Su087-22 Estabilidad Labaoral Reforzada

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Sentencia SU087/22

Referencia: expediente T-8.334.269

Acción de tutela instaurada por el señor


Néstor Raúl Álvarez en contra de la Sala
Cuarta de Descongestión de la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de
Justicia.

Magistrado ponente:
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS

Bogotá D.C., nueve (9) de marzo de dos mil veintidós (2022).

La Sala Plena de la Corte Constitucional, conformada por las magistradas


Karena Caselles Hernández, Diana Fajardo Rivera, Paola Andrea Meneses
Mosquera, Gloria Stella Ortiz Delgado, Cristina Pardo Schlesinger -quien la
preside-, y los magistrados Jorge Enrique Ibáñez Najar, Alejandro Linares
Cantillo, Antonio José Lizarazo Ocampo y José Fernando Reyes Cuartas, en
ejercicio de sus competencias constitucionales y legales, ha proferido la
siguiente:

SENTENCIA

I. ANTECEDENTES

Hechos1

Sobre el proceso ordinario laboral

1. El señor Néstor Raúl Álvarez indicó que estuvo vinculado mediante


contrato de trabajo a término indefinido en la empresa Aire Ambiente S.A.,
del 27 de septiembre de 1993 al 4 de abril de 20112. El 4 de abril de 2011 fue
despedido a pesar de que contaba con diagnóstico de discopatía cervical
detectada.

2. Por lo anterior, presentó demanda laboral ordinaria para que se declarara la


ineficacia del despido dado que no existió permiso de la autoridad laboral
competente. Este proceso fue tramitado por el Juzgado Décimo Laboral del
Circuito de Medellín y, en segunda instancia, por la Sala Laboral del Tribunal
Superior de la misma ciudad. En primera instancia, se declaró ilegal e ineficaz
el despido, se condenó a la empresa a pagar la sanción prevista en el artículo
26 de la Ley 361 de 1997 y se ordenó el reintegro del accionante.

3. Por su parte, el Tribunal indicó que “la jurisprudencia constitucional ha


desarrollado el tema de la protección laboral reforzada a favor de los
1
Con el fin de facilitar el entendimiento del caso la información sobre los hechos expuestos en el escrito de
tutela fue complementada a través de los elementos probatorios que obran en el expediente.
2
Ni en el expediente de tutela ni en el proceso ordinario se describieron las condiciones salariales ni las
labores que desempeñaba el accionante.
trabajadores discapacitados calificados, concluyendo que el beneficio no
solo aplica para quienes tienen determinado rango de porcentaje de PCL
[pérdida de capacidad laboral] sino que se extiende a aquellos cuya salud se
deteriora durante el desempeño de sus funciones y no pueden realizar sus
labores en condiciones regulares sin que sea necesaria la previa calificación
que acredite la condición de discapacidad en un determinado porcentaje”3.
Así, confirmó la decisión del Juzgado Décimo Laboral del Circuito de
Medellín.

4. La empleadora, Aire Ambiente S.A., presentó recurso extraordinario de


casación por vía directa. Aseguró que, contrario a las consideraciones de los
jueces de instancia, el “móvil o la causa de terminación del contrato no fue el
estado de discapacidad o debilidad del actor, que este no estaba calificado
con pérdida de capacidad laboral, y que tampoco se encontraba
incapacitado”. Por lo tanto, las decisiones del Juzgado Décimo Laboral del
Circuito de Medellín y de la Sala Laboral del Tribunal Superior de Medellín
(i) interpretaron de forma errónea los artículos 26 de la Ley 361 de 1997, 4 y
8 de la Ley 776 de 2002 y 7 del Decreto 2463 de 2011; (ii) aplicaron de forma
errónea los preceptos 140 del Código Sustantivo del Trabajo y 13 de la
Constitución; y (iii) aplicaron indebidamente la Ley 361 de 1997.

5. En sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020, notificada al


accionante el 5 de febrero de 2021, la Sala Cuarta de Descongestión de la Sala
de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia casó la sentencia y, en
su lugar, denegó las pretensiones del demandante. Sostuvo que el fuero de
estabilidad laboral reforzada previsto en la Ley 361 de 1997 no se otorga solo
porque el trabajador presente afectaciones de salud, sino que debe
“acreditarse la limitación física, psíquica o sensorial, correspondiente a una
pérdida de capacidad laboral con el carácter de moderada, severa o
profunda y que sea conocida por el empleador”.

La Sala de Casación Laboral indicó que la posición de la Corte Suprema se


explicó en detalle en la sentencia con radicado 25130 del 7 de febrero de
2006. En dicha decisión se indicó que la protección del artículo 26 de la Ley
361 de 1997 no se aplica a personas con un grado de discapacidad menor a
moderada. Además, precisó que “el artículo 7 del Decreto 2463 de 2001
señala los parámetros de severidad de las limitaciones en los términos del
artículo 5 de la Ley 361 de 1997; define que la limitación “moderada” es
aquella en la que la pérdida de la capacidad laboral oscila entre el 15% y el
25%; “severa”, la que es mayor al 25% pero inferior al 50% de la pérdida
de la capacidad laboral y “profunda” cuando el grado de minusvalía supera
el 50%”.

En consecuencia, concluyó que al momento del despido el accionante no


contaba con una pérdida de capacidad laboral de al menos el 15% y, por lo
tanto, su nivel de discapacidad no era ni siquiera moderado. Arribó a esta
conclusión tras constatar que la calificación del accionante se dio en el 2012,
un año después del despido.

Sobre la acción de tutela

3
Audiencia de segunda instancia, minuto 14:50 a 15:20. Se indicó que pueden consultarse las sentencias T-
597 del 2014, T-351 del 2015, T-149 del 2016 y SU-049 del 2017.

2
6. El 18 de mayo de 2021 el señor Néstor Raúl Álvarez presentó acción de
tutela en contra de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de
Justicia por considerar vulnerados sus derechos fundamentales de acceso a la
administración de justicia, a la igualdad, a la protección social, al mínimo
vital, al trabajo y al debido proceso.

7. El accionante argumentó que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de


octubre de 2020 se configuraron las siguientes causales de procedencia de la
acción de tutela contra providencias judiciales:

I) Desconocimiento del precedente. (i) Sobre el derecho a la estabilidad


reforzada y la aplicación de los artículos 1 y 26 de la Ley 361 de 1997, la
decisión no atendió al precedente de la Corte Constitucional establecido en la
sentencia T-434 de 2020. (ii) Frente al conocimiento del empleador de su
situación de salud, se desconoció el precedente establecido en las sentencias
SL5181-2019 y SL2841-2020, según las cuales “el conocimiento de esta [la
pérdida de capacidad laboral] por el empleador no necesariamente debe
darse a la terminación del contrato, así como la libertad en la prueba de
estos aspectos y en su apreciación conforme a la sana crítica”. Igualmente,
sobre este asunto, afirma se desconoció la sentencia T-434 de 2020 que
definió algunos supuestos con los que se acredita el conocimiento del
empleador4.

II) Violación directa de la Constitución. Se vulneró el artículo 13 de la


Constitución ya que el despido implicó una discriminación en razón a su
estado de debilidad manifiesta por sus padecimientos de salud. Además, la
decisión de la Corte Suprema lo puso en una situación de desventaja frente a
los otros trabajadores que han recibido la protección en diferentes sentencias
de la Corte Constitucional. Finalmente, aseguró que las restricciones de
moderada, severa y profunda son una elaboración de la Corte Suprema de
Justicia pero que “ante la Constitución Política, artículo 13 y frente a la
jurisprudencia de la Corte Constitucional sobre estabilidad laboral reforzada
no dejan de ser una decisión discriminatoria”.

8. Informó que por falta de recursos para asumir el valor de un tratamiento


oportuno actualmente tiene un diagnóstico de “radiculopatía crónica c6
derecha ya con atrofia y compromiso bíceps (poca movilidad del brazo
derecho)” y con un porcentaje de pérdida de capacidad laboral del 29,62%
por enfermedad común, establecido por la Junta Regional de Calificación de
Invalidez. Señaló que por su enfermedad no consigue trabajo y que está a
cargo de su familia, “pagando arriendo y servicios de un humilde aposento
del barrio popular de la Comuna 13 de Medellín”. Informó que está afiliado
al régimen subsidiado en salud y que no ha realizado aportes como cotizante a
través de ninguna empresa, pues no ha podido conseguir empleo.

4
Según indica, dicha sentencia señala: “1) La enfermedad presenta síntomas que la hacen notoria. 2) El
empleador tramita incapacidades médicas del funcionario, quien después del periodo de incapacidad solicita
permisos para asistir a citas médicas, y debe cumplir recomendaciones de medicina laboral. 3) El accionante
es despedido durante un periodo de incapacidad médica de varios días, por una enfermedad que generó la
necesidad de asistir a diferentes citas médicas durante la relación laboral. 4) El accionante prueba que tuvo
un accidente de trabajo durante los últimos meses de la relación, que le generó una serie de incapacidades y
la calificación de un porcentaje de PCL antes de la terminación del contrato. 5) El empleador decide
contratar a una persona con el conocimiento de que tiene una enfermedad diagnosticada, que al momento de
la terminación del contrato estaba en tratamiento médico y estuvo incapacitada un mes antes del despido
(…)”.

3
9. Solicitó que se revoque la sentencia proferida por la Sala de Casación
Laboral de la Corte Suprema de Justicia y que se profiera una decisión que
proteja sus derechos fundamentales y respete las sentencias de primera y
segunda instancia.

Trámite procesal

10. Mediante auto del 7 de abril de 2021 la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia avocó conocimiento de la acción y corrió traslado a la
accionada.

Respuesta de las accionadas y vinculadas5

11. La Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia remitió copia


de la providencia SL3937-2020. Adicionalmente, señaló que la sentencia
emitida se basó en los argumentos planteados en los dos cargos formulados y
con sujeción a las reglas propias del recurso extraordinario de casación. Indicó
que (i) no existe certeza acerca de que el 4 de abril de 2011 el trabajador
presentara una limitación moderada, es decir, igual o superior al 15% y (ii) en
el dictamen de la Junta Regional de Calificación de Invalidez de Antioquia se
estableció como fecha de estructuración de la invalidez el 16 de noviembre de
2012. En consecuencia “no se puede desprender de dicho medio probatorio
que para el 4 de abril de 2011 ese porcentaje fuera igual o superior al 15%”.

12. El Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín realizó una síntesis
de las actuaciones llevadas a cabo dentro del proceso ordinario laboral con
radicado 2013-01537. Sostuvo que la decisión de primera instancia, con apoyo
en las reglas de la sana crítica y la autonomía judicial, se tomó con base en la
jurisprudencia y las normas aplicables para la fecha de los hechos.

13. El señor Carlos Arturo Cadavid Valderrama, apoderado judicial del


accionante dentro del proceso ordinario laboral, coadyuvó sus argumentos y
solicitó dejar sin efecto la sentencia emitida en sede extraordinaria por la Sala
de Casación Laboral.

14. A pesar de ser vinculada por el juez de primera instancia, la empresa Aire
Ambiente S.A., empleadora del accionante, guardó silencio.

Sentencias objeto de revisión

Primera instancia. El 20 de abril de 2021 la Sala de Casación Penal de la


Corte Suprema de Justicia negó el amparo. Señaló que lo pretendido por el
accionante consiste en sustituir “la apreciación del análisis que al efecto
hicieron los jueces designados por el legislador para tomar la decisión
correspondiente”. Sostuvo que la discrepancia del accionante frente a las
valoraciones de la Corte no “habilita la interposición de la acción porque es
un mecanismo excepcional, el cual no fue diseñado como una instancia
adicional”. En tal sentido, la autonomía judicial para interpretar las normas
permite que los jueces tengan visiones disimiles sobre una misma situación,
por lo que “la razonabilidad de la argumentación presentada resulta
relevante al momento de hacer la valoración respectiva”. Afirmó que la

5
La siguiente síntesis se realiza con base en lo expuesto por jueces de primera y segunda instancia en el
proceso de tutela.

4
interpretación del juez fue razonable dado que con base en las pruebas
obrantes en el expediente no resultó posible determinar que para la fecha de la
terminación de la relación laboral la disminución de su capacidad laboral fuera
de, al menos, el 15%.

15. Impugnación. El accionante y el señor Cadavid Valderrama impugnaron


la decisión reiterando tanto los argumentos de la acción de tutela como de la
intervención en primera instancia.

16. Segunda instancia. El 3 de junio de 2021 la Sala de Casación Civil de la


Corte Suprema de Justicia confirmó la decisión de primera instancia. Indicó
que la decisión adoptada por la Sala de Casación Laboral no fue infundada o
arbitraria, sino que se apoyó en varias razones: (i) la Ley 361 de 1997 exige
una discapacidad moderada para poder otorgar la protección; (ii) el artículo 7
del Decreto 2463 de 2001 señala los parámetros de severidad de las
limitaciones en los términos del artículo 5 de la Ley 361 de 1997 y define,
entre otras cosas, que la limitación “moderada” es aquella en la que la pérdida
de la capacidad laboral oscila entre el 15% y el 25%; y (iii) para el momento
del despido el demandante no contaba con un porcentaje de pérdida de
capacidad laboral de más del 15% pues, según el dictamen de la Junta
Regional de Calificación de Invalidez de Antioquia, esta se estructuró el 16 de
noviembre de 2012.

Pruebas que obran en el expediente

i) Electromiografía del 10 de septiembre de 2019.


ii) Historia clínica del accionante del 11 de febrero de 2020.
iii) Órdenes para la realización de un “SS IRM de columna cervical simple” y
“cita con NCX con resultados” del 11 de febrero de 2020.
iv) Factura de EPM del mes de marzo de 2021 del inmueble donde habita el
accionante.
v) Sentencia SL3937-2020 de la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia.

Trámite ante la Corte

17. Mediante auto del 15 de octubre de 2021 el magistrado ponente consideró


necesario practicar pruebas con el fin de obtener la totalidad del expediente y
el estado actual del accionante. Así, solicitó: (i) a la Sala de Casación Civil de
la Corte Suprema de Justicia remitir una copia íntegra del expediente de tutela
con radicado 11001-02-04-000-2021-00655-01; (ii) a la Sala de Casación
Laboral de la Corte Suprema de Justicia, a la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito de Medellín y al Juzgado Décimo Laboral del Circuito de
Medellín remitir copia íntegra del expediente del proceso laboral con radicado
79058 y; (iii) al accionante que informara sobre su estado de salud y su
situación socioeconómica.

18. Por correo electrónico recibido el 25 de octubre de 2021, la Sala de


Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia envió a este tribunal el
expediente requerido.

19. El accionante respondió al auto de pruebas a través de una serie de


correos electrónicos recibidos entre el 25 de octubre y el 5 de noviembre de
2021. Informó que no está afiliado a ninguna EPS y que su aparente
5
vinculación a la EPS SURA se debió a un error de la empresa Peniel JM
Ingeniería, como lo confirmó esta entidad en oficio en el que indica:
“corroboramos que usted nunca realizó ningún proceso de vinculación a
nuestra compañía y que por error se realizó un proceso de afiliación”.

Adicionalmente, aportó el resultado de una resonancia magnética realizada el


3 de noviembre de 2021 por la IPS Dinámica en la cual se indicó como
impresión diagnóstica: “cambios por osteocondrosis de la columna cervical
con artrosis uncovertebral y facetaria que afecta principalmente a: C4-C5
con complejo disco osteofito central que en conjunto estrecha el canal
central con estenosis foraminal derecha entrando en contacto con la raíz
nerviosas correspondientes. C5-C6 y C6-C7 con complejo disco osteofito
central con estenosis foraminal bilateral”.

20. En auto del 12 de noviembre de 2021 se requirió a la Sala de Casación


Laboral de la Corte Suprema de Justicia, a la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito de Medellín y al Juzgado Décimo Laboral del Circuito
de Medellín para que atendieran a los requerimientos decretados mediante
auto del 15 de octubre de 2021.

21. Mediante comunicación del 29 de noviembre de 2021 el Juzgado Décimo


Laboral del Circuito de Medellín envió a este tribunal el expediente
requerido.

II. CONSIDERACIONES

Competencia

1. Esta Sala es competente para analizar el fallo materia de revisión, de


conformidad con lo establecido en los artículos 86 y 241-9 de la Constitución
Política y 31 a 36 del Decreto Ley 2591 de 19916.

Problema jurídico y metodología de la decisión

2. El señor Néstor Raúl Álvarez presentó una acción de tutela en contra de la


Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia por considerar
vulnerados sus derechos fundamentales de acceso a la administración de
justicia, a la igualdad, a la protección social, al mínimo vital y al trabajo.
Consideró que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 se
configuró (i) un desconocimiento del precedente y (ii) una violación directa de
la Constitución.

3. El accionante invoca como vulnerados los derechos de acceso a la


administración de justicia, a la igualdad, a la protección social, al mínimo vital
y al trabajo y, al mismo tiempo, alega que se configuraron varios defectos en
la decisión adoptada por la Corte Suprema de Justicia en sede de casación.
Así, la Sala Plena entiende que, en este caso, el asunto principal a resolver es
la presunta vulneración del derecho al debido proceso del accionante y su
incidencia en la vulneración al derecho a la estabilidad laboral reforzada.

6
Mediante auto del 29 de noviembre de 2021 la Sala Plena avocó conocimiento del asunto de acuerdo con lo
decidido en la Sala Plena del 18 de noviembre de 2021 y de conformidad con el artículo 61 del Reglamento
Interno de la Corporación.

6
4. Corresponde a la Sala Plena verificar la procedencia de la acción de tutela y
posteriormente resolver el siguiente problema jurídico:

¿Vulneró la Corte Suprema de Justicia el derecho fundamental al


debido proceso -desconocimiento del precedente y violación directa de
la Constitución- y, consecuencialmente, el derecho a la estabilidad
laboral reforzada, al adoptar una sentencia conforme a la cual para el
amparo de la garantía a la estabilidad laboral prevista en la Ley 361
de 1997 es necesario que el trabajador pruebe, entre otras cosas, una
pérdida de capacidad laboral superior al 15%?

5. Para resolver esto, la Sala Plena (i) reiterará los requisitos de procedencia
de la acción de tutela contra providencia judicial haciendo énfasis en las
causales por desconocimiento del precedente y violación directa de la
Constitución; (ii) estudiará el precedente de la Corte Constitucional sobre la
garantía de estabilidad laboral reforzada; y (iii) resolverá el caso concreto.

La acción de tutela contra providencias judiciales

6. En la sentencia C-590 de 2005, la Corte estableció los requisitos generales


(de carácter procesal) y las causales específicas (de naturaleza sustantiva) de
procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales. Estos han
sido reiterados en múltiples decisiones y, en materia de estabilidad laboral
reforzada, en las sentencias T-614 de 2011, SU-556 de 2014 y T-322 de 2019.

7. Los requisitos generales de procedencia exigen verificar (i) la legitimación


en la causa por activa y por pasiva; (ii) que la cuestión sea de relevancia
constitucional; (iii) que se hayan agotado todos los medios de defensa judicial
al alcance del peticionario; (iv) que se cumpla el principio de inmediatez; (v)
que si se trata de una irregularidad procesal la misma sea decisiva en el
proceso; (vi) que se identifiquen de manera razonable los hechos que
generaron la vulneración de los derechos fundamentales; y (vii) que no se
cuestione una sentencia de tutela, de control abstracto de constitucionalidad o
una sentencia del Consejo de Estado de nulidad por inconstitucionalidad7.

8. Igualmente, la Corte ha desarrollado ocho causales específicas de


procedibilidad que corresponden a los defectos de las decisiones judiciales: (i)
defecto orgánico, (ii) defecto procedimental absoluto, (iii) defecto fáctico, (iv)
defecto material o sustantivo, (v) error inducido, (vi) decisión sin motivación,
(vii) desconocimiento del precedente y (viii) violación directa de la
Constitución. Por lo tanto, en caso de que se supere el análisis de procedencia
general, se reiterará la jurisprudencia respecto a estas hipótesis y, en
particular, las que corresponden a los dos últimos defectos, que fueron los
invocados por el accionante.

Desconocimiento del precedente

9. A efectos de delimitar el alcance de esta causal específica -relevante en esta


oportunidad según el escrito de tutela- la Corte se referirá brevemente (i) al
fundamento constitucional de la fuerza vinculante de la jurisprudencia; (ii) al
7
Este último requisito que fue incluido por la Corte en la sentencia SU-391 de 2016, encuentra una excepción
cuando “el fallo dictado por esa Corporación (i) desconoce la cosa juzgada constitucional; o (ii) su
interpretación genera un bloqueo institucional inconstitucional” según ello fue establecido por la sentencia
SU-355 de 2020.

7
sentido específico que tiene la expresión “precedente” y el modo de identificar
su existencia; y (iii) a las reglas relativas a la posibilidad de apartarse del
mismo , en particular, las exigencias argumentativas diferenciadas según la
autoridad que lo ha establecido.

10. El artículo 230 de la Constitución prevé que la jurisprudencia es un criterio


auxiliar de la actividad judicial. Esta prescripción suscitó significativos
debates acerca del carácter vinculante del precedente y de las decisiones de los
órganos de cierre. Después de considerar diversas aproximaciones sobre el
papel de la jurisprudencia como fuente del derecho en el sistema jurídico, la
práctica interpretativa de este tribunal indicó que la calificación que de ella
hacía el artículo 230 no implicaba que las reglas de decisión definidas por los
jueces carecieran por completo de fuerza vinculante 8. En esa dirección la
referida disposición debía armonizarse con el mandato de trato igual adscrito
al artículo 13 de la Carta en virtud del cual las situaciones fácticas análogas
debían ser tratadas de la misma manera por las autoridades judiciales.

11. Este punto de partida, que sería objeto de diversas precisiones, exigió a la
Corte delimitar las categorías que hacen posible definir en qué sentido y con
qué alcance la jurisprudencia constitucional podría considerarse vinculante.
Con ese propósito, ha precisado el alcance de la expresión “precedente”
indicando que corresponde a “aquel antecedente del conjunto de sentencias
previas al caso que se habrá de resolver que por su pertinencia para la
resolución de un problema jurídico constitucional, debe considerar
necesariamente un juez o una autoridad determinada, al momento de dictar
sentencia”9. Igualmente, ha considerado que este es “el mecanismo que le da
facultades a los funcionarios judiciales para resolver los casos con
fundamento en decisiones anteriores, puesto que existen similitudes entre los
hechos, los temas constitucionales, las normas y los problemas jurídicos
planteados”10.

12. La existencia de un precedente impone determinar la pertinencia de la


decisión previa para resolver el nuevo caso. Dicha pertinencia, en lo que se
refiere a sentencias de tutela, se encuentra determinada (i) por el carácter
análogo de las situaciones fácticas, (ii) por la similitud de los problemas
jurídicos que deben ser abordados y (iii) por la existencia de una regla de
solución integrada a la razón de la decisión y que sea relevante para el nuevo
caso11. Este triple examen constituye una condición necesaria para afirmar la
existencia de un precedente pertinente y, por ello, vinculante.

13. La Corte ha entendido que “en sentido técnico, lo que tiene valor de
precedente es la ratio decidendi de la(s) sentencia(s) pertinente(s)”12. Al
respecto, ha indicado que el precedente se identifica con “la regla que de ella
se desprende, aquella decisión judicial que se erige, no como una aplicación
del acervo normativo existente, sino como la consolidación de una regla
desprendida de aquel y extensible a casos futuros, con identidad jurídica y

8
Sentencia C-836 de 2001.
9
Sentencia T-292 de 2006, reiterando lo establecido en las sentencias C-104 de 1993 y SU-047 de 1999.
10
Sentencia SU-069 de 2018. Posteriormente, se indica que este también se ha definido como “la sentencia o
el conjunto de ellas, anteriores a un caso determinado, que por su pertinencia y semejanza en los problemas
jurídicos resueltos, debe necesariamente considerarse por las autoridades judiciales al momento de emitir un
fallo”.
11
Sentencia SU-169 de 2021, reiterando las sentencias T-292 de 2006 y T-093 de 2019.
12
Sentencia T-292 de 2006.

8
fáctica”13. Es, dicho de modo más preciso, “la formulación general, más allá
de las particularidades irrelevantes del caso, del principio, regla o razón
general que constituyen la base de la decisión judicial específica”14 o, en otras
palabras, “el fundamento normativo directo de la parte resolutiva”15. Este
planteamiento excluye, entonces, el carácter vinculante de los obiter dicta o
dichos de paso, esto es, “toda aquella reflexión adelantada por el juez al
motivar su fallo, pero que no es necesaria a la decisión, por lo cual son
opiniones más o menos incidentales en la argumentación del funcionario”16.

14. La Corte también ha explicado con detalle el fundamento del valor


jurídico del precedente. Su obligatoriedad, ha dicho, no solo se apoya en el
mandato de trato igual. Militan en su favor cuatro razones adicionales 17: (i)
asegura la coherencia y seguridad jurídica, pues “las normas, si se quiere que
gobiernen la conducta de los seres humanos, deben tener un significado
estable”; (ii) es necesaria para “proteger la libertad ciudadana y permitir el
desarrollo económico, ya que una caprichosa variación de los criterios de
interpretación pone en riesgo la libertad individual, así como la estabilidad
de los contratos y de las transacciones económicas”; y (iii) materializa en la
actividad judicial el cumplimiento de condiciones mínimas de racionalidad y
universalidad.

15. El reconocimiento del precedente en los términos antes señalados ha


suscitado, al mismo tiempo, la cuestión relativa a los efectos derivados de su
fuerza vinculante. Destacó la Corte que “para cumplir su propósito como
elemento de regulación y transformación social, la creación judicial de
derecho debe contar también con la suficiente flexibilidad para adecuarse a
realidades y necesidades sociales cambiantes”18 y, en esa dirección, “no se
puede dar a la doctrina judicial un carácter tan obligatorio que con ello se
sacrifiquen otros valores y principios constitucionalmente protegidos, o que
petrifique el derecho hasta el punto de impedirle responder a las necesidades
sociales”19. Advirtió entonces, que la fuerza del precedente no puede ser
absoluta y, en consecuencia, debe reconocerse la posibilidad de apartarse. Para
el efecto, precisó que ello es posible si y solo si, la autoridad judicial 20 cumple
dos cargas particulares.

16. La primera carga, denominada “de transparencia”, exige un


“reconocimiento expreso del precedente respecto del cual el operador judicial
pretende apartarse” dado que no puede ignorar su existencia. Y, una vez
13
Sentencia SU-149 de 2021, reiterando la sentencia T-737 de 2015.
14
SU-047 de 1999
15
SU-047 de 1999
16
No obstante, en la sentencia C-836 de 2001 la Corte precisó: “Con todo, los obiter dicta o dichos de paso,
no necesariamente deben ser descartados como materiales irrelevantes en la interpretación del derecho. En
efecto, en muchos casos permiten interpretar cuestiones jurídicas importantes en casos posteriores que
tengan situaciones de hecho distintas, aunque no necesariamente deban ser seguidos en posteriores
decisiones.  Así, puede ocurrir que carezcan completamente de relevancia jurídica, que contengan elementos
importantes, pero no suficientes ni necesarios para sustentar la respectiva decisión, que sirvan para resolver
aspectos tangenciales que se plantean en la sentencia, pero que no se relacionan directamente con la
decisión adoptada, o que pongan de presente aspectos que serán esenciales en decisiones posteriores, pero
que no lo sean en el caso que se pretende decidir".
17
Sentencia SU-047 de 1999, reiterado en la sentencia T-292 de 2006.
18
Sentencia C-836 de 2001.
19
Sentencia C-836 de 2001.
20
Es importante distinguir entre la separación que ejerza un juez o las autoridades administrativas, pues estas
últimas no tienen la facultad de desatender el precedente judicial relevante. En la sentencia C-539 de 2011 se
indicó que: “De otra parte, ha señalado esta Corte que las autoridades administrativas se encuentran
siempre obligadas a respetar y aplicar el precedente judicial para los casos análogos o similares, ya que
para estas autoridades no es válido el principio de autonomía o independencia, válido para los jueces,
quienes pueden eventualmente apartarse del precedente judicial de manera excepcional y justificada”.

9
identificado, tiene a su cargo el deber de exponer de manera precisa y
detallada (a) en qué consiste, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c)
el modo en que ha tenido lugar su aplicación. Las personas tienen el derecho a
exigir una descripción precisa de la regla judicial vigente y relevante en el
momento en que su caso será decidido. El desconocimiento de este deber
implica la infracción del mandato de actuación de buena fe. Es posible afirmar
que el cumplimiento de esta exigencia se integra a la obligación de todos los
jueces de motivar adecuadamente las providencias.

17. La segunda carga, conocida como “de argumentación”21, impone el deber


de justificar de manera clara y precisa las razones por las cuales ha decidido
separarse del precedente existente. Se trata de un requerimiento
particularmente exigente y proscribe no seguir el precedente a menos que
existan razones para ello. El precedente cumple una función de “descargue”
que no impone justificar su aplicación cuando se cumplen las condiciones para
que ello sea posible. Pero cuando el juez desafía su aplicación la obligación de
fundamentar la separación se encuentra a su cargo. No basta invocar la
autonomía judicial para dejar atrás el precedente.

18. La Sala Plena debe detenerse en esta última cuestión a partir de la


consideración de dos factores relevantes: (i) el tipo de razones que -prima
facie- permiten la separación y (ii) la incidencia que en ello puede tener la
autoridad judicial de la que proviene el precedente.

17.1 Sobre el tipo de argumentos admisibles para separarse del precedente, la


sentencia C-836 de 2001 -y nuevamente a propósito de la regulación relativa a
la «doctrina probable»-, señaló que ello puede ocurrir demostrando (a)
cambios en la legislación dado que, de no proceder así “se estaría
contraviniendo la voluntad del legislador, y por supuesto, ello implicaría una
contradicción con el principio de colaboración armónica entre las ramas del
poder (artículo 113) y vulneraría el principio democrático de soberanía
popular (artículos 1º y 3º)”; (b) cambios en la situación social, política o
económica de modo “que la ponderación e interpretación del ordenamiento
(…) no resulten adecuadas para responder a las exigencias sociales”22; y
(c) ausencia de claridad “en cuanto al precedente aplicable, debido a que la
jurisprudencia sobre un determinado aspecto de derecho sea contradictoria o
imprecisa”23. Finalmente, la Corte también consideró posible separarse de un
precedente cuando pueda evidenciarse (d) un error de la jurisprudencia por ser
“contraria a los valores, objetivos, principios y derechos en los que se
fundamenta el ordenamiento jurídico”.

21
Sentencia SU-149 de 2021, reiterando la sentencia SU-267 de 2019.
22
Sentencia C-836 de 2001. Precisó la Corte: “Sin embargo, ello no significa que los jueces puedan cambiar
arbitrariamente su jurisprudencia aduciendo, sin más, que sus decisiones anteriores fueron tomadas bajo
una situación social, económica o política diferente.  Es necesario que tal transformación tenga injerencia
sobre la manera como se había formulado inicialmente el principio jurídico que fundamentó cada aspecto de
la decisión, y que el cambio en la jurisprudencia esté razonablemente justificado conforme a una
ponderación de los bienes jurídicos involucrados en el caso particular”.
23
Sentencia C-836 de 2001. Indicó: “Puede ocurrir que haya sentencias en las cuales frente a unos mismos
supuestos de hecho relevantes, la Corte haya adoptado decisiones contradictorias o que el fundamento de
una decisión no pueda extractarse con precisión.  En estos casos, por supuesto, compete a la Corte Suprema
unificar y precisar su propia jurisprudencia.  Ante falta de unidad en la jurisprudencia, los jueces deben
hacer explícita la diversidad de criterios, y optar por las decisiones que interpreten de mejor manera el
imperio de la ley, a partir de una adecuada determinación de los hechos materialmente relevantes en el
caso.  De la misma forma, ante la imprecisión de los fundamentos, pueden los jueces interpretar el sentido
que se le debe dar a la doctrina judicial de la Corte Suprema”.

10
17.2 Sobre la fuente de la regla de decisión cuyo abandono se pretende, se
torna relevante la distinción fijada en la jurisprudencia entre el precedente
horizontal y el vertical24. El primero se predica de las providencias originadas
en el mismo juez o en autoridades judiciales de la misma jerarquía. El vertical
implica el respeto por las decisiones emitidas por el superior jerárquico o por
el órgano de cierre. Esa distinción tiene como efecto la fijación de
requerimientos argumentativos de diferente fuerza o potencia.

17.3 La articulación de estas dos variables -las razones posibles para


separarse del precedente y el origen de la regla judicial- ha impuesto la
necesidad de establecer distinciones acerca de la fuerza o potencia con la que
se debe cumplir la carga de la argumentación. Esta Corporación, refiriéndose
al carácter vinculante de la jurisprudencia de la Corte Suprema y a la
posibilidad de separarse de ella indicó:

“Con todo, como se dijo antes, la fuerza normativa de la doctrina probable proviene
(1) de la autoridad otorgada constitucionalmente al órgano encargado de
establecerla, unificando la jurisprudencia ordinaria nacional; (2) del carácter
decantado de la interpretación que dicha autoridad viene haciendo del ordenamiento
positivo, mediante una continua confrontación  y adecuación a la realidad social y;
(3) del deber de los jueces respecto de a) la igualdad frente a la ley y b) la igualdad
de trato por parte de las autoridades y; (4)  del principio de buena fe que obliga
también a la rama jurisdiccional, prohibiéndole actuar contra sus propios actos. 
Por otra parte, la autoridad de la Corte Suprema para unificar la jurisprudencia
tiene su fundamento en la necesidad de garantizar los derechos fundamentales de las
personas y esta atribución implica que la Constitución le da un valor normativo
mayor o un “plus” a la doctrina de esa alta Corporación que a la del resto de los
jueces de la jurisdicción ordinaria.  Ello supone que la carga argumentativa que
corresponde a los jueces inferiores para apartarse de la jurisprudencia decantada
por la Corte Suprema es mayor que la que corresponde a este órgano para
apartarse de sus propias decisiones por considerarlas erróneas”25 (Negrillas no
hacen parte del texto). 

De las palabras de este tribunal se desprende (i) que los precedentes de la


Corte Suprema de Justicia -o del Consejo de Estado- se encuentran revestidos
de una especial fuerza debido a su condición de órgano de cierre; (ii) que es
posible separarse de ellos cumpliendo una especial carga argumentativa dado
que ostentan “un valor normativo mayor” o un “plus”; y (iii) que dicha carga
es variable en función de la autoridad que pretenda separarse del precedente.
Esta consideración resulta medular y debe ser tenida en cuenta para resolver la
tensión que puede surgir entre el deber de seguimiento del precedente y las
facultades que se adscriben a la autonomía judicial: cuando se incrementan
las atribuciones constitucionales de un órgano judicial para interpretar con
autoridad el ordenamiento puede afirmarse que se reduce la posibilidad de
que los jueces disputen, controviertan o desafíen su precedente y, en
consecuencia, la carga argumentativa para ello se torna más exigente. Es
precisamente esta idea la que explica, el “plus” o “mayor valor normativo” de
la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado.

19. Ahora bien, una cuestión resulta de especial importancia en esta


oportunidad: ¿puede una autoridad judicial separarse del precedente fijado por
la Corte Constitucional? La Sala Plena de este Tribunal, en decisión que ahora
se reitera, ha señalado que ello resulta posible si la autoridad judicial
correspondiente satisface adecuadamente la doble carga antes referida. En la
24
Sentencia SU-069 de 2018.
25
Sentencia C-836 de 2001.

11
sentencia SU-354 de 2017, al establecer la importancia prevalente de la
jurisprudencia constitucional, indicó que “[l]o dicho previamente no conlleva
necesariamente a que en todos los casos los jueces deban acogerse al
precedente judicial [constitucional]”. Según allí se indicó “[e]xisten ciertos
eventos en los que la autoridad puede desligarse del mismo, siempre que
argumente de manera rigurosa y clara las razones por las cuales procede de
ese modo”.

Frente a esta separación del precedente la Corte indicó, reiterando la sentencia


C-621 de 2015, que “una vez identificada la jurisprudencia aplicable al caso,
la autoridad judicial sólo puede apartarse de la misma mediante un proceso
expreso de contra-argumentación que explique las razones del apartamiento”
explicando, por ejemplo,, un “desacuerdo con las interpretaciones 
normativas realizadas en la decisión precedente” o la “discrepancia con la
regla de derecho que constituye la línea jurisprudencial”. Según indicó “la
posibilidad de apartamiento del precedente emanado de las corporaciones
judiciales de cierre de las respectivas jurisdicciones supone, en primer
término, un deber de reconocimiento del mismo [carga de transparencia] y,
adicionalmente, de explicitación de las razones de su desconsideración en el
caso que se juzga [carga de argumentación]”.

20. Ahora bien, teniendo en cuenta la función de la Corte Constitucional para


interpretar la Constitución (Arts. 3, 4 y 241) y las demás fuentes del
ordenamiento en su relación con ella26, la separación de sus precedentes por
parte de otras autoridades judiciales se torna especialmente difícil. En otras
palabras, el precedente fijado por la Sala Plena de la Corte Constitucional o
que constituya jurisprudencia en vigor27, muestra una especial resistencia a su
modificación.

21. La Corte Constitucional ha indicado que “los precedentes


jurisprudenciales de la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la
Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, deben respetar la
interpretación vinculante que realice la Corte Constitucional, la cual es
prevalente en materia de interpretación de los derechos fundamentales y de la
Constitución en general”28 (subrayado no original). Igualmente, al estudiar el
mecanismo de extensión de jurisprudencia del Consejo de Estado, en la
sentencia C-816 de 2011 sostuvo que “las autoridades, al extender los efectos
de las sentencias de unificación jurisprudencial dictadas por el Consejo de
Estado-, deben incorporar en sus fallos de manera preferente las decisiones
de la Corte Constitucional que interpreten las normas constitucionales
aplicables a la resolución de los asuntos de su competencia”29 (subrayado no
original). Finalmente, en la sentencia SU-354 de 2017 señaló que “respecto a
26
Sentencia C-820 de 2006. En dicha oportunidad la Corte indicó: “[d]e esta forma, es claro que la Corte
Constitucional es también órgano “límite” de interpretación legal, pues de las condiciones estructurales de
su funcionamiento, en el control de constitucionalidad de la ley, es perfectamente posible que la cosa juzgada
constitucional incluya el sentido constitucionalmente autorizado de la ley oscura. En efecto, a pesar de que si
bien es cierto, de acuerdo con lo regulado en el Título VIII de la Constitución, la administración de justicia
se organiza a partir de la separación de jurisdicciones y, por ello, corresponde a los jueces ordinarios la
interpretación de la ley y, a la Corte Constitucional la interpretación última de la Constitución, no es menos
cierto que hace parte de la esencia de la función atribuida a esta última el entendimiento racional, lógico y
práctico de la ley cuyo control de constitucionalidad debe ejercer”.
27
En el Auto 144 de 2012 se dijo sobre esta figura: “(…) las decisiones anteriores han dejado tras de sí un
sustrato de interpretación judicial que permite inferir criterios mínimos de alguna manera reiterados por la
Corte en cuanto al alcance de las normas constitucionales aplicables en lo relativo a la solución de
controversias planteadas en los mismos términos (...)”
28
Sentencia SU-324 de 2017, reiterando la sentencia C-539 de 2011.
29
Sentencia C-816 de 2011, reiterado en la sentencia SU-324 de 2017.

12
la interpretación de la Constitución en materia de derechos fundamentales,
tienen prevalencia respecto de la interpretación que sobre la misma realicen
los demás órganos judiciales, al habérsele encargado la guarda de la
supremacía de la Constitución” (subrayado no original).

22. Frente a la especial fuerza de este precedente, debe tenerse en cuenta la


sentencia SU-113 de 2018. En dicha oportunidad la Corte sostuvo que “tanto
los fallos proferidos en control abstracto como en concreto están amparados
por la fuerza vinculante, ‘debido a que determinan el contenido y alcance de
la normatividad superior, al punto que su desconocimiento significaría una
violación de la constitución’”. En materia de control concreto, se indicó que
“en el estudio de las acciones de tutela se interpreta y aplica la Constitución
Política desde la perspectiva de los derechos fundamentales, de modo que ‘no
puede perderse de vista que en esa labor se fija el contenido y alcance de las
disposiciones superiores’”.

23. Surge entonces una nueva pregunta- Si -como ya se ha dicho- es posible


separarse de un precedente de la Corte Constitucional, ¿qué implica,
específicamente, la fórmula según la cual la autoridad judicial debe
argumentar “de manera rigurosa y clara las razones por las cuales procede
de ese modo” empleada en la sentencia SU-354 de 2017? Una respuesta
definitiva es difícil. Sin embargo, si la jurisprudencia fijada por esta
Corporación debe orientar y comprometer la actuación de todas las
autoridades judiciales, es necesario identificar con cuidado las condiciones
bajo las cuales podría tener lugar esa separación.

24. A juicio de la Sala Plena cuando una autoridad judicial decida apartarse
del precedente de la Corte Constitucional debe ser particularmente cuidadosa
y rigurosa. En esa dirección requiere cumplir con especial detenimiento la
doble carga antes referida. (1) La carga de transparencia, que exige exponer de
manera clara, precisa y detallada (a) en qué consiste el precedente del que
pretende separarse, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo
en que ha tenido lugar su aplicación. (2) La carga de argumentación, que
impone el deber de presentar razones especialmente poderosas -no simples
desacuerdos- por las cuales se separa del precedente y, en ese contexto, exige
explicar por qué tales razones justifican afectar los principios de seguridad
jurídica, igualdad, buena fe y coherencia.

25. La Corte estima necesario precisar que no constituyen, en estricto sentido,


supuestos de separación de precedente aquellos razonamientos que se dirigen
a demostrar que los hechos del caso son diferentes o que la regla que se invoca
como precedente en realidad corresponde a un obiter dicta. Ello,
naturalmente, no excluye que se controle la corrección de las razones con
fundamento en las cuales se afirma que los hechos del caso son diferentes o
que una razón es apenas un obiter dicta.

26. Así las cosas, la presente decisión precisa la jurisprudencia en materia de


desconocimiento del precedente de la Corte Constitucional. Por lo tanto,
cuando una autoridad judicial decida apartarse de dicho precedente debe
cumplir con dos cargas. (1) La carga de transparencia, que exige exponer de
manera clara, precisa y detallada (a) en qué consiste el precedente del que se
va a separar, (b) las providencias que lo han desarrollado y (c) el modo en que
ha tenido lugar su aplicación. (2) La carga de argumentación, que impone
13
presentar razones especialmente poderosas con capacidad de justificar la
separación.

Breve caracterización del defecto por violación directa de la Constitución30

27. La Corte ha reconocido el valor normativo de los preceptos


constitucionales y las diferentes normas que incluye la Constitución de 1991.
En efecto, se trata de disposiciones que “pueden ser aplicadas directamente
por las autoridades y los particulares en algunos casos”31.

28. Este defecto puede configurarse en diferentes hipótesis. En primer lugar,


porque no se aplica una norma fundamental al caso. Esto ocurre porque: (a) en
la solución del caso se dejó de interpretar y aplicar una disposición legal de
conformidad con el precedente constitucional; (b) se trata de un derecho
fundamental de aplicación inmediata; y (c) en las decisiones se vulneraron
derechos fundamentales y no se tuvo en cuenta el principio de interpretación
conforme con la Constitución.

29. En segundo lugar, este defecto se configura cuando se aplica la ley al


margen de los preceptos consagrados en la Constitución. En escenarios como
este, los jueces deben tener en cuenta la excepción de inconstitucionalidad
contenida en el artículo 4 constitucional. Esto es así pues “la Carta es norma
de normas y, cuando existe incompatibilidad con las disposiciones legales,
debe aplicarse de preferencia las constitucionales”32.

La garantía de la estabilidad laboral reforzada

30. El artículo 13 de la Constitución impone al Estado la obligación de


promover las condiciones para lograr que el mandato de igualdad sea real y
efectivo, especialmente para las personas que se encuentran en estado de
debilidad manifiesta, de acuerdo con su condición económica, física o mental.

31. Para cumplir con esta exigencia y las emanadas del principio de
solidaridad social y de la cláusula de Estado Social33, se ha establecido una
garantía para los trabajadores que se encuentran en condiciones de debilidad
manifiesta por situaciones de salud. La estabilidad laboral reforzada protege
“a aquellas personas susceptibles de ser discriminadas en el ámbito laboral y
que se concreta en gozar de la posibilidad de permanecer en su empleo, a
menos que exista una justificación no relacionada con su condición”34.

32. Esta garantía también es reconocida en el ámbito del derecho


internacional. En la Observación 18 del Comité de Derechos Humanos se
indica que “[e]n virtud del párrafo 2 del artículo 2, así como del artículo 3, el
Pacto proscribe toda discriminación en el acceso al empleo y en la
conservación del mismo por motivos de (…) discapacidad física o mental,
estado de salud (incluso en caso de infección por el VIH/SIDA) (…) o de otra
naturaleza, con la intención, o que tenga por efecto, oponerse al ejercicio del
derecho al trabajo en pie de igualdad, o hacerlo imposible”. Igualmente, el
artículo 6 del Convenio 158 de la OIT indica que “la ausencia temporal del
30
A continuación, se retoman las consideraciones de la sentencia SU-069 de 2018.
31
SU-069 de 2018.
32
Ibidem. Reiterando lo establecido en las sentencias T-522 de 2001 y T-927 de 2010.
33
T-434 de 2020.
34
Ibidem.

14
trabajo por motivo de enfermedad o lesión no deberá constituir una causa
justificada de terminación de la relación de trabajo”.

33. En atención a este mandato, el legislador profirió la Ley 361 de 1997,


“[p]or la cual se establecen mecanismos de integración social de las personas
en situación de discapacidad y se dictan otras disposiciones”. El artículo 26
de esta norma incluye la garantía de la estabilidad laboral reforzada de la
siguiente manera:

“ARTÍCULO 26. NO DISCRIMINACIÓN A PERSONA EN SITUACIÓN DE


DISCAPACIDAD. En ningún caso la discapacidad de una persona, podrá ser
motivo para obstaculizar una vinculación laboral, a menos que dicha discapacidad
sea claramente demostrada como incompatible e insuperable en el cargo que se va
a desempeñar. Así mismo, ninguna persona en situación de discapacidad podrá ser
despedida o su contrato terminado por razón de su discapacidad, salvo que medie
autorización de la oficina de Trabajo.

No obstante, quienes fueren despedidos o su contrato terminado por razón de su


discapacidad, sin el cumplimiento del requisito previsto en el inciso anterior,
tendrán derecho a una indemnización equivalente a ciento ochenta días del salario,
sin perjuicio de las demás prestaciones e indemnizaciones a que hubiere lugar de
acuerdo con el Código Sustantivo del Trabajo y demás normas que lo modifiquen,
adicionen, complementen o aclaren”.

34. La jurisprudencia de la Corte Constitucional se ha ocupado en múltiples


ocasiones de precisar el alcance de esta figura. En la sentencia SU-049 de
2017 la Corte unificó su jurisprudencia en lo relativo a la aplicación del
artículo 26 referido. Importante resulta advertir que las Salas de Revisión de la
Corte Constitucional han aplicado las reglas dispuestas en la SU-049 de 2017
tanto para casos de estabilidad ocupacional como para estabilidad laboral
reforzada35. Llegó a cuatro conclusiones36:

i) La norma se aplica a todas las personas en situación de discapacidad,


sin que esto implique agravar las condiciones de acceso a los
beneficios que traía la Ley en su versión original, que utilizaba la
expresión personas con “limitación” o “limitadas”37;
ii) Se extiende a todas las personas en situación de discapacidad, así
entendida, “sin entrar a determinar ni el tipo de limitación que se
padezca, ni el grado o nivel de dicha limitación”38;
iii) Para exigir la extensión de los beneficios contemplados en la Ley es
útil, pero no necesario, contar con un carné de seguridad social que
indique el grado de pérdida de capacidad laboral39; y

35
Es importante indicar que, si bien en dicha ocasión se establecieron las reglas para la estabilidad
ocupacional reforzada en virtud de un contrato de prestación de servicios, a partir de la sentencia SU-380 de
2021 se incluyeron estas reglas en el marco de las relaciones laborales, como se precisará más adelante.
36
SU-049 de 2017. Fundamento 5.12.
37
Esta aclaración se deriva de que originalmente la ley incluía el término “ limitación” en lugar de
discapacidad. La Corte indicó que de todos modos se aplicaba la garantía de manera favorable a todas las
personas en situación de discapacidad, con independencia del grado de su “limitación”.
38
La Corte sostuvo en la sentencia C-824 de 2011 que la calificación de “severas y profundas” para ciertos
grados de discapacidad era inclusiva y no excluyente, por lo que personas con otros grados de discapacidad
podían ser beneficiadas por la garantía.
39
Esta determinación se estableció indicando que el carné es útil en cuando facilita la identificación de una
persona en situación de discapacidad, pero que no es un requisito necesario. Al respecto se indicó que “el
carné solo sirve como una garantía y una medida de acción positiva de los derechos contenidos en la Ley
361 de 1997 y no se puede convertir en una limitación, restricción o barrera de los derechos o prerrogativas
de que son portadoras las personas en situación de discapacidad”.

15
iv) “No es la Ley expedida en democracia la que determina cuándo una
pérdida de capacidad es moderada, severa o profunda, pues esta es
una regulación reglamentaria”40.

35. Así, para determinar si una persona es beneficiaria o no de la garantía de


estabilidad laboral reforzada no es perentoria la existencia de una calificación
de pérdida de capacidad laboral. Esta Corporación ha concluido que la
protección depende de tres supuestos: (i) que se establezca que el trabajador
realmente se encuentra en una condición de salud que le impida o dificulte
significativamente el normal y adecuado desempeño de sus actividades;
(ii) que la condición de debilidad manifiesta sea conocida por el empleador en
un momento previo al despido; y (iii) que no exista una justificación suficiente
para la desvinculación, de manera que sea claro que la misma tiene origen en
una discriminación41.

i) Que se establezca que el trabajador realmente se encuentra en una


condición de salud que le impida o dificulte significativamente el normal y
adecuado desempeño de sus actividades. Sobre este supuesto la Corte ha
establecido lo siguiente42:

Para la Sala Plena es importante indicar que el siguiente no es un listado


taxativo de los eventos donde opera la garantía de estabilidad laboral
reforzada, sino que se trata de una sistematización de algunas reglas que es
posible identificar en los pronunciamientos de las diferentes salas de revisión
de la Corte. Por lo mismo, el juez deberá valorar los elementos de cada caso
concreto para determinar si el accionante es titular de esta garantía.

Supuesto Eventos que permiten acreditarlo


(a) En el examen médico de retiro se advierte sobre la
enfermedad o al momento del despido existen
recomendaciones médicas o se presentó incapacidad médica
durante días antes del despido43.

(b) Existe incapacidad médica de varios días vigente al


Condición de salud que momento de la terminación de la relación laboral44.
impide
significativamente el (c) Se presenta el diagnóstico de una enfermedad y el
normal desempeño consecuente tratamiento médico45.
laboral
(d) Existe el diagnóstico médico de una enfermedad
efectuado durante el último mes del despido, dicha
enfermedad es causada por un accidente de trabajo que
genera consecuentes incapacidades médicas anteriores a la
fecha de terminación de la vinculación, y la calificación de
PCL tiene lugar antes del despido46.
Afectación psicológica o (a) El estrés laboral genere quebrantos de salud física y
psiquiátrica que impida mental47.
significativamente el  
normal desempeño (b) Al momento de la terminación de la relación laboral el
laboral actor se encuentre en tratamiento médico y presente
40
Esta afirmación se debe a que es un decreto reglamentario el que define el porcentaje que implica cierto
grado de discapacidad. Así, esta definición no está dada por la ley sino por una facultad reglamentaria.
41
T-215 de 2014, T-188 de 2017 y T-434 de 2020.
42
T-434 de 2020.
43
T-703 de 2016, T-386 de 2020, T-052 de 2020, T-099 de 2020 y T-187 de 2021 .
44
T-589 de 2017.
45
 T-284 de 2019.
46
T-118 de 2019.
47
T-372 de 2012.

16
diferentes incapacidades, y recomendaciones laborales.
Cuando, además, el accionante informe al empleador, antes
del despido, que su bajo rendimiento se debe a la condición
de salud, y que después de la terminación de la vinculación
continúe la enfermedad48.
 
(c) El estrés laboral cause quebrantos de salud física y mental
y, además, se cuente con un porcentaje de PCL49.
(a) No se demuestra la relación entre el despido y las
Inexistencia de una
afecciones en salud, y la PCL es de un 0%50.
condición de salud que
 
impida
(b) El accionante no presenta incapacidad médica durante el
significativamente el
último año de trabajo, y solo debe asistir a controles por un
normal desempeño
antecedente médico, pero no a un tratamiento médico en
laboral
sentido estricto51.

ii) Que la condición de debilidad manifiesta sea conocida por el empleador


en un momento previo al despido. Dado que la garantía de la estabilidad
laboral reforzada constituye un medio de protección frente a la discriminación,
es necesario que el despido sea en razón a la discapacidad del trabajador para
que opere esta garantía. Por lo mismo, se hace necesario que el empleador
conozca la situación de salud del trabajador al momento de la terminación del
vínculo. Este conocimiento se acredita en los siguientes casos:

“1) La enfermedad presenta síntomas que la hacen notoria.


 
2) El empleador tramita incapacidades médicas del funcionario, quien después del
periodo de incapacidad solicita permisos para asistir a citas médicas, y debe cumplir
recomendaciones de medicina laboral.
 
3)  El accionante es despedido durante un periodo de incapacidad médica de varios
días, por una enfermedad que generó la necesidad de asistir a diferentes citas médicas
durante la relación laboral.
 
4)  El accionante prueba que tuvo un accidente de trabajo durante los últimos meses de
la relación, que le generó una serie de incapacidades y la calificación de un porcentaje
de PCL antes de la terminación del contrato.
 
5)  El empleador decide contratar a una persona con el conocimiento de que tiene una
enfermedad diagnosticada, que al momento de la terminación del contrato estaba en
tratamiento médico y estuvo incapacitada un mes antes del despido.
 
6) No se le puede imponer al trabajador la carga de soportar las consecuencias de que
en razón a un empalme entre una antigua y nueva administración de una empresa no
sea posible establecer si esa empresa tenía conocimiento o no del estado de salud del
actor. Por tanto, se da prevalencia a las afirmaciones y pruebas del accionante, y no a
las de la demandada en la contestación de la tutela.
 
7) Los indicios probatorios evidencian que durante la ejecución del contrato, el
trabajador tuvo que acudir en bastantes oportunidades al médico, presentó
incapacidades médicas, y en la tutela afirma que le informó de su condición de salud al
empleador”52.

48
T-494 de 2018.
49
T-041 de 2019.
50
T-116 de 2013.
51
T-703 de 2016.
52
T-434 de 2020. Reiterando las sentencias: T-383 de 2014, T-419 de 2016, T-589 de 2017, T-118 de 2019,
T-284 de 2019, T-144 de 2017 y T-040 de 2016.

17
Por el contrario, este conocimiento no se acredita cuando (i) ninguna de las
partes prueba su argumentación; (ii) la enfermedad se presenta en una fecha
posterior a la terminación del contrato; (iii) el diagnóstico médico se da
después del despido; y (iv) pese a la asistencia a citas médicas durante la
vigencia de la relación, no se presentó incapacidad o recomendaciones
laborales como consecuencia de dichas citas médicas53.

iii) Que no exista una justificación suficiente para la desvinculación, de


manera que sea claro que la misma tiene origen en una discriminación. Para
proteger a la persona en situación de discapacidad, se presume que el despido
se dio por causa de esta. Sin embargo, esta es una presunción que puede
desvirtuarse pues la carga de la prueba le corresponde al empleador, para
mostrar que el despido obedece a una justa causa54.

36. Expuestas estas reglas y dado que el caso concreto se refiere a un


trabajador que no se encontraba incapacitado al momento del despido, pero sí
contaba con una disminución en su estado de salud, a continuación, la Sala
refiere algunos pronunciamientos relevantes.

37. En la sentencia T-703 de 2016 la Sala Segunda de Revisión conoció el


caso de un trabajador que (i) contaba con el diagnóstico de “hernia del núcleo
pulposo L4-L5, L5-S1 + compromiso neurológico”; (ii) tenía recomendaciones
laborales que indicaban “evitar subir y bajar frecuentemente escaleras, no
levantar pesos mayores a 15 Kg y usar calzado con suela blanda”; y (iii)
estuvo incapacitado 10 días antes del despido. En dicha oportunidad la Corte
constató que la terminación unilateral del contrato por parte del empleador no
se debió a una causal objetiva, pues el cargo que el accionante desempeñaba
seguía existiendo y era clara la disminución de su capacidad laboral por su
salud.

38. En la providencia T-052 de 2020 la Sala Quinta de Revisión estudió un


expediente en el cual una trabajadora fue desvinculada a pesar de (i) tener
diagnóstico de “[d]olor crónico intratable” y “[l]umbago no especificado” y
(ii) contar con varias incapacidades previas al despido, incluso un día antes de
que ello ocurriera. Al respecto, la Corte sostuvo que el empleador no demostró
una causal objetiva pues solo se limitó a indicar que la copropiedad donde se
desempeñaba la accionante solicitó un cambio de funcionario.

39. En la decisión T-099 de 2020 la Sala Séptima de Revisión conoció el caso


de 11 funcionarias de la Policía Nacional que se dedicaban a la confección de
uniformes y que por su trabajo contaban con diferentes diagnósticos 55. Por
estas patologías, la Corte constató que las accionantes “han estado
incapacitadas, asistiendo a exámenes, terapias físicas y controles médicos
con especialista, algunas sometidas a procedimientos quirúrgicos, otras con
un porcentaje de pérdida de capacidad laboral o en proceso de calificación
del mismo”. En dicha oportunidad, se concedió el amparo indicando que era
evidente la disminución en la capacidad laboral de las accionantes en este
caso.

53
T-434 de 2020. Reiterando las sentencias: T-453 de 2014, T-664 de 2017 y T-118 de 2019.
54
T-453 de 2014, reiterado en la sentencia T-434 de 2020.
55
“Abducción dolorosa de hombro, Bursitis de hombro, Epicondilitis lateral bilateral, Epicondilitis medial
bilateral, Síndrome del manguito rotador, Síndrome del túnel carpiano bilateral, Tendinitis de
flexoextensores bilateral, Tenosinovitis de flexoextensores de carpo bilateral y Tenosinovitis de estiloides
radial de Quervain”.

18
40. En la sentencia T-386 de 2020 la Sala Primera de Revisión conoció el caso
de un accionante que se desempeñaba como cocinero y tras presentar dolores
en el trabajo fue diagnosticado con “Glioma difuso, al menos grado II de la
OMS”. El accionante tuvo episodios convulsivos en el trabajo y tuvo que ser
reubicado, mientras que la EPS prescribió “quimioterapia y radioterapia
como tratamiento paliativo, no curativo, dado el pronóstico del tumor que le
fue extraído parcialmente”. Igualmente, se evidenció en el expediente que el
accionante estuvo incapacitado 99 días en los 5 meses anteriores al despido.
La Corte concedió el amparo indicando que el actor padecía una enfermedad
catastrófica que el empleador conocía y que no lo desvinculó con fundamento
en una causal objetiva.

41. En la sentencia T-434 de 2020 la Corte estudió el caso de una trabajadora


de Ecopetrol con diagnóstico de trastorno depresivo, Eczema Psoriasiforme y
Alopecia Areata y que al momento del despido no se encontraba incapacitada
ni tenía recomendaciones laborales o tratamientos médicos en curso. En dicha
oportunidad, la Corte reiteró las reglas de la sentencia SU-049 de 2017 e
indicó que el empleador “no podía ser indiferente a la presencia de fuertes
indicios que le indicaron la posibilidad de una afectación de salud en la
actora, sino que debió ser diligente y procurar verificar, en la medida de lo
posible, si en el caso de la accionante era necesario solicitar autorización
previa del Ministerio del Trabajo para proceder con el despido”. Así, se
concedió el amparo, declaró ineficaz la terminación del vínculo y ordenó a
Ecopetrol que reintegrara a la accionante a su mismo cargo o uno mejor y a
que pagara la adeudado.

42. Finalmente, en la sentencia T-187 de 2021 la Sala Sexta de Revisión


conoció el caso del trabajador de una mina que padecía Esclerosis Lateral
Amiotrófica y que recibió recomendaciones laborales conforme a las cuales
“necesita ayuda para actividades motoras finas realizadas con las manos,
fasciculaciones”. En esta oportunidad la Corte concedió el amparo y ordenó el
reintegro, así como el acompañamiento al actor para que adelantara el proceso
de calificación de la pérdida de capacidad laboral ante la AFP.

43. Ahora bien, forzoso resulta referir el precedente actual de la Corte


Suprema de Justicia sobre el derecho a la estabilidad laboral reforzada. De
acuerdo con lo establecido por dicha corporación en diferentes sentencias 56 se
exige al trabajador despedido demostrar una PCL de al menos el 15% para que
opere la estabilidad laboral reforzada.

44. A juicio de la Corte Suprema la PCL se debe acreditar a través de un


dictamen de PCL expedido por una Junta de Calificación de Invalidez. Sin
embargo, existen decisiones en las que la Corte Suprema ha indicado la
posibilidad de tener en cuenta otros elementos. Así, en la reciente sentencia
SL-572 de 2021 la Sala de Casación Laboral conoció el caso de un trabajador
diagnosticado con síndrome del manguito rotador que fue despedido sin justa
causa. Si bien no se concedió la protección pues no se evidenció una
disminución en la capacidad laboral del demandante, la Corte Suprema indicó
que cuando no se cuenta con una calificación de la PCL, esta disminución “se
puede inferir del estado de salud en que se encuentra, siempre que sea

56
Sentencia del 7 de febrero de 2006 rad. 25130 y SL2841-2020, así como la propia sentencia atacada, la
SL3937-2020.

19
notorio, evidente y perceptible, precedido de elementos que constaten la
necesidad de la protección, como cuando el trabajador viene regularmente
incapacitado, se encuentra en tratamiento médico especializado, tiene
restricciones o limitaciones para desempeñar su trabajo, cuenta con concepto
desfavorable de rehabilitación o cualquier otra circunstancia que demuestre
su grave estado de salud o la severidad de la lesión”.

45. Así las cosas, la jurisprudencia de la Corte Suprema exige el cumplimiento


de un requisito que no ha sido requerido por la Corte Constitucional para
efectos de proteger el derecho a la estabilidad laboral reforzada. En efecto,
demanda una calificación al menos moderada para otorgar la protección.
No obstante, debe reconocerse que de acuerdo con la última sentencia
reseñada existen puntos de encuentro con la jurisprudencia de este Tribunal,
ya que acepta medios diferentes al dictamen de pérdida de capacidad laboral
para acreditar la debilidad manifiesta del trabajador.

46. Es importante indicar que en las sentencias SL5181-2019 y SL2841-2020,


sobre las cuales el accionante considera que se configuró un desconocimiento
del precedente horizontal de la propia Corte Suprema de Justicia, se reitera la
línea que ahora se evidencia como problemática. En la sentencia de 2019 se
indica que “la prohibición que contiene el artículo 26 de la citada Ley 361,
relativa a que ninguna persona con discapacidad podrá ser despedida o su
contrato terminado por razón de su invalidez, salvo que medie autorización
del Ministerio de la Protección Social, se refiere a las personas consideradas
por esta ley como limitadas, es decir, todas aquellas que su discapacidad
comienza en el 15% de pérdida de capacidad laboral”. Por su parte, la
sentencia de 2020 sostiene que “esta Corte tiene asentada la presunción de
despido discriminatorio del trabajador en estado de discapacidad en el 15%
en adelante”.

47. La diversidad de criterios entre la Corte Suprema de Justicia y la Corte


Constitucional ha sido abordada por la Sala Plena de manera reciente. En la
sentencia SU-380 de 2021 se conoció el caso de una acción de tutela contra
una providencia de la Sala de Descongestión Número Uno de la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia en la cual se discutía un
caso similar al aquí estudiado. En dicha ocasión se indicó que “la
interpretación restringida y ajena a la Constitución Política de la Sala de
Descongestión N° 1 de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de
Justicia la lleva a buscar un único hecho: la existencia de una discapacidad
calificada, como mínimo, en un 15% según las juntas de calificación
expertas”. Advirtió la Corte que “[l]a concepción amplia del Artículo 26 de la
Ley 361 de 1997 persigue conocer hechos distintos” y, en particular “una
afectación en el bienestar de la persona” así como “la existencia de un
impacto negativo de esta condición en el ejercicio de sus funciones, en las
condiciones regulares”. Según sostuvo la Sala Plena “[l]a situación descrita
constituye, entonces, un defecto sustantivo por errónea interpretación de las
fuentes legales y, con más precisión, por adoptar una opción hermenéutica
que no es conforme con la Constitución Política”. Es importante indicar que
en dicha decisión se tomaron las reglas de la sentencia T-434 de 2020, que el
accionante invoca como el precedente que fue desconocido en este caso y,
como se indicó en el fundamento 34 de esta providencia, extendió las reglas
de la sentencia SU-049 de 2017.

20
48. Entiende la Corte, que el abordaje de la Sala Laboral supone además una
divergencia con la forma de comprensión de la discapacidad. La Sala Plena de
esta Corte ha identificado al menos dos modelos: el médico-rehabilitador y el
social. El primero de estos modelos consiste en considerar que las “causas de
la discapacidad ya no eran religiosas, sino científicas y podían ser tratadas a
través de procedimientos médicos”57 y así mismo, “reconoció derechos a las
personas con discapacidad, pero a través del lente del diagnóstico médico y
su posible rehabilitación”58. A su vez el modelo social entiende que “el origen
de la discapacidad no atiende a factores religiosos o médicos, sino sociales”
de modo que “la discapacidad no es del sujeto, sino que surge de las barreras
externas asociadas a la comunidad en general”59. Así, esta perspectiva “exige,
necesariamente, analizar ‘la interacción entre las personas con deficiencias y
las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación
plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones que los demás’”60.

49. Bajo esta perspectiva, es claro que la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia parece acoger un modelo médico-rehabilitador de la
discapacidad que la define a partir de un criterio científico que fija
determinado porcentaje de pérdida de capacidad. Desde la otra perspectiva,
esta Corte adopta un modelo social por ser el compatible con la Constitución
al valorar el contexto y la forma en la cual la situación de discapacidad se
manifiesta en cada oportunidad.

50. Ahora bien, tanto la Corte Constitucional como la Corte Suprema


coinciden en que el derecho a la estabilidad laboral reforzada no es absoluto
dado que, en tanto presunción, el empleador puede desvirtuarla siguiendo el
procedimiento que la ley establece para tal fin. La Sala Plena de la Corte
Constitucional considera que exigir a un empleador acudir a la autoridad
laboral para efectos de obtener el permiso de despido de un trabajador que
puede ser considerado en situación de discapacidad -en los términos ya
explicados supra en el fundamento 35 - no es desproporcionado. En efecto,
esta garantía existe para prevenir la discriminación en razón de la
discapacidad, por lo que la Oficina del Trabajo se encuentra habilitada para
intervenir a efectos de establecer si la terminación de la relación laboral no
obedece o no a una causa objetiva.

51. En síntesis, gozan de la garantía de estabilidad laboral reforzada las


personas que, al momento del despido, no se encuentran incapacitadas ni con
calificación de pérdida capacidad laboral, pero que su patología produce
limitaciones en su salud que afectan las posibilidades para desarrollar su
labor. La acreditación del impacto en sus funciones se puede acreditar a partir
de varios supuestos: (i) la pérdida de capacidad laboral es notoria y/o evidente,
(ii) el trabajador ha sido recurrentemente incapacitado, o (iii) ha recibido
recomendaciones laborales que implican cambios sustanciales en las funciones
laborales para las cuales fue inicialmente contratado. La comprobación de
alguno de dichos escenarios activa la garantía de estabilidad laboral reforzada
para demostrar que la disminución en la capacidad de laborar del trabajador
impacta directamente en el oficio para el cual fue contratado. En este
escenario es deber del empleador acudir a la autoridad laboral para obtener el

57
Sentencia C-025 de 2021.
58
Ibidem. También pueden revisarse las sentencias C-043 de 2017 y C-329 de 2019.
59
Ibídem.
60
Sentencia C-329 de 2019.

21
permiso de despido, asegurando así que el despido no se funde en razones
discriminatorias y efectivamente responda a una causal objetiva.

La decisión de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de


Justicia desconoció los derechos de Néstor Raúl Álvarez

52. El accionante, Néstor Raúl Álvarez, presentó una acción de tutela en


contra de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia por
considerar vulnerados sus derechos fundamentales de acceso a la
administración de justicia, a la igualdad, a la protección social, al mínimo vital
y al trabajo. Consideró que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de
2020 se configuró un desconocimiento del precedente y una violación directa
de la Constitución.

53. En sede de instancias, tanto la Sala de Casación Civil como la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia negaron el amparo por
considerar que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 no se
presentaron argumentos arbitrarios ni caprichosos y se respetó el precedente
de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia.

Estudio de procedibilidad

54. Como se indicó en la parte considerativa61, la jurisprudencia constitucional


ha establecido requisitos generales de procedencia de la acción de tutela
contra providencias judiciales. A continuación, se verificará su cumplimiento.

(i) Legitimación en la causa por activa y por pasiva. Este requisito se


cumple toda vez que el accionante presentó la tutela a nombre propio por ser
afectado directo con la decisión acusada. Igualmente, se cumple la
legitimación por pasiva ya que la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia, entidad accionada, fue la que profirió la sentencia
SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020.

(ii) Relevancia constitucional. La acción de tutela contra providencia judicial


no puede convertirse en una instancia adicional para discutir los mismos
asuntos que se presentaron dentro del proceso judicial. Por esto, el ejercicio de
la acción debe dirigirse a “resolver cuestiones que trascienden la esfera legal,
el carácter eminentemente económico de la controversia y la inconformidad
con las decisiones adoptadas por los jueces naturales”62, lo que implica la
existencia de “un probado desconocimiento de los derechos fundamentales al
debido proceso o al acceso a la administración de justicia”63.

El presente asunto tiene relevancia constitucional. En efecto, la pretensión


principal del accionante es debatir si la Corte Suprema de Justicia desconoció
el precedente de la Corte Constitucional relacionado con la garantía de la
estabilidad laboral reforzada. No se trata únicamente de la aplicación de
normas legales relativas a la terminación del contrato de trabajo. El asunto se
refiere al posible desconocimiento de un precedente constitucional y a la
violación directa de la cláusula general de igualdad prevista en el artículo 13
de la Constitución que impone un deber especial de protección a las personas
que se encuentran en estado de debilidad manifiesta. Por ello, la controversia
61
Fundamento 6.
62
SU-033 de 2018.
63
Ibidem.

22
ahora analizada excede la esfera del debate legal que se dio al interior del
proceso ordinario laboral.

(iii) Que se hayan agotado todos los medios de defensa judicial al alcance
del peticionario. El recurso extraordinario de casación es la última actuación
posible dentro del proceso laboral ordinario, de manera que se agotaron todas
las instancias legalmente instituidas. Si bien fue la empresa empleadora la que
interpuso este recurso, lo relevante en este caso es que se cumplieron las
etapas posibles dentro del proceso ordinario.

(iv) Inmediatez. La sentencia atacada fue proferida el 14 de octubre de 2020


y notificada el 5 de febrero de 2021. Por su parte, la acción de tutela fue
interpuesta el 18 de mayo de 2021. Este es un término razonable que no
supera seis meses entre la presentación de la acción y el conocimiento de la
sentencia proferida.

(v) Que, si se trata de una irregularidad procesal, la misma sea decisiva en


el proceso. En el presente caso no se alegó una irregularidad procesal.

(vi) Que se identifiquen, de manera razonable, los hechos que generaron la


vulneración de derechos fundamentales. En la acción de tutela se enuncian
claramente los hechos que generan la vulneración, en concreto se trata de la
sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020. El accionante realiza una
síntesis de esta y adecuadamente contrasta los argumentos allí presentados con
el precedente en la materia.

(vii) Que no se cuestione una sentencia de tutela ni de control abstracto de


constitucionalidad o una sentencia del Consejo de Estado de nulidad por
inconstitucionalidad. En este caso, la sentencia cuestionada fue adoptada en
un proceso ordinario laboral en la instancia del recurso extraordinario de
casación. No se trata de un fallo de tutela ni en control abstracto de
constitucionalidad o una sentencia del Consejo de Estado de nulidad por
inconstitucionalidad64.

La Sala de Casación Laboral desconoció el precedente constitucional en el


caso bajo estudio

55. En la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 la Sala de


Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia casó la decisión de la Sala
Laboral del Tribunal Superior de que accedió a las pretensiones del trabajador
despedido. En su lugar, denegó las pretensiones y sostuvo que el despido fue
acorde a derecho.

56. En el fallo atacado la Sala consideró que “[e]l fuero de estabilidad laboral
reforzada previsto en la Ley 361 de 1997 no se otorga solo porque el
trabajador padezca afecciones en su salud, sino que debe acreditarse la
“limitación” física, psíquica o sensorial, correspondiente a una pérdida de
capacidad laboral con el carácter de moderada, severa o profunda, y que sea
conocida por el empleador” (subrayado propio).

64
Se reitera que este requisito encuentra una excepción cuando “el fallo dictado por esa Corporación (i)
desconoce la cosa juzgada constitucional; o (ii) su interpretación genera un bloqueo institucional
inconstitucional” según ello fue establecido por la sentencia SU-355 de 2020.

23
Igualmente, en este se indicó que “para que el demandante pueda ser
beneficiario de la garantía de estabilidad e igualdad consagrada en el
artículo 26 de la Ley 361 de 1997, es menester que, al 4 de abril de 2011,
fecha de terminación del contrato de trabajo, tuviera una pérdida de
capacidad laboral no inferior al 15%, y que el empleador conociera de ese
estado de salud” (subrayado propio). Finalmente, reiteró estas razones al
indicar que “lo que está demostrado es que el demandante tuvo una pérdida
de capacidad laboral del 29.62% al 16 de noviembre de 2012, sin que de ello
pueda deducirse que, para la fecha de la terminación de la relación laboral,
la disminución de capacidad laboral fuera de, al menos, el 15%, razón
suficiente para concluir que no es posible extenderle la protección reforzada
de estabilidad que prohíja el artículo 26 de la Ley 361 de 1997” (subrayado
propio).

57. Como puede verse, la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de


Justicia exigió al trabajador despedido demostrar una PCL de al menos el 15%
para que opere la estabilidad laboral reforzada.

58. La Sala Plena de la Corte Constitucional considera que, en este caso


concreto, se desconoció el precedente de la Corte Constitucional en
materia de estabilidad laboral reforzada de trabajadores en debilidad
manifiesta, sin el cumplimiento de las cargas establecidas para del mismo.

59. Tal como se desprende de las consideraciones anteriores -supra 30 a 50-,


la jurisprudencia constitucional no ha exigido como elemento indispensable
para reconocer la garantía de estabilidad reforzada la existencia de una
calificación de pérdida de capacidad laboral. Menos aún exige cierto
porcentaje para acceder a la protección. A partir del análisis del precedente
constitucional, derivado de la sentencia SU-049 de 2019 y reiterado en las
sentencias T-052 de 2020, T-099 de 2020, T-386 de 2020, T-187 de 2021 y,
especialmente, la sentencia T-434 de 2020 hasta la SU-380 de 2021, puede
afirmarse que la regla de este Tribunal sobre estabilidad laboral reforzada
indica lo siguiente:

Gozan de la garantía de estabilidad laboral reforzada las personas que, al


momento del despido, no se encuentran incapacitadas ni con calificación de
pérdida capacidad laboral, pero que su patología produce limitaciones en la salud
del trabajador para desarrollar su labor. La acreditación de dicho impacto en sus
funciones puede tener lugar a partir de varios supuestos i) la pérdida de capacidad
laboral es notoria y/o evidente, ii) el trabajador ha sido recurrentemente
incapacitado, o iii) ha recibido recomendaciones laborales que implican cambios
sustanciales en las funciones laborales para las cuales fue inicialmente contratado.
La comprobación de alguno de dichos escenarios activa la garantía de estabilidad
laboral reforzada en tanto para demostrar que la disminución en la capacidad de
laborar del trabajador impacta directamente en el oficio para el cual fue
contratado. En este escenario es deber del empleador acudir a la autoridad laboral
para obtener el permiso de despido, asegurando así que el despido no se funde en
razones discriminatorias y efectivamente responda a una causal objetiva.

60. Ahora bien, acorde con las reglas expuestas, cuando una autoridad judicial
decida apartarse del precedente de la Corte Constitucional debe cumplir
ciertos presupuestos y, en este caso, ello no ocurrió con la Sala Laboral de la
Corte Suprema de Justicia. En efecto, la providencia judicial cuestionada no
cumplió con las cargas exigidas para separarse de dicho precedente.

24
61. Sobre la carga de transparencia. Según se indicó, el cumplimiento de esta
exigencia impone exponer de manera clara precisa y detallada (a) en qué
consiste el precedente del que se va a separar, (b) las providencias que lo han
desarrollado y (c) el modo en que ha tenido lugar su aplicación. Sin embargo,
la decisión cuestionada no mencionó, identificó ni refirió las sentencias de la
Corte Constitucional sobre estabilidad laboral reforzada de personas en
debilidad manifiesta. En la decisión que se acusa de desconocimiento del
precedente, la Corte Suprema se limitó a citar su propio precedente de las
sentencias del 7 de febrero de 2006 rad. 25130 y SL2841-2020.

62. Es importante señalar que estas reglas, junto con los múltiples precedentes
reseñados en los fundamentos 37 a 42 de esta providencia, sí eran conocidas
por la Corte Suprema de Justicia pues se trata de un precedente reiterado. Así,
las cosas, era posible cumplir con la carga de transparencia. Además, la
decisión de segunda instancia dentro del proceso laboral ordinario se
fundamentó en el precedente constitucional, por lo que estas decisiones no
eran ajenas al proceso y debían ser consideradas y valoradas adecuadamente
por la autoridad judicial accionada.

63. Sobre la carga argumentativa. La Sala Laboral no presentó las razones por
las cuales se apartó del precedente. La decisión se limitó a argumentar por qué
es pertinente exigir la calificación de PCL superior al 15%. No obstante, dado
que no identificó el precedente de la Corte Constitucional, mucho menos
precisó los motivos de su apartamiento con base en alguna de las causales
descritas en las consideraciones de este fallo.

64. En síntesis, la Sala de Casación Laboral en el fallo impugnado verificó que


para el momento del despido el accionante tuviera una PCL del 15% o
superior. Al resolver el caso la Corte Suprema de Justicia debió tener en
cuenta los precedentes relevantes reseñados en los fundamentos 37 a 42 de
esta decisión. En estas sentencias la Corte Constitucional conoció los casos de
personas que no se encontraban incapacitadas para el momento del despido y
no contaban -en todos los casos- con la calificación de la pérdida de capacidad
laboral, pero que veían disminuido su estado de salud, lo que les impedía un
cabal desempeño de sus funciones. De haber acogido el precedente de la Corte
Constitucional su análisis debió aplicar la regla dispuesta para despido de
personas en debilidad manifiesta sin calificación de pérdida de capacidad
laboral.

65. En tal sentido, independiente de la existencia de una calificación de


pérdida de capacidad laboral que determinara cierto porcentaje de PCL era
tarea de la Sala Laboral establecer si (i) el trabajador se encontraba en una
condición de salud que le impidiera o dificultara significativamente el normal
y adecuado desempeño de sus actividades; (ii) la condición de debilidad
manifiesta era conocida por el empleador en un momento previo al despido; y
(iii) existía una justificación objetiva y suficiente para la desvinculación, de
manera que fuera claro que la misma no tenía origen en una discriminación.

En aplicación del precedente constitucional era necesario amparar el


derecho a la estabilidad laboral reforzada del señor Néstor Raúl Álvarez

66. Este proceso fue tramitado por el Juzgado Décimo Laboral del Circuito de
Medellín y, en segunda instancia, por la Sala Laboral del Tribunal Superior de

25
la misma ciudad. En las dos instancias los jueces accedieron a las
pretensiones de la demanda. Para ello, el Tribunal indicó que “la
jurisprudencia constitucional ha desarrollado el tema de la protección
laboral reforzada a favor de los trabajadores discapacitados calificados,
concluyendo que el beneficio no solo aplica para quienes tienen determinado
rango de porcentaje de PCL sino que se extiende a aquellos cuya salud se
deteriora durante el desempeño de sus funciones y no pueden realizar sus
labores en condiciones regulares sin que sea necesaria la previa calificación
que acredite la condición de discapacidad en un determinado porcentaje”65.

67. Al resolver el caso las instancias encontraron que el empleador conocía


desde el año 2009 las afectaciones del trabajador, que le generaron
incapacidades y recomendaciones laborales66. Igualmente, concluyó que “al
momento de la decisión de terminación del vínculo el empleador era
conocedor de las dolencias del demandante que le impedían realizar sus
funciones en forma regular”67.

68. La Sala Plena evidencia que, en efecto, el señor Néstor Raúl Álvarez fue
despedido en una condición de debilidad manifiesta sin autorización de la
autoridad laboral competente.

69. Según las pruebas que reposan en el expediente la Sala Plena encuentra
que:

i) El 27 de septiembre de 1993 el accionante se vinculó laboralmente con la


empresa Aira Ambiente S.A. en el cargo de mantenimiento de aire
acondicionado y en el año 2006 fue ascendido a técnico de aire
acondicionado.

ii) El accionante afirmó que sus dolencias comenzaron desde el año 200668.

iii) En razón a sus afectaciones de salud, en el mes de agosto de 2009, el


accionante fue reubicado de su cargo original, cómo técnico de aires
acondicionados, al cargo de auxiliar de computación y almacén.

iv) El 20 de octubre de 201069 fue incapacitado por tres días por enfermedad
general.

v) El 18 de octubre de 2010 el accionante tuvo que acudir a urgencias por


“dolor cervical intenso”70.

vi) El 24 de enero de 2011 el accionante fue incapacitado cinco días 71 por


enfermedad general.

vii) El 27 de enero de 2011 se expidió certificado de incapacidad por tres días


por enfermedad general.72
65
Audiencia de segunda instancia, minuto 14:50 a 15:20. Se indicó que pueden consultarse las sentencias T-
597 del 2014, T-351 del 2015, T-149 del 2016 y SU-049 del 2017.
66
Audiencia de segunda instancia, minuto 17:40 a 18:20.
67
Audiencia de segunda instancia, minuto 18:26 a 18:43.
68
Folio 2 cuaderno del proceso laboral ordinario.
69
Folio 25 cuaderno del proceso laboral ordinario.
70
Folio 26 cuaderno del proceso laboral ordinario.
71
Folio 31 cuaderno del proceso laboral ordinario.
72
Folio 33 cuaderno del proceso laboral ordinario.

26
viii) El 20 de enero de 2011 el médico Pedro Rojas Cortes expidió una
recomendación laboral. En esta indicó: “evite agacharse sin flexionar rodillas,
no levante objetos pesados, use cinturón de seguridad si su actividad lo
requiere, duerma en colchón duro, acuéstese de lado con las rodillas
flexionadas, aplíquese calor húmedo local, tenga reposo, vigile signos de
alerta”73.

ix) El 24 de enero de 2011 se estableció como diagnóstico del accionante:


“dolor cervicolumbar, continuo, con sensación de peso y ardor, en región
cervical el dolor se irradia a extremidad superior hasta la mano, asociado a
entumecimiento y parestesias, que empeora con movimientos fuertes. A nivel
lumbosacro es de tipo axial, ocasionalmente un disparo eléctrico que va hasta
el primer dedo del pie derecho, empeora con oficios del trabajo”74.

x) El 04 de abril de 2011 fue despedido sin el permiso de la autoridad


laboral y sin una causal objetiva que desvirtuara la presunción prevista en el
artículo 26 de la Ley 361 de 1997.

xi) En el examen médico de egreso realizado el 7 de abril de 2011 se indicó


como recomendación: “continuar proceso de manejo de espondiloartrosis
cervical en su EPS”75.

70. Estos son indicios importantes que indican que (i) después de 16 años de
laborar para la empresa, el accionante comenzó con dolencias que generaron
una disminución en su estado de salud y que impactaron en sus funciones
laborales al punto de ser incapacitado en varias oportunidades y reubicado del
cargo para el cual fue inicialmente contratado. Además, (ii) está demostrado
que el empleador conocía plenamente las incapacidades y recomendaciones
laborales76.

71. Respecto del tercer requisito la Sala evidencia que (iii) el empleador no
aportó razones para justificar que el despido obedecía a una causa objetiva. Al
respecto, en la contestación a la demanda el empleador solamente indicó que
“el vínculo contractual terminó obedeciendo a una justa causa legal”
indicando “que para ese momento el demandante era una persona apta para
laborar, a la luz de la Ley 361 de 1997, como de la reiterada jurisprudencia
al respecto, por la potísima razón que no se encontraba incapacitado, como
tampoco existencia restricciones (sic), ni recomendaciones médicas
vigentes”77. Esta afirmación no es suficiente ni concluyente sobre la causal
objetiva para el despido. Además, si bien se indicó que el accionante
incumplía órdenes en el lugar de trabajo, lo cierto es que estás circunstancias
no fueron probadas78.

72. Por último, cabe resaltar que el estado de debilidad manifiesta del actor no
le impedía al empleador despedir al trabajador. En efecto, la empresa debió
seguir la ruta dispuesta por la misma ley, consistente en pedir a la autoridad

73
Folio 29 cuaderno del proceso laboral ordinario.
74
Folio 32 cuaderno del proceso laboral ordinario.
75
Folio 63 cuaderno del proceso laboral ordinario.
76
Todas estas incapacidades y recomendaciones se configuraron en días laborales y durante la vigencia de la
relación laboral.
77
Folio 77 cuaderno del proceso laboral ordinario.
78
Audiencia de primera instancia, minuto 1:059:50.

27
laboral permiso para ello. Dicho requisito, como se dejó establecido en las
consideraciones, no resulta desproporcionado.

Violación directa de la Constitución

73. Como se indicó anteriormente, la violación directa de la Constitución


puede configurarse porque (a) en la solución del caso se dejó de interpretar y
aplicar una disposición legal de conformidad con el precedente constitucional;
(b) se trata de un derecho fundamental de aplicación inmediata; y (c) en las
decisiones se vulneraron derechos fundamentales y no se tuvo en cuenta el
principio de interpretación conforme con la Constitución.

74. El artículo 13 superior incluye un mandato de garantizar la igualdad real y


efectiva, especialmente para aquellas personas que se encuentran en un estado
de debilidad manifiesta. Para el caso de la estabilidad laboral reforzada, la
Corte ha sido clara en que la interpretación de la Ley 361 de 1997 que mejor
se ajusta a la Constitución es aquella en la cual “sus previsiones interpretadas
conforme a la Constitución, y de manera sistemática, se extienden a todas las
personas en situación de discapacidad, así entendida, ‘sin entrar a
determinar ni el tipo de limitación que se padezca, ni el grado o nivel de
dicha limitación’”79.

75. En el caso bajo estudio, se tiene que la Sala de Casación Laboral de la


Corte Suprema “dejó de interpretar y aplicar una disposición legal de
conformidad con el precedente constitucional” y en la sentencia atacada “no
se tuvo en cuenta el principio de interpretación conforme con la
Constitución”. Esto es así pues, como se mostró antes, existe un amplio y
reiterado precedente constitucional que ha ajustado la aplicación del artículo
26 de la Ley 361 de 1997 a los preceptos constitucionales, a efectos de
integrar por completo esta norma con el mandato de igualdad contenido en el
artículo 13 de la Constitución.

76. Por su parte, la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín indicó que “la jurisprudencia constitucional ha desarrollado el tema
de la protección laboral reforzada a favor de los trabajadores discapacitados
calificados, concluyendo que el beneficio no solo aplica para quienes tienen
determinado rango de porcentaje de PCL sino que se extiende a aquellos
cuya salud se deteriora durante el desempeño de sus funciones y no pueden
realizar sus labores en condiciones regulares sin que sea necesaria la previa
calificación que acredite la condición de discapacidad en un determinado
porcentaje”80. Al respecto, citó las sentencias T-597 del 2014, T-351 del 2015,
T-149 del 2016 y SU-049 del 2017 para fundamentar su decisión.

77. Por lo anterior, se revocará el fallo del 3 de junio de 2021 de la Sala de


Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia y en su lugar se amparará el
derecho del señor Néstor Raúl Álvarez al debido proceso. Así, se confirmará
la providencia de la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín del 14 de junio de 2017, en la cual, como se indicó anteriormente 81,
se accedió a las pretensiones del accionante en el proceso ordinario laboral y
se adoptó una decisión ajustada al precedente constitucional en materia de
estabilidad laboral reforzada. Esta decisión se toma en atención a los
79
SU-049 de 2017.
80
Audiencia de segunda instancia, minuto 14:50 a 15:20.
81
Fundamento 2 de los antecedentes y 60 de las consideraciones.

28
principios de celeridad y economía procesal y para garantizar los derechos
fundamentales del señor Néstor Raúl Álvarez82 por su estado de debilidad
manifiesta83.

78. Es importante señalar que esta decisión no implica la procedencia del


recurso de casación contra la decisión del Tribunal pues este ya fue presentado
por la empresa demandada y surtió todo su trámite ante la Corte Suprema de
Justicia. La decisión que ahora se adopta, que es adoptado por la Corte
Constitucional, hace tránsito a cosa juzgada al asunto de la referencia.

Síntesis de la decisión

79. Néstor Raúl Álvarez presentó demanda ordinaria laboral con el fin de que
se le reintegrara al cargo que desempeñaba en la empresa Aire Ambiente S.A.
Tanto el Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín como la Sala
Laboral del Tribunal Superior de la misma ciudad accedieron a las
pretensiones. No obstante, la Corte Suprema sostuvo que para el momento del
despido el accionante no contaba con una calificación de pérdida de capacidad
laboral de al menos el 15% y, en consecuencia, declaró como válido el
despido.

80. Néstor Raúl Álvarez presentó una acción de tutela en contra de la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia, consideró que en la
sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 se configuró un
desconocimiento del precedente y una violación directa de la Constitución, lo
cual generó la vulneración de su derecho al debido proceso.

81. En sede de instancias, tanto la Sala de Casación Civil como la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia negaron el amparo por
considerar que en la sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 no se
presentaron argumentos arbitrarios ni caprichosos y se respetó el precedente
de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia.

82. La Sala Plena planteó el siguiente problema jurídico:

¿Vulneró la Corte Suprema de Justicia el derecho fundamental al


debido proceso -desconocimiento del precedente y violación directa de
la Constitución- y, consecuencialmente, el derecho a la estabilidad
laboral reforzada, al adoptar una sentencia conforme a la cual para el
amparo de la garantía a la estabilidad laboral prevista en la Ley 361
de 1997 es necesario que el trabajador pruebe, entre otras cosas, una
pérdida de capacidad laboral superior al 15%?

83. En primer lugar, la Sala Plena estableció las reglas relativas a la


posibilidad de apartarse del precedente constitucional. En este sentido, se
indicó que cuando una autoridad judicial decida apartarse del precedente
constitucional debe cumplir con dos cargas. (1) La carga de transparencia, que
exige exponer de manera clara, precisa y detallada (a) en qué consiste el
precedente del que se va a separar, (b) las providencias que lo han
82
Sentencia SU-027 de 2021.
83
Esta misma determinación se tomó en la sentencia SU-380 de 2021. En dicha ocasión esto se justificó pues
la decisión atacada en el caso desconoció el precedente constitucional (i) pese a que había sido invocado por
el accionante y por los jueces laborales de instancia; y (ii) sin hacer referencia a ninguna sentencia de la Corte
Constitucional.

29
desarrollado y (c) el modo en que ha tenido lugar su aplicación. (2) La carga
de argumentación, que le impone el deber de exponer las razones por las
cuales se aparta del precedente.

84. A continuación, la Sala Plena reiteró las reglas sobre la garantía de


estabilidad laboral reforzada e indicó que gozan de esta garantía las personas
que, al momento del despido, no se encuentran incapacitadas ni con
calificación de pérdida capacidad laboral, pero que su patología produce
limitaciones en su salud que afectan las posibilidades para desarrollar su
labor. La acreditación del impacto en sus funciones se puede acreditar a partir
de varios supuestos: (i) la pérdida de capacidad laboral es notoria y/o evidente,
(ii) el trabajador ha sido recurrentemente incapacitado, o (iii) ha recibido
recomendaciones laborales que implican cambios sustanciales en las funciones
laborales para las cuales fue inicialmente contratado.

85. La comprobación de alguno de dichos escenarios activa la garantía de


estabilidad laboral reforzada en tanto van dirigidas a demostrar que la
disminución en la capacidad de laborar del trabajador impacta directamente en
el oficio para el cual fue contratado. En este escenario es deber del empleador
acudir a la autoridad laboral para obtener el permiso de despido, asegurando
así que este no se funde en razones discriminatorias y efectivamente responda
a una causal objetiva.

86. Luego de cotejada la decisión de la Corte Suprema de Justicia con el


precedente de la Corte Constitucional, este Tribunal concluyó que la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia incurrió en los defectos de
desconocimiento del precedente y violación directa de la Constitución en la
sentencia SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020. Estos defectos se
configuran pues se desconoció el precedente constitucional ampliamente
reiterado en la materia sin cumplir con las cargas de transparencia y
argumentación.

87. Adicionalmente, acorde con las pruebas aportadas al proceso ordinario la


Sala Plena evidenció que al señor Néstor Raúl Álvarez se le vulneró su
derecho a la estabilidad laboral reforzada en tanto fue despedido sin la
autorización de la autoridad laboral, pese a estar en una situación de debilidad
manifiesta.

88. Por lo anterior, se ampararon los derechos del accionante y se confirmó la


providencia de la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín del 14 de junio de 2017, en la cual se accedió a las pretensiones del
accionante en el proceso ordinario laboral.

RESUELVE:

Primero: REVOCAR los fallos de tutela del 3 de junio de 2021 de la Sala de


Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia y del 20 de abril de 2021 de la
Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia y en su lugar
AMPARAR el derecho al debido proceso del señor Néstor Raúl Álvarez.

Segundo: REVOCAR la decisión SL3937-2020 del 14 de octubre de 2020 de


la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia y, en su lugar,
CONFIRMAR la sentencia del 14 de junio de 2017 proferida por la Sala

30
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín en el proceso
ordinario laboral con radicado 05001-31-05-010-2013-01537-01, en la cual se
accedió a las pretensiones del accionante Néstor Raúl Álvarez.

Tercero: LÍBRESE por la Secretaría General de la Corte Constitucional la


comunicación de que trata el artículo 36 del Decreto Estatutario 2591 de 1991.

Comuníquese y cúmplase.

CRISTINA PARDO SCHLESINGER


Presidenta

DIANA FAJARDO RIVERA


Magistrada

KARENA CASELLES HERNÁNDEZ


Magistrada (E)

JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR


Magistrado

ALEJANDRO LINARES CANTILLO


Magistrado
Con aclaración de voto

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Magistrado
Con aclaración de voto

PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA


Magistrada

GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO


Magistrada

31
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS
Magistrado

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General

32
ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO
ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO
A LA SENTENCIA SU.087/22

 
Referencia: Expediente T-8.334.269

Con el acostumbrado respeto por las decisiones de la mayoría, aclaro mi voto


en la presente decisión no obstante compartir el amparo concedido a los
derechos fundamentales del actor, dado que, con la expedición de la Sentencia
SL3937-2020 objeto de la tutela, la autoridad judicial accionada incurrió en
los defectos de desconocimiento del precedente y violación directa de la
Constitución al considerar que la garantía de la estabilidad laboral reforzada
prevista por la Ley 361 de 1997 exige acreditar una limitación física, psíquica
o sensorial correspondiente a una pérdida de capacidad laboral con carácter de
moderada, severa o profunda. Sin embargo, no estimo adecuado prever
subreglas para determinar los eventos en los que es dable establecer (i) la
condición de salud del trabajador que activa la garantía de estabilidad laboral
reforzada, y (ii) el conocimiento por parte del empleador acerca de dicha
situación.

La protección derivada de la estabilidad laboral reforzada depende de la


acreditación de las siguientes tres exigencias: (i) que se establezca que el
trabajador realmente se encuentra en una condición de salud que le impide o
dificulta significativamente el normal y adecuado desempeño de sus
actividades, (ii) que la situación de debilidad manifiesta sea conocida por el
empleador, de manera previa al despido, y (iii) que no exista justificación
suficiente para la desvinculación, de manera que sea posible evidenciar que
esta obedece a motivos discriminatorios. En todo caso, dado que la valoración
de cada una de estas exigencias es dependiente de las particularidades de cada
caso, su contenido no pueda ser determinado ex ante, a partir de la definición
de un listado de subreglas que las estandarizan.

A pesar de que la sentencia indica que estas subreglas no constituyen un


listado taxativo de los eventos donde opera la garantía de estabilidad laboral
reforzada, “sino que se trata de una sistematización de algunas reglas que es
posible identificar en los pronunciamientos de las distintas salas de revisión
de la Corte”, considero necesario realizar las siguientes precisiones en
relación con la particularización que realiza la providencia respecto de las dos
primeras exigencias:

(i) En cuanto a la primera exigencia en el sentido de que se


establezca que el trabajador realmente se encuentra en una
condición de salud que le impide o dificulta significativamente el
normal y adecuado desempeño de sus actividades

En relación con esta exigencia, la sentencia deriva tres subreglas que la


integran: (i) “Condición de salud que impide significativamente el normal
desempeño laboral”; (ii) “Afectación psicológica o psiquiátrica que impida
significativamente el normal desempeño laboral”, e (iii) “Inexistencia de una
condición de salud que impida significativamente el normal desempeño

33
laboral”. Respecto de cada una, a su vez, la providencia deriva otra serie de
subreglas que las particularizan.

En cuanto a la primera (“Condición de salud que impide


significativamente el normal desempeño laboral”), la sentencia precisa que
son “Eventos que permiten acreditarlo”, los siguientes: “(a) En el examen
médico de retiro se advierte sobre la enfermedad o al momento del despido
existen recomendaciones médicas o se presentó incapacidad médica durante
días antes del despido. || (b) Existe incapacidad médica de varios días vigente
al momento de la terminación de la relación laboral. || (c) Se presenta el
diagnóstico de una enfermedad y el consecuente tratamiento médico. || (d)
Existe el diagnóstico médico de una enfermedad efectuado durante el último
mes del despido, dicha enfermedad es causada por un accidente de trabajo
que genera consecuentes incapacidades médicas anteriores a la fecha de
terminación de la vinculación, y la calificación de PCL tiene lugar antes del
despido”. Respecto de cada uno de estos cuatro eventos es necesario hacer las
siguientes precisiones.

Primer evento: “a) En el examen médico de retiro se advierte sobre la


enfermedad o al momento del despido existen recomendaciones médicas o se
presentó incapacidad médica durante días antes del despido”. En relación
con este supuesto, preciso lo siguiente:

El examen médico de egreso se practica dentro de los cinco días siguientes a


la terminación del contrato de trabajo84 y tiene por objeto determinar las
condiciones de salud del trabajador al momento de la desvinculación,
específicamente, para establecer padecimientos acaecidos con causa o por
ocasión del trabajo. Por tanto, esta subregla sería inaplicable al no ser
compatible con uno de los presupuestos para activar la protección laboral
reforzada, consistente en el conocimiento del estado de salud por parte del
empleador con anterioridad al despido.

Las recomendaciones médicas no constituyen, per se, medios de prueba que


demuestren una afectación sustancial en la salud del trabajador que permitan
justificar un supuesto de estabilidad laboral reforzada. En efecto, no cualquier
recomendación médica implica que el empleador deba desplegar sus deberes
de protección y seguridad85, y que deba adoptar ajustes razonables en su
organización. Las recomendaciones médicas relevantes para este tipo de
asuntos son aquellas relacionadas directamente con la condición de salud que
genera afectación para realizar la labor desempeñada, pero no las que se
otorgan en una consulta por una situación de salud aislada.

No es adecuado el criterio según el cual la condición de salud que habilita la


protección se acredita cuando “se presentó incapacidad médica durante días
antes del despido”, ya que las incapacidades previas pueden estar o no
relacionadas con una situación de salud que impida al trabajador desempeñar
su labor en condiciones regulares. Por tanto, de ellas no podría derivarse, de
manera necesaria, un supuesto de afectación sustancial o significativa del
normal desempeño laboral.
84
Numeral 7 del artículo 57 del C.S.T: “[…] si el trabajador lo solicita, hacerle practicar examen sanitario y
darle certificación sobre el particular, si al ingreso o durante la permanencia en el trabajo hubiere sido
sometido a examen médico. Se considera que el trabajador, por su culpa, elude, dificulta o dilata el examen,
cuando transcurrido cinco (5) días a partir de su retiro no se presenta donde el médico respectivo para la
práctica del examen, a pesar de haber recibido la orden correspondiente”.
85
Artículo 56 y numeral 2 del artículo 57 del Código Sustantivo del Trabajo.

34
Segundo evento: “b) Existe incapacidad médica de varios días vigente al
momento de la terminación de la relación laboral”. En relación con este
supuesto es preciso indicar que, si bien el trabajador incapacitado no puede ser
desvinculado, la sentencia ha debido determinar el estándar de protección
aplicable. En este evento, al igual que lo hizo la Corte Constitucional en las
sentencias SU-070 de 2013 y SU-075 de 2018, era necesario prever las
consecuencias de la protección en los supuestos en que el trabajador se
encontrare incapacitado y que esta situación aconteciera dentro del plazo fijo
pactado para la terminación del contrato, dada la tensión entre la facultad del
empleador para terminar el contrato con fundamento en una causal objetiva y
la garantía de estabilidad laboral.

Tercer evento: “c) Se presenta el diagnóstico de una enfermedad y el


consecuente tratamiento”. En relación con este supuesto, la afectación de
salud debe analizarse con detenimiento en cada caso, de acuerdo con el
estándar fijado por la Corte Constitucional. Esto supone admitir únicamente
un diagnóstico y tratamiento relacionado con la condición de salud que impida
significativamente el desempeño del trabajador en la labor contratada.

Cuarto evento: “d) Existe el diagnóstico médico de una enfermedad


efectuado durante el último mes del despido, dicha enfermedad es causada
por un accidente de trabajo que genera consecuentes incapacidades médicas
anteriores a la fecha de terminación de la vinculación, y la calificación de
PCL tiene lugar antes del despido”. En relación con este supuesto, es
menester indicar que una afectación de salud puede diagnosticarse con base en
una enfermedad laboral86 o en un accidente de trabajo87. Por tanto, el criterio
del diagnóstico médico debe ser comprensivo de ambas contingencias.

En relación con la segunda subregla (“Afectación psicológica o


psiquiátrica que impida significativamente el normal desempeño laboral” ),
la sentencia precisa que son “Eventos que permiten acreditarlo”, los
siguientes: “(a) El estrés laboral genere quebrantos de salud física y mental.
|| (b) Al momento de la terminación de la relación laboral el actor se
encuentre en tratamiento médico y presente diferentes incapacidades, y
recomendaciones laborales. Cuando, además, el accionante informe al
empleador, antes del despido, que su bajo rendimiento se debe a la condición
de salud, y que después de la terminación de la vinculación continúe la
enfermedad. || (c) El estrés laboral cause quebrantos de salud física y mental
y, además, se cuente con un porcentaje de PCL”. Respecto de cada uno de
estos tres supuestos es necesario hacer las siguientes precisiones.

Primer evento: “(a) El estrés laboral genere quebrantos de salud física y


mental”. Este concepto es altamente indeterminado. Precisamente, la
sentencia no explica en qué forma el trabajador debe acreditar ante el
empleador que padece esta afectación de salud mental, esto es, cuál es el

86
Artículo 4º de la Ley 1562 de 2012: “Es enfermedad laboral la contraída como resultado de la exposición
a factores de riesgo inherentes a la actividad laboral o del medio en el que el trabajador se ha visto obligado
a trabajar. El Gobierno Nacional, determinará, en forma periódica, las enfermedades que se consideran
como laborales y en los casos en que una enfermedad no figure en la tabla de enfermedades laborales, pero
se demuestre la relación de causalidad con los factores de riesgo ocupacional será reconocida como
enfermedad laboral, conforme lo establecido en las normas legales vigentes”.
87
Artículo 3º de la Ley 1562 de 2012: “Es accidente de trabajo todo suceso repentino que sobrevenga por
causa o con ocasión del trabajo, y que produzca en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación
funcional o psiquiátrica, una invalidez o la muerte […]”.

35
medio probatorio idóneo para demostrar que, en efecto, el padecimiento que lo
aqueja reviste un alto grado de seriedad, ya que no cualquier afectación
psicológica que se alegue es susceptible de justificar un supuesto de
estabilidad laboral reforzada.

Segundo evento: “b) Al momento de la terminación de la relación laboral el


actor se encuentre en tratamiento médico y presente diferentes incapacidades,
y recomendaciones laborales. Cuando, además, el accionante informe al
empleador, antes del despido, que su bajo rendimiento se debe a la condición
de salud, y que después de la terminación de la vinculación continúe la
enfermedad”. Permitir que el trabajador “informe al empleador, antes del
despido, que su bajo rendimiento se debe a la condición de salud”. Esta
exigencia no es posible entenderla como un supuesto genérico que deje sin
efecto la justa causa de terminación del contrato de trabajo dispuesta en el
numeral 9º del artículo 62 del C.T.S. De conformidad con esta, el
procedimiento disciplinario tiene por finalidad comprobar la causal objetiva
de despido, relacionada, entre otras, con indisciplina, ineficiencia o bajo
rendimiento. En estos supuestos, ante la existencia de un quebranto de salud,
lo propio es corregir las situaciones incompatibles con el adecuado ejercicio
laboral, sin que suponga un supuesto de inamovilidad, pues no sería
compatible con la idea de dignidad consustancial al ejercicio laboral.

Tercer evento: “c) El estrés laboral cause quebrantos de salud física y


mental y, además, se cuenta con un porcentaje de PCL”. La providencia no
fija un estándar probatorio idóneo para acreditar que, ciertamente, la
afectación de salud causada por estrés laboral sea sustancial e impida el
desarrollo de las labores. En consecuencia, en la forma en que se incorpora
este parámetro de valoración de la situación de salud que da lugar a la garantía
constitucional, será necesario que el juez valore cómo el citado padecimiento
mental da lugar a un supuesto que impide o dificulta significativamente el
normal y adecuado desempeño de sus actividades. Finalmente, la sentencia no
explica si el porcentaje de pérdida de capacidad laboral de que trata este
criterio debe ser exclusivamente relacionado con un supuesto de “estrés
laboral” o si es posible que obedezca a una causa distinta o cómo sería posible
una relación entre ambas.

En relación con la tercera subregla (“Inexistencia de una condición de


salud que impida significativamente el normal desempeño laboral”), la
sentencia precisa que son “Eventos que permiten acreditarlo”, los
siguientes: “(a) No se demuestra la relación entre el despido y las afecciones
en salud, y la PCL es de un 0%. || (b) El accionante no presenta incapacidad
médica durante el último año de trabajo, y solo debe asistir a controles por
un antecedente médico, pero no a un tratamiento médico en sentido estricto”.
Respecto de cada estos dos supuestos es necesario hacer las siguientes
precisiones.

Primer evento: “(a) No se demuestra la relación entre el despido y las


afecciones en salud, y la PCL es de un 0%”. Se trata de subregla bastante
problemática en su aplicación, y que no explica debidamente cuándo se está
en presencia de un supuesto que impide o dificulta significativamente el
normal y adecuado desempeño de las actividades contratadas. Por ejemplo, la
pérdida de capacidad laboral inferior al 5% puede generar o no el pago del
subsidio por incapacidad temporal, de acuerdo con la condición que dio lugar

36
a la determinación de ese grado; por su parte, el porcentaje entre el 5% y el
49.99% da lugar a la indemnización por pérdida de capacidad laboral
permanente parcial88, sin que ello signifique, prima facie, que la persona tenga
una condición de salud que le impida sustancialmente desarrollar la labor
contratada, en especial si se tiene en cuenta que el porcentaje puede ser
derivado de un padecimiento distinto, y el porcentaje de 50% o más implica la
declaratoria de invalidez. Sobre este último aspecto, aún, es importante
precisar que no toda condición de invalidez impide al trabajador desempeñarse
en el mercado laboral, pues una persona en condición de invalidez podría
laborar en un oficio distinto de aquel que dio lugar a la declaratoria de pérdida
de capacidad laboral; esto, dado que la sumatoria de deficiencia, discapacidad
y minusvalía atiende a distintos factores y existen eventos en que la persona
cuenta con capacidad laboral residual, como lo ha reconocido la
jurisprudencia constitucional.

Segundo evento: “(b) El accionante no presenta incapacidad médica durante


el último año de trabajo, y solo debe asistir a controles por un antecedente
médico, pero no a un tratamiento en sentido estricto”. Al igual que la
subregla anterior, esta también es problemática, si se tiene en cuenta que la
providencia no explica cómo presentar una incapacidad médica durante el
último año, sin que esta situación sea continua o reiterada, o sin que obedezca
a la patología que impide el desarrollo de la labor contratada en condiciones
regulares puede justificar un supuesto de estabilidad laboral reforzada.

(ii) En cuanto a la segunda exigencia en el sentido de que la


situación de debilidad manifiesta sea conocida por el empleador,
de manera previa al despido

Para establecer los eventos en que se encuentra acreditado el conocimiento del


estado de salud por parte del empleador, la sentencia se fundamenta en las
subreglas recopiladas en la Sentencia T-434 de 2020. En mi concepto, no es
adecuado incorporar estos parámetros definidos a partir de la resolución de
casos concretos, conforme a las circunstancias particulares evidenciadas en
cada uno de ellos.

Criterios como el relativo a que “la enfermedad presenta síntomas que la


hacen notoria”, “el empleador tramita incapacidades médicas del
funcionario, quien después del periodo de incapacidad solicita permisos
médicos para asistir a citas médicas, y debe cumplir con recomendaciones de
medicina laboral”, incorporan un estándar de presunción de conocimiento, a
pesar de que debe estar acreditado, incluso mediante prueba sumaria, que el
empleador conocía de la situación de salud del trabajador para que opere la
garantía de estabilidad laboral reforzada.

A su vez, indicar que se tiene conocimiento de la situación de salud que da


lugar al fuero cuando “el empleador decide contratar a una persona con el
conocimiento de que tiene una enfermedad diagnosticada, que al momento de
la terminación del contrato estaba en tratamiento médico y estuvo
incapacitado un mes antes del despido”, implica apartarse de la regla fijada
por la Sentencia SU-040 de 2018, según la cual el derecho a la estabilidad
laboral reforzada de persona en condición de discapacidad no se vulnera
cuando se finaliza el vínculo laboral en los casos en que la contratación se
88
Decreto 2644 de 1994

37
realizó teniendo en cuenta y por razón de esta condición89. Lo contrario genera
un evidente desincentivo a la contratación de personas en situación de
discapacidad, lo que pone en una situación de mayor desventaja comparativa a
este grupo poblacional.

En conclusión, las subreglas compiladas en la sentencia para establecer los


eventos en que el trabajador es titular de la garantía de estabilidad laboral
reforzada por su condición de salud no constituyen mecanismos idóneos para
evitar la discriminación de las personas en situación de debilidad manifiesta.
Si bien, para asegurar la igualdad de oportunidades el Estado debe adoptar
acciones afirmativas, con el fin de que el grupo en situación de desventaja
acceda a la igualdad material, estas medidas deben ser idóneas, necesarias y
proporcionadas. Con todo, las medidas propuestas generan un efecto adverso y
se convierten en una fuente de discriminación aún mayor a la que se pretende
remediar. Precisamente, estas reglas, así como se evidenció en el caso de las
mujeres embarazadas y lactantes90, en lugar de evitar las actitudes y prácticas
que se ponen en marcha en diversas etapas del trabajo (selección,
contratación, continuidad en el empleo, promoción y suministro de
condiciones laborales seguras y saludables), promueve los espacios de
exclusión, pues da lugar a que los empleadores sean aún más cautos al
momento de vincular a sus procesos a una persona con afectaciones de salud o
propensas a las mismas.

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Magistrado

89
“Así, como en el caso concreto de la señora Leyton la contratación se realizó con conocimiento de su
discapacidad y en virtud de la misma, bajo una política específica de inclusión de personas con
discapacidad, esta situación marca una diferencia estructural con los supuestos analizados por la
jurisprudencia y tenidos en cuenta por el legislador al establecer la prohibición de discriminación a las
personas trabajadoras en situación de discapacidad, en los cuales se entiende que la discapacidad
sobreviniente del trabajador puede ser vista como un obstáculo para la continuidad de la relación laboral o
donde la discapacidad anterior a la vinculación no fue la causa de esa contratación. […] Bajo ese contexto,
en este tipo de vinculaciones que se surten en el marco de una política pública específica de inclusión social
y en consecuencia, su causa se fundamenta en la situación de discapacidad de la persona, no se constata
discriminación en la desvinculación por vencimiento del plazo, es decir, no se observa un componente de
discriminación negativa en el desarrollo o terminación de la relación laboral. Por el contrario, en estos
eventos las contrataciones obedecen a acciones afirmativas por parte de las administraciones locales, que
persiguen asegurar el disfrute de sus derechos fundamentales en condiciones dignas”. Sentencia SU-040 de
2018.
90
Según los antecedentes expuestos en la Sentencia SU-075 de 2018, el cambio de precedente de la Corte
Constitucional en materia de protección a la estabilidad laboral de mujeres en embarazo o lactancia se dio al
evidenciar que “el precedente vigente hasta este momento ha desdibujado el fundamento de las acciones
afirmativas previstas para las mujeres en el espacio laboral, ya que parte de supuestos en los cuales no existe
discriminación fundada en el ejercicio de su rol reproductivo. De esta manera, desplaza una protección que,
de conformidad con el artículo 43 de la Constitución se encuentra a cargo del Estado, para imponer dicha
carga económica al empleador y, por consiguiente, generar una mayor discriminación para las mujeres en el
ámbito del trabajo, dado que se incrementan los eventuales costos que se derivan de la contratación de las
mujeres”.

38

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