Actividad 3.viveros - Daniel

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Universidad de Baja California

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN
RESUMEN
Aspectos, Instrumentos y Competencias en la
Evaluación del Aprendizaje

ASIGNATURA
Evaluación Educativa
NOMBRE DEL ALUMNO
Daniel Viveros Quiroz
NOMBRE DEL CATEDRÁTICO
Mtro. Juan de la Vega Pazcual
Aguascalientes, Ags., 11 de Diciembre
del 2021.
Aspectos, instrumentos y competencias para la medición y la evaluación del
aprendizaje

Cuando se plantean las consideraciones que se han de tomar en cuenta para


planear la forma en que se evaluará el aprendizaje de los alumnos en los
contextos específicos de las situaciones áulicas, es preciso reflexionar sobre uno
de los principales paradigmas que sobre las dinámicas en las relaciones alumno-
maestro han venido colapsando la educación: La forma de trabajo.
La forma de trabajo como hábito sistémico, enraizado en el “conoce-aprende-
aplica”, ha dado un salto forzado, necesario, obligado, cualitativo y cuantitativo
que vino a plantear panoramas más reales y contextuales respecto al cómo
mediar con las características actuales entre complejísimos situacionales de
carácter familiar, social, económico, cultural, etc., y las necesidades, tan
complejas también en su especificidad identitaria, de los niños y jóvenes en
situación educativa.
Esto es, los métodos de trabajo educativo, en su necesaria adaptación a los
contextos actuales, precisan ubicar a los alumnos en territorios de desarrollo de
competencias de frente a otros territorios que les demandan reflexión crítica,
participación, y resolución de situaciones de conflicto. En este sentido, la
planeación del trabajo educativo (en el ámbito de la Institución y el aula), requiere
no sólo, claro está, de planeación, sino del imprescindible monitoreo en la
construcción de aprendizajes que signifiquen; se habla aquí de manera
importante del aspecto evaluativo dentro de los procesos enseñanza-
aprendizaje, así como de los respectivos instrumentos que encaminan, redirigen,
y retroalimentan dichos procesos.
Se observa por un lado, entonces, que la insuficiencia tanto en el número de
instrumentos de evaluación como en los métodos de enseñanza-aprendizaje
tradicional, así como en la diversidad, adaptación y combinación de tácticas de
enseñanza, por otro lado, entran en un juego por demás sincrético con los
siempre dinámicos y cambiantes conocimientos, habilidades, y actitudes que hoy
en día han de tomarse en cuenta en la mediación con los alumnos.
Esto es, la forma de trabajo en la transmisión pura de conocimientos
permeaba las relaciones alumno-maestro a nivel del aula; la memoria como
único puente de logro de productos finales, etc.
Dada la reflexión en los aspectos anteriores, es necesario observar e
implementar instrumentos y técnicas evaluativas que fomenten, propicien, y
desarrollen la capacidad de comprender, analizar, aplicar, y aportar alternativas
acordes a la realidad no sólo de lo que ha de enseñarse en el aula a los alumnos,
sino en el desarrollo de su personalidad, identidad, y carácter. A este respecto
los instrumentos de evaluación responderán a todas estas características
contextuales cognitivas, procedimentales, y de actitud, en su interrelación
disciplinar; Esto es, la restricción que imperaba en la enseñanza tradicional
respecto a acotar los temas sólo al área de competencia de una materia
específica comienza a hallar mayores oportunidades en la expansión de la paleta
cognitiva transdisciplinar.
Ahora entonces, es necesario siempre tener en cuenta los ejes bajo los cuales
se va a operar o van a accionar las formas, instrumentos y técnicas evaluativas
de cara a la educación actual. Mientras en la educación tradicional se ponía
énfasis en la evaluación de productos (generalmente asentados en la
memorización y su consecuente, y correcta, resolución de exámenes a través de
cuestionario, o problemas matemáticos, por ejemplo), la evaluación por
competencias jugará dentro de una relación de equilibrio entre la formación
enraizada en un proceso a diversos tiempos, y los productos que del proceso
enseñanza-aprendizaje se obtengan.
Es así que la instrumentalización de la evaluación tanto sumativa como
formativa, responde a preguntas por demás obligadas e implícitas: ¿Qué
evaluar?, ¿Cómo evaluar?, y ¿Con qué evaluar?; y las respuestas a tales
cuestionamientos han de ser el resultado de una larga práctica de observación
de las dinámicas de los alumnos en el aula, y la aplicación en la adecuación de
herramientas que recojan, analicen, retroalimenten, y redirijan información
importante respecto a la medición de aprendizajes.
Se tienen, entonces, tres componentes para planear la evaluación de
aprendizajes:
1. Competencias cuyo contenido abarca procesos de cognición, desarrollo y
aplicación de habilidades, y tanto el fomento, desarrollo, como la formación
de actitudes de orden ético.
2. Instrumentos evaluativos que recogen, clasifican y ponderan información
emanada de las dinámicas de interrelación del conocimiento entre alumnos y
docentes.
3. Técnicas evaluativas cuyo campo de aplicación indican, explican, analizan, y
miden los grados de desempeño que se van obteniendo respecto a ciertos
objetivos planteados en la relación enseñanza-aprendizaje.
Las implicaciones respectivas a estos componentes evaluativos, variarán en su
forma como en su fin. En el caso de las competencias, como ya se había
mencionado en un trabajo anterior, la integralidad del hacer evaluativo apunta y
concretiza el “aprender a conocer”, “aprender a hacer”, “aprender a socializar”, y
“aprender a ser”. En cuanto a su forma debe delinear objetividad, validez,
confiabilidad; ha de contemplar todos los aspectos que se ha planeado evaluar; ha
de impactar en su significado tanto para el alumno como para el docente pues está
enraizado en una experiencia compartida y, por tanto, consecuente pues se ha
aclarado, bajo diagnóstico, qué sí y qué no ha de suceder en cuanto a la toma de
decisiones en el aprender y enseñar.
En tanto que las competencias engloban toda una gama de aprendizajes
cognitivos, del proceso y actitudinales, su forma más evidente y concreta nos lleva
a especificar el centro de nuestro interés como docentes: la evaluación recaba,
analiza, guía, adecúa, y retroalimenta el DESEMPEÑO. Esto es, la evaluación por
competencias no evalúa sólo aspectos disciplinares y de cumplimiento de tareas,
sino en qué sabe hacer el alumno, cómo lo hace, cómo lo aplica.
Ante este panorama de posibilidades en el accionar del aprendizaje y evaluación
por desempeño, se llega al punto de analizar ¿Qué instrumentos han de ponerse
en marcha para su medición y todo lo que ello significa? Para, primero, implementar
los instrumentos de evaluación es necesario ubicarse en la funcionalidad de dicha
evaluación, la etapa temporal que se quiere evaluar, y quiénes la implementarán.
Esto es, en el primer término funcional, lo formativo y sumativo establecerán un
equilibrio, diálogo y congruencia, entre los niveles de desempeño en el hacer
(enunciados a través de cierto número de indicadores), y lo que al final, como
producto, se espera haya aprendido y, en cuyo caso, se ha analizado a través de
un determinado número de evidencias, para arrojar una información evaluativa
objetiva.
En el segundo término temporal, los instrumentos aplicarán para una etapa
diagnóstica respecto a lo que sabe el alumno; lo que está aprendiendo dentro de un
proceso de apropiación de conocimientos “in situ”, y lo que el alumno ha aprendido.
Vemos que este aspecto temporal, tiene la posibilidad de implementar un análisis
comparativo en el desarrollo del desempeño.
En cuanto a quiénes implementarán la evaluación, se pueden considerar
instrumentos que instruyan y apoyen la autocrítica entre los alumnos, la
comparación y confrontación del desempeño entre pares (alumno-alumno/alumno-
maestro), y/o la instrumentalización jerárquica de la evaluación.
Finalmente, y en todo caso, para la evaluación del desempeño es importantísimo
tomar en cuenta variados instrumentos y técnicas que interroguen, enuncien,
definan, indiquen, clasifiquen, jerarquicen, analicen, comparen, valoren, ponderen,
accionen, complejicen, y contextualicen la competencia a desarrollar en los
alumnos, por un lado; por otro, que tomen decisiones. Así también, con todo lo
anterior, se delinea la elaboración de la Rúbrica de Evaluación, que pone en juego
también, los niveles de desempeño del docente en todos los aspectos de las
competencias.
Frente a los instrumentos de evaluación, se apuntaba párrafos arriba, las
técnicas juegan uno de las funciones más importantes dentro del hacer evaluativo:
para usar una forma de recabar información que nos hable del aprendizaje de los
alumnos, es fundamental tener tanto un objeto a evaluar, como instrumento con el
cual evaluar; esto es, las técnicas de evaluación nos van a delinear, acotar, y aclarar
qué es necesario e idóneo en un momento muy específico, observar, analizar e
interrogar respecto al desempeño de los alumnos.
Toda técnica de evaluación será eficiente en tanto que sea aplicada en la
evaluación de características particulares y específicas de los alumnos y que sea
capaz de brindar información de sus procesos de aprendizaje. De tal forma que,
recabar evidencias de desempeño a través de un portafolio en tanto que quiera
evaluarse el desempeño de los alumnos dentro de las competencias cognitivas, de
habilidades y actitudes, hablará más, que si se aplica una técnica interrogatoria de
tipo oral o escrito, para el mismo objetivo evaluativo pues, esta última no tendrá la
posibilidad, tal vez, de medir actitudes y valores.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
- Las estrategias y los instrumentos de evaluación desde el enfoque formativo.
Reforma Integral de la Educación Básica. S.E.P. Serie: Herramientas para la
evaluación en la Educación Básica. 2013. México, D.F.

- Frade Rubio, Laura. La Evaluación por competencias. Inteligencia Educativa,


2009. México, D.F.

- Casanova, Ma. Antonia. Manual de Evaluación Educativa. Edit. La Muralla,


S.A. Colección Aula Abierta. 1997. Madrid.

- “Lenguajes Corporales IV”. Programa de Estudio. INBAL/CONACULTA.


Subdirección General de Educación e Investigación Artística.

- Lenrner, D. Leer y escribir en la escuela. Lo real, lo posible y lo necesario.


México, SEP/FCE. 2011.

- Airasian, P. W. (2002), La evaluación en el salón de clases, México, SEP/


McGraw-Hill (Biblioteca para la actualización del maestro).

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