Prueba de Diagnóstico 3°medio Lenguaje

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Lengua y Literatura

3°Medios
Evaluación diagnóstica
3°MEDIOS

Nombre: ____________________________________________________

Curso: __________________________________________Fecha: ____________

Objetivo:
- Evaluar los conocimientos generales sobre Géneros literarios y comprensión de
textos literarios y no literarios.
- Formular una interpretación de un texto literario.
- Analizar y evaluar textos de los medios de comunicación.

I. Lee el siguiente texto y responde las preguntas 1 a 6.

Adiós a Ruibarbo
Mañana a mañana, casi al filo del alba, el chico llegaba a sentarse en la acera empedrada
frente al portón de la panadería. Adoptaba siempre la misma postura: cruzadas las
piernas, las manos cruzadas delante de ellas, la vista fija en el callejón que conducía a las
caballerizas. Sus ojos eran hondos, eran negros, miraban de una manera extrañamente
intensa. Esperaban, con esa dulce, cristalina paciencia de los ojos de niño. A veces, la
brisa del amanecer producía en su cuerpo un leve estremecimiento, a veces era el sol
recién nacido el que le penetraba en quieta caricia. Todo él, sin embargo, se concentraba
en la mirada —en las pupilas inmóviles, que no se apartaban del punto por donde
asomarían los caballos— y sólo parecía tornar a la vida cuando se escuchaban desde
dentro las voces de los conductores y restallaban las fustas, y sobre los adoquines
comenzaba a resonar el eco marcial de las herraduras. Luego aparecía el primer carro.
Salía muy despacio, porque el callejón era angosto y al dueño le molestaba que los ejes
rasparan el adobe de los muros. Los hombres lanzaban imprecaciones, más quizá por
costumbre, por una especie de rito del gremio, que porque estuvieran en realidad airados.
Pero el chico no los oía, no los veía. Contemplaba a los caballos, no más. Los
contemplaba con rostro amical, insinuada en sus labios no una sonrisa, sino la sombra, el
soplo de una sonrisa. Si podía los tocaba. Les daba unas palmaditas fugaces en las
paletas o en las ancas a medida que emergían a la calle. Susurraba sus nombres, igual
que si fueran un secreto entre ellos y él: —Pintado… Canela… Penacho… Ruibarbo…
Eran cuatro. Dos marchaban hacia un lado, dos hacia el lado opuesto. El muchacho
también se marchaba cuando habían desaparecido. Se alejaba paso a paso, y sus
piernas y su cuerpo se prolongaban a su espalda, en una sombra interminable, y era la
sombra una imagen de su deseo de quedarse allí, junto al portón, aguardando. Se dirigía
a la escuela, que estaba al oriente de la ciudad. La ciudad era pequeña, de no muchos
habitantes. Tenía sólo diez o doce casas grandes, con oficinas, y unas pocas avenidas
con pavimento de concreto. El resto era provinciano, antiguo: calzadas polvorientas,
construcciones de un piso, techos de tejas y verjas de hierro forjado. Todavía algunos
hombres y mujeres temían ir al centro y afrontar los escasos letreros luminosos, los
dependientes pulcros, los automóviles. Algunos iban únicamente en el tiempo de Navidad.
El chico no iba casi nunca. De la escuela bajaba al río, del río a almorzar y luego de
nuevo a la panadería. Lo conocían ya los hombres de la panadería, y lo dejaban quedarse
allí. —Entra, Potrillo —le decían al verlo en la puerta. Él entraba sin articular palabra, con
la clara elocuencia de sus ojos no más, y se movía suavemente, sin ruido, y se ponía
junto a sus amigos, a practicar ese íntimo rito suyo de comunión.
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—Manco, manco. . .
En más de una oportunidad le ofrecieron subirlo sobre el lomo de alguno de los caballos.
—¿Quieres dar una vuelta, Potrillo?
—No.
—¿Tienes miedo?
—No.
—¿Entonces?
—No quiero.
—¡Ah, tienes miedo! Lo dejaban. Y él no tenía miedo. Tenía una especie de vergüenza de
que le propusieran eso, porque era humillante para las bestias, y era cruel. Era
recordarles su servidumbre, mientras él no anhelaba sino la muda hermandad que le
ligaba a ellos y los hacía un poco sus semejantes. Le gustaba, por eso, que le llamaran
Potrillo. Por eso le gustaba el olor que en su epidermis dejaba el sudor de las ásperas
pelambres.
Un día, al salir al reparto el carro tirado por Ruibarbo, el anciano conductor dijo al chico:
—Despídete de él, Potrillo.
Su mirada honda preguntó por qué.
—El patrón lo vendió.
—¿A quién? Quiso el hombre callar, pero la mirada del niño era demasiado poderosa
para resistirla. Con voz ronca le explicó que lo llevarían al día siguiente al matadero, que
harían charqui de él.
Al matadero. Se fue el muchacho pensativo, calle abajo. Su hermana había ido al
matadero una vez y le contó cómo era, cómo un hombre que vestía un delantal sangriento
se había acercado a un buey y le había clavado su enorme cuchillo, y el buey no murió al
primer golpe y observaba con expresión bondadosa, sin rencor ni rebeldía, al verdugo.
Parecía pedirle que acabara pronto. Mientras, la sangre fluía de la ancha herida y algo se
apagaba a pausa en sus pupilas.
Llegó el chico al río. Una bandada de garzas se alzó, eglógica, sobre el cauce. Un perro le
siguió a corta distancia durante un trecho. Mas él no percibía nada. En su mente no
resonaba sino la palabra fatídica: el matadero, y ante su vista no había sino el delantal
manchado de rojo, la hoja de metal, filosa, la quieta agonía que imaginaba a Ruibarbo.
Una lágrima, sola, rodó por su mejilla.
Era la hora de la escuela. No fue a la escuela. Permaneció la mañana entera tendido en
su roca, no soñando como siempre, sino meditando, obsesionado, desesperado. Almorzó
maquinalmente con la cabeza baja y la garganta estrecha de angustia. Nadie en su casa
lo notó. Era una casa pobre, donde había preocupaciones más graves que la suerte de un
jamelgo.
En la tarde se encaminó a la panadería y se quedó hasta que ya estuvo obscuro junto al
viejo Ruibarbo, murmurando su rito inútil:
—Manco, manco, Ruibarbo...
De pronto oyó que cerraban las puertas y colocaban trancas. Alguien se despedía: —
Hasta mañana, patrón.
—Hasta mañana. ¿Les pusiste agua a los caballos?
—Sí.
—¿A los cuatro?
—Bueno, al Ruibarbo no. Sería darles trabajo de más a los charqueadores.
Sonó una carcajada. El chico se estremeció. No hizo ningún movimiento. Esperaría a que
se fueran, y daría de beber a su amigo.
Se escucharon pasos aún, voces que iban apagándose; después, un largo rato durante el
cual no hubo ruido alguno, fuera del que producían los animales con su lento masticar del
forraje. Se asomó al patio. Una luna blanquecina había salido ya y lo alumbraba todo
vagamente. Se dirigió a la llave de agua con andar sigiloso, buscando los rincones. Al
pasar frente al callejón de salida se le ocurrió una idea que hizo latir más aprisa su
corazón: corrió jadeando junto a la entrada y comenzó a hurgar a tientas hasta que
encontró la tranca, que pesaba mucho. La alzó a duras penas. Cuando lo hubo
conseguido, el madero se vino al suelo con estrépito. Creyó que iba a llorar, más se
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contuvo, porque tenía demasiado miedo. Se replegó sobre sí mismo, ovillándose.
Esperó.
Una ventana se abrió en el segundo piso y apareció el panadero, que oteó en torno con
mirar minucioso. Se volvió en seguida hacia adentro.
—No es nada, mujer —dijo—. Sería uno de los caballos, que ha estado intranquilo.
Luego cerró.
El chico permaneció quieto por interminables minutos. Una campana de reloj dio la hora,
pero él no atinó a contar. Aún dio el reloj un cuarto antes de que se atreviera a cambiar de
postura. Lleno de precauciones se levantó, fue hasta la caballeriza de Ruibarbo, desató la
cuerda que lo ligaba a un poste y comenzó a conducirlo hasta el portón. El animal se
resistió al principio, más pronto lo siguió, a paso lento. Le parecía al niño que nunca
habían resonado tanto las herraduras sobre los adoquines.
La espesa hoja de madera se abrió con voz de vieja, quejándose. No se atrevió a cerrarla.
En la calle no había nadie, ni encontraron a nadie en el trecho breve que distaba la
panadería del río. Así alcanzaron al puente, a cuyo extremo opuesto el llano y los cerros
se abrían libres, semejantes un poco al reino con que él soñaba, revestidos de magia por
la claridad de la luna. Presa de emoción, quitó la cuerda del cuello de Ruibarbo, le dio
unas palmadas de afecto y le susurró cálidamente:
—Adiós. El caballo permaneció unos momentos inmóvil, cual si no entendiera. Después
dio media vuelta y se fue trotando, trotando, hasta el portón de la panadería, por el que
desapareció.

Guillermo Blanco
Glosario:
Eglógica: Visión idealizada de la vida del campo.

Fuente: Calderón, A., Lastra, P., Santander, C. (2009) Antología del cuento chileno.
Santiago: Editorial Universitaria.

1. Según los acontecimientos narrados en el texto, ¿qué sucedió antes de que el


chico supiera que Ruibarbo iría al matadero?
A. El chico falta a la escuela y prefiere quedarse en el río.
B. La hermana del chico va a un matadero y le cuenta cómo es.
C. Ruibarbo llega al puente y se da media vuelta hacia la panadería.
D. El panadero abre la ventana y observa minuciosamente su entorno.

2. ¿Cómo se sintió el chico tras enterarse de que Ruibarbo iría al matadero?


A. Triste. B. Airado. C. Indiferente. D.Confundido.

3. ¿Por qué el chico se negaba a montar a los caballos?


A. Porque los respetaba.
B. Porque los rechazaba.
C. Porque lo atemorizaban.
D. Porque le producían lástima.

4. ¿Cuál de estos elementos evidencia la visión de mundo que tienen los


personajes en el relato?
A. La buena relación entre los pobladores.
B. La alegría de estar cerca de los animales.
C. El temor de los habitantes de ir al centro.
D. El uso de sobrenombres entre los hombres.

5. ¿Cuál es el tema central del texto leído?


A. La vida de un caballo de trabajo.
B. La vida de un chico en otra época.
C. El amor de un chico por los animales.
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D. El diario vivir en un poblado pequeño.

II. Lee el siguiente texto y responde las preguntas 6 a 10.

EL ORIGEN DEL MOVIMIENTO ANTIVACUNAS Y SU IMPACTO EN CHILE


Autor: F.A.A. 16 FEB 2018

Una investigación fraudulenta en 1998 y un falso vínculo entre las vacunas y el autismo
ha sido tomado hasta hoy, como la bandera de lucha de miles de personas que, en todo
el mundo, decidieron no vacunar a sus hijos ¿Por qué?
El fallecimiento del chileno Felipe Santander en Brasil a causa de fiebre amarilla trajo
nuevamente al primer plano el tema de la antivacunación, postura que en un principio se
pensó que habría sido por un asunto “ideológico”, aunque posteriormente se aclaró que
en absoluto tenía relación con las personas que deciden no vacunarse a ellos o a sus
hijos.
Pero más allá del hecho mismo, es claro que el debate en torno al tema resurge cada
cierto tiempo. Aunque desde 1978 Chile cuenta con un programa ampliado de
inmunizaciones para recién nacidos y niños, la cobertura ha descendido notoriamente,
pasando de un 98,3% en 2014 a un 85,5% en 2015 en el caso de la tuberculosis, siendo
las regiones de Los Ríos y Atacama con los promedios más bajos del país. El programa
de inoculación funciona a través de los vacunatorios públicos y privados que están en
contacto con las Seremis de Salud de cada región, con cifras estimadas de la población a
vacunar anualmente de 1.650.000 personas, aunque la campaña de influenza es un caso
especial, con casi 4.500.000 personas.
Uno de los primeros casos conocidos ocurrió en 2012, cuando Desiree Becerra se negó a
vacunar a su hija. Sin embargo, el Servicio de Salud de Talcahuano interpuso un recurso
de protección a favor de la niña de entonces cinco meses, alegando que no vacunarla
atentaba contra su salud. Entre los riesgos de no vacunarse se cuentan enfermedades
como difteria, tos ferina, tétanos y sarampión que podrían resurgir, siendo el mayor
problema el hecho que muchos médicos jóvenes no han visto o diagnosticado estas
enfermedades y solo la conocen por los libros, sin casos clínicos prácticos.
Desiree, en su cuenta de Facebook decía: “desaprobar la imposición de una cosmovisión
de la medicina tradicional, así como también de acciones médicas obligatorias sin
consentimiento de padres y pacientes”, argumentando su postura en base a “la libertad de
elegir cómo queremos cuidar nuestra salud y la de nuestros hijos, cómo queremos
formarlos, y la calidad de vida que procuramos para ello”.

EL ORIGEN
En 1998, el médico británico Andrew Wakefield publicó una investigación donde, tras
examinar a 12 niños autistas, determinó un vínculo entre esta condición y la vacuna que
protege a los humanos contra el sarampión, rubéola y paperas. A pesar de los
cuestionamientos de la comunidad científica por lo pequeño de la muestra, el estudio
causó gran polémica en el país, y los casos de vacunación descendieron de un 92% a un
85%, dando como resultado un nuevo brote de sarampión.
Posteriormente, y con el objetivo de confirmar el polémico estudio, varios científicos
intentaron replicar el experimento de un modo mucho más riguroso y con un muestreo
más amplio, sin resultados. Ya en 2004, los coautores de la investigación retiraron su
nombre del artículo original y la revista científica que publicó el artículo rectificó la
información y cuestionó el estudio, retirándolo de sus archivos en 2010.
No fue la única consecuencia. También en 2010, el Consejo General Médico del Reino
Unido prohibió a Andrew Wakefield ejercer su profesión debido a su irresponsabilidad,
mientras que al año siguiente y, luego de siete años de investigación, el British Medical
Journal reveló que tanto el médico como el centro hospitalario donde trabajaba habían
estado envueltos en un plan que tenía como objetivo obtener beneficios económicos a
causa del escándalo. La idea era desarrollar vacunas que reemplazaran a las originales,
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además de un método de diagnóstico de la “enterocolitis autística” (enfermedad inventada
en el artículo fraudulento) y otros productos que en total cifraban 40 millones de dólares
solo en el Reino Unido y EE.UU.; todo con el apoyo de un abogado del movimiento
antivacunas de nombre Richard Barr, quien financió algunos trabajos del médico y cuya
meta era demandar a las farmacéuticas.
Por otro lado, la investigación reveló que Wakefield rechazó financiamiento para realizar
el mismo estudio, pero con 150 pacientes, dejando en claro que más allá del artículo
fraudulento, en ningún momento tuvo la intención de confirmar sus resultados.
Sin embargo, y a pesar de las contundentes pruebas, el daño ya estaba hecho y
Wakefield se erigió como un líder entre el naciente movimiento mundial contra las
vacunas, con celebridades como Jim Carrey y Ophrah Winfrey entregando su apoyo, lo
que no solo aumentó los seguidores de esta tendencia, sino también incrementó los casos
de paperas, sarampión y rubéola en Estados Unidos. Diez años después, más de 5 mil
padres de niños autistas demandaron al Estado señalando que la vacuna antes
mencionada era parte de una conspiración que involucraba al Gobierno y las empresas
farmacéuticas. Actualmente, la investigación de Wakefield está considerada como uno de
los mayores engaños de la historia de la ciencia y el hecho de que los primeros síntomas
del autismo sean detectados en la misma época en que los niños reciben la vacuna, más
allá de una simple coincidencia, ha sido tomada como bandera de lucha por miles de
personas que, actualmente, deciden no vacunar a sus hijos.

6. Según el texto, ¿por qué algunas personas se oponen a la vacunación


obligatoria?
A. Porque desaprueban las acciones médicas sin consentimiento.
B. Porque consideran innecesaria la elaboración de vacunas nuevas.
C. Porque las enfermedades prevenidas por vacunas han desaparecido.
D. Porque los métodos diagnósticos innovadores tienen un fin económico.

7. según el texto, ¿cuál es el origen del movimiento mundial antivacunas?


A. La alerta de rebrote del sarampión en diversos países del mundo.
B. La publicación de una investigación que vincula al autismo con las vacunas.
C. La demanda interpuesta por miles de padres contra el Estado norteamericano.
D. Un recurso de protección interpuesto por el Estado chileno a una madre que se
negó a vacunar a su hija.

8. ¿Cuál es el cuestionamiento que se le hace al estudio que da origen al


movimiento antivacuna?
A. La muestra tan reducida.
B. Su falta de financiamiento.
C. La ausencia de respaldo legal.
D. Su rechazo a las políticas públicas.

9. ¿Por qué razón Andrew Wakefield estaba interesado en desacreditar las


vacunas?
A. Para alertar a los padres de los riesgos de las vacunas.
B. Para obtener el apoyo de celebridades y autoridades en su cruzada.
C. Para comprobar los resultados de su estudio con una muestra mayor.
D. Para obtener beneficios económicos desarrollando nuevas vacunas.

10. ¿Cuál es el propósito que tiene el autor del texto?


A. Desestimar la influencia de personas famosas en las campañas de vacunación.
B. Demostrar la prevención de ciertas enfermedades con las vacunaciones masivas.
C. Descartar el fundamento que sustenta el movimiento antivacunas a nivel mundial.
D. Destacar el rol que tienen los Estados en salvaguardar la salud pública de sus
países.
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III. Lee el siguiente texto y responde las preguntas 11 a 14.

SEGUNDO POEMA EN LA ALAMEDA


No sé por qué he venido de nuevo a la alameda.
Tú no la conocías. Yo, casi no la conozco.
Y, sin embargo, un día me embriagué de ternura
bajo estas frondas quietas, entre estos viejos troncos.

Hoy, que sé que jamás he de volver con ella,


con la que todavía me entristece los ojos;
hoy, que ya para siempre nos separa la vida,
vengo contigo, acaso para no venir solo...

Aquí todo ha cambiado, como yo, como ella...


Los pájaros volaron con el viento de otoño,
entre las hojas secas que caen en la tarde,
el eco de sus pasos va surgiendo del polvo...

Y tú vienes conmigo... Tú, que quizás me quieres,


y que quizás me olvides pronto;
con tu chaqueta gris y tus ojos alegres
te apoyas en mi brazo, bajo el crepúsculo de oro.

Seis veces estos árboles se han quedado sin hojas


desde la última vez... Seis veces: es bien poco.
Y, aunque realmente acaso no haya cambiado nada,
hoy vuelvo, y me parece que es diferente todo.

Aquí, junto a esta verja, yo le di el primer beso...


Yo entonces era soñador y loco,
y todavía entonces me sonreía sin motivo,
y mi alma era una playa frente a un océano sonoro...

Ya apenas la recuerdo, pero nunca la olvido.


Nos separó la vida... así, sin saber cómo.
Y hoy, tú que no eres ella,
te apoyas en mi brazo, que es casi el brazo de otro...

Fuente: “Yo poeta, poesía completa” José Ángel Buesa.


Compilación, prólogo y notas de Virgilio López Lemus. 2018.

11. ¿Cuál es el sentimiento principal del hablante lírico?


A. Nostalgia por un amor del pasado.
B. Desinterés ante las relaciones amorosas.
C. Ansiedad al visitar un lugar que lo incomoda.
D. Desesperanza porque no volverá a enamorarse.

12. ¿A quién se dirige el hablante lírico?


A. A él mismo.
B. A su antiguo amor.
C. A su acompañante.
D. A los árboles de la alameda.

13 ¿En qué momento del día la pareja visita la alameda?


A. Al amanecer. B.Al mediodía. C. Al atardecer. D. Al anochecer.
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14. Lee el siguiente verso: “y mi alma era una playa frente a un océano sonoro…”
¿Qué se concluye sobre el pasado del hablante a partir del verso anterior?
A. Tuvo una juventud tranquila y sin preocupaciones.
B. Cometió errores que lo llevaron a perder a su amor.
C. Relacionaba con la naturaleza a la mujer que amaba.
D. Imaginaba una vida tranquila al lado del amor entusiasta.

IV. Lee los siguientes textos y responde las preguntas 15 a la 22.

Texto 1
La Metamorfosis (fragmento, Franz Kafka)
Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó́ convertido en un
monstruoso insecto. Estaba echado de espaldas sobre un duro caparazón y, al alzar la
cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades, sobre el cual
casi no se aguantaba la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo.
Numerosas patas, penosamente delgadas en comparación al grosor normal de sus
piernas, se agitaban sin concierto.
—¿Qué me ha ocurrido?
No estaba soñando. Su habitación, una habitación normal, aunque muy pequeña, tenía el
aspecto habitual. Sobre la mesa había desparramado un muestrario de paños — Samsa
era viajante de comercio—, y de la pared colgaba una estampa recientemente recortada
de una revista ilustrada y puesta en un marco dorado. La estampa mostraba a una mujer
tocada con un gorro de pieles, envuelta en una estola también de pieles, y que, muy
erguida, esgrimía un amplio manguito, asimismo de piel, que ocultaba todo su antebrazo.
Gregorio miró hacia la ventana; estaba nublado, y sobre el cinc del alféizar repiqueteaban
las gotas de lluvia, lo que le hizo sentir una gran melancolía. «Bueno —pensó—; ¿y si
siguiese durmiendo un rato y me olvidase de todas estas locuras?» Pero no era posible,
pues Gregorio tenía la costumbre de dormir sobre el lado derecho, y su actual estado no
permitía adoptar tal postura. Por más que se esforzara, volvía a quedar de espaldas.
Intentó en vano esta operación numerosas veces; cerró los ojos para no tener que ver
aquella confusa agitación de patas, pero no cesó hasta que notó en el costado un dolor
leve y punzante, un dolor jamás sentido hasta entonces.

Fuente: Recuperado de https://www.biblioteca.org.ar/libros/1587.pdf

Texto 2
Evolución (Homero Carvalho Oliva)
“Al despertar Cucaracha Brown una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su
cama convertido en un imperfecto humano”. Y esto sí que fue un problema, pues como
están las cosas en nuestra sociedad, al pobre Cucaracha Brown le será muy difícil
acostumbrarse a su nuevo estado. ¿Cómo se las va a arreglar, por ejemplo, para explicar
que él antes era una feliz cucaracha y que, por tan sencilla razón, no posee documento de
identidad, licencia de conducir, cuenta bancaria, tarjetas de crédito o algún número clave
que lo identifique como persona en la cibernética central del Estado? ¿Quién le va a creer
que no tenga familia, escuela, un barrio, un trabajo honrado, novia y número de teléfono?
Es fácil trasladarse de domicilio y dejar abandonadas a una o más cucarachas en la casa
anterior, pero ¿qué hacer con un ser humano sin prontuario policial, sin locura aparente o
amnesia declarada, sin los años necesarios para encerrarlo en un asilo de ancianos? Una
cucaracha se da modos para comer desperdicios, cualquier cosa y no dejarse pisar; sin
embargo, no siempre sucede lo mismo con una cucaracha que se ha despertado,
perfectamente convertida en ser humano con conciencia social y orgullo ciudadano; un
hombre que no sabe desempeñar oficio alguno y que prefiere morirse de hambre antes de
andar mendigando un mendrugo de pan. Esto, de veras que esto sí es todo un problema.
Fuente: Ortega, J. (1997). Antología del cuento latinoamericano del siglo
XXI. Las horas y las hordas. Madrid: Siglo veintiuno editores, pp. 230.
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15. ¿Qué observó Gregorio Samsa para darse cuenta de que no estaba soñando?
A. La lluvia que chocaba en la ventana.
B. La colcha que estaba por caerse al suelo.
C. Las numerosas y delgadas patas que le brotaron.
D. Los elementos decorativos que había en su habitación.

16. ¿Qué sentimiento impidió a Gregorio volver a dormirse?


A. Confusión ante el nuevo aspecto de su cuerpo.
B. Melancolía al recordar su sencilla vida cotidiana.
C. Dolor ante los cambios físicos que experimentaba.
D. Incomodidad por no poder acostarse del lado habitual.

17.¿Por qué para Cucaracha Brown era un problema haberse convertido en un


hombre?
A. Porque no le gustaba la comida de los humanos.
B. Porque tendría que abandonar a las demás cucarachas.
C. Porque estaba acostumbrado a su compleja vida salvaje.
D. Porque no cumplía con los requisitos sociales de una persona.

18. ¿Desde qué perspectiva mira a la sociedad el narrador de “Evolución”?


A. Desde una perspectiva crítica.
B. Desde una perspectiva reflexiva.
C. Desde una perspectiva apreciativa.
D. Desde una perspectiva ambientalista.

19. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sintetiza mejor la idea central que
comparten ambos textos?
A. La vida es demasiado larga para vivirla en soledad.
B. El hombre es en el fondo un animal terrible y brutal.
C. El verdadero terror no es asustarse, es no tener elección.
D. Cambia tus pensamientos para lograr cambiar tu realidad.

20. ¿Qué es lo que más le preocupa a Cucaracha Brown respecto de su


transformación?
A. El hecho de ser olvidado.
B. El constante maltrato de los hombres.
C. El tener que abandonar a las demás cucarachas.
D. La carencia de condiciones para vivir como humano.

21. ¿Cuál de las siguientes características de las personas se destaca en el cuento


“Evolución”?
A. Necesitan alcanzar la perfección.
B. Les cuesta adaptarse a los cambios.
C. Se preocupan por cosas superficiales.
D. Les resulta fácil abandonar a quienes aman.

22. Considerando las vivencias de Gregorio Samsa y Cucaracha Brown, ¿cuál es


uno de los temas centrales de ambos textos?
A. La discriminación de las personas.
B. La aflicción causada por el dolor físico.
C. La importancia de la igualdad entre especies.
D. La conmoción interior frente a los cambios físicos.
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V. Lee el siguiente texto y responde:

El primer día de clases

El Mercurio, Cristián Warnken, 2 de marzo de 2017.

«Lo crucial es que vuelva a bailar el fuego, que mane el agua, que haya sed, que haya
asombro, mucho asombro. Que este sea el primer día de una aventura y no el de una
larga y tormentosa condena en una prisión…».
Al primer día de clases se llega con el cuaderno en blanco, reluciente, oloroso. Y se le
saca punta al lápiz, y el corazón tiembla en la mochila. «Venimos a aprender» -dicen los
ojos de los niños, todavía limpios-. El conocimiento es una aventura, una aventura que
partió hace miles de años, con preguntas que quemaban el alma. Con asombro. Qué
palabra tan importante: asombro. En griego: thaumazein. Todo viene de ahí. De esos
griegos que miraron lo naciente del agua, lo danzante del fuego, y se maravillaron y
quisieron saber más, quisieron saberlo todo.
Los primeros filósofos fueron niños desbordados por las preguntas, ellos bailaban las
preguntas.
La búsqueda del saber fue una fiesta y un combate. Un combate con la propia y dolorosa
ignorancia. Y, entonces, en medio de la larga noche de ir tanteando a ciegas con lo
oscuro, surgieron los primeros maestros. Pero ellos no traían respuestas, sino más
preguntas. No eran portadores de la certeza, sino mensajeros de la extrañeza. El primer
día de clases, en el origen de la aventura de saber, fue el silencio inquietante del maestro
que ante las preguntas que le caían como flechas, se dio media vuelta y se fue. «Los dejo
solos para que no me conviertan en estatua y los aplaste». Ese pasó a ser el signo del
verdadero maestro: el que arrojaba al discípulo a la intemperie, para que caminara y
volara solo. Aunque se quemara las alas. A veces hay que quemarse las alas, porque es
mejor quemarse que apagarse.
Primero fue un puñado de iniciados secretos (Pitágoras entre otros), luego se crearon las
escuelas y el conocimiento se abrió. Después fue «la letra con sangre entra», las
humillaciones al que formulaba una pregunta incómoda (al que llamaban «rebelde» o
«hereje»), las lecciones monótonas, las letanías vacías, la alegría de aprender convertida
34 en martirio. Pero el peligro más devastador de todos fue el hastío. Las caminatas
peripatéticas al aire libre fueron reemplazadas por las salas cerradas, frías, en las que un
repetidor obligaba a los niños a envenenarse con letra muerta. La letra muerta fue el
comienzo del fin de la aventura. La academia se convirtió en el gran cementerio de las
ideas vivas, de los cantos, de los descubrimientos. Y los maestros mismos se
transformaron en prisioneros de un sistema que los asfixiaba, en que el rendimiento, las
metas eran más importantes que la búsqueda.
¿Cómo hacer ahora para que ese fuego de nuevo arda, para que esa agua mane desde
el origen, para que las preguntas vuelvan a ser bailadas? ¡Que los profesores puedan
bailar otra vez! ¡Que ardan! ¡Que vuelen! ¡Déjenlos volar! Primer día de clases: todo
puede comenzar de nuevo. Que llegue el alumno que desbarate el guión del profesor con
la pregunta difícil, como ese intrépido e imparable Abelardo, el muchacho que hizo
temblar las aulas del medioevo. ¿Quién se acuerda de él? A Abelardo quisieron darle la
lección, pero él se transformó finalmente en la lección. Que también aparezcan maestros
que sean capaces de vivir, de encarnar la verdad como Sócrates o Jesús, o desaparecer
como Lao-Tsé.
Pero no seamos pesimistas: hoy es el primer día de clases, y todo puede empezar de
nuevo. El cuaderno está vacío, los ojos brillan, todo está dispuesto para la aventura, para
el viaje que lleva de las preguntas a lo abierto. Todo lo demás es accesorio: los rankings
de notas (¿qué es eso: notas?), los grandes edificios, los computadores, el pizarrón, los
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«resultados». Lo crucial es que vuelva a bailar el fuego, que mane el agua, que haya sed,
que haya asombro, mucho asombro. Que este sea el primer día de una aventura y no el
de una larga y tormentosa condena en una prisión.

Fuente: https://eduglobal.cl

Glosario:
Hereje: Persona que niega alguno de los dogmas establecidos en una religión.
Hastío: Disgusto. Fastidio, tedio o enfado que causa alguien o algo.
Letanías: Oración colectiva y pública hecha a Dios, a la Virgen y a los santos, formada por
una serie de invocaciones ordenadas

23. ¿Cuál es la postura del autor sobre el primer día de clases?


A. Es una nueva oportunidad para aprovechar el deseo de aprender de los
estudiantes.
B. Es una nueva oportunidad para obtener la actualización del saber de los
estudiantes.
C. Es el momento para resolver todas las preguntas de los alumnos por parte del
profesor.
D. Es el momento para plantear los cuestionamientos de los alumnos a la labor del
profesor.

24. ¿Qué se afirma sobre la labor de los maestros en la academia al final del quinto
párrafo?
A. Los maestros se dedicaron a lograr resultados más que a despertar interés por
el conocimiento.
B. Los maestros se dedicaron a martirizar a sus alumnos más que a motivarlos en
su aprendizaje.
C. Los maestros se dedicaron a transformar el sistema más que a responder
preguntas incómodas.
D. Los maestros se dedicaron a estudiar en silencio más que a hacer caminatas de
descubrimiento.

25. Según el autor, ¿quién es el verdadero maestro?


A. Es aquel que inicia su labor en secreto y termina creando las primeras escuelas.
B. Es aquel que despierta el deseo del aprendiz de descubrir y conocer por sí
mismo.
C. Es aquel que inicia como portador de la verdad y termina como prisionero del
sistema.
D. Es aquel que promueve el individualismo del aprendiz para estudiar y sobrevivir
por sí mismo.

26. ¿Qué significa que la búsqueda del saber fue “una fiesta y combate”?
A. Que los estudiantes gozaban de la enseñanza rigurosa del maestro.
B. Que los estudiantes disfrutaban de la lucha por adquirir conocimiento.
C. Que los estudiantes se entretenían solo cuando desafiaban al profesor.
D. Que los estudiantes se divertían cuando se enfrentaban a las preguntas del
maestro.
Lengua y Literatura
3°Medios
27. Explica con tus propias palabras el uso de la siguiente cita en este texto: «Lo
crucial es que vuelva a bailar el fuego, que mane el agua, que haya sed, que haya
asombro, mucho asombro. Que este sea el primer día de una aventura y no el de
una larga y tormentosa condena en una prisión…».

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