este sentido, se indicó que cuando
una autoridad judicial decida apartarse del precedente constitucional debe
cumplir con dos cargas. (1) La carga de transparencia, que exige exponer de
manera clara, precisa y detallada (a) en qué consiste el precedente del que se va
a separar, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo en que ha
tenido lugar su aplicación. (2) La carga de argumentación, que le impone el
deber de exponer las razones por las cuales se aparta del precedente.

84. A continuación, la Sala Plena reiteró las reglas sobre la garantía de


estabilidad laboral reforzada e indicó que gozan de esta garantía las personas
que, al momento del despido, no se encuentran incapacitadas ni con
calificación de pérdida capacidad laboral, pero que su patología produce
limitaciones en su salud que afectan las posibilidades para desarrollar su
labor. La acreditación del impacto en sus funciones se puede acreditar a partir
de varios supuestos: (i) la pérdida de capacidad laboral es notoria y/o evidente,
(ii) el trabajador ha sido recurrentemente incapacitado, o (iii) ha recibido
recomendaciones laborales que implican cambios sustanciales en las funciones
laborales para las cuales fue inicialmente contratado.

85. La comprobación de alguno de dichos escenarios activa la garantía de


estabilidad laboral reforzada en tanto van dirigidas a demostrar que la
disminución en la capacidad de laborar del trabajador impacta directamente en
el oficio para el cual fue contratado. En este escenario es deber del empleador
acudir a la autoridad laboral para obtener el permiso de despido, asegurando así
que este no se funde en razones discriminatorias y efectivamente responda a una
causal objetiva.

86. Luego de cotejada la decisión de la Corte Suprema de Justicia con el


precedente de la Corte Constitucional, este Tribunal concluyó que la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia incurrió en los defectos de
desconocimiento del precedente y violación directa de la Constitución en la
sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020. Estos defectos se configuran
pues se desconoció el precedente constitucional ampliamente reiterado en la
materia sin cumplir con las cargas de transparencia y argumentación.

87. Adicionalmente, acorde con las pruebas aportadas al proceso ordinario la


Sala Plena evidenció que al señor Néstor Raúl Álvarez se le vulneró su derecho
a la estabilidad laboral reforzada en tanto fue despedido sin la autorización de la
autoridad laboral, pese a estar en una situación de debilidad manifiesta.

88. Por lo anterior, se ampararon los derechos del accionante y se confirmó la


providencia de la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín del 14 de junio de 2017, en la cual se accedió a las pretensiones del
accionante en el proceso ordinario laboral.

RESUELVE:

Primero: REVOCAR los fallos de tutela del 3 de junio de 2021 de la Sala de


Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia y del 20 de abril de 2021 de la
Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia y en su lugar
AMPARAR el derecho al debido proceso del señor Néstor Raúl Álvarez.

Segundo: REVOCAR la decisión SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 de


la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia y, en su lugar,
CONFIRMAR la sentencia del 14 de junio de 2017 proferida por la Sala
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín en el proceso
ordinario laboral con radicado 05001-31-05-010-2013-01537-01, en la cual se
accedió a las pretensiones del accionante Néstor Raúl Álvarez.
Tercero: LÍBRESE por la Secretaría General de la Corte Constitucional la
comunicación de que trata el artículo 36 del Decreto Estatutario 2591 de 1991.

Comuníquese y cúmplase.

CRISTINA PARDO SCHLESINGER


Presidenta

DIANA FAJARDO RIVERA


Magistrada

KARENA CASELLES HERNÁNDEZ


Magistrada (E)

JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR


Magistrado

ALEJANDRO LINARES CANTILLO


Magistrado
Con aclaración de voto

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Magistrado
Con aclaración de voto

PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA


Magistrada
GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO
Magistrada

JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS


Magistrado

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General

ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO


ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO
A LA SENTENCIA SU.087/22

DERECHO A LA ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA-


Subreglas de la providencia pueden generar mayor discriminación por
cuanto los empleadores serán más cautos para contratar personas en estado
de debilidad manifiesta por razones de salud (aclaración de voto)

Referencia: Expediente T-8.334.269

Con el acostumbrado respeto por las decisiones de la mayoría, aclaro mi voto en


la presente decisión no obstante compartir el amparo concedido a los derechos
fundamentales del actor, dado que, con la expedición de la Sentencia SL3937-
2020 objeto de la tutela, la autoridad judicial accionada incurrió en los defectos
de desconocimiento del precedente y violación directa de la Constitución al
considerar que la garantía de la estabilidad laboral reforzada prevista por la Ley
361 de 1997 exige acreditar una limitación física, psíquica o sensorial
correspondiente a una pérdida de capacidad laboral con carácter de moderada,
severa o profunda. Sin embargo, no estimo adecuado prever subreglas para
determinar los eventos en los que es dable establecer (i) la condición de salud
del trabajador que activa la garantía de estabilidad laboral reforzada, y (ii) el
conocimiento por parte del empleador acerca de dicha situación.

La protección derivada de la estabilidad laboral reforzada depende de la


acreditación de las siguientes tres exigencias: (i) que se establezca que el
trabajador realmente se encuentra en una condición de salud que le impide o
dificulta significativamente el normal y adecuado desempeño de sus
actividades, (ii) que la situación de debilidad manifiesta sea conocida por el
empleador, de manera previa al despido, y (iii) que no exista justificación
suficiente para la desvinculación, de manera que sea posible evidenciar que esta
obedece a motivos discriminatorios. En todo caso, dado que la valoración de
cada una de estas exigencias es dependiente de las particularidades de cada
caso, su contenido no pueda ser determinado ex ante, a partir de la definición de
un listado de subreglas que las estandarizan.

A pesar de que la sentencia indica que estas subreglas no constituyen un listado


taxativo de los eventos donde opera la garantía de estabilidad laboral reforzada,
“sino que se trata de una sistematización de algunas reglas que es posible
identificar en los pronunciamientos de las distintas salas de revisión de la
Corte”, considero necesario realizar las siguientes precisiones en relación con la
particularización que realiza la providencia respecto de las dos primeras
exigencias:

(i) En cuanto a la primera exigencia en el sentido de que se


establezca que el trabajador realmente se encuentra en una
condición de salud que le impide o dificulta
significativamente el normal y adecuado desempeño de sus
actividades

En relación con esta exigencia, la sentencia deriva tres subreglas que la


integran: (i) “Condición de salud que impide significativamente el normal
desempeño laboral”; (ii) “Afectación psicológica o psiquiátrica que impida
significativamente el normal desempeño laboral”, e (iii) “Inexistencia de una
condición de salud que impida significativamente el normal desempeño
laboral”. Respecto de cada una, a su vez, la providencia deriva otra serie de
subreglas que las particularizan.

En cuanto a la primera (“Condición de salud que impide significativamente


el normal desempeño laboral”), la sentencia precisa que son “Eventos que
permiten acreditarlo”, los siguientes: “(a) En el examen médico de retiro se
advierte sobre la enfermedad o al momento del despido existen
recomendaciones médicas o se presentó incapacidad médica durante días antes
del despido. || (b) Existe incapacidad médica de varios días vigente al momento
de la terminación de la relación laboral. || (c) Se presenta el diagnóstico de
una enfermedad y el consecuente tratamiento médico. || (d) Existe el
diagnóstico médico de una enfermedad efectuado durante el último mes del
despido, dicha enfermedad es causada por un accidente de trabajo que genera
consecuentes incapacidades médicas anteriores a la fecha de terminación de la
vinculación, y la calificación de PCL tiene lugar antes del despido”. Respecto
de cada uno de estos cuatro eventos es necesario hacer las siguientes
precisiones.

Primer evento: “a) En el examen médico de retiro se advierte sobre la


enfermedad o al momento del despido existen recomendaciones médicas o se
presentó incapacidad médica durante días antes del despido”. En relación con
este supuesto, preciso lo siguiente:

El examen médico de egreso se practica dentro de los cinco días siguientes a la


terminación del contrato de trabajo[84] y tiene por objeto determinar las
condiciones de salud del trabajador al momento de la desvinculación,
específicamente, para establecer padecimientos acaecidos con causa o por
ocasión del trabajo. Por tanto, esta subregla sería inaplicable al no ser
compatible con uno de los presupuestos para activar la protección laboral
reforzada, consistente en el conocimiento del estado de salud por parte del
empleador con anterioridad al despido.

Las recomendaciones médicas no constituyen, per se, medios de prueba que


demuestren una afectación sustancial en la salud del trabajador que permitan
justificar un supuesto de estabilidad laboral reforzada. En efecto, no cualquier
recomendación médica implica que el empleador deba desplegar sus deberes de
protección y seguridad[85], y que deba adoptar ajustes razonables en su
organización. Las recomendaciones médicas relevantes para este tipo de asuntos
son aquellas relacionadas directamente con la condición de salud que genera
afectación para realizar la labor desempeñada, pero no las que se otorgan en una
consulta por una situación de salud aislada.

No es adecuado el criterio según el cual la condición de salud que habilita la


protección se acredita cuando “se presentó incapacidad médica durante días
antes del despido”, ya que las incapacidades previas pueden estar o no
relacionadas con una situación de salud que impida al trabajador desempeñar su
labor en condiciones regulares. Por tanto, de ellas no podría derivarse, de
manera necesaria, un supuesto de afectación sustancial o significativa del
normal desempeño laboral.

Segundo evento: “b) Existe incapacidad médica de varios días vigente al


momento de la terminación de la relación laboral”. En relación con este
supuesto es preciso indicar que, si bien el trabajador incapacitado no puede ser
desvinculado, la sentencia ha debido determinar el estándar de protección
aplicable. En este evento, al igual que lo hizo la Corte Constitucional en las
sentencias SU-070 de 2013 y SU-075 de 2018, era necesario prever las
consecuencias de la protección en los supuestos en que el trabajador se
encontrare incapacitado y que esta situación aconteciera dentro del plazo fijo
pactado para la terminación del contrato, dada la tensión entre la facultad del
empleador para terminar el contrato con fundamento en una causal objetiva y la
garantía de estabilidad laboral.

Tercer evento: “c) Se presenta el diagnóstico de una enfermedad y el


consecuente tratamiento”. En relación con este supuesto, la afectación de salud
debe analizarse con detenimiento en cada caso, de acuerdo con el estándar
fijado por la Corte Constitucional. Esto supone admitir únicamente un
diagnóstico y tratamiento relacionado con la condición de salud que impida
significativamente el desempeño del trabajador en la labor contratada.

Cuarto evento: “d) Existe el diagnóstico médico de una enfermedad efectuado


durante el último mes del despido, dicha enfermedad es causada por un
accidente de trabajo que genera consecuentes incapacidades médicas
anteriores a la fecha de terminación de la vinculación, y la calificación de PCL
tiene lugar antes del despido”. En relación con este supuesto, es menester
indicar que una afectación de salud puede diagnosticarse con base en una
enfermedad laboral[86] o en un accidente de trabajo[87]. Por tanto, el criterio
del diagnóstico médico debe ser comprensivo de ambas contingencias.

En relación con la segunda subregla (“Afectación psicológica o psiquiátrica


que impida significativamente el normal desempeño laboral”), la sentencia
precisa que son “Eventos que permiten acreditarlo”, los siguientes: “(a) El
estrés laboral genere quebrantos de salud física y mental. || (b) Al momento de
la terminación de la relación laboral el actor se encuentre en tratamiento
médico y presente diferentes incapacidades, y recomendaciones laborales.
Cuando, además, el accionante informe al empleador, antes del despido, que su
bajo rendimiento se debe a la condición de salud, y que después de la
terminación de la vinculación continúe la enfermedad. || (c) El estrés laboral
cause quebrantos de salud física y mental y, además, se cuente con un
porcentaje de PCL”. Respecto de cada uno de estos tres supuestos es necesario
hacer las siguientes precisiones.

Primer evento: “(a) El estrés laboral genere quebrantos de salud física y


mental”. Este concepto es altamente indeterminado. Precisamente, la sentencia
no explica en qué forma el trabajador debe acreditar ante el empleador que
padece esta afectación de salud mental, esto es, cuál es el medio probatorio
idóneo para demostrar que, en efecto, el padecimiento que lo aqueja reviste un
alto grado de seriedad, ya que no cualquier afectación psicológica que se alegue
es susceptible de justificar un supuesto de estabilidad laboral reforzada.

Segundo evento: “b) Al momento de la terminación de la relación laboral el


actor se encuentre en tratamiento médico y presente diferentes incapacidades, y
recomendaciones laborales. Cuando, además, el accionante informe al
empleador, antes del despido, que su bajo rendimiento se debe a la condición
de salud, y que después de la terminación de la vinculación continúe la
enfermedad”. Permitir que el trabajador “informe al empleador, antes del
despido, que su bajo rendimiento se debe a la condición de salud”. Esta
exigencia no es posible entenderla como un supuesto genérico que deje sin
efecto la justa causa de terminación del contrato de trabajo dispuesta en el
numeral 9º del artículo 62 del C.T.S. De conformidad con esta, el procedimiento
disciplinario tiene por finalidad comprobar la causal objetiva de despido,
relacionada, entre otras, con indisciplina, ineficiencia o bajo rendimiento. En
estos supuestos, ante la existencia de un quebranto de salud, lo propio es
corregir las situaciones incompatibles con el adecuado ejercicio laboral, sin que
suponga un supuesto de inamovilidad, pues no sería compatible con la idea de
dignidad consustancial al ejercicio laboral.

Tercer evento: “c) El estrés laboral cause quebrantos de salud física y mental
y, además, se cuenta con un porcentaje de PCL”. La providencia no fija un
estándar probatorio idóneo para acreditar que, ciertamente, la afectación de
salud causada por estrés laboral sea sustancial e impida el desarrollo de las
labores. En consecuencia, en la forma en que se incorpora este parámetro de
valoración de la situación de salud que da lugar a la garantía constitucional, será
necesario que el juez valore cómo el citado padecimiento mental da lugar a un
supuesto que impide o dificulta significativamente el normal y adecuado
desempeño de sus actividades. Finalmente, la sentencia no explica si el
porcentaje de pérdida de capacidad laboral de que trata este criterio debe ser
exclusivamente relacionado con un supuesto de “estrés laboral” o si es posible
que obedezca a una causa distinta o cómo sería posible una relación entre
ambas.

En relación con la tercera subregla (“Inexistencia de una condición de salud


que impida significativamente el normal desempeño laboral”), la sentencia
precisa que son “Eventos que permiten acreditarlo”, los siguientes: “(a) No
se demuestra la relación entre el despido y las afecciones en salud, y la PCL es
de un 0%. || (b) El accionante no presenta incapacidad médica durante el
último año de trabajo, y solo debe asistir a controles por un antecedente
médico, pero no a un tratamiento médico en sentido estricto”. Respecto de cada
estos dos supuestos es necesario hacer las siguientes precisiones.
Primer evento: “(a) No se demuestra la relación entre el despido y las
afecciones en salud, y la PCL es de un 0%”. Se trata de subregla bastante
problemática en su aplicación, y que no explica debidamente cuándo se está en
presencia de un supuesto que impide o dificulta significativamente el normal y
adecuado desempeño de las actividades contratadas. Por ejemplo, la pérdida de
capacidad laboral inferior al 5% puede generar o no el pago del subsidio por
incapacidad temporal, de acuerdo con la condición que dio lugar a la
determinación de ese grado; por su parte, el porcentaje entre el 5% y el 49.99%
da lugar a la indemnización por pérdida de capacidad laboral permanente
parcial[88], sin que ello signifique, prima facie, que la persona tenga una
condición de salud que le impida sustancialmente desarrollar la labor
contratada, en especial si se tiene en cuenta que el porcentaje puede ser derivado
de un padecimiento distinto, y el porcentaje de 50% o más implica la
declaratoria de invalidez. Sobre este último aspecto, aún, es importante precisar
que no toda condición de invalidez impide al trabajador desempeñarse en el
mercado laboral, pues una persona en condición de invalidez podría laborar en
un oficio distinto de aquel que dio lugar a la declaratoria de pérdida de
capacidad laboral; esto, dado que la sumatoria de deficiencia, discapacidad y
minusvalía atiende a distintos factores y existen eventos en que la persona
cuenta con capacidad laboral residual, como lo ha reconocido la jurisprudencia
constitucional.

Segundo evento: “(b) El accionante no presenta incapacidad médica durante


el último año de trabajo, y solo debe asistir a controles por un antecedente
médico, pero no a un tratamiento en sentido estricto”. Al igual que la subregla
anterior, esta también es problemática, si se tiene en cuenta que la providencia
no explica cómo presentar una incapacidad médica durante el último año, sin
que esta situación sea continua o reiterada, o sin que obedezca a la patología
que impide el desarrollo de la labor contratada en condiciones regulares puede
justificar un supuesto de estabilidad laboral reforzada.

(ii) En cuanto a la segunda exigencia en el sentido de que la


situación de debilidad manifiesta sea conocida por el
empleador, de manera previa al despido
Para establecer los eventos en que se encuentra acreditado el conocimiento del
estado de salud por parte del empleador, la sentencia se fundamenta en las
subreglas recopiladas en la Sentencia T-434 de 2020. En mi concepto, no es
adecuado incorporar estos parámetros definidos a partir de la resolución de
casos concretos, conforme a las circunstancias particulares evidenciadas en cada
uno de ellos.

Criterios como el relativo a que “la enfermedad presenta síntomas que la hacen
notoria”, “el empleador tramita incapacidades médicas del funcionario, quien
después del periodo de incapacidad solicita permisos médicos para asistir a
citas médicas, y debe cumplir con recomendaciones de medicina laboral”,
incorporan un estándar de presunción de conocimiento, a pesar de que debe
estar acreditado, incluso mediante prueba sumaria, que el empleador conocía de
la situación de salud del trabajador para que opere la garantía de estabilidad
laboral reforzada.

A su vez, indicar que se tiene conocimiento de la situación de salud que da lugar


al fuero cuando “el empleador decide contratar a una persona con el
conocimiento de que tiene una enfermedad diagnosticada, que al momento de
la terminación del contrato estaba en tratamiento médico y estuvo incapacitado
un mes antes del despido”, implica apartarse de la regla fijada por la Sentencia
SU-040 de 2018, según la cual el derecho a la estabilidad laboral reforzada de
persona en condición de discapacidad no se vulnera cuando se finaliza el
vínculo laboral en los casos en que la contratación se realizó teniendo en cuenta
y por razón de esta condición[89]. Lo contrario genera un evidente desincentivo
a la contratación de personas en situación de discapacidad, lo que pone en una
situación de mayor desventaja comparativa a este grupo poblacional.

En conclusión, las subreglas compiladas en la sentencia para establecer los


eventos en que el trabajador es titular de la garantía de estabilidad laboral
reforzada por su condición de salud no constituyen mecanismos idóneos para
evitar la discriminación de las personas en situación de debilidad manifiesta. Si
bien, para asegurar la igualdad de oportunidades el Estado debe adoptar
acciones afirmativas, con el fin de que el grupo en situación de desventaja
acceda a la igualdad material, estas medidas deben ser idóneas, necesarias y
proporcionadas. Con todo, las medidas propuestas generan un efecto adverso y
se convierten en una fuente de discriminación aún mayor a la que se pretende
remediar. Precisamente, estas reglas, así como se evidenció en el caso de las
mujeres embarazadas y lactantes[90], en lugar de evitar las actitudes y prácticas
que se ponen en marcha en diversas etapas del trabajo (selección, contratación,
continuidad en el empleo, promoción y suministro de condiciones laborales
seguras y saludables), promueve los espacios de exclusión, pues da lugar a que
los empleadores sean aún más cautos al momento de vincular a sus procesos a
una persona con afectaciones de salud o propensas a las mismas.

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Magistrado

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