Lectura EPM.
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La FED seguirá subiendo tasas de interés este año, de acuerdo con recientes
declaraciones de Powell, presidente del ente emisor. Las mayores tasas de interés
generarán los siguientes efectos: (1) un efecto solo parcial de controlar la inflación,
dado que el origen de la misma es externo; aquí cabe mencionar que la FED había
inyectado una gran cantidad de dólares para evitar una recesión; el aumento de la tasa
de interés enfrentará solo la parte de la inflación originada en factores internos. (2) Una
ralentización del crecimiento de los Estados Unidos, pues la mayor tasa se traslada a la
tasa de interés activa y desincentiva los préstamos de consumo e inversión. (3) Una
salida de dólares de América Latina hacia los Estados Unidos atraídos por una mejor
combinación de rentabilidad con riesgo. La menor cantidad de dólares presionará a los
tipos de cambio hacia el alza.
Los impactos esperados sobre Perú son claros. Por un lado, un crecimiento más lento
que agudizará los problemas de empleo; por otro, la inflación continuará al alza debido
a que las razones que la originan siguen sin cambio. Situación compleja para un
Gobierno que cada día que pasa pierde más credibilidad; pasamos el tiempo más
concentrados en los temas políticos, que sin ninguna duda son importantes, pero los
problemas económicos parece que no tienen una solución clara en el corto plazo, pues a
problemas globales, soluciones globales.
2. ¿Cómo se proyecta en
economía?
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CARLOS PARODI 14/10/2022 07:00
En los últimos días hemos sido testigos de proyecciones de la economía mundial por
una serie de organismos internacionales y locales. Tienen en común que ajustan los
números hacia la baja respecto de su propia proyección anterior. ¿Qué está ocurriendo?
Todos queremos saber qué va a pasar con la economía. La razón es que nos afecta en
nuestra vida diaria. Cuando escuchamos o leemos proyecciones de los expertos nos
formamos una idea de lo que puede pasar. Sin embargo, cuando esas proyecciones
fallan constantemente comenzamos a desconfiar y ver el futuro con incertidumbre.
Si se supone que los expertos son profesionales con bastantes estudios y que por lo tanto
deberían ser creíbles, entonces, ¿por qué se equivocan tanto? Dicho de otro modo,
¿cómo hacen sus proyecciones? Vamos a suponer que los errores no son cometidos “a
propósito”, por el interés que tienen en vender una idea determinada; por ejemplo, a los
dueños de una marca de automóviles les conviene decir que la economía y los ingresos
de las personas crecerán, pues quieren que más gente les compre autos. Lo mismo pasa
con cualquier otro producto o servicio.
Descartando esas opciones, pensemos ahora en un profesional, que sin ser parte
interesada (ni a favor, ni en contra) quiere proyectar lo que pasará con la economía en
2023. El mecanismo es el uso de modelos.
La economía no es una ciencia exacta ni tampoco se puede experimentar para ver qué
pasa. Me explico. Un zoólogo simula el comportamiento de los ratones en un
laboratorio. En una caja hace un laberinto y al final pone el queso. Se sienta frente a la
caja y observa el comportamiento del ratón y obtiene conclusiones válidas. Eso no se
puede hacer en economía. No puedo destruir una economía para estar seguro de que esa
receta no era correcta (es cierto que parece que en algunos países se hicieran cosas así).
Un modelo en economía es una abstracción de la realidad; extrae de ella aquellos
elementos que considera claves para la proyección que está haciendo; luego asume
ciertos comportamientos de esos factores que ha tomado de la realidad y finalmente los
expresa en ecuaciones matemáticas. Mediante distintos métodos resuelve el problema
matemático y eso arroja una proyección.
¿Es malo hacer proyecciones de este modo? No, sino que los resultados del modelo son
solo un insumo para la proyección, pero no el único; pueden ser una especie de punto de
partida, al que hay que agregarle otras variables no económicas, como el entorno
político, las instituciones, y un largo etcétera. Con ellas ajustar la proyección hacia
arriba o hacia abajo. ¿Será perfecto el resultado? De hecho, no lo será, pues también
dependerá de qué otros factores se están tomando en cuenta; digamos que así se
minimiza el error.
El problema es que la mayoría de los analistas se queda en los resultados del modelo y
no procede con el segundo paso. Señalan algo así: el modelo usado nos señala que la
economía crecerá 3% en 2023 y ahí se quedan. ¿Y qué pasa si alguna variable no
esperada, como una no deseada pero posible crisis financiera mundial entra en acción?
Como no puedo saberlo, la proyección falla.
No se trata de decir que los modelos no sirven; el problema es el uso que le damos. Son
solo una referencia o los lineamientos generales que los podemos usar como punto de
partida, pero no más. Nadie puede leer el futuro y eso lo sabemos todos. Sin embargo,
todos hacemos proyecciones, inclusive los más críticos, que de manera permanente
dicen que todo irá mal. Para ellos, la pregunta es la misma, ¿cómo lo saben? No
perdamos la humildad en reconocer que más es lo que no sabemos que lo que sabemos.
Al subir la tasa, los bancos elevan la tasa de interés activa, lo que encarece los
préstamos para consumo e inversión. El resultado es que estas dos últimas variables,
que son parte de la demanda interna, disminuyen. La menor demanda interna logra
frenar la inflación, pero viene acompañada de un costo: un crecimiento más lento, pues
el enfriamiento del consumo y la inversión hacen que la economía crezca menos.
Dicho de otro modo, la subida en la tasa de interés tiene como objetivo detener la
inflación, pero sacrificando crecimiento económico. El presidente de la FED, Jerome
Powell, sostuvo que, “si bien unas tasas de interés más altas, un crecimiento más lento y
unas condiciones del mercado laboral menos fuertes reducirán la inflación, también
traerán algunos problemas a los hogares y empresas. Estos son los costos
desafortunados de reducir la inflación. Pero, no restaurar la estabilidad de precios haría
mucho más daño”. Queda claro que la FED está priorizando la reducción de la inflación
sobre el crecimiento económico.
Más aun, sostuvo que la tendencia al alza se mantendrá este año hasta que la tasa se
ubique por encima de 4%, con lo que se esperaría otro aumento de tres cuartos de punto
porcentual o más en la siguiente reunión.
¿Y cómo impacta sobre el Perú? Existen varios canales. En primer lugar, un hecho
estilizado de la economía peruana es que cada vez que sube esa tasa y además baja el
precio del cobre, el tipo de cambio tiende al alza. Ambos factores están presentes hoy.
Ahora bien, puede ser que el BCR venda dólares y así evite aumentos bruscos del precio
del dólar aquí en Perú, aunque eso no lo sabemos.
El resultado puede ser, como ya se observa, una elevación de las tasas de interés para
créditos hipotecarios, créditos automotrices, etc. Desde luego que ello enfría la
economía, pero la solución no es que Perú baje su tasa de interés, pues primero hay que
terminar con la inflación. ¿Por qué? Porque el aumento de precios perjudica más a los
que menos tienen, dado que usan un porcentaje mayor de sus ya pequeños ingresos en
comprar alimentos.
La inflación actúa como un impuesto, pues el poder de compra se reduce al subir los
precios de los bienes y servicios. Por ello, controlar la inflación, el problema económico
mundial del momento, es la prioridad.
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4. ¿Qué es una
estanflación?
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CARLOS PARODI 02/09/2022 07:00
Hace cincuenta años, a inicios de la década de los setenta, aumentos del precio del
petróleo detonaron una inflación mundial. Los bancos centrales para combatirla
subieron sus tasas de interés y así ralentizaron el crecimiento económico. La economía
mundial llegó a una situación de casi estancamiento (crecimiento muy lento del PBI)
con inflación, situación que fue bautizada como estanflación.
Sabemos qué no debemos hacer; lo que no sabemos es qué hacer. Por un lado, el BCR
sube su tasa de interés para controlar la inflación, pero al ser esta de origen externo,
tiene un impacto menor que el esperado. Entonces las medidas deben tomarse por otro
lado.
La población necesita dinero para comprar los bienes que ahora suben de precio. La
forma más sana de lograrlo es vía mayor empleo, dado que genera ingresos. Y eso sólo
se consigue con más inversión, pues quien contrata a las personas se llama inversionista
o emprendedor, no importa si se trata de una empresa grande o pequeña. Entonces
precisemos la pregunta, ¿cómo hacemos para que la inversión, que se espera crezca 0%
este año, pueda aumentar para así crear empleo? Cambiar expectativas es parte de la
solución y ello pasa por reducir la incertidumbre política.
Por otro lado, el MEF lo intentó, sin éxito, a través de la reducción de impuestos a
algunos combustibles y bienes de primera necesidad. Esto ha ocurrido por los altos
niveles de informalidad en los procesos productivos y porque los precios internacionales
de los fertilizantes, maíz, trigo, fletes marítimos, entre otros, siguen subiendo.
Si no se puede actuar sobre la oferta, debido a las razones señaladas, solo queda ir sobre
la demanda, pero no al estilo años 70 y 80 de siglo pasado. Pueden plantearse ayudas
focalizadas y no universales a los hogares de los segmentos C, D y E. Una idea que
someto a discusión: que el Gobierno, durante el período de seis meses, asuma la mitad
del recibo de agua potable y energía eléctrica de todos los hogares en los tres segmentos
mencionados. Sería equivalente a un aumento de ingresos para poder enfrentar los
precios más altos. Para los que no tienen esos servicios y están adscritos a algún
programa social, ahí si se requiere de un bono, pero usando como base de datos a los
inscritos en los programas sociales.
Esta idea genera un desequilibrio fiscal; sin embargo, el déficit fiscal es bajo y el
Gobierno tiene los recursos no usados por los tres niveles de gobierno en 2021. No hay
que emitir, ni siquiera pedir deuda; sólo hay que usar lo que tenemos y no gastamos. La
medida sería temporal. BCR ha sostenido que la inflación retornaría a su nivel hacia el
segundo trimestre de 2023.
5. Estabilidad monetaria y
BCRP
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CARLOS PARODI 26/08/2022 07:00
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) es un ente independiente del Ministerio
de Economía y Finanzas (MEF) y es el encargado de las políticas monetaria (control de
la inflación) y cambiaria (manejo del tipo de cambio o precio del dólar). Su objetivo es
preservar la estabilidad monetaria, definida como el logro de una meta anual de
inflación de entre 1% y 3%.
No tiene una meta con respecto del tipo de cambio, aunque sí interviene en el mercado,
comprando o vendiendo dólares para evitar fluctuaciones bruscas. Por eso, vemos que
cuando el precio del dólar sube o baja, lo hace de manera suave. El BCRP no fija el tipo
de cambio, sino que reduce lo que los economistas llaman “volatilidad”, pues el precio
del dólar depende del mercado.
Cierto que en las últimas semanas han aumentado los precios de varios bienes de la
canasta básica. Las razones están conectadas con los aumentos de los precios
internacionales de los insumos y a razones relacionadas con las expectativas, dada la
incertidumbre política.
Lograr la estabilidad monetaria fue difícil. Una de las reformas clave fue independizar
al BCRP de las presiones que recibía del Poder Ejecutivo. Eso se mantiene. Además,
desde 2002 se estableció un objetivo único: la estabilidad monetaria, entendida como
una meta anual de inflación de 2.5% +/- 1%, es decir, entre 1.5% y 3.5% al año. En
2007 se ajustó la meta a 2% anual +/- 1%. El sistema se denomina “metas explícitas de
inflación” o inflation targeting. Si revisamos en cualquier país la relación entre
estabilidad monetaria y crecimiento económico, esta es clara: a mayor estabilidad
monetaria, mayor crecimiento.
¿Todos los bancos centrales del mundo tienen los mismos sistemas y metas? No. Por
ejemplo, el de EE.UU., llamado sistema de Reserva Federal (FED), no tiene una meta
explícita de inflación ni un objetivo único, pues se le dan hasta tres metas: estabilidad
monetaria (sin meta numérica), crecimiento económico y pleno empleo.
En el caso del Perú lo que ocurre es una desaceleración, lo que significa que la
economía tiende a crecer cada vez menos. Todavía la economía peruana no se
encuentra en recesión, pero sí en un proceso de desaceleración.
7. ¿Cómo controla la
inflación el Banco
Central?
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CARLOS PARODI 09/09/2022 07:00
Los resultados económicos, y la inflación es uno de ellos, son consecuencia de factores
internos y externos. BCR es responsable de la política monetaria, que es una parte de la
política económica interna. Los factores internos se controlan por el BCR. Los externos
dependen mucho de la coyuntura económica mundial; por ejemplo, si el petróleo sube,
¿qué puede hacer el BCR? Pues no mucho, pues no está en sus manos a menos que
retire de circulación una gran cantidad de dinero, con los efectos negativos sobre la
actividad productiva.
En paralelo, el BCR también tiene otra herramienta que es la tasa de encaje, definida
como el porcentaje de los depósitos que el banco comercial no puede prestar. Cuando
sube la tasa de encaje, los bancos pueden prestar menos y con eso, se reduce la liquidez
y por ende la inflación. Y eso es precisamente lo que ha hecho. Sin embargo, si los
factores externos no se disipan y parece que no lo harán en buen tiempo, la tarea será
difícil.
Varias conclusiones: primero, existe una meta inflacionaria; segundo, no existe una
meta cambiaria, pero el BCR interviene para evitar fluctuaciones bruscas. Tercero, las
tasas de interés que pagamos por los préstamos se determinan en el libre mercado,
aunque el BCR induce su movimiento a partir de cambios en la TIRI.
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8. Estados Unidos y
China
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CARLOS PARODI 05/08/2022 09:47
Estados Unidos y China representan más del 40% del PBI mundial; son las locomotoras
del tren llamado economía mundial y si ellas no se mueven, los vagones tendrán
dificultades para hacerlo; y Perú es un vagón, pues solamente produce el 0.34% del PBI
mundial.
En Estados Unidos se revelaron dos cifras preocupantes: en los dos primeros trimestres,
la economía cayó 1.9% y 0.9% respectivamente; con esos datos entró en recesión,
definida como la caída del PBI por dos trimestres seguidos. Tengo claro que las
definiciones de recesión varían, pero sin duda, la mencionada es una de las más usadas.
Algunos aluden a un debilitamiento general de la economía, concepto que incluye más
variables. No obstante, cada vez que el PBI cayó dos trimestres seguidos, poco tiempo
después se anunció la recesión. El último caso en contrario ocurrió en 1947.
Por otro lado, el 27 de julio, la FED subió su tasa de interés el 0.75 puntos porcentuales
y ahora se ubica en 3.00%. En su comunicado, la FED señala, entre líneas, que habrá
más aumentos en los siguientes meses. Ambas no son buenas noticias para la economía
peruana, pues se complica el panorama económico externo, al frenarse una locomotora
de la economía mundial.
China tiene otros problemas, pero la proyección de crecimiento para este 2022 es 3.3%;
si dejamos de lado 2020, el año de la pandemia, en el que el gigante asiático solo creció
2.2% (uno de los pocos países del mundo en tener un resultado positivo), para encontrar
un registro similar hay que retroceder 40 años.
Una vez más, la historia se encarga de enseñarnos que los períodos de auge crediticio
son aquellos en los que se puede sembrar la semilla de la siguiente crisis. Otra vez se
genera una ficción basada en el exceso de crédito que, si se combina con un lento
crecimiento de la economía, termina en una crisis.
La NBER fecha las fases de expansión y recesión y no utiliza al PIB como único
indicador. Define a una recesión como una declinación significativa de la actividad
económica a lo largo de un país, visible en las caídas del PIB, ingreso real (poder de
compra), empleo, producción industrial y ventas al por menor. De acuerdo con la
definición mencionada, la NBER analiza la evolución de las variables mencionadas. La
última recesión en los Estados Unidos se inició en diciembre de 2007, pues ese mes
marcó el pico del ciclo económico que marcó el fin de la expansión iniciada en
noviembre de 2001, de 73 meses de duración, a pesar de que el PBI aún crecía, con lo
que incumplía la definición práctica de recesión. La recesión finalizó en junio de 2009,
es decir, duró 18 meses, la más larga desde la segunda guerra mundial. Desde que
existen registros, la expansión más larga ocurrió entre el primer trimestre de mayo de
1991 y el primer trimestre de marzo de 2001, es decir, 120 meses, que coinciden con la
denominada Gran Moderación. Que la economía es cíclica no es ninguna novedad. Por
eso existen períodos de “vacas gordas” y “vacas flacas”; el primero alude a la fase de
crecimiento del ciclo y el segundo al período de desaceleración, que en algunos casos
puede llegar a una recesión.
La FED seguirá subiendo tasas de interés este año, de acuerdo con recientes
declaraciones de Powell, presidente del ente emisor. Las mayores tasas de interés
generarán los siguientes efectos: (1) un efecto sólo parcial de controlar la inflación,
dado que el origen de la misma es externo; aquí cabe mencionar que la FED había
inyectado una gran cantidad de dólares para evitar una recesión; el aumento de la tasa
de interés enfrentará solo la parte de la inflación originada en factores internos. (2) Una
ralentización del crecimiento de los Estados Unidos, pues la mayor tasa se traslada a la
tasa de interés activa y desincentiva los préstamos de consumo e inversión. (3) Una
salida de dólares de América Latina hacia los Estados Unidos atraídos por una mejor
combinación de rentabilidad con riesgo. La menor cantidad de dólares presionará a los
tipos de cambio hacia el alza.
Los impactos esperados sobre Perú son claros. Por un lado, un crecimiento más lento
que agudizará los problemas de empleo; por otro, la inflación continuará al alza debido
a que las razones que la originan siguen sin cambio. Situación compleja para un
gobierno que cada día que pasa pierde más credibilidad; pasamos el tiempo más
concentrados en los temas políticos, que sin ninguna duda son importantes, pero los
problemas económicos parece que no tienen una solución clara en el corto plazo, pues a
problemas globales, soluciones globales.
11. Economía mundial:
en el espejo de los 70s
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CARLOS PARODI 10/06/2022 07:00
Hace cincuenta años, a inicios de la década de los setenta, aumentos del precio del
petróleo detonaron una inflación mundial. Los bancos centrales para combatirla
subieron sus tasas de interés y así ralentizaron el crecimiento económico. La economía
mundial llegó a una situación de casi estancamiento (crecimiento muy lento del PBI)
con inflación, situación que fue bautizada como estanflación.
Sabemos qué no debemos hacer; lo que no sabemos es qué hacer. Por un lado, el BCR
sube su tasa de interés para controlar la inflación, pero al ser esta de origen externo, es
muy poco el impacto que tiene. Entonces las medidas deben tomarse por otro lado.
La población necesita dinero para comprar los bienes que ahora suben de precio. La
forma más sana de lograrlo es vía mayor empleo, dado que genera ingresos. Y eso sólo
se consigue con más inversión, pues quien contrata a las personas se llama inversionista
o emprendedor, no importa si se trata de una empresa grande o pequeña. Entonces
precisemos la pregunta, ¿cómo hacemos para que la inversión, que se espera crezca 0%
este año, pueda aumentar para así crear empleo? Cambiar expectativas es parte de la
solución y ello pasa por reducir la incertidumbre política.
Si no se puede actuar sobre la oferta, debido a las razones señaladas, solo queda ir sobre
la demanda, pero no al estilo años 70 y 80 de siglo pasado. Pueden plantearse ayudas
focalizadas y no universales a los hogares de los segmentos C, D y E. Una idea que
someto a discusión: que el gobierno, durante el período de seis meses, asuma la mitad
del recibo de agua potable y energía eléctrica de todos los hogares en los tres segmentos
mencionados. Sería equivalente a un aumento de ingresos para poder enfrentar los
precios más altos. Para los que no tienen esos servicios y están adscritos a algún
programa social, ahí si se requiere de un bono, pero usando como base de datos a los
inscritos en los programas sociales.
Esta idea genera un desequilibrio fiscal; sin embargo, el déficit fiscal es bajo y el
gobierno tiene los recursos no usados por los tres niveles de gobierno en 2021. No hay
que emitir, ni siquiera pedir deuda; sólo hay que usar lo que tenemos y no gastamos. La
medida sería temporal. BCR ha sostenido que la inflación retornaría a su nivel hacia el
segundo trimestre de 2023.
Dicho esto, ¿se cumple en el Perú? Comencemos diciendo que las reglas de juego deben
ser iguales para todos. No debería ocurrir que alguien, por contactos con funcionarios
públicos, se beneficie de una licitación de una obra pública o logre una ley que lo
favorezca de manera explícita. Solo así el mercado podrá funcionar. En paralelo se
requiere que el Estado haga su trabajo indicado en la Constitución. Perú ha tenido el
mayor número de fallecidos por COVID-19 por cada millón de habitantes en el mundo.
Lamentable y de terror. Más del 95% de los hospitales son públicos. Faltaban camas
UCI, oxígeno, entre muchas otras limitaciones que incidieron en el fallecimiento de
muchos ciudadanos. Es a eso a lo que se refiere el rol del Estado en una economía social
de mercado. Igual en el caso de la educación, ¿se logró repartir las tablets para poder
recibir la educación virtual? Ha pasado más de un año que comenzó la pandemia.
Cualquier estrategia para funcionar debe tener como objetivo el bienestar de todos los
habitantes. Para ello, se necesita de un Estado que gestione bien los recursos que recibe
de los contribuyentes. Demás está decir que la meta debe ser cero tolerancia a la
corrupción. La parte institucional es determinante. Y esta es otra verdad que proviene la
evidencia empírica. Sin instituciones inclusivas, no es posible aplicar ninguna
estrategia.
En consecuencia, queda claro que más allá del papel, estamos lejos de una economía
social de mercado. De ahí en más, algunos piensan que la idea es un error y que tendría
que usarse otra estrategia. Cada uno puede pensar lo que crea conveniente, pero sugiero
siempre basarse en evidencia empírica.
En segundo lugar, los estudios empíricos muestran que, desde el momento en que
alguien invierte, pasan, en promedio, dos años para recuperar lo invertido y tres o cuatro
años, dependiendo del sector, para obtener ganancias. Como tenemos elecciones
generales cada cinco años, usted, estimado lector, ¿se atrevería a decir quiénes serán los
candidatos favoritos en 2026? Si lo vemos con ese horizonte temporal, es natural
invertir lo menos posible y optar por ser cauteloso.
En tercer lugar, ¿no ha sido así en todos los gobiernos previos, en el sentido de que,
luego de elegido, mantuvo las líneas básicas de la estrategia económica? La respuesta es
afirmativa. En 2016, los ciudadanos tenían altas expectativas al inicio del de PPK. No sé
por qué razón, si se sabía que el Congreso estaba dominado por la oposición y que el
entorno económico externo de ese entonces, no era favorable, se creyó que la sola
presencia del presidente cambiaría las cosas como por arte de magia. La economía no es
un acto de fe, ni tampoco es magia. Luego vendría Vizcarra, quien cerró el Congreso,
pero no planteó reformas. Siguieron Merino, Sagasti y Castillo. Nada de reformas.
Ahora con Castillo la turbulencia sigue.
Segundo, la inflación de 2021 fue de 6.99% en Perú. Esto significa que los precios ya
venían subiendo antes de la invasión rusa a Ucrania. Tres razones lo explican. Por un
lado, en 2020 la gran mayoría de bancos centrales del planeta inyectaron liquidez para
enfrentar los efectos negativos que los confinamientos tenían sobre la actividad
económica. Apenas las economías comenzaron a abrirse, el exceso de liquidez subió
precios. En segundo lugar, las restricciones debido a la pandemia generaron una
reducción de la oferta y problemas en las cadenas logísticas a nivel global. Algunos
datos son relevantes. En 2021, el barril de petróleo subió 62.7%, el gas natural en
42.8%, la gasolina en 87.6%, el trigo en 27.4%, el maíz en 22.2%, los fertilizantes en
164.1% y, los fletes marítimos en 62.3%. El resultado no podía ser otro que inflación.
Para complicar las cosas, la reserva federal (Banco central de los Estados Unidos), subió
su tasa en 0.75 puntos básicos y uno de sus gobernadores, Christopher Waller anunció
en un discurso en Dallas, que en julio ocurriría un aumento similar. Un hecho estilizado
de la economía peruana es que cada vez que la FED sube su tasa, aumenta el tipo de
cambio; esta posibilidad se reforzaría con la caída del precio del cobre debido a la
desaceleración china, que se esperaría crezca sólo entre 3.8% y 4% este 2022.
Sin duda un panorama complejo para la economía mundial. Una mayor tasa de interés
de política monetaria tiene un efecto positivo (enfrentar la inflación) pero, como
siempre con cualquier medida en economía, una cara negativa: la desaceleración, pues
se encarecen los préstamos bancarios.
A diferencia de la inflación, el BCRP no tiene una meta con respecto del tipo de
cambio, aunque sí interviene en el mercado, comprando o vendiendo dólares para evitar
fluctuaciones bruscas. Por eso, vemos que cuando el precio del dólar sube o baja, lo
hace de manera suave. El BCRP no fija el tipo de cambio, sino que reduce lo que los
economistas llaman volatilidad, pues el precio del dólar depende del mercado.
En su momento, lograr el control de la inflación fue difícil. Una de las reformas clave
fue independizar al BCRP de las presiones que recibía del Poder Ejecutivo. Eso se
mantiene. Además, desde 2002 se estableció un objetivo único: la estabilidad monetaria,
entendida como una meta anual de inflación de 2.5% +/- 1%, es decir entre 1.5% y
3.5% al año. En 2007 se ajustó la meta a 2% anual +/- 1%. El sistema se denomina
metas explícitas de inflación. Si revisamos en cualquier país la relación entre estabilidad
monetaria y crecimiento económico, esta es clara: a mayor estabilidad monetaria, mayor
crecimiento.
¿Todos los bancos centrales del mundo tienen los mismos sistemas y metas? No. Por
ejemplo, el de EE.UU., llamado sistema de Reserva Federal (FED), no tiene una meta
explícita de inflación ni un objetivo único, pues tiene hasta tres metas: estabilidad
monetaria (sin meta numérica), crecimiento económico y pleno empleo.
Fernando Cuadros
[email protected]
Vale enfatizar que la lectura del BCRP difiere ligeramente del 3,5% previsto por
el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y del 4,3% para 2023, siempre y
cuando se apruebe el programa Impulso Perú en toda su dimensión, según el
ministro Kurt Burneo.
Mientras que para Juan José Marthans, director de Economía del PAD de la
Universidad de Piura, revertir la presión inflacionaria reside en la mejora de los
indicadores de confianza empresarial ya que estos —que reposan en el tramo
pesimista— afectan la dinámica de la inversión privada. También es vital
atender la caída de la producción agraria, golpeada por la incapacidad del
Gobierno en la compra de fertilizantes para la actual campaña.
“Al segundo semestre del 2022, la cosa ha empezado a sincerarse, con este
marco de inestabilidad financiera internacional y desaceleración del PBI global.
Si bien no han caído los commodities a niveles extremos, ya dejaron de ser la
locomotora que impulsaba la expansión del PBI y la dinámica de diferentes
sectores productivos nacionales”, sintetizó.
En ese sentido, comenta que los factores enumerados incidirán en las
proyecciones de crecimiento de Estados Unidos, China y Europa, un frente en el
que se encuentran los principales socios comerciales del Perú, y por lo tanto,
nos afecta.
Según Odar y Marthans, son buenas las intenciones del ministro Kurt Burneo al
concentrarse en el protagonismo del sector público, pero mientras no se confíe
en el presidente Castillo y su entorno, no puede ser efectiva ninguna política
económica.
Empleo no adecuado
De acuerdo con el INEI, hay un retroceso de 10,2% en el universo de
trabajadores con un empleo adecuado (325.000 personas menos) frente a
niveles prepandemia; e incluso 408.500 personas más cayeron a un empleo
precario (ver infografía).
Reacciones
Kurt Burneo, ministro de Economía
“Algunos proyectos ya fueron remitidos al Congreso. Hay otro paquete más que
se remitirá la próxima semana. Lo ideal es que se aprueben tal cual.
(Esperamos) celeridad a la discusión (en el Congreso)”.
Clave
Brecha. Mendoza asegura, pese a acortarse la distancia del ingreso promedio
de los trabajadores frente al 2019 (-1,0%): “Si consideramos la actual inflación,
hay una distancia de hasta 20% por debajo de lo visto en los últimos dos o tres
años. Un crecimiento del PBI de 5% sí permitiría mejorar significativamente los
componentes del mercado laboral”.
Economía
Nadia Calviño
El profesor de la UDIMA, por su parte, añade que “la filosofía del Fondo se
centra en la convicción de que la prosperidad internacional depende
básicamente de la existencia de un sistema monetario ordenado que
potencie la actividad económica y permita el desarrollo del comercio
internacional”.
Según el experto, fue EE.UU. en 1941 el país que comenzó a pensar cómo
organizar el nuevo mundo monetario y comercial. “Perseguían un mismo
objetivo común: una economía de mercado abierta, sin intervención, sin
trabas al comercio internacional, con monedas estables e intercambiables
entre sí a través del dólar, cuyo valor quedó fijado al oro”.
Hoy en día, el FMI cuenta con 190 países miembros y tiene su sede en
Washington D.C. . “Prácticamente todos los países del mundo forman
parte del FMI salvo Cuba y Corea del Norte”, añade Martín-Aceña.
Fuentes
https://www.newtral.es/que-es-fmi-fondo-monetario-internacional-que-hace-funciones/
20211210/
18. El crecimiento
económico mundial
se desacelera
1. Rodrigo Yagüe
19/10/2022 - 11:38
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Por otra parte, el gasto público es una variable económica que contribuye
al incremento de precios. Por tanto, es importante que exista un control
por parte de los Estados de las partidas de gasto, no solamente para
contribuir a la estabilidad de la inflación, sino porque además es una
medida necesaria para muchos países que durante años han estado
financiando dicho gasto con deuda, especialmente durante la crisis del
Covid-19. Tanto es así que muchos Estados se encuentran actualmente
excesivamente endeudados, y más en el actual contexto de subidas de
tipos de interés. Por tanto, más que elevar el gasto público, debería
incentivarse el aumento de la productividad tanto en el gasto público
como en las propias empresas.
20. Instituciones y
crecimiento económico
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CARLOS PARODI 06/05/2022 07:01
Todo modelo económico se aplica dentro de un marco institucional determinado y no en
un vacío. Esto nos lleva a definir qué son las instituciones, porque sin ellas funcionando
de manera adecuada, ningún modelo económico tendrá éxito.
La corrupción puede considerarse una institución, pues se trata de una mala costumbre
en nuestro país, un mal hábito, que está extendido en amplios segmentos poblacionales.
Las reglas tributarias también son una institución. En el primer caso se trata de una
institución informal, mientras en el segundo, formal. El punto es que dentro del marco
institucional que cada sociedad tiene, funciona una economía. Por eso es que cualquier
reforma que se quiera hacer en el campo económico debe ser antecedida por una mejora
institucional.
¿Cómo podría fluir la inversión privada, tan importante para reactivar la economía, si no
evitamos que en el camino funcionarios corruptos encarezcan el proceso buscando
intereses personales a cambio de una coima? ¿O es que no se puede hacer nada y que
debemos caer en la corrupción para poder funcionar? ¿Cómo aumentamos la inversión
pública si los gobiernos locales, regionales y central no tienen capacidad de gestión?
¿Cómo sostenemos un país en el que la formalidad solo funciona para 22% de los
trabajadores y la mitad de las empresas? ¿Cómo podemos avanzar en un país en el que
nadie cree en nadie y reina la intolerancia y desconfianza?
Mal y muy lejos de su potencial. Note, estimado lector, que se trata de factores que en
apariencia no están relacionados con la economía. Sin embargo, lo están y mucho.
Imagine usted, cuánto tiene que invertir una empresa en seguridad, cuántos días pierde
en trámites con el Estado, las dificultades que enfrenta cuando pretende que el Poder
Judicial le resuelva un problema. Los funcionarios públicos parecen no seguir las reglas
establecidas, sino que favorecen a unos sobre otros.
Por eso no sorprende que los países más competitivos del mundo sean aquellos con
mejores instituciones y como consecuencia de ellos, resultados económicos positivos y
mayor calidad de vida. La clave está en encontrar cómo cambiar las instituciones y
aunque todos creen tener la receta perfecta para mejorar el marco institucional, hay una
verdad universal: no sabemos cómo hacerlo.
En segundo lugar, no cabe duda que no se requiere ser economista para concluir que las
instituciones no funcionan en el Perú. Las personas de a pie lo sabemos; un reflejo de
ello es la escasa credibilidad que tienen la mayoría de instituciones en el país. Usted
lector, ¿cree que el Poder Judicial administra bien la justicia del país? ¿Y la Policía es
confiable? ¿Acaso el estado hace respetar los derechos de propiedad? Un ejemplo. Si
usted, estimado lector, adquiere una vivienda y es estafado; ¿tiene la certeza que sus
derechos serán respetados y defendidos por el Estado? ¿Cuántos casos vemos a diario
de ese tipo? ¿Por qué está enquistada la corrupción?
Una sociedad no puede ser evaluada solo desde la perspectiva de los resultados
económicos; debemos analizar cómo funciona. Aunque suene pesimista, mi visión es
que nuestra sociedad no funciona bien. La costumbre (reglas informales) es tratar de
“cortar camino” vía contactos o actos de corrupción para lograr objetivos; algunas leyes
(reglas formales) parecen estar escritas con nombre propio, es decir, para beneficiar a
algún grupo que puede presionar más. ¿Cambiaría eso si cambian las leyes?
No estoy diciendo que las instituciones lo sean todo; también juega la geografía y otros
factores; pero, sin duda alguna, si por algo debemos comenzar es por recuperar
instituciones. ¿Cómo haría usted lector para que las leyes se respeten, para creer en el
Congreso, Poder Judicial, Policía Nacional, etc.? Para algunos se trata de las personas;
ok, ¿qué hacemos? ¿No es verdad acaso que cada cinco años cambiamos a la mayoría
de esas personas y todo sigue igual? Existe una inercia institucional que nos daña.
¿Cómo cambiarla?
Pienso que es un mal enfoque del problema. Cualquier modelo económico requiere del
Estado y del mercado; la diferencia es la mezcla: cuánto de uno y cuánto del otro, pero
los dos tienen que funcionar. Si uno no lo hace, no es posible hablar de modelo, como
se habla con ligereza en estos tiempos de crisis. Los extremos no funcionan.
Me parece que hay factores que subyacen a la discusión de mercado versus Estado que,
como sociedad, no estamos viendo. El conocido politólogo estadounidense, Francis
Fukuyama, sostiene que existen tres diferencias entre los países que son exitosos y los
que no. En primer lugar, la existencia o ausencia de capital social o confianza. Los
ciudadanos deben escuchar, creer y seguir las indicaciones del Estado. Esa confianza se
llama capital social. Nos falta creer no solo en el Estado, sino en que, si ponemos un
negocio con otra persona, no nos van a engañar. Y la desconfianza existe porque
creímos y nos fallaron. Por lo tanto, la primera tarea es recuperar la credibilidad, algo
que solo se logra con resultados.
En segundo lugar, la capacidad estatal de cubrir las necesidades básicas de aquellos que
lo necesiten. No solo poder hacerlo, sino lograrlo con rapidez. Y esto se asocia con la
colaboración estrecha entre el sector público y el privado, que son complementarios y
no sustitutos. ¿Cómo se puede hacer invertir si no se cree en la estabilidad de las reglas
de juego o estas pueden cambiarse? En tercer lugar, un liderazgo efectivo a nivel
nacional, regional y local. ¿Se cumplen las tres condiciones en el Perú?
El mercado genera riqueza, pero no logra una distribución que necesariamente es la más
justa. Entonces, a través del pago de impuestos, el mercado le entrega el dinero al
Estado para que éste último se encargue de las tareas redistributivas. La inversión estatal
en educación, salud, seguridad ciudadana, entre otros campos, son fundamentales para
que se logre una sociedad con igualdad de oportunidades. Por eso se requiere de ambos.
La misión del BCR es evitar fluctuaciones bruscas en el tipo de cambio o precio del
dólar, sea cuando sube o cuando baja. Entre agosto de 2021 y enero de 2022,
aproximadamente, el precio del dólar subió. Cada vez que BCR consideró que la subida
era brusca, vendió dólares para evitarla. ¿De dónde obtuvo los dólares? De las reservas,
más específicamente de la posición de cambio.
¿Y de dónde tenía dólares el BCR? De las compras que hizo cuando el tipo de cambio
bajaba y el BCR consideraba que la caída era brusca. De ahí que esos dólares sean del
BCR y no ahorro de todos los peruanos. Entonces, el BCR vende dólares para evitar un
aumento brusco del tipo de cambio. Y ahí usa las reservas, que así se convierten en un
colchón para evitar que el precio del dólar suba de manera brusca.
Un segundo objetivo de las reservas es el uso que puede hacer de ellas el BCR cuando
actúa como prestamista de última instancia, es decir, cuando acude al rescate de bancos
comerciales, en caso atraviesen por una escasez temporal de liquidez o enfrenten una
corrida de depósitos (pánico bancario) sin ninguna justificación. Presta los dólares, no
los regala. En los casos de uniones monetarias, como la eurozona, los países no tienen
un banco central, por lo que esa función está en manos del Banco Central Europeo
(BCE), quien requiere unanimidad de sus miembros para decidir si rescata a bancos
comerciales de los países miembros.
Por lo tanto, el BCR sólo puede usar las reservas, en general, para los dos objetivos
descritos, pero nada más; no pueden ser usadas en aumentos de sueldos, ni préstamos al
sector público, ni ninguna otra razón que no sea alguna de las descritas.
Dicho esto, ¿se cumple en el Perú? Comencemos diciendo que las reglas de juego deben
ser iguales para todos. No debería ocurrir que alguien, por contactos con funcionarios
públicos, se beneficie de una licitación de una obra pública o logre una ley que lo
favorezca de manera explícita. Solo así el mercado podrá funcionar. En paralelo se
requiere que el Estado haga su trabajo indicado en la constitución. Ha unos días nos
enteramos de lo que era un secreto a voces: que en Perú fallecieron más de 180,000
personas por la pandemia. Lamentable y de terror. Más del 95% de los hospitales son
públicos. Faltaban camas UCI, oxígeno, entre muchas otras limitaciones que incidieron
en el fallecimiento de muchos ciudadanos. Es a eso a lo que se refiere el rol del Estado
en una economía social de mercado. Igual en el caso de la educación, ¿se logró repartir
las tablet para poder recibir la educación virtual? Ha pasado más de un año que
comenzó la pandemia.
¿Cuál es la lección? Que el Estado y el mercado no son sustitutos sino
complementarios. Desde mi punto de vista, el gran avance en economía en el siglo XX,
consistió en mostrar que la mezcla de Estado con mercado es conducente a elevar el
bienestar; los países que se fueron a los extremos terminaron en crisis de proporciones.
La pregunta no es mercado o Estado sino cuánto de ambos.
Cualquier estrategia para funcionar debe tener como objetivo el bienestar de todos los
habitantes. Para ello, se necesita de un Estado que gestione bien los recursos que recibe
del Estado. Demás está decir que la meta debe ser cero tolerancia a la corrupción. La
parte institucional es determinante. Y esta es otra verdad que proviene la evidencia
empírica. Sin instituciones inclusivas, no es posible aplicar ninguna estrategia.
En consecuencia, queda claro que más allá del papel, estamos lejos de una economía
social de mercado. De ahí en más, algunos piensan que la idea es un error y que tendría
que usarse otra estrategia. Cada uno puede pensar lo que crea conveniente, pero sugiero
siempre basarse en evidencia empírica.
25. ¿Cómo reactivar la
economía?
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CARLOS PARODI 16/04/2021 08:57
Estamos a poco menos de dos meses de la segunda vuelta, que definirá a quien asuma la
presidencia del país desde el 28 de julio. Contener los contagios y reactivar la economía
al mismo tiempo será uno de los retos. Me centraré en el segundo de ellos.
Reactivar significa producir más. Las empresas, de todo tipo y tamaño, producen más
cuando les compran más. Y cuando lo hacen, también crece el empleo. De ahí que
reactivar implica que antes aumente la demanda. En primer lugar, la demanda tiene dos
grandes componentes: la demanda externa (exportaciones) y la demanda interna, que
tiene cuatro componentes: el consumo privado, el consumo público, la inversión privada
y la inversión pública. Los aumentos en cualquiera de ellos elevan el PBI y por ende
reactivan la economía. Por lo tanto, hablar de reactivar abre el abanico de cinco
opciones que no son excluyentes entre sí; algo así como los motores de la economía.
Sin embargo, es crucial tener en cuenta los límites de utilizar cualquier combinación de
cada una de ellas. Un aumento del consumo público o de la inversión pública está
limitado por lo que el gobierno tiene y puede gastar. En 2020, el déficit fiscal ascendió a
8.9% del PBI y la deuda pública a 35% del PBI. Esto impide que la reactivación se haga
“desde el gasto público”, pues habría que financiar la diferencia con mayor
endeudamiento. Y aunque nos podemos endeudar un poco más, no alcanza para el nivel
de gasto que tendría que hacerse para mover la aguja de la economía. Además, la
inversión pública representa solo 20% del total de la inversión.
El camino es así: aumentar la inversión para que así se eleve el empleo, los ingresos y el
consumo. La evidencia empírica avala la afirmación anterior. Lo que pasa es que las
buenas intenciones no bastan. Si fuera una cuestión de buenos deseos, hace rato que
seríamos una sociedad avanzada.
¿Y si además agregamos el motor exportador? Del total de las exportaciones peruanas,
cerca del 80% son tradicionales, dentro de las cuales está minería. Los precios están
determinados en los mercados internacionales, por lo que Perú puede hacer poco.
Quedan las no tradicionales, como por ejemplo, agroindustria, textiles, joyería y
calzado. Ellas requieren de una economía mundial en movimiento para que el resto del
mundo demanda lo producido dentro del país. Y eso no depende del Perú.
1. Mario Becedas
9/05/2023 - 9:16
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1. elEconomista.es
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30. Algunas
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Martes 28 de Febrero de 2023 - 01:42
Acción estratégica
Geopolítica
En segundo lugar, los estudios empíricos muestran que, desde el momento en que
alguien invierte, pasan, en promedio, dos años para recuperar lo invertido y tres o cuatro
años, dependiendo del sector, para obtener ganancias. Usted, estimado lector, ¿se
atrevería a decir que, en los siguientes meses, la presidenta del país logrará que
volvamos a creer? La última encuesta de Ipsos muestra un respaldo de solo 15%. Si lo
vemos con ese horizonte temporal, es natural invertir lo menos posible y esperar.
En tercer lugar, ¿no ha sido así en todos los gobiernos previos? Cierto, pero no se puede
usar como argumento que, porque ocurrió en los gobiernos previos, entonces no
importa. ¿Cómo esa postura puede ser una defensa de los errores, en lugar de hacer una
autocrítica y plantear enmiendas?
En cuarto lugar, la historia muestra que, si un gobierno tiene una mayoría de oposición
en el Congreso o no tiene bancada, entonces tiene que ganarse a la población para poder
gobernar. O tiene a la población y/o al Congreso. Lo que no se puede hacer es tener
gobernabilidad sin alguno de ellos. Salvo para los fanáticos que tratan de justificar lo
injustificable. No reconocer errores y corregirlos es el camino perfecto al despeñadero.
La oposición también debe buscar consensos. Nos está faltando saber escucharnos. Si
cada parte solo intenta justificar su posición y culpar a la otra, tengan algo seguro: no
llegaremos a nada. Los más perjudicados serán los más vulnerables.
Por Ricardo B. Salinas
Domingo 12 de Febrero de 2023 - 23:58
Si todo esto lo sabemos desde hace más de 200 años, ¿por qué
algunos políticos pretenden olvidar estos principios básicos de
economía y prosperidad?
1. Mario Becedas
2. Vicente Nieves
11:30 - 10/05/2023
Son tantos los factores y variables en juego, que resulta casi imposible
predecir lo que va a suceder en la economía, al menos, en el corto plazo.
Tras años de dominio absoluto gracias a una industria potente y un
mercado laboral que ha funcionado casi a la perfección, la economía de
Alemania se enfrenta a la recesión. Por el contrario, los países del sur de
Europa, que parecían condenados al estancamiento y al infortunio
económico tras la crisis del covid, van a liderar el crecimiento del euro, al
menos, hasta 2024. Aunque la brecha aún sigue siendo enorme (Alemania
tiene un PIB per cápita casi 20.000 euros superior al de España), la guerra
de Ucrania y el fin del covid han provocado un giro en la dirección de las
economías del euro.
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España, Portugal y Grecia van a crecer mucho más rápido que Alemania,
Austria o Finlandia. De hecho, ya lo hicieron en 2022, con una tasa de
variación del PIB que casi duplicó a la media de la zona euro, que fue del
3,5%. Ahora, aunque el ritmo de la recuperación pierde intensidad, la
tendencia continúa. El consenso de los analistas de Bloomberg otorga a
España a un avance del 1,4% este año, a Grecia un 1,15 y a Portugal un
1%. Frente a esos avances, Alemania se estancará (e incluso podría caer en
recesión), la economía de Finlandia se contraerá un 0,35%, mientras que
Austria crecerá un pírrico 0,5%.
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Mientras que en los países del sur de Europa tienen gran impronta, por
ejemplo, los ligados al turismo, en otros como Alemania destacan
los servicios de alto valor añadido basados en el conocimiento, que
tienen un fuerte impacto en la economía alemana, ya que contribuyen en
torno al 30% al valor añadido bruto. Los servicios informáticos, la
investigación y el desarrollo, así como las industrias de la logística y las
comunicaciones son algunos ejemplos.
Alemania y la industria
1. elEconomista.es
9/05/2023 - 10:56
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Esta encrucijada va mucho más allá, pero lo único que todos tenemos
claro es que este avance de la IA debe ser responsable y siempre
controlando los límites de lo que puede hacer esta tecnología.
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