FIdeicomiso Testamentario
FIdeicomiso Testamentario
FIdeicomiso Testamentario
Asesor(es):
Dra. Claudia Cecilia Morán Morales De Vicenzi
2.2. Implicancias del fideicomiso testamentario en las normas de Derecho Civil .................... 79
2.2.1. El fideicomiso testamentario en la codificación peruana: un
acercamiento histórico ................................................................................. 80
3.3.3. Requisitos que deberá cumplir toda persona natural para poder
desempeñarse como fiduciario general en la normativa peruana................. 112
pasajero. Padres, abuelos y bisabuelos, saben que no estarán siempre ahí para sus hijos, nietos
y bisnietos, les preocupa el bienestar y porvenir que tendrán cuando ellos ya no estén y más
cuando saben que sus sucesores no se encuentran en las condiciones como para afrontar la carga
que supone hacerse cargo de un patrimonio, principalmente en aquellos supuestos en los que
los herederos son menores de edad, tienen alguna limitación en su capacidad de ejercicio o
simplemente no cuenta con la experiencia técnica necesaria para administrar el patrimonio de
la manera más adecuada. La solución a ello, sería la constitución de un fideicomiso
testamentario que ofrezca la garantía de que el patrimonio que sea dado en fideicomiso será
resguardado por un fiduciario capacitado hasta que llegado el momento pueda hacerse efectiva
la entrega a su destinatario final, asegurando el porvenir del heredero con la conservación del
patrimonio en su propio beneficio, en pro de la protección del interés familiar.
Pero, para hacer uso de esta herramienta, el testador primero debe conocer de su
existencia, el modo y su forma de constitución. La única forma de instituir un fideicomiso
testamentario es por medio de testamento, de ahí que se haya previsto su aplicabilidad como
una manera de impulsar el uso del mismo, con todas las ventajas que la realización de un
testamento trae consigo: para el testador, el poder decidir si repartir sus bienes en igual o en
distinta medida –pero dentro de la legalidad- entre sus herederos, decidir instituir herederos a
personas que de otro modo no lo serían, el poder de desheredar (si hay causa), legar bienes
concretos (incluso los de valor sentimental, joyas, cuadro, etc.), constituir usufructos sobre
bienes para proteger a una persona en vida sin que luego ese bien pase a los herederos de esta.
Y para los herederos, especialmente en el supuesto de que el causante haya constituido
testamento por escritura pública, ahorrarse todo el trámite judicial de apertura y comprobación
para confirmar la identidad del testador y la verificación de la autenticidad del documento.
El gran problema con la figura en estudio, es la baja o nula aplicabilidad que tiene en el
ordenamiento peruano, en la Ley N° 26702, Ley General del Sistema Financiero y del Sistema
de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros, apenas se hace mención de
ella. El motivo de esta situación obedece a varias razones como la escasa referencia legislativa
y doctrinaria que se ha hecho en torno a la institución, el temor que existe por posibles supuestos
de invalidez que podrían presentarse en aquellos casos en el que el patrimonio fideicometido
perjudique la cuota de legítima de los herederos forzosos y por los altos costos que implica
realizarlo.
Si se parte del hecho de que el fideicomiso testamentario va ser un medio para cumplir
una disposición testamentaria, con los beneficios que representa realizarlo, habría que
preguntarse: ¿Por qué sólo regularlo desde el ámbito bancario?, ¿Cuáles son las verdaderas
17
razones que motivaron al legislador a hacerlo de esa manera?, ¿Se podría trasladar dicha figura
al ámbito civil-sucesorio teniendo en cuenta que se constituye mediante testamento?, ¿Es
posible adaptar al ordenamiento peruano ciertos rasgos característicos de otras legislaciones en
torno al fideicomiso testamentario?
Para dar respuesta a estas cuestiones, se profundizará en lo que se ha escrito en el país
sobre el tema; qué dice la Ley N° 26702 sobre el fideicomiso testamentario y el por qué se
regula sólo en el ámbito bancario, observando al detalle qué han dicho las normas civiles al
respecto y, cómo introducir la figura al Derecho Sucesorio, tomando como referencia el
tratamiento que se le ha dado en otros ordenamientos.
La estructura contemplada para la presente investigación es la siguiente. En el primer
capítulo, se dará un alcance general de las bases constitucionales del Derecho a la Herencia
para luego abordar la figura del fideicomiso, sus antecedentes, definición, sujetos que lo
componen, naturaleza jurídica, entre otros aspectos. En el segundo capítulo, se estudiará la
institución del fideicomiso testamentario como tal, partiendo de cómo se encuentra regulado
actualmente en el ordenamiento peruano, qué se ha dicho al respecto, haciendo uso del derecho
comparado, tomándolo como referencia para tener un mejor panorama de la figura. Y
finalmente en el tercer capítulo, se expondrán las alternativas de solución a la problemática
planteada, dando lugar a la propuesta que apunte a convertir al fideicomiso testamentario en
una figura atractiva y de frecuente uso, poniendo de manifestó los grandes beneficios que ello
implicaría.
Cabe recalcar, que la presente tesis no pretende ser un Proyecto de Ley sino un aporte
que podría ser tomado en cuenta para una futura reforma del Derecho Sucesorio en materia
fideicomisaria.
Capítulo 1
El Fideicomiso
1.1. Bases constitucionales del fideicomiso testamentario
Para poder comprender una institución jurídica es necesario empezar por conocer sus
bases constitucionales, más aún si lo que se pretende es plantear una propuesta modificatoria
en torno a la misma. En este sentido y como primera fuente del derecho, habrá que acudir a la
constitución y examinar objetivamente si la tesis planteada se ajusta a los parámetros
establecidos en ella, para luego, en caso el resultado sea positivo, poder realizar las reformas
correspondientes en la norma correspondiente.
La constitución política, reconoce un compendio de derechos que le son reconocidos a
los individuos dentro de una sociedad, en esa línea, la institución del fideicomiso testamentario
estará estrechamente ligado al derecho constitucional a la herencia, el cual se abordará y
desarrollará a continuación.
1.1.1. La relación del fideicomiso testamentario con el derecho a la herencia
Para Rubio (1999)1 los derechos humanos y constitucionales son dos tipos de derechos
que tienen en común el ser constitutivos de la vida individual y social del ser humano. No hay
derechos si no es en sociedad. Ahora bien, no todos compartirán el mismo carácter, unos serán
personalísimos como el derecho a la vida, mientras que otros necesitarán de la puesta en
relación de dos o más titulares para hacerse efectivos, como el caso del derecho a la herencia,
el cual, consiste en transmitir el patrimonio del causante2, ya sea, porque son sus herederos
forzosos según ley o este ha querido dejar voluntariamente parte de sus bienes a título universal
o por legado a determinadas personas y dentro de los límites establecidos en la norma (pp. 107,
108 y 368).
Concretamente, el derecho a la herencia está reconocido en el inciso 16 del artículo 2
de la Constitución Política del Perú y se encuentra desarrollado en el libro IV del Código Civil,
dedicado al Derecho de Sucesiones. Además de ello, existen otras normas de carácter
infraconstitucional, vinculadas a la materia, como la Ley General del Sistema Financiero y del
Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros - Ley N° 26702 (en
1
Rubio Correa, M. (1999). Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo I. Fondo Editorial de
la Pontificia Universidad Católica del Perú. pp 107, 108 y 368.
2
El patrimonio del causante o también denominado herencia comprende todos los bienes de este,
derechos y obligaciones. Sin embargo, los derechos personalísimos del causante no son susceptibles
de transmisión a sus sucesores, ya que, al ser inherentes de la persona que ha fallecido, se extinguen
con él. Del mismo modo, determinados derechos reales como, por ejemplo, el usufructo, el uso o
habitación se extinguen con el fallecimiento del beneficiario.
20
adelante Ley General) en lo referido al fideicomiso testamentario, este último, materia central
de la presente investigación, al cual le serán aplicables tanto las normas de la Ley General como
las propias del ámbito sucesorio, en lo que corresponda.
El fideicomiso testamentario nace estrechamente ligado al derecho a la herencia porque
los bienes que designa el causante para la constitución de este fideicomiso forman parte de su
herencia, puntualmente la parte que corresponde a la porción de libre disposición. De ahí, la
necesidad de dar una mirada a las bases sustantivas del derecho en mención, así como, analizar
los dos lados del fenómeno sucesorio patrimonial al que da lugar su ejercicio para poder tener
una mejor comprensión de la figura en estudio.
A lo largo de este apartado, se brindará un breve alcance acerca de las nociones
generales del derecho a la herencia, sus principales implicancias y las bases sobre las cuales
asienta sus fundamentos.
1.1.1.1. Bases sustantivas del derecho a la herencia. Según Lohmann (2018)3, “el
derecho a la herencia es consustancial a todo sujeto, de modo que no puede ser recortado en sus
elementos sustantivos” (p. 9). Dando a entender que en su precepto constitucional no podría ser
modificado mientras; en su contenido legal, sí, siempre y cuando no choque con la Constitución.
Según el mismo autor4, las bases sustantivas del derecho a la herencia son tres: la persona, la
familia y, por último, la relación constitucional entre propiedad y herencia (p. 12).
Con respecto a la primera base sustantiva, la persona, el artículo 1 de la Carta Magna
establece que “la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo
de la sociedad y del Estado”. Todo el ordenamiento jurídico peruano sigue este precepto.
Uno de los derechos inherentes a la persona es el derecho a la herencia en el doble
sentido de poder transmitirla y poder recibirla. No es posible herencia sin sujeto que la cause ni
tampoco sin sujeto que la reciba.
La sucesión -y la herencia como contenido patrimonial- es, en suma, un derecho
fundamental de la persona porque activa y pasivamente es una manera de comportamiento en
el mundo; es una forma de realización de la personalidad y de actuación sobre derechos y
deberes respecto de los cuales la Constitución reconoce poderes al respectivo titular.
En relación con el segundo elemento sustantivo del derecho a la herencia, la familia,
conforme al inciso 3 del artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos “La
familia es el elemento natural y fundamental de una sociedad y tiene derecho a la protección de
3
Lohmann Luca de Tena, J (2018). Derecho de Sucesiones. Tomo I. Gaceta Jurídica. p.9
4
Lohmann Luca de Tena, J (2018). Derecho de Sucesiones. Tomo I. Gaceta Jurídica. p.12
21
5
Lohmann, además, ejemplifica que puede haber herencia sin bienes sensu stricto (artículo 679
Código Civil) y un régimen sucesorio no patrimonial, (último párrafo del artículo 686 Código Civil).
Para más detalle revisar Lohmann Luca de Tena, J (2018). Derecho de Sucesiones. Tomo I. Gaceta
Jurídica. pp. 15-16.
22
6
Lohmann Luca de Tena, J (2018). Derecho de Sucesiones. Tomo I. Gaceta Jurídica. p. 10.
7
La aceptación de la herencia es indivisible, ya que, el llamado a heredar no puede aceptar el activo y
renunciar al pasivo. Hay una excepción a la indivisibilidad de la aceptación, cuando una misma
persona ha sido instituida heredera y legataria en una misma sucesión, al tratarse de dos títulos
diferentes, el instituido podría aceptar la herencia como heredero y rechazarla como legatario o
viceversa.
8
Conforme el artículo 673 del Código Civil, se presume que la herencia ha sido aceptada si en el
periodo de tres meses, el heredero está en el territorio peruano, o de seis, si se encuentra en el
extranjero, y no hubiese renunciado a ella.
23
con las necesidades de cada época y qué factores influyeron en dicha evolución hasta llegar al
ordenamiento peruano tal y como se conoce hoy en día.
El recorrido será de la siguiente manera: Derecho Romano, Derecho Germánico,
Derecho Inglés y Derecho Peruano, para finalmente concluir cuál de los primeros tres
ordenamientos jurídicos ha tenido influencia en el fideicomiso peruano.
1.2.1. El origen del fideicomiso en el Derecho Romano
Todos los estudios ubican al fideicomiso a fines de la República y comienzos del
Imperio Romano. Su origen estuvo delimitado por los actos sucesorios, teniendo un carácter
personal; más tarde con Justiniano, adquiriría la naturaleza de Derecho Real. Posteriormente se
extendería a los actos bilaterales y concretamente, a la contratación9.
Siendo dos los antecedentes del fideicomiso actual. El primero es el Fideicommissum y
el segundo es el Pactum Fiduciae.
Con respecto al primero, el Fideicommissum, proviene del latín Fides Commissus, Fides
significa fe y; Commissus, comisión o encargo, por ende, un encargo de confianza o una
comisión basada en la fe que merece una persona 10. Al ser utilizado desde un ámbito sucesorio,
plasmado en testamento o en codicilio, de evidente naturaleza unilateral; en palabras de Petit
(1999)11, el testador buscaba favorecer a una persona que no tenía la testamenti factio, no
habiendo más recurso que rogar a su heredero fuese el ejecutor de su voluntad para dar al
incapaz un objeto particular o la sucesión en todo o parte (p. 579).
Así, el fideicomiso romano emerge por la necesidad del testador de favorecer a personas
a las que no era posible dejar herencia o legados, debido a las estrictas leyes de la época.
Los términos más usados por el testador eran rogo o fideicomitto. Los sujetos eran tres:
el fideicomitente (el testador quien creaba, ordenaba y disponía del fideicomiso), fiduciario (el
heredero gravado y quien restituía la herencia o parte de ella) y fideicomisario (al que se le
transmitían los bienes).
Esta figura comenzó siendo extralegal, careciendo de respaldo en el ius civile, debido a
la rigidez12 de las normas de la época. Por eso, había múltiples incapacidades en el Derecho
9
Arias-Schreiber Pezet, M. (1999). Los contratos modernos. Gaceta Jurídica Editores S.R.L. p. 177.
10
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 24
11
Petit, E. (1999). Tratado elemental de Derecho romano. Ed. Porrúa. p. 579.
12
Esta rigidez consistía en que ningún alieni juris podía ser heredero; entendiéndose por alieni juris a
las mujeres, hijos menores, esclavos y extranjeros. Véase en Martín Mato, M. (2009). Los
Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed. Cengage Learning Argentina. p. 22. Además de las
limitantes leyes de la época como la Lex Furia Testamentaria, Lex Voconia, Lex Cornelia, Lex Junia,
Lex Julia y Lex Pappia Poppaea. Véase en Domingo Aznar, A. (1999). El Fideicomiso y la
Sustitución Fideicomisaria. Ed. Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A. p. 20.
24
Romano, tanto para testar, como para heredar, y la necesidad de los testadores de eludir estas
incapacidades para imponer su última voluntad13. Entonces al basarse meramente en la
confianza y buena fe, se podía prestar a incumplimientos por parte del heredero fiduciario, ya
que, la única sanción era la opinión pública.
El fideicomiso evolucionó con los distintos emperadores de la época para darle a la
figura un efectivo cumplimiento. Empezando con Augusto, quien fue el primer emperador en
otorgarle un reconocimiento jurídico al fideicomiso y, además, ordenó la intervención de los
cónsules. Con Claudio se crearon dos pretores fideicomisarios. Y más tarde, Adriano da una
serie de senadoconsultos14. Siguiendo con los senadoconsultos, en la época de Nerón, se
encuentra el senadoconsulto Trebeliano y, más adelante, el senadoconsulto Pegasiano con
Vespasiano15.
En Roma, se conocieron dos clases de fideicomisos, los universales o herencias
fideicomisarias y los singulares. Los primeros abarcaban la totalidad de la herencia o parte
cuotativa de ella; y los segundos, objetos determinados o particulares 16. Petit (1999) 17 señala,
por un lado, que existieron fideicomisos universales, puros y simples que no representaron
ningún inconveniente de carácter moral, económico o jurídico y, por otro, los fideicomisos
particulares los cuales, en términos de las instituciones justinianeas, se fueron transformando
en graduales, conservatorios, familiares, sucesivos, perpetuos, etc., dando origen a las
sustituciones fideicomisarias.
13
Los incapacitados para heredar eran: los peregrinus (extranjeros ciudadanos de otra ciudad, pero
residentes en Roma), los caelibes (solteros, viudos o divorciados no vueltos a casar), los orbe
(casados sin hijos legítimos vivos o concebidos). Como consecuencia de ello, dichos incapaces para
heredar carecían de la testamenti factio pasiva (capacidad para poder ser considerado heredero) o del
ius capiendi (derecho para poder beneficiarse aceptando una herencia o legado). Véase en De la Flor
Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo Editorial
de la Pontificia del Perú. p. 34.
14
El senadoconsulto de Adriano fue promulgado con la finalidad de que los peregrini no adquieran los
fideicomisos y se los apropie el fisco. La razón era que este necesitaba recursos y el emperador
Adriano encontró una veta hacia dónde dirigir su potestas, adueñándose de estos nuevos bienes que
no puedan alcanzar las manos de los peregrini. Para más detalle revisar De la Fuente y Hontañón, R.
(2012). La herencia fideicomisaria desde Roma hasta el Derecho peruano. Palestra Editores. p. 87
en adelante.
15
Con el senadoconsulto Trebeliano, el fideicomisario queda asimilado a un heredero y para poder
obtener su beneficio necesita que el fiduciario acepte la herencia. En el caso del senadoconsulto
Pegasiano, frente al peligro de que el fiduciario no haga adición de la herencia y el fideicomiso resulte
ineficaz, mediante este senadoconsulto se ofrece al fiduciario los beneficios de la Lex Falcidia, esto
es, así como se le obliga aceptar la herencia, se le permite retener para sí un cuarto de esta, frente a
cualquier fideicomisario. Para más detalle revisar De la Fuente y Hontañón, R. (2012). La herencia
fideicomisaria desde Roma hasta el Derecho peruano. Palestra Editores. p. 100 en adelante.
16
Domingo Aznar, A. (1999). El fideicomiso y la Sustitución fideicomisaria. Marcial Pons, Ediciones
y Sociales, S.A. p. 23.
17
Petit, E. (1999). Tratado elemental de Derecho romano. Ed. Porrúa.
25
18
Para más detalle en Stewart Balbuena, A. (1996). El fideicomiso como negocio fiduciario. Editora
Jurídica GRIJLEY E.I.R.L. p. 131-133.
19
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 37.
20
Rebasa, O. (1982). El derecho angloamericano: estudio expositivo y comparado del Common Law.
Fondo de Cultura Económica. pp. 264-266.
21
Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed. Cengage Learning
Argentina. p. 21.
22
Ghersi, C. (2007). Fideicomiso. Nova Tesis Editorial Jurídica S.R.L. p. 10.
23
Medidas de protección para las partes como la Actio fiducie (se presentaba cuando se producía la
enajenación del bien por parte del acreedor, ya sea, antes de que venza el plazo de la obligación
principal o una vez vencido el plazo sin haberse incumplido la obligación. Lo que se buscaba en
ambos casos era la indemnización o devolución de los valores recibidos por el acreedor) y la acción
26
transmitían los bienes con la obligación del receptor de administrarlos y retransmitirlos según
las instrucciones del dador de los mismos; además, el accipiens podía usar y disfrutar
gratuitamente el bien y en su propio provecho hasta antes de retransmitirlos al tradens.
En la última etapa del Derecho romano, la fiducia se terminó sustituyendo por otros
contratos reales, que, adoptaron formas más perfeccionadas, como el comodato y la prenda o
hipoteca24. En esta última etapa la fiducia cayó en desuso.
1.2.2. La institución fiduciaria en el Derecho Germánico
En este nuevo contexto, siglo XIX, la fiducia germánica era muy similar a la fiducia
romana, diferenciándose en los siguientes aspectos, en palabras De la Flor Matos (1999)25, en
la fiducia romana el fiduciario recibía la titularidad plena y definitiva desde el punto de vista
real, sólo limitado por el pactum fiduciae de efectos personales; en la fiducia germánica, el
fiduciario recibía un derecho real limitado, al estar condicionado al uso determinado por el
otorgante de la fiducia. Si el fiduciario se apartaba de lo establecido por el fiduciante, suponía
la ineficacia real del acto, pudiendo realizar la reivindicación del bien, aunque existiese la
posibilidad de algún perjuicio a terceros (p. 37).
Lo que aconteció fue que un conjunto de autores alemanes desarrolló la concepción del
negocio fiduciario, lo hicieron partiendo del análisis del Derecho Romano para poder adaptar
el fideicomiso a las circunstancias económico-sociales de la segunda mitad del siglo XIX, todo
ello influyó en la promulgación del Código Civil germano26.
En el fideicomiso germano se destacan tres figuras que son antecedentes del
fideicomiso: la prenda inmobiliaria, el manusfidelis y el salman o treuhand.
La primera de ellas, la prenda inmobiliaria, es semejante a la fiducia cum creditore y la
diferencia se basa en dos únicos aspectos. Por un lado, el bien garante se limita al rubro de los
bienes inmuebles y, por otro, se utiliza doble documentación: la carta venditionis y la
contracarta, en lugar del pactum fiduciae. De esta manera, mediante la carta venditionis, el
deudor transmitía un inmueble a su acreedor, para fines de garantía, así tal inmueble era la
en favor del deudor (se exigía la devolución de la diferencia entre la venta del bien realizada por el
acreedor para satisfacer la obligación principal y el monto de esta obligación). Si bien esta figura
tuvo una apreciable importancia antes de la aparición de los contratos de garantía real, tuvo dos
desventajas. Para más detalle revisar De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y
tratamiento legislativo en el Perú. Fondo Editorial de la Pontificia del Perú. p. 32.
24
Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina General del Fideicomiso. Ed. Porrúa. p. 3.
25
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 37.
26
Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed. Cengage Learning
Argentina. p. 23.
27
garantía de fiel cumplimiento. Mientras que la contracarta era firmada por el acreedor en la que
se comprometía a devolver el inmueble una vez cancelada la deuda.
En cambio, en el manusfidelis, este tipo de fideicomiso se empleaba para quebrantar las
prohibiciones o limitaciones entorno a la determinación de la calidad de los herederos legítimos,
esta manera de operar coadyuvó al desarrollo del derecho sucesorio germánico27.
La figura jurídica del manusfidelis, podía ser inter vivos o mortis causa y se efectuaba
cuando una persona (el donante) traspasaba el bien a un fiduciario llamado manusfidelis
empleando como documento la carta venditionis. Con respecto al bien, este se transfería
inmediatamente al beneficiario designado según contrato, pero el donante reservaría un derecho
de goce vitalicio sobre el bien donado. Este mecanismo se usaba para eludir la limitante
normativa con respecto a la calidad de heredero legítimo del beneficiario. La carta venditionis
concedía facultades casi absolutas al beneficiario. Por otro lado, quien desempeñara el
manusfidelis debía pertenecer al clero, por la garantía y confianza que representaba 28.
Y, por último, el salman o treuhand, el salman es la persona intermediaria, es decir, el
fiduciario, que realiza la transmisión de un bien inmueble, del propietario original al adquirente
definitivo. Estas funciones en parte coinciden y en parte se diferencian de aquellas que son
propias del manusfidelis.
Hay diferencias entre el salman del antiguo derecho del salman del nuevo derecho
germánico. En el derecho antiguo, lo típico era que el salman sea fiduciario del enajenante,
recibiendo de este todas sus facultades, para transmitir los bienes al tercero destinatario de los
mismos. En el derecho moderno, es típico que el salman sea fiduciario del adquirente y no del
enajenante, por lo que de aquél recibe sus poderes jurídicos. Los demás elementos de la relación
no sufrieron alteración alguna y su principal función está orientada para reforzar el derecho del
adquirente definitivo 29.
1.2.3. El aporte del Derecho Anglosajón en materia fideicomisaria
Como los romanos invadieron las islas inglesas evidentemente el fideicomiso se aplicó
casi de inmediato, pero con matices muy propios de la mentalidad de independencia de los
anglosajones. Es así como crearon sus propios mecanismos, a través de tribunales especiales
denominados equity. Se formó un derecho de propiedad desdoblado: de un lado el propietario
del bien, y del otro lado el beneficiario del mismo. Con el paso de los años se concibe el trust,
27
Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina General del Fideicomiso. Ed. Porrúa. p. 5.
28
Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed. Cengage Learning.
Argentina. p. 23.
29
Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina General del Fideicomiso. Ed. Porrúa. p. 6.
28
el cual pasó a las colonias inglesas en América y que más tarde cobró gran desarrollo en los
Estados Unidos de América y en Canadá 30.
En Inglaterra ha existido por siglos un doble sistema de jurisprudencia para la
administración de justicia a través del reino. Las dos partes de este sistema fueron llamados
Equidad (Equity) y Derecho Común (Common Law). Hasta la actualidad el continente europeo
continua bajo la influencia del Derecho Romano a excepción de Inglaterra que se inclinó por
un sistema peculiar en la evolución de su propio régimen jurídico llamado Derecho común
(Common Law) 31.
En el derecho anglosajón existieron dos figuras jurídicas, la primera fue el use y luego
de su extinción surgió el trust. Este último, además de Inglaterra, se sigue aplicando en otros
países como Estados Unidos de América, Canadá, México, Panamá, Chile, Ecuador y
Colombia.
El use consistía en que una persona, el propietario, conocido como feoffor to use o
settlor, transfería la propiedad de uno o más bienes, trasladando el dominio de los mismos, a
favor de un tercero denominado feoffe to use, pactando entre ellos que, aunque para efectos
legales el propietario del bien era este último, el derecho de goce y disfrute pertenecieran a un
beneficiario llamado cestui que use.32 Sin embargo, Rebasa33 menciona que no era substancial
la intervención de una tercera persona.
30
Arias-Schreiber Pezet, M. (1999). Los contratos modernos. Gaceta Jurídica Editores S.R.L. p. 177.
31
Como dato curioso, la Equidad y la Ley, como sistemas separados de jurisprudencia no tuvieron su
origen en Inglaterra. Las causas de su existencia separada y su distinción se discutieron entre los
griegos y romanos y en los tiempos modernos ha sido reconocida por los grandes tratadistas de la
Europa continental. Siglos antes de la era cristiana, Aristóteles definió la Equidad como “la
corrección de la Ley, en lo que es deficiente por razón de su universalidad”. Véase en Villagordoa
Lozano, J. (1998). Doctrina General del Fideicomiso. Ed. Porrúa. p. 6.
32
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 41-42.
33
Porque el use se podía constituir cuando el settlor o feoffor to use, declaraba por sí que empezaba a
poseer determinado bien de su exclusiva propiedad en beneficio -to use- de otra persona. También
era frecuente que el settlor transmitiera determinado bien al feoffee to use, ad opus suum, esto en su
propio provecho; en este caso, el feoffor to use coincidía con el cestui que use. En ambos casos
apuntados, únicamente intervenían dos personas. Véase en Rebasa, O. (1984). El derecho
angloamericano: estudio expositivo y comparado del Common Law. Fondo de Cultura Económica.
p. 270 en adelante.
29
El use, antecedente del trust, surgió de la necesidad de responder antes las cargas
feudales34 en la época de las cruzadas (siglo XII y XIII), evadir las leyes de las manos muertas35
(1217) y las confiscaciones en la guerra de las Dos Rosas36 (1455 y 1485). A partir de 1217 es
donde dicha figura adquiere mayor fuerza, aunque eso no fue impedimento para ser utilizado
por algunos en transacciones testamentaras prohibidas de ese entonces y en fraude de
acreedores37.
Además, apareció la nueva jurisdicción del canciller38. Desde entonces, el cumplimiento
del use ya no quedaba exclusivamente a la buena fe del feoffee to use, y en caso de
incumplimiento de su parte, el canciller, como los tribunales de Derecho común, estaba
autorizado a exigir el cumplimiento de la obligación y pedir la restitución de cualquier
34
En Inglaterra, época de las cruzadas, la propiedad de la tierra se basaba en el sistema feudal. Cuando
el terrateniente iba a las cruzadas, necesitaba dejar sus propiedades en manos de otra persona durante
su ausencia, esencialmente para cumplir con los pagos y administración del feudo. El encargo se
solía dar a un amigo, pero se comenzaron a dar casos en que al volver de la cruzada después de
muchos años, el dueño tenía problemas para recuperar sus tierras, y según el derecho inglés cuando
las tierras pasaban a manos del fiduciario, éste no tenía la obligación de devolverlas, por lo que el
dueño no tenía el derecho legal para reclamarlas. Esto hacía que los terratenientes reclamasen al rey,
y las cortes diesen la razón al dueño original. Con el paso del tiempo, el use of land (uso de la tierra)
fue legislado y utilizado como concepto de fideicomiso. Hudson, A. (2003). Equity and Trust. Ed.
Routledge.
35
En Inglaterra, siglo XII, la Iglesia llego a tener grandes extensiones de tierra recibidas para la
realización de fines benéficos; entonces un grupo sectario del Parlamento declarará que dichos bienes
se encontraban fuera de comercio, originando un acaparamiento de riquezas en la Iglesia, sin atender
a los fines del beneficio social a que estaban destinados. Esta lucha concluyó cuando el Parlamento
dictó Ley de manos muertas de 1217. Esta ley, al impedir el establecimiento de obras piadosas de
trascendencia social encomendadas a la Iglesia, las personas acudían al empleo del use, por medio
del cual el feoffee to use, recibía los bienes destinados a las obras piadosas de la Iglesia, a quien se
designaba cestui que use, a fin de que gozara de los beneficios de dichos bienes conforme a los fines
señalados por el feoffor to use o settlor. Véase en Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina General
del Fideicomiso. Ed. Porrúa. p. 15.
36
Durante la Guerra de las Dos Rosas, los bienes de los vencidos estaban expuestos a ser confiscados
por los vencedores, como pena por el delito de alta traición que se les imputaba. Para prevenir estas
confiscaciones, los que participaban en estas contiendas transmitían sus bienes a una persona,
quedando el cesionario en posesión de los mismos, para uso exclusivo del otorgante o de sus
herederos. En este caso, cuando el cedente caía en manos de sus enemigos y era condenado por delito
de alta traición, ya no había bienes que le pudieran ser confiscados, pues el cesionario tenía la legal
ownership de los mismos y, además, era ajeno al delito cometido. Pero en todo caso el cesionario
estaba obligado, por su honor, a permitir al cedente y a sus herederos el uso y disfrute de los bienes,
por tenerlos confiados a su buena fe (in trust). Véase en Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina
General del Fideicomiso. Ed. Porrúa. p. 15.
37
Al emplear el use para defraudar a los acreedores, ocasionando una aparente insolvencia del deudor
quien transmitía sus bienes a un fiduciario, a fin de que éste los poseyera en su propio beneficio. En
el reinado de Eduardo III (1327-1377) se restringió el use fraudulento, declarándolo embargable,
para que se pudiera hacer pago a los acreedores. Véase en Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina
General del Fideicomiso. Ed. Porrúa. p. 15.
38
Rebasa, O. (1982). El derecho angloamericano: estudio expositivo y comparado del “Common
Law”. Fondo de Cultura Económica. p. 277.
30
propiedad por medio de los mandamientos llamados writ of injuction y writ of sub peona, cuyo
incumplimiento estaba sancionado con la pena de prisión, hasta que el rebelde los obedeciera 39.
Con el tiempo, el use se convirtió en un derecho consuetudinario, ello provocó que el
rey y los grandes terratenientes del país se vieran privados de sus cuantiosos privilegios y
prerrogativas durante el régimen feudal, el Parlamento Inglés expidió durante el reinado de
Enrique VIII, la Ley de usos del año 1534, disponiendo que quien gozaba de un use sería
considerado en lo sucesivo como propietario de pleno derecho. A dicha consecuencia se le
conoció como ejecutar el uso, es decir, darle efectos reales de plena propiedad. Durante algún
tiempo se impidió la existencia de los dos propietarios, legal y equitativo, respecto de una
misma cosa, que caracterizaba a dicha institución40.
Esta ley no logro su objetivo ya que vino a vigorizar la práctica del use, pero con un
nuevo nombre: surgió el trust con la inesperada fuerza que le dio el derecho de equidad 41. El
trust puede constituirse en testamento o en vida.
Los actores intervinientes son tres: el settlor, el trustee y el cestui que trust. El
constituyente o settlor, creador del trust, cumple una función transitoria porque al separarse de
un derecho que forma parte de su patrimonio y destinarlo a una finalidad determinada, su razón
de ser desaparece, siendo la transferencia de sus derechos, definitiva e irrevocable. El fiduciario
o trustee, es el protagonista de la figura porque mediante el traspaso obtiene sobre los derechos
el título legal para realizar el trust. Pueden coincidir en una misma persona el settlor y el trustee,
es decir, no habrá una verdadera transmisión de bienes sino una separación de tales del
patrimonio. Y, por último, el beneficiario o cestui que trust, persona natural o jurídica, en cuyo
provecho se ha constituido el trust42.
1.2.4. El fideicomiso en el Derecho Peruano
La Gran Depresión, también conocida como el Crack de 1929, provocada por la caída
de la Bolsa de Valores de Nueva York en 1929, considerada la más catastrófica caída del
mercado de valores en la historia de la bolsa de Estados Unidos 43, tuvo un gran impacto en las
39
Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina General del Fideicomiso. Ed. Porrúa. p. 17.
40
Rebasa, O. (1982). El derecho angloamericano: estudio expositivo y comparado del Common Law.
Fondo de Cultura Económica. p. 282.
41
Rebasa, O. (1982). El derecho angloamericano: estudio expositivo y comparado del Common Law.
Fondo de Cultura Económica. p. 283.
42
Para más detalle revisar Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed.
Cengage Learning Argentina. p. 25-26.
43
Las grandes crisis de la economía mundial han significado para las economías pequeñas y abiertas,
la disminución de su comercio exterior y el cese de las inversiones y préstamos desde el mundo
desarrollado. Mientras más dependiente de estos flujos haya sido la economía de un determinado
país en el periodo anterior a la crisis, más grande ha de ser el impacto en esta, con la caída del
31
economías del mundo entre ellas las de América Latina, llevando al establecimiento de reformas
financieras y nuevas regulaciones que permitieran hacerle frente a la crisis.
En el Perú, la misión Kemmerer 44, liderada por el economista norteamericano Edwin
Walter Kemmerer, contribuyó a hacerle frente a ese clima inestable, a través de la institución
de las comisiones de confianza, regulado por primera vez en la Ley de Bancos promulgada
mediante Decreto Ley N° 7159 del año 1931, en la que se les encargaba a los bancos el ejercicio
de las funciones de depositario, apoderado o administrador de bienes ajenos, previamente
autorizado por la Superintendencia de Bancos y Seguros (en adelante SBS), para que responda
por el cumplimiento de los deberes que la ley les confería a dichos bancos, recogiendo además,
los supuestos en los que estas entidades podían desempeñar comisiones de confianza, entre las
que se encontraba ser ejecutor de fideicomisos de cualquier carácter, cuando la ley así lo
permitiese.
Es importante recalcar que Kemmerer acercó a la legislación latinoamericana y,
específicamente, a la peruana, la exitosa institución del trust, la cual tuvo graves dificultades
de adaptación a los sistemas romanísticos como en el peruano. En la exposición de motivos del
proyecto de Kemmerer, se sustentó la conveniencia de crear las comisiones de confianza, que,
si bien significaban una noción nueva en el Perú, ya era aceptada ampliamente en Estados
Unidos e Inglaterra. Para que ello fuera posible, incluyó las modificaciones de las leyes
existentes que eran indispensables45. Proyecto que se vio concretado en la primera Ley de
Bancos.
De La Fuente y Hontañón (2012)46 considera que quizás la razón de que las comisiones
de confianza, introducidas por el Decreto Ley antes mencionado se creasen como una función
de los bancos bajo control del Estado, excluyendo a las personas naturales, fue que los bancos
siempre tendrán más fortaleza y más medios para superar las crisis monetarias tanto internas
como internacionales (p. 200). Luego, el Decreto Legislativo 637, Ley General de Instituciones
primero. Véase en Contreras, C. (2009). La Crisis Mundial de 1929 y la Economía Peruana. Crisis
Internacional: Impactos y respuestas de política económica en el Perú. Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima. pp. 1-30.
44
La misión Kemmerer consistió en una serie de propuestas de remodelación de los sistemas
monetarios, bancarios y fiscales, que luego se convirtieron en leyes, algunas vigentes al día de hoy y
que se implementaron principalmente en Latinoamérica, por los gobiernos de Bolivia, Colombia,
Ecuador, Guatemala, México y Perú, con el fin de consolidar la estabilidad monetaria y que fueron
liderados por el economista estadounidense Edwin Walter Kemmerer, entre 1919 y 1931. Véase en:
Gozzi, E. y Tappatá, R. (2010). La misión Kemmerer. Fit & Proper. Costa Rica. pp. 1-2.
45
Stewart Balbuena, A. (1996). El fideicomiso como negocio fiduciario. Editora Jurídica GRIJLEY
E.I.R.L. p. 179-180.
46
De la Fuente y Hontañón, R. (2012). La herencia fideicomisaria desde Roma hasta el Derecho
peruano. Palestra Editores. p. 200.
32
47
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 67-68.
48
Batiza, R. (1985). Principios básicos del fideicomiso y de la administración fiduciaria. Segunda
Edición. Ed. Porrúa, S.A. p 44-45.
49
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 18-19.
34
como el ser figuras basadas en la confianza, constituir un patrimonio separado y que el trustee
(fiduciario) deberá rendir cuentas por la administración del patrimonio de los bienes
fideicometidos. Será necesario tener presente las diferencias de ambas instituciones (revisar
Apéndice A-1), las cuales serán aplicables a cualquier tipo de fideicomiso y de trust, incluso
tratándose de los testamentarios.
En el trust se habla del desdoblamiento de la propiedad, es decir, existirán dos titulares
del bien fideicometido, el fiduciario (trustee), como titular jurídico, y el fideicomisario (cestui
que trust), como titular económico; en otras palabras, ambos sujetos se convertirían en dos
propietarios del mismo bien. Mientras, en el fideicomiso estará presente el dominio fiduciario,
es decir, el derecho de carácter temporal que tiene el fiduciario para poder administrar el
patrimonio fideicometido, de acuerdo con el acto constitutivo, que inicia desde la transferencia
de tales bienes hasta el término del fideicomiso, el fiduciario nunca será propietario del
patrimonio en mención.
Por otro lado, los sistemas al que pertenecen ambas instituciones son totalmente
diferentes. El trust corresponde al sistema anglosajón, caracterizado por tener como fuente
principal a la jurisprudencia, el cual, cuenta con el Common Law y el Equity Law, por lo que,
en el caso concreto del desdoblamiento de la titularidad, la propiedad del fiduciario será
protegida por el Common Law mientras que el derecho de propiedad del beneficiario (cestui
que trust) estará amparado por el Equity Law, se trata de dos jurisdicciones paralelas pero
complementarias entre sí. En cambio, el fideicomiso pertenece al sistema romanístico, es decir,
su principal fuente se centrará en la ley, por ende, sus normas se encontrarán en cuerpos
codificados, formando parte de un mismo sistema unificado, de esta manera, el derecho de
propiedad no podrá recaer en dos personas distintas, sino que este derecho le otorgará a su
titular un poder unitario sobre sus bienes, el cual tendrá un carácter perpetuo.
En relación con la siguiente figura afín, la sustitución fideicomisaria tiene muchas
similitudes con el fideicomiso testamentario, generando confusiones o, riesgos de asimilar
ambas figuras como si se tratasen una sola. Dentro de dichas semejanzas, la primera, ambos
son realizados mediante testamento. Segundo, en las dos figuras, tres son los sujetos
intervinientes que son fideicomitente, fiduciario y fideicomisario.
De ahí, la importancia de establecer las diferencias entre estas dos figuras afines (revisar
Apéndice A-2). La primera de ellas, la sustitución fideicomisaria, es una modalidad de
sustitución, también denominada sustitución indirecta, en cambio, el fideicomiso testamentario,
no es una modalidad de sustitución sino un tipo de fideicomiso.
35
La segunda diferencia, gira en torno a la rama del derecho en la que está regulada, la
sustitución fideicomisaria, es una figura propiamente sucesoria, a pesar de esto, el Código Civil
peruano guarda silencio al respecto50, ya que, únicamente está regulada la sustitución directa o
también denominada vulgar. En cambio, el fideicomiso testamentario se encuentra regulado en
el ámbito bancario, tanto en la Ley General como en el Reglamento del Fideicomiso, en lo que
corresponda; sin embargo, al tratarse de un acto mixto, a este tipo de fideicomiso también se le
aplicarán las normas sucesorias, en lo que concerniese, por esa misma razón, concluimos que
si se regulase esta clase de fideicomiso en el Derecho Sucesorio no cambiaría en nada por tratase
de un acto mixto.
Tercero, en el tipo de sustitución en mención hay un doble llamamiento de disfrute
sucesivo, es decir, el fiduciario disfruta los bienes primero y luego serán disfrutados por el
beneficiario. Mientras, en el fideicomiso testamentario, hay un solo llamamiento, ya que, los
bienes solo serán disfrutados por el fideicomisario.
Cuarto, el fiduciario en la sustitución fideicomisaria es una persona natural. Se habla de
dos herederos, el primero será el fiduciario, quien debe conservar y en su momento restituir los
bienes fideicometidos al fideicomisario, y el segundo será el beneficiario, ambos suceden al
causante, en un orden establecido. Por otro lado, en el fideicomiso testamentario, el fiduciario
es una entidad financiera, en ningún caso hereda, sólo administra el patrimonio fideicometido,
por eso, cobra por sus servicios fiduciarios.
1.3. Definición de fideicomiso
Siempre al estudiar una figura jurídica, lo primero que se hace es acudir a su definición
y en específico, a su etimología.
De esta manera, el Fideicommissum, proviene del latín Fides Commissus, Fides
significa fe y; Commissus, comisión o encargo, por ende, un encargo de confianza o una
comisión basada en la fe que merece una persona 51.
El artículo 241 de la Ley General conceptúa a esta institución como una relación jurídica
por la cual el fideicomitente transfiere bienes en fideicomiso a otra persona, denominada
fiduciario, para la constitución de un patrimonio fideicometido, sujeto al dominio fiduciario de
50
Tal silencio se podría entender como prohibición de la sustitución fideicomisaria o, de lo contrario,
que si no está prohibido está permitido. La Dra. Rosario de la Fuente y Hontañón menciona que en
la actualidad sí se realizan sustituciones fideicomisarias, las cuales, los jueces la disfrazan como
sustituciones directas o vulgares. Para más información véase De la Fuente y Hontañón, R. (2014).
Fideicomiso bancario y trust anglosajón: ¿Una acertada conjunción? Implicancias en el derecho
familiar y sucesorio peruano. Gaceta civil & procesal civil, (15), 192-206.
51
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 24
36
52
Arias-Schreiber Pezet, M. (1999). Los contratos modernos. Gaceta Jurídica Editores S.R.L. p. 180.
53
Cuando fideicomitente y fideicomisario coinciden en una misma persona funciona de la siguiente
manera. El fideicomitente transfiere una parte de sus activos a una persona autónoma (fiduciario)
para que los administre según lo estipulado en el contrato y que la rentabilidad generada por dichos
37
de un tercero. El fideicomitente deberá tener capacidad jurídica 54 para poder disponer de los
bienes.
Dentro de sus obligaciones, el fideicomitente o sus causahabientes integran en el
patrimonio del fideicomiso los bienes y derechos señalados en el instrumento constitutivo 55.
Además de ejercer las medidas de protección del patrimonio fideicometido en virtud de las
facultades delegadas por el fiduciario 56. Los herederos forzosos del fideicomitente pueden
exigir la devolución de los bienes fideicometidos por su causante, en la parte que hubiesen
perjudicado sus legítimas57. Se le devuelven los bienes fideicometidos al propio fideicomitente
o a sus causahabientes si al término del fideicomiso no haya indicación, en el acto constitutivo,
de quien deba ser el fideicomisario 58.
Dentro de sus derechos y facultades está la de exigir el cumplimiento del fin que figura
en el acto constitutivo. Facultado a coadyuvar en la defensa del patrimonio fideicometido59. En
caso de liquidación del fiduciario, el fideicomitente podrá identificar y rescatar los bienes y
derechos existentes que pertenezcan a dicho patrimonio, en cualquier estado del proceso 60. El
fideicomitente puede ser a la vez fideicomisario61. Tiene también lugar por voluntad unilateral
del fideicomitente, expresada en testamento62. Por último, el fideicomitente puede ceder sus
derechos a terceras personas63.
1.4.2. El fiduciario como administrador del patrimonio fideicometido
Es aquella persona jurídica, designada por el fideicomitente, encargada de la
administración de los bienes y/o derechos dejados en fideicomiso. Para ello, el fiduciario deberá
tener el dominio fiduciario de dichos bienes y/o derechos para poder usar, administrar y hasta
enajenar, de ser el caso; y de esa manera cumplir con la finalidad estipulada en el acto
constitutivo. Jamás podrá coincidir en una misma persona la posición de fiduciario y
fideicomisario, salvo se trate de un fideicomiso de titulización.
activos sea devuelta al fideicomitente. Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en los Tiempos
Modernos. Ed. Cengage Learning Argentina. p. 30.
54
Capacidad plena tanto para la forma testamentaria como la contractual.
55
Artículo 262 de la Ley General.
56
Artículo 253 de la Ley General.
57
Artículo 244 de la Ley General.
58
Artículo 270 de la Ley General.
59
Artículo 253 de la Ley General.
60
Artículo 255 de la Ley General.
61
Artículo 248 de la Ley General.
62
Artículo 246 y 247 de la Ley General.
63
Artículo 264 de la Ley General.
38
Dentro de las obligaciones del fiduciario se encuentra el cuidar y administrar los bienes
y derechos que constituyen el patrimonio del fideicomiso, con la diligencia y dedicación de un
ordenado comerciante y leal administrador; proteger dicho patrimonio con pólizas de seguro,
según lo pactado en el acto constitutivo; llevar el inventario y la contabilidad de cada
fideicomiso, y cumplir con las obligaciones tributarias correspondientes; preparar balances y
estados financieros de cada fideicomiso; guardar reserva en relación a las operaciones, actos,
contratos, documentos e información con respecto al fideicomiso, con los mismos alcances
establecidos para el secreto bancario; rendir cuenta a los fideicomitentes y SBS al término del
fideicomiso o de su intervención en él64, designar un factor fiduciario 65, proteger el patrimonio
fideicometido66.
Con respecto a sus derechos y facultades, cobrar una retribución por sus servicios 67;
renunciar con causa justificada, aceptada por la SBS 68; solicitar la anulación de los actos de
disposición que contravengan lo pactado69.
Si el fiduciario incumple sus obligaciones por dolo o culpa grave debe reintegrar al
patrimonio del fideicomiso el valor de lo perdido, más una indemnización por los daños y
perjuicios irrogados, sin perjuicio de la responsabilidad a que hubiere dado lugar 70.
La Ley General ya establece quienes están autorizados para ser fiduciarios: COFIDE,
las empresas bancarias, las empresas financieras, las cajas rurales de ahorro y crédito, las cajas
municipales de ahorro y crédito, las cajas municipales de crédito popular, las Entidades de
Desarrollo a la Pequeña y Microempresa (EDPYMES), las cooperativas de ahorro y crédito
autorizadas a captar recursos del público, las empresas de servicios fiduciarios y las empresas
de seguros y reaseguros71.
64
Artículo 256 de la Ley General.
65
Artículo 271 de la Ley General.
66
Artículo 253 de la Ley General.
67
Véase en Artículo 261 de la Ley General. Además, según la experiencia Martín Mato como consultor
en la estructuración de fideicomisos en el Perú recalca que hay dos costes sobre fideicomiso bancario.
El primero, la estructuración del contrato, cuyo coste promedio es de US$5.000, pero puede haber
fiduciarios que cobren como mínimo US$2.500 y los fiduciarios más caros cobran un mínimo de
US$20.000. Dicho coste dependerá de la complejidad del contrato y del valor monetario del
patrimonio fideicometido. Segundo, la comisión de administración que suele ser cobrada
mensualmente con un coste no menor de US$800 y podría llegar hasta US$ 2.500 o US$3.000 debido
a la complejidad del contrato, responsabilidades y riesgo que asume el fiduciario, número de
transacciones, etcétera. Véase en Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en los Tiempos
Modernos. Ed. Cengage Learning Argentina. p. 43.
68
Artículo 269 de la Ley General.
69
Artículo 252 de la Ley General.
70
Artículo 259 de la Ley General.
71
Artículo 242 de la Ley General.
39
72
Para más detalle de la noticia de la Cooperativa de Ahorro y Crédito AELU revisar Vega, É. (25 de
agosto 2021). Cómo puedo saber si una cooperativa, financiera o caja es de confianza. Gestión.
Recuperado el 10 de mayo de 2022 de https://gestion.pe/tu-dinero/como-puedo-saber-si-una-
cooperativa-financiera-o-caja-es-de-confianza-sbs-sistema-financiera-informalidad-financiera-
peru-nnda-nnlt-noticia/
73
Para más detalle revisar Gestión. (12 de abril 2022). Estas son las 20 cooperativas de ahorro y crédito
disueltas por SBS. Recuperado el 22 de mayo de 2022 de https://gestion.pe/economia/sbs-disuelve-
20-cooperativas-de-ahorro-y-credito-por-no-remitir-sus-estados-financieros-rmmn-noticia/
74
Banco Central de Reserva del Perú. (s.f). Entidades Financieras. Recuperado el 16 de noviembre
2021 de https://www.bcrp.gob.pe/sitios-de-interes/entidades-financieras.html
75
Superintendencia de Banca, Seguros y AFP. (s.f). Empresas de servicios fiduciarios. Recuperado el
16 de noviembre 2021 de https://www.sbs.gob.pe/supervisados-y-registros/empresas-
supervisadas/directorio-del-sistema-financiero/empresa-de-servicios-fiduciarios.
76
Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed. Cengage Learning
Argentina. p. 34.
40
Para cada fideicomiso que la empresa fiduciaria reciba, se designará un factor fiduciario,
quien asumirá personalmente su conducción, así como la responsabilidad por los actos,
contratos y operaciones que se relacionen con dicho fideicomiso. La empresa es solidariamente
responsable de los actos que, respecto al fideicomiso, practiquen el factor y los trabajadores del
fiduciario, salvo lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 259 de la Ley General. Una
misma persona puede ser factor de varios fideicomisos. La designación del factor debe ser
puesta en conocimiento de la Superintendencia, organismo que está facultado para disponer su
remoción, en cualquier momento77.
Y para las comisiones administradoras, en función de la complejidad que pueda tener
un fideicomiso por la clase o el número de operaciones, actos y contratos relativos a los bienes
administrados, o requeridos para el cumplimiento de su finalidad que lo justifiquen, la empresa
fiduciaria puede designar una comisión administradora del fideicomiso. Esta comisión debe
estar compuesta por no menos de tres ni más de siete miembros, y deberá establecerse un
reglamento para su funcionamiento, así como las facultades con las que cuenta, siempre con
sujeción a las reglas que contenga el instrumento constitutivo del fideicomiso 78.
En conclusión, en todo fideicomiso, la empresa fiduciaria deberá designar a un factor
fiduciario, pero no siempre a una comisión administradora, esta última sólo intervendrá cuando
su complejidad así lo requiera.
1.4.3. El fideicomisario como beneficiario y destinatario final del fideicomiso
Es aquella persona, natural o jurídica 79, que se beneficia una vez cumplida la finalidad
del fideicomiso según lo dispuesto en el acto constitutivo, bastando tener la capacidad general
o de goce para ser considerado como tal. También se le denomina beneficiario.
Puede haber pluralidad de fideicomisarios80 e incluso que personas indeterminadas sean
nombradas como beneficiarias del fideicomiso 81. Así mismo, la figura del fideicomisario puede
recaer en un tercero o en la misma persona del fideicomitente.
En el supuesto en que fideicomisario y fideicomitente coincidan, es porque este tiene el
objetivo de ceder en fideicomiso la titularidad de sus bienes y derechos en forma temporal, por
77
Artículo 271 de la Ley General.
78
Artículo 272 de la Ley General.
79
Puede ser un familiar, un amigo, un acreedor, una institución benéfica, etcétera. Bien puede suceder
que no exista fideicomisario determinado. Véase en Bauche Garciadiego, M. (1978). Operaciones
bancarias: activas, pasivas y complementarias. Ed. Porrúa S.A. p. 360.
80
Artículo 249 y 267 de la Ley General.
81
Artículo 248 de la Ley General.
41
eso, es muy común que él mismo sea el fideicomisario 82. En cambio, cuando el fideicomisario
es una tercera persona. Este usualmente no interviene como parte en el contrato de fideicomiso 83
salvo adquiera a título propio los derechos que en él se establezcan en su favor, los cuales no
podrán ser alterados sin su consentimiento, incluso si los causahabientes del fideicomitente
requiriesen modificar o resolver el mencionado contrato, deberán hacerlo conforme a la
aceptación unánime de los fideicomisarios 84.
De esta manera, los fideicomisarios pueden clasificarse, de dos modos, en función a su
participación en el acto constitutivo. La primera clasificación corresponde a los fideicomisarios
senior o principales, es decir, aquellos que intervienen en el acto constitutivo y, evidentemente,
firman el contrato de fideicomiso y por lo general son quienes financian directamente al
fideicomitente. Mientras que la segunda clase de fideicomisarios corresponde a los
subordinados o secundarios, en otras palabras, aquellos que no intervienen en la constitución
del fideicomiso 85.
Por otro lado, el fideicomisario tiene derecho a exigir a la empresa fiduciaria los
beneficios que se generen del patrimonio fideicometido o del capital del mismo 86. Además, y
si así lo desea, puede ceder sus derechos a terceras personas 87.
1.5. Discusión doctrinal en torno a la naturaleza jurídica del fideicomiso
Hay un sinfín de teorías que intentan explicar la naturaleza jurídica del fideicomiso; ya
sea, basándose en figuras preexistentes, acudiendo al Derecho Comparado y/o haciendo
construcciones artificiosas. En las siguientes líneas se tratarán las teorías más importantes, estas
son: teoría del mandato irrevocable, teoría del patrimonio de afectación y teoría del contrato, se
explicará si son afines o no a la esencia de esta institución. Ese recorrido llevará a replantear
cuál es la verdadera naturaleza del fideicomiso.
82
Véase en Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed. Cengage
Learning Argentina. p. 32.
83
En un contrato de fideicomiso, por su bilateralidad, las partes involucradas son el fideicomitente y el
fiduciario. Sin embargo, se habla únicamente de una relación contractual, ya que, por ningún motivo
sería posible la intervención del fideicomisario como parte en un fideicomiso testamentario, por su
naturaleza unilateral.
84
Artículo 250 de la Ley General.
85
Un claro ejemplo es el fideicomiso inmobiliario en el que existirán dos tipos de fideicomisarios; por
un lado, la institución que financió directamente al constructor y quiere ser beneficiario del capital e
intereses que prestó (fideicomisario principal) y, por otro lado, los futuros adquirentes de la
propiedad (fideicomisarios subordinados). Véase en Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en
los Tiempos Modernos. Ed. Cengage Learning Argentina. p. 34.
86
Artículo 263 de la Ley General.
87
Artículo 264 de la Ley General.
42
88
Alfaro tuvo dos etapas en su pensamiento. En 1922 dijo que el fideicomiso era un mandato
irrevocable. Ya en 1948, desistió de dicha forma de pensar. Para más información revisar Alfaro, R.
(1971). El Fideicomiso en Panamá: compilación de escritos por Ricardo J. Alfaro y otros juristas.
Ed. Panamá. pp. 31 y sgtes/pp. 71 y sgtes. Por otro lado, Villagordoa critica ambas etapas de Alfaro.
Revisar Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina General del Fideicomiso. Ed. Porrúa. pp. 101-105.
89
Alfaro, R. (1971). El Fideicomiso en Panamá: compilación de escritos por Ricardo J. Alfaro y otros
juristas. Ed. Panamá. pp. 47-48.
90
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. pp. 79-80.
43
91
Revisar para mayor detalle en De Arespacochaga, J. (2000). El trust, la fiducia y figuras afines.
Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A. p. 35.
92
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 80.
93
Lepaulle, P. (1932). La naturaleza del trust: Revista General de Derecho. p. 115.
44
La teoría del patrimonio de afectación ha sido duramente criticada por las siguientes
razones: La primera de ellas, la construcción artificiosa de desdeñar la existencia de las partes
porque siempre va a existir una persona vinculada en el acuerdo, a pesar de que no esté presente
alguna de ellas en alguna de sus modalidades94.
Segundo motivo, para Villagordoa (1998) 95, el trustee no es un simple medio para
conseguir la afectación de los bienes que se realiza en el trust, sino que él es el mismo titular
de esos derechos en virtud del cual busca alcanzar los fines propios de esta operación (p. 112).
Consolidando esta crítica, señala García (1999)96 se observa que todo derecho es facultad
jurídica de alguien y toda obligación supone un obligado. No hay derechos sin titular. La noción
del deber está estrechamente ligada al concepto de persona (p. 283).
Tercer argumento, el término afectación para graficar que el patrimonio esté sujeto a
determinada finalidad; lo que sucede es que dicho término no tiene un significado propio en la
legislación peruana, por ende, no se le puede atribuir los alcances que se le da en esta teoría 97.
Reforzando esta idea, Batiza (1985)98 comenta que el concepto de afectación patrimonial es
insuficiente, porque más que en construcciones doctrinarias, el fideicomiso debe encuadrarse
dentro de las categorías reconocidas por el derecho positivo, en este sentido, la ley sustantiva
revela claramente que la constitución del fideicomiso resulta en un vínculo, en una relación
legal que liga a las partes entre sí y de la cual derivan deberes y derechos recíprocos (p. 39).
A pesar de todas las objeciones, sí es un gran aporte, el dejar ver que los bienes que
constituyen el fideicomiso forman una unidad patrimonial jurídico-económica que está
separada de los bienes del fiduciario y que está libre de cualquier problema económico que
pudieran tener el fideicomitente, el fiduciario o el fideicomisario 99.
En consecuencia, la teoría del patrimonio de afectación no cobija del todo la naturaleza
del fideicomiso porque si bien por un lado es un acierto el hablar de un patrimonio autónomo,
por otro lado, es un desacierto el mencionar que dicho patrimonio sea carente de titular.
94
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 80.
95
Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina General del Fideicomiso. Ed. Porrúa. p. 112.
96
García Máynez, E. (1999). Introducción al estudio del derecho. Ed. Porrúa. p. 283.
97
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 80.
98
Batiza, R. (1985). Principios básicos del fideicomiso y de la administración fiduciaria. Segunda
Edición. Ed. Porrúa, S.A. p. 39.
99
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. pp. 80-81.
45
100
Para más detalle revisar Batiza, R. (1985). Principios básicos del fideicomiso y de la administración
fiduciaria. Segunda Edición. Ed. Porrúa, S.A. pp. 39-46.
101
Para más detalle revisar Villagordoa Lozano, J. (1998). Doctrina General del Fideicomiso. Ed.
Porrúa. p. 124.
102
Batiza, R. (1985). Principios básicos del fideicomiso y de la administración fiduciaria. Segunda
Edición. Ed. Porrúa, S.A. pp. 106-107. Además, para quienes quieran revisar, en la legislación
peruana, lo concerniente a los contratos a favor de tercero, revisar los artículos 1457 y siguientes del
Código Civil.
103
Avendaño Arana, F. (1994). El fideicomiso. Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica del Perú. p. 353.
46
104
Avendaño Arana, F. (1994). El fideicomiso. Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica del Perú. p. 354.
105
Para más detalle revisar Castillo Lara, E. (2011). El fideicomiso, el fideicomiso de garantía y su
ejecución. Primera Edición. Editorial Limusa, S.A. de C.V. Grupo Noriega Editores. p. 36.
106
Para más detalle revisar Castillo Lara, E. (2011). El fideicomiso, el fideicomiso de garantía y su
ejecución. Primera Edición. Editorial Limusa, S.A. de C.V. Grupo Noriega Editores. pp. 35-36.
107
Artículo 1352 del Código Civil.
108
Un ejemplo es el fideicomiso inmobiliario en el que el fideicomisario interviene en el acto
constitutivo porque ha financiado al fideicomitente. Para más detalle revisar Martín Mato, M. (2009).
Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed. Cengage Learning Argentina. pp. 33-34.
47
109
El patrimonio fideicometido lo conforman los bienes y/o derechos que forman parte de un
fideicomiso.
110
Artículo 252 de la Ley General.
48
111
Artículo 4 del Reglamento del Fideicomiso.
112
Así lo señala el 273 de la Ley General “la empresa fiduciaria no tiene derecho de propiedad sobre
los bienes que conforman el patrimonio fideicometido, siendo responsable de la administración del
mismo”.
113
Rubio Correa, M. (1999). Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo I. Fondo Editorial de
la Pontificia Universidad Católica del Perú. pp. 365-367.
49
114
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. pp. 105-107.
115
Arias-Schreiber Pezet, M. (1999). Los contratos modernos. Gaceta Jurídica Editores S.R.L. pp. 183-
184.
50
Otras características a tener en cuenta para una mejor comprensión de la figura del
fideicomiso serán la irrevocabilidad, que, impide cambios de instrucciones posteriores en contra
del objetivo del fideicomiso. La inembargabilidad, que implica que el patrimonio fideicometido
no puede ser objeto de embargo salvo pacto en contrario. La indelegabilidad, consistente en el
hecho de que las instrucciones contractuales deben ser cumplidas por el fiduciario, al ser
instrucciones basadas en la confianza del fideicomitente. Y finalmente, la temporalidad, cuya
vigencia tiene una extensión limitada en el tiempo salvo excepciones plasmadas en los artículos
251 y 268 de la Ley General.
El hecho de haber explicado las características nos permite observar claramente su
importancia, su esencia y sus atributos inherentes. Evidentemente, al tener presente esta
información, se convierte el fideicomiso en una institución de interés o, dicho de otro modo, en
una figura altamente atractiva.
1.7. Forma del fideicomiso
Según Vidal (2007) 116 “la forma es la manera en la que se exterioriza la voluntad interna
con miras a la celebración de un acto jurídico” (p. 132), sin forma la declaración de voluntad
no podría emitirse.
Ahora bien, el artículo 144 del Código Civil, reconoce dos tipos de forma del acto
jurídico. La forma solemne y la forma probatoria. Mientras que la primera, sí es un requisito de
validez del acto jurídico, dirigida a dotar de eficacia constitutiva al negocio, siendo que la
misma ley establece que su inobservancia puede dar lugar a la nulidad del acto. La segunda, en
cambio, no constituye un requisito determinante para la validez del mismo, pudiéndose
prescindir de ella, sin sanción de nulidad, teniendo una función más procesal que sustantiva, a
diferencia de la primera.
Para determinar el tipo de forma que adopta el fideicomiso, habría que analizar que dice
su regulación respecto a la validez del acto jurídico y su forma de constitución. En esa línea, el
artículo 243 de la Ley General, establece que validez del acto constitutivo va depender de la
facultad de disposición que tenga el fideicomitente respecto de los bienes y derechos que
transmita, además de los requisitos que establece la norma para la validez del acto jurídico, esto
es, que se trate de un agente capaz, que tenga un objeto físico y jurídicamente posible, que
persiga un fin lícito y que se realice con observancia de las formas prescritas por ley. Siendo
que el artículo 265 de la misma ley, señala que la contravención a los requisitos en el previstos
en el artículo 243, antes mencionado, dan lugar a nulidad del mismo.
116
Vidal Ramírez, F. (2007). El Acto Jurídico. Gaceta Jurídica. p.132.
51
117
El artículo 241 de la Ley General brinda un concepto de fideicomiso: El fideicomiso es una relación
jurídica por la cual el fideicomitente transfiere bienes en fideicomiso a otra persona, denominada
fiduciario, para la constitución de un patrimonio fideicometido, sujeto al dominio fiduciario de este
último y afecto al cumplimiento de un fin específico en favor del fideicomitente o un tercero
denominado fideicomisario.
118
Para más información véase en Martín Mato, M. (2009). Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos.
Ed. Cengage Learning Argentina. p.90-91.
53
119
El patrimonio fideicometido estaba conformado por todos los ingresos de Lima Airport Partners
S.R.L, los derechos que esta pueda tener sobre los contratos presentes y futuros, sus bienes
inmuebles, sus bienes muebles con un valor mayor a US$5000, propiedad intelectual de la compañía
y reembolso de seguros.
120
Para más información del caso Fideicomiso de Lima Airport Partners véase en Martín Mato, M.
(2009). Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed. Cengage Learning Argentina. p. 95-98.
54
121
Artículo 274 de la Ley General.- Fideicomiso en garantía: La empresa que otorgue créditos con una
garantía fiduciaria constituida con una tercera empresa fiduciaria se resarcirá del crédito incumplido
con el resultado que se obtenga de la ejecución del patrimonio fideicometido, en la forma prevista en
el contrato o con el propio patrimonio fideicometido cuando éste se encuentre integrado por dinero,
dando cuenta, en este último caso a la Superintendencia. Son excluyentes la calidad de fiduciario y
acreedor.
122
Arias-Schreiber Pezet, M. (1999). Los contratos modernos. Gaceta Jurídica Editores S.R.L. p. 197.
Para más información, para quienes quieran profundizar, también podría revisarse Avendaño Arana,
F. (1994). El fideicomiso. Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. pp.
363-365.
123
Bauche Garciadiego, M. (1978). Operaciones bancarias: activas, pasivas y complementarias. Ed.
Porrúa. p. 361.
55
que en la almoneda judicial, de esta manera, se pagarán a todos los acreedores y, muy
probablemente, el deudor recupere algo para sí. (p. 361).
Es mejor hacer un fideicomiso de garantía que tener una hipoteca como garantía. Las
razones saltan a la vista: evitar someterse a procesos judiciales para el remate de los bienes,
estos al formar un patrimonio autónomo estarán libres de cualquier incidente que pueda tener
el deudor, el bien se venderá al valor del mercado y no por un valor inferior a este. Asimismo,
se puede tener como fuente de ingresos los frutos que produzcan los bienes fideicometidos (para
ello la entidad fiduciaria producirá rentas o administrará recursos sobre dichos bienes) para que
dichos ingresos sean parte de pago de la obligación o incluso completar la obligación de pago
del deudor evitando la venta del bien.
1.8.4. Fideicomiso de inversión
En un fideicomiso de inversión, se busca promover la inversión de capitales. Los
fideicomitentes (constituyentes) transfieren a un patrimonio autónomo una determinada
cantidad de dinero o de activos (créditos, valores, inmuebles) con el propósito de que el
fiduciario realice determinadas inversiones en función de las instrucciones o reglamento
establecido por los constituyentes para beneficio propio o de un tercero (fideicomisario).
Hay autores que consideran al fideicomiso de inversión una variante del fideicomiso de
administración, Avendaño124 es uno de ellos. Rodríguez (1990)125 considera además que en el
fideicomiso de inversión “más allá de la simple administración y manejo de bienes, el
fideicomitente busca destinarlos a ciertas actividades de los cuales puedan derivar rendimientos
interesantes” (p. 665). Por otro lado, Fernández (1981)126 señala que el fideicomiso de inversión
“tiene por finalidad no sólo la conservación de los bienes en cuestión sino la búsqueda de
rentabilidad, a través de la colocación o adquisición que efectúa el fiduciario”.
Usualmente esta clase de fideicomisos se usa para: fondos mutuos, fondos de pensiones
voluntarios, fondos de empleados, inversión en un proyecto de construcción, entre otros.
Un ejemplo son los Fideicomisos de Infraestructura en Bienes Raíces, también
denominados FIBRAs. Antes de explicar este punto, es importante aclarar que esta figura no
124
Avendaño Arana, F. (1994). El fideicomiso. Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica del Perú. p. 361.
125
Rodríguez Azuero, S. (1990). Contratos bancarios: su significación en América Latina. Ed. Legis.
p. 665.
126
Buey Fernández, A. (1981). El Fideicomiso Público y el Fideicomiso Privado. Antecedentes,
Desarrollo y Proyección. Seminario de Fideicomiso Bancario para el Financiamiento del Desarrollo,
Montevideo.
56
sólo implica un fideicomiso de inversión sino también uno de titulización, pero este tema sólo
será explicado desde el punto de vista de la inversión.
FIBRA PRIME es el primer FIBRA en el Perú que pretende contar con un portafolio
diversificado en activos inmobiliarios (industriales, comerciales, oficinas, hoteleros, etcétera),
el cual coloca certificados de hasta US$ 500 millones que son trasladados a la Bolsa de Valores
de Lima. Cuenta con el BBVA como estructurador y colocador. Estos fideicomisos de inversión
funcionan en más de 45 países. Son vehículos que generan flujos constantes que buscan obtener
ganancias vía dividendos, con la obligación de repercutir entre el 90 a 95% de utilidades
anuales, en otras palabras, son un motor para la economía. Son instrumentos de inversión
inmobiliaria listados en la Bolsa de Valores de Lima, cuyos fondos están destinados a financiar
la adquisición y/o construcción de inmuebles que generan rendimiento por sus flujos de
arrendamiento u otra forma onerosa de cesión en uso.
Además, la protección a los inversionistas no solo es generarles retornos a través de
dividendos, también protegerlos de la inflación y de las variaciones en el tipo de cambio, entre
otros. Los FIBRAs buscan aligerar los balances de las empresas que acuden a este tipo de
fideicomisos, dándoles una alternativa financiera adicional a la tradicional (bancos), siendo la
Bolsa de Valores un instrumento de financiamiento en los cuales vehículos como estos están
cumpliendo sus propósitos, es decir, generar financiamiento a través del mercado de valores 127.
1.8.5. Fideicomiso de titulización
En todo fideicomiso de titulización, el originador (fideicomitente) busca liquidez porque
todos o algunos de sus activos no pueden ser convertidos en dinero fácilmente. Entonces va a
transmitir sus bienes a una sociedad titulizadora (fiduciario) con el fin de que los administre y
emita valores mobiliarios (acciones, bonos, papeles comerciales) con cargo al patrimonio
autónomo con el fin de ser colocados a terceros inversionistas (fideicomisarios) y estos pagarán
dinero en efectivo al originador y su retribución o retorno será mediante el pago del capital más
intereses provenientes del patrimonio autónomo. Este tipo de fideicomiso es el único en que el
mismo fiduciario puede ser fideicomisario, inciso 3 artículo 265 de la Ley General.
127
Véase en Canal UNIVERSIDAD DE LIMA. (29 de octubre de 2020). ULIMA – Webinar: `Boom`
de emisiones primarias de FIBRA en la bolsa peruana durante la pandemia. [Archivo de vídeo].
Youtube.
https://www.youtube.com/watch?v=uhilCExT8wo&list=PL3_mJTvQH0R509rip0vdzkxV0cMXQq
ely&index=7. Así, como, FIBRA Prime https://fibraprime.pe/
57
128
Aquellos activos ilíquidos o de lenta rotación normalmente son las cuentas por cobrar, cuentas futuras
por cobrar, ventas futuras, royalties, cobro de alquileres, títulos valores, entre otros.
129
Para más información del fideicomiso de titulización de Graña y Montero véase en Martín Mato, M.
(2009). Los Fideicomisos en los Tiempos Modernos. Ed. Cengage Learning Argentina. p. 133-136.
58
130
De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo
Editorial de la Pontificia del Perú. p. 175.
131
Incluso el fideicomitente podría consignar que recién sus hijos podrán tomar las riendas de la
empresa, una vez finalizados los correspondientes estudios superiores.
59
vez cumplido ese periodo de tiempo, no solo tengan la capacidad de hacerse cargo del mismo
sino cuente con los conocimientos necesarios para administrarlo de la mejor manera.
1.9. Causales de nulidad del fideicomiso
El acto constitutivo del fideicomiso debe ajustarse a la voluntad de quien(es) suscriba(n)
el testamento (unilateral) o contrato (bilateral), a las normas fideicomisarias, pero sobre todo
evitar incurrir en algunos de los supuestos de nulidad, ya que, de cumplirse esto último, se
estaría ante la presencia de un acto insubsanable dando lugar a que no se pueda ejecutar la
voluntad de las partes. Por eso, la gran importancia de realizar cuidadosamente el mencionado
acto constitutivo junto a una persona conocedora de la materia. A continuación, se desarrollarán
los cinco supuestos de nulidad del fideicomiso, artículo 265 de la Ley General.
Inciso 1 “que contravenga el requisito establecido en el artículo 243”: según el cual,
para la validez del acto generador del fideicomiso se le exige al fideicomitente tener la facultad
de disponer de los bienes y derechos que transmita, sin perjuicio de los requisitos que la ley
establece para el acto jurídico.
Con respecto a dicha facultad exigida por ley, Stewart (1996)132 refiere que es innato al
derecho de propiedad, por lo que, bastó con haber regulado que el fideicomitente es el
propietario y que, como tal posee la libre disposición de sus bienes, pudiéndolos tener gravados
o, en alguna forma, limitado su dominio. Esa libre disposición puede ejercitarse por contrato o
testamento (p. 191).
Y siguiendo la idea de los requisitos que se establecen para el acto jurídico. Según Arias-
Schreiber (1999)133 también serán nulos los casos previstos en el artículo 219 del Código Civil,
independientemente si se trata de un acto jurídico unilateral (testamento) o bilateral (contrato).
Además, serán aplicables las normas sobre anulabilidad del acto jurídico, artículo 221 del
Código Civil. Y finalmente, serán asimismo susceptibles de aplicación las demás reglas sobre
acto jurídico contempladas en el Código Civil (p. 196).
Inciso 2 “si su objeto fuese ilícito o imposible”.
Inciso 3 “si se designa como fideicomisario a la propia empresa, salvo en los casos de
fideicomiso de titulización”.
Inciso 4 “si todos los fideicomisarios son personas legalmente impedidas de recibir los
beneficios del fideicomiso”: si el impedimento sólo recae sobre parte de los fideicomisarios, el
fideicomiso es válido respecto de los restantes.
132
Stewart Balbuena, A. (1996). El fideicomiso como negocio fiduciario. Editora Jurídica GRIJLEY
E.I.R.L. p. 191.
133
Arias-Schreiber Pezet, M. (1999). Los contratos modernos. Gaceta Jurídica Editores S.R.L. p. 196.
60
Inciso 5 “si todos los bienes que lo deben integrar están fuera del comercio”: si dicha
condición no afecta a todos los bienes fideicometidos, el fideicomiso es válido y subsiste con
los bienes remanentes, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 266 de la Ley General.
1.10. Término del fideicomiso
De acuerdo con el artículo 269 de la Ley General, el fideicomiso termina por:
Inciso 1 “renuncia de la empresa, con causa justificada, aceptada por la
Superintendencia… Esta causal opera si en el término de seis (6) meses no se encuentra otra
empresa que asuma el cargo”: importante recalcar, en el caso del fideicomiso testamentario, en
caso la empresa fiduciaria declinaré la designación, deberá proponer a quien la reemplace y si
ninguna otra aceptare el encargo, el fideicomiso se extingue, según lo dispuesto en el artículo
247 de la Ley General.
Inciso 2 “liquidación de la empresa fiduciaria. Esta causal opera si en el término de seis
(6) meses no se encuentra otra empresa que asuma el cargo”: en este supuesto, cualquiera quien
tuviera legítimo interés tendrán el derecho a identificar y rescatar los bienes y derechos
existentes que pertenezcan al patrimonio fideicometido, por no formar parte de la masa, en
cualquier estado del proceso, en concordancia con lo señalado en el artículo 255 de la Ley
General.
Inciso 3 “remoción de la empresa fiduciaria. Esta causal opera si en el término de seis
(6) meses no se encuentra otra empresa que asuma el cargo”.
Inciso 4 “renuncia expresa de todos los fideicomisarios a los beneficios que les concede
el fideicomiso”.
Inciso 5 “pérdida de los bienes que lo integran o de parte sustancial de ellos a juicio de
la empresa fiduciaria”.
Inciso 6 “haberse cumplido la finalidad para la cual fue constituido”.
Inciso 7 “haber devenido imposible la realización de su objeto”.
Inciso 8 “resolución convenida entre el fideicomitente y el fiduciario, con aprobación
de los fideicomisarios en el caso del primer párrafo del artículo 250”.
Inciso 9 “revocación por parte del fideicomitente, antes de la entrega de los bienes a la
empresa fiduciaria, o previo cumplimiento de los requisitos legales, salvo lo previsto en el
primer párrafo del artículo 250”: si dicha revocación fuese parcial, subsiste el fideicomiso con
los bienes que se integren en el patrimonio.
Inciso 10 “vencimiento del plazo”: según los artículos 251 y 268 de la Ley General, un
fideicomiso tiene una duración máxima de 30 años, pero si se establece por un plazo superior
entonces el exceso se tiene por no puesto. La excepción a la regla son los fideicomiso vitalicios,
61
culturales, filantrópicos o cuando necesariamente deba ser extendido más allá del límite legal
máximo. Otra salvedad es cuando al vencer el plazo máximo, el fideicomiso causa perjuicios a
terceros entonces la Superintendencia autorizará la extensión del plazo por un periodo
estrictamente necesario, el tercero no puede ser el fideicomisario, según el artículo 8 del
Reglamento de Fideicomisos.
Con el término del fideicomiso, los bienes fideicometidos pasarán a ser propiedad de
quien se haya designado como fideicomisario, quien podrá ser el mismo fideicomitente o un
tercero.
Cabe recalcar, en todos los tipos de fideicomiso menos el fideicomiso testamentario,
puede darse que coincida en una misma persona fideicomitente y fideicomisario; en el caso del
fideicomiso testamentario, ello es imposible por ser post mortem.
Puede darse el caso que en el convenio constitutivo no se mencione a qué persona se le
entregarán los bienes al término del fideicomiso entonces lo que procede, conforme al artículo
270 de la Ley General, es devolver estos bienes al fideicomitente o a sus causahabientes y, en
su defecto, al Fondo134. Y en el caso perjudique la legítima de algún heredero entonces se
entregan en la parte en que afectó a este o a sus sucesores.
134
Manuel de la Flor Matos comenta que la Ley General debería esclarecer a qué tipo de Fondo se está
refiriendo, ya que no queda claro lo que ha querido disponer al respecto. La Ley anterior indicaba
que en defecto de lo señalado la Sociedad Pública de Beneficencia del lugar recibirá los bienes que
fueron objeto del fideicomiso. Véase en De la Flor Matos, M. (1999). El fideicomiso. Modalidades
y tratamiento legislativo en el Perú. Fondo Editorial de la Pontificia del Perú. p. 232.
Capítulo 2
El Fideicomiso Testamentario
2.1. Bases conceptuales del fideicomiso testamentario
Es un hecho que las nuevas configuraciones son una respuesta a las necesidades vividas
en la práctica y requeridas por la utilidad social. Así, el fideicomiso, tal como se ha podido
estudiar en el primer capítulo, ha ido adecuándose como la mayor parte de las instituciones
jurídicas, a la realidad, circunstancias y necesidades propias de cada país y ordenamiento.
En el caso concreto del fideicomiso testamentario, materia de análisis en el presente
capítulo, tendría su antecedente más remoto en el Derecho Romano con un carácter
eminentemente sucesorio. A partir de ahí, la figura ha ido evolucionando con características
específicas y buscando subsanar ciertos vacíos que se fueron presentando en su aplicación.
A comparación de otros países de Latinoamérica, en el Perú es una figura que ha sido
poco desarrollada y que, sin embargo, bien instituida ofrecería importantes beneficios en la
salvaguardia de los patrimonios personales otorgados mediante testamento, garantizando su
correcta administración a la muerte del causante, especialmente en aquellos casos en que los
herederos carecen en su momento de la idoneidad u experiencia necesaria para administrar
dicho patrimonio, ya sea porque se tratan de menores de edad o siendo mayores edad se
encuentran limitados temporalmente en cuanto a su capacidad de ejercicio para hacerse cargo
del mismo de forma inmediata, permitiéndoles con ello, planificar un futuro con mejores
expectativas. Además, el hecho de que se constituya por medido de testamento la convierte en
una herramienta útil para fomentar el uso del mismo en la vida diaria de las personas.
A continuación, se abordará las principales nociones en torno a dicha institución,
resaltando sus principales características, los límites que le vienen impuestos por las normas
sucesorias a las que está estrechamente ligado y el impacto que ha tenido su uso en otras
legislaciones.
2.1.1. Definición
El fideicomiso testamentario es una declaración de voluntad de carácter unilateral,
sujeto a formas propias, mediante el cual, el testador, en calidad de fideicomitente, dispone en
su testamento la transferencia de la propiedad fiduciaria, de una parte de los bienes que
conforman su patrimonio, a un tercero especializado llamado fiduciario, para que a la muerte
del primero, este ejerza la propiedad objeto de fideicomiso por un periodo de tiempo
determinado, hasta hacer efectivo el reparto ordenado de esos bienes y sus acrecimientos a las
personas designadas como beneficiarias en el testamento, a las que se les denomina
fideicomisarios. Por su propia
64
135
Kiper, C y Lisoprawski, S. (2003). Tratado de Fideicomiso. Ed. LexisNexis Depalma. Argentina
65
136
Entendido como: “Aquel poder complejo reconocido para el ejercicio de sus facultades, sea dentro
del ámbito de libertad que le pertenece como sujeto de derechos, sea para crear reglas de conducta
para sí y en relación con los demás, con la consiguiente responsabilidad en cuanto actuación en la
vida social” Véase en: De Castro y Bravo, F. (1985). El negocio Jurídico. Ed. Civitas S.A. Argentina.
p.12.
137
Según Ordoqui, quien carece de capacidad para testar no puede constituir Fideicomiso
Testamentario. La capacidad para testar se contempla en el momento en que se redacta el testamento,
sin importar si existe o no en al momento de su muerte. Véase en: Ordoqui, G. (2004). “El
Fideicomiso”. Ediciones del Foro. Uruguay.
138
El primer párrafo del artículo 46° del Código Civil señala: “La incapacidad de las personas mayores
de (16) años cesa por matrimonio o por obtener título oficial que les autorice para ejercer su propia
profesión u oficio”.
139
Esto último ha sido resultado de la última modificación en el Código Civil, mediante el Decreto
Legislativo 1384, con el que se pretende reconocer y regular la capacidad jurídica de las personas
con discapacidad en igualdad de condiciones, fundado en una política de apoyos.
66
En este sentido, habrá que tener en cuenta los márgenes impuestos por la legítima. El
legislador ha decidido mediante el derecho sucesorio establecer normas que permitan un
pequeño margen de libertad para que el causante en uso del principio de la autonomía de la
voluntad, pueda disponer de su propiedad de forma posterior a su muerte, es sobre esa porción
de libre disposición, que el testador/fideicomitente podrá instaurar fideicomiso, si vulnerara
esos lineamientos, se deberá devolver esos bienes que afecten la legítima a sus herederos
forzosos, pues estaría transgrediendo las restricciones de orden público impuestas por la
legislación civil. La cuestión entre fideicomiso testamentario y legítima ha sido tema de
discusión para los doctrinarios, quienes consideran que puede llegar a existir una contradicción
real entre dichas figuras, pero no es del todo así, tal como se demostrará más adelante. Ahora
bien, ya en el caso concreto del fideicomiso habría que dilucidar el margen de libertad existente,
si se toma en consideración que el testador solo puede elegir a la persona del fiduciario, dentro
de una lista taxativa de empresas financieras, con las cuales puede no tener ningún vínculo de
confianza y que no necesariamente ofrezcan la seguridad jurídica necesaria que permita saber
si efectivamente van a cumplir con el encargo encomendado, como en el caso de las
Cooperativas de Ahorro y Crédito.
Ya ha sido explicado que la razón de que los fiduciarios sean solo entidades financieras
obedece a razones históricas, pero el derecho no constituye una realidad estática, sino dinámica,
los cambios operados en el ámbito humano habrán de repercutir necesariamente en la ley, en
este sentido los motivos que se tuvieron en cuenta para dictar esa medida bien podrían
extenderse a personas naturales bien preparadas, como lo es en otros países de Latinoamérica,
a los que se hará referencia en apartados posteriores, de tal manera que el margen de elección
del fiduciario por parte del testador/fideicomitente ya no se vea limitada.
Por el momento, se debe tener claro que, desde el punto de vista del testador, la
constitución de un fideicomiso le va permitir de antemano organizar la administración de los
bienes durante el tiempo que demande la ejecución de sus disposiciones, contribuyendo a la
conservación y aprovechamiento de ese patrimonio específico en beneficio de las personas que
se quiere favorecer y evitar con ello los conflictos o controversias que pudieran surgir en el
marco de un juicio sucesorio. Así también, señalar que mientras viva el testador, este podrá
revocar el testamento en cualquier momento al igual que modificar la designación del
fiduciario, si así lo quisiese.
2.1.2.2 Institución fiduciaria. Es aquel designado por el fideicomitente/testador para
encargarse de la administración del patrimonio fideicometido dado en testamento, ejerciendo
sobre este un dominio fiduciario, hasta que, cumplido el plazo o condición resolutoria,
67
impuestos por el mismo testador, los bienes sean traspasados al fideicomisario designado para
ser el destinatario final del mismo.
En el Perú, el fiduciario, siempre es una persona jurídica, concretamente una empresa
financiera, por el entendido de que dichas entidades cuentan con la capacidad operativa y
solvencia patrimonial necesaria para poder brindar estos servicios, lo que le convierte en un
sistema cerrado. Pero está característica difiere con la regulación de otros países de
Latinoamérica, como Argentina o Uruguay que optan por un sistema mixto, mientras que Costa
Rica y Panamá optan por un sistema abierto, ambos sistemas basados en el principio general de
que cualquier persona natural o jurídica puede ser fiduciario, con la distinción en que para los
del primer grupo la condición de fiduciario estaría ligada a la profesionalidad y habitualidad
del desempeño de su labor y sujeto a una supervisión y control, mientras que para los del
segundo grupo basta la capacidad para adquirir la propiedad fiduciaria. Ese margen de libertad
existente respecto de quienes pueden ostentar el título de fiduciarios en otros países a generado
la discusión en la doctrina peruana acerca de si es justificada o no mantener aún la restricción
existente en ese aspecto en el país.
Por otro lado, habrá que distinguir la figura del fiduciario con la del heredero o legatario
del testador, si bien se transmite un patrimonio de afectación a favor del fiduciario, la titularidad
que ejerce sobre este se limita a la finalidad para el cual ha sido instituido el fideicomiso y esté
sujeto a las restricciones impuestas por la ley. El fiduciario no es ni heredero y ni legatario, de
ahí su diferencia con la sustitución fideicomisaria. Antes bien, fungirá como una especie de
mediador entre el fideicomitente y el fideicomisario pudiéndose entender como una sucesión
interpósita persona140.
Hay que tener en cuenta que el fiduciario adquiere un patrimonio de afectación previa
liquidación de las deudas del causante y de la herencia, sin perjuicio de las acciones revocatorias
que pueden ejercer los acreedores en caso logren demostrar que la constitución del fideicomiso
defrauda sus derechos crediticios. En caso no haber inconvenientes, el fiduciario adquiere el
activo líquido, cuyo destino esencial será la administración y conservación del patrimonio
fideicometido el cual estará a cargo de un factor fiduciario, nombrado por la misma Entidad
financiera.
Se le exigirá actuar bajo un doble criterio, como un ordenado comerciante y un leal
administrador. Respecto al primero, se discute si debería considerársele como tal teniendo en
140
Dícese de la persona que interviene en un acto o contrato por encargo y en provecho de otro, pero
aparentando obrar en nombre y por cuenta propia. Diccionario Jurídico Elemental [en línea] [fecha
de consulta: 27 enero de 2022] Disponible en: https://leyderecho.org/diccionario-juridico-elemental/
68
cuenta que más que generar utilidades del patrimonio fideicometido, el fiduciario debe
asegurarse de cumplir el fin para el cual se ha constituido, lo que sopone la defensa y
conservación del mismo. Siendo el segundo criterio el que mejor se ajusta a las funciones
fiduciarias, fundado en la razonabilidad de su actuación.
En cuanto a los derechos y obligaciones a los que están sujetos, son los mismos que le
son aplicables en el fideicomiso en general.
Para Ordoqui (2004)141 “El fiduciario es el verdadero protagonista del fideicomiso ya
que en él se deposita la confianza para realizar una determinada función que le ha sido asignada
y es de quien depende el éxito del emprendimiento a realizar”.
2.1.2.3. Fideicomisario o heredero. Es el adjudicatario definitivo de los bienes del
fideicomiso, sucesor mortis causa del testador o fideicomitente, quien recibirá los frutos civiles
que producirán los bienes fideicometidos durante la vigencia del fideicomiso, así como las
rentas y ganancias que se hayan obtenido por la administración de los mismos142.
Para ser considerado como tal, no solo bastará que el fideicomisario posea la aptitud
para ser titular de relaciones jurídicas143, el instituido, además debe tener la capacidad de recibir
bienes por testamento, testamentifactio pasiva, que requiere a su vez que la persona sea capaz
de suceder, con todo lo que ello implica, existir, coexistir y sobrevivir al causante, no haber
sido excluido de la herencia por alguna causal establecida por ley y respetar el orden sucesorio
preferencial. Debiendo destacar que, el requisito de la existencia física del sujeto no debe ser
impedimento para que un testador decida hacer un fideicomiso en favor de un concebido aun
no nacido, el artículo 2 de la Constitución Política establece que el concebido también es sujeto
de derecho en todo cuanto le favorece, si bien sus efectos patrimoniales están condicionados a
su nacimiento vivo, su derecho existe desde el momento de la concepción. Siendo así, una vez
que ese niño o niña que en su calidad de fideicomisarios haya nacido vivo y sobrevivido al
causante, pasarían a convertirse en destinatario final del patrimonio fideicometido, una vez
cumplido el plazo establecido por este en vida, para ejecutar el mismo.
Asimismo, el inciso 4 del artículo 265 de la Ley General, sanciona con nulidad aquellos
supuestos en los que el fideicomisario estuviera legalmente impedido de recibir los beneficios
del fideicomiso, pero no se detiene a señalarlos, por lo que bien podrían interpretarse vinculados
a la capacidad o no. En este contexto, se ha de tener en cuenta el Decreto Legislativo N° 1384
141
Véase en Ordoqui, G. (2004). El Fideicomiso. Ediciones del Foro. Uruguay.
142
En el Perú se suele identificar al fideicomisario con el beneficiario del fideicomiso, pero no en todos
los ordenamientos jurídicos se establece esa relación sinonimia.
143
Se hace alusión a la capacidad de goce, la cual junto a la capacidad de ejercicio componen las dos
manifestaciones de la capacidad jurídica.
69
que reconoce y regula la capacidad jurídica de las personas con discapacidad en igualdad de
condiciones y que ha traído consigo una serie de incorporaciones, derogaciones y
modificaciones en la normativa jurídico civil sobre todo en lo referido a la capacidad jurídica,
curatela, interdicción, apoyos y salvaguardias, buscando adoptar las directrices previstas por la
Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (en adelante
Convención), aprobada y ratificada por el Perú en el 2007. Cambios que a la fecha de
promulgación de la Ley General aún no estaban contemplados, por lo que valdría la pena hacer
una precisión conceptual en la materia, que vaya acompañado de una relectura del articulado
de la ley en mención, en lo referido al sujeto fideicomisario, especialmente cuando este se trata
de un heredero menor o incapaz, según lo previsto en el segundo párrafo del artículo 244 de la
Ley General, por el que se faculta al fideicomitente a poder constituir fideicomiso sobre los
bienes que toquen la legítima de los antes mencionados mientras subsista esa condición y sea
dado en su propio beneficio. La razón de ellos obedece, a los recientes cuestionamientos al
término incapacidad jurídica y a la institución de la curatela e interdicción, partiendo de la
premisa de que con ellas se está sustituyendo la voluntad de los sujetos, lo cual no se
corresponde con la adopción del modelo social de discapacidad, introducido por la Convención,
que plantea que la discapacidad no responde a un aspecto inherente de la persona, sino a la
interacción entre la deficiencia de la misma y las barreras sociales que impone la sociedad, por
lo que sugiere la incorporación de instituciones de asistencia como apoyos144 y salvaguardias145,
para que las personas con discapacidad puedan expresar su fiel voluntad, con base en criterios
de inclusión e igualdad, partiendo del reconocimiento de la autonomía de la persona y su
derecho a tomar sus propias decisiones, así como su derecho a equivocarse. Siendo ello así,
habría que precisar, de acuerdo a los nuevos ajustes a qué personas haría referencia la Ley
144
Los apoyos, conforme lo establece el artículo 659-B del Código Civil, son formas de asistencia
libremente elegidos por una persona mayor de edad para facilitar el ejercicio de sus derechos,
incluyendo el apoyo en la comunicación, en la compresión de los actos jurídicos y de las
consecuencias de estos, y la manifestación e interpretación de la voluntad de quienes requieren el
apoyo. El apoyo no tiene facultades de representación pues se entiende, e que la persona con
discapacidad tiene plena capacidad de ejercicio, por lo que no resulta pertinente que actué por ella,
salvo en casos excepcionales previstos por ley, en los que aún facultado con potestades de
representación deberá decidir tomando en cuenta la opinión, voluntad y preferencia de las personas
con discapacidad.
145
Las salvaguardias, conforme lo establece el artículo 659-G del Código Civil, son aquellas medidas
que debe de adoptar el Estado con la finalidad de proteger la voluntad y preferencias de la persona
con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica, libre de conflicto de interese o influencia
indebida. Las salvaguardias deben ser coherentes con el nivel en que dichas medidas afecten derechos
e intereses de la persona con discapacidad, en la toma de decisiones.
70
General cuando menciona a los incapaces, por lo que es necesario revisar cuáles son esas
modificaciones.
Con respecto a la capacidad jurídica, regulada en el artículo 3 del Código Civil, ya no
solo está vinculada a la capacidad de goce, sino también a la capacidad ejercicio, en un sentido
amplio e inclusivo. Ambas, capacidad de goce y ejercicio terminan siendo manifestaciones de
la capacidad jurídica, la diferencia es que mientras la primera es inherente al hombre y no
admite restricciones, la segunda, referida a la facultad para producir efectos jurídicos válidos
para sí y para otros, sí puede ser limitada en ciertos supuestos establecidos por ley, la
denominada incapacidad de ejercicio, antes dividida en absoluta y relativa y que a partir de la
entrada en vigencia del Decreto Legislativo N° 1384 pasa a clasificarse en incapacidad absoluta
y capacidad de ejercicio restringida, como consecuencia de la adopción del nuevo sistema
social, el cual, no pretende negar la capacidad sino solo restringirla en ciertos supuestos
específicos o al menos ese ha sido el objetivo del legislador. Aunque en la práctica, la
incapacidad no se ha eliminado como tal, solo se ha reducido, así pues, conforme al artículo 43
del Código Civil, todavía serán considerados incapaces absolutos146 los menores de dieciséis
años salvo para aquellos actos determinados por ley, por lo que se podría señalar que el
ordenamiento peruano no responde plenamente a la Convención, sino que establece un régimen
mixto en el que los sistema de apoyos y salvaguardias van a convivir todavía con la figura del
incapaz y el interdicto, así como las medidas de patria potestad, tutela y curatela que
correspondan según sea el caso. Debiendo tener en claro para ello, la determinación conceptual
de incapacidad y discapacidad, ya que son términos distintos. En ese sentido, no siempre una
persona con discapacidad va ser incapaz, puede haber casos de personas con discapacidad que
sean capaces de ejercer plenamente su capacidad jurídica con todo lo que ello implica, como
habrá otros que no, por su parte, habrá incapaces que a la vez sean personas con discapacidad
y otros que no necesariamente presente dicha condición. La incapacidad va estar relacionada
directamente a la falta de capacidad de entendimiento de la persona que le va impedir realizar
válidamente ciertos actos, mientras que la discapacidad 147, supone una disminución de su
146
Para Sessarego (2016) no es correcto la categoría jurídica de persona incapaz, porque nadie puede
ser incapaz en forma absoluta, aun careciendo de capacidad de ejercicio, siempre conservará su
capacidad de goce (dimensión estática de la capacidad) y que es inherente a la persona. Desde este
punto los concebidos y los que han perdido su capacidad de razonar son jurídicamente capaces. Véase
en: Fernández Sessarego, C. (2016). Derecho de las personas: Análisis de cada artículo del libro
primero del Código Civil peruano de 1984 (Decimotercera edición, actualizadas y ampliada).
Instituto Pacífico.
147
Señala Varsi-Rospigliosi (2019), lo primero que hace el Código Civil es diferenciar entre
discapacidad e incapacidad, pasando de lo peyorativo a lo meramente descriptivo, para luego,
equipara a las personas con discapacidad con las personas que hasta antes de la modificación eran
71
consideradas capaces, dentro de un marco de inclusión, protección e integración social. Véase en:
Varsi-Rospigliosi. E. (2019). El nuevo tratamiento del régimen de la capacidad en el Código Civil
peruano. Acta Bioethica, (2), 199-213. Chrome-
extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://repositorio.ulima.edu.pe/bitstream/handle/20
.500.12724/9576/Varsi_Rospigliosi-Torres_maldonado.pdf?sequence=1&isAllowed=y.
148
Santillán, R. (2014). La Capacidad de ejercicio de los ciegosordos, sordomudos y ciegomudos.
Discapacitados, pero no incapacitados. Gaceta jurídica.
149
Es de resaltar que, en el caso de los pródigos, el fideicomiso dura hasta cinco años después del
fallecimiento del causante, salvo que el presunto pródigo acredite ante el juez especializado estar
capacitado para administrar sus bienes, según lo previsto en el último párrafo del artículo 244 de la
Ley General.
72
sufren de deterioro mental, antes categorizados como incapaces y ahora dotados con capacidad
de ejercicio plena, pudiendo nombrar apoyos y salvaguardias que coadyuven a su
desenvolvimiento150. Aunque, el hecho de que no estén incluidos dentro de esos supuestos, no
quiere decir que no puedan actuar como fideicomisarios sí así lo estableciera el fideicomitente,
siempre y cuando lo sean de la parte del patrimonio que es de su libre disposición.
Respecto a estos últimos supuestos, habría que precisar, que la decisión del legislador
por dotar a los sujetos antes mencionados, de capacidad de ejercicio plena, no ha estado exento
de críticas por parte de los doctrinarios, quienes consideran que la capacidad de ejercicio de
estos sujetos va estar determinado en cierta medida por el nivel de discapacidad, retardo o
deficiencia mental que presenten. Dependiendo del caso concreto, pueda que además de los
apoyos y salvaguardias requieren también de un tercero que les representen. En esa línea, el
legislador podría contemplar también, incluir dentro de los supuestos previstos en el segundo
párrafo del artículo 244 de la Ley General, a las personas con discapacidad 151, ello a modo de
recomendación.
La regulación actual del artículo 244 de la Ley General, lo que pretende es solo limitar
la posibilidad de que el fideicomitente pueda tocar la legítima de sus herederos forzosos a
ciertos supuestos excepcionales, cuando sean menores de edad o siendo mayores edad se
encuentran limitados temporalmente en cuanto a su capacidad de ejercicio para hacerse cargo
del mismo de forma inmediata, siempre que sea en beneficio de ellos mismos y mientre subsista
dicha condición.
Ahora bien, desde cierto punto de vista, si dichos fideicomisarios herederos ya van
contar con un representante legal, así como con apoyos y salvaguardias que le asistan y
garanticen sus derechos, comprometer parte de su legítima en fideicomiso podría ser visto como
innecesario, aun así, se trata de proteger a la familia y de garantizar su seguridad y porvenir
especialmente en aquellos casos en que los herederos carecen en su momento de la idoneidad
150
No deja de causar incertidumbre, la derogación del inciso 2 y 3 del artículo 43 del Código Civil que
hacía referencia a los privados de discernimiento y a los discapacitados que no podían expresar
indubitablemente su voluntad, como incapaces absolutos, así como la derogación del inciso 2 y 3 del
artículo 44 del Código Civil que hacía referencia a los retardados mentales y quienes sufren de
deterioro mental, como incapaces relativos (hasta antes de la modificación). Pues puestos en el
supuesto en que la condición del sujeto sea grave al punto de no ser posible conocer su voluntad,
hace parecer en principio que la medida más idónea hubiera sido mantener la interdicción, sin
embargo, ello ya no es posible. Véase en Tantaléan Odar, R. A. (2019). La discapacidad. Anotaciones
al Decreto Legislativo 1384. Derecho y Cambio Social.
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6967934.pdf
151
El artículo 2 de la Ley 29973 Ley General de la Persona con Discapacidad, reconoce 3 tipos de
discapacidad: las físicas, sensoriales, mentales o intelectuales, caracterizadas por tener un carácter
permanente.
73
u experiencia necesaria para la administración del mismo, por lo que solo en esos supuestos
estaría justificado tocar la misma.
Se trata de concebir al fideicomiso testamentario como un refuerzo, incluso en la
concurrencia de figuras como la tutela o curatela en la función de proteger a la persona y su
patrimonio. 152 Supuestos como el planteado por Orlandi (1999) 153, en el que un causante
deseare beneficiar a un menor de edad, pero teme que los padres de este en calidad de tutores
no administren adecuadamente el patrimonio o pongan en peligro el capital de los menores, en
donde una fórmula atinada sería la constitución de un fideicomiso para que el fiduciario
conserve los bienes y los entregare a los menores de edad cuando estos cumplan la mayoría de
edad.
Los fideicomisarios menores e incapaces terminarán heredando una vez que alcancen la
mayoría de edad, o hasta que se supere la causa de incapacidad, según sea el caso, según lo
establecido en el segundo párrafo del artículo 244 de la Ley General. Es ahí, donde la institución
del fideicomiso testamentario, se torna especialmente útil, en la medida que se constituye como
un mecanismo adecuado para garantizar la correcta administración de dicho patrimonio a la
muerte del causante, que quedará a cargo de un fiduciario capacitado que velará por su cuidado,
hasta que los destinatarios finales se encuentren en la capacidad de hacerse cargo del mismo.
En relación a sus derechos como beneficiario, Melich Orsini (2004) 154 señala que, estos
nacen por el solo hecho de la constitución del fideicomiso a su favor, sin necesidad que
manifieste su aceptación, no siendo requisito su existencia a la muerte del fideicomitente. Lo
que sí es necesario es que exista al momento de la entrega del patrimonio que le corresponde,
desde este punto de vista, su derecho es de naturaleza condicional, en la medida que depende
del cumplimiento de la condición impuesta en fideicomiso. Pero también puede suceder que,
cumplida la condición, el fideicomisario se negare expresamente a aceptar el fideicomiso, en
ese caso su renuncia debe ser explícita, y con ello se dará por termino al fideicomiso 155.
Cabe recalcar que, al igual que en los fideicomisarios, la aceptación de la empresa
fiduciaria no es requisito de validez para el fideicomiso testamentario, tal como lo señala el
152
De la Fuente, R. (2014). Fideicomiso bancario y trust anglosajón: ¿Una acertada conjunción?
Implicancias en el derecho familiar y sucesorio peruano. Gaceta Civil & procesal civil (15), 192-
206.
153
Orlandi, O. (1999). El interés familiar en el fideicomiso testamentario. Lexis.
154
Melich Orsini, J. (2004). El Fideicomiso en Venezuela: El Derecho venezolano a finales del siglo
XX: ponencias venezolanas al XV Congreso Internacional de Derecho Comparado, Bristol-
Inglaterra. Academia de Ciencias Políticas y Sociales. N° 142.
155
Artículo 269 inciso 4 de la Ley General.
74
artículo 247 de la Ley General, ello es así porque la misma declaración de voluntad del
fideicomitente ya crea relaciones jurídicas.
2.1.3. Forma testamentaria
El tercer párrafo del artículo 246 de la Ley General señala que este tipo de fideicomiso
tendrá lugar por voluntad unilateral del fideicomitente, mediante testamento. Seguidamente
establece como requisito para la transmisión de bienes y derechos inscribibles al fiduciario, que
estos sean anotados en Registros Públicos 156, ello con el objeto de oponer el acto frente a
terceros157, de ahí la importancia que se formalice por instrumento privado o protocolizado
notarialmente. Subraya, además que, tratándose de la transferencia fiduciaria de bienes
muebles, estos podrán ser inscritos por el mismo fideicomitente en la Central de Riesgo de la
Superintendencia de Banca y Seguros.
Por su parte, el segundo párrafo del artículo 247 de la misma ley, indica el momento en
que el fideicomiso testamentario habrá de entenderse constituido, esto es, desde la apertura de
la sucesión, a la muerte del causante, en concordancia con el artículo 660 del Código Civil y
que le será aplicable en la medida que el acto que lo constituye es un testamento, de ahí también
su carácter personalísimo, unilateral, revocable y solemne.
Ahora bien, en el ordenamiento peruano se regulan varias clases de testamentos. En
primer lugar, el testamento por escritura pública, también llamado auténtico, público o abierto,
el cual se va caracterizar por la reunión en un solo acto del testador, notario y dos testigos
hábiles, donde el testador dictará su voluntad testamentaria, la misma que será escuchada por
los testigos y el notario, procediendo este último a transcribir esa voluntad en su Registro de
Escrituras Públicas, el testamento deberá ser leído y firmado al término de la reunión 158. Para
Aguilar (2014)159 “la idea es que se lleve a cabo el acto desde principio a fin con la presencia
de estas personas, evitándose que existan paralizaciones o interrupciones que dificulten el
otorgamiento” (p. 333), en caso no pudieran estar presentes se suspende la redacción del mismo
hasta que lo estén, supuesto previsto en el artículo 698 del mismo código. La ventaja principal
156
Esto se complementa con lo señalado en el artículo 8° del Reglamento de Inscripciones del Registro
de Testamentos aprobado mediante Resolución 156-2012-SUNARP/SN del 19 de junio del 2019, en
el que enumera los actos inscribibles ante el registro de testamento, considerando entre ellos al
Fideicomiso Testamentario.
157
Referido a la oponibilidad registral, cuyo objeto principal es evitar que alguien que haya adquirido
un derecho y emplace su titularidad en el registro pueda ver defraudado su derecho por consecuencia
de actos no publicitados.
158
Artículo 696° del Código Civil.
159
Aguilar Llanos, B. (2014). Manuel de Derecho de Sucesiones. Pacífico Editores S.A.C. Lima. p. 333
75
de este tipo de testamento es que tiene valor de Escritura Pública, por lo que, salvo el registro
previo 160, no se requerirá de un trámite adicional para proceder a ejecutar el testamento.
En segundo lugar, el testamento cerrado, que, a diferencia del testamento por escritura
pública, será elaborado por el mismo testador, sin la presencia testigos o notario, una vez
terminado y firmado será colocado en un sobre debidamente cerrado o de una cubierta
clausurada, con el fin de evitar que su contenido, pueda ser extraído con facilidad. Luego de
ello, el mismo testador en presencia de dos testigos hábiles, se encargará de hacer la entrega
personal del documento al notario, dándole a conocer que se trata de un testamento. El notario
levantará un acta en la portada del sobre, y lo guardará hasta que, producido el deceso del
causante, sea solicitado por el juez o notario a quienes debe entregarles el sobre aludido 161.
Salvo que, en vida el mismo testador le solicite la restitución del testamento, con lo que se
entenderá revocado el mismo, supuesto previsto en el artículo 700 del Código Civil. La ventaja
de este tipo de testamento es que solo el testador conoce de su contenido hasta su futura lectura
y ello le puede dar cierta tranquilidad al testador. Los problemas surgirán al momento de
ejecutar dicha voluntad, pues tendrá que seguir el proceso judicial o notarial previsto para este
tipo de testamento, con todos los inconvenientes que puede significar este para la parte
interesada, quien para solicitar el orden de presentación al juez162 no solo deberá acreditar el
deceso del causante sino también la existencia del testamento. Más allá de ello, vencido el plazo
sin haberse solicitado la presentación estaríamos antes un supuesto de sucesión legal.
En tercer lugar, el testamento ológrafo, caracterizado por ser escrito, redactado, fechado
y firmado por propia mano del testador, sin presencia de autoridad o testigos, tal como lo
establece el artículo 707 del Código Civil163. Su elaboración puede agotarse en un solo acto o
en varios momentos y verse plasmado en un papel o superficie cualquiera, si es que hubiera
alguna enmienda o corrección lo puede realizar al margen o entre líneas, dichas modificaciones
160
Según lo dispuesto en los artículos 10 y 21 del Reglamento de Inscripciones de los Registros de
Testamentos y de Sucesiones Intestada, respectivamente, la inscripción del Testamento por Escritura
Pública tendría dos etapas. La primera, que se da una vez terminado el acto testamentario en el que
notario lo único que hará es comunicar este hecho al Registro señalando en el parte la fecha de su
otorgamiento, las fojas del registro notarial donde corre extendido, el nombre del notario, del testador
y de los testigos y la segunda, que ocurre al deceso del causante, con la partida de defunción
respectiva y la transcripción integra del testamento para su conocimiento en el registro.
161
Artículo 699° del Código Civil.
162
Artículo 701 del Código Civil.
163
Mediante la Ley N° 29973 Ley General de las Personas con discapacidad, se adiciona un párrafo al
artículo 707 del Código Civil, en el cual se posibilita que los discapacitados con deficiencia visual
puedan testar vía ológrafa haciendo uso del sistema Braille o cualquier otro medio alternativo de
comunicación, debiendo contar cada folio del documento con la impresión de su huella dactilar y
firma.
76
164
La fecha según Echecopar, tiene una doble finalidad, por un lado, nos da un referente temporal sobre
la capacidad o no del testador cuando lo otorgó y por otro permite establecer ante la eventualidad de
la existencia de dos testamentos, cuál de ellos es el último. Véase en Echecopar García, L. (1965).
Derecho de Sucesiones. Ed. Garcilaso. Lima.
165
El Procedimiento Judicial busca comprobar la autenticidad del testamento como primer paso, y el
Procedimiento Notarial se da a la tarea de la protocolización con intervención del notario público,
para su culminación con la inscripción en el Registro Público de Testamentos, como señalan los
artículos 749° (inciso 8) y 817° a 825° del Código Procesal Civil, la Ley del Notario (Decreto
Legislativo N° 1049) y el artículo 2039° del Código Civil. Véase en Fernández Arce, C. (2014).
Derecho de Sucesiones. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima. pp.
198-200.
166
Villagordoa Lozano, J. (1982). Doctrina General del Fideicomiso. Ed. Porrúa S.A. México. p. 238.
77
de formalidades con relación a las otras formas testamentarias (p. 238). Además de brindar
mayor seguridad jurídica en la protección de la auténtica voluntad del testador. Postura con la
cual se coincide y que será tomada como criterio denominador en la presente investigación
cuando se haga referencia al testamento.
2.1.4. Contenido fideicometido
Después de que el fideicomitente designe a quien será el fiduciario y fideicomisario de
sus bienes, tendrá que determinar qué bienes serán los que formen parte del patrimonio
fideicometido y la finalidad para al cual están destinados. El fideicomitente únicamente puede
constituir fideicomiso de la masa hereditaria que forman parte de la cuota de libre disposición,
que es la porción que queda disponible luego de restarle lo correspondiente a la legítima, y que
podrá ser dispuesta como mejor le parezca al testador. Dicha cuota puede variar según sea el
caso, así el artículo 725 del Código Civil señala que: “El que tiene hijos u otros descendientes,
o cónyuge puede disponer libremente hasta del tercio de sus bienes” a los que se habrá de
agregar el sobreviviente de la unión de hecho o concubinato, según la última modificación
realizada por la Ley N° 30007, por otro lado, el artículo 726 del mismo código indica que: “El
que tiene solo padres u otros ascendientes, puede disponer libremente hasta de la mitad de sus
bienes”, esto en el supuesto de que el causante no tenga cónyuge o concubino, ni descendiente
hábil para heredarlo, caso contrario los ascendientes quedarían excluidos de la herencia. Por
último, solo en los casos en los que al causante no le sobreviva ningún heredero forzoso o
sucesor legitimario, nos encontraríamos en el supuesto de que todo el patrimonio hereditario es
de libre disposición, pudiendo el testador disponer de este con total libertad e instituir a su
muerte, vía testamentaria, fideicomiso, si así lo quisiese, sobre la totalidad de los bienes, pero
estos son casos poco usuales.
Lo más común, señala Rodríguez (2009)167 es que el fideicomitente tenga herederos
forzosos, por lo que los bienes que se transfieran en fideicomiso deberán ser destinados
exclusivamente a aquellos y los bienes transferidos a terceros no deberán exceder del tercio o
medio de libre disposición respectivamente.
Ahora bien, en aquellos casos en los que los bienes transferidos en fideicomiso vulneren
la legítima, el artículo 244 de la Ley General plantea que: “Los herederos forzosos del
fideicomitente pueden exigir la devolución de los bienes fideicometidos por su causante a título
de fideicomiso gratuito, en la parte que hubiera perjudicado sus legítimas” correspondiendo a
la empresa fiduciaria elegir los bienes objetos de devolución. Pero al parecer esta regla no es
167
Rodríguez Riva, A. (2009). Fideicomiso Testamentario: Boletín Fiduciario. Revista La Fiduciaria.
78
absoluta, ya que, como se mencionó líneas arriba, en ese mismo artículo también se establece
a modo de excepción que los bienes dados en fideicomiso pueden tocar la legítima de herederos
forzosos cuando estos sean menores e incapaces, en beneficio de ellos mismos y mientras
subsista la minoría o incapacidad.
Asimismo, también se plantea la posibilidad de que el fideicomitente califique a uno o
más de sus herederos como pródigos168 y designar a un fiduciario para que maneje dichos
bienes. Bajo esta premisa, el fideicomiso estaría vigente hasta cinco años después del
fallecimiento del causante, salvo que el presunto pródigo acredite ante la autoridad competente
estar capacitado para administrar esos bienes.
Se puede observar hasta el momento la tendencia del fideicomiso testamentario de
proteger los intereses de las personas más vulnerables, cuando de velar por su futuro patrimonio
se trata.
2.1.5. Ejecución
A la muerte del causante, el fiduciario es el encargado de administrar el patrimonio
fideicometido, sobre el cual ejercerá un dominio fiduciario.
Respecto al proceso de aceptación de la encomienda, el artículo 17 del Reglamento del
Fideicomiso, señala: “La designación del fiduciario realizada por el testador podrá serle
notificada a solicitud de parte o de oficio, por el Juez al que le corresponde conocer de la
sucesión o, de ser el caso, por el Notario encargado de la comprobación del testamento,
dándosele un plazo prudencial para su aceptación”. En caso de no aceptar el encargo, como ya
se ha mencionado, deberá de proponer a quien lo reemplace 169 y si ninguna otra empresa se
comprometiese con la tarea, el fideicomiso se extinguirá 170.
A la empresa que se desempeñe como fiduciario, se le concederán facultades de
administración, uso, disposición y reivindicación sobre los bienes que conforman el patrimonio
fideicometido171. Este último tiene un carácter autónomo, pues la masa de bienes que lo
conforman están separados del patrimonio de su titular, lo que permite que estos queden fuera
del alcance de los acreedores que el fideicomitente pueda tener, así también, en la medida que
168
Dicho de una persona: Que desperdicia y consume su hacienda en gastos inútiles, sin medida ni
razón. Disponible en Real Academia Española. (s.f). Pródigo. En Diccionario de la Lengua española.
Recuperado el 5 de febrero de 2021, de https://dle.rae.es/pr%C3%B3digo
169
La doctrina y algunas legislaciones señalan al órgano supervisor de los fideicomisos como la entidad
encargada de indicar a la empresa fiduciaria reemplazante, pero ello no ha sido tomado en cuenta en
nuestra legislación. Véase en Flor Matos, M. (1999). El Fideicomiso. Modalidades y Tratamiento
Legislativo en el Perú. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima. p.208
170
Artículo 247° de la Ley General.
171
Artículo 252° de la Ley General.
79
esta afecto a una finalidad determinada, la empresa fiduciaria solo puede disponer de esos
bienes con arreglo a las estipulaciones contenidas en ese instrumento constitutivo, por lo que
los bienes del fiduciario constituirán un activo distinto de los bienes que administra. En ese
sentido, el patrimonio fideicometido no se usará para responder por las obligaciones del
fiduciario o del fideicomitente ni de sus causahabitantes172 más sí lo hará, cuando se trate de
pagos que resulten de las obligaciones y responsabilidades que la empresa fiduciaria contraiga
en ejercicio del dominio fiduciario por los actos que efectúe con el objetivo de cumplir la
finalidad que se le ha encomendado173.
Durante el periodo de tiempo, en el que el fiduciario tenga bajo su dominio el patrimonio
fideicometido tendrá que cuidar de él de la mejor manera, llevando un inventario y contabilidad
de los bienes que lo componen, asegurándose de actuar con la mayor diligencia cuando de
invertir esos bienes se trate174, defendiéndolo de daños que podrían afectar su integridad, entre
otros175. A cambio de su labor, se le otorgará una retribución por sus servicios, de acuerdo con
lo estipulado en el instrumento constitutivo o, en su defecto, una no mayor al uno por ciento
(1%) del valor del mercado de los bienes fideicometidos, además del derecho de resarcimiento
por los gastos generados a consecuencia de la administración del mismo, en virtud de lo
dispuesto en el artículo 261 de la Ley General.
Luego de cumplido el plazo, concretado el objetivo o desaparecida la finalidad, el
fiduciario tendrá que hacer entrega del patrimonio fideicometido y los frutos generados por este
al fideicomisario.
2.2. Implicancias del fideicomiso testamentario en las normas de Derecho Civil
En el ordenamiento peruano la figura del fideicomiso testamentario se incorporó en la
legislación bancaria desde 1931 y actualmente se encuentra comprendido en los artículos 244,
246 y 247 de la Ley N° 26702 y el artículo 17 del Reglamento del Fideicomiso, a los cuales ya
hemos hecho alusión a lo largo de este capítulo, por lo demás será de aplicación las normas
previstas para el fideicomiso en general, sin dejar de tomar en cuenta los límites impuestos por
el derecho sucesorio.
172
Artículo 253° de la Ley General.
173
Artículo 254° de la Ley General.
174
En caso de los beneficios generados por inversión o algún otro acto de negocio que haya recaído
sobre el fideicomiso, los fideicomisarios tendrán el derecho de exigir a la empresa fiduciaria el
otorgamiento de los mismos, según se estipule en el instrumento constitutivo y figure en el certificado
de participación, según el artículo 263° de la Ley General.
175
Artículo 256° de la Ley General.
80
Se puede apreciar que más allá de eso, es poca la regulación que se tiene al respecto, si
a esto se le suma el poco conocimiento que se tiene sobre la misma, resulta evidente el bajo
porcentaje en su aplicación.
Contrario al panorama que se percibe en el ámbito financiero, el Código Civil actual ha
preferido mantener una posición neutral respecto de su regulación, optando por guardar silencio
en la materia, habría que analizar las razones que tuvo el legislador para adoptar esa posición.
En el presente apartado, se analizará algunos aspectos históricos y doctrinales que
pudieron haber motivado dicha situación, así como la viabilidad de una propuesta de inclusión
su regulación en el ámbito civil sucesorio.
2.2.1. El fideicomiso testamentario en la codificación peruana: un acercamiento histórico
Se podría asumir que, el hecho que el fiduciario este representado por una entidad
bancaria sea razón suficiente como para catalogarlo dentro de un bloque de leyes distinto,
buscando formular remedios frente a situaciones potenciales como la oposición del heredero
forzoso cuando vea perjudicada su legítima o la necesidad de aceptación por parte del fiduciario
en el fideicomiso dado en encargo. Pero se debate si esa es razón suficiente para la exclusión
de su regulación en el Código Civil.
No se duda de la practicidad de la institución para establecer las condiciones necesarias
en el mantenimiento del patrimonio del testador luego de su muerte, lo que limita su regulación
en el Código Civil, obedece a otros factores relacionados principalmente al proceso evolutivo
de codificación en el Perú y las fuentes de donde se inspiraron.
Desde Roma, el fideicomiso fue adaptado a la legislación española y de ahí llegó al
Perú, cuando aún regían las leyes de Castilla, en donde la buena fe del heredero era lo único
que garantizaba la voluntad prevista en testamento, siendo que este bien podía abusar de la
confianza en él depositada y retener para sí la herencia que debía entregar a otro.
Luego de la independencia, proclamada el 28 de julio de 1821, iniciaron los esfuerzos
para una codificación peruana. Un primer proyecto de Código Civil es elaborado por Lorenzo
de Vidaurre en 1836, en el que se omitirá todo lo relacionado con los fideicomisos a la par del
Código Francés, pero dicha idea no se llegó a concretar. Ese mismo año sería aprobado el
Código Civil de Santa Cruz, cuyas fuentes fueron el Code Civil Francés, el Derecho castellano
de las Siete Partidas, las Leyes del Toro y la Nueva y Novísima Recopilación, que seguiría la
misma línea que el anterior, prohibiendo las herencias fideicomisarias y fideicomisos. Para
1852 se promulgó un nuevo cuerpo normativo, inspirado en el ideario francés, español y
romano, que buscó principalmente proteger la propiedad y el fácil movimiento de la misma,
nuevamente se prohibió a los testadores instituir herederos fideicomisarios. En paralelo países
81
176
Calle. J (1928). Código Civil 1852. Lima.
177
El Código Civil actual solo admite la sustitución vulgar y hace mención al fideicomisario en el
artículo 1108° del mismo código, en lo referido a la constitución de hipoteca.
178
De La Fuente y Hontañón, R. (2012). La Herencia fideicomisaria, desde Roma hasta el Derecho
Peruano. Ed. Palestra. Lima. pp. 230-237.
82
179
Según el artículo 724° del Código Civil (modificado por la Ley N° 3007) “son herederos forzosos
los hijos y los demás descendientes, los padres y los demás ascendientes, el cónyuge o, en su caso,
el integrante sobreviviente de la unión de hecho”.
180
Ya se ha hecho referencias líneas arriba a la forma correcta de interpretar el término incapacidad bajo
el amparo de las nuevas modificaciones incorporadas por el Decreto Legislativo 1384.
83
como una restricción que debe ser considerada al momento de redactar y estructurar el
fideicomiso, separando claramente el patrimonio fideicometido del porcentaje de legítima que
será repartido entre los herederos forzosos, evitando que ambas instituciones se contrapongan
una sobre la otra. Siendo que en caso de existir conflicto se deberá resolver aplicando el
principio de especialidad normativa 181 por el que precepto de contenido especial, esto es, lo
dispuesto en la legislación sobre fideicomiso, prime sobre el de mero criterio general previsto
en el Código Civil.
Hay que recordar que el Derecho es una herramienta institucional y para ser efectivo
debe ajustarse a la realidad, buscando asegurar con ello no solo la legitimidad de su aplicación
sino la idoneidad de su resultado. La codificación como vehículo de manifestación de ese
derecho, deberá conducirse con ese mismo dinamismo, revisando, actualizando y adecuando
las instituciones jurídicas a los nuevos contextos.
En esa línea y siguiendo a Lohmann182 la modernización normativa en materia de
sucesiones no solo supone la reforma o el replanteamiento de las figuras ya existente, sino
también las incorporaciones de nuevas instituciones advirtiendo entre ellas al fideicomiso
sucesorio o testamentario previsto en la Ley del Sistema Financiero. Habiendo demostrado que
no existe tal impedimento para su exclusión.
2.3. Frecuencia en la aplicación práctica del fideicomiso testamentario en la actualidad
El fideicomiso testamentario, por su propia naturaleza tiene la gran cualidad de crear un
patrimonio autónomo e inembargable, separado del resto de la masa hereditaria, que lo hace
intocable, mientras en el plazo previsto para su duración aún se encuentre vigente, quedando a
salvo de cualquier pretensión crediticia que se quisiese cobrar con dichos bienes. Formando en
torno a él, una especie de blindaje, que le protege de los riesgos externos, que pudieran existir,
distintos al riesgo propio exclusivo del fideicomiso, que obedece en su mayoría a acciones de
terceros, más que a los lineamientos de la institución misma. Configurándose ello, como una
de los principales beneficios de su constitución.
Sin embargo, debido a que, ni el fiduciario ni los fideicomisarios tendrán conocimiento
de la constitución del fideicomiso sino hasta después de la muerte del testador, en el que tendrá
lugar la apertura de la sucesión y la correspondiente lectura del testamento por parte del notario
181
De La Fuente y Hontañón, R. (2012). La Herencia fideicomisaria, desde Roma hasta el Derecho
Peruano. Ed. Palestra. Lima. p. 209.
182
Acevedo Mercado, J., & Pezo Arévalo, E. E. (1997). Reforma del Código Civil: a propósito del Libro
IV Derecho de Sucesiones. Entrevista al Dr. Juan Guillermo Lohmann Luca de Tena. Derecho &
Sociedad, (12), 86-90. Disponible en
https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoysociedad/article/view/16670
84
público, con todas las cláusulas que se hayan impuesto incluyendo las referidas al fideicomiso,
es que se desconoce el número exacto de fideicomisos testamentarios que pueden haber sido
llevados a cabo hasta la fecha. Sumado al secretismo y criterios de confidencialidad a los que
quedarán sujetos los fiduciarios encargados de ejecutar los mismos, debido a los intereses en
juego y el compromiso que han asumido para con el fideicomitente en el cumplimiento de su
finalidad, el cual más allá de obedecer a un carácter meramente administrativo, supone la
protección y aseguramiento del porvenir de aquellos que serán beneficiados con dicho
fideicomiso.183
Como no se pueden conocer cifras exactas de su uso o practicidad, resultaría justificable
entender por qué son pocos los juristas los que se han preocupado por ahondar en el tema,
aunque eso no excluye la posibilidad de que se pueda deber a otras causas.
En esta sección se trata de abordar algunas de las posibles razones que responden a este
fenómeno.
2.3.1. Perspectivas respecto a su utilización
Da la impresión de que el fideicomiso testamentario sea una institución propia de la
esfera bancaria o financiera, pero afirmar ello sería restarle eficacia teniendo en cuenta el rol
garantista que cumple en la protección del patrimonio de las personas.
En el Perú son pocos los autores que han analizado a profundidad la institución del
Fideicomiso Testamentario. De los estudios más resaltantes están los realizados por la Dra.
Rosario de la Fuente y Hontañón, cuyos principales aportes ya han sido mencionados en la
presente investigación. Otros autores como Manuel de la Flor Matos, Max Arias-Schreiber
Pezet o Rafael Corso de la Colina, solo hacen alusión a ella de manera sucinta describiéndola
como una de las tantas modalidades de fideicomisos existentes y remitiéndose a señalar los
caracteres generales que le identifican y que están previsto en la legislación que la regula, pero
sin profundizar en ello.
Las razones que obedecen a este fenómeno pueden ser muchas, pero principalmente
habría que resaltar la escasa referencia que se hace de la materia en la legislación, los casos de
invalidez que podrían configurarla como una figura poco atractiva, en aquellos casos en el que
el patrimonio fideicometido haya incidido en parte de la cuota correspondiente a la legítima,
pudiendo el heredero forzoso exigir la devolución de la misma, lo que supondría la realización
de trámites adicionales que probablemente resten efectividad a los fines originalmente previstos
183
De lo investigando, solo se ha podido tomar conocimiento de un fideicomiso testamentario que ha
sido constituido en el Banco de Crédito, pero que no ha sido publicado por las razones antes expuesta.
85
para ese fideicomiso, también están los costos de este tipo de contratos que comprenden los
honorarios del fiduciario, gravámenes por administración y ejecución de bienes así como
asuntos de formalización, sin contar los gastos que se podrían generar por la asesoría de un
abogado especializado en fideicomisos que pueda orientar al testador para la configuración del
mismo. Respecto a esto último, habría que preguntarse si abrir el campo de acción de los
fiduciarios a personas naturales capacitadas ayudaría a mitigar dichos costos y en caso fuera así
cómo se debería implementar o qué modelos de otras legislaciones se podrían tomar en cuenta
para la adopción de ese nuevo sistema.
2.4. El fideicomiso testamentario desde la perspectiva del Derecho Comparado
Los nuevos avances tecnológicos y comerciales en esta parte del mundo, plantearon la
necesidad de afectar el patrimonio de una forma distinta a la ya conocida, con el fin de que se
ajustase al nuevo esquema jurídico que se venía gestando, dando lugar a la figura del
fideicomiso en Latinoamérica.
Panamá y México fueron los primeros países en legislarlo, a partir de ahí, otros
ordenamientos lo han ido incorporando a sus filas, pero con sus propios matices, características
y diferentes alcances, ya sea en materia civil o financiera, así como los sujetos que lo componen
y quienes pueden ser considerados fiduciarios.
En este apartado se analizará concretamente la forma en cómo está regulado el
fideicomiso testamentario en algunas de las legislaciones latinoamericanas, concretamente en
los países de Argentina, Uruguay y Costa Rica, resaltando los elementos comunes y diferencias
que existen en su forma de regular la figura, con especial hincapié en lo que ellos consideran
sujetos fiduciarios, así como los criterios en los que se han basado para su designación y el rol
que cumplen estos en la relación fiduciaria, de acuerdo con el sistema que han ido adoptando
en su ordenamiento jurídico. Todo ello, con el objeto de tener un panorama más amplio de su
uso y forma de aplicación en otros territorios y a fin de que puedan ser tomados como referencia
en la legislación peruana.
2.4.1. Respecto a las personas que pueden ser considerados como sujetos fiduciarios
La determinación de quienes pueden ser considerados como sujetos fiduciarios está
estrechamente ligado al sistema fiduciario que acoge cada ordenamiento. En este sentido, habría
que precisar que, en Latinoamérica, convergen un total de tres sistemas fiduciarios.
Del primero de ellos, el sistema cerrado, ya se ha hecho alusión en apartados anteriores,
por lo aquí, solo corresponderá hacer referencia a los sistemas mixto y abierto, ambos
caracterizados porque admiten que el cargo de fiduciario pueda ser desempeñado tanto por una
persona natural como jurídica, pero cada uno bajo ciertos parámetros, adaptándose a las
86
condiciones propias de los ordenamientos que los regulan. En este sentido, se les deberá analizar
desde las perspectivas de cada país.
Así, para entender el sistema mixto, se puede tomar como referencia la legislación
argentina y uruguaya, en la que el factor determinante para obtener la condición de fiduciario
estaría ligada a la profesionalidad y habitualidad del desempeño de la labor de este, pero en los
que habría que precisar, que aun perteneciendo a un mismo sistema guardan entre ellos ciertas
diferencias, como se evidenciará a continuación.
En Argentina, el fideicomiso testamentario, se encuentra actualmente regulado en su
Código Civil y Comercial, promulgado en el 2014, el cual, ha manteniendo como referencia el
bosquejo inicial que introdujo la Ley N° 24.441, Ley del Financiamiento de la Vivienda y la
Construcción de 1995, donde se encontraba previsto antes de su derogación. Dicha ley, marcó
un hito en la dación de la normativa fideicomisaria en este país, modificando y aclarando ciertos
vacíos que el Código de Vélez Sarfield, código anterior al que les rige actualmente, había dejado
sin resolver, como la condición de fiduciario que si bien podía ser una persona física o jurídica,
no estaba sujeto a limitación o restricción alguna, cambiando, con la entrada en vigencia de la
ley, cuyo principal fin fue el fomento del mercado inmobiliario y la securitización (titulación)
dando lugar a la incorporación de una nueva especie de fideicomiso conocido como fideicomiso
financiero, que en principio solo puede ser realizado profesionalmente en el ámbito bancario y
en el que el rol fiduciario se restringe a la entidad financiera o sociedad autorizada por la
Comisión Nacional de Valores, siendo los únicos a los que se les está permitido brindar sus
servicios en forma pública. Por otro lado, están los fideicomisos ordinarios abocados a otro tipo
de situaciones jurídicas dentro de los que se encuentran los fideicomisos constituidos por
testamento o por un negocio individual, en el que el rol fiduciario puede recaer indistintamente
sobre cualquier persona física184 o jurídica, con la limitación de que este tipo de fiduciarios no
puede ofrecer sus servicios al público reservando su actuación a un cierto grupo de clientes y
teniendo que publicitar su capacitación de persona a persona. Coincidiendo con lo regulado en
el artículo 1673 de su Código Civil y Comercial vigente y con lo que se pone en evidencia la
apertura con la que cuenta el fideicomitente en el ordenamiento argentino al momento de
designar al fiduciario, propio del sistema mixto que le caracteriza.
184
Cuando la ley se refiere a persona física, implícitamente exige, que atendiendo a la naturaleza de los
actos que de ella se espera cuenten con capacidad plena para contratar según las normas del Código
Civil. Véase en Giraldi, M. (1998). Fideicomiso (Ley 24.441). Ed. Depalma. Buenos Aires. p. 69.
87
185
ARAYA, M. Ley 24.441 Fideicomiso. [Archivo PDF]
http://www.cartapacio.edu.ar/ojs/index.php/tdc/article/viewFile/1040/923.
186
Véase en el inciso cuarto del artículo 2° y artículo 5° de la Ley N° 17.703.
88
187
El fideicomiso financiero uruguayo guarda semejanza con el fideicomiso de titulización del
ordenamiento peruano.
188
Hayzus, J. (2004). Fideicomiso. Ed. Astrea. Buenos Aires. p. 165.
89
189
Kiper, C y Lisoprawski. (2004). Tratado de Fideicomiso. Ed. Depalma. Buenos Aires. pp. 311-313.
190
Lascala, J. (2005). Práctica del Fideicomiso. Ed. Astrea De Alfredo y Ricardo de Palma. Buenos
Aires. p. 241
191
Artículo 3 del Decreto N.º 516/003 - Reglamentación de la Ley N.º 17.703 que señala: Tratándose
de fiduciarios profesionales, en todos los casos se deberá presentar la constancia de su inscripción en
la Sección Fiduciarios del Registro del Mercado de Valores del Banco Central del Uruguay. A esos
efectos, se considera que existe profesionalidad cuando una persona física o jurídica participa en
calidad de fiduciario en cinco o más negocios de fideicomisos en cualquier año calendario.
90
192
Artículo 107 (PRESENTACIÓN DE FIDEICOMISOS FINANCIEROS) de la Recopilación de
Normas del Mercado de Valores del Banco Central de Uruguay – Última circular N° 2406 del 01 de
agosto de 2022, que señala: A efectos de determinar si los valores representativos de participaciones
o de derechos de crédito se ofrecerán públicamente o en forma privada, los fiduciarios financieros
deberán presentar el original y una copia de los documentos constitutivos de los fideicomisos
financieros, debidamente firmados. En la copia se acusará recibo de los originales, los que quedarán
en el Banco Central del Uruguay. Dichos originales serán entregados al interesado al finalizar el
trámite iniciado con la constancia establecida en el artículo 108 de esta Recopilación a los efectos de
su inscripción en el Ministerio de Educación y Cultura. En el caso de que los valores representativos
de participaciones o derechos de crédito en los fideicomisos financieros se ofrezcan exclusivamente
en forma privada, se deberá asentar la referida circunstancia en el citado documento, así como que
los mismos no están inscriptos en el Banco Central del Uruguay. Cuando los valores representativos
de participaciones o derechos de crédito en los fideicomisos financieros se ofrezcan en forma pública,
se asentará dicho extremo en el citado documento, debiendo inscribirse los valores correspondientes
en el Registro del Mercado de Valores, de conformidad con la normativa vigente.
91
países los que aún se ajusten a este parámetro de actuación. Sin embargo, se ha decidido tomarlo
en consideración, con el fin de tener una visión general de los tres sistemas existentes y para
resaltar que independientemente del sistema del que se trate, la institución del fideicomiso
testamentario perseguirá el mismo objetivo, la protección del interés familiar.
2.4.3. Formas de control de la actuación fiduciaria: Los registros fiduciarios
Tomando en cuenta, que el margen de elección fiduciaria es amplia en los sistemas
estudiados, se hace necesario que existan medidas que permitan llevar al menos un control de
su actuación, un espacio físico o virtual donde las personas interesadas en desempeñarse como
fiduciarios puedan informarse acerca de los requisitos necesarios para ser considerados como
tal, así como inscribirse en estos, con el fin de que terceras personas y las autoridades
competentes sepan que verdaderamente están autorizadas para realizar dicha función, a ello,
están orientados los registros fiduciarios. Aunque su denominación, regulación y finalidad
puede llegar a variar dependiendo del ordenamiento del que se trate.
La legislación argentina define en términos muy amplios la capacidad legal requerida
para ejercer la función fiduciaria, pero ofreciendo a su vez las garantías necesarias para evitar
malos manejos en la administración estipulando vía reglamentaria los requisitos necesarios a
los que deberán sujetar los fiduciarios ordinarios públicos y fiduciarios financieros para su
inscripción en los registros respectivos así como supuestos de prohibición de constitución de
fideicomiso unilateral y de reunión de la condición de fiduciario y beneficiario en una sola
persona, todo ello previsto en el libro 3, capítulo XV de la Resolución General N° 368/2001 de
la Comisión Nacional de Valores de Argentina, adoptada en el marco de una determinada
coyuntura económica, y que se ha ido modificando con el tiempo. En lo que aquí respecta, habrá
que resaltar, los artículos 5 y 9 del capítulo XV de dicha resolución, modificados mediante
Resolución N° 567/2010, en lo que se refiere a quienes pueden actuar como fiduciarios y el
contenido de la solicitud de inscripción. Respecto del inciso e) del artículo 5 hasta antes de la
modificación se habilitaba a las personas físicas o sociedades de personas domiciliadas en el
país, para actuar como Fiduciarios Ordinarios Públicos pero el legislador se dio cuenta que ello
excedía el límite impuesto por el artículo 5º de la Ley N.º 24.441 que, si bien, preveía que tanto
personas naturales como jurídicas podían desempeñar el rol fiduciario, solo facultaba a las
entidades financieras autorizadas a ofrecer sus servicios al público, de ahí que decide eliminar
lo referido a personas física y en su lugar solo considera a las sociedades anónimas constituidas
en el país para actuar como tales. Además, con el objeto de armonizar la norma, también se
modifica el inciso c) del artículo 9 de dicha resolución, requería como parte de los requisitos
de la solicitud de inscripción que cuando el solicitante fuese una persona física, la solicitud de
92
193
Dependiendo de a donde se quieran registrar se les exigirá: a) Si se solicita la inscripción en el registro
de fiduciarios ordinarios públicos, se debe tener un patrimonio neto no inferior a pesos quinientos
mil ($ 500.000) que deberá incrementarse en pesos veinticinco mil ($ 25.000.-), a partir del primer
contrato de fideicomiso en vigencia y —en lo sucesivo— por cada nuevo contrato de fideicomiso
que entre en vigencia y en el que el autorizado actúe como fiduciario. este incremento deberá estar
exclusivamente constituido con activos líquidos, a cuyos efectos sólo podrán considerarse los rubros
del activo corriente disponibilidades e inversiones cuyo plazo de realización no supere los treinta
(30) días, netos de previsiones. b) Si se solicita la inscripción en el registro de fiduciarios financieros,
un patrimonio neto no inferior a pesos tres millones ($ 3.000.000.-). para su integración se deberán
seguir las siguientes pautas: b.1) Como mínimo el cincuenta por ciento (50%) del patrimonio neto
mínimo deberá estar exclusivamente constituido con activos líquidos, a cuyos efectos sólo podrán
considerarse los rubros del activo corriente disponibilidades e inversiones cuyo plazo de realización
no supere los treinta (30) días, netos de previsiones, b.2) La contrapartida en activos líquidos podrá
constituirse o reemplazarse presentando una fianza bancaria, con cláusula de principal pagador por
tiempo determinado de tipo permanente, de manera que ampare a terceros por todas las obligaciones
que se deriven para el fiduciario por el ejercicio de la actividad específica, que deberá efectivizarse
a quien la comisión indique. el monto garantizado por esta fianza debe presentar la cantidad necesaria
para completar el valor total de la contrapartida reemplazada. el texto de la fianza debe ser aprobado
por la comisión, antes de su constitución definitiva. la entidad financiera que la otorgue deberá ser
alguna de las incluidas por el banco central de la república argentina como banco comercial, b.3)
Hasta el cincuenta por ciento (50%) del patrimonio neto mínimo podrá estar constituido por
inmuebles. en este caso, se tomará en cuenta el precio de adquisición que surja de la respectiva
escritura pública o valuación fiscal actual. los inmuebles no deberán registrar embargos, hipotecas u
otros derechos reales. para el caso que luego de la inscripción en el registro, el o los inmuebles
ofrecidos en garantía, fueran afectados por alguna medida de carácter judicial, ésta deberá ser
levantada en el plazo de treinta (30) días corridos, o bien, se deberá ofrecer otra garantía en
reemplazo. también deberá sustituirse la garantía, en forma simultánea, en caso que el inmueble
ofrecido sea enajenado, hipotecado o gravado con algún derecho real. c) Prever en su objeto social
la actuación como fiduciario en la república argentina. d) Organización administrativa propia y
adecuada para prestar el servicio ofrecido.
194
Artículo 98° de la Recopilación de normas del Mercado de Valores del Banco Central de Uruguay.
93
Respecto a los fiduciarios generales, si bien no requieren una autorización previa para
funcionar sí requieren obligatoriamente estar inscritos en el Registro del Mercado de Valores
de Uruguay, dentro de este grupo se pueden encontrar tanto personas físicas como jurídicas.
Siendo que la documentación e información que se le solicite variará dependiendo de su
naturaleza. Así, tratándose de personas físicas, les será requerida, en primer lugar, la
información prevista en el artículo 101.2195, de la Recopilación de normas del Mercado de
Valores, así como el número de inscripción en el Registro Único Tributario de la Dirección
General Impositiva y en el organismo de seguridad social correspondiente, la documentación
que respalde la existencia de seguros de responsabilidad civil por los eventuales perjuicios de
su actividad profesional o mecanismos de cobertura o garantías por su desempeño profesional,
el número de inscripción en el Registro Único Tributario de la Dirección General Impositiva y
195
Artículo 101.2 (ANTECEDENTES PERSONALES Y PROFESIONALES) de la Recopilación de
normas del Mercado de Valores del Banco Central de Uruguay– Última circular N° 2406 del 01 de
agosto de 2022: La solicitud de inscripción de los fiduciarios generales deberá acompañarse con los
datos identificatorios (nombre completo, fecha de nacimiento, domicilio particular, dirección de
correo electrónico, teléfono, fax y documentación probatoria de la identidad emitida por el país del
cual es ciudadano natural y por el país del cual es residente, en caso de existir) y cargo a desempeñar
de cada una de los integrantes del personal superior adjuntando, además, la siguiente información y
documentación: a. Curriculum vitae, que deberá incluir un detalle del nivel de educación, cursos de
capacitación y experiencia laboral. Se deberá incluir, asimismo, la información necesaria para poder
verificar los antecedentes proporcionados. b. Declaración jurada sobre su situación patrimonial, con
indicación de bienes, derechos y deudas bancarias y no bancarias y la existencia de gravámenes que
recaigan sobre aquéllos. La fecha de la declaración jurada no podrá tener una antigüedad mayor a 3
(tres) meses. Dicha declaración deberá estar acompañada de certificación notarial de la firma del
titular. c. Declaración jurada con certificación notarial de la firma del titular, detallando: i. La
denominación, sede social y giro comercial de las empresas a las que ha estado o está vinculado, en
forma rentada u honoraria, como socio o accionista, director, directivo, síndico, fiscal o en cargos
superiores de dirección, gerencia o asesoría, sea esta situación directa o indirecta, a través de personas
físicas o jurídicas de cualquier naturaleza. En particular, se deberá consignar si alguna de las
empresas a las que ha estado vinculado ha quebrado, incluso si se produjo dentro del año posterior a
su desvinculación. ii. Si ha sido condenado a pagar indemnizaciones en juicios civiles iniciados en
su contra, como consecuencia de su actividad laboral y profesional y si tiene procesos pendientes en
esta materia. iii. Si ha sido sancionado o si está siendo objeto de investigación o procedimientos
disciplinarios por organismos supervisores y/o de regulación o autorregulación financiera. iv. En
caso de ser profesional universitario, si está o estuvo afiliado a algún colegio o asociación de
profesionales, indicando el nombre de la institución y el período de afiliación. Asimismo, deberá
declarar que no le ha sido retirado el título habilitante para ejercer su profesión, así como si ha
recibido sanciones por parte de autoridad competente por contravenir normas o códigos de ética de
asociaciones profesionales. v. Si está sujeto a algún proceso judicial penal o ha recibido alguna
condena en sede penal. vi. No encontrarse comprendido en las causales de inhabilitación
mencionadas en el artículo 23 del Decreto Ley N° 15.322 de 17 de setiembre de 1982, en la redacción
dada por el artículo 2°de la Ley N° 16.327 de 11 de noviembre de 1992. d. Certificado de
Antecedentes Judiciales expedido por el Ministerio del Interior. En el caso de personas físicas que
residen o hayan residido en el extranjero, deberán presentarse los certificados de carácter equivalente
que extienda la autoridad competente del país donde reside y de aquéllos donde ha residido en los
últimos 5 (cinco) años. En caso de juzgarlo necesario, la Superintendencia de Servicios Financieros
podrá solicitar información adicional a la señalada precedentemente.
94
196
Véase en el inciso 1) del artículo 101 de la Recopilación de Normas del Mercado de Valores del
Banco Central de Uruguay.
197
Artículo 101.1 (INFORMACIÓN SOBRE SOCIOS O ACCIONISTAS) de la Recopilación del
Normas del Mercado de Valores del Banco Central de Uruguay– Última circular N° 2406 del 01 de
agosto de 2022. En oportunidad de solicitar la inscripción en el Registro los fiduciarios generales
organizados como persona jurídica, que no sean instituciones de intermediación financiera ni
sociedades administradoras de fondos de inversión, deberán informar el nombre de sus socios o
accionistas directos y de las personas que ejercen el efectivo control, adjuntando la siguiente
información y documentación: I. Personas físicas: la información requerida por el artículo 101.2. II.
Personas jurídicas: a. Testimonio notarial del contrato social o del estatuto. b. Cuando se trate de
instituciones extranjeras: b.1 Declaración jurada de la institución extranjera, con certificación
notarial de firma y representación, explicitando los organismos de control y supervisión del país de
origen que tienen competencia sobre la sociedad accionista. b.2 Certificado expedido por la autoridad
competente del país de origen o certificado notarial que acredite que la sociedad accionista se
encuentra legalmente constituida y que, de conformidad con la legislación de dicho país, no existen
restricciones o prohibiciones para que dichas sociedades participen como socias, fundadoras o
accionistas de otras sociedades constituidas o a constituirse en el país o en el extranjero. c. Memoria
y estados contables correspondientes al último ejercicio económico cerrado, con dictamen de auditor
externo, debidamente firmados y con los timbres profesionales correspondientes. d. Calificación de
riesgo otorgada por empresa calificadora, si la tuviere. e. Declaración jurada del accionista detallando
la cadena de accionistas hasta identificar el sujeto de derecho que ejerce el efectivo control del grupo.
No se admitirá que en esa cadena haya sociedades cuyas acciones sean al portador. Dicha declaración
deberá contar con certificación notarial de firma y certificado notarial de representación de la persona
jurídica. En caso de juzgarlo necesario, la Superintendencia de Servicios Financieros podrá solicitar
información adicional a la señalada precedentemente.
95
vinculaciones operativas y comerciales con el fiduciario, detalle de los sitios web de los
mismos, de existir, estados contables correspondientes al último ejercicio cerrado, formulado
de acuerdo con normas contables adecuadas en Uruguay, con dictamen de un auditor externo,
debidamente firmados y con los timbres profesionales correspondientes, testimonio notarial del
acta del órgano competente de la sociedad que dispuso la actuación de la misma en calidad de
Fiduciario profesional y por último documentación respaldante de la existencia de seguros de
responsabilidad civil por los eventuales perjuicios de su actividad. (Revisar Anexo B-2)
Tratándose de fiduciarios financieros, solo podrán actuar como tales, las entidades de
intermediación financiera regidas por el Decreto Ley N° 15.322, con las modificaciones de la
Ley N° 16.327, y las sociedades administradoras de fondos de inversión reguladas por la Ley
N° 16.774. Los cuales a diferencia de los fiduciarios generales sí requerirán de una autorización
directa para funcionar. Los requisitos para su inscripción en Registro de Mercado de Valores
están previstos en el artículo 104 de la Recopilación de Normas del Mercado de Valores de
Uruguay, que requiere en líneas generales, testimonios notariales del acta del órgano
competente de la sociedad que dispuso la actuación de la misma en calidad de fiduciario
profesional, una forma permanente de patrimonio no inferior a una cierta cantidad de dinero,
así como garantías que aseguren el cumplimiento de su obligación, entre otros exigencias. 198
La información contemplada en el Registro Público de Fiduciarios Profesionales será
de libre acceso para cualquier interesado, según lo dispuesto en el artículo 12 de la Ley N°
17.703. Los fiduciarios inscritos son los únicos autorizados para actuar como tales, dicha
autorización implica además la inclusión en el Registro de Instituciones Supervisadas
perteneciente a la Superintendencia de Servicios Financieros (en adelante SSF) dependiente
también del BCU, cuya función principal es la supervisión y fiscalización de las empresas que
operan en el mercado financiero, asegurándose que cumplan con todas las leyes y reglamentos
que les correspondan. Pero habría que realizar una salvedad, si bien en muchos casos las
entidades e individuos sólo pueden realizar actividades reguladas por la SSF si son autorizados
por ella, existen algunas entidades que sólo requieren registrarse. En este sentido, estar en el
Registro de Instituciones Supervisadas no implica en todos los casos estar sujeta a una
supervisión proactiva (supervisión sistemática y periódica) por parte de la SSF, como a la que
sí están sujetas los bancos y cajas administradoras de fondos de inversión, en su calidad de
fiduciarios financieros. Es así, que empresas ubicadas en la categoría de fiduciarios generales
198
Para mayor información, véase el artículo 104 de la Recopilación de Normas del Mercado de Valores
de Uruguay.
96
que solo requieren ser registradas, tienen menos requisitos de información para presentar a la
SSF, con lo cual la regulación y supervisión en estos casos se orienta a: Inclusión de estas
empresas en registros de acceso público, promover la defensa de los usuarios del sistema,
promover la transparencia de la información y promover conductas éticas y un adecuado
funcionamiento del mercado, en general, estas empresas estarán sometidas a un enfoque de
supervisión reactiva, en base a alertas de supervisión.199
Ahora bien, en caso de incumplimiento serán pasibles de sanción, sin perjuicio de la
denuncia penal si correspondiera, de las siguientes medidas: 1) Observación, 2)
Apercibimiento, 3) Multas de hasta el 50%, (cincuenta por ciento), de la responsabilidad
patrimonial neta mínima establecida para el funcionamiento de los Bancos, 4) Intervención, la
que podrá ir acompañada de la sustitución total o parcial de las autoridades, 5) Suspensión total
o parcial de actividades con fijación expresa de plazo, 6) Revocación temporal o definitiva de
la habilitación de las empresas Financieras, 7) Revocación de la autorización para funcionar.
Las medidas previstas en los numerales 1) a 6) serán aplicadas por el Banco Central del
Uruguay. Las medidas establecidas en los numerales 4º) y 5º) así como las demás respecto de
la señalada en el numeral 3) serán acumulables. Por otro lado, la revocación de la autorización
para funcionar será resuelta por el Poder Ejecutivo y deberá contar además en forma
concurrente con expreso consentimiento, en tal sentido, del Banco Central del Uruguay. Ello
sin perjuicio de la facultad de este último órgano público de proponer dicha revocación al Poder
Ejecutivo por razones de legalidad o de interés público. El Banco Central del Uruguay pondrá
en conocimiento del Poder Ejecutivo las infracciones a las leyes y decretos que rijan la
intermediación financiera o a las normas generales e instrucciones particulares que hubiera
dictado, cometidas por instituciones estatales, a fin de que considere la adopción de
rectificaciones sobre la gestión o los actos de la institución infractora, o de correctivos sobre
los miembros de su Directorio, entre otras medidas.
En Costa Rica, por su parte, no hay un sistema de registro que contenga las pautas a las
que el fiduciario deba regir su actuación, el único existente es el previsto para la inscripción de
los bienes fideicometidos, tampoco hay una autoridad específica que supervise sus funciones,
en el artículo 645 de su código de comercio solo señala que el criterio sobre el cual deben regir
su actuación es el del cuidado que podría darle un buen padre de familia al cargo desempeñado,
con los riesgos que el uso de ese criterio implica en la determinación de la labor fiduciaria. Por
199
Para mayor información véase en BCU (s.f). Fiduciarios Financieros y Profesionales.
https://www.bcu.gub.uy/Servicios-Financieros-SSF/Paginas/Fiduciarios.aspx
97
lo demás, se le aplicará las normas impuestas por la legislación común. Están prohibidos los
fideicomisos en los que a los fiduciarios se les asigne ganancias, comisiones, premios o alguna
otra ventaja económica fuera de los honorarios que hayan sido señalados en el acto constitutivo.
Su remoción estará a cargo del Juez competente a solicitud del fideicomitente o de cualquier
interesado, por los trámites establecidos para los actos de jurisdicción voluntaria.
2.4.4. La aceptación del cargo fiduciario y la posibilidad del nombramiento de un sustituto
fiduciario
Una particularidad del sistema mixto y abierto es que plantea la posibilidad de que el
fideicomitente pueda nombrar a otro fiduciario en el mismo testamento, en el que ha instituido
fideicomiso, con la finalidad de asegurar que, en caso el primer fiduciario previsto para
desempeñar tales funciones no aceptase el encargo, el segundo nombrado pueda desempeñarse
como tal, en cumplimiento de su última voluntad. Lo que establece una diferencia más con el
sistema cerrado, en el que no solo se reduce la posibilidad de elegir fiduciario a una lista taxativa
de entidades financieras, sino que además establece que, en el supuesto de no aceptación del
fiduciario, este mismo deberá ser quien elija a quien lo reemplace, durante el plazo previsto por
ley, siendo que, si concluido ese plazo, no nombra a alguien más, el fideicomiso se extingue.
Lo cual, hasta cierto punto genera un riesgo para el fideicomitente-testador, quien finalmente
puede ver su última voluntad truncada.
Otra característica, del sistema mixto y abierto, es la participación de la autoridad
jurisdiccional en que caso no hubiera segundo fiduciario o este tampoco aceptase.
En el caso de Argentina, el juez o tribunal designará para actuar en calidad de tal, a una
de las entidades autorizadas por la Comisión Nacional de Valores 200, la intervención judicial
solo será prescindible en los casos de muerte del fiduciario, supuesto en el que los mismos
intervinientes deberán otorgar los actos necesarios para la transferencia de bienes. Por último,
a pedido de parte el juez podrá designar un fiduciario judicial provisorio o dictar medidas de
protección del patrimonio si hay peligro en la demora a causa de incapacidad, disolución o
quiebra del mismo, sujeto a comprobación previa, todo ello de acuerdo a lo previsto en el
artículo 1679 de su código civil y comercial.
Se debate si con la intervención de la comisión en la designación del fiduciario, el
legislador argentino ha pretendido brindar mayor relevancia a la profesionalidad del fiduciario,
200
A diferencia del sistema argentino, el ordenamiento peruano no prevé la designación de sustitutos,
el mismo fiduciario que ha declinado en su designación será el encargado de proponer a quien lo
reemplace y si ninguna otra empresa aceptaré, el fideicomiso se extinguirá.
98
siendo que para autores como Neirotti201 deberían escucharse al menos a las otras partes
involucradas como beneficiarios o fideicomisarios, pues ante todo se trata de respetar la
voluntad auténtica del testador.
En el caso de Uruguay, la aceptación del cargo de fiduciario, puede ser expresa o tácita,
desde el momento en que el fiduciario empiece a ejercer sus funciones o cuando reclame de los
herederos la entrega de los bienes y derechos que constituyan el objeto de fideicomiso. 202 Por
otro lado, también se prevé la posibilidad de que el fideicomitente nombre un sustituto que
reemplace al fiduciario en caso de que este no acepte o cese en sus funciones. 203
En cuanto a su actuación, deberá desarrollar sus cometidos y cumplir las obligaciones
impuestas por ley, con la prudencia y diligencia del buen hombre de negocios que actúa sobre
la base de la confianza depositaba en él, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 16 de la ley en
mención, sujeto a las sanciones correspondientes en caso de incumplimiento o mala gestión.
Cumplido el plazo deberá hacer entrega del patrimonio fideicometido al beneficiario
designado, dando por concluido su encargo.
En cuanto a Costa Rica, el nombramiento del sustito fiduciario será hecho por el
fideicomitente y en defecto de este por el Juez civil de su jurisdicción a solicitud de la parte
interesada. Así también, se plantea la posibilidad de que el fideicomitente pueda designar a
varios fiduciarios para que conjunta o sucesivamente desempeñen el fideicomiso, estableciendo
el orden y las condiciones en que deben sustituirse. Cabe señalar que en caso de ordenarse una
actuación conjunta la toma de decisiones variará dependiendo del número de fiduciarios
actuantes, en caso de tratarse de solo dos fiduciarios las decisiones deberán tomarse en forma
conjunta, ante la falta de acuerdo este será resuelto por el juez competente y en el supuesto de
ser más fiduciarios las decisiones serán tomados por la mayoría y en caso de empate la cuestión
será resuelta por el nombrado en primer lugar.
2.4.5. La relevancia que ha tenido el fideicomiso testamentario en el derecho comparado y
como armonizarlo a la realidad peruana
El fideicomiso testamentario ha sido recepcionado en buena parte de los ordenamientos
jurídicos latinoamericanos ya sea en normas especiales o por conducto de códigos civiles y
mercantiles. Concibiéndole como una alternativa más en la planificación hereditaria de las
personas y una vía justa para la protección del patrimonio dado en herencia.
201
Véase en Neirotti, J. (2006). Manual Práctico de Fideicomiso. Ed. Jurídica Nova Tesis. Montevideo.
p. 83
202
Véase en el inciso quinto del artículo 2° de la Ley N° 17.703.
203
Véase en Artículo 14° de la Ley 17.703.
99
Por un lado, está el caso de aquellas personas que en razón de su capacidad de ejercicio
limitada o minoría de edad no pueden administrar el patrimonio de manera óptima, en donde el
fideicomiso testamentario actuaría como un refuerzo a las figuras de tutela, curatela o
interdicción, como el supuesto de padres con divorcios conflictivos y que tiene hijos menores
en común y no quieren que al producirse el fallecimiento el padre sobreviviente ejerza la
administración y goce del usufructo de los bienes que conformarán la herencia del menor, por
temor a que no lo haga de manera adecuada. Y por otro, están los supuestos en los que los que
los beneficiarios del causante, siendo mayores de edad no tienen la capacidad técnica suficiente
para administrar el patrimonio con diligencia, como el caso de una esposa inexperta, señalado
por Melich Orsini (1924)204, que bien pudiera llegar a contraer nuevas nupcias con un nuevo
marido, que ponga en riesgo el patrimonio familiar, con la dilapidación del mismo, en donde el
fideicomiso testamentario actuaría como una herramienta de prevención frente a posibles actos
maliciosos.
La constitución del fideicomiso testamentario coloca los bienes en cabeza de un
fiduciario, que el causante considera idóneo y en quien confía para que lleva adelante la gestión
respectiva. Con la certeza de que ese patrimonio dado en fideicomiso se conserve, evitando que
sea agredido por terceros y con la seguridad de que en su debida oportunidad el dominio
fiduciario del mismo va ser transferido a sus destinatarios finales.
Ya sea de que la responsabilidad fiduciaria recaiga sobre una persona física o jurídica,
la función será la misma, encargarse de la conservación y administración de los bienes por el
tiempo que se haya establecido, su participación evita que el patrimonio vaya a parar
directamente a herederos que no se encuentre en la capacidad para administrar los bienes
dejados por el fideicomitente. Lo que convierte al fideicomiso testamentario en una herramienta
ideal en el resguardo y manejo de bienes de quienes por determinadas condiciones precisan de
un tercero que los auxilie. A la vez que refuerza la eficacia de las disposiciones testamentarias,
proyectando en el tiempo los efectos que estas han de tener hasta su pleno cumplimiento.205
Si bien, cada país adopta su propio sistema en relación al rol fiduciario, con ciertos
matices específicos, desarrollan la figura y le dan el valor que se merece en el campo sucesorio,
guardando elementos comunes en cuanto a su constitución, forma y finalidad. Por lo que, bien
podrían ser tomados como marco de referencia para futuras actualizaciones en el ordenamiento
204
Melich Orsini, J. (2004). El Fideicomiso en Venezuela: El Derecho venezolano a finales del siglo
XX: ponencias venezolanas al XV Congreso Internacional de Derecho Comparado, Bristol-
Inglaterra. Academia de Ciencias Políticas y Sociales. N° 142.
205
Véase en Alterwain Brück, A (2004). Fideicomiso Testamentario en Uruguay. Revista de Derecho
de la Universidad de Montevideo, pp. 127-153.
100
peruano. En este contexto, habría que resaltar el papel que cumple la persona natural como
fiduciario en los sistemas antes expuestos y ver en qué medida la adopción de dichos modelos
contribuiría a resolver las principales problemáticas que giran en torno al fideicomiso
testamentario en este país, a fin de fortalecer la estructura orgánica de dicha institución en
nuestro ordenamiento que permita convertirla en una herramienta verdaderamente atractiva en
materia sucesoria, y que a la par sirva de fomento para el uso más frecuente del testamento en
la vida diaria de las personas. En el siguiente capítulo se trazará el camino para ello.
Capítulo 3
El fideicomiso testamentario en el Perú: Problemáticas y sugerencias de reforma en base
a un sistema mixto
A través de un recorrido histórico, normativo y doctrinal, se ha pretendido brindar mayor
información con relación al fideicomiso testamentario. Presentándole como una alternativa más
en la planificación sucesoria de las personas y una herramienta de fomento para uso del
testamento, resaltando los beneficios que tiene en la protección del patrimonio familiar, así
como en quienes serán destinatarios finales del mismo.
Para ello, se ha tratado de explicar los diferentes aspectos y características que
identifican a la figura, desde un visión que ha ido de lo general a lo particular, permitiendo con
ello, no solo dar un alcance más completo acerca de la materia en estudio sino también hacer
un análisis de su situación actual visto desde diferentes realidades y panoramas que no solo
involucran el ámbito nacional sino también el internacional, a nivel de región latinoamericana,
pudiendo observar similitudes y diferencias entre los ordenamientos jurídicos vigentes de cada
país, que han ido adoptando un determinado sistema fiduciario (cerrado, mixto y abierto) de
acuerdo a sus necesidades propias y procesos de reforma, que han obedecido a factores
históricos y culturales.
A lo largo de este capítulo se tratará de conjugar el derecho comparado con el nacional,
buscando adaptar de la manera más objetiva posible los lineamientos que mejor se ajusten al
ordenamiento jurídico peruano basado en las necesidades que evidencia la legislación en torno
a la materia de estudio, tomando en cuenta los beneficios que supondría a futuro un cambio en
la regulación.
3.1. Problemas que suelen desincentivar el uso práctico del fideicomiso testamentario
en la planificación sucesoria
Son tres los principales cuestionamientos que giran en torno a la institución del
fideicomiso testamentario. El primero, referido al escaso desarrollo que se le ha dado a la figura
en la legislación peruana, siendo limitada la regulación que se tiene al respecto y pocos los
estudios doctrinarios relacionados a la materia. El segundo, que contempla los supuestos casos
de invalidez que se podrían configurar en aquellos casos excepcionales en los que el patrimonio
fideicometido comprenda la legítima de herederos forzosos menores de edad y personas con
capacidad de ejercicio restringida, dando la impresión que existiera un choque entre ambas
figuras y lo que algunos doctrinarios consideran la razón principal por la que está institución
no ha sido introducida aún en el Código Civil pero que en la práctica se ha demostrado que no
debe ser motivo de mayor discusión, pues se trataría de casos específicos, claramente
102
206
Habría señalar que la excepción a la intangibilidad de la legítima que se hace presente en el artículo
244 de la Ley General, no es el único supuesto contemplado en el ordenamiento. Así pues, el Código
Civil, regula otras figuras que limitan la legítima de los herederos forzosos, como el derecho de
habitación vitalicia del cónyuge supérstite, previsto en el artículo 731 del mismo código. La norma,
busca evitar que el bien que fue casa conyugal, en donde se formó y desarrolló la familia, salga a la
venta, perdiendo el cónyuge sobreviviente la posibilidad de seguir viviendo en dicho inmueble.
Concediéndosele al cónyuge sobreviviente, ante la eventualidad de no poder adjudicarse la casa, la
posibilidad de seguir viviendo en ella en forma vitalicia y gratuita, lo que implica que los otros
sucesores que concurran con este, vean suspendidos su derecho de partición hasta que se extinga el
derecho de habitación del cónyuge supérstite. Véase en Aguilar Llanos, B. (2015). Una mirada desde
el Derecho de Familia y Sucesorio, a propósito del derecho de habitación del cónyuge supérstite o si
fuera el caso del sobreviviente de la unión de hecho. Revista IUS ET VERITAS (51), 3-4.
https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/view/15654
103
sobre la base de principios fundamentales con lo que se facilite la integración regional mediante
la adecuación de la legislación interna de cada Estado a la eventual pertenencia a dichas
comunidades integradas, procurando la protección de los derechos de las personas,
especialmente de los más vulnerables, así como, el respeto de su autonomía de la voluntad,
fortalecimiento de la familia y el reconocimiento de las nuevas formas de propiedad, tal como
se dejó plasmado en el Acta de Arequipa suscrita en 1999, en el Congreso llevado a cabo, en la
misma ciudad de Arequipa, por las Comisiones Reformadoras de los Códigos Civiles de
Argentina, Puerto Rico, Bolivia y Perú. Desde esta perspectiva, resultaría factible introducir
ciertas mejoras en la regulación del fideicomiso testamentario peruano, ligado al ámbito civil
en lo que respecta a la materia sucesoria, inspirándose en otras legislaciones, en lo que más se
ajuste al ordenamiento, en este caso, tomando como referencia los postulados argentinos,
uruguayos y costarricenses a los que se ha hecho alusión en el capítulo anterior. Por lo que el
debate, respecto a la regulación o no de la institución en el Código Civil podría ser resuelto de
esa manera.
Pero también se podría voltear a mirar el derecho comparado, con el objeto de resolver
otras cuestiones que surgen a partir de las limitaciones que traen consigo un sistema cerrado
como el que existe en el país. Así pues, el hecho de que se reduzca el margen de elección
fiduciaria, supone, por una parte, un limitante a la autonomía de voluntad del testador
comprometiendo su libertad para testar. Ya que, si el testador quisiese que quien administre su
patrimonio fideicometido sea una persona natural de su confianza, no podría hacerlo. Por su
parte, aun habiendo optado por una determinada empresa fiduciaria para que sea quién se haga
cargo del fideicomiso y esta decida no aceptar por las circunstancias del caso ya no tendrá
opción a elegir a otro encargado, siendo que, será la misma empresa fiduciaria que se negó en
un primer momento a aceptar la que tendrá la potestad de elegir a quien le reemplace, pudiendo
extinguirse el fideicomiso si ninguna empresa aceptase, así lo prevé la Ley General.
De alguna manera, esa limitación, también impacta en el principio de libre iniciativa
privada207 previsto en el artículo 58 de la Constitución Política, por parte de quienes deseen
desempeñarse como fiduciarios quienes no van a poder desempeñarse como tales por no tratarse
de entidades financieras. Lo que se puede comprobar aplicando el respectivo test de
207
El principio de libre iniciativa privada implica que cualquier privado, persona natural o jurídica,
pueda realizar actividad económica, como la ser fiduciario en fideicomisos, por ejemplo, formando
parte de la oferta en un mercado. Este es un principio general del régimen económico de la
Constitución Política del Perú de 1993 basada en un modelo de libre mercado y, en consecuencia,
sólo la oferta y la demanda determinan el precio del mercado, trayendo grandes beneficios como
mejor precio y calidad del servicio.
104
proporcionalidad, integrado por tres principios. Primero, el fin válido e idoneidad, el cual
implica verificar que la medida examinada es adecuada para lograr un fin de relevancia
constitucional. Llevándolo al caso concreto, se toma una presunción, como lo es, que solo las
entidades financieras están en la capacidad de administrar el patrimonio fideicometido con la
diligencia y dedicación de un ordenado comerciante y leal administrador y se le convierte en
regla general. Pero en la práctica, habría que señalar que, si bien una organización con una
estructura jerárquica adecuada y con solvencia económica que le respalde y que ofrece hasta
cierto punto seguridad jurídica, va cumplir a largo plazo con las expectativas de sus clientes,
siempre existe una probabilidad de que no sea así. En este sentido, no se podría descartar que
cualquier privado, incluido personas naturales, con las cualidades y profesionalismo adecuados,
bien podría desempeñarse como fiduciario, bajo las condiciones adecuadas y de acuerdo a
parámetros que la misma norma le imponga como lo es en otros países.
En segundo lugar, la necesidad de la medida, bajo este presupuesto, se evalúa si no
existen medidas alternativas igualmente eficaces o que sean menos gravosas que se dirijan a
obtener el mismo fin. Con lo cual, habría que plantearse sí verdaderamente no existen otros
medios, u otros sujetos que puedan cumplir la misma función que las entidades financieras, y
con los mismos resultados, yendo al caso concreto, claro está. Por lo que, volviendo al
argumento planteado líneas arriba, nada obsta a que se descarte la idea de que cualquier privado,
incluido personas naturales puedan desempeñarse en dicho cargo. Bajo el parámetro que la
confianza que tanto se atribuye a las entidades financieras, no se presume, solo se demuestra,
cualquier agente económico podría actuar en su lugar.
En tercer lugar, referido al principio de proporcionalidad en sentido estricto, por el cual,
habrá que ponderar si el fin constitucional justifica la intensidad de la intervención. Habría que
señalar que el hecho que la Ley General limite la posibilidad de ser fiduciarios a un cierto grupo
de entidades, por considerar que estos son los únicos que se encuentran en la condición de
desempeñar eficazmente esa labor, con todas las garantías, no debería ser concebido como un
criterio determinante para su designación. Siendo que la confianza no se presume, solo se
demuestra208, por lo que cualquier agente económico podría actuar en su lugar, pudiendo
208
Un claro ejemplo de ello, sería el caso de las Cooperativas de Ahorro y Crédito no son del todo
confiables como sucedió con el caso Aelucoop, ya mencionado líneas arriba, la cual, fue intervenida
por la SBS por la pérdida total de su capital y reserva cooperativa, este hecho va en contra de la idea
del fuerte respaldo económico, de igual modo, con las 20 Cooperativas de Ahorro y Crédito disueltas
por la SBS. Así, se ha propuesto que se elimine la autorización de ser fiduciarios a las Cajas
Municipales de Ahorro y Crédito, a las EDPYME, a las Cooperativas de Ahorro y Crédito
autorizadas a captar recursos del público y a la Caja Rural de Ahorro y Crédito, la razón es que el
capital exigido a dicha empresas es inferior al mínimo exigido a las especializadas en servicios
105
desempeñarse como tales, incluso las personas naturales siempre que el ordenamiento ofrezca
el sistema jurídico adecuado para que puedan hacerlo, ofreciendo la seguridad jurídica del caso.
Como se puede observar la norma presenta deficiencias y deja dudas sobre algunas
cuestiones que terminan restándole efectividad a la figura. Dicho esto, se hace necesario un
cambio de panorama que empiece por ampliar ese margen de decisión impuesto en lo que
respecta a la elección del fiduciario tal como lo es en otros países. Habrá que recordar que el
Derecho tiene esencialmente un carácter dinámico, por lo que será deber de los juristas y
doctrinarios adecuarlo para que responda eficazmente a las nuevas realidades sociales,
culturales, políticas, económicas y tecnológicas vistas actualmente.
3.2. Análisis de los sistemas fiduciarios latinoamericanos: Cerrado, abierto y mixto. La
seguridad jurídica que ofrecen
Existen tres tipos de sistemas fiduciarios: el cerrado, el abierto y el mixto. El primer
sistema, exige autorización previa por parte del Estado para poder desempeñarse como
fiduciario. El Perú, es uno de los países que acoge este modelo y en el que básicamente la labor
fiduciaria está designada a un grupo determinado de sujetos, entidades financieras, previstas
por ley. Debiendo remarcar, que el hecho de que se vea limitado el poder de elección del
fiduciario, no solo limita el principio de libre iniciativa privada sino también la autonomía de
la voluntad del testador, ya analizados anteriormente.
Por otro lado, un sistema abierto, como el de Costa Rica, es aquel en el que cualquier
persona natural o jurídica puede ser fiduciario sin necesidad de ninguna autorización previa por
parte del Estado, lo cual, si bien tiene como ventaja un campo de actuación más amplio, no
genera la confianza suficiente para su utilización, al no existir un ente supervisor que asegure
el buen desempeño de la labor fiduciaria.
Mientras que, Argentina y Uruguay se basan en un sistema mixto, es decir, hay dos tipos
de fiduciarios, los primeros necesitarán autorización previa para actuar como tales mientras que
los segundos no. Clasificación a la que ya se ha hecho alusión en el capítulo anterior.
Ahora bien, en Argentina, en atención a las recientes modificaciones de la Resolución
General N°368/2001, las personas naturales en un principio comprendidos dentro de los
fiduciarios ordinarios públicos han sido excluidos de dicha lista taxativa y en su lugar sólo han
fiduciarios, generando el posible riesgo de no poder hacer frente a las contingencias propias de una
fiducia sumado a otros riesgos que son propios de su actividad. Véase en: Vivanco Luyo, F. J. (2017).
El sistema fiduciario en el Perú: propuesta para la adopción de un sistema fiduciario mixto. [Tesis
de maestría, Pontificia Universidad Católica del Perú]. Repositorio Institucional - Pontificia
Universidad Católica del Perú.
106
sido reconocidos las sociedades anónimas 209, esto no quiere decir que las personas naturales ya
no puedan desempeñarse como fiduciarios sino que podrán hacerlo, en la medida que la labor
que realicen se desarrolle dentro de la esfera privada y no la pública. A diferencia de Uruguay,
en que las personas naturales no han sido excluidas dentro del concepto de fiduciarios generales,
el equivalente de fiduciarios ordinarios públicos en Argentina, no habiendo limitación que
impida que estos puedan ofrecer sus servicios al público, previo registro, además de estar sujeto
a una supervisión periódica.
De esta manera, al analizar los tres sistemas en materia fideicomisaria: el cerrado, el
abierto y el mixto. Nos pareció interesante el sistema mixto de Uruguay porque cuenta con una
estructura normativa que ofrece un efectivo método de protección garantizando que su
actuación esté adecuadamente orientada a cumplir con la finalidad del fideicomiso, y del que,
nos vamos a inspirar para realizar la respectiva transición de un sistema cerrado, modelo
acogido actualmente por el ordenamiento peruano, a un sistema mixto.
Uruguay cuenta con dos tipos de fiduciarios, los financieros y los generales. Los
primeros, son las entidades de intermediación financiera y las sociedades administradoras de
fondos de inversión y que serán los únicos autorizados para actuar en fideicomisos financieros.
Dichos fiduciarios, se considerarán profesionales desde el momento en el que se hagan cargo
de su primer fideicomiso. Los fiduciarios generales, por otro lado, son aquellas personas físicas
y jurídicas, los cuales, siendo profesionales o no, podrán participar en los fideicomisos
generales, que si bien, no requerirán una autorización previa para funcionar. sí será necesaria
su inscripción en el registro correspondiente. Asimismo, su profesionalidad estará condicionada
a su participación en cinco o más negocios fideicomisarios, en cualquier año calendario.
Debiendo resaltar que, en el caso de los fiduciarios financieros, el ser categorizado como
tales, no les impide desempeñarse como fiduciarios generales. No pasará lo mismo, tratándose
de fiduciarios generales, cuyo campo de acción, está destinado a ciertos negocios, por lo que
no podrán desempeñarse como fiduciarios financieros.
Por otro lado, habrá que señalar, los tres registros con los que cuenta el sistema
uruguayo. El primero destinado a la inscripción de los actos fideicometidos, ya sea que
provengan del respectivo contrato o testamento, así como, sus modificaciones y cancelaciones,
los cuales deberán inscribirse en el Registro Nacional de Actos Personales, sección
209
Ello obedece a que el legislador se dio cuenta de que era una contradicción que tanto las personas
físicas como jurídicas estén comprendidas dentro de los fiduciarios ordinarios públicos, artículo 5º
de la Ley N.º 24.441, si sólo facultaba a las entidades financieras autorizadas a ofrecer sus servicios
al público.
107
210
Artículo 241 de la Ley General. - Concepto de fideicomiso: “El fideicomiso es una relación jurídica
por la cual el fideicomitente transfiere bienes en fideicomiso a otra persona, denominada fiduciario,
para la constitución de un patrimonio fideicometido, sujeto al dominio fiduciario de este último y
afecto al cumplimiento de un fin específico en favor del fideicomitente o un tercero denominado
fideicomisario…”
211
Stewart Balbuena, A. (1996). El fideicomiso como negocio fiduciario. Editora Jurídica GRIJLEY
E.I.R.L. p. 188-189.
110
párrafo del artículo 241 de la Ley General, sí habría que hacer esa precisión. Por otro lado, si
tenemos en cuenta la propuesta de la presente tesis, de incorporar un sistema mixto en materia
fideicomisaria, en el que, cualquier persona natural o jurídica puede desempeñarse en la función
fiduciaria, tal como será detallado y explicado a continuación, el término persona tal como se
encuentra regulado actualmente, sí se ajustaría a la definición.
En cambio, al introducir el fideicomiso testamentario en el Código Civil, se asumió el
reto de incorporar una figura que no está regulada en el ámbito sucesorio, pese a que se aplican
estas normas. Si lo que se busca es una mayor difusión de esta institución entonces, el primer
paso es incorporar esta figura al Derecho Sucesorio.
Proponemos modificar el artículo 733 del Código Civil (Anexo A-2), para poder
incorporar la regulación del fideicomiso testamentario, aclarando que el testador puede hacer
uso de la figura, incluso afectando temporalmente la cuota legítima de sus herederos forzosos
y en su beneficio, sólo si estos tienen la minoría de edad, son mayores de edad con capacidad
de ejercicio restringida y/o son personas con discapacidad.
Cabe recalcar que, si bien es cierto, el segundo párrafo del artículo 244 de la Ley
General, hace referencia a los incapaces, se debe hacer la precisión que este en principio solo
comprendería a los menores de edad y personas con capacidad de ejercicio restringida, en
atención a las últimas modificatorias establecidas por el Decreto Legislativo N° 1384 en
concordancia con lo dispuesto en la Convención sobre las Personas con Discapacidad ratificada
por el Perú en el 2007. Que si bien, bajo estos nuevos lineamientos, las personas con
discapacidad, se les reconoce capacidad de ejercicio plena, poniendo a su disposición apoyos y
salvaguardias para el desarrollo de sus actividades, consideramos a modo de propuesta que
también se les pueda incluir dentro de los presupuestos planteados dentro del segundo párrafo
artículo 244 de la Ley General, debiendo ser modificado, cambiando el término de incapaces,
por una clasificación más completa que contemple a los menores de edad, mayores de edad con
capacidad de ejercicio restringida y personas con discapacidad, teniendo en consideración los
criterios ya explicados en el capítulo 2 en lo que respecta a la materia. (Anexo A-3)
Se entiende que los fideicomisarios que son menores de edad o mayores de edad con
capacidad de ejercicio restringida, al ser condiciones temporales, solo le serán administrados la
cuota de la legítima en su favor, mientras dure la condición. Para el caso de las personas con
discapacidad, al ser una circunstancia permanente, la administración de su cuota de legítima vía
fideicomiso testamentario se realizará hasta el término de este.
Sin perjuicio de lo anterior, los bienes fideicometidos van a ser administrados por el
fiduciario, por el tiempo que dure el fideicomiso de acuerdo a la voluntad del testador, plasmada
111
en testamento o de acuerdo al periodo previsto por ley, debiendo ser elevado a escritura
pública212 para poder ser oponible a terceros. Se precisa, además, que esta institución
normalmente toca la parte de libre disposición, pudiendo tocar la legítima en los supuestos
excepcionales, antes señalados, ello en concordancia con la Ley General y el Reglamento del
Fideicomiso, en lo que corresponda.
Se ha decidido incorporar la regulación del fideicomiso testamentario, dentro del
mencionado artículo, debido a la relación que dicha institución guarda con el tema de la
legítima, habiéndose demostrado que no existe una contradicción entre ambos conceptos, no
encontrándose, por tanto, ninguna causal de impedimento que lo prohíba.
De esta manera, el fideicomiso testamentario se configura como una herramienta que
puede constituirse cuando así lo requiera el fideicomitente, dentro del mismo testamento,
bastando solo que este cuente con la capacidad para testar y un patrimonio en base al cual
instituirlo.
3.3.2. Los fiduciarios financieros y generales como criterio de clasificación en la
determinación de quienes pueden desempeñarse como fiduciarios dentro de la
relación fideicomisaria
Tomando como inspiración el sistema mixto uruguayo en el cual hay dos tipos de
fiduciarios. Los primeros, fiduciarios financieros, constituidos por las entidades de
intermediación financiera y las sociedades de administración de fondos de inversión, los cuales
necesitan autorización para desempeñarse en la actividad fiduciaria. Y el otro grupo,
correspondiente a los fiduciarios generales, conformados por cualquier persona física y jurídica,
quienes no requieren autorización previa para funcionar, pero sí cumplir con una serie de
requisitos establecidos por la norma. Tener presente que en Uruguay los fiduciarios financieros
son los encargados de ejecutar los fideicomisos financieros, lo que en Perú se les denomina
fideicomisos de titulización, mientras que los fiduciarios generales llevarán a cabo los demás
tipos de fideicomisos, considerados como generales. Todo ello, sin perjuicios de que los
fiduciarios financieros, también puedan realizar fideicomisos generales, tal como se precisó en
su momento.
En el caso concreto peruano, partiendo del modelo antes mencionado, se propone crear
dos tipos de fiduciarios, estos serían los financieros y los generales. Y sugerimos colocar dicha
212
Todo testamento por escritura pública requiere la intervención de un notario. Esto es algo muy
beneficioso para la realización del acto constitutivo del fideicomiso testamentario porque el testador
al acudir al notario va a contar con su asesoría no sólo respecto a las normas sucesorias, evitando
posibles casos de invalidez por colisionar con la cuota de legítima, sino también de la legislación
fideicomisaria. Recordar que el fideicomiso testamentario es un acto unilateral.
112
clasificación en el artículo 242 de la Ley General (Anexo A-4). Los primeros harán referencia
a la lista taxativa, a la que ya hace mención la norma, únicos autorizados para realizar función
fiduciaria, como COFIDE, las empresas bancarias, las empresas financieras, las cajas rurales
de ahorro y crédito, las cajas municipales de ahorro y crédito, las cajas municipales de crédito
popular, las Entidades de Desarrollo a la Pequeña y Microempresa (EDPYMES), las
cooperativas de ahorro y crédito autorizadas a captar recursos del público, las empresas de
servicios fiduciarios y las empresas de seguros y reaseguros. En otras palabras, entidades del
sistema financiero.
Así también, estarían incluidos dentro de los fiduciarios financieros, las sociedades
titulizadoras, quienes son las llamadas a desarrollar los fideicomisos de titulización. En nuestra
opinión, ubicamos a estas sociedades dentro de esta clasificación de fiduciarios porque según
ley aquellas instituciones del sistema financiero que quieran desempeñarse como fiduciarios en
fideicomisos de titulización tienen que constituir sociedades titulizadoras, por lo que se estaría
refiriendo al mismo bloque de instituciones financieras.
Mientras que los fiduciarios generales estarían conformados por cualquier persona física
o jurídica, los cuales no necesitan autorización previa para actuar, pero sí cumplir con ciertos
requisitos exigidos por la norma, como se verá a continuación, abriendo de esta manera paso al
sistema mixto. Quedando a elección del fideicomitente, qué tipo de fiduciario, sean financieros
o generales, administre su fideicomiso. Debiendo precisar que, tanto los fiduciarios financieros
como los generales podrán administrar cualquier tipo de fideicomiso salvo se trate de
fideicomisos de titulización, los cuales serán exclusivos de las sociedades titulizadoras.
Con las modificatorias, buscamos dar realce a la persona natural como fiduciario porque
queremos enfatizar en la confianza que puede generar para una persona natural, como el
testador, que otra persona natural, asuma el rol de fiduciario y administre su patrimonio
fideicometido, parecido a cómo funcionaba en sus orígenes dicha institución, en el fideicomiso
romano, pero ya con la debida seguridad jurídica y sin tantas restricciones por parte del Derecho
Sucesorio, convirtiéndola en una herramienta útil para promover la cultura testamentaria.
A continuación, y en base a nuestra propuesta, se procederá a explicar los requisitos,
que deberá cumplir toda persona natural para poder actuar como fiduciario general en el Perú.
3.3.3. Requisitos que deberá cumplir toda persona natural para poder desempeñarse como
fiduciario general en la normativa peruana
Según la legislación uruguaya, no cualquier persona física o jurídica puede
desempeñarse como fiduciario general, sino lo será aquella que cumpla con los requisitos
113
establecidos por la norma, accediendo al registro respectivo. Todo ello, orientado a brindarle a
la figura un buen soporte jurídico que genere confianza y seguridad en su aplicación.
En el caso de la persona física, se le solicita presentar su curriculum vitae documentado,
para así, conocer su nivel de educación, cursos de capacitación y experiencia laboral. Además,
se solicita la entrega de una declaración jurada actualizada sobre su situación patrimonial para,
de esta manera, poder saber si cuenta o no con deudas bancarias, si sobre sus bienes han recaído
gravámenes, determinar si al estar vinculado a una empresa esta haya quebrado o si esto se
produjo dentro del año posterior a su desvinculación. Asimismo, se le requerirá, certificado de
antecedentes judiciales para verificar si ha sido condenado a pagar indemnizaciones en juicios
civiles iniciados en su contra o si tiene procesos pendientes en esta materia, de la misma manera,
si ha estado sujeto a algún proceso judicial penal o si ha recibido alguna condena en sede penal,
entre otros.
Es sumamente atractivo el nivel de detalle en los requisitos que debe cumplir la persona
natural para poder dedicarse a la función fiduciaria. Evidentemente, el fideicomitente al tener
conocimiento que el fiduciario para poder desempeñarse como tal, ha tenido que cumplir con
todos estos requisitos, le brindará la confianza y seguridad jurídica suficiente para designar a
una persona natural como su fiduciario.
Propuesta la clasificación de fiduciarios financieros y generales, el siguiente paso
consistirá en incorporar los requisitos que deben cumplir las personas naturales para poder
desempeñarse como fiduciarios generales. En este sentido, se sugiere la creación de dos nuevos
artículos en la Ley General, el 246-A y el 246-B (Apéndice B-1 y B-2, respectivamente). De
acuerdo a esta nueva regulación, las personas físicas que deseen desempeñarse como tales,
deberán presentar sus antecedentes personales y profesionales para, de esta manera, poder
conocer su perfil, así como, su situación patrimonial, determinar si ha estado vinculado a la
quiebra de alguna empresa de la cual haya formado parte, verificar sus antecedentes judiciales.
Siendo que se les exigirá también, contar con seguros de responsabilidad patrimonial, entre
otros. Además de tributar. En otras palabras, no estará permitido que cualquier persona natural
se desempeñe como fiduciario, sino quién cumpla con los requisitos. Podrá serlo, por ejemplo,
un albacea testamentario, asesor financiero, contador, abogado de confianza del testador,
alguien que ya haya sido factor fiduciario o quién tenga la debida asesoría de un experto en el
rubro fideicomisario, etcétera.
114
Por ejemplo, en el primer registro, los fiduciarios generales deberán cumplir una serie
de requisitos, mencionado en su momento, para formar parte del mismo y, de esta manera, el
fideicomitente al elegir al fiduciario tenga la confianza de que no cualquiera va a administrar
su patrimonio fideicometido. Adquiriendo relevancia la incorporación de este registro porque
de no ser así, en el caso concreto de los fiduciarios generales, si en la normativa sólo mencionase
genéricamente que “cualquier persona física o jurídica puede desempeñarse como fiduciario”,
el fideicomitente no podría saber a quién exactamente designar, ya que, puede ser cualquiera,
pudiendo prestarse para estafas por la falta de control al no saber qué sujetos la conforman. Por
eso, no solo bastará agregar a la norma este simple enunciado genérico, sino que será necesario
la creación de este registro para brindar mayor seguridad.
Mientras que, en el segundo registro a incorporar, relativo a la supervisión, el nivel de
exigencia requerido durante el tiempo que el fiduciario este administrando el fideicomiso,
proporcionará al mismo, un mayor nivel de seguridad jurídica. Además, si se incorpora el
sistema mixto en el Perú, estableciéndose con ello, que cualquier persona individual o asociada
pueda ser fiduciario, entonces traería consigo beneficios al fideicomitente porque este obtendría
mejores precios y calidad del servicio en el mercado. Esto sumado, a que el testador verá en el
fideicomiso testamentario una herramienta que genera mucha confianza, no solo porque los
fiduciarios, en el caso de las personas naturales, serán personas de conducta intachable, sino
que también cuentan con la debida supervisión a cargo de la SBS.
3.3.5. Implementar la existencia obligatoria de sustitutos para el fiduciario en casos de
fideicomiso testamentario
En la regulación actual, cuando el fiduciario no acepta la designación del cargo en un
fideicomiso testamentario, la norma menciona que, él mismo debe proponer a quien lo
reemplace y si en el lapso de seis meses no se encontró a un sustituto, se entiende que ha
terminado el fideicomiso, según lo dispuesto en los artículos 247 y 269 inciso 1 de la Ley
General, dejando de esta manera, inconclusa la voluntad del testador. Por otro lado, en los
supuestos de dolo o culpa grave del fiduciario, la norma no señala nada al respecto, por lo que
poniéndonos en el supuesto que, a través de una interpretación extensiva de la norma, le sea de
aplicación, los mismos parámetros establecidos en caso de la declinación del cargo por parte
del fiduciario no resultaría tan conveniente que el mismo fiduciario designe a alguien más,
teniendo en cuenta lo cuestionable de su conducta. Este problema se pone en evidencia, solo en
los casos de fideicomiso testamentario.
Distinto panorama, es el que se observa, en los demás tipos de fideicomisos, ya que, al
realizarse mediante contrato, el fiduciario al firmarlo, está manifestando la voluntad de llevar a
117
labor mientras que en el segundo bastaría la capacidad para adquirir propiedad fiduciaria para
desempeñarse como tales.
Octava. Después del análisis realizado a ambos sistemas se concluyó que el sistema que
ofrecía mayor seguridad jurídica era el sistema mixto. Pero de los dos países referenciados que
apostaban por él, el que nos pareció que ofrecía una estructura jurídica de mayor garantía para
la implementación del mismo, fue Uruguay, basado en su sistema de registros y en la exigencia
de determinados requisitos para quienes quisiesen desempeñarse como fiduciarios generales, lo
que determinó que optáramos por dicho ordenamiento para adoptarlo a nuestra legislación.
Incorporando las modificaciones necesarias para hacer eso posible.
Recomendaciones
Primero. Frente a la escasa cultura testamentaria en nuestro país, a pesar de las ventajas
que supone la constitución de un testamento en el proceso de sucesión, se necesita que tanto el
legislador como doctrinarios trabajen de manera conjunta para el impulso de herramientas
innovadoras que contribuyan a que la figura del testamento se vuelva más atractiva. Como es
el caso del fideicomiso testamentario y el impacto positivo que puede tener su adecuada
implementación en la planificación sucesoria de las personas.
Segundo. Que, al ser un acto mixto, el fideicomiso testamentario debería ser regulado
no solo en la ley bancaria sino también en el ámbito civil. Siendo que, ha quedado demostrado
que no existe una contradicción entre dicha figura y la legítima.
Tercero. El legislador podría contemplar también, incluir dentro de los supuestos
excepcionales previstos en el segundo párrafo del artículo 244 de la Ley General, además de
las menores de edad y mayores de edad que cuentan con capacidad de ejercicio restringida, a
las personas con discapacidad, quienes, si bien de acuerdo a la última modificación del Decreto
Legislativo N° 1384, tienen capacidad de ejercicio plena, habrá que considerar que en la
práctica dependiendo de la condición que presenten, no solo necesitarán de la presencia de
apoyos y salvaguardias para llevar a cabo su actuación, sino que se hace imprescindible la
participación de un tercero que les representen o en el caso del fideicomiso que ayude a
administrar y conservar sus bienes.
Lista de abreviaturas
BCU Banco Central de Uruguay.
La Convención Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad.
Ley General o Ley N° 26702 Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de
Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y
Seguros.
Reglamento del Fideicomiso Reglamento del Fideicomiso y de las Empresas de
Servicios Fiduciarios RS SBS N°1010-99.
SBS Superintendencia de Banca, Seguros y AFP. República
del Perú.
SSF Superintendencia de Servicios Financieros. República
Oriental de Uruguay.
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128
Anexo A-2: Artículo 733 del Código Civil, la regulación actual y la sugerencia de
reforma. La intangibilidad de la legítima y el fideicomiso testamentario
Anexo B: Normativa del ordenamiento uruguayo que ha sido tomado como punto
de referencia para su aplicación a la legislación peruana.
Anexo B-1: Artículo 101.1 de la Recopilación de Normas del Mercado de Valores
del Banco Central de Uruguay – Última circular N° 2406 del 01 de agosto de 2022.
Información sobre socios o accionistas.
En oportunidad de solicitar la inscripción en el Registro los fiduciarios generales
organizados como persona jurídica, que no sean instituciones de intermediación financiera ni
sociedades administradoras de fondos de inversión, deberán informar el nombre de sus socios
o accionistas directos y de las personas que ejercen el efectivo control, adjuntando la siguiente
información y documentación:
I. Personas físicas: la información requerida por el artículo 101.2.
II. Personas jurídicas:
a. Testimonio notarial del contrato social o del estatuto.
b. Cuando se trate de instituciones extranjeras:
b.1 Declaración jurada de la institución extranjera, con certificación notarial de
firma y representación, explicitando los organismos de control y supervisión del
país de origen que tienen competencia sobre la sociedad accionista.
b.2 Certificado expedido por la autoridad competente del país de origen o
certificado notarial que acredite que la sociedad accionista se encuentra
legalmente constituida y que, de conformidad con la legislación de dicho país,
no existen restricciones o prohibiciones para que dichas sociedades participen
como socias, fundadoras o accionistas de otras sociedades constituidas o a
constituirse en el país o en el extranjero.