Sentencia SU087 - 22
Sentencia SU087 - 22
Sentencia SU087 - 22
PRECEDENTE JUDICIAL-Definición
(…) cuando una autoridad judicial decida apartarse del precedente de la Corte
Constitucional debe ser particularmente cuidadosa y rigurosa. En esa
dirección requiere cumplir con especial detenimiento la doble carga antes
referida. (1) La carga de transparencia, que exige exponer de manera clara,
precisa y detallada (a) en qué consiste el precedente del que pretende
separarse, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo en que ha
tenido lugar su aplicación. (2) La carga de argumentación, que impone el
deber de presentar razones especialmente poderosas -no simples desacuerdos-
por las cuales se separa del precedente y, en ese contexto, exige explicar por
qué tales razones justifican afectar los principios de seguridad jurídica,
igualdad, buena fe y coherencia.
Magistrado ponente:
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
[1]
Hechos
1. El señor Néstor Raúl Álvarez indicó que estuvo vinculado mediante contrato
de trabajo a término indefinido en la empresa Aire Ambiente S.A., del 27 de
[2]
septiembre de 1993 al 4 de abril de 2011 . El 4 de abril de 2011 fue despedido
a pesar de que contaba con diagnóstico de discopatía cervical detectada.
Trámite procesal
10. Mediante auto del 7 de abril de 2021 la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia avocó conocimiento de la acción y corrió traslado a la
accionada.
[5]
Respuesta de las accionadas y vinculadas
14. A pesar de ser vinculada por el juez de primera instancia, la empresa Aire
Ambiente S.A., empleadora del accionante, guardó silencio.
II. CONSIDERACIONES
Competencia
11. Este punto de partida, que sería objeto de diversas precisiones, exigió a la
Corte delimitar las categorías que hacen posible definir en qué sentido y con
qué alcance la jurisprudencia constitucional podría considerarse vinculante. Con
ese propósito, ha precisado el alcance de la expresión “precedente” indicando
que corresponde a “aquel antecedente del conjunto de sentencias previas al
caso que se habrá de resolver que por su pertinencia para la resolución de un
problema jurídico constitucional, debe considerar necesariamente un juez o
una autoridad determinada, al momento de dictar sentencia”[9]. Igualmente, ha
considerado que este es “el mecanismo que le da facultades a los funcionarios
judiciales para resolver los casos con fundamento en decisiones anteriores,
puesto que existen similitudes entre los hechos, los temas constitucionales, las
normas y los problemas jurídicos planteados”[10].
13. La Corte ha entendido que “en sentido técnico, lo que tiene valor de
precedente es la ratio decidendi de la(s) sentencia(s) pertinente(s)”[12]. Al
respecto, ha indicado que el precedente se identifica con “la regla que de ella se
desprende, aquella decisión judicial que se erige, no como una aplicación del
acervo normativo existente, sino como la consolidación de una regla
desprendida de aquel y extensible a casos futuros, con identidad jurídica y
fáctica”[13]. Es, dicho de modo más preciso, “la formulación general, más allá
de las particularidades irrelevantes del caso, del principio, regla o razón
general que constituyen la base de la decisión judicial específica”[14] o, en
otras palabras, “el fundamento normativo directo de la parte resolutiva”[15].
Este planteamiento excluye, entonces, el carácter vinculante de los obiter dicta
o dichos de paso, esto es, “toda aquella reflexión adelantada por el juez al
motivar su fallo, pero que no es necesaria a la decisión, por lo cual son
opiniones más o menos incidentales en la argumentación del funcionario”[16].
14. La Corte también ha explicado con detalle el fundamento del valor jurídico
del precedente. Su obligatoriedad, ha dicho, no solo se apoya en el mandato de
trato igual. Militan en su favor cuatro razones adicionales[17]: (i) asegura la
coherencia y seguridad jurídica, pues “las normas, si se quiere que gobiernen la
conducta de los seres humanos, deben tener un significado estable”; (ii) es
necesaria para “proteger la libertad ciudadana y permitir el desarrollo
económico, ya que una caprichosa variación de los criterios de interpretación
pone en riesgo la libertad individual, así como la estabilidad de los contratos y
de las transacciones económicas”; y (iii) materializa en la actividad judicial el
cumplimiento de condiciones mínimas de racionalidad y universalidad.
17.3 La articulación de estas dos variables -las razones posibles para separarse
del precedente y el origen de la regla judicial- ha impuesto la necesidad de
establecer distinciones acerca de la fuerza o potencia con la que se debe cumplir
la carga de la argumentación. Esta Corporación, refiriéndose al carácter
vinculante de la jurisprudencia de la Corte Suprema y a la posibilidad de
separarse de ella indicó:
“Con todo, como se dijo antes, la fuerza normativa de la doctrina probable proviene
(1) de la autoridad otorgada constitucionalmente al órgano encargado de establecerla,
unificando la jurisprudencia ordinaria nacional; (2) del carácter decantado de la
interpretación que dicha autoridad viene haciendo del ordenamiento positivo,
mediante una continua confrontación y adecuación a la realidad social y; (3) del
deber de los jueces respecto de a) la igualdad frente a la ley y b) la igualdad de trato
por parte de las autoridades y; (4) del principio de buena fe que obliga también a la
rama jurisdiccional, prohibiéndole actuar contra sus propios actos. Por otra parte, la
autoridad de la Corte Suprema para unificar la jurisprudencia tiene su fundamento en
la necesidad de garantizar los derechos fundamentales de las personas y esta
atribución implica que la Constitución le da un valor normativo mayor o un “plus” a
la doctrina de esa alta Corporación que a la del resto de los jueces de la jurisdicción
ordinaria. Ello supone que la carga argumentativa que corresponde a los jueces
inferiores para apartarse de la jurisprudencia decantada por la Corte Suprema es
mayor que la que corresponde a este órgano para apartarse de sus propias decisiones
por considerarlas erróneas”[25] (Negrillas no hacen parte del texto).
De las palabras de este tribunal se desprende (i) que los precedentes de la Corte
Suprema de Justicia -o del Consejo de Estado- se encuentran revestidos de una
especial fuerza debido a su condición de órgano de cierre; (ii) que es posible
separarse de ellos cumpliendo una especial carga argumentativa dado que
ostentan “un valor normativo mayor” o un “plus”; y (iii) que dicha carga es
variable en función de la autoridad que pretenda separarse del precedente. Esta
consideración resulta medular y debe ser tenida en cuenta para resolver la
tensión que puede surgir entre el deber de seguimiento del precedente y las
facultades que se adscriben a la autonomía judicial: cuando se incrementan las
atribuciones constitucionales de un órgano judicial para interpretar con
autoridad el ordenamiento puede afirmarse que se reduce la posibilidad de que
los jueces disputen, controviertan o desafíen su precedente y, en consecuencia,
la carga argumentativa para ello se torna más exigente. Es precisamente esta
idea la que explica, el “plus” o “mayor valor normativo” de la jurisprudencia de
la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado.
24. A juicio de la Sala Plena cuando una autoridad judicial decida apartarse del
precedente de la Corte Constitucional debe ser particularmente cuidadosa y
rigurosa. En esa dirección requiere cumplir con especial detenimiento la doble
carga antes referida. (1) La carga de transparencia, que exige exponer de manera
clara, precisa y detallada (a) en qué consiste el precedente del que pretende
separarse, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo en que ha
tenido lugar su aplicación. (2) La carga de argumentación, que impone el deber
de presentar razones especialmente poderosas -no simples desacuerdos- por
las cuales se separa del precedente y, en ese contexto, exige explicar por qué
tales razones justifican afectar los principios de seguridad jurídica, igualdad,
buena fe y coherencia.
[30]
Breve caracterización del defecto por violación directa de la Constitución
31. Para cumplir con esta exigencia y las emanadas del principio de solidaridad
[33]
social y de la cláusula de Estado Social , se ha establecido una garantía para
los trabajadores que se encuentran en condiciones de debilidad manifiesta por
situaciones de salud. La estabilidad laboral reforzada protege “a aquellas
personas susceptibles de ser discriminadas en el ámbito laboral y que se
concreta en gozar de la posibilidad de permanecer en su empleo, a menos que
[34]
exista una justificación no relacionada con su condición” .
4) El accionante prueba que tuvo un accidente de trabajo durante los últimos meses de la
relación, que le generó una serie de incapacidades y la calificación de un porcentaje de
PCL antes de la terminación del contrato.
5) El empleador decide contratar a una persona con el conocimiento de que tiene una
enfermedad diagnosticada, que al momento de la terminación del contrato estaba en
tratamiento médico y estuvo incapacitada un mes antes del despido.
36. Expuestas estas reglas y dado que el caso concreto se refiere a un trabajador
que no se encontraba incapacitado al momento del despido, pero sí contaba con
una disminución en su estado de salud, a continuación, la Sala refiere algunos
pronunciamientos relevantes.
48. Entiende la Corte, que el abordaje de la Sala Laboral supone además una
divergencia con la forma de comprensión de la discapacidad. La Sala Plena de
esta Corte ha identificado al menos dos modelos: el médico-rehabilitador y el
social. El primero de estos modelos consiste en considerar que las “causas de la
discapacidad ya no eran religiosas, sino científicas y podían ser tratadas a
[57]
través de procedimientos médicos” y así mismo, “reconoció derechos a las
personas con discapacidad, pero a través del lente del diagnóstico médico y su
[58]
posible rehabilitación” . A su vez el modelo social entiende que “el origen
de la discapacidad no atiende a factores religiosos o médicos, sino sociales” de
modo que “la discapacidad no es del sujeto, sino que surge de las barreras
[59]
externas asociadas a la comunidad en general” . Así, esta perspectiva
“exige, necesariamente, analizar ‘la interacción entre las personas con
deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su
participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones que
[60]
los demás’” .
49. Bajo esta perspectiva, es claro que la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia parece acoger un modelo médico-rehabilitador de la
discapacidad que la define a partir de un criterio científico que fija determinado
porcentaje de pérdida de capacidad. Desde la otra perspectiva, esta Corte adopta
un modelo social por ser el compatible con la Constitución al valorar el
contexto y la forma en la cual la situación de discapacidad se manifiesta en cada
oportunidad.
50. Ahora bien, tanto la Corte Constitucional como la Corte Suprema coinciden
en que el derecho a la estabilidad laboral reforzada no es absoluto dado que, en
tanto presunción, el empleador puede desvirtuarla siguiendo el procedimiento
que la ley establece para tal fin. La Sala Plena de la Corte Constitucional
considera que exigir a un empleador acudir a la autoridad laboral para efectos
de obtener el permiso de despido de un trabajador que puede ser considerado en
situación de discapacidad -en los términos ya explicados supra en el
fundamento 35 - no es desproporcionado. En efecto, esta garantía existe para
prevenir la discriminación en razón de la discapacidad, por lo que la Oficina del
Trabajo se encuentra habilitada para intervenir a efectos de establecer si la
terminación de la relación laboral no obedece o no a una causa objetiva.
52. El accionante, Néstor Raúl Álvarez, presentó una acción de tutela en contra
de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia por considerar
vulnerados sus derechos fundamentales de acceso a la administración de
justicia, a la igualdad, a la protección social, al mínimo vital y al trabajo.
Consideró que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 se
configuró un desconocimiento del precedente y una violación directa de la
Constitución.
Estudio de procedibilidad
[61]
54. Como se indicó en la parte considerativa , la jurisprudencia
constitucional ha establecido requisitos generales de procedencia de la acción de
tutela contra providencias judiciales. A continuación, se verificará su
cumplimiento.
(i) Legitimación en la causa por activa y por pasiva. Este requisito se cumple
toda vez que el accionante presentó la tutela a nombre propio por ser afectado
directo con la decisión acusada. Igualmente, se cumple la legitimación por
pasiva ya que la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia,
entidad accionada, fue la que profirió la sentencia SL3937-2020 del 14 de
octubre de 2020.
(iii) Que se hayan agotado todos los medios de defensa judicial al alcance
del peticionario. El recurso extraordinario de casación es la última actuación
posible dentro del proceso laboral ordinario, de manera que se agotaron todas
las instancias legalmente instituidas. Si bien fue la empresa empleadora la que
interpuso este recurso, lo relevante en este caso es que se cumplieron las etapas
posibles dentro del proceso ordinario.
(iv) Inmediatez. La sentencia atacada fue proferida el 14 de octubre de 2020 y
notificada el 5 de febrero de 2021. Por su parte, la acción de tutela fue
interpuesta el 18 de mayo de 2021. Este es un término razonable que no supera
seis meses entre la presentación de la acción y el conocimiento de la sentencia
proferida.
56. En el fallo atacado la Sala consideró que “[e]l fuero de estabilidad laboral
reforzada previsto en la Ley 361 de 1997 no se otorga solo porque el
trabajador padezca afecciones en su salud, sino que debe acreditarse la
“limitación” física, psíquica o sensorial, correspondiente a una pérdida de
capacidad laboral con el carácter de moderada, severa o profunda, y que sea
conocida por el empleador” (subrayado propio).
60. Ahora bien, acorde con las reglas expuestas, cuando una autoridad judicial
decida apartarse del precedente de la Corte Constitucional debe cumplir ciertos
presupuestos y, en este caso, ello no ocurrió con la Sala Laboral de la Corte
Suprema de Justicia. En efecto, la providencia judicial cuestionada no cumplió
con las cargas exigidas para separarse de dicho precedente.
62. Es importante señalar que estas reglas, junto con los múltiples precedentes
reseñados en los fundamentos 37 a 42 de esta providencia, sí eran conocidas por
la Corte Suprema de Justicia pues se trata de un precedente reiterado. Así, las
cosas, era posible cumplir con la carga de transparencia. Además, la decisión de
segunda instancia dentro del proceso laboral ordinario se fundamentó en el
precedente constitucional, por lo que estas decisiones no eran ajenas al proceso
y debían ser consideradas y valoradas adecuadamente por la autoridad judicial
accionada.
63. Sobre la carga argumentativa. La Sala Laboral no presentó las razones por
las cuales se apartó del precedente. La decisión se limitó a argumentar por qué
es pertinente exigir la calificación de PCL superior al 15%. No obstante, dado
que no identificó el precedente de la Corte Constitucional, mucho menos
precisó los motivos de su apartamiento con base en alguna de las causales
descritas en las consideraciones de este fallo.
66. Este proceso fue tramitado por el Juzgado Décimo Laboral del Circuito de
Medellín y, en segunda instancia, por la Sala Laboral del Tribunal Superior de
la misma ciudad. En las dos instancias los jueces accedieron a las pretensiones
de la demanda. Para ello, el Tribunal indicó que “la jurisprudencia
constitucional ha desarrollado el tema de la protección laboral reforzada a
favor de los trabajadores discapacitados calificados, concluyendo que el
beneficio no solo aplica para quienes tienen determinado rango de porcentaje
de PCL sino que se extiende a aquellos cuya salud se deteriora durante el
desempeño de sus funciones y no pueden realizar sus labores en condiciones
regulares sin que sea necesaria la previa calificación que acredite la condición
[65]
de discapacidad en un determinado porcentaje” .
68. La Sala Plena evidencia que, en efecto, el señor Néstor Raúl Álvarez fue
despedido en una condición de debilidad manifiesta sin autorización de la
autoridad laboral competente.
69. Según las pruebas que reposan en el expediente la Sala Plena encuentra que:
[71]
vi) El 24 de enero de 2011 el accionante fue incapacitado cinco días por
enfermedad general.
71. Respecto del tercer requisito la Sala evidencia que (iii) el empleador no
aportó razones para justificar que el despido obedecía a una causa objetiva. Al
respecto, en la contestación a la demanda el empleador solamente indicó que “el
vínculo contractual terminó obedeciendo a una justa causa legal” indicando
“que para ese momento el demandante era una persona apta para laborar, a la
luz de la Ley 361 de 1997, como de la reiterada jurisprudencia al respecto, por
la potísima razón que no se encontraba incapacitado, como tampoco existencia
[77]
restricciones (sic), ni recomendaciones médicas vigentes” . Esta afirmación
no es suficiente ni concluyente sobre la causal objetiva para el despido.
Además, si bien se indicó que el accionante incumplía órdenes en el lugar de
[78]
trabajo, lo cierto es que estás circunstancias no fueron probadas .
72. Por último, cabe resaltar que el estado de debilidad manifiesta del actor no
le impedía al empleador despedir al trabajador. En efecto, la empresa debió
seguir la ruta dispuesta por la misma ley, consistente en pedir a la autoridad
laboral permiso para ello. Dicho requisito, como se dejó establecido en las
consideraciones, no resulta desproporcionado.
75. En el caso bajo estudio, se tiene que la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema “dejó de interpretar y aplicar una disposición legal de conformidad
con el precedente constitucional” y en la sentencia atacada “no se tuvo en
cuenta el principio de interpretación conforme con la Constitución”. Esto es así
pues, como se mostró antes, existe un amplio y reiterado precedente
constitucional que ha ajustado la aplicación del artículo 26 de la Ley 361 de
1997 a los preceptos constitucionales, a efectos de integrar por completo esta
norma con el mandato de igualdad contenido en el artículo 13 de la
Constitución.
76. Por su parte, la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín indicó que “la jurisprudencia constitucional ha desarrollado el tema
de la protección laboral reforzada a favor de los trabajadores discapacitados
calificados, concluyendo que el beneficio no solo aplica para quienes tienen
determinado rango de porcentaje de PCL sino que se extiende a aquellos cuya
salud se deteriora durante el desempeño de sus funciones y no pueden realizar
sus labores en condiciones regulares sin que sea necesaria la previa
calificación que acredite la condición de discapacidad en un determinado
porcentaje”[80]. Al respecto, citó las sentencias T-597 del 2014, T-351 del
2015, T-149 del 2016 y SU-049 del 2017 para fundamentar su decisión.
Síntesis de la decisión
79. Néstor Raúl Álvarez presentó demanda ordinaria laboral con el fin de que se
le reintegrara al cargo que desempeñaba en la empresa Aire Ambiente S.A.
Tanto el Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín como la Sala
Laboral del Tribunal Superior de la misma ciudad accedieron a las pretensiones.
No obstante, la Corte Suprema sostuvo que para el momento del despido el
accionante no contaba con una calificación de pérdida de capacidad laboral de
al menos el 15% y, en consecuencia, declaró como válido el despido.
80. Néstor Raúl Álvarez presentó una acción de tutela en contra de la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia, consideró que en la sentencia
SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 se configuró un desconocimiento del
precedente y una violación directa de la Constitución, lo cual generó la
vulneración de su derecho al debido proceso.
83. En primer lugar, la Sala Plena estableció las reglas relativas a la posibilidad
de apartarse del precedente constitucional. En este sentido, se indicó que cuando
una autoridad judicial decida apartarse del precedente constitucional debe
cumplir con dos cargas. (1) La carga de transparencia, que exige exponer de
manera clara, precisa y detallada (a) en qué consiste el precedente del que se va
a separar, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo en que ha
tenido lugar su aplicación. (2) La carga de argumentación, que le impone el
deber de exponer las razones por las cuales se aparta del precedente.
RESUELVE:
Comuníquese y cúmplase.
Tercer evento: “c) El estrés laboral cause quebrantos de salud física y mental
y, además, se cuenta con un porcentaje de PCL”. La providencia no fija un
estándar probatorio idóneo para acreditar que, ciertamente, la afectación de
salud causada por estrés laboral sea sustancial e impida el desarrollo de las
labores. En consecuencia, en la forma en que se incorpora este parámetro de
valoración de la situación de salud que da lugar a la garantía constitucional, será
necesario que el juez valore cómo el citado padecimiento mental da lugar a un
supuesto que impide o dificulta significativamente el normal y adecuado
desempeño de sus actividades. Finalmente, la sentencia no explica si el
porcentaje de pérdida de capacidad laboral de que trata este criterio debe ser
exclusivamente relacionado con un supuesto de “estrés laboral” o si es posible
que obedezca a una causa distinta o cómo sería posible una relación entre
ambas.
Criterios como el relativo a que “la enfermedad presenta síntomas que la hacen
notoria”, “el empleador tramita incapacidades médicas del funcionario, quien
después del periodo de incapacidad solicita permisos médicos para asistir a
citas médicas, y debe cumplir con recomendaciones de medicina laboral”,
incorporan un estándar de presunción de conocimiento, a pesar de que debe
estar acreditado, incluso mediante prueba sumaria, que el empleador conocía de
la situación de salud del trabajador para que opere la garantía de estabilidad
laboral reforzada.