Una Buena Postura

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La columna vertebral tiene tres curvas naturales: En el

cuello, en la parte media de la espalda y en la parte baja de


la espalda. La postura correcta debería mantener estas
curvas, pero no aumentarlas. La cabeza debe mantenerse
erguida sobre los hombros y estos deben alinearse con las
caderas.

“Recomendaciones para la columna según la actividad que


realicemos”
Si estamos de pie, la mejor postura es aquella que nos
permite mantener la espalda recta. Si por las características
de nuestro trabajo no podemos mantener esta postura o si
nos obliga a estar mucho tiempo de pie, los especialistas
médicos recomiendan el uso de fajas lumbares que nos
ayuden a corregir la postura de nuestra espalda, de manera
que podamos:
Mantener la verticalidad de nuestra columna. Es decir,
procuraremos echar los hombros hacia atrás, erguir el
cuello y «sacar pecho» con suavidad.

Si estamos acostados, evitaremos dormir boca abajo y


procuraremos adoptar una postura en la que se pueda
mantener cierta inclinación lateral, como por ejemplo la
posición fetal. La almohada debe ser lo suficientemente
gruesa para que nuestro cuello permanezca horizontal con
el resto de la espalda.
Si estamos sentados, lo ideal es tener un pequeño soporte o
reposapiés (también llamado escabel) en el que
descansaremos los pies, alternando un pie con el otro. En
general, las personas que por las razones que sean tienen
que pasar la mayor parte del tiempo estando sentadas (ya
sea en el trabajo, en la escuela o en casa), además de tomar
descansos frecuentes, deberán seguir los siguientes
consejos para mantener una buena postura corporal:

Buscar un respaldo regulable, que imite las curvaturas de


nuestra columna. Si la silla no tiene respaldo para la curva
de la parte baja de la espalda, se debe usar un cojín o un
almohadón para asegurar que la espalda tenga un buen
apoyo.
Si se trabaja con la pantalla de la computadora, esta debe
estar a 45 centímetros de distancia y a la altura de nuestros
ojos.
Levántate periódicamente para estirar y aliviar la tensión
muscular.
Camina un poco para desentumecer la musculatura.
Los pies deben tocar el suelo. Si no llega, es un reposapiés.
No cruce las piernas, pise el suelo con los talones por
delante de las rodillas.
Si caminas con peso, procura repartir la carga: si usa una
mochila o una bandolera, usa una cinta apoyada en el
hombro contrario al que lleve el peso. Si no es posible,
coloca la carga lo más pegada al tronco, sin estirar los
brazos.

Si corre, procure buscar el calzado más adecuado para su


pisada y el arco de su pie: en función de la forma del arco
del pie, existen tres tipos de pies: normales (con una
curvatura ni insuficiente ni excesiva), cavos (en los cuales la
superficie del apoyo del pie se centra en la zona posterior y
anterior), o planos (la planta tiene contacto total o casi total
con el suelo, hecho que puede provocar que proneso, dicho
de otro modo, que cargues más el peso hacia la zona
interior del pie).

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