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21231 Dret Bancari i de l’assegurança.

Tema 9
Otros contratos bancarios.
TEMA 9. OTROS CONTRATOS BANCARIOS.

Presentación

Este tema será un “cajón de sastre” donde tratar contratos de difícil encuadre
en los temas anteriores.
Se ha introducido en nuestro derecho una progresiva tendencia a asumir
nuevos contratos atípicos heredados de la práctica anglosajona que en
ocasiones son contratos mixtos de otros ya existentes en nuestro derecho,
como el caso del renting, y en otros casos son contratos verdaderamente
novedosos, con causa propia, como el contrato de leasing financiero. Ambos
contratos tienen en común la utilización de la forma contractual de
arrendamiento para conseguir la financiación de todo o parte de la vida útil de
un bien de equipo. Respecto al leasing, nos centraremos en uno de sus tipos,
el leasing financiero, cuya compleja estructura responde a una clara intención
de financiar todo el valor del bien, hasta tal punto que, en ocasiones, se
convierte en un contrato difícilmente diferenciable del contrato de compraventa
a plazos. Respecto al renting, la intención de arrendar con servicios
“complementarios” aparece con mayor claridad.
En cuanto a la operación “neutra” de arrendamiento de cajas de seguridad, nos
centraremos en los problemas planteados por la garantía de seguridad que
ofrece el banco. Del depósito, como operación pasiva, trataremos
especialmente las obligaciones de la Entidad y la garantía que ofrece el Fondo
General de Depósitos en caso de concurso de la entidad financiera.

Índice de contenidos

1. Las alternativas a la financiación de bienes de equipo.


a) El leasing.
b) El renting.
2. Los depósitos bancarios.
3. Alquiler de cajas de seguridad.

2
Contenidos

1. Las alternativas a la financiación de bienes de equipo.

A. El leasing.

Por leasing se entiende el contrato de arrendamiento por el que una parte (la
sociedad de arrendamiento financiero) cede a otra (llamada usuario o
arrendatario) el uso de un bien (mueble o inmueble) a cambio del abono de
cuotas periódicas, siendo este bien previamente adquirido a un tercero
(proveedor) por expresa indicación y de acuerdo con las instrucciones recibidas
del futuro usuario, dándose al final del contrato una opción de compra.
Las principales clases de leasing son:
 Leasing financiero. En él, la finalidad del usuario es financiar la
adquisición del bien desgravando fiscalmente las cuotas vía cuenta de
pérdidas y ganancias, al tratarse como alquileres.
 Leasing operativo. En él, el usuario pretende usar el bien durante su vida
útil.
 Lease back. Contrato por el cual una empresa vende un bien a un
intermediario financiero a cambio de un precio, y este se obliga a ceder
inmediatamente tal bien en arrendamiento a la empresa vendedora, que
se obliga a pagar unas cuotas periódicas.
El contrato contiene las siguientes obligaciones de las partes:
1. Obligaciones del arrendador financiero:
1.1. Adquirir el bien elegido por el usuario y facilitar la entrega de la
posesión al mismo.
1.2. Ceder al usuario las acciones derivadas de la entrega y de los vicios
ocultos del bien entregado, conservando el arrendador financiero la
acción de saneamiento por evicción.
2. Obligaciones del usuario:
2.1. pagar las rentas en los plazos convenidos.
2.2. emplear el bien con la finalidad pactada y en las condiciones propias de
su naturaleza. Sin embargo, podrá realizar las modificaciones que las
partes hayan convenido.
2.3. correr con los gastos necesarios para el mantenimiento del bien
conforme a su uso.
2.4. pagar las primas de los seguros que sean necesarios para el uso del
bien.
2.5. correr el riesgo de pérdida o depreciación de la cosa. Por ello, los
seguros necesarios para cubrir estas eventualidades corresponden al
usuario.
2.6. permitir al arrendador el acceso y la inspección del bien en cualquier
momento.
2.7. restituir el bien al finalizar el contrato, salvo que lo prorrogue o decida
optar por su adquisición.
La extinción puede producirse:
 Anticipadamente por :

3
o cancelación anticipada en la que el usuario adelanta las cuotas
pendientes y la comisión de cancelación anticipada y a cambio
adquiere la propiedad del bien.
o Incumplimiento del usuario, en cuyo caso el intermediario
financiero puede resolver el contrato exigiendo la devolución
inmediata del bien además de una indemnización que
normalmente se ha pactado en el contrato, en concepto de
cláusula penal y que suele consistir en el pago de las rentas
vencidas y un porcentaje de las pendientes de vencimiento.
 Por la llegada del plazo de duración del contrato, que tendrá como
mínimo una duración de dos años para los bienes muebles y diez para
los inmuebles. Una vez llegado el término el usuario podrá optar por
prorrogar el contrato, (negociando nuevas cuotas), extinguirlo sin más o
comprar el bien por un valor residual pactado en el momento de
celebración del contrato.
La existencia de un régimen legal específico regulador de la compraventa de
bienes muebles a plazos, la Ley 28/1998, de 13 de julio, con contenido
imperativo, protector del comprador, hace que muchos vendedores encubran
las compras a plazos con contratos de leasing financiero, sujetos sólo en parte
a dicha normativa. Por ello, se ha hecho necesario distinguir entre ambos
contratos. Es abundante la jurisprudencia que distingue entre el leasing
financiero y la compraventa a plazos basándose en el valor de la opción de
compra. Así, en los casos en los que el valor residual pactado es simbólico, si
la opción de compra es inferior a cada una de las rentas pactadas en el
contrato, o incluso en el caso de que ese coincida con el valor de una de las
mensualidades1, el contrato que las partes denominaron como leasing fue
calificado por la jurisprudencia como un contrato de compraventa a plazos,
Sin embargo, la jurisprudencia más reciente considera que no basta que el
precio del ejercicio de la opción sea bajo o simbólico para calificar a un contrato
de leasing como de compraventa a plazos2, debiendo añadirse otras
circunstancias tales como las siguientes:
 Que el pago se haya realizado librándose una letra de cambio por la
compañía de leasing y aceptándose por la arrendataria en el momento
de celebración del contrato.
 La inclusión de una cláusula contractual en la que se manifieste que si el
usuario no manifiesta lo contrario se entiende ejercitada la opción3.
 La reclamación del embargo del vehículo por impago de las cuotas como
si este fuera del arrendatario, cuando en realidad hubiera correspondido
la acción reivindicatoria4.

B. El renting.

1
Sentencia de la Audiencia Provincial de Orense de 23 de abril de 1996, sentencia de la
Audiencia Provincial de La Coruña de 3 de noviembre de 1995 y sentencia de la Audiencia
Provincial de Málaga de 30 de diciembre de 1995.
2
Sentencia del Tribunal Supremo de 28 de noviembre de 1997, sentencia de la Audiencia
Provincial de Santander de 15 de noviembre de 1997, aunque el precio fuere de una peseta,
sentencia de la Audiencia Provincial de La Coruña de 13 de junio de 1996.
3
Sentencia de la Audiencia Provincial de Toledo de 20 de septiembre de 1996.
4
Sentencia de la Audiencia Provincial de Murcia AC 2487/1995.

4
También se ha denominado a este contrato arrendamiento a plazo fijo ( 5),
arrendamiento operativo6, contrato de alquiler de vehículos sin conductor7, etc.
Como alternativa se podría denominar arrendamiento mercantil, pero teniendo
en cuenta la complejidad ínsita en su estructura de derechos y obligaciones de
las partes, que supone, como veremos la conexión del contrato de
arrendamiento con otros contratos de prestación de servicios y de seguro, que
son los que le aportan un valor añadido especialmente interesante para las
empresas.
Las operaciones calificadas como renting incluyen bajo una denominación
idéntica una pluralidad de situaciones jurídicas. Así, parece que a rebufo de un
término que publicitariamente aparece como novedoso, (los bancos que
intervienen en su comercialización hablan de un “producto joven”, por contraste
al leasing, más “maduro”).
Por lo tanto, no se puede hablar de un solo tipo de renting, sino que bajo esta
denominación se reúnen y comercializan contratos de cesión de uso de bienes
de equipo con finalidades diferentes, de ahí las diferentes definiciones
doctrinales con que nos encontramos.
El primer tipo de contrato de renting, que podríamos calificar como renting
ocasional o a corto plazo, coincide con las definiciones doctrinales de los años
setenta y ochenta, y se caracteriza porque la empresa de renting cede al
usuario el uso del bien por un período muy breve, de pocos meses, semanas,
días o incluso horas, o bien durante el tiempo necesario para la finalización de
la parte de la obra en la que la maquinaria cedida sea necesaria 8. En definitiva,
cede los bienes para atender a necesidades muy puntuales del usuario, en las
que este no agota la mayor parte de la vida útil del bien. Los objetos sobre los
que recae son bienes de equipo, tales como en maquinaria industrial de obras
públicas9, donde su uso se vincula a la realización de un proyecto concreto,
haciéndose constar así en el contrato, y también en el ámbito de automóviles,
(es conocido la cesión de uso que realizan las empresas de rent a car), medios
de transporte, equipos para producción de energía, vagones, depósitos,
material informático, etc. En este tipo de renting la empresa de renting debe
tener un stock de bienes, bienes que son estándar, duraderos, bastante
asequibles y cuyo empleo está asegurado por una demanda suficiente y su
objeto social será el de arrendarlos10. En este sentido, la concepción tradicional
5
Contrato tipo de Rank Xerox.
6
Contrato tipo de BNP Paribas.
7
Contrato tipo de Lease Plan.
8
Según ROJO AJURIA, “en la práctica comercial” (se entiende que la de 1987), el renting es
un arrendamiento de bienes muebles por necesidades ocasionales o temporales (períodos más
bien breves).
9
La maquinaria especializada para las obras públicas y los vehículos para el transporte
también especializado pueden necesitarse para la ejecución de una obra, de un transporte
concreto, más allá de los cuales puede no volver a sentirse tal necesidad. La adquisición de la
máquina o del vehículo no vendrá, por lo tanto, económicamente justificada aunque resulte
imprescindible contar con su “disponibilidad” para un fin determinado.
10
La inclusión del término renting en la determinación del objeto social de sociedades o en la
concreción del ámbito de protección de marcas y nombres comerciales hace necesaria la
concreción de su significado. Un ejemplo de ello se contiene en la Sentencia Tribunal Supremo
núm. 618/1997 (Sala de lo Civil), de 4 julio. RJ 1997\5573, en la que la parte actora tenía
registrada desde 1971 su propia denominación social "Interleasing, SA" como marca para
servicio de promoción y realización de operaciones de leasing, renting y factoring sobre bienes
de equipo y efectivo fijo, y como nombre comercial, también para su negocio dedicado a la
promoción y realización con fondos propios o ajenos de operaciones de leasing, renting y

5
de renting sería “un contrato consensual, bilateral, oneroso y conmutativo, por
el cual una de las partes, empresario de renting, concedente o arrendador, se
obliga a ceder a otra, usuario o arrendatario, el uso de un bien por tiempo
determinado, generalmente corto o muy corto, a cambio del pago de una cuota
periódica, siendo de cuenta del arrendador el mantenimiento del bien cedido en
perfectas condiciones de uso”11, o bien, el negocio “por el que la empresa
propietaria del bien cede su uso por un precio cierto calculado en función del
tiempo, o de cualquier otra unidad de medida que se adopte (...) el usuario se
verá libre del entretenimiento de la cosa y del riesgo de su antiguamiento, que
pesan íntegramente sobre el propietario”.
Pero esta concepción del renting no responde a la generalidad de los productos
de renting que actualmente se comercializan, ya que estos son más bien
contratos a medio plazo, entre 12 y 48 meses, pensados para el uso
continuado de equipos de producción de bienes o servicios durante un amplio
plazo de su vida útil12. Este tipo de contratos es el que se contempla como tal
tanto por la práctica comercial de la última década del siglo XX, y surge como
evolución del leasing operativo, con el que se confunde.
Este nuevo concepto de renting a medio plazo se anuncia como alternativa a la
financiación de los medios de producción empresarial13, comparándose
publicitariamente como medios de financiación tales como la compraventa a
plazos, la compraventa financiada con un préstamo, el arrendamiento
financiero u otras modalidades más novedosas como los contratos multiopción.
Según la forma de operar en el mercado, y teniendo en cuenta el importante
factor de la persona que toma la iniciativa, podemos hablar de dos tipos de
renting a medio plazo:
En primer lugar el que podríamos llamar renting operativo, que es aquel en el
que la iniciativa corresponde a la empresa de renting, que teniendo la
disponibilidad de un stock de bienes de equipo, bien en propiedad, por ser ella
misma la fabricante o la distribuidora, o bien por pertenecer ambas a un mismo
grupo, o bien por haber llegado a un acuerdo con el fabricante o distribuidor,

factoring sobre bienes de equipo y de activo fijo y también como rótulo de establecimiento. La
Sentencia Audiencia Provincial núm. 376/1999 Toledo (Sección 1ª), de 18 octubre. AC
1999\7807, también resuelve un pleito en el que una de las partes tiene una denominación
social objetiva: Hispamer Auto Renting SA.
11
M. MEDINA DE LEMUS. “Contrato de renting”, en Instituciones del mercado financiero, vol.
II, Operaciones de activo y pasivo, Madrid, La Ley- Actualidad, 1999, p. 867. En idénticos
términos LOZANO ARAGÜÉS, Ricardo. “Criterios de contabilización sobre “leasing”, “renting” y
“confirming” a la luz de las consultas del ICAC”, en Quincena Fiscal, n º 21, diciembre 1999, p.
41.
12
El renting se publicita como una “modalidad de arrendamiento a medio o largo plazo de
bienes muebles– vehículos, equipamientos de tipo industrial o de oficina- generalmente
nuevos. En un contrato de renting el cliente debe pagar una cuota fija mensual durante un
plazo generalmente inferior a cinco años. A cambio, la compañía de renting garantiza el uso del
bien y se compromete a prestar unos servicios mínimos”, así se define en una revista de cariz
más bien económico en un estudio comparativo de 12 contratos de renting. Mercado de Dinero,
enero 2000, p. 7.
13
En realidad no es un contrato de financiación sino una alternativa a la misma. BBVA Renting
SA lo califica como un alquiler a medio o largo plazo que se instrumenta en un contrato de
“arrendamiento no financiero”, para diferenciarlo del leasing. Se insiste en la documentación
interna de la entidad financiera que debe comercializar el producto que “el renting es un
producto de servicios no financieros orientado al uso de los bienes”.

6
comercializa, directamente o a través de una entidad financiera, la cesión en
uso de tales bienes14.
En segundo lugar, el que bautizamos como renting de mediación, en la que el
usuario, previa puesta en contacto con el fabricante o distribuidor del bien que
necesita, acuerda con la empresa de renting, normalmente vinculada con una
entidad financiera, aunque no necesariamente, que esta lo adquiera y se lo
arriende durante un plazo que oscila entre uno y cuatro años (en ocasiones
hasta cinco años)15. Esta última concepción es la que lleva a algunos autores a
definir el renting como “un contrato mercantil en virtud del cual el arrendador,
siguiendo instrucciones expresas del arrendatario, compra en nombre propio
determinados bienes muebles con el fin de, como propietario, alquilárselos al
arrendatario para que este los utilice por un tiempo determinado, pudiendo
estos ser sustituidos o ampliados durante el periodo contractual” 16.
La jurisprudencia ha diferenciado el concepto de renting del concepto de
leasing, sea operativo o financiero17, o bien ha centrando la diferenciación
exclusivamente en el financiero18. La sentencia más reciente, Sentencia
Audiencia Provincial Barcelona (Sección 4ª), de 28 marzo 2001, sí define el
contrato de renting para centrar el objeto del debate litigioso (la resolución de
un contrato de renting relativo a un Audi A6), y tal definición se ajusta a lo
comercializado como renting especialmente por las entidades financieras.
Señala esta sentencia que el contrato de renting es “un arrendamiento
empresarial, en el que la entidad arrendadora no realiza función mediadora y
financiera, sino que cede temporalmente el turismo, mediante unas cuotas que
retribuyen exclusivamente el uso, pues la finalidad es arrendaticia siendo por

14
Este renting se denomina “tipo”por algunas entidades de renting (BBVA Renting).
15
También denominado “a medida”.
16
FERNÁNDEZ INGLÉS, J. El renting de bienes muebles. Madrid, 1996, p.21. En los mismos
términos se pronuncian otros autores: “El renting es un contrato mercantil por el que el
arrendador compra un bien, siguiendo las instrucciones del cliente o arrendatario, con el fin de,
como propietario del mismo, alquilárselo para que lo utilice por un tiempo determinado. El bien
puede ser sustituido o ampliado durante el período de vigencia del contrato”. GUZMÁN, Ángel.
“Renting. El alquiler más cómodo para las empresas”, en Mercado de dinero, n º 23, enero de
2000, p. 1.
17
En un primer momento, la jurisprudencia distinguió el renting de leasing tanto operativo como
financiero. La Sentencia de la Audiencia Provincial Zaragoza, de 14 diciembre 1993, señala
que “en este estado legislativo y provocado, como se ha dicho, por las necesidades de la vida
económica, han aparecido en el campo comercial tres tipos de operaciones que se antojan las
más usuales: A) Renting. En este caso el financiador es un comerciante que posee una flota de
bienes de su propiedad y los cede a terceros en alquiler para que se sirvan de ellos, siendo fiel
exponente de esta figura los arrendamientos de vehículo. B) Leasing operativo. En su virtud se
cede en uso un utillaje sin opción de compra final, soportando el arrendador las depreciaciones,
impuestos y gastos de conservación, correspondiendo al arrendatario el pago de los seguros,
carburantes y exceso de recorrido. C) Leasing financiero. En este caso, jurídicamente el bien
es propiedad de la sociedad pero se produce al financiado (quien soporta todo gasto) un
traspaso importante de su sustancia económica, en la forma que ya se ha visto. La Sentencia
de la Audiencia Provincial de Madrid, 15 de junio de 1997, incide en la idea al afirmar que en el
renting “a diferencia de lo que sucede en el leasing, la entidad arrendadora no realiza función
mediadora y financiera, sino que cede temporalmente los equipos mediante unas cuotas que
retribuyen exclusivamente el uso, sin anticipar el precio, pues la finalidad es arrendaticia y no
un medio de adquisición de los bienes”.
18
La Sentencia del Tribunal Supremo núm. 11/2000 (Sala de lo Civil), de 19 enero, identifica el
renting con el leasing operativo, diferenciándolo del leasing financiero. Así en el leasing
operativo - “renting”- “la sociedad de leasing, asume el riesgo de la inversión, ya que su
finalidad es ceder única y exclusivamente el uso de lo adquirido”.

7
tanto las principales obligaciones de las partes la de entrega del objeto y el
pago de precio en que consiste la contraprestación del arrendatario” (...) Si bien
añade en el mismo fundamento jurídico que en la misma fecha se suscribió
contrato de servicios complementarios y adicionales de mantenimiento,
reparación, asistencia técnica y Seguros, por lo que se observa que el renting
implica no sólo un contrato de arrendamiento citado sino que incorpora además
otros complementarios de seguro y prestación de servicios.
El elemento común de todas estas modalidades de renting, y que permite
calificar como tal a contratos tan diversos, es que se trata de una cesión de uso
de un bien mueble que se completa, en la misma operación y con la misma
parte y causa del contrato, con un contrato de prestación de servicios, no sólo
los derivados de las obligaciones de todo arrendatario de saneamiento y
evicción de la cosa, sino además de otros complementarios tales como la
contratación de un seguro…)19, lo que le diferencia del leasing financiero. Por
otra parte, no existe intención del usuario del bien de adquirir su propiedad,
aunque puede que sí de una parte de su vida útil, de ahí que los contratos de
renting, en principio, no incluyan una opción de compra20, siendo la intención
del arrendador poner de nuevo en alquiler el bien o revenderlo a la
distribuidora, una vez finalizado el contrato21.
Otra característica importante es la de que los sujetos que intervienen son
generalmente empresarios. Por una parte, la empresa de renting, que se trata
de un empresario con especial conocimiento del sector cuyos equipos serán
cedidos en uso, y que deberá prestar directamente o mediante subcontratas,
servicios complementarios de mantenimiento así como contratar un seguro, y
por otra parte el arrendatario, que normalmente será un empresario o un
profesional, puesto que son estos los que pueden aprovechar las ventajas
fiscales y contables que hacen interesante económicamente esta forma de
contratación, incorporando los bienes de equipo a su proceso productivo de
19
En un estudio comparativo de las cuotas de renting de diversos vehículos reflejado en una
tabla publicada en la revista de Ausbanc, Mercado de Dinero, el 8 de junio de 2000, p. 8, se
indican las cláusulas incluidas como servicios complementarios al arrendamiento. De un total
de 12 contratos analizados, en todos ellos la entidad de renting se compromete a prestar los
servicios de mantenimiento y el pago del impuesto de matriculación, así como en once de ellos
se incluye un seguro a todo riesgo, la asistencia en carretera se incluye en nueve y la gestión
de multas en seis, mientras que otros servicios tales como el cambio de neumáticos, las
revisiones periódicas o la sustitución de vehículo son incluidos en menos ocasiones en los
contratos básicos de renting de las entidades analizadas.
20
La opción de compra que se incluye en algunos contratos de renting no tiene la misma
naturaleza jurídica que la del leasing financiero, ya que en este, el valor residual del bien por el
cual se ejercitará tal opción, viene concretado en el momento de perfección del contrato,
mientras que en el renting, tal opción será ejercitada por un precio a negociar al final de la
ejecución del contrato.
21
La importancia de la prestación de servicios aparejada a la cesión de uso del bien se
manifiesta en la descripción del contrato de renting que realizan entidades como Banesto
Renting, S.A.: El renting es un servicio integral de alquiler de equipos a largo plazo necesarios
para la actividad empresarial. Es una fórmula de servicio que incluye el alquiler del equipo, su
mantenimiento, reparaciones y seguro a todo riesgo, todo ello por el pago de una cuota
constante mensual, pudiendo incorporar a la misma el abastecimiento de los productos
necesarios para su utilización y la sustitución del equipo en caso de avería. No hay opción de
compra al final del contrato. La cuota de renting incluye todos los servicios necesarios para el
correcto funcionamiento del equipo. El renting es un servicio total por lo que la gestión total del
bien corre a cargo de la sociedad de renting, por lo que el usuario no se preocupa de la
administración, vigilancia, control y supervisión de los equipos, ni ha de asignar personal
específico para estas funciones.

8
bienes o servicios, aunque ello no impide que, si las cuotas son especialmente
interesantes, no pueda generalizarse también para los consumidores en
general.
Hemos visto que la causa del contrato de renting es la finalidad de usar un bien
temporalmente, es decir, la misma que en el contrato de arrendamiento, por lo
que se aplican al contrato de renting las normas de derecho civil, mercantil,
contable y tributario propias del arrendamiento. No obstante, en ocasiones
existe una intención de verdadera financiación de los bienes de equipo, lo que
se da en los casos de que la pretensión de las partes sea la de que el uso del
bien durante el período del arrendamiento agote su valor económico. De ahí
que algunos autores, aunque califiquen al renting como un simple contrato de
arrendamiento, declaren que en determinadas circunstancias adquiere un
régimen complejo similar al del leasing, lo que justifica un tratamiento contable
y fiscal similar.
Y es precisamente este supuesto el que resuelve, si bien sólo a efectos
contables, la respuesta del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas a la
consulta n º 622, “Sobre la contabilización de los contratos denominados por el
consultante como “renting””, en la que se incluye una definición del contrato
similar a la que defendemos en este escrito23. Señala el ICAC que el
tratamiento contable de las operaciones de renting depende de la naturaleza
económica que subyace en las mismas. Por lo tanto, no estaremos ante un
contrato de renting, sino ante un contrato de leasing o arrendamiento financiero
en los casos en los que, por las condiciones económicas de los contratos, no
existan dudas razonables de que se va a ejercitar la opción de compra,
siguiendo el criterio de la norma de valoración 5 ª, apartado f, de la parte quinta
del Plan General de Contabilidad, aprobado por Real Decreto 1643/1990, de 20
de diciembre, referente a la contabilización como activos inmateriales de los
derecho derivados de los contratos de arrendamiento financiero, así como al
registro de las deudas ocasionadas por aquellos24. Afirma el ICAC que en los
casos de arrendamiento no financiero el tratamiento contable es, en principio el
de considerarlo gasto para el arrendatario e ingreso para el arrendador, criterio
que debe seguirse en la contabilización del renting, salvo que, tras un estudio
de las circunstancias económicas derivadas de lo pactado por las partes,
amparada en el principio de la consecución de la imagen fiel del patrimonio, se
compruebe que “la operación en su sustrato económico es asimilable a la
anteriormente apuntada para el arrendamiento financiero cuando no existen

22
Publicada en el Boletín Oficial del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas n º 38.
23
Para el ICAC “Los denominados contratos de “renting” no están regulados en nuestra
normativa, si bien, se suelen configurar como contratos de arrendamiento de bienes muebles,
por un tiempo y precio cierto, contratando el arrendatario además del uso del bien, una serie de
servicios complementarios (mantenimiento, seguro, sustitución en caso de avería...), y en los
que no existe opción de compra, si bien en ocasiones los bienes objeto de estos contratos son
adquiridos por el arrendatario al final de los citados contratos por un precio aproximado al valor
residual del bien”.
24
Esta norma ha sido interpretada por la Resolución del ICAC, de 21 de enero de 1992, (BOE
n º 84, de 7 de abril), sobre normas de valoración del inmovilizado inmaterial, que en el
apartado 4 de su norma 8 ª recoge dos casos en los que se entiende que, entre otros, no existe
duda alguna de que se va a ejercitar la opción de compra:
Cuando en el momento de firmar el contrato el precio de la opción de compra sea menor que el
valor residual que se estima tendrá el bien en la fecha en que se ejercite la opción de compra.
Cuando el precio de la opción de compra en el momento de firmar el contrato, sea
insignificante o simbólico en relación al importe total del contrato de arrendamiento financiero.

9
dudas razonables de que se va a ejercitar la opción de compra”, en cuyo caso
el tratamiento contable debe ser el del arrendamiento financiero, o, en su caso,
el de una compraventa a plazos. Concluye la resolución enumerando dos
supuestos en los que, aunque no exista opción de compra, se entiende que el
contrato de arrendamiento tiene la misma naturaleza económica que un
arrendamiento financiero:
 “Los contratos de arrendamiento en los que el período de alquiler
coincide con la vida útil del bien o cuando siendo menor aquél existe
evidencia clara de que finalmente ambos períodos van a coincidir, no
siendo significativo su valor residual al finalizar su período de utilización,
y siempre que de las condiciones pactadas se desprenda la racionalidad
económica del mantenimiento de dicho arrendamiento (en particular, se
puede predicar esta racionalidad en aquellos casos en los que el valor
presente de las cantidades a pagar al comienzo del arrendamiento
supongan la práctica totalidad del valor del activo arrendado)”. Hemos
de destacar que a la hora de valorar el activo y ponerlo en relación con
las cuotas pagadas, la respuesta del ICAC no tiene en cuenta que tales
cuotas incluyen en la formación del precio el valor de los servicios
complementarios prestados por la empresa de renting y que este deberá
ser excluido de la comparación entre el valor del activo y el pagado por
medio de dichas cuotas. Esta cuestión podría ser problemática en el
caso de que la cuota no distinguiera entre ambos conceptos, aunque la
contratación por separado de tales servicios realizada por la empresa
arrendadora hace que su precio sea fácil de calcular.
 “Cuando las especiales características de los bienes objeto del
arrendamiento hacen que su utilidad quede restringida al arrendatario”.

2. Los depósitos bancarios.

El depósito bancario es el contrato financiero por el cual el banco recibe dinero


que integra en su patrimonio, con obligación de devolverlo a solicitud del
cliente, dentro de los plazos establecidos según la clase de depósito de que se
trate. Se trata de la principal operación pasiva que permite al banco obtener los
fondos con los que concederá créditos. La naturaleza de dicho contrato no es
la de custodia propia del depósito, sino que cumple una función de financiación
idéntica (aunque inversa en cuanto a los sujetos) a la del préstamo 25. Por ello,
el Código de Comercio aplica al depósito de dinero las mismas reglas que al
préstamo mercantil.
Precisamente por ello la banca tiende a denominarlo como:
 “contrato de cuenta”, cuando se trata de un depósito a la vista, en cuyo
caso se le aplican las reglas vistas del contrato de cuenta corriente, que
genera intereses exiguos26, salvo en los casos de las cuentas ahorro-
vivienda.

25
La naturaleza de préstamo es la que justifica que en el caso de que la cuenta del depósito no
tenga movimientos durante 15 años consecutivos, no sea posible al depositante o a sus
herederos reclamar el importe del saldo, dado que la acción para reclamar habrá prescrito.
(Sentencia de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca de 17 de octubre de 1997.
26
La remuneración puede ser en especie, supuesto en el que a la relación de depósito se le
añade una actividad de crédito al consumo.

10
 “imposición a plazo” cuando se trata de un depósito a plazo 27, al que se le
aplican las normas del préstamo mercantil y al que sí se le retribuyen
intereses.
Hemos afirmado que el contrato de depósito es la principal operación de
obtención de fondos por parte de la entidad de crédito, precisamente por ello, y
por la especial trascendencia que tiene el conjunto de estos contratos en la
economía nacional como sustento del sistema financiero, la Administración
pública protege al depositante en caso de insolvencia de la banca. La
protección no sólo se consigue de forma preventiva, exigiendo a la banca
ciertos coeficientes de liquidez e inversión, sino también a posteriori, es decir,
en caso de insolvencia de la entidad de crédito, ya que en estos casos los
Fondos de Garantía de Depósitos28 garantizan a cada depositante hasta la
cantidad de 20.000 euros.

3. Alquiler de cajas de seguridad.

Es un contrato en virtud del cual el cliente usa de un espacio cerrado dentro de


una cámara acorazada que le cede el banco a cambio de un canon o precio. El
cliente lo usará para guardar cosas de valor.
El Banco no solamente cede el uso, sino que también garantiza la que la
construcción y estructura de la caja de seguridad y del local donde esta se
encuentra sean por sí mismos seguros, se compromete a identificar al que
pretenda acceder al contenido y establece un protocolo de apertura, mediante
un sistema de doble llave, además de mantener un servicio de vigilancia
estable y adecuado.
El Real Decreto de 4 de julio de 1984 sobre medidas de seguridad en
establecimientos públicos y privados exige la instalación de dispositivos para la
prevención de asaltos y de detección de ataques contra zonas de custodia
sean o no en horas de oficina.
La entidad de crédito es responsable de los daños que sufran los objetos
depositados, conforme al artículo 307.2 del Código de Comercio, que la
exonera de responsabilidad sólo en los casos de fuerza mayor o caso fortuito
insuperable. El problema para el cliente surge cuando la entidad de crédito
limita su responsabilidad en el contrato, cláusula que debe interpretarse como
abusiva. Pero aun considerando nula tal cláusula, el cliente difícilmente podrá
resarcirse ya que a él le corresponde la prueba de la existencia de los bienes
en la caja cuando se produjo el evento dañoso (lo que puede hacer
presentando recibo o acudiendo con notario al cerrar y al abrir la caja), y del
valor del daño producido sobre los objetos depositados (para lo que es
necesario presentar descripción detallada o factura de dichos objetos
depositados, documentos que muchas veces no existen o no interesa
presentarlos porque lo que pretendía el cliente al depositar tales bienes era el
secreto total sobre lo depositado)

27
Sentencia del Tribunal Supremo de 2 de julio de 1985.
28
El Real Decreto- Ley 18/1982, de 24 de septiembre y el Real Decreto 2606/1996, de 20 de
diciembre, regulan los Fondos de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito. Se trata de
entidades con personalidad jurídica pública que garantizan los depósitos en entidades de
crédito y realizan las actuaciones necesarias para reforzar su solvencia.

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MATERIALES Y BIBLIOGRAFÍA

ALCOVER GARAU, Guillermo. Curso de contratación bancaria. 2000.

AMORÓS GUARDIOLA. “El leasing inmobiliario y su inscripción registral”,


Revista del Derecho de la Contratación Inmobiliaria, n º 569.

DE LA CUESTA RUTE, José María. “Reflexiones en torno al “leasing””, Revista


de Derecho Mercantil, n º 118, 1970.

GARCÍA VILLAVERDE, Rafael (dir). Contratos bancarios. Madrid, 1992.

LOZANO ARAGÜÉS, Ricardo. “Criterios de contabilización sobre “leasing”,


“renting” y “confirming” a la luz de las consultas del ICAC”, en Quincena Fiscal,
n º 21, diciembre 1999.

PITA GRANDAL, María. Prólogo de la obra de RODRÍGUEZ MÁRQUEZ,


Jesús. El régimen tributario del leasing y del renting con finalidad financiera.
Madrid, 2000.

ROJO AJURIA. Leasing mobiliario. Madrid, 1987.

PÉREZ-SERRABONA GONZÁLEZ, “Arrendamientos mercantiles”, en Derecho


Mercantil, Barcelona, Ariel, 1990.

SÁNCHEZ CALERO, Fernando. Instituciones de Derecho Mercantil. Volumen


II. Editorial Mac Graw Hill. Madrid. 2002.

VIDAL BLANCO. El leasing, Madrid, 1977.

ZUNZUNEGUI, Fernando. Derecho del mercado financiero. Ed. Marcial Pons.


Madrid. 1997.

Resumen

El leasing es un contrato de arrendamiento por el que una parte (la sociedad de


arrendamiento financiero) cede a otra (llamada usuario o arrendatario) el uso
de un bien (mueble o inmueble) a cambio del abono de cuotas periódicas,
siendo este bien previamente adquirido a un tercero (proveedor) por expresa
indicación y de acuerdo con las instrucciones recibidas del futuro usuario, a
quien se lo entregará directamente, dándose al final del contrato una opción de
compra. El usuario correrá con los gastos derivados del uso y mantenimiento
del bien, correrá con los riesgo de pérdida o deterioro del mismo, así como
ejercitará, en su caso, las acciones derivadas de la entrega y del saneamiento
por vicios ocultos, conservando el arrendador financiero las acciones derivadas
del saneamiento por evicción.

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La distinción entre el contrato de leasing y el de compraventa de bienes a
plazos se basa no sólo en la existencia de un valor residual reducido al ejercitar
el derecho de opción propio del final del contrato de leasing, sino que además
se deben dar otras circunstancias que manifiesten que la voluntad de las partes
era la de celebrar un contrato de compraventa de bienes a plazos.
El renting es un contrato por el que una persona (arrendador) alquila a otra
(usuario) un bien elegido por este, propiedad de aquel o de un tercero
(proveedor), a cambio del pago de unas rentas periódicas que incluyen el uso
del bien, el pago de los seguros y del mantenimiento del mismo y otras
prestaciones complementarias (bien sustitutorio, etc), sin que al final del
contrato exista una opción de compra a favor del usuario. Existen casos
dudosos ente el renting y el leasing de importante distinción a efectos contables
y tributarios.
El contrato de alquiler de caja de seguridad es un contrato que procura al
cliente de una entidad de crédito, a cambio de un canon o precio, el uso de un
espacio cerrado dentro de una cámara acorazada, permitiéndole introducir en
tal espacio dinero u otras cosas de valor. En virtud de este contrato la entidad
de crédito está obligada a que la construcción y estructura de los locales y
cajas de seguridad sean por sí mismas seguras y, por otra parte, está también
obligada a que se refuerce tal seguridad mediante la vigilancia debida. Los
principales problemas que se plantean en el contrato se derivan de la exención
de responsabilidad del banco y los problemas de prueba de los clientes.
El depósito bancario es el contrato financiero por el cual el banco recibe dinero
que integra en su patrimonio, con obligación de devolver otro tanto a solicitud
del cliente, dentro de los plazos establecidos según la clase de depósito de que
se trate: inmediatamente si se trata de un depósito a la vista, en cuyo caso se
le aplican las reglas vistas del contrato de cuenta corriente, o una vez cumplido
el plazo pactado cuando se trata de un depósito a plazo, al que se le aplican
las normas del préstamo mercantil. En caso de insolvencia de la entidad de
crédito el Fondo de Garantía de Depósitos correspondiente garantiza al
depositante la devolución de hasta 20.000 euros.

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